Fases
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Fases
Sánchez, 2008
Se presenta una propuesta de ocho pasos secuenciales para la intervención en psicología
comunitaria. Con el uso continuo de la metodología cualitativa y participativa. Ésta propuesta
involucra un proceso con varias fases de retroalimentación con el fin de responder
efectivamente al ámbito y nivel de la intervención, así como para la recalibración de las
estrategias usadas y objetivos perseguidos (Sánchez, 1991)
El marco de intervención aquí expuesto, pretende diseñar, desarrollar y evaluar las acciones
desde la propia comunidad con el acompañamiento del facilitador (psicólogo), postulando que
las acciones serán más eficaces cuanto más se logre involucrar, desde la primera fase, a todos los
actores que forman parte del escenario social
1.1.-Contextualización de la comunidad;
o Análisis de los datos obtenidos: Análisis de los datos mediante una codificación
cuantitativa, establecer frecuencia y comparaciones de frecuencia de aparición de los
elementos retenidos como unidades de información o significación. Análisis crítico para
hacer inferencias y explicaciones de los fenómenos encontrados.
Esta etapa acaba con la presentación de informe que incluya un panorama cualitativo y
cuantitativo de la comunidad.
Ésta etapa se orienta a identificar y analizar las características de los actores sociales que
conformarán los distintos grupos de trabajo para los programas que surgan a propósito del
diagnóstico. Debemos describir el grupo y establecer diferencias o semejanzas entre uno y otro.
Esto conduce a un análisis de las relaciones, diferencias estructurales, características propias del
grupo y cruzamiento de intereses de los actores en relación con el programa de intervención, para
adaptar el trabajo en función a características, exigencias e intereses del grupo. Se trata de un
análisis de viabilidad política, social y cultural. (Aramburu, 2004)
Los datos que podemos indagar en los grupos son: edad, grado de instrucción, tipo de
participación, experiencia en programas anteriores, identificar y precisar cuál es el tipo de
acciones que tienen en la comunidad; precisar datos en relación a los problemas priorizados por la
comunidad, así como la percepción del trabajo de los interventores.
Observación directa de los comportamientos del grupo en distintos escenarios y frente a diversos
estímulos sociales.
Entrevista, con la que se puede precisar datos personales, percepciones, actividades cotidianas,
intereses, habilidades. Todo ello a considerarse en el diseño de actividades y estrategias de
intervención.
Análisis de contenido y reflexivo, que permita sustentar las respuestas conductuales bajo teorías o
marcos referenciales.
Es aquí donde debemos evitar caer en subjetividad; López (1999), señala que la manera de evitar
estos sesgos es combinar en la evaluación de necesidades información del mayor número posible
de tipos de necesidad y diferentes técnicas para recopilar la información de las mismas.
3.1.-Identificar una necesidad implica juicios de valor, personas con valores diferentes
señalarán necesidades distintas.
3.3.-Reconocer una necesidad implica que se considera que existe una solución. Un mismo
problema puede tener múltiples soluciones potenciales, que diferirán en sus posibilidades
de resolver la situación problemática, y en los costos y factibilidad de la ejecución, sin
embargo, la mayoría de los estudios de análisis de necesidades se centran más en el
reconocimiento de los problemas, que en la identificación de las soluciones.
Teniendo en cuenta estos tres puntos debemos señalar que al hacer uso de la técnica de análisis
árbol de problemas, el grupo determina sus problemas en función a su vivencia cotidiana,
identifica las causas y consecuencias de los mismos, asocia temas de desarrollo como alternativas
posibles de solución, los que pueden identificarse como recursos que el grupo plantea para
operativisar el trabajo. (Aramburu, 2004)
La cuarta fase de la intervención comunitaria es necesaria para plantear bajo qué criterios se
seguirá con la intervención para ello debemos considerar 10 elementos:
4.1.- Justificación: Responde a la pregunta ¿Por qué realizamos el programa? Se realiza una
descripción detallada de lo que contiene el programa, definiendo y caracterizando el problema o
tema central y las acciones que se pretenden realizar, debemos contextualizar de acuerdo a los
grupos con los que se vaya a realizar el programa.
4.2.- Objetivos: Explicitar los objetivos es responder a la pregunta ¿para qué se hace?, se trata de
indicar el destino del programa o los efectos que se pretenden alcanzar. Debemos diferenciar
entre objetivo general y objetivos específicos; el primero es el propósito central del programa,
mientras que los segundos son complementarios y necesarios para alcanzar o consolidar el
objetivo general. (Ander-Egg, 2000). La buena formulación de los objetivos es garantía de elaborar
un buen programa, es en torno a los objetivos que se da coherencia al conjunto de actividades que
componen el programa.
4.3.-Impacto: Obedece al impacto, es decir ¿A qué contribuirá el programa?
4.4.- Metas: Son logros cuantificables al final de un proceso usando los criterios de cantidad,
calidad y tiempo, la exigencia de considerar metas se fundamenta en la necesidad de explicar qué
cosas queremos lograr específicamente con los procesos de cambio enunciados. (Del Águila, 2006)
4.5.- Sistemas de Evaluación: Los diversos medios para comprobar si los programas alcanzan sus
objetivos y ofrecen enseñanzas para el diseño, la planificación y la administración de programas
futuros. (Buchelli, 2006). Debe considerarse como se estructurará la evaluación y en qué niveles.
