Fases

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Una propuesta metodológica para la intervención comunitaria (Maria del Pilar Mori

Sánchez, 2008
Se presenta una propuesta de ocho pasos secuenciales para la intervención en psicología
comunitaria. Con el uso continuo de la metodología cualitativa y participativa. Ésta propuesta
involucra un proceso con varias fases de retroalimentación con el fin de responder
efectivamente al ámbito y nivel de la intervención, así como para la recalibración de las
estrategias usadas y objetivos perseguidos (Sánchez, 1991)

El marco de intervención aquí expuesto, pretende diseñar, desarrollar y evaluar las acciones
desde la propia comunidad con el acompañamiento del facilitador (psicólogo), postulando que
las acciones serán más eficaces cuanto más se logre involucrar, desde la primera fase, a todos los
actores que forman parte del escenario social

I.- Diagnóstico de la comunidad.

Caracterización de la situación comunitaria mediante el análisis y aplicación de técnicas y


estrategias que nos acercarán al objetivo de conocer esa realidad. Involucra el estudio de procesos
sociales y psicológicos en el contexto comunitario.

1.1.-Contextualización de la comunidad;

Identificación de características sociodemográficas, socioculturales, niveles educativos,


necesidades, problemas, recursos y comportamientos comunales.

1.1.1.-Exámen preliminar de la comunidad, secuencia metodológica realizada por los


profesionales del área comunitaria:

o Revisar información disponible acerca de la comunidad a intervenir. Puede estar en


registros, archivos o crónicas. El interés principal son los indicadores sociales. (edad, raza,
sexo, estado civil, escolaridad, educación, ingresos, densidad poblacional, patrones
organización, etc) para inferir problemas y necesidades de los miembros de la comunidad

o Mapeo y lotización, recorrido de la comunidad y registro de infraestructura (N° de


viviendas, espacios de recreación, locales de las organizaciones) anotando el estado en
que se encuentran. Permite identificar recursos a utilizar y ayuda a la primera fase de la
"familiarización" (Montero)

o Construcción del instrumento; Entrevista estructurada o semi-estructurada con esquema.


Asegura que a todos los entrevistados se les harán las mismas preguntas y en el mismo
orden. El contenido de cada pregunta se especifica de antemano. Variables propuestas:

o Ubicación geográfica: Límites, estructura en sectores/asentamientos,


urbanizaciones, asociaciones de vivienda, cooperativas, etc

o Datos sociodemográficos: Edad y sexo, composición del hogar y de la familia;


estado civil, grupo étnico, ingresos, ocupación, desempleo, religión, migración,
tipos de vivienda, condiciones de hacinamiento, pobreza.
o Características socioculturales; Historia de la comunidad, organización,
actividades, valores y creencias, actitudes y conductas, costumbres.

o Educación; Nivel educacional, características de las instituciones educativas,


acceso a la educación, población estudiantil.

o Salud; Enfermedades frecuentes, centros de salud, acceso a centros de salud,


nutrición infantil

o Recursos: Organizaciones de base internas y externas, personajes, instituciones,


grupos de apoyo, flora, fauna, medios para resolución de problemas y
necesidades.

o Problemas; Distancia de la situación actual a la situación ideal.

o Necesidades: Carencias de la comunidad.

o Aplicación de la entrevista; Determinar a quienes se aplicará la entrevista. Puede hacerse


uso de un muestreo probabilístico aleatorio simple, o un muestreo dirigido a fin de
calcular las necesidades del estudio y el muestreo necesario.

o Análisis de los datos obtenidos: Análisis de los datos mediante una codificación
cuantitativa, establecer frecuencia y comparaciones de frecuencia de aparición de los
elementos retenidos como unidades de información o significación. Análisis crítico para
hacer inferencias y explicaciones de los fenómenos encontrados.

Esta etapa acaba con la presentación de informe que incluya un panorama cualitativo y
cuantitativo de la comunidad.

1.1.2: Diagnóstico participativo:

o Sensibilización de los actores principales; Con el fin de involucrar a la mayor cantidad de


actores sociales se organizan diversas reuniones e invitaciones previas al día central. En el
transcurso es posible capacitar a los actores en el uso de técnicas y herramientas que se
emplearan en el taller

o Ejecución del taller; Se presentan los problemas, necesidades y recursos que se


encontraron en la etapa anterior.

o Se elabora una matriz de identificación de problemas, documento que orientará la


intervención

o Priorización de problemas y necesidades; Se priorizan los problemas y se


identifican sus causas y efectos.

o Primero se trabajan los problemas mediante la técnica de "Árbol de problemas" Se


comparan los problemas identificados por el equipo con los identificados por la
comunidad.
2.-Características del grupo

Ésta etapa se orienta a identificar y analizar las características de los actores sociales que
conformarán los distintos grupos de trabajo para los programas que surgan a propósito del
diagnóstico. Debemos describir el grupo y establecer diferencias o semejanzas entre uno y otro.

