Schmieder Oscar Geografia

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75·~ 70~~5·-======-6().

:4 TL ANTICO

Fig. 126. Los grandes paisajes de America Central.

.-----.~--------
I
EL CONTINENTE
CAPITULO XIII

DESCU BRIMlE NTO Y EXPLO RACIO N DEL CONTI NENTE


te de
DURANTE SU tercer VlaJe (1498), Cristobal Colon divis6 el continen
la region del delta del Orinoco y siguio su costa hacia el oeste
Sudamerica en
que el;
hasta Cumana. Sin embargo, existe la posibilidad de que, ya antes
Cousin
barcos franceses hubiesen llegado a tierra en la costa oriental (Jean
se hayan registrad o documen talmente . De todos
1488?), sin que estos viajes
el descubri miento del continen te por Colon 10 que dio motivo
modos, fue
miento,
para que se organizaran en poco tiempo numerosos viajes de descubri
Cosa tomb parte muy activa. En el
en los que el piloto vasco Juan de la
llego a conocer y se levantar on mapas de los rasgos
curso de pocos anos se
esenciales de su costa septentrional.
Segun las fuentes historicas, la exploracion de la costa oriental da prin­
ido
cipio con el viaje del portugues Pedralvarez Cabral. Habiendo emprend
su flota se desvio demasia do hacia el occident e y de
un viaje a la India,
de Ba­
este modo se descubrio por mera casualidad la costa del actual Estado
rta
hia, en el afio de 1500. Cabral se dio cuenta de que la tierra descubie
linea de demarca cion imprecis amente fijada y, por
quedaba al este de una
Portugal.
consiguiente, tome posesion de ella en nombre de la Corona de
ano del descubri miento,
Con este hecho, se habia iniciado, ya en el segundo
zonas culturale s. En los anos si­
la division del continente en dos grandes
dores avanzaro n paso a paso a 10 largo de la costa,
guientes, otros descubri
r el
hasta que, finalmente, Fernando de Magallanes (1520) llego a atravesa
estrecho que desde entonces lleva su nombre.
. Si
Durante t:Jo este tiempo, la costa occidental era tierra incOgnita
rir 25 anos despues del primer viaje de Colon, hasta
hubieron de transcur
Azteca,
que se descubriera la costa del Golfo de Mexico, puerta del Imperio
descubri miento de Sudame ­
no menos de 32 anos se necesitaron despues del
erse el primer avance en mayor escala hacia
rica, para que pudiera emprend
la expe­
el sur, a 10 largo de la costa occidentaL Hasta los anos de 1526-27,
Pana­
dici6n de Francisco Pizarro no se atrevi6 a avanzar hacia el sur desde
ma, y fue necesaria una segunda expedici on, en los anos de 1531 y 1532)
699
DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACION 701
700 AMERICA DEL SUR: EL CONTINENTE
ultimo eslabon, costeando, en el ano de 1540, la tierra de La Patagonia
IJO 70 6"0 '0
Occidental y conectando de esta manera los descubrimientos de Magalla­
nes con los de Valdivia. La exploracion del extremo sur, la Tierra del Fuego,
las Islas Malvinas y las de Staten Island, ya no fue obra de los espanoles,
sino de navegantes ingleses y holandeses.
T ambien el interior del continente se conocio pronto por las expedicio­
