Nuestros Valores S+
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Objetivo
Reflexionar cuál es la escala de valores en la vida personal y de
matrimonio, e identificar y querer los valores trascendentes que
deberían guiarlos.
NUESTROS VALORES
Preguntas iniciales
1. ¿Qué son para ti los valores?
3. ¿Para qué crees tú que nos sirve a los seres humanos tener valores?
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NUESTROS VALORES
Introducción
El florecimiento de los valores y virtudes depende en gran medida de lo que se
cree, de lo que se piensa de uno mismo y de la vida; entonces, si tuviéramos la
convicción de que esta vida es un peregrinar transitorio hacia otra vida, la de
dimensión eterna en la plenitud de Dios, nuestras expectativas cambiarían.
Si el fin de nuestra existencia se ubica en esta vida, ¿para qué privarnos de los placeres
y de todos y cada uno de los caprichos y antojos egoístas? Bastaría con ser sagaces,
más listos que los demás y decentes. Lo cual sería suficiente y eso simplemente para no
meternos en líos que impidieran nuestra relativa felicidad temporal.
Eternidad es una palabra muerta que hemos dejado morir, como se deja morir a un niño
abandonado que ya nadie amamanta. El más allá se ha vuelto una broma, una exigencia
tan incierta que no sólo nadie ya la respeta, sino que tampoco la proyecta. Y esto es
debido a la secularización o temporalismo, que significa olvidar y poner entre paréntesis
el destino eterno del hombre, aferrándose exclusivamente al tiempo presente y a este
mundo. Y todos estamos de alguna manera amenazados por esta secularización, y, aún
los que luchamos contra ella, muchas veces somos sus cómplices o víctimas. Nos hemos
mundanizado, hemos perdido el sentido, el gusto y la familiaridad de lo eterno. El
materialismo y el consumismo han hecho parecer extraño e inconveniente que aún se
hable de eternidad entre personas cultas y modernas, sin embargo Jesús, en el Evangelio
nos habla con concordancia de ella.
“Os he escrito estas cosas a quienes creéis en el nombre del Hijo de Dios para
que os deis cuenta de que tenéis vida eterna” (1 Jn 5,13).
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“¿Qué debo hacer para tener la vida eterna?” (Lc 18,18). La eternidad se vuelve
la gran tarea de la vida, la razón por la que uno debe comprometerse día y
noche. Es por eso que de aquí se desprende esa motivación, ese deseo del luchar
por cultivar los valores, pero los valores espirituales y morales, no solamente los
materiales. Al fin y al cabo tendremos una recompensa y valdrán entonces la
pena todos esos sacrificios que tuviéramos que hacer para lograrlo, pues los
valores implican eso: esfuerzo y sacrificio.
Hay que saber distinguir las cosas que tienen un valor en sí y los que tienen un valor en
función a otras.
La vida humana tiene valor en sí, aun cuando ella misma esté
supeditada a otros valores superiores.
El alimento tiene un valor en función de la nutrición que procura y no
en sí mismo.
El dinero tiene valor sólo en cuanto es un medio para comprar otros
medios como el alimento o la cobija, que a su vez tienen valor en
cuanto sirven a algo más valioso: la salud, la vida y el bienestar
humano.
Entonces, podemos decir que los valores no tienen tamaño ni color, ni
característica material alguna que permitan captarlos con los sentidos del cuerpo,
sólo pueden ser percibidos por los sentidos del alma, por lo tanto, siendo
indefinibles en forma perfecta, son más objeto de la voluntad que de la
inteligencia.
