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EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO EN EDUCACIÓN

Conference Paper · April 2018

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José Alberto Gallardo López


Universidad Pablo de Olavide
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EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO EN EDUCACIÓN
Línea temática 4. Educación y Sociedad: Innovaciones en el Siglo XXI

Resumen
En esta comunicación se aborda el tema de la igualdad de género en educación. En primer
lugar, se define el término coeducación. En segundo lugar, se presenta la legislación española
vigente que regula la igualdad entre mujeres y hombres en educación. En tercer lugar, se
exponen algunos aspectos fundamentales de la escuela coeducativa. En cuarto lugar, se
describe la importancia de la coeducación para prevenir cualquier tipo de violencia en los
centros educativos, especialmente la de género. Finalmente, se muestran las conclusiones
obtenidas, en las que se destaca el papel de la familia y la escuela en la igualdad y equidad de
género.

Palabras clave: legislación educativa española, coeducación, escuela, familia, igualdad y


equidad de género.
1. Introducción
La educación es uno de los instrumentos más importantes para lograr la equidad e igualdad de
género. Sin embargo, la plena equidad e igualdad entre mujeres y hombres no se logrará hasta
que los sistemas educativos democráticos garanticen el acceso a la educación en condiciones
de equidad e igualdad para mujeres y hombres y eliminen todos los estereotipos que
discriminan y fomentan la desigualdad entre géneros, educando así a los niños y niñas para la
igualdad y el respeto entre hombres y mujeres. Esta es la educación que necesitamos para
conseguir que la igualdad entre géneros sea una realidad y no sólo una aspiración de la
sociedad del siglo XXI.

Coeducación no es lo mismo que escuela mixta. La implantación de la escuela mixta “ha


supuesto la incorporación de las alumnas al modelo educativo masculino, considerando como
universal lo que constituye una discriminación, cuando no una negación del modelo femenino”
(Aisenstein y Scharagrodsky, 2006, pp. 298-299).

La coeducación es un proceso educativo basado en la igualdad y la no discriminación por


razones de género que trata de potenciar el desarrollo integral de las alumnas y alumnos
partiendo de la realidad de dos géneros diferentes, y orientada hacia un desarrollo personal y
una construcción social comunes y no enfrentados.

Hacer coeducación implica (Cerviño y Hernández, 2009, p. 27):

- Dar valor y reconocimiento a las necesidades, deseos y aportaciones de las mujeres.


- Dar las mismas oportunidades, derechos y obligaciones a ambos géneros.
- Partir de la libertad que hay y que siempre ha habido para seguir dibujando su estela.
- Ayudar a las alumnas y alumnos a que saquen a la luz su propia singularidad.
- Facilitar que las alumnas y alumnos den un sentido libre y no estereotipado al sexo
que tienen.
- Prestar atención a la complejidad de una realidad en continuo cambio.
- Promover relaciones basadas en el intercambio y el reconocimiento mutuo entre
alumnas, entre alumnos y entre alumnas y alumnos.
- Prestar atención a la propia realidad, como mujer o como hombre, que también está
en continuo cambio.

La coeducación es un enfoque educativo cuya finalidad principal es la educación en igualdad y


para la igualdad entre géneros. Esta forma de concebir la educación pasa por detectar y
corregir las desigualdades entre alumnas y alumnos proponiendo pautas educativas
igualitarias.

Una contribución especialmente relevante para superar las situaciones de discriminación de


género que imperan en la sociedad puede provenir del sistema educativo. Los centros
educativos, en tanto que formadores de actitudes de alumnas y alumnos, ofrecen una
plataforma excelente para la superación de los estereotipos y prejuicios sexistas y de las
prácticas sociales discriminatorias y para la construcción de una sociedad más justa e
igualitaria.

Los docentes debemos formar a nuestras alumnas y alumnos para que en un futuro sean
personas que dispongan de un sistema de valores que defienda la igualdad entre mujeres y
hombres. Para ello, es fundamental e imprescindible la colaboración familiar, ya que es en el
ámbito familiar donde las alumnas y alumnos disponen de grandes oportunidades de obtener
experiencias que fomenten la igualdad entre géneros. Además, es necesario concienciar a la
familia de la importancia que tiene la educación en valores para fomentar la igualdad entre los
géneros y la relevancia que tienen las madres y padres como verdaderos modelos educativos.

