Problemas de Capacidad
Problemas de Capacidad
Problemas de Capacidad
Este problema suele ser presentado a través de una historia. De hecho, siempre lo
presento de este modo a mis alumnos, con historias que generalmente se van tejiendo
durante el mismísimo relato de las misma.
Y bueno, cuenta la historia que ahora estoy contando, que en el reino había cundido una
terrible epidemia. Un virus altamente contagioso, que se reproducía ante el menor de
los contactos entre dos o más personas.
Lo curioso del caso es que este grupo de personas imprescindibles estaba conformado
por ocho damas muy sagaces, inteligentes e instruidas, cuya capacidad había sido
sobradamente demostrada en muchas circunstancias anteriores de altísima
responsabilidad. La idea fue entonces que ellas se instalasen en sitios absolutamente
seguros y equipados para realizar su trabajo, que pudieran estar en permanente
comunicación por medios virtuales, ¡pero que carecieran de contacto entre ellas…
cualquier contagio podría ser fatal!
El viejo arquitecto trabajó todo un día y toda una noche, y a la mañana siguiente dijo:
De modo que así se hizo: se compartieron los planos y las distintas opciones, y las damas,
sabias como siempre, no demoraron en tomar una decisión veloz: no les importaba
tanto cuál despacho ocupar, sino comenzar a trabajar en equipo para resolver la
situación sanitaria que aquejaba al pueblo. En equipo, aún sin poder estar juntas...
Todo resultó un éxito: las damas encontraron rápidamente las formas de organización
social que debían darse, y los habitantes cumplieron los protocolos al pie de la letra. La
epidemia pasó rápidamente sin que hubiera que lamentar pérdidas humanas.
El rey y toda la ciudadanía celebraron tan gran trabajo en equipo. Las damas y el
arquitecto, por supuesto, recibieron condecoraciones en una celebración popular.
Y el rey quedó tan impactado con la solución del arquitecto, que lanzó un desafío
público: ¿quién sería capaz de ubicar más damas en el palacio?
Se establecieron varios premios: a quien ubicase seis, a quien colocara siete, a quien
repitiera el logro del arquitecto alojando ocho, y a quien lo superase, ¡distribuyendo
nueve!
Y bien: ya contamos el cuento -que es una versión libre, basada en la idea central del
gran docente uruguayo Jorge González- y ya planteamos problemas, interrogantes y
dinámicas de trabajo grupal para solucionarlas.
Esto responde a que el problema tiene una dificultad bastante elevada, y generalmente
en el tiempo de una clase queda sin ser resuelto por ningún grupo. Por lo tanto, dar
mérito a esos logros parciales que en verdad, son tomados como los niños como un
envión anímico a seguir buscando un poco más, para lograr el premio mayor. Sobre todo
cuando ven que otros grupos también alcanzan ese nivel de mérito, lo cual los impulsa
nuevamente a intentar superarlo.
Como transposición
didáctica, también
podemos plantear el
mismo problema en escenarios más reducidos. De hecho, desde los inicios mismos de
los tiempos en que el problema salió a la luz –¿Habrá imaginado Frank Bezzel cuánto
revuelo habría de causar con su idea?-, los mismos Gauss y Nauck entre otros,
comenzaron a indagar el problema con n damas, en tableros de n x n casillas.
Numeral 11 25 38 46 53 67 72 84
algebraico a1 b5 c8 d6 e3 f7 g2 h4
Suma 2 7 11 10 8 13 9 12
Resta 0 -3 -5 -2 2 -1 5 4
Pero podemos complejizar aún más el problema, y pedir que se encuentre una solución
en el que las damas… ¡Ataquen también las casillas que ellas ocupan!
Esta nueva versión del problema reduce muchísimo el universo de las soluciones
posibles, y lo lleva a ¡¡“tan sólo” 61 posibilidades!! Acompaño aquí las más conocidas de
ellas –¡Y observen la regularidad de que están todas alineadas vertical o diagonalmente
sobre el centro del tablero!-, y les dejo nada más y nada menos que otras 59 para que
se entretengan…
Otro problema que reviste cierto interés a nivel de desafío, es el de ubicar dieciséis
damas sobre el tablero, de manera que haya solo dos en cada columna, en cada
horizontal y en cada diagonal.
