Material de Estudio Eco Cub. Tema 3
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En las circunstancias que se crean al desaparecer el campo socialista, con el cual teníamos vínculos
económicos muy estrechos, es preciso configurar una estrategia de supervivencia al menor costo social
posible, que se materializó en un programa de emergencia económica denominado "Período Especial".
Una etapa de crisis se define precisamente como un período en el que el producto de la nación se contrae, y
ello trae consigo desequilibrios o desproporciones en otros agregados macroeconómicos.
En el caso de Cuba, los principales efectos de la crisis que acontece entre 1989-1993 se reflejaron en
importantes contracciones del Producto Interno Bruto, de las exportaciones, de las importaciones, del
comercio exterior de bienes (suma de exportaciones e importaciones) y del nivel de inversiones, así como un
crecimiento vertiginoso del déficit presupuestal y de la liquidez en manos de la población
Al derrumbarse el socialismo en Europa del Este, Cuba pierde sus principales mercados de exportación, el
tratamiento de preferencia que recibía en el comercio con esos países (por ser un país subdesarrollado,
Cuba obtenía precios más altos que los que prevalecían en el mercado mundial para sus exportaciones de
azúcar, por ejemplo), y también las fuentes de aprovisionamiento de los productos necesarios para el
funcionamiento de muchas actividades, como son los combustibles y otras materias primas.
La estrategia diseñada para emerger de la situación de crisis y hacer avanzar al país hacia su desarrollo tuvo
como objetivos primordiales:
Entre 1990 y 1993, cuando la urgencia mayor era recomponer las relaciones externas de la
economía cubana y al mismo tiempo resistir las duras circunstancias que impuso la pérdida de
nuestros vínculos externos más importantes. Así, los objetivos de esta etapa fueron:
o Tratar de que la transmisión de la crisis sobre la sociedad fuera lo más equitativa
posible.
o Crear condiciones para la reinserción de Cuba a la economía mundial: nuevos
generadores de moneda libremente convertible (turismo y productos
biotecnológicos); inversión extranjera
A partir de 1993, cuando además de continuar trabajando por recomponer los vínculos
económicos externos de nuestro país, hubo que enfrentar los desequilibrios que ocurrieron a
consecuencia de la crisis y de la propia forma de enfrentarla. Por ello, los objetivos de la
transformación en este período fueron:
o Continuar trabajando en la reinserción externa de la economía cubana.
o Trabajar en la estabilización macroeconómica
¿Cuáles fueron las características o rasgos fundamentales del proceso de transformación económica
emprendido por Cuba durante los años 90 del siglo pasado?
Principales transformaciones que se implementan a partir de 1989 para enfrentar la dura crisis económica
que vivió el país a causa del derrumbe del socialismo en Europa del Este. Algunas de estas medidas, no
obstante haber resuelto satisfactoriamente los problemas económicos para las que fueron diseñadas,
tuvieron efectos sociales no deseados. Por eso es importante que Uds. entiendan las razones que asistieron
a las autoridades del país para proceder de tal forma, y así poder realizar su trabajo en la comunidad mucho
más preparados.
El proceso de transformación de la economía cubana a partir de 1989 se caracterizó por abarcar distintos
planos del quehacer económico: el nivel macroeconómico, el nivel macroeconómico, las instituciones y
estructuras mismas de la actividad económica, así como el ámbito social. En esta unidad explicaremos las
medidas implementadas en cada ámbito para conseguir los objetivos de la estrategia propuesta.
Las medidas de ajuste (es decir, de recomposición de las proporciones y equilibrios necesarios en la
economía) diseñadas para responder a la crisis económica de los 90 se han expresado en cuatro grandes
planos:
Las medidas para enfrentar la brecha externa, a partir de la movilización del crédito comercial
disponible y de la creación en lo interno de un mecanismo de circulación, captación y
asignación de las divisas, que comprendió:
Uno de los rasgos que distinguió la forma en que el ajuste externo se trasladó al interior de la economía
fueron precisamente las medidas de tipo social.
Entre las primeras medidas adoptadas estuvo la de mantener los empleos y los ingresos de los trabajadores,
e ir realizando un ajuste gradual del tema del empleo por medio de un proceso de redimensionamiento. El
redimensionamiento no es otra cosa que la adecuación de las capacidades de las entidades productivas y de
servicios en concordancia con los recursos disponibles y previsibles, a fin de lograr producir con eficiencia.
Esta decisión de no desproteger a ningún trabajador, tuvo como efecto colateral no deseado, pero tampoco
evitable en aquel momento, la acumulación de dinero en manos de la población (se pagaban salarios aun
cuando las empresas no produjeran, y precisamente por la caída de la producción no existía una
contrapartida material para gastar esos salarios.
En el caso de las medidas para disminuir la liquidez monetaria excedentaria, se tuvieron en cuenta fuertes
criterios de tipo social. Por ejemplo, los incrementos a los precios se aplicaron a artículos suntuarios
(cigarros y bebidas); la elevación de las tarifas eléctricas se aplicó a los núcleos familiares con consumos
mensuales mayores que 100 KW-h, lo que excluyó de entrada a los núcleos con menores posibilidades.
