CSJN - Comunidad Diaguita Aldagalá 2012
CSJN - Comunidad Diaguita Aldagalá 2012
CSJN - Comunidad Diaguita Aldagalá 2012
Comunidad del Pueblo Diaguita de Andalgalá c. Provincia de Catamarca s/ amparo ambiental • 17/04/2012
Publicado en: LA LEY 08/05/2012 , 5 • LA LEY 2012-C , 102 • LA LEY 11/05/2012 , 7 • Sup. Adm. 2012 (mayo) , 63 • LA LEY 2012-C , 325 • ED 22/05/2012 , 15 •
DJ 04/07/2012 , 41 • LA LEY 14/08/2012 , 4 con nota de Antonio Gustavo Gómez • LA LEY 2012-D , 655 con nota de Antonio Gustavo Gómez
Cita online: AR/JUR/8293/2012
Voces
Hechos
La Comunidad del Pueblo Diaguita de Andalgalá promovió amparo ambiental contra una minera, las provincias de Catamarca, Tucumán, Salta, La Rioja y el
Estado Nacional, a los fines de impugnar actos y omisiones de los demandados vinculados con la explotación llevada a cabo por una empresa en el
yacimiento “Agua Rica”, ubicado en la Provincia de Catamarca. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, declaró su incompetencia para
entender en la acción.
Sumarios
1. 1 - No obstante que la comunidad originaria reclamante alegue que el proyecto de explotación llevado a cabo en el yacimiento “Agua Rica” podría
producir modificaciones negativas sobre la geomorfología, las aguas superficiales y subterráneas, la atmósfera, el suelo, la flora, la fauna, el ámbito
sociocultural y visual de la región, ello no basta para tener por cumplido el requisito de interjurisdiccionalidad establecido en el art. 7° de la Ley General del
Ambiente a los fines de la competencia federal, pues no se ha aportado ningún estudio ambiental que permita afirmar ese extremo y tampoco sus
manifestaciones permiten generar la correspondiente convicción de su existencia. (Del dictamen de la Procuradora Fiscal que la Corte, por mayoría, hace
suyo.)
2. 2 - En los casos de demandas ambientales, la definición de la naturaleza federal del pleito debe ser realizada con especial estrictez, por lo que es
preciso demostrar, con alguna evaluación científica, la efectiva contaminación o degradación —según los términos de la Ley General del Ambiente— del
recurso ambiental interjurisdiccional; esto es, la convicción al respecto debe necesariamente surgir de los términos en que se formule la demanda y de los
estudios ambientales que la acompañen, lo que permitirá afirmar la pretendida interjurisdiccionalidad o, en su defecto, aportando alguna otra evidencia que
demuestre la verosímil afectación de las jurisdicciones involucradas. (Del dictamen de la Procuradora Fiscal que la Corte, por mayoría, hace suyo.)
3. 3 - La competencia originaria de la Corte Suprema en razón de las personas demandadas en el amparo ambiental tendiente a impugnar actos y
omisiones vinculados con la explotación de una yacimiento minero no procede, ya que es inadmisible la acumulación subjetiva de pretensiones que
voluntariamente formuló la comunidad originaria actora contra varias provincias y contra el Estado Nacional, en cuanto ninguno de ellos es aforado en
forma autónoma a la instancia de excepción, dado que el planteamiento se vincularía con el ejercicio del poder de policía ambiental que, en principio, está
regido por el derecho público local y corresponde a la competencia de las autoridades locales. (Del dictamen de la Procuradora Fiscal que la Corte, por
mayoría, hace suyo.)
4. 4 - El pedido de una comunidad originaria para que cesen las actividades de explotación de un yacimiento minero es de competencia federal, ya
que se encontrarían afectados recursos hídricos que indirectamente perjudicarían ambientalmente a otras jurisdicciones y a cuencas hidrográficas, que son
recursos interjurisdiccionales en sí. (Del voto en disidencia del Doctor Lorenzetti).
5. 5 - En caso de demandas de daño ambiental, para que, en principio, se configure el presupuesto de competencia federal del art. 7 segundo
párrafo de la Ley General del Ambiente, sólo basta que en la exposición de los hechos se observe que el daño afecta directamente un recurso
interjurisdiccional y en ningún caso se exige la presentación de una evaluación científica o estudio que pruebe la efectiva contaminación o degradación del
recurso. (Del voto en disidencia del Doctor Lorenzetti).