Las capacidades o facultades del alma a las que les podríamos llamar “sentidos
del alma” son:
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Voluntad, para apetecer, desear y alcanzar a través de:
Es por eso que la formación de valores y virtudes es por completo ineficaz cuando
se reduce a métodos intelectuales, pues en el mejor de los casos se lograría un
conocimiento racional de sus conceptos y esquemas. Y el verdadero y eficaz
aprendizaje implica, cuando menos, cuatro niveles indispensables:
1. Conocimiento aprendido.
2. Conocimiento razonado.
3. Conocimiento sentido.
4. Conocimiento vivido.
El conocimiento aprendido se da a través de la enseñanza y ejemplo de los
padres. Pero para que este aprendizaje pueda dar fruto y permanezca, es
necesario que nuestros hijos interioricen lo aprendido entendiéndolo,
convirtiéndolo en un conocimiento razonado; seguidamente, es indispensable que
sientan la bondad y eficacia de esos conceptos sentidos, y que los pongan en
práctica y observen y vivan ellos mismos la satisfacción que producen, o,
inclusive, que puedan comprobar el resultado nefasto que ocasionaría violar esos
principios, para que conviertan la vivencia en experiencia y puedan llegar así al
conocimiento vivido de los valores.
Ejemplo: Un niño puede ser que recite de memoria los Diez Mandamientos
y que se le haya explicado que esto es el fundamento de la vida cristiana,
todo estaría grabado en su cerebro en calidad de “conceptos aprendidos”,
pero esto no implicaría que él los entendiera y los comprendiera
racionalmente y que esté personalmente convencido de su bondad y
veracidad.
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Es importante aclarar que ninguno de estos cuatro niveles por sí sólo resulta
eficaz sin la aprehensión de los otros tres.
Los valores se acrecientan y las virtudes pueden florecer y solidificarse únicamente
cuando en el proceso de formación se atienden los cuatro aspectos. Aunque también hay
que considerar que este método de los cuatro niveles no es único e infalible, pues existe
libertad individual, sólo que si en la formación de valores y virtudes atendemos a esta
dimensión cuádruple, estamos ampliando la posibilidad de que nuestros hijos ejerzan una
plena libertad interior.
La mayoría de los papás saben y entienden esto, pero dudan respecto a los
valores que deban propiciar en sus hijos, pues piensan que si los forman en el
Amor, la Verdad, la Honestidad, la Justicia, Generosidad, etc., esto les estorbaría
en la sociedad actual.
Hay que quitar ese pesimismo, hay que tener el valor de enfrentarnos al mundo
actual, pues no somos simples espectadores y víctimas, sino elementos activos
que podemos luchar por mejorar el mundo en que vivimos.
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Con frecuencia, podemos equivocarnos al exigir con igual intensidad el respeto a
distintos valores de diferentes jerarquías, o también podemos ser muy exigentes
en inculcar hábitos secundarios en lugar de virtudes fundamentales.
Los valores son siempre para el hombre. Y al serlo así debemos preguntarnos
cuáles son las actividades más específicamente humanas, es decir, las actividades
que hacen al ser humano ser más persona humana, que sería lo que nos
diferencia más del resto de la Creación. Las actividades serían: Arte, Ciencia,
Moral, Religión y Técnica.
Estos son los conceptos que sirven de guía universal para establecer una
adecuada JERARQUÍA DE VALORES HUMANOS.
Colocándolos en el orden de su mayor nobleza y jerarquía quedarían de esta forma:
RELIGIÓN MORAL CIENCIA ARTE TÉCNICA
En cuanto a fin trascendente, fin último y más noble, los valores materiales del
quinto nivel (técnica) son los MENOS IMPORTANTES, pero en cuanto a medios
son los más inmediatos y cercanos a la existencia humana, por lo que no pueden
ser menospreciados, sino apreciados en su justo valor, pero siempre EN CUANTO
A MEDIOS y no en cuanto a fines.
Hay que insistir entonces que los valores inferiores en cuanto a FINES, se
subordinan a los valores de más arriba.
Por lo tanto, una actitud razonable y prudente evitaría que la voluntad humana se
embelesara en la contemplación de los valores estéticos, ignorando y
despreciando los valores morales.
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También podemos considerar en cuanto a la jerarquización y estima de los
valores un orden según el tipo de bien a que corresponde:
I. TRASCENDENTES
II. SOCIALES
III. FAMILIARES
IV. PERSONALES
V. VITALES O MATERIALES
Es obvio que sólo es bien y valor de suyo, todo aquello que cumple una finalidad
benéfica en cada nivel, sin perjudicar algo relativo al nivel superior.
