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1º BACHILLER C

Historia Moderna de las Islas Británicas.

Introducción.
A principios del siglo XV hay dos monarquías, la monarquía de los Tudor (desde 1485)
y la de los Estuardo (escocesa, establecida en escocía, es más antigua, fue establecida en el
siglo XIV).
También hubo un principado, el de Gales, constituido en el Siglo XIII, también hubo
algunos señoríos, más o menos reacios a acatar la autoridad de los Tudor y los Estuardo.
Hay también territorios: “las marcas galesas”, están entre la frontera Anglosajona y
las Islas Hebridos (ver mapa). También hay regiones enteras que se pueden considerar
autónomas, ya que no obedecen a ninguno (Tudor y Estuardo).
Regiones enteras: la mayor parte de Irlanda, las Highlands y la Isla Maní y además los
reyes ingleses poseen el territorio francés: Calais.
A comienzos del SXVI, se puede decir que en la práctica, casi la mitad de las Islas
Británicas hacían caso omiso a las disposiciones de los reyes o a los Parlamentos de Edimburgo
o Westminster.
En Inglaterra hay algunos condados que no están representados en el Parlamento y
que no contribuyen a las necesidades fiscales de la monarquía, es decir, no pagan impuestos.
Escocia  Parlamento de Edimburgo: constituido por gente del Sur.
Irlanda  Parlamento de Dublín: sólo tiene autoridad sobre la zona gris (ver mapa).
En el País de Gales no hubo representación Parlamentaria hasta 1543, en ese año por
fin se le reconoció a la gentry el derecho de enviar representación. Esta representación fue
legal y eclesiástica; en el ámbito legal dominaba el derecho anglo-normando que predomina
en Inglaterra, en el Sur de Escocia y en las marcas galesas (territorio fronterizo). En el resto
(Irlanda, Norte de Escocia) predomina el derecho de raíz celta o gaélico.
El derecho anglo-normando: establecido firmemente la iglesia romana o católica
(obispos & párrocos).
El derecho céltico o gaélico: la iglesia depende de la labor pastoral de las órdenes
religiosas (no depende de los obispos y párrocos).
Hasta cierto punto se puede decir que cada uno de los cuatro entes británicos
(Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales) está constituidos por un núcleo anglo-normando y una
periferia celta.
El momento álgido de este proceso, es decir, cuando Inglaterra se impone a los
demás, fue en 1649-60  fue el periodo de la República de Cromwell, que se impuso
militarmente a Escocia e Irlanda (unificación política con Cromwell, pero esa unificación
política no dio paso a una unificación cultural porque cuando terminó la República, con la
restauración de los Estuardo se terminó la unificación política hasta el siglo XVIII).
1707. Se constituye el Reino Unido de la Gran Bretaña (Inglaterra & Escocia).
1708. Irlanda se incorporó a la Gran Bretaña por la Ley de la Unión.
Las cuatro fases cruciales fueron:

a) El reinado de Enrique VIII hasta 1546 (1534-1546).


Se convierte en cabeza de la Iglesia de Inglaterra, rompe con Roma. Obtiene mayor
poder que sus antecesores en el trono.
Durante este periodo por el Acta de Gales, Gales se incorpora a Gran Bretaña.
Enrique VIII se convierte en rey de Irlanda en 1541.

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b) Entre 1603-1610.
Dos cosas básicas:
1. Aunque no salió bien, Jacobo I trató de integrar en una sola elite soberana
(casando aristocracias) a la elite escocesa e inglesa.
2. Jacobo fomentó la ocupación de los poblados de Ulster con colonos ingleses
y escoceses presbiterianos. Esto originó:
 Origen de la militarización.
 Conversión de Irlanda en protestante.

c) Entre 1639-1660.
Momento álgido de la unificación, Guerra civil o Revolución Inglesa, o Guerra de los
Tres Reinos, por que hay en conflicto tres concepciones diferentes entre los reinos
británicos.
· Escoceses: quieren una monarquía confederal, en la que ingleses y escoceses
estén en pie de igualdad, es decir, que ingleses y escoceses dominen por igual a los
irlandeses.
· Irlandeses: quieren verse libres de cualquier sumisión.
· Ingleses: Cromwell quiere liberarse de los lazos que hay entre ingleses y
escoceses y reforzar la sumisión de Irlanda, someter íntegramente Irlanda a Inglaterra.
La negativa de los escoceses a la abolición de la monarquía obligará a los ingleses a
invadir Escocia. Sin embargo, no va a quedar huella constitucionalmente hablando.

d) Entre 1684-1707.
Hay que subrayar dos cosas:
1ª. Los colonos descendientes de ingleses y escoceses afianzaron su control sobre
Irlanda (aplastamiento de los católicos por el rey Guillermo).
2ª. En 1707, por fin se alcanza la unión de Inglaterra y Escocia a cambio de participar
de los beneficios del imperio marítimo y colonial inglés pero con condiciones: los
escoceses conservarán sus leyes y su Iglesia (presbiteriana); la Kirk.
En el siglo XVIII se puede hablar de un estado unificado.

Tema I. La Epoca de los Primeros Tudor.

Las Guerras de las Dos Rosas y el Advenimiento Tudor. El Legado de Enrique VII.
Enrique VII  se cree que es un momento de ruptura con los reinados anteriores, sin
embargo, por otro lado se cree que es una continuidad del tipo de reinado anterior de Ricardo
III.
Hay dos teorías sobre el reinado de Enrique VII y de lo que significó:
- Polidoro, historiador  dice que hubo ruptura.
- Ross: Tesis de la Ruptura, comienzo de la nueva monarquía.
La Guerra de las Rosas  hay que ver el reinado de Enrique VII desde esa perspectiva.
La monarquía inglesa nunca se vio tan vulnerable como el periodo que va desde la
primera batalla de St. Adams (1455) hasta la última, Bosworth (1485).
En esos 30 años, de los cuatro predecesores de Enrique VII, tres murieron
violentamente. Además hubo muchas rebeliones entre la corona que fueron fomentadas por
la idea de que era muy fácil destronar al rey. Contra Enrique VII hubo conspiraciones Yorkistas,
pero supo resistirlas y la corona nunca llegó a peligrar seriamente. De este modo, la
monarquía inglesa dejó de ser vulnerable.

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Con independencia de querer subrayar la importancia de su reinado, este hecho de ser
vulnerable fue el cambio principal.
¿Cómo llegó a ser rey Enrique VII?. Era el Conde de Richmond. En Abril de 1483 con la
muerte de Eduardo IV de York, le sucedió su hijo Eduardo V que estaba sometido a la presión
de dos facciones:
 Woodville (su madre y su tío, el Conde de Ryvers).
 Gloucester (su tío paterno, Ricardo).
A su favor, Ricardo de Gloucester tiene: la simpatía del reino del Norte (había ejercido
el cargo del Norte) y la antipatía por Woodville  no lo querían en el Norte. Ricardo fue
nombrado Lord Protector por su hermano.
Gloucester aceleró los acontecimientos. A finales del mes de Abril, Ricardo preparó
una entrevista con Ryvers y se apoderó y secuestró al rey. Con el rey en su poder marchó a
Londres donde fue reconocido protector del reino.
Elizabeth, la reina madre, huyó y se refugió con su segundo hijo, el Duque de York, en
Westminster, al ser lugar sagrado, las tropas no podían entrar. A su madre, Elizabeth, le
interesa que su hijo sea rey lo antes posible y a Gloucester demorarlo lo más posible. En Junio,
Ricardo pudo por fin separar al Duque de York de los brazos de su madre (que también lo
secuestró). Y con ambos hijos en sus manos hizo que el Parlamento lo proclamara rey (26 de
Junio de 1483). En la coronación de Ricardo influyó Henry de Buckingham, éste le ayudó a
ganarse el apoyo de la nobleza del Norte. Sin embargo, sorprendentemente, en Octubre de
1483, Buckingham lideró una sublevación contra el rey. Algunos autores piensan que
Buckingham se sumó a una conspiración ideada por Margaret Beaufort  la madre de Enrique
Tudor (Conde de Richmond).
Conspiración ideada por Margaret.
Los conjurados pretendían restablecer a los descendientes de Enrique IV (hijo de
Margaret). El que perdió más fue el Duque de Buckingham, ya que el rey aplastó a los rebeldes
y Buckingham fue ejecutado (en Octubre).
Esta victoria de Ricardo, parecía fortalecer su autoridad y de hecho en la primavera del
84, el Parlamento ratificó la legitimidad de la coronación de Ricardo III. Y cuando todo parecía
indicar que Ricardo se consolidaría en el trono, se empezaron a notar las discrepancias. A
principios de 1485 muere la mujer de Ricardo (Anne Neville), y se expandió el rumor de que la
había envenenado para poder casarse con su sobrina de York (hija de Eduardo IV), también
están convencidos de que sus dos sobrinos han muerto (Eduardo y su hermana).
Donde mayor fue la oposición al rey fue especialmente en el Sur de Inglaterra. En
Agosto de 1525 llega a Gales Enrique Tudor con unos 2000 hombres como ejército,
compuesto por exiliados ingleses, mercenarios… . A estos se unieron otros 3000 hombres y al
llegar a Borsworth Field hay un ejército contrario que los dobla en número.
¿Cómo es posible que Enrique venciera?. La deserción; en el mismo campo de batalla;
la nobleza que estaba a favor de Ricardo se pasó al lado del otro pretendiente a la corona
(Enrique)  los Stanley y los Percy cambiaron de bando.

¿Porque esperaron hasta el último momento para cambiarse de bando?. Porque


querían asegurarse de que Ricardo III iba a morir y por que preferían a un candidato débil a
seguir viviendo sometido a un rey tiránico como Ricardo III. La aristocracia inglesa prefirió
respaldar a un supuesto rey manipulable, ya que era un rey joven (28 años).

¿Fue Enrique VII manipulable?. En absoluto.


En su trato con la nobleza, Enrique utilizó más la palabra que la zanahoria por tres
razones principalmente:
1. Al terminar el reinado de Enrique VII habían menos títulos nobiliarios que al
comienzo de su reinado. Contuvo el proceso de concesiones nobiliarias, hubo

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títulos que al morir (los nobles), sus títulos quedaban variantes (no sucesores).
Restricción de los títulos nobiliarios.
2. Enrique VII usó el derecho que tenía a tutelar a los herederos menores de edad;
ejerció ese derecho para evitar los enlaces matrimoniales entre ellos, y de esta
forma, las fusiones de sus matrimonios.
3. Cuando moría un noble, si su heredero era menor de edad, el rey podía tutelar
(wardship) al menor, para evitar los enlaces matrimoniales. Conteniendo las
concesiones y los enlaces distanciaba a los nobles del círculo del rey, para ser él
más de los mases.

El instrumento fundamental fue la represión: política penal (recognizances)  el rey


imponía multas, sanciones, a la nobleza cada vez que algún noble convocaba las Huestes sin la
autorización del rey  Ley de la Guerra Privada sin la autorización del Rey: aprobó por tres
veces leyes que sancionaban con multas a la nobleza por hacer la guerra. Con esto consiguió:
a) Aterrorizar a la nobleza.
b) Dinero, mejorar las finanzas reales.

No todo fue coacción. La nobleza del Sur se sublevó a Ricardo ya que éste había
beneficiado a la nobleza del Norte. Enrique VII aprendió la lección (de lo que le había ocurrido
a Ricardo, rompió el equilibrio dividiendo la nobleza) y trató de integrar a toda la nobleza en el
gobierno local de los condados. Las conspiraciones Yorkistas no fueron tan grandes como en
los periodos anteriores.
Era un rey temido y admirado al mismo tiempo.

Enrique siempre que pudo se decantó por controlar el reino desde la corte, para ello
empleó medidas tradicionales:
 Envió a las provincias a miembros de la familia real como delegados en los
condados.
 incrementó el número de jueces de paz (que no cobraban)
Enrique VII intentó convertir a la corona en el principal foco de lealtad del reino, que
fuera leal al rey.
El último factor de su reinado fue la armonía en el seno de la familia real. (Sólo un
miembro, el hermano de su padrastro William Stanley, el segundo marido de Margaret B.,
participó en conjurar contra Enrique VII). A esta estabilidad familiar contribuyó el matrimonio
de Enrique VII con Elizabeth de York (hija menor de Enrique IV), casi evita que otros
reivindiquen el poder.
Sobre esos poderes efectuó su política. Objetivos políticos:
a. Fortalecimiento de la consolidación regia.
b. Mejorar las finanzas reales.
c. La seguridad externa.
El hecho más sistemático fue la creación en 1485 del “Council Learned in Law”, su
función  se reunían al margen del consejo real. Se encargaba de velar por los derechos de
las coronas. Organismo encargado de recaudar las multas que se les imponía a la nobleza.
Cuando moría un noble, encargaban a este tribunal los derechos del fallecido, por si el rey
tenía algún derecho  pesquisas post-morten (para ver sí el rey tenía derechos a la herencia
del fallecido).
Una de las manifestaciones, o signo de esta voluntad de fortalecer la autoridad del
rey, fue la restricción, limitación de los privilegios de la Iglesia; recortar el privilegio de
santuario o de refugio sagrado y también redujo la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos.
Se ha dicho muchas veces que Enrique VII convocó pocas veces al Parlamento de
Inglaterra, por que este quería reforzar su autoridad, gobernar al margen del Parlamento, pero

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nunca gobernó al margen de éste. Lo que sí es cierto es que convocó pocas veces al
Parlamento (sólo se reunieron 7 veces desde 1485 hasta 1509). También reunió en asambleas
plenarias a la nobleza, para recobrar el sentimiento de nobles para su consentimiento;
convocaba el “Great Council”  elite dirigente del rey.

Enrique VII se planteó alcanzar tres objetivos y asegurar la dinastía frente amenazas
externas.
· Aumentar los ingresos del tesoro real y reforzar la hacienda.
El aumento de ingresos se logró por tres vías:
1. Incorporación al patrimonio regio los bienes confiscados a sus enemigos.
2. Mejorando la administración de esos patrimonios, responsabilidad que encomendó
a los General Surveys, expertos gestores, estas fincas rústicas proporcionaban
40000£.
3. Incremento ingresos arancelarios o por derechos de aduanas. El parlamento hizo
cesión vitalicia del vino y otras cosas, Enrique VII reforzó la administración de la
hacienda, consintió en transferir la administración del Exchequer (erario) a una
oficina más privada, menos ruidosa y más secreta: La Cámara de Palacio,
“Chamber”, en concreto, la persona encargada de velar por el tesoro real era el
“groom of the stool”.

El mayor logro de Enrique VII, según algunos historiadores, fue dejar a su hijo una
hacienda saneada, con superávit. En este hecho fue fundamental su política exterior, porque
siguió una prudente política exterior, evitó entrar en conflictos internacionales mientras no
estuviera en peligro el futuro de su dinastía. Sólo envió tropas al continente una vez con el fin
de evitar en vano la anexión de Bretaña por la monarquía francesa, y para evitar mayores
peligros por parte de Francia, (puesto que partieron las mayores conspiraciones Yorkistas)
Enrique VII se empeñó en alcanzar un acuerdo matrimonial con los Reyes Católicos, firmó un
acuerdo con Fernando para casar a su hijo Arturo (primogénito) con Catalina de Aragón. Pero
Arturo murió poco después de que Catalina llegara a Inglaterra, y Enrique VII se empeñó en
que se casara con su segundo hijo.

Los Primeros Años de Enrique VIII y la Epoca de T. Wolsey, 1509-1529.


Enrique VIII sucedió a su padre en 1509, con 18 años. Obsesionándose en convertirse
en el arquetipo de monarca renacentista. Con el fin de acrecentar su popularidad quiso
ganarse otros atributos, el de rey magnánimo y el de héroe militar.
Rey Magnánimo: para mostrar su voluntad de ruptura con la severa política penal de
su padre, procesó a los dos jueces más odiados del reino: Empson y Dudley, quienes alegaron
que habían seguido las leyes del rey, la respuesta de Enrique VIII fue adulterar las pruebas
para ejecutarlos. Tras la ejecución dejó en suspenso muchas de las multas impuestas a la
nobleza.
Héroe Militar: se calcula que costó 600000£. Ese fue el precio de las guerras entre
1513-1516. Los rumores decían que el trono real tenía 200000£, Enrique VIII comprobó que
era falso. Así pues tuvo la necesidad de convocar al Parlamento para solicitar ayuda financiera
(1512). El Impuesto Ordinario de la época se llamaba Fifteenth & Tenth (unas 30000£). Pero el
Parlamento era remiso a solicitar más de una subvención ordinaria. Además el rey podía
contar con los donativos de la Iglesia y de la nobleza. Pero aún así no bastaban, Enrique VIII
logró que el Parlamento aprobara un nuevo impuesto, el Subsidio, impuesto proporcional a la
riqueza mueble de los tributantes (en teoría), a razón de 1 Chelín por 1£  5% del valor de los
bienes muebles. Este impuesto aportó entre 1513-1516 unas 170000£.
170000 + 3 ·(30000) + 40000 = 300000£  La mitad de lo que costó la guerra. La otra
mitad se sufragó con el dinero del tesoro real.

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Los resultados de la guerra fueron nulos, los esfuerzos exigidos a los súbditos fueron
en vano ya que:
1. Envió 10000 soldados a los Pirineos para ayudar a Fernando en la conquista de
Navarra (1512), no entraron en guerra, se acuartelaron en los Pirineos.
2. Enrique VIII envió al Norte de Francia 30000 soldados para conquistar Calais. Los
asesores del rey le aconsejaban que esos hombres fueran empleados en la
conquista de la ciudad de Boulogne y consolidara su dominio en Calais. Enrique VIII
no hizo caso y tomó Tournau, porque se había comprometido con Maximiliam I. La
retuvo bajo soberanía inglesa hasta 1518, invirtió mucho dinero y soldados en la
ciudad, soldados que le podían haber sido muy útiles, y luego en 1518 se la dio a
Maximiliam I.
3. La enemistad angloescocesa se tradujo en la alianza de Escocia y Francia contra
Inglaterra. En Flodden murió Jacobo IV (rey de Escocia), batalla provocada por la
necesidad francesa. Jacobo IV dejó como heredero a Jacobo V. La muerte de
Jacobo en 1513 no fue aprovechada por Enrique VIII para establecer mecanismos
efectivos sobre sus rivales.

La persona que hizo posible la campaña militar en Francia y de la Paz posterior fue
Thomas Wolsey (eclesiástico), que incluyó el matrimonio de Luis XII con la hermana menor de
Enrique VIII, María. Como recompensa Wolsey fue nombrado Obispo de Tournai en 1513, en
1514 Arzobispo de York, en 1515 Cardenal y sobre todo Canciller del rey (ministro de asuntos
exteriores), en 1518 Legado a Pontificio, o a latere.
La acumulación de una serie de cargos y el hecho de ser legado pontificio tiene
diferentes perspectivas según historiadores: Elton & Guy.
Elton piensa que Wolsey se valió de la confianza del rey para acumular fortuna y en el
terreno político  subordinar la política anterior inglesa a los intereses del Papado.
Guy piensa que Wolsey fue un sirviente de Enrique VIII mucho más leal de lo que se
pueda pensar, de lo que afirma Elton. ¿En qué se basa?.
- Enrique VIII fue quien dictó las directrices nacionales de la política exterior inglesa y
no Wolsey.
- El rey y el canciller (Wolsey) mantuvieron contacto diario.
- El rey interceptaba su correo de vez en cuando.
- La incompatibilidad de cargos. ¿Cómo es posible si no fuera que Wolsey tenía la
confianza del rey se amigara siendo Canciller y aceptara ser Pontificio y que podía sufrir una
acusación de traición?, ¿Cómo sino se entiende eso?. No niega Guy que Wolsey fuera un tipo
codicioso, la primera parte de la acusación no puede negarse. Wolsey retuvo cuatro obispados
cosa contraria al derecho canónico. También se aseguró que lo nombraran abad de St. Albans.
Aprovechó la confianza del rey para cometer todo tipo de abusos. Pero ¿Porque se le
permitieron sus abusos y porqué el clero aceptó su conducta?.
Desde la perspectiva del rey: Enrique VIII quería conseguir a través de Wolsey un
control de la Iglesia de Inglaterra parecido al que Francisco I tenía sobre la Iglesia de Francia
(por la firma de un Concordato). (Aún así fue el artífice de la Paz de 1514 entre Inglaterra y
Francia.)
Desde la perspectiva del Clero: porque preferían obedecer a un eclesiástico que al rey.
A pesar de lo mal que terminó esa campaña (1ª campaña militar), Enrique VIII no
renunció a convertirse en rey de Francia. Para que su sueño se hiciese realidad, Wolsey volvió
a ponerse en marcha en 1521, ordenó una encuesta fiscal sobre la riqueza, armas y hombres
de Inglaterra. Con los resultados, en 1522 Wolsey solicitó al Parlamento la aprobación de un
subsidio sin precedentes. Un subsidio de 4 chelines por Libra (el 20% del valor de la riqueza
mueble de los tributantes).

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Wolsey no consiguió que la aprobaran, pero su brazo derecho, T. Moro, logró que el
Parlamento aprobase el cobro de 4 subsidios ordinarios sucesivamente. Estando a medias de
estos cobros fue cuando Wolsey exigió un donativo extra-Parlamentario al que bautizó como
Amicable Grant, proporcional a la sexta parte (1/6) de los bienes muebles de los laicos y la
tercera parte (1/3) de los bienes muebles del clero. (Marzo de 1525).
La oposición provocada por la Amicable Grant hizo que dos meses después se
cancelara, la oposición fue especialmente fuerte en Kent, Norfolk, Suffolk y Cavenham.
¿Porqué fracasó la Amicable Grant?. Hay diferentes teorías:
Norfolk & Suffolk  algunos historiadores hablan de deslealtad hacia Wolsey de los
duques de estas ciudades encargados de cobrar los impuestos en sus condados.
Kent  otros señalan el odio que sentía hacia Wolsey Warham (Arzobispo de
Canterbury), que le había llevado a incitar a la rebelión en el condado de Kent.
Otros historiadores dan especial crédito a las crónicas de la época y subrayan como
fundamental el carácter extra-Parlamentario del Amicable Grant.
Otro historiador, G. W. Bernard (en su libro: Wolsey & Amicable Grant) enumera
como factores básicos del fracaso los siguientes:
- pobreza de la gente agravada por el cobro de varios subsidios consecutivos.
- la escasez de moneda de buena ley.
- sobre todo en Cavenham por la crisis de la Industria textil.
Por todo ello y sin dinero para seguir con la guerra contra Francia, Wolsey tuvo que
firmar una nueva Paz en 1526 con Francia, pero no fue este fracaso la causa de su caída.
Durante 18 años de matrimonio Catalina sólo tiene una hija, la princesa María (Tudor).
El rey estaba convencido de que si moría dejando como heredera una hija desencadenaría una
guerra civil, hasta tal punto estaba convencido que pensó en casarla con su hijo bastardo
Henry Fitzroy. Al final confesó a Wolsey su angustia (decía que estaba maldito por la Ley
Levítica), y como estaba convencido de ello se planteó como solución la anulación de su
matrimonio, que se la encargó a Wolsey.
Elton dice que los primeros pasos dados por Enrique VIII para conseguir su divorcio
dan una muestra de su ineptitud y ceguera política.
1er paso: está casado con su cuñada y el Papa le tuvo que dar una dispensa para poder
casarse, entonces pidió a Wolsey que negara el derecho del Papa para dar dispensas
matrimoniales.
En 1527. (Año del Saqueo de Roma). El rey de Inglaterra pide al Papa (Clemente 7º,
que era rehén de Carlos V) dispensa para divorciarse de la tía de Carlos V.
Por eso, Enrique VIII trató de que Wolsey fuera habilitado para dictar en Inglaterra una
sentencia inapelable a Roma. Wolsey estuvo a punto de lograrlo. En 1528 llegó a Inglaterra
con la habilitación el Cardenal Campeggio, habilitación que le permite dictar la sentencia. En el
verano de 1529 estaba a punto de dictar sentencia cuando Campeggio pidió vacaciones y se
fue a Roma dejando la causa en suspenso, esto fue lo que supuso la condena de Wolsey.
Enrique VIII lo acusó de traición y firmó su condena (1529). No se le ejecutó inmediatamente
porque T. Cromwell le salvó la vida con una brillante actuación en el Parlamento, pero en
Noviembre de 1530 fue al patíbulo, de camino a éste murió.

Del Divorcio a la Supremacía Real. El Gobierno de Thomas Cromwell.


La muerte de Wolsey abrió la lucha por el poder entre dos facciones que Elton llama:
aragonesa y radical.
- Facción Aragonesa: defiende la validez plena del matrimonio de Catalina con Enrique
y los derechos al trono de María Tudor. Esta facción estaba compuesta por: el embajador
imperial E. Chapuys, el obispo Fischer y el nuevo canciller T. Moro (cabeza más brillante del
reino, aceptaría el cargo con la condición sine quanum de que él no quiere tener nada que ver
con la cuestión del divorcio).

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- Facción Radical: compuesta por Ana Bolena (Anne Boleyn, amante del rey), T.
Cromwell, T. Cranmer. Sus objetivos: eran más ambiciosos que los aragoneses, pretender
aprovechar la crisis matrimonial para reforzar la autoridad de la corona a expensas de la
Iglesia y provocar la reforma religiosa (convertir Inglaterra en protestante). En última instancia
quieren emancipar por completo Inglaterra de Roma.
En este tira y afloja salieron ganando los radicales porque fueron los que ofrecieron la
solución al problema del divorcio: marginar al Papa y resolver la cuestión del matrimonio en
Inglaterra.
El primer paso fue la convocatoria de la asamblea del clero para exigirles dinero (el rey
les convocó y coaccionó), les amenazó con juzgar todas las transgresiones cometidas por la
Iglesia desde tiempos inmemoriales. Les arrancó 118000 £ (100000 de Canterbury y 18000 de
York en 1531).
En 1532 Cromwell consiguió que el Parlamento aprobase la Ley de las Anatas (Anatas’
Act), impuesto que pagaba el clero de cualquier país a Roma. Prohibía, suspendía para siempre
el pago de las Anatas.
Cromwell logró que el Parlamento aprobase dos documentos;
· El primero con el título de Súplica de los Comunes contra los Ordinarios. Este texto
proclama el rechazo de los comunes a la independencia jurisdiccional de la Iglesia en
Inglaterra.
· El segundo: Sumisión del Clero, propugna la sumisión del clero de Inglaterra a la
corona, aprobado por la Cámara de los Comunes fue luego presentado a la Asamblea del Clero
de Canterbury para que lo confirmaran. Un día después de su aprobación, T. Moro presentó su
dimisión.
A partir de la sumisión del clero los acontecimientos se fueron sucediendo
vertiginosamente. En 1533 Cranmer fue consagrado por el Papa Arzobispo de Canterbury.
Antes de que acuda a Roma para su consagración se comprometió en secreto a no hacer nada
contra las leyes y el rey de Inglaterra.
Poco después el Parlamento aprueba el Acta de Limitación de Apelaciones. Ley que
prohibe apelar sentencias a tribunales extranjeros.
Una vez aprobada, Cranmer anuló el matrimonio de Enrique VIII con Catalina, lo
declaró nulo en Mayo de 1533, e hizo válido el matrimonio que había contraído en secreto
Enrique VIII con Ana Bolena, estando embarazada, pero con independencia del sexo del bebé
la cuestión política estaba a medio camino.
En 1534 Cromwell impulsó las leyes fundamentales del proceso de reforma. A este
Parlamento se le llama el Parlamento de la Reforma. Cromwell consiguió que aprobasen las
Leyes de Sucesión, Sumisión del Clero y la Peter’s Pence.
Ley de Sucesión declara válido el matrimonio con Ana Bolena y en consecuencia
declara el derecho de sus descendientes al trono real.
Ley de Sumisión del Clero convierte en ley suprema la sumisión del clero.
Peter’s Pence Act priva al Papa de la única renta que percibía de la Iglesia inglesa.
A finales de 1534 en la siguiente sesión del Parlamento Cromwell logró que el
Parlamento aprobase tres leyes importantísimas:
- Act de Supremacía Real. (Ver fotocopia).
- Act de Traición. Condena a muerte a todo aquel que ose poner en cuestión la ruptura
con Roma y/o el derecho a la corona de los hijos del nuevo matrimonio de Enrique VIII.
- Act de las Primicias y Décimas (First Fruits and Tenths). Establece que en adelante la
Iglesia pagará a la corona la primera anualidad de cada beneficio eclesiástico (durante el
primer año) y la décima parte del ingreso anual (en los años siguientes).
Cromwell las aplicó en persona, y en virtud del Acta de Traición fueron procesadas
desde 1535 hasta 1539 400 personas, de las que 65 fueron condenadas a muerte. De todas

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estas víctimas la más famosa fue T. Moro. Condenado a muerte por una artimaña política y
ejecutado en 1535.
Estas leyes dan cuerpo a la reforma por parte de Cromwell, pero también había otras
partes. Cromwell tenía en mente alcanzar dos objetivos importantes: la uniformidad territorial
y la remodelación de los órganos centrales de gobierno.
- Por lo que atañe a la integración de los territorios, las cuatro medidas más
importantes fueron:
1) En 1535 se aprobó el Acta de Calais. Pretende reformar la administración del
reducto inglés en suelo francés, pero por falta de dinero y otros mecanismos se quedó
en nada.
2) En 1536 se aprobó el Acta de la Unión. Cromwell estaba convencido de que los
instrumentos empleados tradicionalmente para hacer sentir en el País de Gales la
autoridad del rey no servían de nada. Como no era suficiente fue más allá. El Acta de
la Unión contiene las siguientes medidas:
División del territorio de Gales y de las marcas galesa en condados, y la introducción de
comisiones de justicia a la manera inglesa (de circuito).
La difusión del derecho común inglés en detrimento de las costumbres y leyes célticas.
El derecho de representación parlamentaria en Westminster. Se da a los nobles y a la
gentry galesa el derecho a ser representados en el Parlamento de Inglaterra.
Supone la integración de Gales en Inglaterra.
La aplicación de las leyes no fue inmediata, pero en 1543 una nueva ley ratificó el
contenido del Acta de Unión.
3) En 1537 Remodelación del Consejo del Norte. Cromwell dió más competencias al
Consejo del Norte para que la autoridad del gobierno al Norte del Río Trent fuera
mayor.
4) En 1539 Creación del Consejo del Oeste. Pretende lo mismo que el anterior consejo
pero en los condados del Oeste: Cornualles, Devon, Dorset y Somerset.

Irlanda. No es una parte de Inglaterra, es un territorio independiente y hostil.


Cromwell era consciente de ello y era utópico hacer allí lo que se hizo en Gales, así que se fijó
objetivos más concretos:
 Fortalecer las instituciones de gobierno en el área bajo control inglés (Pale y
condados).
 Someter a obediencia a los grandes señores irlandeses y especialmente a los
Condes de Kildare, líderes de la oposición política a la monarquía inglesa.
 Rendir, pacificar y debilitar a los grandes clanes irlandeses.
Lo único que consiguió fue provocar una guerra. En 1534 se sublevó el Conde de
Kildare y en 1539 los grandes clanes irlandeses se alzaron en armas en la Guerra de la Liga
Gaélica, arrasaron Pale.

- Remodelación de los órganos centrales de gobierno. Cromwell tomó medidas que


afectaron a tres parcelas fundamentales:
a) Al ámbito de la toma de decisiones. Creó el Consejo Privado (Privy Council), se
desgaja del Consejo Real, toma las grandes decisiones.
b) Al ámbito de la justicia. Consolidó la Star Chamber. Alto tribunal al que se traspasan
las causas judiciales más importantes.

c) Al ámbito fiscal. Cromwell dividió la gestión de la hacienda del reino entre 6


departamentos especializados:

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I. Exchequer: se encarga de administrar los derechos de aduanas, las
propiedades antiguas del patrimonio real y los impuestos que aprueba el
Parlamento.
II. Lancaster: administraba los bienes que pertenecieron a la casa de
Lancaster cuando fueron reyes de Inglaterra.
III. General Surveyors: oficina de los procuradores generales, administran las
rentas de los bienes confiscados por Enrique VII y Enrique VIII a los
enemigos de la corona.
IV. The Court of First Fruits and Tenths.
V. The Court of Wardships, (tutelas). Velaba por los derechos feudales del rey.
VI. The Court of Augmentations, (creces). Velaba por los ingresos derivados
de la disolución de los monasterios a partir de 1536.

Disolución de los monasterios. Peregrinación de Gracia.


Comenzó a planearse en 1535, para conocer los valores de la Iglesia se hizo una
encuesta fiscal, Valor Ecclesiasticus, acabada la cual Cromwell mandó que se hiciera una visita
de inspección de todos los monasterios y conventos de Inglaterra, al término de ésta comenzó
la disolución, se hizo en dos fases:
 1536, el Parlamento aprobó la disolución de los monasterios cuya renta no
superara las 200 £ al año.
 1537-1540, tuvo que retrasarse por la Peregrinación de Gracia (rebelión), una vez
reprimida la rebelión comenzó la disolución. Se liquidaron todos los grandes
conventos y monasterios restantes negociando uno por uno con los superiores de
cada uno de ellos, la corona se comprometió a pagar una pensión vitalicia a laos
superiores de cada convento o monasterio.

Así fueron cediendo uno por uno sus bienes a la corona.


¿Por que la disolución?. Por tres razones:
- índole social: se llevó acabo porque de esta forma Cromwell pudo recompensar a la
nobleza y gentry que había apoyado su política de reforma religiosa.
- índole política: Cromwell pensó que acababa con el principal obstáculo a la reforma
religiosa con la disolución.
- índole económica: gracias a la venta de los bienes expropiados, la corona se embolsó
entre 1536-1546, 1.300.000£.

Al margen de esto, desde 1536 hasta 1540, Cromwell se enfrentó a una serie de
problemas.
El primero, una crisis matrimonial. En enero de 1536 Ana Bolena abortó y la facción
conservadora quiso aprovechar esta oportunidad para establecer los derechos sucesorios de
María Tudor, por eso colaboraron en una campaña de difamación contra Ana Bolena que la
llevó al patíbulo y ella y su hermano fueron ejecutados. Pero las cosas no salieron como
pensaban los conservadores, ni un día después de la ejecución, Enrique VIII se casaba por
tercera vez con Jane Seymour, la facción conservadora era burlada. Enrique VIII hizo aprobar
una segunda Ley de Sucesión que le facultaba para elegir sucesor a la corona en su
testamento. María vuelve a quedar relegada a un segundo plano.

Mucho más grave fue la crisis religiosa provocada por la peregrinación (1535). Estalla
la Peregrinación de Gracia. Comenzó en Lincoln y se extendió hacia el Norte del reino, donde
fue bautizada con ese nombre. La reivindicación de los sublevados quedaba reflejada en el
texto conocido como Los Artículos de Pontefract. Aunque se reivindicaron cuestiones de tipo
económico o social el fondo es religioso. Los rebeldes están en contra de la reforma religiosa.

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Una vez reprimida (1537) Cromwell tuvo que resolver tres cuestiones: una nueva crisis
matrimonial, una cuestión política y otra religiosa.
En 1537 cuestión matrimonial. Seymour murió al dar a luz al hijo varón de Enrique VIII,
y éste encargó a Cromwell una nueva esposa. Cromwell encontró una esposa perfecta en
términos políticos, Ana de Cleves, porque era hermana del Duque de Cleves que ha roto con la
obediencia a Roma y está en la misma situación religiosa que el rey, pero en términos
personales fue un fracaso total.
En lo político Cromwell sacó adelante el Acta de Decretos (Proclamations Act, 1539),
da a los decretos reales el mismo rango que las leyes aprobadas en el Parlamento. Es un
refuerzo considerable de la potestad del rey.
Cuestión religiosa. Cromwell se vio obligado, a su pesar, a sacar adelante una ley que
ratificase las creencias católicas del rey: el Acta de los Seis Artículos, confirmaba la validez de
las creencias doctrinales que más preocupaban al rey:
- Dogma de transubstanciación.
- comunión en una sola especia.
- voto de castidad.
- validez de las misas privadas.
- validez de la confesión auricular.
- prohibición del matrimonio a los sacerdotes.
Cromwell está en contra de todo esto, lo hace por su rey, y a pesar del éxito obtenido
con la Ley de Decretos y la de los 6 Artículos no compensó el fracaso del matrimonio del rey,
por lo que Enrique VIII dió como válida la acusación de que Cromwell negaba los sacramentos,
fue condenado y ejecutado, eso le sirvió al rey para divorciarse de Ana de Cleves para casarse
con Catalina Howard.

El Gobierno de Enrique VIII, 1540-1556.


En los últimos años de reinado de Enrique VIII no hubo nadie que ocupara el puesto de
Cromwell, por lo que gobernó Enrique VIII, un gobierno autoritario y personal. La facción
conservadora podía haber aprovechado para ocupar ese vacío, pero el rey no quiso, ni siquiera
los conservadores aprovecharon para reforzar los derechos de María Tudor a la corona. Lo
máximo que consiguieron fue que el rey reforzara su espíritu ortodoxo del Acta de los 6
Artículos con la publicación del King’s Book (1543), el cual confirmaba las creencias católicas
tradicionales del rey. En virtud del King’s Book el rey satisfizo las exigencias de los
conservadores prohibiendo la lectura de la Biblia a las mujeres y plebeyos. Aquí se detuvieron
los conservadores.
¿Por que? En gran medida por culpa de una nueva crisis matrimonial del rey con
Catalina Howard, año y medio después la ejecutaba por adúltera y se casaba con Catalina Parr,
mujer de espíritu erasmista, cercano al protestantismo moderado cercana a las creencias
religiosas de Cranmer. Posiblemente la influencia de Parr sobre el rey y sobre Eduardo
(heredero) fue lo que impidió a los conservadores ganar más posiciones.

El rasgo básico de los últimos años de Enrique VIII fue el rasgo belicista, reanudación
de guerras. En 1542 Enrique VIII firmó un acuerdo con Carlos V para invadir Francia, y para
impedir que los escoceses se aprovecharan del desplazamiento de tropas a Francia para atacar
Inglaterra, Enrique VIII se adelantó a los escoceses agrediéndoles, se encontraron (ingleses y
escoceses) en Solway Moss en Octubre de 1542, la batalla se saldó con victoria inglesa, la
derrota de los escoceses hizo que un mes después Jacobo V muriese dejando por heredera a
María Estuardo que en ese momento tenía 6 días de vida. Para someter a Escocia poco
después se firmaron los Tratados de Greenwich que contemplaba el matrimonio de María
Estuardo con Eduardo. Sin embargo estos tratados no fueron confirmados Por el Parlamento
escocés, por lo que Enrique VIII ordenó que sus tropas arrasaran el Sur de Escocia en 1544, los

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ingleses comandados por Eduardo Seymour, saquearon el Sur de Escocia y tomaron
Edimburgo, como los escoceses seguían negando la ratificación en el Parlamento hubo otra
segunda devastación de Escocia en 1545.
Mientras esto ocurría en Escocia, en Europa, concretamente en Francia,
desembarcaban los ingleses, 40000 soldados, el objetivo era París, un pacto secreto entre
Enrique VIII y Carlos V, pero lo que en realidad hicieron los soldados fue tomar Boulogne,
reforzar el dominio inglés en Calais, incumpliendo la palabra dada a Carlos V permanecieron
allí durante dos meses para nada.
Enrique VIII comprendió que la campaña militar en Europa no había servido para nada:
· No hay unión matrimonial.
· No hay ganancias territoriales.
· Gasto económico de la guerra muy elevado.

La guerra le costó a Inglaterra 2000000£. Su financiación:


- El Parlamento aprobó subsidios y préstamos por valor de 650000£.
- El rey tomó a título personal préstamos por valor de 100000£.
- La venta de propiedades monásticas les proporcionó 40000£.
- El resto se consiguió depreciando la moneda. En los años 40 Enrique VIII puso en
circulación moneda por valor de 4300000£ pero rebajó el contenido de plata u oro en la
moneda, la diferencia del valor real y el nominal para acuñar moneda fue el beneficio con el
que sufragó la guerra.

Irlanda. Desde la muerte de Cromwell.


La Liga Gaélica  Dureza de los oficiales encargados de aplicar el programa político de
Cromwell.
 Resentimiento de la nobleza anglo-irlandesa por la forma en que se
estaba llevando a cabo la reforma religiosa.
Este fracaso de Cromwell convenció a Enrique VIII de la necesidad de tomar una nueva
política en Irlanda. El responsable de ese giro en la política irlandesa fue Anthony St. Leger. La
nueva política consistió en la negociación, en la conciliación. Leger convenció a muchos
señores irlandeses para que introdujeran voluntariamente en sus territorios el derecho inglés
en perjuicio de las costumbres gaélicas, ofreciéndoles a cambio garantía de que sus derechos
jurisdiccionales no serían puestos en duda por la monarquía inglesa. Además convenció a
Enrique VIII para que dejara de llamarse Dominus Hibernae y se llamara Rex Hibernae. En 1541
Irlanda se convierte en reino.
El nuevo programa político funcionó hasta 1546 (muerte de Enrique VIII), después de
la muerte los intentos de extender la reforma religiosa a Irlanda por la fuerza desataron un
nuevo periodo de conflictos.

Guerra e inestabilidad sucesoria en Escocia, 1513-1542. El Reinado de Jacobo V.


En primer lugar ninguno de los Estuardo tuvo sobre la Iglesia de Escocia un
poder similar al que los Tudor tuvieron sobre la de Inglaterra, y no se pudieron aprovechar,
como lo hicieron los Tudor, en beneficio propio de la Iglesia.
En segundo lugar, la monarquía escocesa sufrió repetidas crisis sucesorias y largas
minorías de edad de los reyes Estuardo. Estas minorías de edad fueron aprovechadas por
regentes que no estaban dispuestos a reforzar el poder de la monarquía a costa de debilitar
los privilegios de la nobleza.
En tercer lugar, la debilidad económica de la monarquía escocesa, la precariedad
financiera hizo que a su vez, la corona dependiera de la ayuda exterior -a veces francesa,
inglesa- y la hizo sensible a los cambios de coyuntura y política exterior o internacional.

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El reinado de Jacobo V ilustró estas debilidades, pero además de estos nos permite ver
cuales eran los límites que no podía sobrepasar la monarquía de Escocia sopena de perder el
apoyo fundamental de la nobleza.
Cuando Jacobo V sucedió a su padre, tenía sólo 17 meses. En el orden sucesorio los
siguientes eran John Steward, Duque de Albany y James Hamilton, Conde de Arran.
El Duque de Albany fue nombrado gobernador hasta que el rey cumpliera la mayoría
de edad (13 años). La estabilidad del gobierno se vio amenazada por el matrimonio de la reina
viuda con el Conde de Archivald. Albany arrancó a Jacobo de las manos de su madre y desterró
a Margaret, y su marido.
Al utilizar la fuerza, la nobleza escocesa se levantó en contra del gobernador de
Albany. Alianza nobiliaria.
En este conflicto, repercusión exterior porque Albany era partidario de la alianza con
Francia y Arran era un peón de Enrique VIII. (Estaba en juego que Escocia fuera aliada de
Inglaterra).
A pesar de tener la alianza con la nobleza, Albany derrotó a sus enemigos, no los
reprimió, sino que se reconcilió con Arran, permitió que volviera Margaret, su marido y
apaciguó loa ánimos. Gracias a esta prudencia se mantuvo en el poder hasta la mayoría de
edad de Jacobo V.
A medida que se acercaba la fecha de coronación de Jacobo, crecía la hostilidad entre
las dos facciones cortesanas y por fin Arran, con el respaldo de Margaret Tudor proclamó rey a
Jacobo unos meses antes de lo que estaba previsto. Pero en realidad el joven rey Jacobo V
siguió sin regir su propia vida porque en la coronación se acordó que por riguroso turno el rey
permaneciera bajo tutela de los grandes señores del reino de Escocia (así nadie influía mucho
tiempo en él), el turno se mantuvo hasta que le llegó la hora al Conde de Angus.
En 1525 le llegó el turno a Angus, y durante 2 años mantuvo al monarca en su poder y
se sirvió de él para detentar (poseer sin derecho algo que no le pertenece a alguien) el mando.
Durante dos años Angus hizo y deshizo a su antojo.
Tanta concentración de poder acabó por levantar la oposición del resto de la nobleza,
provocaron su caída en Julio de 1528.
La nobleza derribó a Angus y el rey pudo comenzar a gobernar por sí mismo (16 años).
El objetivo del rey: el eje de su política fue incrementar los ingresos de la corona, el
fortalecimiento de su poder dependía del crecimiento de la hacienda real. Acrecentó sus
ingresos por tres vías:
1. Donativos arrancados a la Iglesia. En 1531, Jacobo V obtuvo una bula de Clemente
VII, autorizándolo a percibir el 10% de las rentas anuales de la Iglesia escocesa.
Negoció con el Papa para casarse con una Medici. En 1535 convenció a Pablo III
para que le reconociera la facultad de nombrar los candidatos que debían cubrir
las sedes vacantes y haciendo uso de ese derecho (tenía 23 años) colocó al frente
de las abadías más ricas de Escocia a algunos de sus seis hijos bastardos, parte de
cuyas rentas fueron al tesoro real (20000£ al año).
2. Las dotes de sus esposas. Jacobo V se marcó la meta de casarse con una princesa
francesa. En 1535 alcanzó un acuerdo con Francisco I para casarse con Magdalena,
su hija. El matrimonio se celebró a comienzos de 1537, y por dote Magdalena
aportó 100000£, murió y poco después se casó don María de Guisa, hija del Duque
de Lorena, que aportó otras 150000£.
3. Política penal: Las multas impuestas a la nobleza y al clero. Jacobo V impuso
muchas multas a la nobleza escocesa y al clero por abusar del ‘derecho de
sagrado’ entre otras cosas. Se calcula que gracias a las propiedades confiscadas a
los nobles díscolos se triplicó la renta del patrimonio real de 5000£ a 15000£
anuales. A largo plazo, la voracidad fiscal de Jacobo V le costó la pérdida del apoyo

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de la nobleza justo cuando más lo necesitaba, cuando Escocia entró en guerra con
Inglaterra en 1542.

A raíz de esto Jacobo V se dio cuenta de la brecha que le separaba de la nobleza y en el


mismo campo de batalla la nobleza le abandonó retirando sus tropas. El rey no sobrevivió a
esta humillación y murió tres semanas después, dejando por heredera a una niña de 6 días de
vida.

Tema II. El Periodo Isabelino.

Avances Calvinistas y Reacción Católica: los Reinados de Eduardo VI y María Tudor.


En los últimos meses de 1546 la decadencia física de Enrique VIII era muy evidente y
crecía la pugna entre las facciones cortesanas. La facción conservadora quedó marginada
totalmente. El gran beneficiado de la decrepitud de Enrique VIII fue el tío de Eduardo (príncipe
heredero); E. Seymour.
El 26 de diciembre de 1546 Enrique VIII modificó su testamento y estableció el
siguiente orden sucesorio:
- Príncipe Eduardo.
- Princesa María.
- Princesa Isabel.
Excluye a los Estuardo (Jacobo V). Además el testamento prevé un consejo de regencia
al que da libertad de gestión y autoriza a compensar a aquellos que les ayuden. Con ese
testamento en la mano E. Seymour tomó el poder cuando el rey murió y se apresuró a
beneficiarse de todo cuanto pudo.
El reinado de Eduardo VI va desde 1547 hasta 1553, en realidad fue el reinado de sus
consejeros (9 años y muere a los 15). El consejo de regencia nombró s Seymour protector del
reino y le concedió el título de Duque de Somerset.
Somerset se trazó dos objetivos básicos muy ambiciosos:
- Unir las coronas de Escocia e Inglaterra en la cabeza de su sobrino.
- Extender el protestantismo en Inglaterra.
La idea de Somerset era hacer ampliar los Tratados de Greenwich a cualquier precio.
Envió a sus ejércitos repetidas veces contra los escoceses para nada. A pesar de algunas
victorias iniciales (Batalla de Pinki), los ingleses no pudieron vencer a la facción francófila que
gobernaba en Escocia y tuvo que cesar en su empeño de la unión de coronas. Así pues fracasó
en su primer objetivo.
En la segunda cuestión, durante el reinado de Eduardo VI Inglaterra se convirtió en un
refugio de protestantes europeos; llegaron muchos teólogos protestantes europeos, entre
ellos seguidores de Zwinglio (los más radicales). El talante moderado de Cranmer bastó para
contener la reforma, pero aún así hubo reforma. En 1549 Somerset consiguió que se aprobara
el Book of Common Prayer (1ª Liturgia), era un intento de compromiso entre Católicos y
Protestantes, pretendía reconciliar sus diferencias pero no satisfizo a los reformistas, que lo
veían como una liturgia demasiado moderada, por lo que no llegó a tener un verdadero efecto
real a pesar de su aprobación en el Parlamento. La ley que convirtió en oficial la Liturgia fue el
Acta de Uniformidad (1ª Acta).
Los vaivenes de los protestantes religiosos de Somerset y el fracaso de la guerra de
Escocia hizo de Inglaterra una caldera a punto de estallar. El detonante fue las malas cosechas
de los años 48 y 49, en el 49 se produjeron grandes rebeliones contra el gobierno de
Somerset:
- Western Rebellion.
- Kett’s Rebellion.

