Lectura y Escritura - Primaria - Fase 3

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Cuadernos de apoyo curricular para la práctica docente

La enseñanza y el aprendizaje
de la lectura y la escritura

Primaria. Fase 3
Leticia Ramírez Amaya
Secretaria de Educación Pública

Martha Velda Hernández Moreno


Subsecretaria de Educación Básica

Xóchitl Leticia Moreno Fernández


Directora General de Desarrollo Curricular

Material elaborado por la Dirección de Desarrollo Curricular


para la Educación Primaria

Marzo de 2024

Con la finalidad de facilitar la lectura de este material


dirigido a docentes y directivos de educación primaria, se
emplearán los términos: niño(s), estudiante(s), maestro(s),
docente(s), entre otros, aludiendo a ambos géneros. No
obstante, dicho criterio no demerita los compromisos que
la Secretaría de Educación Pública (SEP) asume en las
acciones encaminadas a consolidar la equidad de género.
Índice
Presentación 1

1. ¿Qué sé sobre la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la 3


escritura?

2. ¿Qué entiendo por leer y qué por escribir? 9

3. ¿Cómo favorecer el proceso de aprendizaje de la lectura y la 18


escritura?

4. ¿Qué tipo de actividades fortalece el aprendizaje de la lectura 29


y la escritura?

Bibliografía sugerida 38

Referencias 40
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Presentación
Con la intención de enriquecer el abordaje de la nueva propuesta curricular y
de atender las inquietudes y requerimientos expresados por diversos
colegiados docentes del país, se ha considerado conveniente elaborar apoyos
didácticos sobre aspectos nodales de las diferentes fases de la educación
básica. Por ejemplo, en relación con la fase 3, los maestros han manifestado de
manera recurrente la necesidad de contar con materiales específicos que les
permitan fortalecer el trabajo relativo a la enseñanza y el aprendizaje de la
lectura y la escritura (proceso de adquisición de la lectura y la escritura), razón
por la cual, el presente cuaderno busca promover el trabajo reflexivo sobre este
asunto tan relevante en el trayecto educativo de los estudiantes y, en general,
en sus vidas.

No está por demás enfatizar que el aprendizaje de la lectura y la escritura es de


gran importancia individual y social, pues brinda herramientas esenciales para
la construcción de conocimientos, la formación ciudadana, el ejercicio de los
derechos fundamentales y el acceso a la diversidad de aprendizajes escolares y
extraescolares, sin dejar de lado que también son indispensables para la
búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida desde las
perspectivas sociocultural y económica.

Este material ha sido elaborado con el propósito de ofrecer a los maestros un


recurso que abone al fortalecimiento de la tarea docente y que incentive la
reflexión, discusión y puesta en práctica de estrategias didácticas en el marco
de otras acciones de formación continua, tanto de autoformación académica
como de trabajo colegiado.

Con la serie de cuadernos que ahora se publica, se pretende incrementar el


acervo de recursos didácticos para que los docentes lo incorporen a su práctica
profesional, con la valiosa mediación de las reflexiones personales que realizan
cotidianamente, así como el intercambio de inquietudes, ideas, experiencias,
materiales y sugerencias que llevan a cabo con sus colegas dentro y fuera de la
escuela, práctica que constituye uno de los componentes fundamentales del
modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana.

1 1
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

El trabajo con el cuaderno pretende estimular a los docentes para que


continúen reflexionando, investigando, dialogando, discutiendo, compartiendo
sus aprendizajes y, a final de cuentas, asumiendo su responsabilidad para la
autoformación, que es un proceso de mejoramiento profesional y de
renovación de la práctica educativa cotidiana que los maestros han llevado a
cabo desde hace décadas, con el objetivo de disponer de los recursos
pedagógicos que les posibilite salir airosos del diario acontecer en el aula y
aprovechar también las situaciones no planeadas, espontáneas, para promover,
propiciar o potenciar el aprendizaje de los niños. Ello implica el desarrollo de
habilidades didácticas finas útiles para la toma de decisiones sobre qué hacer,
cómo y con qué, en función de las características y necesidades de sus
estudiantes y de las demandas curriculares, con la exigencia de que los
alumnos realmente tengan un papel protagónico en los procesos de enseñanza
y aprendizaje, que participen de manera activa en la construcción de sus
saberes y conocimientos a través del ejercicio y consolidación de sus ideas y
acciones libres, y que enfrenten situaciones desafiantes y problemáticas en las
que involucren conocimientos y experiencias que los ayuden a encontrar
soluciones o alternativas que desconocían.

En resumen, con esta propuesta se pretende que los docentes accedan a temas
teórico-prácticos fundamentales para la enseñanza y el aprendizaje de la
lengua escrita en el marco de las prácticas sociales del lenguaje.

A lo largo del cuaderno se distinguen dos iconos:

Propone la lectura de textos que enriquecen cada apartado.

Propone la construcción de actividades didácticas que integren


algunos elementos de las diferentes secciones del apartado.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

1. ¿Qué sé sobre la enseñanza


y el aprendizaje de la lectura
y la escritura?
En este capítulo, se proponen actividades individuales que llevan a reflexionar
sobre la propia práctica docente al confrontar sus experiencias personales y
saberes acumulados durante los años de servicio con las ideas y conocimientos
que respecto al aprendizaje de la lectura y la escritura se van planteando. Se
recomienda compartir, de acuerdo con sus posibilidades, los aprendizajes
generados con colegas del propio centro de trabajo.

Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y
bajan… Me prosterno ante ellas... las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las
derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan,
se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de
colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas
palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al
vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al
plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como
algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo,
me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi
poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio,
regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una
palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una
frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso,
plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de
tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas…
Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué buen idioma el mío,
qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a
zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando
patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito
voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones,
. .

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por
donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las
botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras
luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo…
Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos
dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

Fuente: Neruda, Pablo. “La palabra”, en Confieso que he vivido. Buenos Aires: Losada,
1974.

Para abrir boca se incluyó un fragmento del texto “La palabra”, del escritor
chileno Pablo Neruda, en el cual se sugiere lo que el lenguaje representa para el
autor. En ese sentido, reflexione por un momento en torno al significado de la
frase “Todo está en la palabra”. Después, registre en el espacio siguiente qué
entiende usted por los conceptos palabra y lenguaje.

El lenguaje tiene un papel fundamental en nuestra vida, sin él la vida no sería


como la conocemos, ni podríamos comunicarnos, relacionarnos, aprender… ni
siquiera pensar como lo hacemos hoy en día.

En la escuela, el lenguaje tiene un doble valor: por una parte, es objeto de


.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

estudio y de conocimiento, y, por otra, es instrumento fundamental para el


desarrollo del pensamiento, el aprendizaje y la construcción de conocimientos
inherentes a los distintos campos formativos, así como a las disciplinas que los
conforman. Con su inserción en el currículum se busca que los alumnos lo
empleen, entre otras cosas, para interpretar, comprender y transformar el
mundo.

Por tal motivo, resulta de suma trascendencia que los niños aprendan a usar el
lenguaje de manera eficaz, responsable, creativa y lúdica. Para lograrlo, durante
la escolaridad primaria cobra relevancia la Fase 3 (los dos primeros grados),
porque es fundacional y necesaria para que los estudiantes se inicien en el
aprendizaje formal de la lectura y la escritura, y avancen hacia un dominio
gradual cada vez más consolidado. Esta situación ha confundido por años a
varios actores educativos que consideran que sólo se les da importancia a dos
de las cuatro habilidades de la lengua: escribir y leer, haciendo de lado el habla
y la escucha. Pero esto no es así, ya que se trata de procesos distintos, que
dependen de situaciones y tiempos bien diferenciados, pues a hablar se
aprende de forma muy natural, no planificada, en el seno familiar. Desde el
ámbito de la escuela también se tienen diversos acercamientos guiados,
pensados exprofeso, sobre todo durante la Fase 2 (preescolar).

