Historia Del Derecho Romano y Su Recepcion Europea
Historia Del Derecho Romano y Su Recepcion Europea
Historia Del Derecho Romano y Su Recepcion Europea
El derecho romano es la doctrina racional o ciencia que elaboran los juristas de la antigua
Roma, especialmente durante la época clásica (130 a.C. a 230 d.C.) para la distinción de la
conducta justa a seguir en las relaciones patrimoniales entre las personas o una persona y la
comunidad.
La sociedad política se forma gracias al Derecho y éste se convierte en realidad social y positiva
por la organización. Dicha organización y el propio Derecho quedan subordinados al Derecho
natural. El Derecho positivo (históricamente determinado) descansa en la Moral.
La figura del jurista, conocedor de dicho orden jurídico, es otra característica occidental. Era
una figura intermedia entre el iuris peritus (práctico del derecho) y el filósofo del derecho,
reflexionando y creando nuevas propuestas adaptadas a la sociedad. Solo en Roma (época
republicana) se llegó a elaborar y desarrollar un ordenamiento jurídico privado elaborado por
juristas para resolver conflictos entre particulares. El estado solo lo tutelaba para garantizar la
protección jurisdiccional. Los jueces (ius dicere) declaraban los derechos que se acomodaran a
las normas de los juristas (iuris prudentes). El término ius para designar al derecho procede del
latín y aparecía en la ley religiosa de las XII tablas. El jurista Celso define ius como el arte de lo
bueno (bonum por conveniencia moral) y de lo justo (aequum, justo en sentido amplio y para
ese caso en concreto) y por eso tienen autoridad (auctoritas), aunque carezcan de poder
político. Se empieza a usar a partir del S. II d.C. Más tarde, el término ius se extiende al ámbito
criminal, fiscal, militar, político, etc. y en lo procesal aparece el término iurisdictio u orden
jurídico general.
La palabra derectum (camino recto de los cristianos, la balanza en Egipto) también latina, pasa
a significar derecho a partir del S. IV d.C. y, desde el S. IX, solo se usa este término.
La palabra iustilia la usa Ulpiano para representar la virtud (voluntad constante de dar a cada
uno lo suyo). Con la prudencia, son las virtudes propias del derecho y de la jurisprudencia.
Roma une la ética autónoma y el derecho. Con la adopción del método casuístico se avanzó en
el logro de un ordenamiento de soluciones justas y tipificadas como criterios normativos. Se
podían ajustar a situaciones concretas donde se daban los mismos supuestos de hecho.
El derecho romano dota a la cultura jurista europea de una dimensión cultural técnico
científica, originada a partir del primer ordenamiento jurídico plasmado de las XII tablas a
mediados del S. V a.C. y a lo largo del tiempo se va dando protagonismo a la Jurisprudencia.
A mediados del S. III d.C., el protagonismo pasa a la legislación y el derecho se convierte en
una ordenación autoritaria del poder político. El emperador Justiniano encarga en la primera
mitad del S. VI d.C. la Compilación. La parte principal de la misma, llamada Digesto, recogía la
literatura jurídica elaborada por la Jurisprudencia romana. Fue la base, en los inicios del S. XII
de los fundamentos de la cultura jurídica europea común.
2. Fuentes de conocimiento
El conocimiento del derecho romano se apoya en los elementos normativos de la
documentación conservada durante la historia jurídica romana. En su aplicación se utiliza un
análisis crítico de dichos textos. Se cuenta con fuentes como:
- Fuentes jurídicas: principalmente obras como las Instituciones de Gayo o la compilación
justinianea.
- Fuentes extrajurídicas: fuentes que sin ser jurídicas tratan tangencialmente la materia, como
obras literarias, históricas...
- Epigráficas o papirológicas: dependen del soporte.
El derecho romano, como cualquier derecho histórico y demás disciplinas históricas, se apoya
en lo relativo a la aplicación del derecho y para la comprensión del derecho jurídico en la
variada documentación que forma parte del testimonio histórico gracias al tratamiento
científico de estos materiales. Desde el punto de vista jurídico presentan especial importancia
las fuentes de conocimiento que afectan directamente al derecho, y que reciben el nombre de
fuentes jurídicas. La documentación de carácter literario, lingüístico, filosófico, histórico etc.
que integra el conjunto de fuentes extrajurídicas también tienen relevancia, porque mediante
ellas podemos conocer mejor las condiciones con que nace o actúa el derecho.
La fuente principal de potestas es la ley o lex (declaración distada por quien tiene potestad,
pero puede necesitar la aceptación del que la recibe, la lex pública la aprueba el pueblo y la
privada la acepta la otra parte negociante). La lex pública no aprobada se llama lex data y la
dictaban los magistrados con imperium. Eran leyes comiciales equiparadas con los plebiscitos.
También son fuentes de potestad los edictos dirigidos al pueblo, importantes eran los de los
pretores y ediles.
En la república, la ley solo ocupa un lugar predominante en el derecho público, sobre todo en
la ordenación constitucional; las relaciones internacionales; medidas organizativas de tipo
administrativo o relevancia socioeconómica; y tipificación de conductas que precisaran de
sanción penal de carácter público. La mayor parte de las disposiciones legislativas relevantes
para el derecho privado eran plebiscitos.
Se utiliza la lex pública para transformar instituciones de derecho privado por razones de
interés público (protección de menores, por ejemplo).
La posición secundaria de la legislación en el derecho privado se debe sobre todo a dos
factores:
- Mores maiorum, orden normativo y ético-social desde la concepción de Roma como ciudad,
que suponía un origen no legislativo del derecho privado.
-El protagonismo de los pretores (urbano y peregrino) en la administración de la justicia por la
potestad edictal, que integra las disposiciones legislativas dentro del orden procesal donde
opera la Jurisprudencia.
Ulpiano define la jurisprudencia (de ius y prudencia) como el conocimiento de las cosas divinas
y humanas y la ciencia de lo justo y lo injusto. La prudencia sirve para distinguir lo que se debe
y no se debe hacer dentro de un orden jurídico vinculado a valores socio-éticos. Las decisiones
judiciales debían de estar conformes a los criterios normativos de la Jurisprudencia.
Durante la República, el Senado dictaba decisiones que eran ejecutadas por los magistrados,
pero no afectaban al ámbito del ius civile (civil). A partir del Principado sí ocurre.
príncipe fue Alejandro Severo (222-235 d.C.). Le sucede un periodo de anarquía militar que
acaba con el modelo de Augusto.
-Dominado (284- 476 y 1453): Inicio Dioclesiano (284-305) y consolidado por Constantino
(307-337). El poder pasa a ser autocrático y se mantiene hasta la caída de Roma en el año 476.
En la parte oriental, ya separada desde Teodosio I en el 395, hasta 1453.
2. El rey o rex
El rey (de regere, dirigir o guiar) era el centro de la vida político constitucional desde el origen
de Roma. Es una monarquía en la que no rige el principio hereditario ni la elección del sucesor
por el reinante. El poder lo tenían los patres y elegían al sustituto, que era presentado para
aclamación a las curias que le debían sumisión y obediencia. Era un procedimiento civil,
aunque con factor religioso de conformidad divina con el elegido.
El poder del rey (imperium) no era limitado, era el comandante de los ejércitos y el centro de
la vida ciudadana con su poder político y judicial como garante de la pax deorum. Con la
desaparición de la monarquía pasa a funciones sacrales (religiosas).
3. El senado arcaico
Este órgano al principio estaba formado por 100 miembros, en la época monárquica 300. Sus
antepasados debieron de ser los antiguos patres o jefes de las distintas gentes. Gents es el clan
(patricia) formado a partir de un antepasado común. Tenían un apellido común derivado del
fundador. También agrupaba a los clientes (obedecían a su patrón) y éstos les debían
protección (Fides y la ley de las XII tablas recogía el castigo, llamado “sacer esto”). Quedaban
fuera los plebeyos. Al aumentar el número de senadores se distinguía entre patres maiores y
minores y a los miembros plebeyos se les llamaba conscripti.
El rey designaba a los miembros del Senado, pero se cree que era una confirmación moral de
los jefes naturales de los grupos gentilicios. Con el aumento de la potestad del rey, la elección
si era selectiva, aunque condicionada al peso social de las distintas gents.
Los comicios por curias fueron la forma más antigua de asamblea popular romana, convocados
y presididos por el rex y participaban todos los ciudadanos. Adoptaban un pater familis por
otro con fines sucesorios y el testamento primitivo y también aclamaban al nuevo rey (lex
curiata de imperio).
5. Ius Y Fas
El nexo cordial entre Derecho y religión se pone en manifiesto en todas las normas primitivas.
No se da una antítesis o contraposición entre el ius y el fas, entre la lex humana y la lex divina.
Las fuentes más antiguas que disponemos testimonian el uso diferenciado de fas e ius para
indicar la licitud de lo que se dice y de lo que se hace. En un primer momento, fas e ius
expresan la licitud de un determinado comportamiento, es decir, su conformidad con la
voluntad de los dioses. De concebir la licitud en concreto, se pasa luego a considerarla en
abstracto y fas designan entonces como “lo lícito” y el ius “lo que es lícito”. Los pontífices
(primeros juristas) comienzan ahora a distinguir entre un ius divinum y un ius humanum, entre
normas que, naciendo de la voluntad divina, tienen por objeto relaciones distintas: Ius divinum
que ataña a las relaciones entre el hombre y los dioses.
La sucesiva afirmación del poder político llevará a sentar una noción del ius como Derecho que
crean los hombres y se pone bajo el amparo de órganos magistraturales. En los últimos siglos
de la República, se zanja por completo el proceso de secularización del ius. El fas significa lo
lícito religioso y equivale al ius divinum. El ius fue definido por el jurista Celso mediante una
célebre definición: “el arte de lo bueno y de lo justo”. Ese ius comienza a secularizarse de ese
derecho divino. En el derecho romano se entendía por fas el derecho de los dioses, es decir, lo
permitido y manifestado por la divinidad. El fas era dado por los sacerdotes y se contraponía,
como derecho divino, al derecho humano o ius. Agrega que a lo opuesto, lo ilícito, lo injusto o
contrario a la ley divina se le denominaba “nefas”.
Las leyes regiae eran una serie de preceptos sacros y jurídicos de los reyes que habrían sido
objeto de dos distintas ordenaciones, ordenados a fines del S. VI a.C. por el pontífice Sixto
Papirio (ius Papirianum).
Tenían una significación de carácter político, una manera de realización del modelo de
convivencia de la poli ateniense, que implicaba la existencia de normas escritas y la igualdad
de todos los ciudadanos ante el orden jurídico. El derecho o ius aparece ya diferenciado de las
reglas y preceptos de los ámbitos moral y religioso (fas) para el inicio de la secularización.
