Lectura y Escritura - Primaria - Fase 3
Lectura y Escritura - Primaria - Fase 3
Lectura y Escritura - Primaria - Fase 3
La enseñanza y el aprendizaje
de la lectura y la escritura
Primaria. Fase 3
Leticia Ramírez Amaya
Secretaria de Educación Pública
Marzo de 2024
Bibliografía sugerida 38
Referencias 40
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Presentación
Con la intención de enriquecer el abordaje de la nueva propuesta curricular y
de atender las inquietudes y requerimientos expresados por diversos
colegiados docentes del país, se ha considerado conveniente elaborar apoyos
didácticos sobre aspectos nodales de las diferentes fases de la educación
básica. Por ejemplo, en relación con la fase 3, los maestros han manifestado de
manera recurrente la necesidad de contar con materiales específicos que les
permitan fortalecer el trabajo relativo a la enseñanza y el aprendizaje de la
lectura y la escritura (proceso de adquisición de la lectura y la escritura), razón
por la cual, el presente cuaderno busca promover el trabajo reflexivo sobre este
asunto tan relevante en el trayecto educativo de los estudiantes y, en general,
en sus vidas.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
En resumen, con esta propuesta se pretende que los docentes accedan a temas
teórico-prácticos fundamentales para la enseñanza y el aprendizaje de la
lengua escrita en el marco de las prácticas sociales del lenguaje.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y
bajan… Me prosterno ante ellas... las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las
derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan,
se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de
colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas
palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al
vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al
plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como
algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo,
me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi
poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio,
regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una
palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una
frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso,
plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de
tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas…
Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué buen idioma el mío,
qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a
zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando
patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito
voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones,
. .
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por
donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las
botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras
luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo…
Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos
dejaron todo… Nos dejaron las palabras.
Fuente: Neruda, Pablo. “La palabra”, en Confieso que he vivido. Buenos Aires: Losada,
1974.
Para abrir boca se incluyó un fragmento del texto “La palabra”, del escritor
chileno Pablo Neruda, en el cual se sugiere lo que el lenguaje representa para el
autor. En ese sentido, reflexione por un momento en torno al significado de la
frase “Todo está en la palabra”. Después, registre en el espacio siguiente qué
entiende usted por los conceptos palabra y lenguaje.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Por tal motivo, resulta de suma trascendencia que los niños aprendan a usar el
lenguaje de manera eficaz, responsable, creativa y lúdica. Para lograrlo, durante
la escolaridad primaria cobra relevancia la Fase 3 (los dos primeros grados),
porque es fundacional y necesaria para que los estudiantes se inicien en el
aprendizaje formal de la lectura y la escritura, y avancen hacia un dominio
gradual cada vez más consolidado. Esta situación ha confundido por años a
varios actores educativos que consideran que sólo se les da importancia a dos
de las cuatro habilidades de la lengua: escribir y leer, haciendo de lado el habla
y la escucha. Pero esto no es así, ya que se trata de procesos distintos, que
dependen de situaciones y tiempos bien diferenciados, pues a hablar se
aprende de forma muy natural, no planificada, en el seno familiar. Desde el
ámbito de la escuela también se tienen diversos acercamientos guiados,
pensados exprofeso, sobre todo durante la Fase 2 (preescolar).
Cuando los niños crecen en contextos familiares en los que hay variadas y
constantes oportunidades para leer y escribir se facilita el aprendizaje del
lenguaje escrito, pues se van formando ideas sobre el funcionamiento del
sistema de escritura desde temprana edad. Sin embargo, como ya se dijo, en
nuestro país no todos los pequeños cuentan con estos ambientes
alfabetizadores.
Por otro lado, en la escuela se ha pensado tradicionalmente que para que los
alumnos aprendan a escribir y leer basta con que el maestro les enseñe cómo
se llaman las letras (el alfabeto) y la manera en que se combinan para formar
.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
palabras y, con éstas, oraciones aisladas, sin sentido ni significado para ellos.