6. 6 - La orden de realización de un estudio de impacto ambiental no significa, de ninguna manera, una decisión prohibitiva del emprendimiento cuyo
cese se pretende con la demanda de daño ambiental, por el contrario, se trata de que el proceso de autorización permisiva no se base solamente en la
decisión de autoridades locales que remiten a un informe de la propia empresa que desarrollará la actividad cuestionada. (Del voto en disidencia del Doctor
Lorenzetti).
7. 7 - La posible afectación de recursos interjurisdiccionales que se denuncia en la acción de amparo ambiental interpuesta contra una minera,
varias provincias y el Estado Nacional, exigen de la Corte Suprema de Justicia de la Nación el ejercicio del control encomendado a la justicia sobre las
actividades de los otros poderes del Estado y, en ese marco, la adopción de las medidas conducentes que, sin menoscabar las atribuciones de estos
últimos, tiendan a sostener la observancia de la Constitución Nacional, más allá de la decisión que pueda recaer en el momento que se expida sobre su
competencia para entender en el caso por vía de la instancia prevista en el art. 117 de la Constitución Nacional. (Del voto en disidencia del Doctor
Lorenzetti).
TEXTO COMPLETO:
Suprema Corte:
-I-
La Comunidad del Pueblo Diaguita de Andalgalá promueve acción de amparo ambiental, en los términos de los arts. 27 y 30 de la ley nacional 25.675
General del Ambiente y 41 y 43 de la Constitución Nacional, contra Minera Agua Rica LLC (sucursal Argentina), las provincias de Catamarca, Tucumán,
Salta y La Rioja, y el Estado Nacional, por la que impugna actos y omisiones de los demandados vinculados con la explotación llevada a cabo por dicha
empresa en el yacimiento “Agua Rica” ubicado en el Departamento de Andalgalá, Provincia de Catamarca.
Aduce que, como habitantes de la zona de influencia de la mina, ya se encuentran directamente afectados por el inminente inicio de la explotación de oro,
cobre y molibdeno que dicha empresa se dispone a realizar en el yacimiento, ubicado a 17 kilómetros de la Ciudad de Andalgalá y por las consecuencias
dañosas que se desprenderán sobre las aguas, la atmósfera, el suelo, la flora, la fauna, el ámbito sociocultural y visual de la región, ante, lo cual lesiona,
restringe, altera y amenaza, con arbitrariedad e ilegalidad manifiesta —a su entender— sus derechos a la salud y al medio ambiente garantizados por la
Constitución Nacional.
Manifiesta que dirige su pretensión contra la Provincia de Catamarca, en cuanto fue quien dictó el acto que autorizó a la empresa —resolución 35/09
dictada por la Secretaría de Estado de Minería, de Declaración de Impacto Ambiental—, a efectuar la explotación del yacimiento “Agua Rica”, ya que es en
tal jurisdicción en donde estarán ubicados el área de la mina, la planta de procesos y el corredor de servicios.
Asimismo, la responsabiliza por el daño que —según describe— provocará dicha actividad en las cuencas hidrográficas: I. Salar del Pipanaco, compuesta
por el río Andalgalá y los ríos, arroyos y vertientes que le sirven de afluentes, el cual atraviesa esa provincia y la de La Rioja, que se verá afectado por las
tareas desarrolladas dentro del yacimiento y la instalación del open pit; y II. río Juramento, conformado por el río Santa María, sus arroyos y vertientes que
le sirven de afluentes, el cual atraviesa las provincias de Salta, Catamarca y Tucumán, que recibirá la contaminación proveniente de la instalación de la
planta de procesamiento ubicada en Campo Arenal.
Indica que demanda a la Provincia de Tucumán en tanto ha omitido intervenir para evitar la contaminación del medio ambiente del río Santa María —que
ingresa en su territorio y sirve como agua potable y de riego para las comunidades afincadas en su cercanía— y también, porque habría permitido la
instalación de la planta de filtro y la construcción del mineraloducto que conducirá mineral altamente tóxico, el cual será transportado desde la mina
atravesando dicha jurisdicción.
