Biodescod Manual
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■ Teoría Polivagal
Detrá s de este nombre poco comú n se esconde una teoría
acerca de la relació n existente entre el sistema nervioso
autó nomo (concretamente el nervio vago), que heredamos
de los reptiles, y la sucesió n de ciertas conductas de personas
sometidas a un trauma. Esta teoría ha permitido un gran
avance en la comprensió n del funcionamiento del sistema
nervioso autó nomo (de ahora en adelante, SNA),
favoreciendo así las intervenciones en el tratamiento del
trauma. Tras décadas de investigació n sobre los circuitos
neurales que regulan la respuesta ante la amenaza, Porges y
su equipo han descrito los mecanismos psicofisioló gicos que
participan en las complejas reacciones del SNA, así como su
influencia en la actividad cardíaca, pulmonar, emocional y en
nuestras conductas sociales y de apego.
A lo largo de la evolució n, la naturaleza ha ido creando
tres sistemas neuronales que regulan la adaptació n
conductual y fisioló gica a situaciones sociales, de amenaza y
a los momentos en los que la vida está en peligro. Los tres
estadios filogenéticos serían:
1. La rama simpática del SNA: está relacionada con la
activació n de las vísceras (por ejemplo, aceleració n de
la respiració n y el ritmo cardiaco). Se activa en
situaciones de lucha-huida.
2. La rama mielinizada del nervio vago: está
relacionada con la comunicació n social. Permite la
inmovilizació n sin que resulte traumá tica, porque la
persona se siente relajada y tranquila (por ejemplo, en
las relaciones sexuales o al dormir). Promueve la
regulació n fisioló gica de calma después de la
activació n de la rama simpá tica.
3. La rama no mielinizada: es la rama má s primitiva
evolutivamente del nervio vago y está relacionada con
conductas de inmovilizació n, disociació n o colapso. Se
activa en situaciones en las que se percibe una ame-
naza que sobrepasa los recursos de la persona o pone
en amenaza su vida. La situació n de inmovilizació n que
provoca es ó ptima para los reptiles porque les ayuda a
permanecer mucho tiempo sin respirar y estar quietos
para regular su temperatura, pero su activació n
resulta extremadamente traumá tica para los
mamíferos.
La teoría polivagal de Porges es sumamente importante
ya que nos permite entender por qué, ante una situació n que
provoca mucho estrés o miedo, se producen pará lisis a nivel
corporal que provocan la disociació n traumá tica de la
personalidad y la disociació n somá tica a nivel mental. Nos
permite entender lo importante que es la sensació n de
seguridad de un niñ o con sus cuidadores o de un paciente
con su terapeuta. Si no hay seguridad, no se puede hacer una
terapia eficaz.
El nervio vago se compone de:
- Fibras motoras viscerales generales (parasimpá ticas).
- Fibras motoras viscerales especiales.
- Fibras sensitivas viscerales generales: captan el estado
de las vísceras abdominales. Cuando la persona tiene
miedo o siente algú n malestar, la reacció n se localiza
por lo general en alguna zona inervada por el nervio
vago y transporta la informació n al tronco cerebral.
Para cl/la terapeuta, será fundamental seguir ciertas pau-
tas durante las sesiones: generar seguridad a través de la
mirada y los gestos; tener cuidado con la manera de hablar a
una persona; mostrar interés... Todas estas conductas se
interpretan como seguras y permiten apagar las respuestas
de mecanismos de supervivencia o protecció n, es decir, de
ataque, huida y bloqueo. De esta manera se genera un
escenario en el que la persona tiene má s facilidad para entrar
en el proceso de escucha. De forma amorosa, compasiva,
entra en calma en un proceso de regeneració n y de
transformació n.
Siguiendo con la biología del tronco cerebral, hay un con-
junto de fibras que salen del nervio vago y que está n unidas a
á reas cerebrales que controlan los mú sculos estriados de la
cara. De esta manera el sistema nervioso está preparado para
saber si el otro es una persona segura o amenazante y lo hace
mediante la detecció n de las inicrocxprcsioncs faciales o por
el tono de la voz. Es por ello por lo que es tan importante
proporcionar un estado de tranquilidad a la persona que
estamos acompañ ando. Este reconocimiento se realiza de
manera inconsciente y se ha aprendido con la madre o tutor
en la primera relació n. A menudo, la intuició n sobre lo que se
observa nos informa de que no se puede confiar en alguien,
aunque no sepamos por qué.
♦♦♦
"Nuestro organismo está preparado para participar en la
vida afectiva interna del otro" (Daniel Stern).
♦♦♦
Vínculo y apego
La supervivencia de la especie humana se concretó en un
programa inicial basado en la relació n madre-hijo, llamado
vínculo. Es un PBS natural que organiza todos los pasos para
conseguir que el amor proporcione la estabilidad que
necesita el neonato desde la primera relació n. El vínculo
madre-hijo se aprende tempranamente mediante un
mecanismo hormonal (oxitocina) y a través de
neurotransmisores, que gestionan los impulsos nerviosos.
Este vínculo es capaz de predecir có mo será la vida de la
persona en sus relaciones con otros o consigo misma. La
vinculació n sana de los niñ os genera mayor empatia y
seguridad en el adulto. Es imprescindible tener en cuenta
este vínculo, ya que la relació n terapéutica tiene su base en la
relació n vincular primaria. Es importante detectar el tipo de
vínculo para que sea lo má s neutro posible. Los padres, por
má s que lo intenten, no podrá n tratar a sus hijos de manera
igual porque ellos ya no será n los mismos, dado que estará n
en momentos de vida diferentes con experiencias distintas.
Desde el nacimiento y durante el primer añ o de vida, el
niñ o aprende a vincularse con otros seres humanos a través
de las vivencias de tipo estímulo-respuesta. La calidad de la
relació n vincular primaria tendrá influencia en el resto de las
relaciones que establezca la persona a lo largo de su vida. En
la experiencia vincular, el niñ o y su madre van adaptando
ritmos y necesidades. La madre va conociendo el tipo de
petició n segú n el tipo de llanto y, a su vez, el bebé va
gestionando su homeostasis y aprendiendo que la madre no
está siempre disponible, aunque eso lo frustre. Si lo consigue
aprender, sabrá esperar cuando tenga que hacerlo. La
paradoja está entre necesitar disminuir la tensió n y tratar de
hacerlo, para que las necesidades no molesten y que no se
hagan evidentes.
Winnicott (1996) hablaba de la maduració n del niñ o a
partir del equilibrio entre el rango de frustració n ó ptima (o
desilusió n ó ptima) y el extremo de frustració n traumá tica.
Como él decía, la madre, dentro de un intervalo de tolerancia,
ha de ser lo suficientemente buena, para ayudar a que se dé
un proceso de maduració n e integració n adecuados. Se trata
de satisfacer las necesidades naturales, las angustias y los
conflictos propios de cada etapa de maduració n. A medida
que el bebé va integrando que el otro no estará siempre
disponible en el momento en que él lo pida, gestionará su
incertidumbre y aprenderá a esperar a que se le responda.
En caso de que el niñ o no pueda adaptarse a sus propias
necesidades y lo haga a las de su madre, no tendrá integrado
el sentido del yo merezco amor.
El aprendizaje de la autonomía comienza desde el
instante mismo de la concepció n y se pone en prá ctica entre
personas a partir del nacimiento. En palabras de Winnicot,
tenemos que aprender la capacidad de estar solos. El ser
humano ha de aprender a regular su propio organismo a
través del control de sus propias necesidades. En primer
lugar, las necesidades bá sicas: comer, eliminar, respirar,
seguridad y contacto. Al sentir una necesidad, el bebé solo
puede llorar, ya que no cuenta con otro mecanismo para
llamar la atenció n de sus cuidadores. A partir de la respuesta
que obtiene, siente satisfacció n o insatisfacció n, lo que en
cualquier caso da como resultado una carga de sensaciones.
La regulació n emocional se realiza mediante el aprendizaje
del bienestar o malestar entre el mundo externo y el mundo
interno. De forma natural, nuestro cuerpo sabe lo que ocurre
en su medio interno y qué es lo que necesitamos para satisfa-
cer la necesidad. Es por ese motivo que cuando un bebé llora
y se siente mal, su sensació n es aú n peor, pues desconoce
totalmente lo que es postergar una necesidad, ya que no
tiene sentido del tiempo. Cualquier demora es sentida y
vivida por el bebé como una cues
tió n de vida o muerte. Es importante, para cualquier ser vivo,
recuperar el equilibrio u homeostasis.
La madre puede dar la respuesta que permita satisfacer la
demanda y, para ello, tendrá que aprender a distinguir los
diferentes tipos de llamada que va a emitir el niñ o a través de
su llanto, ya que, solo en ocasiones, el llanto del bebé activa la
inseguridad y el malestar de los propios padres. Cuando esto
ocurre, es probable que los padres no hayan podido superar
sus propias frustraciones del mismo período. Ante el
estímulo (llanto) del bebé, la madre, que actú a de cerebro
externo, sabe lo que le ocurre y satisface la necesidad
(respuesta). Se aprende a tolerar la frustració n ante una
petició n y es por ello por lo que las primeras experiencias
son vitales. Es sano para el adulto que ya ha integrado esta
necesidad saber que puede ser feliz con lo que desea, pero
sin ello también. De este modo, la felicidad deja de
pertenecer al exterior. A continuació n, veremos diferentes
escenarios de respuesta materna a las necesidades del niñ o.
Imaginemos que la madre acude a calmar al bebé. Este
recuperaría el estado de satisfacció n y calma interna
volviendo al equilibrio y felicidad. Al existir un estímulo y
una respuesta positiva para el bebé, este puede predecir que
a la siguiente llamada obtendrá el mismo resultado, por lo
que obtiene confianza y seguridad. Sabe también que puede
pedir y que es valioso, ya que es atendido. Tiene la sensació n
de que existe para el otro y de que estar con el otro es
agradable. Esto conforma una base estable para las
relaciones humanas sanas.
En una relació n maternofílial segura en la que hay
respuestas predecibles, el vínculo de apego que se genera es
seguro. La figura del cuidador está presente constantemente
y se puede interiorizar para aprender después a cuidarse uno
mismo. En la medida en que se adquiere madurez
neurobioló gica, se aprende a tolerar mayores niveles de
malestar y a soportar las frustraciones junto a un aprendizaje
de regulació n emocional. De esta forma, el ser humano se
vuelve resiliente, capaz de tolerar y gestionar las situaciones
adversas y capaz de manejar las frustraciones sin poner en
peligro la valía personal. Lo importante no es lo que el otro
hace, sino lo que yo hago con lo que el otro hace. Aunque esto
un bebé no lo pueda poner en palabras.
