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All content following this page was uploaded by José Alberto Gallardo López on 09 April 2018.
Resumen
En esta comunicación se aborda el tema de la igualdad de género en educación. En primer
lugar, se define el término coeducación. En segundo lugar, se presenta la legislación española
vigente que regula la igualdad entre mujeres y hombres en educación. En tercer lugar, se
exponen algunos aspectos fundamentales de la escuela coeducativa. En cuarto lugar, se
describe la importancia de la coeducación para prevenir cualquier tipo de violencia en los
centros educativos, especialmente la de género. Finalmente, se muestran las conclusiones
obtenidas, en las que se destaca el papel de la familia y la escuela en la igualdad y equidad de
género.
Los docentes debemos formar a nuestras alumnas y alumnos para que en un futuro sean
personas que dispongan de un sistema de valores que defienda la igualdad entre mujeres y
hombres. Para ello, es fundamental e imprescindible la colaboración familiar, ya que es en el
ámbito familiar donde las alumnas y alumnos disponen de grandes oportunidades de obtener
experiencias que fomenten la igualdad entre géneros. Además, es necesario concienciar a la
familia de la importancia que tiene la educación en valores para fomentar la igualdad entre los
géneros y la relevancia que tienen las madres y padres como verdaderos modelos educativos.
La escuela coeducativa no solo centra sus objetivos en la igualdad de género, sino también en
la igualdad de las diferencias, promoviendo el respeto y la convivencia. Es una escuela que
promueve la diversidad y la justicia desde el respeto a las diferencias.
2. ¿Qué es la coeducación?
La coeducación es un término que hace referencia a la educación conjunta de alumnos y
alumnas, la cual supone y exige la igualdad de oportunidades entre géneros. El concepto de
coeducación es de mayor amplitud y riqueza que el de enseñanza mixta, ya que este último se
refiere a la práctica consistente en que los alumnos y alumnas compartan un mismo espacio y
reciban los mismos conocimientos. Coeducar es educar a niños y niñas de la misma manera, y
no hacerlo de modo diferentes según su género; es superar el androcentrismo que pone al
hombre en el centro del conocimiento y de la historia invisibilizando el rol de la mujer.
La coeducación se define como una “propuesta pedagógica actual para dar respuesta a la
reivindicación de la igualdad realizada por la teoría feminista, que propone una reformulación
del modelo de transmisión del conocimiento y de las ideas desde una perspectiva de género
en los espacios de socialización destinados a la formación y el aprendizaje” (Instituto de la
Mujer, 2008, p. 5).
Son muchos los logros que se han conseguido en las últimas décadas en la consecución de la
igualdad entre mujeres y hombres, pero a pesar de estos avances, aún se siguen evidenciando
en la realidad social y cultural, hechos y situaciones que denotan cómo todavía no se ha
alcanzado la igualdad real y efectiva entre ambos sexos. Desafortunadamente, en la sociedad
actual perviven aún modelos de conducta y de relaciones entre mujeres y hombres que ponen
de manifiesto los desequilibrios todavía existentes entre ambos y la necesidad de continuar
avanzando para que se produzcan transformaciones estructurales y cambios realmente
significativos en todos los ámbitos.
La desigualdad está presente en las sociedades de las distintas partes del mundo. Sirva como
ejemplo el hecho de que en América Latina y el Caribe hay 5,8 millones de niñas y niños que
están fuera de la escuela primaria y secundaria y que países de bajos ingresos (Afganistán,
Burkina Faso, Etiopía, Malí, Mozambique, Níger y la República Unida de Tanzania) tienen un
porcentaje “desproporcionadamente grande” de niñas y niños, adolescentes y jóvenes no
escolarizados del mundo (Periódico La Jornada, 2017); o que, en España, el 70% de las
personas que no saben leer ni escribir son mujeres (571.600) frente al 30% hombres (271.300)
(Keller, 25 de diciembre de 2017).
La educación constituye, sin duda, un espacio privilegiado para construir una “ciudadanía
basada en la igualdad, en el proyecto de bienestar propio de nuestras sociedades
democráticas, y en su dimensión comunitaria” (López, 2007:261-262).
Es necesario, pues, seguir avanzando hacia una verdadera escuela coeducativa, un modelo de
escuela que respete y valore igualmente las aportaciones y experiencias de ambos géneros e
intervenga activamente para eliminar los obstáculos y barreras que impiden la igualdad de
oportunidades mujeres y hombres.