nes de descubridores intrepidos. En el ano de 1539, Sebastian Benalcazar,
que venia de El Ecuador, se encontro en la altiplanicie de Bogota con Gon­
zalo de Quesada y Nicolaus Federmann. Quesada habia subido el rio Mag­
dalena, siguiendo la rum comercial por la que los indios solian lIevar sal de
las altas tierras aridas a las selvas lluviosas tropicales, mientras que Feder­
mann venia de [a colonia de los Welser en Coro. En el mismo ano, Fran­
cisco de Orellana, saliendo de Quito, descendi6 en un barco por [os rios
Napo y Amazonas hasta el Oceano Atlantico. Su viaje de des.cubrimiento se
completo con la expedicion de Pedro de Ursua, que bajo el rio Huallaga
hasta el Amazonas. Los supervivientes de esta empresa aparecieron en 1561
en la costa de Venezuela. Su ruta no se puede reconstruir con exactitud; es
probable que hayan subido el rio Negro, para IIegar al Orinoco a traves del
rio Casiquiari. En la cuenca del rio de la Plata, los descubrimientos se reali­
zaron en sentido inverso, es decir, desde la desembocadura rio arriba. Des­
pues de que Juan Diaz de Solis descubriera la desembocadura del gran sis­
tema fluvial, los espafioles se establecieron, en el ano de 1537, en AsunCIon,
a orillas del rio Paraguay.
/ A la conquista siguio la expLotadon ecan6mica. Muy pronto, las regio­
nes costeras del norte, las primeras que fueron descubiertas, adquirieron im­
portancia l20rque en ellas merodeaban los cazadores de esclavos, que busca­
ban trabajadores para las ya despobladas Antillas. Casi no habia nadie que
pensara en una colonizaci6n en forma; solo se trataba, en primer lugar, de
explotar las regiones econ6micas descubiertas y a sus habitantes. En los paises
que anteriormente formaban el imperio incaico y que desde luego sufrieron
el mas desenfrenado saqueo, se constrino a la numerosa poblacion a traba­
jar en las minas.! Como en los tiempos prehispanicos, los Andeslcentrales
siguieron siendo la region economic a mas importante de todo el continente,
de la que Espana extrajo enormes tributos./Los portugueses, en camblO, des­
cuidaron al principio totalmente sus posesiones brasilenas, abandonando por
completo su explotacion a mercaderes franceses. Hasta que la situacion del
mercado del aZllCar en el Viejo Mundo lIego a ser tan favorable que era
productivo estab!ecer plantaciones de cana de azucar en el Brasil, no se ini­
Fig. 127. Desarrollo del descubrimiento de Amen.:a c!"i Sur. cia, en el ano de 1534, la colonizacion portuguesa en Sudamerica.,
Los pocos paisajes del interior, con una poblacion algo mas densa, que
para conquistar finalmente el Imperio de los incas. En 1535, Almagro, uno se dedicaban a los cultivos, como Paraguay, los llanos de Mojos y el antiguo
de los acompanantes de Pizarro, avanzo hasta el centro de Chile. Des­ Maynas, en la cuenca superior del Amazonas, fueron abandonados por loe
PUE'S, Valdivia descubrio el sur de Chile, y Alonso de Camargo coloco el

