02 - Inteligencia Artificial en Educación Superior

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RiiTE

N.o 15 Diciembre 2023 pp.16-27 ISSN: 2529-9638 DOI: https://doi.org/10.6018/riite.591581

Inteligencia Artificial en Educación Superior:


Oportunidades y Riesgos
Artificial Intelligence in Higher Education:
Opportunities and Risks

Oscar Cordón García


Dpto. de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, e Instituto Interuniversitario en
Ciencia de Datos e Inteligencia Computacional (DaSCI)
Universidad de Granada (España)
[email protected]

Recibido: 03/11/2023
Aceptado: 10/11/2023
Publicado: 1/12/2023

RESUMEN
En el momento actual, la Inteligencia Artificial (IA) está completamente integrada en nuestra sociedad y, gracias a
los recientes desarrollos de la IA generativa, ha irrumpido en la Educación a un ritmo vertiginoso. El objetivo de
este trabajo es reflexionar acerca de los beneficios que la IA puede aportar en esta área dentro de las
Universidades Españolas, así como sobre los riesgos que puede conllevar. Para ello, se realizará un
posicionamiento inicial del marco de trabajo actual; se enumerarán algunas de las posibles aplicaciones de la IA
en Educación, desde un punto de vista realista y metodológico; se recopilarán algunas herramientas tecnológicas
y casos de uso; y se plantearán una serie de claves para una implantación efectiva en el Sistema Universitario
Español, incidiendo en los retos y en los riesgos a nivel tecnológico, pedagógico, organizativo, legislativo y ético.

PALABRAS CLAVE
Inteligencia Artificial; Enseñanza Superior; Nuevas Tecnologías; Innovación Pedagógica; Tecnología de la
Educación.

ABSTRACT
At present, Artificial Intelligence (AI) is fully integrated in our society and, thanks to recent developments in
generative AI, it has burst into Education at a dizzying pace. The aim of this paper is to reflect on the benefits that
AI can bring in this area within Spanish Universities, as well as on the risks that it may entail. To this end, an initial
positioning of the current framework will be made; some of the possible applications of AI in Education will be
reviewed, from a realistic and methodological point of view; some technological tools and use cases will be
compiled; and a series of keys for an effective implementation in the Spanish University System will be proposed,
focusing on the challenges and risks at the technological, pedagogical, organizational, legislative, and ethical levels.

KEYWORDS
Artificial Intelligence; Higher Education; Information and Communication Technologies; Pedagogical Innovation;
Educational Technologies.

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RiiTE, Núm. 15 (2023), 16-27 Inteligencia Artificial en Educación Superior:
Oportunidades y riesgos

CITA RECOMENDADA:

Cordón, O. (2023). Inteligencia Artificial en Educación Superior: Oportunidades y Riesgos. RiiTE Revista
interuniversitaria de investigación en tecnologia educativa, 15, 16-27. https://doi.org/10.6018/riite.591581

Principales aportaciones del artículo y futuras líneas de investigación:

• Se describe el marco de trabajo actual sobre el uso y la percepción de la IA en Educación Superior.


• Se muestran varias de las posibles aplicaciones de la IA en Educación, desde un punto de vista realista y
metodológico.
• Se recopilan diversas herramientas tecnológicas y se revisan una variedad de casos de uso reales en distintas
universidades a nivel internacional.
• Se plantean una serie de claves para una implantación efectiva en el Sistema Universitario Español, incidiendo
en los retos y en los riesgos a nivel tecnológico, pedagógico, organizativo, legislativo y ético.

1. INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EDUCACIÓN. POSICIONAMIENTO


INICIAL

“Artificial intelligence panic is spreading across the education sector. The newest wave might be among
the biggest and fastest transformations to hit academia” (“El pánico a la Inteligencia Artificial (IA) se
está extendiendo por el sector educativo. La última oleada podría ser una de las mayores y más rápidas
transformaciones en el mundo académico”) (Mollick y Mollick, 2023). En los últimos meses estamos
asistiendo a una gran cantidad de afirmaciones de esta naturaleza. El pasado refleja otros cambios
similares de gran influencia, tales como la web 1.0 y 2.0, la Wikipedia, los buscadores inteligentes, etc.
pero la gran diferencia es que la comunidad universitaria no los había apreciado tan rápido. En el caso
actual influyen tanto la “democratización” de la IA, que permite un acceso rápido y sencillo para todos
desde cualquier tipo de dispositivo, como el denominado efecto Tik Tok, que ha divulgado las
aplicaciones de IA a una velocidad de vértigo. Las disrupciones anteriores eran conocidas de forma
masiva por el estudiantado pero el profesorado las conocía en menor medida. Ahora el miedo proviene
del hecho de que el profesorado también la conoce.
Durante los últimos años se habían ido realizando varias predicciones sobre la situación actual. En su
trabajo publicado en el Online Learning Journal en 2019 (Picciano, 2019), el Profesor Anthony de la City
University of New York, un pionero del área de Digital Learning y fundador del Online Learning
Consortium, predecía que “durante la próxima década, las tecnologías digitales avanzarán en la
capacidad de interactuar y ayudar en las actividades humanas. En la década de 2020 estas tecnologías
serán más visibles, pero a partir de la de 2030 comenzarán a madurar, integrarse y tendrán su mayor
impacto”. Por otro lado, el blog canadiense Bakz T. Future publicaba un tuit el 14 de diciembre de 2021,
antes incluso de la publicación de ChatGPT, comentando que “My prediction for 2022 will be that GPT-
3 will go viral in schools and college campuses” (“Mi predicción para 2022 es que GPT-3 se hará viral en
colegios y campus universitarios”). Más recientemente, la Profesora Mairéad Pratschke, Chair in Digital
Education de la Universidad de Manchester, comentaba en una de sus charlas que: “Después de la
COVID, muchos profesores universitarios quieren dar un paso atrás (“back to normal”) pero la
disrupción que ha provocado la IA en el campo de la educación no va a permitirlo”.

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La disrupción que estamos experimentando se ha vinculado masivamente a la súbita aparición y


desarrollo de la IA generativa pero no todo en IA y Educación es ChatGPT. Sucede algo parecido a lo
acontecido con la irrupción general de la IA, una disciplina con casi 70 años de vida que, tras pasar por
diferentes etapas, ha experimentado recientemente una eclosión de aplicaciones y de sistemas
inteligentes con los que convivimos, dando lugar a una IA silenciosa que nos acompaña en nuestras
actividades diarias, un éxito tecnológico sin precedentes en su breve historia. Gran parte de este
reconocimiento se debe a la fase actual de desarrollo, la de la IA basada en datos y aprendizaje
automático (la IA del big data), y en concreto a la propuesta de modelos neuronales avanzados, las
redes neuronales profundas que realizan el denominado Deep learning. Este tipo de redes han
demostrado un nivel de competencia igual o superior al de los seres humanos en un número cada vez
mayor de actividades complejas tales como el reconocimiento de objetos en imágenes, el diagnóstico a
partir de imágenes médicas, la restauración de imágenes, la genómica y la proteómica, el
reconocimiento del habla, los sistemas de debate, etc. Igualmente destacable para el tema que nos
ocupa es la propuesta de un modelo concreto llamado Transformer en 2017, el cual, combinado con los
sistemas de aprendizaje por refuerzo humano, supuso un avance fundamental en la comprensión y
generación de lenguaje natural, desplazando el foco desde el campo de la imagen al del lenguaje con
los grandes avances en traducción automática y generación, clasificación y resumen de textos. Estas
técnicas han derivado en la propuesta de los grandes modelos del lenguaje como GPT-3.5 y GPT-4 de
OpenAI (empleados en el famoso agente conversacional ChatGPT lanzado hace menos de un año, el 30
de noviembre de 2022) y el resto de alternativas como Bard de Google o LLaMA de Meta. Con ello, se
ha abierto la puerta a la tremenda disrupción de la IA generativa, competitiva en creatividad con el ser
humano por primera vez en la historia y que ha llevado al Premio Nobel de Economía Paul Krugman a
preguntarse “¿cuánto de lo que hacemos los seres humanos es realmente creativo o aporta una
comprensión en profundidad?” (Krugman, 2022). El momento actual abre una nueva perspectiva
multimodal de la IA Generativa combinando texto, imágenes y vídeo que promete resultados aún más
espectaculares.
Aunque ni mucho menos todas las tecnologías de IA en Educación se basan en modelos del lenguaje,
no me cabe ninguna duda de que ChatGPT ha supuesto a la vez un boom y una hecatombe en los
entornos educativos. Por utilizar una metáfora “simpática”, me recuerda a cuando llevamos a mi hija al
médico en época de pandemia y lo primero que hizo la médica fue hacerle un test de COVID. “O es
COVID o es otra cosa”, nos dijo. Mi percepción actual del área es la misma: “O es ChatGPT o es otra
cosa”.
Es como si de pronto, tanto profesores como estudiantes, tuviéramos la posibilidad de tener siempre a
nuestro lado, un becario listo y con un carácter perfecto, a nuestra disposición las 24 horas del día y 7
días a la semana. Este becario puede hacer los deberes y exámenes mejor que la mayoría del
estudiantado. Este becario puede hacer magníficos apuntes, discursos y conferencias. Sin embargo, el
becario no era perfecto, presentaba errores y requería considerar los problemas legislativos asociados
(González-Espejo, 2023).
En la misma línea, esta revolución tiene una vinculación directa con las últimas tendencias pedagógicas
y concretamente con el término Educación 4.0, resultante del estudio de la evolución de las tendencias
educativas con una perspectiva similar a la de la revolución industrial (Industria 4.0) y a la world wide
web (Web 4.0), como puede verse por ejemplo en el trabajo “May the Fourth Be with You: Creating
Education 4.0” (Salmon, 2019) de la Profesora Gilly Salmon, actualmente CEO y Consultora Educativa
en la empresa Education Alchemists Ltd en el Reino Unido. La Educación 4.0 comprende metodologías