La LOE proclama entre los principios del Sistema Educativo Español el desarrollo de la igualdad
de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres
(art. 1, apartado l) e incluye entre sus fines el siguiente: conseguir el respeto de los derechos y
libertades fundamentales, la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y
la igualdad de trato y no discriminación de las personas con discapacidad (art. 2.1, apartado b).
Por otra parte, en su artículo 126.2 establece la designación de una persona del Consejo
Escolar que impulse medidas educativas que fomenten la igualdad real y efectiva entre
mujeres y hombres, y en su artículo 127, apartado g, señala como una de las competencias del
Consejo Escolar la de proponer medidas e iniciativas que favorezcan la convivencia, la igualdad
de género y la resolución de conflictos.
Por otra parte, en su artículo 24.1 afirma que “Las Administraciones educativas garantizarán
un igual derecho a la educación de mujeres y hombres a través de la integración activa, en los
objetivos y en las actuaciones educativas, del principio de igualdad de trato, evitando que, por
comportamientos sexistas o por los estereotipos sociales asociados, se produzcan
desigualdades entre mujeres y hombres”, y dice en su artículo 24.2 e) que las Administraciones
educativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, desarrollará, entre otras, la
siguiente actuación: “La cooperación con el resto de las Administraciones educativas para el
desarrollo de proyectos y programas dirigidos a fomentar el conocimiento y la difusión, entre
las personas de la comunidad educativa, de los principios de coeducación y de igualdad
efectiva entre mujeres y hombres”.
En opinión de Díez (2015, p. 68), la LOMCE ignora que las alumnas y alumnos parten de
situaciones de socialización diferentes que incorporan a su experiencia escolar y que influirán
en su decisión profesional y vital y no tiene en cuenta que son necesarias medidas específicas
para avanzar en la igualdad entre géneros.
4. La escuela coeducativa
El sistema cultural de escuela mixta está fundamentado en el principio democrático de
igualdad para todas las personas y defiende la educación conjunta de mujeres y hombres
como un compromiso básico del sistema educativo. “Desde este sistema, la escuela es
percibida como una institución de aspecto neutral toda vez que, aparentemente, no origina
discriminaciones por razón de sexo, siendo atribuidas las desigualdades que se pudieran
observar en los resultados educativos a razones etiológicas de tipo individual” (Fernández,
2003, p. 51).
Este sistema significó en su momento la consecución de la integración física de niños y niñas,
pero, por el contrario, obvió la discriminación histórica que, con anterioridad, se había
producido por razón de género, así como la pervivencia real de dos modelos educativos
claramente diferenciados: el modelo separado, basado en la segregación por sexo; y el modelo
mixto, basado en la coeducación.
El paso de la escuela segregada a la escuela mixta se ejecutó a partir de una idea muy simplista
de la igualdad que no se acompañó de una reflexión sobre las exigencias de una educación
respetuosa con las diferentes cualidades que niñas y niños aportan a la escuela, ni de la
situación de la preparación específica del profesorado. Así pues, la escuela mixta determinó
que las niñas se incorporaran a valores, normas y comportamientos propios de la cultura
dominante –generalización del modelo masculino- sin cuestionar previamente la validez de tal
proceso.
Este modelo puede ser definido según una serie de elementos conformadores que se resumen
en las notas siguientes (Fernández, 2003, p. 51):
La LOE es una ley progresista, que apuesta por una educación pública y de calidad para todas
las alumnas y alumnos; garantiza la flexibilidad en beneficio del alumnado, la atención a la
diversidad, los programas de refuerzo, la diversificación curricular, la compensación de las
desigualdades, la igualdad entre géneros, la autonomía de los centros y la educación para la
ciudadanía democrática, ética y cívica. La defensa del medio ambiente o el rechazo a todo tipo
de violencia, y la resolución pacífica de los conflictos son valores que aparecen a lo largo de
todo el texto de la ley (Arenas, 2006, p. 89).
Según Arenas (2006, p. 90), “Si nos fijamos detenidamente y analizamos la situación de la
coeducación en las escuelas, no ha cambiado tanto, estamos casi donde estábamos […] no
podemos decir que tengamos verdaderas escuelas no sexistas que formen en igualdad y
libertad, respetando las diferencias”.
