005 Obligaciones

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Capítulo 5

Obligaciones
Sumario: 1. Concepto. 2. Comparación con los derechos reales. 3. Elementos. 4. Fuentes de las
obligaciones (causa). 5. Efectos de las obligaciones. 5. 1. Sujetos afectados. 5. 2. Facultades. 5. 3.
Efectos en cuanto al tiempo (mora y purga de la mora). 5. 4. Daños y perjuicios. 5. 5. Intereses. 6.
Clasificación de las obligaciones. 6.1. Obligaciones de dar dinero 6.2. Obligaciones en moneda
extranjera. 6.3. Obligaciones simplemente mancomunadas y solidarias. 6.4. Obligaciones con
cláusula penal. 7. Modos de extinción de las obligaciones. 7. 1. Pago. 7. 2. Prescripción liberatoria. 7.
3. Otros modos de extinción de las obligaciones; 8. La obligación de rendir cuentas.
1. Concepto
El Código comienza el libro tercero que se titula “Derechos Personales” dando una
definición de obligación. Indica que se trata de una relación o vínculo entre dos
sujetos regulado por el derecho, en el que uno de esos sujetos (acreedor o sujeto
activo), tiene la facultad de exigirle al otro (deudor o sujeto pasivo) que cumpla una
prestación y a obtener su ejecución forzada en caso de incumplimiento (CCC, art.
724).
Esa prestación a la que hace referencia la definición, es una conducta del deudor,
que puede consistir en dar, hacer o no hacer. Asimismo, esa prestación debe
cumplir cinco requisitos: posibilidad, licitud, determinación, patrimonialidad e
interesar al acreedor (CCC, art. 725).
A los elementos que forman parte de una obligación, su nacimiento, sus efectos y su
extinción, nos referimos en los puntos siguientes.
2. Comparación con los derechos reales
Dentro de la categoría de derechos subjetivos patrimoniales, se distinguen entre los
derechos personales, creditorios, crediticios u obligaciones, por un lado, y los
derechos reales (*) por otro. Las obligaciones son derechos personales, es decir,
dan al acreedor la facultad de exigir una conducta del deudor.
Se denominan derechos personales por su origen. En la antigüedad el deudor
respondía frente al incumplimiento con su propia persona, ya que se permitía que el
acreedor lo tomara como esclavo, lo vendiera y hasta podía darle muerte.
Este derecho “personal” evoluciona luego para transformarse en una relación que,
frente al incumplimiento del deudor, permite agredir jurídicamente solamente los
bienes que integran su patrimonio y no la “persona” del deudor. Son derechos
personales porque el acreedor puede exigir una conducta de su deudor (una
prestación de dar, hacer o no hacer).
Los derechos reales, en cambio, implican una relación directa entre una persona y
una cosa, como el derecho de dominio que es el más extenso que existe (se suele
usar la palabra propiedad para denominarlo, pero el derecho de propiedad es un
concepto más amplio ya que comprende también derechos que no se ejercen sobre
una cosa).
Si bien existen muchas zonas grises, apuntamos las tres diferencias más
importantes que presentan ambas categorías de derechos:
1°) Los derechos personales son relativos, lo cual significa que sólo se ejercen en
contra del deudor de la obligación y no afectan a terceros. A diferencia de los
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derechos reales que son absolutos, en el sentido que pueden ser ejercidos contra
todos, sin que tengan un destinatario especial. Así, por ejemplo, todos deben
respetar mi derecho de propiedad sobre la lapicera que tengo en el bolsillo. En
cambio, el derecho a que me sea entregada una lapicera que compré, sólo podré
ejercerlo en contra de la persona que me la vendió.
2°) Los derechos personales son bilaterales, es decir, entre sus elementos se
encuentran dos personas (acreedor y deudor). Los derechos reales involucran una
relación directa e inmediata de un sujeto con una cosa (como sucede con el
derecho real de dominio) y tienen una vinculación mediata con todas las demás
personas, que están obligadas a respetar dicho derecho real;
3°) La ley ha dejado librada a la autonomía de la voluntad de los sujetos, la creación
de obligaciones. Así, por ejemplo, en las cláusulas de un contrato, se pueden
convenir las más variadas obligaciones. En cambio, sólo existen los derechos reales
que han sido creados exclusivamente por la ley, que no permite la creación de otros
diferentes. Ampliaremos en el capítulo que tratamos los derechos reales sobre estas
diferencias.
3. Elementos
Individualizamos los siguientes elementos esenciales que integran las obligaciones:
a) Sujetos:
Pueden ser sujetos (activos o pasivos) de una obligación todas las personas físicas
o jurídicas. Cuando la obligación surge de un acto jurídico, requiere capacidad. Si
nace de un acto ilícito, no es necesaria. Ejemplos: Si un conductor de un automóvil
atropella a un demente (incapaz de hecho), éste es acreedor de la indemnización
por los daños que hubiere sufrido. Si un menor, mayor a 10 años, causa un daño a
un peatón, éste es acreedor del menor (y también de sus padres).
En lo que se refiere a los sujetos, el sistema permite: 1°) La indeterminación inicial
de los sujetos; 2°) Que se transmita a otra persona la calidad de sujeto –acreedor o
deudor- de una obligación (CCC, arts. 398, 1614, 1632 y 1633). 3°) La pluralidad de
sujetos (varios acreedores y deudores).
b) Contenido u objeto:
Consiste en la conducta del deudor para satisfacer al acreedor. El objeto inmediato
de una obligación es una prestación de dar, hacer o no hacer (CCC, art. 725). El
objeto mediato sería la cosa que debe darse o el hecho que debe realizarse por el
deudor.
Las prestaciones que pueden ser objeto de obligaciones deben cumplir con algunos
requisitos. Se exigen: 1°) Posibilidad: El objeto debe ser física y jurídicamente
posible (no se puede prendar un inmueble ni hipotecar un automóvil); 2°) Licitud: no
contrario a la moral y las buenas costumbres; 3°) Que sea determinable: Debe
existir su especificación por género, cantidad y calidad, si se trata de una cosa
fungible o en su individualidad si se trata de un cuerpo cierto; 4°) Patrimonialidad:
sobre bienes que estén en el comercio susceptibles de apreciación pecuniaria
(CCC, art. 725); y 5°) Que exista interés del acreedor (CCC, art. 725) el cual puede
exceder lo económico como cuando éste contempla necesidades espirituales o de
otro tipo.
c) Vínculo:
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Una obligación importa que el deudor esté sujeto a ciertos deberes y sometido a los
poderes jurídicos que se reconocen al acreedor (CCC, art. 730).
Destacamos dos aspectos, en los que se manifiesta ese poder: Se otorga al
acreedor: 1°) acción para reclamar el cumplimiento (por ejemplo: iniciando juicio
para que un juez condene al deudor a cumplir y utilice la fuerza pública para que
ello ocurra); y 2°) excepción (o poder de defenderse) para retener lo percibido frente
al reclamo del deudor. Este segundo aspecto se destaca y cobra especial
importancia al considerar la prescripción liberatoria (que vemos más abajo).
Asimismo, frente al incumplimiento de una obligación, nace normalmente la
responsabilidad del deudor de indemnizar los perjuicios que hubiere causado dicho
incumplimiento.
El vinculo no solo atrapa al deudor imponiéndoles deberes y cargas, sino también al
acreedor, sobre quien pesa el deber de cooperar para que el deudor pueda cumplir
y liberarse de la obligación.
4. Fuentes de las obligaciones (causa)
En el punto anterior se han considerado los elementos esenciales que contiene toda
obligación. A estos elementos esenciales debe sumarse la causa fuente, que no se
trata de un elemento interno como los demás, sino que es externo a la obligación
por cuanto es lo que le da nacimiento.
Nos estamos refiriendo al origen del vínculo jurídico. La obligación no nace sin una
causa (*) que la genere, de allí que debe sumarse la causa fuente como uno de los
elementos esenciales para darle nacimiento (CCC, art. 726).
El Código trae algunos principios generales. En primer lugar, no presume la
existencia de una obligación. Pero si se llegara a probar la existencia de una
obligación, solamente por ello, la ley supone que tiene una causa legítima, poniendo
en cabeza del deudor la demostración que no tiene causa legítima para eximirse de
ella (CCC, art. 727).
Históricamente, se ha indicado que las obligaciones se originan en alguna de las
siguientes causas: contratos, cuasicontratos (*), delitos (*), cuasidelitos (*) y la ley.
La fuente de las obligaciones que más interesa a los fines de este curso y en el
mundo de los negocios, es el contrato. De los contratos nacen obligaciones. Por
ejemplo, de un contrato de compraventa nacen esencialmente dos obligaciones.
Una en cabeza del vendedor, que consiste en entregar la cosa vendida y otra, en
cabeza del comprador, que consiste en entregar una suma de dinero (pagar el
precio).
De los actos ilícitos, es decir de un delito civil (cuando existe dolo) o de un
cuasidelito (cuando existe culpa o negligencia), nace la obligación de indemnizar a
la víctima por los perjuicios que el daño le ha causado (más adelante analizaremos
los rubros que pueden reclamarse como indemnización).
Una ley que establece el pago de un impuesto también es fuente de obligaciones;
en cabeza del contribuyente (como deudor) y a favor del Estado (como acreedor).
Finalmente, en el art. 728 el Código establece que cuando se entrega algo en
cumplimiento de un deber moral o de conciencia o de lo que solía denominarse
obligación natural (no se hizo en cumplimiento de una obligación legalmente
exigible), no puede luego arrepentirse y pedir que le devuelvan lo entregado. Sería
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éste el caso de quien cumple con una obligación que ya está prescripta (ver
prescripción liberatoria). No podría luego pedir que le devuelvan lo pagado, a pesar
que el acreedor había ya perdido la facultad de iniciar acción judicial para
reclamarle.
5. Efectos de las obligaciones
Las obligaciones producen diversos efectos en cuanto a los sujetos obligados, las
facultades de éstos, el tiempo, etc., los que pasamos a sintetizar a continuación.
5. 1. Sujetos afectados
Como regla general, las obligaciones sólo producen efectos entre las partes, vale
decir, entre acreedor y deudor y sus sucesores (*). También se presenta
frecuentemente, la situación en que una sola obligación tenga varios acreedores y
varios deudores. Las que tienen sujetos múltiples pueden ser obligaciones solidarias
(*) o simplemente mancomunadas (*). Cuando nada han indicado las partes o la ley,
se presume que se trata de una obligación simplemente mancomunada (CCC, art.
828).
5. 2. Facultades
La ley confiere al acreedor poderes para lograr la satisfacción de su interés, en
especie o su equivalente, como efecto principal de las obligaciones (CCC, art. 730).
Ejemplo: Si el vendedor (deudor) no entrega la cosa vendida, el comprador
(acreedor de esa obligación que surge del contrato de compraventa) puede usar los
medios legales para que se la quiten y se la entreguen. Si ello no es posible, podrá
reclamar indemnización, otorgándosele también los medios legales para cobrarla.
El medio previsto legalmente para dar satisfacción al acreedor es un juicio o proceso
judicial, en el cual la autoridad le quitará la cosa vendida al vendedor y se la
entregará al comprador. Si ello no es materialmente posible, se embargarán y
rematarán bienes del deudor suficientes para que se obtenga el dinero necesario
para pagarle la indemnización que corresponda al comprador.
Una opción que confiere la ley a favor del acreedor, cuando la naturaleza de la
prestación la permita, es hacer que un tercero cumpla con la obligación, cargando
con los costos correspondientes al deudor incumplidor (CCC, art. 730, inc. B).
Como efecto secundario, el acreedor tiene la facultad a mantener incólume el
patrimonio de su deudor, a cuyo fin puede requerir medidas precautorias (la más
común es el embargo) e iniciar acciones por simulación o fraude en contra del
deudor y también la acción subrogatoria (*) o acción directa (*) en los casos que
corresponde.
El acreedor asimismo tiene derecho a pedir la declaración de quiebra de su deudor,
lo cual le otorgaría la ventaja de provocar la investigación de la conducta del deudor,
previa a la quiebra, que debe hacer la sindicatura, generando la posibilidad de
recuperar bienes que pudieran haberse enajenado fraudulentamente (ley 24522).
No solamente el acreedor tiene derechos o facultades. El deudor también tiene
ciertos derechos, como a la cooperación del acreedor y a cumplir (CCC, art. 879). El
cumplimiento exacto de la obligación le confiere el derecho de obtener la liberación
de la misma y a rechazar cualquier acción que le iniciara el acreedor (CCC, art.
731).
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5. 3. Efectos en cuanto al tiempo (mora y purga de la mora)


