Miguel Grau
Miguel Grau
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Para otros usos de este término, véase Miguel Grau (desambiguación).
Miguel Grau
DEVELACIÓN DEL CUADRO DEL GRAN ALMIRANTE MIGUEL GRAU (12295342055).jpg
Emblem of the Peruvian Navy.svg
Comandante General de la Marina de Guerra del Perú
Sucesor Antonio de la Haza
Gran Sello de la República del Perú.svg
Diputado de la República del Perú
por Paita (Piura)
28 de julio de 1876-2 de agosto de 1879
Gran Sello de la República del Perú.svg
Diputado suplente de la República del Perú
por Paita (Piura)
28 de julio de 1872-10 de julio de 1876
Información personal
Nombre de nacimiento Miguel María Grau Seminario Ver y modificar los datos en
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Apodo El Caballero de los Mares
El Peruano del Milenio
Nacimiento 27 de julio de 1834 Ver y modificar los datos en Wikidata
Piura (Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 8 de octubre de 1879 Ver y modificar los datos en Wikidata (45
años)
Punta Angamos, Mejillones (Bolivia)
Causa de muerte Caído en combate
Sepultura Cripta de los Héroes Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Peruana
Familia
Padres
Juan Manuel Grau y Berrío
Luisa Seminario del Castillo
Cónyuge Dolores Cavero Núñez (1844-1926)
Hijos Rafael Grau Cavero
Miguel Grau Cavero
Enrique Grau Cavero
Miguel Gregorio Grau Cavero
Juan Manuel Pedro Blas Óscar Grau Cavero
Ricardo Florencio Grau Cavero
María Luisa Grau Cavero
Carlos Pedro Grau Cavero
Elena Grau Cavero
Victoria Grau Cavero
Educación
Educación Marino Mercante e Infante de la Marina de Guerra del Perú
Información profesional
Ocupación Marino y político Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Bandera naval de Perú Marina de Guerra del Perú
Rango militar Gran Almirante
Conflictos
Guerra hispano-sudamericana
Guerra del Pacífico
Combate naval de Chipana
Combate naval de Iquique
Primer combate naval de Antofagasta
Combate naval en alta mar entre el Almirante Blanco Encalada y el Huáscar del 3 de
junio de 1879
Segunda ruptura del bloqueo naval de Iquique
Captura del vapor Rímac del 23 de julio de 1879
Intento de torpedear al Almirante Cochrane del 7 de agosto de 1879
Incidente de los torpedos Lay del 24 de agosto de 1879
Segundo combate naval de Antofagasta
Combate naval de Angamos
Partido político Partido Civil Ver y modificar los datos en Wikidata
Afiliaciones Club Nacional
Club de la Unión
Distinciones Título de Gran Almirante del Perú otorgado por el Congreso de la
República del Perú
Web
Sitio web
grau.pe/
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Miguel Grau1 (Piura, 27 de julio de 1834-Punta Angamos, Mejillones; 8 de octubre de
1879) fue un marino militar y político peruano, y póstumo Gran almirante de la
Marina de Guerra del Perú. Durante la guerra del Pacífico, comandó el monitor
Huáscar y mantuvo a raya a la escuadra chilena durante seis meses, sucumbiendo
finalmente de manera heroica en el combate naval de Angamos, enfrentado a fuerzas
muy superiores. Es considerado el héroe máximo de la nación peruana. Su generosidad
para con el enemigo en el campo de batalla le valió el apelativo de El Caballero de
los Mares. Ha sido también elegido como El Peruano del Milenio.2Fue parte de la
familia Seminario de gran importancia histórica en el departamento de Piura durante
el siglo xix.3
Fue hijo del coronel colombiano (nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau Berrío y
de la dama peruana Luisa Seminario del Castillo. Nació en el Puerto de Paita donde
vivió gran parte de su infancia y donde forjó su vocación marina. A los nueve años
de edad se embarcó como aprendiz de grumete en el buque mercante "Tescua". Durante
diez años navegó en distintas naves, recorriendo diferentes puertos de Asia,
Estados Unidos y Europa.
En 1854, ingresó a la Marina de Guerra del Perú como guardiamarina. En 1856, con el
grado de alférez de fragata, pasó a servir a bordo de la fragata Apurímac,
integrándose plenamente al cuerpo de oficiales de la marina. Se sumó a la
revolución conservadora de Manuel Ignacio de Vivanco y participó en el ataque al
Callao de 1857.
Se hallaba en Valparaíso, con la escuadra peruana, cuando, junto con otros marinos,
protestó contra la decisión del gobierno peruano de contratar al comodoro
estadounidense John R. Tucker como comandante de la armada peruana en una
proyectada expedición naval para liberar a Filipinas de la dominación española.
Acusado de insubordinación, fue confinado en la isla San Lorenzo, donde fue
sometido a juicio, para finalmente ser declarado inocente. Por tercera vez, regresó
a la marina mercante, laborando para una compañía inglesa (1867). Ese mismo año se
casó con la dama limeña Dolores Cabero y Núñez, de cuya unión nacieron diez hijos.
A principios de 1868, fue reincorporado al servicio naval como comandante del
monitor Huáscar, siendo ascendido poco después al grado de capitán de navío.
Suscribió, junto con otros marinos, una proclama contra el golpe revolucionario de
los hermanos Gutiérrez (1872).