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educativas de última generación como el aprendizaje activo, social, colaborativo y centrado en el


estudiante; la evaluación auténtica, basada en proyectos y competencias; los itinerarios de aprendizaje
personalizados, adaptables y flexibles; y los espacios de aprendizaje que fomentan la creatividad y la
colaboración, todo ello soportado por tecnologías inteligentes.
Desafortunadamente, los expertos sitúan a la Educación actual en un punto intermedio entre la
Educación 2.0 y la 3.0 en ese continuo y las reacciones recientes contra los avances de herramientas
como la IA generativa, es decir, la prohibición de los trabajos realizados con al apoyo de GPT, se
asemejan sospechosamente a las que se produjeron con la primera revolución industrial hace más de
dos siglos, romper la máquina de producción, como en los disturbios de los talleres textiles de
Nottingham en 1812 (Klein, 2019). Es bien sabido que los detectores de documentos generados con
GPT no funcionan. Además, dan falsos positivos, lo que genera frustración y provoca problemas legales
que pueden afectar a nuestras instituciones educativas.
En lugar de plantearnos esta resistencia a la innovación educativa, podríamos estudiar sus posibilidades
para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Esto me trae a la memoria la vieja y querida frase,
previamente vinculada a muchas tecnologías educativas en las últimas décadas, “nuevas soluciones para
viejos problemas de la educación”. La IA puede constituir una nueva oportunidad para resolver viejos
retos y nuevos desafíos en Educación, empleando modelos de aprendizaje personalizado que
proporcionen: 1) un papel más activo del estudiantado al conocer su evolución y poder optimizar su
aprendizaje; 2) la identificación del estudiantado que requiere más apoyo (sistemas de IA para
monitorización); 3) la evaluación e identificación de altas competencias (modelos predictivos de IA); 4)
el tratamiento de estudiantes con diversidad funcional (analítica del aprendizaje, sistemas adaptativos
basados en IA); 5) nuevos modelos de tutorización (sistemas inteligentes de tutorización); 6) sistemas
de recomendación y retroalimentación; y 7) la predicción del fracaso temprano y la detección de
estudiantado anómalo (sistemas de aprendizaje automático y evaluación de competencias).
Además, la IA puede conllevar otras ventajas como la reducción de tiempos en tareas más rutinarias
(correcciones menores, preparación de tests, etc.) para poder dedicar más tiempo al estudiante, crear
nuevo conocimiento y afrontar tareas pedagógicas más complejas. Finalmente, tal como expertos como
Peter Norvig, Profesor de la Universidad de Stanford y Google Director of Research durante 20 años,
han enunciado, las tecnologías inteligentes pueden aumentar la motivación del estudiante para el
aprendizaje, concepto denominado “BYOM: Bring your own motivation” por analogía con el bien
conocido de “BYOD: Bring your own device”.
Por supuesto, todas estas oportunidades no están exentas de riesgos, como las competencias digitales
del docente o la legislación y el tratamiento ético del dato, como discutiremos más adelante.

2. APLICACIONES DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN EDUCACIÓN


SUPERIOR

En cualquier caso, las aplicaciones de IA en Educación llevan desarrollándose varias décadas y no se


circunscriben a las recientes tecnologías de IA generativa. Como ejemplo, el área del Learning Analytics,
vinculada a las tecnologías de aprendizaje automático, tiene más de 30 años de antigüedad. De hecho,
el informe 2023 EDUCAUSE Horizon Report, Teaching and Learning Edition (Pelletier et al., 2023),
publicado en mayo del presente año, establece una diferencia de aplicaciones entre IA predictiva e IA
generativa y presenta una revisión muy completa. Sin embargo, mi visión personal no coincide con esta