La ley de las XII tablas nos permite conocer la estructura de la ordenación de las relaciones de
derecho privado, a las que se refiere la legislación decemviral y el marco de la evolución
posterior del ius civile.
El ordenamiento jurídico toma como sujetos a los jefes del grupo familiar y, en cuanto derecho
propio de la ciudad, a los ciudadanos como sujetos de derechos. Patrimonialmente reconoce la
propiedad privada y la consideración de los bienes rústicos como prevalentes (economía
propia agrícola). Hay poca referencia a los negocios crediticios. En cuanto al derecho
hereditario, la sucesión se resuelve en el ámbito familiar y el testamento como forma de
asegurar la sucesión, tutela y curatela, contempladas en la ley decemviral. El derecho penal es
muy importante donde se diferencian los actos ilícitos que dan lugar a la persecución pública
(criminia, crímenes) y otros (delicta, delitos) que solo generan pena privada patrimonial.
Las doce tablas representan la interconexión entre derecho y proceso, con distintos modos de
litigar (legis actiones) para el derecho privado.
Se hace necesaria pues la interpretación de esta ley por los pontífices y su asesoramiento
(desarrollo interpretativo o interpretatio). Su Jurisprudencia aparece como ius legitimum, un
derecho derivado y formulado en el caso concreto por deducción de los principios generales
recogidos en los mores maiorum y la ley decemviral. Los posteriores edictos pretorianos
flexibilizaron la interpretación de estos principios.
El derecho público fue desarrollándose a partir de las leyes aprobadas en las asambleas
populares.
La República nace hacia el final del S. VI a.C. y se cree que los magistrados asumieron las
funciones políticas y militares del rex. Según los fastis, algunos magistrados eran plebeyos.
Tras la consolidación del cambio constitucional, la nobleza patricia se hace con el control de la
civitatis, a pesar de la tensión con los plebeyos que había dado lugar a un Estado paralelo. La
plebe posiblemente eran los trabajadores, artesanos, comerciantes, etc. que se fueron
instalando en la ciudad. Ellos no pertenecían a ninguna gens, pero algunas de las gens pasaron
a formar parte de la plebe.
Los tribunos de la plebe (tribunis plebis) fueron un órgano de protección contra la magistratura
suprema a comienzos del S. V a.C. y debieron de proceder de tribunos militares (auxilium e
intercessio). La plebe con su lex sacrata (juramento colectivo) declaró sacer a todo aquel que
atentase contra los tribunos. Los ediles de la plebe ayudaban a los tribunos y a la
administración del templo de Ceres (archivos y la recolección de trigo). Los tribunos y ediles
eran elegidos en los concilia plebis tribuna. Socialmente, también se enfrentaban patricios y
plebeyos y los hijos mixtos no serían nunca patricios (ausencia de conubium). Esta situación la
acaba el plebiscito del año 445 a.C. (lex canuleia). Los plebeyos lucharon por la igualdad
jurídica y en ese marco se elaboró la ley de XII tablas, que, aunque se estableció una
magistratura doble anual, existían otros con potestad consular (tribuni milkitum consulari
potestate) según las necesidades. Desde la aprobación de las leges Liciniae, los cónsules o
magistrados supremos eran siempre dos y uno de ellos solía ser plebeyo, ayudado por el
pretor como collega minor.
En el año 270 a.C., Roma domina la península itálica y, más tarde, el Mediterráneo. La
organización del territorio se hizo con alianzas (foedera, emparentado con fides). Unas eran de
igualdad (foedera aequa), y muchas de desigualdad (foedera iniqua). Las tierras itálicas eran
del ager Romanus y se repartían de forma privada o eran públicas y controladas por el Senado.
Las colonias tenían cierta autonomía, sobre todo las de importancia militar y se le daba tierras
(municipio) con sus instituciones anteriores. Las provincias, una vez pacificadas, el control
pasaba del magistrado conquistador a un exmagistrado urbano (magistrados con imperium
que ya habían estado un año) por la lex Cornelia en el 81 a.C.
El pueblo elegía a los magistrados que luego formarían el Senado, pero el poder en la práctica
lo tenía la aristocracia senatorial. La crisis de este sistema dura un siglo y se inicia en la
segunda mitad del S. II a. C., coincidiendo con el gran desarrollo creativo de la Jurisprudencia
Para tomar decisiones, el pueblo se agrupaba por centurias y por tribus. También por tribus se
reunía la plebe de forma autónoma. Para las notificaciones, se reunían a propuesta del
magistrado (contio). Las contiones sirvieron luego para los discursos de líderes políticos.
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Cada centuria, en total 193, tenía un voto. La mayoría estaba en manos de los ricos (98, 18 de
equites y 80 de primera clase) y controlaban las decisiones. El resto eran de segunda clase (20),
de tercera (20), 4ª (20), de 5ª (30) y 5 eran las más pobres (sin armas). En cada clase (pedites)
existían el mismo número de centurias de iuniores (menores de 46) que de seniores (46-60). La
división en pedites se hizo según las propiedades fundiarias, luego se tuvo en cuenta todo el
patrimonio.
Los comicios centuriados eran convocados por un magistrado con imperium para elegir a los
magistrados mayores (cónsules, pretores y censores), aprobar leyes (entre ellas las
declaraciones de guerra y de paz o leges de bello indicando) y la jurisdicción penal en crímenes
sobre todo políticos y siempre que estuviera en peligro la vida de un ciudadano.
También tenían que ser convocados por un magistrado con imperium para elegir a los
magistrados menores y votar leyes. Los magistrados casi siempre recurrían a las tribus para
esta aprobación.
Los pebiscitos vinculaban solo a la plebe, pero con el acuerdo con los patricios, llegaron a
vincular a todos los ciudadanos y adoptar la forma de leges, equiparándose (exaequatio) a
ellas desde el año 286 a.C. (lex Hortensia).
3. LAS MAGISTRATURAS
1) Imperium y potestas
En esta época, el poder residía en los magistrados, elegidos por asambleas populares. La
potestad o poder maximus se denominaba imperium y lo poseían los cónsules. Junto a ellos
estaban los pretores encargados de la jurisdicción. Ambos eran las figuras más importantes en
el derecho.
El magistrado con imperium tenía el mando supremo militar, competencia para convocar a los
comicios y al Senado, la jurisdicción (luego pasó a los pretores), podían dar edictos (ius
edicendi) y poder disciplinario (coercitio) para imponer castigos y dictar órdenes. En el caso de
pena de muerte, el ciudadano podía solicitar ayuda al pueblo (provocare ad populum) para un
juicio comicial.
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cargo al inicio y tras finalizar un asertorio de haber actuado con honestidad. Podían ser
juzgados tras finalizar su labor. No podían ser reelegidos ni ocupar más de una magistratura.
Por último, los magistrados no cobraban por el desempeño de su oficio, que era un honor, de
ahí a que nadie sin suficientes recursos económicos pudiera aspirar en la práctica a los cargos
públicos. En realidad, las magistraturas no sólo eran gratuitas, sino que a menudo,
comportaban cuantiosos gastos sufragar obras de utilidad pública, juegos etc. prometidos por
lo común al presentar una candidatura, los cargos eran muy ambicionados.
b) Desde el 367 a-C. aparece la figura del pretor, collega minor del cónsul, también tenía
imperium y se encargaba de la jurisdicción. Hacia el año 242 a.C. por el aumento de los
litigios se hace necesario un segundo pretor (pretor peregrino) para asuntos entre
ciudadanos de Roma y extranjeros o solo para extranjeros en Roma.
En los juicios, el pretor se encargaba de la primera parte (in iure) y un particular elegido
por ambos litigantes se encargaba de las pruebas y la sentencia. De forma ordinaria, una
sola persona (iudex, arbiter, juez) juzgaba el caso, pero a veces se establecía un tribunal
permanente (los centumviri).
c) El dictador (magister populi) era nombrado en caso de especial peligro para la República,
al que se le otorgaba el imperium máximo y controlaba a todas las demás magistraturas.
Lo nombraban los cónsules tras consultar al Senado. No ocupaban el cargo más de 6
meses. Sus decisiones no eran sometidas a intercessio ni provocatio ad populum,
quedando suspendidas las garantías constitucionales.
d) Los censores no gozaban de imperium, pero sí de alto prestigio. Eran elegidos por los
comicios centuriados (como pretores y cónsules) cada 5 años y el cargo máximo de 18
meses. Se accedía a la censura al final de la carrera política y solían ser excónsules.
Elaboraban el censo de ciudadanos y todos los patres familias debían presentarse ante
ellos y realizar una declaración jurada de su patrimonio y otros datos. Los censores les
asignaban a una determinada centuria y tribu. Realizaban la nota censoria ante
comportamientos contrarios a los boni mores y se encargaban también de los
arrendamientos a particulares del ager publicus y contratos de la res pública. Tras la lex
Ovinia (312 a.C.) elegían a los senadores.
e) Los ediles curules aparecían con las leyes Licinae Sextiae (367 a.C.) que era un compromiso
entre patricios y plebeyos, a imitación de los ediles de la plebe. Eran magistrados menores
elegidos por los comicios por tribus. Sus funciones eran el cuidado y vigilancia de la ciudad
(cura urbis), la vigilancia de los mercados (cura annonae) y la organización de los
espectáculos públicos importantes (cura ludorum sollemnium). Podían publicar edictos
para controversias de los mercados y asuntos de seguridad ciudadana.
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f) Los cuestores eran magistrados menores auxiliares elegidos por los magistrados máximos.
Más tarde, fueron elegido por comicios de tribus. Al inicio eran 4 (dos para cada cónsul),
luego aumentaron según las necesidades políticas y militares. Custodiaban el erario
público, documentos públicos, etc. y desde mediados del S. III a.C, cuatro de ellos,
llamados quastores classici, se ocupaban del armamento y mantenimiento de la flota.
4. EL SENADO
1) Composición
Es el órgano constitucional republicano más importante. Eran 300 miembros hasta que Sila (S. I
a.C.) lo aumentó a 600 y César a 900. En esta época los designaban los magistrados supremos y
tras la lex Ovinia por los censores, aunque siempre solían ser exmagistrados.
Dentro de los miembros existía un orden jerárquico según la magistratura desempeñada, los
de más alto rango eran los excensores y excónsules, los primeros en comparecer. Luego los
expretores y así sucesivamente. Los añadidos o conscripti eran los miembros plebeyos que
aparecen a partir del S. IV a.C. Solo los magistrados con imperium podían convocar al Senado,
hasta finales de la República. Luego, también los tribunos de la plebe.