Cuando no hay modalidad alguna que las demore (plazo o condición), las
obligaciones producen efectos inmediatos. En este caso, se denominan puras y
simples y el acreedor está facultado a reclamar que se cumplan de inmediato.
En cambio, los efectos de las obligaciones pueden ser diferidos en el tiempo,
cuando están sujetas a modalidades, como el plazo y la condición suspensiva. Nos
remitimos a lo que indicamos respecto a las modalidades de los actos jurídicos en el
capítulo anterior, lo cual obviamente se aplica a las obligaciones (CCC, arts. 343 y
350).
El incumplimiento en que incurre el deudor de una obligación lo coloca en estado de
mora (*), lo que tiene por efecto principal hacerle responsable por los perjuicios que
su incumplimiento ocasione al acreedor (CCC 730, inc. C y 1716). La ley también lo
hace responsable por el pago de intereses moratorios (CCC, art. 768).
La regla general es que no resulta necesaria la interpelación (*) del deudor para que
éste incurra en mora, operándose ésta en forma automática frente a su
incumplimiento (CCC, art. 886).
Normalmente, se asocia a la mora con el simple atraso en el cumplimiento de las
obligaciones en tiempo oportuno. Tanto es así, que la ley establece una presunción
en este sentido (art. 886 primera parte). Sin embargo, deben advertirse que existen
situaciones en que el retraso no es imputable al deudor, en la medida que éste no
es culpable de ello y por lo tanto no hay mora (CCC, art. 888).
Ello se da en situaciones como las de caso fortuito (*) o fuerza mayor (CCC, arts.
955 y 1730), también cuando la mora es recíproca, es decir cuando ambas partes
se encuentren en el mismo estado de mora (CCC, art. 1078, inc. C), o en los casos
de excepción contemplados por el art. 887, como en las obligaciones sujetas a plazo
tácito o indeterminado, las cuales no permiten conocer con exactitud el momento en
que se opera el vencimiento de la obligación y debe el plazo ser fijado por el juez
(CCC, art. 887, inc. B).
Como consecuencia de todo lo indicado, para que existe mora se necesitan dos
elementos a los que puede sumarse un tercero para algunos casos: 1° un elemento
objetivo: la exigibilidad de la obligación (por ejemplo, cuando se venció el plazo); 2°
un elemento subjetivo: la culpa del deudor.
A estos dos elementos se suma un tercero, que frente a la mora automática se
presume. Se trata de un elemento formal: la interpelación (*).
La regla general indica que la constitución en mora del deudor se produce en forma
automática, por el solo vencimiento del plazo (CCC, art. 886), razón por la cual no
se necesita la interpelación del deudor.
En los casos de plazo tácito la ley no ha indicado cómo hacer para constituir en
mora al deudor, por lo cual interpretamos que corresponde efectuar la interpelación
(*) de éste para permitirle que efectivamente cumpla y se libere de la obligación.
La purga de la mora permite al deudor salir de ese estado. Como regla se puede
decir que la mora se puede purgar. Se trata de otro principio general con
consecuencias muy importantes. Consiste en que el deudor moroso está facultado
para cumplir con la prestación a su cargo, en forma tardía, eliminando de este modo
la mora.
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Así, si una persona debe entregar una suma de $ 10000 el día 10 de abril próximo
tiene la posibilidad de hacerlo aún después de incurrir en mora. Y, como principio
general, puede purgarse la mora de manera indefinida, mientras no se opere alguna
causa que extinga la obligación (como la resolución de contrato a la que nos
referimos en el capítulo siguiente o la prescripción).
No existe mora y en cambio se presenta un incumplimiento definitivo (obviamente
no es posible la purga de la mora), frente a aquellas obligaciones en las que el
cumplimiento tardío no resulte ya admisible para el acreedor. Son estas
excepciones supuestos denominados como de plazo esencial porque no admiten la
posibilidad de cumplimiento tardío y cuyo ejemplo tradicional es el incumplimiento
de la orquesta que se contrata para tocar en un cumpleaños (por la propias
circunstancias del caso ya no podrá cumplirse tardíamente con esta obligación,
presentándose un incumplimiento definitivo).
Para purgar la mora, además de cumplir con la obligación, el deudor debe pagar
también los daños e intereses que ha generado su incumplimiento (CCC 730, inc. C
y 1716).
Por último, se puede producir también la mora del acreedor, cuando éste no
colabora con el deudor para que cumpla o no le recibe el pago (CCC, art. 886 parte
final). En estos casos el deudor deberá recurrir al pago por consignación para
liberarse de la deuda (CCC, art. 904, inc A), al que tratamos en otro punto.
5. 4. Daños y perjuicios
Si no existe una razón que lo justifique, quien causa daño a otra persona está
legalmente obligado a indemnizarlo. El art. 1716 del Código, reconoce el deber de
no dañar a otro y la obligación de reparar el daño frente al incumplimiento de una
obligación. Asimismo, el art. 1737 da un concepto amplio de daño como toda lesión
a un derecho o interés no reprobado por el ordenamiento jurídico.
Es civilmente responsable y está obligado a indemnizar los perjuicios ocasionados,
quien comete un ilícito o quien no cumple (o cumple tardíamente) una obligación
cualquiera sea su origen.
El perjuicio sufrido se debe reparar reponiendo las cosas a su estado anterior o -si
el damnificado lo pide o es imposible volver las cosas a su estado anterior-,
indemnizándolo con el pago de una suma de dinero (CCC, art. 1740).
La indemnización debe ser integral y comprender dos rubros principales; uno
relativo a la pérdida o empobrecimiento del patrimonio o daño emergente. Y por
otro lado la frustración de una ganancia, la pérdida de la posibilidad de acrecentar el
patrimonio o lucro cesante y también la pérdida de chance u oportunidades (*)
(CCC, art. 1738).
Se comprende además del daño material o patrimonial, también el daño moral que
consiste en los padecimientos de índole espiritual que sufre una persona,
comprendiendo las molestias a la seguridad personal, al goce de los bienes y a la
lesión en los sentimientos (CCC, art. 1738, última parte).
El daño que produce el incumplimiento de la obligación de pagar una suma de
dinero (*) (por ejemplo, pagar el precio de una compraventa), tiene un régimen
especial establecido por el art. 768 del Código y que consiste básicamente en el
pago de intereses moratorios.
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Finalmente, en el texto de la Ley de Defensa del Consumidor 24240, el art. 52 bis