Generalmente se establece tres niveles: evaluación inicial (la misma que es parte de esta
propuesta de intervención), evaluación de proceso y evaluación final (parte de la fase siete de
nuestra propuesta)
4.7.- Recursos: Elemento indispensable para realizar el programa, debe incluirse los recursos
humanos, materiales, técnicos (se incluye las estrategias participativas) y financieros (en el caso de
que alguna persona o institución otorgue una bonificación)
4.8.- Presupuesto: Los recursos necesarios para el logro de cada objetivo y metas especificas, debe
presentarse el costo de los materiales, humanos y técnicos.
4.9.- Plan de acción: En este elemento debe presentarse las sesiones de trabajo para las acciones a
realizar durante la ejecución, ya que éstas serán monitoreadas.
4.10.- Cronograma de las actividades: debe calendarizarse cada actividad en periodos mensuales,
bimensuales, trimestrales etc.
5.-Evaluación inicial
La quinta fase de la intervención comunitaria se orienta a obtener la línea de base del programa,
esta resume información con la que el grupo de trabajo cuenta al inicio de la intervención, para
ello debe establecerse indicadores en función a los temas que se trabajaran y el problema que se
intentará resolver. Permite conocer la brecha entre la población objetivo y el resto de la población,
así como su distancia con los estándares vigentes respecto a los tópicos que se abordará. (Del
Águila, 2006).
Los indicadores son medidas específicas, explícitas y objetivamente verificables a través de las
cuales nos permite conocer el estado inicial del grupo. (Paz, 2006.).
Si no se cuenta con una línea de base no se podrá ejecutar adecuadamente el programa y será
imposible medir los efectos y su impacto. Para elaborar la línea de base se requiere:
o Determinar las técnicas que se emplearán para acceder a la información. En nuestro caso
hacemos uso de la observación participante. En ella se debe elaborar una matriz para
registrar el comportamiento de los miembros del grupo, además debemos hacer uso de
un registro anecdótico en función a las categorías o ejes temáticos que se desarrollarán a
lo largo del programa.
De esta fase se debe obtener un informe cualitativo y cuantitativo de los indicadores que
determinan el problema central. Se realiza para establecer qué y cuántos comportamientos,
deben ser trabajados para eliminar total o parcialmente el problema central y alcanzar el objetivo
general.
6.-Ejecución e implicación
Esta fase operativiza todo el trabajo estructurado en las fases anteriores, se implementan las
sesiones preparadas en la fase cinco, haciendo uso de estrategias participativas. Durante esta fase
debemos aplicar nuestra matriz de monitoreo, estructurada en la fase cinco, buscando comprobar
la efectividad y eficiencia del proceso de ejecución, mediante la identificación de los aspectos
limitantes y/o ventajosos, con propósito de detectar de manera oportuna las fortalezas y
deficiencias de los procesos de ejecución, a fin de hacer ajustes para una óptima gestión de las
iniciativas, para optimizar los resultados esperados y responder a las expectativas de la
ciudadanía. (INDES, 2000).
El monitoreo hace un acompañamiento que permite juzgar con transparencia la ejecución del
programa, manteniendo el supuesto que el plan de acción pre-programado siga siendo el camino
indicado para lograr los objetivos del programa.
Además del monitoreo, se aplica la evaluación de proceso para medir el avance en el logro de los
resultados y estimar el grado en el que se espera alcanzar los objetivos, así mismo establecer la
utilización de los recursos asignados e identificar las dificultades en el desarrollo de las actividades,
además se verifica si el grupo utiliza las estrategias o recursos que se trabajaron, ya que ello nos
dará luces de la sostenibilidad del programa.
Es preciso señalar que durante la implementación debe aplicarse el registro anecdótico a fin de
tener en detalle las acciones que se desarrollaron, además es una excelente fuente de verificación
para los indicadores logrados; así mismo la aplicación de estrategias participativas facilitan el
mantenimiento de la motivación, factible para el avance del trabajo y el logro de objetivos.
7.-Evaluación final
Una vez cubiertos los objetivos de la intervención o agotado el curso planificado y presupuestado
de los programas previstos, aquella se dará por finalizada, en el sentido de que cesará la actuación
externa y formal del personal y la estructura organizativa puesta en marcha para realizarla siendo
estrictos, el esfuerzo interventivo no debería tener, probablemente, un final en el tiempo, pues es
dudoso que los esfuerzos interventivos externos con recursos y actuación limitados casi siempre ,
alcancen plenamente los objetivos planteados. (Sánchez, 1991.)
Esta fase nos lleva al resultado del trabajo, para ello aplicamos nuevamente la matriz de
observación participante, la misma que se empleó en la evaluación inicial, bajo los mismos
indicadores; los resultados de esta observación son comparados con la situación inicial, y para
determinar en qué medida fueron dándose los cambios de manera favorable, se triangula con la
evaluación de proceso; así tenemos: evaluación inicial-evaluación de proceso evaluación final, a
ello acompaña el análisis reflexivo de los resultados
Al presentársele a la comunidad los resultados obtenidos, ésta analiza los mismos y plantea sus
opiniones o sugerencias sobre el modelo que se aplicó, puede obtenerse además lecciones
aprendidas, en las que se muestra a la comunidad los factores que se fortalecieron y la
importancia de la consecución de acciones similares.
Estas ocho fases propuestas como proceso de intervención en psicología comunitaria buscan
realizar un trabajo conjunto con la comunidad y aplicar a la vez una metodología que pueda ser
incorporada por la comunidad, las estrategias y secuencias son claramente establecidas y
detalladas a fin de facilitar la apropiación del recurso por parte de la comunidad, ya que es ella
quien debe implementar programas de desarrollo y evaluar la pertinencia de las mismas.