2) Competencias
Solo tenían auctoritas, no poder y por ello sus decisiones se conocían como senadoconsultos y
eran meras recomendaciones. Sin embargo, por su alta autoridad eran obedecidos. Los
magistrados con imperium solicitaban su parecer al Senado. Diseñaba la política exterior
romana, controlaba y administraba el erario público (aerarium) y asignaban a los
exmagistrados con imperium en gobierno de las provincias. También debían proveer si
quedaba vacante la magistratura máxima, siendo el encargado de convocar al Senado el
senador más anciano de los de mayor rango (prínceps senatus) y elegían un interrex cada 5
días hasta que los comicios centuriados eligieran al cónsul.
Las senatusconsultas eran primero orales y desde el S. III a.C. eran escritas, quedando bajo la
custodia de los cuestores.
En el último siglo de la República, el Senado, ante turbulencias gravers por las reformas
agrarias, podía aprobar el estado de excepción (senatusconsultum ultimum) que se utilizaba
para librarse de los enemigos políticos.
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La secularización se atribuyó a Tiberio Coruncanio. A mediados del S. III a.C. este primer
plebeyo alcanza el pontificado maximus gracias a la lex Ogulnia del año 300 a.C. y explica de
forma oral el funcionamiento de las cuestiones jurídicas que le fueron planteadas, al margen
del colegio pontificial.
La literatura jurídica propiamente dicha se inicia con Sexto Petón (cónsul en 198 y censor en
194 a.C.) al que se atribuye la Tripertita o ius Aelianum, que reunía un texto de las XII Tablas, la
interpretatio posterior y los formularios de las legis actiones. En la segunda mitad del S. II a.C.
aparecen tres juristas: Manio Marilio, Marco Junio Bruto y Publio Mucio Escévola. A ellos se les
pueden considerar los fundadores de la Jurisprudencia y a partir de ellos comienza el periodo
clásico de la Jurisprudencia romana, mantenida hasta el primer tercio S. III a.C., modelo para
siempre de la ciencia jurídica.
Con Servio, empezó la enseñanza organizada del derecho. No existía una interpretación de la
Jurisprudencia unitaria. Quinto Mucio Escévola realiza una extensa exposición ordenada del ius
civile en 18 libros, donde separó el ius civile y el honorarium. Aquilo Galo introduce en el
edicto las causas de dolo (de la actio y de la exceptio) y es el autor de la stipulatio Aquiliana.
Servio Sulpicio Rufo fue cónsul en el 51 a.C. y realiza un breve comentario al Edicto pretorio,
un libro sobre las dotes y notas discordantes con Quinto Mucio. Fueron sus discípulos Pacuvio
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Labeón, Alfeno Varo (amigo y protector del poeta Virgilio) que escribe una digesta y Aulo O
filio (asesor de César) que escribió el primer comentario extenso al Edicto pretorio y veinte
libros de legibus. Se le atribuye leges vicensimae y unos libri actionum. Otros juristas fueron
Aulo Cascelio y Trebacio Testa (maestro de Labeón), que dedicó los Topica y fue asesor de
César y luego de Augusto. Los juristas pertenecían a la aristocracia senatorial, al final del
periodo republicano eran del orden ecuestre como Testa.
- Literatura jurisprudencial
a) Obras problemáticas: plantean problemas o casos:
- Responsas: son colecciones de respuestas que se han dado a particulares de
problemas que realmente se han planteado.
- Quastiones: son colecciones de respuestas a casos ficticios.
- Digestas: colecciones que recopilan respuestas a cuestiones tanto reales como
ficticias.
b) Comentarios: al Edicto del Pretor o al Derecho civil de Sabino y a otros libros, pueden ser de
tipo genérico o más específicos (sobre una institución concreta).
c) Enseñanza (conocidas como Instituta): entre las que destaca las Instituciones de Gayo.
d) Cuestiones básicas del Derecho: son obras que se conocen como epitomes donde vienen las
cuestiones básicas del Derecho, que proliferan bastante en la etapa tardía.
Las leyes aprobadas tenían tres partes diferenciadas: la praescriptio (magistrado proponente,
fecha, asamblea votante, y la primera unidad que votó); la rogatio (texto de la ley propuesta);
y la sanctio (distintas cláusulas para garantizar la aplicación de la ley y relación con el resto del
ordenamiento jurídico). Una copia de la ley era expuesta públicamente y otra guardada por los
cuestores. La interpretación de las leyes la realizaban los juristas.
Las leyes aprobadas por las asambleas populares existieron durante toda la República y en
tiempos de Augusto, que por su postestas tribunicia presentó numerosas leyes. Destacan lex
Iulia de collegiis, lex I. de maritandis ordinibus, etc.
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2) Ius honorarium
Procede de la jurisdicción de los magistrados romanos, sobre todo pretores. Por esto, es
equivalente al ius praetorium. Según Papiano, el derecho honorario es el introducido por los
pretores para ayudar a suplir al ius civile (ejem derecho sucesorio). En las acciones, el pretor
suplía al ius civile con las acciones útiles (extendiendo las acciones a casos análogos) y las
actiones in factum (para sancionar supuestos no previstos por el ius civile o para corregir
imperfecciones). El pretor podía también corregir con exceptiones, de restitutiones in
integrum, etc.
En el Edicto se encontraban los recursos procesales fundados en el ius civile y los creados por
el pretor. En los últimos años republicanos y primeros del Principado, el Edicto estaba ya
consolidado. Salvio Juliano en 130 realizó la redacción definitiva del Edicto pretorio y edilicio.
3) Ius Gentium
Existían instituciones jurídicas accesibles tanto a los romanos como a los extranjeros con los
que se relacionaban, al fundarse más en la fides que en la forma. El derecho de gentes era civil,
pero no todo el derecho civil era de gentes. Están dentro de este derecho instituciones como
el mandato, la sociedad, la compraventa porque están basadas en la fidelidad o lealtad a la
palabra dada (fides) y son válidas para todos los hombres. La palabra fides tiene muchos
matices, es la virtud del más fuerte, también es promesa en los juramentos, la fides bona o
buena fe y la bona fides del derecho posesorio.
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LECCIÓN 5: EL PRINCIPADO
1. Organización política del principado
En los comienzos del S. III a.C. Roma se asoma al Mediterráneo para hacerlo latino, desde
España al Asia Menor, por obra de una conquista en la que se combinan el genio militar y el
político y que culmina en el último siglo de la República. La penetración de las ideas y del
espíritu de Grecia y de Oriente opera fuertemente sobre la vieja mentalidad romana.
Las graves consecuencias derivadas del ensanche del territorio, junto con las luchas y
antagonismos entre la vieja nobleza, la nobleza nueva de navieros, banqueros e industriales,
etc. producen una crisis que, afectando a los órdenes político, económico y social, tendrá que
dar paso a un mando excepcional.
Depositada la confianza del pueblo romano en Octavio, y tras su victoria con Marco
Antonio, asume aquél la tarea de restaurar la paz y la justicia, superando el caos moral,
político y económico de los últimos tiempos. En Octavio ven sus conciudadanos al
prínceps civitatis, al primero entre los ciudadanos, al más digno para llevar a cabo la
restauración y la vigorización de las viejas virtudes y tradiciones religiosas y nacionales.
La magistratura suprema doble y anual tampoco era la adecuada para el gobierno. Las
influencias extranjeras sobre todo helenísticas fueron disminuyendo a las tradiciones y
virtudes cívicas antiguas y las costumbres cambiaron con el desarrollo económico y la
mercantilización a finales del S. III a.C. Nobles y burgueses prosperan y el campesinado se
empobrece a mediados del S. II a.C. El senado perdió prestigio y las asambleas populares eran
demasiado numerosas.
La reforma agraria de Tiberio y Cayo Sempronio Graco (133-121 a.C.) inicia la crisis de la
constitución republicana y hasta Augusto fue atacada.
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Tras los Graco, se aumentó la división entre los optimates, partidarios de la aristocracia
senatorial y los populares, apoyados por amplios sectores del pueblo y se violó la constitución
republicana, eligiendo a una misma persona más de una vez cónsul. La corrupción de los
miembros del Senado agravó la crisis constitucional. Entre el 90 y 88 a.C. ocurrió la guerra
social que dio la ciudadanía romana a las poblaciones itálicas.
En el año 82 a.C. la ciudad de Roma era un caos y, sin magistrados supremos, el poder pasa de
nuevo al Senado (interregnum) y el interrex elegido (L. Valerio Flaco) convocó al pueblo para la
elección de un dictador (Cornelio Sila) dándole poder más de los 6 meses. Sila hizo muchas
reformas como el aumento del número de miembros de las magistraturas, aumentó también
el de los senadores (600), la limitación de la intercessio de los tribunos y el sometimiento de
los plebiscitos a la auctoritas senatorial. Pretendía limitar a los tribunos y someterlos al control
del Senado, aunque más tarde Pompeyo y Craso la derogaron.
La victoria de César sobre Pompeyo y la muerte de este en el año 48; la derrota del ejército
republicano en Tapsos y suicidio de Catón el viejo (46 d.C.); la batalla de Filipos y la muerte de
Bruto y Casio (año 42); y la victoria de Augusto en Actium (31 a.C.) derrumbaron la República.
El Principado de Augusto se inicia tras la derrota de Marco Antonio en Actium (31 a.C.). Marco
Antonio formaba parte del triunvirato reinante junto a Octavio y Lépido. Fue un gran político,
devolvió el poder al Senado en el 27 a.C. y aceptó un supremo mando militar por 10 años
sobre las provincias no pacificadas y el título de Augustus que le concedía la máxima
auctoritas. Desde el año 31 al 23 a.C. se presentó a cónsul y siempre fue elegido. El último año
logra, gracias a un plebiscito, la potestad tribunicia de forma vitalicia. Con ello, consigue el
poder de los tribunos de la plebe y a través de una de los comicios centuriados obtiene el
imperio proconsular mayor e infinito y por ello el control de las provincias.
Los poderes se concentran en Augusto y lo convierten en una figura al margen de la
constitución republicana: el Princeps romanorum, el primero de los ciudadanos de Roma.
3. El princeps y su sucesión
Augusto se había hecho con el poder presentándose como restaurador de la República y a su
muerte, el poder debía volver al Senado y al pueblo. El Senado tenía importancia, pero el
pueblo no. En cambio, los ejércitos si gozaban de fuerza e importancia y así la sucesión estaba
en manos del emperador y del ejército y por último del Senado.