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Ambas son confusas, se mezcla todo, el hambre, penuria, oposición a la política
religiosa de Somerset, carestía, fracaso en la guerra. La facción conservadora aprovechó las
dos rebeliones, en las que murieron 1500 y 2000 personas respectivamente, para provocar la
caída de Somerset y anular el Protestantismo.
La trama que acabó con Somerset fue compleja. En el fondo era una conjura
conservadora, pero el principal personaje de ésta fue un personaje difícil de clasificar: John
Dudley, en adelante gobernaría con el título de Duque de Northumberland.
Dudley impulsará más aún que Somerset la expansión del protestantismo, dio un
impulso decisivamente a la reforma. ¿Porqué?. Dos razones:
1ª. Sabiendo que el rey Eduardo VI era protestante, quería congraciarse con él.
2ª. Northumberland impulsó la reforma protestante porque estaba interesado
personalmente en apropiarse de los bienes que conservaba el clero secular.
Sea como fuere, a partir de 1550, los obispos católicos empezaron a caer y los
protestantes se hicieron con el control del gobierno.
El hito fundamental de su gobierno fue el segundo Prayer Book en 1552, confirmado
por una segunda Acta de Uniformidad. El Prayer Book supone la llegada de la Iglesia Anglicana
al protestantismo, es una llegada efímera.
El Acta de Uniformidad obligaba a todos los ingleses y galeses a asistir a los servicios
religiosos y remplazar el primer Prayer Book por el segundo. Para asegurar el cumplimiento de
la segunda Acta de Uniformidad, la ley castigaba con cadena perpetua a quién vulnerara por
tres veces la norma. La vigencia del Prayer Book fue muy corta, en 1553 enfermó y murió el
rey Eduardo VI. Northumberland era consciente de que con la muerte de éste terminaría la
reforma protestante y su propia vida, la sucesora sería María Tudor, católica, por eso intentó
sin éxito convencer al rey para que modificara el orden sucesorio, declarando ilegítimas a sus
hermanastras y concediendo la corona a Jane Grey, sobrina de Enrique VIII. Tras su muerte
María Tudor le sucedió, en Julio de 1553 comenzó su reinado a los 37 años, eligió como
marido a Felipe II. ¿Por qué a Felipe II?. Lo eligió porque supuso que era el mejor defensor de
la Iglesia Católica que podría encontrar.
Esto por un lado y sus depresiones por tener un hijo varón fueron la causa de
constantes tensiones. En cuanto subió al trono María remodeló el gobierno, ejecutó a
Northumberland, expulsó a los partidarios de éste del consejo privado y los sustituyó por
cortesanos que le habían sido fieles, en su mayoría católicos. De entre ellos destacó S.
Gardiner, encargado de restablecer los vínculos con Roma. El Parlamento se reunió en 1553 y
revocó el Acta de Uniformidad y otras leyes de contenido protestante, aunque no todas. La
cámara de los comunes discutió el asunto del matrimonio con Felipe II y puso condiciones
para impedir que Inglaterra quedara subordinada a los intereses estratégicos de España.
Condiciones que se reflejarían en las capitulaciones matrimoniales.
A medida que se concretaba el matrimonio creció la oposición a esta alianza entre los
antiguos gobernantes protestantes del reinado de Eduardo VI. Empezaron a fraguarse
conjuras para asesinar a la reina. Sólo una se puso en práctica. El líder de la rebelión contra la
alianza Anglo-Europea fue Sir Thomas Wyatt, (había sido el hombre de confianza de Somerset)
en Enero de 1554 reunió 3000 soldados y avanzó sobre Londres con el objetivo de destronar a
María y entregar la corona a Isabel. Pero la rebelión fracasó y Wyatt fue ejecutado. El fracaso
dejó libre definitivamente el camino a la celebración del matrimonio. Felipe II llegó a
Inglaterra en Julio de 1554 y se casó cinco días después. Como deseo de ambas partes se dio
máxima prioridad a la reconciliación con Roma.
Problema: el destino de los bienes expropiados a la Iglesia. Para solucionar este
problema en el seno del gobierno se dan dos posiciones antagónicas: la de propietarios de
bienes confiscados que se niegan a devolverlos y la de los obispos católicos nombrados por
María que consideran la devolución algo fundamental.

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A finales de 1554 desembarcó en Inglaterra la persona que resolvería este problema,
el Cardenal R. Pole, enviado por Roma con la misión de restablecer la obediencia de la Iglesia
de Inglaterra a Roma. No por casualidad su regreso (había sido exiliado) coincidió con la
anulación por parte del Parlamento del Acta de Supremacía Real y de las condenas de los
católicos exiliados desde los años 30. A cambio Pole trajo consigo la dispensa Papal que
garantizaba la legitimidad de títulos de propiedades a los dueños de bienes confiscados a la
Iglesia.
Una coas era restablecer las relaciones con Roma y otra restablecer el Catolicismo en
Inglaterra, pero la primera no implica la segunda de forma automática. Aunque Pole quería
hacer las cosas de forma pacífica, negociando, la urgencia de la reina le llevó a recurrir a la
fuerza. Desde su llegada hasta la muerte de la reina fueron quemados 300 protestantes y
otros muchos murieron en la cárcel.
Debido a esta represión muchos protestantes se exilian a Europa y desde allí empiezan
una campaña de propaganda contra el catolicismo, María y España.
Para acabar de complicar las cosas, en 1555 se produjeron 2 hechos que agravaron la
tensión en Inglaterra:
- La elección como Papa de Pablo IV.
- La abdicación de Carlos V a favor de su hijo.
Eso significaba:
a) Que Felipe II es rey de España. A partir de la abdicación, la política exterior queda
supeditada a los intereses de España.
b) Pablo IV, elección de un Papa antiespañol, lo que deterioró las relaciones entre
Roma y España.
c) La obsesión antiherética del nuevo Papa, le llevó a tomar como buenas las
acusaciones de luteranismo hechas contra el Cardenal Pole.
Esta obsesión antiherética empeoró más en 1557.
Felipe II regresó a Inglaterra para asegurarse la colaboración inglesa en la guerra
contra Francia. El pretexto que le sirvió para obtener esa ayuda fue un temerario intento de
invasión de Inglaterra por un protestante: Stafford. Como resultado de esta guerra los ingleses
perdieron para siempre Calais y además dejó en estado calamitoso la hacienda del rey. El
déficit del tesoro, la pérdida de Calais y en general el fracaso de la guerra hicieron empeorar
rápidamente la salud de la reina, y también que menguara el apoyo popular hacia ellos.
Finalmente en Noviembre de 1558 murió. 12 horas después murió el Cardenal Pole.
Con ello termina el intento de restauración del Catolicismo en Inglaterra.

El Reinado de Isabel I. Refuerzo y Límites del Poder Real.


Isabel sucedió a María Tudor con el entusiasmo general. No es posible determinar
exactamente sus creencias religiosas. Era protestante y tendía a la moderación. Sin embargo,
su personalidad política era muy diferente a la de su hermanastra. Si había un rasgo que
definiera a Isabel era el pragmatismo y la prudencia. De ello hizo su mejor arma política,
también le ayudó mucho a consolidar el régimen su primer ministro, Sir W. Cecil, quién se
aseguró de rodearse de gente fiel en los puestos claves del gobierno y no permitía nunca que
tomasen decisiones por sí mismos. Cuando Isabel subió al trono su atención recayó en el
ajuste religioso (Isabelithm Settlement), por su parte los protestantes promovían motines
antipapistas e iconoclastas. Lo que llevó a la reina a decretar silencio a la Iglesia y que dejasen
de trabajar los tribunales contra la herejía establecidos por María Tudor, hasta que el
Parlamento tomara la decisión sobre que religión debería regirse.
A Isabel se le plantea un dilema: ¿debía abjurar de la religión de María o no (el Papa de
Roma no le reconocía legitimidad) y en caso de rechazar la religión de María, debía optar por
la posición doctrinal de Enrique VIII o por la de Eduardo VI?.

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El Parlamento se reunió en Febrero de 1559 para resolver la cuestión religiosa. Cecil
presentó un proyecto de ley que establecía la Supremacía Real y el Prayer Book de 1552 (opta
por Eduardo VI, el protestantismo). No se aprobó. La Cámara de los Comunes si lo hizo pero la
detuvo la Cámara de los Loores (que eran obispos Católicos de María Tudor). Eso obligó a Cecil
a purgar la Cámara de los Loores y en Abril volvió a presentar las propuestas de Ley que esta
vez sí se aprobaron, con una ligera modificación, y una tercera Acta de Uniformidad.
Ligera variación: dice que el rey es el gobernador supremo de la Iglesia Anglicana. Esto
sirvió para contentar a los rigurosos que decían que sólo Jesucristo era cabeza de la Iglesia.
La 3ª Acta de Uniformidad reintroduce la de 1552 con pequeñas variaciones:
 Relativas al sacramento de la Eucaristía.
 Relativas a los ornamentos del clero.
No habían acabado de solucionar la cuestión religiosa, cuando se vio metida en un
nuevo problema. Cuando disolvió el Parlamento en Mayo de 1559 España y Francia habían
firmado la Paz y entonces Isabel pudo negociar un acuerdo de Paz con Francia, el acuerdo era
ventajoso para Inglaterra, contemplaba la devolución de Calais, pero después de haber
firmado el acuerdo murió el rey de Francia (por lo que quedó en papel mojado) y a Enrique II
lo sucedió Francisco II, casado con María Estuardo (reina católica de Escocia y pretendiente a
la sucesión en el trono de Inglaterra). Isabel se ve atrapada en dos frentes. Cecil le hizo ver las
ventajas que se podían obtener si invadían Escocia, bloquear las aspiraciones de convertirse
en reina de Inglaterra y convertir Escocia en un país satélite inglés. Isabel decidió enviar tropas
a Escocia en 1560 pero para entonces ya habían zarpado refuerzos franceses hacia allí. Los
barcos franceses naufragaron, Francisco II estuvo a punto de ser capturado por los
protestantes franceses (hugonotes); en Junio de 1560 murió María De Guisa y en Diciembre
murió Francisco II. Todo eso hizo que los franceses abandonaran Escocia y que María Estuardo
tuviera que tolerar el triunfo protestante en Escocia.
Una vez liquidada la amenaza católico-franco-escocesa el gobierno isabelino se centró
en los años 60 en dos cuestiones:
1. Cuestión Sucesoria. Isabel no tiene hijos, ni siquiera marido. Los pretendientes a la
corona eran María Estuardo, Margaret Douglas (Condesa de Lennox) y Lady
Catherine Grey. El consejo privado estaba dividido. María Estuardo era la mejor
solución, pero su tozudez y catolicismo la hacían difícilmente designable como
heredera. Para otros la mejor era C. Grey (porque era protestante). María
Estuardo, para reforzar sus posibilidades se casó en 1565 con el hijo de la Condesa
de Lennox, Lord Darnley (su primo) fundiendo dos coronas en una sola, esta
maniobra política tuvo resultados positivos, nació Jacobo VI de Escocia y I de
Inglaterra. Sin embargo, en Julio de 1567 su marido fue asesinado y se casó con el
que se suponía el inductor del asesinato de su marido el Conde de Bothwell (error
político). Así pues la nobleza escocesa le obligó a abdicar en favor de su hijo. La
cuestión sucesoria quedó aparcada hasta el final del reinado de Isabel.

2. Consolidación de la Autoridad de Isabel. Isabel y Cecil eran conscientes de que la


adhesión con el Norte de Inglaterra a la reforma protestante era muy débil. Para
reforzar la autoridad del gobierno en el Norte de Inglaterra Cecil separó a los
grandes aristócratas de aquella región. La nobleza del Norte reaccionó
organizando un levantamiento militar contra Isabel (Northern Rising). 5000
católicos tomaron las armas para destronar a Isabel y ofrecer el trono a María
Estuardo (1569), eliminar a Cecil y reconciliarse con Felipe II. El Northern Rising
fracasó y el gobierno Isabelino aprovechó el fallido levantamiento para ejecutar a
700 rebeldes y arrasar cerca de 300 poblaciones fronterizas, después Isabel
confiscó las propiedades de los nobles de los rebeldes y los redistribuyó entre

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personas que le eran fieles, favoreciendo la reforma protestante en el Norte de
Inglaterra.

Los apéndices inmediatos fueron:


1. Excomunión de Isabel (1570).
En 1570 el Papa excomulgó a Isabel, pero no tuvo consecuencias positivas, sino todo
lo contrario. No ayudó a los rebeldes, ya había sido reprimido el levantamiento, pero a los ojos
de la reina hizo ratificar su visión de la realidad:
Católicos  traidores; protestantes  fieles a la corona.
Por eso, en Abril de 1571, se reunió el Parlamento y aprobó nuevas leyes contra los
católicos. Tres leyes, una nueva Acta de Traición, una segunda ley que castiga la posesión de
bulas y documentos emanados de Roma y una tercera que permite confiscar e incorporar al
patrimonio regio los bienes de los católicos exiliados.
2. Complot de Ridolfi (1572).
Fue el resultado de la ejecución de estas leyes contra los católicos. Ridolfi era un
banquero italiano que tenía relaciones financieras con Felipe II. Organizó una conspiración
encaminada a conseguir que un ejército español desembarcara en Inglaterra para destronar a
Isabel y otorgar la corona a María Estuardo. En esta conjura estaban implicados además de
Ridolfi y Felipe II, el Papa Pío V, María Estuardo y algunos aristócratas ingleses, especialmente
el Duque de Norfolk.
En Enero de 1572 se descubrió a tiempo la trama y la conjura fue desactivada. Norfolk
fue decapitado y a punto estuvo de serlo María Estuardo.
En Agosto de 1572 se produjo la célebre Masacre de Saint Bartolomé; fueron
asesinados 13000 hugonotes. La masacre tuvo consecuencias inmediatas en Inglaterra.
Pensaron que se podría producir una alianza entre los católicos contra los protestantes, lo que
provocó que se adoptaran medidas en el gobierno y en la política exterior.
En el gobierno empezaron a entrar en el consejo privado personas de marcado
carácter protestante (radical), entre ellos: Walsingham (puritano) y Dudley (Duque de
Leicester).
En la política exterior también se produjeron cambios (1572-1585). La política exterior
estuvo presidida por tres ideas básicas:
 Prestar ayuda indirecta a Holanda contra España.
 Presionar diplomáticamente a Felipe II para que conceda un cierto grado de
autonomía política a Holanda.
 Firmar una alianza con los hugonotes franceses.
En 1585 los triunfos conseguidos por los españoles en los Países Bajos hicieron temer
a Isabel la invasión de Inglaterra. A partir de 1585 se entra en una fase de pre-guerra. La 1ª
víctima de esta nueva atmósfera fue María Estuardo. En 1586 se descubrió que María
Estuardo estaba mezclada en un nuevo complot contra la reina, el Complot de Babington. En
Diciembre de 1586 María Estuardo fue condenada a muerte y aún así, Isabel se resistió a dar la
orden de que se ejecutara la sentencia. Sin embargo, cuando se difundieron los rumores de
que los españoles habían desembarcado en Gales, Isabel no pudo resistir mas la presión y dio
la orden de ejecución.
Para entonces (1586-87), la tensión entre España e Inglaterra era de total crisis. Sobre
todo a raíz de que Leicester, sin conocimiento de la reina, aceptase el nombramiento de
Gobernador General de Holanda (equivalía a reconocer la autoridad inglesa sobre Holanda).
Para Felipe II era la declaración de guerra. Desde 1586 empezaron los preparativos para
invadir Inglaterra.
La Armada Invencible. En 1586, los preparativos ya casi estaban acabados. En 1587 ya
estaban listos para empezar, pero el Corsario Drake hundió 30 barcos de guerra, lo que
retrasó el ataque un año más, hasta Julio de 1588.

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Unos 120 barcos españoles preparados para partir y llegar a Flandes, donde esperaban
17000 hombres, españoles, flamencos, alemanes. Con el objetivo de conquistar Inglaterra,
pero si no se conseguía una victoria decisiva, al menos el objetivo secundario era levantar en
pie de guerra a los católicos ingleses (Norte de Inglaterra) y a los irlandeses de manera que
Isabel se viera obligada a tolerar el culto católico en Inglaterra.
La Armada Invencible.
El 19 de Julio fue vista por primera vez al sudoeste de Inglaterra en las Islas Seilly,
fueron atacados por los barcos de guerra ingleses (más pequeños y manejables, pero menos
veloces), y se perdieron dos barcos españoles, siguieron y llegaron a Flandes. Embarcaron
todas las tropas. El 28 de Julio zarpan hacia Inglaterra y son abordados por los ingleses en el
Canal de la Mancha. El 29 de Julio, con tres barcos más huyen al Norte perseguidos por los
ingleses que se van retirando poco a poco. Llegan al Norte de Inglaterra y se encaminan hacia
Irlanda, pero al llegar a las Islas Orkney les sorprendió una galerna (tormenta muy grande) y al
no tener anclas (las habían cortado para no ser apresados) la mayoría chocaron contra los
arrecifes, murieron 5000 hombres, el resto volvió a casa.

La Afirmación del Anglicanismo.


Se puede decir que hay dos grandes visiones de este problema: aquellos que dicen que
Inglaterra se convirtió rápidamente en un país protestante y los que afirman que fue un
proceso lento.
Dentro de los que afirman que triunfó rápidamente están los que afirman que el
triunfo de la reforma se produjo gracias sobre todo a la presión de la corona (Elton), y otros
como A.G. Dickens que piensan que fue más por efecto de la conversión espontánea del
pueblo que por la presión de la corona.
Elton concibe la reforma como una pieza más del programa de reformas políticas de T.
Cromwell (años 30). Según esta, el pueblo de Inglaterra aceptó los cambios religiosos movidos
por las acciones de propaganda y de represión del gobierno de Inglaterra.
La acción de la corona a favor de la reforma habría culminado en el reinado de
Eduardo VI. ¿Porqué la aprobación de la Liturgia Protestante, las campañas de destrucción de
símbolos católicos, etc.…?. La visión de Elton encuentra el respaldo de P. Clark, un historiador
que publicó un libro sobre la reforma en el estado de Kent, que pertenece a la diócesis del
Arzobispo de Canterbury (Cranmer). Según Clark, en Kent se puede comprobar por efecto de
las campañas de predicación, impulsadas por Cranmer que las gentes del condado se habían
convertido antes al protestantismo antes incluso de la muerte de Eduardo VI. Y aún va más
lejos, el rey se habría mostrado partidario del protestantismo. Nadie pone en duda la tesis de
Clark sobre Kent, pero se hacen tres observaciones (hay tres circunstancias que la hacen
especial a Kent, por lo que no se puede generalizar):
1.Kent está muy cercano a Londres, la gentry de Kent era especialmente sensible a las
órdenes emanadas de la Corte.
2.Kent, era un condado marítimo en el que la influencia de los protestantes europeos
era mucho mayor que en otros condados.
3.La cabeza de la iglesia de Kent era Cranmer, máxima autoridad después del rey.
Dickens cree que Inglaterra se convirtió muy pronto en protestante como resultado de
la conversión espontánea y voluntaria de las gentes del pueblo. Los Lollards (lollardos) eran
una secta medieval caracterizada por su interés por la lectura de la Biblia. Según Dickens es la
influencia de los lollardos junto con los protestantes europeos llegados a Inglaterra lo que
facilitó la difusión del protestantismo.
La tesis de Dickens ha sido aplaudida por C. Cross. A pesar de tener su respaldo, los
historiadores de la reforma han puesto muchas objeciones a la tesis de Dickens, básicamente
presentan dos problemas fundamentales:

19
 Sólo una minoría sabe leer, en un país de analfabetos como es Inglaterra en el S.XVI
es posible que la difusión del protestantismo fuera rápida en las ciudades pero no en las zonas
rurales (lo que supone la mayoría de la población).
 Dar por supuesto la rápida conversión de Inglaterra al protestantismo es negar la
influencia de la Iglesia Católica sobre la gente. Falso, se puede comprobar mediante los
sufragios por las almas de los difuntos, herencias a la Iglesia etc.…
Se demuestra que el caso de Kent es un caso excepcional.
La historiografía más reciente defiende la conversión más lenta. Con matices
distinguiremos entre:
 Importancia a la acción de la corona (sobre todo represiva y punitiva). Aquellos que
destacan la importancia de la acción de la corona, las medidas de castigo fueron: Williams y
Haigh.
 Importancia del pueblo. La última palabra la tenían los fieles, el pueblo. En este
sentido destacan M. Bowker. Estudio sobre la Diócesis de Lincoln. Esa diócesis reunía
características enormemente favorables para una temprana difusión de la reforma
protestante:
- En esa diócesis estaba la Universidad de Cambridge.
- En esa diócesis había ciudades populosas: Leicester.
- Esa diócesis había sido un área de fuerte tradición Lollarda, los lollardos habían
alcanzado un gran peso.
A pesar de todo eso, apenas se detectan cambios religiosos profundos hasta muy
entrada la segunda mitad de la centuria (80-90).
Inglaterra se convirtió en un país protestante tarde, pero, por un lado sin la acción de
la corona (impulso inicial) y su tenacidad no se habría convertido jamás. Por otro lado, sin la
participación de los predicadores protestantes, especialmente puritanos, los fieles no habrían
abandonado sus creencias para abrazarse al protestantismo.

Si afirmamos que se convirtió tarde, habrá que ver de qué forma contribuyó el
régimen Isabelino para su conversión.
La primera piedra que puso fue el Establecimiento Isabelino en 1559: restablecimiento
del Acta de Supremacía Real y el Acta de Uniformidad; que ratifican el Acta de Liturgia de
1552.
El Establecimiento Isabelino fue seguido de un conjunto de leyes para reformar la
adhesión del pueblo a la nueva liturgia real, que contempla lo siguiente:
- Se obligó al pueblo a acatar la Supremacía Real, mediante el juramento en dos
tribunales (Al Norte en York y al Sur en Canterbury).
- Se suprimieron formas de devoción tradicionales (P.Ej.: sufragios por el alma de
los muertos, o las reliquias).
- Se ampliaron las competencias de los jueces de paz para perseguir a los disidentes
religiosos.
- Se intentó someter al control de la corona la predicación.
- Se crearon tribunales para censurar las ediciones de libros religiosos.
Los efectos de estas leyes se dejaron sentir muy pronto. Posiblemente el ámbito
donde más se hizo sentir fue en el de las vocaciones sacerdotales. La Liturgia Anglicana de
1559 (la de 1552) no reconoce al sacerdote el poder de consagrar. El sacerdote es predicador
de la palabra de Dios, pero no consagra, porque la liturgia no reconoce el carácter milagroso
de la misa, ésta es un acto de reflexión de la palabra de Dios, de las escrituras. Como resultado
se produjo una pérdida por las vocaciones sacerdotales.
El régimen Isabelino siguió aprobando leyes contra los Católicos. Isabel, en los años 80,
hizo aprobar nuevas leyes deliberadamente crueles:

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- Act to Retain the Queen’s Majesty’s Subjects in their Due Obedience (1581).
Convierte en traición la conversión voluntaria al catolicismo o el intento de
convertir a alguien en Católico.
- En 1585, el Parlamento aprobó el Acta Por/Para la Seguridad de la Reina,
destinada a reprimir a los misioneros católicos enviados desde Roma a Inglaterra
(Especialmente jesuitas). En virtud de esta ley, fueron ejecutados desde 1585
hasta 1603 alrededor de 123 clérigos.
¿Porqué enviaba el Papa misioneros?. Por que se morían los sacerdotes católicos
ingleses y no habían sustitutos. Se ha estudiado muy bien esto y en los condados del norte de
Inglaterra (Yorkshire & Lancashire) se ha calculado que en 1571 continuaban en activo unos
200 párrocos católicos. En 1591 sólo seguían 50. La nobleza y la gentry podían permitirse el
lujo de ocultar en sus casas a sacerdotes católicos (misas privadas, etc.…). Por eso durante el
reinado de Isabel la religión católica fue quedando arrinconada al ámbito de la vida privada
exclusivamente. No fue suficiente el envío continuo de misioneros para que siguiera siendo
algo público. Se calcula que durante la época Isabelina llegaron a Inglaterra unos 470
misioneros católicos.
Para convertir a los ingleses en católicos utilizaron medios de persuasión y
adoctrinamiento. Las iniciativas extragubernamentales fueron más importantes. En 1560 se
publicó la Biblia de Ginebra, redactada por calvinistas ingleses exiliados en Ginebra durante el
reinado de María Tudor.
Tenía algunos puntos especiales: aparte de una cuidada traducción al inglés, tenía
notas que explicaban los pasajes más confusos siempre en un sentido calvinista.
Para contrarrestar el efecto de esta Biblia, la jerarquía anglicana tuvo que dictar su
propia Biblia  La Biblia de los Obispos, 1568, a pesar de tener el respaldo de la corona no
pudo competir con la Biblia de Ginebra ya que era más leída.
Además se dictaminaron tanto por parte de la Iglesia Anglicana catecismos y tratados
divulgativos caracterizados por su contenido antipapista y antiespañol.
En 1563 para precisar la doctrina de la Iglesia Anglicana se aprobaron los llamados 39
Artículos (el anglicanismo está basado en estos 39 artículos hechos por Cranmer). En esencia
el fondo de la doctrina es protestante pero conserva restos católicos. Confirma los dogmas:
a) Justificación por la Fe (te salvas por tu Fe).
b) Las escrituras como norma suprema.
c) Rechazo de mediaciones.
d) Liturgia en lengua inglesa (vernácula).
Fondo Protestante + restos Católicos  estructura de la Iglesia: a lo Católico
exceptuando el Papa.
Esta combinación de elementos no satisfizo a los católicos y tampoco a los puritanos,
de forma que los puritanos se dedicaron a predicar por su cuenta al margen de las directrices
del gobierno.
¿Hasta que grado el éxito del protestantismo se debe a los puritanos?
Puritanos  define a aquellos que desean depurar todos los residuos católicos de la
Iglesia Católica. Los puritanos se niegan a reconocer la autoridad de los obispos y quieren
construir una Iglesia lo más fiel posible al espíritu evangélico. Fieles pastores en igualdad (no
jerarquías).
Diferencia entre puritanos y anglicanos: no pasaron del terreno doctrinal, Isabel no
actuó contra ellos. Cuando los primeros 70 puritanos se organizaron como grupo político (su
propio grupo dentro de la Cámara de los Comunes) Isabel decidió desarticularlos como fuerza
política. La fecha más importante es 1577, “El Canto del Cisne” del movimiento Puritano.
Frindal era tolerante con los puritanos, Isabel lo sustituyó por Whitgoift.
Los puritanos querían convertir la Iglesia anglicana, querían un modelo calvinista (en el
S.XVI); pero el puritanismo fue desarticulado.

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Las Contradicciones del Final del Periodo de Isabel.
De manera casual después del fracaso de la Armada Invencible, fueron muriendo los
consejeros de la reina que habían postulado por una política exterior intervencionista.
Leicester murió pocos meses después de la Armada Invencible. Cecil (mano derecha de Isabel)
tuvo las manos libres para promover a personas adictas a su orientación política, y
especialmente a su hijo Robert Cecil. En los años 90, Robert Cecil con el apoyo de su padre
concentró un nuevo poder y monopolizó el poder, pero provocó que sus enemigos se
aglutinaran en torno al último de los amantes de la reina Isabel.
Debe Reaux  Conde de Essex. Este Conde era un _____ caprichoso que se convirtió
en el nuevo “aladí” de los protestantes, tomó el relevo de Leicester, y así la última década del
S.XVI se convirtió en un pulso personal entre Essex y Robert. La lucha por el poder alcanzó su
punto álgido en el verano de 1598. En 1598 la reina se enojó con él por una discusión
(___________y le dio la espalda a la reina) y le retiró su apoyo y poder. Essex se lo jugó todo a
una carta, consiguió que la reina lo nombrara Lugarteniente de Irlanda; parte hacia Irlanda con
una campaña propagandística, pero seis meses después lo único que trajo consigo fue la
rebelión de los irlandeses.
En Septiembre de 1599 irrumpió por sorpresa en el dormitorio de la reina para pedirle
perdón (por ausentarse de Irlanda sin su permiso) y fue procesado por negligencia y por
abandonar el cargo sin el consentimiento de la reina. Fue privado de todos sus privilegios y
arrestado durante el tiempo que la reina consideró necesario.
En 1600 Isabel le levantó el arresto pero le dejó sin privilegios (monopolio) sobre el
vino dulce, lo condujo la reina. Essex explotó y decidió asesinar/secuestrar a la reina. En
Navidad de 1600 tenía el plan ya diseñado pero alguien sospechó algo y en Febrero se dobló la
guardia de la reina, Essex modificó sus planes para que hubiera una manifestación en Londres,
así la reina le daría el gobierno. La sublevación fracasó y Essex fue juzgado y condenado. En
esos 2 años Robert Cecil garantizó la sucesión pacífica de Jacobo Estuardo (VI de Escocia y Iº
de Inglaterra).
Jacobo era el candidato indiscutible. Robert Cecil le preparó el camino a la sucesión.
Las negociaciones entre Jacobo y Cecil se hicieron en estricto secreto y sin forzar las cosas.
Cuando Isabel enfermó en Febrero de 1603, Robert Cecil preparó el texto de la
proclamación de Jacobo de Escocia. Isabel murió el 24 de Marzo de 1603.

La reforma en Escocia. Los Reinados de María Estuardo Y Jacobo VI.


Durante la segunda mitad del S.XVI, la monarquía escocesa se enfrentó a dos de los
problemas más graves con que se podía encontrar cualquier casa reinante: La inestabilidad
sucesoria (provocada por la minoría de edad), y la disidencia religiosa.
Cualquiera de estos dos problemas por sí mismo podía ser causa de colapso de una
dinastía, y sumados ambos podían ser letales.
Lo peculiar del caso escocés es que a largo plazo los efectos fueron duraderos,
provocó la reforma en Escocia, sin embargo estos dos problemas no acabaron con los
Estuardo.
En 1542 murió Jacobo V, le sucedió una niña: María Estuardo. En su testamento
Jacobo confió el gobierno a un consejo de regencia presidido por el conde de Arran en calidad
de gobernador. A comienzos del 1543, Arran dio un inesperado giro a la política escocesa:
compartía las labores de gobierno con el Cardenal Beaton (además era canciller), que durante
el reinado de Jacobo V había confeccionado una lista negra de nobleza herética encabezada
por Arran.
La respuesta de Arran:
- En primer lugar, ordenó la deportación del Cardenal Beaton por la edición de la
lista negra.

22
- En segundo lugar permitió el regreso a Escocia de los nobles exiliados durante el
reinado de Jacobo V: el Conde de Angus y otros miembros de la familia Douglas.
- En tercer lugar devolvió los bienes de los exiliados confiscados.
- En cuarto lugar inició las negociaciones con Enrique VIII que culminaron con la
firma de los Tratados de Greenwich.
- En quinto lugar, el Conde de Arran fomentó el progreso del protestantismo.
Básicamente estimuló la lectura de la Biblia en lengua inglesa (Traductor: Tyndale)
y permitió algunos ataques a las propiedades de las órdenes religiosas.

¿Porqué hizo lo redactado en quinto lugar?


No está claro. La versión más difundida es la de J. Knox. Según Knox (predicador
protestante), Arran estimuló la reforma protestante principalmente por una finalidad política:
acrecentar su poder y su prestigio. Por otro lado, se sabe que Arran siguió en este campo las
directrices del embajador inglés en Escocia, Sadler R., quién le dio a Arran la lista de libros en
inglés que él pensaba idóneos para difundir el protestantismo en Escocia.
Hay que decir a favor de Arran que estas medidas fueron muy bien acogidas por la
gentry y la nobleza escocesa.
Paradoja: Inglaterra y Escocia en constante rivalidad, pero la energía de la reforma en
Escocia viene de Inglaterra.
Si la reforma no avanzó más deprisa en los años 40 fue por la intervención de María
Deguisa, la reina madre. Antes de que acabe el 43, María Deguisa conseguirá dejar sin efecto
la deportación de Beaton, que el Parlamento rechace los Tratados de Greenwich y además es
la artífice de que el Parlamento rechazara el despliegue de 5000 soldados ingleses en las
frontera Inglesa-Escocesa.
En 1544-1545, por dos veces saquearon Escocia las tropas inglesas. Sin embargo estos
saqueos no sirvieron para establecer la hegemonía inglesa en Escocia. Los efectos fueron los
contrarios de los que deseaba Enrique VIII: creció el odio hacia los ingleses en Escocia e hizo
que la facción anglófila perdiera poder en la corte.
En 1547 tras la muerte de Enrique VIII, los ejércitos ingleses volvieron a invadir
Escocia, Somerset consiguió una gran victoria en la batalla de Pinkie. La nueva invasión
provocó un cambio de alianzas, volver a la alianza tradicional con Francia. A cambio a Arran se
le da un Ducado en Francia (Châtelherault), Arran firmó la alianza con Francia que contempla
dos puntos fundamentales:
- El acuerdo matrimonial con Enrique II (de Francia) de María Estuardo con
Francisco.
- Entrega de diversas fortalezas al ejército francés.

En 1548 se firma el primer punto y llegan soldados franceses que se establecen en las
fronteras angloescocesas. Como consecuencia de esta alianza, los predicadores protestantes
empezaron a abandonar Escocia para refugiarse en Inglaterra, entre ellos J. Knox.
La regencia de Arran concluyó en 1554. En este año empezó a gobernar Escocia la
reina madre María Deguisa, pero paradójicamente el traspaso de la regencia no supuso un
endurecimiento del control sobre los protestantes escoceses, sino todo lo contrario, al menos
en un inicio. ¿Porqué? María Deguisa tenía dos objetivos:
· Persuadir al Parlamento escocés de que era mejor mantener la alianza con la Católica
Francia que firmar una nueva con la Católica Inglaterra.
· Conseguir la ratificación parlamentaria del matrimonio de su hija con el Delfín
francés.
Para conseguir ambas cosas era necesario ganarse el voto de los protestantes en el
Parlamento. Por ello durante unos años más María Deguisa siguió una política de tolerancia
con la nobleza protestante. Prueba de esta voluntad de tolerancia religiosa fue que permitiera

23
el regreso a Escocia de los predicadores protestantes exiliados en Inglaterra, entre ellos Knox.
Knox predicó en la corte y convirtió a algunos grandes aristócratas a su fe calvinista, entre
ellos incluso a uno de los hijos bastardos de Jacobo V, James Stewart, Conde de Moray. Los
nobles convertidos por Knox fundaron en 1547 “The Band of the Lords of the Congregation”.
La formación supone un hito en la difusión del protestantismo en Escocia. Esta banda se formó
en Diciembre de 1557.
En el 58 las cosas empezaron a cambiar bruscamente. En primer lugar, en Abril se
casaron por fin María Estuardo y Francisco. Sólo cuatro días después de la boda, María
Deguisa ordenó que quemaran en la hoguera a un predicador protestante (Myln).
Es el símbolo de que se acabó con la tolerancia. Lucha absoluta contra los
protestantes. La respuesta de la Banda en el verano del 58, se produjeron los primeros actos
iconoclastas, de saqueo de ingleses en Escocia.
Para acabar de radicalizar la lucha, en Noviembre de 1558, tras la muerte de María
Tudor, María Deguisa temió que se formara una alianza protestante entre Inglaterra y otros
países para acabar con el catolicismo en Escocia.
Desde 1559 hasta 1560. Estos años marcaron el antes y el después.
En Enero del 59 los conventos escoceses amanecieron con un mensaje clavado en sus
puertas: el requerimiento de los mendigos (“Beggar’s Summons”), que amenazaba a los frailes
a dejar sus propiedades antes del Domingo de Pentecostés. En Mayo estallaron en diversas
ciudades escocesas revueltas protestantes. Especialmente en Perth, Edimburgo y Dundee. En
Edimburgo incluso los protestantes se apoderaron de media ciudad. En la parte controlada por
los protestantes se prohibieron las misas, expoliaron las iglesias y se introdujo el Prayer Book
de Eduardo VI.
En Julio murió Enrique II de Francia y María reina de Escocia se convirtió en reina
consorte de Francia, lo que aseguraba la plena coordinación entre Francia y Escocia.
María Deguisa murió en 1560, y la reina María Estuardo no tuvo más remedio que
firmar con el Parlamento el Tratado de Edimburgo por el que se acordó la retirada de tropas
extranjeras y la garantía de las leyes de Escocia.
El 1 de Agosto de 1560 comenzó el que llaman en Escocia el Parlamento de la
Reforma, para entonces la nobleza ya era mayoritariamente protestante.
El Parlamento aprobó la Confesión de Fe redactada por J. Knox, confesión de fe
calvinista. Dos puntos básicos:
- Reconoce sólo estos dos sacramentos: bautizo y comunión.
- Negación de la transubstanciación.
La Confesión de Fe fue acompañada de una ley que abolía la autoridad del Papa en
Escocia y otra que prohibía las misas.
Contradecir por primera vez las nuevas leyes  pérdida de bienes.
Contradecir por segunda vez  destierro.
Contradecir por tercera vez  muerte.
A pesar de que el Parlamento aprobó estas medidas, la mayoría de los obispos se
negaron a acatarlas, y no se hizo nada con relación a los bienes de la Iglesia.
En Diciembre de 1560 murió Francisco II y planteó un nuevo reto para los protestantes
escoceses porque María Estuardo ya no es reina consorte de Francia y la obligan a volver a
Escocia, los protestantes temían que se paralizara el proceso de reforma.
Regresó en Agosto de 1561, de inmediato se supo que venía acompañada de un
sacerdote católico y que celebraba misas en privado. Su actitud provocó un enorme reto, para
tranquilizar a los protestantes más rebeldes, María prometió resolver con el Parlamento las
diferencias religiosas, pero mientras tanto amenazó con ejecutar a aquellos que la acusaran
de celebrar misas privadas, esto sirvió para calmar los ánimos de la nobleza y bloquear las
reivindicaciones calvinistas.

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En Noviembre la nobleza rechazó un proyecto de ley de los protestantes para que la
reina no pudiera celebrar misas privadas.
Para acabar de confundir a los calvinistas en los meses siguientes, la conducta de la
reina en la cuestión religiosa, sirvió para aumentar el número de partidarios entre la nobleza
indecisa.
A pesar de seguir celebrando misas privadas:
Permitió que el Arzobispo de Saint Andrews fuese procesado por celebrar dichas
misas.
Reprimió un motín encabezado por su Canciller G. Gordon que tenía por objeto
restaurar el Catolicismo en Escocia.
No envió delegados a la clausura del Concilio de Trento.
Estas tres medidas restringieron el apoyo de los Calvinistas e impidió que estos le
dieran un impulso a la reforma y le dieran a la Iglesia un carácter presbiteriano.
Entre 1563 y 1567.
Lo que obligó a abdicar María Estuardo fue su conducta privada (sexual). María
contrajo segundo matrimonio con H. Stewart (Lord Darnley) con el fin de reforzar sus
posibilidades de suceder a Isabel I en el trono inglés.
Bien por unas cosas o por otras entregó su favor a David Rizzio, embajador de Saboya
en la corte escocesa. La fulgurante ascensión política de Rizzio provocó muchos enojos, los
aristócratas escoceses se sintieron postergados, y enfureció a los Calvinistas que denunciaron
que era en realidad un agente católico papista, no sólo lo acusaron de ello sino que también
era el padre de Jacobo VI.
Finalmente Lord Darnley viéndose marginado de poderes y además engañado
sentimentalmente, decidió acabar con el problema: Darnley pacto con la Banda de los Señores
de la Congregación una colaboración para asesinar a Rizzio a cambio de impulsar el triunfo de
la reforma.
En efecto, lo decapitaron en presencia de la reina, el rey consorte y algunos nobles en
Enero de 1566. Año en el que nació Jacobo VI, y para entonces la reina de nuevo volvía tener
otro amante, era acompañada por Bothwell frecuentemente, que aunque era partidario de la
reforma protestante era enemigo de Inglaterra, por ello había respaldado a María Deguisa.
En Enero de 1567, la reina supo que estaba embarazada y que no era hijo de Darnley.
Para cubrir las apariencias María Estuardo visitó a Lord Darnley (enfermo de sífilis), vivía en un
palacio a parte y convivió con él cinco días. Días después Darnley fue asesinado dinamitado.
Sólo cuatro meses después, el 15 de Mayo María se casó con el Conde de Bothwell. Lo que fue
su fosa política. Los señores de la Congregación la obligaron a disolver el matrimonio y a
abdicar a favor de su hijo Jacobo VI.
Un año después escapó y permaneció en Inglaterra hasta que fue decapitada.

Entre 1587 y 1603.


De 1567 a 1587 hubo cuatro regentes, tres de ellos fueron ejecutados, lo que
mostraba la debilidad de la monarquía escocesa. Hasta el año en que María Estuardo fue
ejecutada, Jacobo VI no fue dueño de sus actos. La reforma en Escocia (protestante) sufrió
muchas idas y venidas. Estos vaivenes fueron fruto de la pugna entre dos facciones o partidos
que competían por el poder; una facción protestante y la otra “tradicional” porque no está
claro que todos fueran católicos.
La facción protestante pretendía el entendimiento con Inglaterra, Isabel Tudor. Estaba
compuesta sobre todo por la nobleza del Sur. Anglófila del Sur. Heredera del Espíritu de 1560,
de la reforma, y que también dio un golpe en 1567. Sus líderes son: Ruthren, la familia Douglas
y el rector de la Universidad de Glasgow Andrew Melville.

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La facción tradicional, partidaria hasta 1587 de la restauración de María Estuardo.
Partidarios de una alianza con España, estaba compuesta mayoritariamente por la nobleza del
Norte.
¿Qué hizo Jacobo VI?. Hasta 1587 fue prácticamente un títere. En la medida de sus
posibilidades, Jacobo VI intentó mantenerse en la vía media. Por un lado porque había sido
educado en las creencias protestantes pero a pesar de eso no podía olvidar las vivencias
traumáticas sufridas por su madre (ya que su madre fue católica y lo pasó muy mal). También
influyó en él el Conde de Morton (el último regente de Escocia).
A pesar de pretender estar en el punto medio, no pudo estar siempre al margen. En
1581 con 14 ó 15 años fue obligado a dar valor de ley (sancionar) la llamada Confesión
Negativa. Que más que afirmar los puntos cardinales de la religión protestante, niega los
dogmas católicos. Una vez modificado el cambio de poderes, en 1584 (18 años) fue obligado a
firmar las Black Acts: refuerzan el poder de los obispos y rechazan las exigencias de los
presbiterianos, muchos de las cuales decidieron exiliarse en Inglaterra.
A partir de 1587, Jacobo VI da sus propios pasos según sus prioridades. Hasta el fin de
siglo fueron dos sus prioridades.
a. Someter a la nobleza católica, lo consiguió entre 1594 y 1596 por la fuerza de las
armas.
b. Controlar a los radicales presbiterianos. Le costó más, fue más complicado porque
las diferencias ideológicas entre el rey y los presbiterianos eran profundas. Los
principios básicos de la doctrina presbiteriana fueron expuestos por Andrew,
quien los resume en tres puntos:
1. Total separación entre estado e iglesia (Iglesia y poder civil). En consecuencia
la máxima autoridad eclesiástica no reside como en Inglaterra en la corona ni
tampoco en el Parlamento, sino en una Asamblea General constituida
solamente por gente de la Iglesia (por ministros, párrocos, clérigos, …).
2. La Igualdad entre los ministros de la Iglesia. La igualdad debe ser inviolable,
por lo tanto la Iglesia no puede ser gobernada por obispos, sino por comités
de ministros o presbiterios.
3. Todas las rentas de la Iglesia han de ser administradas por diáconos en
beneficio de la Iglesia reformada. La corona no puede disponer de las rentas
de la Iglesia.
El programa de Melville fue adoptado por la Iglesia reformada en 1578 pero ni los
regentes ni el Parlamento dieron un paso por transferir la autoridad de los obispos a los
presbiterios.
Sabemos que además reforzaron las competencias de los obispos. Jacobo VI
necesitaba la ayuda de los presbiterianos para derrotar a los católicos, por eso en 1592 aprobó
las Golden Acts que legalizan el sistema presbiteriano y dan fuerza legal estos pero no derogan
el sistema episcopal, la prueba de que Jacobo VI hizo esto para derrotar a los católicos pero
dio marcha atrás en el 97. Jacobo VI consiguió que el Parlamento le reconociera el derecho de
convocar a la Asamblea General de la Iglesia. Dividió además a los presbiterianos al proponer
que los ministros de la Iglesia reformada se sentaran junto a los obispos y amplió nuevamente
las competencias episcopales, pero en realidad la cuestión de la Reforma siguió pendiente. A
partir de 1602 las miras de Jacobo VI estuvieron puestas en la sucesión del trono.

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Tema III. El Fracaso del Absolutismo Estuardo y la Caída de las Monarquías Británicas.

La Sucesión de Jacobo I y la Erosión del Legado Isabelino.


Cuando Jacobo I se convirtió en rey de Inglaterra se encontró con una herencia política
muy poco envidiable, recibió de Isabel un legado envenenado, tres problemas muy graves:
 Un país en guerra; España e Irlanda.
En esas difíciles circunstancias, dada la precariedad del tesoro, esta sola razón habría
bastado para recomendar el fin de la guerra. Sin embargo, además de estas deudas, Jacobo se
veía a sí mismo como un rey pacificador, veía la guerra como último recurso, por eso en su
primera comparecencia ante el Parlamento proclamó su voluntad para firmar la paz. Pero no
una paz a cualquier precio, sino con condiciones. Jacobo era consciente del odio ingles por los
españoles, además del odio, Jacobo no podía dejar en la estacada a los holandeses, por eso la
Paz de Londres de 1604 puso fin a la guerra con España sin comprometer la posibilidad de en
el futuro seguir prestando ayuda a Holanda.
La ascensión de Jacobo al trono coincidió con la rendición del Conde de Tyrone, líder
de la rebelión iniciada en el Norte de Irlanda en los años finales del reinado de Isabel Tudor y
que en vano había intentado sofocar Essex. La rendición de Tyrone no acarreó el final
inmediato de la rebelión en Irlanda, pero tras la Paz de Londres los irlandeses dejaron de
recibir ayuda de España y finalmente se alcanzó la paz en el Ulster.
1
Una vez restablecida la paz, Jacobo reemprendió la política de asentamiento de
colonos en el Ulster iniciada por Isabel I. Los objetivos eran muy claros:
-. Pretendía expulsar a los nativos irlandeses del Norte de la isla y trasladarlos al Oeste
(interior de la isla), y poblar la región del Norte con colonos ingleses y escoceses.
-. Estos colonos estaban obligados a fortificar sus propiedades (sus tierras) e impedir
que ningún irlandés se quedara en ellas.
-. El plan de colonización preveía además la creación de una serie de ciudades (hoy en
día Londonderry, Belfast, etc.…) y la creación de un sistema vial que permitiera el rápido
desplazamiento militar de la región.
Así a partir de 1610 el Ulster fue poblándose de colonos Ingleses y Escoceses, la
mayoría de ellos presbiterianos, que echaron raíces y se convirtieron en ricos hacendados.
 Un país dividido sobre la religión, sobre el modelo de realización que debía tener la
Iglesia Anglicana.
Jacobo tuvo que enfrentarse al problema de la disconformidad religiosa. Teniendo así
dos retos: el católico y el puritano. Debía dar respuesta a la condición de los católicos y por
otro lado debía hacer frente a lo que por error interpretó como un desafío puritano: la
Petición Milenaria (Millenary Petition).
El reto católico: Jacobo estaba en principio dispuesto a ser tolerante con ellos, tenía
un sentimiento antipapista muy arraigado, y por eso, para tranquilizar a los protestantes hizo
que se aprobaran algunas medidas contra los católicos más radicales. Estos, al verse
defraudados planearon asesinarlo en el Gunpowder Plot (Conspiración de la Pólvora). A raíz
del fracaso de esta conjura, el rey consiguió lo que buscaba: por un lado contentó a los
protestantes con estas medidas pero luego en la práctica no hizo nada para que se ejecutaran
estas leyes, permitiéndoles que siguieran con sus tradiciones.
El reto puritano: más complejo, Jacobo convocó a una junta de teólogos para discutir
la Millenary Petition. A pesar de que las reivindicaciones eran bastante moderadas, la junta de
teólogos decidió rechazar la mayoría de sus solicitudes y el rey estimó que esa decisión era
casi un ajuste religioso similar al de Isabel I en 1559, y por ello en 1604 nombró Arzobispo de
Canterbury a R. Bancroft con el objeto de que aplicara este acuerdo y castigara a los
disidentes. El número de puritanos expulsados fue suficiente para que el rey se ganase la

1
Posible pregunta de Examen.

27
enemistad de la minoría puritana. Jacobo se dio cuenta de que había mal interpretado la
Millenary Petition años después, y en los siguientes años moderó su política religiosa, la mejor
prueba la podemos encontrar en el hecho de que Jacobo, a diferencia de su hijo Carlos, no se
sumó a la reacción anglicana contra la doctrina de la predestinación que se dio en aquellos
años (primer tercio del S.XVII).
En síntesis puede decirse que Jacobo, pasados los primeros años de reinado siguió en
Inglaterra la misma política religiosa que había intentado observar como rey de Escocia:
mantenerse en la vía media doctrinal.
También fue ese su criterio en el gobierno de la Corte. Igual que Isabel Tudor, Jacobo
trató de estar al margen de las rivalidades faccionarias. Nunca entregó el poder a una sola
facción, ni siquiera en la fase culminante de su relación homosexual con el Duque de
Buckingham G. Villiers, le confió todo el mando. Por eso favoreció a la familia Howard con el
fin de que no tuviera todo el poder Robert Cecil (hijo de William Cecil). Buscaba un equilibrio
entre facciones.
Sin embargo, para satisfacer a todos y asegurarse la colaboración de ambas facciones,
Jacobo derrochó el dinero en la distribución de cargos, títulos etc. Y eso a medio-largo plazo
agrandó el agujero de la deuda de la corona.
 Un país enojado por los impuestos extra-Parlamentarios exigidos por Isabel Tudor
para hacer frente a los gastos de la guerra.
La firma de la Paz contribuyó a no agrandar el agujero que era de 400000£. Sin
embargo, el despilfarro en el manejo de distribución de honores elevó la deuda a 600000£.
La empresa de sanear el tesoro estaba más allá de las posibilidades de Robert Cecil.
Intentó mejorarla reduciendo los gastos y aumentando los ingresos mediante la venta de
propiedades del patrimonio regio. Pero no bastó. Cecil sometió a la consideración del
Parlamento un proyecto de financiación a la corona: el Great Contract. Proyecto por el que la
corona podía obtener 200000£ anuales recaudadas a través de diferentes impuestos. La
Cámara de los Comunes pareció en principio dispuesta a aceptarlo pero sus posteriores
reticencias y negativas irritaron al rey hasta tal punto que disolvió el Parlamento y no volvió a
convocarlo en 11 años.
El rey gobernó al margen del Parlamento. Los problemas los resolvió usando
mecanismos tradicionales y creando otros nuevos.
Mecanismos tradicionales:
· Solicitud de préstamos a los banqueros de la City Londinense.
· Establecimiento de monopolios sobre el comercio de determinados productos.
Mecanismos nuevos:
· Venta de títulos nobiliarios.
· Creó un nuevo título: ‘baronet’ (1611). Gracias a la venta de este título obtuvo
estimables ingresos, pero no fue suficiente.
En 1612 murió Cecil, la situación empeoró. La facción rival (familia Howard) fue
incapaz de detener el crecimiento de la deuda, es en esta coyuntura en la que se entiende la
ascensión de G. Villiers.

