Resumen PARCIAL DE PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
Resumen PARCIAL DE PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
Resumen PARCIAL DE PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
1
como si la edad reflejara cierta homogeneidad en los diversos procesos de constitución subjetiva. A
su vez, la caída del mito del individuo toca el corazón de una discusión central del campo
psicoeducativo: la referida al problema de la definición de unidades de análisis para abordar
explicaciones e incluso intervenciones sobre los procesos y prácticas educativas.
Esta segunda parte descansará sobre dos hipótesis o líneas de argumentación. Por una parte, la
necesidad de atender a la especificidad que plantean las prácticas de escolarización en términos de
“gobierno del desarrollo”, es decir, de producción de posiciones subjetivas y modos de construcción
de conocimiento particulares. En segundo término, recuperaremos la potencialidad de algunas
discusiones asociadas a los modelos de desarrollo que denominaremos “interaccionistas fuertes”
(originados en los enfoques de la tradición piagetiana y vigotskiana y sus variadas derivaciones) para
explicar los procesos de constitución subjetiva.
Finalmente, intentaremos abordar el serio y tristemente vigente problema que conocemos como
“fracaso escolar/académico masivo” (FEM). Intentaremos mostrar los estrechos vínculos existentes
entre las discusiones planteadas anteriormente y el abordaje del problema del FEM o el concepto de
educabilidad que subyace en su interpretación. De este modo, veremos que las similitudes entre las
posiciones explicativas frecuentes acerca del “fracaso” y la versión “estándar” sobre la educabilidad
no son casuales: suelen descansar en el supuesto de partida acerca del individuo/alumno y sus
presuntos déficits como causa o explicación única de su propio “fracaso”.
Se comprenderá que el análisis crítico es indispensable por el potente efecto etiquetante que
suelen portar las prácticas psicoeducativas no advertidas de la complejidad y encrucijada de
cuestiones que el abordaje del FEM encierra. Una pista de interés la constituyen las construcciones
de prácticas educativas, psicoeducativas y escolares alternativas a los formatos altamente
homogeneizantes y normativos.
2
Un proyecto educativo/escolar tendrá sentidos muy diferentes cuando se ordena por la
construcción de identidades y proyectos comunes proactivos, que cuando se yergue de modo
reactivo, defensivo, frente a un futuro que se vive como crecientemente amenazante.
La figura “individuo” no tiene que ver con la del sentido común habitual, sino que la idea de que se
trata es una construcción social. Aunque parezca paradojal, la representación que tenemos acerca
de nosotros y los demás como individuos relativamente aislables, escindibles, de la naturaleza y los
lazos sociales, es una forma de organización social propia de la modernidad.
Esta forma de individuo, construida en la modernidad, implica como características centrales: su
carácter escindible; su percepción como una unidad; su vivencia como alguien o algo inconcluso, en
proceso, que lo sitúa en posición de espera o esperanza impotente; su vivencia como alguien opuesto
a un mundo externo natural o social al que habría que dominar para ejercer cierta libertad. La
administración de estos individuos se convirtió en una tarea central para la organización moderna.
La figura de la persona como opuesta o alternativa a la de individuo, nos sirve para
pensar/imaginar formas de subjetividad alternativas a la figura individuo.
3
Para la comprensión de este niño constituido al calor de las prácticas de escolarización,
necesitaremos caracterizar los aspectos de lo que podemos denominar dispositivo o formato escolar
moderno.
Por otra parte, la simultaneidad remite, en su carácter “áulico”, a la organización frontal de las
prácticas de enseñanza, que presume un docente frente a un grupo de alumnos que, se supone,
aprenden “en simultáneo”, y en general, por medio de un mismo método, a un mismo ritmo y en todas
las asignaturas que se cursen. Convengamos que es un supuesto difícil de conciliar con la idea de
prácticas de enseñanza más atentas a las construcciones diversas de los alumnos, sea a nivel
individual o grupal.
El efecto de gradualidad y simultaneidad en su combinatoria puede ser crítico a la hora de
comprender los alcances y límites de nuestras prácticas de enseñanza y de los mismos procesos de
aprendizaje. Ambas características son supuestos en buena medida naturalizados y que regulan los
regímenes de trabajo o académicos de los estudiantes. Existe cierta conciencia creciente sobre el
carácter expulsivo de este formato y ha habido –y hay– experiencias en curso o bien alternativas o,
al menos, de flexibilización de estas condiciones.
Otro de los rasgos que hacen a ciertas características del aprendizaje escolar es el carácter
relativamente “artificial” de ciertos aprendizajes o su carácter “desvinculado” o descontextualizado,
aspecto sobre el que volveremos en la siguiente sección.
Lo que caracterizaría a un infante moderno está relacionado con concebirlo como heterónomo, es
decir, no autónomo; necesitado de protección o tutelaje adulto y necesitado de acceso gradual a la
cultura adulta. Es una posición subjetiva con cualidades llamativamente cercanas a las de un alumno.
Desde ya, es una suerte de ideal regulatorio, dado que, como sabemos, estamos obligados a hablar
de una pluralidad de modos de vivir la propia infancia/niñez, aún en las sociedades modernas. Será
muy diferente vivir la desrealizada infancia de un niño de la calle que vivir la escolarizada niñez de
un infante más cercano a la imagen idealizada.
4
No existe un modo natural de vivir la niñez, a pesar de las regularidades evolutivas que la
psicología del desarrollo destaque de modo sobredimensionado, ya que las constituciones subjetivas
siempre, ineludiblemente se producirán dentro de prácticas culturales y educativas, específicas. Las
prácticas pedagógicas producen cursos específicos de desarrollo, formas de constitución subjetiva
específicas “Producen”, es decir, no estimulan o acompañan meramente, sino que decididamente
dan forma, conforman, habilitan o restringen, los cursos de desarrollo posibles.
La posición de infante/alumno, es expresión y producto de formas de organización social/escolar.
Nuestra insistencia por no “naturalizar” ni las prácticas escolares ni el desarrollo humano.
El uso estratégico que los saberes del campo de la psicología han tenido en el terreno educativo.
Saber al que se apela fundamentalmente cuando surgen problemas y se instalan sospechas sobre
la educabilidad de los sujetos, particularmente de aquellos que provienen de sectores populares.
Hemos mencionado previamente que parte del sentido mismo de la existencia de las prácticas de
escolarización es el efecto descontextualizador en el pensamiento que produce la manera en que se
gestionan los aprendizajes. No debe interpretarse negativamente el efecto de tal artificialidad, debe
asumirse en términos de artificio, de procedimiento ingenioso que genera procesos de desarrollo
específicos caracterizados por el alejamiento que brinda del aquí y ahora de la experiencia inmediata.
Lo escolar puede presentarse como un dispositivo que, en su esfuerzo por controlar y producir
resultados homogéneos, produzca pocos sentidos significativos para los sujetos.
La escuela se enfrenta hoy con uno de los problemas cruciales de nuestra contemporaneidad:
aquel que remite a la necesidad de construir sentidos y situaciones de afectación para los sujetos.
Baquero, R. y Terigi, F. (1996): “En búsqueda de una unidad de análisis del aprendizaje
escolar”.
5
El análisis del aprendizaje escolar desde una perspectiva psicoeducativa se ha fortalecido en las
últimas décadas. Se ha producido una centración creciente en un tipo específico de aprendizaje: el
que se verifica en el marco de los procesos educacionales formales.
Algunos elementos que deben tenerse en cuenta para el abordaje de los aprendizajes que tienen
lugar en la escuela:
• comenzaremos proponiendo desnaturalizar nuestra mirada sobre el dispositivo escolar y sobre
la infancia misma, reinstalando el carácter histórico y culturalmente determinado del proyecto político
y social sobre la infancia que supone su escolarización obligatoria y por tanto masiva,
• los procesos de escolarización generan un tipo particular de aprendizaje, el aprendizaje escolar,
de carácter artificial, que produce efectos descontextualizadores sobre el desarrollo cognitivo, y
vincularemos estos efectos con los determinantes duros del dispositivo escolar.
• propondremos la categoría de actividad como una unidad de análisis adecuada a efectos de
explicar y regular los procesos de apropiación de conocimientos en el seno de las prácticas escolares.
6
a ella y los que no lo logran, y respecto a estos últimos las causas de su inadaptación, los diversos
tratamientos realizables y para cada uno de los tratamientos, la estructura que sería preciso dar al
establecimiento encargado de aplicarlo".
Esta legitimación de las prácticas pedagógicas por la psicología produce el sentido común, que
nos hace considerar la escolarización como un contexto natural del desarrollo del niño. La naturaleza
del dispositivo escolar mismo debe ser objeto de análisis por el sesgo particular que produce sobre
el desarrollo infantil. La escolarización opta por producir cursos específicos del desarrollo infantil.
Nuestro esfuerzo innovador no deja de encontrarse una y otra vez con determinantes duros de las
prácticas escolares, como la organización graduada, simultánea, obligatoria, etc. Y aún si pudiéramos
introducir cambios de fondo en algunos de estos determinantes duros, no podríamos hacerlo sin
ponderar y conservar las reglas de juego que las prácticas escolares definen para la producción de
conocimientos y saberes, y para la producción de cursos específicos en el desarrollo infantil.
Bajo la definición genérica de una función educativa o de unos fines pedagógicos, lo que
caracteriza a una institución escolar es la particular forma de organizar series de actividades en aras
de cumplir esa función o alcanzar esos fines. Trilla propone las siguientes notas como distintivas de
las instituciones educativas:
• constituye una realidad colectiva,
• se ubica en un espacio específico,
• actúa en unos límites temporales determinados,
• define los roles de docente y discente,
• predetermina y sistematiza contenidos,
• propone una forma de aprendizaje descontextualizado.
7
sino simplemente como un determinante duro de las prácticas escolares. Pero este determinante
duro impacta de manera diferencial sobre poblaciones diferentes.
Por su parte, la organización espacio-temporal de las actividades que adopta la escuela resulta
también un componente crucial del sesgo que tomarán los procesos cognitivos desplegados en su
interior.
El uso de los espacios o la definición misma del contexto espacial en que se situará la tarea
cumplen un rol central.
La regulación del uso del tiempo, resulta un poderoso organizador de la actividad escolar en
múltiples niveles. "La estructura temporal escolar ha tomado partido por la rigidez". Desde la
consolidación de los calendarios escolares hasta la estructuración de los horarios semanales, parece
claro que el tiempo en la escuela debe ser uniforme.
La escuela excede el ámbito témporo-espacial con el que el niño tiene oportunidad de entrar en
contacto en su vida cotidiana.
Una modalidad específica del aprendizaje escolar radica en el particular uso que se
promueve y se efectúa de instrumentos semióticos específicos - como la escritura-, de los
lenguajes formales -como el matemático-, o incluso de las formas sistemáticas de
conceptualización que portan las teorías científicas, en forma progresivamente
descontextualizada.
Una de las modalidades centrales de funcionamiento del aprendizaje escolar radica en que exige
el dominio de sistemas de representación que permitan a su vez la creación y manipulación de
contextos espacio- temporales remotos. Tales contextos pueden ser en buena medida imaginarios,
y es por esto que en el desarrollo psicológico se encontrará en el juego simbólico un precursor
importante de esta posibilidad de dominio.
Las actividades escolares, definen obviamente de manera sistemática los contenidos y tareas que
regularán el trabajo, distribuyendo posiciones subjetivas determinadas. Tales posiciones resultan las
de alumno y docente. Estas posiciones poseen un rango de comportamientos posibles, es decir, un
código de conducta que regula el propio comportamiento y las relaciones intersubjetivas. El uso
regulado de tiempos y espacios definen coordenadas sustanciales del régimen de trabajo al que
están sujetos alumno y docente. Tanto docentes como alumnos están sujetos a la necesidad de
obtener ciertos logros en ciertos tiempos y con ciertos recursos. Esta mutua sujeción no implica sin
embargo que la relación recíproca sea simétrica.
8
En segundo término, debería reconocerse que las prácticas escolares implican necesariamente
un quiebre en la cotidianeidad de los sujetos, en el sentido de quiebre con las prácticas y contextos
de crianza. El quiebre con las prácticas y contextos de crianza no resulta un obstáculo ni un error de
las prácticas escolares sino en buena medida su razón de ser. Cuando proponemos que los alumnos
superen o abandonen sus perspectivas intuitivas sobre los fenómenos físicos y adopten una
perspectiva científica, todo parece indicar que no se pretende preservar las formas naturales del
pensamiento infantil sino, por el contrario, buscar la apropiación de una de las versiones más sutiles
y complejas del pensamiento humano.
Insistimos en que la artificialidad de la escuela no parece ser tanto un desvío o precio a mitigar
como una cuestión a explicar y a gobernar, dado que revela la naturaleza particular de un contexto
capaz de producir considerables efectos sobre la cognición de los sujetos.
9
Trabajo Práctico Nº 2 - Unidad 3. Teorías psicológicas y educación.
Contenidos: La acción mediada y la actividad como unidades de análisis en la psicología
sociohistórica. Escalas del desarrollo y procesos psicológicos elementales y superiores. La distinción
entre procesos superiores rudimentarios y avanzados; su relación con la descontextualización. Ley
genética del desarrollo cultural, interiorización y zona de desarrollo próximo. Andamiaje, participación
guiada, apropiación e intersubjetividad.
(Págs. 27 a 35).