En el caso de la escritura y la lectura se requiere de ciertas condiciones que


lleven a los niños a interactuar con la lengua escrita, lo cual resulta
indispensable y representa un gran desafío para los docentes, pues dichas
situaciones, desafortunadamente, no tienen lugar en todos los hogares, por lo
que la escuela se convierte en el lugar idóneo para que los alumnos tengan la
oportunidad de experimentar esa interacción, sin importar cuál sea su
procedencia sociocultural.

Cuando los niños crecen en contextos familiares en los que hay variadas y
constantes oportunidades para leer y escribir se facilita el aprendizaje del
lenguaje escrito, pues se van formando ideas sobre el funcionamiento del
sistema de escritura desde temprana edad. Sin embargo, como ya se dijo, en
nuestro país no todos los pequeños cuentan con estos ambientes
alfabetizadores.

Por otro lado, en la escuela se ha pensado tradicionalmente que para que los
alumnos aprendan a escribir y leer basta con que el maestro les enseñe cómo
se llaman las letras (el alfabeto) y la manera en que se combinan para formar
.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

palabras y, con éstas, oraciones aisladas, sin sentido ni significado para ellos.

Así, el aprendizaje de la lectura y la escritura va mucho más allá de la


enseñanza aislada de las letras y su trazo. Requiere un trabajo intelectual de
los niños que les permita entender la lógica del sistema de escritura, pues el
lenguaje se concibe como un objeto de conocimiento mucho más amplio, que
abarca prácticas de lector y escritor, de hablante y oyente, que se realizan en un
ámbito social o comunitario para responder a necesidades específicas y con
propósitos bien definidos —prácticas como informar, recomendar, persuadir,
opinar, narrar, entre otras—. De allí la relevancia personal y social del tema.

Describa en el siguiente espacio qué tipo de actividades lleva usted a cabo con
sus alumnos para que aprendan a leer y escribir.

Con la intención de que usted reconozca lo que sabe sobre la enseñanza y el


aprendizaje del lenguaje escrito, de modo que pueda identificar
tentativamente sus necesidades de aprendizaje, apunte en el recuadro que
aparece a continuación lo que conoce de dicho proceso: en qué consiste, qué
etapas o momentos lo conforman, cuáles son sus principales características y
qué demanda de usted como maestro.

6
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Conocer las etapas por las que pasan los alumnos durante el proceso de
apropiación del sistema de escritura representa un valioso apoyo para los
docentes de primero y segundo grados (e incluso de otros, ya que, en ciertas
circunstancias, dicho proceso puede tomar aún más tiempo), pues
proporcionan referentes útiles al tener que tomar decisiones pertinentes sobre
las formas en que intervendrán para favorecer el aprendizaje de los niños. Es
imprescindible enfatizar el hecho de que dichas etapas NO son un esquema de
clasificación y, por tanto, NO deben usarse así, pues sólo constituyen un
referente de cómo aprenden el lenguaje escrito. También es relevante resaltar
que dichas etapas no tienen una relación directa con la edad de los niños, ya
que el tránsito por las mismas depende del contacto que tengan con textos y
de la manera en que interactúen con ellos, que por principio debe tener sentido
y resultar significativa para ellos, no sólo para los adultos (incluyendo al
maestro).

Los niños necesitan ser productores y lectores de textos auténticos, con


diferentes propósitos —atractivos y relevantes para ellos— y destinatarios
reales, para que aprendan a comunicarse con eficacia en contextos sociales
variados.

Antes de concluir, con el propósito de que nutra su quehacer docente,


investigue en diferentes fuentes de consulta lo que considere ineludible saber,
lo que piense que resulta indispensable que los maestros de primer o segundo
grado manejen para apoyar a los alumnos durante el proceso de aprendizaje
.
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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

del lenguaje escrito. No omita tomar nota de las inquietudes, reflexiones,


coincidencias y alternativas didácticas que surjan al respecto.

Con lo que usted sabe y la información que recabe y organice, elabore un texto:
artículo, nota informativa o propuesta didáctica —el que crea más pertinente—
para que, en la medida de sus posibilidades y tiempo, lo comparta y discuta
con sus compañeros de grado.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

2. ¿Qué entiendo por leer y


qué por escribir?
Leer y escribir son actividades que tendemos a realizar cotidianamente con
diversos propósitos y en múltiples contextos; estamos tan acostumbrados a
llevarlas a cabo, que no solemos detenemos a pensar en torno a ellas con
suficiente frecuencia ni profundidad. Sin embargo, la relevancia de la lectura y
la escritura en nuestra vida diaria es indudable, pues, entre muchas otras cosas,
nos permite conocer y comunicarnos con personas y culturas de distintas
épocas y lugares.

Con el propósito de reflexionar sobre la lectura y la escritura, en este capítulo se


propone tanto la lectura de varios textos como la escritura de experiencias y
opiniones relacionadas con dicho tema.

Para empezar, lo invitamos a meditar alrededor de la pregunta que da título a


este capítulo del cuaderno: “¿qué entiendo por leer y qué por escribir?”, y a
redactar su respuesta en el recuadro que aparece a continuación.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Ahora lea un fragmento del apartado “Reflexiones acerca de la escritura”, que


forma parte del capítulo I, “Concepciones y experiencias de escritura”, del libro
La producción de textos en la escuela, de la investigadora Margarita Gómez
Palacio. Mientras lee, piense en las razones por las que la escritura ha sido tan
relevante para la humanidad, así como en las maneras en que nos sirve en
nuestro día a día.

Reflexiones acerca de la escritura

La necesidad de escribir surge cuando buscamos comunicarnos con alguien a quien no


podemos transmitir un mensaje oralmente. La necesidad de extender el alcance de la
comunicación más allá de la emisión sonora llevó a buscar otras formas de comunicar
un mensaje. Hasta ahora la más utilizada por la humanidad es la escritura.

Sin embargo, la necesidad de escribir no se limita a la comunicación de mensajes entre


una y otra persona debido a la falta de la coincidencia indispensable para la
comunicación oral. La escritura […] también sirve a muchos otros propósitos.

Coincidimos con quienes señalan que la gran revolución de la humanidad ha sido la


escritura, gracias a la cual los acontecimientos han podido convertirse en historia.

Se estima que esta forma de plasmar la expresión oral, que podríamos considerar como
otra realización de las facultades de comunicación del hombre, ha acompañado a la
humanidad durante cinco o seis milenios, en diferentes culturas y con sus respectivas
variantes. Evidentemente, esto no ha sido fortuito. Los servicios que la escritura ha
brindado al hombre son innumerables. […] El valor que para la historia de la humanidad
y para nuestras vidas cotidianas tiene y ha tenido la escritura es incuestionable.

Fuente: Gómez Palacio, Margarita. La producción de textos en la escuela. México: SEP,


1995. Biblioteca para la actualización del maestro. Pp. 15-16.

Además de “los servicios que la escritura ha brindado” a la humanidad


mencionados por Gómez Palacio, usted, ¿cuáles otros identifica? Anótelos en el
siguiente recuadro, así como las respectivas razones para considerarlos de ese
modo.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

A continuación, lea un primer fragmento de una remembranza de la misma


Margarita Gómez Palacio sobre un alumno que conoció y sobre la manera tanto
en que le enseñaron a leer y a escribir como en que, consecuentemente,
aprendió.

Recuerdo con claridad el día en que examiné a un niño de nueve años que presentaba
problemas de tipo emocional y a quien la maestra reportaba como “muy inteligente y
dedicado”. Como un alumno de cuya capacidad intelectual no podía dudarse, dadas
sus excelentes calificaciones: sabía leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y hasta dividir.
El niño era perfeccionista, todo lo hacía bien y estaba orgulloso de demostrármelo. Se
me ocurrió simplemente pedirle que escribiera algo interesante. Le di lápiz y papel y el
niño se preparó. Al ver que no hacía nada le pregunté qué le pasaba, a lo cual respondió
en forma explícita: “¡Estoy esperando que me dictes!”. Le expliqué de nuevo que no se
trataba de un dictado, sino de algo espontáneo que él quisiera relatar. Se mostró muy
extrañado y no quiso escribir nada.