Una de políticas trazadas fue también la de preservar al máximo posible los programas sociales, en especial
la salud y la educación. Al no aplicar un ajuste presupuestario indiscriminado, fue posible, por ejemplo, que
la reducción en la disponibilidad de medicamentos estuviese acompañada por un incremento en el número
de médicos, lo que permitió cierto efecto sustitución que mitigó el impacto del ajuste externo.
Las medidas de tipo estructural son aquellas dirigidas a lograr una modificación permanente en el modo de
funcionamiento de la economía y que favorecen su adaptación a las nuevas condiciones. Entre las
principales se encuentran:
Apertura al capital extranjero y creación de un sector emergente, constituido por las empresas
mixtas, el sector turismo, las sociedades mercantiles cubanas y las representaciones de firmas
extranjeras, autorizadas todas a operar en divisas, con mayores salarios y beneficios, y mayor
flexibilidad en su gestión, incluyendo la posibilidad de realizar operaciones directas de COMEX
(consultar Ley 77 de Septiembre de 1995, sobre la inversión extranjera).
Se legaliza la circulación de la divisa, se autorizan las remesas, se crean las casas de cambio
(CADECA S.A.) y cuentas bancarias en esas monedas, así como el desarrollo de la red de
tiendas para su captación por el Estado.
Se abre un mayor espacio para el empleo por cuenta propia, creación de un mercado para los
artículos industriales y artesanales (consultar Decreto Ley 141 de 1993 sobre el ejercicio del
trabajo por cuenta propia; Decreto Ley 192 de 1994 sobre el mercado de artículos industriales
y artesanales).
Se reducen los Ministerios y Organismos Centrales del Estado (de 40 a 32); se fortalecen y
crean nuevas funciones (turismo e inversión extranjera); se simplifican las estructuras para
una mayor descentralización de las decisiones de carácter operativo hacia el nivel empresarial.
Cambios en la planificación
Actualmente se concentra en la fijación de los aportes en divisas que deben realizar las
entidades generadoras de ingresos en esa moneda. Por ejemplo, para el turismo lo realmente
directivo es el monto global de divisas que debe aportar a la caja central del Estado; los
aspectos específicos de la actividad, tales como el número de turistas a recibir o el
aseguramiento material de su atención, los deciden las propias entidades turísticas.
Los aportes en divisas captados centralmente se utilizan para financiar las necesidades de la
población y actividades que no tienen ingresos en divisas para autofinanciarse.
Mercado en divisas para las empresas, que presenta distintas modalidades y destinos:
Otros aspectos del entorno macroeconómico que se transforman son los siguientes:
Las medidas anteriormente enunciadas se desplegaron en lo fundamental hasta finales de los 90. Ellas
consiguieron detener el deterioro económico y una recuperación paulatina de la economía en su conjunto, y
muy particularmente de algunas actividades económicas y de la población vinculada a esas actividades. Sin
embargo, también tuvieron algunos efectos no buscados, que se empiezan a atender con mayor intensidad
a medida que el desempeño económico mejora.
Ya en el año 1999 comienzan a realizarse los primeros estudios sobre grupos sociales vulnerables en el país,
que habían sufrido afectaciones por la misma crisis, y que no habían logrado adaptarse a las nuevas
condiciones que impuso el programa de transformación económica. Se crean las Brigadas Universitarias de
Trabajo Social.
El año 2003 marca un punto de inflexión importante en cuanto al control de los recursos y al manejo de las
divisas en el país. El proceso de descentralización, que fue uno de los ejes de la transformación, tuvo
bondades como la de mantener funcionando y hacer crecer un conjunto de actividades transables, pero
también tuvo aspectos negativos como el incremento de la corrupción y de gastos en divisas que no tenían
necesariamente un efecto sobre los resultados productivos y de servicios. Evidentemente no fueron
suficientes los instrumentos de control en la transformación, para complementar una forma de operar más
dislocada.
Durante el 2003 se implanta primero la Resolución 13 del Ministerio de Auditoría y Control que establece la
obligación de todas las entidades estatales del país de tener un plan de prevención contra el delito y las
ilegalidades. Después se introduce la Resolución 297 del Ministerio de Finanzas y Precios sobre los
necesarios procesos de control interno en las organizaciones.
También en ese año se crean los Comités de Compras, para elevar la eficiencia de las operaciones de
comercio exterior del país. Estos carteles, con su poder de monopsonio (concentración de las compras en
una sola entidad), ayudan a conseguir precios más favorables para las importaciones. Además de las
empresas importadoras y las autoridades del MINCEX, en estos comités también participan los productores
domésticos, a quienes se da la preferencia en el caso de que tengan ofertas de similar calidad e igual o
menor precio que las ofertas foráneas.
