Accion de Tutela Colpensiones

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Señores
JUEZ CONSTITUCIONAL DE TUTELA – REPARTO.
Valledupar - Cesar.
E. S. D.

REFERENCIA: ACCIÓN DE TUTELA ART. 86 DE LA C.N.


ACCIONANTE: CIRO JOSÉ MENDOZA MENDOZA
ACCIONADA: COLPENSIONES – ADMINISTRADORA COLOMBIANA
DE PENSIONES.

CIRO JOSÉ MENDOZA MENDOZA, mayor de edad, identificado con


cédula de ciudadanía número 5163126 expedida en San Juan del
Cesar- La Guajira, respetuosamente me dirijo a ustedes en mi calidad
de cotizante afiliado a esta EPS; siendo residente y domiciliado en la
Calle 14 C No. 19D 36 Urbanización Las Flores en Valledupar Cesar,
cel. 3185307633 en Valledupar Cesar, actuando en nombre propio;
en ejercicio de la ACCIÓN DE TUTELA prevista en el art. 86 de la
constitución política y reglamentada por el Decreto 2591 de 1991 y
Decreto 382 del 2000, por medio del presente escrito formulo Acción
de Tutela en contra de la entidad prestadora de servicios de salud
COLPENSIONES – ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE
PENSIONES, representada legalmente por su gerente o quién haga
sus veces al momento de la notificación de la presente demanda, con
el propósito que se ordene dentro de un plazo prudencial y perentorio
el amparo y protección de los Derechos Fundamentales que me vienen
siendo violados de manera ostensible como son: el Derecho a la
Mínimo vital, Seguridad Social, Integridad personal y una Vida
Digna.

HECHOS

1. El suscrito se encuentra afiliado a esta Administradora de


Pensiones desde el 10 de Marzo de 1984.

2. Estuve cotizando mi pensión con PORVENIR – FONDO DE


PENSIONES, sin embargo requerí un traslado nuevamente para
COLPENSIONES, al igual que el traslado de las semanas que generé
y Porvenir me hizo el respectivo traslado.

3. Para el mes de febrero de 2020 recibí un reporte de semanas


cotizadas en pensiones de la Administradora de Pensiones –
Colpensiones, en el cual me certificaron que para el 26 de febrero de
2020 tenía 1.733 SEMANAS COTIZADAS, o sea que el traslado de
las 100 semanas provenientes de PORVENIR fueron efectivamente
enviadas a COLPENSIONES.
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4. Estando en las instalaciones de Colpensiones en el Centro


Comercial Mayales Plaza, solicite personalmente una certificación de
las semanas cotizadas y me aparece para el corte de JULIO DE 2020,
un reporte de 1629, quedando sorprendido porque misteriosamente
desaparecieron las semanas que me habían trasladado de PORVENIR,
afectando de esta manera mis derechos fundamentales.

Señor(a) Juez, si bien es cierto interpuse formalmente derechos de


peticiones, para que me brindaran una explicación en razón a que se
encuentran extraviadas mis semanas y no se realiza una verdadera
corrección y/o actualización de mi historia laboral, causándome esto
muchos perjuicios debido a que afecta directamente mi salud el no
poder resolver esta situación.

Para el mes de Marzo de 2021 de acuerdo a mi REPORTE DE


SEMANAS COTIZADAS EN PENSIONES, fueron en la totalidad de
1662 semanas.

Ahora bien para enero de 2022 COLPENSIONES bajo radicado 2021-


12002175 del 11 de octubre de 2021, me responde que:

“verificada su historia laboral y de acuerdo con lo reportado por


la AFP PORVENIR se visualizan deudas presuntas generando
intereses pendientes por pagar debido a que los ciclos 1997-07 a
1998-09 fueron cancelados de forma errada en Colpensiones,
razón por la cual se realizó el traslado de estos aportes a dicha
AFP, para que posteriormente esta entidad, realice el debido
traslado del mismo tiempo”

Teniendo en cuenta que no me encontraba satisfecho con la


respuesta dada por esa entidad, solicite a PORVENIR un certificado
de mi historial laboral en el cual se aprecia los tiempos en los que
estuve cotizando y fueron efectivamente durante las vigencias:
 10/06/1995 – 31/07/1998 SOCIEDAD ADM PORVENIR SA
 01/08/1998- 31/07/2004 INST. DE SEGUROS SOCIALES

EMPLEADORES QUE EFECTUARON APORTES:


 DRUMMOND LTD
 OPERADOR DEL PERSONAL DEL CESAR OPEC LTDA
 CARBONES DEL CERREJÓN LIMITED
3

En dicha certificación consta que los tiempos trasladados por


PORVENIR ante COLPENSIONES – ADMINISTRADORA
COLOMBIANA DE PENSIONES.
Ahora en mi nuevo reporte de semanas cotizadas me certifican que
presuntamente tengo 1730 semanas cotizadas disminuyendo de esta
forma el tiempo que realmente me corresponde y al cual tengo
derecho.
Señor Juez, no se justifica que mi periodo de cotización para pensión
en vez de aumentar con los años se encuentre disminuyendo, puesto
que para febrero de 2020 contaba con 1733 semanas cotizadas y
ahora pasado dos (02) años solo me aparecen 1730 semanas,
causándome esto muchos perjuicios toda vez que me encuentro en la
etapa de mi pensión y estas irregularidades constantes por parte de
COLPENSIONES me han venido ocasionando muchos perjuicios entre
ellos violándome mis derechos fundamentales.

FUNDAMENTOS JURISPRUDENCIALES

CUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS DE PROCEDIBILIDAD DE LA


ACCIÓN DE TUTELA.

Teniendo en cuenta que la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de


Justicia ha declarado en repetidas ocasiones improcedente la acción de tutela por
considerar que las mismas no cumplías con el requisito de subsidiariedad, esta
esta defensa considera necesario hacer una referencia previa sobre los requisitos
generales de procedibilidad de la acción de tutela y, posteriormente, se llevará a
cabo un análisis para establecer si en el caso concreto, el mecanismo de amparo
constitucional resulta ser el medio judicial procedente para lograr la protección de
los derechos al mínimo vital, a la vida en condiciones dignas, a la seguridad social
y a la igualdad del señor CIRO MENDOZA, a través de la devolución de aportes y
el pago del bono pensional.