Al fin de tanto insistir, escribió un poema que se sabía de memoria. Le pregunté si


nunca había escrito cartas, recados o algo por el estilo y no recordó haber escrito nada
así.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Me quedé preocupada, traté de indagar cuál era la costumbre en la escuela y, en efecto,


resultó que los niños copiaban, tomaban dictado y los grandes (de 6 grado) hacían
resúmenes. Al relatar mi experiencia a los educadores, el caso no les resultó extraño.

Después de haber leído este fragmento, reflexione acerca de lo siguiente: ¿por


qué cree que a los educadores con los que platicó Gómez Palacio no les resultó
extraña la situación de este niño? ¿Algo de lo descrito se parece a la realidad
que usted vive con sus estudiantes? ¿Qué y por qué?

Lea la explicación que sobre el caso aporta la investigadora en el desenlace del


texto.

La costumbre de comunicarse por escrito no existía. La enseñanza y el aprendizaje de


la lengua escrita no se planteaban como un medio de comunicación, como
instrumento para el registro de datos, ni como herramienta para el desarrollo y
estructuración lógica del pensamiento.

[…]

La destreza en el uso del código escrito y en la estructuración del discurso no es algo


que se adquiere de la noche a la mañana. El empleo correcto de la lengua escrita es
una labor que compete a todos, y debiera empezar desde el preescolar, continuar en la
primaria y desarrollarse durante todo el proceso de la educación formal.

Fuente: Gómez Palacio, Margarita. La producción de textos en la escuela. México: SEP,


1995. Biblioteca para la actualización del maestro. Pp. 11-13.

¿Qué opina respecto de la manera en que los educadores de la escuela en


cuestión concebían la enseñanza y el aprendizaje de la lengua escrita? ¿Por
qué? Usted, ¿cómo entiende dicho proceso? Escriba a continuación sus
respuestas.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Reflexione sobre las similitudes y/o diferencias entre la manera de concebir la


enseñanza y el aprendizaje de la lengua escrita por parte de los educadores
referidos en la remembranza de Gómez Palacio y la planteada por la SEP en los
cuatro programas de estudio de primaria más recientes, incluido, obviamente,
el vigente de Fase 3 del Campo formativo Lenguajes.

Ahora lea las siguientes definiciones de lectura y escritura.

Leer no es simplemente trasladar el material escrito a la lengua oral; eso sería sólo una
técnica de decodificación. Leer significa interactuar con un texto, comprenderlo y
utilizarlo con fines específicos. Escribir, por ende, no es trazar letras, sino organizar el
contenido del pensamiento para que otros comprendan nuestros mensajes. Leer y
escribir son dos actos diferentes que conforman las dos caras de una misma moneda.
Leemos lo que ha sido escrito por otros o aquello que nosotros mismos hemos escrito.
Escribimos lo que queremos que otros lean o aquello que nosotros mismos queremos
leer posteriormente.

Así concebidas, la lectura y la escritura difieren del enfoque tradicional. Muchas


personas piensan que para leer basta con juntar letras y formar palabras, que lo más
importante y lo mejor es leer rápido y claramente, aunque no se comprenda lo que se
está leyendo.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Esto nos lleva a un planteamiento: aprender a leer en forma comprensiva lleva más
tiempo que aprender a descifrar. Es cierto, iremos más lentamente si no consideramos
como primer objetivo del aprendizaje de la lengua la rapidez en la lectura, pero a
cambio tendremos la seguridad de que el niño está aprendiendo a leer
comprensivamente.

En muchas ocasiones se considera que primero debe lograrse que los niños lean de
corrido, porque la comprensión vendrá después. Sin embargo, cuando se comienza a
leer mecánicamente es muy difícil cambiar después la forma de lectura. Es
importante explicarles a los padres de familia el modelo de aprendizaje que ahora
se está practicando para que participen y apoyen a los niños en la medida en que
les sea posible.

Fuente: Diario Oficial de la Federación, “Acuerdo número 304 por el que se actualiza el
diverso número 181, mediante el cual se establecen el Plan y los Programas de Estudio
para la Educación Primaria”. México: 16 de noviembre de 2001. P. 2.

Analice las definiciones que acaba de leer y contrástelas con las opiniones que
ha anotado a lo largo de este capítulo, sobre todo las primeras, aquellas
mediante las cuales respondió la pregunta: “¿qué entiendo por leer y qué por
escribir?”.

Vincule sus ideas con su propia vida y práctica docente cotidiana, y responda en
el siguiente recuadro las preguntas: ¿cuáles son los principales retos que
enfrentaría usted para mejorar sus prácticas lectoras y escritoras? ¿Cuáles son
los desafíos más importantes para favorecer el proceso de adquisición de la
lectura y la escritura de los estudiantes?

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Lea el texto “¿Cuál es el desafío?”, de la investigadora Delia Lerner, que forma


parte del capítulo 2, “Para transformar la enseñanza de la lectura y la escritura”,
del libro Leer y escribir en la escuela. Lo real, lo posible y lo necesario.

¿Cuál es el desafío?

El desafío es formar practicantes de la lectura y la escritura y ya no sólo sujetos que


puedan “descifrar” el sistema de escritura. Es —ya lo he dicho— formar lectores que
sabrán elegir el material escrito adecuado para buscar la solución de problemas que
deben enfrentar y no sólo alumnos capaces de oralizar un texto seleccionado por otro.
Es formar seres humanos críticos, capaces de leer entre líneas y de asumir una
posición propia frente a la sostenida explícita o implícitamente por los autores de los
textos con los que interactúan en lugar de persistir en formar individuos dependientes
de la letra del texto y de la autoridad de otros.

El desafío es formar personas deseosas de adentrarse en los otros mundos posibles


que la literatura nos ofrece, dispuestas a identificarse con lo parecido o solidarizarse
con lo diferente y capaces de apreciar la calidad literaria. Asumir este desafío significa
abandonar las actividades mecánicas y desprovistas de sentido que llevan a los niños a
alejarse de la lectura por considerarla una mera obligación escolar, significa también
incorporar situaciones donde leer determinados materiales resulte imprescindible
para el desarrollo de los proyectos que se estén llevando a cabo, o bien —y esto es
.

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15
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

igualmente importante— produzca el placer que es inherente al contacto con textos


verdaderos y valiosos.

El desafío es —por otra parte— orientar las acciones hacia la formación de escritores, de
personas que sepan comunicarse por escrito con los demás y consigo mismos, en vez
de continuar “fabricando” sujetos cuasiágrafos, para quienes la escritura es
suficientemente ajena como para recurrir a ella sólo en última instancia y después de
haber agotado todos los medios para evadir tal obligación.

El desafío es lograr que los alumnos lleguen a ser productores de lengua escrita
conscientes de la pertinencia e importancia de emitir cierto tipo de mensaje en el
marco de determinado tipo de situación social, en vez de entretenerse únicamente
como “copistas” que reproducen —sin un propósito propio— lo escrito por otros o
como receptores de dictados cuya finalidad —también ajena— se reduce a la
evaluación por parte del docente. El desafío es lograr que los niños manejen con
eficacia los diferentes escritos que circulan en la sociedad y cuya utilización es
necesaria o enriquecedora para la vida (personal, laboral, académica), en vez de
hacerse expertos en ese género exclusivamente escolar que se denomina
“composición” o “redacción”.