Año 1621.
Lo que hizo que el rey convocara el Parlamento no fue tanto la precariedad del tesoro
como la inminencia de la guerra en Europa.
El elector palatino era protestante y se había convertido en 1618 en rey de Bohemia.
En 1621, el elector palatino Federico fue destronado por las tropas católicas. Al perder
el trono, Jacobo convocó al Parlamento de Inglaterra para pedir ayuda y enviarla a Alemania,
ayudando a su yerno. Pero el Parlamento tenía muchas deudas pendientes y motivos de
queja: 11 años de marginación, la inflación de honores, venta de títulos nobiliarios, de la
corrupción generalizada en la corte,… en definitiva, los parlamentarios propusieron que

28
primero se solucionaran estos problemas y después el tema de la ayuda. Fue imposible llegar
a un acuerdo.
El rey tuvo que convocar de nuevo el Parlamento en 1624, esta vez la causa: las tropas
imperiales de Habsburgo invadieron la región del palatinado.
Problema: no sólo se mantenían las discrepancias entre Parlamento y corona, además
había un problema añadido: la estrategia militar. El Parlamento estaba dispuesto a prestar
ayuda, pero ¿qué estrategia se iba a seguir?. El rey quería una guerra terrestre (de mucho más
coste), su hijo y Buckingham querían una guerra marítima (de menor coste), postura
mayoritaria en el Parlamento. Por eso fue posible el entendimiento entre los Comunes y el
heredero. La guerra fue por vía marítima. Carlos defraudaría las expectativas de los
parlamentarios. Poco después en Marzo de 1625 muere Jacobo.

Carlos I y la extensión de la prerrogativa regia. La cuestión del arminianismo o del


laudianismo. Los expedientes financieros de los “años tiránicos”. La rebelión escocesa y la
crisis constitucional.
Poco antes de morir, Jacobo firmó un acuerdo matrimonial con Francia. Ese acuerdo
llevaba implícitos compromisos de tipo militar:
Inglaterra debía dejar de prestar ayuda a los hugonotes franceses.
Mejora de las condiciones de vida de los Católicos en Inglaterra.
Envío de tropas al continente.
Así que en virtud del acuerdo de matrimonio, Carlos se desdijo de lo dicho y envió
soldados a Europa para combatir a los Habsburgos y traicionar a sus aliados parlamentarios.
En esos círculos no es extraño que la primera reunión del Parlamento con Carlos I
acabara en fracaso. No le dieron el dinero que pedía porque le había traicionado. En lugar de
suavizar las discrepancias Carlos alimentó la oposición parlamentaria con su ceguera política;
desde el principio favoreció a una sola facción (la del Duque de Buckingham) y a una sola
corriente religiosa, la de los arminianos. Los arminianos niegan la doctrina de la
predestinación. Favoreció en concreto a dos teólogos arminianos: R. Montagne (lo hizo
confesor real) y a W. Land (lo hizo predicador de la corte). Sin la ayuda del Parlamento y
teniendo que enfrentarse a la guerra con España, Carlos usó procedimientos de emergencia
para financiarse. A finales de 1626 ordenó que se recaudara un préstamo forzoso en el reino
equivalente a 5 subsidios. Como había mucha gente que se oponía a pagarlo el rey coaccionó a
los jueces del King’s Bench para que reconocieran el derecho del soberano de encarcelar sin
juicio previo a quienes se negasen a pagar.
Poco después, a comienzos de 1627, Inglaterra entró en guerra con Francia, por el
incumplimiento del acuerdo militar. Como consecuencia de esta guerra, el rey ordenó el
alojamiento de tropas en los condados litorales, para defender la costa. Ante la resistencia de
las gentes de la costa decretó la Ley Marcial.
Todo esto para nada. Al frente de la guerra estaba el Duque de Buckingham. Todos los
esfuerzos de los ingleses estaban siendo desperdiciados por él. Fue incapaz de conseguir un
solo éxito. Todos estos abusos agrandaron la brecha entre los parlamentarios y la corona.
Cuando el rey convocó al Parlamento en 1628 para pedir la aprobación de un subsidio, los
parlamentarios condicionaron la votación a la aprobación por el rey del documento Petition of
Right  obliga al rey a reconocer que sus actos han sido ilegales, arbitrarios. Reconoce su
culpa en todos sus actos.
El rey acuciado por la necesidad lo aprobó, pero una vez aprobado y obtenido el
dinero, volvió a las andadas. Al nombrar obispos a Montagne y Land volvió a encender los
ánimos de sus opositores políticos que respondieron asesinando al Duque de Buckingham. El
rey replicó disolviendo el Parlamento y gobernando sin éste durante 11 años. Los llamados
“Años Tiránicos”.
1629-1640. Los Años de Tiranía. (Gobierno Autoritario).

29
Durante este periodo Carlos I insistió en aquellas cosas que mayor oposición
despertaban en el reino:
1. La arbitrariedad fiscal.
Sin la colaboración del Parlamento Carlos no tuvo más remedio que poner fin a las
guerras que mantenía con Francia (1629) y España (1630), firmando sendas paces. Pero el final
de la guerra no bastaba para solventar el grave problema de la deuda de la corona. Era
necesario también aumentar los ingresos. Carlos I usó una estratagema; con el pretexto de
impedir ataques de los piratas a las poblaciones del Sur de Inglaterra (en los condados
marítimos, litorales), en 1634 ordenó que se cobrara el Ship Money: impuesto especial que
sólo podía recaudarse en casos de extrema urgencia para defender la costa, pero dado el éxito
de la operación, en 1635 hizo extensivo el Ship Money a todo el reino, y a pesar de las
protestas de la población siguió recaudándose hasta 1639 sin haber amenaza de invasión, ni
piratas ni nada.

2. La política de uniformidad religiosa.


Tanta oposición o más que la arbitrariedad fiscal causó su política de uniformidad
religiosa. Carlos I era contrario a la doctrina de la predestinación. La lectura de la obra de J.
Arminio le hizo ratificarse en sus convicciones. Su arminianismo le llevó a perseguir a los
puritanos, pero no sólo por cuestiones puramente doctrinales, sino también por cuestiones
relativas a la organización de la Iglesia. El encargado de perseguir a los disidentes religiosos fue
W. Laud, Arzobispo de Canterbury, quien cómo el rey era arminiano. Laud fue el encargado de
aplicar la política de uniformidad religiosa. Tomó una serie de medidas que provocaron la
unión de minorías perseguidas y un general rechazo hacia los obispos anglicanos:
- Nombró obispos a teólogos reputadamente arminianos.
- Persiguió y procesó a los puritanos desde el Tribunal de la Alta Comisión (High
Commission).
- Incautó Biblias calvinistas.
- Monopolizó las fuentes de renta de la Iglesia Anglicana.
Todo lo que irritó a los disidentes. Esto ocurrió entre 1629 y 1637.
Lo que puso fin al gobierno autoritario de Carlos I no fue la oposición a su política
fiscal ni a su política religiosa en Inglaterra, sino el temerario propósito de extender esa
política de uniformidad religiosa en Escocia. Carlos I cometió un inmenso error al intentar
convertir a los obispos escoceses en instrumentos de la monarquía, ello provocó el rechazo de
aquellos que hasta entonces habían tolerado la existencia del episcopado en Escocia. El
catalizador de la rebelión escocesa fue la introducción del Prayer Book anglicano. Laud
propuso al rey que implantara la liturgia en Escocia en 1629, muy pronto, pero no se introdujo
hasta 1637. Inmediatamente después de la introducción se produjeron las primeras
alteraciones en Edimburgo. Pero el verdadero reto se planteó en 1638 con la constitución del
National Covenant. El objetivo inicial era derogar el Prayer Book, pero a finales de 1638 el
National Covenant declaró abolido el episcopado en Escocia, lo que equivalía a declarar la
guerra al rey. Carlos I se encontró con una sorpresa, sus súbditos ingleses no estaban
dispuestos a rebelarse contra los rebeldes escoceses, por eso firmó en 1639 una tregua con
los Covenanters por la que se comprometió a convocar al Parlamento escocés para discutir el
asunto de la religión a cambio de que los Covenanters disolvieran su ejército. No se disolvió el
ejército y además aprovecharon la convocatoria del Parlamento para liquidar las
competencias que la corona tenía en materia religiosa.
En esas condiciones era imposible seguir gobernando al margen del Parlamento y en
1640 Carlos I convocó al Parlamento de Inglaterra. Fin de los 11 años de tiranía. A este
parlamento se le conoce como el Short Parliament, sólo duró un mes porque el rey no pudo
vencer la oposición del Parlamento y lo disolvió.

30
Mayo. La idea de convocar al Parlamento fue propuesta por T. Wentworth (Stafford),
quien había sido un líder de los Comunes y también fue suya la idea de usar el ejército irlandés
para aplastar a los parlamentarios, pero el rey no le hizo caso.
Agosto. Los escoceses cruzaban la frontera, Carlos I intentó impedir la invasión
negociando por separado con la nobleza y con los grandes financieros de Londres. Todos le
dijeron que nada podría hacerse sin la colaboración del Parlamento. Por eso en Noviembre
volvió a convocar al Parlamento, que se conoce como el Long Parliament porque estuvo
reunido 13 años. En principio todos estaban de acuerdo en las cosas que había que exigir al
rey:
- Revocar las innovaciones fiscales y religiosas que el rey había introducido en los 11
años anteriores por cuenta propia.
- Juzgar y castigar a los responsables de sus abusos: Laud y al Conde de Stafford.
A comienzos de Mayo de 1641 Stafford fue juzgado y ejecutado. Laud no lo fue hasta
1645. Hecho esto, el Parlamento empezó a derogar la actuación anterior del rey. Abolió el
Tribunal High Commission y el Ship Money, y luego para asegurarse su independencia
respecto al rey aprobó dos leyes que fortalecían su autoridad:
1. El Acta Trienal: establece que el Parlamento se ha de reunir al menos cada tres
años.
2. El Acta de Disolución: atribuye al propio Parlamento la facultad de disolverse.
Inmediatamente después empezó a dividirse el Parlamento. La principal causa de
discrepancias fue la cuestión religiosa. Una vez eliminado Laud había que decidir que modelo
de religión tenía que adoptar la Iglesia Anglicana. Algunos parlamentarios, los más radicales,
eran partidarios de acabar con el episcopado; otros, los más moderados, querían mantener a
los obispos pero limitando su autoridad. El mayor ejemplo de estas discrepancias fue el
Proyecto de Exclusión (Exclusion Bill), con el que los comunes querían excluir a los obispos de
la Cámara de los Loores. La pararon los Loores.
El rey Carlos debió pensar que estas discrepancias eran el signo de que podía resolver
la crisis. De hecho los moderados fueron reconciliándose con el rey. Pero si no cuajó esta
reconciliación fue por los sucesos que ocurrieron en Escocia e Irlanda en 1641. En el Verano de
1641, Carlos I intentó aprovechar las desavenencias que había en el seno de los Covenanters
para restablecer el episcopado. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados por los excesos
de sus seguidores más extremistas que tramaron una conjura para capturar a los líderes del
Covenant. Esta conjura fracasó, pero entonces en Inglaterra se dieron cuenta de lo poco que
podían confiar en el rey. En Irlanda las cosas fueron aún peor, en Octubre de 1641, los
católicos irlandeses aprovecharon las dificultades de la monarquía para rebelarse. Unos 4000
colonos protestantes de origen inglés fueron asesinados por los rebeldes. Lo que hizo que se
extendiera inmediatamente un gran pánico en Inglaterra.
Teniendo en cuenta estas dos cosas, se entenderá que en Noviembre el Parlamento
inglés aprobara el texto conocido por la Gran Amonestación; declaración condenatoria del
absolutismo de Carlos I. En virtud de esa condena el Parlamento aprobó también, a comienzos
de 1642, una nueva ordenanza de milicia, que ponía al ejército bajo control parlamentario y la
exclusión definitiva de los obispos de la Cámara de los Loores. Estas dos medidas fueron el
detonante de la discordia, a partir de este momento ambos bandos decidieron resolver sus
diferencias en la guerra. La guerra civil.

La guerra civil y la instauración de la Commonwealth.


Lo que pretenden los ‘realistas’ es establecer el equilibrio entre la corona y el
Parlamento y en el ámbito religioso defienden una Iglesia con obispos y una liturgia común y
uniforme.

31
Los parlamentarios quieren la garantía de las libertades constitucionales en contra del
absolutismo del rey, y en lo religioso quieren una reforma en profundidad, mayor libertad de
culto, se oponen por completo al episcopado.
Tras los primeros combates, en 1642, el Parlamento acordó restablecer negociaciones
con el rey, pero los triunfos del bando ‘realista’ en 1643 hicieron que se abandonara la vía del
diálogo. Estas victorias hicieron que en el bando parlamentario se formaran tres grupos
diferentes;
- El primero deseaba la guerra total;
- El segundo, más moderado, era partidario de una estrategia puramente defensiva;
- El tercero liderado por J. Pym, era un grupo entre dos aguas, fue el que tenía la
manija, el que podía inclinar la balanza de un lado u otro. Finalmente dieron su
apoyo a los radicales para aprobar en el Parlamento las medidas necesarias para
resolver los tres problemas del ejército parlamentario: dinero, organización y
alianzas.
Con el apoyo de Pym, el Parlamento aprobó una serie de instrumentos fiscales de
urgencia; el secuestro de los bienes de los enemigos, préstamos forzosos y la creación de un
nuevo impuesto de la propiedad. El Parlamento trató también de resolver el problema de la
organización, hasta entonces el ejército era la suma de grupos dispersos por todo el país, no
había un ejército organizado central. No se resolvió inmediatamente esto, pero al menos se
intentó. Pym consiguió que el Parlamento firmara una alianza con los Covenanters escoceses
en 1644. El resultado de todo esto fue la primera gran victoria del bando parlamentario
(Marston Moor). Si este triunfo no fue definitivo fue porque la organización militar
parlamentaria seguía adoleciendo de grandes defectos. Los básicos eran la elevadísima
deserción de los soldados y la desconfianza entre escoceses e ingleses. Esas diferencias son las
que explican la creación del New Model Army en 1645, fundado por Cromwell y FairFax.
Fusión de todas las fuerzas parlamentarias en un solo ejército de 20000 hombres.
Cromwell dotó al New Model Army de una serie de mecanismos que hicieron posible
su éxito. Sobre todo lo dotó de disciplina y de un sistema de nombramiento de oficiales
basado en el talento militar y no en la cuna. A partir de la creación del New Model Army el
bando parlamentario obtuvo su primera victoria importante, la de Naseby. Las victorias
encadenadas por el New Model Army a partir del verano de 1645 obligaron al rey a rendirse,
pero se entregó a los Covenanters (en Escocia) en la primavera de 1646.
Dos factores explican que la guerra no concluyera definitivamente tras la rendición de
Carlos I. Estos dos factores van a producir una inestabilidad duradera hasta 1648, y son:
1. Las diferencias en materia religiosa cada vez más profundas.
Bando de los radicales contra el de los moderados. Los radicales con O. Cromwell a la
cabeza, eran partidarios de la libertad de culto, en la que están incluidos los católicos. Los
moderados se inclinaron por establecer algún tipo de control parlamentario sobre la iglesia.
2. La cuestión de los salarios impagados al ejército.
El Parlamento adeudaba en 1646 a los soldados 3000000£. La deuda con el ejército
fue la causa de que éste acabara aliándose con el bando radical.
Pero además encontraron el respaldo de una nueva fuerza política, los Levellers, cuyos
líderes eran J. Lilburne y R. Overton. Los Levellers creían que el Parlamento se había
convertido en una fuerza tan tiránica como el propio rey. Los Levellers controlaban la ciudad
de Londres y encontraron el inmediato respaldo del ejército. Las protestas de los Levellers se
intensificaron en 1647. El Parlamento controlado por los moderados momentáneamente
aprobó en primer lugar purgar el ejército y expulsar a los oficiales más radicales, pero pocos
meses después ordenó la disolución del New Model Army, porque esperaban que
eliminándolo fuera posible llegar a un acuerdo con Carlos I. Pero la orden de disolución tuvo
efectos imprevistos.

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La primera consecuencia fue que Cromwell y el resto de oficiales del New Model
Army se negaron a deponer las armas y el ejército tomó el Parlamento.
La segunda fue la total politización del ejército. El mejor ejemplo fue el texto escrito
por el General H. Ireton; The Heads of Proposals. Afecta al rey: se le ofrece un acuerdo con las
siguientes condiciones:
- Reunión del Parlamento al menos cada dos años.
- Control parlamentario del ejército.
- Plena libertad de culto para las iglesias protestantes.
- Aceptación de los obispos siempre y cuando sean privados de sus competencias
represivas.
La oferta de Ireton era generosa, pero tropezó con los Levellers que la consideraron
demasiado ventajosa para el monarca. Pero si no fue aceptada fue porque el rey se fugó de
Escocia en Noviembre de 1647 y la guerra se reanudó en 1648.
El rey se fugó y firmó una alianza con los Covenanters escoceses. ¿Qué hizo posible la
alianza? Se comprometió a restablecer el sistema presbiteriano en la Iglesia Anglicana (a
cambio de la ayuda escocesa). Por eso, firmada la alianza con los escoceses invadieron
Inglaterra en Julio de 1648. Y a pesar de que eran mas, fueron derrotados por el ejército de
Cromwell (NMA). A finales de 1648 estaba todo decidido.
¿Y qué pasó entre finales de 1648 y principios de 1649 para que el Parlamento que en
su mayoría estuviera dispuesto a firmar un acuerdo con el rey acabara firmando su condena a
muerte?
Desde el punto de vista político la conducta del rey desde su fuga dio a Cromwell y a
los parlamentarios radicales la prueba irrefutable de que era imposible alcanzar un acuerdo
con el monarca. Los responsables de la ejecución del rey y la abolición de la monarquía fueron
una minoría de parlamentarios. En Noviembre de 1648 Ireton convenció a la oficialidad del
ejército de que era imposible depurar el Parlamento y condenar al rey por traición.
Los Levellers secundaron su propuesta. En Diciembre, el ejército rodeó el Parlamento
de Westminster por segunda vez. El Parlamento fue purgado. 100 miembros fueron
expulsados y otros 250 lo abandonaron voluntariamente. Quedaron muy pocos
parlamentarios. Se le conoció como el Parlamento de la Rabadilla (The Rump Parliament). Esa
minoría de parlamentarios fue la que condenó a muerte al rey en Enero, la que abolió la
Cámara de los Loores, y la propia monarquía en Febrero y proclamó la República en Mayo de
1649.
El Rump Parliament actuó de una manera conservadora. No aprobó medidas como las
que esperaban los Levellers: la libertad de culto. Lo que provocó la inmediata respuesta de
estos últimos. El Parlamento, para evitar que los Levellers aprovecharan el descontento de los
soldados confiscó los bienes de la corona y los entregó al ejército para saldar las deudas con
los soldados. Gracias a esta hábil maniobra, el Parlamento dejó fuera de juego a los Levellers
en 1649.
El Rump Parliament aprobó medidas claramente conservadoras. En 1649 aprobó una
ley que restringía la libertad de prensa y creó un cuerpo de censores para examinar todos los
libros publicados (Censor ilustre: J. Milton).
En 1650, el Parlamento hizo obligatorio guardar el Sabbath y aprobó leyes que
castigaban muy seriamente pecados como el adulterio y la fornicación.
En parte esto se explica porque el Rump Parliament era mucho menos radical de lo
que pudiera pensarse. De hecho, seguramente sin la presión del ejército, el Rump Parliament
jamás habría aprobado la ejecución del rey y la abolición de la monarquía. En parte también,
esta obsesión por el orden se debió a los retos que la República Inglesa tuvo que resolver en el
exterior, en concreto rebeliones en Irlanda y Escocia.
El primer reto se planteó en Irlanda. La Confesión Católica del Ulster estuvo a punto de
expulsar a todos los protestantes del Norte de la isla. Ante esta amenaza, el Parlamento

33
encargó a Cromwell que pusiera fin a la rebelión. Cromwell los venció y permitió que los
poblados de Drogheda y Wexford fueran exterminados por sus soldados.
El segundo reto fue en Escocia. En Escocia había sido proclamado rey el hijo de Carlos
I: Carlos II. Y Carlos II firmó una alianza con los Covenanters para invadir Inglaterra y ser
restablecido en el trono. Pero de nuevo, a pesar de contar con menos tropas que los
escoceses, el ejército de Cromwell derrotó a los escoceses finalmente en Septiembre de 1651.
Tras esta victoria inglesa, Carlos II se exilió en Francia y Escocia al igual que Irlanda fueron
sometidas e incorporadas a la Commonwealth.
Durante nueve años no hay monarquía en ningún reino británico, desde 1651 hasta
1660.

La República y el Protectorado de Cromwell.


El periodo de protectorado de Cromwell abarca desde 1653 hasta 1659.
La primera pregunta que hay que explicar es porqué terminó el gobierno del Rump
Parliament. El Rump Parliament era víctima de un dilema insuperable; era demasiado
conservador para el ejército y las confesiones protestantes radicales, y demasiado radical para
las clases dominantes. Esa indefinición fue la causa de su disolución en Abril de 1653.
En lugar del Parlamento, Cromwell y los demás oficiales crearon una Asamblea
General que debía redactar un nuevo ordenamiento constitucional. Estaba compuesta por 138
miembros, mayoría inglesa. Esta asamblea se constituyó en Parlamento, conocido como: el
Parlamento Barebone. Tampoco resolvió el problema del gobierno. Algunas decisiones
tomadas por el Parlamento Barebone no gustaron a Cromwell (por ejemplo: aprobó los
matrimonios civiles), lo cual fue la causa de su disolución en Diciembre de 1653. Ese mismo
mes, O. Cromwell con el respaldo del ejército se convirtió en Lord Protector.
El régimen de protectorado quedó jurídicamente definido por un texto: The
Instrument of Government. El texto establece:
1. La colaboración del Parlamento con el Protectorado en las tareas de gobierno.
2. Control parlamentario del ejército.
3. Renovación de la Cámara (Parlamento) cada tres años.
Los historiadores ofrecen una imagen muy dispar de cómo calificar el régimen de
protectorado. Para algunos fue una época de anarquía, para otros fue una auténtica dictadura
militar. Lo cierto es que la realidad parece alejarse de ambas posiciones extremas. La prueba
es que Cromwell contó con el apoyo mayoritario de la población (de las elites) que anhelaban
el restablecimiento del orden. Cromwell garantizó el orden social. Todas las conspiraciones de
los años 50 encaminadas a restaurar la monarquía fracasaron por no haber adhesión popular.
¿Porqué esta imagen dispar? Sobre todo por la forma en que Cromwell resolvió la
cuestión de la reforma religiosa. Cromwell actuó siempre movido por dos grandes
aspiraciones:
a) La voluntad de dar la mayor libertad de culto posible a las diferentes Iglesias.
b) Siempre y cuando no se viera amenazado el orden social, la paz pública.
Cromwell es un hombre extremadamente religioso pero está obsesionado por la paz.
Esta obsesión explica la dureza con que reprimió a algunas corrientes religiosas, sobre todo a
los cuáqueros.
¿Porqué a los Cuáqueros? Fox era el jefe de estos y amigo de Cromwell. La razón de
que los persiguiera se halla en la defensa cuáquera de la plena igualdad social. Esta insistencia
en la igualdad social, hacía que los Cuáqueros rechazaran la limitación del sufragio y el pago de
los diezmos (base de financiación de la Iglesia Anglicana).
Estas dos cuestiones los convertían en elementos subversivos. Además, los Cuáqueros
a veces reclamaban las expropiaciones de la Iglesia para socorrer con ese dinero a los pobres,
y aunque sean cuestiones simbólicas: se niegan a tomar las armas.
Estas eran cuestiones de fondo, las había de forma también:

34
- Algunos líderes Cuáqueros gustaban de ir semidesnudos por la calle imitando a los
profetas del Antiguo Testamento.
- Idolatría.
Por ambas cosas, fueron objeto de una dura represión por parte de Cromwell. Durante
el protectorado, de 1654-58, Cromwell encarceló al menos 2000 Cuáqueros, murieron en
prisión 21.
A medida que pasaba el tiempo fueron creciendo las diferencias entre el Parlamento y
Cromwell. Cromwell no se sentía a gusto con el Instrument of Government porque le impedía
controlar a su antojo al Parlamento. Por eso convenció al ejército de la necesidad de restaurar
una segunda Cámara que actuara como contrapeso de la Cámara de los Comunes. Cámara de
hombres poderosos elegidos por Cromwell con el respaldo del ejército. Cromwell consiguió
que se aprobara un nuevo texto constitucional: Humble Petition and Advice. El Parlamento
aceptó. Con este texto se restablece la segunda Cámara, cuyos integrantes eran designados
directa o indirectamente por Cromwell. El Parlamento ofreció la Corona a Cromwell. Propuso
restablecer la monarquía. Cromwell declinó ambos.
¿Sirvió de algo la creación de una segunda Cámara? No, a pesar de la reforma
constitucional, Cromwell siguió teniendo graves problemas con el Parlamento y sólo el firme
apoyo del ejército le permitió gobernar con cierta tranquilidad hasta su muerte en Septiembre
de 1658.
La nueva constitución le permitía designar sucesores en su testamento. Nombró
sucesor a su hijo Richard Cromwell. Pero éste carecía de varias cosas para poder prolongar el
régimen de Protectorado. Carecía:
- Del apoyo incondicional del ejército.
- Del carisma paterno.
Por eso, las elites de la nación se dieron cuenta de que la República había llegado a su
fin, y empezaron a calibrar la posibilidad de restaurar la monarquía.
Lo primero que hizo el ejército fue forzar la vuelta de los antiguos miembros del Rump
Parliament, consideraban que éste era la institución depositaria de la verdadera legitimidad
republicana.
Con este acto, en Abril de 1659 se acabó el Protectorado, pero no acaba la República,
gobierna el Parlamento. Sin un líder ni una dirección definida lo que hizo el Rump Parliament
fue prolongar la agonía durante unos meses. Finalmente en Febrero de 1660, el General
Monck llevó sus tropas hasta Londres y obligó al Parlamento a convocar elecciones y a
disolverse. El Parlamento nuevo es conocido como el Parlamento Convención, restaurará la
monarquía de los Estuardo.

Tema IV. De la Restauración de los Estuardo a la Creación del Reino de Gran Bretaña.

Restauración de la monarquía y de la Iglesia Anglicana. La reacción de Carlos II.


El Parlamento que reinstauró la monarquía fue el Parlamento Convención en la
primavera de 1660.
La cuestión era muy difícil porque los miembros de este Parlamento estaban divididos
por razones políticas y religiosas. En lo religiosos habían anglicanos, presbiterianos y radicales.
En lo político no había unanimidad. Había algunos que habían sido siempre fieles a la
monarquía y otros que defendían la República. Para estos últimos, la restauración de los
Estuardo era una solución de urgencia.
Se pusieron de acuerdo en lo prioritario: La Restauración.
El Parlamento Convención restauró la monarquía, los Estuardo y el sistema bicameral:
Cámara de los Comunes y Cámara de los Lords.
Esta decisión de restaurar la monarquía vino facilitada por una declaración de Carlos II
de gobernar con la ayuda del Parlamento. De este modo, en Mayo de 1660, Carlos II recuperó

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el trono de Inglaterra. Esto era lo prioritario. Una vez alcanzado, ya fue muy difícil llegar a otro
acuerdo. Los únicos logros a parte de éste, por parte del Parlamento Convención, fueron
aprobar una ley que concedía el perdón a los colaboradores de Cromwell, del que sólo
quedaron excluidos los responsables directos de la ejecución de Carlos I, y otra ley por la que
se devolvían a la Iglesia y a la Corona los bienes que les habían sido confiscados desde 1649.
Ante la falta de acuerdo, el Parlamento Convención se disolvió en 1660. Se
convocaron nuevas elecciones. El Parlamento resultante, en 1661, fue llamado
peyorativamente el Parlamento Cavalier (partidarios del rey durante la guerra civil). Este
Parlamento tenía una clara mayoría de anglicanos y monárquicos. El Parlamento Cavalier
devolvió al rey las prerrogativas que había perdido desde la guerra civil:
- Derecho de veto.
- Capacidad de convocar y disolver el Parlamento.
- Nombramiento de cargos civiles y eclesiásticos.
- Control del ejército.
Además el Parlamento aprobó una ley que castigaba con la confiscación de los bienes
a aquellos que se atreviesen a defender el derecho del Parlamento a legislar sin rey.
Años después, el Parlamento Cavalier redondearía esta vuelta al pasado con la
aprobación de una nueva Acta Trienal. El Acta Trienal de 1661, se eliminan los mecanismos
para que el Parlamento se renovara cada tres años.
Además el Parlamento compuesto en su mayoría por anglicanos, estaba decidido a
imponer la hegemonía de la Iglesia Anglicana. El primer paso es esta dirección fue reintegrar a
los obispos en la Cámara de los Lords.
Corporation Act, 1661, obliga a los miembros del Parlamento a jurar su adhesión a la
Iglesia Anglicana, pero no sólo a los miembros del Parlamento, también a todos los
parlamentarios y aquellos que ocupan cargos públicos.
Estos dos pasos mas otros muchos formaron el Código Clarendon (Clarendon era
Canciller de Carlos II).
En 1662 se aprobó la Uniformity Act, ley de uniformidad que sanciona la nueva liturgia
anglicana (de 1661) y reservaba todos los cargos eclesiásticos y los puestos de profesor en las
Universidades y escuelas a los anglicanos.
En 1664 el Acta de los Conventículos, prohibe la reunión de mas de cinco personas que
no sean anglicanas para discutir de temas religiosos.
En 1665 la Five Miles Act, prohibe a los profesores y párrocos expulsados de sus
antiguos cargos acercarse a menos de cinco millas a sus antiguos lugares de trabajo.
Clarendon comprendió las ventajas de la alianza entre la Corona y la Iglesia. La
jerarquía anglicana también. ¿Por qué no lo entendió Carlos II? ¿Porqué puso en práctica una
política diferente a la de su canciller?
En parte, parece ser que Carlos II se había convertido en secreto al Catolicismo (en su
lecho de muerte proclamó su conversión). Seguramente, Carlos II no quiso depender en
exclusiva del apoyo de los anglicanos y quiso tener un apoyo más amplio. Pero al poner en
práctica una política que no se ajustaba fielmente a las aspiraciones del Parlamento, lo que
hizo fue agraviar sus relaciones con el Parlamento.
La otra cuestión que enturbió sus relaciones con el Parlamento fue la guerra con
Holanda en 1665-1667 (la primera fue en 1652-1654). ¿Porqué reanudó la guerra?
Fundamentalmente por razones económicas. Inglaterra y Holanda eran rivales mercantiles,
competían por el control de negocio mundial. En 1651 se había aprobado una primera Acta de
Navegación que protegía los intereses mercantiles ingleses.
En 1663, el Parlamento Cavalier aprobó la Staple Act, se obligaba a todos los
importadores ingleses a introducir en el país las mercancías en barcos ingleses. Consecuencia
fue la declaración de guerra de Holanda de 1665.

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El problema fue la torpe dirección de la guerra. Después de la primera batalla (victoria
inglesa) lo demás fueron todo derrotas. En 1666 perecieron en el Canal de la Mancha 8000
marinos ingleses. El curso de la guerra convenció a Carlos II de que era imposible vencer y
cometió el error garrafal de negociar con Holanda sin tomar medidas que garantizaran la
seguridad de la costa. Los holandeses se aprovecharon para entrar en el estuario del Támesis y
hundir los barcos ingleses en Julio de 1666.
Después de esta rotunda derrota, Carlos II firmó la paz con Holanda y ofreció al
Parlamento la cabeza de Clarendon, quien se fugó a Francia.
Después de la guerra y la caída de Clarendon, Carlos II tenía ante sí dos grandes
opciones:
1. Seguir una política de unidad religiosa.
2. Seguir una política de tolerancia religiosa.
Ambas tenían sus consecuencias en la política exterior. La primera le conducía a una
alianza con países protestante. La segunda favorecía una alianza con Francia.
La guerra acabó en 1667. En 1668 Carlos II resolvió de qué bando se inclinaría.
Empezó a negociar con Francia, con Luis XIV (rey sol). Las negociaciones se cerraron en Mayo
de 1670 con el Tratado de Dover: establece la colaboración entre Francia e Inglaterra para
bajar los humos a Holanda. A cambio Luis XIV pagaría una pensión anual a Carlos II. Pero
además el Tratado contenía una clausula secreta que se ocultó a la opinión pública: el rey
Carlos II proclamaba su adhesión a la fe católica, su firme decisión de ofrecer obediencia a
Roma y restablecer el catolicismo en Inglaterra.
¿Porqué?.
Probablemente la firmó porque deseaba vengarse de los pésimos resultados de la
segunda guerra Anglo-Holandesa, y de paso acabar con la rivalidad comercial holandesa.
Quizás lo que buscó el rey inglés comprometiéndose a restaurar el catolicismo fue
crear un vínculo de confianza con Luis XIV, un vínculo que obligara al rey de Francia a cumplir
lo prometido.
Ambas cosas son difíciles de entender. La opinión pública no lo supo entender. Pero
más difícil de entender todavía fue la Declaración de Indulgencia publicada por Carlos II en
1672: texto que mejora las condiciones de vida de los católicos, deja en suspenso las leyes que
castigaban a los católicos y también anulaba las prohibiciones que pesaban sobre los
protestantes disidentes.
¿Porqué la Declaración de Indulgencia?
Algún ministro de Carlos II dijo que lo que buscaba el rey era garantizar la paz en el
interior del país mientras en el exterior se entraba en guerra con Holanda. Pero lo único que
Carlos II consiguió fue enfrentar a la nación con el gobierno. La Declaración de Indulgencia no
agradó a la clase política y el Parlamento se opuso al rey y al gobierno.
Además, la guerra desde el principio fue mal. No obtuvo ningún beneficio de esta
tercera guerra con Holanda (1672-74).
El principal beneficiario fue Luis XIV que con la ayuda inglesa pudo recuperar algunas
provincias de los Países Bajos.
Inglaterra está en guerra contra Holanda.
Los holandeses contraatacaron montando una campaña de propaganda que caló en
los ingleses. Insistían en que el objetivo principal de la alianza con Francia era implantar el
catolicismo en Inglaterra.
El impacto que tuvo la noticia en el país de que Jacobo de York era católico (heredero)
y que pensaba casarse con una princesa católica, María de Módena, la conmoción causada
provocó una alarmante preocupación en Inglaterra especialmente en el Parlamento.
El Parlamento como repuesta criticó la alianza con Francia votando una declaración
condenatoria del matrimonio de Jacobo con María de Módena, prohibiendo a los católicos

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que se sentaran en el Parlamento y tomando medidas que limitaran la autoridad del rey si
Jacobo llegaba a convertirse en soberano.
Para tranquilizar al Parlamento, Carlos II decidió cancelar la Declaración de Indulgencia
y firmar la paz con Holanda, pero eso no detuvo la histeria anticatólica.
¿Por qué no?
Los historiadores ingleses estiman que en esos momentos en Inglaterra que como
mucho el 5% de la población era católica (66000) y que no suponían ninguna amenaza.
Los agentes papistas (misioneros) como mucho eran 500. No parece que hubiese base
real para ese sentimiento.
¿Cuáles eran las razones?
Hay que buscarlas en otras parte, en la corte, en Irlanda y en Francia.
- En la corte porque el heredero proclamaba su fe católica abiertamente.
- En Irlanda porque los irlandeses católicos, mayoría clara, habían visto relajadas las
limitaciones que pesaban sobre ello. Se les permitía en los años 70 ocupar cargos públicos.
- En Francia. La causa fundamental fue porque en Francia desde 1679 Luis XIV inició
una campaña de persecución del protestantismo que acabó con la revocación del Edicto de
Nantes de 1685. Lo que se teme en Inglaterra es que se produzca algo semejante.
La noticia de la conversión y el matrimonio provocó además una crisis de gobierno.
Una purga en el consejo privado. El personaje más favorecido fue el Conde de Danby, primer
ministro. Intentó restablecer la armonía entre la corona y el Parlamento, pero los obstáculos
eran demasiado grandes. Danby en primer lugar no podía cambiar el hecho de que el
heredero fuese católico, por otro lado, la alianza con Francia, incluso queriendo romperla, era
algo difícil de conseguir, porque ¿lo permitiría Luis XIV?.
Lo máximo que consiguió Danby fue el matrimonio de María Estuardo (hija de Jacobo
y su primera mujer Anna Hyde) con Guillermo de Orange (estatúder capitán general de las
fuerzas armadas de Holanda) en 1677. Fue vista con buenos ojos por parte de los ingleses.
Este matrimonio contrarrestaba los efectos de la alianza entre Inglaterra y Francia. Un año
después se renovó la alianza. Los efectos del matrimonio quedaron anulados.
La noticia de la renovación en 1678 fue la causa de que ese clima anticatólico llegase a
su punto más alto. Movido por esa atmósfera, el rey destituyó a Danby y disolvió el
Parlamento Cavalier en 1679. Desde entonces hasta el final de su reinado, 1685, la cuestión
fundamental fue la sucesión.
1679-1681  Periodo de la Crisis de la Exclusión.
1681-1685  Como resultado de la crisis ya no hay Parlamento, gobernó el rey sólo.
En el contexto de la crisis de la Exclusión se produjo el nacimiento de dos fuerzas
políticas:
Whigs  partidarios de excluir a Jacobo de la sucesión al trono y en lo religioso
partidarios de la tolerancia con los protestantes.
Tories  defensores de la sucesión al trono de Jacobo y en lo religioso apostaban por
la uniformidad anglicana.
Los Whigs proponían otros candidatos a la sucesión, pero los Tories veían preferible a
Jacobo. Los candidatos posibles eran:
- James Scott (hijo bastardo de Jacobo),
- el Duque de Monmouth,
- María (protestante) ∞ Guillermo de Orange (holandés). Esta opción tenía un
problema, la posible política contra Francia y que Guillermo subordinase los
intereses de Inglaterra a los de Holanda.
Por dos veces la Cámara de los Comunes aprobó la exclusión de Jacobo como
heredero y por dos veces la Cámara de los Lords bloqueó la exclusión.
Finalmente en 1681 por tercera vez la Cámara de los Lords aprobó la exclusión de
Jacobo. Carlos II disolvió el Parlamento para no convocarlo ya más hasta su muerte.

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En ese contexto se produjo la sucesión de Jacobo II al trono de Inglaterra.

El reinado de Jacobo II y el favorecimiento del catolicismo. La intervención de Guillermo de


Orange y la revolución de 1689. La obra constitucional del Parlamento Convención.
Jacobo se convirtió en rey en Febrero de 1685.
La imagen que la historiografía liberal ofrece del rey Jacobo II es la de un soberano que
pretendió imponer el catolicismo en Inglaterra e intentó acabar con el protestantismo. Sin
embargo esta imagen es falsa. En realidad tuvo unas aspiraciones más limitadas. Lo único que
pretendió fue devolver a los católicos la libertad de culto y restituirles sus derechos civiles
(derechos de participar en la vida política). El problema estriba en que para la mayoría de la
gente el catolicismo era igual a monarquía absoluta.
La sucesión de la corona de Jacobo II fue recibida con sendas rebeliones encabezadas
respectivamente por Monmouth (en Inglaterra) y el noveno Conde de Argyll (en Escocia).
Ambas rebeliones fueron reprimidas con severidad pero no bastó para que hubiera plena
calma y asegurar la paz en las islas Británicas. No bastó porque en su primera comparecencia
ante el Parlamento, Jacobo II manifestó su deseo de cancelar las leyes que castigaban a los
católicos. A partir de este momento los Tories empezaron a exponer sus discrepancias contra
el rey (antes lo habían apoyado, también eran mayoría en el Parlamento).
Intranquilidad que aumentó además por las noticias que llegaban del exterior (Irlanda
y Francia). Desde el principio del reinado Jacobo favoreció a los católicos en Irlanda. El líder de
los católicos irlandeses se llamaba Talbot, y Jacobo lo hizo Conde de Tyrconnell. Tyrconnell
purgó el ejército irlandés, en sólo un año el 40% de los oficiales eran católicos. Lo que
preocupó mucho a la opinión pública de Inglaterra.
En 1685 Luis XIV revocó el Edicto de Nantes y empezaron a llegar a Inglaterra
hugonotes exiliados que informaron de las atrocidades cometidas por la monarquía francesa.
En este contexto volvió a crecer la histeria anticatólica.
El rey, año y medio después, dio un giro a su política e intentó ganarse la confianza de
los protestantes con una Declaración de Indulgencia (1687) que dejaba sin efectos el Código
Clarendon. Pero no funcionó porque a pesar de ser un bocado tentador, los disidentes
protestantes no colaboraron con el rey, teniendo en cuenta que a largo plazo esa indulgencia
desembocaría en la reinstauración del catolicismo.
A finales de 1687 el cuerpo político de la nación, Whigs y Tories, anglicanos y
protestantes, todos recelaban de las intenciones del rey.
En 1688 el rey tuvo un hijo varón (con María de Módena), que tenía preferencia sobre
las mujeres a la sucesión: el príncipe Jacobo.
La sola perspectiva de que se perpetuara en Inglaterra una dinastía católica acabó de
unir a los protestantes ingleses que cursaron su ayuda a Guillermo de Orange si se atrevía a
desembarcar en Inglaterra para destronar a Jacobo II.
¿Porqué aceptó Guillermo?
Por los propios intereses de Holanda. Desde 1672 la prioridad de Guillermo era
contener el avance francés. Se había casado con María para aliarse con Inglaterra y luchar
contra Francia (fue imposible porque Carlos II se alió con Francia).
En principio Jacobo II había permanecido neutral y ahora se producía la coyuntura
idónea para luchar contra Francia.
Antes de que se le ofreciera la ayuda, Guillermo de Orange ya estaba planeando
invadir Inglaterra.
Un factor que favoreció la invasión fue la coyuntura política en Europa, así pues
Guillermo destronó a Jacobo II.
La invasión podía haber acabado con un simple cambio de monarca, pero no acabó
ahí, hubo un cambio de orden constitucional.
¿Porqué?

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Un hecho que allanó el camino para un cambio del orden constitucional fue la huida
de Jacobo II a Francia (se exilió), incluso los Tories más fieles a él tuvieron que reconocer que
el trono estaba vacante y debía ser ocupado, pero ¿por quién? ¿María, Jacobo, Guillermo?
Dos posibilidades: Crear un consejo de regencia que gobernara hasta que Jacobo
alcanzara la mayoría de edad u ofrecer la corona a María.
Guillermo de Orange dio la solución al afirmar que no estaba dispuesto a gobernar ni
como regente ni como rey consorte, sino como rey de pleno derecho.
Esa fue la solución definitiva en parte.
Guillermo impuso al Parlamento su nombramiento como rey. El Parlamento en 1689
ofreció la corona conjuntamente a Guillermo y María, y a Guillermo como rey de pleno
derecho.
Para los Whigs no supuso ningún problema, pero los Tories tuvieron que recurrir a
todo tipo de argumentos para tranquilizar sus conciencias. Algunos Tories invocaron el
derecho de conquista, otros afirmaron que como garantía del orden público merecía fidelidad
y por último, los más fieles a Jacobo distinguieron un rey de facto y otro de jure.
Una vez ofrecida la corona a Guillermo III el Parlamento aprobó reformas políticas y
religiosas.
En lo político aprobó una Declaración de Derechos en 1689 que anuló el veto real,
prohibió la recaudación de impuestos sin consentimiento parlamentario y prohibió el
mantenimiento de un ejército permanente en tiempo de paz.
En el campo religioso, las cosas eran favorables a una reforma con profundidad.
Guillermo III es calvinista, pero a pesar de la unión de los protestantes y su calvinismo, la única
reforma que se produjo fue la concretada en una ley, el Acta de Tolerancia (1698); sólo ofrecía
libertad de culto a las confesiones que declarasen su adhesión a la Supremacía Real y
rechazaran el dogma de la transubstanciación, a las demás no. Quedaron en vigor algunas
leyes del Código Clarendon que castigaban la disidencia.
Se puede concluir que la reforma de la religión fue tan incompleta como la política.

Los reinados de Guillermo III y Ana I. La política bélica de Guillermo. La cuestión sucesoria.
La unión de 1707.
Desde 1689 hasta 1702 dura el reinado de Guillermo III.
La Revolución Gloriosa llevó a Guillermo al trono de Inglaterra. Un rey que estaba por
la idea de mantener el equilibrio entre los Borbones y los Habsburgo. Eso suponía la garantía
de la independencia holandesa. Pero además el advenimiento de Guillermo III provocó un
gran cambio en la política exterior inglesa, porque Inglaterra pasó de la alianza con Francia a la
alianza contra Francia.
En 1689 Inglaterra se sumó en una gran coalición europea contra Francia.
Potencias Católicas. España, Saboya, Austria.
Potencias Protestantes. Países Bajos.
Otras. Países Germanos.
Sin embargo, al mismo tiempo que Guillermo III lograba la incorporación de Inglaterra
a la alianza contra Francia, Jacobo II llegó a Irlanda y originó la insurrección de Irlanda con la
ayuda de Tyrconnell. Irlanda proclamó su independencia. Los católicos irlandeses expulsaron a
los presbiterianos del Ulster y fue necesaria la intervención del ejército inglés. Desde 1689
hasta 1691 Guillermo III fue cruelísimo en la represión de los irlandeses. En 1692, el
Parlamento de Dublín, controlado por los protestantes canceló todas las leyes aprobadas
durante la insurrección y aún fue más allá, dejó sin efecto todas las medidas que pudieran
dañar los intereses económicos de Inglaterra. Irlanda pasó a ser una semi-colonia de
Inglaterra.