regula sobre los daños punitivos, los cuales se suman a las indemnizaciones por
los otros perjuicios sufridos por el consumidor damnificado y están destinados a
sancionar graves inconductas del proveedor y a prevenir hechos similares en el
futuro. Conforme el mismo texto de la ley, son una multa civil a favor del
consumidor.
5. 5. Intereses
El Código regula los intereses utilizando la clasificación que los distingue según la
función económica que cumplen. Esta clasificación distingue entre intereses
compensatorios que son los que cumplen la función de retribuir por el uso de capital
ajeno. Los intereses moratorios son los daños y perjuicios que carga quien incurre
en mora en el cumplimiento de una obligación de dar sumas de dinero.
Los intereses punitorios cumplen en realidad la misma función económica que los
moratorios, pero a diferencia de éstos son fijados por las partes en una cláusula del
contrato (el CCC, art. 769, dispone que se rigen por las reglas de la cláusula penal).
Como principio básico se establece que las obligaciones pueden llevar intereses
compensatorios, pudiendo convenirse libremente la tasa (CCC, art. 767).
Se establece un orden para determinar la tasa de interés. Si no está fijada en el
contrato, se aplica la que fija la ley. Luego se recurrirá a los usos y, finalmente, si no
ha sido fijada por las partes, ni la ley, ni los usos, la debe fijar el juez (CCC, art.
767).
El orden es diferente para los intereses moratorios. El Código establece, en su art.
768, tres vías para determinar el interés que deberá calcularse frente a una
situación de mora. En primer lugar, siempre se aplican los que han fijado las partes.
En segundo lugar, es decir, si las partes no lo han hecho se debe recurrir a la tasa
que fija la ley. Y, por último y como hipótesis subsidiaria de las anteriores, se aplican
las tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central (CCC, art.
768).
El Código se refiere también al anatocismo, que son los intereses sobre intereses o
la capitalización de los intereses, El anatocismo, también denominado interés
compuesto, se produce cuando los intereses ya devengados se suman al capital,
para producir nuevos intereses.
Como regla general, el Código indica que no pueden reclamarse intereses de los
intereses, con cuatro excepciones (CCC, art. 770).
Dos de las excepciones se vinculan con los procesos judiciales. De las otras dos
excepciones la que más nos interesa permite que se pacte la capitalización de los
intereses si las partes lo convienen por períodos que no pueden ser inferiores a seis
meses (CCC, art. 770, inc. A). La otra excepción remite a lo que se disponga sobre
anatocismo en leyes especiales.
Finalmente, se da una herramienta a los jueces para que puedan reducir las tasas
de intereses cuando las mismas aparezcan como excesivas (CCC, art. 771), lo que
pueden hacer incluso sin que sea solicitado por las partes ni recurriendo a otras
figuras jurídicas como el abuso del derecho, lesión, etc.
6. Clasificación de las obligaciones
El Código ha clasificado las obligaciones según la naturaleza de la prestación, lo
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que origina diversas consecuencias. Como ya indicamos, se distingue entre las