,f
702 AMERICA DEL SUR: EL CONTINENTI DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACION 70)
espafioles a la custodia de varias ordenes momisticas, especialmente a la de
los jesuitas. En ninguna parte hicieron los espafioles esfuerzo alguno para
desarrollar, por iniciativa 0 trabajo propios, la economia de ninglin paisaje
sudamericano. Por ejemplo, una region tan fertil como la Pampa no fue apro­
vechada para fines economicos; solo servia de tierra de tr:'msito, porque la
poblaci6n n6mada no se dejo someter a los trabajos agricolas.
Mientras tanto, el conocimiento cientifico de la naturaleza del conti·
nente seguia progresando constantemente. Aun entre los soldados rasos de
los conquistadores se encontraba ocasionalmente alguna que otra personali.
dad que, bajo la impresion de novedad del medio ambiente, lleg6 a dedi.
carse a observaciones cientificas por iniciativa propia, como por ejemplo,
Pedro de Cieza de Leon, que llegado al Peru en su ninez, entre los afios de
1532 y 1534, nos dej6 en sus cronicas las observaciones que habia hecho en
sus viajes durante mas de veinte alios. Hoy dia, sus trabajos representan
una fuente valiosfsima para la geografia historica del Peru. De entre el gran
numero de inteligentes investigadores que habia entre los misioneros jesuitas,
solo menciono aqui al padre Eder que describio el paisaje de Moxitania; al
padre Fritz que dibujo el primer mapa correcto del Amazonas y sus afluentes,
y al padre Dobritzhofer, que nos describio, a base de sus ficas experiencias
personales, la cultura de un pueblo pastor que vivia en los Hmites entre la
Pampa y el Chaco. TambhSn los cronistas de la Corona de Espana, con
Oviedo y Valde~, el primer Cronista de las InJias, a la cabeza, aportaron
mucho valioso material. El primer investigador espafiol moderno, cuyas obras
superan con mucho la mayo ria de las de sus conterraneos, en cuanto a su
importancia para la geografia historica, es Felix de Azara que, en el afio
de 1781, !lego a La Plata, para cooperar 'On la fijacion de limites entre las po­
sesiones espafiolas y portuguesas. Su larga estancia en los paises de La Plata
, /
-no regreso a Espafia hasta 1802- se debio en parte a su propia voluntad.
Ya en tiempos anteriores a e1, otros investigadores europeos habian dado prin.
m CAPASD£ LAJf4 DEL BRASIL MERIDIONAL