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diferenciación, creo modestamente que la variable de decisión no debe ser la tecnología de IA


considerada sino el problema a resolver desde el punto de vista educativo, dado que la mejora del
proceso de enseñanza-aprendizaje debe ser el objetivo final de la aplicación.
En la literatura especializada, podemos encontrar otras segmentaciones o taxonomías que nos ayudan
a encuadrar las distintas áreas de aplicación. Me resulta especialmente útil la presentada por la
Profesora Merja Alanko-Turunen de la Universidad de Ciencias Aplicadas Haaga-Helia en Finlandia, que
tras realizar una revisión detallada de la literatura reciente en el marco del consorcio europeo Ulysseus
European University (Analysis of scoping reviews on the AI higher education discourse, 2017-22) (Alanko-
Turunen, 2023), las clasifica en cuatro áreas principales (Zawacki-Richter et al., 2019):
• Perfilado y predicciones (por ejemplo, admisiones, planificación de los cursos, detección de
abandono, etc.).
• Tutores inteligentes (por ejemplo, materiales de los cursos, feedback, evaluación del
aprendizaje del estudiante, etc.).
• Apoyo a la evaluación (por ejemplo, corrección automática, evaluación del aprendizaje del
estudiante, etc.).
• Sistemas adaptativos y personalización (por ejemplo, diseño de los materiales de los cursos,
apoyo al profesorado y al diseño de aprendizaje, etc.).
Igualmente interesante me parece la segmentación realizada por el Dr. Raul V. Rodriguez y el Prof.
Hemachandran Kannan, Vice Presidente y Director del AI Research Centre de la Woxsen University en
India, respectivamente, directamente relacionada con los usos de GPT (Rodríguez y Kannan, 2023) pero
centrada en una perspectiva más pedagógica:
• Aprendizaje personalizado: GPT tiene la capacidad de generar respuestas similares a las
humanas a partir de prompts (peticiones) textuales, que podrían usarse para crear experiencias
de aprendizaje personalizadas para los estudiantes.
• Aprendizaje activo: GPT puede usarse para generar preguntas para actividades basadas en
debates, lo que puede ayudar a estimular el pensamiento crítico e involucrar a los estudiantes
en un diálogo significativo. Puede crear simulaciones y escenarios en los que participen los
estudiantes, proporcionando una experiencia de aprendizaje más inmersiva.
• Tutorización: GPT permite generar contenido educativo, como cuestionarios, evaluaciones y
módulos interactivos, que pueden integrarse en plataformas de aprendizaje (LMSs) y otras
plataformas educativas. También puede usarse para crear chatbots y asistentes virtuales que
ayuden al estudiantado brindando apoyo y orientación personalizados.
Todas estas áreas de aplicación se sustentan en una batería de herramientas de apoyo al profesorado y
al estudiantado basadas en IA. Podemos mencionar los generadores automáticos de distintos tipos de
contenidos como Jasper (https://www.jasper.ai/tools); los chatbots avanzados con conexión web como
Perplexity (https://www.perplexity.ai/); las herramientas de estudio personalizadas como Studysmarter
(https://www.studysmarter.es/); las herramientas de generación de contenidos para enseñanza online
como Nolej AI (https://nolej.io/); los generadores de planificación de cursos y de módulos docentes
basados en GPT como Teachermatic (https://teachermatic.com/); los diseñadores avanzados de
actividades de evaluación como Quizziz (https://quizizz.com/); las herramientas para desplegar
feedback de evaluación personalizado basado en datos como OnTaskLearning
(https://www.ontasklearning.org/) y los tutores inteligentes como Khanmigo
(https://openai.com/customer-stories/khan-academy) o Codetutor.ai (http://codetutor.ai/).

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Personalmente, me ha impresionado el caso de Khanmigo, el tutor basado en GPT-4 desarrollado por


la Khan Academy, que asiste tanto al docente como al discente, realiza preguntas individualizadas,
motiva al aprendizaje, apoya en el desarrollo de materiales docentes, monitoriza el aprendizaje y facilita
el estudio de la literatura o la historia jugando el rol de personajes literarios o históricos
(https://onx.la/b2d59).
El informe 2023 EDUCAUSE Horizon Report, Teaching and Learning Edition (Pelletier et al., 2023) recoge
una serie de casos de uso operativos que considero muy relevantes al ser directamente trasladables a
cualquier universidad española. Entre ellos, podemos destacar LearningClues, de la Universidad de
Michigan, que extrae lo explicado o presentado visualmente durante las sesiones de clase y crea
automáticamente enlaces a recursos relacionados en otras plataformas educativas en el ecosistema de
aprendizaje del estudiantado, o el Empathy Chatbot de la Western University que desempeña el papel
del paciente para las prácticas del examen clínico objetivo estructurado (ECOE) de Medicina.