I. Inmediatez

El artículo 86 de la Carta Política, dispone que la acción de tutela está prevista


para la protección inmediata de los derechos fundamentales, “cuando quiera que
estos resulten vulnerados o amenazados por la acción u omisión de cualquier
autoridad pública”. De acuerdo con dicha regla, la jurisprudencia ha señalado que
la procedencia de la acción de tutela está sujeta al cumplimiento del requisito de
inmediatez, “[e]llo implica que es deber del accionante evitar que pase un tiempo
excesivo, irrazonable o injustificado desde que se presentó la actuación u omisión
que causa la amenaza o vulneración de las garantías constitucionales. El
incumplimiento de la obligación ha llevado a que se concluya la improcedencia de
la acción, impidiendo la protección de los derechos invocados”1.

En el presente caso, el presupuesto de inmediatez se satisface, toda vez que esta


acción de tutela es presentada en el mes de ENERO y se dirige a obtener la
protección de los derechos al mínimo vital, a la salud, a la vida en condiciones
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dignas y a la seguridad social del señor CIRO MENDOZA ante la negligencia


rendida por COLPENSIONES, a través del cual, se han radicado múltiples
peticiones en las cuales se le ha requerido la corrección del traslado de las
semanas cotizadas, traslado que hizo exitosamente PORVENIR pero que
COLPENSIONES no ha querido certificarme por capricho. De lo anterior se colige
que, desde el momento de la presunta vulneración del derecho a la presentación
de la acción de tutela trascurrió un lapso de tiempo prudente, lo que demuestra
que el suscrito accionante procedió a solicitar el amparo una vez considere
afectados los derechos fundamentales invocados.

II. Subsidiariedad. Procedencia excepcional de la acción de tutela


frente a la existencia de otros medios de defensa judicial, en el
caso de reclamaciones pensionales. Reiteración de
jurisprudencia.

El artículo 86 de la Carta define la acción de tutela, como aquel mecanismo judicial


de protección directa, inmediata y efectiva de derechos fundamentales, cuando
estos resulten amenazados o vulnerados por la acción u omisión de cualquier
autoridad pública o privada, en los casos definidos normativamente. Así mismo, el
mencionado artículo consagra su carácter subsidiario, al establecer que la misma
procederá cuando “el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para
evitar un perjuicio irremediable”.

Por razón de lo anterior, se ha estimado que, en principio,

“en el caso del reconocimiento o restablecimiento de derechos pensionales,


la acción de tutela no es vía apropiada para reclamar su protección, pues el
tema es de competencia de la justicia ordinaria laboral o contencioso
administrativa, según el caso, además en cuanto se requiere la valoración
de aspectos litigiosos de naturaleza legal, que usualmente escapan a la
órbita de acción del juez de tutela”.

No obstante lo anterior, es del caso recordar que, la jurisprudencia constitucional


ha estructurado dos eventos en los cuales, si bien existiendo otros medios
judiciales en el ordenamiento jurídico, la acción de tutela sí resulta procedente
para el reconocimiento de derechos prestacionales, dichos eventos se dan cuando:

“(i) los medios ordinarios de defensa judicial no son suficientemente


idóneos y eficaces para proteger los derechos presuntamente conculcados,
y (ii) aun cuando tales medios de defensa judicial sean idóneos, de no
concederse la tutela como mecanismo transitorio de protección, se
producirá un perjuicio irremediable a los derechos fundamentales”.

Así, respecto a la procedencia excepcional de la acción de tutela cuando el medio


de defensa ordinario no resulta lo suficientemente idóneo o eficaz para la
protección de los derechos fundamentales, La Corte Constitucional también ha
señalado que, con fundamento en el numeral 1 del artículo 6 del Decreto 2591 de
1991, para determinar la idoneidad y la eficacia del medio judicial ordinario el juez
de tutela en todo caso debe realizar una valoración “en concreto” de las
circunstancias particulares en las que se encuentra el solicitante para, de esta
manera, identificar si las pretensiones formuladas trascienden del nivel legal,
haciendo, por tanto, que la acción de tutela pase a ser el medio más eficaz para la
protección de las garantías constitucionales.
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En ese orden de ideas, la Corte ha identificado una serie de circunstancias que


debe verificar el juez constitucional para determinar la procedencia excepcional de
la acción de tutela en los eventos en los cuales se pretende el reconocimiento de
derechos pensionales, como son las siguientes:

“a. Que se trate de sujetos de especial de protección constitucional.


b. Que la falta de pago de la prestación o su disminución, genere un alto
grado de afectación de los derechos fundamentales, en particular del
derecho al mínimo vital,
c. Que el accionante haya desplegado cierta actividad administrativa y
judicial con el objetivo de que le sea reconocida la prestación reclamada.
d. Que se acredite siquiera sumariamente, las razones por las cuales el
medio judicial ordinario es ineficaz para lograr la protección inmediata de
los derechos fundamentales presuntamente afectados”

Por lo tanto, será a partir de las anteriores reglas constitucionales y legales, así
como de las subreglas jurisprudenciales antes señaladas, que este despacho
proceda a realizar una valoración “en concreto” de las circunstancias particulares
del presente caso a efectos de verificar el cumplimiento de los requisitos de
procedibilidad excepcional de la acción de tutela, advirtiendo que se pretende a
través de la acción constitucional es la NORMALIZACIÓN DE MI HISTORIA
LABORAL, gestión que se debe realizar entre las administradora de pensión
COLPENSIONES Y PORVENIR, esto con el fin de normalizar mi historia laboral
en lo que respecta a los periodos 07-1997 al 09 - 1999, de lo anterior su
Señoría damos a conocer cada uno de nuestros fundamentos por el cual el
accionante cumple a cabalidad las subreglas jurisprudenciales para agotar la
subsidiariedad de la acción de tutela:

 En primera medida, se debe destacar que, en el caso en concreto, se


pretende la protección de los derechos fundamentales al mínimo vital y la
seguridad social de un sujeto de especial protección constitucional. En
efecto, con fundamento en lo que consta en la cédula de ciudadanía del
señor CIRO MENDOZA MENDOZA, se tiene que el accionante, para el
momento de la presentación de la acción de tutela, cuenta con el periodo
de tiempo establecido y a su vez con una edad de 63 años la cual es
suficiente para que tenga mi historial laboral completo.