SitlS£fJlM<NTOS 8 LAS Eni.s ,


. TERCIARIA "'WATl:"klllA
cipio a la exploracion cientifica del continente. La primera expedicion, diri. ~~ (ill' PIIOBABt.ESESCALONESDELOSESTIIA'f'
gida por Charles Marie de la Condamine fue a EI Ecuador para m~dir un f?7?) PAlSI.JE ESCALONADO 8 PATAGONIA. RQCAS IJ£
~ LMeRAS MeSOZOlCA Y TERCfARlA
grado del meridiano (1736 a 1742); pero es Alejandro de Humboldt quien I /
_ Rc$/OND£L PLEGAMI£NTO ANDINO
inicia la tarea de una moderna exploracion cientifica de la America del Sur. I I
" . COROIl..LERAS P~/NC(PALESD£LO~ANOES
Desde entonces, otras investigaciones nos.. han dado a conocer las carac­ _MACIZOCONLAPlJNA
teristicas basicas de la natll~:,leza y de la vida humana de Sudamerica. En
muchos lugares se han comenzado trabajos intensivos y tambien los mapas se
estan perfeccionando constantemente, aunque no alcanzan todavia la misma
exactitud en todas partes.
La Naturaleza del Contvnente. Fig. 128. La estructura del continente.
Al observador que se conforma con una vista de conjunto, podra pare­ formas terrestres en cuatro regiones principales: 1) la Cordillera de los An.
eerIe muy sencilla la morfologia, porque salta a los ojos la division de las des en el occidente; 2) las Tierras Mnntanosas del Brasil y Ia Guayana en el
AMERICA DEL SUR: EL CONTINEN1E DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACION 705
704

oriente; 3) entre ambas, las tierras bajas, de las cuales, en el sur, emergen las gonia oriental, que descansan, de una manera muy semejante a las del Brasil,
serranias escaLona.das de la Patagonia oriental. Pero, observando las cosas sobre una base paleocristalina. '
Constituye todavia un problema el determinar hasta donde se extendia
mas de cerca, se nota que estas regiones no representan, de ninguna manera,
originalmente el antiguo macizo brasilefio y, especialmente, si las cordilleras
ni en cuanto a su origen ni en cuanto a su forma, tipos uniformes. El cono~
patagonica y caribe deben considerarse como partes del macizo brasilefio. Por
cimiento exacto de la morfologia de Sudamerica no ha pasado todavia de sus
10 pronto, el caracter paleocristalino de la cordillera de la costa del Pacifico,