Nuestros redescubrimientos de la naturaleza distribuida de la mente nacieron de nuestra
familiaridad con la estructura histórico social de la psicología. Decidimos, en consecuencia, explorar
los enfoques de la cognición distribuida del modo siguiente: remontar esa línea de pensamiento hasta
los orígenes de la psicología, presentar su desarrollo por la escuela histórico cultural de principios de
siglo y señalar las ventajas de trabajar desde ese marco cuando se estudia la cognición como
fenómeno distribuido.
El enfoque Histórico-cultural.
Las ideas fundamentales de la psicología histórico-cultural se basan en escritos de finales de la
década de 1920 y principios de la del 30. Uno de sus principios fundamentales es que “el proceso del
desarrollo histórico del comportamiento humano y el proceso de la evolución biológica no coinciden;
uno no es la continuación del otro. Antes bien, cada uno está gobernado por sus propias leyes”
(Vigotsky). Luria comienza por formular la tesis de que “el hombre difiere de los animales por el hecho
de que puede hacer y emplear herramientas”. El cambio estructural que sobreviene con la mediación
instrumental estriba que, en lugar de aplicar directamente su función natural a la solución de una
tarea concreta, el niño pone, entra esa función y la tarea, un determinado medio auxiliar gracias al
cual logra realizarla. La estructura básica de la cognición humana que resulta de la mediación
instrumental ha sido representada por el siguiente triángulo:
10
M (artefacto)
S O
Las funciones naturales (no mediadas) son las que están en la base del triángulo; las funciones
culturales (mediadas) son aquellas en que las interacciones entre el Sujeto y Objeto están mediadas
por un auxiliar, situado en el vértice del triángulo. Si bien el enunciado inicial de Luria parece implicar
que el camino cultural reemplaza el natural, en muchos lugares de su obra resulta claro que los dos
se dan simultáneamente. Él y sus colegas consideran que el lenguaje es “la herramienta de las
herramientas” y tienen una idea bilateral en la mediación instrumental.
Luria resume las consecuencias psicológicas de la mediación cultural del comportamiento: “la
enorme ventaja es que su mundo se duplica. Si no hubiera palabras, los seres humanos tendrían que
vérselas solo con las cosas que pueden percibir y manipular directamente”.
El triángulo clásico de la mediación es una descripción de los condicionamientos estructurales
fundamentales de la cognición humana individual. Pero omite el dinámico mundo doble al que se
refiere Luria. En consecuencia, debemos agregar el tiempo, en cuyo transcurso los dos mundos (el
dado directamente y el mediado culturalmente) se sintetizan sin cesar para proporcionar los
fundamentos mentales de las acciones en tiempo real que las personas llevan a cabo en el mundo.
Aunque útiles como estructuras mínimas esquemáticas de las funciones cognitivas del hombre,
ambos triángulos no dan cuenta de la naturaleza colectiva de las actividades humanas, o de los
sistemas de actividad, como los llamaba Leontiev.
En este nuevo triangulo, los individuos están constituidos en comunidades. Las relaciones entre
el sujeto y la comunidad están mediadas, por una parte, por artefactos mediadores del grupo y, por
la otra, por reglas (normas y sanciones que especifican y regulan los procedimientos correctos
esperados y las interacciones aceptables entre los participantes). Las comunidades implican una
división del trabajo, la distribución, constantemente negociada, de tareas, poderes y
responsabilidades entre los que participan en el sistema de actividad.
Comprobaciones de que los sistemas de actividad son una unidad básica de análisis:
11
1) Suministra un mapa conceptual de los principales lugares en que está distribuida la cognición
humana.
2) Incluye a otras personas que, de algún modo, deben ser tomadas en consideración al mismo
tiempo que el sujeto, como constituyentes de los sistemas de actividad humana.
3) Cuando las actividades se institucionalizan, son más fuertes y duraderas. De hecho, los
sistemas de actividad como los que se dan en las escuelas y en los consultorios médicos, por
ejemplo, parecen reproducir una y otra vez acciones y resultados similares de una manera
visiblemente monótona y repetitiva que les confiere a las restricciones culturales operantes
una cualidad aparentemente abrumadora.
Lo mejor es considerar los sistemas de actividad como formaciones complejas en las que el
equilibrio es una excepción y las tensiones, las perturbaciones y las innovaciones locales son la regla
y el motor de cambio. Cuando se sigue un sistema de actividad a lo largo del tiempo, pueden
descubrirse también transformaciones cualitativas generales.
Podemos resumir la concepción histórico-cultural de la estructura fundamental de la actividad
humana de la siguiente manera:
1. Las funciones psicológicas que tenemos en común con nuestros primos pre-humanos
(funciones naturales), se desarrollan según principios diferentes de los de las funciones
psicológicas mediados por herramientas y reglas.
2. La mediación cultural crea una estructura universal de la mente humana, propia de la especie,
y una morfología de la acción asociada a ella.
3. La mediación cultural tiene un efecto recursivo y bidireccional; la actividad mediada modifica
al mismo tiempo al ambiente y al sujeto.
4. Los artefactos culturales son materiales y simbólico; regulan la interacción con el ambiente y
con uno mismo. En este sentido son, “herramientas” y la principal es el lenguaje.
5. El ambiente cultural en el que los niños nacen contiene el conocimiento acumulado de las
generaciones anteriores. Al mediar su comportamiento a través de esos objetos, los seres
humanos no solamente aprovechan su propia experiencia sino también la de los antepasados.
6. La mediación cultural implica una modalidad de cambio evolutivo propia de la especie, en la
que los logros de generaciones anteriores se acumulan en el presente como parte
específicamente humana del ambiente; la cultura es, en este sentido, la historia del presente.
7. La mediación cultural implica la especial importancia del mundo social en el desarrollo del
hombre, puesto que únicamente otros seres humanos pueden crear las condiciones
especiales necesarias para que ese desarrollo se produzca.
8. Una unidad natural de análisis para el estudio del comportamiento humano son los sistemas
de actividad, sistemas de relaciones, históricamente condicionados entre los individuos y su
ambiente inmediato, culturalmente organizado.
La investigación histórico-cultural rusa basada en las ideas resumidas, se limitaba primeramente
al nivel de las acciones individuales aplicando el “método de la doble estimulación”, el cual consta en
poner a una persona en situación de resolver un problema en el que la acción directa resulta ineficaz,
de modo que, para alcanzar la meta, el individuo tiene que hallar o crear medios auxiliares. Los
experimentos que aplican ese método se consideraron también una versión especifica de un
experimento microgenético, que provocaba el proceso de cambio psicológico en condiciones
controladas de laboratorio.
Tal como los estudios con niños podían revelar que la adquisición de elementos de mediación era
decisiva para la ontogenia del comportamiento, del mismo modo, estudios similares referidos a los
elementos de mediación decisivos para corregir el comportamiento en casos de daño o de
enfermedad, podrían permitir el análisis de los procesos microgenéticos del pensamiento cotidiano.
Por ejemplo, Luria y Vigotsky realizaron un trabajo piloto con un paciente que sufría del mal de
12
Parkinson. Su estado era tan grave que no podía andar por la habitación. Pero, paradójicamente,
podía subir escaleras. Vigotsky y Luria formularon la hipótesis de que cuando el paciente subía las
escaleras, cada escalón representaba una señal a la que tenía que responder de manera consciente.
Cuando Vigotsky coloco pedazos de papel en el suelo y le pidió que caminara por la habitación
pisándolos, el paciente, antes inmóvil, fue capaz de desplazarse por la habitación sin ayuda. Luria y
Vigotsky mostraron que un conjunto de técnicas que inducían a los sujetos a regular su
comportamiento de manera indirecta, a través del lenguaje y de señales artificiales, producía el mismo
tipo de efectos curativos.
A diferencia de Wundt, aspiraban a crear una psicología unitaria cuyo núcleo seria la mediación
cultural y de allí el supuesto de que la cognición es un fenómeno distribuido.
Introducción.
En las primeras décadas del siglo XX, la Psicología era ya una disciplina científica reconocida y
en creciente proceso de institucionalización en muchos países europeos y en Norteamérica. Sin
embargo, ninguno de los sistemas teóricos construidos antes de 1925 había prestado atención a la
educación como proceso decisivo en la génesis de las capacidades psicológicas que nos caracterizan
como seres humanos.
Un joven profesor de Psicología en la Escuela de Magisterio de Rusia se atrevió a proponer y a
desarrollar una teoría revolucionaria en la que la naturaleza humana es el resultado de la
interiorización, socialmente guiada, de la experiencia cultural transmitida de generación a generación.
Lev Vygotsky era un intelectual excepcional. Desde adolescente había mostrado un encendido
interés por la literatura, así como por otras muchas manifestaciones artísticas y culturales. Fue desde
muy joven un activo pensador marxista. Se involucró activamente en la tarea revolucionaria de
construir una nueva sociedad, una nueva cultura, una nueva ciencia y un hombre nuevo.
Ese ambicioso proyecto de transformación había de apoyarse en una teoría científica sobre la
naturaleza humana y su cambio; una teoría que no podía ser sino el resultado de aplicar el análisis
materialista dialéctico a las funciones psicológicas humanas y a las producciones artísticas y
culturales. De ahí emergen todos los temas de investigación que fueron sucesivamente ocupando a
Vygotsky, la necesidad de encontrar un método (el método genético experimental) y una unidad
de análisis (la actividad instrumental y la interacción) para el estudio científico de la Psicología,
el origen socio-histórico de las funciones psicológicas superiores, la importancia de los instrumentos
de mediación en la génesis y la variabilidad cultural de la conciencia, las relaciones entre aprendizaje
y desarrollo, la organización semiótica del pensamiento, etc.
Vygotsky apenas vivió lo suficiente para trazar las líneas maestras de ese proyecto de
reconstrucción de la Psicología. Sus muchos colaboradores y discípulos, dieron continuidad a esa
obra inconclusa. Tales desarrollos de las concepciones e intuiciones vygotskianas constituyen hoy
13
día lo más estimulante de la producción de la denominada «escuela de psicología soviética». Hoy
día su teoría sociocultural es una referencia ineludible en el desarrollo histórico de la Psicología.
Vygostky fue antes educador que psicólogo y llegó a la Psicología desde su interés por la
educación. En su concepción psicológica, la educación es el proceso central de la humanización
y la escuela el principal «laboratorio» donde estudiar la dimensión cultural, específicamente humana,
del desarrollo. Al mismo tiempo, durante toda su vida científica sostuvo que el fin práctico de la
Psicología es la mejora de la sociedad a través del perfeccionamiento de la educación.
La teoría sociocultural ha servido para formular cuestiones desde una nueva perspectiva donde
la dimensión social adquiere un carácter fundamental en la explicación de la naturaleza humana. La
perspectiva sociocultural cuenta hoy día con un extenso cuerpo de investigaciones en relación con la
escuela como institución cultural en la que se producen aprendizajes.
Hemos optado por ajustarnos a los supuestos centrales de la teoría y complementarlos
brevemente con las aportaciones recientes de aquellos autores o autoras más influyentes en el
ámbito internacional y en el español.
14
Una propuesta de estas características, sin embargo, quedaría incompleta sin una redefinición de
qué se entiende por desarrollo. De acuerdo con Wertsch (1985), esta noción puede concretarse en
tres puntos.
En primer lugar, el desarrollo no es definido como un incremento cuantitativo y acumulativo
constante en las capacidades de los individuos, sino como un proceso en el que se dan saltos
«revolucionarios», por los que cambia la propia naturaleza del desarrollo. Las fuerzas que controlan
el desarrollo se relacionarían de forma diferente en distintos momentos, lo que daría lugar a cambios
cualitativos. La nueva reorganización resultante sería explicada, entonces, por un conjunto de
principios diferente.
En segundo lugar, estas reorganizaciones se relacionan con la aparición de nuevas formas de
mediación de los procesos psicológicos a lo largo del desarrollo (por ejemplo, en el desarrollo del
individuo aparecerían nuevos instrumentos de mediación, como la escritura, y nuevas estrategias de
resolución de problemas). No se trata de que las nuevas formas de mediación reemplacen a las
anteriores, sino de que las relaciones entre los distintos factores han de reformularse para que
resulten integrados.
Por último, el tercero de los aspectos relativos a la noción de desarrollo en Vygotsky se refiere a
que no existe una única clase de desarrollo relevante para la explicación del funcionamiento
intelectual humano, sino distintos tipos de desarrollo o dominios genéticos. Vygotsky se refirió a
cuatro dominios genéticos necesarios para entender la conducta humana y los procesos
psicológicos, a saber:
- el filogenético,
- el sociogenético,
- el ontogenético y
- el denominado microgenético.
El uso del método genético, entonces, no se circunscribe al dominio ontogenético, aunque los
trabajos empíricos de Vygotsky están más relacionados con ese nivel.
En relación con la filogénesis, esto es, la historia evolutiva de la especie, Vygotsky se centró en
la comparación entre los simios superiores y los seres humanos, y aceptó el principio darwiniano de
la adaptación como factor explicativo de las transformaciones. De acuerdo con el autor, el abismo
cualitativo que separa a los simios y a los seres humanos está explicado, además de por las
transformaciones biológicas, por el uso de las herramientas, que jugaron un papel fundamental en la
emergencia de las funciones psicológicas superiores. El dominio sociogenético o histórico-
cultural se refiere a la evolución del individuo no en cuanto sujeto biológico, sino como participante
en un grupo cultural.
