PiconGarfield WayneStateUniversityPress1986 pp30 51
PiconGarfield WayneStateUniversityPress1986 pp30 51
PiconGarfield WayneStateUniversityPress1986 pp30 51
En 1963, al comentar la prosa inusitada y fasci- fecha ha publicado más de veintiún cuentos reco-
nante de la escritora uruguaya Armonía Somers, gidos principalmente en los dos tomos de Todos
Angel Rama destacó la naturaleza extraña y des- los cuentos, 1953-6T' y en Tríptico darwinian06, y
concertante de su ficción l. En efecto, una lectura dos novelas, De miedo en miedo (los manusCritos
de sus cuentos produce una reacción más bien vis- del ríoF y Un retrato para Dickens8. Actualmente
ceral que cerebral, una sensación de no poder están en prensa dos novelas, la cuarta y la quinta,
acertar con el fundamento exacto de la perturba- Sólo los elefantes comen mandrágora y Viaje al co-
ción. Son textos que imponen un estado de pérdi- razón del día: elegía por un secreto amor9. En este
da, diría Roland Barthes, textos que incomodan, estudio tomamos como dechado de la prosa de So-
que inquietan, que llevan al lector a una crisis en mers, los dieciocho cuentos de Todos los cuentos,
relación con su lenguaje2. En parte el lector de los 1953-67/0.
cuentos de Somers responde a la complejidad y
abundancia de la imaginería lírica y del lenguaje La mayoría de ellos se pueblan de personajes psi-
sumamente connotativo, pues en la narrativa se cológicamente introspectivos, más atentos a su
compenetran estados anímicos y realidad fáctica. propia angustia que a la del prójimo, con quien
A menudo, Somers se sirve de una alternancia en padecen desencuentros, relaciones de impotencia
su imaginería entre la concretización de lo intan- y violencia, y una falta de comunicación. Esas in-
gible por un lado y la disipación de lo concreto, trospecciones e interrelaciones con los demás se
por otro, entre la personificación de lo no-huma- expresan a través de una imaginería con varios ni-
no y la deshumanización del hombre. La narrativa veles de complejidad.
seduce por sus capas de significantes, por sus múl-
Empecemos por la expresión lírica de apariencia
tiples aproximaciones a fenómenos externos e in-
más sencilla en la que, como en las demás mani-
ternos al ser humano, por el impresionismo y el
festaciones más complejas, hay un predominio de
expresionismo que entrañan una cosmovisión en
referencias a la naturaleza animada -flores, fru-
que impera el peso de la angustia y la soledad del
tas, plantas, árboles, insectos, reptiles, moluscos,
hombre enajenado, un ser que nace y muere más
perros- e inanimada -piedra, agua, lluvia, mar,
de una vez sobre esta tierra desgastada, un ser
perseguido por un fatalismo de origen borroso.
En 1950, Armonía Somers inicia su obra con la 5. Todos los cuentos, 1953-67. 2 vols. (Montevideo: Arca, 1967).
publicación de la novela La mujer desnuda3, que 6. Tríptico Darwiniano (Montevideo: Ediciones de la Torre,
según la crítica escandalizó al apacible Uruguay 1982).
de aquella época con su arriesgada aventura de sa- 7. De miedo en miedo (los manuscritos del río (Montevideo: Arca,
tanismo y destrucción y la "lírica sinceridad de 1965).
una mujer que al escribir se despojaba de una tra- 8. Un retrato para Dickens (Montevideo: Arca, 1969).
dición de pacataría naturalista,,4. Desde aquella
9. Sólo los elefantes comen mandrágora (Buenos Aires: Legaza), en
prensa. Viaje al corazón del día: elegía por un secreto amor (Monteví-
deo-Arca).
1. "La fascinación del horror", Marcha (Montevideo), no. 1188 (27
diciembre 1963): 30~ 10. De aquí en adelante las citas de estos dos tomos se identifican
con sigla, página entre paréntesis dentro del estudio según el siguien-
2. The Pleasure of the Text, trad. por R. Miller (Nueva York: Hill te esquema: Tomo 1: D, "El derrumbamiento"; R, "Requiem por
and Wang, 1975), p. 14.