La escuela coeducativa es un instrumento fundamental para afianzar las prácticas


democráticas de nuestras sociedades, así como consolidar el discurso de la no violencia, la no
discriminación y la igualdad de género.

La escuela coeducativa no solo centra sus objetivos en la igualdad de género, sino también en
la igualdad de las diferencias, promoviendo el respeto y la convivencia. Es una escuela que
promueve la diversidad y la justicia desde el respeto a las diferencias.

En una escuela coeducativa, la diversidad, la igualdad, el respeto, la inclusión, la convivencia,


no son departamentos estancos que podamos impartir en materias puntuales. La coeducación
no tiene que ver solo con contenidos curriculares, sino que es una actitud para educar y
educarse. No se trata de formar personas perfectas, se trata de educar personas felices.

Hablar de coeducación implica hablar de la superación del fracaso escolar, de la educación


ética y convivencial, de la educación de los géneros, de los sentimientos y afectos, de la
educación intercultural, de la educación del ocio y el tiempo libre, etc. (Iturbe, 2015, p. 36).

2. ¿Qué es la coeducación?
La coeducación es un término que hace referencia a la educación conjunta de alumnos y
alumnas, la cual supone y exige la igualdad de oportunidades entre géneros. El concepto de
coeducación es de mayor amplitud y riqueza que el de enseñanza mixta, ya que este último se
refiere a la práctica consistente en que los alumnos y alumnas compartan un mismo espacio y
reciban los mismos conocimientos. Coeducar es educar a niños y niñas de la misma manera, y
no hacerlo de modo diferentes según su género; es superar el androcentrismo que pone al
hombre en el centro del conocimiento y de la historia invisibilizando el rol de la mujer.

El androcentrismo imperante es la principal barrera para la evolución de los roles de género,


las discriminaciones sexistas, la eliminación de la división sexual del trabajo, la misoginia
generalizada y la violencia patriarcal contra las mujeres (Simón, 2006, p. 158).

La coeducación se define como una “propuesta pedagógica actual para dar respuesta a la
reivindicación de la igualdad realizada por la teoría feminista, que propone una reformulación
del modelo de transmisión del conocimiento y de las ideas desde una perspectiva de género
en los espacios de socialización destinados a la formación y el aprendizaje” (Instituto de la
Mujer, 2008, p. 5).

Es necesario incorporar y visibilizar a las mujeres en las diferentes áreas de conocimiento,


utilizar un lenguaje incluyente y no sexista, eliminar imágenes sexistas que van contra los
valores de la igualdad de género y fomentar valores transversales como la igualdad de género,
la solidaridad, el respeto a la diversidad y promover el respeto y apoyo entre generaciones.

3. Marco normativo referente a la igualdad de género en educación


El principio de igualdad constituye uno de los derechos fundamentales reconocidos en todos
los instrumentos normativos internacionales; la Constitución Española, en su artículo 14,
reconoce el derecho fundamental a la igualdad ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna, entre otras causas, por razón de sexo.
La igualdad entre hombres y mujeres se presenta como un principio básico y un derecho
fundamental dentro del marco legal de las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Constitución
y las Comunidades Autónomas.

Son muchos los logros que se han conseguido en las últimas décadas en la consecución de la
igualdad entre mujeres y hombres, pero a pesar de estos avances, aún se siguen evidenciando
en la realidad social y cultural, hechos y situaciones que denotan cómo todavía no se ha
alcanzado la igualdad real y efectiva entre ambos sexos. Desafortunadamente, en la sociedad
actual perviven aún modelos de conducta y de relaciones entre mujeres y hombres que ponen
de manifiesto los desequilibrios todavía existentes entre ambos y la necesidad de continuar
avanzando para que se produzcan transformaciones estructurales y cambios realmente
significativos en todos los ámbitos.