obligaciones de dar (CCC, art. 746), de hacer (CCC, art. 773), y de no hacer (CCC,
art. 778)
Las primeras, es decir las obligaciones de dar, son las que presentan mayor
extensión en cuanto a su regulación legal y están a su vez clasificadas en
obligaciones de dar cosas ciertas (o individualizadas) y obligaciones de dar cosas
inciertas.
La obligación de entregar un automóvil cero kilómetro de una marca, modelo y con
ciertas características, es una obligación de dar cosa incierta, ya que el automóvil
solamente está determinado por su especie y calidad y comprende a cualquiera que
entre en la descripción. En cambio, si determinamos el automóvil por su número de
motor, número de chasis y patente, la obligación es de dar cosa cierta.
Las obligaciones de dar cosas ciertas, se sub clasifican en obligaciones de dar cosa
cierta para constituir derechos reales (CCC, art. 750), y obligaciones de dar para
restituir (CCC, art. 759).
Las obligaciones de dar cosas inciertas, es decir cuando las mismas no se
encuentran determinadas en su individualidad, sino solamente por su especie y
calidad, se sub clasifican en obligaciones de género (CCC, art. 762); y de dar dinero
(*) (CCC, art. 765).
El Código también ha regulado sobre otras clases de obligaciones como las
alternativas (CCC, art. 779), facultativas (CCC, art. 786), divisibles e indivisibles
(arts. 805 y 813), concurrentes (CCC, art. 850) y disyuntivas (CCC, art. 853)
además de las que veremos a continuación y que consideramos con más detalle,
porque presentan algún interés especial para la actividad empresarial. Las
clasificaciones se justifican por cuanto hay reglas diferentes para cada clase.
6.1. Obligaciones de dar dinero
Deuda de dinero es aquella que desde su nacimiento tiene por objeto la entrega de
una cierta cantidad de moneda (CCC, art. 765). Ya nos hemos referido al dinero en
el capítulo que trata sobre los objetos del derecho.
Vale tener presente que nuestra ley sigue el principio nominalista, según el cual el
deudor se libera abonando la suma nominal de dinero comprometida. La ley
25561 ratifica la vigencia de este principio más propio de sistemas más estables y
con bajos índices inflacionarios. Se prohíbe expresamente toda indexación de
deudas a contraerse en lo futuro, principio que ha sido reconocido como dentro del
marco de la Constitución Nacional por parte de la propia Corte Suprema de la
Nación.
6.2. Obligaciones en moneda extranjera
La moneda extranjera no es dinero fuera de los límites de la soberanía del país que
la emitió, y por ello se lo considera como mercadería. La obligación de dar moneda
extranjera no es por lo tanto una obligación de dar suma de dinero.
Conforme la segunda parte del art. 765 del Código, las obligaciones pactadas en
moneda extranjera, deben considerarse como de dar cantidades de cosas. Sin
embargo, el legislador ha decidido permitir que puedan ser cumplidas mediante la
entrega de moneda de curso legal, tal como lo señala textualmente dicho artículo.
Se ha incluido una excepción al principio de identidad del pago, según el cual no
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puede dar el deudor ni recibir el acreedor una prestación distinta a la debida (CCC,
art. 868).
Es decir, se puede pactar válidamente que una obligación deba pagarse en moneda
extranjera, pudiendo el deudor cumplir en la especie pactada, pero se encuentra
facultado por la ley para pagar en pesos a la cotización de la moneda oficial al día
del vencimiento. De esta manera se cambia el régimen anterior.
Igualmente, para alguna doctrina, se trata solamente de una facultad que la ley
concede al deudor, interpretando que puede ser renunciada ya que no se trata de
una disposición de orden público (Alterini). Así también ha empezado a ser resuelto
por la jurisprudencia que aplica el nuevo Código. Se ha resuelto que dado que el
nuevo Código admite las obligaciones en moneda extranjera para determinados
contratos nominados, una interpretación armónica y coherente de dicho cuerpo legal
no puede sino concluir en que la norma del art. 765 no es imperativa, ni mucho
menos de orden público; por lo que no existen inconvenientes en que las partes, en
uso de la autonomía de la voluntad, pacten que el deudor debe entregar la cantidad
correspondiente a la especie de moneda designada.
De todas maneras, frente a disposiciones que prohíben o restringen la
comercialización de moneda extranjera derivaría igualmente en la aplicación de esta
disposición y el pago en moneda nacional a la cotización oficial de la moneda
extranjera.
Debe tenerse en cuenta que a partir de la ley 23.928, en 1991, quedó prohibida toda
“indexación” por precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier
otra forma de repotenciación de las deudas, prohibición que ha mantenido el art. 4º
de la vigente ley 25.561 del año 2002.
Por tanto, no podría usarse la variación de la moneda extranjera como cláusula de
indexación o ajuste, ya que la prohibición es de orden público. Solo podría pactarse
el pago en moneda extranjera si ha sido ésta la verdadera intención e interés de las
partes, todo lo cual puede generar situaciones de incertidumbre.
6.3. Obligaciones simplemente mancomunadas y solidarias
Las obligaciones con sujeto plural pueden ser simplemente mancomunadas
cuando se fracciona en tantas relaciones como acreedores o deudores haya. Si la
prestación es divisible (por ejemplo, si consiste en el pago de una suma de dinero),
cada deudor está obligado a pagar solamente la parte de la deuda que le
corresponde y no responde por lo que deben los demás. Si existen varios
acreedores, cada uno podrá cobrar solamente su parte proporcional. La relación se
fracciona en tantas partes iguales como acreedores o deudores haya (CCC, art.
825). Si la prestación en cambio es indivisible (por ejemplo de entregar una
vivienda) se aplican las reglas de las obligaciones solidarias.
Las obligaciones con sujeto plural son solidarias cuando puede exigirse el total a
cualquiera de los deudores por parte de cualquiera de los acreedores (CCC, art. 827
y 833). La solidaridad no se presume, razón por a cual debe estar especialmente
establecida (CCC, art. 828). Los deudores no tienen el derecho a pedir la división de
la deuda y el que paga tiene derecho a reclamarle a los demás la devolución
proporcional a cada uno (CCC, art. 840) soportando a los insolventes también entre
todos (CCC, art. 842).
6.4. Obligaciones con cláusula penal
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Se denomina así a la cláusula de un contrato que establece una multa o pena para
el caso de incumplimiento o mora (CCC, art. 790). Cumple la función de permitir
prever anticipadamente cuales van a ser las consecuencias de dicha mora o
incumplimiento, por lo que el acreedor no tiene derecho a reclamar otra
indemnización que la multa pactada (CCC, art. 793). Cumple una función parecida a
la seña penitencia, que permite dejar fijados anticipadamente las consecuencias del
incumplimiento.
Cuando en un contrato las partes frente al incumplimiento de una de ellas pactan
una tasa de interés punitorio, el mismo cumple la función y se rige por lo dispuesto
para las cláusulas penales (CCC, art. 769).
7. Modos de extinción de las obligaciones
La ley ha regulado los diferentes modos por los cuales se extinguen las
obligaciones. El modo normal es el pago, pero también existen otros, a los cuales
nos vamos a referir a continuación.
7. 1. Pago
a) Concepto:
Pagar, en derecho, es equivalente a cumplimiento y no sólo se refiere a las
obligaciones que tienen como prestación dar una suma de dinero. El pago se refiere
al cumplimiento de cualquier clase de obligación (CCC, 865). Por lo tanto, paga
tanto el que entrega una suma de dinero, el que pinta una pared o entrega las
mercaderías prometidas.
El efecto que produce el pago es extinguir la obligación y liberar al deudor. Por eso
el deudor no sólo está obligado a pagar, sino que tiene derecho a hacerlo, y el
acreedor debe colaborar para que cumpla y se libere.
Asimismo, el deudor que cumple tiene derecho a exigir recibo (CCC, art. 897).
Cuando una obligación no se cumple, el deudor incurre en mora (*), salvo que exista
alguna causa que justifique tal incumplimiento como sería por ejemplo un caso
fortuito (*).
Reiteramos que la mora se produce en forma automática (CCC, art. 886) salvo
plazo tácito en el que debe mediar interpelación (*) o plazo indeterminado que debe
ser fijado por el juez (CCC, art. 897).
b) Sujetos:
¿Quién puede pagar? Básicamente, una obligación vincula a dos sujetos: acreedor
y deudor. El acreedor está facultado para exigir el pago y el deudor está obligado a
hacerlo (conforme definición de obligación que tiene el art. 724 del CCC).
Sin embargo, debe precisarse que el deudor no sólo puede pagar, sino que tienen
derecho pagar (CCC, art. 879), exigiendo al acreedor que le cobre (ver más abajo
“pago por consignación” que se aplica cuando el acreedor se niega
injustificadamente a cobrar).
También puede pagar un tercero. Y en este caso deben distinguirse dos
situaciones. Puede suceder que se trate de un tercero interesado en el
cumplimiento (CCC, art. 881). Se considera como tercero interesado a quien puede
sufrir un menoscabo o perjuicio propio en su derecho si no paga, como por ejemplo
un fiador o garante de un contrato de locación, si el inquilino (deudor principal
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 11

garantizado) no cumple.
Si estamos frente a un tercero interesado, con respecto al acreedor, el mismo se
encuentra en la misma situación que el deudor. Vale decir, puede exigirle al
acreedor que le cobre para liberarse.
En cambio un tercero no interesado sólo puede pagar si acepta el acreedor. Estos
terceros no tienen derecho a exigir que se les cobre a ellos. Y no podrán por tanto
iniciar un pago por consignación si el acreedor se niega a cobrarles.
Si paga un tercero, el acreedor es desinteresado, pero la obligación no desaparece,
ya que este tercero puede pedir luego al deudor el valor de lo dado (CCC, arts. 881
y 882).
Cuando quien paga es un tercero se opera el pago por subrogación (*). El efecto
jurídico que se produce es que el tercero reemplaza en los derechos del acreedor y
puede reclamar al deudor la restitución de lo que hubiera pagado.
Así, si una persona es fiador de un préstamo bancario y paga la deuda, puede luego
reclamarle al deudor principal que le devuelva lo que ha pagado, colocándose en el
mismo lugar que tenía el acreedor, subrogándose en los derechos de dicho
acreedor (CCC, arts. 914 y 918).
c) Objeto del pago:
Es objeto del pago la prestación (CCC, art. 867). Y el mismo debe ser exacto y fiel.
Para que el pago sea exacto, debe cumplir con algunos requisitos que pasamos a
considerar y que reconocemos como los principios de identidad e integridad del
pago.
Se denomina principio de identidad del pago, el que exige al deudor entregar al
acreedor la misma cosa a cuya entrega se obligó. El acreedor no puede ser
obligado a recibir una cosa por otra, aunque sea de igual o mayor valor (CCC, art.
868). El mismo principio de identidad rige para las obligaciones de hacer, no
admitiéndose la ejecución de otro hecho.
Vinculado también con el objeto del pago se aplica el principio de integridad del
pago: cuando el acto de la obligación no autorice los pagos parciales, no puede el
deudor obligar al acreedor a que acepte en parte el cumplimiento de la obligación
(CCC, art. 869).
Este principio de integridad también se aplica cuando se deben intereses. El
acreedor se puede negar a recibir el pago si el deudor sólo ofrece el capital (CCC,
art. 870).
Recuérdese que todos estos principios se aplican en forma subsidiaria a lo que las
partes acuerden y, por lo tanto, sólo se aplican en caso de falta de acuerdo especial
en contrario.
d) Lugar:
Cuando no se hubiere designado expresa o tácitamente un lugar donde deba
cumplirse la obligación (CCC, art. 873) se ha establecido como regla general que el
lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de la obligación
(CCC, art. 874). El principio se ha fijado para favorecer la situación del deudor y
facilitar que se libere.
Existen algunas excepciones a este principio general, para facilitar al deudor el
12 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones

cumplimiento y su liberación: Cuando el objeto del pago es de dar una cosa cierta,
debe entregarse donde éste se encuentra habitualmente (CCC, art. 874 inc. A). Si
se trata de obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo, en el lugar donde
deba cumplirse la obligación principal (CCC, art. 874 inc. B).
Si el domicilio de pago es el del deudor o del acreedor y se mudan, se le da la
opción a la otra parte de reclamar que el pago se haga en cualquiera de los dos
domicilios (el anterior o el nuevo conf. CCC, art. 874).
e) Tiempo:
¿Cuándo se debe pagar? Las obligaciones puras y simples son de exigibilidad
inmediata. Cuando están sujetas a un plazo determinado (cierto o incierto), se
deben pagar cuando vencen, es decir, cuando acaece el hecho futuro y cierto al
cual se han sujetado (ejemplo: cuando llega el día del vencimiento que se ha
establecido). Las obligaciones sujetas a plazo tácito son exigibles según resulte de
la naturaleza y circunstancia de la obligación. Para las obligaciones sujetas a plazo
indeterminado, el vencimiento se debe fijar judicialmente, conforme ya lo hemos
indicado (CCC, art. 871).
Finalmente, dispone el Código que el pago anticipado no da derecho a exigir un
descuento (CCC, art. 872). Se vincula esto con la presunción que establece la ley,
en el sentido que el plazo es a favor del deudor (CCC, art. 351). Si el plazo es a
favor del deudor, éste está facultado para pagar antes del vencimiento, pero, como
señalamos, no tiene derecho a exigir que el acreedor haga un descuento por pago
anticipado.
f) Recibos (casos especiales):
El pago generalmente se prueba a través de un instrumento escrito firmado por el
acreedor, que se denomina recibo (CCC, art. 896). Se trata de un derecho que tiene
el deudor el de exigir que se le otorgue un recibo (CCC, art. 897).
Apuntamos más abajo algunos casos especiales que se contemplan en la ley,
vinculados con la emisión y entrega de recibos de pago de los que se derivan las
precauciones que deben tenerse al momento de emitir o exigir un recibo.
Advertimos que el deudor está facultado a que se incluyan reservas de derechos en
el texto del recibo, no pudiendo negarse el acreedor, pero tampoco perjudicándole
dichas reservas (CCC, 898).
En caso de hacerse esas reservas, una precaución que surge del sentido común, es
exigir al deudor que firme un segundo ejemplar del recibo. Ello le permitirá al
acreedor probar que ha hecho la reserva, para el caso que el deudor lo
desconociera.
Pasamos a enumerar las principales disposiciones del Código sobre el contenido de
los recibos, las cuales están enumeradas principalmente en el art. 899, el cual
contiene una serie de presunciones (aunque las mismas admiten prueba en
contrario, tal como surge del encabezado de dicho artículo):
1°) Pago de saldo: El recibo “por saldo” extingue toda la deuda (CCC, art. 899, inc
A).
2°) Pago en cuotas: Cuando el pago deba ser hecho en prestaciones parciales y en
períodos determinados, el pago hecho por el último período hace presumir el pago
de los anteriores, salvo la prueba en contrario (CCC, art. 899, inc B). Aquí no se
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 13

pierde el período o cuota anterior que no ha sido abonada. En este caso sólo se
coloca en cabeza del acreedor la carga de acreditar que los períodos anteriores no
han sido pagados para poder reclamarlos. Si no lo puede probar, funcionará la
presunción legal a favor del deudor y deberá considerarse extinguida la deuda. El
mismo principio se aplica especialmente para los intereses en el contrato de mutuo
o préstamo de consumo (CCC, art. 1527, última parte).
3°) Recibo por capital sin hacer reserva por intereses: El recibo otorgado por el
acreedor, sin reserva alguna sobre los intereses, extingue la obligación del deudor
respecto de ellos. El principio se extiende a todo recibo que se extienda por el pago
de una prestación principal, respecto a cualquier accesorio (CCC, art. 899, inc. C).
Para mantener viva la obligación de pagar intereses (y accesorios como costas y
gastos), es necesario efectuar una reserva expresa sobre los mismos en el recibo.
En otras palabras, si no se hace reserva por los intereses y accesorios, los mismos
se pierden puesto que la ley presume que se ha renunciado a éstos.
4°) Recibo por capital e intereses: El caso es diferente al anterior. Si se otorga un
recibo por un pago parcial a cuenta de capital e intereses sin indicar las cantidades
de cada rubro, el pago se imputa primero a los intereses (CCC, art. 903)
5°) Si se adeuda daño moratorio: Al recibirse el pago sin hacer reserva por el
rubro daño moratorio, éste se extingue (CCC, art. 899, inc D). La situación es similar
a los intereses que se consideran renunciados si no se cobran y no se hace la
reserva al otorgar el recibo.
6°) Imputación del pago: Las dudas pueden presentarse cuando hay varias
deudas de la misma naturaleza y no alcanza para pagarlas a todas. La ley resuelve
quien es el que elige qué deuda cancelar, y los límites que tiene dicha elección. Y
también resuelve la situación que se presenta frente al caso en que se hubiere
hecho el pago y otorgado un recibo por parte del acreedor sin hacerse imputación a
cuál deuda se ha abonado.
En primer lugar, se dispone que el deudor es quien elige a cuál deuda se imputa el
pago (CCC, art. 900), aunque limita su elección, siempre que no sea deuda ilíquida
(*) o no vencida. También limita la elección indicando que no se puede imputar el
pago a capital si se deben intereses.
En segundo lugar, si el deudor no hace la imputación del pago la ley le atribuye al
acreedor la decisión, bajo las siguientes reglas: debe imputar el pago a una sola
deuda líquida y exigible. Una vez extinguida completamente la primera deuda, debe
imputar el saldo a otra deuda. Si alcanza para extinguirla completamente pasar a
otra y así sucesivamente (CCC, art. 901). Vale decir, no puede imputar el pago a
prorrata de todas las deudas. El único pago parcial será de la última deuda a la que
se impute el pago. Solamente una deuda quedará pagada parcialmente ya que las
demás estarán ya pagadas íntegramente o no pagadas también íntegramente.
Y finalmente, si ninguna de las partes formula la imputación del pago en el recibo, la
ley lo hace (CCC, arts. 902 y 903) disponiendo lo siguiente: Cuando en el recibo no
se expresa a qué deuda se hubiese hecho la imputación del pago, debe imputarse
entre las de plazo vencido, a la más onerosa al deudor (CCC, art. 902, inc A).
La ley no indica las razones por las que una deuda pueda ser considerada más
onerosa que otra. El criterio basado en el texto del viejo Código Civil, hace que
interpretemos que puede ser más onerosa una deuda, o porque lleve intereses o
14 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones

porque se hubiera establecido una cláusula penal por falta de cumplimiento de la


obligación, o por estar garantizada con prenda o hipoteca. Son criterios
ejemplificativos y habrá que considerar cada situación en particular que pueda
presentarse.
Si las deudas fuesen de igual naturaleza, se imputará el pago a prorrata, es decir,
en forma proporcional a todas (CCC, art. 902, inc. B).
7°) Utilización de títulos de crédito: Quien pretende pagar mediante la entrega de
un título valor (como un cheque o un pagaré), en realidad no está extinguiendo en
ese acto la obligación que tiene con su acreedor. No son equivalentes recibir dinero
y recibir una promesa de pago. La obligación por lo tanto subsiste hasta la extinción
de la obligación que surge de ese título de crédito. La entrega y aceptación por el
acreedor de un título de crédito tampoco produce novación de la deuda, ya que
queda subsistente la obligación original tal como lo prescriben el art. 1827 del
Código y el art. 61 del decreto ley 5965/63 que regula la letra de cambio y contiene
las normas generales a varios títulos de crédito. Si el acreedor omite dejar
constancia en el recibo que el pago ha sido efectuado mediante un título de crédito
será él quien deba probarlo ya que el texto del recibo hará presumirz que el pago se
hizo al contado.
Por otra parte, el deudor que paga el título valor se libera de la obligación que
originó el libramiento o trasmisión del mismo y también la obligación causal que
tenía con su acreedor (CCC, art. 1817).
g) Pago por consignación:
El pago por consignación (*) procede en varios supuestos que establece la ley
(CCC, art. 904) y tiene como fundamento que pagar lo que se debe no sólo es una
obligación, sino también un derecho que tiene el deudor. Tiene derecho a liberarse
de la obligación para lo cual la ley lo faculta a utilizar el pago por consignación.
Por ejemplo, si el acreedor arbitrariamente se niega a recibir el pago, el deudor para
liberarse de su obligación puede pagar por consignación, haciendo depósito judicial
de lo que se debe, si la prestación consiste en una suma de dinero (CCC, art. 906,
inc A). Por medio de esta vía que otorga la ley, se reclama a un juez, que declare
efectuado el pago y extinguida la obligación.
La consignación exige del deudor el cumplimiento de los principios de integridad e
identidad, que imponen la necesidad de que lo consignado ante el juez competente
sea “exacto” e “íntegro”. En caso de no cumplirse con esta exigencia no puede
admitirse la liberación del deudor y no procederá la consignación.
Si el deudor está en mora, al día de hacer la consignación debe también consignar
los intereses y accesorios devengados hasta ese momento (CCC, art. 908) a los
fines de purgar la mora.
h) Dación en pago:
La ley considera que el pago queda hecho, cuando el acreedor recibe
voluntariamente, por pago de la deuda, una prestación distinta en sustitución de la
que debía cumplir (CCC, art. 942). Se aplican a esta situación las reglas sobre los
contratos.
i) Restricciones a los pagos en dinero en efectivo:
A fines del año 2000 fue promulgada la ley 25345, luego modificada en el año 2001
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 15