3. IMPLANTACIÓN EFECTIVA EN EL SISTEMA UNIVERSITARIO


ESPAÑOL

Mi bagaje pasado como responsable de enseñanza online, tecnologías educativas y universidad digital
en la Universidad de Granada y en CRUE Universidades Españolas me lleva a tener un sesgo en las
aproximaciones a cualquier nueva tecnología educativa. Siempre me recuerda las diferencias entre un
proyecto piloto y un servicio a nivel de universidad, así como la necesidad de una planificación rigurosa.
En el hipotético caso de implantación de un servicio de apoyo al uso de IA en Docencia en una
universidad española, tengo claro que, como en otras ocasiones, solo funcionaría si se gestiona desde
el más alto nivel: Rector, Equipo de Gobierno y/o Vicerrector. Además, requeriría realizar una
planificación estratégica a varios niveles: individuo, unidad/departamento, institución y colaboración
interuniversitaria. En este aspecto, me parece muy destacado el informe recientemente publicado (en
septiembre de 2023) por EDUCAUSE, el 2023 EDUCAUSE Horizon Action Plan: Generative AI, Teaching
and Learning Edition (Robert y Muscanell, 2023), que proporciona una serie de pautas muy relevantes
para el diseño de dicha planificación. Igualmente, la UNESCO ha publicado dos documentos muy
relevantes en 2021, “Inteligencia Artificial y Educación. Guía Para las Personas a Cargo de Formular
Políticas” (Miao et al., 2021), y 2023, “Oportunidades Y Desafíos de la Era de la Inteligencia Artificial
Para la Educación Superior: Una Introducción Para los Actores de La Educación Superior” (Liu et al.,
2023). En cualquier caso, esta implantación debería conllevar una obsesión con la calidad de servicio
(experiencia) del estudiante, aspecto que, desgraciadamente, algunas veces minimizamos en nuestras
universidades.
En mi opinión, el uso de aplicaciones relacionadas con GPT o con cualquier otro modelo de lenguaje
puede resultar más factible como servicio, pero habría que estudiar el coste económico y la
dependencia intensiva de una solución externa. Aunque contaríamos con la ventaja de la existencia de
múltiples proveedores, a la vista del número creciente de actores en el mercado, deberíamos considerar
el riesgo importante de que la solución adoptada podría dejar de funcionar o incluso desaparecer algún
día. No considero factible un desarrollo individual por parte de una universidad española, dada la
ingente cantidad de trabajo que requería. Podría ser una iniciativa interesante de desarrollo
colaborativo universitario, a nivel andaluz o nacional vía CRUE, que no estaría exenta de una gran
dificultad, dada la complejidad intrínseca de este tipo de desarrollos colaborativos y la específica del
campo de aplicación: altos costes de desarrollo y ejecución, “alucinaciones” del modelo, necesidad de

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gestión de los filtros, contramedidas y aspectos legales, etc. No olvidemos que grandes universidades
internacionales como Stanford han abandonado proyectos de este tipo, en concreto el proyecto de
diseño del modelo Alpaca basado en LLaMA de Meta, por las razones mencionadas.
El servicio debería estar sustentado por un equipo especializado de PTGAS. Al igual que en el pasado
con las unidades de innovación y/o de enseñanza online, es fundamental que dicho equipo sea
fuertemente interdisciplinar. La Profesora Margarida Romero-Laurent Heiser, de la Université cote
d’Azur en Francia, distingue entre cuatro categorías de expertos: de aprendizaje (pedagogos, tecnólogos
educativos), IA, diseño de interfaces de usuario y científicos de la información (Romero, 2023). El
Profesor Abelardo Pardo, de la University of Adelaide en Australia, distingue tres perfiles (diseñadores
de aprendizaje, estadísticos y expertos en Tecnologías de la Información), proponiendo además un
modelo estructural de Learning Analytics directamente implantable en una universidad (Pardo et al.,
2022).
Otro aspecto importante para el diseño de este servicio es el de la formación para toda la comunidad
universitaria, la llamada “AI Literacy”, que en nuestro contexto debe dirigirse al PDI, PTGAS,
estudiantado, equipos de gobierno y gestores y, por extensión, al público en general. Estos planes de
formación son clave para la aceptación de las soluciones basadas en IA por parte de todos los
implicados: la formación genera la confianza y la confianza lleva a la aceptación de las tecnologías
disruptivas. Para conseguir una implantación exitosa, esta formación debe sustentarse en dos
dimensiones distintas: 1) Enseñanza con IA; 2) Aprendizaje de la IA mediante un uso pedagógico
creativo.
Esta formación entronca con otro aspecto fundamental, el cambio requerido en el modelo pedagógico.
Como suele ser habitual, la tecnología por sí sola no proporciona la solución. Para incorporar la IA en
nuestra docencia universitaria se requiere un diseño pedagógico adaptado al marco de la Educación
4.0. Por un lado, se debe considerar el cambio de competencias asociado (resolución de problemas del
mundo real, habilidades de colaboración y trabajo en equipo, prácticas profesionales, capacidades
futuras en el entorno de trabajo, habilidades de liderazgo, competencias tecnológicas, etc.) y emplear
las metodologías docentes adecuadas para conseguirlas (aprendizaje basado en problemas, aprendizaje
social, actividades basadas en el desempeño, actividades basadas en habilidades, instrucción y la
retroalimentación, alfabetización digital / formación en IA, etc.). Por otro, hay que hacer interaccionar
la tecnología y la pedagogía de forma fluida buscando el objetivo final de la mejora del proceso de
enseñanza-aprendizaje empleando modelos pedagógicos específicos avanzados, lo que varios expertos
como Merja Alanko-Turunen denominan AI Entangled Pedagogy (algo así como “Pedagogía Enredada
basada en la IA”) (Alanko-Turunen, 2023), y dejando atrás la dicotomía Pedagogía-Tecnología (Fawns,
22).
Por supuesto, es necesario un cambio profundo en el modelo de evaluación, pasando a “evaluar el
proceso y no (solo) el resultado”. Estoy convencido de que prohibir el uso de GPT y herramientas
similares, y perseguir su uso no es la solución. Es como “poner puertas al campo”. Al contrario, deben
incorporarse en el trabajo diario. Por ejemplo, pueden ayudar a los estudiantes a mejorar su
pensamiento crítico y a articular sus ideas de mejora de forma clara y concisa, a través del empleo de
ejercicios de evaluación en los que el modelo de lenguaje elabora una redacción basada en una petición
(un prompt) y el o la estudiante la crítica y trabaja para mejorarla añadiendo nueva información,
aclarando puntos, comprobando hechos y analizando el fondo de la cuestión (Mollick y Mollick, 2022).