 En segundo lugar, debe advertirse que, en efecto, la falta de corrección de


historial laboral, implica un alto riesgo de afectación de mis derechos
fundamentales, y en este caso en particular, del derecho a su mínimo vital,
toda vez que, al no cumplir con mi historial completo de semanas cotizadas
la cual debe ser justas, actualmente el suscrito CIRO MENDOZA
MENDOZA debo contar con el total de mis semanas cotizadas a las cuales
tengo derecho y he trabajado arduamente durante toda mi vida.

 Así mismo, se puede apreciar que, a partir de los elementos probatorios


que se anexan a esta acción constitucional de tutela, se verifica que el
suscrito, ha llevado a cabo todas las actividades administrativas ante la
Administradora de Pensiones a la que se encuentra afiliado con el fin de ver
reconocido en su favor la normalización de mi historial laboral. Con lo cual
se evidencia que, desde el año 2020 y 2021 he interpuesto múltiples
solicitudes para normalizar mi historial laboral y no ha sido posible obtener
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una solución inmediata por el contrario han sido reiterativos en causarme


perjuicios.

 Por último, se advierte que en el caso concreto, la acción de tutela resulta


ser el mecanismo más eficaz para para lograr la protección de las garantías
constitucionales del suscrito señor MENDOZA MENDOZA. Lo anterior,
teniendo en cuenta que, si bien existen los mecanismos judiciales y
administrativos ordinarios para solicitar el pago de la devolución de los
aportes, estos no resultan lo suficientemente idóneos y expeditos para dar
una solución pronta que garantice la protección del derecho al mínimo vital
y la seguridad social del accionante, en razón a mi avanzada edad.

En ese orden de ideas, la Corte ha considerado que, “aun cuando por regla
general los conflictos jurídicos en materia de reconocimiento prestacional o
pensional deben ser tramitados a través de los mecanismos judiciales
ordinarios, como el proceso laboral o la acción contencioso administrativa
de nulidad y restablecimiento del derecho según el caso, el amparo
constitucional de tutela procede cuando quien reclama el amparo es una
persona que forma parte de un grupo poblacional considerado en estado de
debilidad manifiesta, ya sea por su condición económica, física o mental, en
la medida en que el derecho a la seguridad social se torna fundamental, al
estar „contenido dentro de valores tutelables como son el derecho a la vida,
el mínimo vital (…), lo que torna indispensable la intervención del juez
constitucional para el restablecimiento de los derechos vulnerados o
amenazados”.

Deberes de las administradoras de pensiones respecto de la


información consignada en la historia laboral de sus afiliados.

El artículo 48 de la Constitución define la seguridad social como un


servicio público de carácter obligatorio que debe prestarse bajo la
dirección, coordinación y control del Estado, con sujeción a los
principios de eficiencia, solidaridad y universalidad, en los términos que
contemple la ley. El sistema de seguridad social que el legislador
diseñó en cumplimiento de ese mandato vincula al Estado con la
cobertura de las contingencias que puedan sufrir sus afiliados, en
especial, la de aquellas que menoscaban su salud y su capacidad
económica[22], como las que derivan de la vejez, de la invalidez y de la
muerte.[23]
La pensión de vejez, sobre la que en esta ocasión se discute,
cubre el primero de esos riesgos, garantizando que quienes
lleguen a cierta edad y acrediten el cumplimiento de
determinados requisitos puedan retirarse de sus labores sin dejar
de recibir los ingresos que destinaban a suplir sus necesidades y
las de su familia. La pensión, integrada con los ahorros que el
afiliado efectuó mientras estuvo laboralmente activo, aspira a
protegerlo cuando llega a una edad en la que su fuerza laboral
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ha disminuido, por ser ese el momento en el que “requiere una


compensación por sus esfuerzos y la razonable diferencia de
trato que amerita la vejez” [24].

19. El esfuerzo que la pensión de vejez busca retribuir está dado, en


particular, por las cotizaciones obligatorias que el trabajador efectuó
durante su vida laboral. Eso explica que la historia laboral, el
documento que relaciona esos aportes, se convierta en la herramienta
clave dentro del proceso que antecede el reconocimiento y pago de
esa prestación. Con esa convicción, y en el marco de los asuntos que
ha estudiado en sede de revisión de tutela, esta corporación ha dado
cuenta de la especial responsabilidad que incumbe a las
administradoras de pensiones respecto de la información consignada
en la historia laboral de sus afiliados y sobre los derechos
fundamentales que suelen verse comprometidos cuando los datos que
esta reporta son incompletos. Tal responsabilidad tiene que ver, tanto
con la función que cumple la historia laboral en el marco de un
sistema pensional de naturaleza contributiva como con el carácter
personal de los datos que contiene.
20. Frente al primero de esos aspectos, es preciso recordar que el
sistema pensional colombiano supedita el reconocimiento de la
pensión de vejez a la acreditación de un mínimo de cotizaciones. En el
escenario del régimen pensional de prima media, tal circunstancia
demuestra que el afiliado cumplió con cierta carga de solidaridad
intergeneracional en virtud de la cual puede acceder a tal prestación.
En el de ahorro individual, que acumuló la cantidad de aportes
necesaria para los mismos efectos.
Todas esas cotizaciones se ven reflejadas en la historia laboral que,
además, registra el periodo dentro del cual se realizaron esos aportes,
la relación laboral o contractual de la que se derivan y el monto del
ingreso con base en el cual se pagaron. En ese contexto, la historia
laboral opera como un elemento de prueba que, a la vez que facilita el
acceso del trabajador y de la entidad que administra sus aportes a
información clara, actual y completa sobre el estado de cumplimiento
de los requisitos en virtud de los cuales el primero podría llegar a
adquirir el estatus de pensionado, propicia el oportuno reconocimiento
de la prestación económica y la salvaguarda efectiva de los derechos
fundamentales que se protegen a través del mismo.
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21. Los deberes que surgen para las entidades encargadas del
reconocimiento de las prestaciones económicas del sistema pensional
en su condición de administradoras de las historias laborales de sus
afiliados no se agota, sin embargo, en función del valor probatorio que
ostentan esos documentos. Su responsabilidad en esa materia tiene
que ver, también, con la naturaleza de la información que allí se
consigna, la cual, en los términos advertidos previamente, incluye
datos que facilitan la identificación e individualización del trabajador,
permiten conocer el monto de sus ingresos y el tipo de actividad de la
que estos se derivan[25]. Se trata, en suma, de datos personales[26],
cuyo tratamiento se sujeta a las pautas contempladas en la Ley 1581
de 2012 respecto del tratamiento de las bases de datos y archivos que
incluyen información de esas características.