Goyo Ribera"; DE, "El despojo"; P, "La puerta violentada"; S, "Sa-
3. La mujer desnuda en Clima (Montevideo), no. 2, primera ed., liva del paraíso"; SA, "Salomón"; 1, "La inmigrante"; Tomo l/: M,
1950. "Las mulas"; ME, "El memorialista"; E, "El entierro"; H, "Historia
en cinco tiempos"; SU, "La subasta"; RA, "Rabia (11)"; e, "La calle
4. "Armonía Somers: Los lobos esteparios", Capítulo Oriental, del viento norte"; A, "El ángel planeador"; MU, "Muerte por ala-
no. 33 (1968): 523. crán"; DV, "El desvío"; Hü, "El hombre del túnel".
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tierra, cielo, estrellas, luna. El cuerpo humano, perro, vaca y gallo de riña. En otro tomo, Tríptico
en particular, adquiere rasgos de la naturaleza. darwiniano, Somers se concentra en el antropoide
Los "muslos" de la mujer se convierten en "tibios en cuentos como "Mi hombre peludo" y "El esla-
y blandos ... lagartos bajo un sol de invierno" (D, bón perdido". Pero en sus dos tomos de cuentos
19); su seno es una "masa sin hueso que parece un anteriores, la mayoría de los animales a que se re-
enorme molusco varado" (DE, 56). Y los ojos del fiere son biológicamente primitivos o domestica-
hombre por este mismo proceso "iban a caer de la dos. Por ejemplo, en el cuento "Las mulas" apare-
órbita como semillas secas" (SU, 58). La equiva- cen esas bestias en las mismas entrañas del hom-
lencia se establece partiendo de un miembro cor- bre, donde hacen funcionar la noria de la vida dia-
póreo nombrado (muslo) o innombrado (seno), o ria, coceando al pobre ser humano. El desamparo
de una acción producida por tal miembro (caer). de éste y la fatalidad existencial a veces son repre-
Lo sensorial y lo sinestéstico funcionan a menudo sentados no sólo por animales informes -molusco,
en esas metáforas y símiles: por ejemplo, en la pulpo- y hormigas amaestradas sino también por
imagen de "los ojos como linternas sordas" (S, fantoches inhumanos- peleles, muñecos, mani-
81), es lo visual-auditivo, yen la de la "voz de miel quíes. Aun una imagen salubre y cotidiana como
quemada" (D, 12), lo auditivo-gustativo-olfativo. lo es la del pan caliente, cae bajo la óptica burlona
y cruel de Somers cuando un sirviente traza la na-
En general, la metaforización del cuerpo humano turaleza de la cocinera en "Muerte por alacrán":
carece de imágenes risueñas, y en cambio sobran "Buena, pensó, parecida a ese tipo de pan caliente
referencias negativas a lo duro (1), lo esfumado o con que uno quisiera mejorar la dieta en el invier-
apagado (2), lo podrido o seco (3), lo inseguro (4), no. Aunque le falte un poco de sal y al que lo
lo deshumanizado (5), lo desamparado (6), lo he_o hizo se le haya ido la mano en la levadura ... "
rido o despedazado (7), ejemplos de las cuales se (MU, 100).