Asimismo, en el 2003 se sustituye el dólar estadounidense por el Peso Cubano Convertible (CUC) en las
transacciones entre las empresas estatales y se le concede al Banco Central de Cuba la potestad de aprobar
las compras de dólares por las empresas estatales cubanas.
Otra medida relacionada con el manejo de la divisa fue el regreso a la fórmula de fijación de precios en las
transacciones entre las empresas estatales cubanas del costo más el 10%. Esta medida y la revisión de los
esquemas de autofinanciamiento en divisas persiguen, en lo fundamental, impedir que un grupo de
empresas sobrefacturen, elevando excesivamente sus precios al disfrutar de condiciones monopólicas o
cuasimonopólicas en el mercado interno cubano, así como disminuir los costos del sector turístico, reducir
los gastos en divisas de las empresas estatales e incrementar los aportes al gobierno central.
También con el objetivo de incrementar la eficiencia de la gestión comercial, se instrumenta en el año 2004
una sensible reducción de las empresas facultadas a realizar operaciones de comercio exterior.
En ese mismo año se comienzan a facturar en pesos cubanos (CUP) un grupo de producciones y servicios
que anteriormente se facturaban en divisas, con el objetivo de mejorar la competitividad de los productos
cubanos.
A finales del 2004 ya se extiende la exclusión del dólar estadounidense a la esfera de las transacciones con la
población (Resolución 80 del BCC). No se vuelve a penalizar la tenencia de divisas foráneas ni se prohíben las
cuentas de ahorro nominadas en esa moneda, pero se obliga al cambio de las divisas para su uso en la
circulación monetaria interna. Esta medida respondió al incremento de las presiones estadounidenses, que
impusieron una alta multa a un banco suizo que prestaba servicios a Cuba de cambio de los dólares en
efectivo recaudados en la red de ventas en divisas.(1) También, para desestimular la entrada de remesas y
otros flujos nominados en dólares estadounidenses, se les impone un gravamen del 10% para su cambio en
CUC.
Así, se puede afirmar que el año 2004 se caracterizó por la aplicación de nuevas regulaciones dirigidas a
elevar el grado de centralización y control sobre la economía, todas ellas con el objetivo de alcanzar una
mayor eficiencia en la utilización de las divisas y elevar el control sobre los recursos como parte de la lucha
contra la corrupción. Las áreas fundamentales de acción fueron:
El año 2005 inicia con la aprobación de la Resolución 92 del BCC, mediante la que se crea la Cuenta Única de
ingresos del Estado. Esta decisión posibilita el mayor control de la disponibilidad de divisas del país y evita su
dislocación en las múltiples cuentas de las organizaciones, de modo que puedan ser utilizadas en primera
instancia para enfrentar los importantes compromisos sociales del gobierno.
A las anteriores medidas en el ámbito monetario también se suman en el 2005 la reevaluación del CUP con
relación al CUC en 7% y la reevaluación de este último frente al dólar y otras monedas convertibles en 8%.
La mejora en la capacidad financiera ha permitido la recuperación del papel determinante del Estado en la
conducción y gestión de la economía.
La reforma del actual sistema de distribución normada de productos a precios subsidiados que beneficia por
igual a todos los estratos de ingreso y su sustitución por uno que contemple esas diferencias y deberá
significar la eliminación de la "libreta de racionamiento".
La recuperación del papel del salario como medio fundamental de satisfacción de las necesidades de la
población.
En el 2005 se inicia un amplio proceso de reforma salarial y de la seguridad y asistencia social, que busca
comenzar a revertir la situación de desventaja en que se encontraba parte importante de la población
Finalmente, pero no por ello menos importante, en el 2005 se da inicio a un programa electroenergético que
constituye otro instrumento principal en los propósitos de ahorro y mejora en la utilización de los recursos
financieros en divisa.
El programa de medidas aplicado para hacer frente a la crisis económica de los 90 fue muy exitoso. En
primer lugar, Cuba logró sobrevivir como nación independiente y soberana, y se mantiene firme en su
propósito de construir una sociedad cada vez mejor, con el hombre como centro de su actividad. Y más aún,
ha logrado avances importantes en múltiples esferas del desarrollo económico y social nunca antes
imaginados en las condiciones previas a la crisis. Estos logros han sido posibles por la enorme voluntad y
resistencia de nuestro pueblo y la certera conducción del gobierno revolucionario cubano.
Por supuesto, esto no significa que no existan todavía obstáculos que vencer ni retos que enfrentar. Algunos
sectores todavía no han recuperado los niveles de finales de los 80 y se mantienen restricciones
considerables al desempeño del país, como el bloqueo norteamericano que cada vez se recrudece más.
Durante la etapa de la crisis, entre 1989 y 1993, el PIB disminuyó en alrededor de un 33% (a precios de
1997). El programa de medidas hizo posible un incremento de este indicador en un 48% entre 1993 y 2004,
recuperando justamente este año su nivel de precrisis (ver gráfico).