A su vez, dirige su pretensión contra la Provincia de Salta, toda vez que la instalación de la mina contaminará las aguas tanto del río Juramento, como del
río Santa María que lo atraviesa.
Demanda a la Provincia de La Rioja, puesto que —a su entender— la instalación de la mina producirá la contaminación de las aguas de la cuenca del Salar
de Pipanaco que ingresa dentro de esta provincia descargando sus aguas sobre el río Colorado, que también se verá afectado por la contaminación que
sufrirán los ríos Andalgalá, Nacimientos (que descarga sobre el río Belén) y Minas, así como sus afluentes, que recorren la Provincia de Catamarca.
Señala que demanda al Estado Nacional por su omisión en realizar una adecuada gestión ambiental, según lo dispone el art. 41 de la Constitución
Nacional.
En virtud de lo expuesto, solicita la concesión de una medida autosatisfactiva por la cual se ordene el cese inmediato de todo tipo de actividad y explotación
llevada a cabo por la empresa Minera Agua Rica LLC, sucursal Argentina.
-II-
Cabe recordar que el Tribunal ha reconocido la posibilidad de que la acción de amparo, de manera general, tramite en esta instancia, siempre que se
verifiquen las hipótesis que surtan la competencia originaria prevista en los arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional (reglamentados por el art. 24, inc.
1°, del decreto-ley 1285/58), porque, de otro modo, en tales controversias, quedarían sin protección los derechos de las partes en los supuestos
contemplados por el art. 43 de la Constitución Nacional y por la ley 16.986 (Fallos: 312:640; 313:127 y 1062 y 322:1514, entre muchos otros).
Sentado lo expuesto, entiendo que ante todo se debe determinar si en autos se configuran dichos requisitos.
Al respecto, corresponde señalar que en los procesos referidos a cuestiones ambientales la competencia originaria procede si es parte una provincia y la
causa reviste naturaleza exclusivamente federal, para lo cual es necesario que se configure la interjurisdiccionalidad prevista en el art. 7°, segundo párrafo,
de la Ley General del Ambiente 25.675, que dispone que la competencia corresponderá a los tribunales federales cuando “el acto, omisión o situación
generada provoque efectivamente degradación o contaminación en recursos ambientales interjurisdiccionales”.
Asimismo, la Corte a través de distintos precedentes ha delineado los criterios a tener en cuenta para determinar la procedencia de dicha competencia
federal en razón de la materia ambiental, estableciendo que en primer término debe delimitarse el ámbito territorial afectado, pues, como lo ha previsto el
legislador nacional, debe tratarse de un recurso ambiental interjurisdiccional (Fallos: 327:3880 y 329:2316) o de un área geográfica que se extienda más
allá de la frontera provincial. Es decir, que abarque a más de una jurisdicción estatal, provincial, de la Ciudad de Buenos Aires o internacional, puesto que
debe tratarse de un asunto que incluya problemas ambientales compartidos por más de una jurisdicción (Fallos: 330:4234; 331:1679 y dictamen de este
Ministerio Público in re M. 853.XLIV, Originario, “Municipalidad de Rosario c/ Entre Ríos, Provincia de y otro s/ amparo [daño ambiental], del 29 de agosto
2008).
En este orden de ideas, V.E. entiende que la definición de la naturaleza federal del pleito debe ser realizada con especial estrictez, por lo que, es preciso
demostrar, con alguna evaluación científica, la efectiva contaminación o degradación —según los términos de la LGA— de tal recurso ambiental
interjurisdiccional, esto es, la convicción al respecto debe necesariamente surgir de los términos en que se formule la demanda y de los estudios
ambientales que la acompañen, lo que permitirá afirmar la pretendida interjurisdiccionalidad, o, en su defecto, de alguna otra evidencia que demuestre la
verosímil afectación de las jurisdicciones involucradas (Fallos: 329:2469 y 330:4234).
A mi modo de ver, en el sub lite, según se desprende de los términos de la demanda y del resumen ejecutivo del informe de impacto ambiental que se
acompaña, no se ha demostrado que el acto, omisión o situación generada provoque efectivamente degradación o contaminación en recursos ambientales
interjurisdiccionales, tal como lo exige el legislador, en el art. 7° de la ley nacional 25.675 General del Ambiente, y la doctrina del Tribunal señalada.