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Todas estas consideraciones deben estar definidas a priori en una “política de uso de la IA en el curso”,
que incluya clausulas sobre qué se puede y qué no se puede hacer, uso responsable de la IA (sesgos,
seguridad, etc.), denuncia de malas prácticas y sus consecuencias, formación, y reconocimiento de su
empleo por parte de la propia institución. Dicha política podría ser definida globalmente a nivel de la
propia universidad.
Como siempre, la clave de todo es el diseño del aprendizaje, aprovechando las herramientas
disponibles, combinando la Ciencia del Aprendizaje (cómo aprenden las personas) con las Tecnologías
del Aprendizaje y el Conocimiento (herramientas para apoyar ese aprendizaje). Mi visión personal es
que, aunque este proceso siempre requiere un gran esfuerzo por parte del docente, en este caso dicho
esfuerzo será menor que en otros escenarios como en el de la enseñanza online. Esto se debe a la
potencialidad de las herramientas de IA que pueden reducir la carga de trabajo apoyando la
planificación didáctica, la creación de contenidos educativos, el diseño de mecanismos de evaluación,
etc., llevándonos a un modelo colaborativo “human-AI design and content co-creation” (diseño y
creación de contenidos cooperativo profesor-herramienta de IA).

4. REGULACIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

La aplicación de la IA en la sociedad está generando una controversia legal y ética a nivel global.
Concretamente, son varios los derechos que podrían verse vulnerados por las soluciones que aporta la
IA en Educación, tales como la igualdad y no discriminación, la dignidad, la privacidad y la protección de
datos, la propiedad intelectual, o el honor, entre otros. Estos desafíos han impulsado la definición del
concepto de IA responsable, una IA que potencia valores deseados por la sociedad, tales como la
equidad, la confiabilidad, la privacidad, la seguridad, la inclusión, la transparencia y la responsabilidad
(Díaz-Rodríguez, et al., 2023).
En mi opinión, en este aspecto somos afortunados por vivir en un país europeo. Aunque hay
movimientos para legislar la IA en muchos países, la Unión Europa lidera claramente estas iniciativas
desde 2018, cuando el presidente francés Emmanuel Macron promovió la creación de un “Ecosistema
global europeo en IA”. El 7 de diciembre de 2018, la Comisión presentó el “Plan Coordinado sobre la
Inteligencia Artificial” (Comisión Europea, 2018) y el “Plan Coordinado sobre el Desarrollo y Uso de la
Inteligencia Artificial “Made in Europe”” (Consejo de la Unión Europea, 2019). Dicho plan incide en una
prioridad transversal: la IA responsable, confiable y ética, hecha en Europa, debe construirse sobre los
derechos fundamentales en la Unión Europea.
Se necesita por tanto un marco legal para usar la IA de manera justa, transparente y responsable, y que
aborde la naturaleza multicultural europea. Ese marco se está plasmando en el desarrollo de la Ley de
Inteligencia Artificial Europea, comúnmente conocida como AI Act (Comisión Europea, 2021). Los
riesgos que la AI Act busca abordar incluyen: i) sesgo y discriminación; ii) privacidad y seguridad; iii)
responsabilidad y rendición de cuentas; y iv) transparencia y confianza pública. La AI Act establece un
marco de trabajo que asigna las aplicaciones de IA a tres categorías de riesgo. En primer lugar, se
prohíben las aplicaciones y los sistemas que crean un riesgo inaceptable. Estos riesgos inaceptables
pueden incluir la pérdida de vidas humanas, la discriminación sistemática o la violación de derechos
fundamentales, como por ejemplo una calificación social administrada por un gobierno del tipo de la
aplicada en China. En segundo lugar, se categorizan las aplicaciones de alto riesgo, las cuales son algo
menos críticas que las de riesgos inaceptables, pero aun así muestran un alto potencial de causar daño.
Los sistemas de IA en esta categoría pueden incluir aplicaciones médicas, sistemas de transporte

