Schmieder Oscar Geografia
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EL CONTINENTE
CAPITULO XIII
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702 AMERICA DEL SUR: EL CONTINENTI DESCUBRIMIENTO Y EXPLORACION 70)
espafioles a la custodia de varias ordenes momisticas, especialmente a la de
los jesuitas. En ninguna parte hicieron los espafioles esfuerzo alguno para
desarrollar, por iniciativa 0 trabajo propios, la economia de ninglin paisaje
sudamericano. Por ejemplo, una region tan fertil como la Pampa no fue apro
vechada para fines economicos; solo servia de tierra de tr:'msito, porque la
poblaci6n n6mada no se dejo someter a los trabajos agricolas.
Mientras tanto, el conocimiento cientifico de la naturaleza del conti·
nente seguia progresando constantemente. Aun entre los soldados rasos de
los conquistadores se encontraba ocasionalmente alguna que otra personali.
dad que, bajo la impresion de novedad del medio ambiente, lleg6 a dedi.
carse a observaciones cientificas por iniciativa propia, como por ejemplo,
Pedro de Cieza de Leon, que llegado al Peru en su ninez, entre los afios de
1532 y 1534, nos dej6 en sus cronicas las observaciones que habia hecho en
sus viajes durante mas de veinte alios. Hoy dia, sus trabajos representan
una fuente valiosfsima para la geografia historica del Peru. De entre el gran
numero de inteligentes investigadores que habia entre los misioneros jesuitas,
solo menciono aqui al padre Eder que describio el paisaje de Moxitania; al
padre Fritz que dibujo el primer mapa correcto del Amazonas y sus afluentes,
y al padre Dobritzhofer, que nos describio, a base de sus ficas experiencias
personales, la cultura de un pueblo pastor que vivia en los Hmites entre la
Pampa y el Chaco. TambhSn los cronistas de la Corona de Espana, con
Oviedo y Valde~, el primer Cronista de las InJias, a la cabeza, aportaron
mucho valioso material. El primer investigador espafiol moderno, cuyas obras
superan con mucho la mayo ria de las de sus conterraneos, en cuanto a su
importancia para la geografia historica, es Felix de Azara que, en el afio
de 1781, !lego a La Plata, para cooperar 'On la fijacion de limites entre las po
sesiones espafiolas y portuguesas. Su larga estancia en los paises de La Plata
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-no regreso a Espafia hasta 1802- se debio en parte a su propia voluntad.
Ya en tiempos anteriores a e1, otros investigadores europeos habian dado prin.
m CAPASD£ LAJf4 DEL BRASIL MERIDIONAL
oriente; 3) entre ambas, las tierras bajas, de las cuales, en el sur, emergen las gonia oriental, que descansan, de una manera muy semejante a las del Brasil,
serranias escaLona.das de la Patagonia oriental. Pero, observando las cosas sobre una base paleocristalina. '
Constituye todavia un problema el determinar hasta donde se extendia
mas de cerca, se nota que estas regiones no representan, de ninguna manera,
originalmente el antiguo macizo brasilefio y, especialmente, si las cordilleras
ni en cuanto a su origen ni en cuanto a su forma, tipos uniformes. El cono~
patagonica y caribe deben considerarse como partes del macizo brasilefio. Por
cimiento exacto de la morfologia de Sudamerica no ha pasado todavia de sus
10 pronto, el caracter paleocristalino de la cordillera de la costa del Pacifico,
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comienzos, y aun una representacion grafica que muestre unieamente a gran~
I a la que es mejor darle el nombre de "macizo de la costa del Pacifico", segun
des rasgos las formas terrestres conforme a nuestros conocimientos actuales
Steinmann, permite llegar a la conclusion de que el antiguo macizo brasi
podra muy pronto quedar sujeta a correcciones ulteriores. lefio constituye tambien la base del geosinclinal andino.
Los sistemas orografieos mas antiguos se nos presentan en las regicmes Al iniciarse el plegamiento oeste-este de los sedimentos depositados en
mcmtaiiosas del Brasil y de la Guayana, cuyas estribaciones se extienden hasta el geosinelinal andino, este movimiento orogenico afecto tambien al macizo
Uruguay y Argentina. Aqui, el elemento basieo esta constituido p~r el macizo brasilefio, produciendo fracturas, plegamientos y superposiciones en las regio
brasilefio, consistente en rocas arcaicas entremezcladas con granitos; las rocas nes marginales occidentales que estaban expuestas al empuje de los movi
arcaicas han sido plegadas y metamorfizadas en forma tan intensa que ya no 1: 1 mientos andinos. Las cadenas de montafias que aSI llegaron a formarse, se
puede reconocerse si su origen fue plutonieo 0 sedimentario. La superficie incorporaron parcial mente al sistema andino, como, p~r ejemplo, las serra
de esta antigua masa de rocas ha sido aplanada totalmente durante un largo nias del este de Bolivia y la Sierra Famatina. Pero tam bien se formaron
periodo de denudacion que se inicio con los plegamientos arcaicos, de suerte sierras de fracturamiento, que se intercalan actualmente como elevaciones
que dicha superficie presenta ahora el aspecto de un ~ucleo llano. Ya en el aisladas, entre la cordillera de los Andes en el oeste y las serranias brasilefias
algonquino, esta superficie de aplanamiento quedo cubierta de transgresi~ en el este; de modo que en estas sierras pampeanas, vuelven a asomar a la
nes, de cuyos sedimentos se han conservado restos en Minas Geraes, Bahia superficie partes del antiguo macizo brasilefio en forma de picachos y blo
y Matto Grosso. ques cuneiformes que consisten, en las tierras bajas circundantes, de sedi
En la era pale0zoica inferior parece haberse formado la depresion si~ mentos continentales recientes.