En 1873, al mando del Huáscar, realizó un crucero por el sur peruano y el litoral
boliviano, al ocurrir la amenaza de un conflicto armado entre Chile y Bolivia por
cuestiones territoriales. En 1874 fue comandante de la Escuadra de Evoluciones,
recorriendo el litoral peruano entre el Callao e Iquique, y colaborando en la
debelación de la intentona golpista del caudillo Nicolás de Piérola.
En 1875, fue elegido diputado por la provincia de Paita, por el Partido Civil,
labor parlamentaria que interrumpió temporalmente para ejercer la Comandancia
General de Marina, entre 1877 y 1878. En tal calidad, elevó al Congreso Nacional un
pormenorizado informe sobre el estado deficiente de los buques de guerra y las
carencias de la Marina, formulando juicios que fueron una verdadera advertencia, un
año antes del estallido de la guerra con Chile.
Al estallar la Guerra del Pacífico, el 5 de abril de 1879, Grau retomó el mando del
Huáscar, en detrimento de la fragata blindada "Independencia", que era por entonces
el buque insignia de la Armada Nacional peruana, por considerársele como un buque
de guerra con mayor poder de fuego del Perú. Miguel Grau fue nombrado jefe de la
primera división naval, iniciando su campaña en el mes de mayo. Durante los cinco
meses siguientes, desarrolló una intensa actividad, manteniendo en jaque a la flota
chilena. Ganó el combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879, hundiendo a la
corbeta Esmeralda y se ganó el respeto unánime por su acción humanitaria de
rescatar a los náufragos chilenos.
En los meses siguientes, Grau realizó varias incursiones en aguas controladas por
Chile, atacando por sorpresa y hostilizando las líneas de comunicación chilenas,
bombardeando las instalaciones militares de sus puertos firmes. Fue ascendido a la
alta clase de contralmirante, reclinado este alto honor, porque dicho cargo le
alejaría del combate y de la defensa de su patria, al tener que dirigir las
acciones navales desde los despachos, Miguel Grau continuó con su grado de Capitán
de Navío hasta su inmolación en el Combate de Angamos. Así el 8 de octubre de 1879,
estando frente a Punta Angamos, el Huáscar fue cercado por dos divisiones enemigas,
trabándose un desigual combate. Grau murió en los primeros minutos de la lucha, por
efectos de una granada disparada por el acorazado Cochrane, que destrozó su cuerpo.
Sus oficiales y marineros continuaron la lucha, hasta que resultaron muertos o
puestos fuera de combate. Solo con la eliminación de Grau y el Huáscar, que había
actuado como una verdadera muralla móvil del Perú, los chilenos pudieron iniciar la
campaña terrestre.
Índice
1 Primeros años
1.1 Nacimiento
1.2 Infancia
1.3 Primeros contactos con el mar
2 Sus años en la Marina de Guerra del Perú
2.1 Guardiamarina
2.2 Alférez de fragata
3 De retorno a la vida civil
3.1 Separación del servicio. Otra vez en la marina mercante
4 Reincorporación a la Marina de Guerra
4.1 En comisión a Europa
4.2 Arresto en Inglaterra
4.3 La revolución restauradora
4.4 Guerra hispano-sudamericana
4.5 Arresto en la isla de San Lorenzo
4.6 Otra vez en la marina mercante. Matrimonio
4.7 Comandante del monitor Huáscar
4.8 La revolución de los Gutiérrez
4.9 Miembro de la Comisión Consultiva de la Marina
5 Grau y el Monitor Huáscar
5.1 El Huáscar, rumbo al sur
5.2 Crucero por el litoral boliviano
5.3 Jefe de la escuadra de evoluciones
5.4 Diputado por Paita (primera legislatura)
5.5 Comandante General de la Marina de Guerra del Perú
5.6 Diputado por Paita (segunda legislatura)
6 Campaña naval de la guerra del Pacífico
6.1 La escuadra peruana y la chilena
6.2 Preparativos de la campaña naval
6.3 Combate naval de Iquique
6.4 Combate naval de Angamos
7 Los restos de Grau
8 Familia
8.1 Ancestros
8.2 Matrimonio y descendencia
9 Homenajes
9.1 Ascenso a la alta clase de Almirante
9.2 Monumento al Almirante Grau en el Callao
9.3 Monumento a Miguel Grau en Lima
9.4 Otros monumentos
9.5 Orden Gran Almirante Grau
9.6 En la ficción
10 Véase también
11 Notas
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Enlaces externos
Primeros años
Nacimiento
Los padres de Miguel Grau
Sin embargo, en la ciudad portuaria de Paita está muy arraigada la creencia de que
el nacimiento de Miguel Grau se produjo en dicho puerto, aunque solo se ha dado
como sustento una serie de indicios dispersos y especulativos, mas nunca un
documento probatorio. También se ha postulado a Sullana como otro presunto lugar de
su nacimiento.6 Los defensores de Paita como la cuna del héroe, dicen, por ejemplo,
que la partida de bautismo solo corrobora el lugar donde fue bautizado, mas no el
de su nacimiento; que Grau fue elegido diputado por la provincia de Paita, y no por
la de Piura; y que, cuando Grau, en su foja de servicios o en su partida de
matrimonio, anota haber nacido en Piura, suponen que solo está aludiendo al
departamento, mas no a la ciudad; entre otras especulaciones de ese talante.7 En
respuesta, el historiador Miguel Seminario Ojeda señala que, de haber nacido en
Paita o en Sullana, en su partida de bautismo debió figurar la cláusula ex licencia
parroquia (es decir bautizado con licencia de su parroquia, sea la de Paita o la de
Sullana, según el caso).8 Además, este mismo historiador, investigando en los
archivos, ubicó el censo realizado en Piura en 1840, donde aparece registrada la
familia Grau (el padre y sus cuatro hijos), donde Miguel figura con el número 228,
y como nacido en la ciudad de Piura.9 En cuanto a la diputación por la provincia de
Paita (que Grau ganó en 1876), se debe señalar que, de acuerdo a la Constitución
vigente entonces (la de 1860, artículo 47), no era requisito obligatorio que el
candidato hubiera nacido en la provincia a la que postulaba, sino que bastaba con
ser del departamento en general (en este caso, el de Piura, erigido en 1861).10 Se
entiende, ciertamente, el afecto que Grau tenía por Paita, ya que fue en ese puerto
donde forjó su vocación de marino, lo que marcaría toda su existencia.11
Por entonces, el Perú vivía una época de inestabilidad e intrigas políticas que
ocasionaban sublevaciones e intentos de golpe de estado. El país acababa de salir
de la primera guerra civil de su historia republicana (enero-abril de 1834). En
1836 se desató la guerra por el establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana,
que encumbró al mariscal Andrés de Santa Cruz como protector de dicha entidad
geopolítica; y tras un breve periodo de calma, surgió las guerra entre
restauradores y confederados, que culminó con el triunfo de los primeros en la
batalla de Yungay (1839). Se produjo entonces la Restauración en el Perú, asumiendo
el poder el mariscal Agustín Gamarra.