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autónomo, sistemas de clasificación para el acceso a servicios financieros o herramientas de escaneo


del currículum vitae que clasifiquen a los solicitantes de empleo. Por último, se detallan las aplicaciones
de bajo riesgo, que generalmente se utilizan en aplicaciones cotidianas que tienen un impacto limitado
en la seguridad o los derechos fundamentales de las personas. Ejemplos de sistemas de IA de bajo riesgo
incluyen motores de búsqueda en línea, aplicaciones de recomendación de contenido y chatbots de
servicio al cliente. Aunque el nivel de riesgo es bajo, la AI Act aún impone requisitos para garantizar la
transparencia y la información adecuada sobre estos sistemas.
La clasificación de riesgos en estas tres categorías es fundamental para determinar las obligaciones y
requisitos específicos que se aplicarán a los proveedores de sistemas de IA en la Unión Europea. Cuanto
mayor sea el riesgo, más rigurosos serán los controles y las medidas de mitigación requeridas por la
regulación. Esta aproximación de escalonamiento permite adaptar la regulación a la gravedad de los
riesgos asociados a los sistemas de IA y asegura que los sistemas críticos sean sometidos a una
supervisión y control más estrictos.
Centrándonos en nuestro caso, la aplicación de la IA en el ámbito educativo presenta una serie de
riesgos y desafíos, tales como:
• Sesgo y discriminación: los sesgos de los datos de entrenamiento o de los algoritmos podrían
resultar en discriminación contra ciertos grupos de estudiantes, como aquellos de diferentes
orígenes étnicos o socioeconómicos. La AI Act promueve la transparencia y la no discriminación,
lo que significa que los sistemas de IA utilizados en la educación deben ser capaces de explicar
sus decisiones y no perpetuar prejuicios.
• Privacidad y seguridad de datos: La recopilación y el procesamiento de datos personales de
estudiantes plantea preocupaciones de privacidad. La AI Act establece reglas estrictas sobre la
protección de datos, garantizando que las organizaciones educativas cumplan con los
estándares de seguridad y privacidad, y que el estudiantado tenga el control sobre sus datos.
• Acceso equitativo: Los sistemas de IA en educación pueden generar desigualdades si no se
utilizan de manera equitativa. Algunos miembros del estudiantado pueden no tener acceso a
tecnología de alta calidad, lo que podría dejarlos en desventaja. La regulación busca garantizar
que todo el estudiantado tenga un acceso equitativo a las oportunidades de aprendizaje,
independientemente de su situación socioeconómica.
• Calidad de la educación: La automatización y la personalización a través de la IA pueden tener
un impacto en la calidad de la educación. La AI Act fomenta la transparencia en la forma en que
se utilizan los sistemas de IA en la enseñanza y asegura que estos sistemas se utilicen para
mejorar la calidad de la formación y no para reemplazar a los docentes.
• Evaluación: Los sistemas de IA utilizados para evaluar al estudiantado pueden no ser precisos
en algunos casos, lo que podría afectar sus oportunidades educativas futuras. La regulación
exige que los sistemas utilizados para la evaluación estén sujetos a altos estándares de precisión
y transparencia.
La regulación en la Unión Europea busca por tanto equilibrar la promoción de la innovación tecnológica
en la educación con la protección de los derechos del estudiantado y la calidad de la enseñanza. Al
abordar los riesgos mencionados, la AI Act persigue garantizar que la IA en el ámbito educativo se utilice
de manera ética y responsable, contribuyendo positivamente a la educación y el desarrollo de dicho
estudiantado.