Describa en el siguiente espacio qué tipo de actividades lleva usted a cabo con
sus alumnos para que aprendan a leer y escribir.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Conocer las etapas por las que pasan los alumnos durante el proceso de
apropiación del sistema de escritura representa un valioso apoyo para los
docentes de primero y segundo grados (e incluso de otros, ya que, en ciertas
circunstancias, dicho proceso puede tomar aún más tiempo), pues
proporcionan referentes útiles al tener que tomar decisiones pertinentes sobre
las formas en que intervendrán para favorecer el aprendizaje de los niños. Es
imprescindible enfatizar el hecho de que dichas etapas NO son un esquema de
clasificación y, por tanto, NO deben usarse así, pues sólo constituyen un
referente de cómo aprenden el lenguaje escrito. También es relevante resaltar
que dichas etapas no tienen una relación directa con la edad de los niños, ya
que el tránsito por las mismas depende del contacto que tengan con textos y
de la manera en que interactúen con ellos, que por principio debe tener sentido
y resultar significativa para ellos, no sólo para los adultos (incluyendo al
maestro).
Con lo que usted sabe y la información que recabe y organice, elabore un texto:
artículo, nota informativa o propuesta didáctica —el que crea más pertinente—
para que, en la medida de sus posibilidades y tiempo, lo comparta y discuta
con sus compañeros de grado.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Se estima que esta forma de plasmar la expresión oral, que podríamos considerar como
otra realización de las facultades de comunicación del hombre, ha acompañado a la
humanidad durante cinco o seis milenios, en diferentes culturas y con sus respectivas
variantes. Evidentemente, esto no ha sido fortuito. Los servicios que la escritura ha
brindado al hombre son innumerables. […] El valor que para la historia de la humanidad
y para nuestras vidas cotidianas tiene y ha tenido la escritura es incuestionable.
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Recuerdo con claridad el día en que examiné a un niño de nueve años que presentaba
problemas de tipo emocional y a quien la maestra reportaba como “muy inteligente y
dedicado”. Como un alumno de cuya capacidad intelectual no podía dudarse, dadas
sus excelentes calificaciones: sabía leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y hasta dividir.
El niño era perfeccionista, todo lo hacía bien y estaba orgulloso de demostrármelo. Se
me ocurrió simplemente pedirle que escribiera algo interesante. Le di lápiz y papel y el
niño se preparó. Al ver que no hacía nada le pregunté qué le pasaba, a lo cual respondió
en forma explícita: “¡Estoy esperando que me dictes!”. Le expliqué de nuevo que no se
trataba de un dictado, sino de algo espontáneo que él quisiera relatar. Se mostró muy
extrañado y no quiso escribir nada.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
[…]
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Leer no es simplemente trasladar el material escrito a la lengua oral; eso sería sólo una
técnica de decodificación. Leer significa interactuar con un texto, comprenderlo y
utilizarlo con fines específicos. Escribir, por ende, no es trazar letras, sino organizar el
contenido del pensamiento para que otros comprendan nuestros mensajes. Leer y
escribir son dos actos diferentes que conforman las dos caras de una misma moneda.
Leemos lo que ha sido escrito por otros o aquello que nosotros mismos hemos escrito.
Escribimos lo que queremos que otros lean o aquello que nosotros mismos queremos
leer posteriormente.
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Esto nos lleva a un planteamiento: aprender a leer en forma comprensiva lleva más
tiempo que aprender a descifrar. Es cierto, iremos más lentamente si no consideramos
como primer objetivo del aprendizaje de la lengua la rapidez en la lectura, pero a
cambio tendremos la seguridad de que el niño está aprendiendo a leer
comprensivamente.
En muchas ocasiones se considera que primero debe lograrse que los niños lean de
corrido, porque la comprensión vendrá después. Sin embargo, cuando se comienza a
leer mecánicamente es muy difícil cambiar después la forma de lectura. Es
importante explicarles a los padres de familia el modelo de aprendizaje que ahora
se está practicando para que participen y apoyen a los niños en la medida en que
les sea posible.
Fuente: Diario Oficial de la Federación, “Acuerdo número 304 por el que se actualiza el
diverso número 181, mediante el cual se establecen el Plan y los Programas de Estudio
para la Educación Primaria”. México: 16 de noviembre de 2001. P. 2.
Analice las definiciones que acaba de leer y contrástelas con las opiniones que
ha anotado a lo largo de este capítulo, sobre todo las primeras, aquellas
mediante las cuales respondió la pregunta: “¿qué entiendo por leer y qué por
escribir?”.
Vincule sus ideas con su propia vida y práctica docente cotidiana, y responda en
el siguiente recuadro las preguntas: ¿cuáles son los principales retos que
enfrentaría usted para mejorar sus prácticas lectoras y escritoras? ¿Cuáles son
los desafíos más importantes para favorecer el proceso de adquisición de la
lectura y la escritura de los estudiantes?