El desafío es lograr que la escritura deje de ser en la escuela sólo un objeto de


evaluación para constituirse realmente en un objeto de enseñanza; es hacer posible
que todos los alumnos se apropien de la escritura y la pongan en práctica sabiendo —
por experiencia, no por transmisión verbal— que es un largo y complejo proceso
constituido por operaciones recursivas de planificación, textualización y revisión. Es así
como se irá abriendo el camino para que este conocimiento deje de ser patrimonio
exclusivo de algunos privilegiados que tienen la oportunidad de adquirirlo fuera de la
escuela, mientras otros continúan creyendo lo que la presentación escolar de la
escritura puede llevar a creer: que es posible producir un texto cuando comienza la
hora de clase y terminarlo cuando suena el timbre, que es posible comenzar a escribir
apenas se ha definido el tema que será objeto del texto, que la escritura ha concluido
cuando se ha puesto el punto final en la primera versión, que le corresponde a otro —al
docente, no al autor— hacerse cargo de la revisión.

El desafío es promover el descubrimiento y la utilización de la escritura como


instrumento de reflexión sobre el propio pensamiento, como recurso insustituible para
organizar y reorganizar el propio conocimiento, en lugar de mantener a los alumnos en
la creencia de que la escritura es sólo un medio para reproducir pasivamente o para
resumir —pero sin reinterpretar— el pensamiento de otros.

16 16
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

El desafío es, en suma, combatir la discriminación que la escuela opera actualmente no


sólo cuando genera el fracaso explícito de aquello que no logra alfabetizar, sino
también cuando impide a los otros —a los que aparentemente no fracasan— llegar a
ser lectores y productores de textos competentes y autónomos. El desafío que
debemos enfrentar quienes estamos comprometidos con la institución escolar es
combatir la discriminación desde el interior de la escuela; es aunar nuestros esfuerzos
para alfabetizar a todos los alumnos, para asegurar que todos tengan oportunidades
de apropiarse de la lectura y la escritura como herramientas esenciales de progreso
cognoscitivo y de crecimiento personal.

Fuente: Lerner, Delia. Leer y escribir en la escuela. Lo real, lo posible y lo necesario.


México: FCE/SEP, 2001. Biblioteca para la actualización del maestro. Pp. 39-42.

¿Qué opina sobre los desafíos expresados por Delia Lerner para transformar la
enseñanza de la lectura y la escritura? ¿Los comparte? ¿Por qué? ¿Agregaría
alguno(s)?

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

3. ¿Cómo favorecer el proceso


de aprendizaje de la lectura y
la escritura?
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los maestros de educación
básica del país, en cuanto a la lengua materna, es formar lectores y escritores
capaces de comprender lo que leen y de hacerse entender con otras personas
mediante sus propios textos —tanto orales como escritos—, lo cual implica la
construcción de conocimientos y el desarrollo de habilidades que les permitirán
desempeñarse de manera efectiva en contextos diversos, con propósitos
variados y múltiples destinatarios; así, podrán seguir aprendiendo toda la vida,
incluso fuera del contexto escolar.

Es un reto que demanda responsabilidad, compromiso y trabajo por parte de la


comunidad educativa en general, pero que de forma particular recae en el
docente frente a grupo. No es una tarea sencilla ayudar a los pequeños a
iniciarse en ese trayecto formativo que los llevará a vivir de modo satisfactorio y
pleno en todos los sentidos y ámbitos, pero sin duda resulta altamente
gratificante. ¿Usted qué piensa al respecto?

En este capítulo continuará analizando, reflexionando y realimentando su


práctica docente en relación con el proceso de aprendizaje de la lectura y la
escritura.

Se aprende a leer, leyendo, y a escribir, escribiendo. No obstante, esto que


parece obvio no es suficiente, ya que se requiere de la reflexión constante sobre
dichas actividades. Para ello, resulta idóneo el enfoque centrado en las
prácticas sociales del lenguaje, el cual promueve su estudio y análisis en el
contexto de uso, en situaciones auténticas; en ese sentido, las prácticas sociales
del lenguaje se entienden como pautas o modos de interacción que enmarcan
la interpretación y producción de los textos orales y escritos. Implican distintas
maneras de intervenir en intercambios orales, de leer, analizar y compartir
textos y acercarse a su escritura.

18 19
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Al participar en dichas prácticas sociales, los individuos aprenden a hablar e


interactuar con otros sujetos, y a interpretar y producir textos, así como a
reflexionar sobre ellos.

Si bien los niños, antes de comenzar su educación formal, han tenido diversos
acercamientos a la escritura y la lectura a partir de su entorno social —a través
de carteles, anuncios publicitarios, letreros, etiquetas en productos comerciales,
folletos, periódicos, revistas, libros, volantes, etcétera, que observan e intentan
leer haciendo inferencias de lo que podrían estar diciendo—, es hasta que
ingresan a la escuela que pueden hacer un uso más reflexivo del lenguaje, con
propósitos y destinatarios diferentes a los que encuentran en su contexto
familiar, lo que va favoreciendo la comprensión y análisis acerca de lo que
expresan —de manera oral y escrita—, cómo lo hacen y para qué.

No hay que olvidar que en la medida en que los niños tengan la posibilidad de
contrastar su “escritura” con la de otros irán identificando la composición
alfabética de las palabras y reelaborando sus ideas sobre el funcionamiento del
sistema de escritura, lo cual los irá acercando a la convencionalidad de dicho
lenguaje. De este modo, estar en contacto con el lenguaje escrito propicia que
gradualmente conformen y aumenten su repertorio gráfico y que, por ejemplo,
transiten de escribir con pseudoletras a hacerlo con letras convencionales.

En este marco resulta altamente favorecedor que, desde el principio de la


educación formal, se diseñen y ofrezcan en la escuela diversas situaciones que
impliquen la lectura y la escritura, de tal forma que, al utilizarlas, los alumnos
puedan reconocer los propósitos sociales y personales inherentes a su uso; por
ejemplo, a la adaptación que se necesita hacer del lenguaje para registrarlo por
escrito, y al conocimiento de los aspectos y recursos gráficos que apoyan la
comprensión de la escritura: distribución del texto en la página, empleo de
imágenes, ortografía, puntuación, entre otros.

En este contexto, para favorecer el aprendizaje de la lectura y la escritura es


oportuno traer a colación lo siguiente:

19
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

[…] se sabe que leer no es decodificar o extraer información del texto, ya que implica
“un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual
elprimero intenta satisfacer [obtener una información pertinente para] los objetivos
que guían su lectura” (Isabel Solé, 1993). El lector se implica en un proceso de
predicción e inferencia apoyado en la información que aporta el texto y en el
propio conocimiento. Es un proceso que le permite poner en juego estrategias para
cotejar la interpretación que ha hecho, ya sea por encontrar evidencias en el texto
que lo llevan a confirmar o rechazar sus predicciones e inferencias, ya por
confrontarla con la interpretación que otros han podido generar.

Se sabe que escribir no es una mera transcripción del lenguaje oral, se trata de
producir un texto en el marco de una situación comunicativa para la cual el
escritor ha de tomar decisiones diversas. La primera de ellas es la de procurar
cumplir los objetivos que se ha planteado —pedir información, recordar, hacer
reparar a otro en un hecho, etcétera— a través de la escritura. A partir de ahí, una serie
de aspectos intervendrán como orientadores de las decisiones que tome: los
destinatarios; las características del género que se ha considerado más pertinente
para esa situación; el texto escrito, a medida que se avanza en la escritura las
condiciones de posibilidad se precisan y van delimitando las alternativas. Así, la
escritura se constituye en un proceso complejo en el que es necesario trazar un
plan que guíe las primeras decisiones —por dónde voy a comenzar, qué puedo
relacionar para demostrar…—, poner en texto las ideas generadas y revisar lo escrito
hasta el momento para evaluarlo, hacer las correcciones necesarias y continuar hasta
considerar que el texto responde a los objetivos planteados.

Fuente: Galaburri, María Laura. La enseñanza del lenguaje escrito. Un proceso de


construcción. México: SEP/Ediciones Novedades Educativas, 2008. P. 11.

Después de leer el texto anterior y a partir de las tres preguntas que aparecen a
continuación, anote sus reflexiones en el siguiente recuadro.