,
d j
comienzos, y aun una representacion grafica que muestre unieamente a gran~
I a la que es mejor darle el nombre de "macizo de la costa del Pacifico", segun
des rasgos las formas terrestres conforme a nuestros conocimientos actuales
Steinmann, permite llegar a la conclusion de que el antiguo macizo brasi­
podra muy pronto quedar sujeta a correcciones ulteriores. lefio constituye tambien la base del geosinclinal andino.
Los sistemas orografieos mas antiguos se nos presentan en las regicmes Al iniciarse el plegamiento oeste-este de los sedimentos depositados en
mcmtaiiosas del Brasil y de la Guayana, cuyas estribaciones se extienden hasta el geosinelinal andino, este movimiento orogenico afecto tambien al macizo
Uruguay y Argentina. Aqui, el elemento basieo esta constituido p~r el macizo brasilefio, produciendo fracturas, plegamientos y superposiciones en las regio­
brasilefio, consistente en rocas arcaicas entremezcladas con granitos; las rocas nes marginales occidentales que estaban expuestas al empuje de los movi­
arcaicas han sido plegadas y metamorfizadas en forma tan intensa que ya no 1: 1 mientos andinos. Las cadenas de montafias que aSI llegaron a formarse, se
puede reconocerse si su origen fue plutonieo 0 sedimentario. La superficie incorporaron parcial mente al sistema andino, como, p~r ejemplo, las serra­
de esta antigua masa de rocas ha sido aplanada totalmente durante un largo nias del este de Bolivia y la Sierra Famatina. Pero tam bien se formaron
periodo de denudacion que se inicio con los plegamientos arcaicos, de suerte sierras de fracturamiento, que se intercalan actualmente como elevaciones
que dicha superficie presenta ahora el aspecto de un ~ucleo llano. Ya en el aisladas, entre la cordillera de los Andes en el oeste y las serranias brasilefias
algonquino, esta superficie de aplanamiento quedo cubierta de transgresi~ en el este; de modo que en estas sierras pampeanas, vuelven a asomar a la
nes, de cuyos sedimentos se han conservado restos en Minas Geraes, Bahia superficie partes del antiguo macizo brasilefio en forma de picachos y blo­
y Matto Grosso. ques cuneiformes que consisten, en las tierras bajas circundantes, de sedi­
En la era pale0zoica inferior parece haberse formado la depresion si~ mentos continentales recientes.
tuada entre las'regiones montafiosas de la Guayana y del Brasil, de suerte En las alturas de las sierras pampeanas se encuentran, a distintos niveles,
que el mar silurico pudo ya penetrar en este gran valle. En las postrimerias llanos de aplanamiento. Las opiniones divergen todavia considerablemente
del silurico y devonico, el paleozoico y el algonquino fueron afectados, en sobre si se trata, en este caso, de partes de la superficie del nueleo paleozoico,
parte de una manera muy violenta, por el plegamiento caledoniano que se redescubiertas y denudadas en el terciario, 0 si son de reciente formacion y
orienta del NE al SO; pero entonces solo se produjeron principalmente frac~ estan ligadas, en cuanto a su origen, con la historia orogenica andina.
turas y el acarreo de grandes bloques. Despues de un nuevo aplanamiento, Frente a las antiguas serranias y mesetas del nueleo del Brasil y de la
tuvo lugar la transgresion del mar devonico, aunque los mantos paleozoieos Guayana en el este, y a la cordillera costera paleocristalina en el oeste, tene­
y mesozoicos, que quedaron depositados en los periodos siguientes, no sufrie­ mos la reciente sierra plegada de la Cordillera de los Andes, con un acervo
ron, en cuanto a su posicion, muy grandes perturbaciones, de modo que 'sus de formas enteramente distintas, aunque de por sl, los Andes no represen­
restos dan todavia hoy, a grandes partes de las tierras montafiosas del Brasil tan de ninguna manera un sistema orogra.fico uniforme, sino que osten tan,
y la Guayana, el carkter de mesetas, y esta particularidad no llego a safrir en sus diversas partes, una diferenciacion estructural y morfologica muy mar­
alteraciones por las enormes corrientes tri1sicas q.e lava que cubrieron gran­ cada. Es en primer lugar la cordillera patagonica, que principalmente se
des zonas del sur del Brasil y cuyas ramificaciones penetraron hasta las regi~ compone de gneis, esquistos micaceos, filitas y granitos, la que muestra una
nes colindantes de Argentina y Paraguay. Es evidente que estas capas super­ gran semejanza con la cordillera paleocristalina de la costa de Chile, motivo
puestas forman en el Brasil y la Guayana varios altiplanos que, entre si, est:'m por el cual Darwin la interpreto ya como la continuacion inmediata de ella.
separados por profundas barrancas. Hasta que grado se trata en este' caso de Esta opinion ha encontrado sus partidarios (Suess, Steinmann y otros), pero
escalones de fractura 0 de denudacion, es un problema que de ninguna ma­ hasta la fecha, no se ha podido comprobar de manera alguna. O. Nordens­
nera esta bien aclarado todavia. Recientes observaciones han demostrado que kii.ild considera los enormes macizos de granito, muy frecuentes en la cordi­
"estas capas no han quedado tan intactas, como frecuentemente se suponia. llera patagonica, tambien como recientes, debido a su semejanza con las
las dislocacione, mas violentas fueron las que sufrieron las capas de la Pata­ masas de granodiorita de los Andes, que no se introdujeron sino hasta des­