En caso de vínculo de apego seguro, aprendemos también
a establecer el criterio sobre quiénes somos, quiénes son los
otros para nosotros y qué son la vida y el mundo. Damos
respuesta a estas tres cuestiones esenciales que son el yo, los
otros y el mundo. Para poder generar este tipo de relació n, la
madre actú a como corteza externa del bebé, quien no tiene
aú n la madurez del có rtex, del mismo modo que ha ocurrido
durante el embarazo. Trabaja como un ó rgano auxiliar
externo. En definitiva, lo que ocurre es que el bebé obtiene
una señ al interna de su estado mediante sensaciones
corporales. Avisa al exterior de su necesidad mediante el
llanto o un acceso de rabia. Llega una respuesta del exterior
que, si es positiva, permite la recuperació n del equilibrio. El
patró n má s comú n en estos casos será el siguiente:
- Aviso externo: llanto.
- Respuesta satisfactoria: entendimiento.
- Recuperació n del equilibrio u homeostasis.
- Predictibilidad/Confianza/Capacidad de pedir.
- Señ al interna: Hambre.
Insatisfacció n o construcció n de una identidad doloroso
Al depender de los cuidadores durante un largo periodo de
tiempo, es posible que el tipo de experiencia se repita con
frecuencia y que actú e como refuerzo de un esquema
previsible. Los padres, o cada uno de ellos por separado, le
dan al niñ o una informació n de respuesta predecible. La
insatisfacció n se produce cuando, ante la señ al de aviso de
una necesidad interna, la respuesta del cuidador o bien no
aparece en el tiempo en que necesita el bebé ser atendido, o
no se da la respuesta correcta, por lo que no corresponde la
satisfacció n con la necesidad y la experiencia se convierte en
frustrante. Esto coloca al organismo en una respuesta de
supervivencia de lucha, huida o pará lisis.
Segú n su percepció n, el bebé podrá incorporar que no es
importante, molesta si pide, no vale para ser atendido y
tomar la decisió n de que se bastará a sí mismo. Claudica en la
espera, se resigna o se abandona. Hay bebés que llegan a un
extremo físico de entrega a la muerte por abandono. Un bebé
que no obtiene la respuesta adecuada deja de esperar algo
del exterior y, en estos casos, el niñ o no confía en sus
cuidadores, en los padres, y reproduce lo mismo con otras
figuras como familiares, maestros, la pareja, los propios hijos,
perpetuando, de este modo, el dolor. También podría volver
la agresividad hacia sí mismo al no poder manifestarla hacia
fuera.
A menudo, una experiencia traumá tica en relació n con
otras personas durante la infancia hace que en la edad adulta
se evite el dolor entrando en contacto con el vacío. La
experiencia traumá tica va a provocar la huida de sí mismo,
ya que se ha sobrevivido tratando de no pensar y de no sentir
el trauma. Son personas que se niegan el placer, tienen
reactividad a nivel emocional, escapan de sí mismas, por
ejemplo, haciendo mucho deporte, evadiéndose con
adicciones o trabajando mucho para no sentir lo que les pasa.
Son personas que de adultos dicen "no importo, no existo, no
hay nadie para mí, molesto si pido, soy invisible, soy una
carga" y, como actitud, esperan a que el otro adivine lo que
necesitan. En estos casos el patró n será el siguiente:
- Aviso externo: llanto.
- Respuesta insatisfactoria o postergada.
- Claudicació n/Agresividad.
- No confía, no pide, se abandona: lo hace todo solo.
- Señ al interna: hambre.
Apego evitativo o frío
Podemos plantearnos también un escenario en el que la
respuesta ante el llanto sea respondida con violencia o
agresió n, a lo que el organismo va a responder con miedo,
protegiéndose, encerrá ndose y encogiéndose para
resguardarse de un entorno nocivo. Esta respuesta genera un
apego frío u otra alternativa que es la disociació n para dejar
de sentir el dolor. Veremos el patró n que se suele seguir en
estos casos:
- Aviso externo: llanto.
- Respuesta insatisfactoria y agresiva.
- Claudicació n/Miedo/Bloqueo/Cierre.
- No confía, no pide, recela de los otros: disociació n.
- Señ al interna: hambre.
La disociació n es el mecanismo que el bebé o la persona
usan para alejarse de la realidad, como si para poder
sobrevivir se tuvieran que desconectar de las experiencias
internas asociadas a sensaciones corporales. Este mecanismo
implica separar lo que estaba unido. Cuando el cuerpo no
puede escapar del peligro, la mente trata o imagina que no
está en la situació n. Por ejemplo, cuando un niñ o se
encuentra en una familia violenta, despreocupada o ausente,
trata de crear un mundo de fantasía alternativa o de
anestesiarse como si viviera su vida fuera del cuerpo. Es
como vivir una vida sin ser vivida o vivir una vida como si no
se estuviera dentro de ella. La disociació n es el
procedimiento de desconexió n del mundo interno, es decir,
de los estímulos dolorosos procedentes del cuerpo. La
falta de reconocimiento de las experiencias del mundo
interno es la negació n.
Apego ansioso o ambivalente
El niñ o, a pesar del dolor de la respuesta negativa,
permanece cerca de la figura de cuidado y no se atreve a
explorar, manifestando una intensa ansiedad de separació n.
Cuando la madre regresa, la reacció n es ambivalente,
mostrá ndose molesto hacia ella. Son personas que tienen
dificultades para encontrar consuelo o calmarse, ya que han
conformado su patró n de reacció n con padres que en algunas
ocasiones son accesibles y sensibles, y en otras, en cambio, se
manifiestan fríos y distantes.
Vínculo relacional
Cada experiencia deja una huella má s o menos
determinante en funció n de la intensidad, de la duració n del
conflicto o del estado de maduració n de las vías neurales en
el momento en que se produce el conflicto. Por eso son tan
importantes las primeras experiencias, ya que es sobre lo
que se fundamenta la construcció n de la identidad y de la
personalidad, organizando los patrones de respuesta y
consolidando esa respuesta mediante creencias. Las
primeras experiencias dan respuesta a las cuestiones
esenciales del yo, los otros y el mundo.
¿Có mo manejas tu inquietud de explorar el mundo,
conocerte y conocer a otros?
La experiencia de la relació n con los otros para conocer y
deducir có mo será n los demá s se estructura mediante
creencias. Cuando las experiencias dolorosas se repiten y se
suceden a lo largo de nuestra vida dan lugar a "leyes
internas", llamadas creencias, que usamos de escudo para no
tener que volver a confrontarnos con el dolor. Cuanto má s
temprana sea la repetició n, má s firme será la creencia.
La creencia se puede definir como la necesidad de
obtener una buena relació n certeza-incertidumbre. El
conjunto de creencias de una persona construye su modelo
interno dá ndole un modelo de representació n fiable del
mundo. Le permite al hombre construir a cada instante y de
forma no consciente una visió n coherente de sí mismo y del
mundo. Una creencia está formada por un significado a partir
de una interpretació n. El significado dado permite orientar la
acció n. Un ejemplo de creencia sería "no merezco vivir
porque soy una carga para mi madre que sufre por la vida
que lleva".
Entender que nuestra construcció n depende tanto de
nosotros como de los otros, en base a la seguridad o
inseguridad de las primeras relaciones, ayuda a poner una
mirada compasiva y una actitud comprensiva hacia el otro y
hacia uno mismo. Dependiendo de la construcció n del Yo
relacional podemos decantarnos hacia relaciones sanas,
seguras, de apoyo, de comprensió n o hacia relaciones
dañ inas o tó xicas. La desconexió n (disociació n o negació n)
de las experiencias internas no le permite a la persona saber
cuá ndo hay dolor para tomarlo como un indicador que les
ayude a escoger relaciones sanas.
Identidad
Una motivació n del ser humano es la necesidad de
estructura y, por ello, es importante predecir lo que puede
ocurrir. De eso se encarga a nivel bioló gico el cerebro. Otra
motivació n es la necesidad de ser reconocido y, por lo tanto,
de tener una identidad. Es el sentido del yo que responde a
esa necesidad y que se comienza a construir respondiendo a
un nombre, a lo que se agrega el resto de informació n que
nos llega de la forma en que los otros nos ven.
Existen categorías como buenos, malos, listos, tontos,
importantes, prescindibles, suficientes, incapaces, etc. Todas
estas palabras conforman valoraciones que ayudan a
establecer la má scara de la personalidad o ego y el yo que
elaboramos a partir de có mo nos tratan los demá s. En
funció n de có mo lo hacen otros, luego nos trataremos
nosotros mismos. El diá logo externo construye el diá logo
interno y esto determina el estilo de personalidad o el
cará cter con el que nos presentamos.
Dialogo externo: no vales para nada, no deberías haber
nacido, me has arruinado la vida, eres un imbécil, me das
asco, no te esperaba, inú til, no te soporto, etc.
Dialogo interno: no soy suficiente, soy un fracaso soy
inadecuado, no soy capaz, no valgo, soy la escoria, no
merezco que otros me quieran, merezco ser tratado mal,
etc.
Otra necesidad del ser humano es ser comprendido, lo que
significa ser acariciado, acariciado en el alma.
3. Habilidades y técnicas para la consulta
Comunicació n
La comunicació n es un acto activo. Toda comunicació n
requiere de un emisor, un mensaje y un receptor, pero esto
que es tan simple, los humanos lo complicamos. Es imposible
no comunicar y para hacerlo hace falta algo má s que los tres
elementos que constituyen dicho acto. Cada parte contiene
algo má s que concentra cierto tipo de energía y que tiene un
impacto en el otro. La terapia, entre otros objetivos, ayuda a
la persona a encontrar una forma sana de comunicarse, lo
que favorece una capacidad relacional superior consigo
mismo, con los otros y con el mundo. Ese aprendizaje se hace
en la misma terapia, para lo que el terapeuta tiene que
organizar el discurso digital y analó gico.
"Las palabras no dichas y las cosas no hechas dejan en
nosotros una huella que nos une con el pasado" (Claudio
Naranjo).
En las relaciones, en general, y en la relació n terapéutica,
en particular, se requiere de una comunicació n lo má s pura,
limpia y neutra posible. La comunicació n que no sostiene
estos principios es comunicació n violenta y la observamos
cuando se hacen juicios, críticas o diagnó sticos de la otra
persona. En la comunicació n encontramos varios canales de
transmisió n de la informació n:
- A nivel simbó lico.
- Vía analó gica (no verbal o imagen).
- Vía digital (imagen).
- Verbal.
- Escrita.
El canal de comunicació n con el bebé es la comunicació n
analó gica, que se basa en comunicarse a través de los gestos,
las posturas, las imá genes, lo que se puede significar, etc.
Este lenguaje corporal y gestual surge mucho antes que la
comunicació n digital. El bebé aprende esta comunicació n a
través de la relació n con su madre y es importante la
entonació n de la voz y las expresiones faciales tranquilas y
serenas que van asociadas al nervio vago y que se construyen
a través de la mirada y el tono de voz de la madre en la diada
madre-hijo. Cuando el niñ o tiene una necesidad, se desespera
si su madre no responde, no responde a tiempo o le agrede,
así como si presenta ausencia de expresió n facial y no lo
mira. En cambio, el niñ o se calma cuando su madre recupera
la expresividad o lo mira. Este aprendizaje es totalmente
adaptativo y permite la supervivencia. Cuando el bebé recibe
la mirada de la madre es como si se viera a sí mismo y es así
como se juzgará .