En el dominio ontogenético, el relativo al desarrollo personal, se pueden distinguir dos planos
de desarrollo: la línea natural y la línea cultural del desarrollo. La línea natural del desarrollo viene
determinada por las características biológicas de la especie. La influencia de la línea cultural del
desarrollo, a través del lenguaje y otros sistemas simbólicos, se traduce, pues, en la adquisición de
las funciones psicológicas superiores, genuinamente humanas. A este dominio ontogenético
corresponden los estudios sobre la interiorización: la génesis y la transformación de un proceso
psicológico desde sus formas sociales y compartidas a sus formas privadas o individuales.
Por último, el dominio microgenético se refiere a dos tipos de procesos que interesaban a
Vygotsky. Por un lado, la génesis de un acto mental singular y, por otro, las transformaciones que
tienen lugar en el curso de una sesión experimental como las que utilizaba en los diseños de sus
investigaciones. Se trata de los cambios que tienen lugar en un período delimitado y no muy extenso
de tiempo. Aunque Vygotsky no hizo una referencia directa a un dominio microgenético como tal,
15
algunos autores han señalado que el interés por este nivel de análisis puede encontrarse en sus
trabajos.
16
La Zona de Desarrollo Próximo.
Podemos preguntarnos cómo puede una persona interiorizar los contenidos y las herramientas
psicológicas de su cultura, cómo se da esa transición de lo interpersonal a lo intrapersonal. El
concepto de Zona de Desarrollo Próximo formulado por Vygotsky responde a esta pregunta
definiendo una zona en la que se pone en marcha un sistema interactivo, una estructura de apoyo
creada por otras personas y por las herramientas culturales apropiadas para una, que permite al
individuo ir más allá de sus competencias actuales. Vygotsky dice de ella que no es otra cosa que la
distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver
independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la
resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más
capaz.
Para Vygotsky la participación de los niños y las niñas en actividades culturales, donde comparten
con compañeros más capaces los conocimientos e instrumentos desarrollados por su cultura, les
permite interiorizar los instrumentos necesarios para pensar y actuar. Los agentes activos en la zona
de desarrollo próximo (ZDP en adelante) no sólo incluyen a personas, como niños y adultos con
distinto grado de experiencia, sino, además, a artefactos como libros, vídeos, soporte informático,
etc.
La ZDP no es una propiedad del individuo en sí, ni del dominio interpsicológico, sino de ambos:
está determinada conjuntamente por el nivel de desarrollo del niño y las formas de instrucción
implicadas en el desarrollo de la actividad. Son las actividades educativas —en el caso de la escuela,
podemos decir los procesos de enseñanza y aprendizaje— las que, de acuerdo con esta
determinación, crean la zona de desarrollo próximo.
La ZDP, en segundo lugar, no es una zona estática sino dinámica, donde cada paso es una
construcción interactiva específica de ese momento, que abre, a su vez, distintos cursos de evolución
futuros. El adulto o el niño más competente realizan acciones encaminadas a que el participante
menos competente pueda hacer de forma compartida lo que no es capaz de realizar solo.
El concepto de andamiaje que también refleja el carácter dinámico al que nos venimos refiriendo.
Este concepto sugiere que el apoyo eficaz que el adulto proporciona al niño es aquél que se ajusta a
sus competencias en cada momento y que va variando a medida que éste puede tener más
responsabilidad en la actividad. La retirada de la ayuda y la cesión progresiva del control al niño, de
forma contingente a su progreso en la tarea, aseguran el traspaso de responsabilidad que es en sí la
meta de la actividad.
El rol activo de los aprendices juega un importante papel en el carácter dinámico de la ZDP. Las
investigaciones de Newman, Griffin y Cole (1989), realizadas en el contexto educativo, han mostrado
que las intervenciones de todos los participantes en una actividad, y no sólo las de los más expertos,
es fundamental para el curso que toman esas actividades. Aunque la definición de la tarea
predominante es la del profesor, no obstante, los alumnos pueden apropiarse de la situación en
sentidos no previstos por él.
Esta discusión sobre la noción de zona de desarrollo próximo nos lleva a una breve reflexión sobre
sus relaciones con los procesos de desarrollo. Nos interesa señalar brevemente que para Vygotsky
los procesos evolutivos y los de aprendizaje no coinciden, no son idénticos, aunque forman una
unidad. El desarrollo es alentado por los procesos de aprendizaje y, en gran medida, es una
consecuencia de ellos.
17
acuerdo con esta autora, el aprendizaje puede comprenderse como la apropiación de los recursos
de la cultura a través de la participación en actividades conjuntas. El aprendizaje escolar es un
fenómeno comunitario, en el que alumnos y alumnas aprenden gracias a su participación en las
actividades que se desarrollan en comunidades de aprendices, actividades que están conectadas
con las prácticas de esa comunidad y con su historia. En los procesos que tienen lugar mientras niños
y adultos realizan conjuntamente esas actividades, los niños adquieren formas más maduras de
participación en la sociedad gracias a la asistencia directa que reciben de los adultos o de otros niños.
Según Rogoff, dos son los procesos que se dan en la participación guiada. En primer lugar, los
adultos y compañeros apoyan, estimulan y organizan las actividades de forma que los niños pueden
realizar aquella parte que les es accesible. Lo que hacen es construir puentes desde el nivel de
comprensión y destreza del niño o niña hacia otros niveles más complejos. Haciendo al aprendiz
responsable de parte de la actividad que se comparte. En segundo lugar, los adultos y los
compañeros estructuran la participación de los niños de forma dinámica, ajustándose a las
condiciones del momento. A medida que la responsabilidad y la autonomía de los aprendices va
siendo progresivamente mayor, el control de la actividad se va traspasando desde el adulto al propio
niño.
A través de la participación guiada los niños pueden apropiarse de los conocimientos y las
herramientas culturales que forman parte de la actividad. El concepto de apropiación, de nuevo,
acentúa el hecho de que este hacer suyos supone una reconstrucción y una transformación de los
conocimientos y los instrumentos que son objeto de la apropiación. Los conocimientos y los
instrumentos que así se adquieren, además, serán utilizados en situaciones futuras de forma
contextualizada, lo que puede significar usos diferentes a los del contexto en el que se aprendió.
A lo largo de la discusión sobre la ZDP y el contexto educativo, parece que la idea de ajuste se
repite como un elemento esencial para el diseño de la intervención.
Por último, y en relación con el concepto de ZDP, para que la comunicación sea posible, y con ella
la actividad conjunta, es necesario que los participantes en la interacción puedan compartir
perspectivas; esta comprensión mutua ha sido denominada intersubjetividad. Para que se dé la
comunicación los participantes deben compartir una comprensión conjunta o conocimiento
compartido.
18
culturales, se adquieren a través de las prácticas de esas culturas, en actividades de interacción
social cercana.
Como decíamos siguiendo a Vygotsky, el lenguaje se convierte en el sistema de signos privilegiado
para el desarrollo psicológico humano. El lenguaje media la relación con los otros y, además, media
la relación con uno mismo. En un principio, el lenguaje tiene una función esencialmente comunicativa
y de regulación de la relación con el mundo externo; más adelante, el lenguaje se convierte en
regulador de la propia acción.
La escuela como institución presente en las sociedades avanzadas se caracteriza por una serie
de rasgos y por una organización del comportamiento peculiar. La estructura social y el conjunto de
actividades que se realizan son específicas de este contexto. Las unidades están formadas por
grupos amplios en los que una persona adulta, que no pertenece al contexto familiar cercano de
desarrollo de los aprendices, es responsable de un grupo extenso de niños y niñas. Las actividades
que se realizan en estos grupos sociales están desplazadas de los contextos prácticos de actividad
en sí; en ellas se desarrollan, en gran medida, habilidades que se estiman necesarias para contextos
sociales futuros.
La estructura de participación y las formas de discurso son, igualmente, específicas. Los estudios
sobre las formas en que el lenguaje es utilizado en las escuelas revelan patrones distintivos que
pueden ser denominados «discurso instruccional». Este discurso, distinto en forma y contenido de
otras interacciones verbales, revela turnos de interacción encaminados a aportar información
específica, controlar las ejecuciones de los participantes, evaluar el progreso de los alumnos, y se
caracteriza por estructuras interactivas específicas del discurso escolar.
19
culturalmente organizadas y con herramientas y contenidos que son culturales. Las perspectivas
socioculturales enfatizan la interdependencia entre los procesos individuales y sociales en la
construcción del conocimiento. La teoría sociocultural entiende el aprendizaje como un proceso
distribuido, interactivo, contextual y que es el resultado de la participación de los aprendices en una
comunidad de práctica. Aprender, de acuerdo con estas ideas, no significa interiorizar un conjunto de
hechos o entidades objetivas, sino participar en una serie de actividades humanas que implican
procesos en continuo cambio.
La meta educativa a conseguir es que el aprendiz se apropie de los recursos de la cultura, a través
de su participación con otros más expertos en actividades conjuntas también definidas por la cultura.
Conceptos elaborados desde diferentes orientaciones —por ejemplo, los de conocimiento
compartido, andamiaje o participación guiada— confluyen en una explicación del aprendizaje como
colaboración o coordinación conjunta, donde la influencia educativa no se restringe a la interacción
profesor/alumno. La interacción entre alumnos es igualmente reconocida como contexto social de
construcción de significados.
El aprendizaje escolar es concebido desde gran parte de las propuestas constructivistas como la
socialización de los alumnos y alumnas en formas de habla y modos de discurso, que son específicos
de contextos situados cultural e históricamente.
20
Trabajo Práctico Nº 3 - Unidad 3. Teorías psicológicas y educación.
Contenidos: Las cuatro generaciones de la teoría histórico-cultural de la actividad con foco en la
segunda y la tercera. La aplicación de las ideas histórico-culturales en la práctica: el caso del
aprendizaje de la lectura y de la reorganización de la actividad laboral. Ciclos expansivos de los
sistemas de actividad: el papel de las contradicciones y las relaciones cíclicas entre la internalización
y la externalización. Las relaciones entre diversos sistemas de actividad en la tercera generación.
Adquisición de la lectura.
Ha resultado particularmente arduo explicar en qué consiste “la lectura con comprensión” y la
secuencia de interacciones a través de la cual se desarrolla ese proceso. Parte de los problemas que
enfrenta la investigación actual de la lectura es que no han tomado en cuenta las propiedades
distribuidas de la cognición. En particular, son especialmente deficientes en su concepción del
aprendizaje de la lectura como una actividad conjunta, mediada y productora de significados, que se
desarrolla entre docentes y alumnos, en la que la distribución del trabajo cognitivo debe ser
sistemáticamente transformada.
Si al problema de la adquisición de la lectura se aplican ideas acerca de la distribución de la
cognición derivados de un enfoque histórico-cultural de la actividad, son dos los principios que
resultan pertinentes:
1. El procesamiento cognitivo que se produce en el aprendizaje de la lectura no es una cuestión
individual, los procesos cognitivos requeridos están distribuidos entre docente, alumno, otros
estudiantes y los artefactos culturales en torno de los cuales se coordinan en actividad llamada
“enseñanza y aprendizaje” de la lectura.
2. El estado futuro esperado, la lectura madura, debe estar de alguna manera presente al
comienzo del adiestramiento bajo la forma de restricciones que hacen posible el desarrollo de
ese nuevo sistema de mediación por adquirir.
Traslado del punto de “llegada” al comienzo: la tarea del adiestramiento y desarrollo se encuentra
más especificada, de alguna manera podemos crear un sistema de interacción interpersonal de modo
tal que el sistema combinado niño-adulto pueda coordinar el tacto de la lectura del primero antes de
que este pueda realizar esta actividad por sí solo.
Creación de la actividad: debemos representar el sistema de actividad que ha de lograr las
coordinaciones necesarias. Este sistema distribuye deliberadamente la cognición mediante un
conjunto de artefactos en forma de maximizar la capacidad del docente de diagnosticar el estado de
comprensión del niño y las posibilidades de que aprenda a leer. La práctica especifica es una
modificación del procedimiento de enseñanza reciproca de Palincsar y Brown, en el que el docente y
el alumno leen en silencio parte de un texto y después entablan un dialogo que incluye el resumen
del texto, la resolución de los problemas de comprensión que surgen, la formulación de preguntas
acerca de la idea principal y la predicción de la parte siguiente.
21
Las herramientas de mediación fundamentales aquí son un texto, un guion visible de actividad
común escrito en un pizarrón, y un conjunto de roles y reglas para guiar la actividad que denominamos
“lectura, preguntas y respuestas”. King comprobó la eficacia de esta actividad por comparación con
un grupo de control. Además, incluyó un grupo de niños con quienes utilizó el tipo de intervención
estructurada que Scardamalia y Bereiter llaman “facilitación de procedimientos”, a fin de evaluar si
las características dinámicas y dialógicas de “nuestra actividad” eran más eficaces que los libros de
ejercitación que pedía a los niños que realizaran individualmente y en forma escrita cada una de las
tareas que correspondían a las tarjetas de roles. King halló que ambos aumentaban el rendimiento
de los niños en lectura.
Para comenzar, tuvimos una entrevista con cada uno de los 16 médicos de dos puestos de salud
de un centro especializado. La entrevista incluía, entre otros temas, preguntas referidas a la
concepción que el médico tenía del objeto de su trabajo. Del análisis de los protocolos resultó una
clasificación de los marcos de referencia de los médicos a propósito del objeto de su trabajo. Los 5
marcos de referencia hallados entre los médicos de esta organización corresponden a 5 modelos de
pensamiento acercad e la enfermedad históricamente distintos y culturalmente muy arraigados.