La desigualdad está presente en las sociedades de las distintas partes del mundo. Sirva como
ejemplo el hecho de que en América Latina y el Caribe hay 5,8 millones de niñas y niños que
están fuera de la escuela primaria y secundaria y que países de bajos ingresos (Afganistán,
Burkina Faso, Etiopía, Malí, Mozambique, Níger y la República Unida de Tanzania) tienen un
porcentaje “desproporcionadamente grande” de niñas y niños, adolescentes y jóvenes no
escolarizados del mundo (Periódico La Jornada, 2017); o que, en España, el 70% de las
personas que no saben leer ni escribir son mujeres (571.600) frente al 30% hombres (271.300)
(Keller, 25 de diciembre de 2017).

La educación constituye, sin duda, un espacio privilegiado para construir una “ciudadanía
basada en la igualdad, en el proyecto de bienestar propio de nuestras sociedades
democráticas, y en su dimensión comunitaria” (López, 2007:261-262).

Actualmente, una de las cuestiones fundamentales que centran el debate sobre la


discriminación de las mujeres es la insuficiencia de la denominada escuela mixta. La
escolarización conjunta de alumnas y alumnos, que en un principio se presentaba como
garante de la igualdad, se ha mostrado insuficiente para eliminar los prejuicios, estereotipos y
desigualdades existentes en nuestra sociedad. Una larga tradición patriarcal pervive a través
del sexismo del lenguaje, el androcentrismo científico, la discriminación en el trato hacia unos
y otras y en la propia organización escolar.

Es necesario, pues, seguir avanzando hacia una verdadera escuela coeducativa, un modelo de
escuela que respete y valore igualmente las aportaciones y experiencias de ambos géneros e
intervenga activamente para eliminar los obstáculos y barreras que impiden la igualdad de
oportunidades mujeres y hombres.

A continuación, citamos la normativa principal vigente en materia coeducativa y de igualdad


de oportunidades en el ámbito estatal.

Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE).

La LOE proclama entre los principios del Sistema Educativo Español el desarrollo de la igualdad
de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres
(art. 1, apartado l) e incluye entre sus fines el siguiente: conseguir el respeto de los derechos y
libertades fundamentales, la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y
la igualdad de trato y no discriminación de las personas con discapacidad (art. 2.1, apartado b).

Por otra parte, en su artículo 126.2 establece la designación de una persona del Consejo
Escolar que impulse medidas educativas que fomenten la igualdad real y efectiva entre
mujeres y hombres, y en su artículo 127, apartado g, señala como una de las competencias del
Consejo Escolar la de proponer medidas e iniciativas que favorezcan la convivencia, la igualdad
de género y la resolución de conflictos.

Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

La Ley Orgánica 3/2007 establece en su artículo 4 que “La igualdad de trato y de


oportunidades entre mujeres y hombres es un principio informador del ordenamiento jurídico
y, como tal, se integrará y observará en la interpretación y aplicación de las normas jurídicas”,
y recoge en su artículo 23 que “El sistema educativo incluirá entre sus fines la educación en el
respeto de los derechos y libertades fundamentales y en la igualdad de derechos y
oportunidades entre mujeres y hombres”.

Por otra parte, en su artículo 24.1 afirma que “Las Administraciones educativas garantizarán
un igual derecho a la educación de mujeres y hombres a través de la integración activa, en los
objetivos y en las actuaciones educativas, del principio de igualdad de trato, evitando que, por
comportamientos sexistas o por los estereotipos sociales asociados, se produzcan
desigualdades entre mujeres y hombres”, y dice en su artículo 24.2 e) que las Administraciones
educativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, desarrollará, entre otras, la
siguiente actuación: “La cooperación con el resto de las Administraciones educativas para el
desarrollo de proyectos y programas dirigidos a fomentar el conocimiento y la difusión, entre
las personas de la comunidad educativa, de los principios de coeducación y de igualdad
efectiva entre mujeres y hombres”.

En el plano de la legislación específica en materia de igualdad, la Ley Orgánica 3/2007 ha


supuesto un paso decisivo hacia la igualdad efectiva en las en las esferas política, civil, laboral,
económica, social y cultural.

Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE).