Así lo pienso, en principio, en cuanto el yacimiento “Agua Rica” está ubicado en la Provincia de Catamarca, Departamento de Andalgalá, lugar donde se
efectuará la explotación que autorizó la Secretaría de Estado de Minería de esa provincia, mediante la resolución 35/09 (Declaración de Impacto
Ambiental). Respecto de la cual, incluso, se desconoce el grado de iniciación de los trabajos, en cuanto ello quedó condicionado al cumplimiento de los
requisitos allí dispuestos (v. fs. 65/96).
Además, toda vez que “el proyecto” comprenderá otras etapas que posteriormente se desarrollarán en las provincias de Tucumán, en donde se ubicará la
planta de filtros, y de Santa Fe, en la que se encontrará la instalación portuaria, entiendo que habría que distinguir entonces entre el impacto que producirá,
por un lado, la explotación del yacimiento “Agua Rica” en la Provincia de Catamarca, y, por el otro, los efectos negativos que surjan de las restantes etapas
del proyecto que la empresa realizará en las otras jurisdicciones.
Ello es así, puesto que, según la etapa de la actividad de la que se trate, el poder de policía ambiental deberá ser ejercido por las distintas jurisdicciones en
que éstas se concreten. Tal conclusión es la que debe extraerse de la propia Constitución Nacional, pues si bien el constituyente otorga poderes a la
Nación para dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, reconoce expresamente en primer término la potestad en materia
de protección ambiental en cabeza de las autoridades provinciales (art. 41, tercer párrafo de la Constitución Nacional y Fallos: 318:992 y 323:3859, entre
otros).
En consecuencia, no obstante que la actora alegue que “el proyecto” —prima facie y dentro del limitado marco cognoscitivo propio de la cuestión de
competencia a determinar— podría producir modificaciones negativas sobre la geomorfología, las aguas superficiales y subterráneas, la atmósfera, el
suelo, la flora, la fauna, el ámbito sociocultural y visual de la región, ello no basta para tener por cumplido el requisito de interjurisdiccionalidad establecido
en el art. 7° de la Ley General del Ambiente, pues no se ha aportado ningún estudio ambiental que permita afirmar ese extremo y tampoco las
manifestaciones con relación al punto que realiza la actora en su escrito inicial permiten generar la correspondiente convicción de su existencia (Fallos:
329:2469 y 330:4234).
Asimismo, resulta insuficiente a tal efecto el resumen ejecutivo de la empresa presentado como prueba documental, puesto que de allí nada surge respecto
de la contaminación que describe la actora sobre las cuencas hidrográficas del Salar del Pipanaco y del río Juramento.
Tampoco procede la competencia originaria de la Corte en razón de las personas demandadas, ya que la acumulación subjetiva de pretensiones que
voluntariamente formuló la actora contra las provincias de Catamarca, Tucumán, Salta y La Rioja, y el Estado Nacional, resulta inadmisible, en cuanto
ninguno de ellos es aforado en forma autónoma a esta instancia, pues —como se indicó— el planteamiento se vincularía con el ejercicio del poder de
policía ambiental que, en principio, está regido por el derecho público local y corresponde a la competencia de las autoridades locales (Fallos: 318:992 y
329:2316, causa “Mendoza”, cons. 16).
Además, considero que no existen motivos suficientes para concluir que el litisconsorcio pasivo sea necesario en los términos del art. 19 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, pues la relación jurídica que vincula a los sujetos procesales pasivos en el pleito no es inescindible, de modo tal
que la sentencia de mérito debiera ser pronunciada indefectiblemente frente a todos ellos, sino que, por el contrario, la actora pretende obtener una
sentencia condenatoria que exija a las distintas jurisdicciones ejercer sus atribuciones en materia de protección medio ambiental, según la etapa del
proyecto que se desarrolle en cada una de ellas (Fallos: 333:479).