Como lector y escritor, ¿transito por los procesos y llevo a cabo las acciones que
menciona Galaburri para leer y escribir? ¿Cómo?

20 21
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Como docente, ¿guío, oriento y promuevo que los niños transiten los procesos y
efectúen las acciones que la autora describe para leer y escribir? Explique su
respuesta.

¿Qué ideas rescato para trabajar en una secuencia didáctica encaminada a


mejorar la comprensión lectora? ¿Por qué?

Ser modelo de lector y escritor experto

La observación que los niños realizan de las personas que influyen de manera
determinante en su vida y de lo que hacen, les sirve de pauta y guía para su
actuar presente y futuro; de ahí la gran responsabilidad que adquiere el
docente como modelo de comportamiento, ya que los alumnos pueden
asumirlo como propio.

En lo tocante a la lectura y la escritura, esto no es la excepción, razón por la cual,


más que presión, los maestros deben considerarla una forma alterna de
enseñanza y de intervención, cuya sutileza está provista de alta efectividad.

Entonces, que el maestro se muestre como un sujeto que lee y escribe


cotidianamente, que tiene interés y necesidad de hacerlo, y que proyecta
disfrute al realizarlo es una imagen altamente favorecedora para los niños. Por
ello, es recomendable que revise su propio vínculo con la lectura y la escritura,
.

21
22
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

ya que esto le ayudará a mejorar —para sí y para sus alumnos— su relación con
el lenguaje escrito y a ser un modelo de usuario más apropiado.

Platique de forma cotidiana con los niños y comparta sus saberes y


experiencias sobre libros, revistas, diarios y otros materiales que usted lea en el
día a día: por qué y para qué lo hace; de qué manera los revisa y lee, qué
capítulos de libros y artículos de revista le atraen, qué secciones del periódico
prefiere y ejemplos de noticias que ahí aparecen; qué encuentra en dichos
materiales, cómo los adquiere y qué emociones y sensaciones le provocan,
etcétera. .

Permita que conozcan lo que usted lee —ya sea en formato físico o electrónico
—, deje que palpen los portadores y exploren los textos, propicie que hagan
comentarios sobre su estructura, tema e ilustraciones (si las tienen). Hábleles
sobre sus propias prácticas de lectura y escritura, las estrategias que usted
utiliza al abordar diferentes tipos de texto (sin dejar de lado las dificultades y
dudas que enfrenta), preguntas que se formula e intenta responder mediante
la lectura; asimismo, lea para ellos fragmentos en voz alta y propicie el
intercambio de opiniones al respecto. Sugiérales lecturas que le hayan parecido
interesantes y/o agradables y por qué las cree recomendables o relevantes.

De igual modo, compártales sus experiencias de escritura y muéstreles


ejemplos reales: la lista y reporte de actividades por realizar o efectuadas en el
aula y la escuela o de los artículos y alimentos que necesita llevar a casa, listas
de asistencia, reseñas de obras por recomendarles, cuentos y poemas propios,
pendientes personales que registra en su agenda o en un calendario, su
directorio telefónico, cartas o correos y mensajes electrónicos, etcétera.

También sería muy constructivo que los alumnos fueran testigos de charlas
entre maestros —como prototipos de lectores expertos— acerca de las lecturas
que realicen y las opiniones que los textos les merecen.

Ambientes letrados

Un espacio o ambiente letrado es algo más que un espacio de lectura con sus
libros y otros materiales y accesorios, por más que esto último sea importante.

22
23
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Un ambiente letrado debe favorecer diferentes formas de lectura individual y


colectiva que den pie a la reflexión personal, a la interacción entre pares y a la
construcción libre y crítica de ciudadanía.

El ambiente letrado no es la mera suma de las partes: área, libros, sillas,


etcétera; sus elementos más relevantes derivan de las relaciones que se
establecen con los materiales de lectura —incluyendo gráficos y audiovisuales
— y la dinámica de convivencia e interacción entre un grupo de personas y, en
consecuencia, de la exposición de ideas y opiniones. .

El investigador Eloy Martos Núñez señala en “Espacios letrados” que “La


alfabetización crítica implica que hay personas que saben usar los textos, los
artefactos o las reglas con criterio, es decir, que son capaces de de-construir el
texto, de aplicarle una lectura plural, de entender diversos niveles de significado
(literal, simbólico […]”, (1) y ello sólo es posible cuando los individuos tienen la
oportunidad de exponer y confrontar sus interpretaciones con las de otras
personas. Ahora, para continuar profundizando sobre el espacio o ambiente
letrado, lo invitamos a leer los siguientes fragmentos del texto de Martos Núñez
acabado de citar.

Las lecturas y los espacios de la alfabetización no se deben definir de forma única o


estandarizada. La Unesco recomienda crear entornos favorables a la lectura y la
escritura, y este mismo concepto de entorno nos lleva a otra idea esencial de los
nuevos estudios de literacidad (Cassany, 2006). Para que pueda cobrar forma un
evento letrado, pequeño o grande, requiere de un escenario, que no es el espacio
simple entre sillas de aula o puestos de bibliotecas: es también un ambiente que se
crea, un perímetro que acota y rodea ese núcleo espacial, subrayándolo (igual que el
marco respecto a un cuadro), y es también el componente temporal, el tiempo como
oportunidad (kairós), pues este eje espaciotemporal y la forma en que se prepara dicho
ámbito es lo que le da su singularidad. Tendemos a clasificar los espacios por las cosas
o artefactos que hay dentro (biblioteca, mediateca, pinacoteca o museo, etcétera), pero
en este caso sería más coherente clasificarlos por las prácticas y los procesos que se
llevan a cabo en su interior. En efecto, un espacio letrado no es sólo un receptáculo,
sino un lugar que, por su propia naturaleza, invita a que ocurran cosas y que además
.

(1) Martos Núñez, Eloy. “Espacios letrados”, en Diccionario de nuevas formas de lectura y escritura.
España: Red Internacional de Universidades Lectoras/Santillana, 2013. P. 234.

23
24
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

suele estar ligado a nuevas formas de relacionarse, de sociabilidad. Si algo es un


espacio letrado, es un espacio conversacional, de diálogo, de intercambios y
enriquecimiento mutuo. Por tanto, más que espacios unifuncionales, como bibliotecas,
salas de lectura o aulas, se impone la idea de espacios letrados como ámbitos de
encuentro y de imaginación e innovación, esto es, una especie de laboratorios de la
lectura y la escritura. Los espacios letrados no son sólo foro de ideas, precisamente el
enfoque social subraya que nunca podemos desvincular la creación de las ideas de su
entorno próximo inmediato, de los ambientes, participantes y reglas que se ponen en
juego (los llamados modos de sociabilidad), y que conecta estas prácticas con su valor
de cohesión social y de ejercicio de ciertos valores. .

[…]

Por tanto, crear el ambiente adecuado es una de las máximas dentro de este enfoque
social de la lectura y ha de venir acompañado de unos participantes que sean capaces
de interactuar y compartir experiencias.

[…]

La alfabetización es un proceso que promueve y se promueve en espacios físicos, como


un aula o una biblioteca, pero también es cualquier otro espacio social donde, por
voluntad de los participantes, se desarrollen prácticas o eventos letrados, tales como
un parque o la propia calle, y que, por eso mismo, se transforma en un lugar de
construcción de ciudadanía.

[…]

Pero lo importante de un espacio letrado no es sólo su infraestructura, diseño o


mobiliario, sino su capacidad de activar procesos y prácticas en común. Como ámbitos
de encuentro y no sólo de consulta, deben ser recintos para expresar y compartir
prácticas y preferencias, y por ello cada vez son más laboratorios donde el usuario hace
cosas, aporta elementos o se comunican innovaciones.

[…]

El eje de la formación docente debe ser la conversión del educador en un


emprendedor polialfabetizado, capaz de transformar su entorno en espacios favorables
a la lectura y la escritura, esto es, en ambientes letrados.