tuada entre las'regiones montafiosas de la Guayana y del Brasil, de suerte En las alturas de las sierras pampeanas se encuentran, a distintos niveles,
que el mar silurico pudo ya penetrar en este gran valle. En las postrimerias llanos de aplanamiento. Las opiniones divergen todavia considerablemente
del silurico y devonico, el paleozoico y el algonquino fueron afectados, en sobre si se trata, en este caso, de partes de la superficie del nueleo paleozoico,
parte de una manera muy violenta, por el plegamiento caledoniano que se redescubiertas y denudadas en el terciario, 0 si son de reciente formacion y
orienta del NE al SO; pero entonces solo se produjeron principalmente frac~ estan ligadas, en cuanto a su origen, con la historia orogenica andina.
turas y el acarreo de grandes bloques. Despues de un nuevo aplanamiento, Frente a las antiguas serranias y mesetas del nueleo del Brasil y de la
tuvo lugar la transgresion del mar devonico, aunque los mantos paleozoieos Guayana en el este, y a la cordillera costera paleocristalina en el oeste, tene
y mesozoicos, que quedaron depositados en los periodos siguientes, no sufrie mos la reciente sierra plegada de la Cordillera de los Andes, con un acervo
ron, en cuanto a su posicion, muy grandes perturbaciones, de modo que 'sus de formas enteramente distintas, aunque de por sl, los Andes no represen
restos dan todavia hoy, a grandes partes de las tierras montafiosas del Brasil tan de ninguna manera un sistema orogra.fico uniforme, sino que osten tan,
y la Guayana, el carkter de mesetas, y esta particularidad no llego a safrir en sus diversas partes, una diferenciacion estructural y morfologica muy mar
alteraciones por las enormes corrientes tri1sicas q.e lava que cubrieron gran cada. Es en primer lugar la cordillera patagonica, que principalmente se
des zonas del sur del Brasil y cuyas ramificaciones penetraron hasta las regi~ compone de gneis, esquistos micaceos, filitas y granitos, la que muestra una
nes colindantes de Argentina y Paraguay. Es evidente que estas capas super gran semejanza con la cordillera paleocristalina de la costa de Chile, motivo
puestas forman en el Brasil y la Guayana varios altiplanos que, entre si, est:'m por el cual Darwin la interpreto ya como la continuacion inmediata de ella.
separados por profundas barrancas. Hasta que grado se trata en este' caso de Esta opinion ha encontrado sus partidarios (Suess, Steinmann y otros), pero
escalones de fractura 0 de denudacion, es un problema que de ninguna ma hasta la fecha, no se ha podido comprobar de manera alguna. O. Nordens
nera esta bien aclarado todavia. Recientes observaciones han demostrado que kii.ild considera los enormes macizos de granito, muy frecuentes en la cordi
"estas capas no han quedado tan intactas, como frecuentemente se suponia. llera patagonica, tambien como recientes, debido a su semejanza con las
las dislocacione, mas violentas fueron las que sufrieron las capas de la Pata masas de granodiorita de los Andes, que no se introdujeron sino hasta des
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pues del plegamiento andino; de suerte que por de pronto queda por com Andes Mayores, algunas veces a grandes alturas. La mas extensa de tales
pleto como problematico si t~nemos que interpretar la cordillera patag6nica Ilanuras de aplanamiento es la Puna holiviana.