Aprendemos a captar el estado del otro a través de su
mirada y de los micromovimientos faciales. Esto nos permite
saber si el otro es seguro o amenazante. Se trata de una
comunicació n que nos permite observar o transmitir
informació n de las relaciones que se establecen entre los
comunicantes. En terapia se observan:
- Micromovimientos faciales, del cuello u otras partes
visibles.
- Expresiones emocionales.
- Postura.
- Tono de voz.
Gestos.
- Movimientos sutiles.
- Movimientos estereotipados.
El ser humano dispone de imá genes que puede
reproducir mentalmente y asociarlas a gestos en funció n de
su propia historia. El ejemplo má s comú n de este tipo de
comunicació n se expresa mediante el tó pico "una imagen
vale má s que mil palabras". Para el ser humano es imposible
no comunicar. Todo gesto, postura o tono de voz puede ser
interpretado como un mensaje.
Reformulació n o resignifícació n de gestos estereotipados
La asociació n de imá genes mentales con gestos, posturas,
acciones concretas y con emociones se fija y permanece de
manera estereotipada, sin permitir desarrollar una conducta
distinta. Una simple invitació n a realizar una prá ctica de
forma opuesta a como se realiza habitualmente ayuda a
tomar conciencia de que está en nuestras manos cambiar. Se
trata de animarse a hacer algo distinto a lo que se hace
frecuentemente. Por ejemplo, podemos pedirle a una
persona violenta que resuelve todo gritando o con un golpe
que pruebe a hacer algo distinto y lo practique en la propia
terapia, observando lo que se siente. El ejercicio consistirá en
invitar a la persona que tiene una conducta estereotipada
asociada a un gesto a que realice una conducta nueva
reviviendo una situació n emocional conocida. Se propone
que la persona pruebe algo que no ha realizado antes.
Comunicació n tó nico-emocional analó gica
Las sensaciones corporales pertenecen al mecanismo de
supervivencia o, lo que es lo mismo, son el aviso para
asegurar la vida. Por ejemplo, si vamos corriendo y nos
lesionamos un tobillo o nos fracturamos una pierna,
comenzaremos a percibir un dolor. Este tiene como objetivo
impedir la marcha o, lo que es lo mismo, evitar una lesió n
mayor. Esta es la utilidad evolutiva de las sensaciones corpo-
rales, como puede ser la del dolor.
El sentir primario es el reflejo espontá neo del cuerpo que
reacciona al mundo exterior o interior y que tiene su
alojamiento a nivel del tronco cerebral. El tronco encefá lico
está diseñ ado para captar los estados internos del
organismo, como el de las visceras, el sistema vestibular y del
nivel musculoesquelético liso (mesencéfalo). También es el
encargado de captar las estructuras sensoriales y motrices
que activa el nervio vago y las sensaciones interoceptivas de
dolor o placer. El sentir emocional es una variació n del sentir
primario. Las emociones permiten resolver los problemas de
manera que se gaste menos energía y se encuentre una
solució n lo má s rá pido posible. Ajustar la precisió n y eficacia
del proceso de decisió n que permite aumentar las
posibilidades de supervivencia de un ser vivo sigue siendo
una gran ventaja evolutiva.
El á rea motora primaria controla la contracció n de los
mú sculos y, para ello, une la corteza cerebral con la médula
espinal de tal forma que activa la acció n. Sin embargo, para el
cerebro, la representació n de una acció n supone lo mismo
que una acció n ejecutada realmente, por lo que pensar en
una acció n es prepararse para realizarla o sentir que está
realizada. Los pensamientos e imá genes internas con carga
emocional de la persona provocan reacciones mínimas que
pueden ser detectadas desde el exterior y que la persona no
puede controlar, disimular o manipular. En cierto modo, los
gestos se modulan cada vez que hay una imagen mental en
particular. En el tronco cerebral se produce la integració n de
toda la actividad de sensaciones y se mezclan, creando
nuevos estados de sensaciones complejos dotados de
sensibilidad y afectividad.
La lectura corporal de la emoció n se puede realizar, por
ejemplo, a partir de la coloració n de la piel. Esta estará má s
rosa o enrojecida cuando se dilaten o se abran los vasos
sanguíneos, y má s pá lida cuando estos se cierren. Esta
vasodilatació n o vasoconstricció n está ligada a un conflicto
de tonalidad emocional. La lectura corporal puede continuar
con:
- Las arrugas, ya que la manera de ser va dejando una huella
profunda en la cara, en forma de arrugas o líneas
profundas de la piel, producidas por los movimientos
repetidos de los mú sculos faciales.
- Los movimientos de deglució n, que indican las
dificultades de tragar una situació n.
Los bloqueos respiratorios, que indican que algo ahoga,
asfixia o que no hay espacio de libertad. Se puede
observar la respiració n en ritmo, amplitud y localizació n.
El movimiento cardíaco, con las reacciones de arterias o
venas que se pueden marcar má s o menos en cualquier
parte del cuerpo.
- La contracció n abdominal asociada a no poder
eliminar, evacuar o digerir una situació n.
- La modificació n de la voz, como el timbre, la
sonoridad, el volumen, el modo de articulació n, etc.
- Los movimientos o gestos de manos, piernas, pies,
dedos, etc. Por ejemplo, un ligero balanceo de pie amplificado
puede dar
como resultado la apertura al dolor de haber recibido un
golpe.
Es importante que el terapeuta use la capacidad de
observació n para detectar cualquier cambio.
Comunicació n digital, verbal o escrita
Los símbolos comunicativos pueden ser lingü ísticos o
escritos, y existe un consenso significativo para cada símbolo.
Este consenso se ordena bajo reglas y normas lingü ísticas.
Este lenguaje puede ser observado en pensamientos, frases,
refranes, verbos de acció n, dibujos, películas, fotografías,
mú sicas, cuentos etc. Las metá foras son el reemplazo de algo
por otra cosa, es decir, que un término reemplaza a otro de
una determinada similitud. Este tipo de comunicació n puede
usarse para resignificar la percepció n de las historias vividas.
Mapa mental
Los seres humanos tenemos tendencia a mezclar los
eventos y nuestras observaciones con pensamientos y
juicios. Los deformamos mediante la imaginació n y
agregamos interpretaciones ligadas a la huella del pasado.
Esta mezcla conlleva el riesgo de generar reactividad o cierre
en el diá logo, de caer en el juego de quién tiene razó n, quién
se equivoca.
Reformular
La reformulació n o el eco es la técnica que consiste en
devolver al cliente el mensaje verbal o no verbal, tanto
expresado de manera explícita como implícita. La
reformulació n es la manera en la que el cliente escucha
exactamente las mismas palabras que ha dicho y se observa
la reacció n que esto provoca. Comenzar la reformulació n con
precaució n, con suavidad: me parece que...; si he compren-
dido bien...; si he oído bien...
Existen varios tipos de reformulació n:
- Reformulació n global: síntesis de lo que ha sido dicho.
- Reformulació n de la emoció n: a partir de la expresió n de
la persona: tú hablas de (tristeza, enfado...) o me parece que
dices que
te sientes enfadado, o sientes tristeza.
- Reformulació n relativa al tiempo: si el consultante habla
mucho del pasado, del futuro.
- Reformulació n del objetivo: orientar hacia un cambio
implícito o explícito.
Reformulació n escindida o fragmentada: por ejemplo,
podríamos decir, "es como si una parte tuya estuviera
(hacemos un silencio para que la persona responda)
mientras que otra está orientada hacia la curació n".
- Reformulació n abierta: comenzar una frase, luego
dejarla indecisa para que el consultante la acabe.
Reformulació n global de la comunicació n verbal y no verbal:
reformulació n de la coherencia, de todo lo que ha sido dicho
y sobre todo lo que se observó . Ejemplo: Viniste hoy a la
consulta. Tu respiració n es tranquila. Sí comprendí bien lo
que dijiste...
■ Uso de lenguaje limpio
Este lenguaje usa la reformulació n o palabras del cliente
para no decir nada desde el mapa del terapeuta y se deja al
cliente finalizar la frase. Algunos ejemplos serían:
- ¿Y qué te gustaría que pasara? (ejemplo, ser fuerte)
- ¿Y ser fuerte có mo es?
- ¿Y cuá ndo quieres ser fuerte?
- ¿Y có mo es ese ser fuerte? (metá fora)
En relació n con el tiempo se puede preguntar:
- ¿Qué pasa justo antes de ... ?
- ¿Y justo después... ?
- ¿Y qué pasará luego?
Escucha activa
Hablar es un acto recíproco que requiere de un papel
activo y otro pasivo para poder llegar a buen término. Es un
verdadero estado de alerta que solo puede realizarse desde
el propio silencio. Escuchar supone dejar de lado los propios
pensamientos, sentimientos, juicios, prejuicios o expectativas
o fantasías centrá ndote en el otro tal cual es. Es atender lo
que el otro dice y no lo que yo espero que diga.
Mientras uno escucha, cede el espacio al otro y, en este
momento, hay que manejar la ansiedad de querer responder,
pues al tiempo que se escucha se activan asociaciones u
ocurrencias que tenemos que sostener en el tiempo. A veces,
las ideas propias pesan tanto que hacen ruido interior y hay
que recordar que la ú nica posibilidad para comunicar es la
escucha pura. La comunicació n requiere que estemos
conscientes en el presente para poder pensar. Supone tomar
conciencia del aquí y ahora sintiendo la experiencia del
presente. El registro de sensaciones corporales da alguna
informació n má s auténtica que el pensar, pero los humanos
nos identificamos con lo que pensamos y nos creamos una
red infinita de historias. Pensar tiene un lugar. Es el
momento de razonar, entender y planificar. Sentir es ser
consciente de lo que ocurre en el cuerpo en tiempo presente.
Sentimiento es un pensamiento sentido y el sentir profundo
incorpora emociones y sensaciones corporales.
■ Beneficios de una escucha activa:
- Facilitar a las personas que vienen a consulta que
hablen sobre sí mismas y sus problemas, y comuniquen
informació n que
consideran importante.
- Comprender y entender mejor al cliente.
- Mejorar la relació n terapéutica.
- Responsabilizar a las personas a que sean las
protagonistas de su cambio y animar a los clientes a ser má s
responsables de
su proceso de cambio.
La escucha activa implica tres actividades:
Demostrar atenció n e interés por el mensaje que nos llega. Es
fundamental poner mucha atenció n en la comunicació n
no verbal (apariencia, expresiones faciales, mirada,
postura, orientació n corporal, gestos, entonació n,
volumen, etc.) y en la comunicació n verbal (lo que dice y
en qué momento, lo que dice implícitamente, las
emociones explícitas o implícitas, lo que no dice, como
temas que evita comentar o personas importantes que no
menciona, los temas recurrentes, las contradicciones en
que incurre). Es necesario prestar atenció n a la actitud
hacia el terapeuta y la terapia.