El artículo treinta y tres (modificación del artículo 40 de la LOE) establece: Fomentar la


igualdad efectiva de oportunidades entre mujeres y hombres, y el artículo cincuenta y cuatro
(modificación del artículo 68 de la LOE) determina que las Administraciones educativas velarán
para que se adopten las medidas necesarias para asegurar la igualdad de oportunidades, no
discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad que se presenten a
las pruebas para obtener el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria.

En opinión de Díez (2015, p. 68), la LOMCE ignora que las alumnas y alumnos parten de
situaciones de socialización diferentes que incorporan a su experiencia escolar y que influirán
en su decisión profesional y vital y no tiene en cuenta que son necesarias medidas específicas
para avanzar en la igualdad entre géneros.

4. La escuela coeducativa
El sistema cultural de escuela mixta está fundamentado en el principio democrático de
igualdad para todas las personas y defiende la educación conjunta de mujeres y hombres
como un compromiso básico del sistema educativo. “Desde este sistema, la escuela es
percibida como una institución de aspecto neutral toda vez que, aparentemente, no origina
discriminaciones por razón de sexo, siendo atribuidas las desigualdades que se pudieran
observar en los resultados educativos a razones etiológicas de tipo individual” (Fernández,
2003, p. 51).
Este sistema significó en su momento la consecución de la integración física de niños y niñas,
pero, por el contrario, obvió la discriminación histórica que, con anterioridad, se había
producido por razón de género, así como la pervivencia real de dos modelos educativos
claramente diferenciados: el modelo separado, basado en la segregación por sexo; y el modelo
mixto, basado en la coeducación.

El paso de la escuela segregada a la escuela mixta se ejecutó a partir de una idea muy simplista
de la igualdad que no se acompañó de una reflexión sobre las exigencias de una educación
respetuosa con las diferentes cualidades que niñas y niños aportan a la escuela, ni de la
situación de la preparación específica del profesorado. Así pues, la escuela mixta determinó
que las niñas se incorporaran a valores, normas y comportamientos propios de la cultura
dominante –generalización del modelo masculino- sin cuestionar previamente la validez de tal
proceso.

Este modelo puede ser definido según una serie de elementos conformadores que se resumen
en las notas siguientes (Fernández, 2003, p. 51):

- Perspectivas androcéntricas como definidoras de un pseudo-currículo escolar.


- Existencia de un currículo oculto marcadamente sexista.
- Uso habitual del lenguaje en función de masculino genérico omnicomprensivo que
funciona como un factor de macroidentificación para el alumnado varón.
- Atribución de privacidad –sobre todo en el ámbito doméstico- como orientación
fundamental de la propuesta educativa femenina.

La LOE es una ley progresista, que apuesta por una educación pública y de calidad para todas
las alumnas y alumnos; garantiza la flexibilidad en beneficio del alumnado, la atención a la
diversidad, los programas de refuerzo, la diversificación curricular, la compensación de las
desigualdades, la igualdad entre géneros, la autonomía de los centros y la educación para la
ciudadanía democrática, ética y cívica. La defensa del medio ambiente o el rechazo a todo tipo
de violencia, y la resolución pacífica de los conflictos son valores que aparecen a lo largo de
todo el texto de la ley (Arenas, 2006, p. 89).

Según Arenas (2006, p. 90), “Si nos fijamos detenidamente y analizamos la situación de la
coeducación en las escuelas, no ha cambiado tanto, estamos casi donde estábamos […] no
podemos decir que tengamos verdaderas escuelas no sexistas que formen en igualdad y
libertad, respetando las diferencias”.

El modelo coeducativo tiende a presentarse en la actualidad como superación del modelo de


segregación y del modelo mixto de enseñanza. Este modelo, “cuyo marco teórico se apoya en
la teoría feminista, presupone que existen diferencias sexuales y sociales fruto del género, y
que la escuela actúa como transmisora de los estereotipos sexistas; las acciones educativas de
este modelo están encaminadas a abolir las desigualdades a través de la identificación y
deconstrucción de dichos estereotipos” (García, 2009, p. 2417).