Infancia
En junio de 1842 se celebró la paz con Bolivia, pero una vez más, en el Perú se
desató la guerra civil y la anarquía. En noviembre de 1842, el nuevo presidente del
Perú, general Francisco de Vidal, nombró a Juan Manuel Grau, vista de aduana en
Paita, puerto estrechamente ligado con la ciudad de Piura.15 Fue pues, en 1842,
cuando Miguel Grau empezó a vivir en Paita, junto con su padre y sus tres hermanos,
pero sin su madre, que permaneció en Piura:16
No es sencilla la vida de Juan Manuel Grau con sus hijos en el puerto de Paita,
sobre todo por la ausencia de la madre y la falta de un hogar con un ambiente
propicio para la formación de los niños. No tenemos mayor información sobre cómo
transcurre la vida cotidiana de esta familia incompleta en el puerto de Paita; en
todo caso, puede pensarse que el vínculo entre el padre y los hijos se fortalece, y
específicamente la relación afectiva entre el padre y Miguel... Desde otro ángulo,
este tiempo sirve para estimular en el niño Miguel las aptitudes para la vida
marinera. Paita es un anuncio de los asuntos del mar. La entrega de Grau a la
marina, que abarca toda su existencia, tiene en Paita su ambiente central y
propicio.
La casa de los Grau estaba ubicada en la parte baja de la ciudad, que en ese
entonces contaba con poco más de 5000 habitantes, pero que ya había visto nacer a
grandes héroes peruanos como los hermanos Manuel y Raymundo Cárcamo, que pelearon
en el combate del Dos de Mayo.17 También es de mencionar la familia de La Haza, de
la que salieron muchos marinos destacados (entre ellos, los hermanos José, Diego,
Ciríaco, Manuel, Pedro y Antonio de la Haza Rodríguez).18
Atraído por la vida marítima, Miguel, que solo tenía nueve años, obtuvo en marzo de
1843 el permiso paterno para embarcarse en el Tescua, un bergantín de la marina
civil dedicado al cabotaje entre Paita y otros puertos del litoral peruano y de los
países del norte hasta Panamá. El capitán del buque era Manuel Francisco Herrera,
compatriota y gran amigo de Juan Manuel Grau. Fue el punto de partida de la carrera
náutica de Miguel, pero se truncó inesperadamente. El buque naufragó frente a la
isla Gorgona y el aspirante a grumete se salvó milagrosamente, debiendo retornar a
la vida hogareña y escolar en Paita.2021
Por aquella época, Ramón Castilla volvió al poder, luego de derrotar en la batalla
de La Palma, el 5 de enero de 1855, al general José Rufino Echenique.
Alférez de fragata
El 4 de marzo de 1856 Grau recibió su primer ascenso, como alférez de fragata, y se
integró de modo formal al cuerpo de oficiales de la Marina de Guerra. Fue destinado
al Apurímac, el mejor buque de la escuadra, que estaba bajo el comando del capitán
de navío José María Salcedo (natural de Chile), y cuyo segundo comandante era el
teniente Emilio Díaz Seminario (hermano materno de Grau).37
La revolución adquirió los caracteres de una guerra civil, una de las más largas y
cruentas de la historia republicana peruana. La escuadra vivanquista llegó frente
al Callao en enero de 1857. La Apurímac se quedó allí, en una especie de bloqueo al
puerto, mientras que el resto de la escuadra siguió hacia el norte, para alentar a
la ciudadanía a levantarse. Los vivanquistas tomaron Trujillo y luego Chiclayo,
pero, perseguidos por Castilla, continuaron más al norte, para embarcarse en Paita
y caer en el Callao el 22 de abril, donde libraron enconada lucha en las calles del
puerto. Derrotado Vivanco, se retiró al sur y se atrincheró en Arequipa, ciudad que
resistió un largo asedio, para finalmente ser tomada sangrientamente, entre el 5 y
6 de marzo de 1858. Así finalizó la guerra civil, con el triunfo de las fuerzas
gobiernistas.4142
Uno tras otro, los buques rebeldes se fueron rindiendo. La última en rendirse fue
la fragata Apurímac, que fondeó en el Callao el 25 de marzo de 1858 y se puso a
disposición del Gobierno.41 Los marinos amotinados fueron separados del servicio
activo y borrados del escalafón oficial.43
Retrato de Grau.
