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Sara Cristina Florez Mesa
METODO BIOGRAFICO DE MOISÉS
La vida de Moises está registrada en los libros de Éxodo hasta Deuteronomio,
pero fue un personaje tan importante en la historia de Israel y en general en el plan de Redención de Dios, que su nombre se siguió mencionando tanto en el Antiguo como en el Nuevo testamento. La etimología de su nombre popularmente hebrea se asocia al acto de la princesa egipcia de sacar el niño de las aguas, derivándolo del verbo hebreo mashah, que significa sacar de agua, pero es improbable que una princesa egipcia le diera un nombre hebreo, por eso se le atribuyó su origen egipcio, derivado de mo, que significa agua y useh que significa salvar, o sea salvado del agua. El relato bíblico explica que fue la hija del Faraón la que llamo así al niño sacado del agua, dando así un nombre común a su cultura. Después al ser transliterado al hebreo se ajustó fielmente al hecho y circunstancias de la fe monoteísta de Israel: Moisés, el nacido de las aguas, el extraído que sacaría a su pueblo de la esclavitud. Las circunstancias en las que Moisés nació fue en un ambiente de gran peligro, el edicto del Faraón de arrojar a los niños varones hebreos recién nacidos a las aguas del Nilo se puede asemejar a las circunstancias en las que nació Jesucristo, pues Herodes lo buscaba para matarlo, así ambos fueron preservados en su niñez (Mateo 2:14-15). Según Éxodo 2:1 Moisés viene de la tribu de Leví y su padre era Amram y su madre Jocabed. Sus hermanos fueron Aarón y María. Por la provisión de Dios Moisés recibió su primera formación de mano de su propia madre que le enseñó todo sobre el Dios de los israelitas, su origen hebreo y las grandes promesas hechas a su pueblo. Después al ser destetado se lo llevo a la hija de Faraón que lo adopto. No fue un niño común, Hechos 7:22 señala que fue bien educado e instruido en toda la sabiduría de los egipcios, la nación más civilizada de aquella época. Por ser el hijo de la princesa estaba destinado a elevadas funciones en Egipto. Pero su corazón ardía con un llamado especial a favor de los judíos y prefería ser maltratado con sus hermanos que gozar de los deleites del reino, se identificaba completamente con Israel, pero fue rechazado por sus esfuerzos y al hacer juicio con su propia mano debido a los azotes y sufrimientos que Vivian los hebreos, le tocó huir al desierto. Lugar que, aunque no sabía en el momento, lo formaría para lo que vendría en el futuro. Pasados 40 años tuvo el gran llamamiento para liderar la liberación del pueblo de Dios en medio de una zarza ardiendo, le llegó el momento al futuro caudillo (Éxodo 3:1-10), pero él, igual que muchos de nosotros y de la cual yo me identifico, presentó diferentes excusas para aceptar su misión, pero ante cada una de esas limitaciones El Señor dio la respuesta prometiéndole su presencia y ayuda divina, le promete autoridad y cooperación humana. Moisés se excusó por limitaciones personales, (Éxodo 3:11), teme a la incredulidad de la gente, (Éxodo 4:1), presenta falta de elocuencia, (Éxodo 4:10), y al final pide que otro sea enviado, (Éxodo 4:13). Se parece tanto a los muchos pensamientos que he tenido acerca de mi llamado, donde tantas veces he pensado que no es el tiempo, no estoy preparada y al final prefiriendo que sea otro el que este en mi lugar. Moisés se asocia con su hermano Aarón y se enfrentan al Faraón el cual se opone a la liberación tanto así que el trabajo del pueblo es aumentado, esta contienda contra el amo de la maldad que se presenta como el Faraón se puede asemejar a la contienda que tuvo Jesús en el desierto al ser tentado por el diablo (Mateo 4:1). Comienza la gran aflicción de las diez plagas, donde al final Dios muestra todo su poder y el pueblo es liberado y con Moisés a la cabecera, los israelitas salieron de Egipto. En este periodo del éxodo, un gran periodo de disciplina, Dios utiliza a Moisés para cuidar a su pueblo mientras