Las obligaciones que la ley y la jurisprudencia les han atribuido a las


administradoras de los regímenes pensionales respecto del manejo de
la información y de los soportes que acreditan las cotizaciones
efectuadas por sus afiliados desarrollan cada una de las perspectivas
expuestas: la de la historia laboral como soporte probatorio del
esfuerzo económico realizado por el trabajador para acceder a los
ingresos que no podrá procurarse por sí mismo en cierta etapa de su
vida y la de la historia laboral como documento contentivo de datos
personales que requieren de un tratamiento especial[27], consecuente
con la entidad de los bienes jurídicos involucrados en el manejo de la
información que consignan.
Partiendo de esos supuestos, la Sala identificará, a continuación, las
obligaciones puntuales que surgen para las administradoras de
pensiones en esta materia, indagando, especialmente, por aquellas
que resultan relevantes en el marco del asunto que convoca su
atención en esta oportunidad.

El deber de custodiar, conservar y guardar la información y los


documentos que soportan las cotizaciones.
22. La primera obligación que surge para las administradoras de
pensiones respecto del manejo de las historias laborales es la que las
vincula con la custodia, conservación y guarda de la información que
determina si sus afiliados cumplen los requisitos de acceso a la
pensión y de los documentos físicos o magnéticos en los que esa
información reposa. Así lo ha sostenido esta corporación al estudiar las
tutelas formuladas por ciudadanos que han visto comprometida su
posibilidad de acceder a la pensión de vejez debido a la presencia de
inconsistencias en su historia laboral, atribuibles a problemas
operativos en la administración de esos documentos.
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Referencias sobre el tema pueden encontrarse en las sentencias T-855


de 2011[28], T-482 de 2012[29] y T-493 de 2013[30], que, tras advertir
que la obligación de custodiar, conservar y guardar la información
consignada en la historia laboral involucra también el deber de
organizar y sistematizar esos datos[31], insistieron en la imposibilidad
de trasladarles a los afiliados las consecuencias negativas que puedan
derivarse de la infracción de ese deber. Los efectos de los errores
operacionales en la administración de las historias laborales deben ser,
por el contrario, asumidos por la entidad administradora, que cuenta
con los medios y la infraestructura para gestionar los datos de las
cotizaciones y sus soportes, para evitar su pérdida o deterioro e
impedir que el afiliado sufra los efectos negativos que puedan
derivarse de cualquiera de esas circunstancias.[32]
Las reglas que la Corte ha fijado al respecto deben leerse, de todas
maneras, a la luz de los referentes normativos que regulan el
tratamiento de datos que se consideran personales, en los términos
aludidos previamente. Tal es el caso de la Ley 1581 de 2012, cuyo
artículo 4º impone manejar la información de esas características con
las medidas técnicas, humanas y administrativas que sean necesarias
para otorgar seguridad a los registros.
El artículo 17, a su turno, compromete a los responsables del
tratamiento de datos personales con la implementación de las medidas
de seguridad necesarias para impedir la adulteración, pérdida o
deterioro de la información y su uso o acceso no autorizado o
fraudulento[33]. El deber de custodia, conservación y guarda de los
datos contenidos en las historias laborales de los afiliados a los
regímenes pensionales de ahorro individual y de prima media
comprende, por lo tanto, la obligación de cumplir con esos estándares
de seguridad, para materializar, por esa vía, sus expectativas
pensionales.
La obligación de consignar información cierta, precisa, fidedigna y
actualizada en las historias laborales. El derecho fundamental al
hábeas data.

23. El valor probatorio que ostenta la historia laboral compromete a


las entidades encargadas de su administración a asegurar que su
contenido sea confiable, esto es, a garantizar que refleje el verdadero
esfuerzo económico que realizó el potencial beneficiario de la pensión
en aras de la satisfacción de las condiciones legales para acceder a
ella. La confiabilidad de la historia laboral depende de que la
información que allí se consigna sea cierta, precisa, fidedigna y
actualizada. Tal es el sentido del principio de veracidad o calidad
intrínseco al tratamiento de los datos a cuyo cargo se encuentran la
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administradora del régimen pensional de prima media y los fondos


privados de pensiones.
El referido principio, contemplado en el artículo 4º de la Ley 1581 de
2012, exige que la información personal almacenada por las entidades
públicas o privadas sea veraz, completa, exacta, actualizada,
comprobable y comprensible. Tal exigencia origina, a su vez, una
prohibición correlativa frente al tratamiento de datos parciales,
incompletos, fraccionados o que induzcan a error.
La obligación que surge para las administradoras de pensiones en ese
contexto se traduce, como ocurre respecto de su obligación de
conservación, guarda y custodia, en la imposibilidad de denegar el
reconocimiento o pago de las prestaciones económicas contempladas
por el sistema alegando la estructuración de errores que, como
responsables de las historias laborales, les son atribuibles. Así lo ha
referido esta corporación en varias oportunidades.
24. La Sentencia T-897 de 2010[34], por ejemplo, se pronunció en ese
sentido al examinar la tutela que promovió una persona de 64 años de
edad, debido a que su administradora de pensiones se había negado a
reconocerle y pagarle su pensión con base en información que, para el
accionante, resultaba inconsistente. La Corte constató que, en efecto,
la entidad demandada había expedido tres reportes contradictorios
que no reflejaban el historial de cotizaciones del afiliado. Tras verificar
que el actor cumplía, en realidad, con los requisitos necesarios para
acceder a la prestación solicitada, el fallo amparó sus derechos al
mínimo vital y a la seguridad social y ordenó reconocer la pensión
porque negarla, aduciendo inconsistencias en los reportes de los
periodos y semanas cotizadas, resultaba contrario a la ley y a los
valores constitucionales.
La Sentencia T-603 de 2014[35] estudió un caso de las mismas
características. La solicitud de tutela examinada en esa oportunidad
tenía que ver, de nuevo, con el hecho de que se hubiera denegado el
reconocimiento de una pensión de vejez mediante tres actos
administrativos que reportaban información diferente sobre la cantidad
de cotizaciones que acumulaba la peticionaria. La Corte insistió en la
importancia de consignar información completa, veraz, clara y
oportuna en la historia laboral, dado su rol frente al reconocimiento de
derechos de carácter fundamental, como la seguridad social y el
mínimo vital y el carácter personal de los datos que contiene. Este
último aspecto, insistió, supone que la información que allí se consigna
se encuentre protegida, también, por el derecho fundamental al
hábeas data.
25. Las providencias que, como estas, han estudiado tutelas
promovidas por afiliados cuyo derecho a obtener una pensión se ha
visto obstaculizado por errores en el reporte de sus cotizaciones a la
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seguridad social han censurado de forma enfática que sean estas