En consecuencia, las reclamaciones que pretende deberán ser formuladas ante los tribunales que resulten competentes, cuya determinación surgirá según
la jurisdicción que se demande. Así, si es la Provincia de Catamarca o cualquier otra de las provincias enunciadas, se deberá presentar ante sus propios
tribunales locales dado el carácter de la materia, que integra el derecho público provincial (conf. en virtud de lo dispuesto en los arts. 41, 121, 122 y 124 de
la Constitución Nacional) y si es del Estado Nacional, ante la jurisdicción federal, pues es allí donde encontrará satisfecho su privilegio (conf. art. 116 de la
Constitución Nacional, ley 48, arts. 2°, inc. 61 y 12 y ley 1893, art. 111, inc. 5°).
En razón de lo expuesto y dada la índole taxativa de la competencia prevista en el art. 117 de la Constitución Nacional y su imposibilidad de ser extendida,
por persona o poder alguno, según el criterio adoptado por el Tribunal en el precedente “Sojo”, publicado en Fallos: 32:120 (La Ley Online), y reiterado en
Fallos: 270:78; 285:209; 302:63; 322:1514; 323:1854; 326:3642, entre muchos otros, opino que este proceso resulta ajeno a la competencia originaria de la
Corte. Buenos aires, 23 de mayo de 2011. - Laura M. Monti.
Que el Tribunal comparte los argumentos y la conclusión del dictamen de la señora Procuradora Fiscal, a los que corresponde remitir en razón de brevedad
y con el propósito de evitar repeticiones innecesarias.
Por ello, se resuelve: Declarar que la presente causa no corresponde a la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Notifíquese
y comuníquese al señor Procurador General de la Nación. — Ricardo Luis Lorenzetti (en disidencia). — Elena I. Highton de Nolasco. — Carlos S. Fayt. —
Enrique Santiago Petracchi. — Juan Carlos Maqueda. — Carmen M. Argibay.
Considerando:
1°) Que el doctor G. J. D., abogado apoderado de la Comunidad del Pueblo Diaguita de Andalgalá —en trámite de inscripción ante el Registro Nacional
de Comunidades Indígenas (RE.NA.CI)— interpuso amparo ambiental contra la Provincia de Catamarca, Minería Agua Rica LLC (sucursal Argentina), el
Estado Nacional, la Provincia de Tucumán, Salta, La Rioja y/o quien resulte titular de la concesión minera a cargo de la explotación del yacimiento Agua
Rica, a efectos de que se ordene el cese inmediato de todo tipo de actividad y/o explotación llevada a cabo por la coaccionada Minera Agua Rica LLC,
sucursal Argentina. Ello así, por cuanto existiría una grave e inminente afectación a la salubridad y habitabilidad del medio ambiente donde reside
dicha comunidad.
2°) Que el accionante sostiene que el presente caso sería de materia federal por la interjurisdiccionalidad de los posibles daños ambientales y de
competencia originaria de este Tribunal por las partes demandadas, ya que habría una omisión por parte de las provincias en cuanto a la obligación que
tienen del ejercicio del poder de policía. Asimismo, interpreta que el pueblo originario —al contar con un status jurídico diferente— no debería ser
considerado como vecino de las mismas.
3°) Que el proyecto Agua Rica se divide en cuatro componentes ubicados dentro de las provincias de Catamarca, Tucumán y Santa Fe: el área de la mina,
la planta de proceso, el corredor de servicios y la planta de filtros, y la instalación portuaria. En relación con los posibles daños ambientales, la parte actora
considera que se encuentran reconocidos en el informe de impacto ambiental “Proyecto Agua Rica” presentado por la coaccionada MAR, y serían producto
de emisiones de polvo, de gases, reducción de los caudales de agua y contaminación de las cuencas del Alto río Juramento y la del Salar de Pipanaco,
contaminación de suelos y vegetación, daños a la vida silvestre, afectación del patrimonio cultural y arqueológico de la región, afectación de la salud y la
calidad de vida de los residentes (alteración sensorial y visual).