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El levantamiento irlandés retrasó la entrada en guerra de Inglaterra en Europa contra
Francia, pero contribuyó a convencer a los ingleses de la necesidad de entrar en guerra contra
Francia.
Aún así, el Parlamento reconoció la necesidad de entrar en guerra pero sin demasiado
entusiasmo, por tres razones:
- Porque el enemigo era temible, y las consecuencias para el comercio inglés podían
ser muy negativas.
- Porque la guerra implicaba un enorme esfuerzo fiscal.
- Porque la alianza con países católicos despertaba todo tipo de recelos y
sospechas.
En efecto, Inglaterra entra en guerra y todos estos temores se concretan durante el
curso de ésta.
El consejo de ministros aliados estaba en La Haya. Allí nunca llegaron a establecer
unos criterios comunes. Allí reinaba un sentimiento de desconfianza, por el contrario Luis XIV
tenían un mando unificado. Tanto es así que Leopoldo de Habsburgo y Luis XIV mantenían
negociaciones secretas para establecer en Inglaterra a Jacobo en el trono mientras estaban en
guerra.
La falta de criterios claros en la dirección de la guerra contribuyó a prolongarla y
crecieron los gastos bélicos. El Parlamento aprobó la recaudación de cuantiosos impuestos
para sufragar los gastos de la guerra pero fue necesario recurrir a nuevos instrumentos
financieros. El principal de esos instrumentos fue la creación del Banco de Inglaterra en 1694.
Se creó con un capital inicial de 1’2 millones de ₤ al 8% de intereses anuales, la corona puso
por garantía los impuestos que se recaudaban para devolver este dinero a los prestamistas
iniciales, entre ellos numerosos hugonotes franceses, judíos, protestantes ingleses residentes
en Europa y holandeses.
Durante la guerra, los ataques a la flota inglesa fueron constantes. La más grave fue el
hundimiento de un convoy mercante anglo-holandés de 100 barcos.
En 1697 todas las fuerzas estaban suficientemente gastadas para que se firmara la paz.
En efecto, Luis XIV firmó la paz con Inglaterra y reconoció el derecho a la corona inglesa de
Guillermo III, y se comprometió a dejar de prestar ayuda d Jacobo II.
La paz duró muy poco y Luis XIV siguió prestando ayuda a Jacobo II y a los Jacobitas.
El reinado de Guillermo III empezó con una guerra y acabó con otra mayor todavía. En
1697 se había firmado la paz porque la opinión pública clamaba por la paz, los costes eran
muy elevados. Todo cambió en 1700 con la muerte del rey de España Carlos II, Felipe de Anjou
(Felipe II) se convirtió en rey de España. Desde la perspectiva de Guillermo III esta sucesión
amenazaba gravemente la legitimidad de Holanda, no podía consentir que los Países Bajos se
convirtieran en territorio neutral (el rey de España es un Borbón y se podía aliar con Luis XIV
que también lo era y además los Países Bajos pertenecen a España).
Desde el punto de vista económico a Inglaterra no le convenía que Francia tuviera un
trato de favor en el comercio con América.
Por esas razones Inglaterra se sumó a la gran alianza de La Haya en 1701 encabezada
por el Archiduque Carlos (candidato al trono de España). Los objetivos de la coalición eran
tres:
- Impedir que se unieran los tronos de España y Francia.
- Evitar que los franceses se apoderaran de los Países Bajos.
- Expulsar a los franceses de los dominios italianos de la monarquía española (Milán,
Sicilia, Cerdeña y Roma).
Los ingleses consiguieron que se añadiera un cuarto objetivo.
- Una clausula por la que los aliados se comprometían a proseguir la guerra contra
Francia hasta que Luis XIV reconociera la sucesión al trono de Inglaterra de un
protestante y no del príncipe Jacobo.

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La cuestión de la sucesión fue el gran problema del final del reinado de Guillermo III.
Guillermo III estaba casado don María Estuardo (hija del primer matrimonio de Jacobo II),
María murió sin hijos. Debía suceder a Guillermo III Ana, la hermana de María (no tenía hijos).
En 1701 el Parlamento aprobó el Acta de Settlement; en esta ley sucesoria se decidió que la
corona pasase tras la muerte de Ana a los hijos de Sofía, nieta de Jacobo I, casada con el
elector de Hannover (protestante).
En 1702 murió el rey Guillermo III.

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> Expansión colonial inglesa (1660-1789)

¿Cómo ha llegado Gran Bretaña a esa privilegiada situación? Sin duda, la Gran Revolución es el
punto de arranque. El 5 de noviembre de 1688, llamado por los nobles, el ejército y el clero
anglicano, desembarca en Tor Bay (Inglaterra) bajo el lema "Pro religione protestante, pro libero
Parlamento", Guillermo de Orange, Estatúder de Holanda, que era sobrino del rey Jacobo II
Estuardo y estaba casado con su hija mayor, María. Y da comienzo a una nueva etapa de la historia
de Europa por cuanto que los reinados de María (1689-1695) y Guillermo (1689-1702), y de Ana
(1702-1714) (también hija del destronado Jacobo Estuardo), van a dar a la Monarquía inglesa una
fisonomía que han de conservar en los siglos siguientes, y en ellos se crean las bases doctrinales,
los principios del pactismo británico y la mayoría de sus instituciones políticas. Guillermo de
Orange, que en su calidad de Estatúder de Holanda, representaba al autoritarismo frente a lo que
él creía debilidad burguesa, en Inglaterra, paradójicamente, se convirtió en el campeón del
parlamentarismo y del equilibrio político. Y en otro orden de cosas, en el plano internacional,
Guillermo III y su sucesora en el trono, Ana, se erigirán en los paladines de las dos coaliciones
antiborbónicas que movilizaron a media Europa contra Luis XIV: la alianza de la Liga de Augsburgo
(1688-1697) y la alianza de La Haya (1701-1713). ¿Cuál es el significado de la gloriosa Revolución
de 1688 y de las leyes que van completando la estructura político-administrativa de Gran Bretaña
en estos primeros años del siglo XVIII? Tras las violencias y traumas vividos por los ingleses
durante el siglo XVII, "1688 fue una fecha capital para la historia de Inglaterra y para la historia
universal, puesto que firma el establecimiento de un verdadero contrato concluido entre un
pueblo y un soberano (...) una Monarquía contractual". La base doctrinal de esa Monarquía
pactada seguía los postulados de Locke: contrapesos a la autoridad, equilibrio de poderes. "En
realidad, el rey trabaja de acuerdo con la burguesía y el departamento más importante es el
Tesoro, en relación constante con la banca de Inglaterra (..). Sobre la alianza de la Monarquía y del
capitalismo se fundará el siglo XVIII inglés" (F. Mauro). Así, uno de los principios de la Revolución
establece que las subvenciones económicas se concederán sólo por un año, lo que obliga a la
Corona a recabar anualmente esas subvenciones. Por su parte, en 1694 se funda, con capital
privado y con el fin de hacer frente a los gastos de la guerra contra Francia, una institución
financiera que acabaría siendo el Banco de Inglaterra (The Company of the Bank of England), y
también ese año se votan dos leyes trascendentales: la abolición de la censura -con lo que la
prensa se convierte en un vehículo de las ideas políticas y de portavoz de la opinión pública- y la
Ley de Trianualidad (Triennal Act) que determina la necesidad de celebrar elecciones para cubrir
los puestos de la Cámara de los Comunes cada tres años, asegurándose así la movilidad de sus
miembros e impidiendo al rey que se sirva de unos parlamentarios a los que el transcurso del
tiempo en sus escaños pudiera volver demasiado sumisos. "El rey reina pero no gobierna". El rey
representa los intereses históricos colectivos, el pasado y el futuro, es el símbolo hacia el exterior,
el equilibrio de poderes; pero la intervención concreta del monarca, la actuación directa sobre la
cosa pública, está proscrita por la Ley. En esos años iniciales del moderno parlamentarismo
británico nacen, también, las dos grandes corrientes de la historia política inglesa. Los torys,
representantes de la aristocracia rural, los grandes señores, el clero anglicano, son partidarios de
reforzar la prerrogativa real. Incluso son reticentes hacia muchos de los postulados de la
triunfante Revolución. Frente a ellos, los whigs, partido compuesto por habitantes de las ciudades
y pequeños propietarios rurales, son defensores de los derechos del Parlamento y acérrimos
enemigos del autoritarismo monárquico, y aparecen como auténticos triunfadores en 1688 y en
1714 al asentarse la dinastía de Hannover y apartar definitivamente a los Estuardos católicos de la
Corona británica. Otras dos decisiones trascendentales para el futuro de los británicos serán
tomadas en los primeros años del siglo XVIII: en 1701 se promulga la Ley de Establecimiento y en

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1707 la Ley de Unión. Ante la enfermedad de Guillermo III y la muerte del último hijo de Ana (su
cuñada y sucesora en el trono), los parlamentarios whigs, en un clima ferozmente antipapista,
temían que otro Estuardo católico accediese al trono por lo que aprobaron en 1701 una ley que
regulaba la sucesión (Act of Settlement) que proscribía para siempre a los católicos; en caso de
morir sin herederos Guillermo o Ana, los derechos a la Corona británica recaerían en una nieta
protestante de Jacobo I, Sofía, casada con el elector de Hannover, o en sus descendientes, que
habrían de ser, por supuesto, anglicanos. Así fue como, en 1714, accedió al trono de Londres la
dinastía de Hannover, en la persona de Jorge I (hijo de Sofía). La otra gran decisión política se
fecha en la primavera de 1707, cuando los parlamentarios escoceses admiten el Acta de Unión por
la que se constituye el Reino Unido de la Gran Bretaña; esta unión política significa, además, que
los escoceses y los ingleses tendrán un mismo Parlamento, en Londres, aunque Escocia continuará
en posesión de su religión -gran mayoritariamente presbiterianos- y sus leyes. Por contra, los
comerciantes escoceses consiguen que sean suprimidas las aduanas interiores, caminando los
británicos hacia un mercado nacional en claro proceso de expansión. Este Reino Unido estará en
condiciones de hacer más patente su ya iniciado dominio de las rutas marítimas y de iniciar una
sutil pero eficaz forma de hegemonía en el Continente europeo, sobre todo desde 1713-1714. Con
la dinastía hannoveriana Jorge I, Jorge II y Jorge III- se pasará de la Inglaterra rural, inquieta y
enfrascada en luchas internas del siglo XVII, a la Gran Bretaña que definiera, despectiva, pero
atinadamente, Napoleón como un "país de tenderos". Pero de tenderos del mundo. Si cuando se
iniciaba el siglo -de hecho el XVII concluye históricamente en 1714- y el primero de los Jorges se
sentaba en el trono de la Corte de San Jaime, el valor del comercio alcanzaba los 14 millones de
libras y las naves mercantes con base en Londres ascendían a 3.500 (con un arqueo de 260.000
toneladas), en la última década del siglo se superaban los 40 millones de libras y los barcos de
carga eran más de 16.500 (con 2.780.000 toneladas). Y es que la importancia que tenía para el
dominio de Europa el problema colonial y, por tanto, naval- en los albores del siglo XVIII fue visto
por sus contemporáneos con claridad meridiana. Así, Daniel Defoe (1660-1731), ferviente
partidario de Guillermo III, y genial autor de "Las aventuras de Robinson Crusoe", desde su
dilatada experiencia como periodista político, armador, comerciante y agente de varios gobiernos
británicos durante más de cuarenta años decisivos de la historia de Inglaterra (1680-1720),
escribía que: "...ser dueños del poder marítimo representaba serlo de todo el poder y de todo el
comercio en Europa..." (en su Plan of the English Commerce). Por su parte, Voltaire escribió que
"el comercio que ha enriquecido a los ciudadanos ingleses, ha contribuido a hacerles libres y esta
libertad, a su vez, ha extendido el comercio; esta es la base de la grandeza del Estado". Como
vemos, palabras tales como mar, libertad, comercio, poder, adquieren un enorme significado en
esta naciente potencia colonial que tiene, en Utrecht, el punto de arranque. Durante la Guerra de
Sucesión a la Corona de España "va afirmándose cada vez más netamente la existencia de una
política exterior británica que, llegada a un nivel de poder internacional que hasta entonces no
había alcanzado nunca, aspira, no ya a ser mero partenaire en una coalición destinada a impedir la
hegemonía de la mayor potencia continental, sino a ordenar el Continente, de acuerdo con su
propia iniciativa y su propia inspiración, sobre unos principios que dejen garantizado, de manera
estable, el equilibrio europeo" (Jover-Hernández Sandoica).

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Isabel I de Inglaterra

Hija de Enrique VIII y Ana Bolena, subió al trono inglés cuando tenía 25 años. La
situación estaba marcada por una crisis múltiple:
– Religiosa. Tras el cisma anglicano provocado por Enrique VIII, los cortos reinados
de sus hijos se habían caracterizado por virajes religiosos radicales. Con Eduardo VI
se impuso el protestantismo mientras María restauró el catolicismo. Se plantea
ahora cuál sería la orientación religiosa de la nueva Reina.
La cuestión más importante y urgente era fijar la orientación religiosa del estado.
Como no se consideraba conveniente el pluralismo religioso, debía proponerse
una fórmula de fe y un modelo de iglesia que fuera aceptable a la mayoría de los
ingleses.
El sentimiento mayoritario del pueblo inglés estaba en la línea dogmática y eclesial
fijada por Enrique VIII, es decir, mantenimiento del dogma y de la liturgia católica
pero separación de la Iglesia anglicana de la obediencia de Roma. El problema era
cómo establecer el protestantismo sin provocar conflictos civiles graves.
En 1559 logró que el Parlamento aceptara las Actas de Supremacía y Uniformidad.
Isabel era declarada “gobernadora suprema” de la Iglesia de Inglaterra, introduciendo un sutil
matiz con su padre, y era que debía ser expresamente reconocida como tal por todos los
clérigos, oficiales reales y graduados universitarios. Era obligatorio, bajo pena de multa, asistir
a la iglesia los festivos. Isabel se vio, no obstante, a aceptar la postura litúrgica algo más
radical de sus consejeros.

– Dinástica. Isabel estaba soltera y de inmediato se planteó el problema del


matrimonio real y de la sucesión. Además María, reina de Escocia, reclamaba el
trono como descendiente de Enrique VII.
El matrimonio se convirtió en una cuestión de estado que provocó tensiones entre
la Reina y sus consejeros y parlamentos. Isabel consideró que la decisión formaba
parte de la prerrogativa regia y no debía estar sometida a la discusión
parlamentaria.
 Si se casaba con un inglés las facciones rivales se verían agraviadas.
 Si lo había con un príncipe extranjero vinculaba la política inglesa a otra
potencia.
 Su resistencia a nombrar sucesor obedecía a causas similares, ya que el
heredero podía convertirse en foco de tensiones cortesana.
Isabel gobernó de forma autoritaria ayudada por un consejo privado seleccionado
por ella y donde cada vez más figuraron burócratas profesionales. El consejo
proponía las líneas de acción política pero era la Reina la que tenía la decisión
final.
El Parlamento, con sus dos cámaras, la de los Comunes y la de los Lores, era una pieza
clave de la política inglesa. En la época de Isabel I se consideraba que la soberanía residía en la
unión del rey y el Parlamento.

– Bélica. Estaba el enfrentamiento con Francia dadas las estrechas relaciones entre
la reina de Escocia y la Corte francesa. María era sobrina de los Guisa y estaba
casada con Francisco II de Valois.

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Era difícil predecir que se iniciaba un largo y estable reinado. Esta estabilidad fue el
resultado de la habilidad de Isabel y del deseo de paz de la mayoría de la clase dirigente
inglesa. Otra de las razones fue la evolución de la política internacional. Isabel no tenía
aspiraciones expansivas en el exterior y manejó con prudencia la intervención inglesa en los
conflictos de la época.
Los últimos años del reinado se caracterizaron por la lucha de facciones en la Corte, la
oposición del Parlamento y el malestar económico del Reino. El crecimiento demográfico y las
malas cosechas habían provocado un aumento del desempleo y del número de pobres y
vagabundos.
Pero el problema mayor fue la lucha de las facciones, que culminó con la rebelión de
Essex en 1601. El joven conde de Essex se convirtió en el favorito de la Reina en un momento
de vacío de poder. Essex era partidario de una activa política de intervención en Europa en
contra de España. Agobiado por las deudas, a su ambición política se sumaron sus necesidades
económicas y las de sus amigos, y planearon un levantamiento en Londres para hacerse con la
Corte. Descubierto el complot y fracasado el levantamiento, Essex fue ejecutado a la edad de
34 años.
A la muerte de Isabel le sucedió Jacobo Estuardo, hijo de María, rey de Escocia.
El reinado de Isabel I fue para Inglaterra una época de prosperidad material: el
comercio, la marina y la industria se desarrollaron esplendorosamente. Bajo la doble
influencia de la Reforma y del Renacimiento fue asimismo un período de renovación
intelectual, en el que brillaron astros como: Shakespeare, Ben Johnson, Fr. Bacón, Spenser,
Marlowe, etc.

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 Ejecución de Carlos I
El rey Carlos I de Inglaterra se enfrentó al Parlamento intentando recortar los amplios poderes
que tenían ya desde la Edad Media, animado por el absolutismo imperante y su idea de rey
por la Gracia de Dios. Se enfrenta al Parlamento disolviéndolo en varias ocasiones e
imponiendo impuestos y recaudaciones extraordinarias sin la aprobación de éste.
La rebelión de Escocia primero, y la de Irlanda después fuerzan el envío de ejércitos y la
necesidad de dinero para armarlos le enfrentan de tal modo al Parlamento, que tras
asesinatos y conjuras, termina en guerra civil. Capturado por los escoceses y entregado a los
partidarios de Cromwell, que impone sus tesis radicales sobre los parlamentarios más
moderados, es condenado y ajusticiado en 1649.
 Cromwell
Oliver Cromwell es diputado del Parlamento inglés en el momento en que éste está
enfrentado al rey por problemas políticos y religiosos. Defiende con éxito la ideología puritana
y ataca el episcopalismo, formando parte en 1640 del llamado Parlamento Largo. Su habilidad
política le atrae partidarios independientes, como Nye y Goodwyn, defensores de la tolerancia
religiosa, anabaptistas, que postulan una separación radical entre Iglesia y Estado, y
congregacionistas, la facción puritana más extremista. En plena lucha militar, Cromwell vence
a los realistas en la batalla de Marston Moor, lo que le procurará un gran prestigio como
estratega. Ayudado por los Comunes, consigue reunir para sí todo el poder militar, apartando
de la dirección a los lores. Varias batallas victoriosas contra realistas y escoceses le suponen
acaparar todo el poder, con lo que emprende una depuración en el Parlamento contra sus
miembros más críticos hacia su política revolucionaria. La purga alcanzará hasta el mismo rey
Carlos I, que será ejecutado el 30 de enero de 1649, dando lugar a la proclamación de una
república que el mismo Cromwell presidirá con el título de lord Protector. Su política fue de
absoluta intolerancia hacia los territorios católicos fieles al derrocado rey, instaurando un
régimen de persecución en el que, sólo en Irlanda, muere un tercio de la población y 34.000
individuos deben salir del país. La más tristemente célebre matanza se produce entre el 3 y el
8 de septiembre de 1649, en Drogheda. Sin embargo, su habilidad se muestra especialmente
en cuanto a la política exterior, puesto que sienta las bases para convertir a Inglaterra en la
potencia hegemónica mundial, lo que ocurrirá en las décadas siguientes. La república de
Cromwell sirve, además, como una plataforma para la vuelta al poder de los Estuardo, lo que
sucederá poco después de morir (1658). Así, un golpe de estado del general Mouk restaurará
la monarquía con Carlos II, hijo del fallecido Carlos I, a la cabeza.
 La Revolución Gloriosa (1688)
Cuando Jacobo II Estuardo pretende de nuevo reinstaurar el catolicismo los protestantes
ingleses se rebelan y llaman al Estatúder de Holanda, Guillermo de Orange, nieto de Jacobo I y
yerno de Jacobo II por su matrimonio con su hija María para que acepte la corona inglesa. Es la
llamada “gloriosa revolución” porque el rey Jacobo debe huir hacia Francia cuando los
parlamentaristas se hacen con el poder.
Será una auténtica revolución porque Inglaterra va a conocer un periodo básico para su futura
hegemonía y el definitivo asiento del parlamentarismo de aquel país.
 Bill of Rights (1689)
Léase en http://www.der.uva.es/constitucional/verdugo/bill_rights_1689.html
La Declaración de Derechos de 1689 es un triunfo definitivo del Parlamentarismo en
Inglaterra, después de los intentos del rey Jacobo II por reinstaurar el catolicismo e imponer el
absolutismo.
El Parlamento entrega la corona al príncipe de Orange proclamando la supremacía del
Parlamento sobre la Monarquía, que no puede ni imponer impuestos, ni mantener ejércitos
dentro del país, ni imponer la elección de parlamentarios, y por supuesto , no ser papista, esto
es católico, estableciendo el trono exclusivamente para príncipes protestantes.

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Los whigs o liberales imponen a los tories o conservadores varios cambios como son la
Triannial Act que limita el mandato de los diputados a tres años, la subvención anual a la casa
real que cada año debía solicitar nueva suma, la libertad de prensa, se establece el Banco de
Inglaterra, primero privadamente para sostener las guerras y luego gubernamental, y ya a
comienzos del siglo siguiente la unión formal de los reinos de Inglaterra y Escocia en el Reino
Unido de la Gran Bretaña que termina englobando a los rebeldes escoceses, que aunque
durante el siglo XVIII conocerán intentos jacobitas para recuperar el trono escocés, serán
utilizados en las campañas bélicas inglesas. Esto es ya durante el reinado de la Reina Ana,
hermana de María y cuñada de Guillermo de Orange, pues ellos no tienen hijos ni tampoco la
reina Ana por lo que a su muerte hereda el trono inglés un nieto de Jacobo II, el príncipe Jorge
de Hannover.

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LA FORMACIÓN DE LAS UNIDADES
ITALIANA Y ALEMANA

1.Caracteres generales
-Son países divididos en múltiples Estados, pero con lengua y cultura comunes.
-La unión del Romanticismo y el Liberalismo origina un nacionalismo unificador, siendo el
nacionalismo una de las principales ideas-fuerza revolucionarias.
-Las revoluciones de 1830 consagran esta tendencia.
-Las de 1848 pusieron en marcha el mecanismo.
-El liberalismo como sistema fue incapaz de realizar el proceso unificador por:
-diversidad de criterios y partidos
-falta de una dirección común aceptada por todos
-Por eso la unificación acabó siendo obra de poderes fuertes, más aún, de los Estados más
fuertes dentro de cada zona y más que unificación, absorción de unos Estados por otros.

2.Unificación italiana

2.1. Situación tras el Congreso de Viena

-Italia dividida en 6 Estados:


-Monarquía Piamonte-Cerdeña (Constitucional/Victor Manuel II)
-Estados Pontificios ( gobierno personal y autoritario)
-Reino de las Dos Sicilias (Borbones)
-Reino Lombardo-Véneto ( administrado por Austria)
-Ducados de Parma, Módena y Toscana (control indirecto de Austria)
-El gran enemigo a combatir por los nacionalistas es Austria

2.2.La conciencia unificadora

-En la génesis de la conciencia nacionalista italiana confluyen un movimiento intelectual, unas


necesidades económicas y la actividad política de algunas figuras.

A/ Ideas

-Los escritores románticos italianos ensalzan la idea de una patria italiana


-Las sociedades secretas (carbonari) difunden el Risorgimento, corriente cultural de tendencia
moderada que quiere recordar y difundir el Renacimiento. Quieren crear una conciencia de
unidad, de pueblo.

B/Intereses
Los comerciantes y fabricantes delos Estados del norte son conscientes de la necesidad de la
unidad. El sur es un gran mercado que quieren controlar. Si Italia no está unidad no se puede
construir una infraestructura viaria ni una red de ferrocarril que sea rentable.
C/Concepciones políticas
-Tesis neogüelfa ( Gioberti)- modelo federal respetando los Estados existentes.
.Realización nacional en torno al Papa.
-Radicalismo republicano ( Mazzini: fundador Jove Italia)
-Tendencia monárquica ( Cavour) reino de Italia pero gobernado por el rey de
Piamonte-Cerdeña.

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2.3.Fases de la unificación

-Hay levantamientos en toda Italia. El rey de Piamonte-Cerdeña ve que podría hacer suyo el
movimiento y encabeza el proceso revolucionario y hacer su unificación.
-Después de 1848 los compatriotas italianos cada vez cifran sus esperanzas en la acción del
reino de Piamonte por:
-ùnico Estado con dinastía italiana
-tradición de lucha
-regido por un régimen constitucional
-El conde de Cavour ( hábil político), presidente del gobierno, prepara el Estado para la
unificación, modernizando las estructuras e incorporando el reino a la escena internacional
(Guerra de Crimea)
-De todos modos, se trata de un Estado pequeño y necesita el apoyo de una potencia
extranjera para echar a los austríacos.

A/ La guerra de Lombardía ( 1859)

-En la entrevista secreta de Plombières entre Napoleón III y Cavour se acuerda el apoyo
francés a la unificación de Italia. (Alianza Franco-Sarda 26-1-1859 ). Con este aliado tan
poderoso Piamonte declara la guerra a Austria, que es derrotada.
-Con la Paz de Zurich, Piamonte incorpora la Lombardía.
-Antes de ser ocupado el Véneto, Napoleón III firma el armisticio de Vilafranca con Austria, sin
conocimiento de los italianos.

B/ Las incorporaciones de 1860

-Cavour promueve sublevaciones en Italia central.


-Parma, Módena, Toscana y la Romaña expulsan a las tropas austríacas y deciden, mediante
plebiscitos la incorporación al Piamonte.

-Garibaldi y la expedición de los “Mile”


-Es el protagonista dela unificación del sur. Fue un revolucionario utópico manipulado por
cavour.
-Sale del puerto de Génova, desembarca en Sicilia y ocupa Palermo y Nápoles ( expulsión de
los Borbones)
-En 1861 se reune en Turín un parlamento de toda Italia.

C/Las últimas anexiones


-Cuando en 1866 estalla la guerra entre Prusia y Austria los italianos se alían con Prusia y
aprovechan para abrir un frente en el sur.
-Austria es derrotada ( Sadowa) y Venecia se incorpora al Reino de Italia.
-En 1870 ocupa Roma (una guarnición francesa apoya al papa), a consecuencia dela derrota
del Imperio francés en la guerra contra Prusia.
-En definitiva, la unificación italiana es una unificación ligada ala historia de otros países. Se
produce la unidad política, pero no la unidad del país.
-El Sur está más atrasado y la política se dirige desde el Norte.
-El Sur es un simple proveedor de mano de obra.
-Problemas estructurales, desequilibrios regionales, desequilibrios sociales, carencia de
autenticidad representativa del régimen liberal.

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3.Unificación alemana

-Tras el Congreso de Viena de 1815 la Confederación germánica queda formada por 39


Estados, de los cuales, dos, Austria y Prusia aparecen como los más poderosos.
-Como en Italia, el fracaso de 1848 desvió las aspiraciones unitarias de la via popular y tendió
a concentrarlas en torno a Prusia.
-La unificación ha de pasar en primer lugar por un enfrentamiento con Austria.

3.1.Configuración de Prusia como motor de la unificación

-En la década de los 5o Prusia entra plenamente en el capitalismo y se convierte en una


primera potencia económica. Crea un modelo industrial( la base , la I. Siderúrgica).
-Pero Alemania del Norte tiene un problema : la limitación de materias primas. Por eso quiere
la unificación. La burguesía prusiana toma interés en el hecho nacional.

-Sube al poder Guillermo I:


-Rey inteligente, respeta las instituciones y constituciones.
-Nombra como primer ministro a Bismark, un junker antiliberal que escoge la via autoritaria
para la unificación.
-El enemigo a batir es Austria y con la guerra crea un ejército modélico, una perfecta máquina
de guerra por su movilidad y tecnología.
-Bismarck termina con la crisis interna prusiana por la oposición de las Cámaras alas medidas
militares de renovación del ejército.
-Conservador, autoritario y experimentado diplomático. La unidad alemana le importa sobre
todo para el engrandecimiento de Prusia.

-En 1850, una “unión restringida” , la “pequeñaAlemania”, que patrocina Berlín,


esdesbaratada por Viena y la Confederación germánica restante.
-En adelante, Prusia se distancia y fortalece sus posiciones frente a Austria.

-En 1854 renueva y amplia la “Zolverein” ( Unión aduanera del Norte de Alemania en la que
Austria no consigue introducirse.
-En 1859 los patriotas liberales se organizan en una asociación nacional ( La nationalverein)
que relanza el proyecto pequeño alemán= una confederación presidida por Prusia.

3.2.Fases de la unificación

A/ La guerra contra Dinamarca (1864)


-Los ducados del Sur de Dinamarca, Scheleswig, Holstein y Lanenburg, eran de población
alemana.
-Para incorporar estos ducados necesitaba del apoyo austríaco.
-Un ejército prusiano –austríaco les invade y vence.
-Reparto de los ducados en la Convención de Gastein ( 1865) ( Holstein a Austria)
-La rivalidad antre las grandes potencias pronto se hace evidente.

B/ La guerra contra Austria (1866)

-No sólo contra Austria, sino con la mayoría de los Estados de la Confederación Germánica.

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-ismarck busca deliberadamente la guerra contra Austria y dispone su aislamiento
internacional mediante :
-entrevista con Napoleón III en Biarritz ( 1865)
-alianza con Italia (1866)

-Prusia procura colocar en mala posición diplomática a Austria dentro de Alemania.


-La sorprendente propuesta prusiana de una reforma de la Confederación y crear un
Parlamento alemán por sufragio universal es el pretexto de ruptura.
-Bismarck, hábil como siempre, aunque es un antiliberal hace esta propuesta porque sabe que
Austria no puede aceptar nunca.

-Prusia invade Holstein y se separa de la Confederación.


-En la consiguiente guerra, los Estados alemanes y Alemania son sucesivamente derrotados.
-La guerra es muy corta.
-En la batalla de Sadowa el ejército austriaco es derrotado.
-Como consecuencia de esta guerra:

C/Confederación de la Alemania del Norte (1867)

-Integrada por Estados alemanes al Norte del Main.


-Preside el rey de Prusia, asistido por un canciller federal (Bismarck) y un poder legislativo en
dos cámaras:
-Bundesrat: plenipotenciarios de los Estados
-Reichstag: representantes populares por sufragio universal.
-Era la realización de la pequeña Alemania.

D/Guerra contra Francia

-Hay una creciente tensión franco-prusiana.


-Napoleón III descubre a un poderoso vecino.
-Además, ve burladas sus espectativas de compensaciones territoriales, insinuadas por
Bismarck en las entrevistas de Biarritz.

-Los Estados de la Alemania del Sur eran reticentes a la idea de una unión total bajo el mando
de Prusia.
-Norte- protestante, belicista, industrial
-Sur-católico, antibelicista, agrícola

-Por eso, Bismarck intenta crear un sentimiento patriótico en los alemanes del Sur.
-Nada mejor que una guerra nacional en defensa de unos ideales contra un agresor.
-La candidatura de un Hohenzollern al trono español, a lo que se opone rotundamente
Francia, hábilmente manipulada por Bismarck (telegrama de Ems), desencadena la guerra
contra Francia.

-París declara la guerra a Berlín, pero la superioridad prusiana es total.


-Francia es derrotada en Sedán(1-11-1870)
-En 1871, con la Capitulación de París (1871) cae el régimen de Napoleón III ( proclamación
de la III República)

E/Constitución del Imperio Alemán (1871) ( El II Reich)

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-Bismarck aprovecha la destrucción de Francia como primera potencia y proclama
solemnemente en vasallos ( 18-1-1871) el Imperio Alemán al que ahora se incorporan los
Estados del Sur.
-Tratado de Frankfurt- Francia pierde Alsacia y Lorena (ricas en carbón y hierro) debe pagar
una fuerte indemnización. Su territorio parcialmente ocupado.

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UNIFICACIÓN ALEMANA

El proceso que conduce a la unificación de los diversos Estados alemanes bajo la forma de un
Imperio es, en buena medida, consecuencia de una profunda maduración social y económica
en el mundo alemán después de las revoluciones de 1848, y del fortalecimiento político de
Prusia en el conjunto de esos Estados. En ese sentido, la unificación parece ser más el
resultado de la conjunción de procesos de diverso signo que el final de una política diseñada
por un sector nacionalista que distó mucho de ser tan articulado y unánime como pudiera
suponerse. Las convicciones liberales y los sentimientos nacionalistas, desde luego, no
desaparecieron con la reacción absolutista que marcó el final de los procesos revolucionarios
de 1848 y 1849. El propio Federico Guillermo IV, bajo la inspiración del ministro J. M. von
Radowitz, había tratado de aprovechar su liderazgo de aquellos años para intentar que los
príncipes alemanes le pusieran al frente de un proyecto de unificación, ofreciéndole la Corona
imperial alemana. Federico Guillermo consiguió el apoyo de una treintena de Estados en la
llamada Unión restringida, que votó una Constitución federal en abril de 1850. Aparte de la
resistencia de los príncipes, y del recelo de los propios nobles prusianos (Junkers) a todo lo
que no fuera el fortalecimiento de Prusia, Federico Guillermo se encontró con la dura réplica
de Austria, que estaba respaldada por la alianza rusa. El canciller austriaco Schwarzenberg
convocó a finales de noviembre de 1850, en Olmütz, al ministro prusiano O. von Manteuffel y
le obligó a la renuncia de los proyectos de hegemonía prusianos. La Confederación Germánica
era restablecida, al igual que la Dieta, mientras que Prusia era humillada y Austria afirmaba
momentáneamente su hegemonía sobre una gran Alemania. En cualquier caso, el conflicto
entre ambas potencias quedaba perfilado en el horizonte.

Formación del espíritu unitario


El mundo intelectual y universitario reflejó una permanente preocupación por la creación de
un Estado que respondiese a los sentimientos nacionales. Mientras los más conservadores
parecían partidarios de una confederación que no difuminase las características de los
diversos Estados, los liberales y demócratas querían una caracterización neta de un Estado
federal. F. J. Stahl defendía sus puntos de vista conservadores a través de su Filosofía del
Derecho estudiado desde el punto de vista del Estado pero fueron, sobre todo, los
historiadores los que desempeñaron el papel más decisivo en la configuración del futuro
Estado alemán. Ya hablaran de romanos o de los tiempos medievales, figuras como J. G.

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Droysen, H. Sybel o H. Treitschke, que eran discípulos de L. Ranke, hacían una historia de
fuerte inspiración hegeliana, concebida como el desarrollo continuo de la libertad hasta
alcanzar su plena realización en la unificación nacional, bajo el impulso prusiano. Eran
liberales, pero reconocían la necesidad de un Estado fuerte, como Prusia, para realizar el
programa de la unificación política. Consecuencia de este clima fue la creación, en septiembre
de 1859, de una Asociación Nacional (Nationalverein) que, al estilo de la Sociedad Nacional
italiana, se empeñó en tareas de propaganda para la formación de un partido nacional en los
Estados alemanes. Entre sus impulsores estaba Rudolf von Bennigsen, un liberal de Hannover,
y sus adherentes eran también liberales, partidarios de la Pequeña Alemania, que pedían un
Gobierno central y la convocatoria de una Asamblea Nacional. El apoyo de Napoleón III al
nacionalismo italiano había levantado suspicacias entre los nacionalistas alemanes, que
recelaban un recrudecimiento del imperialismo napoleónico.Este fortalecimiento de las
corrientes nacionalistas, en el que participaban también poetas como H. Heine y G. Herweg,
contó con el apoyo de una prensa que alcanzaba altas cotas de difusión (Deutsche Zeitung) y,
lo que era más importante, de un ávido público lector. El desarrollo de la educación en los
diversos Estados alemanes permitía que los niveles de analfabetismo fueran muy reducidos y,
hacia mediados de siglo, se publicaba en Alemania el triple de libros que en Inglaterra. Ese
desarrollo de la educación permitió también que Alemania contase con personas mejor
capacitadas para las nuevas necesidades de la industria o para asimilar las mejoras técnicas
incorporadas a la organización militar.

El Zollverein
Los cambios experimentados en la sociedad y la economía alemanas son otro aspecto que
ayuda a entender el proceso de la unificación, en el que las decisiones políticas vinieron
muchas veces exigidas por las demandas de una sociedad en rápida transformación.La
población alemana, en los años que van de 1850 a 1870 pasó de 33 a 42.000.000 de
habitantes, con un índice de crecimiento anual que fue ligeramente superior al de otros países
europeos (inferior al del Reino Unido) y que se debió, fundamentalmente, al incremento de un
índice de natalidad que llegó a estar cercano al 40 por 1.000. El proceso de urbanización fue
también muy acusado, como en otros países europeos, lo que no impidió que dos terceras
partes de la población continuaran siendo rurales a comienzos de los años setenta. Los que
acudieron a las ciudades se convirtieron muchas veces en un proletariado industrial forzado a
vivir en pésimas condiciones y con un salario sólo ligeramente superior al mínimo
indispensable para sobrevivir. Esto generó la aparición de organismos de solidaridad, como

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cooperativas, entidades de crédito y las primeras organizaciones sindicales. También propició
el nacimiento de instituciones de caridad promovidas por figuras destacadas de las Iglesias
católica (A. Kolping, obispo W. Ketteler) y evangélica (Wichern, Bodelschwingh). En su
conjunto, ninguna de estas iniciativas intentaba subvertir el orden social, lo que sí hacía el
socialismo de Marx y Engels, que trataba de sustituir el sistema capitalista establecido. Sus
doctrinas, sin embargo, penetraban muy lentamente. La Asociación General de los
Trabajadores Alemanes, fundada en mayo de 1863 por Ferdinand Lassalle, contemplaba la
constitución de cooperativas de producción subvencionadas por un Estado fuerte, y el
marxismo no comenzó a abrirse paso hasta 1869, con la formación del Partido Social
Demócrata de los Trabajadores, dirigido por August Bebel y Wilhelm Liebknecht. Un aspecto
decisivo en la transformación económica que experimentó el mundo alemán durante aquellos
años fue la construcción del tendido ferroviario, que se convirtió en el verdadero motor del
proceso de industrialización. La primera línea, entre Nuremberg y Fürth, había sido puesta en
funcionamiento en 1835 y la erección del tendido se aceleró desde mediados de siglo. Los
6.000 kilómetros de 1850 se doblaron diez años más tarde, y casi alcanzaban los 20.000 a la
altura de 1870. Junto con el ferrocarril, la creación de bancos de crédito a comienzos de los
años cincuenta (Diskontogesellschaft, creado por D. Hansemann; o el Darmstädter Bank, de
Mevissen) hizo posible contar con medios financieros para las nuevas empresas industriales,
organizadas bajo la forma de sociedades anónimas. Mientras que antes de 1850 sólo se habían
constituido 19 de esas sociedades, en la década de los cincuenta se constituyeron 251.La
industria incorporó mano de obra procedente del artesanado e hizo posible un notable
aumento de la producción. Los 5.000.000 de toneladas de hulla que se producían en 1850 se
cuadruplicaron en 1865, mientras que la producción de hierro se multiplicaba por dos y medio
y el consumo de materia prima de algodón lo hacía por tres y medio. Por otra parte, la
creciente mecanización se traducía en crecimiento de la productividad hasta límites que
resultaban espectaculares. El convertidor Bessemer podía obtener en veinte minutos la misma
cantidad de fundición que hubiera podido obtenerse por los medios tradicionales de
elaboración de acero.Por otra parte, los años sesenta asistieron a un crecimiento espectacular
de la industria química (1863, creación de la Badische Anilin und Sodafabrik; 1866, trabajos de
Werner von Siemens), y en 1867 los productos alemanes recibían un generalizado
reconocimiento en la Exposición Internacional de París. El mundo alemán se estaba
convirtiendo, por tanto, en una gran potencia que exigía medidas de articulación económica.
El Zollverein, originado por las corrientes librecambistas generadas en una industria y una
agricultura que habían incrementado también sensiblemente sus posibilidades de exportación

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(experimentos de Justus von Liebig), se había consolidado en torno a Prusia, y se completó en
los años cincuenta con las anexiones de Hannover y Oldenburg. Austria, que se había puesto al
margen de esta iniciativa en sus orígenes, experimentaba en estos años una marginación
económica que no tardaría en tener repercusiones políticas. Sus intentos de contrarrestar la
hegemonía económica prusiana en el mundo alemán nunca llegaron a tener excesiva
consistencia.

Problemas de la política prusiana


La esperanza de la unificación pasaba por Prusia pero, en los años que siguieron a Olmütz, ni el
rey Federico Guillermo IV ni sus ministros parecieron dispuestos a encabezar dicha política.
Los junkers prusianos no parecían tener otro horizonte que el del engrandecimiento del
propio reino y el primer ministro, von Manteuffel, representaba la postura de sumisión a la
primacía austriaca.En esas condiciones, la caída de Federico Guillermo IV en la locura hizo que
su hermano Guillermo accediera al poder en 1858, en calidad de príncipe regente. Guillermo,
que era persona con gran sentido de la autoridad, aunque respetuosa con las instituciones
constitucionales prusianas, facilitó la revitalización de las posturas liberales con el cambio de
ministerio y su actitud respetuosa en las elecciones parlamentarias de ese mismo año. Fue el
comienzo de lo que se denominó la Nueva Era. A los avances del liberalismo correspondió
también una revitalización de las corrientes nacionalistas, en la medida en que las campañas
napoleónicas en Italia acrecentaron el temor de que Napoleón III intentase también obtener
ventajas territoriales en las orillas del Rin. La movilización decretada entonces por las
autoridades prusianas reveló preocupantes signos de desorganización y el ministro del
Ejército, general A. von Roon, fue encargado de la reforma del mismo. Dicha reforma, que
consistió en un aumento del número de jóvenes llamados a filas y de los años de servicio,
hasta hacer ascender en más del 50 por 100 el número de soldados inmediatamente
disponibles (189.000), sería el origen de una grave crisis política, ya que los elevados gastos
que implicaba llevaron a que los liberales se resistieran a la aprobación del presupuesto, a la
vez que se oponían a la modificación de las funciones de la milicia territorial (Landwehr),
organización análoga a la milicia nacional de otros países y que gozaba de gran popularidad
entre los elementos liberales. Estos temían que la disminución de las funciones del Landwehr
estuviese también encaminada a conseguir un Ejército completamente conservador,
instrumento de las exigencias de un monarca autoritario. El Gobierno retiró inicialmente la
propuesta aunque consiguió llevarla a efecto, en enero de 1861, a través de las facultades
reglamentarias de que disponía el rey en su calidad de comandante supremo. A estas alturas,

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el conflicto era ya una prueba de la desconfianza de los sectores liberales, que pensaban que
las reformas prometidas por el regente apenas se habían traducido en realidades, mientras
que se sucedían las muestras de autoritarismo por parte del príncipe, convertido en rey
Guillermo I desde enero de ese mismo año 1861. Los sectores de la izquierda liberal fundaron,
en junio de 1861, el Partido Alemán de Progreso, con el fin de luchar por el Estado de
Derecho, el avance en las libertades políticas, y una política decidida de unificación política.
Sus líderes eran R Virchow y B. Waldeck y, en las elecciones del siguiente mes de diciembre,
obtuvieron 110 diputados, lo que les convirtió en el grupo más numeroso de la asamblea
(Landtag) prusiana, que contaba con unos 350 escaños. Estos sectores radicales decidieron
que los proyectos de reforma militar brindaban la oportunidad de plantear la batalla sobre la
reforma constitucional y la necesidad de recortar el poder de los sectores privilegiados. En
concreto pedían la reducción del servicio militar a dos años, y no se mostraban dispuestos a
aprobar los créditos solicitados. Guillermo I no encontró mejor salida que la disolución del
Parlamento en marzo de 1862, pero las elecciones del mes de mayo siguiente confirmaron el
predominio de los diputados del Partido de Progreso, que obtuvo 135 escaños y contaba con
el apoyo de otros grupos de oposición. La negativa del nuevo Parlamento a votar nuevos
subsidios para la reforma militar provocó una situación de bloqueo constitucional, en la que el
rey Guillermo llegó a considerar la posibilidad de la abdicación hasta que, siguiendo el consejo
de von Roon, optó por llamar a Otto von Bismarck para que presidiera el Consejo de ministros.
Otto von Bismarck-Schönhausen era un junker, miembro de una familia noble de
Mecklemburgo, en la Prusia oriental. Había realizado el bachillerato en Berlín, antes de acudir
a las universidades de Göttingen y Berlín para cursar estudios de Derecho. Sus primeros
trabajos fueron en los tribunales de Berlín y Aquisgrán, pero pronto se retiró a cultivar las
tierras de la familia. En 1847 hace su aparición en el Parlamento prusiano, con una
significación netamente conservadora (coincidencia con los hermanos Leopold y Ludwig
Gerlach y con F. J. Stahl) y, desde comienzos de los años cincuenta, es representante prusiano
ante la Dieta de la Confederación. Allí se destaca por sus puntos de vista antiaustriacos, que le
llevaron a decir que "no hay nada más alemán que el crecimiento de los intereses particulares
de Prusia". Su interés por los asuntos diplomáticos, en los que demostró una constante
preocupación por la amenaza del Imperio napoleónico, le valió ser nombrado embajador en la
Corte de San Petersburgo en 1859 y, desde abril de 1862, embajador en París. Al ser llamado a
Berlín, en septiembre de ese mismo año, era ya un convencido de que Prusia debería ponerse
al frente del proceso de la unificación alemana.

58
Política interior de Bismark
Los primeros pasos de Bismarck en el Gobierno estuvieron encaminados a afirmar el poder del
monarca frente a la amenaza representada por el Parlamento, aunque evitó un choque
directo con la Asamblea que le atara las manos para conseguir los objetivos de su política
exterior. Por eso retiró la propuesta de presupuesto para 1863 y prefirió entablar
negociaciones secretas con los líderes liberales. Pero, a la vez, quiso dejar claro que las
posibilidades de la unificación alemana pasaban por un Ejército y por un Estado fuertes. Las
grandes cuestiones advirtió en su discurso de 30 de septiembre de 1862- no se decidían con
discursos y votaciones, sino "con sangre y hierro". Bismarck pretendía manos libres para sacar
adelante su política pero la insistencia de la Cámara en el control presupuestario, le llevó a
prescindir de la misma, interpretando que la Constitución daba atribuciones al monarca para
aprobar el presupuesto contando sólo con la Cámara alta, y resolver así el conflicto
constitucional planteado. Se trataba, en realidad, de una simple solución de fuerza, que
provocó fuertes críticas en los sectores liberales, pero que no consiguió desviar a Bismarck de
sus objetivos marcados. De ahí que la ratificación de la mayoría de los liberales de izquierda en
las elecciones de septiembre de 1864 no alterara profundamente la situación. Por otra parte,
el respeto a la autoridad del Estado y el mantenimiento del principio del orden eran valores
compartidos por muchos liberales nacionalistas. A medida que la política de Bismarck
comenzara a dar sus primeros frutos, muchos de esos liberales terminarían adhiriéndose a las
filas del ministro-presidente. Por otra parte, fuera de ciertos ambientes burgueses, la
oposición al Gobierno era desdeñable. El mundo rural dependía notablemente de los
terratenientes mientras que las primeras organizaciones obreras, no sólo no eran contrarias al
Gobierno, sino que ponían en un Gobierno fuerte sus esperanzas de conseguir las metas que
se habían propuesto. En enero de 1864 Bismarck se entrevistó con el líder socialista Lassalle,
que buscaba el apoyo de un Estado fuerte para conseguir mejoras en las condiciones de vida
de las clases trabajadoras. Incluso en el Partido de Progreso, había algunos pensaban que era
necesario sacrificar los principios de la libertad para hacer posible la unificación política. Había
quienes pensaban que el desarrollo del nacionalismo pondría a Bismarck en la necesidad de
contar con ellos, para asegurarse el apoyo popular. La realidad, sin embargo, resultó ser muy
otra. Fue la política exterior de Bismarck la que contribuyó eficazmente al fortalecimiento del
ministro-presidente en la dirección de la política prusiana.

59
Hacia la unidad
La cuestión de los ducados daneses sirvió para proporcionar el primer pretexto para que
Bismarck impusiera sus puntos de vista "pequeñoalemanes" en beneficio de Prusia. La causa
del nacionalismo fue en él un instrumento de una política de engrandecimiento de Prusia en el
seno del mundo alemán, lo que suponía necesariamente la exclusión de Austria. Esto se venía
viendo desde comienzos de los sesenta, aun antes de la llegada de Bismarck, cuando se
frustraron diversos intentos de reformar la Confederación Germánica y Prusia volvió a poner
sobre el tapete la solución "pequeñoalemana". La propuesta hecha por Austria, en febrero de
1862, se encontró con una firme oposición prusiana y Bismarck también impidió que
Guillermo I acudiese a la conferencia de príncipes que los austriacos convocaron en Francfort,
en agosto de 1863. En ella se aprobó la iniciativa austriaca de realizar la unificación de los
Estados alemanes por consenso, y mediante una dirección colegiada. Hubiera sido una
fórmula "granalemana", que habría asegurado la hegemonía austriaca, pero Bismarck
rechazaría posteriormente las conclusiones de la conferencia, exigiendo igualdad de estatus
con Austria y una Asamblea elegida por sufragio universal. Su postura fue recibida con
sorpresa e indignación por algunos convencidos nacionalistas, pero Bismarck trataba tan sólo
de salvaguardar los intereses prusianos. En el caso de los ducados daneses de Schleswig,
Holstein y Lauenburgo, la cuestión se planteó como consecuencia de diferencias en las leyes
sucesorias, que justificaban las demandas del duque de Augustenburg frente a Christian IX
(sucedería en noviembre de 1863 a Federico VII como rey de Dinamarca), y también como
consecuencia del debate sobre el papel que los ducados habrían de tener en el conjunto de la
Monarquía danesa. Las tensiones se habían prolongado durante toda la década de los
cincuenta, alentadas también por el nacionalismo danés y hasta por un cierto movimiento
"panescandinavista". La crisis estalló en 1863 cuando los daneses tomaron la decisión de
poner a Schleswig bajo la misma Constitución que el resto de Dinamarca, lo que provocó la
protesta de la Dieta de la Confederación y la amenaza de intervenir por medio de los Ejércitos
de Austria y Prusia. La decisión danesa coincidió con los difíciles momentos del cambio
dinástico, mientras que la situación originaba en Alemania un estallido nacionalista que pedía
a la Dieta el reconocimiento de Schleswig-Holstein como miembro de la Confederación y la
inmediata intervención militar contra Dinamarca. Bismarck, que pronto apreció las ventajas de
la anexión de los ducados, porque significaba la incorporación de la importantísima base naval
de Kiel y el acceso al Mar del Norte, trató de maniobrar prudentemente. En enero de 1864
pactó una alianza con Austria que preveía una acción militar conjunta contra Dinamarca, a la
vez que establecía que ambas potencias decidirían por mutuo acuerdo el futuro de los

60
ducados. Aunque mirado con recelo por el rey Guillermo, Bismarck había conseguido que
Austria trabajara en una línea favorable a Prusia -Bismarck llegaría a decir que Prusia había
alquilado a Austria-, a la vez que impedía que Austria utilizase la crisis para provocar algún
movimiento diplomático antiprusiano. La presión de los liberales nacionalistas, que pretendían
la ocupación de los ducados y la entronización del duque Federico, estuvo a punto de poner
en peligro los planes de Bismarck, que decidió actuar inmediatamente, aun sin el respaldo de
la Dieta. A lo largo de 1864 se alternaron las gestiones diplomáticas con las acciones militares
y, en octubre, Dinamarca cedía los ducados. Los intentos de Austria (conde Mensdorff) para
contrarrestar el auge prusiano estableciendo unos ducados independientes fueron
neutralizados por Bismarck que, con ocasión de una reunión de Guillermo I con Francisco José
en el balneario de Gastein, consiguió que se firmase una Convención (14 de agosto de 1865)
por la que Austria se encargaba de la administración de Holstein, mientras que Prusia se
encargaba de la de Schleswig, compraba el ducado de Lauenburgo, y se hacía cargo de bases
militares y navales en Holstein. La Convención pudo entenderse como un parón a las
apetencias anexionistas prusianas, que fue aceptado por Bismarck porque tal vez no estuviera
completamente seguro de la capacidad militar de Prusia en un futuro conflicto, pero
significaba, en todo caso, una indudable ganancia territorial y el previsible conflicto con
Austria sólo quedaba pospuesto. De momento, Bismarck prefería asegurarse de sus apoyos
internacionales para el momento en que llegase ese conflicto.