_l =
706 AMERICA DEL SUR: EL CONTINENfE DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACION 707
pues del plegamiento andino; de suerte que por de pronto queda por com­ Andes Mayores, algunas veces a grandes alturas. La mas extensa de tales
pleto como problematico si t~nemos que interpretar la cordillera patag6nica Ilanuras de aplanamiento es la Puna holiviana.
orogenicamente como una parte de la reciente y plegada sierra andina, 0 T odavia hoy se levantan partes de los Andes por encima del limite in­
como una parte del antiguo macizo brasilefio. La reciente sierra plegada que ferior de las nieves perpetuas. Las formas mas elevadas de los Andes pata­
asoma detras del geosindinal andino, no empieza a mostrar sus formas ple­ g6nicos muestran los glaciares donde las lluvias son copiosas; alIi se encuen­
namente desarrolladas sino hasta al norte de los 42 grados de latitud sur. tran no solamente glaciares en los valles, que lIegan hasta el nivel del mar,
Los Andes en el sentido estricto de la palabra, los Andes Mayores de Stein­ sino tambien extensas masas de hielo en el interior del pais. En la epoca
mann, se distinguen de las sierras plegadas de tipo alpino en aspectos esen­ glacial hubo tambien en Sudamerica una depresi6n general del limite de
ciales. Su estructura es mucho mas sencilIa, la intensidad del plegamiento las nieves perpetuas, que tuvo como consecuencia que, en el extrema meri­
es menor y Ia techumbre de vastas dimensiones falta por completo. Cierto dional de Patagonia, avanzaran los glaciares, a ambos lados del estrecho de
q4e esporadicamente se yen superposiciones, pero estas son de dimensiones Magallanes, hasta la costa del Oceano Atlimtico. Era menor esta depresion
rouy inferiores. Segun el estado actual de nuestros conocimientos, los Andes de las nieves perpetuas (400 a 600 m.) en las regiones aridas, como por
Mayores parecen ser una sierra plegada normal que naci6 debido a un ejemplo, en el noroeste de Argentina. Acerca de la periodicidad de la gla­
empuje orientado desde el oeste. Este plegamiento estuvo acompafiado de ciaci6n, las opiniones discrepan todavia
intrusiones y efusiones magmaticas, a las que se les atribuye, desde las inves­ mucho; sin embargo, parece que han po­
tigaciones de Steinmann, un papel activo en la orogenia andina. En la dido comprobarse, par 10 menos, dos pe­
actualidad, los volcanes activos quedan confinados, en su mayoria, a la cor­ riodos de glaciaci6n. Cierto que por el
dillera occidental. Sin embargo, en ciertas regiones, por ejemplo en EI Ecua­ cambio ritmico de sedimentos e61icos y
dor, la zona volcanic a se ensancha considerablemente, hasta abarcar tambien fluviales en la formaci6n pampeana, se
fa cordillera oriental. Mucho mas extensa era esta zona volcanica en el plio­ ha creido que era presumible la existen­
ceno y pleistoceno, pues, en Bolivia, la anchura de esta zona volcanic a mas cia de cuatro periodos pluviales, a los que
antigua comprende mas de 200 kil6metros. corresponden tambien cuatro periodos
Los At1des Septentrionales (los Calombiandes de Steinmann), aparecen glaciales en los Andes, pero hasta la fe­
como una parte especial del sistema montafioso andino. AI norte de la bahia cha no se ha logrado todavia comprobar
de Guayaquil, la sierra tuerce hacia el este; simultaneamente pierde su rna­ Ia interdependencia entre el loess de la
cicez, abriendose como los dedos de la mano, de suerte que se introducen, planicie ¥ los sedimentos glaciales de los
entFe, las cadenas individuales, grandes depresiones que se abren hacia el Andes. 1
norte:"Este cambio de la formaci6n general de la superficie indica ya pro­
fundos contrastes estructurales entre los Andes septentrionales y los centrales.
t T ampoco la distrihucion de los dimas
puede anotarse, como no sea a grandes
Ademas, la zona limitrofe entre ambos, parece coincidir tambien con una rasgos, en un mapa de escala muy re­
Fig. 129.
importante bifurcaci6n del sistema montafioso andino. Steinmann ya ha lia­ ducida. Para extensas regiones nos fal­
mado la atenci6n sobre el hecho de que la parte occidental de la cordillera tan las observaciones meteorologicas de muchos afios, y si qUlsleramos juz­
peruana tuerce en toda su extension hacia el oeste y oestesuroeste cerca de gar al dima por la vegetacion, correriamos el riesgo de lIegar a condusio­
la frontera del Ecuador, perdiendose hacia <,1 mar en la costa de la peninsula nes erroneas, por no saber basta que orado la eapa vegetal ha sido influida
de Amotape. Esta cordillera (los Andes Chimus, de Steinmann), debe ha­ par la mana del hombre. La importante es que el continente tiene su mayor
berse hundido con motivo del afallamiento terciario 0 post-terciario de la costa anchura dentro de los confines de los dimas tropicales (A) y que disminuye
occidental, sin que hasta la fecha haya sido posible averiguar d6nde este ra­ grandemente en latitudes mayores, de modo que la region de los dimas tem­
mal tiene Sli continuaci6n. EI levantamiento de los Andes Mayores di6 prin­ I plados (C) resulta considerable mente mas pequefia. EI extremo sur del
cipio ya a fin~s del mesozoico, y se !lev6 a cabo en varias fases. Probable­ continente no se extiende hasta la region de los climas boreales (D).
mente durante y, especialmente despues del primer periodo de plegamiento, La cadena de montanas de los Andes divide el continente en dos prin­
la denudaci6n se hizo tan intensa que lIegaron a formarse vastas Ilanuras de cipales zonas dimato16gicas, muy desiguales en cuanto a extensi6n y caracter,
aplanamiento cuyos restos se encuentran hoy dia por todas partes en los I siendo en muchos lugares muy llnmativo e1 contraste de los dimas al '.':oste y
I