4°) Que el amparista resalta que la empresa no evita el daño, sino que, intenta minimizar las consecuencias que su actividad realizará al medio ambiente y
salud de los pobladores, por lo que el presente amparo persigue el cese inmediato de la actividad llevada a cabo por la coaccionada MAR, la cual resulta
susceptible de empobrecer sustancialmente la calidad de vida de la comunidadrepresentada y/o de cualquier persona. Atento ello, solicita que se pondere
el principio precautorio y refiere que la coaccionada pretende causar con su actividad “daños aceptables” a los seres humanos y al medio ambiente, cuando
“el objetivo de la política ambiental no es causar daños aceptables sino evitarlos”. En ese marco interpone medida autosatisfactiva que ordene el cese
inmediato de todo tipo de actividad y/o explotación llevada a cabo por la Minera Agua Rica LLC, sucursal Argentina o por quien resulte, en última instancia,
ser concesionario del yacimiento Agua Rica.
5°) Que la empresa demandada presentó un Informe de Impacto Ambiental y, junto al mismo, un resumen ejecutivo diseñado de tal manera que
proporciona una presentación general de la evaluación. Según se referencia, el IIA cumpliría con los requerimientos de la legislación argentina, los
Estándares de Desempeño sobre Sostenibilidad Social y Ambiental de la Corporación Financiera Internacional (IFC) y los Principios de Ecuador. En
relación con el contenido se manifiesta que, desde el punto de vista económico, las comunidades locales se beneficiarían en su mayoría con oportunidades
de empleo y negocios, como así también los centros económicos regionales se beneficiarán del aumento de la demanda de habilidades y suministros.
Asimismo, las regalías que serían pagadas tanto a la Provincia de Catamarca como a las comunidades afectadas, se han considerado en razón de los
intereses que entrarían en juego a la hora de decidir en relación con la viabilidad del proyecto.
6°) Que según se puede apreciar, existirían importantes riesgos —según lo que se describe en el informe— con relación a la cantidad de agua superficial,
específicamente una reducción del agua en el río Minas que tiene el potencial de disminuir los flujos de agua en dirección aguas abajo del Río Andalgalá en
un promedio de 5% (hasta alcanzar un máximo de 8% durante la temporada seca). Este hecho podría tener efectos adversos en la agricultura, la economía
local y la calidad de la vida humana, asimismo el hábitat y la vida acuática también podrían verse afectados por los cambios de caudales de agua.
A través de la vida económica del proyecto, se removerán del open pit 1556 millones de toneladas de roca estéril. Las actividades tales como la
construcción, la voladura, el chancado, la molienda y la deposición de la roca estéril, son fuentes potenciales de polvo fugitivo. El drenaje ácido de roca,
tanto el que ocurre naturalmente como el inducido por las actividades de construcción o mineras, tiene el potencial de afectar negativamente la calidad del
agua subterránea. La empresa ha reconocido en el informe que durante la construcción de los componentes del proyecto, cierta remoción de vegetación y
movimientos terrestres serán necesarios. La calidad del hábitat terrestre y acuático dentro de la superficie del proyecto podría disminuir; y se podrían
perder ciertos hábitat. Asimismo el tráfico desde y hacia los componentes del proyecto puede causar ruido y vibraciones que pueden alterar la vida silvestre
y el ganado. En áreas donde los caminos pasan a proximidad de áreas pobladas, la salud y la calidad de vida de los residentes pueden ser afectadas.
También sucede que las actividades mineras tales como el pre-desbroce, la voladura, la molienda y la excavación podrían crear ruido y vibraciones que
provoquen que la vida silvestre evite ciertos hábitat, y podrían llegar a ser una fuente de preocupación para la salud de los trabajadores en la mina.
7°) Que la Secretaría de Estado de Minería aprobó el Informe de Impacto Ambiental presentado por la Minera Agua Rica LLC, para la etapa de la
explotación del Proyecto Agua Rica. Estableció una serie de requisitos, que en forma previa a la iniciación de cualquier trabajo, deberían de cumplirse por
la concesionaria y entre los cuales podemos destacar: factibilidad del mineraloducto, estudios en relación con las instalaciones mineras, plan de manejo del
agua, proponer líneas de base de calidad de aguas superficiales y subterráneas y adecuar los programas de monitoreo, revisar el modelo de dispersión y
los impactos ambientales en relación con la calidad del aire, reforzar la investigación cualitativa respecto de las poblaciones que van a ser impactadas,
fondo de garantía, entre otros puntos.