En opinión de García (2009, p. 2430), la familia “constituye la primera estructura organizada,


que sujeta y sometida al sistema patriarcal dentro del sistema socioeconómico y cultural
actual, juega un papel primordial en la transmisión de valores sexistas en los primeros
momentos del desarrollo de las personas, sentando las bases del entramado básico de la
personalidad. Pero también, y por su cercanía y latencia en la vida de las niñas y de los niños,
puede influir positivamente en la transformación de la realidad desigualitaria”.

Rodríguez (2007, pp. 3-4) tras realizar un estudio sobre los procesos de socialización del
género en el segundo ciclo de educación infantil, subraya la importancia de la familia en la
educación de las hijas e hijos y, entre los principales resultados obtenidos de las entrevistas
realizadas para conocer las opiniones de las docentes sobre la influencia que ejerce la familia
en el proceso de configuración de la identidad de género, destaca los siguientes:

- La familia actúa como agente socializador que favorece la adquisición de


comportamientos distintos y estereotipados en niños y niñas.
- Se aprecian unas actitudes y creencias muy estereotipadas por razón de género, lo que
acaba configurando formas de sensibilidad, actitudes y comportamientos diferentes en
unas y en otros.
- En las edades comprendida entre los 3 y 6 años, la familia aparece como el núcleo
básico configurador de la identidad, determinando el tipo de disposiciones que las
niñas y niños adquieren.
- La acción socializadora familiar se ejerce, con frecuencia, a través de mecanismos
inconscientes. Niñas y niños aprenden por mimetismo a comportarse del modo en que
se conducen sus madres y padres.
- Otro mecanismo de socialización familiar muy influyente es la utilización de
valoraciones negativas por parte de los padres y madres.
- La dificultad que tienen las docentes para contrarrestar hábitos conductuales y
actitudinales muy estereotipados, que han sido adquiridos en el contexto familiar.
- La poderosa influencia del contexto familiar en los procesos de socialización.
- La existencia de prejuicios y estereotipos que dificultan la igualdad de oportunidades
entre los géneros.

El modelo de escuela coeducativa “contempla la escuela como un espacio no neutral en el que


transmiten valores patriarcales asumidos como tradicionales y que contribuye a aumentar las
diferencias entre hombres y mujeres” (Instituto de la Mujer, 2008, p. 13). La escuela
coeducativa tiene como objetivo la eliminación de los estereotipos de género que se
transmiten desde el momento del nacimiento a través de todos los agentes de socialización,
como la familia, la escuela, los medios de comunicación, o grupos de iguales, entre otros.

Hay que señalar que una propuesta, proyecto o programa educativo debe tener en cuenta los
siguientes aspectos (Instituto de la Mujer, 2008, pp. 17-18):

- El marco teórico se sustenta en la perspectiva de género.


- Se parte de la idea de que el entorno es sexista y no neutro.
- Se exige un currículo educativo renovado que incluya educación en valores como:
libertad, igualdad, tolerancia, diálogo, convivencia, solidaridad, y responsabilidad y se
tienen en cuenta otros espacios y agentes de socialización respecto a los que se ha de
actuar más allá de la escuela.
- Su objetivo último se orienta hacia una transformación de las relaciones entre
hombres y mujeres, en un marco equitativo superando la jerarquización de género.
- Se invita y potencia a la transgresión de roles estereotipados por parte de las mujeres
y de los hombres.
- Se educa para la convivencia y la resolución de conflictos de forma pacífica.

Los proyectos realizados durante los últimos años en materia de coeducación en diversos
centros e instituciones docentes han puesto de manifiesto que, a pesar de los avances, la
igualdad real entre hombres y mujeres aún no se ha logrado, “y que hoy por hoy en la escuela,
perduran elementos que reproducen y perpetúan el sexismo y las diferencias entre los futuros
hombres y mujeres que formarán nuestra sociedad” (Instituto de la Mujer, 2008, p. 11).
Por ello, es necesario continuar adoptando y poniendo en práctica en los centros medidas
educativas que promuevan la igualdad real y efectiva entre géneros.