l
708 AMERICA DEL SUR: EL CONTINENTE

al este de dichas montafias. Frente al desierto (BW) de la costa del Pacifico


del Peru tenemos las cadenas de serranias con copiosas lluvias de la MOIl;
uma del este; en cambio, en Patagonia es el oeste el que recibe altas precipi; CAPITIJLO XIX
tadones atmosfericas (Cf), mientias la Patagonia Oriental muestra un dima
marcadamente seco (BS hasta BW). Hacia el noroeste, el clima seco estepa; LA POBLACION DEL CONTINENTE
rio de Patagonia sube hasta las alturas de los Andes centrales, y mas alla
conecta directamente con las regiones aridas de las costas del norte de Chile ORIGINALMENTE, la poblacion indigena de Sudamerica estuvo dividida en
y del Peru. numerosos grupos linguisticos. Pero s610 algunos dieron muestras de mayor
De igual manera que los dimas aridos de los lados del Atlantico y Pacifi; poder expansivo, desarrolIandose y extendiendose a expensas de otras tribus.
co estan colocados a diferentes grados de latitud, asi tambien las otras zonas ~ Los arawakos avanzaron del noroeste hasta los Llanos del Mamore, expulsando
climaticas se modifican redprocamente, esto es, del lado occidental hacia el o asimilando a otros pueblos. Los tupi-guaranis tenian sus paraderos en el
Ecuador, y del lado oriental hacia el Polo, de suerte que el clima tropical curso superior del Paraguay, transmigrando desde alla hacia el noroeste hasta
lluvioso (Af) baja en la costa atlantica hacia el sur hasta el tropico de Ca; la cordillera, a 10 largo de la costa del Atlantico hasta el rio Amazonas, y rio
pricornio, mientras el mismo tipo de dima solo imp era en la costa del Paci; arriba, hasta las sierras marginales de los Andes.1 Sus migraciones siguieron
fico al norte del Ecuador. efectuandose hasta en la epoca colonial.
No son ya las condiciones naturales las que rigen exdusivamente la dis; En los paisajes montafiosos andinos, los qu.echuas conquistaron una pe­
tribudon y caracter de las farmas de la vegetacibn de Sudamerica. La selva sicion predominante en el ultimo siglo anterior a la conquista. 1 La difu­
tropical lluviosa es la que mejor ha podido resistir la influencia del hombre. si6n de la lengua de este pueblo dominador desde el Ecuador hasta el desierto
Donde ya habia perdido terreno en tiempos prehispanicos, como en la region costero del norte de Chile y los paisajes montafiosos en el noroeste de Argen­
de Cuzco, ha logrado reconquistarlo rapidamente tan pronto como se detuvo tina, fue fomentada p~r los espafioles.lNumerosas lenguas indigenas andinas,
la costumbre de los indios de rozar eI monte a partir de los primeros arios que se hablaban todavia en los tiempos de la conquista, desaparecieron du­
de la colonia. Tambien la selva lluviosa del oeste de Patagonia ha quedado rante la epoca colonial. S6lo eI aimara ha podido sostenerse, como la {mica
casi intacta, mientras que los montes ralos, las sabanas arboreas y arbustivas, gran isla lingilistica, rodeada de indios de habla quechua. En Chile central y
asi como las sabanas herbaceas de los dimas Aw, Cw y Cs, cuya vida entera meridional los araucanos constituyen todavia un numeroso y compacto grupo
se ha acomodado a una estacion seca, han opuesto una resistencia muy debit linguistico./En todas las otras zonas de Sudamerica era grande la multiplici,
a las actividades destructivas del hombre. Aun para el hombre primitivo, eI dad de lenguas, muy especialmente en las tierras bajas.
fuego era u'n anna ofensiva con la que podia causar en una sola temp orad a fLos espafioles encontraron la cultura y economia de los indigooas en un
de seguia una destruccion tan grande que la vegetacion no lograba reponerse estado muy desigual de evoluci6n; no era en los paisajes mas favorecidos por
en muchos ciclos de su vida. Hasta ahora no se ha realizado casi ningun la naturaleza donde la civilizaci6n habia alcanzado eI mayor grado de desarro­
intento para reconstruir teoricamente el cadcter original de la vegetacion de lIo. Las mas altas culturas prehispanicas habian nacido en los oasis del desier­
vastas regiones de Sudamerica. Se han aportado muy buenas razones segun to costero del Pacifico, donde todas las posibilidades para una agricultura in­
las cuales es dudoso que el manto vegetal de gramineas de la Pampa repre, tensiva fueron aprovechadas por una poblaci6n que supo valerse de las pocas
sente una vegetacion optima primaria; pero la cuestion de si las sabanas corrientes fluviales existentes, para regar los campos cuidadosamente abona­
herbaceas de los Llanos del Orinoco y del Mamore solo se deben a condicio; dos.1 La poblaci6n vivia en ciudades 0 pueblos en los que el arte y las indus­
nes naturales, ni siquiera se ha planteado, a pesar de que hay muchas cir, trias habian alcanzado un alto grado de perfeccionamiento. A 1a IIegada de
cunstancias que abonan a favor de la idea de que aun la Pampa del Plata, los espafio1es estas culturas ya no estaban en el apogeo de su f1orecimiento; los
que esta situada en el dima Cf, ha perdido su vegetacion arborea bajo la habitantes de los oasis habian sucumbido al empuje de los indios de las tierras
influencia del h0mbre. altas y por todas partes se notaban sefiales de una decadencia cultural y
economica.
T ambien en los otros paisajes andinos, desde los altiplanos de Bogota
en el norte hasta la Puna en eI sur, los indigenas practicaban cultivos in ten­
709

i .. . .~

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