Augusto adoptó a Tiberio y le presentó como sucesor. Fue elegido y tras él, los emperadores
Calígula, Claudio y Nerón (fueron de la misma dinastía Julio-Claudia). Tras ellos, una etapa de
anarquía con Galba (apoyado por el Senado), Otón (por los pretorianos) y Vitelio (por el
ejército). Comienza la dinastía Flavia con Vespasiano (apoyado por las legiones de Oriente),
luego Tito y Domiciano. El Senado nombra a uno de sus miembros, Nerva (origen de juristas)
que da lugar al mejor periodo del Principado con los emperadores adoptivos Trajano (98-117)
y Adriano (117-138), Antonino Pio (138-161) y Marco Aurelio (131-180). En este periodo el
pinceps elegía al más idóneo para sucederle.
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Fue asesinado y sustituido por Helvio Pertinax, a instancias de los pretores, las reformas no
gustaron al ejército y fue asesinado. Sucede entonces otro periodo de anarquía militar hasta
que Septimio Severo se alza con el poder al derrotar a los otros ejércitos. Se inicia la dinastía
de los Severos (193-235) que continua con Caracalla, Heliogábalo y Alejandro Severo. Este
último gobernó de forma absolutista y es asesinado, sucediendo un nuevo periodo de anarquía
militar durante medio siglo.
b) El prínceps asume las funciones sobre todo de las magistraturas políticas y militares.
También pasan a manos de funcionarios.
Los cónsules y pretores se siguen nombrando. En cuanto a los primeros, ya no tienen las
funciones política ni militar, pasando a ser un cargo honorífico y con algunas funciones
jurisdiccionales extra ordinem (como reclamaciones de fidelcomisos). El pretor, en cambio,
siguió encargándose de la jurisdicción ordinaria y el Edicto se fue transmitiendo sin
modificaciones hasta Adriano, que lo fija definitivamente.
c) El Senado conserva más fuerza y se habla de división de poderes, pero era controlado por
el prínceps. Este sugería a muchos de los magistrados que luego pasarían a ser senadores.
Existían provincias imperiales (controladas por funcionarios imperiales) y provincias
senatoriales (controladas por el Senado), siempre con la intervención del prínceps en las
segundas.
Augusto pasa a 600 el número de senadores. La ley popular (lex Iulia de senatu, año 9 a.C.)
regula su funcionamiento. Sus atribuciones de la época republicana estaban limitadas por
el prínceps y el Senado pasa a ocupar las funciones de las asambleas populares en lo
legislativo.
Destacan los prefectos, casi todos elegidos por el prínceps. Pertenecían a los caballeros
(equites). El praefecti praetorio era el cargo más alto y estaba al mando de la guardia personal
del emperador (los pretorianos). Normalmente su número era de 1 a 3 y eran las personas con
más poder tras el emperador. Tres juristas alcanzaron el cargo: Papiano (con Septimio Severo),
Paulo y Ulpiano (con Alejandro Severo). Por su importancia económica de Egipto, se le dota del
praefectus Aegypti, rango solo inferior a los praefecti praetorio.
19
En la urbe, los principales prefectos eran: praefectus urbi (orden público, elegido por Senado),
praefectus annonae (abasto de alimentos) y praefectus vigilum (vigilancia nocturna ciudad y
bomberos).
Los prefectos, por el prínceps dotados de jurisdicción extra ordinem, acabaron sustituyendo a
las magistraturas. En el S. III d.C., el praefectus praetorio sustituye al emperador en las
apelaciones de las sentencias civiles y penales.
Se dividen las provincias por su importancia militar y económica. Si eran sede de tropas, eran
imperiales.El suelo provincial era público, salvo excepciones. Estaban sometidos a tributación.
El impuesto sobre los fundos (stipendium) era ingresado en el aerarium (administrado por el
Senado) y en las imperiales (tributum) pasaba al fisco del prínceps.
El grado de romanización de las provincias fue mayor en la parte occidental del Imperio. Para
esta misión se concede la ciudadanía romana a los latinos y peregrinos. En 212 d.C. Caracalla
otorga dicha ciudadanía a todos los habitantes libres del Imperio (constitutio Antoniniana de
civitate peregrini danda) excepto a los dediticios (quizás referidos a extranjeros que habían
luchado contra Roma).
20
Sin embargo, a partir de mediados del S. I d.C. los senadoconsultos fueron muy numerosos.
Destaca, en época de Claudio el Sc Vellaeanum (prohibía la intercessio de las mujeres), el SC
Neronianum (sobre convalidación de legados), etc. Inicialmente, se correspondían al derecho
privado y más tarde al ius civile (scc. Tertuliano y Orficiano). Tenían eficacia similar a las leyes.
Desaparecen en la época clásica, los últimos en el periodo de los Severos. ()
Los edicta tuvieron como modelo los edictos de los magistrados republicanos, pero se referían
a temas más variados (administración de provincias, concesión de ciudadanía, etc.) y no
tuvieron relevancia en el derecho privado. Para esto usaron la legislación comicial y luego los
senatoconsultos. Eran expuestos de forma oral y se mantenían hasta su derogación.
Los mandata eran instrucciones del prínceps a sus funcionarios, destacando los dirigidos a los
gobernadores de las provincias imperiales (legati Augusti). También se usaban para dar
instrucciones a los procónsules de las provincias senatoriales. Fueron importantes en la
administración y derecho privado. A destacar el testamento militar. Sin embargo, no estaban
incluidos en los escritos jurisprudenciales como constituciones imperiales.
Los demás tipos eran para casos particulares, como los decreta (decisiones judiciales extra
ordinem) sobre todo en apelaciones. A partir del S. II, la potestad imperial estaba por encima
de la autoridad de los jueces privados y podían revocar sus sentencias y servían más tarde de
precedente alegable. El destino de las epistulae eran los funcionarios imperiales. Las enviaba
el emperador desde la secretaría ab epistulis, respondiendo a sus consultas.
Los rescripta eran similares, pero muy importantes en el desarrollo del derecho privado en los
S. II y III d.C. Eran dictámenes emitidos por el emperador ante cuestiones jurídicas de
particulares. Las respuestas se agregaban a las instancias (libelli). Si los hechos declarados eran
ciertos, el juez quedaba vinculado. Dichos dictámenes serían también precedentes alegables.
El emperador consultaba a su consilium, formado por juristas importantes. Era un paso
posterior al ius publice respondendi. Aunque los rescriptia gozaban de la auctoristas imperial,
recogían el derecho jurisprudencial. Estaban en la misma línea que los responsa
jurisprudenciales. Desde Adriano, los rescriptia quedaron recogidos en los escritos
jurisprudenciales. También podían referirse a cuestiones de formulario y procedimiento
extraordinario y se convierten en fuente esencial de la cognitio extra ordinem.
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Lo más probable es que Juliano le diera solo unidad al texto y pudo modificarlo y la agrupación
de títulos y cláusulas por semejanzas externas siguió un orden no siempre racional. Quedó
dividido en 45 títulos con varias cláusulas edictales, clasificados en 5 grandes partes.
Juliano hizo también la redacción definitiva del Edicto de los ediles curules, muy importante
para el derecho privado (entre otros, recogía la responsabilidad por los daños en las cosas o
personas de animales peligrosos). Tras la redacción definitiva, el procedimiento cognitivo se va
imponiendo sobre el formulario (comienzo S. IV d.C.).
Los juristas tenían una relación muy estrecha con el prínceps (sobre todo Adriano, con su
consilium principis) y, aunque la Jurisprudencia defendió su autonomía de la política, estuvo al
servicio del emperador.
Desde Adriano, los juristas elegidos para el consilium (con ius respondendi) tuvieron gran
influencia en las constituciones imperiales (en los decreta, rescripta, senatoconsultos y
orationes principium).
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- Masurio Sabino: discípulo de Capitón. Obtuvo de Tiberio el ius publice respondendi. Nos lega
tres libros de derecho civil (libri III iuris civile).
- Casio Longino: discípulo directo de Capitón, y compartió con Sabino la Jefatura de la escuela
que lleva su nombre porque el hombre fuerte de la misma era él. Ocupó distintos cargos
públicos relevantes desde cónsul suffectus a gobernador de Asia y legatus en la provincia de
Siria; fue desterrado por Nerón. Su obra principal es una exposición del ius civile más extensa
que la de Sabino.
- Juvencio Celso: ocupó varias magistraturas y formó parte del consilium de Adriano. Propuso
el senadoconsulto Juvenciano que lleva su nombre. Destaca sus 39 libros de digesta.
Salvio Juliano: contemporáneo de Celso. Figura central de la Jurisprudencia romana con
Labeón. Participo de los consilium de Adriano y Antonino Pio. Fijó el Edicto. Destacan sus 90
libros de digesta.
Otros: Coseyo Nerva (discípulo de Labeón), Proculo (también discípulo de Labeón), Pegaso
(primer jurista praefectus urbi), Aristón (también ejerció la abogacía).
También escribió sobre las XII Tablas, 30 libros ad Edictum provinciale, libros de comentario al
Edicto pretorio y edilicio y monografías.
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LECCIÓN 7: EL DOMINADO
1. La constitución política del Dominado
El modelo de organización política que adoptó el Principado desde el S. III d.C. se fue
distanciando del modelo republicano. Ocurre un desplazamiento político hacia Oriente, por la
desintegración en Occidente por la invasión germánica y posterior caída del IROc.
Antonino Caracalla concede el año 212 la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del
Imperio en virtud de la constituto Antoniniana. Se pretendía unificar el Imperio y en el ámbito
jurídico expandir el sistema imperial romano frente a los derechos provinciales. No obstante,
desde el S. IV se orientaliza la cultura jurídica.
Tras la caída de los Severos y la crisis general, el Imperio se transforma en una monarquía
absoluta y divinizada con los emperadores ilíricos. El primero fue el general Aureliano (270-
275), autoproclamado señor y dios (dominus et deus). Se consolida con Dioclesiano (284-305),
que pone en marcha al Dominado. Sería una nueva organización constitucional absolutista,
que continúa Constantino.
En el Dominado, el emperador es dueño y señor del territorio y de sus súbditos. Los cónsules
no tenían ningún poder. El Senado tampoco.
Diocleciano marca las primeras políticas intervencionistas e inventa un sistema conocido como
la TETRARQUÍA, rechazando la división del territorio, pero consideraba la presencia política
(Caesar) con algunos colegas en las diversas zonas. No llegó a ponerse en práctica. Diocleciano
quiso unificar el Imperio y reorganiza la administración militar y civil de forma burocrática.
Designó un colega al mando y así planteaba también la línea sucesoria. Su colega fue el general
Maximiano, encargado de la parte occidental. Ambos eran Augustos, pero la preminencia era
para Diocleciano. Cada emperador contaba con un César cogobernante durante 20 años y
luego le sucedería (antes si fallecía). Galerio fue César de Diocleciano y Constancio Cloro de
Maximiano. Este sistema sucesorio no se consolidó.