Además, se filmaron algunas consultas elegidas al azar. Los análisis de los videos apoyan la
conclusión de que esos distintos marcos de referencia se vinculan con diferentes procedimientos
prácticos para tratar con los pacientes en el consultorio.
Este tipo de diversidad es una característica importante de la distribución de la cognición en el
trabajo especializado. Potencialmente es una rica fuente de recursos, no obstante, es esta
organización concreta, lo mismo que en muchas otras modernas, las ventajas potenciales fueron casi
imposibles de extraer.
En el centro estudiado había gran número de pacientes que utilizaban los servicios en forma
excesiva y cambiaban constantemente de médico, según cual estuviera de servicio o con tiempo de
consulta disponible. Las relaciones entre médico y paciente estaban regidas por el anonimato y la
discontinuidad. Esas circunstancias, junto con fuertes presiones de producción, crearon una
atmósfera de creciente crisis en el sistema de actividad.
Los médicos tenían poco tiempo o pocos incentivos para detenerse a reflexionar acerca del
problema de pacientes complejos, y, mucho menos, para discutirlos en común.
22
En este sistema de actividad, las contradicciones arraigadas explicaban tales rupturas. La primera
contradicción se daba entre la complejidad de los problemas del paciente y la distribución arbitraria
de pacientes entre médicos. La segunda contradicción se daba entre la demanda de asistencia de
calidad para problemas complejos y la regla que exige consultas rápidas. La tercera contradicción se
daba entre los problemas complejos del paciente y las herramientas del diagnóstico biomédico.
En la siguiente figura se sitúan las tres contradicciones en los lugares que les corresponden dentro
de nuestro modelo general de un sistema de actividad. El enfoque compartimentalizado y aislado del
cuidado de la salud, reforzado por la falta de rumbo fijo por parte del paciente, contribuyó, en su
momento, al incremento de la presión de producción. Se estableció así un círculo vicioso.
La tarea del investigador consistía en suministrar datos y herramientas conceptuales que les
permitieran a los profesionales quebrar el círculo vicioso advirtiendo que su división del trabajo
reforzaba y perpetuaba la presión de producción y el aislamiento que percibían. La identificación y
conceptualización de tales contradicciones por parte de los profesionales fue una condición decisiva
para que concentraran sus esfuerzos en el diseño de un nuevo modelo de su trabajo.
La característica principal de ese modelo es una nueva división del trabajo que modifica de manera
radical las condiciones de utilización de los recursos cognitivos distribuidos del sistema.
El nuevo sistema exigió que para cada zona de población, cuidadosamente organizada, hubiese
un médico asignado. La implementación del nuevo modelo produjo algunos resultados notables. En
1987 y 1988, la crisis de los centros de salud empezó a manifestarse en la forma de un creciente
número de puestos médicos vacantes.
Las características fundamentales del nuevo modelo se resumen en la siguiente figura.
23
Tras un retraso inicial, el personal de los puestos mantuvo dos reuniones de crisis, llegando a la
solución. Propusieron el paso temporario de dos médicos del centro más pequeño al más grande, de
manera que pudiera realizarse la implementación de áreas de población designadas.
Mejoraron la accesibilidad y disponibilidad de turnos diurnos regulares y consultas telefónicas,
reduciendo drásticamente el uso excesivo de servicios de guardia ambulatoria.
Desde el punto de vista cognitivo, esta transformación exige que los profesionales hagan una
nueva conceptualización del objeto de su trabajo. En lugar de ser visitantes ocasionales, los pacientes
y sus problemas deben ser vistos como una relación de asistencia, potencial o de largo plazo, con el
médico.
Si el funcionamiento diario del sistema de actividad en crisis toma la forma de círculo vicioso, la
transición que se acaba de describir puede ser caracterizada como un ciclo expansivo, es decir, es
un proceso evolutivo que comprende la internalización de una cultura dada de práctica y la creación
de nuevos artefactos y patrones de interacción. La nueva estructura de actividad requiere un análisis
reflexivo de la estructura de actividad existente: los participantes deben aprender a conocer y a
comprender lo que quieren superar. Y la creación de un nuevo sistema de actividad requiere la
apropiación reflexiva de modelos y herramientas avanzados que ofrezcan la posibilidad de salir de
las contradicciones internas.
A medida que el nuevo modelo se estabiliza, la internalización de las formas y los medios que le
son inherentes pasa a ser otra vez la forma dominante de aprendizaje y de desarrollo.
En el nivel de los sistemas de actividad colectiva, un ciclo expansivo así puede ser visto como
equivalente al paso por la zona de desarrollo próximo analizada por Vigotsky en el nivel del individuo
y del grupo pequeño de aprendizaje.
El conocimiento especializado puede concebirse como un sistema de cognición distribuida en un
sistema de actividad. El tipo de distribución observado en el centro de salud al comienzo del proyecto
era un sistema de compartimentalización. El tipo de distribución alcanzada a través del ciclo
expansivo fue el del trabajo en equipo. La transición desde el conocimiento especializado
compartimentalizado hasta un conocimiento especializado basado en un equipo fue, en lo esencial,
un proceso de redistribución de la cognición fundado en un diseño hecho desde abajo.
Introducción.
La teoría de la actividad se aplica de múltiples formas alrededor del mundo. Nuestro propio trabajo
ha evolucionado en el marco de lo que a veces se denomina la escuela finlandesa de la teoría de la
actividad. Este enfoque es conocido por su modelado de sistemas de actividad como principales
unidades de análisis, por su énfasis en el carácter orientado al objeto y movilizado por las
contradicciones de la actividad, por la teoría del aprendizaje expansivo, tanto como la más reciente
metodología de intervenciones formativas y estudios de agencia transformadora por doble
estimulación.
24
A continuación, rastrearemos la formación de las ideas centrales y hallazgos generados en la
escuela finlandesa.
En la siguiente sección, presentaremos la noción de las cuatro generaciones de la teoría de la
actividad y las lentes que usaremos para discutir ejemplos de investigación que representan las
cuatro generaciones.
Las cuatro generaciones comparten ciertas ideas fundamentales. Todas ellas ven que el trabajo
necesita ser analizado como una práctica orientada al objeto, mediada por instrumentos, y cambiando
a través de sus contradicciones inherentes. El trabajo tiene que ser entendido en su constante
desarrollo y transformaciones, haciendo del aprendizaje un aspecto central del trabajo. La agencia
transformadora y la acción voluntaria son de crucial importancia para realizar y dar forma al trabajo.
Las cuatro generaciones acuerdan en que las intervenciones formativas que tienen como objetivo
encontrar nuevas posibilidades y potenciales son la forma más adecuada de estudiar el trabajo.
En las próximas secciones, examinamos las cuatro generaciones de los estudios del trabajo de la
teoría de la actividad. Nuestro enfoque principal es la evolución de la unidad de análisis a lo largo de
las cuatro generaciones. También prestaremos atención a cómo se conceptualizan el aprendizaje y
25
la agencia en cada generación, y qué tipo de intervenciones se llevan a cabo en los proyectos
presentados como ejemplos de las cuatro generaciones.
Una mínima constelación y unidad de análisis, en este caso, incluía al sistema de actividad del
Hospital de Niños, el sistema de actividad del centro de cuidados primarios de la salud, y el sistema
de actividad de la familia del niño. Tal como en los estudios de la segunda generación, modelos como
el descripto en la Figura 5 son típicamente usados en las sesiones de intervención como instrumentos
de análisis y diseño colaborativo.
En Helsinki, el gasto per capita en cuidado de la salud estaba claramente por encima de los
promedios nacionales, lo que se debía ampliamente al excesivo uso y el alto costo de los servicios
provistos por el hospital central de la Universidad del cual el Hospital de Niños es una parte. Así había
una tensión entre el centro del cuidado primario de la salud y el hospital de la universidad. Los centros
de salud en el área de Helsinki estaban culpabilizando al hospital de la universidad por sus altos
costos, mientras que el hospital de la universidad criticaba a los centros de salud por las excesivas
derivaciones y por no ser capaces de afrontar el cuidado de los pacientes que no necesariamente
precisan el cuidado del hospital.
26
Figura 5. Una constelación de sistemas de actividad y sus contradicciones como unidad de análisis
de la tercera generación en el estudio del Hospital de Niños.
También surgió una contradicción entre el nuevo objeto (pacientes que se desplazan entre la
atención primaria y la atención hospitalaria) y los instrumentos recientemente establecidos, es decir,
las relaciones de cuidado, en la asistencia primaria, y las rutas o caminos críticos, en el trabajo
hospitalario. Al ser de temporalidad lineal y enfocados principalmente en la asistencia dentro de la
institución, estos instrumentos resultaron inadecuados para el abordaje de pacientes que
presentaban múltiples problemas simultáneos y contactos paralelos con las diferentes instituciones
de cuidado. En el sistema de actividad de la familia del paciente, había también una contradicción
entre el objeto complejo de múltiples enfermedades de un niño y las herramientas en gran parte no
disponibles o desconocidas para dominar el objeto.
En la quinta sesión de la intervención, un médico del Hospital de Niños utilizó la expresión “atar
nudos” para captar la idea de un nuevo patrón de actividad necesario para lograr la atención
colaborativa de niños con enfermedades múltiples más allá de los límites institucionales. Los
profesionales deben poder conectarse y coordinarse entre sí y con los padres rápidamente “al
instante” cuando sea necesario, pero también sobre la base de un plan a largo plazo compartido y
supervisado mutuamente. La noción de trabajo negociado en los nudos se convirtió en una clave para
la nueva práctica emergente y la caja de herramientas del acuerdo de atención que generaron los
participantes.
En los estudios de la tercera generación, las interacciones laterales a través de los límites entre
los sistemas de actividad participantes se vuelven centrales. Esta dimensión transversal del
aprendizaje expansivo implica la construcción de nuevas relaciones sociales a través del debate, la
negociación y la experimentación compartida. Si bien todavía es principalmente una noción implícita,
se vio que la agencia emerge a través del reconocimiento de las diferencias y complementariedades
de experiencia y posiciones. La introducción del trabajo en los nudos requiere que los participantes
reconozcan que el centro de iniciativa, control y poder no es estable. Cuando el centro no se sostiene,
los nudos de colaboración deben reconstruirse una y otra vez de acuerdo con las necesidades
27
cambiantes del objeto y el problema en cuestión. Para los profesionales, la transición de la burocracia
compartimentada y la producción en masa al trabajo en red y la configuración conjunta es tanto un
riesgo como una posibilidad.
28
Trabajo Práctico Nº 4 - Unidad 4. El abordaje psicoeducativo de los aprendizajes escolares.
Contenidos: La enseñanza y el aprendizaje como procesos comunicativos y lingüísticos. Aprender
sobre y a través del lenguaje. Las conversaciones exploratorias y en colaboración en el aula. Algunas
estrategias discursivas presentes en el habla educacional: repetición, expansión, reestructuración y
reconceptualización. Contextualización y descontextualización a través del discurso en clase.
Algunas situaciones para hablar y escuchar: el relato grupal de cuentos, el relato de experiencias
personales, las adivinanzas y la entrevista.
Sin embargo, cuando los niños ingresan en la escuela hay diferencias entre ellos:
- no todos conocen en igual medida el dialecto estándar que se habla en la escuela y que se
utiliza para la escritura,
- no todos están acostumbrados a interactuar con desconocidos y a formular y responder
preguntas,
- no todos usan el lenguaje para averiguar sobre el mundo, analizar y reflexionar sobre
experiencias pasadas, razonar y justificar, considerar posibles alternativas, construir historias
imaginarias, planificar hechos futuros y proyectarse en la vida y en los sentimientos de los
otros,
- no todos han alcanzado el mismo control de sus recursos lingüísticos para producir textos
coherentes y cohesivos fáciles de comprender por las demás personas.
Además, al ingresar en la escuela todos los niños tienen aún mucho que aprender sobre el
lenguaje, puesto que no han completado su desarrollo lingüístico. Es la escuela la que debe
garantizar las oportunidades para que todos los niños continúen aprendiendo. En las situaciones de
interacción en el aula, la maestra puede ayudar a los niños a:
- producir narraciones elaboradas y complejas,
- comprender y producir textos expositivos, esto es, textos que describen y explican aspectos
del mundo físico y social,
- proporcionar argumentos, fundamentar y discutir ideas,
- enunciar claramente las reglas de un juego.
Del mismo modo que en el hogar, en la conversación que mantienen con la maestra y los
compañeros los niños y las niñas continúan aprendiendo sobre el lenguaje al mismo tiempo que
29
aprenden los conocimientos que se transmiten por medio del lenguaje. Así como en el hogar, en el
aula no hay prácticamente ninguna actividad que no requiera que la maestra y los niños hablen para
negociar y alcanzar sus propósitos compartidos.
Muchas situaciones en el aula pueden dar lugar a que la maestra y los niños construyan textos
orales y escritos en colaboración. En ellas los niños no sólo aprenden sobre el mundo físico y social,
sino también las formas discursivas (narración, descripción, explicación, argumentación) con las que
estos conocimientos se presentan y las formas de pensamiento ligadas a ellas.
La conversación con la maestra puede cumplir un papel similar a la de los padres y los hermanos
mayores creando oportunidades de aprendizaje lingüístico, discursivo y cognitivo al compartir y
explorar ideas y conceptos por medio del diálogo.
30
- Estimula la participación de todos los niños, no se reserva el derecho de asignar el turno de
hablar a un niño para que responda y se dirige, la mayoría de las veces, a todo el grupo.