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Oportunidades y riesgos

Otro aspecto relevante es el del copyright de la IA generativa, que está provocando mucho debate y
que puede constituir una amenaza para el uso de estos sistemas en el futuro. En este campo hay varias
perspectivas enfrentadas. Podemos destacar, por ejemplo, que mientras Europa quiere proteger al
autor, otros países como Japón han dictaminado recientemente que el entrenamiento de modelos de
IA no tiene derechos de autor (Growcoot, 2023), aunque el tema está todavía sujeto a una discusión
ardua (Fukuoka et al., 2023).
Las universidades y el resto de las instituciones educativas deben contemplar todas las cuestiones
legales mencionadas en sus sistemas de IA para apoyo a la docencia. Es fundamental destacar que las
aplicaciones de la IA en la Educación están etiquetadas con riesgo alto en la AI Act, lo que provocará
que dichos sistemas sean sometidos a una supervisión y un control más estrictos.
Aunque esos procedimientos de control no están definidos aún, existiendo dos tendencias principales,
check-lists o auditorías, su propia indefinición se convierte en una amenaza para la implantación efectiva
de la IA en nuestras universidades. En mi modesta opinión, en el Sistema Universitario Español tenemos
un déficit de personal especializado en legislación relacionada con las Tecnologías de la Información y
la Transformación Digital y, lógicamente, con los aspectos legales de la IA que son mucho más recientes
y están aún por desarrollar en muchos de los casos. Para conseguir el objetivo también habría que
reforzar nuestras plantillas o subcontratar estos servicios de asesoría legal.

5. CONCLUSIONES

En la actualidad, la IA se considera la tecnología de propósito general que impulsa la cuarta revolución


industrial y su impacto en la sociedad se compara con el de la electricidad a principios del siglo pasado.
La IA es una herramienta fundamental para alcanzar los retos marcados en los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (Montes, et al., 2021). Pensamos que en la Educación (ODS 4)
puede provocar una disrupción significativa, que ya se viene observando en los últimos tiempos.
La IA ha madurado como tecnología, lo que plantea la necesidad de establecer marcos de trabajo para
una IA responsable, justa, inclusiva, confiable, segura y transparente. Esta IA debe estar al servicio de
las personas para el bien social y la sostenibilidad. A nuestra sociedad le toca conocer sus limitaciones,
usos e implicaciones y, a partir de este conocimiento, hacer que su evolución y desarrollo sea en nuestro
beneficio. Vivimos la transición de “una época de cambio a un cambio de época” que nos conducirá a
un escenario donde el ser humano deberá convivir con sistemas inteligentes que le ayudarán a tomar
decisiones y que realizarán muchas de las tareas que ahora desarrollan los humanos.
En el campo de la Educación, podríamos incluso evolucionar hacia a un nuevo híbrido: “humano +
ordenador (IA)”, el que el ser humano ejerza el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración, el
liderazgo, etc.; mientras que la IA, aun requiriendo una alfabetización y conllevando una serie de riesgos,
pueda proporcionar un apoyo fundamental en un entorno de Enseñanza (diseño del aprendizaje con
herramientas de IA) y Evaluación (basada en las mismas actividades del aprendizaje) con IA. Los
enfoques actuales de copilot en programación de ordenadores y de co-creación de contenidos docentes
parecen dirigirnos de forma adecuada hacia ese camino.

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Óscar Cordón RiiTE, Núm. 15 (2023), 16-27

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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7. AGRADECIMIENTOS

Esta investigación ha contado con el apoyo de MCIN/AEI/10.13039/501100011033 y de los Fondos


Europeos FEDER "Una manera de hacer Europa" en el marco del proyecto CONFIA (PID2021-
122916NB-I00).

INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR

Óscar Cordón García


Universidad de Granada

Catedrático en el Dpto. de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de Granada. Fundó


su Centro de Enseñanzas Virtuales en 2001, ha sido Delegado de la Rectora (Vicerrector) para la Universidad
Digital de 2015 a 2019 y Presidente del grupo de trabajo Formación online y tecnologías educativas (FOLTE) de
la sectorial TIC de CRUE Universidades Españolas de 2016 a 2020. Fue miembro del Grupo de Expertos que
desarrolló la Estrategia Española de I+D+I en IA para el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en 2018-
19. Ha recibido varios premios nacionales e internacionales, destacando el Premio Nacional de Informática
ARITMEL en 2014. Está incluido en el 1% de investigadores más citados en el mundo (Web of Science) y en el
Top 2% de investigadores más citados en el mundo en Inteligencia Artificial (Universidad de Stanford-Elsevier).

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