personas quienes deban asumir las consecuencias de esas falencias
operativas, justamente, en la etapa de su vida en la que requieren de
mayor apoyo y protección social.[36] Eso explica que los casos que
plantean dilemas constitucionales de esas características se hayan
resuelto valorando que la condición de vulnerabilidad que enfrentan
esos ciudadanos y la forma en que las inconsistencias que se
presentan en sus historias laborales vulneran su expectativas legítimas
de acceder a una pensión.
El análisis de ese tipo de asuntos ha incorporado también, como acaba
de exponerse, reflexiones relativas a la protección del derecho al
hábeas data, en el marco de los deberes concretos que la Ley 100 de
1993[37] y otros cuerpos normativos, como la ya mencionada Ley 1581
de 2012, les imponen a las administradoras de pensiones. En ese
orden de ideas, la Sala considera importante referirse, ahora, a los
avances que supone la Ley 1784 de 2014 para efectos del examen de
este tipo de disputas.

26. La Ley 1784 de 2014, relativa a la información transparente que


debe brindarse a los consumidores de servicios financieros, fue
promovida con dos propósitos concretos: facilitar el acceso de los
usuarios de ese servicio a la información relevante para la toma de
decisiones y ampliar el nivel de competencia de la banca.[38] Con esa
idea en perspectiva, el proyecto de ley se propuso regular la
información que las administradoras de pensiones, tanto las de
régimen de cuenta individual como la de prima media, deberían
brindarles a sus afiliados a través de extractos periódicos.
El artículo 2º de la ley compromete a las administradoras de los
fondos de pensiones del régimen de ahorro individual a poner a
disposición de sus afiliados, trimestralmente, extractos que informen el
capital neto ahorrado, el monto de los intereses devengados durante
el tiempo que se informa, las cotizaciones recibidas durante el periodo
de corte del extracto, el monto deducido por el valor de las comisiones
que cobra la administradora y el saldo neto después de las
deducciones. Colpensiones, como administradora del régimen de
prima media, está obligada a informar sobre las deducciones
efectuadas, el número de semanas cotizadas durante el periodo de
corte del extracto (que deberá remitirse anualmente) y el ingreso base
de cotización de los aportes efectuados en los últimos seis meses.
Las determinaciones que la Ley 1784 de 2014 adoptó en ese sentido
apuntan, como se ve, a garantizar el tratamiento veraz y transparente
de los datos que se encuentran bajo custodia de las administradoras
de pensiones.[39] La materialización de los principios de veracidad y
transparencia intrínsecos al tratamiento de datos personales como los
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consignados en las historias laborales involucra, también, la obligación


de brindar respuestas completas y oportunas a las solicitudes que
formulen los afiliados para obtener información acerca de su historia
laboral, actualizarla o corregirla. A tal obligación se referirá la Sala en
los párrafos que siguen.

El deber de brindar respuestas oportunas y completas a las


solicitudes de información, corrección o actualización de la
historia laboral que formulen los afiliados al Sistema General
de Pensiones.

27. En su condición de responsables del tratamiento de datos


personales, Colpensiones y las administradoras de los fondos de
privados de pensiones deben asegurar el manejo transparente de la
información consignada en las historias laborales y la veracidad y
completitud de la misma. Esto supone, entre otras cosas, que los
afiliados tengan la posibilidad de acceder fácilmente a tal información,
para contrastarla y solicitar su corrección o actualización, si lo
consideran necesario.

La Ley 1582 de 2012 reconoce, en ese contexto, que los titulares de


los datos personales tienen derecho a conocerlos, actualizarlos y
rectificarlos y que pueden ejercer ese derecho frente a datos parciales,
inexactos, incompletos, fraccionados, que induzcan a error, o frente a
aquellos cuyo uso se encuentre expresamente prohibido o no haya
sido autorizado.[40] De cara a la materialización de ese derecho, las
administradoras de pensiones deben garantizar que sus afiliados
ejerzan, en todo tiempo, el pleno y efectivo ejercicio del hábeas
data[41] y que la información registrada sea veraz, completa, exacta,
actualizada, comprobable y comprensible, en las condiciones referidas
previamente[42].

27. La posibilidad de que los afiliados al Sistema General de Seguridad


Social ejerzan plena y efectivamente el derecho al hábeas data
compromete a las administradoras de pensiones con la seguridad de la
información contenida en sus archivos y bases de datos. Tal propósito
involucra la guarda y correcta administración y actualización de esa
información y la “obligación de corregir y brindar una atención
adecuada a los requerimientos que el titular de la información formule,
con el compromiso de desplegar la certeza y vigencia de los datos”.[43]
Efectivamente, el ejercicio del derecho al hábeas data supone
obligaciones respecto de la custodia, guarda, conservación de la
información y de su veracidad y actualización en los términos ya
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advertidos. No obstante, para los efectos de lo que pretende


exponerse en este acápite, la Sala se centrará, solamente, en los
deberes que incumben a las administradoras de pensiones frente a la
absolución de las solicitudes de información, corrección o actualización
que les formulen sus afiliados.
28. Lo primero que hay que valorar en ese sentido es que, como se ha
dicho, el derecho al hábeas data le otorga al titular de la información la
facultad de exigir el acceso a sus datos personales y la inclusión,
exclusión, corrección, adición, actualización y certificación de los
mismos[44]. El ejercicio de esa facultad involucra el derecho a recibir
respuestas claras, oportunas y completas, que materialicen los demás
derechos fundamentales involucrados en la gestión de las historias
laborales, como el derecho a la seguridad social, el derecho de petición
y el debido proceso administrativo.[45]

Así lo sostenido esta corporación en varias providencias. Los autos que


profirió esta sala de revisión en el marco del proceso de seguimiento al
estado de cosas inconstitucional verificado en la transición del ISS a
Colpensiones son una muestra de ello.

