Misa de 15 Años

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MISA DE 15 AÑOS

Queridos hermanos y hermanas, amigos y


familiares. Cumplir quince años es una ocasión
propicia para agradecer a Dios y a la familia el don
inmenso e invalorable de la vida que se renueva
cada día en nosotros; y la palabra «Eucaristía»
significa precisamente eso: «acción de gracias».
Hoy, acompañamos a………., quien celebra sus
quince años. Familiares y amigos nos disponemos a
celebrar con gozo y alegría esta Eucaristía
suplicando a Dios su continua protección y amparo
para el resto de su vida.
Como familia has querido celebrar este importante
día de tus Quince Años, …………………. Que sean
siempre razones fundamentales para tu felicidad el
seguir al Señor para conocerlo y amarlo, y el servir a
quienes sean parte de tu historia personal.
Con profunda alegría pongámonos de pie para iniciar
esta celebración.
CANTO DE ENTRADA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Jeremías 1: 4-10
Lectura del libro del profeta Jeremías
En tiempo de Josías, el Señor me dirigió estas
palabras: “Desde antes de formarte en el seno
materno, te conozco; desde antes de que nacieras,
te consagré profeta para las naciones”.
Yo le contesté: “Pero, Señor mío, yo no sé
expresarme, porque apenas soy un muchacho”.
El Señor me dijo: “No digas que eres un muchacho,
pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te
mandé.
No tengas miedo, porque yo estoy contigo para
protegerte”, El Señor extendió entonces su brazo,
con su mano me tocó la boca y me dijo: “Desde hoy
pongo mis palabras en tu boca y te doy autoridad
sobre pueblos y reyes, para que arranques y
derribes, para que destruyas y deshagas, para que
edifiques y plantes”. Palabra de Dios.

O BIEN
LECTURA DEL LIBRO DE Sirácides (Eclesiástico)
2, 1-9 Confiando en Dios
Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la
prueba. Conserva recto tu corazón y sé decidido, no
te pongas nervioso cuando vengan las dificultades.
Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así,
arribarás a buen puerto al final de tus días.
Aceptas todo lo que te pase y sé paciente cuando te
halles botado en el suelo.
Porque así como el oro se purifica en el fuego, así
también los que agradan a Dios pasan por el crisol
de la humillación. Confía en él y te cuidará; sigue el
camino recto y espera en él.
Ustedes que temen al Señor, esperen su
misericordia, no se aparten de él, pues podrían caer.
Ustedes que temen al Señor, confíen en él: no
perderán su recompensa. Ustedes que temen al
Señor, esperen recibir todo lo que vale la pena:
esperen misericordia y alegría eterna. Palabra de
Dios
O BIEN
LECTURA DEL LIBRO DEL Eclesiastés 11:7-10—

Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que


el polvo vuelva a la tierra y el espíritu vuelva a Dios.
Lectura del Libro del Eclesiastés Dulce es la luz y es bueno
para los ojos ver la luz del sol. Si un hombre vive muchos
años, que disfrute de todos ellos, pero recuerde que serán
muchos los días sombríos y que todo lo que sucede es
vanidad. Alégrate, muchacho, mientras eres joven, y que tu
corazón sea feliz en tus años juveniles. Sigue los impulsos
de tu corazón y lo que es un incentivo para tus ojos; pero
ten presente que por todo eso Dios te llamará a juicio.
Aparta de tu corazón la tristeza y aleja de tu carne el dolor,
porque la juventud y la aurora de la vida pasan fugazmente.
PALABRA DE DIOS
Salmo Responsorial: Salmo 8, 4-5. 6-7. 8-9
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas, que has creado, me pregunto:
¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes,
ese pobre ser humano, para que de él te preocupes?
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los
ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
y todo lo sometiste bajo sus pies.
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas,
todos los animales salvajes, las aves del cielo y los
peces del mar, que recorren los caminos de las
aguas.
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

Del Evangelio según San Lucas 1: 26-38: El Sí de Maria!


El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un
hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se
llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo:
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Al oírlo, ella
quedó desconcertada y se preguntaba qué clase de saludo
era aquél. El ángel le dijo: No temas, María, que gozas del
favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a
quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo
del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre
y su reino no tenga fin. María respondió al ángel: ¿Cómo
sucederá eso si no convivo con un hombre? El ángel le
respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el consagrado
que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu
pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se
consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es
imposible para Dios. Respondió María: Yo soy la sirvienta
del Señor: que se cumpla en mí tu palabra. El ángel la dejó
y se fue. PALABRA DEL SEÑOR

ACCION DE GRACIAS
UN ACTO DE ACCIÓN DE GRACIAS Y
DE COMPROMISO PERSONAL DE VIVIR COMO
UNA VERDADERA CRISTIANA
Quinceañera:
Señor, Dios mío,
te doy gracias por darme la vida
por crearme a tu imagen y semejanza
y por llamarme a ser tu hija en el bautismo.
Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a salvarme
y a tu Espíritu Santo para santificarme.
Quiero responder: “sí”
a todo lo que tú deseas de mí en tu bondad y amor.
Con tu gracia me comprometo a servir
a mis hermanas y hermanos a lo largo de mi vida.
Me consagro a ti, María, Madre de Jesús y Madre
nuestra,
Tú estás muy cerca de él
y eres mi modelo de fe,
concédeme que continuamente aprenda de ti
lo que necesito para ser una mujer cristiana.
Ayúdame a escuchar la Palabra de Dios
como tú lo hiciste,
guardándola en mi corazón y amando a los demás
para que,
al caminar con Jesús en esta vida,
merezca alabarle junto a ti
para siempre en el cielo.
Amén.

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