Separado de la marina de guerra, Miguel Grau regresó a la marina mercante. De abril
de 1859 a marzo de 1862 sirvió en el bergantín goleta María Cristina, de propiedad
de José Antonio García y García, con el que navegó entre los puertos peruanos,
hasta Guayaquil, por el norte. En marzo de 1862, asumió el comando del bergantín
Apurímac, con el que hizo viajes desde el Callao, hasta Lambayeque, Paita y
Guayaquil, siendo el último realizado en esa ruta en septiembre de 1862, antes de
enrumbar a la Polinesia.44
El viaje a la Polinesia tenía como fin traer bajo contrato mano de obra barata al
Perú, la que escaseaba tras la abolición de la esclavitud dada por Castilla en
1854. Miguel Grau no participó de este negocio, sino solamente era el capitán del
buque contratado para tal labor. Partió del Callao a fines de septiembre de 1862,
haciendo una travesía normal, hasta que, al llegar a la isla Humphrey, sufrió un
fuerte temporal que hizo encallar a la nave (12 de noviembre de 1862). Grau y su
tripulación se salvaron con grandes esfuerzos, refugiándose en la isla, siendo
acogidos hospitalariamente por sus habitantes. Pocos días después fueron recogidos
por el bergantín Trujillo, a bordo del cual retornaron al Perú. Es de remarcar que
Grau no logró traer a ningún canaca o polinesio, debido al siniestro de su nave.
Otros colegas suyos si lograron tal objetivo, no dudando en usar el engaño y el
secuestro para cubrir sus cuotas.45 A los isleños, hombres y mujeres, se les hacía
firmar documentos de trabajo para luego embarcarlos y traerlos al Perú donde dicho
contrato no era respetado y en la práctica se convertían en esclavos.46 Para
contextualizar este episodio, es de saber que este proyecto de inmigración
polinesia auspiciado por el gobierno peruano, duró solo siete meses; en todo ese
tiempo participaron 33 buques, entre ellos 27 peruanos, 4 chilenos, un español y
uno de Tasmania. Realizaron 38 viajes y trasladaron a 3634 personas. El proyecto
concluyó el 28 de abril de 1863, por decisión del mismo gobierno peruano, que
suspendió las licencias otorgadas y aprobó la repatriación de los sobrevivientes a
su lugar de origen.45
En comisión a Europa
Arresto en Inglaterra
Ahora se sabe que tras este incidente estuvo el manejo oculto de la diplomacia
española, que trataba a toda costa impedir la llegada a su destino de los buques de
guerra adquiridos por el Perú, en momentos en que se agravaba el conflicto peruano-
español en aguas peruanas. Lo atestigua una comunicación de la legación de España
en Londres dirigida al primer secretario de Estado español, fechada el 19 de enero
de 1865 con carácter de reservado. Allí dice claramente el diplomático español a su
superior, que el arresto del comandante peruano en Plymouth fue el «resultado de
las gestiones indirectas y reservadas que tenía entabladas con autorización de V.
E.»70
La revolución restauradora
Artículo principal: Guerra civil peruana de 1865
Mientras que en Europa los representantes del gobierno peruano gestionaban y
agilizaban las compras de buques y armamentos, en Lima se negociaba
diplomáticamente el impasse surgido por la ocupación española de las islas de
Chincha. Al fin, el 27 de enero de 1865, el general Manuel Ignacio de Vivanco, como
representante del presidente Pezet, concluyó con el almirante español José Manuel
Pareja el llamado Tratado Vivanco-Pareja, por el cual, el Perú, si bien recuperaba
las islas Chincha, se comprometía a pagar tres millones de pesos como indemnización
por los gastos de la escuadra española. El acuerdo fue rechazado por un mayoritario
sector de la ciudadanía peruana que lo consideraba humillante y contrario a los
intereses del país. Tampoco fue aprobado por el Congreso. El 28 de febrero de 1865
estalló revolución restauradora encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado, en
Arequipa. Otro de los jefes revolucionarios era el general Pedro Díez-Canseco, en
su calidad de segundo vicepresidente del Perú. Pronto fueron apoyados desde el
norte por el coronel José Balta. Parte de la armada, al mando del capitán de
fragata Lizardo Montero se unió también a la revolución.73
Grau, como comandante de la Unión, apoyó desde el mar a las fuerzas revolucionarias
que combatían en tierra. Patrulló las costas, trasladó tropas, vigiló puertos,
transmitió informes, entre otras diversas comisiones. En plena revolución, el 22 de
julio de 1865, fue ascendido a la clase de capitán de fragata por el segundo
vicepresidente de la República, el general Pedro Díez-Canseco, que se encontraba en
ese entonces en la sierra central, junto con el coronel Mariano Ignacio Prado,
después de dominar todo el sur.7678 En el parte escrito por el mismo Miguel Grau y
elevado a la Comandancia General de Marina el 5 de octubre de 1865, estando al
ancla en el puerto chinchano de Tambo de Mora, se consigna una declaración de dicho
ascenso.79
El gobierno de Lima, por su parte, dio de baja a Grau, junto con otros jefes y
oficiales que se habían sumado a la revolución (16 de agosto).80
Guerra hispano-sudamericana
Artículo principal: Guerra Hispano-Sudamericana
Véase también: Combate de Abtao
En víspera de la declaratoria de guerra a España, el gobierno del Perú apresuró la
formación de una división naval, bajo el mando del capitán de navío Manuel Villar