Guerra austro-prusiana
La entrevista de Napoleón III con Bismarck en Biarritz, en octubre de 1865, fue abordada por
el canciller prusiano con la pretensión de que Francia se mantendría al margen de un
previsible conflicto austro-prusiano, mientras que Prusia se comprometía a apoyar a Italia
para conseguir la anexión de Venecia. Napoleón, por su parte, aceptaba estos planteamientos
con la convicción de que un conflicto que presumía habría de ser largo le brindaría la
oportunidad de actuar de mediador en los asuntos alemanes y, posiblemente, de conseguir
algunas ventajas territoriales. Por otra parte, el emperador francés se comprometió a mediar
ante los italianos para que llegasen a un entendimiento con los prusianos, lo que se consiguió
con la alianza ofensivo-defensiva contra Austria firmada en abril de 1866. Si a esos acuerdos se
suma la previsible inhibición del Reino Unido y Rusia ante un futuro conflicto, se podría decir
que el camino para la intervención prusiana había quedado despejado. La situación comenzó a
deteriorarse desde finales de abril, cuando fracasaron los intentos de evitar la movilización de
ambas potencias, y después de que Prusia hubiera presentado un plan de reforma de la

61
Confederación Germánica que era una nueva maniobra política para excluir a Austria del
mundo germánico, a la vez que daba satisfacción a las aspiraciones de los elementos
nacionalistas. Austria trató de contraatacar, en los primeros días de junio, apelando a la Dieta
de la Confederación en torno a la cuestión de los ducados daneses, pero esa fue la ocasión
para que Prusia declarase que no reconocía ya a la Confederación Germánica, y para iniciar las
hostilidades contra Austria y sus aliados (Sajonia, Hannover y Hesse-Kassel). Aunque muchos
pensaron que la guerra sería larga y se decantaría del lado austriaco, los hechos fueron muy
diferentes. La derrota italiana en Custozza (24 de junio), con el desbaratamiento del segundo
frente querido por Moltke, tampoco resultó decisiva. Por el contrario, la movilidad de tropas
prusianas, como consecuencia del aprovechamiento de la red ferroviaria, resultó decisiva para
la obtención de una victoria concluyente en Sadowa (Königgrätz) el día 3 de julio. Las noticias
de Sadowa fueron recibidas en París como una derrota que amenazaba la misma seguridad
francesa, pero Napoleón optó por iniciar tareas de mediación que le había pedido Austria, que
también servían para rehabilitar la posición internacional de Francia. Consecuencia de estas
gestiones fueron los acuerdos preliminares de paz, firmados en Nikolsburg el día 26 de julio,
por los que se declaraba disuelta la Confederación Germánica y Austria se comprometía a no
intentar restablecerla, lo que equivalía a reconocer su exclusión del mundo alemán. Se creaba
la Confederación de la Alemania del Norte, bajo la dirección de Prusia que anexionaba los
ducados daneses, Hannover, Hesse-Kassel, Nassau y Francfort. Por otra parte, se reconocía la
independencia de los Estados al sur del río Main (Baviera, Baden, Württemberg y Hesse-
Darmstadt), a los que se respetaba el derecho a formar otra confederación. Todos estos
extremos se confirmarían en la Paz de Praga, que se firmó el 23 de agosto. Por parte de
Bismarck, la aceptación de estos acuerdos estaba encaminada a refrenar las exigencias de su
rey y sus generales, empeñados en infligir un castigo humillante al imperio austriaco.
Bismarck, por el contrario, no quería una Austria humillada y prefirió dejarla intacta en sus
territorios. Napoleón, por su parte, no obtuvo los fines que pretendía con su mediación
diplomática. Sus apetencias sobre territorios alemanes de la orilla izquierda del Rin, que
fueron reveladas por el propio Bismarck, sólo sirvieron para que los Estados del sur se
apresuraran a aceptar las alianzas militares que les ofrecía el canciller prusiano. Francia puso
entonces sus ojos en Luxemburgo y en Bélgica, lo que no pareció inquietar a Bismarck, que
habló despectivamente de las propinas que pretendía el emperador francés. Como vieron
algunos contemporáneos, la posibilidad de un gran Estado alemán, que agrupase a todos los
Estados alemanes en el centro de Europa, parecía haberse esfumado definitivamente. La
nueva entidad política tendría su centro en Berlín, mientras que el Imperio austriaco tendría

62
que recurrir a la fórmula de la Monarquía Dual, que implicaba el desplazamiento de su centro
de gravedad hacia la zona de los Balcanes.

Confederación de la Alemania del Norte


Mientras se desarrollaban estas negociaciones diplomáticas, Bismarck ponía las bases de un
nuevo Estado "pequeñoalemán" que era un innegable avance en el camino de la unificación.
Así lo entendieron algunos liberales nacionalistas que optaron por la política realista de apoyar
la gestión de Bismarck que, en septiembre de 1866, consiguió la aprobación de una ley por la
que se sanaba la exacción ilegal de impuestos que el Gobierno venía haciendo desde 1862. La
Unión Nacional (Nationalverein) se disolvió en octubre de 1867, mientras que los liberales
moderados, de dentro y fuera de Prusia, fundaron el Partido Nacional Liberal (J. Miquel, R.
Bennigsen), comprometido con la política de Bismarck. La sesión constitutiva de la Dieta de la
Confederación de la Alemania del Norte, elegida mediante sufragio universal, se celebró el 24
de febrero de 1867 y, a mediados de abril, existía ya un proyecto constitucional que fue
sometido a la consideración de los príncipes y gobernantes de los 23 Estados que componían
la Confederación.En dicha Constitución se contemplaba que los Estados que componían la
Confederación serían soberanos en materia de finanzas, justicia, culto y enseñanza, mientras
que correspondían a la Confederación el Ejército, la Marina, la política exterior, las aduanas,
los correos, la moneda, y la legislación comercial, civil y criminal. El poder ejecutivo se
concentraba en la presidencia, que sería desempeñada por el rey de Prusia con carácter
hereditario, y que ejercía el poder a través de un canciller que sólo era responsable ante él. El
presidente era el único responsable de la política exterior y comandante supremo del Ejército.
Tenía también la iniciativa legal y la capacidad de convocar y disolver el Parlamento
(Reichstag).El poder legislativo era ejercido en dos instancias. De una parte, existía una
Cámara de representación de los Estados que componían la Confederación (Bundesrat), en
proporción a la población de cada uno de ellos. Prusia, que contaba con 17 de los 43
miembros que componían la Cámara, tenía la capacidad de bloquear cualquier decisión que
atentase a sus intereses. La otra Cámara (Reichstag) estaba compuesta por 2,97 diputados
elegidos, mediante sufragio universal, por el conjunto de la población, aunque sus
competencias eran muy limitadas, especialmente en materias presupuestarias. Bismarck supo
utilizar esta Cámara para contrarrestar las actitudes particularistas que pudieran manifestar en
el Bundesrat los representantes de los príncipes. Por otra parte, también se establecieron
mecanismos para que los asuntos que concernían a la Unión Aduanera, renovada en estos
años, fueran tratados en organismos parlamentarios (Zollparlament) en los que coincidían los

63
Estados miembros de la Confederación con los que no lo eran. Suponía otra forma más de
avanzar en el desarrollo de la conciencia unificadora.La nueva Constitución entró en vigor el
primero de julio de 1867, después de ser aprobada por un amplio margen, y Bismarck se
convirtió en canciller de la nueva Confederación. Los Estados del norte de Alemania vivían una
situación de efervescencia política, en la que la meta de la unificación parecía al alcance de la
mano. No había otra amenaza en el horizonte que los recelos franceses frente al súbito
fortalecimiento prusiano y su afán de conseguir algún enriquecimiento territorial que fuese
demostrativo de una hegemonía internacional que estaba en entredicho.

La guerra franco-prusiana
El mariscal Bismarck, que no quería humillar a Francia y que sabía que la Confederación no
estaba en condiciones de afrontar una guerra, brindó la posibilidad de una conferencia
internacional, que se reunió en Londres en mayo de 1867, para abordar la cuestión planteada
por las apetencias francesas sobre Luxemburgo. El resultado, sin embargo, fue muy
decepcionante para Francia, ya que el gran ducado quedó en manos del rey de Holanda, a la
vez que se ratificaba su neutralidad. Este fracaso acentuó los deseos franceses de revancha,
que le llevaron a buscar la alianza de Austria y de Italia. Napoleón III y el emperador Francisco
José se reunieron en Salzburgo en agosto de 1867, y en el otoño siguiente se produjo un cruce
de correspondencia de los soberanos austriaco e italiano con el emperador francés. Los
resultados, en todo caso, fueron desdeñables porque Austria empezaba a desentenderse de
los asuntos germánicos mientras que Italia imponía la condición, inaceptable para Napoleón
III, de la retirada de la guarnición francesa estacionada en Roma. Tampoco encontraban más
eco las exigencias francesas en el Reino Unido o en Rusia, que se mantuvieron al margen.
Bismarck, por su parte, entendía que la guerra con Francia sería muy útil para fortalecer las
tendencias unificadoras en los Estados del sur de Alemania, pero decidió no precipitarse y
esperar a que los acontecimientos le brindasen una ocasión propicia. Ésta se produjo en los
primeros meses de 1870, cuando el general Prim, enviado por las fuerzas revolucionarias que
habían provocado el derrocamiento de Isabel II de España en septiembre del año anterior,
visitó al príncipe Carlos Antonio de Hohenzollern-Sigmaringen, para explorar la posibilidad de
que su hijo Leopoldo aceptase el trono de España. Bismarck intervino para forzar una
aceptación (19 de junio) que impedía que se trasladase el ofrecimiento a alguno de los
príncipes católicos del sur de Alemania y, sobre todo, que pondría a Francia en una difícil
situación. La noticia de la aceptación fue conocida en París a comienzos de julio y provocó una
enorme excitación de la opinión pública que se trató de aplacar con una declaración que el

64
ministro de Asuntos Exteriores francés, el duque de Gramont, realizó el 6 de julio, según la
cual el nombramiento amenazaba los intereses de Francia y no era tolerable. España se
mostró dispuesta a aceptar la retirada de la candidatura y, con una discreta presión por parte
de las grandes potencias, Antonio de Hohenzollern lo hizo así, con alivio para el rey Guillermo
y disgusto para Bismarck, que veía arruinada la oportunidad.El desenlace fue un innegable
triunfo diplomático para Francia, y así lo entendieron Napoleón y Emile Ollivier, presidente del
Consejo de Ministros. No así Gramont que, bajo la influencia de algún sector de la Corte y de
bonapartistas exaltados, pretendió ir más allá y, sin conocimiento de Ollivier, hizo que el
embajador francés Benedetti tratara de obtener de Guillermo I un compromiso formal de que
no se volvería a plantear la candidatura Hohenzollern. Aunque el rey de Prusia se mostró
deferente en las dos entrevistas que tuvo el día 13 de julio con el embajador francés, al que
tuvo informado de los acontecimientos, se negó a recibirle por tercera vez, habida cuenta que
entendía improcedentes sus exigencias. Así se lo comunicó a su canciller en el telegrama que
le remitió a última hora de ese mismo día. Bismarck se dio cuenta que allí tenía la oportunidad
que estaba buscando y, después de asegurarse de que la Confederación estaba preparada
para la guerra, decidió provocar a Francia y dio a la prensa una información en la que sólo se
aludía al rechazo final del rey a recibir al embajador. El texto de la nota redactada por
Bismarck decía así: "Con ocasión de que el Gobierno Imperial de Francia fue informado
oficialmente por el Gobierno Real de España que el príncipe heredero De Hohenzollern había
renunciado, el embajador de Francia exigió, además, de S. M. el Rey, en Ems, la autorización
para telegrafiar a París que S. M. el Rey se comprometía a no dar nunca su aprobación para el
caso de que los Hohenzollern volvieran a plantear su candidatura. En esa situación, S. M. el
Rey rehusó recibir de nuevo al embajador de Francia y le hizo saber, por su ayudante de
servicio, que S. M. no tenía nada que comunicarle al embajador". La nota tuvo el efecto
deseado y el 19 de julio Francia declaraba la guerra a Prusia para defender su honor, aunque
no contase con los apoyos diplomáticos necesarios ni con una superioridad militar efectiva.
Ambos aspectos quedarían claros durante las hostilidades, que se prolongaron durante el mes
de agosto, hasta desembocar en el desastre francés de Sedan. Los franceses, sin embargo, no
capitularían hasta finales de enero del año siguiente.Para los intereses de Bismarck, el
conflicto facilitó el clima emocional en el que se hizo posible la unificación entre la
Confederación y los Estados del sur. Baden y Hesse-Darmstadt habían manifestado ya su
voluntad de integrarse en la Confederación, mientras que Bismarck tuvo que hacer algunas
concesiones políticas para conseguir la unión con Baviera y Württemberg. Como consecuencia
de esta unión, el rey de Baviera encabezó una propuesta de los príncipes alemanes para que

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Guillermo I adoptase el título de emperador de Alemania. La proclamación del Imperio se
produjo el día 18 de enero de 1871 en la Galería de los Espejos del palacio de Versalles. Con
ella se culminaba el proceso de la unificación política alemana.

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Cosmovisión filosófica del Renacimiento Italiano

por Primo Siena

Magnifica síntesis de una época brillante

La fecha de inicio de la época renacentista permanece todavía una cuestión controvertida


Según una opinión algo original expresada a mitad del siglo veinte por el florentino Piero
Bargellini en su historia de la literatura italiana titulada Pian dei Giullari ( "Valle de los
Juglares" ), el Renacimiento amanece en Italia cuando algunos hombres cultos - entre ellos el
latinista Coluccio Salutati - se reúnen con el fraile Luigi Marsili, erudito, agustiniano, en el
convento florentino de Santo Espíritu para conversar sobre la antigua literatura clásica;
acontecimiento que ocurre al finalizar el siglo decimocuarto

La originalidad de Bargellini consiste en acabar, sin rodeos, con los debates cronológicos de
críticos literarios e historiadores sobre la fecha que marcaría el inicio de la edad renacentista,
fijando sus albores en una precisa condición de tiempo.

La Edad Media había clasificado las asignaturas escolares en "artes liberales" y "artes
divinas". Las "artes liberales" a su vez se repartían en Trivio (gramática, retórica, dialéctica) y
Quadrivio (geometría, aritmética, astronomía, música, denominadas también studia
humanitatis). Tales asignaturas conformaban la escuela laica a la que accedían todos aquellos
que aspiraban al ejercicio de una profesión intelectual (escribano, médico, matemático,
músico, etc.) Pero los clérigos y los hombres doctos perfeccionaban su formación intelectual
transitando desde las "artes liberales", otorgaban sus preferencias a las "artes divinas"
(studia divinitatis).

En la celda conventual del fraile Luigi Marsili se moldeó entonces un movimiento cultural
que se detuvo de preferencia en las "artes liberales" y en el estudio específico de los autores
clásicos antiguos, latinos primero y después también griegos.
Este movimiento cultural asumió la denominación de Humanismo porque otorgaba su
preferencia a las artes liberales (esto es: studia humanitatis)

Pero las tesis del florentino Bargellini difiere notablemente de aquellos que - como el
historiador alemán Enrique Thorde en el siglo diecinueve - hicieron retroceder el inicio de la
era renacentista hasta la época de Francisco de Asís (esto es: al siglo trece) mientras que
otros lo colocaron entre los siglos catorce y quince, sin dejar de lado una referencia al
emperador Federico IIº de Suebia (1215-1250) considerado un renacentista adelantado,
como ocurre al historiador suizo Jacob Burckhardt. En el debate ha incursionado también,
como corresponde, el noto escritor Giovanni Papini, fijando el amanecer de la época
renacentista en el año en el que Dante empezó a escribir su Commedia (1303/304), pero
repartiendo el Renacimiento en tres períodos

El primero marca el anuncio del Humanismo, abarcando desde el 1304 hasta la muerte del
poeta Francisco Petrarca (1347) seguida por la del Boccaccio (1375). El segundo coincide con
la aurora de la época renacentista e la que "surge y se robustece el nuevo arte plástico", y
termina con la muerte del poeta Agnolo Ambrogini, apodado El Poliziano (1494) "héroe -
según Papini - del más genial humanismo" y aquella de Pico della Mirandola, exponenete
famoso de la omnisciencia humanista. El tercer período - que representa, a la vez, el
mediodía y el ocaso del Renacimiento - va desde el 1494 hasta la muerte da Miguelangel

67
acaecida en 1564[1]

Papini calcula entonces un período inicial de setenta años: El primer período del
Renacimiento definido "germinador y resuscitador"; un período central de ciento veinte años
y que se presenta como el más importante porque en él renacieron los hombres que
sobresalirán en el tercer período: Leonardo (1475), Machiavelo (1469), Ariosto (1474),
Miguelangel (1475), León Xº (1475), Tiziano (1477), Rafael (1483): es el período del
Renacimiento "renovador y creador"; un período final de setenta años: el del Ranacimiento
"triunfante y declinante", marcado por la entrada en Florencia de Carlos VIIIº, rey de Francia
(1494) y por el final del Concilio de Trento (1563).

***

Más allá de toda cuestión cronológica acerca de su inicio, el Renacimiento se define como
una "estación del pensamiento"; y los límites de su espacio están definidos tanto por las
ideas que desarrolla en el ámbito artístico, literario, político como por las repercusiones de
esas ideas sobre el alma religiosa de su tiempo.

Aunque haya sido anunciado por literatos como Petrarca y Boccaccio, o por historiadores
como Giovanni Villani y Dino Compagni, es en el siglo catorce y quince que el Renacimiento
alcanza su plenitud, coincidiendo este período con los mayores éxitos científicos y
mercantilistas en Italia y en Europa.

Como comentará después, en el siglo veinte, el historiador inglés Albert L. Fisher en su


Historia de Europa (publicada en 1935), era algo natural que el Renacimiento de las artes y las
letras europeas tuviese inicio en Italia; es decir, "en un país en el que los mármoles antiguos
todavía blanqueban entre álamos y olivares, porque en él la tradición brotada de la época
clásica nunca se había interrumpido del todo".

En los demás países de Europa - donde el humanismo surgió más tarde que en Italia - los
límites cronológicos de la edad renacentista son distintos ya que ese movimiento renovador
de las artes, la ciencia y la vida, se alarga, en algunos casos, hasta el final del siglo diecisiete.

Después de haber esbozado la cronología de sus albores, su culminación y su crepúsculo,


cabe preguntarse por qué aquel resurgir de los estudios humanísticos y las artes clásicas - que
empezó en el siglo trece para culminar en los siglos quince y dieciséis - no tomó el nombre de
resurgimiento, sino aquel de renacimiento palabra italiana que también pasó en Francia:
renaissance.[2]

El resurgimiento es algo distinto del renacimiento, y bien lo aclara Giovanni Papini con estas
palabras

"Resurgir non es propiamente renacer. Resurge quien ha caído, quien reconquista la perdida
santidad o la perdida potencia y riqueza, o también cualidades del espíritu que parecían
exhaustas (...). Se puede hablar de un Resurgimiento literario y artístico en el siglo de César y
de Augusto, porque la gran cultura griega hacía tiempo que estaba en decadencia y pareció
resurgir en Roma, al final de la República, con una constelación de escritores, de Lucrecio a
Virgilio, de Cicerón a Livio, como desde hacía mucho tiempo la cultura helenísta, aunque
todavía viva, no era capaz de producir. Y se puede hablar de un Resurgimiento cristiano a
principios del siglo trece, con Gioacchino da Fiore, San Francisco y Santo Domingo, porque el
Cristianismo, en aquel tiempo, se había vuelto árido, y en otra parte se había estropeado,
pero no estaba muerto.

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"Renacer quiere decir, en cambio, resucitación, resurrección: presupone una agonía y un
entierro. Son auténticos renacimientos, por ello, tanto el Renacimiento como el
Romanticismo, porque, grosso modo, el Renacimiento fue la resurrección de una cultura que
en el siglo sexto había conocido su agonía, y el Romanticismo fue en parte la resurrección de
ciertos sentimientos que habían sufrido un eclipse entre el siglo catorce y el siglo dieciséis, y
que la doctrina clasicista del mil setecientos y del mil ochocientos había creído enterrar para
siempre".[3]

Florencia: La Atenas de Italia

Un gran fresco guardado en el convento de Santa María Novella en Florencia, representa una
alegoría de la cultura medieval: una joven mujer, que simboliza la gramática - entre las otras
artes liberales - tiene en su mano izquierda un higo maduro por medio del cual tienta a tres
niños que están de pié, cerca de una puerta estrecha; a la vez, la joven mujer amenaza a los
niños mediante una vara que esgrime en su mano derecha.

Esta alegoría nos explica que la gramática - a pesar de ser dura y pesada - en la época
medieval - constituía un pasaje forzoso para quien quería atravesar la puerta estrecha y
preferían detenerse a los pies de la mujer joven, sin temor de su vara, como Coluccio Salutati;
quien había querido envejecer saboreando los frutos de los studia humanitatis.

Canciller del gobierno de Florencia, Coluccio Salutati se había ganado la admiración de todas
las cancillerías italianas y europeas, en razón de la elegancia de su latín ciceroniano. A quien
le preguntaba cómo había alcanzado un estilo literario tan admirado por pontífices y
príncipes, él contestaba: la lectura constante de los antiguos escritores clásicos. Gian
Galeazzo Sforza - señor de Milán - en distintas ocasiones lamentará de haber sido más
dañado por la eficacia de las cartas de Salutati que por la acción de un ejército enemigo.

***

Después de la ocupación de Constantinopla por parte de los turcos (1453), desde los
territorios del imperio de Oriente se trasladaron a Italia distintos literatos y filósofos griegos.

En Florencia, un griego octogenario, famoso por su larga barba cándida - de nombre


Gheorgios Gemisthos Plethón, llegado en Italia desde Constantinopla, en el séquito imperial
de Juan VIIº Paleólogo, en ocasión del Concilio religioso de Ferrara - había despertado una
incondicional admiración por la filosofía de Platón en Cosimo de Medici; quien - entusiasta
por los estudios humanísticos - facilitó el renacer de la Academia Platónica en las colinas de
Florencia.

En la florentina Academia Platónica se congregaron ilustres hombres de estudio: Marsilio


Ficino, Giovanni Pico della Mirandola, Cristoforo Landini, Agnolo Ambrogini (El "Poliziano") y
Lorenzo de Medici.

El renacer de los estudios humanísticos, la Academia Platónica, el revivir de las artes clásicas
atraen a Florencia un esplendor estético e intelectual que, desde el principio del siglo catorce
hasta el inicio del siglo diecisiete, merece a la ciudad toscana el título de Atenas de Italia.

El florentino Dante, ya en su tiempo, indirectamente había establecido un nexo entre su


ciudad y la griega Atenas, cuando - en su Convivio (III, XIV, 15), hablando de las Atenas
celestiales - indicaba en el símbolo de la ciudad griega (y en la diosa Pala Atenea, su
protectora) el lugar ideal de la concordia filosófica, opuesto a la Florencia sectaria y

69
conflictiva de su época.

Además Atenas y Florencia habían tenido anteriormente peculiares aproximaciones en estos


acontecimientos: Gualtiero VI de Brienne - fracasado su intento de recuperar en Atenas el
ducado perdido por su padre en 1331 - se había vuelto el tirano de Florencia (1342-1343). En
1385 el ducado de Atenas había sido alcanzado por el florentino Raniero degli Acciaioli; la
ciudad griega se había quedado bajo dominio de esos florentinos hasta el año 1458.

En Florencia se selló la unión entre el catolicismo romano y la iglesia ortodoxa griega en 1439
(destinada a durar, lamentablemente por muy poco tiempo). En la misma ciudad dictó
cátedra el ilustre ateniense Demetrio Calcondila (1472). La escuela platónica, clausurada en
Atenas el año 529 d. C., resurgió en Florencia en 1459 por la obra apasionada del florentino
Marsilio Ficino y del griego Ghemistos Plethón.

Con mucha razón, entonces, Agnolo Poliziano - en su prolusión a la Academia platónica


florentina - podía afirmar que la cultura griega, después de su ocaso a las orillas del Iliso,
había amanecido nuevamente a las orillas del Arno.

Giovanni Papini, en el siglo veinte, justamente glosará al respeto: "El Renacimiento, en


Florencia, fue más griego que latín; fue resurrección de la gracia gentil, de la exquisitez
estética, de la agudeza intelectual, de la armoniosa simplicidad, de todas las virtudes que
hicieron la gloria de Atenas en su mejor tiempo".[4]

Si Florencia es apodada la "Atenas de Italia", también en otras ciudades de Italia la cultura


clásica reflorece entre los siglos catorce y dieciséis: en Nápoles, en la corte de Alfonso de
Aragón se reúnen los humanistas Lorenzo Valla, Giannozzo Manetti, Antonio Beccadelli (el
"Panormita"), Giovanni Pontano, Jacopo Sannazzaro.

El humanismo abre caminos nuevos a los estudios de filología, de arqueología, de epigrafía e


historiografía, que alcanzan especial atención en la Academia Romana, de tono erudito y
paganizante, liderada por Guido Pomponio Leto y Bartolomeo Sacchi.

Pero si el humanismo enriquece la renovada cultura clásica con voces poéticas como aquellas
del Poliziano y de Lorenzo de Medici, en algunos casos arídece en frías imitaciones del
antiguo, reduciéndose a una especie de arqueología literaria. Alguien llega a la exageración
grotesca de condenar las obras de Dante y Boccaccio que habían sido escritas en lengua
vulgar y no en latín.

La mayoría de los humanistas mantiene un equilibrio interior entre búsqueda literaria y


actitud moral, pero en algunos de ellos - los menores, además - la exageración polémica todo
arrastra, con serio daño por la seriedad de la vida y la moralidad de las costumbres. Lo que
explica la actitud del Papa Pío IIº (alias Enea Silvio, descendiente de la noble familia
Piccolomini, originaria e Pienza, lugar de la provincia de Siena).

De joven, Enea Silvio Piccolomini había sido un humanista culto y algo licencioso, pero -
ordenado sacerdote a los cuarenta años de edad, después de haber renegado de su vida
anterior - en un decenio ascendió todos los grados de las dignidades eclesiásticas hasta
alcanzar el pontificado (1458-1464).

Asumido el título pontificio de Pío IIº, Enea Piccolomini, desde la cátedra de San Pedro
condena en una Bula las actitudes que él mismo había compartido cuando joven,
amonestando a quien parecía asombrarse por sus palabras: "Dejad a Enea y mirad a Pío;
Enea fue el nombre pagano que me dieron cuando nací, pío es el nombre que hemos elegido

70
para el apostolado cristiano".

A las palabras de Pío IIº siguen los hechos; el pontífice promueve una cruzada en contra de la
cultura paganizante, pero otorga su protección al humanista Flavio Biondo que se dedica a
destacados estudios sobre Roma e Italia.

En efecto Flavio Biondo es autor de tres obras esenciales para la cultura italiana: del primer
tratado topográfico sobre Roma antigua y medieval: Roma instaurada; de una feliz
descripción de las instituciones públicas y privadas de los Romanos: Roma triunphans;
además de una acuciosa investigación acerca de la formación histórica de Italia y de su
aspecto geográfico, repartido por regiones: Italia ilustrada.

Al humanista Enea Silvio Piccolomini se debe un ensayo profuso de sabiduría, clásica y


cristiana a la vez: el Tractatus de Liberorum educatione, donde se aboga por una sana
educación de la mente y del cuerpo, sin castigos corporales, que pueda preparar el educando
a tareas de responsabilidad públicas. Los jóvenes deben utilizar libros aptos por sus
respectivas edades, porque - amonesta el Papa - no todos los poemas y obras literarias
pueden ser lecturas útiles para los niños y los jóvenes, con la excepción de Cicerón,
considerado un autor del cual es provechoso meditar todo lo que ha escrito.

Apogeo y ocaso del Renacimiento

El florecimiento humanista despierta un intenso interés por la búsqueda de documentos de la


cultura clásica. Por toda Europa se desplazan investigadores de "códigos" antiguos que - una
vez encontrados - son transcriptos por acuciosos amanuenses y después guardados en
bibliotecas surgidas en palacios señoriales y conventos.

Algunas de estas bibliotecas se abren al público; entre ellas: la biblioteca del convento de San
Marcos en Florencia, dotada inicialmente de ochocientos libros recogidos en toda Europa por
Niccoló Niccoli y donados al convento bajo la condición de ser puestos al alcance de todo el
mundo; condición asegurada por la generosa contribución de Cosimo de Medici.

El cardenal Basilio Bessarión - humanista bizantino convertido al catolicismo - traslada en


Italia desde Constantinopla seiscientos "códigos" preciosos para sustraerlos de la destrucción
por parte de los Turcos. Estos códigos, donados al gobierno de Venecia, constituyeron la
dotación inicial de la célebre biblioteca "Marciana".

Alfonso de Aragón recogió en la biblioteca de Nápoles textos de gran valor artístico y cultural,
acuciosamente mimiados; e instituyó u cargo especial para oficiales públicos encargados de
guardar los libros. Estos oficiales fueron los primeros bibliotecarios públicos.

El señor de la ciudad de Urbino, Federico de Montefeltro, estaba orgulloso de su biblioteca,


constituida - según el testimonio de Vespasiano da Bisticci, destacado librero renacentista -
de "lindos textos a pluma", porque el duque de Urbino se habría avergonzado de guardar en
su biblioteca "textos a imprenta". Es que los humanistas menospreciaban todavía los libros
impresos, productos del descubrimiento echo por el alemán Johannes Gutenberg; quien en
1440 había introducido en Europa un proceso de impresión con Caracteres móviles (proceso
no del todo desconocido, parece, por pueblos de antiguas civilizaciones como egipcios,
chinos, babilonios). Por consiguiente, los humanistas descuidaban los “incunables” que
después del perfeccionamiento del sistema Gutenberg por el italiano Panfilo Castaldi – salían
en elegante presentación desde las imprentas de célebres artesanos tipógrafos, cuales Aldo
Manuzio en Venecia y Bernardo Cennini en Florencia.

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El humanismo renacentista marcó el nacimiento de aquel “imperialismo cultural” che, a lo
largo de dos siglos, desde Italia se extendió a toda Europa, otorgando a los italianos la
posibilidad de consolarse por la falta de un imperio político.

El ideal renacentista se difundió luego por el mundo de los mercaderes, empresarios,


magistrados, caudillos militares, regidores políticos, es decir en el mundo de los hombres
libres, quienes celebraban su libertad en el florecer de las artes y de la cultura humanista.

En Francia, la cultura renacentista se manifiesta en los ideales educativos de Francisco


Rabelais y Pedro Ramus, en Alemania en los estudios de las disciplinas humanistas de Rudolf
Agrícula y Alexander Hegius

En la Europa del norte, la figura más eminente del humanismo renacentista es aquella de
Desiderio Erasmo de Rotterdam, sacerdote de profunda erudición; quien defiende en el
hombre la existencia del libre albedrío pero según un justo medio que, asegurando la
libertad, confirmara a la vez la religación del hombre a Dios.

En la cultura renacentista, un lugar a parte ocupa la posición solitaria del cardenal Nicolas de
Cusa; quien introduce de manera original su misticismo especulativo en la tradición del
pensamiento platónico-agustiniano. Nicolas de Cusa en el ámbito filológico y literario fue un
humanista, pero no lo fue en el ámbito filológico y literario fue un humanista, pero no lo fue
en el ámbito filosófico porque se diferenció de las orientaciones especulativas renacentistas,
expresando un pensamiento calificado de “premoderno” y hasta “moderno”.[5]

El secreto de los humanistas –según el historiador A.L.Fisher – fue su versatilidad que


permitió de ir y regresar de la pintura a la escultura, de la escultura a la arquitectura, de la
poesía a la filosofía, de la filología a las ciencias naturales.

Como ejemplos clásicos de esta versatilidad, Fisher indica a Miguelangel, a Leonardo da Vinci,
a León Battista Alberti. Célebre del primero por sus estatuas y sus frescos, pero también por
su habilidad en edificar las fortificaciones que protegían la Florencia de su tiempo. Leonardo
es famoso no sólo por haber pintado el retrato de Monna Lisa y el fresco de la Ultima Cena,
sino por haber sido también arquitecto, ingeniero, científico, literato. Leon Battista Alberti –
primero atleta y jinete de su época - fue también músico, pintó lienzos, edificó iglesias,
describió en prosa elegante los principios de la arquitectura.

Pero la sapiencia de estos hombres geniales hundía sus raíces en el tipo humano que la
escuela medieval había desarrollado, es decir: el hombre integral que no aparta una disciplina
de la otra porque, consciente de la complementariedad de ellas, todas las abarca
ordenándolas en una escala de valores en la cumbre de la cual las ciencias humanas son
alumbradas por la ciencia divina. Y, por consiguiente el científico, el literato, el filósofo, por
fin busca siempre la luz de la teología.

Si es verdad que la era renacentista se detiene, de preferencia, en los estudios humanistas –


y hay entre los humanistas, aquellos que se quedan toda la vida en ellos – hay también
destacados humanistas que apuntan hacia un saber multiforme para alcanzar el umbral de la
sapientia divinitatis. Esto se hace evidente en la dimensión cósmica de las pinturas de
Leonardo; flora en la vocación religiosa que embarga toda la producción artística de
Miguelangel, aflora en la tensión hacia el infinito que trasluce en la arquitectura de Leon
Battista Alberti y Filippo Brunelleschi.

La nueva basílica de San Pedro en Roma parece resumir en sus líneas arquitectónicas el

72
triunfo de esta tensión cósmica.

A pesar de haber centrado su atención en el hombre, en el Renacimiento una inspiración


trascendente permanece en los lienzos de los monjes pintores Filippo Lippi y fray
Bartolomeo: Discípulos del beato Angélico, quienes demuestran cómo el arte pueda servir a
la religión sin dañarse a sí misma.

Por medio de la exactitud científica de la perspectiva el pintor Piero della Francesca expresa
un sueño sublime de poesía compartido con hombres de arte y ciencia como Brunelleschi,
Alberti, Domenico Veneziano y el gran matemático Paolo Toscanelli.

Figuras, paisajes, colores se transforman en sinfonía poética en las líneas y en los matices
cromáticos de los lienzos de Sandro Botticelli: el pintor que marca el debilitamiento del
“soberano dominio del hombre sobre la naturaleza”, mientras que el ciclo del humanismo
renacentista se acerca a su ocaso.

Como bien ha comentado Papini, el Renacimiento fue armonía, conciliación, unidad. Fue
Platón al servicio de Cristo; fue la Roma cesárea que preparó la Roma de Pedro; fue el Edén
alcanzado por el Parnaso. Y su característica fue su aspiración a una síntesis total. Con Pico
della Mirandola y Marsilio Ficino buscó hermanar el platonismo con el cristianismo; con el
cardenal Bessarión intentó reunir Oriente y Occidente; con Vittorino da Feltre apuntó a que
la cultura del cuerpo acompañara la educación del espíritu; con Erasmo intentó conciliar
nuevamente la razón con la fe. Los pintores renacentistas enlazaron el hombre a la
naturaleza y al espacio, los escultores buscaron conciliar la perfección plástica de los griegos
con el pathos cristiano, los arquitectos restituyeron al palacio y a la ciudad un sentido
antropocéntrico de la vida social y familiar.

En el Renacimiento “el hombre alcanza su plenitud y su gloria”, pero sin renegar de Dios o del
cristianismo, observa aún Papini, sellando sus consideraciones con estas palabras que
merecen toda nuestra aprobación.

“La alta Edad Media fue teocéntrica; la Edad Moderna es atea y egocéntrica: en medio de una
y la otra el Renacimiento ha conocido la felicidad creadora y la fecunda perfección, porque es
teándrico. Había una mutilación, y él ha reconstruido la unida: el premio fue el esplendor del
genio".6
·- ·-· -··· ···-·
Primo Siena
cit., tomo III, cap. La imitación del padre, IV, pág. 1232.

73
UNIFICACIÓN ITALIANA

La idea de la unificación de los diversos Estados de la península italiana en un solo Estado


unitario tenía como referencia inmediata la creación, por parte de Napoleón, de las repúblicas
italianas y, posteriormente, del Reino de Italia. Tras el congreso de Viena, la península quedó
fragmentada en diversos Estados. Por una parte había tres pequeñas entidades
independientes, que eran los Estados Pontificios y los reinos de Piamonte-Cerdeña, en el
norte, y Dos Sicilias, en el sur. Por otra, había territorios (Lombardía y Venecia) bajo el directo
dominio del Imperio austriaco, y algunos ducados (Parma, Módena, Toscana) que también
giraban en la órbita austriaca. En la oleada revolucionaria de 1820-1821 ya se había dado un
componente nacionalista, como también se comprobó durante las revoluciones de 1830, que
exigieron la intervención del Ejército austriaco en los ducados y en la parte norte de los
Estados Pontificios. Los italianos empezaron a comprender que no podrían llegar a la
unificación política de Italia sin librarse primero de la dominación austriaca, y que esta
liberación sería imposible sin la ayuda de alguna potencia extranjera. Unificación e
independencia quedaron desde entonces como conceptos estrechamente relacionados.Tras el
fracaso de la revolución de 1830, el genovés Giuseppe Mazzini desecharía la vía de la
conspiración y, bajo la inspiración de F. Buonarroti, pondría en el pueblo su confianza de
alcanzar la unificación de Italia, bajo la forma de una República democrática unitaria. "Dio e il
Popolo" fue su lema. La fundación de la Joven Italia (1831), con el objetivo de "reconstruir
Italia como una nación independiente y soberana, de hombres libres e iguales", no condujo a
ningún resultado práctico y, después de varios intentos de insurrección frustrados, Mazzini se
exilió en Londres en 1837. La estela del mazzinismo se prolongó en los años siguientes, con
una serie de insurrecciones (N. Fabrizi, hermanos Bandiera) que fueron abortadas fácilmente,
ante una relativa indiferencia popular

Formación de la conciencia nacional


A partir de entonces cobró fuerza la posición de alcanzar la unificación nacional a través de
uno de los Estados ya existentes, que podría ser el Estado Pontificio (neogüelfismo) o el reino
de Piamonte. Las nuevas formulaciones del nacionalismo italiano correspondieron a Vincenzo
Gioberti, antiguo capellán de la corte de Piamonte, que propuso en 1843 (Del primado moral y
civil de los italianos) una Confederación bajo la presidencia del Papa y el gobierno efectivo de
Carlos Alberto de Piamonte, con lo que pretendía superar el divorcio entre religión y política,

74
que se había experimentado en Francia. Cerca de esa línea, Cesare Balbo apuntaba hacia una
fórmula federalista (De la esperanza de Italia, 1844) y ponía el énfasis en la necesidad de que
los italianos se liberasen del dominio austriaco.Las posturas nacionalistas trataban de
armonizar sus exigencias con las de los sectores liberales, empeñados en la transformación del
Antiguo Régimen, y con las posiciones radicales de demócratas y socialistas. Representativa de
estas actitudes radicales fue la figura de Giuseppe Garibaldi, republicano extremista, que había
participado en insurrecciones mazzinianas de los años treinta, que le llevaron al exilio en Brasil
y Uruguay. Desde entonces se convirtió en un verdadero condottiero y, cuando volvió a Italia,
combatió siempre por la idea de una República con un fuerte contenido social. En 1848 había
luchado con Carlos Alberto de Piamonte, en contra de los austriacos y, al año siguiente, lo
haría contra los franceses y a favor de la República romana. En cuanto al movimiento
propiamente liberal, tuvo un mayor desarrollo en el norte de Italia, pues los Estados
absolutistas de Roma y Nápoles dejaban escaso margen para el desarrollo del liberalismo.
Carlo Cattaneo, en Milán, representaba un liberalismo con proyectos federales, pero fue en
Piamonte donde los sectores liberales alcanzaron un mayor protagonismo. Camile Benso di
Cavour, un aristócrata de ascendencia francesa, fundó en 1847, junto con Balbo, el periódico Il
Risorgimento, desde el que defendían la independencia de Italia, una confederación de
Estados italianos y la adopción de reformas económicas encaminadas a la mejora de la
agricultura y la infraestructura de transportes. Il Risorgimento también fue el adalid de las
reformas liberales, que se tradujeron en la concesión, por parte del rey Carlos Alberto, del
Statuto, a comienzos de marzo de 1848. En 1850, Cavour se incorporó, como ministro de
Agricultura, al gabinete de Massimo d`Azeglio.El Risorgimento, por lo demás, es también el
nombre que pretende englobar el movimiento existente en los diferentes Estados italianos a
favor de la unificación política, aunque tampoco cabe olvidar que dicho sentimiento tuvo que
compaginarse, muchas veces, con la existencia de otros nacionalismos locales que se
resistieron contra lo que veían como una simple piamontización de los demás Estados
italianos. También es importante, para entender el movimiento en favor de la unificación, la
realidad de una fragmentación económica que, al contrario de lo que ocurriría en el mundo
alemán, no favorecía la unificación política. A la profunda división entre un Sur rural, atrasado
socialmente, y un Norte en el que había una larga tradición artesana, y empezaba a
desarrollarse una cierta industria textil, había que sumar la deficiencia de la infraestructura -el
escaso número de kilómetros de ferrocarril construidos- y la falta de articulación de un
mercado. No parecía que hubiera un sector económico que reivindicase la unificación política,

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aunque tampoco cabe perder de vista que, en sus inicios, el proceso pareció limitarse a los
Estados del norte peninsular, que tenían una mayor homogeneidad social y económica

Papel central del Piamonte


Los acontecimientos de 1848 se saldaron con un fracaso para los intereses nacionalistas, pero
confirmaron el papel central del reino de Piamonte en la tarea de la unificación política. El rey
Carlos Alberto, después de sus derrotas ante las tropas austriacas, tuvo que abdicar (1849) en
su hijo Víctor Manuel II ("il re galantuomo") que tenía una cierta simpatía hacia el liberalismo
y, como revelara D. Mack Smith, una idea de la Monarquía como "cuarto poder o poder
residual", que se reservaba para ejercer de árbitro en momentos críticos.Los nacionalistas
italianos eran conscientes de que la coyuntura de 1848 se había desperdiciado por la falta de
respaldo popular, dadas las escasas promesas de reformas sociales que habían hecho los
líderes revolucionarios pero, sobre todo, por el particularismo de los pequeños Estados y por
la falta de apoyo de las grandes potencias. En ese sentido, Piamonte, que había mantenido su
Constitución, quedó como la única esperanza y hacia allí confluyeron líderes nacionalistas
como Balbo, Gioberti, Mazzini, Garibaldi, Manin, Giuseppe La Farina, o Giorgio Pallavicino.
Este último, para subrayar la conveniencia de contar con un Piamonte fuerte, que consiguiese
la independencia de los austriacos, afirmaría: "Para derrotar cañones y soldados hacen falta
cañones y soldados". La Sociedad Nacional Italiana, fundada por algunos de ellos en agosto de
1857, se encargaría de difundir por Italia los ideales de la unidad. La letra del Va pensiero de la
ópera Nabucco (1842), de Giuseppe Verdi, se convirtió en un verdadero himno del
independentismo, y hasta se daban vivas a Verdi, cuyo nombre era el acrónimo de "Vittorio
Emanuele, re d´Italia".

El impulso de Cavour
De todas maneras, el factor decisivo fue la labor de modernización desarrollada por los
ministerios de D´Azeglio y Cavour, presidente del Consejo desde 1852. Esa tarea consistió en
la adopción de un programa de reformas que convirtió a Piamonte en el Estado puntero de
Italia, a la vez que le ganaba la consideración de las potencias extranjeras.La red ferroviaria,
casi inexistente a la altura de 1848, estaba ya articulada, en su parte norte, a la altura de 1861,
cuando había superado los 1.000 kilómetros de tendido. Las autoridades piamontesas, por
otra parte, reconstruyeron el puerto de Génova, especialmente cuando se superaron los
problemas técnicos que habían dificultado el enlace ferroviario entre ese puerto y Turín.

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También en esta época se reorganiza el Ejército (general La Marmora), a la vez que se crea la
Marina y se dota de un arsenal al puerto de La Spezia. Cavour pudo, desde mediados de los
años cincuenta, iniciar una labor diplomática que le asegurara el respaldo de alguna gran
potencia en su contencioso con Austria. La Francia de Napoleón III parecía el aliado más
lógico, pero los nacionalistas italianos habían quedado muy defraudados por el fin de la
Segunda República Francesa y por la acción militar de los franceses contra la República
romana. Aunque el propio Napoleón se había manifestado a favor de la política de las
nacionalidades, sus palabras no habían sido acompañadas por ninguna medida práctica. La
alianza franco-británica, que llevó a la guerra contra Rusia en Crimea, dio a Piamonte la
posibilidad de intervenir en la política internacional, aunque parece que fue Víctor Manuel el
verdaderamente interesado en la intervención, y no Cavour, como habitualmente se ha dicho.
El Congreso de París de 1856, en cualquier caso, no se tradujo en ninguna ganancia concreta,
pero permitió que Piamonte pudiera presentar sus reivindicaciones en un foro internacional y
que se empezara a hablar de una "cuestión italiana". Las demandas de los nacionalistas
italianos contaban con simpatías en el Reino Unido y también provocaron la aparición de un
partido italiano en la Corte francesa. De ese partido formaba parte el príncipe Napoleón
Jerónimo, sobrino del emperador. En cuanto al propio emperador, que permanecía dubitativo,
terminaría por decidirse tras el atentado que sufrió (14 de enero de 1858) a manos de Felice
Orsini, que puso de manifiesto la profundidad de los sentimientos nacionalistas entre algunos
italianos. El emperador permitió que se diese publicidad a las opiniones del terrorista, antes
de ser ajusticiado, y preparó a la opinión pública para un cambio de actitud en su política
italiana. Una vez más parecía operar en el segundo Bonaparte la voluntad mimética de emular
la trayectoria de su tío en las campañas italianas. El 20 de julio de 1858 Napoleón III convocó a
Cavour a la estación veraniega de Plombières, en los Vosgos, y diseñó con él la futura Italia
que, de acuerdo con la tradición neogüelfa, sería una federación de cuatro Estados bajo la
presidencia del Papa. El reino de la Alta Italia, que correspondería a Piamonte, incorporaría
también los territorios austriacos, los ducados y el norte de las legaciones papales. El reino de
Italia central sería para el príncipe Napoleón Jerónimo, que se casaría con la princesa Clotilde,
hija de Víctor Manuel, y englobaría la Toscana y los territorios pontificios de Umbria y las
Marcas. El Papa conservaría Roma y el Lacio. Finalmente, se consideraba la posibilidad de
adjudicar el reino de Nápoles a Luciano Murat, siempre en la idea de revisar los acuerdos de
1815. Francia, en compensación, obtendría los territorios piamonteses de Niza y Saboya. En el
segundo caso, se trataba de un país muy conservador, de lengua francesa, pero Cavour
demostró reticencias para la entrega de Niza, que tenía mucho carácter italiano. Garibaldi, que

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había nacido en esa ciudad, rechazaría siempre los términos del acuerdo. Las conversaciones
de Plombières dieron lugar a un tratado secreto franco-piamontés, que se firmaría a finales de
enero de 1859, en el que Francia daba garantías a Piamonte para el caso de que sufriera una
agresión austriaca. Por otra parte, los protagonistas del acuerdo se apresuraron a dar a
conocer sus puntos de vista sobre la situación. Mientras Víctor Manuel II manifestaba en el
Parlamento (10 de enero) que no era "insensible a los gritos de dolor" que llegaban hacia él
desde muchos lugares de Italia, Napoleón hacía publicar un folleto (Napoléon et Italie) en el
que manifestaba su respaldo a la política piamontesa. Sólo quedaba provocar a Austria, para
que estallase la guerra que deseaba Piamonte.