- Permite que los niños tomen la palabra e inicien también ellos secuencias de intercambio para
preguntar, comentar o compartir alguna idea.
- Da lugar a que las intervenciones de los niños tengan por objeto no sólo responder a las
preguntas de la maestra, sino también intercambiar con los compañeros.
Al proporcionar un espacio para que los niños expresen sus conocimientos y experiencias y al
retomar estas nociones fragmentadas para contextualizarlas, reconceptualizarlas y expandirlas, la
maestra apoya el razonamiento de los niños y construye un andamiaje para el desarrollo de
conceptos. En este sentido, la maestra está operando en la zona de desarrollo potencial.
Las maestras acercan los conceptos más alejados de la realidad de los niños al incluirlos en
contextos familiares; los contextualizan cuando:
- Comparan la información nueva con el marco de referencia personal de los niños.
- Remiten los conceptos nuevos al entorno situacional inmediato.
- Crean un contexto imaginario más próximo a los niños al que se aplica la relación o concepto
que se quiere explicar.
- Crean un contexto con el sostén físico de la dramatización.
- Particularizan la información del texto en una situación determinada.
- Retoman las palabras de los niños y las entrelazan con el texto incorporando sus voces al
desarrollo de los contenidos
- Piden a los niños que recuperen experiencias previas y focalizan los aspectos más relevantes
en relación con el tema.
- Piden a los niños que recuperen experiencias previas y focalizan los aspectos más relevantes
en relación con el tema.
31
- Crean vínculos temáticos entre la información nueva y conocimientos previos de los niños.
En la conversación con los niños las maestras crean un contexto con palabras que recupera
un contexto cognitivo para comprender los conceptos nuevos.
Las maestras orientan el pensamiento de los niños más allá de su entorno inmediato al integrar
sus conceptos espontáneos con otras formas de interpretar y representar la realidad.
- Reconceptualizan las intervenciones de los niños incluyéndolos en categorías conceptuales
más generales.
- Conceptualizan las intervenciones de los niños precisando el concepto específico al que éstos
intentan referirse.
- Conducen a los niños a descontextualizar y a explicitar a qué se refieren cuando usan términos
que sólo se entienden mirando aquello que señalan en el entorno.
- Cooperan con los niños en la reformulación de los textos para que se comprendan
independientemente de un entorno de situación particular.
32
a partir de un objetivo real de comunicación (compartir con sus compañeros y con la maestra algo
que le pasó o que vio) propone el contenido de la conversación (aquello sobre lo que va a hablar).
Pero puede ocurrir que el relato del niño o la niña no resulte fácil de comprender e interpretar por
la maestra y los compañeros, que no vivieron junto con él la experiencia que relata y no comparen
necesariamente todos sus conocimientos y experiencias. Al llegar a la escuela los niños y las niñas
tienen que aprender: a comunicarse con personas adultas y compañeros que no comparten su
entorno comunicacional, a presentar la información de una manera que pueda ser interpretada por
otros que no poseen los mismos conocimientos, a producir un texto explícito.
Las situaciones en las que los niños relatan experiencias personales pueden ser una oportunidad
para estos aprendizajes, cuando la maestra parte del relato del niño y colabora con él en la
reconstrucción de los hechos que narra proporcionándole un andamiaje para que el niño pueda:
atender a los conocimientos que el otro no posee, presentar el tema con claridad e incluir la
información integrada y sólo aquella relevante a ese tema, describir el contexto espacial y temporal
de los sucesos que narra, señalar el orden temporal y las relaciones causales entre los sucesos,
construir un discurso explícito que no recurra a formas como ése, ahí, que no pueden interpretarse si
la única información que se tiene sobre el hecho es la que proporciona el relato.
Adivinanzas.
Las adivinanzas se apoyan en una forma textual descriptiva; en ellas se proporcionan las
propiedades de un objeto como pistas para inferir el objeto de que se trata.
Enseñar a los niños y a las niñas a formular adivinanzas es promover en ellos la reflexión sobre:
- las propiedades relevantes para reconocer un objeto, descartando los aspectos o la
información redundante,
- la relación entre conceptos de diferente orden jerárquico aplicables a un mismo objeto o animal
(por ejemplo, ave, pájaro, golondrina).
La entrevista.
Las entrevistas son un modo de aprender a hacer preguntas. Generalmente se piensa que todos
los niños saben formular preguntas porque se las hacen a sus maestras. Sin embargo, muchas de
las preguntas que formulan (“¿Está bien, maestra?”, “¿Con lápiz negro lo hacemos?”, “¿Puedo ir al
baño?”) tienen por objeto pedir permiso, direcciones e instrucciones.
Es menos común que los niños hagan preguntas para: buscar información y conocer más sobre
algún tema, pedir explicaciones sobre el funcionamiento de las cosas, comprender las razones que
hacen que una persona tome cierta decisión. Esto puede deberse no sólo al hecho de que no resulta
fácil hacer preguntas para obtener información, sino también a que muchos niños aprenden que no
se espera que ellos hagan preguntas de este tipo.
Un modo en el que los niños y las niñas pueden empezar a reconocer la pertinencia de ciertas
preguntas es preparando y realizando entrevistas. Las personas tienen informaciones y opiniones,
han leído y hecho una gran cantidad de cosas mediante las cuales han construido conocimiento que
pueden compartir con los demás. Los niños pueden aprender a iniciar y encadenar series de
preguntas para tratar de que la otra persona exprese sus conocimientos.
De este modo, los niños realizan un doble aprendizaje: aprenden a obtener información y la
información misma. Aprender a hacer entrevistas es aprender a aprender de las demás personas.
Las situaciones de relato de cuentos y experiencias personales, la elaboración de adivinanzas y
la preparación de entrevistas promueven el desarrollo del discurso narrativo, la descripción, el análisis
de conceptos y el establecimiento de relaciones entre conceptos; de ahí la importancia de que se
realicen con mucha frecuencia en las aulas de primer ciclo. Pero no hay que olvidar que toda situación
33
de conversación puede convertirse en un entorno poderoso de aprendizaje si la maestra colabora
con los niños en la construcción de conocimiento.
34
Trabajo Práctico Nº 5 - Unidad 4. El abordaje psicoeducativo de los aprendizajes escolares.
Contenidos: Alfabetización y escolarización. El lenguaje escrito como proceso psicológico superior
avanzado o función Tipo 4: su carácter artificial y contingente. La escritura como sistema de
representación en la perspectiva psicogenética. Diferencias entre escritura, sistema de escritura y
lenguaje escrito en una perspectiva psicolingüística cognitiva. Habilidades de nivel superior
(comprensión y producción de textos) y de nivel inferior (lectura y escritura de palabras). El
aprendizaje del sistema de escritura: principio alfabético y conciencia fonológica.
Ahora bien, aun cuando las prácticas escolares se modifican, un elevado porcentaje de niños que
crecen en contextos de pobreza no avanza al ritmo de sus pares. Estos niños suelen presentar
trayectorias escolares que incluyen repitencias, derivaciones a los gabinetes escolares y, en muchos
casos, al sistema de educación especial, como si se tratara de niños con un déficit para el aprendizaje.
Pero ¿puede realmente pensarse que estos niños presentan un déficit de aprendizaje? ¡Son
demasiados! Desde la perspectiva del modelo de la “respuesta a la intervención” se considera que
no. Dicho modelo plantea que muchos de los niños con diagnóstico de dificultades de aprendizaje no
padecen un déficit sino que, por distintas razones, necesitan una intervención pedagógica más
intensiva o ajustada.
En consecuencia, se sostiene que, antes de afirmar que un niño padece un déficit de aprendizaje,
se le deben garantizar oportunidades educativas adecuadas. De ahí que se diferencien tres niveles
de intervención:
1. El primer nivel contempla la enseñanza en el aula; si un niño no cuenta en el aula con una
propuesta de enseñanza que atienda a sus características socioculturales y que incorpore situaciones
35
sistemáticas e intensivas para el aprendizaje, es muy probable que sus dificultades deriven de esta
carencia pedagógica.
2. El segundo nivel se refiere a los niños que no logran avanzar en su aprendizaje aun con una
instrucción escolar apropiada y que deben ser atendidos en forma más personalizada y sistemática.
Solamente los niños que luego de este segundo nivel continúan presentando dificultades son
derivados a especialistas, por considerarse que pueden presentar un déficit específico.
El presente programa está destinado a proporcionar a los niños una intervención pedagógica
correspondiente al segundo nivel.
¿Cómo interpretamos las dificultades de los niños a los que está destinada la propuesta?
Tal como se señaló, la propuesta está destinada a los niños que crecen en contextos de pobreza
y que no aprenden a leer y a escribir al ritmo de sus pares. Se considera que la mayor parte de estos
niños no presenta un déficit específico que les impida aprender (no son disléxicos), sino que son
víctimas de la falta de oportunidades educativas, es decir, son niños que para aprender necesitaban
un apoyo que no tuvieron.
En todos los grupos sociales hay niños que aprenden a leer y a escribir sin esfuerzo aparente, en
tanto para otros representa una tarea ardua. La mayor o menor facilidad con que un niño aprende a
leer y a escribir se relaciona con una serie de factores que interactúan: la motivación, las experiencias
previas y las condiciones individuales.
Al hablar de experiencias previas nos referimos a la posibilidad de participar, desde pequeños,
en situaciones en las que se lea y se escriba con diversos propósitos, de acceder a libros infantiles y
a adultos u otros niños con quienes compartirlos o de asistir a instituciones de nivel inicial con
propuestas sistemáticas para promover la alfabetización temprana.
Las condiciones individuales, por su parte, hacen alusión al hecho de que existen diferencias
entre las personas en el nivel de desarrollo de las habilidades asociadas con la lectura y la escritura.
Estas habilidades varían entre las personas y pueden facilitar en mayor o menor medida la
adquisición de la lectura y la escritura.
Las diferencias de habilidades existen en todos los sectores sociales, pero si un niño con menores
habilidades asiste a una escuela con abundantes recursos materiales y humanos; si cuenta con una
maestra particular o un familiar en condiciones de apoyarlo, la vulnerabilidad inicial se supera. En
cambio, si los niños con menores habilidades crecen en contextos donde no se les proporciona el
apoyo necesario a tiempo, pueden desarrollar dificultades de lectura y escritura. La propuesta DALE!
fue diseñada para estos niños, con la intención de darles las oportunidades de aprendizaje.
La propuesta DALE! puede tener una función remedial o preventiva. Se considera que es remedial
cuando los niños ya han pasado varios años en la escuela sin aprender a leer y a escribir. En otros
casos, la propuesta puede ser preventiva. Cuando a mediados de 1er grado se identifica a un niño
que necesita más ayuda que los demás, su atención personalizada le permitirá realizar avances.
FUNDAMENTOS DE LA PROPUESTA.
Los niños que crecen en contextos de pobreza y la escuela.
La problemática es compleja y está relacionada con múltiples factores, pero interesa aquí abordar
fundamentalmente uno: la distancia entre el mundo social y cultural del niño y la escuela.
Hace ya algunas décadas, las investigaciones sobre el fracaso escolar pasaron de centrarse en el
estudio del niño a enfocar la relación entre el mundo cultural del niño y la escuela. Estas
investigaciones mostraron que, en el caso de los niños que crecen en contextos de pobreza, suele
existir una fractura entre ambos mundos y que tal fractura representa un obstáculo para el
aprendizaje.
36
Si los niños son desvalorizados por sus diferencias, aun cuando asistan a la escuela todos los días
están siendo excluidos del aprendizaje.
Ahora bien, crecer en contextos de pobreza implica diferencias, pero también involucra
desigualdad en las oportunidades. En algunos aspectos los niños son sencillamente diferentes y
estas diferencias deben ser respetadas. En otros aspectos, los niños más pobres han tenido menos
oportunidades, y es la escuela quien debe proporcionárselas.
Diferencia y desigualdad.
Los conocimientos que los niños adquieren en sus hogares se relacionan con las prácticas y los
valores de su comunidad. En la clase media, donde la lectura y la escritura cumplen un rol central
tanto en la organización cotidiana de la vida familiar. Y es esta inmersión en la escritura desde el
nacimiento la que explica la facilidad aparente con la que aprenden. No se trata de que estos niños
sean más capaces, sino que, al ingresar en primer grado, llevan seis años aprendiendo a escribir.
En otros sectores sociales, las necesidades familiares se satisfacen sin recurso a la escritura, y
son otros los conocimientos que adquieren en sus hogares: conocimientos por cierto llenos de
riqueza.
¿Qué consecuencias tienen estas diferencias y desigualdades en el proceso de escolarización?
Si la escuela trata las diferencias culturales como carencias, si desconoce o desvaloriza las
experiencias vitales de los niños, construye una barrera que los excluye y obstaculiza el aprendizaje.
En ocasiones, los niños más pobres llegan a la escuela sin conocer las letras, sin saber usar un
cuaderno, sin experiencia con los lápices. Esta realidad no puede ser motivo de queja sino de trabajo
para que se proporcione a los niños un nivel inicial que les permita avanzar en el proceso de
alfabetización temprana. Si la propuesta de enseñanza no tiene como punto de partida el nivel de
conocimientos en el que los niños se encuentran, no habrá aprendizaje.
37
Para otros niños, en cambio, la escritura es parte de un mundo que conocen poco. La
frecuentación de libros en general y la lectura de cuentos en particular suelen ser la mejor puerta de
entrada al mundo de las palabras escritas.
