El Karma

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El budismo Nichiren es una enseñanza que permite a las personas transformar su vida

en el nivel más profundo, superar las restricciones del karma o destino, y abrir nuevos
caminos. Es una filosofía para cambiar positivamente el karma y afianzar un estado de
vida de felicidad estable, que prevalezca a lo largo del futuro. En esta parte,
estudiaremos el concepto de la transformación kármica y el valor de concebir el karma
como nuestra misión en esta vida.
La vida abarca un sinfín de sufrimientos y de problemas; algunos de ellos son,
claramente, el resultado de acciones y decisiones que hemos tomado en el transcurso de
esta existencia. Pero también afrontamos dificultades cuya causa no podemos
identificar. En esos momentos, solemos pensar: «Yo no cometí ningún error ni causé
ningún mal. ¿Por qué tengo que sufrir de esta manera?».

El concepto de karma en el budismo


El punto de partida del budismo fue, siempre, trabajar junto a las personas que sufren.
De hecho, el buda Shakyamuni, también conocido como Siddharta Gautama, comenzó
a exponer sus enseñanzas para dar una respuesta al sufrimiento de las personas. En la
sociedad de su época, hace aproximadamente 2500 años, existían dos corrientes de
pensamiento: uno de corte fatalista, que afirmaba que el presente y el futuro estaban
completamente determinados por el karma creado en el pasado. La otra, planteaba que
todo era fortuito, y que nada en la vida respondía a causas o condiciones particulares,
sino al azar. La primera corriente era una invitación a la resignación; porque “si ningún
esfuerzo puede alterar mi destino, ¿para qué me voy a esforzar?”. La única elección
posible era aceptar esa fatalidad, y esto, en la práctica,eliminaba la esperanza del
corazón de las personas. La otra postura, en cambio, al separar las acciones de los
resultados, desalentaba el sentido de autodisciplina en las personas, por eso las volvía
indiferentes al daño que podían infligir a los demás.
Ahora bien,¿De qué hablamos cuando hablamos del karma?
[PLACA2] La palabra karma proviene del sánscrito karman, que significa “actos” o
“acciones”.
Desde el punto de vista del budismo, lo que trasciende la existencia actual es el karma.
[PLACA3]Por lo tanto, podemos decir que el karma es la acumulación de causas y
acciones generadas por los pensamientos, palabras y acciones, en el pasado y el presente,
las cuales generan efectos manifiestos en nuestra propia vida en el presente y en el
futuro. La retribución del karma, sea positiva o negativa, se manifiesta en primer lugar
en el estado de vida interior. Pero también se refleja en forma externa, en el ambiente
del individuo.
A veces, los efectos son positivos, y se los denomina beneficios, y, otras veces son
negativos, y los llamamos retribución kármica negativa.
Si bien, originariamente el término Karma se usaba tanto para los buenos actos y las
malas acciones, con el tiempo se empezó a usar de forma generalizada con la idea de
karma negativo.
Esta fuerza latente, o karma, cuando es activada por un estímulo externo, produce un
efecto bueno o malo correspondiente, es decir, felicidad o sufrimiento. También hay
actos neutrales que no producen ni buenos ni malos resultados. De acuerdo con este
concepto de karma, las acciones de uno en el pasado han dado forma a la realidad
presente de uno, y las acciones de una persona en el presente a su vez influirán en su
futuro.. Esta ley de causalidad kármica opera eternamente transfiriéndose de una vida a
la siguiente y permaneciendo en estado latente entre la muerte y el renacimiento.
Como vemos, el budismo considera la idea de las «tres existencias de la vida», que son el
pasado, el presente y el futuro. Y también plantea que «las causas y los efectos abarcan
las tres existencias». Así pues, la vida no se limita a la existencia actual: es un flujo
continuo entre las vidas del pasado, del presente y las existencias del futuro. Las
acciones de vidas previas forman causas; estas se manifiestan como efectos o resultados
en la existencia actual; a su vez, las acciones que se generan en esta vida producirán
efectos en las próximas.
Es el karma, por lo tanto, lo que explica las circunstancias del nacimiento de una
persona, la naturaleza individual y, en general, las diferencias entre todos los seres vivos
y sus entornos.
Sin embargo, desde la perspectiva del budismo, el karma no está relacionado con un
pasado estático que condena, ni a un futuro predestinado. Dado que tanto las acciones
como las palabras nacen del pensamiento, lo que yace en nuestro corazón tiene una
importancia fundamental.
El karma puede ser considerado como el corazón de nuestra personalidad, es la
profunda tendencia que quedó grabada en los niveles más hondos de nuestra vida.
Como es algo que generamos día a día, cada instante representa una oportunidad única
para que podamos transformar internamente nuestro yo más íntimo, haciendo de
nosotros cada vez mejores seres humanos.
[PLACA4] Entonces, la pregunta que nos hacemos es: ¿puedo transformar mi karma?
¿Puedo torcer mi destino o no? Quizá en términos actuales podríamos decir que el
concepto de karma es más sencillo de entender si lo reemplazamos por conceptos como
la suerte o el destino.
La respuesta a estas preguntas desde el punto de vista del Budismo que expuso el buda
Nichiren Daishonin es que SI. Es absolutamente posible y necesario.
Podemos decir entonces, que lo que libera a las personas de los grilletes de su karma o
destino, es la clara revelación de que es posible transformarlo. O dicho de otro modo,
hablar de la teoría del karma sin esclarecer la forma de transformarlo es interpretar el
budismo de una manera equivocada, y solo se logra que las personas sean prisioneras de
sus eternos grilletes kármicos.