Una escuela coeducativa es aquella que: a) no cree en una educación neutral; es decir, si no se
educa en la igualdad de forma consciente, se educa en la desigualdad manera inconsciente; b)
reconoce la existencia de diferentes formas de sexismo que se reproducen en la escuela; c)
tiene como objetivo principal eliminar la desigualdad y la jerarquización basada en el género;
d) atiende a la diversidad; e) diseña nuevos modelos de organización en cuanto a los tiempos,
los espacios y los recursos; f) prepara a los alumnos y alumnas no solo para su futuro
profesional, sino también para el ámbito personal y familiar; g) incorpora la educación
emocional como pilar fundamental para el desarrollo integral de los alumnos y alumnas; h)
aborda los conflictos de forma constructiva y promueve relaciones de convivencia pacíficas
entre todos los miembros de la comunidad educativa.

5. Coeducación y educación para la paz y no violencia


El denominador común de la escuela coeducativa es el respeto, pues en ella se promueve la
resolución de conflictos desde la no violencia.

Los conflictos forman parte de nuestras vidas, de nuestras relaciones y, por satisfactorias que
éstas sean, debemos hacer frente, en algún momento, a situaciones conflictivas, que se no se
abordan empleando los instrumentos que nos ofrece la mediación y la gestión de conflictos,
pueden derivar en violencia. La escuela coeducativa no rechaza o aparca los conflictos, muy al
contrario, los entiende como parte integrante del sistema educativo. Por ello, los resuelve de
forma transformadora, constructiva y positiva.

Una escuela coeducativa para la paz y la no violencia no es aquella que está exenta de
conflictos, sino la que los hace aflorar para poder abordarlos desde el respeto, el diálogo y la
negociación.

La coeducación tiene entre sus principales objetivos la educación para la no violencia, ya sea
física, psicológica, sexual o de cualquier otro tipo. No solo centra sus esfuerzos en prevenir la
violencia de género, sino que también se esfuerza por promover relaciones no violentas entre
iguales independientemente del género. En este sentido, es una escuela que previene el
abuso, el acoso y la agresión a cualquier persona, sin importar su sexo, clase, etnia, raza,
orientación sexual, religión, etc.

Al abordar la relación entre educación y paz para afrontar la mediatización autoritaria y


conformista de la educación tradicional, creando una cultura para la paz se consigue, entre
otras cosas: a) prevenir la violencia y lograr la resolución pacífica de conflictos mediante el
autoconocimiento; b) mejorar la convivencia en el contexto y la resolución consciente de las
alteraciones personales y su influencia en los colectivos, transformando las sociedades; y c)
educar para la paz y no violencia, los Derechos Humanos, la democracia y la tolerancia (Lira y
Vela, 2014, pp. 125-126).

6. Conclusiones
La equidad social y la igualdad de género no se consigue sólo con leyes, sino concienciado a la
sociedad sobre la importancia de alcanzar la plena y efectiva igualdad entre mujeres y
hombres, ya que sólo así lograremos una sociedad más justa, igualitaria y equitativa.
A pesar de los avances logrados durante los últimos años en materia de género, hay que
señalar que falta mucho por hacer para conseguir una igualdad real y efectiva entre mujeres y
hombres en los ámbitos escolar, familiar y social.

La educación escolar constituye sin duda un espacio privilegiado para construir un mundo
basado en la igualdad de género que garantice la equidad y la igualdad entre los géneros en
todos los ámbitos de la sociedad.

La educación es un factor decisivo en el cambio cultural que necesitamos para construir una
sociedad más igualitaria, equitativa, justa, tolerante, solidaria y democrática.

La coeducación es fundamental para acabar con las desigualdades entre mujeres y hombres;
eliminar los estereotipos sexistas existentes en la sociedad actual; prevenir todo tipo de
violencia, especialmente la de género; y, terminar con la asignación de roles en función del
género promoviendo la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el ámbito de la
reproducción y de los cuidados (ámbito privado) y el mantenimiento económico de la familia a
través del trabajo asalariado (ámbito público).

La familia juega un papel primordial en la transmisión de valores y estereotipos, la


sensibilización y formación de madres y padres en este proceso es fundamental para conseguir
avances significativos en materia de igualdad de género.

El rol del docente en el ámbito de la coeducación es fundamental para romper estereotipos de


género y favorecer la igualdad entre mujeres y hombres.

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