Rodríguez (2007, pp. 3-4) tras realizar un estudio sobre los procesos de socialización del
género en el segundo ciclo de educación infantil, subraya la importancia de la familia en la
educación de las hijas e hijos y, entre los principales resultados obtenidos de las entrevistas
realizadas para conocer las opiniones de las docentes sobre la influencia que ejerce la familia
en el proceso de configuración de la identidad de género, destaca los siguientes:
Hay que señalar que una propuesta, proyecto o programa educativo debe tener en cuenta los
siguientes aspectos (Instituto de la Mujer, 2008, pp. 17-18):
Los proyectos realizados durante los últimos años en materia de coeducación en diversos
centros e instituciones docentes han puesto de manifiesto que, a pesar de los avances, la
igualdad real entre hombres y mujeres aún no se ha logrado, “y que hoy por hoy en la escuela,
perduran elementos que reproducen y perpetúan el sexismo y las diferencias entre los futuros
hombres y mujeres que formarán nuestra sociedad” (Instituto de la Mujer, 2008, p. 11).
Por ello, es necesario continuar adoptando y poniendo en práctica en los centros medidas
educativas que promuevan la igualdad real y efectiva entre géneros.
Una escuela coeducativa es aquella que: a) no cree en una educación neutral; es decir, si no se
educa en la igualdad de forma consciente, se educa en la desigualdad manera inconsciente; b)
reconoce la existencia de diferentes formas de sexismo que se reproducen en la escuela; c)
tiene como objetivo principal eliminar la desigualdad y la jerarquización basada en el género;
d) atiende a la diversidad; e) diseña nuevos modelos de organización en cuanto a los tiempos,
los espacios y los recursos; f) prepara a los alumnos y alumnas no solo para su futuro
profesional, sino también para el ámbito personal y familiar; g) incorpora la educación
emocional como pilar fundamental para el desarrollo integral de los alumnos y alumnas; h)
aborda los conflictos de forma constructiva y promueve relaciones de convivencia pacíficas
entre todos los miembros de la comunidad educativa.
Los conflictos forman parte de nuestras vidas, de nuestras relaciones y, por satisfactorias que
éstas sean, debemos hacer frente, en algún momento, a situaciones conflictivas, que se no se
abordan empleando los instrumentos que nos ofrece la mediación y la gestión de conflictos,
pueden derivar en violencia. La escuela coeducativa no rechaza o aparca los conflictos, muy al
contrario, los entiende como parte integrante del sistema educativo. Por ello, los resuelve de
forma transformadora, constructiva y positiva.
Una escuela coeducativa para la paz y la no violencia no es aquella que está exenta de
conflictos, sino la que los hace aflorar para poder abordarlos desde el respeto, el diálogo y la
negociación.
La coeducación tiene entre sus principales objetivos la educación para la no violencia, ya sea
física, psicológica, sexual o de cualquier otro tipo. No solo centra sus esfuerzos en prevenir la
violencia de género, sino que también se esfuerza por promover relaciones no violentas entre
iguales independientemente del género. En este sentido, es una escuela que previene el
abuso, el acoso y la agresión a cualquier persona, sin importar su sexo, clase, etnia, raza,
orientación sexual, religión, etc.
6. Conclusiones
La equidad social y la igualdad de género no se consigue sólo con leyes, sino concienciado a la
sociedad sobre la importancia de alcanzar la plena y efectiva igualdad entre mujeres y
hombres, ya que sólo así lograremos una sociedad más justa, igualitaria y equitativa.
A pesar de los avances logrados durante los últimos años en materia de género, hay que
señalar que falta mucho por hacer para conseguir una igualdad real y efectiva entre mujeres y
hombres en los ámbitos escolar, familiar y social.
La educación escolar constituye sin duda un espacio privilegiado para construir un mundo
basado en la igualdad de género que garantice la equidad y la igualdad entre los géneros en
todos los ámbitos de la sociedad.
La educación es un factor decisivo en el cambio cultural que necesitamos para construir una
sociedad más igualitaria, equitativa, justa, tolerante, solidaria y democrática.
La coeducación es fundamental para acabar con las desigualdades entre mujeres y hombres;
eliminar los estereotipos sexistas existentes en la sociedad actual; prevenir todo tipo de
violencia, especialmente la de género; y, terminar con la asignación de roles en función del
género promoviendo la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el ámbito de la
reproducción y de los cuidados (ámbito privado) y el mantenimiento económico de la familia a
través del trabajo asalariado (ámbito público).
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