- La administración imperial
Se forma una organización militar subordinada al emperador, con poder supremo
administrativo y de gobierno. Abarca la administración civil (militia afrmata) y la civil (militia
palatina).
Los cargos siguientes eran el magister officiorum, el quaestor sacri palatii, comes sacrarum
largiotionum, el comes rerum privatarum. Estos y otros altos funcionarios trabajaban
juntamente con los prefectos pretorios y formaban parte del consejo asesor (consistorum).
La unidad básica de ordenación era la provincia. Desaparece la antigua división ente imperiales
y senatoriales. En tiempos de Dioclesiano existían 87, con un gobernador al frente, con poder
civil y penal. Varias provincias se unían en dioceses, hasta 12 y al frente un vicario. Las diócesis
se agrupaban en prefecturas bajo el mando del prefecto pretorio. Eran 4: Italia, las Galias (en
24
Occ y Or) e Iliria con Constancio, los prefectos eran los funcionarios de la administración más
importantes. Decidían sobre las apelaciones contra las sentencias de los gobernantes. Este
modelo sirvió para la parte oriental del Imperio pues la occidental cae bajo los pueblos
germánicos. Las ciudades conservaron sus instituciones, pero con autonomía muy limitada.
Quedaron a cargo del curator civitatis.
Este modelo no prosperó y en el año 380 Teodosio I y Graciano eligen religión unitaria a la
cristiana. San Ambrosio reafirma la doctrina de la independencia de la Iglesia y del deber de
apoyo por parte del poder político y a su vez una mutua colaboración. Desde el S. V así lo
asumen los pontífices. En la parte occidental, el papel de la Iglesia en la incorporación de los
pueblos germánicos la hizo más fuerte e independiente. En cambio, en Oriente a partir de
Zenón (479-495) se tiende al cesaropapismo.
Se crean iglesias locales en las ciudades, dirigidas por un epíscopus con poder administrativo y
sacerdotal. Eran elegidos por la comunidad, pero desde el S. IV lo hará el propio clero. En este
siglo se desarrolla la organización territorial de la Iglesia y aumenta la importancia de la sede
romana, tras el concilio de Nicea (herencia apostólica, San Pedro al frente de la Iglesia) y de
forma independiente del poder político imperial. La organización territorial aprovecha el
esquema administrativo y la Iglesia adopta términos y conceptos del derecho público del Bajo
Imperio.
25
hacen con constituciones imperiales (Edicta o leges generales) y esto hizo que se perdiera
unidad legislativa.
Los rescriptos quedan como leges speciales, pierden su carácter casuístico y se usan para
nuevos criterios normativos generales o para conceder beneficios a comunidades. Menos
importancia tuvieron los decretos porque los tribunales y autoridades competentes tenían las
funciones judiciales.
La voluntad imperial es la única instancia legitimadora del derecho y los iura solo tienen valor
si siguen vigentes por parte de dicha voluntad política. En el modelo de organización
jurisdiccional del Dominado son los jueces los destinatarios de una normatividad que se les da
y que solo pueden aplicar en casos concretos. Esta cuestión crea incertidumbre sobre el
derecho aplicable en el caso de lagunas normativas o criterios discrepantes de en los textos
jurisprudenciales que podían dejar de estar vigentes o por leges speciales.
En el periodo post-clásico empieza a considerarse la costumbre entre las fuentes del derecho,
pero es en el periodo clásico tardío, donde el derecho tenía vigencia territorial, cuando las
costumbres provinciales alcanzan vigencia normativa. Constantino establece que la costumbre
no puede estar por encima de la razón ni de la ley. Justiniano en cambio recoge la doctrina civil
y eclesiástica que formula la teoría de la costumbre, equiparándola a la ley. Recogía un
precepto en el que se prohíbe la alegación de ignorancia o inobservancia de la ley como causa
justificativa de la no aplicación de esta. A partir del S. III las fuentes del derecho se identifican
con los textos clásicos y así los abogados (recitatio legis) utilizan la alegación de los textos
jurídicos en los usos forenses.
26
También eran frecuentes las monografías (libri singularis) sobre determinadas materias como
las funciones de las magistraturas de la administración. Se recogen en el Digesto atribuidos a
juristas clásicos, como Gayo (institutiones y res cottidianae), pero procedían de autores
desconocidos. Son todos escritos de la jurisprudencia (Código Gregoriano, Código
Hermogeniano, posteriormente el Código Teodosiano recoge leges naturales).
Destaca en el S. IV la fragmenta Vaticana, de autos desconocido que recogen escritos de los
dos campos. Son una exposición jurídica general, con títulos y agrupación por temas a partir de
los escritos de Paulo y Ulpiano o del autor de un interdicis. Se utilizan también rescriptos y
leges, asociando ius, rescriptas y leges.
Otra obra de este siglo fue la Collatio legum Mosaicarum et Romanarum donde se hallan
fragmentos jurisprudenciales de Ulpiano, Papiano. Modestino y Gayo. Junto a Gregorio y
Hermogeniano son los 5 juristas incluidos en la ley de citas.
6. La ley de citas
Para la práctica forense era más útil el uso del Codex (libro paginado).
Tampoco los abogados tenían preparación suficiente para conocer toda la Jurisprudencia
anterior ni los jueces podían comprobar si la norma jurídica alegada era auténtica. Lo que sí
podían hacer los jueces ante dos opiniones jurisprudenciales discordantes (si no estaba
modificada por una constitución imperial) era elegir su preferida, lo que daba lugar a abusos.
Era caótico el panorama judicial de Bajo Imperio al igual que en el S. V en las partes de este. El
emperador Valentiniano III ofrece una solución con la oratio promulgada el 7/11/426 d.C. ante
el Senado de Roma para regular todas las fuentes del derecho (leges e iura) para solventar los
problemas de la práctica jurídica. El legislador podía determinar cuándo una constitución era
general o especial.
7. El Código Teodosiano
Es la primera compilación oficial de leges, por iniciativa del emperador de oriente Teodosio II
(Codex Theodosianus). En 429, nombra una comisión de 9 personas (funcionarios de alto
rango) para recoger las constituciones imperiales (leges) promulgadas desde Constantino,
ordenadas en libros y títulos y confeccionar una obra de conjunto con todo el derecho vigente
(leges e iura), basándose en los Códidos Gregoriano y Hermogeniano, la colección teodosiana y
los escritos jurisprudenciales. Dicha comisión fracasó en su labor. Se nombra una nueva
27
comisión en el año 435, que podía enmendar los textos para evitar posibles contradicciones.
Solo formaba parte de ella un jurista. Se publica el Código en el año 438 y entra en vigor en el
439. Valentiniano, emperador de Occidente lo acepta y el Senado de Roma lo aprueba en el
438. No se derogaron los rescriptos conservados de los códigos Gregoriano y Hermogeniano
vigentes hasta el Código de Justiniano. Las disposiciones legislativas promulgadas en una parte
del Imperio no eran eficaces en la otra si no se incorporaban con una pragmática sanción.
El Código de Teodosio estaba dividido en 16 libros y éstos en títulos, con las constituciones
imperiales recogidas cronológicamente. Predomina el derecho público. El derecho privado está
en los libros 2-3-3-5º y parte del 8º. El 1º trata de las fuentes del derecho y competencias de
los funcionarios imperiales; el 6º de la jerarquía y privilegios de los funcionarios; el 7º del
servicio militar; el 9 al derecho penal; el 10º y el 11º al derecho fiscal; 12-13-14º a las
corporaciones; y el 16º al derecho eclesiástico. Los textos legales recogidos son leyes generales
procedentes de los archivos provinciales de Oriente y Occidente y otros archivos
administrativos y judiciales. En Oriente fue sustituido por el Código de Justiniano y en
Occidente perduró hasta la elaboración del Breviario de Alarico (lex Romana Wisigothorum).
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Lección 8:
1. Desarrollo de la cultura jurídica en Occidente y Oriente (Vulgarismo y Clasicismo)
1.1 La enseñanza y la formación de los profesionales del derecho
Desde principios del S.V, el poder político del Dominado en Oriente asume la ordenación de la
enseñanza del derecho en centros oficiales (prototipo de escuela la de Berito). Estos juristas
pasaban a formar parte de la administración.
En el 425 se crea la Universidad de Constantinopla para estudios jurídicos y otros. Junto con
Berito, contribuyó al Corpus Iuris Civilis de Justiniano. Se enseñaba usando de referencia el
derecho jurisprudencial. Conservaron las obras de la Jurisprudencia clásica. Desde el 460 se
hicieron leyes para el control de las condiciones del ejercicio de la abogacía.
En Occidente no se hacía una enseñanza autónoma del derecho.
De Oriente, apenas nos ha llegado literatura jurídica. Destacan los Scholia Sinaitica, que
incorporaban notas a libros de Ulpiano de dote y tutela y menciona constituciones de los
Códex antes mencionados. Más importante es el libro siro-romano de derecho (leges
saeculares) en griego, a fines del S.V. Por último, el libro actionibus destinado a la enseñanza.
Aunque la enseñanza se impartía en griego, se mantuvo la redacción latina de los textos
clásicos. No alteran los textos jurisprudenciales, hecho que sí se produce en la Compilación de
Justiniano.
El contenido y valor de la legislación de los S.V y principios del VI en Occidente y Oriente son
distintos por el distinto nivel de cultura jurídica en ambas partes del Imperio.
En Occidente destacan el Código de Eurico, el Edicto de Teodorico, la Lex Romana
Burgundionum y en especial el Breviario de Alarico (lex Romana Wisigothorum).
2. La compilación justinianea
2.1 Justiniano y su obra jurídica
El emperador Justiniano tuvo una singular personalidad, que unida a la renovación jurídica de
las escuelas de Berito y Constantinopla hicieron posibles una gran codificación conocida como
29
el Corpus Iuris Civile. Esta obra nos ha permitido conocer el derecho romano y la
Jurisprudencia clásica.
Justiniano quiso unificar al Imperio con el ejército, la religión y el derecho. Para el derecho
contó con Triboniano, que pasó desde simple comisionado para la redacción de la Compilación
a quaestor sacri palatti. Parece ser el responsable del Digesto. Posteriormente participó en la
realización de las Institutiones y la segunda edición del Codex (534).
La Compilación se realizó entre los años 528 al 534 y consta de un Codex (código de leyes),
Digesto (antología de iura) y las Instituciones. Más tarde, se añade las Novellae constitutiones
(nuevo código).