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¿Cuál es el desafío?
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El desafío es —por otra parte— orientar las acciones hacia la formación de escritores, de
personas que sepan comunicarse por escrito con los demás y consigo mismos, en vez
de continuar “fabricando” sujetos cuasiágrafos, para quienes la escritura es
suficientemente ajena como para recurrir a ella sólo en última instancia y después de
haber agotado todos los medios para evadir tal obligación.
El desafío es lograr que los alumnos lleguen a ser productores de lengua escrita
conscientes de la pertinencia e importancia de emitir cierto tipo de mensaje en el
marco de determinado tipo de situación social, en vez de entretenerse únicamente
como “copistas” que reproducen —sin un propósito propio— lo escrito por otros o
como receptores de dictados cuya finalidad —también ajena— se reduce a la
evaluación por parte del docente. El desafío es lograr que los niños manejen con
eficacia los diferentes escritos que circulan en la sociedad y cuya utilización es
necesaria o enriquecedora para la vida (personal, laboral, académica), en vez de
hacerse expertos en ese género exclusivamente escolar que se denomina
“composición” o “redacción”.
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¿Qué opina sobre los desafíos expresados por Delia Lerner para transformar la
enseñanza de la lectura y la escritura? ¿Los comparte? ¿Por qué? ¿Agregaría
alguno(s)?
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Si bien los niños, antes de comenzar su educación formal, han tenido diversos
acercamientos a la escritura y la lectura a partir de su entorno social —a través
de carteles, anuncios publicitarios, letreros, etiquetas en productos comerciales,
folletos, periódicos, revistas, libros, volantes, etcétera, que observan e intentan
leer haciendo inferencias de lo que podrían estar diciendo—, es hasta que
ingresan a la escuela que pueden hacer un uso más reflexivo del lenguaje, con
propósitos y destinatarios diferentes a los que encuentran en su contexto
familiar, lo que va favoreciendo la comprensión y análisis acerca de lo que
expresan —de manera oral y escrita—, cómo lo hacen y para qué.
No hay que olvidar que en la medida en que los niños tengan la posibilidad de
contrastar su “escritura” con la de otros irán identificando la composición
alfabética de las palabras y reelaborando sus ideas sobre el funcionamiento del
sistema de escritura, lo cual los irá acercando a la convencionalidad de dicho
lenguaje. De este modo, estar en contacto con el lenguaje escrito propicia que
gradualmente conformen y aumenten su repertorio gráfico y que, por ejemplo,
transiten de escribir con pseudoletras a hacerlo con letras convencionales.
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[…] se sabe que leer no es decodificar o extraer información del texto, ya que implica
“un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual
elprimero intenta satisfacer [obtener una información pertinente para] los objetivos
que guían su lectura” (Isabel Solé, 1993). El lector se implica en un proceso de
predicción e inferencia apoyado en la información que aporta el texto y en el
propio conocimiento. Es un proceso que le permite poner en juego estrategias para
cotejar la interpretación que ha hecho, ya sea por encontrar evidencias en el texto
que lo llevan a confirmar o rechazar sus predicciones e inferencias, ya por
confrontarla con la interpretación que otros han podido generar.
Se sabe que escribir no es una mera transcripción del lenguaje oral, se trata de
producir un texto en el marco de una situación comunicativa para la cual el
escritor ha de tomar decisiones diversas. La primera de ellas es la de procurar
cumplir los objetivos que se ha planteado —pedir información, recordar, hacer
reparar a otro en un hecho, etcétera— a través de la escritura. A partir de ahí, una serie
de aspectos intervendrán como orientadores de las decisiones que tome: los
destinatarios; las características del género que se ha considerado más pertinente
para esa situación; el texto escrito, a medida que se avanza en la escritura las
condiciones de posibilidad se precisan y van delimitando las alternativas. Así, la
escritura se constituye en un proceso complejo en el que es necesario trazar un
plan que guíe las primeras decisiones —por dónde voy a comenzar, qué puedo
relacionar para demostrar…—, poner en texto las ideas generadas y revisar lo escrito
hasta el momento para evaluarlo, hacer las correcciones necesarias y continuar hasta
considerar que el texto responde a los objetivos planteados.
Después de leer el texto anterior y a partir de las tres preguntas que aparecen a
continuación, anote sus reflexiones en el siguiente recuadro.