Cuando dice “caaa” sólo reconoce el sonido de la A. No es consciente de que esa sílaba está
formada por otro sonido además de la vocal; por eso no lo escribe. Si no reconoce que “ca” tiene dos
sonidos, no podrá entender por qué lleva dos letras. Por eso resulta tan importante que mejore su
habilidad para analizar los sonidos de las PALABRAS.
La habilidad para reconocer y operar con los sonidos de las palabras se denomina conciencia
fonológica y es reconocida por los investigadores como uno de los factores centrales en el
aprendizaje de la lectura y la escritura.
Cuando los niños interactúan con adultos alfabetizados y disfrutan de canciones y juegos con las
palabras desde pequeños, la conciencia fonológica comienza a desarrollarse tempranamente y sin
esfuerzo. Pero quienes no han tenido estas oportunidades en sus hogares deben encontrarlas en la
escuela.
Gradualmente, los niños acceden a reconocer la unidad más difícil de deslindar, el fonema, es
decir, el sonido aislado. Con excepción de las vocales, los fonemas siempre se pronuncian “pegados”
unos a otros, en una sílaba. Así, las sílabas SA, CHE, cuentan con dos fonemas (pensar en los
sonidos, no en las letras) y las sílabas MAN o TEL tienen tres fonemas cada una.
38
El fonema no sólo es la unidad más difícil de reconocer, también es la unidad fundamental para la
escritura, porque en un sistema alfabético las letras representan fonemas. El reconocimiento de los
fonemas es el aspecto más importante –y el más complejo– del aprendizaje de la escritura y por eso
tendrá un lugar central en esta propuesta.
¿Y las letras? El énfasis en los sonidos de las palabras no debe hacer olvidar la enseñanza de las
letras. Los niños con muchas oportunidades educativas en sus hogares y jardines de infantes
aprenden a reconocer y trazar las letras desde pequeños. No es el caso de los niños que crecen en
contextos de pobreza, para quienes la enseñanza de las correspondencias fonema-grafema en la
escuela es fundamental.
Como se notará, no nos referimos a enseñar las letras sino las correspondencias. La enseñanza
de las letras aisladas les quita la funcionalidad. Las convierte en formas gráficas sin sentido. Los
niños pueden saber que “ésta es la EME, aunque eso no implica saber que esa EME se corresponde
con el primer sonido de la palabra MANO. Es la correspondencia entre la grafía M y el sonido “m” lo
fundamental para la adquisición de la escritura. Las letras deben enseñarse en el marco de las
palabras que las incluyen, y deben presentarse a partir del análisis oral de esas palabras. De allí debe
desprenderse su sonido y su grafía.
Escribir palabras.
Es fundamental reconocer los diversos subprocesos (deslindar los sonidos, identificar los fonemas,
establecer las correspondencias) que todos hacemos al escribir porque, en los niños con dificultades,
cada uno de estos subprocesos puede presentar problemas.
39
Finalmente, una vez que el sonido fue deslindado y se identificó el fonema, se debe establecer la
correspondencia entre ese fonema y la grafía que lo representa en la escritura. Reiteradamente
hemos visto a niños que, luego de identificar el fonema, no saben qué letra le corresponde.
La estructura de la sílaba.
Cuando los niños avanzan en los subprocesos mencionados, logran escribir en forma completa
palabras sencillas, es decir, palabras cortas que incluyen sílabas con una estructura fonológica simple
(sílabas formadas por una consonante y una vocal).
Si las palabras incluyen sílabas más complejas, los niños tienden a disminuir su desempeño. Para
los niños con dificultades, la presencia de sílabas con estructura consonante + vocal + consonante
(CAS, MUR, TON) o que presentan grupos de consonantes (PRE, FRA, GRI) constituye un obstáculo
tan significativo que, de hecho, utilizaremos la escritura de este tipo de palabra como criterio
diagnóstico
Fonología y ortografía.
Aunque los niños presenten dudas ortográficas desde temprano, generalmente la verdadera
preocupación por la ortografía comienza cuando se ha avanzado en el dominio del mecanismo
fonológico de análisis de las palabras.
La lectura.
Los adultos: aunque parezca que no procesamos letra por letra, está demostrado que sí lo
hacemos, pero se hace a tal velocidad y con tal automaticidad, que no somos conscientes de ello.
Que alguien domine y automatice una habilidad no debe hacer creer que todos los principiantes la
aprenderán sin esfuerzo.
En el caso de la lectura, los adultos alfabetizados hemos automatizado el proceso lector a tal punto
que apenas posamos nuestros ojos sobre una palabra la reconocemos, pero eso no significa que
siempre haya sido así. Nuestro desempeño actual es producto de muchísimas horas de lectura que
en su inicio fue letra por letra y luego sílaba por sílaba.
La lectura de palabras.
Aprender a leer palabras es un proceso similar y en parte simultáneo al de escribir, pero leer y
escribir no son lo mismo. Generalmente, los niños logran escribir palabras en forma completa antes
de poder leerlas.
Leer palabras implica varios subprocesos: identificar la letra, establecer la correspondencia y
sintetizar los sonidos, esto es, formar la sílaba a partir de los fonemas individuales.
Aun cuando reconozcan adecuadamente las letras, sintetizar (formar, unir) la sílaba no resulta
sencillo para los niños. La sílaba simple (consonante + vocal) no presenta mayores dificultades, pero
las que tienen una estructura más compleja (consonante + vocal + consonante: MAN, PER, TON, o
consonante + consonante + vocal: BRA, GRE, TRI) constituyen –también en la lectura– un desafío.
Tal como se señaló, aprender a leer es más complejo que aprender a escribir. Esto se debe,
fundamentalmente, a que el resultado del análisis de una palabra, al escribir, se va registrando en el
papel; en cambio, el resultado de la síntesis de las sílabas durante la lectura debe retenerse en la
memoria.
Al ser el esfuerzo de memoria tanto mayor al leer que al escribir, el niño solamente logra empezar
a leer cuando ya ciertas partes del proceso (como reconocer las letras y establecer las
correspondencias) se han vuelto más veloces, gracias a la experiencia que adquirió al escribir. Y es
la práctica reiterada de la lectura la que hace que el proceso se vuelva más veloz y fluido.
40
La lectura de textos.
Aunque la lectura de las palabras sea veloz y fluida, es posible que el niño no comprenda lo que
lee, porque comprender un texto implica mucho más que reconocer las palabras que lo forman: es
formar una representación mental del contenido de ese texto.
Para comprender este texto es necesario tener información previa. Esta información es la que
denominamos conocimiento previo, es decir, el conocimiento con que el lector se acerca al texto.
Antes de leer el texto, es importante, en el marco de una conversación, asegurarse de que el niño
tenga presente este conocimiento.
Pero aun cuando el niño tenga el conocimiento previo necesario, puede no entender lo que sucede.
Ello se debe a que todos los textos, además de la información explícita, suelen contener información
implícita, que no está escrita pero que es necesaria para comprender el texto. Esa información la
completa el lector mediante una inferencia.
En síntesis, cuando hablamos de aprender a leer estamos hablando de dos procesos que se
desarrollan en paralelo: aprender a leer palabras y desarrollar la comprensión lectora. Para trabajar
sobre ambos procesos, en la propuesta DALE! se proponen dos secuencias de desarrollo simultáneo:
1) Actividades para aprender a leer palabras y para leer palabras cada vez con mayor precisión y
velocidad.
2) Desarrollar la comprensión lectora: Escuchar cuentos leídos por otros -> Leer textos breves ->
Leer textos más extensos.
Alfabetización y escolarización.
Cook-Gumperz (1988) muestran que, si bien en la actualidad suele establecerse una “ecuación”
entre alfabetización y escolarización, concibiendo a ésta última como su causa facilitadora esencial,
los estudios históricos han señalado que antes del desarrollo de los sistemas educativos, la
alfabetización se realizaba mayormente a través de la interacción informal en grupos localizados y su
extensión era considerada por algunos como “peligrosa”.
La idea actual es la de que el peligro está en la existencia del analfabetismo y la preocupación se
centra en el fracaso de la educación escolar moderna en producir índices de alfabetización
considerados satisfactorios, con docentes cuya formación les posibilite estar a la altura de este
desafío.
Han existido diversas maneras de alfabetización en la sociedad occidental en el curso de los
últimos siglos: el cambio desde el siglo XVIII en adelante no ha sido del analfabetismo total a la
alfabetización, sino de una multiplicidad de alfabetizaciones difíciles de evaluar, de una idea pluralista
de la alfabetización como un conjunto de diferentes aptitudes relacionadas con la lectura y la
escritura, con objetivos diferentes y para sectores diferentes de una sociedad, a la noción de una sola
y estandarizada alfabetización escolar vigente desde el siglo XX.
La alfabetización de una parte de la población puede verse como algo que precedió al desarrollo
industrial y no al contrario. Esto ha permitido mostrar que la introducción de la educación escolar
tenía otros fines que la alfabetización y que la actividad económica no fue la única razón para el
desarrollo de la ésta: leer y escribir tenía valor en las áreas sociales y recreativas de la vida.
41
Sin exagerar la extensión de esta alfabetización y sin olvidar que seguía siendo rudimentaria, cabe
señalar que permitía el crecimiento de una cultura popular que formaba parte activa de la vida
cotidiana para mucha gente, antes de que llegaran la escolarización masiva y organizada o la
industrialización.
Durante el siglo XIX aumentan los movimientos a favor de la escolarización, aunque los mismos
coexistían con fuertes argumentos en contra de su extensión.
Por otra parte, la escolarización era considerada, tanto en Europa como en Estados Unidos, como
un medio para poner la alfabetización popular bajo el control de sistemas escolares organizados
públicamente. El objetivo principal de la escolarización masiva no era la promoción de la
alfabetización, sino su control.
El desarrollo de la escolarización pública pasó a basarse en la necesidad de conseguir una forma
de preparación social destinada a convertir a los trabajadores artesanos o del campo en fuerza laboral
fabril preparado para un empleo indistrializado con un sentido de disciplina y con “competencias
escolares”.
La educación escolar tal como hoy la conocemos se configura entonces por dos movimientos
contradictorios que dan por resultado el crecimiento de las expectativas sobre la alfabetización y el
desarrollo de la provisión pública de educación: la cultura popular de la gente corriente definía la
alfabetización y la educación escolar como parte de su desarrollo individual y personal y, por otro
lado, la necesidad de una fuerza laboral preparada para un empleo industrializado con un sentido de
disciplina y con “competencias escolares”.
La “ecuación” de alfabetización = escolarización es una ecuación variable en la que el equilibrio
entre los valores de ambas ha cambiado en el curso de los últimos cincuenta años. Es posible la
alfabetización sin escolarización, pero no la escolarización sin alfabetización.
La alfabetización ha sido redefinida dentro del contexto de la escolarización y se ha convertido en
lo que se puede denominar una “alfabetización escolarizada”, es decir, un sistema de saber
descontextualizado validado mediante la realización de pruebas.
42
sociolingüística, neurología, etc.). Las teorías que configuran las explicaciones de cómo debe
enseñarse este lenguaje, provienen de distintos campos.
Existen perspectivas diferentes y hasta contrapuestas acerca de qué es leer y escribir, respecto
de cómo se adquieren estos conocimientos y sobre el tipo de intervención pedagógica que conviene
ofrecer para que el aprendizaje resulte posible (habría diferencias entre la perspectiva psicolingüística
y la perspectiva comunicativa). Se analizarán algunos aspectos de tres mencionados enfoques: el
psicolingüístico cognitivo, el constructivista y el sociocultural.
43
contingente” (Baquero): idea del carácter contingente y no necesario del proceso de apropiación de
esta herramienta cultural.
44
que se quiso representar y los medios utilizados para crear diferenciaciones entre las
representaciones.
45
correspondencias letra-sonido (grafema-fonema). El dominio de estas correspondencias es un factor
central en el proceso de alfabetización. El descubrimiento del principio de organización del sistema
de escritura constituye el núcleo del pasaje de una forma oral a una forma escrita de comunicación.
Se ha denominado conciencia fonológica a esta capacidad de atender en forma explícita a los
sonidos del lenguaje, y se han realizado numerosas investigaciones sobre la relevancia de este
conocimiento, y su incidencia en el aprendizaje de la lectura y la escritura.
En la literatura especializada se denomina conciencia fonológica o reflexión metafonológica al
conocimiento declarativo explícito del niño acerca de las posibilidades de manipulación deliberada de
los rasgos estructurales del habla, manipulación en la que tendrán importancia capital las
posibilidades de segmentación. A su vez se denomina recodificación fonológica al conocimiento de
tipo procedimental que permite el ensamblaje o síntesis de los fonemas para generar la pronunciación
(sonorización) de una cadena de letras, basado en el dominio de las correspondencias entre fonemas
y grafemas (Piacentenorini).
La conciencia fonológica no eclosiona durante el desarrollo infantil como una cuestión de todo o
nada. No se trata de un fenómeno unitario, sino de un continuo en el que están implicados diferentes
niveles y etapas evolutivas.
c) Lenguaje escrito: conocimientos referidos al estilo de lenguaje escrito, diferente del estilo de
lenguaje oral (implica uso de un léxico preciso y variado, sintaxis compleja y estrategias discursivas
características).
Desde esta perspectiva se ha considerado la alfabetización inicial y los complejos procesos
implicados en la comprensión y producción textual, elaborándose instrumentos de evaluación y
programas específicos de intervención (importante si se tiene en cuenta que el fin último de la lectura
y la escritura son la construcción de significado en la interacción entre el texto y el lector y la
producción de escritos cohesivos y coherentes).