La guerra contra Austria


La situación internacional tenía sus dificultades porque, aparte de la lógica preocupación de
Austria por la amenaza franco-piamontesa, Napoleón III tenía que extremar las precauciones
para no fomentar en su contra una coalición de potencias análoga a las que habían provocado
el hundimiento del primer Imperio. Para ello debía abstenerse de perjudicar los intereses de
los Estados Papales, para no enajenarse la opinión católica de su propio país, y también debía
mantener la integridad del reino borbónico de Nápoles. El Reino Unido y Rusia, que veían con
inquietud estos acuerdos, intentaron inútilmente la mediación, mientras que Prusia podía
aprovechar las iniciativas francesas para aumentar su influencia en el mundo alemán,
especialmente en la frontera del Rin. Tanto Rusia, dolida por el abandono austriaco durante la
guerra de Crimea, como Prusia, que había sido humillada en Olmütz, no tuvieron
inconveniente en dejar diplomáticamente aislado al Imperio Habsburgo. Finalmente, la
acumulación de tropas piamontesas en la frontera con Lombardía provocó el ultimátum
austriaco de 23 de abril de 1859, en el que se reclamaba el desarme de las tropas
piamontesas. La negativa de Piamonte a aceptar estas exigencias determinó el inicio de las
hostilidades, pocos días después. Las tropas austriacas desaprovecharon la ocasión de
derrotar por separado a las piamontesas, antes de que Napoleón III se pusiera, a mediados de
mayo, al frente de un ejército francés superior a los 100.000 hombres, con los que había
jurado que llegaría hasta el Adriático. El peso de las operaciones correspondió a las tropas
francesas, que derrotaron a las austriacas en Montebello (20 de mayo) y Magenta (4 de junio)
lo que permitió la entrada en Milán cuatro días después. El emperador Francisco José se puso
al mando de sus tropas pero no pudo impedir la derrota (24 de junio) en las batallas de
Solferino y San Martino, que costaron un elevadísimo número de bajas en todos los
contendientes. El resto de la Lombardía quedó en las manos aliadas, que amenazaron Venecia.

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Fue entonces, sin embargo, cuando Napoleón dio un brusco giro y ofreció una tregua que el
emperador austriaco se apresuró a aceptar. Ambos emperadores se reunieron el 11 de julio
en Villafranca y firmaron un armisticio por el que Austria entregaba la Lombardía a Francia que
la cedería, a su vez, a Piamonte. Los duques de Toscana y Modena fueron restablecidos,
mientras que Austria retenía Venecia y afianzaba las fortalezas del cuadrilátero con Mantua y
Peschiera. Piamonte, que fue informado del acuerdo después de tomado, acogió con
indignación la noticia, y Cavour, que no consiguió que Víctor Manuel rechazara los términos
del armisticio, dimitió de la presidencia del Consejo de Ministros el día 12. Todos los
historiadores de este proceso se han preguntado por las razones que provocaron un cambio
tan brusco en la actitud de Napoleón. De la variedad de las explicaciones dadas cabe hacer
una cierta sistematización. Por una parte, están las razones que hacen referencia a las
motivaciones personales del emperador y a las exigencias de la política interior francesa. En
ese sentido se ha hablado del horror experimentado por Napoleón, a la vista de la mortandad
ocasionada en Solferino; de las dudas del emperador sobre la eficacia de su propio ejército
ante las fortificaciones austriacas en el cuadrilátero; y, finalmente, de la preocupación que
pudiera tener ante el peligro de que la opinión católica francesa se le pusiera en contra, ya
que la acción militar francesa hacía peligrar la integridad de los Estados del Papa. Todas esas
razones tienen consistencia, pero son un tanto coyunturales. Más importancia habría que
conceder a las que apuntan a los peligros de desequilibrio interno en los Estados italianos, y a
las repercusiones que ese desequilibrio podría tener sobre las relaciones internacionales. En
ese sentido hay que señalar que, simultáneamente al comienzo de las hostilidades, se produce
una serie de movimientos populares que suponían una amenaza de revolución mazziniana en
la Italia central y la posibilidad de que Cavour extendiera sus fronteras más allá de lo previsto
en Plombières. El 27 de abril había estallado en Florencia un movimiento popular que provocó
la abdicación del gran duque de Toscana y la formación de un Gobierno provisional que pidió
la protección del rey de Piamonte. Napoleón envió tropas, bajo el mando del príncipe
Napoleón Jerónimo, que desembarcaron en Livorno, para tratar de contrarrestar la influencia
piamontesa. Por otra parte, el vacío de poder provocado por las derrotas austriacas de junio
obligó a los duques de Modena y Parma a abandonar sus Estados, a la vez que estallaban
levantamientos en los territorios pontificios de las Legaciones.En esas circunstancias Napoleón
temió que las demás potencias europeas reaccionaran contra Francia, como lo habían hecho
en la época de las coaliciones antinapoleónicas. Había, desde luego, algunos motivos para la
sospecha, especialmente por las acciones prusianas en la frontera del Rin, que contaban con el
respaldo ruso. También el Reino Unido estaba preocupado por la generalización del conflicto,

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e incluso Austria, que temía un rebrote del nacionalismo húngaro, se mostró partidaria de
llegar a la paz. Ésta se firmó en Zurich, el 10 de noviembre de ese mismo 1859, y ratificó los
acuerdos de Villafranca.

Revueltas y plebiscitos
De todos modos, los acuerdos diplomáticos no consiguieron aplacar los movimientos
populares que habían desembocado en gobiernos populares, bajo el patrocinio piamontés, en
diversos lugares de la Italia central. En agosto fueron elegidas asambleas en Toscana y
Modena, que destronaron a sus príncipes y votaron por la anexión a Piamonte. Lo mismo
ocurrió en Parma y Romaña durante la primera quincena de septiembre. Aunque Piamonte
manifestó cautela, antes de aceptar estas demandas, las cuatro provincias constituyeron una
liga militar que trataron de poner bajo el mando de Garibaldi, aunque ello provocase el recelo
de los sectores más moderados, que temían el revitalizamiento de la influencia de un Mazzini
que seguía tratando de implantar la república unitaria. A comienzos de noviembre se nombró
un regente para esas provincias, el príncipe de Saboya-Carignano, que era sobrino del rey
Víctor Manuel. Todo respondía a una coyuntura internacional delicada en la que nada se podía
hacer sin el consentimiento de Napoleón III, que sugirió la convocatoria de un congreso
europeo para resolver los problemas de la Italia central y que, desde finales de ese mismo
1859, venía prodigando las señales de apoyo a la causa italiana. Por una parte, había hecho
publicar un folleto (Le Pape et le Congrès) en el qué abandonaba definitivamente las
posiciones neogüelfas y recomendaba al Papa el abandono de las Legaciones y las Marcas.
"Mientras más pequeño sea el territorio -era una de las afirmaciones allí contenidas-, más
grande será el soberano". Por otra parte, parecía decidido a desligarse del apoyo católico,
como parecía demostrar la destitución del ministro de Asuntos Exteriores, el católico conde
Walewski. También el Reino Unido veía con simpatía el desarrollo de la causa unificadora, ya
que suponía la consolidación de un Estado liberal frente a lo que la opinión pública inglesa
calificaba de tendencias absolutistas del catolicismo papista. El cambio de coyuntura
convenció a Cavour para retornar a la presidencia del Consejo y activar las demandas de
unificación en las provincias centrales. Los plebiscitos celebrados los días 11 y 12 de marzo, a
través de un sufragio universal fuertemente mediatizado por las autoridades piamontesas,
dieron abrumadoras mayorías a los partidarios de la unificación y Piamonte acordó por
decreto la incorporación de las cuatro provincias a finales de ese mismo mes. Previamente,
Piamonte había acordado la cesión de Niza y Saboya, de acuerdo con las previsiones hechas en

80
el tratado de enero de 1859. La cesión fue dada a conocer el día primero de abril y ratificada
por plebiscitos que se celebraron unas semanas después

La expedición de Garabaldi
Si la cesión de Saboya podía tener explicación por los sentimientos franceses de sus
habitantes, no había razones que avalaran suficientemente la de Niza, que provocó un fuerte
malestar entre los habitantes del reino de Piamonte y, especialmente, entre los sectores
republicanos y de izquierdas. Entre los muy afectados estaba Garibaldi, nacido en Niza, que
trató de oponerse en el plebiscito que siguió a la entrega del territorio. Sin embargo, un
levantamiento popular, iniciado en Sicilia el día 3 de abril, llevó a Garibaldi a cambiar sus
objetivos políticos. La petición de apoyo que le dirigieron algunos elementos mazzinianos
(Francesco Crispi) hizo que acudiera con la llamada expedición de los mil camisas rojas (de
hecho, 1.088 hombres y una mujer), que se había formado después de asaltar pertrechos y
navíos en el puerto de Génova. El supuesto carácter espontáneo de la iniciativa debe ser
matizado por el hecho de la tolerancia demostrada por el gobierno piamontés hacia la
preparación de la expedición garibaldina, que zarpó el día 5 de mayo. Los Mil desembarcaron
en Marsala el día 11 y el 14 Garibaldi asumió la dictadura de la isla, en nombre del rey Víctor
Manuel; el día 27 entró en Palermo con el apoyo de sus habitantes. A esas alturas ya eran
muchos los elementos burgueses que pensaban que se encontrarían más seguros bajo la
autoridad del rey de Piamonte. Garibaldi, a la vez que llamaba a los sicilianos a alistarse, hizo
promesas de reparto de tierras que crearon una notable alarma entre los sectores
acomodados. Las noticias que llegaban de Sicilia, obligaron a cambios políticos en Nápoles.
Francisco II prometió, el 20 de junio, una Constitución y un ministerio liberal, a la vez que
pretendía la protección de Napoleón III frente a la amenaza de Garibaldi. El emperador
francés, por su parte, intentó una mediación con un nuevo proyecto de confederación para
Italia, pero tanto el Reino Unido como el propio Cavour se negaron a secundar el proyecto.
Garibaldi, mientras tanto, aumentaba su presión. El 20 de agosto atravesaba el estrecho de
Mesina y el 7 de septiembre se apoderaba de Nápoles, donde tenía la intención de proclamar
una república del sur de Italia. Era un peligro de fragmentación política que Cavour no podía
tolerar, por lo que pasó rápidamente a la acción. Tenía que neutralizar la acción de Garibaldi, a
la vez que salvar el principio monárquico en el proceso de unificación. Para obtener la
aquiescencia de Francia y las demás potencias extranjeras, ante una intervención que tendría
que violar los territorios pontificios, presentó la situación como una disyuntiva entre

81
unificación (Piamonte) y revolución (Garibaldi). La amenaza de Garibaldi sobre Roma hace que
Cavour se presente incluso como un defensor del Papado. Napoleón, que fue requerido para
dar su consentimiento a la intervención piamontesa, parece que prefirió darse por no
enterado. "Fatte, ma fatte presto" ("Hacedlo, pero pronto"), pudo ser la contestación que dio
a los enviados de Cavour. Y para evitar situaciones engorrosas, derivadas de esta situación, se
embarcó para una larga gira por Córcega y Argelia. El 11 de septiembre las tropas piamontesas
entraron en los territorios pontificios de Umbría y Las Marcas y, en su marcha sobre Nápoles,
derrotaron a las tropas pontificias que le salieron al paso en Castelfidardo (18 de septiembre).
La derrota de las tropas napolitanas, a manos de Garibaldi, en Volturno (1 de octubre) obligó a
que el Parlamento piamontés aprobase precipitadamente la anexión de Nápoles y Sicilia al
reino de Piamonte, lo que fue ratificado por los propios napolitanos en un plebiscito celebrado
el día 21 de ese mismo mes. Garibaldi tuvo que abandonar definitivamente sus proyectos
republicanos y, el día 26 de octubre, saludó a Víctor Manuel como rey de Italia, y le acompañó
durante su entrada triunfal en Nápoles (7 de noviembre). El nuevo avance territorial supuso el
abandono del proyecto noritaliano, que dirigió los primeros pasos de Cavour, para adentrarse
en un plan de unificación peninsular, que habría de provocar graves problemas de integración
entre el norte y el sur. Algunos sectores de la burguesía y de las clases propietarias del reino
de Nápoles habían preferido la integración en Piamonte como manifestación de su
distanciamiento con la dinastía borbónica, que se había negado reiteradamente a concederles
ningún protagonismo social y político, pero también como garantía frente a la demanda de
reformas sociales revolucionarias, procedente de un campesinado sediento de tierras. La
anexión, sin embargo, tomaría pronto los tintes de una simple piamontización, y no tardarían
en manifestarse nuevos conflictos. Desde comienzos de 1861 se generalizó en el sur una
auténtica guerra social, con la proliferación del bandolerismo y la acción de tropas dispersas
del antiguo reino borbónico. Se podía hablar de una verdadera guerra civil en los territorios
recién incorporados.

El reino de Italia
Las elecciones de 27 de enero de 1861 se realizaron de acuerdo con una nueva Ley Electoral,
de 17 de diciembre de 1860, que establecía un diputado por cada 50.000 habitantes (para la
población, entonces existente, de algo más de 22.000.000 correspondían 443 diputados). Se
mantenía, de acuerdo con lo fijado en 1848, el colegio uninominal, la segunda vuelta
(ballottage), y las elecciones complementarias. El cuerpo electoral se acercaba a las 420.000
personas, lo que no llegaba ni al 2 por 100 del total de la población. El nuevo Parlamento,

82
dominado ampliamente por abogados, funcionarios y profesores de la mayoría
gubernamental, se reunió en Turín el 18 de febrero y optó por una Italia políticamente
moderada bajo la inspiración de la Casa de Saboya. Ni el centenar de diputados de izquierda,
dirigidos por U. Rattazzi, ni los que, como Garibaldi, reclamaban la inmediata anexión de Roma
y Venecia, sin atender a su costo diplomático, pudieron alterar la línea de acción trazada por
Cavour. El 17 de marzo de 1861 el Parlamento reconocía a Víctor Manuel como "Rey de Italia
por la gracia de Dios y la voluntad de la Nación", aunque mantenía el ordinal correspondiente
a los reyes de Piamonte. Se conservaba el Statuto de 1848, que concedía al rey la plenitud del
poder ejecutivo y la capacidad de intervención en un sistema legislativo de carácter bicameral.
Se trataba de un nuevo Estado, que no estaría completo mientras no consiguiese la anexión de
Venecia y Roma. En un discurso pronunciado el día 27 de aquel mismo mes de marzo, Cavour
dejó claro que Roma habría de ser la capital del nuevo Estado, a la vez que acuñaba la frase
que pretendía describir las condiciones deseables en las relaciones con la Iglesia: "Una Iglesia
libre en un Estado libre". Cavour, sin embargo, no pudo llevarlas a la práctica, ya que falleció el
6 de junio siguiente, posiblemente de malaria.

La cuestión romana
La cuestión de la capitalidad, en cualquier caso, no desaparecería del horizonte político y
continuó preocupando a los italianos, ya que todos eran conscientes que no se llegaría a
ningún cambio sustancial de la situación sin el acuerdo de las potencias y, muy especialmente,
de la Francia de Napoleón III, que tenía que aplacar las críticas que le dirigían los católicos
franceses por una política contraria a los intereses del Papa. Una intentona de Garibaldi
("Roma, o morte"), a finales de agosto de 1862, tuvo que ser abortada por las tropas italianas
en Aspromonte. La Convención franco-italiana de septiembre de 1864, sólo sirvió para que los
italianos trasladasen la capital a Florencia, después de haber ofrecido garantías de que los
Estados Pontificios serían respetados, pero la cuestión seguía abierta. La indefinición en
cuanto a la retirada de la guarnición francesa en Roma era una permanente demostración de
la necesidad de contar con el beneplácito de las grandes potencias, mientras que la presencia
de los austriacos en Venecia continuaba siendo un agravio para el nuevo Estado.

83
La anexión de Venecia
La situación no cambió hasta el otoño de 1865, cuando se iniciaron los movimientos
diplomáticos que condujeron a la guerra austro-prusiana. El 11 de octubre Napoleón III y
Bismarck se reunieron en Biarritz y consideraron la posibilidad de que Venecia pasara al Reino
de Italia, lo que se confirmaría en el Tratado que Italia y Prusia firmaron el 18 de abril de 1866.
Según ese Tratado, Italia se comprometía a declarar la guerra a Austria en el momento en que
lo hiciese Prusia, mientras que Prusia reconocía el derecho a la ocupación de Venecia y la
provincia de Mantua por parte de Italia. Aunque Austria ofreciese también Venecia a Italia,
como garantía de su neutralidad, los italianos mantuvieron su alianza con los prusianos. De
todas maneras, Francia había llegado también al acuerdo con Austria, de que Venecia sería
cedida a Italia en el caso de una victoria austriaca. La ganancia estaba, por tanto, asegurada
pero también se demostraba que Italia era sólo una potencia secundaria, que dependía del
juego diplomático de las grandes potencias. Las hostilidades se iniciaron en junio de ese
mismo año, con escasa coordinación entre italianos y prusianos. Aunque los italianos fueron
derrotados en Custozza (24 de junio), los prusianos obtuvieron una decisiva victoria en
Sadowa (3 de julio), que quitó importancia a una nueva derrota italiana, esta vez naval, en
Lissa (20 de julio). Pese a los deseos de los italianos, que trataban de avanzar hacia el Trentino,
Bismarck impuso el cese de las hostilidades (21 de julio) e inició negociaciones que condujeron
a la firma de la Paz de Viena, el 3 de octubre. Según ese acuerdo, Austria reconocía al nuevo
Reino de Italia, y cedía Venecia a Francia, para que ésta lo cediese inmediatamente a Italia. El
procedimiento resultaba humillante para los italianos, pero la anexión se ratificaría en un
abrumador plebiscito, celebrado dos semanas más tarde. Ya sólo quedaba pendiente la
incorporación de Roma al Reino italiano, aunque la presencia de tropas francesas en la ciudad
demostraba que Napoleón III era ya el principal obstáculo para que se completase la
unificación.

El final de la cuestión romana


Las dificultades financieras del nuevo Estado italiano y la crisis social en las provincias del sur -
hubo una revuelta republicana en Palermo, en septiembre de 1866- obligaron a retrasar la
búsqueda de una solución a la cuestión romana, en espera de que la situación internacional
volviera a brindar una ocasión favorable. Una vez más, Garibaldi, con el apoyo encubierto del
rey Víctor Manuel, intentó resolver el problema por la vía de la acción directa y amenazó a
Roma a finales de octubre de 1867, pero fue derrotado en Mentana el 3 de noviembre por
unas tropas francesas que demostraron la gran ventaja técnica que les proporcionaba el

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nuevo fusil Chassepot. Los franceses se instalaron en Civitá Vecchia y las relaciones con el
Estado italiano entraron en una fase de gran tirantez. Ya en plena crisis franco-prusiana, al
rechazar una oferta de una alianza militar con Italia a cambio de la retirada de las tropas
estacionadas junto a Roma, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Gramont, llegó a decir:
"Cuando Francia defiende su honor en el Rin, no lo va a perder en el Tíber". Los
acontecimientos, sin embargo, se precipitaron. La guerra franco-prusiana estalló en julio de
1870, lo que obligó a la retirada de la guarnición francesa en Civitá Vecchia. Aunque Víctor
Manuel II se inclinó inicialmente por ponerse al lado de Francia, esperando obtener Roma
como fruto de una victoria francesa, sus ministros consiguieron aplazar esta decisión y la
noticia de la derrota francesa dejó a los italianos las manos libres para apoderarse de Roma. El
20 de septiembre las tropas italianas hicieron su entrada por la Puerta Pía, en donde sólo
encontraron una resistencia simbólica de las tropas papales, que tuvieron 19 bajas. Las de las
tropas italianas fueron 49. Un plebiscito celebrado en octubre se decantó casi
abrumadoramente favorable a la anexión. Víctor Manuel, que había intentado antes de la
invasión conseguir del Papa una renuncia voluntaria a sus derechos como soberano temporal,
no fue a Roma hasta diciembre de ese mismo año, y el Parlamento votó en mayo de 1871 una
ley de garantías que pretendía regular las relaciones con el Papado. Pío IX la rechazó y
abandonó el palacio del Quirinal para refugiarse en el Vaticano, donde se consideró
prisionero. A primeros de agosto de 1871 Roma fue declarada capital del Reino de Italia. De
acuerdo con las propias palabras de Víctor Manuel al Parlamento italiano, la obra a la que
había dedicado su vida estaba cumplida. Massimo d'Azeglio, sin embargo, había advertido al
propio rey: "Señor, hemos hecho Italia; ahora debemos hacer italianos". Los problemas del
nuevo Estado, desde luego, no eran pocos. El principal era encontrar una solución a las
difíciles relaciones con el Papado, fortalecido tras el Concilio Vaticano I, en el que se aprobó el
dogma de la infalibilidad pontificia, inaceptable para las convicciones liberales y no siempre
bien explicado, en sus justos términos religiosos, por los propios católicos. También habría que
superar la fragmentación económica y administrativa del nuevo Reino, en el que tenían un
excesivo peso las instituciones piamontesas. Se intentó hacer de la conscripción militar un
instrumento de italianización, pero la división entre el norte y el sur se tradujo en una
agudización de la depresión meridional mientras que, en el plano político, se agudizaba la
tensión entre liberales y conservadores, que era también un cierto enfrentamiento entre los
sectores ligados a la economía urbana (ciudades del norte) y los intereses agrícolas
predominantes en el sur. La organización de un nuevo Estado sería necesariamente lenta y el
propio D´Azeglio, en otra frase suya no tan conocida, señaló que no "había que darse prisa

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para construir Italia a partir de los italianos". Parte de los problemas seguirían sin resolver
hasta bien entrado el siglo XX.

86
El SEGUNDO IMPERIO FRANCÉS

-Después de la revolución de junio del 48 se decidió crear un poder ejecutivo fuerte


con un presidente elegido por sufragio universal.

-De los cuatro candidatos que hubo, entre ellos Lamartine y Cavaignac, Luís Napoleón
fue el más votado.

-No era el más idóneo para conservar el orden constitucional ( en el pasado dos
intentos de usurpar el poder)
-Ideológicamente sostenía tesis sociales y políticas avanzadas.

-Causas de su victoria:
1-el apoyo del partido del orden y del católico
2-su pretendida mediocridad, que posteriormente no fue tal
3-la aceptación de liberalizar la enseñanza, acabando con el monopolio
universitario instaurado por su tío Napoleón y el restablecimiento del Papa en sus
Estados.
4-su nombre, que sugería orden el interior y grandeza en el exterior.

-La Asamblea Constituyente se disolvió en 1849 y fue sustituida por otra Legislativa
prevista en la nueva Constitución.
-Composición de la Asamblea:
1-Dos tercios eran de filiación monárquica:
a-legitimistas-partidarios de la línea de Carlos X
b-orleanistas- partidarios de Luís Felipe
2-El otro tercio era mayoritariamente republicano
a-de ideario socialista
b-republicanos políticos que propugnaban la República como forma de
gobierno-

-Una insurrección abortada en junio sirvió de pretexto para que el nuevo régimen
mostrara su talante a través de desmesuradas medidas.
1-expulsión de 33 diputados socialistas
2-supresión de las reuniones públicas y control sobre la prensa.
3-en 1850 anulaba el sufragio universal masculino con el perjuicio evidente
de los socialistas que extraían su fuerza electoral fundamentalmente de las clases más
pobres.
4-vinculación del clero a la enseñanza
5-el envío de tropas para proteger al Papa.

-El dos de diciembre de 1851 Luís Napoleón daba un golpe de Estado que dejaba el
gobierno absolutamente en sus manos.
-Había situado a a sus lugartenientes como ministros de la guerra y del interior,
controlando así el ejército, la burocracia y la policía.
-Ningún grupo político actuó con contundencia:
1- los monárquicos porque preferían cualquier forma de gobierno
antes que el encabezado por los socialistas

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2- Los socialistas porque Luís Napoleón se los había ganado por la restitución
del sufragio universal masculino y convenciéndolos de era diputados monárquicos los
que constreñían una política más progresista.

-Cuando los miembros de la Asamblea intentaron reunirse, fueron atacados,


dispersados y arrestados por los soldados.
-El país no se sometió sin lucha. 150 muertos en París y 100.000 arrestos en el país.

-El día 20 de diciembre, los votantes eligieron a Luís Napoleón presidente para un
período de 10 años, con un resultado oficial de 7-439.216 votos contra 646.737.
-Un año después, el nuevo Bonaparte proclamaba el Imperio, erigiéndose él mismo en
emperador de los franceses.

-Luís Napoleón pronunciaba discursos constantemente; la tribuna política era su


habitat natural.
-La opinión pública contaba más en 1850 que en 1800 y el nuevo emperador supo
aprovecharlo.
-Se atrajo a las masas mediante promesas y mediante el fausto cultivaba, solicitaba,
dirigía y elaboraba el favor popular.
-Sabía que un solo jefe magnetiza más que una asamblea elegida y que Europa estaba
todavía atemorizada a causa de los Días de Junio, deseando que el orden reinase de
nuevo en Francia.

-Se gloriaba del progreso moderno.


-Al contrario que en los demás estados, donde se pensaba que el sufragio universal
era incompatible con un gobierno inteligente y una prosperidad económica, él
pensaba que podía armonizar estos conceptos.
-Afirmó que él estaba por encima de las clases y que gobernaría equitativamente, en
beneficio de todos.
-En cualquier caso, como muchos otros a partir de 1848, sostenía que las formas de
gobierno eran menos importantes que las realidades económicas y sociales.

-Las instituciones políticas del II Imperio eran autoritarias:


1- Un Consejo de Estado- compuesto de expertos que redactaban la
legislación y aconsejaban en cuestiones técnicas.
2- Un Senado, nombrado por decreto, con pocas funciones importantes.
3- Un Cuerpo Legislativo, elegido por sufragio universal masculino.
-Las elecciones era cuidadosamente manipuladas. El gobierno nombraba un candidato
oficial para casa escaño, y se requería a todos los funcionarios públicos del distrito
para que lo apoyasen.
-Podían presentarse a la elección otros candidatos, pero no podían haber reuniones
políticas de ningún tipo, y si el candidato fijaba carteles, tenía que utilizar una clase de
papel diferente de la utilizada por el candidato oficial.
- En estas circunstancias pocos se aventuraban a discrepar del gobierno.

-El Cuerpo Legislativo:


1- No tenía poderes independientes propios.
2- No tenía iniciativa legal, sino solamente considerar la que le era sometida
por el emperador.
4- No tenía control sobre el presupuesto, porque el emperador era
legalmente libre de recurrir a empréstitos cuando lo creyese conveniente.

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5- No tenía poder sobre el ejército, ni sobre la política exterior, ni sobre la
decisión acerca de la guerra o de la paz.
6- Estaba prohibida por ley la publicación de discursos pronunciados en la
cámara.

-La vida de la corte era brillante, alegre, fastuosa y suntuaria.


Hubo un gran embellecimiento de la ciudad de París. El Barón Haussmann, uno delos
más grandes creadores entre los proyectistas de ciudades, dio a la capital una buena
parte del aspecto que hoy tiene.
-Construyó espaciosas estaciones de ferrocarril con amplios accesos
-Creó un sistema de bulevares y de plazas públicas que ofrecían dilatadas perspectivas
que terminaban en bellos edificios o monumentos.
-Modernizó las alcantarillas y el abastecimiento de agua.

-El programa de construcciones tenía la ventaja adicional de estimular los negocios y el


empleo.
-El trazado de amplias avenidas a través de calles torcidas y de las viejas casas
hacinadas facilitaría las acciones militares contra posibles insurgentes atrincherados
tras las barricadas, si algún día se repitiesen los acontecimientos de 1848.

-Los tiempos eran extraordinariamente favorables a la expansión, pues el


descubrimiento del oro en California en 1849 y en Australia poco después, unido a las
facilidades de crédito recientemente organizadas, crearon un considerable incremento
en la oferta europea de dinero, lo que tuvo un efecto ligeramente inflacionista.
-La constante subida de precios y de los valores de todas las monedas estimulaban la
promoción de sociedades y la inversión de capital.
-La red ferroviaria pasó en Francia de 3000 a 16000 km, en la década de los 50.
-La demanda de material rodante, de raíles de hierro, de equipamiento auxiliar y de
materiales de construcción para las estaciones y para los depósitos de mercancias
proporcionaron trabajo a las minas y a las fábricas.

-Se racionaliza la red ferroviaria, de modo que en Francia se fundieron 55 líneas


pequeñas en 6 grandes líneas regionales.
-Vapores de hierro sustituían a los veleros de madera.
-Entre 1859 y 1869, una compañía francesa construyó el Canal de Suez, que continuó
siendo de su propiedad durante casi un siglo, aunque el principal accionista, a partir de
1875 , fue el gobierno británico.

-Hicieron su aparición grandes sociedades, especialmente en los ferrocarriles y en la


banca.
-En 1863 la ley concedía el derecho de responsabilidad limitada, por el que un
accionista no podñia perder más que el valor nominal de sus acciones, por muy
insolvente o deudora que llegara a ser la sociedad.
-Un gran estímulo para la inversión por parte de personas de pocos medios y de
capitalistas grandes y medios acerca de empresas de las que tenían poca
información.
La Bolsa estaba en auge.
-Los financieros estaban en la cumbre y mucha gente se enriqueció.

-El emperador tuvo cierta preocupación por las clases trabajadoras, con lo que se
iniciaban vagamente los rasgos de un Estado preocupado por un servicio social.

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-Los obreros seguían organizando sindicatos.
-Todas las asociaciones de trabajadores habían sido prohibidas durante la Revolución
Francesa, y se consideraba que estaba aún vigente la Ley Le Chapelier de 1791- que
prohibía las asociaciones profesionales-.
-En 1864, se declaró legal que los obreros organizados fuesen a la huelga.
-Así se legalizaron al mismo tiempo las grandes unidades o sindicatos de trabajadores,
y las grandes unidades o sociedades de empresarios.

-Napoleón III no hizo lo suficiente por los trabajadores para ser considerado como un
héroe por la clase obrera, pero hizo bastante para que muchas personas de la clase
media de la época sospechasen de él como de un "socialista".

-Napoleón III creía en la libertad del comercio internacional.


-Tenía un proyecto de unión aduanera con Bélgica, que algunos belgas apoyaban
también.
-Bélgica tenía el carbón del que Francia carecía- formaría un área de comercio
importante.

Pero el proyecto se vio bloqueado en ambos países por intereses privados, y tropezó con
una decidida oposición de la Gran Bretaña y del Zollverein alemán.

-El emperador optó por una reducción de los derechos de importación.


-Desde la revocación de la Ley de Cereales en 1846 en Inglaterra estaban impacientes por
abolir las barreras comerciales entre Inglaterra y francia.
-Tras vencer la oposición de su Cuerpo Legislativo, firmó un Tratado de libre comercio con
la Gran Bretaña, en 1860.
-El Tratado anglo-francés fue acompañado de acuerdos comerciales menores con otros
países.

-En los años 1860, parecía como si Europa estuviese, realmente, a punto de entrar en la
tierra prometida de la libertad de comercio.

-Luís Napoleón se aniquiló a causa de la guerra.

-Aún no había transcurrido año y medio desde la proclamación del Imperio, cuando Francia
estaba ya en guerra con un Estado europeo.,por primera vez desde Waterloo.
-El enemigo era Rusia, y la guerra era la Guerra de Crimea .

-Napoleón III no fue el único en atizar la guerra de Crimea.


-Eran muchas las fuerzas europeas que incitaban a la guerra con posterioridad a 1848, pero
Napoleón III era una de aquellas fuerzas.
-En 1859, estaba peleando en Italia; desde 1862 a 1867, en México, y en 1870, en la propia
Francia , en una guerra contra Prusia, que Napoleón III pudo haber evitado fácilmente.

-Fue ésta la que acabó con el Imperio napoleónico, tras hacer prisionero al emperador en
la batalla de Jena.

90
EL SEGUNDO IMPERIO FRANCÉS

La experiencia política que se vive en Francia desde 1852 a 1870 ha sido objeto de fuertes
controversias historiográficas en las que se ha contrapuesto la presentación de un sistema
puramente despótico con el énfasis puesto por otros historiadores en la orientación
marcadamente populista del nuevo régimen y en su capacidad de conectar con amplias capas
de la población, hasta entonces marginadas en la toma de decisiones políticas. La evaluación
más crítica (Victor Hugo) se hizo, lógicamente, en los años inmediatos a la caída del Imperio,
pero tampoco faltaron los antiguos aliados (La Gorce), que subrayaron las buenas intenciones
del emperador, aunque algunos de sus planteamientos tuvieran un cierto carácter quimérico
(esta es una interpretación que ha tenido eco en historiadores anglosajones como J. M.
Thompson y J. P. T. Bury). En todo caso, la defensa de las realizaciones de aquel régimen fue
hecha por Emile Ollivier, un ex-republicano y presidente del Gobierno en los momentos finales
del Imperio, que subrayó la voluntad reformista del emperador. De ahí ha surgido también
una línea de influencia en la historiografía anglosajona que ha llegado hasta los que han
insistido en el carácter modernizador de aquel régimen (T. Zeldin) o los que han presentado a
Napoleón III como un precursor de la política europeísta (Echard). Dansette, desde la
historiografía francesa, ha visto también en ese periodo elementos precursores de la
tecnocracia gaullista. La experiencia de los totalitarismos y de la segunda guerra mundial
pareció también brindar algunas claves para la interpretación de este periodo (L. Namier, J. S.
Schapiro y L. C. B. Seaman), mientras que la historiografía francesa más reciente, con una gran
riqueza y variedad de enfoques, ha insistido en la peculiaridad de una fórmula
extraordinariamente personalista, en la que se trataba de solventar la vieja aporía entre
libertad y orden, ya planteada por Tocqueville.

El golpe de Estado de 2 de diciembre de 1851 significó la disolución de la Asamblea Nacional y


el Consejo de Estado, a la vez que se restablecía el sufragio universal y se hacía la convocatoria
de un plebiscito para aprobar la redacción de una nueva Constitución. La rápida ejecución del
golpe, con la participación del ministro de la Guerra (general Saint-Arnoud), del de Interior (C.
de Morny) y del prefecto de policía de París (Maupas) hizo casi imposible la resistencia,
aunque la actitud más común fue la de los que observaron escépticamente los
acontecimientos. "Esto -comentó A. de Tocqueville, con escaso sentido profético- tiene más el
aire de una aventura que continúa que de un Gobierno que se funda". De todos modos, y por
primera vez en la evolución política de la Francia, fueron algunas provincias, especialmente en

91
las zonas rurales, las que trataron de resistirse inútilmente a la nueva situación. Según la
interpretación de Rémond, el golpe de Estado, que había querido ser presentado como una
defensa de los ideales democráticos en la capital, aparecía como puramente reaccionario en la
Francia rural meridional.

Afianzamiento del poder imperial


Los principios que inspiraron el golpe de Estado de diciembre de 1851 fueron respaldados, el
21 de ese mismo mes, por un plebiscito en el que Napoleón obtuvo 7.200.000 votos
favorables, frente a algo menos de 600.000 adversos y 2.000.000 de abstenciones. Se iniciaba
así un procedimiento con el que Napoleón obtenía la legitimación política mediante una
apelación directa a la población, sin necesidad de rendir cuentas a ningún otro cuerpo
intermedio. Sobre esos principios, Rouher preparó una Constitución relativamente breve (58
artículos), que fue publicada el día 15 de enero. Su referencia más inmediata era la
constitución del Consulado (de año VIII), y estaba orientada a neutralizar los poderes de las
Asambleas y de los notables, en beneficio del jefe del Estado, mandatario del pueblo
soberano. Sus criterios de organización respondían a las cinco proposiciones sobre las que se
había basado el plebiscito del mes anterior. En primer lugar, se establecía un jefe del Ejecutivo
nombrado por diez años, al que se consideraba responsable, aunque parecía remitir sólo a los
plebiscitos la función de llevar a la práctica dicha responsabilidad. Los ministros del Gobierno,
y ese era el segundo punto, no podían tener representación parlamentaria y dependerían
solamente de ese jefe del Ejecutivo. En cuanto a las Asambleas y Cuerpos legisladores, un
tercer punto preveía un Consejo de Estado, de inspiración napoleónica, que estaría formado
por 50 hombres distinguidos, nombrados por el jefe del Ejecutivo, que serviría para preparar
las leyes y defender su discusión ante el Cuerpo legislativo. Éste quedaría formado por 260
diputados, elegidos por seis años mediante sufragio universal, sin escrutinio de lista, y sólo
serviría para discutir y votar las leyes. Finalmente, la quinta base proponía la creación de una
Asamblea de 150 notables, el Senado, a la que se atribuía una función de contrapeso y la
salvaguarda constitucional. El jefe del Ejecutivo nombraba a algunos senadores con carácter
vitalicio, mientras que otros (dignatarios eclesiásticos, príncipes imperiales o altos jefes
militares) lo eran por derecho propio.En su conjunto, las diferentes Cámaras respondían al
criterio del ejercicio colectivo del poder legislativo y el régimen evitaba deliberadamente el
carácter parlamentario. El Cuerpo legislativo tenía un carácter instrumental, que le relegaba a
un segundo rango político. No se le quiso dar el nombre de Asamblea Nacional, para que no
diese la impresión de que representaba los intereses de la nación, y tampoco se llamó

92
representantes a sus componentes, ya que la verdadera representación nacional estaba
encarnada en el propio Luis Napoleón. Por otra parte, las limitaciones reglamentarias y la
prohibición de dar noticias periodísticas sobre sus debates, aparte de la reseña oficial,
disminuyó mucho su significación política, aunque tampoco fue un órgano completamente
ineficaz. Sus miembros presentaron en 1852 casi 2.000 enmiendas, de las que más del 40 por
100 serían aceptadas.

De la Dictadura al Imperio
El proceso de implantación del nuevo régimen se hizo a través de una dictadura, consecuencia
de la declaración del estado de sitio, que duró hasta finales de marzo de 1852. Desde el primer
momento el Gobierno se atribuyó la posibilidad de realizar deportaciones por vía
administrativa y, desde comienzos de febrero, estableció unas comisiones mixtas (prefecto,
autoridad militar, procurador de justicia) que desencadenaron un verdadero terror,
especialmente entre la izquierda republicana y la población artesanal urbana. Se produjeron
casi 27.000 arrestos, de los que salieron más de 15.000 condenas (10.000 deportados a
Argelia, y 240 a Cayena). Contra ellos se utilizaron leyes anteriores, como las del verano de
1848, que limitaban las reuniones políticas y la libertad de prensa, pero el Gobierno se
apresuró a tomar las medidas necesarias para asegurar el control de la nueva situación. Al
restablecimiento, el 2 de febrero, del sufragio universal para todos los varones franceses
mayores de veintiún años (creó un cuerpo electoral cercano a los 10.000.000) sucedió la
implantación de la candidatura oficial por la que el Gobierno podía recomendar a sus propios
candidatos y los funcionarios debían favorecer sus tareas de propaganda. El Gobierno no
parecía interesado en defender la igualdad de oportunidades, ya que se sentía obligado a
promocionar a los que habrían de ser colaboradores en las tareas públicas. Un prefecto lo
puso en términos morales: "El gobierno -dijo- quiere el triunfo de sus candidatos, como Dios
quiere el triunfo del bien, aunque deja a cada uno la libertad de obrar mal". El decreto sobre la
prensa del 17 de febrero, que fijaba fuertes depósitos para los nuevos periódicos y establecía
la posibilidad de suspender, e incluso suprimir las publicaciones, brindó nuevos mecanismos
para el control de la opinión pública.En esas condiciones, no fue extraño que las elecciones
que se celebraron el 29 de febrero dieran una abrumadora victoria a la candidatura oficial,
que obtuvo todos los puestos menos cuatro. De ésos, tres eran republicanos y se negaron a
sentarse en su escaño para no tener que jurar obediencia a la Constitución y fidelidad al
presidente. De todas maneras, las elecciones demostraban una cierta disminución del apoyo
al Gobierno con respecto al plebiscito del anterior diciembre, y salvando la diferente

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naturaleza de ambas consultas. Los votos obtenidos por la oposición se mantenían en torno a
los 600.000, pero los favorables al Gobierno se habían reducido a 5.000.000. Lo que había
crecido, por tanto, era la abstención, que había pasado de un 17 a un 37 por 100 entre ambas
consultas, especialmente en las grandes ciudades. Dadas las condiciones del ejercicio del voto
durante el periodo napoleónico, estas cifras de abstención son buenos indicadores de la
evolución de las fuerzas que se oponían al régimen.El fortalecimiento del poder del que se
titulaba príncipe-presidente y las mismas características de la Constitución, de carácter
imperial aunque formalmente republicana, hicieron fácil el tránsito hacia el régimen imperial.
Napoleón se convenció de la viabilidad de la empresa durante la gira que realizó por diversas
ciudades en septiembre de 1852. El discurso que pronunció en Burdeos, a comienzos del
siguiente mes, significó su aceptación definitiva de la idea del cambio de régimen. "Para
conseguir la felicidad del país -afirmó entonces- no es necesario aplicar nuevos sistemas sino
transmitir, ante todo, confianza en el presente, seguridad en el porvenir. Por eso parece que
Francia quiere que vuelva el Imperio". El Imperio, según Napoleón, sería garantía de paz,
concordia moral y reconstrucción material, por lo que no fue extraño que un senado-consulto
de 7 de noviembre restableciera el Imperio hereditario. En un plebiscito celebrado dos
semanas después, 7.824.000 franceses dieron su aprobación a la medida, frente a 253.000
que se opusieron. La abstención bajó esta vez a poco más del 20 por 100, por lo que cabe
concluir que la medida contaba con un notable respaldo popular. Napoleón se instaló en las
Tullerías y adoptó el ordinal tercero, para manifestar su reconocimiento de la abdicación
hecha por su tío. La boda con Eugenia de Montijo, a finales de enero de 1853, completó la
imagen de estabilidad de la nueva dinastía.

Esplendor imperial
La década de los cincuenta, casi completa, es un periodo de bonanza para el nuevo Imperio,
que se beneficia de una oposición debilitada por la represión, pero también de una indudable
capacidad de generar adhesiones por parte del nuevo régimen, que iba desde antiguos
legitimistas hasta ciertos políticos republicanos. Entre los apoyos del régimen imperial estaba,
sin duda, una burguesía que se declaraba satisfecha con la paz social que prometía el régimen
y que se beneficiaba de la política económica liberal de aquellos años. Por otra parte, en el
desarrollo material de aquellos años correspondía un importante papel a los grandes
empresarios de inspiración sansimoniana (Michel Chevalier, hermanos Isaac y Emile Pereire)
que encontraban la oportunidad de poner en práctica sus ideas con regulaciones
librecambistas de la vida económica y con la acometida de grandes empresas públicas, tanto

94
en Francia como en el exterior.También fue un capítulo importante, en el fortalecimiento del
nuevo régimen, el apoyo del sector eclesiástico. Como su tío, también Napoleón III estaba
convencido de la importancia de la Iglesia como garantía del orden y la moral social aunque,
como señalara La Gorce, el nuevo emperador tuviera "bastantes lagunas en el campo de la
moral privada" y nunca abdicara de los sentimientos anticlericales que le habían llevado a
luchar contra el Papado, en compañía de los revolucionarios italianos. Napoleón III aumentó
constantemente las consignaciones presupuestarias de la Iglesia y dio grandes facilidades para
el desarrollo de las congregaciones. Por otra parte, el desarrollo de la ley Falloux, y la acción
del ministro Fortoul permitieron un considerable aumento de la influencia de la Iglesia en
todos los niveles de la enseñanza.Frente a estos apoyos, la principal oposición vino del sector
republicano, que tuvo que refugiarse en la clandestinidad. Sus principales dirigentes (Ledru-
Rollin) estaban en el exilio de Inglaterra o Suiza. Aunque algunos de sus órganos de prensa
eran tolerados, apenas tenían ocasión de manifestarse, salvo por la difusión de una literatura
fuertemente crítica en la que destacó la personalidad de Victor Hugo (Les chatiments, 1853),
que también había tenido que recurrir al exilio en las islas del canal de la Mancha. La
propaganda republicana, por lo demás, no alcanzaba a las clases trabajadoras, tanto rurales
como urbanas, que manifestaron una cierta simpatía hacia el régimen imperial. Tampoco fue
efectiva la oposición de los sectores monárquicos, que se mantuvieron al margen de la nueva
situación. El conde de Chambord, pretendiente legitimista, ordenó el boicot a sus seguidores,
mientras que las viejas figuras del orleanismo, que no podían depositar sus esperanzas en la
oposición del Cuerpo legislativo, se retiraron a una especie de exilio interior en los ámbitos de
la vida académica (Académie) o en la prensa (Revue de Deux Mondes). Muchos de ellos se
pusieron a escribir libros de historia (Guizot, Tocqueville, Thiers, Montalembert) en los que la
evolución política de Inglaterra era objeto preferente de sus atenciones. Napoleón pudo
dedicar entonces energías y tiempo a fortalecer el papel de Francia en el concierto
internacional, con el fin de revisar los acuerdos del Congreso de Viena, que parecían
humillantes a la memoria napoleónica. Las apetencias rusas sobre el Imperio Otomano y los
Santos Lugares permitieron que Francia y el Reino Unido, a las que se unirían Austria y
Piamonte, decidieran intervenir contra Rusia (marzo de 1854). A pesar de contar con un
Ejército mediocre, y no muy bien organizado, Francia pudo beneficiarse de la guerra de Crimea
para obtener la revisión de los acuerdos de 1815 en Viena. Ese fue el sentido del Congreso de
París, finalizado en marzo de 1856, que proporcionó un notable prestigio al emperador. Por
otra parte, Francia desarrollaba por aquellos años una activa proyección colonial que le había
permitido el control del Senegal y el comienzo de su presencia en el reino de Siam. Las

95
elecciones de 21 de junio de 1857, adelantadas para aprovechar la euforia de la guerra de
Crimea, no alteran nada el carácter del Cuerpo legislativo. La oposición republicana obtiene
665.000 votos, lo que supone un 11 por 100 de los emitidos, aunque sólo le sirve para obtener
cinco de los 267 escaños en disputa. El resto pertenece a la mayoría gubernamental. Sin
embargo, el régimen tampoco tiene excesivos motivos para la satisfacción: más del 35 por 100
de los casi 9.500.000 electores inscritos ha preferido refugiarse en la abstención.

La aventura italiana
El clima de euforia y seguridad se interrumpe bruscamente el 14 de enero de 1858, con el
atentado del nacionalista italiano Felice Orsini contra los emperadores, cuando llegaban al
teatro de la ópera. Ocho muertos y 150 heridos son el argumento de peso para la aprobación,
a finales del mes siguiente, de una ley de Seguridad General que permite la deportación de los
simples sospechosos, la creación de nuevos delitos de prensa y el endurecimiento de la policía
puesta ahora bajo control militar. "Ha llegado el momento -dice el ministro del Interior,
general Espinasse- de que los buenos estén seguros de que los malvados tiemblan". Napoleón,
sin embargo, ha tomado ocasión del suceso para reflexionar sobre su política italiana, que es
referencia pendiente para quien trata de seguir fielmente los pasos del primer Napoleón, que
había cimentado su prestigio en las campañas italianas. En julio de 1858 se entrevista en
Plombières con el jefe de gobierno piamontés, conde de Cavour, y establece las bases para
apoyar la política de Piamonte contra Austria y favorecer la creación de un Estado italiano. Por
otra parte, la opción por la defensa de los intereses del nacionalismo italiano, le servirá para
liberarse del carácter conservador que su régimen ha tenido desde los inicios. Es una decisión
que entraña graves dificultades diplomáticas y la pérdida de apoyos políticos interiores, pero
Napoleón la tomará personalmente, sin contar siquiera con su ministro de Asuntos Exteriores,
el católico conde A. Walewski. La guerra estallará en abril del año siguiente. Las victorias de
Magenta y Solferino (4 y 24 de junio) fueron muy costosas en vidas y no consiguieron aplacar
el descontento de la opinión pública. Napoleón firma con los austriacos el armisticio de
Villafranca (12 de julio) sin contar con Piamonte, y la paz de Zurich (11 de noviembre) sólo
permite la entrega de Lombardía a los piamonteses.Los nacionalistas italianos quedan
resentidos por el abandono de su aliado, mientras que Napoleón no consigue aplacar la
oposición interior ni aumentar su prestigio internacional. La única ganancia cierta fue la
adquisición de Niza y Saboya, por cesión de Piamonte, en marzo de 1860.