Se puede jugar una mini competencia, anotándose un punto a cada equipo, por cada
línea con dos damas que haya obtenido en la solución que presenta. El problema es muy
interesante para que los chicos puedan reconocer la totalidad no sólo de columnas y
horizontales, cuya visualización es inmediata e intuitiva, sino también de las veintiséis
diagonales del tablero, que lo surcan en uno y otro sentido,
desde las más largas hasta las más cortitas…
Reyes y alfiles
Del mismo modo que con damas y caballos, aunque en muchísimo menor medida, las
demás piezas del juego han sido también objeto de inspiración para producir problemas
que desafíen nuestra capacidad de razonamiento lógico y pongan a prueba nuestro
ingenio. Y de paso, nos han dejado un exquisito arsenal de recursos didácticos, que
podemos trabajar en el aula de manera ´cruda´, tal como fueron concebidos, o a partir
de algún tipo de transposición didáctica que acerque la dificultad del desafío a las
posibilidades de resolverlo con que cuentan nuestros pequeños alumnos.
De los muchísimos problemas de esta naturaleza que se pueden proponer, voy a mostrar
coordinaciones de reyes y alfiles, por separado, y con objetivos idénticos a los que vimos
con damas.
¿Cuál es el menor número de reyes que se necesitan para cubrir todo el tablero de
ajedrez? ¿Cuál el menor número de alfiles?
A continuación muestro una de las posibles soluciones para cada una de estas
interrogantes: es muy fácil descubrir que harán falta doce reyes para lograr dominar las
64 casillas del tablero, y que con diez alfiles –cinco en casillas blancas y cinco en casillas
negras, y esto es muy instructivo- cumplimos idéntico objetivo.
Una segunda cuestión con estas mismas piezas y en la misma línea de los problemas
anteriores, nos podemos preguntar: ¿Cuántos reyes se pueden colocar –como máximo-
en un tablero de ajedrez sin que se ataquen mutuamente? ¿Y cuántos alfiles?
Una vez más, las soluciones son bastante sencillas de encontrar, pero nos hablan de las
propiedades de estas piezas, y nos ayudan a reconocer sus modos de transitar el tablero.
A diferencia de los problemas de las damas y los caballos, estos con reyes y alfiles
podrían ser planteados en etapas iniciales de aprendizaje del juego, e incluso asociados
a la enseñanza de sus propios movimientos.
En cuanto a las soluciones, tenemos que se pueden ubicar un máximo de dieciséis reyes
sin que se ataquen entre sí, y no más de catorce alfiles que cumplan la misma condición.
Aquí, un ejemplo de cada uno.
Movilidad
Max Bezzel –el ya mencionado autor del problema “de las 8 damas”, publicó también
en 1848 y en el mismísimo “Schachzeitung” –desconozco si en el mismo número de la
revista- un problema referente al espacio en el tablero y la coordinación de las piezas,
que puede sernos de utilidad a modo de desafío lúdico, proponiendo una vez más, ver
quién alcanza el mayor ´récord´ en relación al mismo.
La propuesta es simple: distribuir las ocho figuras sobre el tablero de modo que
dispongan de la mayor cantidad de movidas posibles entre la suma de todas ellas.
Con esta disposición, cada pieza alcanza la siguiente cantidad de posibles movimientos:
Dama: 23
Torre (c7): 14
Torre (g5): 14
Alfil (d4): 13
Alfil (e4): 13
Caballo (d6): 7
Caballo (f4): 8
Rey: 8
Lo que totaliza, como anticipaba, las cien jugadas posibles a las que me refería. Quiero
llamar la atención acerca de la virtuosa posición, con piezas menores centralizadas, y
con una disposición en la que no se obstruyen las unas a las otras. Solo el caballo de d6
no domina las ocho casillas que corresponden a su “rueda” ideal, y la dama alcanza a
veintitrés de las veintisiete que podría lograr desde un cuadro central. Presten atención
también a la ubicación del rey, que pudiendo alcanzar a ocho casillas desde cualquier
cuadro que no sea de borde, está justo en d2, donde no obtura a ninguna de las demás
piezas.
El extremo opuesto del problema, que también nos ayuda a ilustrar acerca de buenas y
malas configuraciones de piezas, es plantear -tal como lo hace Karl Fabbel en el citado
libro “Ajedrez y Matemáticas”-, es encontrar la distribución de piezas de menor
movilidad posible.
También podemos hacer notar desde este hallazgo, como la posición de las piezas en un
rincón del tablero nos quita movilidad de manera dramática, con lo cual podemos
reforzar de modo contundente el concepto de centralización.