Perspectivas en debate.
La perspectiva psicolingüística ha realizado planteos críticos al enfoque psicogenético y a la
inversa, instaurándose un fuerte debate entre ambos enfoques. El enfoque socio-cultural ha sido
integrado al psicolingüístico en la fundamentación de muchas propuestas, cuando se intentan pensar
formatos de intervención para favorecer el proceso de alfabetización, teniendo en cuenta que la
misma además de implicar procesos lingüísticos y cognitivos supone generar situaciones sociales de
interacción entre el aprendiz y un sujeto alfabetizado.
Según Borzone, el planteo psicogenético al proponer las hipótesis como causa de los
comportamientos observados (escritura) sin que puedan ser éstas medidas en forma independiente
del comportamiento mismo, desdibuja su valor explicativo. Si se quiere realmente operacionalizar
esta variable se lo puede hacer a través de tareas de conciencia fonológica para verificar si hay
relación entre la conducta observada y las habilidades metafonológicas y así explicar la diversidad
en las formas de escritura.
(Afirmar entonces que el niño escribe silábicamente porque tiene una hipótesis silábica es un
planteo circular que no especifica cuál es la causa y cuál la consecuencia. En realidad, el niño que
representa cada sílaba mediante una grafía demuestra tener un menor grado de conciencia
fonológica, de habilidad para segmentar el habla en fonemas, y representar los fonemas con sus
grafías correspondientes). Para Ferreiro la escritura es un objeto más de conocimiento cuya relación
con el habla es solo tangencial, por lo cual no considera las habilidades de percepción del niño, ni las
características acústicas y articulatorias, así como tampoco las diferencias fonológicas y ortográficas
de las lenguas.
Desde el punto de vista pedagógico, su concepción estimuló a que el rol de los maestros fuera
relativamente pasivo, a la espera de un cambio en los niños respecto a sus conceptualizaciones (que
46
difícilmente se daría sin una intervención sistemática que apunte a incrementar las habilidades
metafonológicas). En nuestro país este enfoque ha sesgado la posibilidad del acceso a otras líneas
teóricas, sobre la base de considerarlas como de aprestamiento o conductistas.
Conclusión.
Entre los puntos de convergencia de las perspectivas menciona a la comulación de sentido como
una meta privilegiada de la lectura y escritura, al desarrollo de actividades que tengan una función
específica en el aula, y a la concepción firme de que se aprende a leer y escribir leyendo y escribiendo
en el contexto de situaciones socio-culturales variadas, y con acceso a materiales de lectura y
actividades motivantes y de calidad, tanto para los alumnos como para los docentes.
47
Trabajo Práctico Nº 6 - Unidad 5. Inclusión educativa y fracaso escolar.
Contenidos: Desafíos de la inclusión educativa en escenarios escolares de hoy. Los riesgos de la
ilusión homogeneizadora, de perspectivas reduccionistas y del uso (abuso) de etiquetas. Los
diagnósticos en el contexto escolar. La importancia de la comprensión de las diferencias y las ayudas
para aprender. Concepciones acerca de lo diverso: integración e inclusión; necesidades educativas
especiales y barreras para el aprendizaje y la participación. El pensamiento de Vygotsky y su
recontextualización contemporánea en relación con la inclusión: ZDP y sus versiones, sentido y
significado, lo cotidiano y lo científico, discapacidad primaria y secundaria.
Introducción.
Aquí el autor va a discutir las implicaciones para la inclusión, del marco teórico que ha sido
desarrollado por Vigotsky Este capítulo se divide en tres secciones. En primer lugar, se tratará sobre
algunas dificultades “de lectura” de la obra del autor ruso. En segundo lugar, se perfilarán aspectos
de su teoría social general que son relevantes para sus escritos en discapacidad, dificultades
educativas y pedagogía. Por último, se identificarán las cuestiones principales e implicaciones que
tales escritos tienen para los debates acerca de la inclusión. Se intentará dar cuenta de los
significados principales que son relevantes para las preocupaciones que conciernen a la inclusión
desde los escritos del teórico ruso en defectología.
48
los propósitos del desarrollo. La concepción de los procesos de enseñanza y aprendizaje que están
en el corazón de cualquier forma particular de educación descansa en creencias sobre las relaciones
entre instrucción y desarrollo.
49
transmisión y transferencia de control. La intención del maestro será la de transferir gradualmente la
resolución de las tareas al alumno. La transferencia se negocia en el diálogo.
Vigotsky se interesó por dos tipos de conceptos: los científicos y los cotidianos o espontáneos.
Por conceptos científicos entendía a los conceptos introducidos por un maestro en la escuela, los
conceptos espontáneos o cotidianos son los que fueron adquiridos por el niño fuera de los contextos
en los que la instrucción explicita tuvo lugar. Para Vigotsky los conceptos científicos se caracterizan
por un alto grado de generalidad y su relación con los objetos esta mediada por otros conceptos. Los
conceptos científicos se caracterizan como los que forman un sistema coherente, lógico y jerárquico;
tienen un alto grado de generalidad y su relación con los objetos está mediada por otros conceptos.
El pensamiento espontáneo está referido a un contexto de formación inmediato, social, de actividad
práctica, frente a un contexto de instrucción en un sistema formal de conocimiento.
Para Vigotsky la cooperación y la colaboración son características fundamentales de la enseñanza
efectiva.
El pensamiento sistemático, organizado y jerárquico que se asocia con los conceptos científicos
gradualmente se va incorporando en referentes cotidianos y logra un sentido general en el contexto
enriquecido del pensamiento cotidiano. Hay una relación de interdependencia entre los conceptos
científicos y los cotidianos en la formación del concepto verdadero, ambos se contribuyen
mutuamente. El pensamiento cotidiano recibe estructura y orden en el contexto del pensamiento
científico sistemático.
La instrucción debe estar orientada a conectar los conceptos cotidianos con las estructuras
formales de los conceptos científicos, no debe querer sacar los conceptos cotidianos y sustituirlos
por los científicos, estos últimos no son asimilados de una forma “lista para usar”. La instrucción
directa de los conceptos es imposible, solo se logra un aprendizaje sin sentido de las palabras, el
niño no aprende el concepto sino la palabra, la cual es tomada por el niño a través de la memoria y
no del pensamiento, resultando así insuficiente cualquier aplicación significativa.
Si se trata de ser eficaz en la formación de conceptos científicos, la instrucción debe estar diseñada
para fomentar la conciencia de la forma y estructura de los conceptos, permitiendo así al individuo
acceso y control sobre los conceptos científicos adquiridos. También debe fomentar la interacción y
el desarrollo cotidiano con los conceptos científicos. En esta característica de su trabajo argumentó
que la instrucción debe estar diseñada para conectar los conceptos cotidianos con las estructuras
formales de los conceptos científicos. De este modo, se distancia de las prácticas de inducción
empírica que han sido tan influyentes en el diseño curricular en occidente.
50
el de “diferenciación positiva”. Estaba preocupado por las condiciones secundarias de la minusvalía
que puede resultar en que la persona con la “discapacidad primaria” esté actuando en un mundo
social que tiene efectos formativos negativos en el desarrollo. El niño con una deficiencia puede sufrir
los efectos de la privación social, que surgen como consecuencia de la forma en la que el mundo
social responde a esa deficiencia.
Aunque también es ineludible que tomó en cuenta los factores biológicos y las diferencias
individuales, en su obra sobre “defectología” insiste en las diferencias individuales en los patrones de
comunicación que dan lugar a diferencias en los patrones de mediación social y por lo tanto
diferencias en el desarrollo.
El autor ruso estaba preocupado porque las respuestas sociales a las personas con discapacidad
no crearan sus propios problemas. Habida cuenta que sostiene que las herramientas culturales y
prácticas tienen un efecto formativo en el desarrollo, entonces las barreras a la participación (tanto
sociales como biológicas) son un motivo de preocupación. Formas específicas de una deficiencia
puede dar lugar a dificultades en la participación en una sociedad en la que la mayoría de los
participantes no experimentan dificultades similares. La solución podría ser la búsqueda de formas
alternativas de participación, sea a través de la transformación de prácticas sociales de tal manera
como para no marginar a los que poseen la deficiencia, como a través de intervenciones específicas,
tales como formas complementarias de comunicación. Las transformaciones en los patrones de
participación traen como resultado consecuencias para el desarrollo cognitivo.
La distinción de Vigotsky entre discapacidad primaria y secundaria da lugar a preguntarse sobre
la naturaleza del desarrollo en el caso de un niño con una discapacidad primaria. Un niño cuyo
desarrollo se ve obstaculizado por una discapacidad no es un niño menos desarrollado que sus
compañeros, sino que se ha desarrollado de manera diferente. Su argumento es que la intervención,
incluida la enseñanza, debe estar orientada a las diferencias que han surgido a lo largo de las
intervenciones que trataron de minimizar el desarrollo de las capacidades secundarias.
El desafío es proporcionar las formas adecuadas de enseñanza para el desarrollo en entornos que
no conduzcan a la formación de nuevas discapacidades secundarias. Este tipo de enseñanzas son
lo que Vigotsky llamo “estrategias compensatorias”, las cuales permiten a los niños adquirir
herramientas psicológicas necesarias para el desarrollo de las competencias en determinadas
culturas. Se puede compensar de manera eficaz la pérdida o la debilidad de las funciones naturales
mediante el desarrollo de funciones psicológicas superiores.
Desde el punto de vista de Vigotsky los programas de educación especial deberían tener los
mismos objetivos culturales/sociales que los programas de educación general. Su especificidad esta
en abordar el síndrome de la discapacidad “secundaria”, es decir, en enfrentar las consecuencias
sociales negativas de la discapacidad primaria. Diferentes herramientas pueden transmitir la misma
información educativa, el mismo significado.
Existe también otra lectura, que argumenta que las mayores dificultades para los niños con
necesidades especiales no son creadas por esas necesidades especiales, sino por su aislamiento de
los compañeros de desarrollo típico. Esta posición no pone énfasis en la creación de un entorno de
aprendizaje en el que las necesidades específicas de instrucción puedan ser satisfechas. Celebra
los beneficios de la interacción por una ubicación escolar regular sin hacer referencia a las
necesidades específicas de enseñanza para el desarrollo que puede haber surgido como
consecuencia de la discapacidad primaria y sus consecuencias secundarias.
Aquí radica el problema subsistente. La teoría genera dos focos particulares: uno acerca de las
particulares y “no distorsionadas” formas y patrones de interacción, y otro sobre la necesidad de
instrucción que inteligentemente se ajuste a las necesidades de desarrollo.
La educación especial segregada a menudo, y con razón, ha sido criticada por el aislamiento social
que engendra y la debilidad en la oferta curricular asociada con las bajas expectativas. La prestación
51
de servicios de educación regular integradores también ha sido criticada por la falta de atención a las
necesidades individuales y por los potenciales daños que pueden surgir como resultado de formas
inadecuadas de interacción social. El desafío consiste en relacionar ambas demandas desde la
posición teórica vigotskiana.
Desde el punto de vista de lo planteada por la OMS en su clasificación de deficiencias,
discapacidades y minusvalías, pensamos que la colocación en un entorno integrador que no ofrece
ni una instrucción apropiada ni formas respetuosas de relación social, es poco probable que apoye
la participación en la sociedad general. Las escuelas que exigen uniformidad de resultados y no
responden a la diversidad no constituyen entornos inclusivos, al igual que los entornos especiales
segregados que no promueven estrategias de compensación.
Si la exclusión social se define como la pérdida de acceso a las oportunidades de vida más
importantes que una sociedad ofrece, donde esas posibilidades conectan a las personas a la corriente
principal de la vida en esa sociedad, entonces debemos preguntarnos si todas nuestras “escuelas
inclusivas” realmente sirven a este propósito.
52
Estos escenarios socio culturales van conformando procesos discursivos y psíquicos, las
estructuras burocráticas y los procesos de evaluación escolar clasifican a los alumnos en categorías,
implican la presunción de que la inteligencia es algo que el alumno tiene o no tiene y no algo a ser
construido (co-construido) a través de un proceso de interacción interpersonal.
Las denominaciones que se constituyen en “etiquetas” no favorecen la intervención ni el proceso
de enseñanza y aprendizaje, sino que, reducen la problemática a una perspectiva médico-orgánica,
psicométrica o psicopatológica. Se podría pensar ¿en qué medida estos rótulos encubren diferencias
y/o desventajas sociales, económicas y culturales entre los sujetos, como también desajustes entre
alumno y contextos escolares? Dichos usos expresarían umbrales de intolerancia a la
heterogeneidad y diversidad en los ámbitos educativos.
53
(procurando comprometer la transformación desde políticas de estado). Pero el cambio de términos
no asegura cambios de políticas de intervención educativa.
Hay que reconocer que algunos alumnos tienen más dificultades que otros y se enfrentan a mas
barreras para experimentar éxito. Hay que ser capaces de estar atentos a estos alumnos, de conocer
a qué son debidos sus problemas de aprendizaje y cuál es la respuesta educativa que mejor afronta
sus dificultades.
No basta con pensar en una escuela que integre y normalice a los niños con necesidades
educativas especiales, con la visión de que todos somos iguales, ya que ello podría suponer que el
sistema se propone muy pocos cambios o ninguno en cuanto a las propias prácticas educativas, sus
valores, la forma de enseñanza y de evaluación. Solo bastaría con “asimilar” a los diferentes, sin
afectar la dinámica institucional. Por el contrario, la idea de inclusión supone desde un principio que
todos somos diferentes y plantea a la escuela el desafío de poner en marcha objetivos, contenidos,
sistemas de enseñanza y evaluación asumiendo esa diversidad.