29. El Auto 320 de 2013, en concreto, precisó que la contestación de


las solicitudes prestacionales en condiciones de calidad comprende dos
obligaciones: la de “garantizar que antes de resolver sobre la
respectiva petición, el expediente prestacional, y en particular la
historia laboral del afiliado, cuente con información completa y
actualizada” y la de “asegurar que la respuesta a las peticiones sea
motivada, eficaz, de fondo y congruente con lo pedido”.[46]

Tal precisión se efectuó en el contexto de las deficiencias que, de


conformidad con lo expuesto por los órganos de control convocados al
trámite de seguimiento, se estaban presentando en los actos
administrativos de reconocimiento de prestaciones económicas
proferidos por Colpensiones[47]. En vista de la persistencia de esas
dificultades, la Sala le ordenó a la entidad, a través del Auto 130 de
2014, adoptar una serie de medidas concretas encaminadas a asegurar
la armonización de sus bases de datos, la inclusión de periodos de
cotizaciones efectivamente aportados por sus afiliados y la completa
valoración de los medios probatorios relevantes para la definición de
los derechos pensionales en disputa.[48]

30. Pero la satisfacción de esos estándares no se predica solamente de


la administradora del régimen pensional de prima media. Como
responsables del tratamiento de datos personales que determinan el
reconocimiento de las prestaciones económicas contempladas por el
Sistema de Seguridad Social en Pensiones, los fondos privados tienen
obligaciones equivalentes.
14

La Corte ha advertido, por ejemplo, que el trámite de las solicitudes a


cargo de los fondos de pensiones debe respetar los postulados del
debido proceso administrativo. En ese contexto, las administradoras
deben garantizar que sus decisiones sean respetuosas del derecho de
contradicción y defensa, de los principios de juez imparcial, legalidad y
del de favorabilidad, en tanto involucran
[49]
asuntos pensionales. Además, la Corte ha llamado la atención sobre
la importancia de que las peticiones pensionales se resuelvan con
la mayor diligencia y cuidado, constatando la veracidad de la
información consignada en las historias laborales y verificando dichos
datos, cuando el interesado solicite su corrección o actualización.[50]

Esta última obligación tiene que ver con el respeto del componente
sustancial del derecho de petición, en virtud del cual se exige,
efectivamente, que las solicitudes que los ciudadanos le formulan a la
administración sean resueltas de fondo, de manera clara, precisa,
oportuna y congruente con lo solicitado. En palabras de la Corte, la
emisión de una respuesta de esas características le impone a la
administración –y a los particulares que ejerzan funciones de esa
naturaleza- “el deber de adelantar un proceso analítico y detallado que
integre en un respuesta un proceso de verificación de hechos, una
exposición del marco jurídico que regula el tema sobre el cual se está
cuestionando, para luego de su análisis y confrontación, concluir con
una contestación plena que asegure que el derecho de petición se ha
respetado y que el particular ha obtenido la correspondiente respuesta,
sin importar que la misma sea favorable o no a sus intereses”[51].

Las administradoras de fondos privados de pensiones, en tanto


prestadoras del servicio público de seguridad social, deben
responder las solicitudes que les formulen sus afiliados en relación
con el reconocimiento de las prestaciones que amparan las
contingencias aseguradas por el sistema a la luz de los referidos
parámetros. Lo contrario supone, en los términos expuestos, la
infracción de los derechos fundamentales a la seguridad, al hábeas
data, derecho de petición y debido proceso administrativo.

Obligación del respeto del acto propio. El principio de buena fe


en el trámite de las solicitudes pensionales.

31. El artículo 83 de la Constitución les impone a las autoridades


públicas y a los particulares el deber de ceñir sus actuaciones a los
postulados de la buena fe. La Carta presume que todas las actuaciones
de la administración incorporan ese principio y que, por cuenta de ello,
los ciudadanos pueden confiar en que las decisiones de la
administración surtirán, respecto de su caso, los efectos que “ordinaria
y normalmente han producido en casos análogos”[52].
15

La Corte ha reconocido, sobre ese supuesto, que los particulares tienen


derecho a que sus expectativas jurídicas y legítimas respecto de la
manera en que serán abordadas sus solicitudes se respeten. Tal es el
sentido del principio de confianza legítima, al que la jurisprudencia
constitucional se ha referido como una expresión del principio de
buena fe que protege a los ciudadanos frente a las actuaciones
administrativas que modifiquen, de forma intempestiva, el criterio
conforme al cual formularon sus peticiones.
El principio de confianza legítima opera, en ese contexto, como un
mecanismo de conciliación entre los intereses públicos y privados que
se ven confrontados cuando la administración crea expectativas
favorables que, luego, elimina de forma súbita. La confianza que los
administrados depositan en la estabilidad de esas actuaciones debe
respetarse y es susceptible de protección constitucional cuando se
verifique que el ciudadano tenía razones objetivas para esperar que el
asunto de su interés fuera resuelto bajo determinados parámetros.[53]
32. La protección que se concede a los ciudadanos frente a los
cambios súbitos de los parámetros que rigen sus relaciones con la
administración involucra, además, un compromiso de las entidades
públicas –y de las privadas que ejercen funciones de esa naturaleza-
con el respeto de sus propios actos. El principio de respeto por el acto
propio se erige, así, en una garantía adicional para quienes acuden
ante la administración con la expectativa de que su situación jurídica
particular sea valorada bajo ciertas reglas de juego.

Tal garantía se materializa como una prohibición de adoptar decisiones


que, siendo lícitas, resultan objetivamente contradictorias con respecto
a un comportamiento efectuado previamente por la administración
frente a determinado sujeto. En los términos contemplados por esta
corporación, la prohibición opera cuando i) una conducta jurídicamente
relevante de la administración suscita la confianza de un particular, ii)
se presenta una conducta posterior que, vulnerando el principio de
buena fe, contradice la primera, y iii) ambos actos provienen del
emisor mismo emisor y tienen el mismo receptor.[54]

33. Bajo los parámetros referidos, la Corte ha amparado, en múltiples


ocasiones, los derechos fundamentales que han sido vulnerados por
cuenta del desconocimiento del principio de respeto por el acto propio
en el trámite de solicitudes pensionales.