Ser conscientes de los datos atendidos y de que no todos van
a ser necesarios en el proceso de acompañ amiento del
tema que estamos tratando en cuestió n.
Dar feedback. Manifestar actitudes que evidencian la
escucha, mirar a los ojos, asentir, inclinarse con el cuerpo,
hacer comentarios como: entiendo, ya..., continú a.
■ Habilidades de escucha
Como ya sabemos, escuchar implica atender lo que la
persona nos está transmitiendo desde lo verbal y lo no
verbal. Comunicar, procesar los datos atendidos y emitir
respuestas de escucha verbales y no verbales también forma
parte del proceso. Muchas de estas respuestas son simples
(mirada amigable, asentimientos de cabeza, inclinació n y
orientació n corporal hacia el cliente, expresió n facial de
interés y comentarios del tipo: ya veo, sí, entiendo, hum),
mientras que otras son má s complejas. Entre estas ú ltimas,
Cormier y Cormier (1991/1994) han distinguido las cuatro
siguientes: clarificació n, pará frasis, reflejo y síntesis, que
explicaremos a continuació n. Se puede encontrar má s
informació n y ejercicios al respecto en Ferná ndez y
Rodríguez (2002).
A parte de lo mencionado anteriormente con respecto a
transmitirle ese feedback mostrando indicadores claros de
que estamos escuchando, existen otras habilidades un tanto
má s complejas que nos van a permitir entender con mayor
facilidad el mensaje de la persona a la que acompañ amos:
1. Clarificació n
Se trata de pedirle a la persona que aclare el significado
de un mensaje que no ha quedado del todo claro, o que nos
resulta ambiguo o implícito. Utilizando este tipo de
preguntas:
- ¿Qué quieres decir cuá ndo...?
- ¿Qué má s puedes aclarar sobre esta cuestió n?
- ¿A qué te refieres con... ?
- Con esto quieres decir que...
Es importante, tener en cuenta que cuando la persona
está por primera vez contá ndonos o exponiendo su situació n,
es conveniente no interrumpirle solicitando aclaraciones
frecuentes, esto se puede realizar una vez ha terminado con
la exposició n.
2. Pará frasis
La pará frasis consiste en recapitular con otras palabras o
expresar resumida y organizadamente el contenido principal
del mensaje del cliente. No es conveniente emplear las
mismas palabras ni repetirlo todo, sino expresar de un modo
claro con las propias palabras las ideas clave del paciente
cuando se considere oportuno hacerlo. Supone decir lo
mismo pero con otras palabras. Por ejemplo, la señ al era roja
puede ser parafraseada en no se permitió el paso del tren
porque la señ al era roja.
3. Empatia
La empatia es la capacidad de comprender a las personas
desde su propio marco de referencia en vez del
correspondiente al terapeuta y de saber comunicar a la
persona interesada esta comprensió n.
Implica, en primer lugar, entrar en el marco de referencia
del cliente y comprender sus sentimientos, percepciones y
acciones; es decir, ver las cosas no como son "objetivamente"
o como las vería uno mismo de estar en el lugar de la persona
a la que acompañ amos, sino tal como él o ella las
experimenta. Es muy importante que la persona llegue a
sentirse comprendida. La empatia, en su nivel má s alto,
implica no solo comprender los pensamientos y sentimientos
expresados por el cliente, sino también captar las
implicaciones emocionales, cognitivas y conductuales que
aquellos tienen en su vida.
Para Ruiz y Villalobos (1994) "Es lo que se ha definido
como comprender el significado má s allá de lo que el
paciente expresa".
4. Obstá culos que nos podemos encontrar
El primer y fundamental obstá culo que nos podemos
encontrar es la resistencia al cambio. Y esto nos habla de
biología. Como ya sabéis, nuestro cerebro se compone de tres
cerebros: el reptiliano, el límbico y el neocó rtex. El reptiliano
se encarga de nuestra supervivencia y tiene automatizadas
todas sus respuestas. El cerebro límbico se encarga de todas
las emociones, así como de asociar determinadas
experiencias a ciertas emociones, para acercarnos a esa
situació n en concreto o para huir y protegernos de ese
evento. El neocó rtex se encarga de la ló gica, el razonamiento,
el aná lisis, el pensamiento, la bú squeda de soluciones. Con el
objetivo de explicar la resistencia al cambio, a partir de
ahora, cuando leá is cerebro emocional, nos podremos referir,
por un lado, a la suma del reptiliano y el emocional o límbico,
y, por el otro, al neocó rtex o el cerebro racional.
El emocional no piensa, actú a automá ticamente en base a
las experiencias pasadas. En cambio, el racional no actú a de
manera automá tica, sino que necesita tiempo. A nuestro
cerebro emocional no le importa que seas feliz o desgraciado,
sino que su funció n es la supervivencia, mantenerte con vida.
Está programado para buscar y encontrar peligros y es
gracias a eso que hemos subsistido como especie. Esta
funció n es perfecta per se, el problema es que la evolució n
tan brutal que hemos llevado a cabo los seres humanos ha
provocado que esta funció n se haya quedado obsoleta.
Hoy por hoy, no estamos ante tal cantidad de peligros, al
menos los que entendemos de manera real, pero nuestro
cerebro sigue creyendo que los peligros existen. Para nuestro
cerebro emocional, un cambio puede suponer un peligro y va
a huir totalmente de él. Un cambio para el cerebro emocional
va a ser cualquier cosa, cualquier situació n que no tengamos
automatizada. Tened en cuenta que tiene automatizado
aproximadamente el 95-97 % de nuestros comportamientos
y ahí, y solo ahí, se siente a salvo y cree que puede
protegerte. Cree que aú n estamos viviendo en una caverna y
que fuera nos espera el depredador. Es por ello por lo que
quiere que te quedes en la rutina de siempre y, aunque todo
sea un desastre, tiene la seguridad de que, solo así, te podrá
mantener vivo.
Por otro lado, aparte de lo anteriormente descrito,
aparece el beneficio secundario del No cambio. Se trata de un
concepto muy importante que es conveniente tener en
cuenta, ya que no todo es tan evidente como parece. Para
ello, nos plantearemos lo siguiente:
- ¿Qué es lo que rodea a la situació n?
- ¿Y a las relaciones entre las personas implicadas?
- Y, ¿qué sucedería si algo cambiara?
Ademá s de la programació n de nuestro cerebro y del
beneficio secundario, existe el miedo o la inseguridad ante lo
desconocido, ya que, presumiblemente, no lo hemos hecho
nunca de una manera estructurada o conscientes de que
contamos con los recursos para poder llevarlo a cabo. Un
ejemplo de este caso sería el siguiente: no me siento
merecedora de tener una relació n "sana" o "estable" a nivel
de pareja. Aunque de manera consciente sé que la relació n
que mantengo con mi pareja me/nos hace dañ o, no soy capaz
de romper y continú o hasta no poder má s, aunque todas las
personas de mi entorno me digan que lo/a deje.
Y ahora, ¿qué? Existen ciertas técnicas que se pueden seguir
en terapia cuando nos encontramos ante los obstá culos
mencionados: Por un lado, podemos dotar de recursos a las
personas para que sepan que pueden transformar la
situació n. Para ello, dibujaremos previamente el camino que
estamos llevando y el que deseamos o queremos llevar, en
base a los objetivos propuestos.
- Por otro lado, es importante trabajar la reestructuració n, es
decir, acompañ ar al cliente para ayudarle a cambiar el propio
marco conceptual o emocional, en el cual se experimenta una
situació n, y situar esta dentro de otra estructura. La situació n
puede ser la misma, lo que cambia es el sentido que se le da.
Interpretaciones y juicios ocultos utilizados
frecuentemente por error como sentimientos Pilar De la
Torre en su libro Comunicació n no violenta explica que son
palabras o expresiones "trampa" que nos hacen
dependientes y nos quitan responsabilidad sobre aquello que
estamos sintiendo. En lugar de hablar de lo que nosotros
sentimos, solemos usar expresiones que implican a los
demá s, es decir, que hablan de lo que implícitamente
"pensamos que los otros nos hacen". Un ejemplo de esta
situació n sería decir me siento abandonado/a, me siento
humillada/o, ya que será siempre el otro quien haga la
acció n, quien nos abandone o humille.
También usamos otras expresiones que hablan de los
juicios que ejercemos sobre nosotros mismos, como me
siento nulo/a, así como de los juicios u opiniones que
imaginamos que los otros tienen sobre nosotros mismos,
como la palabra incompetente. Por otro lado, tenemos que
evitar utilizar expresiones tales como siento que tú ..., tengo el
sentimiento de que tú ..., creo que tú ..., ya que ese tipo de
expresiones tan solo expresan creencias o temores sobre el
otro, en vez de expresar lo que nosotros sentimos de forma
genuina y propia.
Otro tipo de trampas que podemos encontrar en la
expresió n de nuestras emociones se da cuando se usa el
verbo sentir en una frase. Al decir: me siento agredida,
maltratada, humillada, rechazada, despreciada, pisoteada,
etc., en cierto modo estamos afirmando que: pienso que me
agredes, me maltratas, me humillas, me rechazas, me
desprecias, me pisoteas, etc.
El pensamiento actú a como una tapa que impide que el
sentir salga porque se queda en un juicio. "Yo siento que" es
lo que antecede a un pensamiento, por lo que si dijéramos
"Yo pienso que" es, al fin y al cabo, otra manera de transmitir
el mismo mensaje que nos permite ver má s claro que se trata
de algo que surge de nosotros mismos y no del otro.
Pongamos algú n ejemplo:
Yo siento que María quiere decir X = Yo pienso que María
quiere decir X
Como vemos, utilizar la expresió n "Yo siento" supone
confirmar la experiencia del otro, como si fuéramos
absolutos conocedores de lo que realmente siente el otro. Por
ello, podemos substituirlo por "yo percibo", ya que, de este
modo, no confirmamos algo que, en realidad, desconocemos.
De nuevo, veamos esta transformació n de un modo má s claro
a través de un ejemplo:
Yo siento que quieres ir al cine acompañ ada. = Yo percibo
que quieres ir al cine acompañ ada.
Como vemos, Yo siento que tal persona... es una
proyecció n falsa que se usa para decir lo que uno sentiría en
lugar del otro. Por ello, sería má s riguroso decir: Yo, en lugar
de tal persona, querría.... Yendo un poco má s allá , si nos
fijamos, Yo siento que tú eres... es la frase que antecede a un
juicio disfrazá ndolo de un sentimiento.
Otra trampa en la comunicació n es el falso sentimiento
cuando utilizamos el verbo "sentir" unido a lo que otra
persona hace. Si nos encontramos ante este tipo de
afirmaciones, podemos transformarlas haciendo (o
haciéndonos) las siguientes preguntas:
- Cuando te sientes X, ¿có mo te sientes?