Esto conduce a un análisis de las relaciones, diferencias estructurales, características propias del
grupo y cruzamiento de intereses de los actores en relación con el programa de intervención, para
adaptar el trabajo en función a características, exigencias e intereses del grupo. Se trata de un
análisis de viabilidad política, social y cultural. (Aramburu, 2004)

Los datos que podemos indagar en los grupos son: edad, grado de instrucción, tipo de
participación, experiencia en programas anteriores, identificar y precisar cuál es el tipo de
acciones que tienen en la comunidad; precisar datos en relación a los problemas priorizados por la
comunidad, así como la percepción del trabajo de los interventores.

Las técnicas de recolección y análisis de datos que pueden emplearse son:

Observación directa de los comportamientos del grupo en distintos escenarios y frente a diversos
estímulos sociales.

Entrevista, con la que se puede precisar datos personales, percepciones, actividades cotidianas,
intereses, habilidades. Todo ello a considerarse en el diseño de actividades y estrategias de
intervención.

Análisis de contenido y reflexivo, que permita sustentar las respuestas conductuales bajo teorías o
marcos referenciales.

3.-Evaluación de las necesidades del grupo

La tercera fase de la intervención comunitaria permitirá realizar un análisis profundo de las


necesidades, problemas y recursos que el grupo etáreo, fuente de la intervención, presenta y con
lo que aporta a la construcción del programa; se trabaja la jerarquización y priorización de
problemas y necesidades identificando en ello los recursos que presentan como grupo; se
establece, además, la relación con los problemas propuestos por toda la comunidad en la primera
fase.

Es aquí donde debemos evitar caer en subjetividad; López (1999), señala que la manera de evitar
estos sesgos es combinar en la evaluación de necesidades información del mayor número posible
de tipos de necesidad y diferentes técnicas para recopilar la información de las mismas.

En esta fase, donde se constata la jerarquización y priorización de los problemas y necesidades


que se hicieran en la fase 1, se analizan también dos procesos psicosociales: la problematización y
la desnaturalización; que son intrínsecos al proceso y se debió evaluar también en la primera fase.
Los pasos necesarios para hacer esa identificación, jerarquización y evaluación de necesidades y
recursos, al problematizar y revelar el carácter socialmente construido, así como intereses
implicados en esa construcción naturalizante forman parte de un proceso de concientización.
(Montero, 2007)
No entraría dentro de los límites de este artículo extenderse en las múltiples definiciones de
necesidad; para cubrir nuestro objetivo basta con señalar cuatro aspectos relevantes del concepto
necesidad, (López, 1999):

3.1.-Identificar una necesidad implica juicios de valor, personas con valores diferentes
señalarán necesidades distintas.

3.2.-Una necesidad es percibida por un grupo particular en un cierto conjunto de circunstancias


concretas, si varían estas condiciones puede modificarse la percepción de la misma.

3.3.-Reconocer una necesidad implica que se considera que existe una solución. Un mismo
problema puede tener múltiples soluciones potenciales, que diferirán en sus posibilidades
de resolver la situación problemática, y en los costos y factibilidad de la ejecución, sin
embargo, la mayoría de los estudios de análisis de necesidades se centran más en el
reconocimiento de los problemas, que en la identificación de las soluciones.

Teniendo en cuenta estos tres puntos debemos señalar que al hacer uso de la técnica de análisis
“árbol de problemas”, el grupo determina sus problemas en función a su vivencia cotidiana,
identifica las causas y consecuencias de los mismos, asocia temas de desarrollo como alternativas
posibles de solución, los que pueden identificarse como recursos que el grupo plantea para
operativisar el trabajo. (Aramburu, 2004)

4.-Diseño y planificación de la intervención

La cuarta fase de la intervención comunitaria es necesaria para plantear bajo qué criterios se
seguirá con la intervención para ello debemos considerar 10 elementos:

4.1.- Justificación: Responde a la pregunta ¿Por qué realizamos el programa? Se realiza una
descripción detallada de lo que contiene el programa, definiendo y caracterizando el problema o
tema central y las acciones que se pretenden realizar, debemos contextualizar de acuerdo a los
grupos con los que se vaya a realizar el programa.