dan a continuación con referencia a los números
entre paréntesis. Aun en la imaginería relativamente sencilla
-como la de la cocinera- se nota que la relación
(1) "dedos fríos, minerales, dedos de ónix del negro" entre los componentes básicos -mujer y pan-
(D,11)
crean cierta apertura hacia la prolongación de la
(2) "estar como fósforo mojado, él que había sido capaz
de abrasar el mundo en una noche" (S, 87). imagen en sintagmas encadenados. El valor del
(3) "pateando a los demás como si fueran fruta podrida" enunciado se libra del significado, trasladándose
(D,22) hacia el significante. En el caso dado de la cocine-
(4) "se me quedaron mirando con un gancho de interroga- ra, se amplía el ámbito del significante original al
ción cayendo de cada ojo" (ME, 20) mencionar la dieta, la falta de sal, la sobra de leva-
(5) "ser la jefa general me ha permitido catalogar las cria-
turas que forman la tienda como si fueran mercaderías" dura. Estos adicionales indicios sensoriales nos
(1, 107) devuelven de nuevo a un retrato visual más com-
(6) "el muerto tuvo que quedarse donde estaba, aumen- pleto de la mujer y la identifican más estrecha-
tando la soledad de la calle como una valija"abandonada mente con el objeto. Somers se sirve de este pro-
en un andén ferroviario" (E, 30) cedimiento, como veremos adelante en pasajes
(7) "me pareció que se vive cuerdamente tantos años para
que la locura de otro nos reviente en la cara, como una sumamente expresionistas. Pero antes, es necesa-
piedra que salta del camino al vidrio del coche y lo hace rio tratar otra etapa de este proceso lírico: la con-
añicos" (1, 122) cretización de lo intangible.
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parí yo era hombre ... Pero yo acabo de alumbrar da impuesta por los hombres, ya la vez, deshace el
en una virginidad que no hemos, tú y yo, compar- estereotipo del hombre negro seductor de muje-
tido nunca" 12. res blancas, pues es la Virgen vuelta Eva quien le
seduce a él. Somers osa enfrentarse a la hipocresía
Es interesante notar que el protagonista de sus social en cuanto a temas del aborto, incesto, de-
cuentos suele ser hombre, y en algunos relatos la seos hetero y homosexuales e impotencia. Así es
mujer ni siquiera aparece como personaje, pues que en el cuento "Saliva del paraíso", cuando un
los hombres funcionan sin depender ni biológica viejo, física y metafóricamente, introduce la
ni psicológicamente de ella. Es el caso de "El en- mano en su bolsillo para buscarse, encuentra allí
tierro", "La subasta", "Rabia 11", Y"La calle del recuerdos de sus años prósperos, pero también
viento norte". En cambio, las pocas mujeres pro- una toma de conciencia de su actual impotencia
tagonistas -en "Salomón", "La inmigrante", "El sexual. Se combinan la naturaleza, el sistema ver-
desvío", y "El hombre del túnel"- se definen den- bal del habla, y la alusión fálica: "La plenitud con-
tro de su papel biológico en relación al hombre, jugable de cierto verbo se le había secado, aún sin
con la excepción de las lesbianas en "La inmigran- caérsele del cuerpo, como una vid con los racimos
te". Aunque la mujer no se destaca a menudo en pretérito indefinido" (S, 82).
como protagonista de estos relatos, curiosamente
el tratamiento de la relación mujer-hombre es de El erotismo en los cuentos de Somers no es sólo
mucha importancia porque no se conforma siem- somático sino también semántico, un erotismo de
pre al papel que la sociedad concede generalmen- la palabra, una extravagancia verbal que intenta
te a la mujer. Ella puede ser un barman de visos llenar el vacío con el lenguaje metafórico. Así lo
salomónicos o jefa de tienda que confiesa su les- hacían los grandes escritores barrocos y lo hacen
bianismo en cartas ante la insistencia de su hijo también los modernos como sugiere David Lod-
para que lo haga. ge, refiriéndose a los comentarios de Roman Ja-
kobson sobre lo metonímico y lo metafórico del
Sin embargo, por lo general, las relaciones entre lenguaje 13. En la prosa de Somers la proliferación
mujer y hombre son de dependencia y crueldad, de significantes y la naturaleza metamórfica del
de sentimientos, pensamientos y acciones viscera- enunciado transforman una realidad estática en
les, de rencor primordial que Somers volatiliza si- otra expresionista y sutil. Nietzsche decía que un
nestésticamente en el olor del "rastro evaporado árbol a cada momento es un fenómeno nuevo a
del amor" (1, 126). La violencia y el odio colecti- pesar de que nosotros sólo afirmamos su forma
vos del hombre hacia la mujer se presentan en el porque somos inca~aces de captar la sutileza del
cuento "El despojo" cuyos tres episodios se ligan momento absoluto 4.