Como lector y escritor, ¿transito por los procesos y llevo a cabo las acciones que
menciona Galaburri para leer y escribir? ¿Cómo?
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Como docente, ¿guío, oriento y promuevo que los niños transiten los procesos y
efectúen las acciones que la autora describe para leer y escribir? Explique su
respuesta.
La observación que los niños realizan de las personas que influyen de manera
determinante en su vida y de lo que hacen, les sirve de pauta y guía para su
actuar presente y futuro; de ahí la gran responsabilidad que adquiere el
docente como modelo de comportamiento, ya que los alumnos pueden
asumirlo como propio.
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ya que esto le ayudará a mejorar —para sí y para sus alumnos— su relación con
el lenguaje escrito y a ser un modelo de usuario más apropiado.
Permita que conozcan lo que usted lee —ya sea en formato físico o electrónico
—, deje que palpen los portadores y exploren los textos, propicie que hagan
comentarios sobre su estructura, tema e ilustraciones (si las tienen). Hábleles
sobre sus propias prácticas de lectura y escritura, las estrategias que usted
utiliza al abordar diferentes tipos de texto (sin dejar de lado las dificultades y
dudas que enfrenta), preguntas que se formula e intenta responder mediante
la lectura; asimismo, lea para ellos fragmentos en voz alta y propicie el
intercambio de opiniones al respecto. Sugiérales lecturas que le hayan parecido
interesantes y/o agradables y por qué las cree recomendables o relevantes.
También sería muy constructivo que los alumnos fueran testigos de charlas
entre maestros —como prototipos de lectores expertos— acerca de las lecturas
que realicen y las opiniones que los textos les merecen.
Ambientes letrados
Un espacio o ambiente letrado es algo más que un espacio de lectura con sus
libros y otros materiales y accesorios, por más que esto último sea importante.
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(1) Martos Núñez, Eloy. “Espacios letrados”, en Diccionario de nuevas formas de lectura y escritura.
España: Red Internacional de Universidades Lectoras/Santillana, 2013. P. 234.
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[…]
Por tanto, crear el ambiente adecuado es una de las máximas dentro de este enfoque
social de la lectura y ha de venir acompañado de unos participantes que sean capaces
de interactuar y compartir experiencias.
[…]
[…]
[…]
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El periódico mural que suele estar en todas las escuelas constituye otro
elemento importante del entorno de la escritura y la lectura: ¿para qué
sirve?, ¿qué información aparece?, ¿qué relevancia tiene lo que ahí se
registra?, ¿cuáles son sus principales características?, ¿cuáles son sus
secciones?, etcétera.
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A manera de conclusión
Por favor, si le es posible intercambie sus notas y reflexiones con sus colegas.
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Una experiencia de gran valía para que los niños descubran el funcionamiento
de las letras y, progresivamente, puedan leer y escribir diferentes palabras es la
escritura del propio nombre.
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Otros beneficios del trabajo con el nombre propio son: fortalece la identidad —
tema que abre la posibilidad de vincular el trabajo con otros campos formativos
—; permite identificar que se requiere un conjunto de letras y que éstas siguen
un orden particular para escribir un nombre específico; ayuda a comprender
que el comienzo de la escritura del nombre tiene correspondencia con su
pronunciación. Pero la lectura y escritura de nombres da pie a explorar otros
aspectos identitarios y hasta gramaticales: Alejandro se llama igual que su
padre, ¿qué puede diferenciarlos? Tal vez los apellidos completos, porque el
primero es seguramente igual en ambos casos. Pero también hay rasgos de
identidad que los distinguen: uno es el hijo, niño, estudiante…, mientras que el
otro es el papá, adulto, médico… El niño puede registrar estas diferencias:
nombre completo con apellidos en ambos casos, escribir junto al nombre otras
características, como hijo o padre, niño o adulto, etcétera, según sea el caso. ¿Y
si la abuela se llama Alejandra? Esto puede ayudar a que los niños distingan
que hay nombres muy parecidos, pero que la letra final es diferente; en muchos
casos la terminación “a” alude al género femenino y la “o” al masculino, y ser
mujer u hombre también es un rasgo de identidad.