Debe explicar su naturaleza, las principales razones de su priorización y su contribución al


desarrollo del ámbito y particularmente de la población objetivo. En este elemento se debe hacer
uso de los resultados obtenidos en las tres primeras fases. Lo que se pretende es que la persona
que desea conocer el programa pueda tener una idea exacta acerca de lo fundamental de la
misma.

4.2.- Objetivos: Explicitar los objetivos es responder a la pregunta ¿para qué se hace?, se trata de
indicar el destino del programa o los efectos que se pretenden alcanzar. Debemos diferenciar
entre objetivo general y objetivos específicos; el primero es el propósito central del programa,
mientras que los segundos son complementarios y necesarios para alcanzar o consolidar el
objetivo general. (Ander-Egg, 2000). La buena formulación de los objetivos es garantía de elaborar
un buen programa, es en torno a los objetivos que se da coherencia al conjunto de actividades que
componen el programa.
4.3.-Impacto: Obedece al impacto, es decir ¿A qué contribuirá el programa?

4.4.- Metas: Son logros cuantificables al final de un proceso usando los criterios de cantidad,
calidad y tiempo, la exigencia de considerar metas se fundamenta en la necesidad de explicar qué
cosas queremos lograr específicamente con los procesos de cambio enunciados. (Del Águila, 2006)

4.5.- Sistemas de Evaluación: Los diversos medios para comprobar si los programas alcanzan sus
objetivos y ofrecen enseñanzas para el diseño, la planificación y la administración de programas
futuros. (Buchelli, 2006). Debe considerarse como se estructurará la evaluación y en qué niveles.
Generalmente se establece tres niveles: evaluación inicial (la misma que es parte de esta
propuesta de intervención), evaluación de proceso y evaluación final (parte de la fase siete de
nuestra propuesta)

4.6.- Monitoreo: Un proceso de monitoreo produce de manera permanente información que es


valiosa en la medida que se le dé la utilidad adecuada. En este punto debe proponerse el sistema
que se seguirá al realizar el monitoreo y la ficha que se utilizará en el proceso.

4.7.- Recursos: Elemento indispensable para realizar el programa, debe incluirse los recursos
humanos, materiales, técnicos (se incluye las estrategias participativas) y financieros (en el caso de
que alguna persona o institución otorgue una bonificación)

4.8.- Presupuesto: Los recursos necesarios para el logro de cada objetivo y metas especificas, debe
presentarse el costo de los materiales, humanos y técnicos.

4.9.- Plan de acción: En este elemento debe presentarse las sesiones de trabajo para las acciones a
realizar durante la ejecución, ya que éstas serán monitoreadas.

4.10.- Cronograma de las actividades: debe calendarizarse cada actividad en periodos mensuales,
bimensuales, trimestrales etc.

5.-Evaluación inicial

La quinta fase de la intervención comunitaria se orienta a obtener la línea de base del programa,
esta resume información con la que el grupo de trabajo cuenta al inicio de la intervención, para
ello debe establecerse indicadores en función a los temas que se trabajaran y el problema que se
intentará resolver. Permite conocer la brecha entre la población objetivo y el resto de la población,
así como su distancia con los estándares vigentes respecto a los tópicos que se abordará. (Del
Águila, 2006).

Los indicadores son medidas específicas, explícitas y objetivamente verificables a través de las
cuales nos permite conocer el estado inicial del grupo. (Paz, 2006.).

Si no se cuenta con una línea de base no se podrá ejecutar adecuadamente el programa y será
imposible medir los efectos y su impacto. Para elaborar la línea de base se requiere:

o Determinar las técnicas que se emplearán para acceder a la información. En nuestro caso
hacemos uso de la observación participante. En ella se debe elaborar una matriz para
registrar el comportamiento de los miembros del grupo, además debemos hacer uso de
un registro anecdótico en función a las categorías o ejes temáticos que se desarrollarán a
lo largo del programa.

o Realizar una descripción de la población objetivo.

o Determinar el momento en el que se realizará la evaluación

De esta fase se debe obtener un informe cualitativo y cuantitativo de los indicadores que
determinan el problema central. Se realiza para establecer qué y cuántos comportamientos,
deben ser trabajados para eliminar total o parcialmente el problema central y alcanzar el objetivo
general.