Fuente: Martos Núñez, Eloy. “Espacios letrados”, en Diccionario de nuevas formas de


lectura y escritura. España: Red Internacional de Universidades Lectoras/Santillana,
2013. Pp. 234-236.

24
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

¿Cuál es su opinión sobre lo que acaba de leer? En su aula, ¿hay un


ambiente letrado? ¿Por qué? Anote sus reflexiones en el recuadro siguiente.

Platique con sus compañeros de escuela sobre los planteamientos de Martos


Núñez y hagan equipo en pro de los ambientes letrados propicios para el
aprendizaje. Organicen las acciones necesarias a fin de lograrlo. Para darle
difusión, elabore un cartel, o varios, que pueda pegar en el plantel, de modo
que lo lea toda la comunidad escolar.

Otros elementos que favorecen el aprendizaje de la lectura y la


escritura

El aprendizaje efectivo requiere un conjunto de elementos que constituyen


ambientes físicos, intelectuales y afectivos motivantes para los niños. Para el
caso del aprendizaje de la lectura y la escritura se podrían considerar los
siguientes (entre muchos otros):

Colocar libros, periódicos, revistas y algunos textos de circulación social en


un lugar accesible para los alumnos, organizarlos con su ayuda y acordar los
mecanismos para su consulta, de modo que siempre que lo deseen puedan
utilizarlos; incluso podrían elaborar un reglamento para ello.

25
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Los reglamentos, como textos que implican la regulación de


comportamientos, son documentos que siempre deben estar a la vista de
los niños, o cuando menos disponibles, pues constituyen un ejemplo de la
valía que tiene su registro (sobre todo si en su conformación participaron los
propios alumnos), pues permite su consulta constante, ya sea para recordar
sus preceptos o para resolver alguna duda sobre su aplicación.

La lista de asistencia es otro elemento de un ambiente de aprendizaje de la


escritura y la lectura para los pequeños, pues en ella se registran los
nombres de los integrantes del grupo y se lleva un seguimiento de su
asistencia. Ahí pueden leer su propio nombre y el de sus compañeros.
Comparta el pase de lista con sus alumnos para que vayan reconociendo
cómo se escriben los nombres propios.

Una tabla con las actividades de la semana es otro recurso significativo en el


mundo de la escritura y la lectura en el aula. Su registro le permite observar
a cada uno de los niños tanto lo que se está programando hacer como el
seguimiento de lo que van realizando, así como de la valoración de lo que
realmente llevaron a cabo y de las maneras en que lo hicieron y en qué
podrían mejorar. Todo lo que acontezca durante el trayecto es también
motivo de registro. Este elemento de planificación propicia que los niños
valoren la utilidad de registrar las actividades por efectuar, que se
complementa si lo ponen en práctica, al elaborar su agenda personal de
actividades escolares y familiares.

El periódico mural que suele estar en todas las escuelas constituye otro
elemento importante del entorno de la escritura y la lectura: ¿para qué
sirve?, ¿qué información aparece?, ¿qué relevancia tiene lo que ahí se
registra?, ¿cuáles son sus principales características?, ¿cuáles son sus
secciones?, etcétera.

Un cartel con las letras del abecedario en mayúscula y minúscula. No para


que los niños aprendan el orden alfabético de memoria, sino como una
herramienta que, junto con el diccionario, les ayude a resolver dudas y a
tomar decisiones sobre cómo se escribe una palabra (el nombre propio, el
de algún compañero o familiar, objeto, animal, etcétera).

26 27
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

A manera de conclusión

La ruptura con la enseñanza basada en transmitir información, administrar


tareas y corregir el trabajo de los alumnos, para dar paso a una intervención
docente que propicie los aprendizajes de los alumnos y la construcción de
saberes, conocimientos y actitudes, implica en lo concerniente a la lectura y
escritura:
La promoción del aprendizaje del lenguaje mediante su uso, a partir de la
reflexión y análisis de los textos por parte de los niños, haciendo preguntas o
comentarios que los ayuden a identificar aspectos relacionados con lo que
leen y cómo lo hacen, así como motivarlos para que expliquen sus opiniones
o consideraciones y las confirmen o modifiquen al revisar de nuevo un texto
y/o escuchar las de sus compañeros.

El compromiso de modelar ante los alumnos las estrategias que usa un


lector o escritor avezado, de modo que conozcan el tipo de decisiones y
opciones que deben tomarse al llevar a cabo estas actividades. Darles
orientaciones puntuales para leer y escribir siempre con un propósito real
y no porque lo mandata usted; por ejemplo, para satisfacer alguna
necesidad o deseo que les ayude a establecer o identificar. Cuando se trate
de elaborar un texto, ayudarlos a centrarse en las etapas del proceso de
producción (planeación, textualización, revisión y corrección, así como
socialización). Motivarlos a usar estrategias específicas que favorezcan su
comprensión lectora; por ejemplo, realizar inferencias y crear o comprobar
hipótesis, y relacionar imágenes y textos. Brinde ejemplos y apoyos
puntuales para que puedan ensayar dichas actividades cada vez con mayor
autonomía.

La diversificación de las formas de trabajo en el aula: organizar proyectos;


diseñar situaciones didácticas particulares, por ejemplo para repasar un
tema ya visto, pero sobre el que hay dudas; calendarizar actividades por
efectuar periódicamente, como leer por el simple gusto de hacerlo; escribir
para mandar recados, mensajes, cartas, notas o lo que resulte necesario
para organizar encuentros con otros grupos (de la misma escuela y de
otras), padres de familia, etcétera. Asimismo, se debe promover el uso de
textos diversos y no restringirse a los contenidos de los libros de texto,
incluso los elaborados ex profeso, sino que deben llevarse al aula textos de
circulación social: periódicos, revistas, carteles, volantes, folletos, recetas,
cancioneros, cómics, cartas, trípticos, instructivos, letreros, etiquetas de
productos comerciales, entre otros.
27
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

El establecimiento de un vínculo intelectual, afectivo y empático cercano con


sus alumnos, para lo cual es fundamental escucharlos, platicar con ellos —en
lo colectivo y en lo individual—, para conocerlos a fondo, de modo que
cuente con los elementos necesarios para estimularlos, provocarlos,
desafiarlos, comprenderlos, orientarlos y apoyarlos en el momento justo.

Para finalizar, revise y confronte su propia práctica en relación con lo visto en


este capítulo y registre en la tabla siguiente sus ideas en cuanto a: ¿qué hago
hoy en día en el aula que debo cambiar en beneficio de los estudiantes?

Práctica actual/¿Qué hago? Práctica modificada/


¿Cómo puedo mejorar?

Por favor, si le es posible intercambie sus notas y reflexiones con sus colegas.

28
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

4. ¿Qué tipo de actividades


fortalece el aprendizaje de la
lectura y la escritura?
Si bien “todos los caminos llevan a Roma”, no todos los caminos son adecuados,
directos ni sencillos de transitar. Algo similar ocurre con las actividades que
llevamos a cabo con los alumnos, y sus padres, para propiciar el aprendizaje de la
lectura y la escritura.

En este capítulo se proponen diversas alternativas de trabajo con el propósito de


impulsar la autocrítica, mejorar las prácticas cotidianas en el aula y, de ser
posible, compartir con otros profesores las reflexiones y experiencias personales
en torno a este asunto tan relevante en la vida de los seres humanos.

Trabajo con el nombre propio

Una experiencia de gran valía para que los niños descubran el funcionamiento
de las letras y, progresivamente, puedan leer y escribir diferentes palabras es la
escritura del propio nombre.

A partir de la identificación de los elementos que conforman los nombres, como


la letra inicial, la final y otros segmentos, los niños pueden trabajar con palabras
que comienzan o terminan igual o que tienen otras partes en común. Es decir, el
propio nombre se convierte en referente específico de uso de las letras y, por
consiguiente, para la lectura y escritura de más palabras. De igual forma, hay que
propiciar que los niños identifiquen las similitudes gráfico-sonoras entre las
palabras, ya sea porque inician o terminan igual.