a través de un objeto obviamente fálico, el cara-
millo, por el que el protagonista se siente tan libre En el arte de Armonía Somers, se capta ese mo-
como su música, la que "ocurría de por sí -dice él- mento y se le hace estallar en un vuelo lírico inusi-
exenta, libre, como el placer de orinar en el cam- tado en la cuentística moderna latinoamericana.
po" (DE, 44). Después de que participa en las re- En su narrativa se logra comunicar el bullicio la-
laciones misóginas -la seducción de la mujer del tente, agazapado entre los intersticios innombra-
granjero o la violación de la niña virgen- se recon- bies de la realidad. Pues los pasajes expresionista s
forta con la música del caramillo que vuelve a apa- son dechados de la prosa metafórica moderna en
recer como leitmotif; es una "nota fuerte y primi- constante metamorfosis asociativa, la que capta lo
tiva, sin blanduras de mujer" (DE, 47). Ocurre así resbaladizo, aunque a la vez rehuye fijarlo en for-
hasta que es emasculado por la campesina en el úl- mas estáticas. Ese expresionismo de Somers de-
timo episodio, después del cual "su caramillo le sentraña lo más íntimo del ser humano, exponién-
resbaló a lo largo del muslo y cayó sordamente en dolo al desnudo sin piedad. Somers ofrece el pen-
la hierba" (DE, 59). sar y el sentir subjetivos sobre las cosas presentes
en la conciencia especulativa. Su expresionismo
Al tratar los papeles sexuales de la mujer y del cabe dentro de los cánones elucidados por Elise
hombre, Somers transgrede tabúes. Echa abajo Richter en su importante ensayo "Impresionismo,
estereotipos o los confunde en cuentos como "El
derrumbamiento" donde desacraliza a la Virgen
María para librarla de la imagen risueña y resigna-
13. "Historicism and Literary History: Mapping the Modern Pe-
riod", New Literary History 10 (Primavera 1979), pp. 552-53.
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expresionismo y gramática", pues se refiere a un pachada como estropajo: "Ya antes de pretender
estado anímico y a la excitación provocada por las su prioridad, se me había hecho presente con un
experiencias a la vez que abarca lo interno en co- olor como de escoba mojada con que traía inun-
municación directa con lo sensible externol5. dado el pasillo. La estaba imaginando en una
pata, yéndose a la oscuridad de la rinconera a col-
De ese modo retrata Somers a sus personajes soli- garse sola por una argollita de hilo sucio, que ella
tarios como el viejo "limpiándose en la noche, misma se habría atado en la ranura del cuello,
quitándose al aire la viscosidad del paladar posti- cuando persistió en tomarse toda la anchura del
zo, como una mujer desamarrada de un viejo pasaje" (Ha, 124).
amante" (S, 88). Otra vez en esta imagen notamos
la presencia del cuerpo, de una falla o falta, y de Como ya hemos notado la deshumanización tiene
transformaciones grotescas que cobran importan- su contracara en la narrativa de Somers y a veces
,cia existencial. Impera, a menudo, lo sensorial de el impresionismo inicial se evoluciona hasta lle-
los humores corpóreos -saliva, orín, sudor, leche, varnos lejos de la imagen originaria, ya olvidada.