- Cuando te sientes no X, ¿có mo te sientes?
A continuació n, veremos una serie de predicados que
podemos utilizar para transformar las dos preguntas
anteriormente mencionadas y analizar así lo que sentimos al
respecto.
Desvaió -
Acusació Ataque Dominaci rizació n Engañ o Rechazo
n ón
Acusado/ Acorrala Frenado/ Ingenuo/
a do/ a Tonto/a a Abando-
Insultado a Obligado/ Inepto Estafado nado/a
/a a /a
Cuestio- Agredido Acorralad Torpe Explotad Abominad
/a o/ o/ o/
nado/a Herido/a a Desconsid a a
e-
Culpable Arrancad Acosado/ rado/a Desorien Detestado
o/ a - /a
Arrastrad a Acusado/ No tado/a Aislado/a
o/ a valorado/
a Atacado/ Dominad a Manipu- Separado
a o/a /a
Equivoca Molesto/ Ahogado/ Disminuid lado/a Ignorado/
do/ a a o/ a
a Aplastad Forzado/ a Atrapado Incompre
o/ a /a n-
Juzgado a Pisoteado Inadecuad Liado/a dido/a
/a o/
Sobrecar- Acosado/ Humillad a Traicio- Indeseabl
a o/a e
gado Insultado Maltratad Incapaz nado/a Invisible-
/a o/
Causante Amena- a Incompe- Engañ ad No visto
o/
Promotor zado/a Sobreprot tente a No enten-
e-
Responsa Presiona gido/a Indigno/a Utilizado dido/a
- do/ /a
ble a Despre- Intimidad Rechazad
o/a o/a
Presió n ciado/a Lamentabl Dejado/a
e
Ofendido Encajona Ridiculiza Echado/a
/a do/ do/
En una a a Olvidado/
a
Obligado/ Rebajado/
trampa a a Negado/a
Persegui Perseguid Nulo/a No acep-
do/ o/
a a No impor- tado/a
Provocad Estancad tante No apre-
o/ o/a
a Protegido Sin valor ciado/a
/a
Sobrecar-Rebajado Estú pido/ No
/a a creído/a
gado/a Manchad Obtuso/a
o/a
Desbor- Explotado Ineficaz
dado/a /a
Vencido/
a
Violado/
a
Selectividad
La selectividad es una de las formas que tiene el
inconsciente de captar la informació n. La selectividad se
aplica a lo que se quiere o no se quiere pensar, a lo que se
quiere o no se quiere decir y a lo que se quiere o no se quiere
escuchar. Por ejemplo, una persona que de niñ a aprendió a
ser criticada, de adulta se criticará a sí misma. Por ello,
cuando alguien le habla, en lugar de escuchar una frase
neutra, selecciona lo que supone una crítica hacia ella o hacia
otros.
Interpretació n
Interpretar es adjudicar un significado que se realiza
desde el propio mapa mental. Es confundir el imaginario con
la percepció n y suplantar la realidad por una fantasía. Por
ello, la interpretació n lleva a una ruptura en la comunicació n.
Es interesante describir y pedir la descripció n desde la
neutralidad.
Por ejemplo, decir que mi pareja no tiene interés por mí
es asignar una interpretació n mediante un juicio de lo que
estoy percibiendo. Desde la posició n de terapeuta, se puede
preguntar: ¿Cuá les son los elementos neutros/objetivos que
te dan que pensar que tu pareja no tiene/siente interés por
ti? Ante esta pregunta, el cliente puede ser que responda que
ella siempre está cansada, ante lo que nosotros podemos
volver a preguntar: ¿Cuá les son los elementos
neutros/objetivos por los que crees que ella siempre está
cansada?
La interpretació n se produce al enlazar la observació n
con el propio imaginario generando una pseudorealidad. Es
decir, se cree como verdadero lo que se supone, y se
reacciona emocional y conductualmente sobre la base de lo
que se imagina.
Esquema de la interpretació n de un hecho:
Hecho > Interpretació n > Pseudorealidad > Verdad >
Reacció n emocional > Conducta
Por ejemplo, si una persona siente que el sol le quemará
la piel, sentirá miedo y se alejará del sol o se pondrá
protector. Otro ejemplo sería sentir miedo cuando se acerca
alguien con unos rasgos físicos determinados, como podrían
ser personas con un determinado estilo, personas de alguna
etnia o raza determinada, personas de color, desconocidos,
vestidos de alguna forma distinta a la propia. Puede darse
que imaginemos al otro como una amenaza y obremos, en
consecuencia, atacando o huyendo. Esto hace que vivamos
gran parte de nuestra vida de manera irreal, creá ndonos un
mundo de autojustificació n.
Separar lo obvio de lo imaginario
Como decía Alfred Korzybski, uno de los padres de la
neurolingü ística, "un mapa no es el territorio que representa,
del mismo modo que una palabra no es el objeto que
representa".
Por ello existen tantos mapas mentales como personas y
cada territorio es de quien lo dibuja. Una distorsió n de lo
obvio se produce cuando se adjudica una intencionalidad al
otro. Por ejemplo, podemos escuchar afirmaciones como "Mi
jefe me pide cosas que no tienen ningú n sentido solo para
fastidiarme" o "Mi hijo no arregla la habitació n porque es un
rebelde y lo hace en contra de mí".
Dejar de suponer
La suposició n es una construcció n propia de lo que vive el
otro que conlleva la categorizació n de las acciones de otra
persona. La suposició n lleva a hacer profecías, supuestos y
pronó sticos que determinan realidades que pueden ser falsas
y que, en ocasiones, no dan opció n a que el otro pueda
aclarar esa realidad o explicarla. Es un elemento dañ ino en la
comunicació n que nos encontramos a menudo, como en el
siguiente ejemplo: Supongo que el otro está aburrido o
cansado por su postura, por lo que actú o en consecuencia
impidiendo un dialogo espontá neo.
No invadir el campo psíquico del otro en la sesió n de terapia
Cuando una persona está expresando y hace una descarga
emocional, se le ha de dar su tiempo hasta que alivie la
tensió n por sí misma. Debemos estar presentes todo el
tiempo y observar lo que ocurre.
El "sí, pero” de la comunicació n.
Utilizar "pero" provoca que todo lo que se haya dicho
antes de la propia palabra quede descalificado. Para evitarlo,
existe la alternativa de reemplazar el "pero" por una "y" para
poner en el mismo grado de importancia las dos partes de la
afirmació n.
Tipo de preguntas
La entrevista es un acto de relació n mutua y debe ser
indirecta. Por lo contrario, si se hacen preguntas directas tan
solo se consiguen respuestas escuetas, de "sí" o "no", o bien
de dar la razó n al otro, por lo que ese tipo de preguntas no
enriquece la comunicació n ni la relació n terapeuta-
consultante. Veamos, a continuació n, varios ejemplos de
preguntas directas, así como las problemá ticas derivadas de
plantearlas así:
- ¿Te sientes bien? Obliga a dar una respuesta de sí/no.
- Te veo mal. Es una presuposició n.
- ¿Cuá ntos abortos has practicado? Es una presuposició n,
ya que podría no haber realizado ninguno.
- ¿Cuá ntas drogas consumes? Es una presuposició n, ya
que podría no consumir.
- Cuando tienes un brote, ¿quieres matar? Obliga a dar
una respuesta de sí/no.
Posibles obstá culos en la comunicació n
Existen ciertas maneras de comunicar que pueden
suponer un obstá culo entre el terapeuta y el consultante.
Veremos unas cuantas a continuació n:
- Ordenar, exigir.
- Amenazar, advertir.
- Moralizar, sermonear.
- Aconsejar, dar soluciones.
- Argumentar, convencer por ló gica, dar lecciones.
- Juzgar, criticar.
- Alabar, hacer cumplidos.
- Humillar, ridiculizar, etiquetar.
- Interpretar, diagnosticar, comparar.
- Consolar.
- Preguntar, cuestionar.
- Desviar, bromear, esquivar, ironizar.
5. Actitud terapéutica
Checklist
Atributo
Indicadores Sí No
s
Evita
infan-
tilizar
Evita
juzgar
Respeto
Evita
criticar
Escucha
activame
nte
Respeta
el
espacio
físico/
psíquico
Evita
Mantener los límites tocar
Posició n
del
terapeut
a
(Lateral)
Ritmo terapéutico Respeta
las
pausas
Es
paciente
Va al
ritmo del
paciente
Reformu
la
Lenguaje
hipnó tic
o
Alarga
Tono de voz
palabras
Entonaci
ón
suave
Comunicació n no verbal
Detecta
el
lenguaje
no
verbal
Escucha
activa
corporal
Reformu
la el
lenguaje
no
verbal
Congrue
ncia
verbal y
no
verbal
Glosario "Checklist"
Indicadores Atributos Definició n
Situarnos en una
igualdad donde se
discurso o trato
Evita infantilizar infantilizació n o el
diminutivos. La re
paciente se desarr
de adulto-adulto.
Hace referencia a
valor que involuc
determinen, en fu
una acció n es buen
Evita juzgar el acompañ ante NO
posició n neutral
Respeto afectada la relaci
situaciones vulner
terapeuta-paciente
En referencia a q
pueda emitir un ju
Evita criticar pueda ser percibid
perjudicial para el
terapia
La escucha activa
indispensable en
eficaz y se refiere
Escucha activa
escuchar, no solo
está expresando d
también los sentim
ideas o pensamien
a lo que se está dici
En la relació n
Mantener losRespeta el espacio físico/psíquico importante mante
distancia física par
encuentre su espa
respeto por el espa
por no "querer sa
aceptando sus d
desarrollo del
terapéutico.
El terapeuta no toc
su consentimient
llevarlo a revivir
límites
Evita tocar través de la me
Siempre que
acercarnos al pac
previamente su con
El terapeuta se sit
del paciente haci
entre los dos q
Posició n del profesional (Lateral)
observar su expre
emocional, y ma
respetando el espa
Ritmo El terapeuta utiliza
terapéutico manera convenien
Respeta las pausas paciente pueda h
para que pueda co
sensaciones corpor
Es paciente El terapeuta sabe
momentos opo
intervenir. El error
querer hablar prim
nuestro punto de v
de ahí que nos con
mente en la idea
transmitir y no en
diciendo. Esta form
perjudica ser
comunicació n.
El terapeuta no
respuestas ni trab
Va al ritmo del paciente
se amolda a la situ
de las necesidades
Esta técnica nos p
Reformular las palabras clave
viviendo el pacient
Se refiere a la ento
el acompañ ante ut
Lenguaje hipnó tico
y realizar visuali
paciente.
Un buen recurso
terapéutico es ala
porque permite a
Alarga palabras
conciencia de
Tono de voz ocurriendo y ce
sensaciones corpor
El terapeuta usa
suave y cá lido du
Cuando el pacien
Entonació n suave terado, lo acompa
poco a encontrar
relajado y a situar
en intensidad y ton
Comunicació n Detecta el lenguaje no verbal El terapeuta tiene
no verbal percibir e interp
movimientos que
en el de
acompañ amiento.