La Sentencia T-295 de 1999[55], una de las primeras en articular la


posición de la Corte sobre los deberes de la administración en la
garantía de este principio, se pronunció sobre el tema, precisamente,
al revisar la tutela que formuló un pensionado con ocasión de la
16

disminución unilateral del monto de su mesada. El fallo concluyó que el


accionante era beneficiario de una situación jurídica consolidada cuya
revocatoria unilateral contradijo el deber de respeto por los actos
propios e impactó, desproporcionadamente, en los derechos
fundamentales de una persona de la tercera edad, afectada por una
afección coronaria, que tenía la condición de sujeto de especial
protección.

34. Decisiones en el mismo sentido pueden encontrarse en múltiples


decisiones de la Corte. Una de ellas es la Sentencia T-208 de 2012[56],
que protegió los derechos al mínimo vital y a la seguridad social de
una mujer a la que el Instituto de los Seguros Sociales le denegó el
reconocimiento de su pensión sobre la base de que contaba con un
historial de cotizaciones inferior al que la propia entidad había
certificado previamente.

El fallo insistió en las responsabilidades intrínsecas al tratamiento de


los datos consignados en las historias laborales y advirtió sobre el
carácter vinculante que adquieren las certificaciones relativas al
cumplimiento del requisito de densidad de cotizaciones frente a las
decisiones que las administradoras adopten, posteriormente, respecto
de los derechos pensionales de sus afiliados. Al respecto, la
providencia resaltó lo siguiente:

“Cuando dicha entidad emite un pronunciamiento de


resumen de semanas cotizadas por el empleador,
correspondiente a la historia laboral, ha de entender que en
principio dicha información la ata, salvo que proceda
jurídicamente para controvertirla, pues a partir de ésta el
receptor se crea una expectativa en torno al reconocimiento
de su pensión, siendo éste un acto que expone la posición
de la entidad frente a la relación jurídica en cuestión. Así las
cosas, en un momento posterior no puede afirmar sin
justificación alguna que la persona cotizó menos semanas
de las certificadas, puesto que si bien tiene el derecho de
revisar sus archivos, lo cierto es que termina siendo una
conducta contradictoria que atenta contra la honestidad y
lealtad con la que han de cumplir sus funciones, pues ha
generado en otro la expectativa del reconocimiento de su
pensión.

Por lo tanto, se ha de entender que las certificaciones que


haga la entidad acerca de las semanas cotizadas en
pensiones la vinculan, en principio, por haber creado una
expectativa en el receptor de la información. Por tanto, al
resolver las solicitudes de pensión en un momento posterior
ha de tener en cuenta la información que allí quedó
17

consignada, teniendo el deber de no retractarse de las


semanas cotizadas que ya había reconocido, es decir, no
pudiendo afirmar que son menos de las inicialmente
reconocidas, salvo que encuentre una justificación bien
razonada para proceder de manera contraria. (…)”.

A similares conclusiones llegaron las Sentencias T-722 de 2012[57], T-


508 de 2013[58], T-475 de 2013[59] y T-343 de 2014[60]. Todas ellas
concedieron el amparo reclamado por los accionantes, valorando que
sus administradoras de pensiones habían adoptado decisiones que,
además de contradecir sus actuaciones previas, impactaban,
desproporcionadamente, sobre personas en condiciones de
vulnerabilidad.

Responsabilidad de las administradoras de pensiones en el


cobro de los aportes pensionales. La mora en el traslado
efectivo de los aportes no puede obstaculizar el
reconocimiento de una pensión.

35. El éxito de la gestión que deben cumplir las administradoras de


pensiones como responsables de la guarda, custodia y tratamiento de
la información consignada en las historias laborales de sus afiliados
depende, en gran medida, de que los empleadores cumplan con su
deber de consignar los aportes pensionales de sus empleados en la
oportunidad prevista para ello. Tal circunstancia, sin embargo, no
exime a esas entidades de perseguir el pago de esos aportes a través
de las vías correspondientes.

Las amplias facultades que el legislador les atribuyó con ese objeto
impiden que los efectos del pago extemporáneo de esas cotizaciones
se les trasladen a los afiliados. Esta corporación ha sido enfática al
respecto. En su criterio, la mora del empleador en el pago de los
aportes no puede justificar retrasos ni inconsistencias en el trámite de
reconocimiento de las prestaciones económicas que amparan las
contingencias cubiertas por el Sistema de Seguridad Social. El traslado
efectivo de los aportes a la cuenta del afiliado no puede convertirse,
tampoco, en un obstáculo para efectuar tal reconocimiento.

36. Existe, en efecto, una regla jurisprudencial consolidada respecto de


la imposibilidad de trasladarles a los trabajadores las consecuencias
negativas de la mora del empleador y de la falta de gestión de las
administradoras en el cobro de los aportes. Tal regla ha sido
estructurada considerando que el sistema de pensiones opera sobre la
base de una relación tripartita, a cuyas partes –trabajador, empleador
y administradoras de pensiones- les fueron atribuidas
responsabilidades concretas.
18

Los trabajadores son los beneficiarios de las prestaciones económicas


amparadas por el sistema. En tal condición, su rol se restringe a la
acreditación de los presupuestos legales de acceso a cada una de ellas.
A los empleadores, por su parte, se les responsabilizó del pago de su
aporte y del de los trabajadores a su servicio. Eso implica que deban
descontar del salario de sus empleados el monto de la cotización que
les corresponda y trasladar tales sumas a la administradora, junto con
las que a ellos les corresponden, dentro de los plazos previstos por el
gobierno.[61] Las administradoras deben recibir los aportes efectuados
por el empleador –o por el trabajador, si es independiente-, cobrar los
pagos que el empleador o el trabajador independiente no efectúen en
los plazos contemplados para ello[62] y reconocer las pensiones, cuando
efectivamente se causen.
37. La tarea de cobrar los aportes pensionales que no hayan sido
oportunamente trasladados se cumple a través del ejercicio de las
herramientas que el legislador les concedió a las administradoras de
pensiones con ese objetivo. El artículo 24 de la Ley 100 de 1993 las
faculta para adelantar las respectivas acciones de cobro. El 57 le
atribuye a Colpensiones, como administradora del régimen de prima
media, la facultad de adelantar procesos de cobro coactivo.