por la ley 25413, llamadas, la primera, de prevención de la evasión fiscal y la


segunda, de competitividad, que regulan una serie de materias disímiles entre sí.
En dichas normas se establecen limitaciones a las transacciones en dinero en
efectivo, estableciendo como principio que no surtirán efectos entre partes, ni frente
a terceros, los pagos totales o parciales de sumas de dinero superiores a mil pesos,
que no sean realizados mediante: depósito en cuenta de entidad financiera; giro o
transferencia bancaria; cheque o cheque cancelatorio (*); tarjeta de crédito; u otro
procedimiento expresamente autorizado por el Poder Ejecutivo. Se exceptúan los
pagos efectuados a entidades financieras y en sede judicial.
A pesar de las leyes, los negocios se siguen realizando como si tales disposiciones
no existieren o no estuvieren vigentes. Incluso se observan contratos en los que se
deja constancia que frente a la imposibilidad de bancarizar los pagos las partes
optan por pagar en dinero en efectivo.
Aunque la ley 25.345 pretenda que el medio bancario sea el vehículo a través del
cual se canalice la entrega del dinero objeto de la prestación, no cabe duda que la
disponibilidad del efectivo, consolidado en poder del acreedor, es lo que provoca la
extinción del crédito y la liberación del deudor, conforme lo ha indicado la doctrina
que ha tratado el tema (Cursack y Benseñor).
Obviamente ningún acreedor podría reclamar que volvieran a pagar alegando que el
pago realizado es nulo. La única consecuencia será no poder computar válidamente
el pago sólo a los fines fiscales.
7. 2. Prescripción liberatoria
Cuando transcurre cierto tiempo sin que el titular de un derecho lo ejercite, se
produce la prescripción liberatoria o extintiva. Tiene como efecto que se extingue la
relación jurídica, pero deja subsistente una obligación natural (*) o un deber moral
(CCC, art. 728). Suele decirse que la obligación prescrita pierde coercibilidad, es
decir, el acreedor no tiene la posibilidad de recurrir a las vías legales (iniciación de
acciones judiciales) para obtener su cumplimiento.
Para dar seguridad la ley fija plazos para ejercer los derechos. Si alguien puede
ejercer un derecho y no lo hace es porque lo ha renunciado o en realidad no tenía
ningún derecho que reclamar.
En el art. 724 del Código se incluye como uno de los elementos de toda obligación,
el derecho a obtener el cumplimiento forzado (última parte del artículo). La
prescripción elimina esa posibilidad y por lo tanto pierde el carácter de obligación
para pasar a ser considerado un deber moral y no legal.
El fundamento de la prescripción no está dado por una simple presunción de que la
obligación se ha extinguido, sino que es una institución de orden público; fundada
en que al Estado, al orden jurídico, le interesa que los derechos adquieran
estabilidad y certeza, por lo que les asigna un plazo para reclamarlos.
Es una figura necesaria para la seguridad jurídica y consolidación de derechos. Por
ejemplo, si hubiera dudas sobre la extinción de una obligación por otro medio, el
transcurso del tiempo otorga la seguridad que nada podrá ser reclamado con
posterioridad.
Presenta los siguientes caracteres: 1°) Es legal, ya que sólo la ley fija los plazos y
requisitos; 2°) De orden público y por lo tanto es irrenunciable la prescripción futura
16 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones

ni puede ser abreviada; 3°) No puede declararse de oficio, sino que debe ser
planteada por las partes (CCC, art. 2552). 4°) Es de interpretación restrictiva ya que
es una situación de excepción.
El plazo de la prescripción liberatoria se inicia cuando el crédito puede ser exigido
(CCC, art. 2554). Aunque existen causales de suspensión, como la interpelación (*)
fehaciente (CCC, art. 2541) y de interrupción, como la promoción de petición judicial
(CCC, art. 2546).
La prescripción liberatoria se aplica en todas las ramas del derecho y los plazos han
sido fijados por las leyes. En el Código se ha fijado un plazo genérico de 5 años
cuando no se hubiera previsto uno diferente (CCC, art. 2560). Así por mencionar
algunas, tenemos que el art. 2562 enumera los pedidos y reclamos que prescriben
en el plazo de 2 años como las obligaciones que se devengan en cuotas periódicas
(inc. C); daños derivados del contrato de transporte (inc. D), para las acciones por
fraude y simulación, etc. El reclamo de daños derivados de la responsabilidad civil
prescribe a los 3 años (CCC, art. 2561) y para reclamar por vicios redhibitorios 1
año (CCC, art. 2564 inc A).
Como la prescripción liberatoria no extingue en realidad la obligación, sino el
derecho a reclamar judicialmente el cumplimiento, si el deudor cumple a pesar que
la obligación se encuentra prescripta, el acreedor puede conservar lo que ha
recibido y el deudor no puede reclamar la restitución (CCC, art. 2538). Por eso
decimos que la obligación prescripta subsiste como un deber moral.
Existe otro tipo de prescripción, denominada prescripción adquisitiva o usucapión,
que a diferencia de la que estamos viendo, constituye un medio para adquirir el
dominio de una cosa. A ella nos referimos más adelante, al tratar los derechos
reales haciendo aquí presente que el art. 2532 del Código, sobre la base de un
elemento común, el transcurso del tiempo, ha reunido dos institutos que en realidad
tienen naturaleza distinta.
Como ya se indicó, el plazo de la prescripción empieza a correr en contra del
acreedor a partir del momento en que puede usar las vías legales para ejercer su
derecho y no lo hace. Por lo tanto, el plazo se interrumpe por el ejercicio del
derecho. La presentación de una demanda judicial es el típico acto que interrumpe
la prescripción (CCC, art. 2546 que extiende el efecto a toda petición judicial como
el pedido de un embargo o la iniciación de medidas preparatorias del juicio).
Otro acto que produce la interrupción de la prescripción es el reconocimiento de la
deuda que haga el deudor (CCC, art. 2545), aún en forma tácita, como puede serlo
el que resulta del pedido de refinanciación de deuda que éste dirige al banco
acreedor.
Finalmente, también se prevén causas de suspensión de la prescripción hasta por
el plazo de un año, lo cual se obtiene por medio de una interpelación (*) hecha al
deudor en forma fehaciente (CCC, art. 2541). Fehaciente se interpreta como que no
ofrezca dudas sobre su veracidad. Para ello puede recurrirse a una carta
documento (siempre que sea recibida en su destino) o un acta notarial (son los
principales medios que se utilizan).
7. 3. Otros modos de extinción de las obligaciones
Además de los modos de extinción que hemos visto, el artículo 724 enumera otros
modos por los que las obligaciones se extinguen:
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 17