El terapeuta obse
Escucha activa corporal corporal del pacien
en el proceso terap
El terapeuta ident
no verbal del pacie
Reformula el lenguaje no verbal
dar continuidad o
acompañ amiento.
El terapeuta es cap
cuá ndo no hay con
que el paciente
Congruencia verbal y no verbal
expresa mediante
utiliza para pro
vivencia.
6. Elementos clave del proceso terapéutico
La relació n terapéutica es el encuentro humano entre dos o
má s personas que tiene como objetivo producir un cambio
en relació n con la demanda del solicitante. Los elementos
que encontramos en terapia y que analizaremos a
continuació n son: El/la consultante, el/ la profesional en
Descodificació n Bioló gica (DB) y la relació n terapéutica.
Consultante
Es la persona que acude a la consulta con algú n tipo de
síntoma, dificultad, malestar o trastorno lo suficientemente
importante como para provocar un deseo consciente de
cambio y que no ha podido modificar por sí mismo o con la
ayuda de otros métodos. Puede ocurrir que haya probado
otras terapias y crea que no ha obtenido resultados, a pesar
de que haya ido haciendo pasos en su evolució n humana a
través de cada una de las vivencias que ha tenido.
En un inicio, puede sentir miedo por desconocimiento de
lo que puede aportar la Descodificació n Bioló gica y tener
ansiedad por esa falta de referentes. Es posible que,
especialmente al principio del proceso terapéutico, le cueste
entregarse en la realizació n de los ejercicios ante el
desconocimiento de lo que pueda ocurrir. Forma parte del
acompañ amiento de los y las profesionales en Descodifi-
cació n Bioló gica el explicar y dar seguridad en todo el
proceso. Cada persona tiene su propio marco de referencias,
su mapa mental, sus construcciones, creencias y valores. Está
en el marco del/de la profesional en DB acoger todo sin
juzgar.
Segú n sus características, podemos definir ciertos tipos
de consultantes:
- Personas que hablan mucho y/o nos cuesta seguirlas, y
centrarlas o centrarnos.
- Personas que dan muy poca o ninguna informació n y
hay que extraerla o adivinarla.
- Personas que dan informació n preelaborada, llena de
juicios, confusa...
- Personas que dan informació n suficiente.
- Personas que "seducen", sonríen, etc.
- Personas que no se toman en serio el proceso.
- Personas que buscan la solució n y el origen de sus
problemas fuera.
- Personas que no se fían, controlan, cuestionan...
- Personas que se quejan de todas las acciones del
proceso de consulta.
- Personas que está n colmadas y desbordadas de
expectativas sobre el proceso.
- Personas que está n desbordadas emocionalmente.
Profesional en DB
Es la persona que acoge al consultante y su demanda, e
inicia el proceso terapéutico. Como decíamos en el apartado
anterior, el/la consultante necesita "explicaciones" de una
nueva manera de ver el síntoma y, por ello, una parte
importante del proceso terapéutico consiste en explicar el
desarrollo. La pedagogía en este acompañ amiento es
fundamental. Una de las habilidades del/de la profesional en
DB consiste en saber explicar de forma fá cil y comprensible
los principios bá sicos de la Descodificació n Bioló gica. Una
lista
sucinta de elementos claves que requieren una explicació n
son:
- Qué es la Descodificació n Bioló gica y có mo funciona.
- 5 leyes de Hamer: Bioshock, fases de la enfermedad,
capas embrionarias, microorganismos, sentido bioló gico.
- Síntomas de las fases de la enfermedad: inflamació n,
infecció n, edema.
- Crisis épica: qué es, qué se puede esperar, có mo
prevenir su virulencia.
- Medidas en vagotonía.
Es importante observar desde la posició n de profesional
en DB cuá les son las motivaciones, las necesidades propias,
los límites, las fortalezas y las debilidades, así como generar
un espacio para que el cliente las pueda expresar. Como
características del profesional en DB, cabe resaltar que tiene
que encontrar un lugar có modo en la relació n, tiene que ser
neutro, transparente y sincero. Tampoco se debe caer en una
posició n paternalista infantilizando al consultante. Es una
relació n entre un adulto que acompañ a a otro adulto a
encontrar un lugar de cambio.
A continuació n, observaremos el aná lisis transaccional de
Eric Berne. Este aná lisis explica de una manera sencilla las
formas en que las personas interactú an entre sí mediante
transacciones psicoló gicas, con sus estados del yo Padre,
Adulto y Niñ o, aprendiendo a utilizar cada uno en el contexto
adecuado.
PROYECTO Y
SENTIDO
1. Conflictos programantes o las
heridas de la vida
Ciclos Horizontales
En el caso de los CBCM en la horizontalidad, el registro de
situaciones se hace en la línea horizontal y se va dividiendo
cada etapa por dos hasta localizar los eventos programantes.
Veremos algunos ejemplos a continuació n:
Mujer de 38 añ os: obtiene la nacionalidad españ ola.
- A los 19 añ os es expulsada de Españ a por no tener
los papeles. Ella desea volver a Españ a, ya que allí está n sus
amigos
actuales.
- A los 9,5 añ os sus padres se cambian de residencia
a otra ciudad. Ella desea volver a su ciudad.
Mujer de 56 añ os con urticaria en todo el cuerpo. Conflicto
actual: cambio interno en el trabajo.
Inconsciente colectivo
Inconsciente familiar Inconsciente individual
Figura 11. Representació n de tos niveles de Inconscientes.
En los añ os 70 un grupo de terapeutas -Nicolá s Abraham,
Má ria Tó ró k, Francoise Dolto, Anne Ancelin Schü tzenberger,
Didier Dumas- comenzaron a interesarse por distintos
aspectos de la persona, las familias, los comportamientos, las
repeticiones en los sistemas familiares, las historias de vida y
las enfermedades o bloqueos asociados.
Los psicoanalistas Nicolá s Abraham (1919-1975) y Má ria
Tó ró k (1925-1998) introdujeron la noció n de cripta y de
fantasma. Este mecanismo parte de que la familia guarda un
secreto sobre algú n evento trá gico o difícil, frecuentemente
un duelo no realizado, alegando que "es para tu bien". El
secreto que se instala en la primera generació n es ignorado
por la segunda, pero de alguna forma sale, se escapa y se
esconde en una cripta. Tiempo má s tarde, aparece como un
fantasma, que se puede manifestar con obsesiones,
bú squedas interminables, sufrimientos, pesadillas,
enfermedades graves, accidentes, etc. El secreto se
manifiesta indirectamente en la tercera generació n y a veces
durante má s de un siglo y es lo que Anne Ancelin
Schü tzenberger llama lazos transgeneracionales.
Definimos el concepto de fantasma como un duelo no
realizado, como un elemento que queda flotando entre dos
mundos, que no queda bien enterrado. Segú n Didier Dumas,
el fantasma es algo no dicho o impensado que tiene un origen
transgeneracional, que provoca estragos considerables al
transmitirse a los descendientes y oculta esencialmente las
preguntas relativas a los acontecimientos dolorosos, al sexo y
a la muerte.
Ejemplo: Un niñ o ha muerto con 5 añ os mientras jugaba
con un barrilete. La madre se sume en la tristeza y nadie má s
vuelve a hablar de él, ya que supone demasiado dolor. Añ os
má s tarde, una hermana del niñ o tiene un hijo varó n, al que
cuida la abuela debido al trabajo de la madre. Este niñ o lleva
el nombre de su tío fallecido y de adulto vive una existencia
sin ninguna motivació n, aunque lo ú nico que lo saca de su
monotonía es la prá ctica de aeromodelismo. Es como un
muerto viviente.
2. Transgeneracional: Un poco de historia
♦♦♦
"Hay que ser uno mismo y para eso hay que saber quiénes
somos y de dó nde venimos”
(Vincent de Gaulejac).
♦♦♦
Durante mucho tiempo se ha considerado que en la etapa de
la infancia se definían los comportamientos de cada persona
y era en ese periodo cuando se encontraba el origen de la
mayor parte de los problemas, mientras que lo ocurrido en
las generaciones que nos precedieron no era tenido en
cuenta. La vida de nuestros antepasados, sus valores,
creencias, miedos, prejuicios, deseos inconclusos y
esperanzas se manifiestan, a menudo, en nuestra propia vida,
incluso cuando no somos conscientes de ello. Identificar con
éxito la huella que nuestros antepasados han dejado en
nuestro interior es tomar consciencia de nuestra historia
para poder transformarla en una nueva, libre de cargas del
pasado.
En las ú ltimas décadas se ha producido una
revalorizació n del "alma familiar", así como de la influencia
que tiene la vida de los ancestros en el desarrollo de la
persona y en su destino. Asimismo, se reconoce la fuerza que
tienen sobre nuestras vidas los hechos y las personas de la
red familiar. Es en este punto cuando cobra importancia el
rol y el impacto de la genealogía sobre el individuo y sobre
las enfermedades, comportamientos o trastornos que este
pueda tener. Surge una relació n directa entre lo
intrapsíquico (nuestro inconsciente) y lo interpsíquico
(inconsciente familiar). La prá ctica del transgeneracional ha
arrojado luz sobre diversos temas: enfermedades,
separaciones, repeticiones de conductas negativas, muertes,
accidentes, suicidios, fracasos laborales, econó micos, vo-
cacionales, etcétera.
A continuació n, veremos varios ejemplos de memorias
transgeneracionales:
1. Un abuelo es idealizado por la familia después de morir
de forma abrupta en una acció n considerada injusta por la
familia. El primer nieto llevará su nombre en honor al
desaparecido y, como por casualidad, estudiará Derecho.
-» Transmisió n vertical.
2. A una persona le ponen el mismo nombre que tenía su
hermano, quien murió antes de que esta naciera. -»
Transmisió n horizontal.
3. En una familia con pocos recursos, cuyos padres está n
ausentes por trabajo todo el día, la abuela se ocupa de los
nietos, uno de los cuales la adora. A esta abuela se le había
muerto un hijo que ocupaba el mismo lugar en la filiació n
que el niñ o. -* Transmisió n vertical.
4. En una familia, abuelo, padre y nieto, cada uno a su turno,
han tenido un accidente que los dejó incapacitados a los
47 añ os. El bisabuelo participó en una cacería en la que
murió un niñ o de forma accidental. -> Transmisió n
vertical.
5. Una mujer se casa con un hombre que muere de cá ncer
con 38 añ os, la misma edad que tenía su padre cuando
murió de la misma patología. -* Transmisió n vertical.
6. Una niñ a de 4 añ os pierde a su padre y se lo ocultan
diciéndole que está de viaje, por lo que no puede ir al
entierro. A partir de ese momento, carga con el peso del
"duelo no realizado". De adulta, no tiene pareja estable. -*
Transmisió n vertical.