[PLACA 5] Es por ello que el budismo enseña el karma para explicar cómo cambiarlo.
Antes del Sutra del loto, el mal karma sólo podía erradicarse al cabo de un largo tiempo;
es decir que para lograr la budeidad, ese estado de vida interior de absoluta felicidad,
había que acumular buenas causas, en incontables existencias. Pero el Sutra del Loto
enseña que la naturaleza de buda es inherente a la vida de cada individuo; y que la fe en
el Sutra del Loto abre el camino hacia ese desarrollo. Por lo tanto, no hace falta
soportar sufrimientos a los largo de varias existencias, sino que si uno practica de
manera correcta la fe en el Sutra del loto, puede tomar contacto inmediatamente con su
Budeidad y transformar los efectos del karma negativo en esta existencia.
Desde la perspectiva del budismo, sean las que fueran las circunstancias de nuestra vida,
podemos mejorar y superarnos como personas, a partir de los actos que elijamos llevar a
cabo a partir del instante actual. En última instancia, nuestra vida no puede
experimentar un avance sin límites si nos contentamos o limitamos superficialmente
con lo que somos, ni tampoco si nos compadecemos de nuestra situación.
Si bien podemos cometer errores en el transcurso de la vida, si reflexionamos sobre
nuestra actitud y nuestras acciones, podemos utilizar esas situaciones y dificultades en
trampolines para desarrollarnos mucho más.
Además, cuando una persona cambia su condición de vida, puede inspirar un cambio
similar en aquellos que la rodean, porque nuestra energía kármica ejerce impacto en
nuestros seres queridos, vivos e incluso fallecidos, y así en toda la humanidad, y recibe
de la misma manera también la misma influencia. Por eso, un cambio positivo y
profundo en nuestra vida; puede generar un gran impacto y cambiar el destino de
nuestra familia y de la sociedad en que vivimos.
Como la vida cambia a cada instante; todo el tiempo estamos generando nuevas causas,
mediante nuestros actos físicos y espirituales, y por eso constantemente tenemos
oportunidades de crear nuestro futuro.
Basados en nuestro profundo amor compasivo y solidario, podemos tomar la
determinación de hacer causas que contrarresten los efectos kármicos que nos generan
sufrimientos. Podemos esforzarnos para generar una transformación interna que nos
permita romper los muros de nuestro egoísmo, dedicando nuestra vida a beneficiar a los
demás, y de esa forma modificar profundamente nuestro karma.
Transformar el karma en misión
Un principio fundamental de la filosofía budista, es el de adoptar voluntariamente el
karma apropiado o Ganken o go. [PLACA 6]
Este principio es la conclusión del concepto budista sobre la transformación kármica.
Para decirlo sencillamente, significa una forma de vivir cuyo enfoque es convertir el
karma en misión.
Desde esta perspectiva, sumamente esperanzadora, todo lo que nos ocurre en la vida
tiene sentido. Es más, la filosofía budista tiene como propósito encontrar y descubrir el
sentido de todas las cosas. Esto no es un simple juego de perspectiva, sino que cambiar
el mundo empieza por cambiar la propia forma de ver las cosas. Es un principio budista
fundamental. Por eso la poderosa determinación de convertir incluso el karma más
adverso en misión puede transformar drásticamente el mundo real. Al modificar
nuestra mentalidad, podemos hacer de las dificultades un medio para cultivar y
fortalecer nuestra vida por dentro.
Convertir incluso el dolor en un motor de creatividad es algo propio de la práctica del
budismo.
En consecuencia, para el budismo la derrota no radica en tener dificultades, sino que lo
importante es desafiarse en enfrentarlas, no darles la espalda a nuestros problemas es
una manera de construir nuestro destino. La práctica budista nos permite ver las
adversidades como algo que voluntariamente decidimos experimentar en el contexto de
nuestra misión, y que determinamos superar. Por eso podemos avanzar mientras
vivamos y esforzarnos hasta el final. El budismo existe para que las personas más
desventuradas lleguen a ser las más felices.
La filosofía de Nichiren Daishonin sobre el cambio del destino, que enseña este
importante principio para la vida, es revolucionaria por este enfoque tan claro respecto
al sufrimiento.
Quienes perseveran en la fe aun en medio de dificultades, y de ese modo transforman su
karma, experimentan un gran cambio en el significado que otorgan a los hechos de su
vida.
Este enfoque permite hallar un nuevo sentido a la adversidad. Como personas que
superamos nuestros problemas a través de la fe, podemos considerar que la vida en este
mundo perverso y la lucha contra el sufrimiento no son, simplemente, la retribución de
causas negativas, sino una oportunidad para desplegar nuestro potencial ilimitado,
sobreponernos a esas situaciones y guiar a los semejantes a la felicidad. Mientras
compartimos las desdichas de las personas como si fueran propias, podemos dar a los
demás un modelo y un ejemplo de cómo superar esas situaciones penosas.
La práctica budista y el principio de Kudoku.
El budismo expone que, todas las personas tenemos un infinito potencial inherente a
nuestra vida llamado Budeidad [PLACA7]
y es mediante la práctica budista que consiste en la recitación de Nam Myoho Renge Kyo,
enseñanza del Sutra del loto, que podemos extraerlo.
El beneficio supremo que deriva de la Ley Mística es la manifestación de la budeidad, el
logro de un estado de felicidad imperturbable. Cuando uno cree en la Ley Mística y
comienza a practicarla inicia un camino que conduce al fortalecimiento de ese estado de
vida llamado budeidad, y a la profunda felicidad que se experimenta en dicho estado. A
medida que basamos nuestra vida en la Ley Mística, es decir, Nam myoho renge kyo,
naturalmente vamos desarrollando esa felicidad genuina y viviendo de manera correcta.