Olivera e integrada por las fragatas Amazonas y Apurímac y las corbetas Unión y
América, recién llegadas de Europa. Grau seguía como comandante de la Unión,
mientras que el capitán de fragata Manuel Ferreyros lo era del América.82
Después del combate de Abtao, la flota aliada pasó a Huito, que tenía mejores
defensas. Las corbetas Unión y América salieron con rumbo al Estrecho de
Magallanes, en búsqueda de los blindados peruanos que venían de Europa. Pero al no
encontrarlos, enrumbaron a Valparaíso, que días antes había sido bombardeada por la
flota española. La Unión regresó a Huito, donde permaneció dos meses, hasta que el
15 de mayo partió nuevamente a Valparaíso. Luego se reunió con el resto de la flota
aliada en Ancud, a la espera de la llegada de la Independencia y el Huáscar.83
Mientras tanto, la guerra continuaba. La flota española se dirigió a las costas del
Perú, dispuesta a escarmentar al Callao, como lo hiciera con Valparaíso. Pero el
puerto peruano se hallaba preparado para responder el ataque. El 2 de mayo de 1866
se libró el combate del Callao, que en el Perú se conoce como combate del Dos de
Mayo. Después de más de cuatro horas de intenso bombardeo, la escuadra española se
retiró definitivamente, sin haber cumplido sus objetivos. En dicho combate murió el
ministro de Guerra y Marina del Perú, José Gálvez.86
Pardo partió a bordo del transporte de guerra Callao, donde también se embarcaron
los jefes y oficiales de la Marina designados para reemplazar a los renunciantes,
en caso que estos persistieran en su actitud.91 Como estos, efectivamente, se
mantuvieron firmes en renunciar a sus puestos si no se revocaba a Tucker, Pardo les
remitió la siguiente orden circular, fechada el 5 de agosto de 1866:92
Que los jefes, oficiales y guardiamarinas se presenten en 24 horas a bordo de los
buques a donde harán renuncia, por el conducto regular, los que no quisieran
continuar en el servicio. Los que no cumpliesen con venir quedarán declarados
desertores de la armada al frente del enemigo.
Luego, ordenó a los marinos renunciantes que se embarcaran en el transporte Callao,
que les debía trasladar al puerto chalaco. Todos ellos obedecieron y entregaron los
buques a los marinos venidos a bordo del mismo transporte. Grau dejó la Unión al
capitán de corbeta Camilo N. Carrillo.92
El juicio duró seis meses. El 24 de enero de 1867 los jefes y oficiales detenidos
fueron llevados de la isla San Lorenzo al puerto del Callao. Al día siguiente,
entró en funciones el Consejo de Guerra, presidido por el mariscal Antonio
Gutiérrez de la Fuente e integrado por los generales de división, Manuel Martínez
de Aparicio, y José Rufino Echenique y por los generales de brigada, Pedro
Cisneros, Baltasar Caravedo, Luis La Puerta y Nicolás Freire.88
Grau tuvo como defensor a Luciano Benjamín Cisneros (hermano del poeta Luis
Benjamín Cisneros), conspicuo representante del foro limeño. La defensa de Cisneros
fue muy brillante y se basó en que no hubo insubordinación, por cuanto Grau había
acatado las órdenes del gobierno al embarcarse en el transporte Callao; que no hubo
rebelión, por cuanto no había desobedecido órdenes sino sólo había planteado su
renuncia; y finalmente, que no podía ser desertor, por cuanto el Gobierno era quien
lo había separado de su cargo. Además, el hecho de indisciplina quedaba descartado,
al haber presentado su petición de renuncia antes de que Tucker se hiciera cargo
del mando de la escuadra.88
El monitor Huáscar.
El 27 de febrero de 1868, Grau fue nombrado comandante del monitor Huáscar, con el
grado de capitán de fragata, cargo en el que se mantuvo durante más de ocho años
consecutivos y que sólo dejaría en 1876 cuando se incorporó al Congreso como
diputado por Paita, para reasumirlo después en 1879, al empezar la Guerra del
Pacífico. Fue precisamente estando al mando del Huáscar, cuando Grau recibió el 25
de julio de 1868 su ascenso a capitán de navío graduado, por decisión del mismo
presidente Diez Canseco. Tenía tan solo 34 años de edad.103 Una semana después,
José Balta asumió la Presidencia Constitucional de la República, y confirmó a Grau
en el mando del Huáscar. Grau y Balta eran amigos de tiempo atrás, desde los días
de la revolución restauradora de 1865.104
En junio de 1870, Grau recibió la comisión de viajar a Chile con su buque. Recorrió
los puertos del sur del litoral peruano y la costa boliviana, arribando a
Valparaíso. La misión consistía en escoltar al bergantín francés Lucie, que traía
cargamento de armas para Perú, adquiridas por el gobierno de Balta. Retornó al
Callao el 27 de julio. Estando en Chile, observó el ambiente belicista que existía
en esa república y ya de retorno al Perú dio sus personales informes al presidente
Balta.110
Balta fue un presidente muy preocupado por la Marina de Guerra. Durante su mandato
se repararon varios buques de la escuadra, y se retubaron las calderas de los
monitores Manco Cápac y Atahualpa, adquiridos por el gobierno de Mariano Ignacio
Prado.111 Estos monitores, recién llegados al Perú en 1870, en remolque desde los
Estados Unidos, estaban diseñados para la navegación fluvial, por lo que fueron una
mala adquisición y solo se usaron como pontones o baterías flotantes.