La extinción de una obligación por compensación se produce cuando dos personas


reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente. La función de la
compensación es trata de evitar un doble pago, sustituyéndolo por una simple
operación aritmética En estos casos la extinción se produce hasta donde alcance la
obligación menor (CCC, art. 921). Se aplica la compensación principalmente frente a
créditos y deudas dinerarias recíprocas.
La novación es la transformación de una obligación por otra nueva (CCC, art. 933).
Una simple refinanciación de una deuda no implica novación, ya que ésta no se
presume y sólo existe cuando se hagan alteraciones del objeto y causa de la misma
(CCC, art. 934). Como la obligación original se extingue para dar nacimiento a una
nueva obligación, las garantías reales y personales de la anterior, como fianzas,
prendas e hipotecas, se extinguen (CCC, art. 940). Aunque se puede evitar la
extinción si el acreedor hace reserva y los garantes participan en el acuerdo de
novación.
La confusión se produce cuando una misma persona sucede a su acreedor o
deudor, como se daría en el caso de herencia (CCC, art. 931).
La renuncia es un acto por el cual una persona que es acreedor o titular de un
derecho, deja de serlo por su propia decisión (CCC, art. 944). Se trata de un
género, del cual la remisión sería una especie que se refiere a todo el crédito (un
crédito es una especie de derecho). Para otros son distintas: la renuncia es la
declaración del acreedor de que no cobrará su crédito y remisión es darlo
ficticiamente por pagado (CCC, art. 950). Los requisitos son similares para ambas
(CCC, art. 951).
La imposibilidad de pago, se produce cuando una prestación se convierte en
imposible por razones de caso fortuito (*) o fuerza mayor (CCC, art. 955). Cuando la
responsabilidad en la imposibilidad de pago es del deudor, la obligación se convierte
en la de pagar indemnización.
La transacción, se encuentra regulada como un contrato y existe cuando las
partes, haciendo concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o
litigiosas (CCC, art. 1641). Se establece a su respecto que debe hacerse por escrito
y presentada ante el juez de la causa si son derechos litigiosos los transados (CCC,
art. 1643).
8. La obligación de rendir cuentas
Una de las obligaciones más importantes –sino la más importante- que tienen
quienes administran bienes ajenos o actúan en interés ajeno, es la de rendir
cuentas. Dicha obligación ha sido regulada en el Código junto con las reglas
generales de las obligaciones en los arts. 858 a 864. Sintetizamos a continuación
las principales características de esta obligación:
a) Concepto de rendición de cuentas:
El concepto de “cuenta” pertenece a las ciencias contables. Hay una definición
clásica que repiten los autores argentinos, que ha sido receptada por el art. 858 del
Código, que dice que se entiende por cuenta la descripción de los antecedentes,
hechos y resultados pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto
singular.
Precisando un poco más el concepto, advertimos que toda cuenta debe tener
18 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones

necesariamente tres elementos constitutivos: a) el título o denominación que


determina el sujeto o el objeto de la cuenta; b) la descripción sumaria de los hechos
relativos a la operación objeto de la cuenta; c) los resultados de la operación,
parciales o generales avaluados en dinero o en especie.
Rendir cuentas es informar al interesado de todo lo que se ha hecho en su interés,
indicando y detallando los pasos realizados, para determinar la situación jurídica
entre el gestor y el dueño del negocio (Fontanarrosa). El Código también recepta
este concepto en la segunda parte del art. 858, que dice que hay rendición de
cuentas cuando se las pone en conocimiento de la persona interesada, cumpliendo
los requisitos que indica en los artículos siguientes.
Desde un punto de vista: económico-contable, es la exposición del resultado
económico de la actividad llevada a cabo por el obligado a rendir cuentas, mediante
asientos o partidas reflejadas en los libros de contabilidad que debe estar
respaldados con los recibos, órdenes, contratos y otros documentos que justifiquen
tal asiento o partidas en el debe o en el haber.
Desde el punto de vista jurídico interesa sobre la rendición de cuentas:
1°) Que se trata de una declaración que hace quien lleva las cuentas sobre una
determinada negociación realizada y la forma en que ha sido ésta concluida;
2°) Esa declaración está materializada en un documento que sirve de prueba de las
operaciones realizadas, el procedimiento seguido y el resultado obtenido, y
3°) Que tendrá efectos jurídicos ya que el resultado determina quien quedará como
deudor y acreedor y en consecuencia quien tendrá derecho a reclamar el pago del
saldo que corresponde a su favor.
b) Sujetos de la obligación:
El Código indica quienes son los sujetos pasivos de la obligación de rendir cuentas,
en el art. 860. Allí se indica que está obligado a rendir cuentas: 1°) quien actúa en
interés ajeno; 2°) quien es parte en una relación de ejecución continuada; y 3°)
quien está obligado por la ley.
c) Naturaleza de la obligación:
La obligación de rendir cuentas se trata de una verdadera obligación de hacer, pero
no es una obligación estrictamente personal o inherente a la persona, y por
consiguiente se trasmite a los herederos.
d) Requisitos:
Si bien no se exige una forma especial y solemne, el art. 859 imponen que la
rendición de cuentas debe ser descriptiva (o instruida como indicaba el viejo Código
de Comercio) y documentada.
Para cumplir la exigencia de ser descriptiva, debe incluir las referencias y
explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión (CCC, art. 859, inc.
B).
La jurisprudencia precisa que además de documentada, ha de ser clara y
detalladamente explicativa. Es decir que debe contener una relación circunstanciada
de los hechos y explicaciones sobre la actuación del cuentadante.
En otras palabras no puede hacerse en forma sinóptica, limitada a simples
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 19

operaciones aritméticas o de contabilidad; además debe ser acompañada de los


respectivos comprobantes.
Se ha dicho con acierto, que la cuenta deberá bastarse a sí misma, sin necesidad
de recurrir a explicaciones o a documentación no incorporada a la misma. No se
ajusta a la ley por tanto la rendición de cuentas que se pretende cumplir con el
simple envío de un resumen o la puesta a disposición de los libros de contabilidad, o
con la presentación de planillas que solo consignan cifras sin las explicaciones
necesarias.
Sin embargo, también coincide la doctrina en que el cumplimiento de estos
requisitos no debe ser exigido con rigurosidad y en términos generales para todos
los casos y para todas las partidas (en gastos de poca importancia o con los gastos
de viaje, o cuando la presentación de comprobantes ofrece dificultades por haber
sido anexados a los libros o legajos de contabilidad.
La exigencia de que la rendición de cuentas sea documentada, significa que debe
ser acompañada de los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto
que sea de uso no extenderlos, y concordar con los libros contables que lleve quien
las rinda (CCC, art. 859, incs. C y D).
Aclara la ley que la rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley
dispone que debe ser realizada ante un juez (CCC. art. 860, última parte).
e) Oportunidad:
La rendición de cuentas deberá efectuarse al terminar cada negociación y si se
tratara de transacciones de curso sucesivo, se hará al fin de cada año calendario
(CCC, art. 861). Las partes obviamente pueden convenir plazos diferentes.
f) Aprobación:
En la práctica, el procedimiento de arreglo extrajudicial (privado) de cuentas, se
suele llevar a cabo entregando o enviando las cuentas por duplicado al dueño del
negocio, con los respectivos comprobantes. Este puede aceptarlas expresamente,
lo que hace devolviendo el duplicado conformado y firmado al pie. O tácitamente
dejando transcurrir el término legal de 30 días desde la recepción de la cuenta (CCC
862), sin formular observación alguna judicial o extrajudicial. Recuérdese que
conforme lo dispone el art. 263, el silencio es igual a aprobación cuando hay
obligación legal de explicarse.
Tratándose de cuentas que se rinden periódicamente, la aceptación de las
correspondientes a un período, sin salvedad alguna, presupone que las de los
períodos anteriores han sido rendidas a satisfacción (argumento: CCC, art. 899, inc
B).
En cuanto al término de 30 días del art. 862, la doctrina indica que se trata de una
presunción iuris tantum. Pero la prueba en contrario versa sobre alguna
imposibilidad moral o física de formular observaciones en el término acordado y no
sobre el propósito de plantear dichas observaciones.
Sin perjuicio de ello, vencido el plazo de 30 días de dicho artículo, puede pedirse la
rectificación de errores de cálculo o de registración. Se establece para ello un plazo
de caducidad de un año de recibida la rendición (CCC, art. 862).
Finalmente, si bien la ley no lo aclara, en caso que las cuentas sean impugnadas
solo parcialmente, las partidas que no han sido observadas deberán ser tenidas por
20 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones

aprobadas.
g) Impugnación:
Una vez presentada la rendición de cuentas, el dueño del negocio está obligado a
expresar las observaciones que considere pertinentes, dentro del término de 30
días.
Ha precisado la jurisprudencia que dichas observaciones deben ser determinadas y
especificadas con precisión. La respuesta evasiva, genérica o indeterminada, debe
ser apreciada como aprobación tácita.
Las reclamaciones pueden ser judiciales o extrajudiciales. La rendición extrajudicial
de cuentas, se suele llevar a cabo entregando o enviando las cuentas por duplicado
al dueño del negocio, con los respectivos comprobantes. Este puede aceptarlas
expresamente, lo que hace devolviendo el duplicado conformado y firmado al pie. O
tácitamente dejando transcurrir el término legal de un mes desde la recepción de la
cuenta.
En caso de impugnaciones que no sean arregladas por las partes, deberá ocurrirse
a la vía judicial y las cuestiones serán decididas por sentencia.
Aclaramos que si bien no es necesario que la rendición de cuentas sea judicial,
cualquiera de las partes puede deducir acción judicial, a los fines de reclamar a la
otra el cumplimiento de las obligaciones a su cargo.
(*) Ver glosario.