Sigmund Freud, en Tó tem y tabú (1912), hizo referencia a
la transmisió n que se da de generació n en generació n a
través del inconsciente, por lo que se puede decir que es
quien inició el concepto de transgeneracional. Freud aludió a
lo inquietante de esa otra escena que nos vincula a cada uno
con los miembros de la familia, con las personas má s
cercanas y con el contexto social. Por su parte, Jung introdujo
el concepto de inconsciente colectivo (segú n el que todos
estamos conectados entre sí) e inconsciente familiar.
Ademá s, Alejandro Jodorowski añ adió los conceptos de
inconsciente histó rico y có smico.
■ Defunciones:
Si la persona ha fallecido colocaremos una cruz en el
interior del símbolo y la fecha de defunció n. Es importante
anotar también la causa de muerte (enfermedad, suicido,
asesinato, accidente, etc.). Pondremos en primer lugar la
fecha de nacimiento y a continuació n la fecha de muerte. Si se
desconoce, se indicará con un interrogante.
Nombre y Apellido
Fecha de nacimiento (dd/mm/aaa-) - Fecha de defunció n
(dd/mm/aaaa) Causa de muerte
■ Descendencia:
Los hijos e hijas se ponen en orden de llegada del mayor
al menor( incluyendo adopciones, abortos (espontá neos o
provocados), así como hijos e hijas muertos.
■ Matrimonio y Parejas
Los có nyuges o miembros de la pareja aparecen unidos
por la parte inferior de sus respectivos símbolos a través de
una línea horizontal. Esta línea expresa el tipo de relació n
existente. De esta línea horizontal parten hacia abajo tantas
líneas verticales como descendientes tenga la pareja. En
estas líneas horizontales se puede agregar la fecha de
matrimonio, separació n o divorcio.
Cuando hay un matrimonio o un / \c
enlace se unirá n con una línea Fecha
horizontal continua. sil ace j)
Esta línea es discontinua cuando / \c
hay una pareja conformada pero no Fecha
se han casado o no hay enlace. niló n
/ \c
En los casos de separació n, la
Fecha eil
línea horizontal que une a ambos
ace
miembros de la pareja, ya sea
ysaperad
discontinua o continua, aparecerá
ón
truncada por un trazo oblicuo.
-----------
/ \c
En caso de que la pareja se haya Fecha
divorciado legalmente, la barra enlace y
oblicua será doble. divorcio
----//
Es importante representar también a los có nyuges o
parejas anteriores, sobre todo cuando han sido relaciones de
convivencia o han durado mucho tiempo, haya habido o no
descendencia. La incorporació n de esta informació n desvela
muchas veces la existencia de proyecciones inconscientes
entre las distintas parejas que han pasado por la vida de una
persona.
Ejemplo de hombre con varias esposas:
1aPsreja ^Pareja 2* Pareja
Christopher 02/ 07
6. Trabajo con el á rbol genealó gico
Se puede trabajar el genograma con ojos abiertos o cerrados.
El dibujo con ojos cerrados es una herramienta de
conocimiento de uno mismo que permite la expresió n del
hemisferio derecho: facilita el contacto con el inconsciente,
activa la intuició n y revela lo oculto. Con el dibujo se
expresan emociones guardadas mediante cada uno de los
elementos usados: color, forma, textura, simbolismo...
Diná mica de trabajo con el dibujo
Trabajar con un papel en blanco y dar la siguiente
consigna: "Dibuja tu á rbol genealó gico con al menos 4
generaciones", sin aportar má s datos para no influenciar.
Cuando la persona acaba, se le pide que ponga la fecha y hora
en la parte de atrá s de la hoja. Cada trazo aporta una
informació n ú nica. Si, por ejemplo, se ve toda una línea de
mujeres en dos o tres generaciones, se puede preguntar qué
ocurrió antes en la línea de hombres o para qué es
importante la presencia de mujeres.
Espacios temporales del dibujo
El dibujo del genograma suele realizarse en una hoja DIN
A4 colocada de forma horizontal. Si hipotéticamente
dividimos la hoja en 4 partes, localizamos 4 espacios
temporales destinados a colocar partes inconscientes
ubicadas en pasado (izquierda, arriba), duelos no finalizados
(izquierda, abajo), futuro (arriba, derecha) y presente (abajo,
derecha).
Fosado Futuro
Duelos no redizados FYesente
Figura 13. Representació n de los espacios temporales para el
dibujo del á rbol genealó gico.
7. La muerte
Cuando la muerte llega en el momento supuestamente
esperado, el duelo suele cerrarse sin má s complicaciones. Las
situaciones que suponen un mayor esfuerzo y dolor a la
persona son las secuelas de las muertes dramá ticas e
injustificables, como pueden ser los abortos, la muerte un
recién nacido, de adultos jó venes, las muertes accidentales,
por crimen o las muertes en la guerra. Mientras no se cierra
el ciclo, todo el sufrimiento queda intacto y se transmite el
dolor en forma de "paquete" del que no se puede hablar. Ante
la no aceptació n de la muerte de un ser querido se encuentra
la no aceptació n de la posibilidad del contacto físico. Intentar
que las cosas sean diferentes es una intromisió n en la vida
del otro ya que cada uno responde a su destino, a su sistema
y su marcha también está programada.
El programa natural bioló gico es morir naturalmente de
vejez, después de los progenitores y antes de la
descendencia. Si tuviéramos la seguridad de que esto
sucederá así, no surgirían los miedos a la muerte y la
aceptaríamos como parte del proceso de vida.
Por lo tanto, ante la situació n de muerte hay dos
posibilidades: cerrar un ciclo o mantenerlo abierto. Cuando
esto ú ltimo ocurre, debemos revisar la situació n de no
aceptació n de lo ocurrido. Como hemos visto, este es uno de
los indicadores de que estamos ante un tema de nivel
transgeneracional. Para poder aceptarlo, es aconsejable
expresar lo que se siente y hablar sobre la persona o ser que
ha desaparecido y sobre có mo ha ocurrido la muerte: ¿Dó nde
ocurrió la muerte? ¿Có mo ocurrió ? ¿Quién te lo dijo a ti?
¿Dó nde estabas cuando te enteraste? ¿Có mo fue el funeral?
¿Qué se dijo en él?
La manera de vivir la muerte (o la separació n a partir de
una muerte) puede ser resentida de formas diversas, generar
soluciones de supervivencia diferentes y síntomas distintos.
Ejercicios para trabajar la muerte
■ Lealtades
Cierra los ojos e imagina que está s en una silla sobre tu
camino de vida. Detrá s tienes todo tu pasado y a lo lejos está
tu nacimiento. Delante, tu futuro. Te pido que imagines que el
camino se para a dos metros delante de ti, es decir, que vas a
morir dentro de un par de semanas. Confró ntate al camino
que se para y describe qué sientes que ocurre en ti. Luego,
mira de nuevo el camino y di el siguiente mensaje a nivel
interior: "Estoy en la seguridad de morir naturalmente de
vejez y tengo todo el tiempo del mundo delante de mí. Acepto
morir cuando llegue mi hora".
Descubre entonces lo que ocurre cuando dices este
mensaje.
- Si tienes un tiempo de vida delante de ti reducido no
es posible estar en serenidad.
- Si inyectas tiempo de vida por delante hay algo que se
recoloca.
Sin embargo, si por encima de ti hubo casos de muertes de
adultos a una edad temprana, para el inconsciente es
como si estuvierais siempre viviendo solo con una
semana de vida.
■ Aceptació n de morir
Cierra los ojos. Imagina que se abre la puerta y entra la
muerte. ¿Qué sientes?
Ahora está a tu derecha, ¿qué sientes?
A tu izquierda, ¿qué sientes?
Ahora está detrá s de ti, ¿qué sientes?
Se pone delante, ¿qué sientes? Le miras de frente y
descubres a qué se parece, qué forma tiene y, simplemente,
acoges con sinceridad lo que ocurre en ti cuando la tienes
enfrente. Después la tocas y descubres qué ocurre en ti
cuando lo haces, qué sensaciones afloran y có mo reacciona
ella. Si te provoca estrés, simplemente le vas a decir "te tengo
miedo" y se lo repites varias veces lentamente. En cambio, si
está s tranquilo/a, te quedas en contacto con ella. Incluso
estando en contacto con ella, le vas a decir con consciencia
que aceptas morir cuando llegue tu hora. De nuevo, descubre
qué ocurre en ti cuando le das este mensaje. Después le
agradeces que haya estado aquí para ti, le dices adió s y le
dejas marcharse. Respiras y vuelves a conectar con el
instante presente.
8. El duelo
El duelo es un proceso que se vive después de una situació n
de pérdida real, simbó lica, imaginaria o virtual. La pérdida
supone una falta, carencia o vacío que a veces es difícil de
gestionar y se dificulta má s el proceso cuando la persona que
sufre la pérdida se niega a vivirla y a confrontarse al vacío.
Sentir miedo y querer alejarse del vacío transforma la
situació n en má s dolorosa aú n. Cada persona lo vive a su
manera y a su ritmo.
La Dra. Elisabeth Kü bler Ross describió las etapas que
pueden aplicarse al duelo:
1. Negació n y aislamiento: la negació n nos permite
amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e
impresionante; permite recobrarse. Es una defensa
provisoria y pronto será sustituida por una aceptació n
parcial: "no podemos mirar al sol todo el tiempo".
2. Ira: la negació n es sustituida por la rabia, la envidia y el
resentimiento; surgen todos los porqués. Es una fase
difícil de afrontar para los que quedan y todos los que los
rodean. Esto se debe a que la ira se desplaza en todas
direcciones, aunque sea injusto. Suelen quejarse por todo;
todo les viene mal y es criticable. Luego pueden
responder con dolor y lá grimas, culpa o vergü enza. La
familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira
como algo personal y deben evitar reaccionar en
consecuencia con má s ira, ya que fomentaría una
conducta hostil del doliente.
3. Regateo, Pacto: ante la dificultad de afrontar la difícil
realidad, junto con el enfado hacia la gente y hacia Dios,
surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar
superar la traumá tica vivencia.
4. Depresió n: cuando no se puede seguir negando, la
persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y
se ve invadida por una profunda tristeza. En general, es
un estado temporal y preparatorio para la aceptació n de
la realidad en el que es contraproducente intentar animar
al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo.
Hacerlo, a menudo es una expresió n de las propias
necesidades, ajenas al doliente. Significaría que no
debería pensar en su duelo, sería absurdo decirle que no
esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será má s
fá cil la aceptació n final y estará agradecido de que se lo
acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es
una etapa en la que se necesita mucha comunicació n
verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se
transmite má s acariciando la mano o simplemente
permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en
los que la excesiva intervenció n de los que lo rodean, le
dificultará su proceso de duelo. Una de las cosas que
causan mayor turbació n en la persona implicada es la
discrepancia entre sus deseos y disposició n y lo que
esperan de ellos quienes los rodean.