Los juristas clásicos, que disponían de ius repondendi, crearon normas, pero el emperador es
el que las legitimaba. Justiniano conserva o deroga, según su voluntad, dichas normas y decide
la vigencia o modificación de las constituciones imperiales. Reduce las fuentes del derecho a la
legislación.
2.3 El Digesto
Triboniano lo propuso a finales del 529. Agrupaba una amplía antología de los escritos
jurisprudenciales. Algunas controversias con los mismos se decidieron por leyes (quinquaginta
decisiones) y se añadieron otras constituciones (segunda edición del Códex).
Sus ayudantes fueron Constantino, Teófilo y Cratino (de Berito), Doroteo y Anatolio (de familia
de juristas) y once abogados.
Se publica por la constitución Tanta a fines del 533, quedando como la única obra
jurisprudencial autorizada. Los juristas citados (en total 39) pertenecen a distintos siglos, desde
el I a.C. a la época posclásica. Destacan Ulpiano y Paulo. Estaba formado por 50 libros con
títulos e indicación de contenidos. En los títulos aparecía el nombre del jurista y de la obra y
número de libro de esta. Luego, el propio Justiniano lo divide en siete partes.
Las modificaciones (interpolaciones) de los textos compilados fueron muchas.
Del Digesto nos ha llegado distintos manuscritos, la littera Florentina (la más antigua), la littera
Pisana y la Vulgata (S.XI).
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En el final del año 533, por la constitución Omnem reformó los antiguos planes de estudio para
adaptarlos a la nueva Compilación.
En la misma época, Teófilo crea la Paráfrasis de las Instituciones. En el S.VI obras anónimas,
con tendencia vulgarizante. En el VII, un resumen en griego del Digesto y Código (por el
“anónimo”). En el VII, varias compilaciones de los emperadores bizantinos. A fines del IX, la
obra “Basílicos”, a la que se añaden en el X largos comentarios (scholia o escolios).
La cultura jurídica va decayendo en Oriente y en Occidente, a partir del S.XII, se recupera el
derecho de la Compilación justiniano
31
Lección 9:
1. El renacimiento jurídico medieval
El hallazgo del Digesto y su uso como base para la enseñanza universitaria del derecho, a partir
del S.XII, constituye el punto de partida de la cultura jurídica europea. Del derecho
jurisprudencial romano se adoptan su contenido terminológico y conceptual y su técnica de
estudio dotada de argumentación lógica, para la formulación de las soluciones jurídicas. La
sociedad del altomedievo se transformó en base a un progresivo cambio de valores
reguladores de la convivencia que originaron modificaciones de su cultura y estructura.
2. Glosadores y comentaristas
Glosadores:
La Compilación justinianea (Corpus Iuris) es asumida como ordenamiento normativo completo
para base de la ciencia europea del derecho. Distintos gramáticos de la escuela de artes de
Bolonia se ocupan especialmente del Digesto y crean la Littera Bononiensis o Vulgatta. Irnerio,
gramático de dicha escuela, funda un centro para la enseñanza del derecho y de ahí nacen las
primeras generaciones de juristas, que por su forma de analizar los textos del Corpus y las
anotaciones explicativas (glosas), fueron llamados glosadores. Estos juristas consideran el
contenido jurisprudencial del Digesto como el único y verdadero derecho, de modo que no
realizaban ningún análisis crítico del contenido normativo.
A la hora de introducir este derecho, se encuentran con textos contradictorios que hubo que
interpretar con el método dialéctico escolástico y el problema de la adecuación de dichos
textos a su época, que también necesitó de la vía interpretativa. La doctrina científica
empleada permite encontrar fundamentación jurídica a los problemas de la práctica del
derecho dentro del Corpus Iuris, dentro de un cuerpo normativo cerrado y completo.
Destacan Azón (Summa Codicis, inicios S.XII) y Accursio (Glosa ordinaria, 1230).
Los glosadores, para legitimar el derecho que tenía que ser aplicado, recurrían a la potestad
legislativa del emperador romano-germánico. Sin embargo, la estructura política no apoyó esta
cuestión y el derecho elaborado solo pudo aplicarse como derecho común subsidiario (bajo los
distintos derechos propios de la realidad político-territorial italiana).
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Se crean más escuelas de derecho en Italia y los juristas formados en ellas adquiere gran
protagonismo, asesoran a la administración e influyen en la aplicación judicial (consilium
sapientis, asesoran a los jueces) liberando al juez de responsabilidad.
Carácter cultural del fenómeno: se debe a la jurisprudencia doctrinal que introduce una nueva
cultura jurídica en la práctica (tribunales, negocio). Son juristas procedentes de centros
universitarios con formación común, que se adaptan a la realidad social. El derecho tiene un
carácter esencialmente jurisprudencial, sobre todo en su ámbito preferente de actividad que
es el derecho privado.
Se profesionaliza la función judicial, se organizan tribunales superiores que pueden generar
una jurisprudencia uniforme en un determinado espacio político-territorial pero la institución
universitaria siguió ejerciendo la formación, no ocurrió así en Inglaterra.
Comentaristas:
Esta armonía entre derecho canónico y civil y entre derecho común y propio, se debe a la obra
de los comentaristas. Son juristas de la escuela de Bolonia, del S.XIV, que otro género literario
diferente al de los glosadores, aunando los textos romano-justinianeos y los demás derechos
concurrentes. Con el mismo método interpretativo del Corpus Iuris, construyen por vía
interpretativa nuevas instituciones jurídicas de forma adecuada a la práctica del derecho y a la
realidad social. Destacan Bártolo de Sassoferrato y Baldo de Ubaldi. Los comentaristas realizan
el primer desarrollo del derecho comercial (ius mercatorium o lex mercatoria).
3. El humanismo jurídico
El Humanismo es un movimiento científico y literario que nace en Italia a fines de la EM. Toma
al hombre como medida de todas las cosas, siguiendo el modelo antropológico de la
Antigüedad clásica greco-romana. En el pensamiento, forma parte del proceso renovador
ideológico, político, artístico e intelectual que culmina en el Renacimiento de inicios de la Edad
Moderna. De la cultura clásica grecorromana, extrae el nuevo orden de valores (razón, verdad
y la persona) que configurarían el pensamiento renacentista. La razón sería el medio de
conocimiento, la verdad como objetivo de la ciencia y el hombre como referente legitimador
de la ordenación jurídico-social.
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Asimismo, el Humanismo situó en primer plano la dimensión histórica del fenómeno jurídico y
estableció la necesidad de adecuar el derecho a las exigencias político-sociales y condiciones
de los distintos pueblos europeos, dentro de una unida cultural común que les proporcionaba
los valores universales de la cultura clásica. Dichos principios informarían los diferentes
ordenamientos jurídicos nacionales. El humanismo renacentista en esencialmente práctico y
partiendo de lo clásico, promueven la transformación de la organización jurídico-social
anterior.
En otra línea de innovación sistemático-expositiva de las instituciones del derecho civil romano
se sitúa al frente Hugo Donello, que toma el esquema gayano-justinianeo y le imprime a la
persona como referente (precursor del iusnaturalismo posterior). También se caracteriza por
proyectar la reflexión científica sobre el derecho a la búsqueda y formulación de principios
generales extraídos de la experiencia jurídica romana (ratio scripta).
4. La Pandectística
La pandectística o pandectismo fue una doctrina jurídica europea posterior al humanismo
jurídico y anterior a la codificación, que alcanzó su apogeo en Alemania en el S.XIX. La escuela
pandectística trataba de analizar los textos del derecho romano siguiendo el método de la
dogmática jurídica, es decir, buscando la extracción de principios, así como la deducción de
conceptos nuevos, basados en la abstracción a partir de conceptos anteriores.
Este proceso de construcción científica del nuevo derecho alemán fue impuldado por Puchta
(1797-1846) en el derecho privado, fundamentado por el derecho recogido en el Digesto, de
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5. El movimiento codificador
Desde inicios de la Edad Moderna, el absolutismo monárquico pretendió unificar el derecho
nacional para la soberanía de la Corona en el ordenamiento jurídico-social, con el apoyo de los
profesionales juristas. Sin embargo, éstos consiguieron mantener su posición y la estructura de
la ordenación jurídico-social.
En Francia se pretendía, desde el punto de vista político, una ordenación unitaria que afianzara
la idea de nación como entidad política una e indivisible bajo el principio de la igualdad. Las
reformas napoleónicas dieron lugar a un Estado centralizado y la potenciación de la
administración que, bajo el pensamiento ilustrado, fomentará el bienestar de los ciudadanos.
La obra legislativa napoleónica alcanza a todo el ordenamiento jurídico (Código civil,
Procedimiento civil, Código mercantil, Código de instrucción criminal y el Código penal),
aplicando la idea codificadora de la Revolución y recogida por la Asamblea Constituyente y por
la Constitución de 1791. Se sustituye todo el ordenamiento jurídico anterior.
Este nuevo ordenamiento se concibe como un sistema completo y cerrado y supone una
ruptura con la tradición jurisprudencial inspiradora del derecho común francés y la
normatividad se identifica con la formulada por el poder legislativo, sin control externo alguno.
Contribuye a esta cuestión el pensamiento iusracionalista, en su interpretación política del
principio de soberanía de la ley parlamentaria y el componente antitradicionalista
revolucionaria en contra del protagonismo de la profesión jurídica frente al poder político.
Queda fuera de la normatividad el valor constructivo de la interpretación jurisprudencial. Sin
embargo, con posterioridad, el elemento jurisprudencial volvió a recuperar su posición
constructiva en el derecho francés, a pesar de que fuera reformada por la legislación. En la
literatura jurídica renace el género de la exégesis y el del comentario y desde mediados del
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S.XIX, por influencia de la ciencia alemana del derecho, aparecen nuevas construcciones
sistemáticas en el derecho civil francés. Desde estas fechas, la revolución industrial condujo a
una legalidad democrática que generó el concepto de Estado liberal de Derecho. El sufragio
universal dio paso al Estado democrático y social y se configura el derecho al trabajo como
derecho fundamental. Todo ello supuso un cambio en las relaciones codificadas de derecho
privado que se modificaron por vía legislativa, para la formación del derecho del trabajo (S.XX).
La influencia político-cultural francesa ha sido comparada con la Recepción europea de la
tradición romanística y su Code civil se extendió por Europa y América Latina. En Inglaterra, en
cambio, no supuso a nivel político repercusiones en la ordenación del derecho inglés que
siguió la unificación dentro de la propia estructura judicial del derecho.