sangre, semen. Se puede ver el proceso metamór- Esta especie de expresionismo se da en la personi-
fico en el siguiente pasaje sobre la agonía de un ficación de flores y, sobre todo, del árbol. Por este
obrero muriéndose solo. Nótense otras técnicas proceso al tocar la madera de una puerta, un hom-
ya descritas: los humores y miembros del cuerpo; bre desata el instinto primitivo del árbol, pues se
la concretización de la vida en la imagen fallada de le aparecen ante él los ojos de todos los árboles del
una ciudad carente de casas; la prolongación de parque, confabulados con los ojos verdes de árbol
esa imagen en pisos y sucesos que acaecen en las de su mujer (S, 93). En una entrevista, Somers
casas inexistentes, como el igualmente invisible nos confesó que poseía la "raíz salvaje" nombra-
banquete final con la tarta; la asociación de esas da por otra uruguaya, Juana de Ibarbourou: "La
concretizaciones con la realidad ilusoria del sueño lluvia y los árboles me hablan un lenguaje especial
de la vida; y ya lejos de la inicial metáfora -vida- -nos dijo Somers- y puedo conversar con ellos. La
ciudad-, la violenta imagen final, a la vez visual y lluvia me parece una bendición, una lluvia meta-
cruel a pesar de que uno de sus componentes es in- física como si tuviera sed la tierra y la lluvia lo sa-
tangible, pues en ella los hombres son ahorcados bía. Así creía, aun en mi juventud"16. Será por
por la soga de sus sueños. eso que en sus cuentos, un personaje concibe que
"la muerte ha de ser que no haya más árboles" (P,
"Extraño -logró decir con la lengua dura- veo mi vida a 73); o los árboles mismos atestiguan los momen-
través de estos humores, a través de esta podrida sangre tos más íntimos de la existencia humana como los
que estoy manando. Mi vida (escupe y le cae sobre el men-
tón y el pecho), una ciudad cuyas casas no se levantaron del amor y de la muerte. Y, además los árboles co-
nunca. Pero qué andamiajes, qué columnas, qué audacia. bran visos humanos, cuando se llueve encima de
Las planchadas triunfantes de los últimos pisos, la tarta ellos como en el siguiente pasaje del cuento "El
del baRquete final, no se vieron. Pero yo viví colgado en angel planeador" en el que Somers hace que el ár-
esas escalas de gran sueño, yo sudé aconfitando ese pastel bol participe de una actividad humana, rutinaria:
del reajuste de cuentas. Yo, todos los que estábamos
allí. .. (quiso reir, pero le salió en cambio una sucia "Ahora llueve decididamente, es una pesada des-
gárgara) deberíamos parecer ahorcados desde lejos. carga lo que estalla tras los vidrios. El árbol la re-
Ahorcados de la gran chifladura, del gran sueño de los cibe como una camisa que se coloca desde arriba y
hombres ... ". (S, 86) va haciendo bajar hasta sus pies, para ponerse lue-
go otra, pero tan rápidamente que no dé tiempo al
Somers se sirve de esta imaginería expresionista desnudo" (A, 87).
para acercarse a los sentimientos difíciles de ex-
presar en un momento crítico: el odio, la pasión, Aunque el mundo de Armonía Somers es cruel y
la esperanza, la desilusión, el desequilibrio men- violento, aunque sus personajes son raros o mal-
tal, la pérdida, la soledad. Por ejemplo, en el ditos, aunque sus ambientes son oníricos y grotes-
cuento "El hombre del túnel", una mujer en el pa- cos, por medio de la metaforización la autora ex-
'sillo de un edificio le obstaculiza el camino a una trae de ellos su esencia noble aunque patética. Ar-
joven quien corre hacia el encuentro con un hom- monía Somers, el alquimista literario ante su cri-
bre en la calle. La mujer-obstáculo es odiada a tal sol, transforma los metales vulgares de la existen-
punto por la joven narradora que es deshumaniza-
da en escoba por un breve momento y luego des-
16. Evelyn Picon Garfield, Women's Voicesfrom LatinAmerica: /n-
15. En El impresionismo'en el lenguaje (Buenos Aires: Universidad terviews with Six contemporary Authors (Detroit: Wayne State Uni-
de Buenos Aires, 1956) tercera ed., pp. 78-79. versity Press, 1985), p. 46.
29
cia humana en metáforas preciosas, en metáforas
que nos gritan con un alarido solitario nuestra po-
bre condición sobre la tierra: "Hay cosas que no
caben en el decir, y no por lo que expresan, sino
por la soledad que encierran. Un naranjal saquea-
do puede hablar, un hombre que perdió los híga-
dos, una medalla sin el viejo relieve. Pero habrá
en el aire un alarido solitario, para ninguna oreja,
un alarido de árbol sin naranjas, de hombre sin
hígados, de medalla gastada" (S, 85).
30
Chaucer, Geoffrey (1340-1400)
Poeta Inglés
Grabado en Madera
Ilustración para Los cuentos de Canterbury (c. 1386)