el peregrinaje en el desierto, la cual se parece mucho al tipo de vida cristiana donde Moisés un tipo de Cristo se convierte en el libertador. Empieza con la división del mar rojo por donde Israel pudo pasar en seco (Éxodo 14:21), que se asemeja a lo sucedido en Mateo 8:26 donde Jesús controla el mar. Fueron muchos los sucesos en los que Moisés participa en todo el éxodo de Israel que al mismo tiempo hace un paralelo con Jesús. Alimentaron una multitud (éxodo 16:15; Mateo 14:21-21), Tuvieron rostros resplandecientes (Éxodo 34:35; Mateo 17:2), ayunaron 40 días (Éxodo 34:28; Mateo 4:2). Soportaron murmuraciones (Éxodo 15:24; Marcos 7:2), desacreditados en el hogar, (Numero 12:1; Juan 7:5), fueron intercesores (Éxodo 32:32; Juan 17:9), hablaron como profetas (Deuteronomio 18:18), tuvieron 70 ayudantes, (Números 11:16-17; Lucas 10:1), establecieron recordatorios (Éxodo 12:14, Lucas 22:19). En el monte Sinaí, Dios se manifestó a Moisés de una manera muy personal, el pueblo pudo oír a Dios, pero solo al caudillo se le fue permitido hablar cara a cara con Jehová como amigos. Dios le fue revelando gradualmente a su servidor lo que debía enseñar a su pueblo, y así recibió los diez mandamientos que entrego a Israel. También le fue revelado la forma, las dimensiones, los materiales y los utensilios del tabernáculo. Después de que ya habían pasado años deambulando por el desierto un triste suceso cambio radicalmente la vida de Moisés. La segunda vez que plantaron su campamento en Cades, Moisés desobedeció a Dios (Numero 20). Dejó de depender del Señor. En lugar de actuar en nombre de Dios, intervino en su propio nombre, no le hablo a la roca, sino que la golpeó 2 veces. Esta desobediencia fue de extrema gravedad, por lo que le privó de entrar a la tierra prometida. Pero este castigo tan severo no alteró en nada la fidelidad de Moisés hacia su Señor; reasumió su actitud humilde y siguió conduciendo al pueblo en dirección a Canaán. Su muerte se acercaba, entonces tomo las ultimas disposiciones y pronuncio su último discurso, impuso las manos a su sucesor, Josué hijo de Nun, en las puertas del tabernáculo, enseño un último cántico lleno de sabiduría divina, dio su bendición a las diferentes tribus, ascendió al monte Nebo, desde donde contempló la Tierra Prometida, y murió a la edad de 120 años. Dios mismo lo sepultó en el valle, (Deuteronomio 34:6). El personaje de Moisés es el que más me llama la atención del pentateuco, por varias razones, analizando que el Antiguo testamento es la sombra de lo que habría de venir en el Nuevo, Moisés se asemeja al tipo de Cristo que veremos miles de años después, compartiendo y viviendo en medio de los hombres para ser el libertador de la humanidad. Pero al mismo tiempo, Moisés un hombre común y corriente, lleno de defectos y temores es utilizado por Dios para liberar a su pueblo de la opresión de los egipcios. El progreso continuo que experimento me dejan grandes enseñanzas y de las cuales yo quiero aprender. Fue un gran líder, lleno de autoridad y poder en sus palabras, características de un gran líder, pero al mismo tiempo manso y humilde de corazón. No importaba que tanto lo rechazaran e incomodaran, él se humillada ante el Señor y lo defendía. Ante cualquier situación consultaba a Dios. Es de admirar su paciencia y amor por el pueblo, que intercedió hasta tal punto de renunciar a su propia vida y bienestar por el favor de Dios hacia su pueblo. Como todo ser humano se equivocó, y de lo que se le consideraba más fuerte fue su resbalón. Pero de eso también aprendo que aquel que se sienta firme que mire que no caiga. Fue de mucha edificación estudiar este personaje y me identifiqué mucho con él al principio pues, como me ha sucedido con mi ministerio han sido las excusas en común que me hacen parecer a él. BIOGRAFIA
Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, editorial CLIE, Alfonso Ropero
Berzosa, 2013. Biblia de referencia THOMPSON, Editorial VIDA, Frank Charles Thompson.