6.-Ejecución e implicación

Esta fase operativiza todo el trabajo estructurado en las fases anteriores, se implementan las
sesiones preparadas en la fase cinco, haciendo uso de estrategias participativas. Durante esta fase
debemos aplicar nuestra matriz de monitoreo, estructurada en la fase cinco, buscando comprobar
la efectividad y eficiencia del proceso de ejecución, mediante la identificación de los aspectos
limitantes y/o ventajosos, con propósito de detectar de manera oportuna las fortalezas y
deficiencias de los procesos de ejecución, a fin de hacer ajustes para una óptima gestión de las
iniciativas, “para optimizar los resultados esperados y responder a las expectativas de la
ciudadanía”. (INDES, 2000).

El monitoreo hace un acompañamiento que permite juzgar con transparencia la ejecución del
programa, manteniendo el supuesto que el plan de acción pre-programado siga siendo el camino
indicado para lograr los objetivos del programa.

Además del monitoreo, se aplica la evaluación de proceso para medir el avance en el logro de los
resultados y estimar el grado en el que se espera alcanzar los objetivos, así mismo establecer la
utilización de los recursos asignados e identificar las dificultades en el desarrollo de las actividades,
además se verifica si el grupo utiliza las estrategias o recursos que se trabajaron, ya que ello nos
dará luces de la sostenibilidad del programa.

Es preciso señalar que durante la implementación debe aplicarse el registro anecdótico a fin de
tener en detalle las acciones que se desarrollaron, además es una excelente fuente de verificación
para los indicadores logrados; así mismo la aplicación de estrategias participativas facilitan el
mantenimiento de la motivación, factible para el avance del trabajo y el logro de objetivos.

7.-Evaluación final

Una vez cubiertos los objetivos de la intervención o agotado el curso planificado y presupuestado
de los programas previstos, aquella se dará por finalizada, en el sentido de que cesará la actuación
externa y formal del personal y la estructura organizativa puesta en marcha para realizarla siendo
estrictos, el esfuerzo interventivo no debería tener, probablemente, un final en el tiempo, pues es
dudoso que los esfuerzos interventivos externos con recursos y actuación limitados casi siempre ,
alcancen plenamente los objetivos planteados. (Sánchez, 1991.)

La evaluación final procura determinar y de manera sistemática y objetiva, la relevancia, eficacia,


eficiencia e impacto del programa, a la luz de sus objetivos. Así, la evaluación se extiende más allá
del monitoreo porque reconoce que el plan de acción constituye una hipótesis con respecto al
camino que nos puede conducir al logro de los objetivos. De hecho, la evaluación consiste en una
prueba de esa hipótesis una verificación de que dicho camino efectivamente esté conduciendo a
las mejoras en las condiciones de vida que se buscaban promover. (Aubel, 2000)

Esta fase nos lleva al resultado del trabajo, para ello aplicamos nuevamente la matriz de
observación participante, la misma que se empleó en la evaluación inicial, bajo los mismos
indicadores; los resultados de esta observación son comparados con la situación inicial, y para
determinar en qué medida fueron dándose los cambios de manera favorable, se triangula con la
evaluación de proceso; así tenemos: evaluación inicial-evaluación de proceso evaluación final, a
ello acompaña el análisis reflexivo de los resultados

8.-Diseminación de los resultados

La diseminación de programas interventivos es otra operación relativamente novedosa y apenas


planteada en la práctica habitual, se refiere a la difusión efectiva de programas ejecutados (con
resultados conocidos) a la comunidad donde se implementó el programa y a otros entornos
organizacionales o sociales. (OPCIÓN 2001)

Al presentársele a la comunidad los resultados obtenidos, ésta analiza los mismos y plantea sus
opiniones o sugerencias sobre el modelo que se aplicó, puede obtenerse además lecciones
aprendidas, en las que se muestra a la comunidad los factores que se fortalecieron y la
importancia de la consecución de acciones similares.

Estas ocho fases propuestas como proceso de intervención en psicología comunitaria buscan
realizar un trabajo conjunto con la comunidad y aplicar a la vez una metodología que pueda ser
incorporada por la comunidad, las estrategias y secuencias son claramente establecidas y
detalladas a fin de facilitar la apropiación del recurso por parte de la comunidad, ya que es ella
quien debe implementar programas de desarrollo y evaluar la pertinencia de las mismas.

En este sentido el profesional de este ámbito asume un compromiso muy especial en la


consecución de una mayor calidad de vida de las personas y del bienestar de las comunidades y ha
de integrarse en la concepción de una ética global que contemple el respeto estricto por los
derechos humanos y libertades de los individuos y de los pueblos, lo cual podría traducirse en la
responsabilidad como interventores sociales de facilitar el cambio y uso de recursos, promoviendo
un desarrollo sostenible que se oriente a un cambio social favorable para las futuras generaciones

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