También es relevante que empleen sus descubrimientos acerca de la escritura


en situaciones auténticas, reales, como la utilidad que tiene escribir su nombre
para identificar sus pertenencias, firmar algún trabajo, asignar responsabilidades
a cada uno en tareas colectivas, etcétera; asimismo, es fundamental que tengan
libertad para dialogar sobre cómo y por qué leen y escriben de determinada
manera, pues eso los llevará a problematizar la escritura, confirmar o
.

29
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

reconfigurar sus hipótesis, ajustar sus interpretaciones y, en términos generales,


utilizar su aprendizaje sobre la escritura de palabras conocidas en la lectura y
escritura de palabras nuevas.

Otros beneficios del trabajo con el nombre propio son: fortalece la identidad —
tema que abre la posibilidad de vincular el trabajo con otros campos formativos
—; permite identificar que se requiere un conjunto de letras y que éstas siguen
un orden particular para escribir un nombre específico; ayuda a comprender
que el comienzo de la escritura del nombre tiene correspondencia con su
pronunciación. Pero la lectura y escritura de nombres da pie a explorar otros
aspectos identitarios y hasta gramaticales: Alejandro se llama igual que su
padre, ¿qué puede diferenciarlos? Tal vez los apellidos completos, porque el
primero es seguramente igual en ambos casos. Pero también hay rasgos de
identidad que los distinguen: uno es el hijo, niño, estudiante…, mientras que el
otro es el papá, adulto, médico… El niño puede registrar estas diferencias:
nombre completo con apellidos en ambos casos, escribir junto al nombre otras
características, como hijo o padre, niño o adulto, etcétera, según sea el caso. ¿Y
si la abuela se llama Alejandra? Esto puede ayudar a que los niños distingan
que hay nombres muy parecidos, pero que la letra final es diferente; en muchos
casos la terminación “a” alude al género femenino y la “o” al masculino, y ser
mujer u hombre también es un rasgo de identidad.

Escritura por medio del dictado

Una manera de apoyar el aprendizaje de la escritura autónoma es propiciar que


los niños escriban a través de quienes ya saben hacerlo, pues para escribir no
basta saber qué letras es necesario unir para formar las palabras, más bien
consiste en construir ideas coherentes, con sentido y significado, y conocer las
características de forma y contenido de los textos, así como tener propósitos y
destinatarios reales.

Dictar al profesor es una forma de escribir. A través de la observación y análisis


de lo que éste realiza, los niños se irán dando cuenta de qué deben hacer.
Algunos verán que se escribe de arriba a abajo y de izquierda a derecha; otros
reconocerán que hay ciertas letras que se utilizan para construir determinadas
palabras; otros más comprenderán que las palabras están separadas o que
existen signos de puntuación y para qué sirven.

30 32
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

En el dictado al docente se debe enfocar la atención de los estudiantes en la


claridad y coherencia del texto. Por ello, hay que hacer pausas durante su
construcción, releer lo que se ha escrito y preguntar si se entiende así o si hace
falta agregar o modificar algo, de modo que los niños decidan cómo continuar
y, al terminar, si consideran que está escrito lo que quieren comunicar.

Lectura en voz alta

El docente juega un papel fundamental como mediador con los niños en su


acercamiento al lenguaje escrito y, por ende, a la lectura. Les lee en voz alta, les
muestra dónde está leyendo y los guía para que por sí mismos interactúen con
los materiales. También propicia que hagan anticipaciones sobre lo escrito y les
ayuda a descubrir pistas para que, poco a poco, sus predicciones sean más
acertadas.

En ese sentido, se debe favorecer que los niños se interesen en el contenido de


lo que leen, que propongan sus propias interpretaciones e intercambien
puntos de vista, lo cual es esencial para que aprendan a fundamentar sus
interpretaciones, reconociendo elementos y características del texto en que se
pueden apoyar.

En el proceso de adquisición del sistema de escritura, resulta valioso que el


docente pueda ayudar a los niños a que descubran, en la lectura, parecidos
entre palabras que tienen una estructura similar; también que, al leer en voz
alta y señalar lo que escribieron, los impulse a establecer relaciones entre la
secuencia de letras que pusieron y el enunciado que están diciendo. De esta
manera, irán descubriendo que las secuencias de letras iguales dicen lo mismo
y que las secuencias distintas dicen cosas diferentes.

Conforme se aproximan los niños a la lectura convencional, toman en cuenta la


escritura de palabras conocidas —como su nombre propio—, para anticipar lo
que dicen las palabras desconocidas. También comienzan a emplear el valor
sonoro de las letras para identificarlas, especialmente las que aparecen al
principio o al final de las palabras. Además, consideran el tipo de texto y su
contenido general para predecir lo que dice en partes específicas. La
investigación psicolingüística ha demostrado que forzarlos al deletreo termina
obstaculizando su capacidad para hacer este tipo de inferencias, que juegan un
papel fundamental en su formación como lectores.

31
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Se debe tener presente que cuando los niños empiezan a hacer cortes al
señalar lo que escribieron mientras lo leen en voz alta, están comenzando a
relacionar las secuencias de letras con los sonidos de lo oral; eventualmente, lo
.harán de manera silábica (una letra por cada sílaba de lo oral, generalmente las
vocales). Esto los lleva a plantearse problemas: al leer palabras conocidas les
sobran letras; les parece inaceptable, por ejemplo, que una palabra de una
sílaba esté compuesta por una sola letra, o que sea idéntica la escritura de
palabras que tienen la misma secuencia de vocales. Esto posibilitará que se
vayan aproximando a la escritura alfabética.

Convenciones de los lenguajes

La lengua, en cuanto instrumento social, requiere la convencionalidad aceptada


para poder ser entendida, usada. Pero, como también es un producto cultural,
está sujeta a normas y valores, los cuales deben ser considerados en el diseño
de situaciones de aprendizaje que impliquen la participación en prácticas
sociales del lenguaje relevantes en el entorno de los niños. Por ello, es esencial
que recuerde lo siguiente:

El enfoque pedagógico para la lengua materna es sociocultural porque se


asume que los procesos de enseñanza y aprendizaje se realizan en los
espacios donde se utiliza el lenguaje; por tanto, es en el contexto de uso de
un texto que habrán de abordarse aspectos discursivos, sintácticos y
semánticos, de la organización gráfica, la ortografía y otros relacionados con
las propiedades de los géneros y los tipos textuales, las variedades
lingüísticas y los valores culturales.

Las prácticas de lectura y escritura no son habilidades que se aprenden


mediante la ejercitación metódica. Su apropiación requiere el desarrollo de
conocimientos en la acción, en el uso, de modo que lo que se aprende no se
refiere sólo a un sistema de signos, sino a los haceres sociales con ellos, lo
que finalmente los dota de significado.

Para que los niños se apropien del lenguaje escrito es necesario promover
exploraciones activas para que comprendan las características y funciones
del sistema de escritura —letras, ortografía, puntuación, sintaxis, distribución
del espacio gráfico—, las prácticas que lo constituyen y las particularidades
de cada tipo de texto. Vale la pena resaltar que el lenguaje escrito no es una
.

32
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

transcripción literal del oral, sino que la escritura y la oralidad constituyen


formas específicas de ser del lenguaje, lo que es primordial que sea
comprendido por los estudiantes.

Se debe promover la reflexión sistemática sobre el lenguaje —


metalingüísmo— al hacer uso de éste y no en abstracto. De modo que no
tengan lugar en el aula las actividades “sueltas”, inconexas, que conllevan
meros ejercicios de ortografía, puntuación, etcétera; estos últimos deben ser
sustituidos por secuencias didácticas que contextualicen a los niños en
situaciones comunicativas con propósitos y destinatarios reales, con textos
auténticos de circulación social, de preferencia completos y no fragmentos.