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Giro a la izquierda
El cambio de actitud hacia la causa italiana fue algo más que un simple giro oportunista ya que
la opción por el nacionalismo era una decisión subversiva en la Europa de aquellos años, y no
resulta extraño que Napoleón se creara poderosos enemigos. Por una parte estaban los
católicos, que reaccionaban con indignación a la conformidad que el emperador mostraba
ante la anexión de los territorios por parte de Piamonte. Louis Veuillot, desde el periódico
L´Univers, era el más destacado portavoz de estos sentimientos católicos, en los que contaba
con la asistencia de monseñor Dupanloup, obispo de Orléans. Otro sector alarmado era el de
los hombres de negocios, medrosos por las consecuencias de una política exterior agresiva. "El
Imperio es la paz -había advertido el barón de Rothschild-. Si no hay paz, no hay Imperio". En
realidad, el principal motivo de descontento de los industriales y hombres de negocios no era
la política exterior pro-nacionalista de Napoleón, sino el tratado de libre comercio que habían
firmado Francia y el Reino Unido. El impulso librecambista procedía de mismo emperador, que
se había convencido de las ventajas de esa política económica durante sus años de exilio en
Londres. En esa misma línea le habían apoyado círculos sansimonianos y políticos, como
Rouher, que desempeñaba desde 1855 el Ministerio de Obras Públicas y Comercio. Las
tentativas para implantar el librecambismo se habían desarrollado desde una fecha muy
temprana, pero siempre habían encontrado una fuerte resistencia en el Cuerpo legislativo, en
el que estaban representados los intereses de los cerealistas, de la industria metalúrgica y de
las industrias textiles más tradicionales. Las industrias de construcción, del ferrocarril, por el
contrario, presionaban para la adopción de una política librecambista. El emperador no tomó
en cuenta las resistencias de los grupos proteccionistas y, a través de Rouher y Chevalier,
concluyó un tratado de comercio con el Reino Unido, que se firmó el 23 de enero de 1860, y
que tendría diez años de validez. Suponía un notable desarme aduanero y se complementaría,
en junio del año siguiente, con la abolición de las escalas móviles que dificultaban las
importaciones de cereales. A las protestas de los sectores que se consideraban dañados,
Rouher contestó que se había tratado de "activar la industria sin poner en peligro el
desarrollo", aparte de que no hay que olvidar que también hubo sectores (mercaderes de
puertos, viticultores, fabricantes de sedas e indianas) que sí se beneficiaron de la política
librecambista. Los historiadores de la economía, por lo demás, han venido en coincidir en la
oportunidad de la medida adoptada, que fue bien asimilada por la economía francesa. Por
otra parte, el emperador complementó su opción por el nacionalismo y el librecambismo, con
la concesión de algunos derechos a los cuerpos legislativos y el apunte de medidas de apoyo a
las clases trabajadoras. El distanciamiento de los católicos fue correspondido con una

97
intensificación de las posturas galicanas. G. Rouland, desde el Ministerio de Cultos y, más
adelante, Victor Duruy, desde el de Educación, pusieron coto a la influencia creciente de la
Iglesia Católica. Se censuraron pastorales de obispos, se endurecieron las condiciones para la
autorización de congregaciones (las Conferencias de San Vicente de Paúl se autodisolvieron
ante la amenaza de tener un presidente nombrado por el Estado), y hasta se llegó a la
suspensión de L'Univers, órgano periodístico del catolicismo militante. Las medidas de
liberalización de las Cámaras van también en detrimento de los sectores más conservadores
del régimen. Un decreto de 24 de noviembre de 1860 concede la posibilidad de dar una
respuesta cada año al discurso de la Corona, a la vez que se nombran ministros de Estado (P. J.
Baroche, A. A. Billault y P. Magne) para asegurar las relaciones entre el Gobierno y el Cuerpo
legislativo. También se asegura la publicidad de los debates. A comienzos de febrero del
siguiente año se fijan los procedimientos de actuación tanto del Cuerpo legislativo como del
Senado. Otro senado-consulto, a finales de ese mismo 1861, permitirá la discusión del
presupuesto por capítulos, y no englobada por ministerios como hasta entonces.La primera
discusión del mensaje de contestación al discurso imperial, en marzo de 1861, había permitido
apreciar el crecimiento de la oposición parlamentaria. La política italiana del emperador fue
duramente criticada y las propuestas de la oposición fueron derrotadas por un margen no
excesivo (158 contra 91, en el Cuerpo legislativo; 79 contra 61, en el Senado). El Gobierno
pudo constatar ese crecimiento de las oposiciones en las elecciones que se celebraron el 31 de
mayo de 1863. Los liberales y orleanistas volvían a aparecer en la escena política, agrupados
por Thiers en una Union Libérale que defendía los principios del parlamentarismo. Por otro
lado, los católicos se aprestaban a defender los intereses del Papa, con el impulso de los
escritos de monseñor Dupanloup, obispo de Orléans.Los republicanos, por su parte, aparecían
divididos entre los intransigentes barbudos del cuarenta y ocho (que se negaban
rotundamente a prestar juramento de fidelidad al emperador) y los que veían conveniente la
participación. Algunos llegaban a apuntar la posibilidad de la colaboración con el régimen. Era
el caso de Ollivier, de L. J. Havin (Le Siècle) o de A. Guéroult (L'Opinion Nationale). Los
2.700.000 franceses que se abstuvieron significaba que la abstención había bajado algo más
de ocho puntos porcentuales (27,1 por 100 frente al 35,5 por 100 de 1857), lo que parecía
indicar una mayor movilización de las oposiciones. Los gubernamentales, desde luego, bajaron
a 5.000.000 de votos y las oposiciones, con 2.000.000, obtuvieron más de la décima parte de
los escaños en disputa: fueron elegidos 17 republicanos y 15 que se daban la denominación de
independientes. Como siempre, los votos de la oposición salieron de las grandes ciudades, que
eligieron políticos de oposición de signo muy diverso. Thiers fue elegido por París, junto con

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ocho republicanos, mientras que Marsella elegía a un republicano y un legitimista. Los
resultados electorales condujeron, en el mes de junio, a una reorganización del Gobierno del
que saldría, ennoblecido, el fiel Persigny, a la vez que el galicano Rouland y el católico
Walewski. La línea galicana, en cualquier caso, se fortaleció con la presencia de Duruy en
Instrucción Pública, y de Baroche en Cultos. Billault quedó como único ministro de Estado para
mantener las relaciones con el Cuerpo legislativo pero su fallecimiento, en octubre, obligó a
sustituirlo por Rouher, que se convirtió en figura clave de la vida política de aquellos años.
Ollivier le calificó de "vice-emperador sin responsabilidades". Por otra parte, el afán del
emperador por conectar con las clases populares, para contrarrestar los grupos privilegiados
que le regateaban su apoyo, le llevó a una cierta apertura hacia el mundo proletario, de
acuerdo con lo que se denominó el grupo del Palais-Royal, en el que figuraban algunos
sansimonianos (Chevalier, J. B. Arlès-Dufour) impulsados por el príncipe Jerónimo. De allí
había surgido algún folleto en el que se hablaba de la base popular del sistema imperial y, en
1862, el régimen había permitido el envío de una numerosa comisión obrera a la Exposición
de Londres. El contacto con el obrerismo inglés permitió que, a su vuelta, los comisionados
escribieran unos informes que J. Rougerie ha calificado de verdaderos cahiers de doléances
del proletariado francés. En ellos se reclamaba el derecho de asociación obrera. El Manifiesto
de los sesenta, publicado en febrero de 1864, formulaba la posibilidad de crear un partido
específicamente obrero dentro del régimen imperial. Aunque acusado de oficialista por los
republicanos (que habían tenido tensiones con las organizaciones obreras durante la
preparación de las candidaturas en 1863) el manifiesto era el primer texto del movimiento
obrero francés y sus impulsores (H. Tolain) mantenían libertad de acción frente a los intereses
del régimen.La respuesta del emperador fue la abrogación de los artículos del Código Penal
que impedían el derecho de asociación y huelga, y la autorización para la creación de la
sección francesa de la AIT, creada en 1864. La organización francesa contaría ya con 32
secciones locales en 1867. Condición y consecuencia de este fortalecimiento del
asociacionismo obrero fue el aumento de la conflictividad social desde comienzos de los
sesenta, especialmente en París. La huelga de tipógrafos de marzo de 1862 permitió al
emperador ofrecer una imagen de magnanimidad, indultando a sus dirigentes, pero las
huelgas de broncistas de 1865 y 1867 crearon una gran alarma social y la Exposición Universal
de París (abril-noviembre de 1867) fue la ocasión para que se crease una comisión de
representantes obreros que planteó exigencias muy radicales. Hay historiadores que opinan
que es en este momento cuando se pasa al verdadero Imperio liberal, como consecuencia de
las presiones ejercidas por la oposición. En su debut parlamentario, en enero de 1864, Thiers

99
había reclamado las llamadas cinco libertades (individual, de prensa, de reunión, electoral y
gobiernos con respaldo parlamentario) y, en 1866, 63 miembros del Cuerpo legislativo
firmaron una enmienda en la que insistían en la necesidad de restablecer el régimen
parlamentario. Fue el origen de lo que se denominó el Tercer Partido, que trataba de hacer
una oposición realista y razonable, a la vez que se situaba entre los bonapartistas a ultranza y
los republicanos irreductibles (jugando con la fonética francesa, algunos le llamaban el Thiers
Parti). Su principal inspirador fue, desde luego, Thiers, pero también contaba con republicanos
flexibles, como Ollivier, que había sido captado para el régimen después de una entrevista
secreta con el emperador a comienzos de 1866.A la oposición política vinieron a sumarse la
crisis económica y los reveses de la política internacional. A la intensificación de las críticas
contra la política librecambista había que añadir, desde 1866, la inestabilidad de la industria
algodonera francesa, afectada en el abastecimiento de materias primas por la guerra de
Secesión americana. Las malas cosechas de 1867 debilitaron la demanda y todo el sistema
económico quedó afectado. El Crédit Mobilier, de los hermanos Pereire, se vio abocado a la
quiebra.En cuanto a la política internacional, Napoleón III estaba lejos de obtener los
beneficios políticos que esperaba de su apoyo a los nacionalismos. Si los italianos habían
quedado dolidos de su abandono (en 1867 habría de luchar contra Garibaldi en Mentana, para
defender al Papa), tampoco pudo ayudar a los polacos cuando, en 1863, se sublevaron contra
Rusia. En cuanto al nacionalismo alemán, que se polarizaba en torno a Prusia, Napoleón
intentó una política ambigua, que denominó como de neutralidad atenta para conciliar el
apoyo a los nacionalismos con los intereses hegemónicos de Francia. En la práctica, la rapidez
de los acontecimientos desbordó a Napoleón, que nunca llegó a desempeñar el papel arbitral
que pretendía. Las aspiraciones francesas a ciertas compensaciones (Luxemburgo) fueron
desatendidas por Bismarck, que las calificó despectivamente de propinas. Una compleja
operación de prestigio, que llevó a la intervención de un cuerpo expedicionario francés en
México (general Bazaine) y a la instauración, como emperador de aquel país, de Maximiliano,
el hermano de Francisco José de Austria, terminó con el fusilamiento del nuevo monarca en
Querétaro, en junio de 1867. El cuadro de Manet que inmortalizó este suceso no fue aceptado
en el Salón de 1869, tal vez porque parecía contener una fuerte crítica contra el abandono en
el que las tropas de Napoleón habían dejado al infeliz archiduque. Napoleón, perdido el
control de los acontecimientos, no pareció encontrar mejor solución que favorecer una mayor
apertura o, como dijo Morny, dar más libertad para que no se la arrancasen por la fuerza. Es
entonces cuando, en opinión de algunos historiadores, se puede hablar de un verdadero
Imperio liberal.En una carta del emperador, que publicaba el Moniteur en enero de 1867, se

100
anunciaba un proceso de reforma parlamentaria por el que se concedía el derecho de
interpelación al Cuerpo legislativo y se convertía al Senado en una verdadera Cámara alta,
según el modelo de la Cámara de los Lores británica. De enero del año siguiente es una ley de
reorganización del Ejército, por la que se rebajan de siete a cinco los años de servicio y, de
mayo, una ley de prensa que elimina alguna de las medidas de control del gobierno: se
suprime la autorización previa y las advertencias que podían conducir a la suspensión. En junio
se aprueba otra ley que facilita la posibilidad de reuniones públicas. Estas medidas, en
cualquier caso, no aplacan a la oposición, que se manifiesta duramente en una prensa que
alcanza gran difusión. El bajo precio de Le Petit Journal, fundado por P. Millaud en 1863, le
permite alcanzar los 300.000 ejemplares en los años finales del régimen, mientras que La
Lanterne, del marqués de Rochefort-Luçay, se sitúa por encima de los 150.000. Desde esos
periódicos se ataca a fondo las inmoralidades del régimen y se hace una intensa propaganda
republicana, como la del periódico Le Réveil, de Ch. Delescluze, que promueve un homenaje
en honor del diputado republicano J.-B. Baudin, muerto en las barricadas durante el golpe de
Estado de diciembre de 1851. En el juicio que se sigue contra el director del periódico se
destacará la figura de su abogado defensor, el republicano Léon Gambetta, que pronunciará
palabras de rotunda condena contra el régimen imperial. En ese ambiente, las elecciones
celebradas el 24 de mayo de 1869 significaron un fracaso de las presiones del Gobierno que
pretendía atraerse a los electores con la amenaza del peligro rojo. El régimen intentó atraer
candidaturas de católicos, pero tuvo que luchar contra los candidatos del Tercer Partido y
contra los republicanos, que aparecían divididos entre los sectores más moderados (J. Simon,
J. Favre, J. Ferry) o el sector más radical, que podría ser personalizado en la figura de
Gambetta. Este último, que se presentaba por el distrito parisino de Belleville, publicó un
programa que resultó un anticipo del defendido por los futuros insurrectos de la Comuna. En
él se reclamaban todas las libertades políticas, se exigía la instrucción primaria laica y gratuita,
la separación entre la Iglesia y el Estado, la supresión del Ejército permanente y la abolición de
todos los monopolios económicos. Los candidatos oficiales sólo obtuvieron 4.600.000 votos,
que era 500.000 menos de los conseguidos en 1863, y unos 120 diputados de los casi 300 que
se elegían en total. Cercano a ellos quedaba un centenar de gubernamentales liberales, que no
habían querido integrarse en la candidatura oficial. La oposición estaba representada por unos
40 del Tercer Partido y 30 republicanos. Este avance de las oposiciones ayuda a entender que
la abstención volviera a bajar, para situarse esta vez en 2.300.000 electores, que significaba
algo menos de un 22 por 100.Napoleón llegó a pensar en la posibilidad de disolver el Cuerpo
legislativo pero una interpelación, suscrita por 116 diputados, exigió la puesta en práctica de la

101
doctrina parlamentarista del Tercer Partido. El emperador cedió (12 de julio) y aceptó la
dimisión de Rouher y Duruy, que representaban el más rotundo bonapartismo. Un senado-
consulto de septiembre desarrollaba una serie de modificaciones en la mecánica
parlamentaria que reunía todas las características de una reforma constitucional. Se
acrecentaban los poderes del Cuerpo legislativo, al que se le concedía el derecho de iniciativa
junto con el emperador y se le reconocía el derecho de interpelación sin restricciones.
También aparecía una cierta responsabilidad de los ministros, aunque la fórmula no
autorizaba a hablar de un régimen plenamente parlamentario.

La derrota militar
Se ha dicho que las reformas de septiembre dieron paso a lo que se llamó el Imperio
parlamentario, como consecuencia de las amplias atribuciones que empezaron a disfrutar las
Cámaras. El punto de arranque de este nuevo periodo cabe situarlo en el encargo que
Napoleón hizo a Emile Ollivier, en los últimos días de 1869, para que formase un Gobierno
"homogéneo que representase fielmente la mayoría del Cuerpo legislativo". Ollivier, un
republicano moderado, había sido atraído a la órbita del régimen desde enero de 1867, a
partir de unas conversaciones secretas que mantuvo con el emperador. El resultado del
encargo que le hizo Napoleón fue la formación del Gobierno de 2 de enero de 1870,
organizado en torno al Tercer Partido, pero en el que el emperador mantenía un gran nivel de
autonomía en la dirección de los asuntos militares y de política internacional. Ollivier, en todo
caso, trató de consolidar el avance político conseguido con la aprobación de un senado-
consulto, de 20 de abril que, con sus 44 artículos, ha merecido el nombre de Constitución de
1870, ya que revisa profundamente la de 1852. El Senado pierde la capacidad de revisar la
Constitución (que pertenece al pueblo) y se transforma en una verdadera Cámara alta. La
responsabilidad ministerial es aludida en términos algo confusos, pero todo parecía indicar
que se avanzaría en ese sentido. En todo caso, la posibilidad de una apelación directa del
emperador a los ciudadanos, a través del plebiscito, se mantenía y Napoleón decidió utilizarla
para respaldar sus últimas reformas políticas. El celebrado el 8 de mayo de 1870, a pesar de
un engañoso enunciado que obligó a las oposiciones a pedir el voto negativo, se saldó con un
gran triunfo del sistema. Siete millones trescientos cincuenta mil votos favorables, frente a
más de 1.500.000 en contra, y casi 2.000.000 abstenciones, hicieron exclamar al emperador:
"He recuperado mis cifras". Napoleón podía pensar que el Imperio había recobrado todo su
prestigio y las oposiciones tuvieron motivos para desmoralizarse. Sin embargo, la euforia
imperial duró poco y la misma autonomía del emperador en cuestiones de política

102
internacional iba a llevarle a provocar la caída del Imperio. Las negociaciones para presentar
un candidato al trono de España, vacante desde el derrocamiento de Isabel II, llevaron a
Napoleón a poner todo su interés en bloquear un posible candidato alemán de la casa de
Hohenzollern, cosa que había conseguido a comienzos del mes de julio. Pero su afán de
obtener mayores garantías para el futuro fue la ocasión de una respuesta despectiva de la
cancillería alemana (telegrama de Ems) que hirió los sentimientos franceses y llevó a la
declaración de guerra del 19 de julio. El conflicto fue tan corto como nefasto para las tropas
francesas, comandadas por el mismo emperador. El intento de socorrer a las tropas del
general Bazaine, sitiado en Metz, se saldó con un rotundo fracaso en Sedan (1 de septiembre),
en donde fue hecho prisionero un ejército de 100.000 hombres, con el emperador al frente.
Tres días después los republicanos de París invaden la Asamblea, en la que deliberaba el
Cuerpo legislativo, y se dirigen al Ayuntamiento para proclamar la República. La emperatriz,
que había quedado al frente del Gobierno, huye y se proclama un Gobierno de Defensa
Nacional, bajo la presidencia del general Trochu.

103
El lento atardecer del rey sol

En los años finales del siglo XVII todavía dominaba Europa la Francia de Luis XIV, pese a
que una gran coalición agrupada en torno a Inglaterra, España, Austria y las Provincias Unidas
(los Países Bajos) se había movilizado decididamente contra el hegemonismo francés durante
la Guerra de la Liga de Augsburgo (1688-1697). En ese conflicto -que es también llamado
Guerra del Rey Guillermo o Guerra de los Nueve Años- participaron las cinco grandes
potencias del Occidente europeo y se combatió a todo lo ancho del mundo, ya que esas
monarquías del Viejo Continente (con Portugal) extendían sus dominios por tres quintas
partes del globo. Sumando las posesiones ultramarinas de holandeses, franceses, ingleses,
portugueses y españoles la cifra de kilómetros cuadrados resultante sería inmensa; pero ni
siquiera esas magnitudes serían suficientes para explicar el auténtico peso que aquellos países
tenían sobre el resto del mundo. En realidad, en esas décadas finales del siglo XVII los
soldados, comerciantes y misioneros salidos de las costas atlánticas de Europa habían llevado
a todos los continentes el poder, la religión y los intereses económicos de sus metrópolis,
salvo a Australia. Y aún no había en ninguna de estas tierras colonizadas y explotadas por los
europeos el menor signo de deseo de romper sus lazos de dependencia. Por otra parte, es un
mundo escasamente habitado; sólo la India, China y Europa están relativamente pobladas y en
ellas vive más de la mitad de la población mundial. Y uno de los rasgos distintivos de este
proceso de europeización del mundo que se inicia a mediados del XVII y abarca toda la
segunda mitad del siglo viene determinado por el hecho de que si bien los ingleses,
holandeses, franceses, e incluso, suecos y daneses implantan factorías comerciales por todas
las costas de África, Asia y América, aún no buscan asentamientos estables para grandes
contingentes de colonos. Por eso, en los años iniciales del siglo XVIII, el siglo colonial por
excelencia, las Indias españolas son aún, con gran diferencia, las más pobladas y ello a pesar
de que las cifras (sometidas, por otro lado, a grandes discusiones entre los demógrafos) eran
muy bajas: desde el norte del Virreinato de Nueva España (México) hasta la Tierra del Fuego,
serían unos 8.000.000 los pobladores, de ellos un 10 por 100 peninsulares. Los territorios
franceses del Canadá y la Luisiana -el gran arco que se extiende entre el Golfo de México y la
península del Labrador, con todo el valle del Mississippí- apenas sumarían unos cientos de
miles de indígenas y no más de 25.000 colonos. Y las trece colonias inglesas aún no han
iniciado su espectacular desarrollo demográfico dieciochesco: en torno a 1710 serían 350.000
los europeos y esclavos negros a los que habría que sumar una población indígena, en franca
recesión desde comienzos del siglo anterior, que no llegaría al medio millón. Ahora bien, en
los últimos años del XVII y primeros lustros del XVIII se inicia una nueva etapa histórica,
marcada, entre otros aspectos, por el creciente protagonismo que habrían de adquirir los
territorios coloniales en la vida de las metrópolis. Y, como presagio de lo que acabaría
sucediendo a finales de ese siglo, será cada vez mayor la importancia económica y el peso
demográfico de las colonias británicas de las costas norteamericanas sobre el devenir de
Europa. Pero hasta esas primeras décadas del siglo XVIII habían sido pocos los colonos
europeos -en su mayoría, exiliados religiosos- que habían mostrado intención de quedarse
definitivamente en esos nuevos mundos. En realidad, la fase posibérica de colonización se
había caracterizado por el enfrentamiento entre los países europeos por el dominio de las
rutas y los enclaves estratégicos ultramarinos que permitieran el control de la explotación de
los productos y los mercados coloniales. De tal manera que entre 1640 y 1730 se multiplicó
por siete el número de barcos mercantes que comerciaban entre Europa y Asia (Duchhardt).
Pero todavía no se buscan colonias de poblamiento.

104
Las últimas guerras de Luis XIV

En el Viejo Continente destacaba Francia, aunque el momento culminante de gloria del


Rey Sol se produjo en torno a 1684-1685 y los últimos años de su reinado significaron para los
franceses una dura prueba. Si bien poseía enormes recursos económicos y demográficos -en
1700 de los 105/115 millones de europeos una quinta parte, 21.000.000, eran súbditos de Luis
XIV-, Francia está agotada por los continuos esfuerzos bélicos a que le ha llevado la política
expansionista del Borbón. Y en 1693 y 1694 una nueva carga fiscal, la capitación, que recaía
sobre todos los franceses -incluidos los privilegiados- se sumó a las ya existentes, que no
bastaban para hacer frente a los onerosos gastos de la política exterior y de Versalles y sus
6.000 cortesanos. Por otro lado, aunque uno de cada tres nobles y uno de cada doce plebeyos
fueron soldados en la militarizada Monarquía de Luis XIV, las frecuentes campañas hicieron
perentorio reponer las bajas de las unidades militares profesionales y Luis XIV se vio obligado
a recurrir a las milicias locales, que combatirían codo con codo con las tropas de primera línea,
con lo que se esbozaba lo que pasado el tiempo sería el servicio militar obligatorio. Era otra de
las numerosas innovaciones llevadas a efecto, o esbozadas, por los hombres de gobierno de
Luis XIV en los ejércitos reales, al fin y a la postre el gran instrumento de su política. También
se crean o perfeccionan cuerpos nuevos, como la Artillería, la Intendencia, los Ingenieros, las
instituciones dedicadas a la atención de los heridos o el asilo de los veteranos, se imponen los
uniformes, se adoptan armas nuevas y se levantan almacenes, plazas fuertes y cuarteles.
Preocupados por la disciplina, se regulariza la percepción de los haberes y son creadas
compañías de cadetes y se organizan los escalafones. Y aparece una nomenclatura para cada
uno de los nuevos empleos, unidades y armas: mariscales, tenientes generales, regimientos,
escuadrones, bayonetas, etc. Todo ello acabaría por configurar el modelo del nuevo ejército
moderno, pronto imitado por el resto de los países continentales y entre ellos España, e hizo
posible que los ejércitos franceses llegaran a contar con más de 300.000 soldados en los años
iniciales del siglo XVIII. Pero para lograr todo eso se precisaba que un eficaz funcionariado se
encargase de llevar al plano de la realidad lo que una voluntad política, la del rey, quería.
Fundamentalmente era necesario disponer de un complejo sistema de recaudación. Y durante
la segunda mitad del siglo XVII Francia llegó a contar con un competente y bien coordinado
régimen administrativo, aunque hoy se tiende a matizar el alcance real, los logros, del
absolutismo centralista de Luis XIV, que tuvo imperfecciones y lagunas. Pese a ello, ningún
Estado de la época llegó a alcanzar la eficacia del francés, por lo que suscitó la fascinación, y el
recelo, de Europa. Aunque estaba cansada, efectivamente, Francia dominaba en el Continente
e imponía su cultura. Se había creado enemigos en todas partes, desde los católicos a los
protestantes, desde las potencias marítimas a las continentales, pero la mayoría de esos
mismos enemigos la admiraban. Si Richelieu y Mazarino habían destruido, con su política
militar y económica, la fuerza y el programa español en Europa, Luis XIV, obsesionado por
superar la grandeza española, había heredado el proyecto de unidad europea. Y, como señaló
Vicens Vives: "Intentó, como Felipe II, superar el fraccionamiento europeo, pero chocó con la
oposición de las fuerzas nacionales y fracasó en su empresa. Pero si no pudo organizar en
Europa una jerarquía política internacional dirigida por Francia, en cambio legó al Continente
la cultura, los gustos y la moda de Francia, los cuales lo avasallaron todo en el siglo XVIII". El
traje, la etiqueta, las costumbres se afrancesan. Apenas hay lugar en Europa que no se vea
fascinado por la moda y las formas de vida francesas. Y el francés se convierte, desde entonces
hasta el siglo XX, en la lengua culta por excelencia. Sustituye al latín en la documentación
diplomática y es hablada por todo aquel europeo que se considere bien educado. Los
franceses elevan a su rey a la categoría de representante de Dios en la Tierra. Y Luis XIV
adquiere un carisma religioso tal que le permite "hacer milagros y curaciones: Los enfermos,
escrofulosos o lamparosos, están colocados en dos filas. Luis XIV pone las manos sobre la

105
cabeza de cada uno de ellos, diciendo "Que Dios lo cure". Después lo besa. Había centenares
de desgraciarlos -se contaron hasta ochocientos en un día.- que padecían estas enfermedades
de la Piel" (Funck-Brentano). Y si Luis XIV es llamado el Grande, sus súbditos, orgullosos de sí
mismos, de su poder, su cultura, su arte, su geografía, sus victorias, pensaban que "Francia era
en relación al Universo como el Sol en relación a los planetas en el sistema de Copérnico. La
Francia Sol era digna del Rey Sol" (Mousnier). Pero son precisamente sus grandes triunfos,
simbolizados en la Tregua de Ratisbona de 1684 por la que obtiene Luxemburgo, Estrasburgo y
el Hainaut, los que preparan el comienzo de su declive al movilizar en su contra al resto de los
europeos atemorizados por el ingente poderío que estaba alcanzando el soberano de
Versalles. Más aún, su galicanismo le enfrenta al Papa. Muchos católicos europeos, además, le
critican su negativa a apoyar al emperador Leopoldo en su trascendental enfrentamiento con
los turcos que amenazan Viena (1683). Precisamente las victorias de Leopoldo en el este de
Europa orientan un interés hegemónico de Viena. Tal vez para congraciarse con los católicos,
firma Luis XIV el Edicto de Fontainebleau (octubre de 1685) por el que se revocaba el Edicto de
Nantes; pero el resultado de esta medida contra los hugonotes le convierte en un ser odiado
en la Europa protestante. A esa hostilidad contra el rey de Francia contribuyen los más de
150.000 hugonotes exiliados en Holanda, Suiza, Inglaterra y Brandenburgo. (Muchas de estas
comunidades calvinistas francesas que huyeron de Francia al prohibírseles la práctica de su
religión contribuyeron decisivamente al despegue económico-industrial de aquellos lugares de
exilio que les recibieron con los brazos abiertos. Es el caso de Prusia zonas de Berlín y
Brandenburgo- que asiste desde estos años finales del siglo XVII a un brillante crecimiento
industrial.) Se piensa en todo el Continente que los soldados de Luis XIV van a actuar en toda
Europa tan violentamente como lo habían hecho las tropas de dragones del rey contra los
protestantes del sur y el oeste francés. Y en las islas británicas temen que Luis XIV las envíe a
apoyar al rey Jacobo II en su política de recatolización de Inglaterra. Por eso, a partir de que el
Estatúder de las Provincias Unidas de Holanda y rey de Inglaterra desde el triunfo de la
Revolución de 1688-89, Guillermo de Orange, se sume a la Liga de Augsburgo (firmada en
1686 por el emperador, algunos príncipes alemanes, el rey de España y el rey de Suecia) y se
convierta en el líder de una gran coalición antiborbónica, las cosas comienzan a ir mal a los
franceses. Tienen ya a toda Europa en contra. Y ellos, además, están agotados. Por otra parte,
muchos de los grandes ministros y colaboradores de la primera mitad del reinado del longevo
rey no han podido seguirle en su larga experiencia vital y han ido muriendo. Y una nueva
generación de políticos y altos funcionarios ocupa los puestos que décadas atrás habían
estado en manos de Colbert y Louvois (muertos en 1683 y en 1691, respectivamente).

106
FRANCIA: LA CONVENCIÓN

Según hemos visto, el proceso revolucionario francés sigue una evolución radicalizante entre
1789 y 1794 que puede esquematizarse en tres fases:

1)levantamiento general de 1789


2)primer terror ( 1792)
3)segundo Terror ( 1793-1794)

La Asamblea Legislativa intenta canalizar la insurrección de 1792. Suspende los poderes de


Luis XVI y convoca elecciones para una Convención que decida sobre el régimen de gobierno.

Elegida la Cámara, queda compuesta por una mayoría republicana de extracción social
acomodada, con un sector minoritario de nobles y clérigos.
Se reúne el 21 de septiembre del 92 y el mismo día proclama la República.

En la asamblea los republicanos tienden a distribuirse en tres sectores:

Girondinos: Predominio de la alta burguesía de negocios


Partidarios de la libertad de comercio e industria
Volterianos
Federalistas

de la Plaine: individuos de situación económica desahogada


Postura centrista entre girondinos y montañeses

Montañeses:Predominio del pequeño comercio y el artesanado


Dirigistas
Russonianos
Centralistas

No se trata de partidos, sino de grupos de individuos afines.

Dominan la Convención los girondinos


Quieren solucionar la guerra
Condena y ejecución del Rey ( 21-1-1793), acusado de implicaciones contrarrevolucionarias
con los enemigos de Francia.

La Primera Coalición y el Terror


La política anexionista de Francia sigue en el 92 y en el 93.
Se esgrimen los principios de autodeterminación y el de la fronteras naturales.
Esta orientación y la muerte del Rey generan la Primera Coalición entre Austria, Prusia,
Cerdeña, el Reino Unido y España.
Oleada de pánico en Francia y oleada revolucionaria protagonizada también por los sans-
culottes.
Actúan impulsadas por el miedo o el hambre y por consignas jacobinas de soberanía
popular, reparto de la propiedad y articulación de un sistema de previsión social.

107
La creación de la alianza suscita los levantamientos realistas del campesinado del oeste ( La
Vendée). Símbolo de la defensa de la tradición católico-monárquica francesa frente a la
Revolución.

Se vuelve a la radicalización.

El 2 de junio de 1793, los montañeses dan un golpe de Estado y crean un Gobierno


revolucionario.
Consiguen que la Convención acepte la existencia de los Comités de la Salud Pública y de
la Seguridad General. Sus miembros los nombra la propia Convención.

Su acción es una dictadura revolucionaria: el nuevo Terror.


Vigente hasta julio de 1794. Cuatro líneas:
1) Persecución de los realistas ( 17000 ejecutados y de 300 a 500000 arrestados)
2) Reducción de los focos insurrectos realistas y de los girondinos.
3) Canalización del levantamiento sans-culotte(legislación social, reparto de bienes realistas
entre los indigentes...)
4) Encauzamiento de la guerra.

La Reacción Termidoriana

El régimen decae por:


1)Avance de los ejércitos de Francia
2)Malestar de los afectados por las cargas sociales
3)Insatisfacción de los sans-culottes.

Golpe de Estado girondino el 27 de julio de 1794.


Rechazo de la Constitución de 1793 y su legislación social.

Según el criterio de un amplio sector de historiadores la revolución francesa puede


considerarse acabada.

La Primera Coalición se quiebra.

Constitución de 1795.

Régimen moderado más semejante a la de 1791.


El poder ejecutivo de la República recae en un Directorio de cinco miembros elegidos por
las asambleas legislativas: Consejo de los Quinientos y Consejo de los Ancianos, constituidos
por sufragio restringido.

El 25 de octubre de 1795 la Convención decide disolverse.


Significado de este suceso:
La evolución radicalizante del período 1789-1794, con predominio del legislativo y
democratización progresiva (Asamblea Nacional, Asamblea legislativa, Convención,Cons-
titución de 1793), da paso a una fase de regresión, de hegemonía del ejecutivo y restricción
de la representatividad ( Reacción Termidoriana, Directorio, Consulado, Imperio)

108
El Directorio

El régimen directorial se abre camino entre las reivindicaciones radicales y la conspiración


realista.
Creciente intervención del Ejército.
El punto álgido del radicalismo: la conspiración de Babeuf, que planea la anulación del
Directorio que puede ser la institución de un régimen comunista ( Mazauric) o simplemente
devolver el poder a los montañeses( Mathiez)

La conspiración se descubre y aumenta el moderantismo.


Elecciones de 1795 para constituir los Consejos de Ancianos y Quinientos son mayoría los
monárquicos.
Se recurre al ejército y las tropas de Napoleón detienen a realistas y anulan las actas de
198 diputados
Tras las paces de 1795, continuaron las campañas contra la Toscana y Bonaparte obliga la
firma de paz con Nápoles, Cerdeña, Estados Pontificios y Autria.

Napoleón mantenedor del sistema en el interior


E el exterior la lucha se reduce al enfrentamiento con Inglaterra.

Napoleón pretende coronar la obra con la invasión de Gran Bretaña. De acuerdo con el
Directorio quiere debilitar el poderío económico en Oriente. 1798-ocupa Malta y penetra en
Egipto, donde se detiene en Abukir cuando la flota inglesa destruye a la francesa.

La política agresiva del Directorio acentúa entre 1795 y 1799 la deformación del mapa
europeo.
Surge la República Bátava ( en 1795, con los países Bajos)
la República Cispadana( en 1796 con Bolonia y la Emilia)
la República Ligur y la Cispaldina (en Italia)
la Romana( en 1798, con los Estados Pontificios)
la helvética(1798también, con Suiza)
la República Partenopea( Nápoles, 1799)
la de Toscana, ( 1799)
y Francia se ha anexionado las islas Jónicas ( 1797), Mulhouse y Ginebra ( 1798).

Esta expansión provoca la decisión de constituir una Segunda Coalición.


La forma el Reino Unido, Austria, Rusia, Turquía, Portugal y el soberano de Nápoles,
refugiado en Sicilia.
Llevan la guerra a los Estados Germanos occidentales y a Italia que es reconquistada por
tropas antirevolucionarias en 1799.

Por tercera vez, como en 1792 y 1793, la amenaza provoca una reacción radical y el 18 de
junio de 1799, un nuevo golpe de Estado da el poder a los jacobinos.

La consiguiente eliminación del peligro vuelve a mover a los moderados.


9 de noviembre ( 18 brumario) un nuevo golpe, con el apoyo del ejército de Napoleón, lleva
a algunos miembros del Consejo de Ancianos a constituir un Gobierno provisional (
Comisión consular ejecutiva) con Sieyes, Ducos y Bonaparte.

109
La imposición política de Bonaparte: el Consulado

¿Período entre 1799 y 1815 es una fase revolucionaria o regresiva?

El proceso revolucionario lineal se ha detenido en 1794.


Hay un progresivo del Ejecutivo.

El protagonista de esta evolución es Napoleón.


Nacido en Córcega en 1769 y formado en las academias militares de Brienne y París.
Su auténtica ideología no parece clara.
Participa en la represión de los realistas de los años 90.
General de brigada en el 93 y de división en el 95, actúa contra la conspiración de Babeuf o
de los Iguales.
En 1796 recibe el mando de los ejércitos en Italia.
La cadena de éxitos lo convierte en respaldo del Directorio, rompiendo al parecer con el
radicalismo original
Su prestigio y el afan de imponer sus iniciativas al margen del Gobierno aconsejan al
Directorio alejarlo de París. El mismo Napoleón sugiere marchar contra Inglaterra en Egipto
y allí queda detenido en 1798.
En 1799, las condiciones creadas por la Segunda Coalición le animan a regresar y al gope de
Estado, con pretensiones que aún se discuten.

Formado el 18 Brumario el Gobierno provisional, sus objetivos son:


- La institucionalización del nuevo régimen y la pacificación exterior.

El cambio institucional

Se aprueba la nueva Constitución de 1800.


Respecto a las anteriores( 91,93 y 95), se caracteriza por el fortalecimiento del poder
Ejecutivo.
Ejecutivo : un primer cónsul, asesorado por otros dos
Legislativo: repartido ( signo moderador) en tres asambleas:
Senado- controlar el cumplimiento de la Constitución
Tribunado-discutir los proyectos de ley.
Cuerpo Legislativo- votar esos proyectos.
Las tres asambleas se forman por sufragio universal, indirecto.

Esta Constitución carece de declaración de derechos del hombre.

La evolución de la política francesa de 1800 en adelante va a estar señalada por la misma


evolución del texto en tres pasos:
1)En 1800, el Gobierno provisional nombra primer cónsul a Napoleón, que, por
excepción, nombra personalmente a los miembros de las otras tres asambleas.
2)En 1802, la euforia de las victorias del exterior anima a Bonaparte a solicitar el
consulado vitalicio ( en beneficio propio).
3)En 1804 el optimismo general permite la segunda reforma que convierte el
Consulado en Imperio. Quizá para acabar con la esperanza de restaurar a los Borbones.

Se introduce el carácter hereditario del título imperial.

110
Comienza a elaborarse un ceremonial, nuevo , pero con cadencias del Antiguo Régimen: la
coronación y la creación de una nobleza imperial a partir de 1808, sin derechos
señoriales,pero sí con vinculaciones.

Junto esta evolución del Ejecutivo hay otros aspectos. Tres cuestiones:

a)Limitación fáctica del poder legislativo. El sufragio universal nunca fue puesto en práctica.
Los representantes fueron elegidos por el Senado i los miembros de éste, directamente por
el Emperador.
El Tribunado se suprime en 1807.

b) Prosigue el proceso codificado con signo moderado. La obra cumbre es el Código Civil de
1804.

c)Se normalizan las relaciones con la Iglesia, mediante el Concordato de 1801, suscrito con
Pío VII.
Termina con el cisma abierto en 1790.
Mantiene :
La supeditación de la Iglesia al renovarse toda la jerarquía eclesiástica con obispos
nombrados por el primer consul e instituidos por la Santa Sede.
La sanción canónica de las ventas de bienes nacionalizados de la Iglesia, a cambio de
regular la asignación pagada por el Estado al clero.
Ratificación del ajuste del mismo año 90 entre demarcaciones eclesiásticas y civiles.
Además, el Concordato omite cualquier alusión a los religiosos.
Las soluciones serán aplicadas por la Santa Sede a diversos Estaos europeos aún muy
entrado el s. XIX ( Conc. español de 1851)

La obra de pacificación

En el ámbito internacional, la época consular reviste un tono transitorio.


Finaliza la guerra contra la Segunda Coalición, pero la reanuda con
Inglaterra e inicia la gestación de la Tercera Coalición.

La Segunda había expulsado a las tropas francesas de Italia.

Ahora, una doble gestión, militar y diplomática, conduce a un proceso inverso.


a) Las victorias galas sobre Austria llevan a:
la reconstitución de la República Cisalpina
petición de paz por el emperador
Paz de Luneville(1800) impone a Austria el reconocimiento de esa República
y la cesión a Francia de Bélgica y la izquierda del Rhin.
Armisticio con Nápoles.

b) La actividad diplomática consigue:


que el Reino Unido y Francia firmen la Paz de Amiens ( 1802)
Inglaterra cede todas las colonias ocupadas a Francia, Egipto a Turquía, Malta
ala Orden de San Juan de Jerusalén y el resto de las conquistas alos respectios
aliados del Consulado ( Salvo la Trinidad holandesa y el Ceilán holandés )

111
La paz de 1802 es efímera, por varios motivos:
a) El empeño del consulado en una cierta revitalización colonial que implica
la rivalidad con Inglaterra.
b) El designio consular de intervenir pacífica, pero eficazmente en los
asuntos interiores de los países limítrofes (suiza, Holanda y Alemania), a
veces transformándolos.
c) El incumplimiento mutuo de algunos acuerdos territoriales de Amiens
pone punto final.

112
REVOLUCIÓN FRANCESA

El siglo XVIII es en gran parte un siglo de progreso y enriquecimiento pero también un siglo en
el que se mantuvo el sistema monárquico absolutista.
Dentro de este periodo podemos detectar dos fases:

Primera Mitad: continuidad con respecto al siglo pasado .


Segunda Mitad: de cambios.

En la segunda mitad del siglo, el hasta ahora inmóvil Antiguo Régimen, ha de enfrentarse a
"ataques" que culminarán en la revolución de final de siglo. De entre estos ataques,
destaquemos el pensamiento de Rousseau o de Montesquieu, pero sin olvidar que nos
encontramos en los primeros momentos de la Revolución Industrial, ni que algo se mueve en
las antiguas colonias británicas en América.

LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y EL INICIO DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL

El Antiguo Régimen había venido sobreviviendo como sistema social y de valores, fundamentado
en la figura del monarca (atribuciones de origen divino algo modificadas por la Ilustración); solo
una monarquía es diferente del resto: la inglesa, en la que el Parlamento lo controla casi todo
(consecuencia de la Revolución Gloriosa de 1688). Las administraciones de estos estados estaban
sometidas a la inoperancia e ineficacia causada por el corporativismo de los estamentos (Iglesia,
gremios, señoríos, Universidades, municipios, funcionarios venales) aunque el monarca intenta
desarrollar un centralismo. La fiscalidad es arbitrarias y está mal gestionada. La justicia es el
campo de batalla entre los intentos centralizadores de la monarquía y los derechos señoriales y
corporativos. La economía del Antiguo Régimen era de base eminentemente rural y tradicional,
el campo es la actividad que ocupa a la mayor parte de la población, las actividades urbanas se
centran en las manufacturas y la artesanía, pero están controladas por el rígido sistema gremial.

El comercio, en el Antiguo Régimen, se veía dificultado por las aduanas interiores, sistemas de
pesas y medidas no unificados, pero el comercio marítimo había venido creando una rica clase
burguesa. En definitiva: un mundo de bajo nivel de vida, plagado de descontento, con un estado
que ingresa poco y unas clases privilegiadas que ven mermados, también sus ingresos; un mundo
en el que todo está en función del precio de los cereales. Pero un mundo arrastra una estructura

113
social estamental, compuesta por Nobleza, clero y tercer estado-pueblo llano en el que cada
estamento presenta un código diferenciado que otorga privilegios a unos y obligaciones a otros.
Son grupos cerrados mantenidos así por el interés de los dos grupos privilegiados.

Eta estructura Antiguo Régimen es aproximadamente igual en todos los países europeos, pero es
en Francia donde se entra en crisis de manera irreversible y revolucionaria, con consecuencias
que se difunden por todo el continente. Pero con demasiada frecuencia olvidamos que los inicios
se encuentran en el continente americano, en las colonias inglesas.

La independencia de los EEUU

Los nuevos ideales nacidos de la Ilustración habían gestado en Europa unos deseos de cambio
que chocan frontalmente con la pervivencia de las estructuras del Antiguo Régimen; en el caso
inglés, al sumar a su propio devenir histórico (revolución religiosa, revolución Gloriosa) los inicios
de la industrialización y los cambios en la mentalidad (en definitiva: una manera silenciosa y
lenta de cambiar el antiguo régimen) vemos cómo todo brota en la Nueva Inglaterra americana.

Las colonias americanas entran en guerra con la metrópoli a consecuencia de una subida en los
impuestos (1765), pero en el fondo lo que subyace no es más que otro ritmo de entender el
tránsito hacia la modernidad. El descontento de los colonos por la subida de impuestos les lleva
a plantar cara a la monarquía, para su protesta se constituyeron en asamblea. La corona,
acorralada, no ve mejor salida que ceder a las pretensiones de los colonos, retirando los
impuestos en discordia; pero las necesidades económicas de Londres obligan a implantar otros
impuestos sustitutorios: sobre el té, plomo, vidrio y papel. Las protestas de los colonos frente a
una monarquía que les es lejana (y un tanto ajena) se repiten. Las maniobras de Londres la llevan
a ceder pero a conceder el monopolio del tráfico del té a una compañía que, dicen los colonos,
daña los intereses de los comerciantes coloniales. Un suceso en el gran puerto de la ciudad de
Boston, consecuencia del cual, un cargamento de té es arrojado al agua de la bahía (conocido
como el Boston Tea Party) . La corona responde a esta provocación contra su autoridad con el
envío de tropas. El enfrentamiento está servido. Un enfrentamiento entre unos colonos que
defienden unos intereses y una Corona que intenta salvar su autoridad.

Los colonos, organizados desde el primer momento, se vertebran en torno a la asamblea,

114
transformada en "congreso " que toma decisiones sobre el conflicto: las primeras reacciones
coloniales pasan por declarar un boicot a los productos venidos de Inglaterra (casi todos) y por
organizar la resistencia militar. En el campo de lo militar, los revolucionarios cuentan con
personajes como George Washington, Samuel Adams, etc. auténticos mitos de la revolución
americana.

La Guerra de Independencia de las Colonias (1776 – 1783) presenta dos fases, diferenciadas por
las victorias de uno u otro bando; en los primeros momentos, el enfrentamiento de los colonos
contra la maquina bélica inglesa es favorable a los ingleses; pero la victoria de Saratoga (1777)
marca un hito en la inversión d ella tendencia: desde este momento los rebeldes cuentan con
apoyos exteriores (las potencias antibritánicas ven la oportunidad de dañar a Inglaterra a la vez
que juguetean con ideales ilustrados). Tras las filas rebeldes se libra otra batalla, la de plasmar en
el naciente país los ideales nuevos. De esta forma nace, del congreso reunido en Philadelphia, la
Declaración de Independencia (4/7/1776) y también la Declaración de los Derechos del
Hombre (1774-1776) dos manifestaciones de que los pilares que sostenían al Antiguo Régimen
no estaban siendo reconocidos, dos manifestaciones de soberanía y libertad. Tras lo reveses
ingleses en la guerra, 1781 marca la derrota y retirada de las tropas de la Corona; pero no se
reconoce la pérdida de las colonias y su soberanía hasta 1783, cuando, bajo los auspicios
franceses se celebre una conferencia en Versalles que ponga fin a la guerra.

Al termino de la guerra cada parte del territorio americano (cada ex-colonia ahora convertida en

Estado) se ha dotado de una constitución diferente a las restantes; para aunar criterios, en Philadelphia

(Convención de Philadelphia 1787) se redacta una nueva Constitución que entrará en vigor en marzo

del 1789. El primer presidente es George Washington, arropado en su gabinete por muchos de los

héroes nacionales de la guerra. Esta Constitución ( con algunas enmiendas, se mantiene hasta hoy)

estuvo inspirada en principios de Locke y Montesquieu (separación de poderes), configura al país como

una República federal presidencialista y presenta un sistema parlamentario bicameral.

Los logros de los colonos son difundidos en Europa por sectores críticos al Antiguo Régimen y
vistos como la constatación de que todas las teorías de cambio eran posibles. Nace el mito de la
democracia americana, que desbanca al de la monarquía inglesa como sistema avanzado. Pero

115
su importancia respecto a lo que sucederá en Europa va más allá: los gastos en que Francia ha
incurrido para sostener a los rebeldes frente a Inglaterra la endeudan de tal manera que hunden
las finanzas francesas y provocan los acontecimientos que darán pie a la Revolución Francesa.

La Revolución Francesa

 Factores que desencadenaron la revolución francesa:


 La pervivencia del sistema estamental, visto como anacrónico.
 Los precios del trigo (sus alzas continuadas han provocado hambrunas).
 Los desmedidos gastos de un estado que ingresa solo 503 millones de libras pero
gasta 629.
 Los grupos privilegiados no pagan impuestos.
 La tremenda deuda que la participación de Francia en la Guerra de Independencia de
EEUU supuso (2.500 millones).