Hay un término en el budismo que hace alusión al beneficio de la práctica budista:


kudoku. PLACA8 Con respecto al elemento ku, de la palabra kudoku («beneficio»),
Nichiren Daishonin afirma que «se refiere al mérito logrado a raíz de erradicar el mal,
mientras que el elemento toku o doku se refiere a la virtud que uno adquiere
propiciando el bien».*34 La perseverancia en la práctica budista elimina funciones o
tendencias perjudiciales que oscurecen nuestra mente, como las pulsiones y deseos
ilusorios, el sufrimiento y los miedos; paralelamente, refuerza cualidades buenas y
positivas, como la sabiduría, la serenidad y la alegría.
A través de la fe y la práctica diaria podemos adquirir la capacidad de ver cada aspecto
de nuestra vida como una oportunidad para desarrollarnos y permite convertir una vida
de impotencia y desesperación en una vida de satisfacción y de felicidad tanto para uno
como para los demás.
En este esfuerzo que hacemos por transformar nuestro karma a través de la fe en Nam-
myoho-renge-kyo es que podemos tomar contacto con la felicidad absoluta.

La práctica budista tiene el propósito de permitir a cada persona vivir con la convicción
inamovible de que las horas más dolorosas y difíciles son oportunidades para cambiar el
karma, y transformar todo en algo positivo, incluso las situaciones más complejas.

En uno de sus escritos, el buda Nichiren Daishonin menciona:


“Si queréis comprender las causas que existieron en el pasado, observad los resultados tal como se
manifiestan en el presente.
Y si queréis comprender qué resultados se manifestarán en el futuro, observad las causas que
existen en el presente”
Por esto, lo más importante es el momento actual. Más allá de las circunstancias que
estemos atravesando, podemos construir un futuro brillante para nuestra vida y la
sociedad en la que vivimos.

Conclusión

Desde la perspectiva budista, cuando afianzamos nuestra vida con la convicción de que
el karma es misión, podemos comprender el significado de vivir en lugares difíciles para
despejar la oscuridad del sufrimiento que abruma a muchas personas, la oscuridad de la
época y la oscuridad de la sociedad. El valor de ponernos en acción por la humanidad
hace resplandecer nuestra vida luminosamente. Por eso el budismo Soka transmite la
idea de que «la gran revolución humana de un individuo» puede hacer que incontables
personas tomen conciencia de su verdadero potencial inherente.
Transformar el karma significa cambiar nuestra vida ahora mismo, es decir pulir y
mejorar cada día nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es decir que el enfoque de
transformar el karma se sustenta en la convicción de que todos tenemos el potencial
ilimitado para lograrlo.
Es por eso que nada resulta insignificante. Sea cual fuere el karma de una persona, sin
falta posee un hondo significado. Al modificar nuestra mentalidad, nuestro corazón,
podemos hacer de cualquier infortunio un motivo de deleite y considerarlo un medio
para cultivar y fortalecer nuestra vida.
El presidente Ikeda ha expresado lo siguiente acerca de las personas que viven con la
conciencia de haber «elegido voluntariamente el karma apropiado»:

“Todos tenemos nuestro propio karma o destino. Pero cuando lo miramos de frente y entendemos
su auténtico sentido, cualquier adversidad puede servirnos para tener una vida más rica y más
profunda. Y nuestra actitud en la batalla contra el destino puede servir de ejemplo y de
inspiración a incontables personas.
En otras palabras, cuando convertimos nuestro karma en misión, el destino deja de cumplir un
papel negativo y adquiere un aspecto positivo. Todo el que transforma su karma en misión es
alguien que ha «adoptado voluntariamente el karma apropiado». Por lo tanto, quienes no se
detienen y consideran todo como parte de su misión avanzan hacia la meta de cambiar su
destino.”

PLACA 9 ¡Muchas gracias!

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