Bibliografía
ALTERINI, Jorge H. (director) y otros: Código Civil y Comercial comentado. Tratado
exegético, La Ley Bs. As., 2015.
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial
de la Nación comentado, La Ley, Bs.As. 2014.

Glosario
Acción directa: Facultad conferida a los acreedores, para reclamar en su beneficio
el cobro de lo que un tercero debe a su deudor, hasta el límite de su crédito (CCC,
art. 736). Se aplica en casos como el contrato de seguro, donde la víctima reclama
el crédito que tiene en contra del asegurado, en contra de un tercero, en este caso
la compañía de seguros, en forma directa. Esto es, sin reemplazar a su deudor (el
asegurado).
Acción subrogatoria: Facultad conferida a los acreedores, en virtud de la cual
pueden reemplazar a su deudor para gestionar los derechos que éste ha
abandonado. Tiende a prevenir que el deudor, en vez de intentar cobrar los créditos
que tiene se niega, para evitar que entren en su patrimonio. Se encuentra
establecida en el art. 739 del Código Civil y Comercial.
Caso fortuito: Acontecimiento que no ha podido preverse o, que previsto, no ha
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podido evitarse que produce el incumplimiento de una obligación.


Cheque cancelatorio: Instrumento emitido por el Banco Central de la República
Argentina que sirve como uno de los medios idóneos para la cancelación de
obligaciones de dar sumas de dinero sin la limitación a las transacciones en efectivo
establecidas por las leyes 25345 y 25413. Se ha limitado a dos el número de endosos
imponiéndose que deben certificarse su firma.
Condición: Modalidad de un acto jurídico. Se utiliza también esta palabra con las
siguientes acepciones: a) Las cláusulas o estipulaciones de un contrato (en rigor de un
acto jurídico); b) Requisitos que debe reunir un acto (ejemplo, el precio es condición –
requisito- para que exista contrato de compraventa); c) Estado jurídico de una persona
(ejemplo, condición de fallido, de acreedor, de cónyuge).
Cuasicontrato: Situación originada en la gestión de negocios ajenos, el empleo útil o
el pago indebido, que se asimila a un contrato en sus efectos (quasi-ex-contractu =
como de un contrato). Se trata de un acto lícito generador de obligaciones, que no
necesita el consentimiento entre las partes como sucede en los contratos.
Cuasidelito: Acto ejecutado con culpa o negligencia que ocasiona un daño a otro y
que origina la obligación de la reparación del perjuicio ocasionado. Esta obligación es
regida por las mismas disposiciones relativas a los delitos del derecho civil y de allí su
tratamiento legal “como si fuera un delito” o cuasi - delito.
Delito: Acto ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la persona o los
derechos de otro. El dolo es uno de sus elementos esenciales del delito civil, a
diferencia de los delitos del Derecho Penal que también pueden ser culposos. Si sólo
existe culpa o negligencia hay para el derecho civil cuasidelito (ver).
Derecho real: Es el que crea entre las personas y las cosas una relación directa e
inmediata, de tal manera que no se encuentran en ella sino dos elementos, la persona,
que es el sujeto activo del derecho, y la cosa, que es el objeto (Demolombe).
Deuda ilíquida: Es aquélla que no tiene determinado aún su importe. Ejemplo: la
obligación de pagar daños y perjuicios se encuentra en esta situación de iliquidez,
hasta tanto se fije su importe por sentencia judicial o por acuerdo de partes.
Dinero: Moneda. Cosa mueble que cumple las funciones de servir como medio común
de cambio y medida del valor de bienes y servicios. El dinero o la moneda tienen
curso legal cuando por ley, el acreedor no puede jurídicamente rehusarlo cuando es
ofrecido en pago por el deudor en cumplimiento de su obligación.
Forma: La forma es el conjunto de prescripciones de la ley, respecto de las
solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación de un acto jurídico;
tales son; la escritura del acto, la presencia de testigos, que el acto sea hecho por
escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del lugar.
Interpelación: Exigencia o requerimiento de cumplimiento de una obligación, dirigida
por el acreedor al deudor. Se trata de una exigencia como mecanismo de constitución
en mora sólo en los supuestos determinados que la ley establece (Llambías). No es
un acto formal, pero a los efectos de la prueba se recomienda la utilización de un
medio fehaciente que facilite la prueba, como carta documento, telegrama, acta
notarial, etc. La mora se produce por el solo vencimiento de la obligación, sin
necesidad de interpelación (CCC, art. 886).
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Mora: Retardo injustificado e imputable al deudor en el cumplimiento de una


prestación. La mora del deudor es el incumplimiento material jurídicamente
relevante. Para que exista mora necesitamos la suma de los siguientes elementos:
1°) Retardo en el cumplimiento de una prestación; 2°) Imputabilidad del retraso, ya
sea por haber mediado dolo o culpa del deudor; y 3°) Interpelación o constitución en
mora. Este último elemento no es necesario en los casos de mora automática, en
los que ésta se produce por el solo vencimiento del plazo sin necesidad de
interpelación (CCC, art. 886). También puede existir mora del acreedor en el acto de
recibir el pago (CCC, art. 886, segunda parte).
Obligación: Relación jurídica en virtud de la cual un sujeto (deudor) tiene el deber
jurídico de realizar a favor de otro (acreedor) determinada prestación (Alterini). Se
utiliza la palabra obligación también con otra acepción: deber jurídico en un sentido
genérico.
Obligación natural: Obligación imperfecta, porque está desprovista de coercibilidad
(a diferencia de la obligación civil). Al extinguirse la acción judicial queda el derecho
relegado a la mínima eficacia de permitirle al acreedor conservar lo que ha percibido si
el deudor cumple voluntariamente (ya que no puede ser compelido judicialmente a
hacerlo). El Código Civil y Comercial ha reemplazado este concepto por el de “deber
moral” (CCC, art. 728).
Obligación simplemente mancomunada: Son aquellas que, teniendo varios
deudores y un solo acreedor, cada uno de los deudores está obligado solamente por
una parte de la prestación (CCC, art. 825). O teniendo varios deudores y varios
acreedores, cada uno de los deudores sólo debe satisfacer una parte de la prestación
y cada uno de los acreedores sólo podrá recibir una parte de ella.
Obligación solidaria: Es aquella que tiene sujetos múltiples y se caracteriza porque el
total del objeto de esa obligación puede ser reclamado por cualquiera de sus
acreedores o a cualquiera de los deudores (CCC, art. 827). Hay "solidaridad pasiva"
cuando hay varios deudores y el acreedor puede exigir el pago total a cualquiera de
ellos. Hay "solidaridad activa" cuando son varios los acreedores y cualquiera de los
acreedores puede reclamar del deudor el pago íntegro de la prestación. Ver
"obligaciones simplemente mancomunadas".
Pago con subrogación: Situación que se da cuando el acreedor de una obligación es
reemplazado o sustituido (subrogado) por otra persona que le ha hecho el pago (CCC,
art. 914). El acreedor queda desplazado en la relación obligatoria y es sustituido por el
tercero que aparece en la relación (CCC, art. 918). Se extingue la obligación solo con
relación al acreedor subrogado (CCC, art. 882). Ver "subrogación".
Pago por consignación: Modo de extinción de una obligación haciendo depósito
judicial en pago de lo que se debe (CCC, art. 906) o a opción del acreedor y si lo
adeudado es dinero, mediante el depósito de la suma adeudada ante un escribano de
registro (CCC, 910).
Solidaridad: Ver "obligación solidaria".
Subrogación: Acción y efecto de sustituir o reemplazar una persona (subrogación
personal) o cosa (subrogación real) en lugar de otra (Argeri). Ver “pago con
subrogación”.
Sucesor: Persona a quien se trasmiten los derechos de otra persona, de tal manera
que en adelante pueda ejercerlos en su propio nombre. La sucesión en los derechos
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puede ser particular o universal. La primera, también denominada sucesión singular,


comprende a uno o varios derechos determinados. La otra comprende a la totalidad
del patrimonio o una parte alícuota o proporcional y sólo se produce en caso de
muerte.

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