Trabajo de Clase

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Fue hijo del coronel grancolombiano (nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau

Berrío y de la dama peruana Luisa Seminario del Castillo. Nació en Piura, pero fue
en el puerto de Paita donde vivió gran parte de su infancia y donde forjó su
vocación marinera. A los nueve años de edad se embarcó como aprendiz de
grumete en el buque mercante Tescua. Durante diez años navegó en distintas
naves y recorrió diferentes puertos de Asia, Estados Unidos y Europa.
En 1854, ingresó a la Marina de Guerra del Perú como guardiamarina. En 1856, con
el grado de alférez de fragata, pasó a servir a bordo de la fragata Apurímac,
integrándose plenamente al cuerpo de oficiales de la marina. Se sumó a
la revolución conservadora de Manuel Ignacio de Vivanco y participó en el ataque
al Callao de 1857.
Derrotada la revolución vivanquista en 1858, Grau fue expulsado de la Armada, por
lo que debió volver a la marina mercante. En 1863 se proclamó la Ley de Amnistía
para los oficiales y miembros del ejército y de la marina, que participaron en la
revolución vivanquista de 1858. Grau presentó su solicitud de readmisión, y fue
readmitido al servicio naval como teniente segundo. Poco después, ya
como teniente primero, fue enviado a Inglaterra, comisionado para negociar la
compra de unidades navales y supervisar la construcción de las mismas. Ya de
regreso al Perú, se sumó a la revolución restauradora de Mariano Ignacio Prado, y
fue ascendido a capitán de fragata (1865). Durante la guerra contra España, actuó
en el combate de Abtao, al mando de la corbeta Unión (1866).
Se hallaba en Valparaíso, con la escuadra peruana, cuando, junto con otros
marinos, protestó contra la decisión del gobierno peruano de contratar al
comodoro estadounidense John R. Tucker como comandante de la armada
peruana en una proyectada expedición naval para liberar a Filipinas de la
dominación española. Acusado de insubordinación, fue confinado en la isla San
Lorenzo, donde fue sometido a juicio, para finalmente ser declarado inocente. Por
tercera vez, regresó a la marina mercante, laborando para una compañía inglesa
(1867). Ese mismo año se casó con la limeña Dolores Cabero y Núñez, de cuya
unión nacieron diez hijos.
A principios de 1868, fue reincorporado al servicio naval como comandante
del monitor Huáscar, siendo ascendido poco después al grado de capitán de navío.
Suscribió, junto con otros marinos, una proclama contra el golpe revolucionario de
los hermanos Gutiérrez (1872).
En 1873, al mando del Huáscar, realizó un crucero por el sur peruano y el litoral
boliviano, al ocurrir la amenaza de un conflicto armado entre Chile y Bolivia por
cuestiones territoriales. En 1874 fue comandante de la Escuadra de Evoluciones,
recorriendo el litoral peruano entre el Callao e Iquique, y colaborando en la
debelación de la intentona golpista del caudillo Nicolás de Piérola.
En 1875, fue elegido diputado por la provincia de Paita, por el Partido Civil, labor
parlamentaria que interrumpió temporalmente para ejercer la Comandancia
General de Marina, entre 1877 y 1878. En tal calidad, elevó al Congreso Nacional un
pormenorizado informe sobre el estado deficiente de los buques de guerra y las
carencias de la Marina, formulando juicios que fueron una verdadera advertencia,
un año antes del estallido de la guerra con Chile.
Al estallar la Guerra del Pacífico, el 5 de abril de 1879, Grau retomó el mando
del Huáscar, en detrimento de la fragata blindada "Independencia", que era por
entonces el buque insignia de la Armada Nacional peruana, por considerársele
como un buque de guerra con mayor poder de fuego del Perú. Miguel Grau fue
nombrado jefe de la primera división naval, iniciando su campaña en el mes de
mayo. Durante los cinco meses siguientes, desarrolló una intensa actividad,
manteniendo en jaque a la flota chilena. Ganó el combate naval de Iquique del 21
de mayo de 1879, hundiendo a la corbeta Esmeralda y se ganó el respeto unánime
por su acción humanitaria de rescatar a los náufragos chilenos.
En los meses siguientes, Grau realizó varias incursiones en aguas controladas por
Chile, atacando por sorpresa y hostilizando las líneas de comunicación chilenas,
bombardeando las instalaciones militares de sus puertos firmes. Fue ascendido a la
alta clase de contralmirante, reclinado este alto honor, porque dicho cargo le
alejaría del combate y de la defensa de su patria, al tener que dirigir las acciones
navales desde los despachos, Miguel Grau continuó con su grado de Capitán de
Navío hasta su inmolación en el Combate de Angamos. Así el 8 de octubre de
1879, estando frente a Punta Angamos, el Huáscar fue cercado por dos divisiones
enemigas, trabándose un desigual combate. Grau murió en los primeros minutos
de la lucha, por efectos de una granada disparada por el acorazado Cochrane, que
destrozó su cuerpo. Sus oficiales y marineros continuaron la lucha, hasta que
resultaron muertos o puestos fuera de combate. Solo con la eliminación de Grau y
el Huáscar, que había actuado como una verdadera muralla móvil del Perú, los
chilenos pudieron iniciar la campaña terrestre.
Sus restos, inicialmente enterrados en Santiago de Chile, fueron repatriados en
1890 y trasladados a la Cripta de los Héroes en 1908. En 1946 fue ascendido
póstumamente al grado de almirante. En su calidad de exdiputado, conserva una
curul permanente en el Congreso de la República del Perú.

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