orogenicamente como una parte de la reciente y plegada sierra andina, 0 T odavia hoy se levantan partes de los Andes por encima del limite in
como una parte del antiguo macizo brasilefio. La reciente sierra plegada que ferior de las nieves perpetuas. Las formas mas elevadas de los Andes pata
asoma detras del geosindinal andino, no empieza a mostrar sus formas ple g6nicos muestran los glaciares donde las lluvias son copiosas; alIi se encuen
namente desarrolladas sino hasta al norte de los 42 grados de latitud sur. tran no solamente glaciares en los valles, que lIegan hasta el nivel del mar,
Los Andes en el sentido estricto de la palabra, los Andes Mayores de Stein sino tambien extensas masas de hielo en el interior del pais. En la epoca
mann, se distinguen de las sierras plegadas de tipo alpino en aspectos esen glacial hubo tambien en Sudamerica una depresi6n general del limite de
ciales. Su estructura es mucho mas sencilIa, la intensidad del plegamiento las nieves perpetuas, que tuvo como consecuencia que, en el extrema meri
es menor y Ia techumbre de vastas dimensiones falta por completo. Cierto dional de Patagonia, avanzaran los glaciares, a ambos lados del estrecho de
q4e esporadicamente se yen superposiciones, pero estas son de dimensiones Magallanes, hasta la costa del Oceano Atlimtico. Era menor esta depresion
rouy inferiores. Segun el estado actual de nuestros conocimientos, los Andes de las nieves perpetuas (400 a 600 m.) en las regiones aridas, como por
Mayores parecen ser una sierra plegada normal que naci6 debido a un ejemplo, en el noroeste de Argentina. Acerca de la periodicidad de la gla
empuje orientado desde el oeste. Este plegamiento estuvo acompafiado de ciaci6n, las opiniones discrepan todavia
intrusiones y efusiones magmaticas, a las que se les atribuye, desde las inves mucho; sin embargo, parece que han po
tigaciones de Steinmann, un papel activo en la orogenia andina. En la dido comprobarse, par 10 menos, dos pe
actualidad, los volcanes activos quedan confinados, en su mayoria, a la cor riodos de glaciaci6n. Cierto que por el
dillera occidental. Sin embargo, en ciertas regiones, por ejemplo en EI Ecua cambio ritmico de sedimentos e61icos y
dor, la zona volcanic a se ensancha considerablemente, hasta abarcar tambien fluviales en la formaci6n pampeana, se
fa cordillera oriental. Mucho mas extensa era esta zona volcanica en el plio ha creido que era presumible la existen
ceno y pleistoceno, pues, en Bolivia, la anchura de esta zona volcanic a mas cia de cuatro periodos pluviales, a los que
antigua comprende mas de 200 kil6metros. corresponden tambien cuatro periodos
Los At1des Septentrionales (los Calombiandes de Steinmann), aparecen glaciales en los Andes, pero hasta la fe
como una parte especial del sistema montafioso andino. AI norte de la bahia cha no se ha logrado todavia comprobar
de Guayaquil, la sierra tuerce hacia el este; simultaneamente pierde su rna Ia interdependencia entre el loess de la
cicez, abriendose como los dedos de la mano, de suerte que se introducen, planicie ¥ los sedimentos glaciales de los
entFe, las cadenas individuales, grandes depresiones que se abren hacia el Andes. 1
norte:"Este cambio de la formaci6n general de la superficie indica ya pro
fundos contrastes estructurales entre los Andes septentrionales y los centrales.
t T ampoco la distrihucion de los dimas
puede anotarse, como no sea a grandes
Ademas, la zona limitrofe entre ambos, parece coincidir tambien con una rasgos, en un mapa de escala muy re
Fig. 129.
importante bifurcaci6n del sistema montafioso andino. Steinmann ya ha lia ducida. Para extensas regiones nos fal
mado la atenci6n sobre el hecho de que la parte occidental de la cordillera tan las observaciones meteorologicas de muchos afios, y si qUlsleramos juz
peruana tuerce en toda su extension hacia el oeste y oestesuroeste cerca de gar al dima por la vegetacion, correriamos el riesgo de lIegar a condusio
la frontera del Ecuador, perdiendose hacia <,1 mar en la costa de la peninsula nes erroneas, por no saber basta que orado la eapa vegetal ha sido influida
de Amotape. Esta cordillera (los Andes Chimus, de Steinmann), debe ha par la mana del hombre. La importante es que el continente tiene su mayor
berse hundido con motivo del afallamiento terciario 0 post-terciario de la costa anchura dentro de los confines de los dimas tropicales (A) y que disminuye
occidental, sin que hasta la fecha haya sido posible averiguar d6nde este ra grandemente en latitudes mayores, de modo que la region de los dimas tem
mal tiene Sli continuaci6n. EI levantamiento de los Andes Mayores di6 prin I plados (C) resulta considerable mente mas pequefia. EI extremo sur del
cipio ya a fin~s del mesozoico, y se !lev6 a cabo en varias fases. Probable continente no se extiende hasta la region de los climas boreales (D).
mente durante y, especialmente despues del primer periodo de plegamiento, La cadena de montanas de los Andes divide el continente en dos prin
la denudaci6n se hizo tan intensa que lIegaron a formarse vastas Ilanuras de cipales zonas dimato16gicas, muy desiguales en cuanto a extensi6n y caracter,
aplanamiento cuyos restos se encuentran hoy dia por todas partes en los I siendo en muchos lugares muy llnmativo e1 contraste de los dimas al '.':oste y
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