8°) Que en opinión de la señora Procuradora Fiscal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación existen criterios que deben tenerse en cuenta para
determinar la procedencia de la competencia federal en razón de la materia ambiental, estableciendo que, en primer término, debe delimitarse el ámbito
territorial afectado, pues, debe tratarse de un recurso interjurisdiccional (Fallos: 327:3880 y 329:2316), o de un área geográfica que se extienda más allá de
la frontera provincial.
La Procuradora entendió que es preciso demostrar, con alguna evaluación científica, la efectiva contaminación o degradación —según los términos de la
Ley General del Ambiente— de tal recurso interjurisdiccional, esto es, la convicción al respecto debe necesariamente surgir de los términos en que se
formule la demanda y los estudios ambientales que la acompañen o, en su defecto, de alguna otra evidencia que demuestre la verosímil afectación de las
jurisdicciones involucradas (Fallos: 329:2469 y 330:4234). En el sub lite, según se desprende de los términos de la demanda y del resumen ejecutivo del
informe de impacto ambiental que se acompaña, no se ha demostrado que el acto, omisión o situación generada provoque efectivamente degradación o
contaminación en recursos ambientales interjurisdiccionales, tal como lo exige el legislador, en el art. 7° de la ley nacional 25.675 General del Ambiente, y
la doctrina del Tribunal señalada.
9°) Que el pedido del actor para que cesen las actividades por parte de la demandada resulta ser de competencia federal, ya que se encontrarían
indirectamente afectados recursos interjurisdiccionales como son las Cuencas del Alto río Juramento y la del Salar de Pipanaco. En efecto, este Tribunal ha
sostenido que “...el art. 7° de la ley 25.675 prevé la competencia federal cuando se trata de la degradación o contaminación de recursos ambientales
interjurisdiccionales, hipótesis que se verifica en el sub lite en la medida en que, por un lado, están involucradas más de una jurisdicción estatal; y en que,
por el otro, dos de las pretensiones promovidas tienen en mira ese presupuesto atributivo de competencia —la degradación o contaminación de recursos
ambientales—, al perseguir la recomposición y el resarcimiento del daño de incidencia colectiva...” (causa “Mendoza”, Fallos: 329:2316).
10) Que es dable destacar que este Tribunal en ningún caso ha exigido la presentación de una evaluación científica o estudio que pruebe la efectiva
contaminación o degradación del recurso interjurisdiccional en casos como el de autos (Fallos: 329:2469). Por el contrario, es jurisprudencia de esta Corte
que para que en principio, se configure el presupuesto del art. 7° segundo párrafo de la Ley General del Ambiente, sólo basta que en la exposición de los
hechos en la demanda se observe que el daño afecta directamente un recurso interjurisdiccional. Así lo sostuvo esta Corte, en la sentencia “Fundación
Medam c/ Estado Nacional Argentino y otro s/ daños y perjuicios”, donde dijo que: “En cuanto a la materia, se advierte que, según surge de los términos de
la demanda, los procesos contaminantes “afectan fuertemente la composición química del acuífero freático y del lindero Río Paraná”, circunstancia que
habilita a entender que, en principio, se hallaría configurada la interjurisdiccionalidad que requiere el art. 7°, segundo párrafo, de la ley 25.675” (Fallos:
327:3880).
Que, por lo demás, sólo cabría hacer excepción a ese principio en aquellos casos como el presente, en los cuales la contaminación ambiental no afecta
directamente a un recurso interjurisdiccional, sino que dicha afectación se produce por la “...migración de los cursos de agua, y de elementos integrados
como consecuencia de la acción antrópica...” (Fallos: 330:4234). Los hechos descriptos en la demanda y el informe presentado por la demandada —que
reconocen posibles afectaciones a recursos hídricos que indirectamente perjudicarían ambientalmente otras jurisdicciones y a cuencas hidrográficas que
son recursos interjurisdiccionales en sí— son fundamento suficiente para determinar la competencia federal.