Ahora, antes de pasar al siguiente apartado de este capítulo, responda por


escrito las preguntas que aparecen a continuación: ¿qué diferencias y
similitudes encuentra entre las actividades que acaba de leer y las que usted
lleva a cabo con los estudiantes al trabajar los mismos asuntos? ¿A qué cree
que se deban las diferencias y similitudes? ¿Cómo podría mejorar su práctica
cotidiana para favorecer el aprendizaje de la lectura y la escritura de los
alumnos?

De ser factible, comparta sus respuestas con otros profesores y dialogue sobre
ellas.

33 35
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

¿Cómo puede contribuir la familia al aprendizaje


de la lectura y la escritura de los niños?

Favorecer el aprendizaje y desarrollo de las habilidades del lenguaje, sobre todo


durante el aprendizaje del lenguaje escrito, es una tarea en la que la familia
puede ser un apoyo trascendental; para tal efecto, es necesario que el maestro
platique con los padres de familia o tutores y les proponga realizar actividades
como las que se describen a continuación.

Conversar en familia

Comentar con los hijos que aprender a dialogar con las personas ayuda a
establecer relaciones cordiales y a resolver conflictos de distinta índole, pues
mediante esta acción es posible, entre otras cosas, dirimir diferencias y
problemas, y llegar a acuerdos o negociar. Conversar en familia, además de
mejorar y fortalecer los vínculos afectivos entre sus miembros, así como de
posibilitar que se comuniquen eficazmente, les permitirá desarrollar esta
habilidad para usarla en cualquier contexto y circunstancia. Hablar y escuchar
con atención y respeto a los otros, sin interrupciones ni encimando las palabras,
es una condición fundamental para lograrlo con éxito. En este sentido, la familia
se convierte en un modelo a seguir para los niños.

Aproximar a los niños múltiples tipos de textos

Acercar a los pequeños a textos diversos resulta de gran ayuda para el


conocimiento y mejor uso del lenguaje; por ejemplo, cuentos, poemas,
leyendas, letras de canciones, recetas de cocina, instructivos, notas informativas,
crónicas deportivas, mapas, chistes, adivinanzas, cartas o correos electrónicos,
ya sea en formato impreso o electrónico. Por ello, se debe aprovechar cualquier
circunstancia con los pequeños para comentar qué comunican los textos, cómo
y para qué; por ejemplo, al ir de compras se les puede pedir que lean la etiqueta
del producto comercial para saber qué y cuánto contiene, cuáles son los
ingredientes, cómo utilizarse correctamente, precauciones de uso, cuál es su
precio, etcétera, para compararlo con otro y decidir de manera informada cuál
conviene adquirir.

34 37
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Leer y comentar

Compartir con los niños el contenido de una lectura es mucho más importante
que el acto mismo de leer con velocidad, de corrido y sin errores. Es
fundamental que lean siempre con un propósito claro; por ejemplo, informarse,
resolver dudas, conocer los pasos que deben seguirse para lograr un objetivo
específico, divertirse, tomar decisiones informadas y descubrir otras formas de
vida, costumbres y tradiciones de distintas culturas y épocas. Explorar un libro
antes de iniciar su lectura, especular sobre lo que cree que tratará y confirmar o
corregir dicha especulación, así como hacer un resumen —a partir de lo que los
niños entienden y les llama la atención, y no de la reproducción mecánica de
fragmentos sin sentido para ellos— o dar una opinión personal de lo leído son
acciones que favorecerán la comprensión y, por lo tanto, propiciarán que la
lectura se vaya convirtiendo en una actividad interesante y provechosa tanto
para los niños como para los otros miembros de la familia. Al leerles o cuando
ellos leen, es recomendable preguntarles de qué trató el texto, cuántos o
quiénes eran los personajes, si se identifican con alguno o cuál les resulta
desagradable; si les gustó o no lo que se dice en el mismo y por qué; qué
aprendieron o para qué les puede servir la información que conocieron; si lo
recomendarían a otros para leerlo y por qué.

Escribir con diferentes propósitos y destinatarios

Propiciar la escritura de los niños con diferentes propósitos y destinatarios


favorecerá que escriban cada vez mejor, es decir, que puedan expresarse con
claridad y sencillez en función del objetivo que se busca, el destinatario, el
mensaje que se quiere comunicar y el medio del que se disponga para ello. Esto
último implica decidir qué tipo de texto se requiere, la forma que conviene
darle, el lenguaje que debe usarse y los recursos gráficos o ilustraciones que
ayuden a entenderlo mejor.

Por tal motivo, tienen que aprovecharse las necesidades reales de


comunicación que se presenten en la familia y la comunidad para que los
menores las resuelvan; por ejemplo, se les puede solicitar: que escriban el
recado que se quiere dejar a otro familiar; que elaboren una lista de pendientes
por atender o de artículos por comprar; que apunten un mensaje de felicitación
o agradecimiento a un hermano, vecino o amigo por su cumpleaños o por un
favor recibido; que registren con claridad y detalle las indicaciones del médico o
.

35
38
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

del maestro; que redacten una carta o correo electrónico para un pariente
lejano en el cual platiquen cómo han estado y qué han hecho; que envíen un
mensaje de texto si disponen de teléfono celular, entre otros.

Socializar las dudas

Acostumbrar a los niños y, en general, a todos los habitantes de la casa —para


que sea una actitud compartida— a no quedarse con dudas de ningún tipo; por
ejemplo, si se desconoce el significado de una palabra o información relevante
de un tema o suceso, habrán de consultarse diferentes fuentes de información,
como diccionarios, libros, enciclopedias, revistas, periódicos, folletos, catálogos,
directorios, páginas electrónicas e, incluso, personas (los adultos mayores, por
ejemplo, suelen ser grandes conocedores de la vida familiar y comunitaria).

Es relevante comentar acerca de las fuentes de información consultadas para


aprender a valorar también su seriedad y confiabilidad: ¿dónde escuchamos o
leímos la información? ¿Quién lo dijo o escribió? ¿Se puede identificar la fuente
original?

Consultar fuentes seguras

Compartir experiencias entre diferentes miembros de la familia puede propiciar


la prevención de riesgos para la seguridad e integridad física y emocional de los
pequeños; en ese sentido, también es importante supervisar qué tipo de obras
—impresas, orales o electrónicas— va a consultar el menor, así como orientar su
uso; por ejemplo, internet permite el acceso a infinidad de páginas electrónicas,
no todas adecuadas para los niños y algunas de ellas, incluso, peligrosas; en
estos casos, es responsabilidad de los adultos protegerlos.

Antes de terminar este capítulo, reflexione sobre las siguientes preguntas: ¿ha
propuesto a los padres de familia o tutores la realización de alguna de las
actividades acabadas de mencionar? ¿Cómo ha sido su experiencia? ¿De qué
maneras podría adaptarlas en función del contexto de los estudiantes y sus
padres? ¿De qué otras formas ha logrado —o intentado— involucrar a los
familiares de los alumnos y cómo han sido sus respuestas? ¿Qué podría hacer
para implicar con mayor sentido y compromiso a las familias de los niños a fin
de favorecer el aprendizaje de la lectura y la escritura?

36 39
La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Anote sus reflexiones en el recuadro que aparece a continuación y, de ser


posible, compártalas con otros profesores, con el propósito de propiciar el
enriquecimiento colectivo con las ideas y experiencias de cada uno.

Para concluir, le damos las gracias por el esfuerzo realizado. Ojalá que el trabajo
efectuado le haya permitido identificar sus fortalezas y oportunidades para
mejorar su labor docente. Convertir las inquietudes, dudas y errores en
aprendizajes constituye una posibilidad de crecimiento para cualquier persona.

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La enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura

Bibliografía sugerida
Cassany, Daniel. Afilar el lapicero. Guía de redacción para profesionales.
Barcelona: Anagrama, 2007.

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