Ambas disposiciones fueron reglamentadas por el Decreto 2633 de


1994. Su artículo dos establece el procedimiento para constituir en
mora al empleador en los procesos de jurisdicción coactiva[63]. El 5º
señala cómo debe adelantarse el cobro de los aportes ante la
jurisdicción ordinaria[64]. El cobro procede bajo las mismas condiciones
en ambos casos. Transcurrido el plazo para la consignación de los
aportes, sin que los mismos se hayan efectuado, la entidad deberá
constituir en mora al empleador, requiriéndolo para que efectúe el
pago. Si el empleador no se pronuncia al respecto dentro de los 15
días siguientes, la entidad deberá liquidar la obligación. La liquidación
prestará mérito ejecutivo.

En relación con este punto, es preciso considerar, también, que el


artículo 53 de la Ley 100 de 1993 le concede amplias facultades a la
administradora del régimen solidario de prestación definida respecto
de la fiscalización e investigación sobre el empleador o agente
retenedor de las cotizaciones. En ejercicio de esas facultades,
Colpensiones puede verificar la exactitud de las cotizaciones si lo
estima; indagar por la ocurrencia de hechos generadores de
obligaciones no declaradas; requerir informes a los empleadores, a los
agentes retenedores de las cotizaciones al régimen o a terceros;
exigirles que presenten documentos o registros de operaciones,
ordenarles la exhibición o examen de los libros, comprobantes y
documentos en los que se consignen las cotizaciones al régimen y
19

realizar, en fin, las diligencias que resulten necesarias para la correcta


y oportuna determinación de las obligaciones pensionales.

38. En ese orden de ideas, la Corte ha concluido que son las


administradoras de pensiones las llamadas a asumir los efectos que
puedan derivarse del retraso o de la falta de pago de los aportes a
pensiones. Su tarea, ante tales circunstancias, consiste en desplegar
los instrumentos jurídicos que fueron puestos a su disposición para
asegurar que los aportes de sus afiliados se consignen efectivamente.

Al margen de lo que pueda ocurrir al respecto, no pueden ser los


trabajadores quienes asuman los efectos de la falta de pago de esos
aportes. Dejar de reconocer una pensión sobre el supuesto de que las
cotizaciones no se han efectuado equivaldría a trasladarle a la parte
más débil de la relación tripartita de la que participan los trabajadores,
los empleadores y las administradoras de pensiones las consecuencias
de la negligencia de quienes, en contrapartida, ostentan la posición
más fuerte. En ese orden de ideas, la Corte ha mantenido una
jurisprudencia pacífica acerca de la inoponibilidad de la mora patronal,
de cara al reconocimiento y pago de prestaciones económicas, como la
pensión de vejez.[65]

ENTIDAD CAUSANTE DEL AGRAVIO


Lo es COLPENSIONES con sede principal en la Ciudad de Valledupar
– Cesar representada legalmente por su gerente o quien haga sus
veces al momento de la notificación.

JURAMENTO
Manifiesto bajo la gravedad del juramento que no he instaurado esta
tutela ante ningún otro Juez de la República por los mimos hechos ni
pretensiones.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Fundo esta acción en el Art. 86 de la Constitución Nacional decreto
2591 del 91 y decreto 382 del 2000 y demás normas complementarias
vigentes.
CONSIDERACIONES
De acuerdo a lo planteado en los hechos de esta acción constitucional
de tutela y en los fundamentos esbozados, podemos identificar la
vulnerabilidad en que ha incurrido la entidad COLPENSIONES –
ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES para con mi
defendido, debido a la falta de fundamentos en las negaciones a la
NORMALIZACIÓN DE MI HISTORIA LABORAL, considerando que
20

tengo pruebas de mis reportes de semanas cotizadas en pensiones


donde se aprecia que me cambian los tiempos de manera
irresponsable e injusta.
En ese orden de ideas, consideramos la aplicación del acción
constitucional de tutela para prevenir un riesgo inminente a la falta de
ingresos económicos del accionante, por la falta de interés de
COLPENSIONES, en solucionar el caso del aquí llamado
accionante, por ser una persona de protección constitucional, y
recalcar que no cuenta con ingresos mensuales para su
sostenimiento.
PRETENSIONES
Respetuosamente solicito al Señor Juez, sírvase decretar las
siguientes:
1. TUTELAR y amparar los derechos fundamentales a la seguridad
social, debido proceso y al mínimo vital del suscrito señor CIRO
MENDOZA MENDOZA.
2. ORDENAR, a la entidad accionada COLPENSIONES
ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES que por la
vulneración de los derechos invocados realice la gestión entre las
administradoras de pensión COLPENSIONES Y PORVENIR de
normalizar mi historial laboral correspondiente a los periodos 07-1997
AL 09-1999.
PRUEBAS Y ANEXOS

1. Fotocopia de mi Cedula de Ciudadanía


2. Fotocopia de derecho de petición
3. Fotocopia de respuesta de derecho de petición
4. Fotocopia de reporte de semanas cotizadas en pensiones a
MARZO DE 2021.
5. Fotocopia de reporte de semanas cotizadas en pensiones a
JUNIO DE 2021.
6. Fotocopia de reporte de semanas cotizadas en pensiones a
ENERO DE 2022.
7. Fotocopia de respuesta de COLPENSIONES de fecha 05 de enero
de 2022.
8. Fotocopia de certificado de PORVENIR de mi cuenta individual
No. 1043894.

ANEXOS
Anexo los documentos enunciados en el acápite de prueba y copia de
la demanda para archivo y traslado.
21

NOTIFICACIONES

Recibiré notificaciones en la secretaria de su despacho o en la Calle 14


C No. 19D 36 Urbanización Las Flores en Valledupar Cesar, cel.
3185307633 en Valledupar Cesar.

El gerente de la COLPENSIONES puede ser notificado en la Avenida


Salguero con Calle 31 Local 228. Centro Comercial Mayales,
Valledupar, Cesar dirección altamente conocida en la ciudad de
Valledupar Cesar.

De Usted atentamente;

______________________________________
CIRO JOSE MENDOZA MENDOZA
C.C.No. 5163126 San Juan del Cesar- La Guajira

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