11) Que la aplicación del principio precautorio, en este caso, obliga a suspender el proyecto hasta tanto se efectúe un estudio del impacto acumulativo de
sus cuatro componentes. El estudio referido deberá ser realizado por las provincias involucradas y a través de las cuales pasan los mismos, en forma
conjunta con la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, la que deberá resguardar el respeto de los presupuestos mínimos en la
materia. Asimismo, se deberá dar amplia participación a las comunidades que habitan en la zona afectada. Dicho estudio deberá concentrarse en el análisis
del impacto ambiental acumulativo de la explotación del yacimiento Agua Rica, sobre el clima, el paisaje, y el ambiente en general, así como en las
condiciones de vida de los habitantes. Deberá proponer asimismo una solución que armonice la protección de los bienes ambientales con el desarrollo en
función de los costos y beneficios involucrados. En tal sentido deberá identificar márgenes de probabilidades para las tendencias que señale, valorar los
beneficios relativos para las partes relevantes involucradas y las generaciones futuras (conf. Fallos: 332:663).
12) Que la realización de un estudio de impacto ambiental no significa, de ninguna manera, una decisión prohibitiva del emprendimiento en cuestión. Por el
contrario, se trata de que el proceso de autorización permisiva no se base solamente en la decisión de autoridades locales que remiten a un informe de la
propia empresa, sino que sea más complejo. La magnitud de la explotación requiere una reflexión profunda, científicamente probada, socialmente
participativa y valorativamente equilibrada.
Ello es así, porque el objetivo es armonizar adecuadamente la necesidad del desarrollo económico con la sustentabilidad ambiental, de manera que la
explotación de los recursos no termine agotando los mismos o causando daños irreparables a otros bienes igualmente valiosos. Hay un deber
constitucional de garantizar que las generaciones futuras puedan seguir gozando de bienes ambientales y ello hace que toda decisión administrativa tenga
en cuenta una serie amplia de perspectivas suficientes como para poder considerar todos los aspectos involucrados. Nadie puede disponer de estos bienes
basado en su mero arbitrio.
Este deber constitucional se halla claramente en juego en un caso como el presente, en el que la obra a emprender tendrá un impacto económico, social,
ambiental extraordinariamente relevante y por muchos años, lo cual justifica que se haga un análisis meditado. No es posible tampoco argumentar que la
jurisdicción es local, porque no hay duda alguna de que todo el proceso de explotación excede ampliamente los límites de la división política y
jurisdiccional.
13) Que los hechos que se denuncian exigen de esta Corte el ejercicio del control encomendado a la justicia sobre las actividades de los otros poderes del
Estado y, en ese marco, la adopción de las medidas conducentes que, sin menoscabar las atribuciones de estos últimos, tiendan a sostener la observancia
de la Constitución Nacional, más allá de la decisión que pueda recaer en el momento que se expida sobre su competencia para entender en el caso por vía
de la instancia prevista en el artículo 117 de la Constitución Nacional (conf. causas L.733.XLII “Lavado, Diego Jorge y otros c/ Mendoza, Provincia de y otro
s/ acción declarativa de certeza”, pronunciamiento del 13 de febrero de 2007). Ello es así, pues le corresponde al Poder Judicial de la Nación buscar los
caminos que permitan garantizar la eficacia de los derechos, y evitar que éstos sean vulnerados, como objetivo fundamental y rector a la hora de
administrar justicia y de tomar decisiones en los procesos que se someten a su conocimiento, sobre todo cuando están en juego garantías constitucionales
de la índole de las invocadas. No debe verse en ello una intromisión indebida del Poder Judicial cuando lo único que se hace es tender a tutelar derechos,
o suplir omisiones en la medida en que dichos derechos puedan estar lesionados (conf. Fallos: 328:1146).
De tal manera, el Tribunal, como custodio que es de las garantías constitucionales, dispondrá la comparecencia de las partes a una audiencia pública, a
efectos de analizar los resultados de los informes solicitados (Fallos 331: 2925).
14) Que el presente caso corresponde a la competencia originaria de este Tribunal, en razón a la materia (Fallos: 334:476) y a las personas que han sido
demandadas por la parte actora (Fallos: 329:2316).
Por ello, y oída la señora Procuradora Fiscal, se declara la competencia originaria de esta Corte para conocer en las presentes actuaciones. Notifíquese y
comuníquese al señor Procurador General de la Nación. — Ricardo Luis Lorenzetti.