Para someter a la Escuadra, Tomás Gutiérrez envió una orden al Comandante General
de Marina, capitán de navío Diego de la Haza, que decía así: 113
Señor Comandante General de Marina. Ordene Ud., que la Escuadra secunde el
movimiento que se ha hecho en Lima. Se ha botado al Congreso y don José Balta está
preso. Su afecto amigo Tomás Gutiérrez. Lima, julio 22 de 1872.
El mensaje fue rechazado por los jefes de la Armada, y lo mismo ocurrió con otro
enviado por un insistente Tomás Gutiérrez. Miguel Grau, que había ordenado encender
las calderas de su buque, indignado por la trasgresión a la Constitución perpetrada
por los Gutiérrez, sugirió que los comandantes de los buques se juntasen a bordo
del vapor Marañón, para deliberar sobre la acción a tomar. En dicha reunión se
acordó movilizar la Escuadra y zarpar rumbo al cabezo de la isla San Lorenzo, para
tomar, con amplia libertad, la decisión definitiva.114
Mientras en Lima ocurrían esos sucesos, Miguel Grau, desde el Huáscar, fondeado en
Islay, dirigía una extensa circular a los prefectos de Arequipa, Cuzco, Puno,
Moquegua y Tacna, a los subprefectos de Arica e Islay, a los Presidentes de las
Cortes Supremas de Arequipa, Puno y Moquegua y a los alcaldes municipales de Tacna
y Tarapacá. La circular daba cuenta de los hechos ocurridos en Lima y la posición
de rechazo a la dictadura asumida por la Escuadra.118
Miguel Grau con uniforme naval de la Marina de Guerra del Perú, con insignias de
capitán de navío. Museo Naval del Perú en el Callao
El 1 de septiembre de 1872, el Huáscar, al mando de Miguel Grau, salió del Callao
con rumbo sur, acompañado del transporte Chalaco y llegó a Iquique el día 5. Grau
llevaba instrucciones del gobierno, en el sentido de buscar fidedignas
informaciones sobre los sucesos que, por cuestiones limítrofes, ocurrían por
entonces entre las repúblicas de Bolivia y Chile.125
Sin tener más noticias importantes de qué informar, Grau emprendió el regreso al
Callao, arribando el 30 de setiembre de 1872.129
De otro lado, Bolivia y Chile parecieron zanjar sus diferencias al firmar un nuevo
tratado de límites, el 6 de agosto de 1874. La frontera se mantuvo en el paralelo
24°S y continuó el sistema de explotación y venta de común acuerdo entre los
paralelos 23°S y 24°S. Asimismo, Bolivia se comprometía a no incrementar los
impuestos a las personas, capitales y negocios chilenos durante 25 años. El
incumplimiento por parte de Bolivia de esta última cláusula sería el detonante de
la posterior Guerra del Pacífico.139
La firma del tratado de 1874 hizo que se disiparan momentáneamente los peligros de
guerra entre Bolivia y Chile. En octubre de ese año, el gobierno peruano se enteró
de la presencia en aguas peruanas del Talismán, pequeño navío fletado en
Inglaterra, y en el cual, según se afirmaba, venía Nicolás de Piérola (el
exministro de Hacienda de José Balta), con un grupo de revolucionarios, cuyo plan
era el derrocar al presidente Manuel Pardo (episodio conocido como la Expedición
del Talismán).140
Grau envió al Talismán a Mollendo, bajo el mando del capitán de corbeta Leopoldo
Sánchez, y elevó un parte al Ministro de Guerra y Marina, fechado en Pacocha, dando
cuenta de los hechos.141143
Su actividad como legislador fue activa y eficaz. Fue autor de la iniciativa sobre
ascensos en la Armada que reconocía los méritos de jefes y oficiales para acceder a
rangos superiores. También propuso la reorganización del Ministerio de Guerra y
Marina, y solicitó, igualmente, que la Cámara se reuniera dos veces a la semana en
sesiones nocturnas.151
Concluida la legislatura en febrero de 1877, Grau ejerció durante unos días como
agregado al Departamento de Marina, y en ese mismo mes, pidió licencia por dos
meses para viajar a Valparaíso, con el fin de traer los restos de su padre, el
teniente coronel Juan Manuel Grau y Berrío, fallecido en dicho puerto en 1865. Se
embarcó en el vapor británico Eten,151 llevando consigo a su segundo hijo, Miguel
Gregorio, de 8 años de edad, quien fatídicamente falleció en Valparaíso, a
consecuencia de un accidente.152
Ya de retorno al Perú, Grau cumplió con informar al gobierno de los preparativos
bélicos de Chile y la manifiesta superioridad en que se hallaba la escuadra de este
país con respecto a la del Perú, lo que él mismo pudo comprobar in situ, al ver
fondeados en las aguas de Valparaíso a los poderosos blindados Almirante Blanco
Encalada y Almirante Cochrane, muy superiores a cualquiera de los mejores navíos de
guerra peruanos.153
El 2 de agosto de 1879, en plena campaña naval en el sur, Grau pidió ser relevado
del ejercicio de su función parlamentaria y que en su reemplazo asumiera el
suplente Manuel E. Raygada, para que su provincia no se perjudicara.10
La escuadra peruana, al mando del capitán de navío Miguel Grau, estaba conformada
por el blindado tipo monitor Huáscar, la fragata acorazada Independencia, la
corbeta Unión, la cañonera Pilcomayo y los transportes Chalaco, Oroya, Limeña y
Talismán. Estos últimos habrían de cumplir una función muy importante durante el
conflicto, manteniendo abierta la ruta de abastecimiento peruana con continuos
viajes entre el Callao y Panamá, así como a otros puntos del litoral, transportando
tropas, pertrechos y municiones, burlando a la poderosa escuadra enemiga. A ellos
se sumaban los vetustos monitores costeros Manco Cápac y Atahualpa de casi nulo
desplazamiento, lo que los reducía a ser solo baterías flotantes.