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Se debe tener presente que cuando los niños empiezan a hacer cortes al
señalar lo que escribieron mientras lo leen en voz alta, están comenzando a
relacionar las secuencias de letras con los sonidos de lo oral; eventualmente, lo
.harán de manera silábica (una letra por cada sílaba de lo oral, generalmente las
vocales). Esto los lleva a plantearse problemas: al leer palabras conocidas les
sobran letras; les parece inaceptable, por ejemplo, que una palabra de una
sílaba esté compuesta por una sola letra, o que sea idéntica la escritura de
palabras que tienen la misma secuencia de vocales. Esto posibilitará que se
vayan aproximando a la escritura alfabética.
Para que los niños se apropien del lenguaje escrito es necesario promover
exploraciones activas para que comprendan las características y funciones
del sistema de escritura —letras, ortografía, puntuación, sintaxis, distribución
del espacio gráfico—, las prácticas que lo constituyen y las particularidades
de cada tipo de texto. Vale la pena resaltar que el lenguaje escrito no es una
.
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De ser factible, comparta sus respuestas con otros profesores y dialogue sobre
ellas.
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Conversar en familia
Comentar con los hijos que aprender a dialogar con las personas ayuda a
establecer relaciones cordiales y a resolver conflictos de distinta índole, pues
mediante esta acción es posible, entre otras cosas, dirimir diferencias y
problemas, y llegar a acuerdos o negociar. Conversar en familia, además de
mejorar y fortalecer los vínculos afectivos entre sus miembros, así como de
posibilitar que se comuniquen eficazmente, les permitirá desarrollar esta
habilidad para usarla en cualquier contexto y circunstancia. Hablar y escuchar
con atención y respeto a los otros, sin interrupciones ni encimando las palabras,
es una condición fundamental para lograrlo con éxito. En este sentido, la familia
se convierte en un modelo a seguir para los niños.
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Leer y comentar
Compartir con los niños el contenido de una lectura es mucho más importante
que el acto mismo de leer con velocidad, de corrido y sin errores. Es
fundamental que lean siempre con un propósito claro; por ejemplo, informarse,
resolver dudas, conocer los pasos que deben seguirse para lograr un objetivo
específico, divertirse, tomar decisiones informadas y descubrir otras formas de
vida, costumbres y tradiciones de distintas culturas y épocas. Explorar un libro
antes de iniciar su lectura, especular sobre lo que cree que tratará y confirmar o
corregir dicha especulación, así como hacer un resumen —a partir de lo que los
niños entienden y les llama la atención, y no de la reproducción mecánica de
fragmentos sin sentido para ellos— o dar una opinión personal de lo leído son
acciones que favorecerán la comprensión y, por lo tanto, propiciarán que la
lectura se vaya convirtiendo en una actividad interesante y provechosa tanto
para los niños como para los otros miembros de la familia. Al leerles o cuando
ellos leen, es recomendable preguntarles de qué trató el texto, cuántos o
quiénes eran los personajes, si se identifican con alguno o cuál les resulta
desagradable; si les gustó o no lo que se dice en el mismo y por qué; qué
aprendieron o para qué les puede servir la información que conocieron; si lo
recomendarían a otros para leerlo y por qué.
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del maestro; que redacten una carta o correo electrónico para un pariente
lejano en el cual platiquen cómo han estado y qué han hecho; que envíen un
mensaje de texto si disponen de teléfono celular, entre otros.
Antes de terminar este capítulo, reflexione sobre las siguientes preguntas: ¿ha
propuesto a los padres de familia o tutores la realización de alguna de las
actividades acabadas de mencionar? ¿Cómo ha sido su experiencia? ¿De qué
maneras podría adaptarlas en función del contexto de los estudiantes y sus
padres? ¿De qué otras formas ha logrado —o intentado— involucrar a los
familiares de los alumnos y cómo han sido sus respuestas? ¿Qué podría hacer
para implicar con mayor sentido y compromiso a las familias de los niños a fin
de favorecer el aprendizaje de la lectura y la escritura?
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Para concluir, le damos las gracias por el esfuerzo realizado. Ojalá que el trabajo
efectuado le haya permitido identificar sus fortalezas y oportunidades para
mejorar su labor docente. Convertir las inquietudes, dudas y errores en
aprendizajes constituye una posibilidad de crecimiento para cualquier persona.
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Bibliografía sugerida
Cassany, Daniel. Afilar el lapicero. Guía de redacción para profesionales.
Barcelona: Anagrama, 2007.
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Patte, Geneviève. ¿Qué los hace leer así? Los niños, la lectura y las
bibliotecas. México: SEP/FCE, 2012.
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Referencias
Cassany, Daniel. Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura.
Barcelona: Paidós, 2009.
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