La Escuela Histórica en el marco político-cultural nace con la desaparición del antiguo Imperio
germánico y su Tribunal Cameral (1806) y con el impulso reinante del sentimiento nacionalista
unificador de los territorios alemanes. Las corrientes intelectuales y políticas de signo liberal
apoyaron las codificaciones cono expresión de unidad del ordenamiento jurídico y superación
del particularismo territorial de la historia jurídica alemana. Se crea de esta forma una ciencia
alemana del derecho que expresó la unidad del ordenamiento jurídico y que consigue
proyectar esta cultura a Europa. Además, proporcionó los materiales para los códigos
generales alemanes a fines del XIX.
Savigny quería construir un sistema jurídico con vigencia práctica, por un procedimiento
inductivo que tenía por base las fuentes jurídicas romano-justinianeas pero reinterpretadas
con referencia al pueblo como entidad político-cultural artífice del derecho y con los juristas
como intérpretes y gestores de este.
Los profesionales juristas volvieron a tener una posición predominante en la construcción de la
normatividad, mientras que la legislación quedaba como mera formalización de esta. Así había
sido en el Medievo en el derecho romano-canónico y en la doctrina alemana del usus
modernus pandectarum.
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Lección 10:
1. El procedimiento civil romano: sus épocas
Sobre la relación entre ius, el derecho subjetivo con la actio o recurso de tutela procesal: La
acción podría ser el prius (antes de de) y el derecho el posterius (después de). Conviene para
ello señalar la diferencia de la actio en el ámbito del derecho civil y en el derecho pretorio (ius
honorarium, propio de la República romana, para corroborar-suplir-corregir al derecho civil ya
existente en Roma). En el primero, la actio como pretensión enunciada en la intentio de la
fórmula, es la sombra del derecho sustancial (o material, que determina la actividad
jurisdiccional). En el segundo, la actio, por ser in factum (el pretor protegía unos hechos no
contemplados por el ius civile), quedaba fuera del ius, atendiendo a la aequitas (justicia,
equidad). Hay pocas fuentes para conocer los principios fundamentales del procedimiento
formulario y de la estructura de las fórmulas (parte del Digesto, obras literarias y sobre todo el
incompleto libro IV de las Institutiones de Gayo). Asimismo, dificulta esta misión la pretensión
moderna de la relación entre el derecho subjetivo (derecho material) y la actio (derecho
procesal). En la contienda procesal, los derechos cobran más fuerza y virtud. En la actio, es el
medio legítimo para la actuación del derecho. Hay que conjugar ambos aspectos.
La palabra actio en DR se emplea desde un sentido formal (abre las puertas a la tutela
jurisdiccional) y como material (reclamación de un derecho). Existen distintas actios para cada
derecho. En el ius civile, la actio es la consecuencia del derecho material. En el pretorio, el
derecho es el reflejo de la actio. Clases de actio:
1. Acciones civiles (ius civile) plasmadas literalmente en la fórmula.
2. Acciones pretorianas (ius honorarium) que dependen de la iurisdictio del magistrado
(facultad de autorizar un proceso judicial concreto).
Dentro de las pretorias están las facticias, las útiles y las de transposición de sujetos. Destacan
las acciones in factum.
- Acumulación de acciones: De un mismo hecho jurídico pueden nacer varias acciones
encaminadas al mismo fin.
- Prescripción de acciones: En el Derecho civil suelen ser perpetuas y en el pretorio,
temporales.
- Iudicium. Iudicium legitimum e iudicium, quod imperio continetur: El régimen procesal clásico
establecía un juicio (iudicium), ajeno al imperium del magistrado y basada en el officium de
árbritos. Este arbritaje da base al iudicium privatum clásico y se concreta en un acuerdo entre
las partes para someter la cuestión a la decisión del arbiter. Este acuerdo o litis contestatio
recibe el refrendo de un magistrado que apertura o no el juicio. El celebrado en la civitas era el
I.Legitimum y el I.Imperio continens era el celebrado fuera de Roma o intervienen extranjeros.
En el primero se otorgaba a sentencia valor de cosa juzgada.
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diciendo que «las acciones que usaban los antiguos se denominaban acciones de Ley bien
porque habían dimanado de las leyes (sin duda porque todavía no habían surgido los edictos
del pretor mediante los cuales se han introducido muchas acciones) y porque se ajustaban
puntualmente a los términos de las leyes, y por esta razón eran observadas con la misma
inmutabilidad que si se tratare de las mismas leyes».
La legis actio declarativa pretende que el juez se pronuncie sobre la existencia de un derecho
puesto en tela de juicio. En cambio, una acción de ley ejecutiva sirve tan sólo para conseguir la
ejecución de una sentencia ya existente o para otros casos análogos.
El procedimiento de las legis actiones es la forma más antigua de enjuiciar. Las partes,
presentes in iure (ante el magistrado), hacen sus peticiones y declaraciones según las fórmulas
establecidas por la costumbre o la ley. Por ello, los particulares tenían que recurrir a los
sacerdotes (primeros juristas de la Roma antigua) para su asesoramiento para el pleito.
Gayo distinguía 5 acciones de ley: Acciones declarativas (las tres primeras) y ejecutivas (las dos
últimas)
1) Per sacramentum (apuesta sacramental): acción de carácter general utilizada siempre que la
ley no hubiera previsto otra cosa. Apuesta en dinero (sacramentum) que celebraban las partes,
una vez realizadas sus alegaciones in iure. Ese dinero pasaba in sacro al erario público. Solo el
victorioso recuperaba la apuesta. Tenía dos formas: legis actio sacramento in rem (tutela del
derecho de propiedad) e in personam (para derechos de crédito). Ambas partes sostenían que
eran dueños de la misma cosa, herencia o servidumbre en la primera y en la segunda, el
acreedor afirma su derecho y el deudor lo niega.
2)Per iudicis postulationem (por petición del juez): Las XII Tablas concedían esta acción para
reclamar lo debido en virtud de un sponsio y para los procesos de división de una herencia y
por una ley licinia para la división de cosa común. Este tipo de acción requiere la indicación de
la causa por la que se litiga, el nombramiento inmediato del iudex y no se recurre a la apuesta.
3)Per condictionem (por emplazamiento): fue introducida por la ley Silia, para deudas de
dinero cierto y por la ley Calpurnia para otra cosa cierta. Tenía carácter abstracto, el
nombramiento del iudex se hacía a los treinta días y no había apuesta.
4)Per manus iniectionem (por imposición de mano)
5) Per pignoris capionem (por toma de prenda)
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tomaban por testigo a las personas presentes, diciendo: «testes estote»; con objeto de que
esas personas pudiesen, en caso necesario, suministrar delante del juez el testimonio de lo que
había ocurrido ante el magistrado. Esta elección de testigos se llamaba litis contestatio, que
señalaba el fin de la primera parte de la instancia y producía dos efectos fundamentales, pues
va a impedir que las partes modifiquen la petición asumida in iure y las va a obligar a
someterse al pronunciamiento del juez.
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casos de pignoris capio como delegaciones de sus facultades hacía el Estado en favor de tales
acreedores.
La legis actio per pignoris capionem servía para la ejecución directa requisando los bienes de
personas deudoras de tributos, ciertos créditos militares y de tipo religioso.
La legis actio per manus iniectionem sirve para ejecución personal, son ejecuciones normales o
regulares. Si el condenado, en el plazo de 30 días, no cumpliese la prestación, y no presenta un
fiador o vindex es llevado de nuevo ante el magistrado y éste podía ordenar su ingreso en
prisión o venderlo fuera de Roma. Esta práctica fue abolida por la lex Poetelia.
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Lección 11:
1. El procedimiento formulario: origen
La lex Aebutia posterior al año 150 a.C. y la Lex Iulia iudiciorum (no anterior a Augusto)
pudieron ser las leyes que dieron fin a las legis actiones e introduciendo en el procedimiento
civil romano la práctica de las fórmulas. Eran breves escritos presentadas por las partes, previa
asesoramiento de los juristas donde se patenta la naturaleza del derecho de los litigios. Son
guías o instrucciones que el magistrado traslada al juez para orientarle en la sentencia final. El
magistrado se limita a aceptar o no la formula, autorizando la entrada en el iudicium.
Su origen: ius honorarium e ius gentium. Se inicia con el pretor peregrino y para adecuarse al
comercio internacional la adopta después el pretor urbano, pasando a proceso civil. Se
mantuvo las dos partes del proceso: in ure y apud iudicem, con igual intervención del
magistrado y del árbitro, cambiando la forma verbal por la escrita.
2. La fórmula: su contenido
Eran breves escritos presentados por las partes al magistrado, este la hace suya y luego se la
entrega al juez para la instrucción. La fórmula servía de base para un convenio entre los
litigantes para someter una determinada cuestión a la decisión final del juez, que condenaría o
absolvería al demandado.
Se encabezaba con el nombre del iudex o iudices. Tras la iudicis datio (asignación) están las
partes ordinarias (precisan la acción a litigar) y las extraordinarias (agrega lo que requiera la
cuestión a debate). Partes ordinarias:
a) Intentio: parte fundamental que recoge el contenido de la demanda y la naturaleza de la
reclamación, abriendo las puertas del proceso. La acción se llama prejudicial si el actor solo
quiere que el iudex declare la existencia del derecho reclamado y no da lugar a condena
(condemnatio). En los demás casos en los que se solicita que se verifique una prestación, si
da lugar a condena. También podía versar sobre un objeto o cantidad concretos o
indeterminados.
b) Demonstratio: Se recurre a ella cuando un incertum (prestación) de dar o hacer
indeterminada, con el objetivo de aclarar y concretar la reclamación con hechos para
fundamentarla. Aparece delante de la intentio y se comienza con la preposición quod
(puesto que).
c) Condemnatio: Está condicionada a la intentio, se refiere a si son ciertos o no los hechos
alegados, faculta al juez para condenar o absolver. Se expresa “si resulta…sea condenado”
o “si no resulta…sea absuelto”. Era una condemnatio pecunaria (una determinada
cantidad de dinero). El pretor, para la equidad, anteponía una cláusula en la solo se
condenaría a pagar con dinero si no se impone una restitución o exhibición. Estas acciones
se llaman arbitrarias.
d) Adiudicatio: Se facultaba al iudex para adjudicar a cada parte lo correspondiente en las
acciones de deslinde, de división de cosa en común y de división de herencia. Se escribe
entre la demonstratio y la intentio (adjudica tú, juez, a… cuanto proceda adjudicarle).
e) Exceptio: Se establece en beneficio del demandado, como defensa de la actio del
demandante, en el caso que el demandado alegaba hechos dignos de tutela y se podría
desviar o excluir la condena. Un caso sería la exceptio pacti conveni (pacto posterior para
no exigir el cobro del dinero adeudado).
Si se admite la exceptio, se puede insertar una replicatio por parte del demandante y
posteriormente una duplicatio por parte del demandado.