El planteamiento fue muy claro en ambos lados. La escuadra chilena era superior
materialmente a la peruana, no sólo en número sino también en la calidad de sus
buques. Debía entonces buscarla y destruirla lo más pronto posible. La escuadra
peruana, por su parte, dada su inferioridad en medios, debía prolongar lo más
posible su presencia como una amenaza efectiva en el mar, no tanto para la escuadra
chilena sino para el tráfico marítimo de ese país, entablando combate únicamente
cuando estuviera en superioridad de condiciones o cuando este fuese inevitable. El
tiempo que se ganara en ello sería en provecho de la preparación de las defensas en
el sur peruano y la adquisición de nuevas naves y armamento.
Grau hizo ver que era necesario hacer antes algunos ejercicios de maniobras y de
artillería, pues la marinería extranjera recién reclutada apenas conocía sus
obligaciones. Como algunos dijeron que el Huáscar era lo suficientemente fuerte
para enfrentar con éxito a la escuadra chilena, Grau respondió diciendo que el
monitor era sin duda un buque muy fuerte, pero que nunca podría contrarrestar a uno
solo de los blindados chilenos, muy superiores en cuanto a blindaje, movilidad y
poder de fuego; pero que aun así, llegado el caso, cumpliría con su deber, aun
cuando tuviera la seguridad de su sacrificio.164165 Estas palabras fueron
proféticas.
Hundimiento de la Esmeralda.
Finalmente, con un tercer espolonazo, logró Grau hundir a la nave chilena, cuyos
sobrevivientes se arrojaron al agua. El combate había durado cuatro horas. El
comandante peruano, en un gesto humanitario al que no estaba obligado, rescató a
los náufragos chilenos, perdiendo así un tiempo precioso que le hubiera servido
para ayudar a la Independencia en su persecución de la Covadonga.171 En el combate
murió el teniente primero Jorge Velarde, primer héroe naval peruano de la
contienda.172
Sin conocer toda esa concentración del enemigo para darle caza, Grau recibió
órdenes de zarpar desde Arica con el Unión y el Rímac rumbo al sur, con la
finalidad de hostigar los puertos chilenos entre Tocopilla y Coquimbo (1 de
octubre). Mientras tanto, las dos divisiones chilenas partieron desde Mejillones
hacia el norte, en búsqueda del Huáscar, llegando a Arica en la mañana del 5 de
octubre, no hallando allí a su objetivo.180
Mientras los barcos peruanos navegaban hacia el norte de regreso, ignoraban los
movimientos de los buques chilenos. Las dos divisiones enemigas avanzaban desde
diferentes direcciones, en posición abierta, dispuestas a cercar a su objetivo.182
En tal circunstancia tomó el mando del buque el capitán de corbeta Elías Aguirre,
quien continuó el combate con las naves chilenas. En auxilio del Cochrane llegó el
Blanco Encalada, que, en su ansia de acabar de una vez con el monitor, se acercó
demasiado y por poco se salvó de colisionar con el otro acorazado. Esta
circunstancia fue aprovechada por el Huáscar para efectuar una hábil maniobra que
le permitió colocarse en medio de los dos acorazados, disparando sus cañones sobre
ambos alternativamente. Pero los acorazados cambiaron de posición rápidamente y sus
doce cañones sembraron la destrucción y la muerte en el monitor.187
Hasta que, habiendo recaído el mando en el teniente primero Pedro Gárezon Thomas de
solo 28 años de edad, este oficial, viendo que ya no era posible continuar la lucha
por las condiciones en las que se hallaba el buque, con sus cañones inutilizados,
roto su timón, y con parte de su tripulación muerta o herida, dio la orden de abrir
las válvulas de fondo para inundar al monitor y de esta forma hundirlo para impedir
su captura. Esta orden fue transmitida por el alférez de fragata Ricardo Herrera de
la Lama, al 1° maquinista de la nave, Samuel Mac Mahon, quien se puso manos a la
obra.189188
Cuando la bandera peruana cayó por tercera y última vez, nuevamente a consecuencia
de los disparos enemigos en la driza, los chilenos esperaron un corto intervalo de
tiempo para considerarla como nave rendida, pues ya en dos ocasiones anteriores se
habían apresurado a celebrar la supuesta rendición del buque. Viendo que ya no
había resistencia, a las 11:10 a.m. los acorazados chilenos suspendieron el cañoneo
y enviaron una dotación armada en lanchas para proceder al abordaje. Esta tarea se
vio facilitada debido a que el Huáscar tuvo que parar el movimiento de su máquina,
lo que era necesario para apresurar la sumersión del buque. Cuando los marinos
chilenos ingresaron a bordo, el Huáscar ya tenía 1,20 m de agua y estaba a punto de
hundirse por la popa. Revólver en mano, los oficiales chilenos ordenaron a los
maquinistas cerrar las válvulas y posteriormente obligaron a los prisioneros a
apagar los fuegos que consumían diversos sectores de la nave. La nave, ya
incapacitada para la defensa, acabó así por ser abordada por el enemigo.190188
Familia
Ancestros
[mostrar]Ancestros de Miguel Grau Seminario195
Matrimonio y descendencia
Miguel Grau se casó con Dolores Cabero y Núñez, el 12 de abril de 1867 en la
catedral de Lima.196 El matrimonio tuvo diez hijos:
Homenajes
Categoría principal: Epónimos de Miguel Grau
La carta que Grau, caballerosamente, envió a la viuda del capitán Prat, fue tallada
en un monumento en un parque del centro de Santiago de Chile.