 Fases de la Revolución Francesa:

 Fase previa (1787-1789)


 La revolución moderada. Monarquía constitucional. Asamblea Constituyente o
Nacional (1789-91)
 La Asamblea Legislativa (1791-1792)
 Convención Girondina (Sep. 1792 - Jun. 1793)
 República Jacobina (Junio 1793 – Jul. 1794)
 Convención Termidoriana (Jul. 1794 - Oct. 1795)
 Expansión de la revolución: El Directorio (1795-1799)
 El Consulado y el Imperio Napoleónico.

 Fase previa (1787-1789)


Dos hechos dañan profundamente la economía francesa del periodo pre-revolucionario: por un
lado la participación en la guerra de independencia americana y por otro la firma de un tratado
comercial con Inglaterra. Los déficits creados no pueden ser paliados con las soluciones de
siempre (que pague el Tercer Estado), por lo que se impone una renovación del sistema; la

116
solución encontrada es la creación de un nuevo impuesto obligatorio para TODOS y
proporcional a la renta (subvención nacional) ; la ampliación de la obligación de pago de
impuestos para los nobles desatará la tormenta: los privilegiados, por un lado, no quieren
aceptar este cambio en su status, pero por otro lado son conscientes de que su negativa será
muy impopular; la solución que aportan en la Asamblea de Notables es que, si bien la medida es
buena, supone una alteración tan grave del sistema que solo los Estados Generales estarían
capacitados para afrontar. Los Estados Generales (no reunidos desde 1614) funcionaban
mediante voto por estamento, lo cual sería la manera de rehusar la reforma. Las posturas de
autodefensa y de querer hacer recaer los pagos solo sobre el Tercer Estado (muy agobiado) dan
un ejemplo muy peligroso.

Pero la situación es desesperada, y si bien los Notables asumieron que si en más de doscientos
años no se había reunido a los Estados Generales por qué se iba a hacer ahora, para sorpresa de
muchos, los Estados Generales fueron convocados; aún quedaba un "plan B": que la reforma
fuera rechazada.

A la convocatoria de Estados Generales acuden los representantes de los tres estamentos con
unos objetivos a negociar con la monarquía a cambio de solucionar la situación:

Los privilegiados verían bien una reforma de la Monarquía que la hiciera constitucional y en la
que los Estados Generales fueran reunidos con cierta periodicidad; ni que decir tiene que
abogan por el mantenimiento de sus privilegios.

Los representantes del Tercer Estado (agrupa a campesinos y burgueses) llevan propuestas que
van desde la supresión de los derechos señoriales (campesinos) hasta la monarquía
constitucional con limitación del poder real, la supresión de privilegios, la igualdad de derechos
y el cambio en el sistema de votación de los Estados Generales (paso del voto estamental al
voto por cabeza).

 La revolución moderada. Monarquía constitucional. Asamblea Constituyente o


Nacional (1789-1971)
La reunión de los Estados Generales (25 de mayo de 1789) vino precedida de la
publicación de infinidad de pasquines y panfletos que caldearon el aire político de
París. Tras la presentación de las actas, maniobra más lenta de lo necesario, en mayo
los Estados generales pasaron a debatir si los procesos de selección de representantes
eran correctos, para luego entrar a debatir si se debía funcionar mediante voto

117
estamental o por representantes (los dos estamentos privilegiados contaban con
menos representantes físicamente en la asamblea, pero con un número de votos
mucho mayor. Lo inútil del debate, hizo que los representantes del Tercer Estado,
hartos de la pérdida de tiempo y las maniobras dilatorias de los privilegiados,
decidieron autoproclamarse únicos representantes del pueblo de Francia y
constituirse en Asamblea Nacional. Las dificultades de reunión que esta decisión les
acarreó les llevó a separarse del resto de los miembros y a recluirse en la Sala de Juego
de Pelota (10 julio). La representatividad que asumen se refiere al 80% de la población
de Francia, en nombre de la cual se juramentan no separarse hasta dar a Francia un
texto constitucional al tiempo que amenazan con no pagar impuestos. Ante lo
inevitable de la situación, el 4 de agosto de 1789 el rey invita a los otros estamentos a
unirse a esta autodenominada Asamblea Nacional en un intento de controlar la nueva
situación creada.

La transformación de los Estados Generales en Asamblea Nacional es el primer acto de


la revolución burguesa, y consagra el principio de monarquía constitucional frente al derecho
divino.
Paralelamente a la reunión de Estados Generales, el precio del pan experimenta una
escalada continua durante tres semanas consecutivas. Los rumores políticos sobre los sucesos
de Versalles corren por todo París, la reina ordena unos movimientos de tropas que son
interpretados como consecuencia de las concesiones que se han arrancado al monarca. Se
habla de diputados arrestados en la vieja cárcel de la Bastilla. El hambre señorea París. La
masa popular asalta las aduanas en las que se guarda el trigo, La Bastilla (cárcel ya vacía
debido a su inminente demolición) es asaltada ya que en épocas pasadas ha sido el símbolo de
la arbitrariedad de la Corona,el 14 de julio de 1789… Todo salta por los aires. Ante el vacío de
poder, se constituye una municipalidad y una milicia que están controladas por la burguesía.
En otras ciudades se imita el ejemplo de París y surgen municipalidades…. En el campo (80%
de la población) se produce el llamado Gran Miedo (Grand Peur): los rumores políticos aquí
dan paso a rumores sobre posibles movimientos de defensa por parte de los terratenientes
(habrían contratado partidas de malhechores para defenderse de los hipotéticos ataques de
los campesinos) , los campesinos se arman contra los bandidos y, al no encontrarlos, se
vuelven contra los señores . La Asamblea Nacional atiende algunas de las reclamaciones
campesinas para evitar que el principio de propiedad fuera pisoteado y el Gran Miedo cesa.

El 26 de agosto de 1789, y a imitación de la declaración americana, la Asamblea


Nacional aprueba la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En todas partes
se habla de política, proliferan los clubes de toda índole, pero dos de ellos adquieren un peso
específico especial: el club de los Jacobinos (donde oradores como La Fayette o Robespierre
pronuncian discursos sobre las posibilidades que se abren ante el momento) , o el club de Les
Cordelier ( donde Danton o Marat exponen sus visiones de la situación). Una infinidad de
periódicos de todas las tendencias proliferan por París sirviendo de caja e resonancia al
enardecido debate político.

118
La transformación de la Asamblea Nacional en Asamblea Constituyente ha traído la
Declaración De Los Derechos Del Hombre y Del Ciudadano y la abolición de ciertos derechos
feudales, pero su obra más importante es la elaboración de una Constitución (1791) en la que
se recogían principios como la monarquía constitucional, Soberanía Nacional, sufragio
censitario, nuevo sistema de administración departamentos divididos en distritos), división de
poderes (el rey sería el ejecutivo, la Asamblea Nacional el legislativo, los jueces serían pagados
por el Estado, no por los señores territoriales; el Estado toma a su cargo el mantenimiento de
la religión, nacionaliza los bienes de la Iglesia, disuelve las órdenes religiosas y somete al clero
a la Constitución Civil del clero, aprobada el 12 de junio de 1790. Le educación se hace pública
y la Iglesia se divide entre los que juran la constitución civil y pasan a ser funcionarios del
Estado y los que la rechazan (clero refractario).

Para paliar la crisis financiera se recurre a vender os bienes del clero refractario y a
emitir papel moneda, creando una enorme inflación. Los aristócratas comienzan a huir de
Francia, el rey lo intenta y es apresado: la alternativa de una nueva monarquía con el viejo rey,
desaparece, el republicanismo puja mientras en el resto del continente comienzan os
movimientos para restablecer a Luis XVI en sus antiguos privilegios.

 La Asamblea Legislativa (1791-1792)


Disuelta la Asamblea Nacional tras la elaboración del texto constitucional se elige una
asamblea legislativa compuesta por 264 monárquicos constitucionales (representan a la
nobleza y a la burguesía constitucional, su personaje más destacado era Lafayette), 136
republicanos, divididos en girondinos (republicanos moderados, que defendían la propiedad
privada y la revolución por medios pacíficos, representando a la burguesía comercial de
provincias, su personaje más destacado er Brissot) y jacobinos (republicanos radicales,
representan a la clase media baja parisina, centralistas, su máximo representante es
Robespierre) y un grupo bisagra, denominado La Llanura integrado por 345 representantes sin
ideología definida. La labor de esta Asamblea Legislativa se debate entre frenar los
movimientos internos de Francia (movimientos debidos a malas cosechas y precios altos; la
amenaza de los sans-culotte) y las amenazas desde el exterior (las potencias amenazan con
actuar si se ejerce violencia contra el rey). Las manifestaciones se producen por toda Francia,
mezclando el descontento material con la indignación contra lo extranjero; para frenar e
proceso que amenaza con otra revolución de signo incierto, el rey es suspendido de sus
funciones, y el 10 de julio se reparten armas entre la población al tiempo que se convocan
nuevas elecciones (por sufragio popular), tras la marcha desde todos los puntos de Francia
hacia Las Tullerías, el 10 de agosto de 1792, reclamando la abdicación del Rey. Los tiempos de
la primera revolución burguesa (y algo moderada) han concluido, la República se va abriendo
paso.

 Convención Girondina (septiembre 1792- junio 1793)


La presencia de el nuevo grupo sans-culotte (clases bajas de los barrios de París, de origen rural, que
esperan su propia revolución contra la burguesía y se comportan como masa uniformada) altera el
panorama político de la nueva fase.

El periodo Convención basculará desde un extremo del arco político al otro, generando fases:
Convención girondina (21 septiembre del ’92 – 2 junio ’93)
Convención jacobina (el terror) (2 junio ’93 – 27 julio ’94)

119
Convención termidoriana (desintegración de Iª República)

En la nueva asamblea encontramos a los girondinos (convertidos ahora en sector


moderado a causa de la evolución de la revolución) deseosos de que la revolución sea frenada
ahora que les favorece; en el extremo político opuesto los jacobinos (burgueses enriquecidos
por la venta de los bienes nacionales, muy agradecidos al régimen que les ha encumbrado y
deseosos de que vaya más allá) y un centro político cercano -por ahora- a los postulados
girondinos.

Las primeras actuaciones de la Convención se encaminan a terminar con el problema


de abolir la monarquía y proclamar la república. La creación del Comité para la Salud Pública
(un tribunal extraordinario) es la creación de un organismo que juzgue al rey; Robespierre es
encargado de representar al Estado contra el Rey y de demostrar la culpabilidad de este. El
proceso y ejecución del rey acentúa la intervención extranjera, patentizada en la Primera
Coalición (UK, Austria, Prusia, Cerdeña y España se coaligan contra Francia); el mantenimiento
de la guerra de defensa obliga a Francia una leva de 300.000 hombres, motivo que provoca un
levantamiento generalizado dentro e Francia que, comenzando por el campo, avanza hacia las
ciudades, absorbiendo a su paso otros motivos de descontento (clero refractario, hambre,
altos precios, desempleo…); los sans-culotte denuncian el enriquecimiento de los burgueses
por la guerra, los girondinos, en un intento de frenar otra revolución, abren un proceso
político contra burgueses, fruto del cual 22 girondinos serán acusados y juzgados por el
Comité para la Salud Pública: el girondinismo queda en entredicho, la alternativa jacobina se
abre paso y obtiene el apoyo del grupo mayoritario –el centro-. Se inaugura una nueva fase de
la Convención .

 Convención o República Jacobina (Junio 1793 – Jul. 1794)


La Convención Jacobina (o convención montañesa) redacta una nueva constitución
1793 (constitución del año I) más democrática que la anterior: en ella el Estado tiene como
competencia promover el bienestar común, la forma del Estado es la República –cuya
institución más importante es la Asamblea- y el sufragio sería universal (solo varones). Esta
constitución no entró en vigor dado que una disposición retardaba su aplicación al final de la
guerra. Mientras tanto el gobierno sería revolucionario (no atado a ninguna ley anterior). El
Comité para la Salud pública se convirtió en el centro de poder, en torno al cual diversos
organismos servían de correa de transmisión (comité de Seguridad General, los
representantes en misión, los comités de vigilancia, el tribunal revolucionario…); los abusos de
poder, el celo en el cumplimiento del deber, las amenazas externas, los métodos de
actuación… crearon un régimen en el que el terror imperó. La pena de muerte se convierte e
lo más normal (35.000 guillotinados), el número de detenidos en las cárceles supera a los de
los peores momentos del antiguo régimen… El nuevo momento intenta borrar todo vestigio
del pasado (nuevo calendario, nuevos nombres para los meses, culto al Ser Supremo, culto a
los Mártires de la Libertad…) Robespierre, el hombre fuerte del momento, intenta implantar
una democracia autoritaria, pero ha conseguido un régimen de terror que, finalmente le
privará de los apoyos de los sans-culotte y provocará su caída: será juzgado y ejecutado por el
Comité para la Salud Pública. La situación ha oscilado hacia el lado contrario.

 Convención o Reacción Termidoriana (julio 1794 – octubre 1795)


El periodo siguiente, la llamada Convención termiodoriana (también conocida como La
Reacción) prohibe y persigue al jacobinismo, se trata de la implantación de los principios de la
burguesía liberal bajo apariencia de revolucionario (aunque muy moderado). En septiembre se

120
redacta una nueva constitución 1795 (constitución del año II): república burguesa moderada
basada en la división de poderes, (legislativo bicameral, ejecutivo multipersonal) , el censo
electoral se reduce (sufragio censitario)descentralización administrativa…

Las prisiones se vacían y los exilados retornan. Triunfan los postulados políticos del
girondinismo mientras se prohiben los clubs jacobinos y las asociaciones populares. Pero la
paz no existe aún: múltiples movimientos se están produciendo: los partidarios de volver a la
situación pre-revolucionaria (realistas) y los sans-culotte (partidarios de no parar la revolución)
se mueven; contra ambos movimientos se actúa por primera vez con la fuerza –el ejercito
dispara- imponiéndose una paz interior que sintonice con los avances de la guerra en el
exterior.

En el exterior las cosas no pueden ir mejor: la expansión de Francia y la creación de


espacios geopolíticamente afines (expansión de la revolución) bien mediante la creación de
nuevos países (República Helvética, Rep. Bátava) o la invasión o pactos con otros. El prestigio
de la República depende de las actuaciones del ejercito. Se ha iniciado una etapa de
estabilidad, máximo valor social de la burguesía.

El periodo Convención nos ha dejado una Francia en la que las clases dirigentes
ampliaron su patrimonio, donde los nobles no desaparecieron en la cuantía que nos parece –
se exiliaron-, donde los principios de la división de poderes se consagraron. Son seis años en la
historia de Francia que cambiaron el mundo.

 El Directorio (1795-1799)
La etapa de calma política da paso a una nueva etapa en la que uno de las
instituciones de la República (el Directorio) toma las riendas de la situación entre octubre del
’95 y noviembre del ’99.

Las diferencias con la convención de los últimos momentos es mínima, al igual que las
soluciones aportadas: los problemas con los jacobinos continúan (las posturas de estos se
radicalizan, acercándose al comunismo igualitario), los realistas vuelven a la carga –y contra
ambos se actúa con la fuerza del ejercito. La guerra en el exterior encumbra generales, entre
los que destaca Napoleón Bonaparte, que al igual que todos los demás, aporta botines que
solventan los problemas económicos del Directorio (hipotecándolo cada vez más al ejercito).
Las disputas internas de los miembros del Directorio, y el temor a un rebrote jacobino animan
a Napoleón a intervenir dando un golpe de Estado (golpe del 18 de Brumario del año 7º // 9
de noviembre del ’99). –previamente a este golpe de estado, la Conjura de los Iguales, de
Babeuf; Fructidor y Floreal-

 El Consulado (1799-1804)
El periodo del Consulado (1799-1804) supone el momento en que se difunde por toda
Europa la obra política de la revolución, aunque paradójicamente coincide en Francia con un
periodo no-revolucionario. La pacificación en el exterior (victoria de Napoleón) y la firma con
Roma de un concordato calma las aguas dentro y fuera de Francia y encumbra a Napoleón
que, a iniciativa del Senado, es nombrado cónsul vitalicio (está arrancando una nueva forma
de monarquía no ligada a la sangre, sino a los logros), primer paso hacia su coronación como
emperador de los franceses (1804-1814). El emperador será refrendado por un plebiscito y
coronado - siguiendo la tradición de los emperadores carolingios – por el Papa: se conjuga el
derecho divino y el poder popular. Napoleón queda equiparado a los soberanos de los países
de Antiguo Régimen: la nación llamada a dirigir los destinos del continente no podía presentar,

121
frente a los reyes, a un simple cónsul. En el fondo se trata de una vuelta al dominio de la
realeza borbónica (pero sin Borbones) y una ruptura continuista con la revolución. La
evolución del régimen hacia el despotismo se desarrolla bajo el simulacro del respeto a la
soberanía popular; se respeta la herencia revolucionaria (igualdad de derechos, libertad
política…)pero el modelo político se decanta por el respeto a la autoridad.

122
EL ORÍGEN DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Más de un siglo antes de que Luis XVI ascendiera al trono (1774), el Estado francés había
sufrido periódicas crisis económicas motivadas por las largas guerras emprendidas durante el
reinado de Luis XIV, la mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de Luis XV,
las cuantiosas pérdidas que acarreó la Guerra Francesa e India (1754-1763) y el aumento de la
deuda generado por los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la guerra
de la Independencia estadounidense (1775-1783). Los defensores de la aplicación de reformas
fiscales, sociales y políticas comenzaron a reclamar con insistencia la satisfacción de sus
reivindicaciones durante el reinado de Luis XVI. En agosto de 1774, el rey nombró controlador
general de Finanzas a Anne Robert Jacques Turgot, un hombre de ideas liberales que instituyó
una política rigurosa en lo referente a los gastos del Estado. No obstante, la mayor parte de su
política restrictiva fue abandonada al cabo de dos años y Turgot se vio obligado a dimitir por
las presiones de los sectores reaccionarios de la nobleza y el clero, apoyados por la reina,
María Antonieta de Austria. Su sucesor, el financiero y político Jacques Necker tampoco
consiguió realizar grandes cambios antes de abandonar su cargo en 1781, debido asimismo a
la oposición de los grupos reaccionarios. Sin embargo, fue aclamado por el pueblo por hacer
público un extracto de las finanzas reales en el que se podía apreciar el gravoso coste que
suponían para el Estado los estamentos privilegiados. La crisis empeoró durante los años
siguientes. El pueblo exigía la convocatoria de los Estados Generales (una asamblea formada
por representantes del clero, la nobleza y el tercer estado), cuya última reunión se había
producido en 1614, y el rey Luis XVI accedió finalmente a celebrar unas elecciones nacionales
en 1788. La censura quedó abolida durante la campaña y multitud de escritos que recogían las
ideas de la Ilustración circularon por toda Francia. Necker, a quien el monarca había vuelto a
nombrar interventor general de Finanzas en 1788, estaba de acuerdo con Luis XVI en que el
número de representantes del tercer estado (el pueblo) en los Estados Generales fuera igual al
del primer estado (el clero) y el segundo estado (la nobleza) juntos, pero ninguno de los dos
llegó a establecer un método de votación.

A pesar de que los tres estados estaban de acuerdo en que la estabilidad de la nación requería
una transformación fundamental de la situación, los antagonismos estamentales
imposibilitaron la unidad de acción en los Estados Generales, que se reunieron en Versalles el
5 de mayo de 1789. Las delegaciones que representaban a los estamentos privilegiados de la
sociedad francesa se enfrentaron inmediatamente a la cámara rechazando los nuevos
métodos de votación presentados. El objetivo de tales propuestas era conseguir el voto por
individuo y no por estamento, con lo que el tercer estado, que disponía del mayor número de
representantes, podría controlar los Estados Generales. Las discusiones relativas al
procedimiento se prolongaron durante seis semanas, hasta que el grupo dirigido por
Emmanuel Joseph Sieyès y el conde de Mirabeau se constituyó en Asamblea Nacional el 17 de
junio. Este abierto desafío al gobierno monárquico, que había apoyado al clero y la nobleza,
fue seguido de la aprobación de una medida que otorgaba únicamente a la Asamblea Nacional
el poder de legislar en materia fiscal. Luis XVI se apresuró a privar a la Asamblea de su sala de
reuniones como represalia. Ésta respondió realizando el 20 de junio el denominado Juramento
del Juego de la Pelota, por el que se comprometía a no disolverse hasta que se hubiera

123
redactado una constitución para Francia. En ese momento, las profundas disensiones
existentes en los dos estamentos superiores provocaron una ruptura en sus filas, y numerosos
representantes del bajo clero y algunos nobles liberales abandonaron sus respectivos
estamentos para integrarse en la Asamblea Nacional.

LA CONSTITUCIÓN REDACTADA POR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

A pesar de haber anunciado reformas importantes el 23 de junio , Luis XVI ordeno a primeros
de julio que el ejército se reuniera en la zona parisina, esto incitó los ánimos a la revuelta. El
12 de Julio la capital estaba en manos del pueblo y a consecuencia de ello el día 14 se
apoderaba de la Bastilla.

Antes de que estallara la revolución en París, ya se habían producido en muchos lugares de


Francia esporádicos y violentos disturbios locales y revueltas campesinas contra los nobles
opresores que alarmaron a los burgueses no menos que a los monárquicos. El conde de Artois
y otros destacados líderes reaccionarios, sintiéndose amenazados por estos sucesos, huyeron
del país, convirtiéndose en el grupo de los llamados émigrés. La burguesía parisina, temerosa
de que la muchedumbre de la ciudad aprovechara el derrumbamiento del antiguo sistema de
gobierno y recurriera a la acción directa, se apresuró a establecer un gobierno provisional local
y organizó una milicia popular, denominada oficialmente Guardia Nacional. El estandarte de
los Borbones fue sustituido por la escarapela tricolor (azul, blanca y roja), símbolo de los
revolucionarios que pasó a ser la bandera nacional. No tardaron en constituirse en toda
Francia gobiernos provisionales locales y unidades de la milicia. El mando de la Guardia
Nacional se le entregó al marqués de La Fayette, héroe de la guerra de la Independencia
estadounidense. Luis XVI, incapaz de contener la corriente revolucionaria, ordenó a las tropas
leales retirarse. Volvió a solicitar los servicios de Necker y legalizó oficialmente las medidas
adoptadas por la Asamblea y los diversos gobiernos provisionales de las provincias.

La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y


disturbios que estaban produciéndose en las provincias (el periodo del 'Gran Miedo'). El clero
y la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche del
4 de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que quedaba abolido el
régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo, aunque se otorgaban compensaciones en
ciertos casos. En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la exención tributaria de
los estamentos privilegiados.

A continuación el 27 de agosto, la Asamblea Nacional Constituyente se dispuso a comenzar su


principal tarea, la redacción de una Constitución. En el preámbulo adoptó, la denominada
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, los delegados formularon los ideales
de la Revolución, sintetizados más tarde en tres principios, "Liberté, Égalité, Fraternité"
("Libertad, Igualdad, Fraternidad"). Se trataba pues de una especie de enunciado político de
intenciones que tendía a dejar el individuo toda la esfera de acción compatible con el interés
general y con los derechos ajenos. En ellas se establecía , bajo las directrices de Locke y de
Montesquieu, que los poderes legislativos , ejecutivos y judiciales debían estar claramente
separados. Mientras la Asamblea deliberaba, la hambrienta población de París, irritada por los
rumores de conspiraciones monárquicas, reclamaba alimentos y soluciones. El 5 y el 6 de
octubre, la población parisina, especialmente sus mujeres, marchó hacia Versalles y sitió el
palacio real. Luis XVI y su familia fueron rescatados por La Fayette, quien les escoltó hasta

124
París a petición del pueblo. Tras este suceso, algunos miembros conservadores de la Asamblea
Constituyente, que acompañaron al rey a París, presentaron su dimisión. En la capital, la
presión de los ciudadanos ejercía una influencia cada vez mayor en la corte y la Asamblea. El
radicalismo se apoderó de la cámara, pero el objetivo original, la implantación de una
monarquía constitucional como régimen político, aún se mantenía.

El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca francés en unas


fastuosas ceremonias, a las que acudieron delegados de todos los lugares del país, el 14 de
julio de 1790. Este documento suprimía la división provincial de Francia y establecía un
sistema administrativo cuyas unidades eran los departamentos, que dispondrían de
organismos locales elegibles. Se ilegalizaron los títulos hereditarios, se crearon los tribunales
con jurado en las causas penales , y tribunales especializados y a diferentes niveles local,
departamental y nacional y se propuso una modificación fundamental de la legislación
francesa. Con respecto a la institución que establecía requisitos de propiedad para acceder al
voto, la Constitución disponía que el electorado quedara limitado a las clases altas y media. El
nuevo estatuto confería el poder legislativo a la Asamblea Nacional, compuesta por 745
miembros elegidos por un sistema de votación indirecto. Aunque el rey seguía ejerciendo el
poder ejecutivo, se le impusieron estrictas limitaciones. Su poder de veto tenía un carácter
meramente suspensivo, y era la Asamblea quien tenía el control efectivo de la dirección de la
política exterior. Se impusieron importantes restricciones al poder de la Iglesia católica
mediante una serie de artículos denominados Constitución civil del Clero, el más importante
de los cuales suponía la confiscación de los bienes eclesiásticos. A fin de aliviar la crisis
financiera, se permitió al Estado emitir un nuevo tipo de papel moneda, los asignados,
garantizado por las tierras confiscadas. Asimismo, la Constitución estipulaba que los
sacerdotes y obispos fueran elegidos por los votantes, recibieran una remuneración del
Estado, prestaran un juramento de lealtad al Estado y las órdenes monásticas fueran disueltas.

Durante los quince meses que transcurrieron entre la aprobación del primer borrador
constitucional por parte de Luis XVI y la redacción del documento definitivo, las relaciones
entre las fuerzas de la Francia revolucionaria experimentaron profundas transformaciones.
Éstas fueron motivadas, en primer lugar, por el resentimiento y el descontento del grupo de
ciudadanos que había quedado excluido del electorado. Las clases sociales que carecían de
propiedades deseaban acceder al voto y liberarse de la miseria económica y social, y no
tardaron en adoptar posiciones radicales. Este proceso, que se extendió rápidamente por toda
Francia gracias a los clubes de los jacobinos, y de los cordeliers, adquirió gran impulso cuando
se supo que María Antonieta estaba en constante comunicación con su hermano Leopoldo II,
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Al igual que la mayoría de los monarcas
europeos, Leopoldo había dado refugio a gran número de émigrés y no había ocultado su
oposición a los acontecimientos revolucionarios que se habían producido en Francia. El recelo
popular con respecto a las actividades de la reina y la complicidad de Luis XVI quedó
confirmado cuando la familia real fue detenida mientras intentaba huir de Francia en un
carruaje con destino a Varennes el 21 de junio.

El 17 de julio de 1791 los sans-culottes (miembros de una tendencia revolucionaria radical que
exigía la proclamación de la república) se reunieron en el Campo de Marte y exigieron que se
depusiera al monarca. La Guardia Nacional abrió fuego contra los manifestantes y los dispersó
siguiendo las órdenes de La Fayette, vinculado políticamente a los feuillants, un grupo formado por

125
monárquicos moderados. Estos hechos incrementaron de forma irreversible las diferencias
existentes entre el sector burgués y republicano de la población. El rey fue privado de sus poderes
durante un breve periodo, pero la mayoría moderada de la Asamblea Constituyente, que temía que
se incrementaran los disturbios, restituyó a Luis XVI con la esperanza de frenar el ascenso del
radicalismo y evitar una intervención de las potencias extranjeras. El 14 de septiembre, el rey juró
respetar la Constitución modificada. Dos semanas después, se disolvió la Asamblea Constituyente
para dar paso a las elecciones sancionadas por la Constitución. Durante este tiempo, Leopoldo II y
Federico Guillermo II, rey de Prusia, emitieron el 27 de agosto una declaración conjunta referente a
Francia en la que se amenazaba veladamente con una intervención armada. La Asamblea
Legislativa, que comenzó sus sesiones el 1 de octubre de 1791, estaba formada por 750 miembros
que no tenían experiencia alguna en la vida política, dado que los propios integrantes de la
Asamblea Constituyente habían votado en contra de su elegibilidad como diputados de la nueva
cámara. Ésta se hallaba dividida en facciones divergentes. La más moderada era la de los feuillants,
partidaria de la monarquía constitucional tal como se establecía en la Constitución de 1791. El
centro de la cámara acogía al grupo mayoritario, conocido como el Llano, que carecía de opiniones
políticas definidas pero que se oponía unánimemente al sector radical que se sentaba en el ala
izquierda, compuesto principalmente por los girondinos, que defendían la transformación de la
monarquía constitucional en una república federal, un proyecto similar al de los montagnards
(grupo que por ocupar la parte superior de la cámara, recibió el apelativo de La Montaña)
integrados por los jacobinos y los cordeliers, que abogaban por la implantación de una república
centralizada. Antes de que estas disensiones abrieran una profunda brecha en las relaciones entre
los girondinos y los montagnards, el sector republicano de la Asamblea consiguió la aprobación de
varios proyectos de ley importantes, entre los que se incluían severas medidas contra los miembros
del clero que se negaran a jurar lealtad al nuevo régimen. Sin embargo, Luis XVI ejerció su derecho a
veto sobre estos decretos, provocando así una crisis parlamentaria que llevó al poder a los
girondinos. A pesar de la oposición de los más destacados montagnards, el gabinete girondino,
presidido por Jean Marie Roland de la Platière, adoptó una actitud beligerante hacia Federico
Guillermo II y Francisco II, el nuevo emperador del Sacro Imperio Romano, que había sucedido a su
padre, Leopoldo II, el 1 de marzo de 1792. Ambos soberanos apoyaban abiertamente las actividades
de los émigrés y secundaban el rechazo de la aristocracia de Alsacia a la legislación revolucionaria. El
deseo de entablar una guerra se extendió rápidamente entre los monárquicos, que confiaban en la
derrota del gobierno revolucionario y en la restauración del Antiguo Régimen, y entre los
girondinos, que anhelaban un triunfo definitivo sobre los sectores reaccionarios tanto en el interior
como en el exterior. El 20 de abril de 1792 la Asamblea Legislativa declaró la guerra al Sacro Imperio
Romano.

Los ejércitos austriacos obtuvieron varias victorias en los Países Bajos austriacos gracias a
ciertos errores del alto mando francés, formado mayoritariamente por monárquicos. La
posterior invasión de Francia provocó importantes desórdenes en París. El gabinete de Roland
cayó el 13 de junio, y la intranquilidad de la población se canalizó en un asalto a las Tullerías, la
residencia de la familia real, una semana después. La Asamblea Legislativa declaró el estado
de excepción el 11 de julio, después de que Cerdeña y Prusia se unieran a la guerra contra
Francia. Se enviaron fuerzas de reserva para aliviar la difícil situación en el frente, y se
solicitaron voluntarios de todo el país en la capital. Cuando los refuerzos procedentes de
Marsella llegaron a París, iban cantando un himno patriótico conocido desde entonces como

126
La Marsellesa. El descontento popular provocado por la gestión de los girondinos, que habían
expresado su apoyo a la monarquía y habían rechazado la acusación de deserción presentada
contra La Fayette, hizo aumentar la tensión. El malestar social, unido al efecto que generó el
manifiesto del comandante aliado, Charles William de Ferdinand, duque de Brunswick, en el
que amenazaba con destruir la capital si la familia real era maltratada, provocó una
insurrección en París el 10 de agosto. Los insurgentes, dirigidos por elementos radicales de la
capital y voluntarios nacionales que se dirigían al frente, asaltaron las Tullerías y asesinaron a
la Guardia suiza del rey. Luis XVI y su familia se refugiaron en la cercana sala de reuniones de la
Asamblea Legislativa, que no tardó en suspender en sus funciones al monarca y ponerle bajo
arresto. A su vez, los insurrectos derrocaron al consejo de gobierno parisino, que fue
reemplazado por un nuevo consejo ejecutivo provisional, la denominada Comuna de París. Los
montagnards, liderados por el abogado Georges Jacques Danton, dominaron el nuevo
gobierno parisino y pronto se hicieron con el control de la Asamblea Legislativa. Esta cámara
aprobó la celebración de elecciones en un breve plazo con vistas a la constitución de una
nueva Convención Nacional, en la que tendrían derecho a voto todos los ciudadanos varones.
Entre el 2 y el 7 de septiembre, más de mil monárquicos y presuntos traidores apresados en
diversos lugares de Francia, fueron sometidos a juicio y ejecutados. Los elementos
desencadenantes de las denominadas 'Matanzas de Septiembre' fueron el temor de la
población al avance de los ejércitos aliados contra Francia y los rumores sobre conspiraciones
para derrocar al gobierno revolucionario. Un ejército francés, dirigido por el general Charles
François Dumouriez, obtuvo una importante victoria en la batalla de Valmy frente a las tropas
prusianas que avanzaban hacia París el 20 de septiembre.

Un día después de la victoria de Valmy se reunió en París la Convención Nacional recién


elegida. La primera decisión oficial adoptada por esta cámara fue la abolición de la monarquía
y la proclamación de la I República. El consenso entre los principales grupos integrantes de la
Convención no fue más allá de la aprobación de estas medidas iniciales. Sin embargo, ninguna
facción se opuso al decreto presentado por los girondinos y promulgado el 19 de noviembre,
por el cual Francia se comprometía a apoyar a todos los pueblos oprimidos de Europa. Las
noticias que llegaban del frente semanalmente eran alentadoras: las tropas francesas habían
pasado al ataque después de la batalla de Valmy y habían conquistado Maguncia, Frankfurt del
Main, Niza, Saboya y los Países Bajos austriacos. Sin embargo, las disensiones se habían
intensificado seriamente en el seno de la convención, donde el Llano dudaba entre conceder
su apoyo a los conservadores girondinos o a los radicales montagnards. La primera gran
prueba de fuerza se decidió en favor de estos últimos, que solicitaban que la Convención
juzgara al rey por el cargo de traición y consiguieron que su propuesta fuera aprobada por
mayoría. El monarca fue declarado culpable de la acusación imputada con el voto casi
unánime de la Cámara el 15 de enero de 1793, pero no se produjo el mismo acuerdo al día
siguiente, cuando había de decidirse la pena del acusado. Finalmente el rey fue condenado a
muerte por 387 votos a favor frente a 334 votos en contra. Luis XVI fue guillotinado el 21 de
enero.

La influencia de los girondinos en la Convención Nacional disminuyó enormemente tras la


ejecución del rey. La falta de unidad mostrada por el grupo durante el juicio había dañado
irreparablemente su prestigio nacional, bastante mermado desde hacía tiempo entre la
población de París, más favorable a las tendencias jacobinas. Otro factor que determinó la
caída girondina fueron las derrotas sufridas por los ejércitos franceses tras declarar la guerra a

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Gran Bretaña, las Provincias Unidas (actuales Países Bajos) el 1 de febrero de 1793, y a España
el 7 de marzo, que se habían unido a la Primera Coalición contra Francia. Las propuestas de los
jacobinos para fortalecer al gobierno ante las cruciales luchas a las que Francia debería
enfrentarse desde ese momento fueron firmemente rechazadas por los girondinos. No
obstante, a comienzos de marzo, la Convención votó a favor del reclutamiento de 300.000
hombres y envió comisionados especiales a varios departamentos para organizar la leva. Los
sectores clericales y monárquicos enemigos de la Revolución incitaron a la rebelión a los
campesinos de La Vendée, contrarios a tal medida. La guerra civil no tardó en extenderse a los
departamentos vecinos. Los austriacos derrotaron al ejército de Dumouriez en Neerwinden el
18 de marzo, y éste desertó al enemigo. La huida del jefe del ejército, la guerra civil y el
avance de las fuerzas enemigas a través de las fronteras de Francia provocó en la Convención
una crisis entre los girondinos y los montagnards, en la que estos últimos pusieron de relieve
la necesidad de emprender una acción contundente en defensa de la Revolución.

EL REINADO DEL TERROR

El 6 de abril, la Convención creó el Comité de Salvación Pública, que habría de ser el órgano
ejecutivo de la República, y reestructuró el Comité de Seguridad General y el Tribunal
Revolucionario. Se enviaron representantes a los departamentos para supervisar el
cumplimiento de las leyes, el reclutamiento y la requisa de municiones. La rivalidad existente
entre los girondinos y los montagnards se había agudizado durante este periodo. La rebelión
parisina, organizada por el periodista radical Jacques René Hébert, obligó a la Convención a
ordenar el 2 de junio la detención de veintinueve delegados girondinos y de los ministros de
este grupo, Pierre Henri Hélène Marie Lebrun-Tondu y Étienne Clavière. A partir de ese
momento, la facción jacobina radical que asumió el control del gobierno desempeñó un papel
decisivo en el posterior desarrollo de la Revolución. La Convención promulgó una nueva
Constitución el 24 de junio en la que se ampliaba el carácter democrático de la República. Sin
embargo, este estatuto nunca llegó a entrar en vigor. El 10 de julio, la presidencia del Comité
de Salvación Pública fue transferida a los jacobinos, que reorganizaron completamente las
funciones de este nuevo organismo. Tres días después, el político radical Jean-Paul Marat,
destacado líder de los jacobinos, fue asesinado por Charlotte de Corday, simpatizante de los
girondinos. La indignación pública ante este crimen hizo aumentar considerablemente la
influencia de los jacobinos en todo el país. El dirigente jacobino Maximilien de Robespierre
pasó a ser miembro del Comité de Salvación Pública el 27 de julio y se convirtió en su figura
más destacada en poco tiempo. Robespierre, apoyado por Louis Saint-Just, Lazare Carnot,
Georges Couthon y otros significados jacobinos, implantó medidas policiales extremas para
impedir cualquier acción contrarrevolucionaria. Los poderes del Comité fueron renovados
mensualmente por la Convención Nacional desde abril de 1793 hasta julio de 1794, un periodo
que pasó a denominarse Reinado del Terror.

Desde el punto de vista militar, la situación era extremadamente peligrosa para la República.
Las potencias enemigas habían reanudado la ofensiva en todos los frentes. Los prusianos
habían recuperado Maguncia, Condé-Sur-L'Escaut y Valenciennes, y los británicos mantenían
sitiado Tolón. Los insurgentes monárquicos y católicos controlaban gran parte de La Vendée y
Bretaña. Caen, Lyon, Marsella, Burdeos y otras importantes localidades se hallaban bajo el
poder de los girondinos. El 23 de agosto se emitió un nuevo decreto de reclutamiento para

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toda la población masculina de Francia en buen estado de salud. Se formaron en poco tiempo
catorce nuevos ejércitos —alrededor de 750.000 hombres—, que fueron equipados y
enviados al frente rápidamente. Además de estas medidas, el Comité reprimió violentamente
la oposición interna.

María Antonieta fue ejecutada el 16 de octubre, y 21 destacados girondinos murieron


guillotinados el 31 del mismo mes. Tras estas represalias iniciales, miles de monárquicos,
sacerdotes, girondinos y otros sectores acusados de realizar actividades
contrarrevolucionarias o de simpatizar con esta causa fueron juzgados por los tribunales
revolucionarios, declarados culpables y condenados a morir en la guillotina. El número de
personas condenadas a muerte en París ascendió a 2.639, más de la mitad de las cuales
(1.515) perecieron durante los meses de junio y julio de 1794. Las penas infligidas a los
traidores o presuntos insurgentes fueron más severas en muchos departamentos periféricos,
especialmente en los principales centros de la insurrección monárquica. El tribunal de Nantes,
presidido por Jean-Baptiste Carrier, el más severo con los cómplices de los rebeldes de La
Vendée, ordenó la ejecución de más de 8.000 personas en un periodo de tres meses. Los
tribunales y los comités revolucionarios fueron responsables de la ejecución de casi 17 mil
ciudadanos en toda Francia. El número total de víctimas durante el Reinado del Terror llegó a
40.000. Entre los condenados por los tribunales revolucionarios, aproximadamente el 8% eran
nobles, el 6% eran miembros del clero, el 14% pertenecía a la clase media y el 70% eran
trabajadores o campesinos acusados de eludir el reclutamiento, de deserción, acaparamiento,
rebelión u otros delitos. Fue el clero católico el que sufrió proporcionalmente las mayores
pérdidas entre todos estos grupos sociales. El odio anticlerical se puso de manifiesto también
en la abolición del calendario juliano en octubre de 1793, que fue reemplazado por el
calendario republicano. El Comité de Salvación Pública, presidido por Robespierre, intentó
reformar Francia basándose de forma fanática en sus propios conceptos de humanitarismo,
idealismo social y patriotismo. El Comité, movido por el deseo de establecer una República de
la Virtud, alentó la devoción por la república y la victoria y adoptó medidas contra la
corrupción y el acaparamiento. Asimismo, el 23 de noviembre de 1793, la Comuna de París
ordenó cerrar todas las iglesias de la ciudad —esta decisión fue seguida posteriormente por
las autoridades locales de toda Francia— y comenzó a promover la religión revolucionaria,
conocida como el Culto a la Razón. Esta actitud, auspiciada por el jacobino Pierre Gaspard
Chaumette y sus seguidores extremistas (entre ellos Hébert), acentuó las diferencias entre los
jacobinos centristas, liderados por Robespierre, y los fanáticos seguidores de Hébert, una
fuerza poderosa en la Convención y en la Comuna de París.

Durante este tiempo, el signo de la guerra se había vuelto favorable para Francia. El general
Jean Baptiste Jourdan derrotó a los austriacos el 16 de octubre de 1793, iniciándose así una
serie de importantes victorias francesas. A finales de ese año, se había iniciado la ofensiva
contra las fuerzas de invasión del Este en el Rin, y Tolón había sido liberado. También era de
gran relevancia el hecho de que el Comité de Salvación Pública hubiera aplastado la mayor
parte de las insurrecciones de los monárquicos y girondinos.

LA LUCHA DEL PODER

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La disputa entre el Comité de Salvación Pública y el grupo extremista liderado por Hébert,
concluyó con la ejecución de éste y sus principales acólitos el 24 de marzo de 1794. Dos
semanas después, Robespierre emprendió acciones contra los seguidores de Danton, que
habían comenzado a solicitar la paz y el fin del reinado del Terror. Georges-Jacques Danton y
sus principales correligionarios fueron decapitados el 6 de abril. Robespierre perdió el apoyo
de muchos miembros importantes del grupo de los jacobinos —especialmente de aquéllos
que temían por sus propias vidas— a causa de estas represalias masivas contra los partidarios
de ambas facciones. Las victorias de los ejércitos franceses, entre las que cabe destacar la
batalla de Fleurus (Bélgica) del 26 de junio, que facilitó la reconquista de los Países Bajos
austriacos, incrementó la confianza del pueblo en el triunfo final. Por este motivo, comenzó a
extenderse el rechazo a las medidas de seguridad impuestas por Robespierre. El descontento
general con el líder del Comité de Salvación Pública no tardó en transformarse en una
auténtica conspiración. Robespierre, Saint-Just, Couthon y 98 de sus seguidores fueron
apresados el 27 de julio de 1794 (el 9 de termidor del año III según el calendario republicano)
y decapitados al día siguiente. Se considera que el 9 de termidor fue el día en el que se puso
fin a la República de la Virtud.

LA REACCIÓN TERMIDORIANA

La Convención Nacional estuvo controlada hasta finales de 1794 por el 'grupo termidoriano'
que derrocó a Robespierre y puso fin al Reinado del Terror. Se clausuraron los clubes jacobinos
de toda Francia, fueron abolidos los tribunales revolucionarios y revocados varios decretos de
carácter extremista, incluido aquél por el cual el Estado fijaba los salarios y precios de los
productos. Después de que la Convención volviera a estar dominada por los girondinos, el
conservadurismo termidoriano se transformó en un fuerte movimiento reaccionario. Durante
la primavera de 1795, se produjeron en París varios tumultos, en los que el pueblo reclamaba
alimentos, y manifestaciones de protesta que se extendieron a otros lugares de Francia. Estas
rebeliones fueron sofocadas y se adoptaron severas represalias contra los jacobinos y sans-
culottes que los protagonizaron.

La moral de los ejércitos franceses permaneció inalterable ante los acontecimientos ocurridos
en el interior. Durante el invierno de 1794-1795, las fuerzas francesas dirigidas por el general
Charles Pichegru invadieron los Países Bajos austriacos, ocuparon las Provincias Unidas
instituyendo la República Bátava y vencieron a las tropas aliadas del Rin. Esta sucesión de
derrotas provocó la desintegración de la coalición antifrancesa. Prusia y varios estados
alemanes firmaron la paz con el gobierno francés en el Tratado de Basilea el 5 de abril de
1795; España también se retiró de la guerra el 22 de julio, con lo que las únicas naciones que
seguían en lucha con Francia eran Gran Bretaña, Cerdeña y Austria. Sin embargo, no se
produjo ningún cambio en los frentes bélicos durante casi un año. La siguiente fase de este
conflicto se inició con las Guerras Napoleónicas.

Se restableció la paz en las fronteras, y un ejército invasor formado por émigrés fue derrotado
en Bretaña en el mes de julio. La Convención Nacional finalizó la redacción de una nueva
Constitución, que se aprobó oficialmente el 22 de agosto de 1795. La nueva legislación
confería el poder ejecutivo a un Directorio, formado por cinco miembros llamados directores.
El poder legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de
Ancianos (250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. El mandato de un director y de un

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tercio de la asamblea se renovaría anualmente a partir de mayo de 1797, y el derecho al
sufragio quedaba limitado a los contribuyentes que pudieran acreditar un año de residencia en
su distrito electoral. La nueva Constitución incluía otras disposiciones que demostraban el
distanciamiento de la democracia defendida por los jacobinos. Este régimen no consiguió
establecer un medio para impedir que el órgano ejecutivo entorpeciera el gobierno del
ejecutivo y viceversa, lo que provocó constantes luchas por el poder entre los miembros del
gobierno, sucesivos golpes de Estado y fue la causa de la ineficacia en la dirección de los
asuntos del país. Sin embargo, la Convención Nacional, que seguía siendo anticlerical y
antimonárquica a pesar de su oposición a los jacobinos, tomó precauciones para evitar la
restauración de la monarquía. Promulgó un decreto especial que establecía que los primeros
directores y dos tercios del cuerpo legislativo habían de ser elegidos entre los miembros de la
Convención. Los monárquicos parisinos reaccionaron violentamente contra este decreto y
organizaron una insurrección el 5 de octubre de 1795. Este levantamiento fue reprimido con
rapidez por las tropas mandadas por el general Napoleón Bonaparte, jefe militar de los
ejércitos revolucionarios de escaso renombre, que más tarde sería emperador de Francia con
el nombre de Napoleón I Bonaparte. El régimen de la Convención concluyó el 26 de octubre y
el nuevo gobierno formado de acuerdo con la Constitución entró en funciones el 2 de
noviembre.

Desde sus primeros momentos, el Directorio tropezó con diversas dificultades, a pesar de la
gran labor que realizaron políticos como Charles Maurice de Talleyrand-Périgord y Joseph
Fouché. Muchos de estos problemas surgieron a causa de los defectos estructurales
inherentes al aparato de gobierno; otros, por la confusión económica y política generada por
el triunfo del conservadurismo. El Directorio heredó una grave crisis financiera, que se vio
agravada por la depreciación de los asignados (casi en un 99% de su valor). Aunque la mayoría
de los líderes jacobinos habían fallecido, se encontraban en el extranjero u ocultos, su espíritu
pervivía aún entre las clases bajas. En los círculos de la alta sociedad, muchos de sus miembros
hacían campaña abiertamente en favor de la restauración monárquica. Las agrupaciones
políticas burguesas, decididas a conservar su situación de predominio en Francia, por la que
tanto habían luchado, no tardaron en apreciar las ventajas que representaba reconducir la
energía desatada por la población durante la Revolución hacia fines militares. Existían aún
asuntos pendientes que resolver con el Sacro Imperio Romano. Además, el absolutismo, que
por naturaleza representaba una amenaza para la Revolución, continuaba dominando la
mayor parte de Europa.

Una consecuencia directa de la Revolución fue la abolición de la monarquía absoluta en


Francia. Asimismo, este proceso puso fin a los privilegios de la aristocracia y el clero. La
servidumbre, los derechos feudales y los diezmos fueron eliminados; las propiedades se
disgregaron y se introdujo el principio de distribución equitativa en el pago de impuestos.
Gracias a la redistribución de la riqueza y de la propiedad de la tierra, Francia pasó a ser el país
europeo con mayor proporción de pequeños propietarios independientes. Otras de las
transformaciones sociales y económicas iniciadas durante este periodo fueron la supresión de
la pena de prisión por deudas, la introducción del sistema métrico y la abolición del carácter
prevaleciente de la primogenitura en la herencia de la propiedad territorial.

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La Revolución también desempeñó un importante papel en el campo de la religión. Los
principios de la libertad de culto y la libertad de expresión tal y como fueron enunciados en la
Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, pese a no aplicarse en todo momento
en el periodo revolucionario, condujeron a la concesión de la libertad de conciencia y de
derechos civiles para los protestantes y los judíos. La Revolución inició el camino hacia la
separación de la Iglesia y el Estado.

Los ideales revolucionarios pasaron a integrar la plataforma de las reformas liberales de


Francia y Europa en el siglo XIX, así como sirvieron de motor ideológico a las naciones
latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo, y continúan siendo hoy las claves de la
democracia. No obstante, los historiadores revisionistas atribuyen a la Revolución unos
resultados menos encomiables, tales como la aparición del Estado centralizado (en ocasiones
totalitario) y los conflictos violentos que desencadenó.

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