Existen dos tipos de excepciones: perentorias y dilatorias.
Las perentorias (perpetuae o peremptoriae) paralizan o destruyen por completo la acción,
como en caso de dolo malo, miedo, transgresión de una ley o senadoconsulto, cosa
juzgada o deducida en juicio, o la de no pedir nunca.
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Los magistrados con imperium son los pretores en Roma; los consulares y iuridici en Italia; y a
los praesides (gobernadores) y precónsules en las provincias. A todos ellos le correspondía la
iurisdictio, manifestación del poder soberano del Estado.
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Lección 12:
1. La tramitación procesal de las acciones formularias
A) MAGISTRADOS Y JUECES.
La primera parte del proceso es la presentación de las alegaciones de las partes ante el
magistrado con imperium, que puede acogerlas o denegarlas. El magistrado instituye y
formaliza la causa y la cede al juez.
Ante el iudex o iudices, simples particulares, árbitros o jueces populares se desarrolla el
iudicium (juicio), gracias al officium o capacidad juzgadora otorgada en el nombramiento con
el juramento de fallar de acuerdo con las normas del derecho positivo.
Podía ser único (unus iudex); un tribunal (recuperadores) integrado por 3-5 particulares
nombrados por el pretor, para causas donde litiga un extranjero y para los procesos de libertad
(a partir de Augusto); un tribunal (decemviri litibus uidicandis) integrado por 10 jurados
particulares (aunque a final de la República eran nombrados por los comicios); y el tribunal
(centumviri) integrado por 100 miembros particulares al inicio y más tarde 180, nombrados a
propuestas de las partes, en procesos de propiedad, familia y herencia.
B) EL FUERO.
Se refiere al tribunal actuante (la razón por la que el magistrado ejerce su jurisdicción) y a los
límites de competencia (facultad de actuar según establece el ordenamiento jurídico).
La asignación de litigios puede depender de los litigantes, de la naturaleza jurídica del litigio, la
extensión del territorio, o de la función que desempeñe el magistrado en la organización
jerárquica.
La ley puede dar a las partes la elección del fuero (forum prorogatum), si no es así, la
competencia se determina por la elección del demandante entre su lugar de origen (forum
originis) y el lugar de residencia del demandado (forum domicilii).
Según la relación jurídica, puede ser forum solutionis (lugar del cumplimiento de la obligación),
forum contractus (lugar del contrato), forum rei sitae (lugar situación de la cosa) y forum
delicti commissi (lugar del delito).
Otros fueros dependen de la función que desempeñen los magistrados, como el praetor
fideicommissarius, el praetor tutelarius, etc.
2. Citación y comparecencia
El tiempo: Se distinguía ente dies fasti (días hábiles o judiciales) y dies nefasti (no aptos para la
actividad procesal jurisdiccional). El año se dividía entre periodo de invierno (menses hiberni) y
otro de verano (menses aestivi) y se interrumpía la actuación judicial en época de cosechas,
vendimia y juegos públicos por la elección del juez popular de entre los ciudadanos que
figuraban en el álbum selectorum. Esta práctica desapareció al cambiar la elección del juez.
Para interponer las acciones y en la solicitud de la bonorum possessio se tenía en cuenta el
tiempo “útil” (computado sobre la base de días hábiles para litigar).
Procedimiento in iure. Iniciación del proceso: Se inicia con la in ius vocatio o llamamiento
parala comparencia del demandado ante el magistrado, hecha por el demandante. Si el
primero no aceptara comparecer, según las XII Tablas, el demandante podía solicitar testigos e
incluso obligarle a comparecer. El demandado podía ofrecer un sustituto (vindex). Si no
comparecía el demandado o el vindex se declaraba indefensus y sus bienes eran entregados al
demandante (missio in bona).
Si presentes las partes in iure, el demandante o actor presenta su demanda (editio actionis) y
el demandado puede solicitar un aplazamiento (luego comparecer, con garantía de tercero o
vades), aceptar la demanda (confessio in iure) sin entrar en juicio (iudicium), atender al
juramento del demandante (iusiurandum in iure delatum) reconociendo o no la deuda (en el
primer caso tampoco hay juicio) y oponerse a las alegaciones del demandante.
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Si el magistrado atiende los términos de la demanda (datio actionis) se abre las puertas al
iudicium, previa la formulación de la litis contestatio.
La litis contestatio: En las legis actionis, era un contrato arbitral, subsiguiente a la formulación
de la demanda, en presencia de testigos solemnemente llamados, mediante el cual las partes
se comprometían, ante el magistrado, someter la cuestión litigiosa a la decisión de un iudex y a
aceptar su fallo. En el procedimiento formulario, consiste en el traspaso de la formula del
pretor al iudex, en presencia de testigos.
La litis contestatio siguió siendo un contrato arbitral, que obliga en la proposición y aceptación
de la formula (edere, dictare formulam seu iudicium; accipere formulan s. iudicium) por parte
del actor y el reus.
El efecto de la litis contestatio reside en la consunción del juicio o la extinción procesal de la
acción (actio consumitur), es decir, en la imposibilidad de repetición. Esto ocurre en acciones
sobre derechos de crédito, concebidas in ius y ejercitadas en un iudicium legitimun. En cambio,
las acciones reales, las personales in factum y las ejercitadas en juicios no legítimos no se
consumen y será el pretor quien otorgue una excepción de cosa juzgada o deducida en juicio.
4. La representación procesal
Con las legis actiones, se admitía la representación procesal en cuatro casos: pro propulo (en
defensa de interés público), pro libertae, pro tutela (en defensa del pupilo) y ex lege Hostilia
(acciones de hurto sufridas por un ausente). En el procedimiento formulario se admitía
generalmente.
Antes de Justiniano existían dos representantes: el cognitor (judicial) para la causa concreta y
el procurador (común y ordinario) que acudía al juicio en nombre del representado. La ley
estableció garantías en ambos casos para la aceptación de la sentencia (el representante
judicial hacía la cautio ratam rem dominum habiturum) y su cumplimiento (la cautio iudicatum
solvi, prestada por el representado).
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1) Interdictia: Son órdenes para una exhibición, restitución o prohibición, con carácter
administrativo urgente, por no permitir dilatación y ordena una cierta conducta bajo el
supuesto que la petición es fundada en hechos dignos de ser protegidos. No era definitiva
puesto que no era una sentencia y podía será aceptada o no. Si se aceptaba por parte del
peticionario, se zanjaba la cuestión. Pero si se desobedecía, se abrían las puertas a un
iudicium. Este juicio se tramitaba de dos maneras: per sponsionem o per formulan
arbitrariam. En la primera, las partes prometían (stipulatio, el demandado; y restipulatio, el
actor) una suma si perdía el pleito, tanto si se obraba en contra de la orden del magistrado o
por no habido tal desobediencia, según fueran ciertos o no los supuestos de la inderdictio.
Existía una tercera fórmula junto a la primera, consiste en un contrato verbal donde se
manifiesta los términos de la controversia (exhibición, restitución, prohibición) para concluir
con la indemnización pecuniaria del condemnatio en el juicio llamado iudicium secutorium. Si
de la summa sponsionis, sale absuelto, también en esta fórmula pudiéndose reclamar. Si sale
condenado, deberá pagar la suma sponsionis, aunque puede elegir acatar la orden
desobedecida en un principio.
Existe una tramitación por fórmula arbitraria in factum concepta para interdictos
restitutorios o exhibitorios, en la que el juez propone al convenido acatar la orden, antes de
la condemnatio pecunaria. Existen otras clasificaciones de los interdictos:
a) Simples (un demandante y un demandado, en restituciones y exhibiciones) y dobles (los
dos litigantes son demandantes y demandados a la vez, en interdictos uti possidetis y
utrubi).
b) Interdictos de obtener, de retener y de recuperar la posesión.
c) Referentes al presente (uti possidetis) y situación pretérita (itinere actuque y aqua
aestiva).
d) Interdictos anuales y perpetuos.
2) Missiones in possessionem: Son actos de autoridad del magistrado, en virtud de los cuales
los bienes del indefensus; los del litigante que no guarda conducta debida; los del deudor
fallecido sin herencia; los del propietario de una finca ruinosa que guarda cuidado con otra
colindante; los del ausente que no deja representación; y otros, son puestos a disposición de
personas elegidas y por un tiempo determinado según las particularidades del caso.
La misio puede afectar a todos los bienes (misio in bona) o a un objeto concreto (misio in
rem).
3) Stipulationes praetoriae: Las celebran las partes ante el pretor y por imposición de éste.
Tienen una triple finalidad de tutela procesal: Asegurar el resultado del juicio, asistir con una
acción a relaciones que carecen de ellas y asegurar la comparecencia en el juicio.
4) Restitutiones in integrum: Son decisiones extraordinarias del magistrado que anulan una
situación, ya sea formal o material, para volver a la situación anterior. Es ordenado por el
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pretor, una vez examinado el caso y sus circunstancias (causa cognita) y atendidos supuestos
registrados en el Edicto. Se concede en varios casos: aetas, absentia, error, metus, dolus,
capitis deminutio, fraus creditorum.
9. La sentencia: efectos.
Una vez realizada, ponderada y apreciada la prueba por parte del juez, este resuelve el pleito
emitiendo su fallo.
La sentencia pone fin al iudicium y puede ser absolutoria; condenatoria; declarativa (en
acciones prejudiciales); y, constitutiva (en procesos de división). Pone fin al litigio y éste no es
susceptible de ser planteado en otro nuevo juicio (res iudicata pro veritate habetur). En las
legis actiones y el procedimiento formulario la sentencia es firme y no se puede apelar.
En el procedimiento formulario, la ejecución directa y personal se cambia por la actio iudicati
(acción de cosa juzgada) pero el magistrado puede autorizar actos de ejecución personal. Así
aparece recogido en el derecho pretorio.
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cuanto ha recibido) y una restitution integrum (vuelta a la anterior situación antes del
fraude). En el Derecho justinianeo se unen las dos formas.
La actio Pauliana se otorga al curator bonorum y a los acreedores, frente al deudor y un tercer
acreedor adquiriente. A este último se le exige que conozca el fraude (sciencia fraudii), salvo
adquisición a título gratuito, es decir, si actúa de buena fe y a título gratuito, solo es
responsable en la medida de su enriquecimiento. Si no se puede satisfacer por completo las
deudas, se revocan los actos realizados para defraudar a los acreedores. Esta acción solo
puede ejercitar en el plazo de un año computado de forma útil desde el fraude. Más tarde se
otorga una actio in factum por razón del enriquecimiento que según su medida procede su
ejercicio contra los herederos.
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