El lugar donde cayó sobre el Huáscar tiene una placa homenaje de la Armada Chilena
Vista de la Plaza Grau; al fondo la vía expresa del Paseo de la República, Lima.
Autores peruanos, de las más variadas ideologías y condiciones sociales, han
recitado el elogio sobrecogido del héroe de Angamos, considerado como el primer
héroe nacional del Perú.
Épocas hay en que todo un pueblo se personifica en un solo individuo: Grecia en
Alejandro, Roma en César, España en Carlos V, Inglaterra en Cromwell, Francia en
Napoleón, América en Bolívar. El Perú de 1879 no era Prado, La Puerta o Piérola:
era Grau… Humano hasta el exceso, practicaba generosidades que en el fragor de la
guerra concluían por sublevar nuestra cólera. Hoy mismo, al recordar la saña
implacable del chileno vencedor, deploramos la exagerada clemencia de Grau en la
noche de Iquique. Para comprenderle y disculparle, se necesita realizar un
esfuerzo, acallar las punzadas de la herida entreabierta, ver los acontecimientos
desde mayor altura. Entonces se reconoce que no merecen llamarse grandes los tigres
que matan por matar o hieren por herir, sino los hombres que hasta en el vértigo de
la lucha saben economizar vidas y ahorrar dolores.
Manuel González Prada, “Grau”, 1885.
Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus
valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y
fue enemigo de las dictaduras. El héroe de Angamos siempre estuvo en la línea de
afirmación de las normas morales y las tradiciones de la república. Honrado en el
camarote y en la torre de mando, lo es también en el salón y en el hogar.
Jorge Basadre Grohmann
Como del carbón sale el diamante, así de la negrura de esta guerra sale Grau. La
posteridad ha indultado a su generación infausta porque a ella perteneció el
comandante del Huáscar (...) Al estudiar lo que hizo, preciso es recordar con qué
elementos trabajó y cabe preguntar qué hubiera sido del Perú con Grau en un barco
como el Cochrane o el Blanco Encalada..."
Jorge Basadre Grohmann, “Efigie de Grau”, inserta en Historia de la República del
Perú.
Grau fue y será, por ello, el símbolo del Perú, el héroe peruano por excelencia,
porque tuvo, entre sus virtudes cardinales algunas que eran suyas, como brote
milagroso del genio heroico —salud, fortaleza, tenacidad, prudencia, robustez del
cuerpo y del alma—, y otras que eran la impronta de nuestro espíritu y nuestro sino
y cristalizaron en su mezcla de bravura y nobleza, en su humildad y ternura para el
niño o para el enemigo, en su incapacidad para la violencia destructora y la saña
vandálica, y, sobre todo, en su peruanísima lección de vencer sin odio y perder con
honra.
Raúl Porras Barrenechea
Tú eras la patria sobre el mar,
bajo el cielo
y más allá del horizonte,
y unías la leyenda y el cantar
al ejemplo
como un nuevo Quijote.
Reflejo azul de la bondad divina,
por ti, la roja guerra tuvo;
hundías barcos y salvabas vidas;
aún al enemigo distes amor,
y entre la sangre y la metralla
puro pasaste, el alma erguida
por la mano de Dios.
…
¡Tenías que caer!
Como en un mito griego,
se hizo de sangre todo el horizonte,
y se alzaron como unos semidioses
los que contigo al holocausto fueron.
¡Tenías que caer!
¡Se hizo de sangre todo el horizonte,
pero el mar, como nunca, fue el color de laurel!.
José Gálvez Barrenechea, “Oda a Grau”.
Almirante:
La dimensión de vuestra hazaña se ha agrandado con el tiempo. En la lejana
perspectiva es Angamos un símbolo de gigantes contornos y de presentes enseñanzas.
Disponíais de medios limitados y frágiles; mas vuestro aliento supo darles eficacia
y grandeza. Vuestra nave minúscula ha crecido, Almirante; y hay un sutil poder de
fuego que envidian los cañones en el silencio austero de las cubiertas
desmanteladas. No fue infructuoso vuestro sacrificio ni un vano gesto de inmolación
de quienes con vos cayeron en la brega. Vuestra sombra augusta preside nuestros
mares; y hay un altar para vuestro busto en cada nave de nuestra flota; y un rincón
de emoción en cada pecho de nuestros marinos. La Armada del Perú cifra su orgullo
en vuestra memoria y la Nación, espiritualmente congregado al pie de este
monumento, os dice con acento de estremecida gratitud:
Estatua en Pucallpa.
Estatua en Trujillo.
Busto en Trujillo.
Estatua en Arequipa.
Busto en Arequipa.
Monumento en Ilo.
Fuera de Perú
En la ficción
Miguel Grau ha aparecido como personaje principal o secundario en diversas
producciones que tratan la Guerra del Pacífico:
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