5. Aceptació n: quien ha pasado por las etapas anteriores en
las que pudo expresar sus sentimientos (envidia por los
que no sufren este dolor, ira por la pérdida del hijo o hija,
depresió n) contemplará el pró ximo devenir con má s tran-
quilidad. No hay que confundirse y creer que la
aceptació n es una etapa feliz: en un principio está casi
desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una
cierta paz, se puede estar bien solo o acompañ ado, no se
tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... la vida
se va imponiendo.
A partir del momento que llegamos a la aceptació n de la
muerte se puede conseguir lo siguiente:
- Esperanza: sostiene y da fortaleza al pensar que se
puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo
este dolor
tenga algú n sentido; permite poder sentir que la vida aú n
espera algo importante y trascendente de cada uno.
- Reinvertir: Buscar y encontrar una misió n que cumplir
es un gran estímulo que alimenta la esperanza.
Podemos agregar otras etapas en funció n de la persona y
de sus necesidades. Se propone atravesar las etapas del
duelo para superar aquella en que ha quedado bloqueado,
allá donde puede dar lugar a síntomas específicos. A
continuació n, veremos algunos ejercicios que podemos hacer
para ayudar a la persona a superar una muerte.
Ejercicio para trabajar los duelos bloqueados:
1. Atravesar las etapas observando el resentir y vaciando la
emoció n:
- Negació n
- Regateo
- Có lera/Tristeza
- Tristeza/Có lera
- Explicació n. Comprensió n
- Aceptació n. Perdó n
2. Una vez realizado el vaciado de las etapas anteriores,
sentiremos el abanico de posibilidades para retomar la
vida. Esto podrá ir aumentando con el tiempo. Aquí se
puede ayudar a que la persona retome lo positivo de la
vida que compartió con aquel que ya no está . Mientras sea
necesario, es conveniente hacer el ejercicio a diario y
pensar en los recuerdos positivos para revivirlos
corporalmente.
3. Luego se pasa a la etapa final: reinvertir en la vida. El
terapeuta acompañ a y va haciendo una serie de
preguntas: ¿Para qué vivir si...?, ¿Qué nuevas sensaciones,
emociones te ayudan en este camino?, ¿Qué otras
sensaciones o emociones te dará n la sensació n de estar
vivo/a?, ¿Qué puedes hacer para sentirte bien hoy?
Ejercicios para permitir que salga el dolor:
Se pueden usar distintos ejercicios para cumplir con este
objetivo.
1. Uso de símbolos. El consultante puede traer fotos del
fallecido o la fallecida para que le hable directamente a él
o ella y poder así despedirse. También se pueden utilizar
objetos, muñ ecos o una silla vacía para poder expresar
todo aquello que no se ha dicho antes de la partida. A
veces no haber expresado algo antes de la muerte de un
ser querido provoca un bloqueo por rumiació n de todo lo
que querría habérsele dicho en vida.
2. Escribir. Se le puede pedir a la persona que escriba una o
varias cartas al fallecido expresando sus pensamientos y
sentimientos. Este ejercicio puede ayudar a arreglar
asuntos pendientes y decir todo lo que no pudo decirse
antes de la pérdida.
3. Dibujar. Es otra forma de expresió n interna. Los dibujos
pueden reflejar los propios sentimientos y experiencias
con el fallecido.
4. Acto simbó lico. Consiste en crear un ritual propio y luego
entregar a la tierra todo lo que le unía con el fallecido. De
este modo se acoge el vacío que provoca. También puede
colocar las manos sobre la zona donde se siente el vacío y
acoger las sensaciones corporales.
Duelo del ideal:
♦♦♦
A veces las personas esperan, se imaginan y sueñ an con
algo diferente a lo que es. Es comú n en el caso de las familias
imaginar que, si los ancestros, los padres o las madres
hubieran sido diferentes, las personas no tendrían
sufrimientos. Querer cambiar lo que fue es legítimo, pero
imposible. Aceptar es el principio del fin del dolor y el inicio
de una nueva relació n con su propio sistema. Hacer el duelo
del ideal es renunciar a querer cambiar lo que ya no puede
ser de otra manera.
Lo que se resiste, persiste. ♦ ♦ ♦
9. Los comportamientos responden a las creencias
La familia es el lugar de programació n de la mayor parte de
creencias que luego tendrá n un refuerzo en la vida misma. En
el libro Có mo sanar tu historia familiar (2013), Rebecca
Linder nos propone revisar la lista de creencias limitantes
que pasan a formar parte de una conducta. Aquí está la lista
propuesta para descubrir nuestros patrones familiares:
Creencias familiares que influyen en la economía
- Tengo que tener mucho dinero para ser clasificado
como una persona triunfadora.
- Para tener dinero tengo que esforzarme mucho; si no,
no merezco tenerlo.
- Soy mejor persona si trabajo duro y puedo
apañ á rmelas sin dinero.
- Si tengo demasiado dinero seré orgulloso y Dios me
lo quitará para castigarme.
- Es mejor no tener dinero, pues si tengo mucho lo
malgastaré. Seré codicioso.
- Vale má s ser pobre que rico. Los ricos son malas
personas.
- Vale má s ser rico que pobre. Los pobres son malas
personas.
- Dios me querrá má s si padezco dificultades, si lo dejo
todo por los demá s y no me dejo nada para mí.
- Debo dar a los demá s todo lo que tengo, sin guardar
nada para mí.
- Tengo que aferrarme a todo mi dinero o este
desaparecerá .
- En este universo no hay suficiente dinero. Tengo que
luchar para obtener mi parte.
- Tengo que guardar el dinero y ahorrarlo, pues no hay
suficiente para todo el mundo.
- Si yo tengo suficiente, habrá otros que no tendrá n.
- No merezco tener lo que quiero.
Creencias familiares que influyen en la salud y en el bienestar
físico
- Los enfermos son personas débiles y malas.
Los enfermos son personas buenas. (Es preferible padecer la
peor enfermedad o no tener buena salud porque entonces
recibo cuidados.)
- Tengo que ser deportista para que mi familia o el
mundo me valore.
- Para ser suficientemente bueno tengo que estar
delgado.
- Tengo que pesar má s para ser suficientemente bueno.
Las personas delgadas son malas.
- Tengo que tener un aspecto joven para valer algo.
- Es preferible ser mayor y sabio. Parecer mayor es
bueno.
Es malo ser guapo. La gente guapa no es tan inteligente ni tan
capaz como yo. A las chicas o chicos guapos les suceden
cosas malas.
- Para ser suficientemente bueno tengo que ser
atractivo.
Creencias familiares que influyen en la educació n y en el
trabajo
- Para valer algo tengo que acudir a una escuela
respetable y tener un título.
- Mi educació n y mi estatus profesional son importantes
e indican que soy mejor que los demá s.
- Soy mejor cuando estoy al cargo de otros.
- Soy mejor cuando estoy a disposició n de otros.
- Los líderes tienen agendas políticas y son malos.
- No puedo confiar en el apoyo de los demá s.
- El mundo siempre se aprovechará de mí.
- No tener éxitos es bueno. Destacar es malo.
Creencias familiares que influyen en la espiritualidad
- Dios me querrá má s si me esfuerzo, dejo a los demá s
todo lo que tengo y no guardo nada para mí.
- Las personas que no van a la iglesia son malas (o las
que no van a mi iglesia).
- Si cometo un error, Dios no me querrá ; de hecho, me
castigará .
- La gente que cree en Dios y que va a la iglesia no es tan
consciente o inteligente como yo.
- Dios no existe.
- Tengo que temer a Dios o me castigará .
- Dios quiere má s a las personas X que a las Y.
- No soy importante para Dios.
- Soy má s importante para Dios que otros.
- Si voy a la iglesia, seré suficientemente bueno.
- No ser feliz es bueno.
Creencias familiares que influyen en las relaciones
- Mejor lo hago todo solo, pues si los demá s me ayudan
evidencian mi credibilidad e incapacidad.
- Las mujeres valen menos que los hombres, o los
hombres menos que las mujeres.
- Los hombres son mejores que las mujeres, o las
mujeres mejores que los hombres.
- Las personas de una determinada etnia son superiores.
- Debo ser puntual en los acontecimientos. Si llego tarde,
soy malo.
- Debo mantener mi hogar limpio o no seré
suficientemente buena.
- Las necesidades de los demá s son má s importantes que
las mías.
- Las relaciones duelen, así que estoy mejor solo.
- El matrimonio es malo.
- El amor es doloroso. (Esto es comú n en familias con
una historia de abuso.)
70. Terapia simbó lica
La terapia simbó lica consiste en la realizació n de un acto
simbó lico que permita a la persona acceder a su inconsciente
y liberar de la memoria el origen del bloqueo. También se usa
para cerrar ciclos y procesos como, por ejemplo, en el duelo o
la finalizació n de las relaciones. Para recrear el simbolismo,
usamos la creatividad personal y la intuició n de cada
terapeuta. Para saber si el acto simbó lico es pertinente o no,
deberemos ver si la persona quiere realizarlo. En caso
afirmativo, estamos ante un acto simbó lico adecuado.
Los pasos que podemos seguir durante la propuesta
buscará n dar mensajes en diferentes niveles:
- "Eres tú quién se cura" -» Reafianzar el acto.
"¿Está s realmente decidido a cambiar? -» La realizació n del
acto simbó lico implica un compromiso. Si el paciente no
puede realizarlo, deberemos volver a trabajar los
bloqueos.
"Confía en el inconsciente" -» El inconsciente no sabe de
tiempos. El acto simbó lico permite desestabilizar el
consciente y
activar el inconsciente con el trabajo realizado en la sesió n.
Los actos simbó licos se apoyan en el lenguaje y en el
funcionamiento del cerebro automá tico, es decir, aquel que
gestiona la supervivencia. El lenguaje del cerebro automá tico
es, per se, simbó lico, por lo que durante el acto simbó lico
hablamos el mismo lenguaje. Se simboliza el problema y se
cura simbó licamente. Recordad que el cerebro no hace
diferencia entre lo real y lo virtual.
Se ha de tener en cuenta el momento propicio y la forma
má s adecuada para sanar los secretos y los dramas que
puedan estar asociados. Por ejemplo, si nos encontramos
ante temas transgeneracionales, iremos al resentir y
vaciaremos la emoció n transgeneracional. A partir de ahí,
podremos incorporar un acto simbó lico, llamado por
Alejandro Jodorowsky un acto de psicomagia.
Alejandro Jodorowsky propone la siguiente técnica: "Una
herramienta ú til es dibujar el á rbol sanado que represente
todo lo que fue un sufrimiento en positivo. Se trata de hacer
una obra en la que se represente a todos los miembros, con
dibujos o fotografías pegadas a modo de collage. A cada uno
le pondremos su finalidad cumplida, todo aquello que les
damos, nos lo damos a nosotros mismos, y ahí aparecerá n
todos los secretos convertidos en bendiciones."