Así, algo que pudiera tener “valor” para el individuo humano en el nivel IV
(PERSONAL), pero que fuera un disvalor perjudicial para la comunidad, ya sea en
el nivel III (FAMILIAR) o II (SOCIAL), sería más tarde perjudicial aún en el propio
nivel individual. Lo que yo creo que es bueno para mí, no lo es en realidad si no
es bueno simultáneamente para mi familia, mi sociedad y mi relación (RELIGIÓN)
personal con Dios.
A continuación exponemos un cuadro que nos podría ayudar a analizar y
reflexionar sobre la obtención de conclusiones personales y definición de METAS,
DECISIONES Y ESTRATEGIAS concretas, tendientes a fomentar en nuestras
familias una sana y completa jerarquía de valores humanos, tomando en cuenta
las características particulares de la propia familia y de las edades y
peculiaridades de cada uno de sus miembros.
Conclusión
Los valores no son realidades que tiendan a la perfección o que la hayan
alcanzado ya. Tampoco son nubosidades espirituales que puedan ser definidas
por filósofos o académicos de la lengua. Los valores sólo hay que captarlos,
sentirlos, encarnarlos, estimarlos, motivarnos con ellos, enamorarnos de ellos,
vivirlos, para poder contagiarlos, más que transmitirlos a nuestros hijos... y ésta,
es una PRECIOSA Y TRASCENDENTE RESPONSABILIDAD de los padres, que de no
ser afrontada, dificultará mucho el camino de ascenso de nuestros hijos hacia la
verdadera plenitud y felicidad trascendente.
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Reflexión en Grupo
Instrucciones
Puntos de Reflexión
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JERARQUÍA DE VALORES TABLA 1 - ÉL
TIEMPO DEDICADO
VALOR NIVEL
HRS. SEM. %
VALOR NIVEL
Estudio I. Trascendentes
Esposa(o) II. Sociales
Oración III. Familiares
Descanso IV. Personales
Amistades V. Vitales o materiales
Servicio
Deporte / ejercicio físico
Trabajo remunerado
Trabajo no remunerado
Alimentación
Actividades artísticas
Apostolado
Familia en general
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JERARQUÍA DE VALORES TABLA 1 - ELLA
TIEMPO DEDICADO
VALOR NIVEL
HRS. SEM. %
VALOR NIVEL
Estudio I. Trascendentes
Esposa(o) II. Sociales
Oración III. Familiares
Descanso IV. Personales
Amistades V. Vitales o materiales
Servicio
Deporte / ejercicio físico
Trabajo remunerado
Trabajo no remunerado
Alimentación
Actividades artísticas
Apostolado
Familia en general
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Tabla 2
PORCENTAJE PORCENTAJE
HORAS HORAS
% %
1 1 31 28
2 2 32 29
3 3 33 29
4 4 34 30
5 4 35 31
6 5 36 32
7 6 37 33
8 7 38 34
9 8 39 35
10 9 40 36
11 10 41 37
12 11 42 38
13 12 43 38
14 13 44 39
15 13 45 40
16 14 46 41
17 15 47 42
18 16 48 43
19 17 49 44
20 18 50 45
21 19 51 46
22 20 52 46
23 21 53 47
24 21 54 48
25 22 55 49
26 23 56 50
27 24 57 51
28 25 58 52
29 26 59 53
30 27 60 54
*Base 112 horas
semanales
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La búsqueda del sentido de la vida nace de una tensión interna y no de un equilibrio
interno.
De una tensión, entre lo que se ha logrado y lo que todavía no se ha conseguido.
… Esforzarse y luchar por la meta es lo que vale...
Tabla 3
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
% M H M H M H M H M H M H M H M H M H M H M H M H
Alimentación
Apostolado
Amistades
Artísticas
Descanso
Ejercicio
Esposos
Servicio
Oración
Trabajo
Estudio
Familia
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