El movimiento hacia la educación inclusiva supone la reestructuración de las escuelas para
responder a las necesidades de todos los niños. Se incluyen una serie de cambios metodológicos y
organizativos que incluyen la formación de los propios docentes para la atención de la diversidad al
mismo tiempo que se reorganizan las propias instituciones educativas con el fin de garantizar una
enseñanza de calidad.
“Hemos de tener paciencia para aceptar lo que no se puede cambiar, valor para modificar lo que
está en condiciones de cambio, y sabiduría para reconocer la diferencia”.
54
Trabajo Práctico Nº 7 - Unidad 5. Inclusión educativa y fracaso escolar.
Contenidos: El fracaso escolar desde una perspectiva psicoeducativa: del acuerdo referencial a la
interpretación del fenómeno. El modelo patológico individual y la falacia de abstracción de la situación.
“Riesgo educativo” y fracaso escolar. El debate acerca de la educabilidad en el discurso educativo
contemporáneo: de las condiciones de educabilidad de niños y adolescentes a la educabilidad como
propiedad de las situaciones educativas que componen los sujetos. La consideración de las
trayectorias escolares: del abordaje individual al sistémico. Trayectorias teóricas y reales.
EMILIO TENTI.
“La pobreza y la exclusión replantean las condiciones sociales del aprendizaje”
¿Cuál es el problema de educabilidad?
Un primer dato: nunca se tuvo, tantos chicos, tantos adolescentes, ni tantos menores de 6 años
en la escuela, aun a pesar de las crisis económicas y políticas de las últimas décadas. La
escolarización es una tendencia irreversible en las sociedades contemporáneas.
Segundo dato: En América Latina, nunca hubo tantos pobres como en la actualidad. La conjunción
de estos dos datos marca la particularidad del tiempo presente. La situación es tremenda en términos
de porcentajes de hogares bajo la Lina de pobreza.
Entonces la particularidad del escenario educativo, es que nunca hubo tantos alumnos en las
escuelas y nunca tantos pobres en las escuelas, nuevos pobres, pobres estructurales.
Lo inédito en el sistema educativo es la masificación de la escolarización en edades cada vez más
tempranas. Entre ellos, la edad obligatoria para la escolaridad de los niños se bajó a cinco años y de
hecho a cuatro años.
Se está produciendo una conmoción en las instituciones y la crisis de muchos dispositivos de la
interacción maestro-alumno y de los sistemas de evaluación. Por ejemplo, la vieja institución de
enseñanza media era un nivel selectivo y ahora se ha convertido en obligatoria, se ha incorporado la
enseñanza media dentro del concepto de educación básica, es la nueva primaria.
Desde esta perspectiva, la conjunción de pobreza y exclusión social replantea en forma aguda el
tema de las condiciones sociales de aprendizaje.
“Si el aprendiz no está en condiciones de poner lo que solo él debe poner, no hay
aprendizajes”
55
La segunda consecuencia, que deriva de esta nueva conjunción entre pobreza y exclusión social,
tiene que ver con las condiciones sociales del aprendizaje o la educabilidad. Tiene que ver con las
condiciones sociales y pedagógicas del aprendizaje, el aprendizaje no transcurre en el vacío; para
que sea exitoso, requiere de determinadas condiciones.
El conocimiento no se compra hecho, con el conocimiento no se puede establecer una distinción
está entre la oferta y la demanda. La producción del aprendizaje es el resultado de una coproducción
donde es tan importante lo que pone el maestro con su metodología didáctica, la competencia
profesional, la calidad del oficio, el tiempo de la clase, como lo que pone el aprendiz, cómo se educa
en un equipo, en un proceso colectivo. Pero hay ciertas cosas que sólo el aprendiz, el aprendiz y su
familia, tienen que poner para que el aprendizaje tenga lugar, y esto requiere una inversión. Hay
ciertas cosas que solo el alumno puede hacer para aprender, que son la lectura, los ejercicios. La
empresa del aprendizaje requiere de una inmersión y una inversión, tenemos la inversión doble:
inversión en términos económicos tradicionales, económica de tiempo y una inmersión como
involucramiento pasional, efectivo en la cuestión del aprendizaje: son recursos que solo puede aportar
el aprendiz, y si el aprendiz no está en condiciones de poner lo que él solo debe poner, no hay
aprendizaje. El problema entonces de la educabilidad o de las condiciones sociales es que tenemos
muchos chicos en las escuelas, pero no están equitativamente distribuidos los recursos sociales, es
decir, las familias no disponen todas en igual medida de aquellos recursos que necesitan, que son
necesarios e imprescindibles para que se inviertan en el aprendizaje de las nuevas generaciones.
En América latina se observa que la distribución de los aprendizajes sigue fuertemente asociada
a los capitales de que disponen las familias para invertir en la educación de sus hijos. El capital
cultural de la familia, el nivel educativo, la estructura de la familia.
56
Los sectores medios tienen la capacidad de establecer una obligatoriedad, una contención familiar,
que obliga al chico a atravesar todas esas vallas, esos esfuerzos que hay que hacer para completar
la escolaridad. Esto no está tampoco dado en todas las familias, los más desposeídos de capital
cultural y social al mismo tiempo están desposeídos del capital de lazos familiares de integración
social.
Ya no existe la familia típica, existen distintas configuraciones familiares o literalmente no existe
familia. Es decir, ni siquiera hay obligatoriedad social, no están dadas las condiciones para desarrollar
el interés instrumental en la medida en que el futuro para estos chicos no es seguro. ¿Qué futuro
tienen muchos chicos excluidos? No tienen futuro, entonces no existen condiciones sociales para
pensar, planificar el tema del futuro, para hacer sacrificios en el presente, y menos aún están en
condiciones de desarrollar la pasión, el amor por el conocimiento. Esta conjunción con estos nuevos
clientes de la escuela, que están todos adentro, pero no están en condiciones de hacer las
inversiones e inversiones necesarias para garantizar el aprendizaje, constituye la base material de la
preocupación por las condiciones sociales y pedagógicas de educabilidad.
RICARDO BAQUERO.
“Definir educabilidad es un problema político”
Me preocupan particularmente las condiciones de enunciación del problema de la educabilidad,
es decir, un concepto que tiene un valor operativo en el seno del discurso en que emplace, en el tipo
de práctica que se sostenga.
57
de la pobreza. Una imagen en donde los sujetos aparecen empobrecidos como no sujetos, o como
candidatos a ello, tal vez por no participar del capital cultural.
Por supuesto, coincido con Emilio de que es obvio que la necesidad de conocimiento es producto
de una práctica cultural, aunque no coincido tanto en que sea algo que debe provenir de la crianza
familiar y que, por lo tanto, deba ser algo ante lo cual a la escuela sólo que queda pedir la “credencial
de tenerlo” y no provocarlo.
Cuando se habla de baja expectativa, carencia de perspectiva de futuro, se advierte que nuestra
lógica de una cultura escolar proyectiva hacia la formación de asalariados no tiene ningún sentido
frente a algo que justamente no puede proponerles a un saber meramente instrumental.
FLAVIA TERIGI.
58
“Es necesario discutir la enseñanza como problema político”
Hay aprendizajes producidos en la crianza y condiciones materiales de vida de los sujetos que
constituyen una ventaja comparativa a la hora de enfrentar el aprendizaje escolar. Esto es algo
constatado desde hace tiempo. Pero otra cuestión es sostener que sin estas condiciones el
aprendizaje escolar no puede ocurrir.
Una cosa es decir que aprendizaje depende exclusivamente de factores escolares, otra cosa es
desconocer la profunda solidaridad que existe entre el ordenamiento de las practicas escolares y las
características que producen en los sujetos las prácticas educativas no escolares, entre ellas la propia
crianza que se desarrollan en contextos sociales específicos y por tanto condiciones específicas que,
además, sin duda, han tendido a agravarse fuertemente en los últimos años.
El peligro es pensar que son cada vez más las condiciones que hay que reunir para poder aprender
y cada vez menos los sujetos que las tienen.
Las condiciones en las cuales tiene o puede tener lugar el aprendizaje en la escuela, son
condiciones fuertemente vinculadas con la enseñanza como un problema político, como un problema
de las políticas educativas.
La enseñanza esta habitualmente entendida y definida como un problema didáctico dando un uso
muy peyorativo al termino didáctico, como un problema que requiere un nivel de reflexión y de
propuesta en un plano en el que su aparición es inhabitual, que es el plano político.
¿Por qué hay que explicar que la enseñanza es un problema político y no un problema puramente
instrumental? Porque en el nivel de las políticas educativas la enseñanza ha sido tradicionalmente
históricamente un asunto relativamente extraño.
Aparece una escisión: el planeamiento define las políticas y la enseñanza es un problema a ser
resuelto después y por otros. La didáctica y la enseñanza asumen en esta perspectiva una función
instrumental, la didáctica tiene el (paso) de concretar en el plano de la enseñanza los propósitos de
las políticas.
59
en que se acaba de enunciar, deja una gran responsabilidad a las escuelas y a los docentes y además
pone en riesgo sus propios fines.
EMILIO TENTI.
“Lo relacional no es sumativo”
El tema de lo relacional no es sumativo, el aprendizaje no es el resultado de lo que pone la escuela
más lo que pone la familia. Es un concepto relacional en este sentido: determinado individuo es
educable dadas ciertas circunstancias y características de su edad, genero, condición social, cultural,
disponibilidad de tiempo, recursos, etc. Toda institución educativa supone “un alumno ideal”, todos
son educables a condición de que se den las condiciones.
Nosotros decimos que todos los chicos son educables a condición de que la institución despliegue
una pedagogía racional, como decían Bourdieu y Passeron en 1967. Ellos creían en la posibilidad de
existencia de una pedagogía racional, que las características de la estrategia, de la didáctica, de los
tiempos, de los sistemas de evaluación, tenían que ajustarse a las características culturales y sociales
de los chicos. Hay que desplegar una estrategia educativa que tome en cuenta esos puntos de capital
de entrada.
Yo creo en la escuela, pero no creo en esta escuela para atender a estos chicos que tenemos hoy,
este modelo de desarrollo escolar. La mayoría de estos chicos del conurbano bonaerense que
padecen esa situación de necesidad no están en condiciones de aprender en esta oferta que nosotros
estamos ofreciendo. La educabilidad es una cuestión relacional, no es una cualidad innata, una
sustancia de los individuos, no es que hay “educacionómetro” con el que uno pudiera medir a los
chicos. Dime qué escuela, qué oferta educativa tienes, dime qué tipo de niños, y te diré cuál es la
posibilidad de esos niños de aprender.
60
el éxito escolar en la escuela. No he encontrado todavía un esquema analítico más profundo más
riguroso más coherente que ese.
Para minimizar la cuestión, se nombró, dije que es una licencia literaria, para decir que hay
problemas de educabilidad, en el sentido de que hay problemas de hambre, violencia, etc. Es decir,
existen condiciones en las cuales ni siquiera es posible que los chicos se sienten y pase algo en las
instituciones. Hay escuelas que son solo formalmente escuelas. Tales son los cambios en la
economía, en la cultura, que existen instituciones a las que uno ha ido y encuentra que no tienen
nada que ver con la escuela.
RICARDO BAQUERO.
“La sospecha sobre la educabilidad refuerza la hipótesis de déficit”.
Cuando propongo que no basta con decir que es un término relacional, justamente me refiero a la
carencia teórica, pero en el nivel de la lectura del individuo, en el último juez. Porque, hablemos claro,
el último juez que es inapelable con respecto a si un sujeto puede o no aprender es el psicólogo
escolar. Por desgracia, termina siendo él, y no el antropólogo o sociólogo, aun cuando sepamos de
la cantidad de condiciones que definen esa subjetividad.
61
El desarrollo del intelecto es el desarrollo de la humanización de los sujetos, entonces, si es un
concepto viscoso y que genera susceptibilidad es porque el límite de la educabilidad hay que
entenderlo como el límite del desarrollo intelectual, es el límite de la humanidad. Lo que nos define
para la teoría pedagógica clásica como educables es justamente el diferencial humano con respecto
a otras especies. Pero las otras especies también aprenden, por eso no es una mera capacidad de
aprendizaje, sino la posibilidad de subjetivarse.
Lo tremendo es cuando la puesta en duda es si los sujetos podrán con lo escolar al fin,
subjetivarse.
“Hay que resucitar el debate y suspender el juicio sobre la educabilidad de los sujetos”
No hay pronóstico sobre el aprendizaje del sujeto perpetrando la falacia de la abstracción de la
situación. No hay manera allí de operar. Pero no las hay porque las condiciones de contornos
supuestas no son condiciones de contexto, sino que hacen al propio texto del aprendizaje que se
está aplicando. Es imposible definir la educabilidad de un sujeto por fuera de la situación pedagógica
ofrecida, de acuerdo, pero esto no es así ahora, lo fue siempre.
¿Cómo define un dispositivo político como la escuela, cuales son las condiciones de un alumno
normalmente educable? En un momento, no eran normalmente educables ni los ciegos ni los sordos
ni los parapléjicos, en un momento nos pareció que no eran normalmente educables las mujeres en
determinados momentos aparecieron muchas cosas. Lo que alarma en este momento es que nos
parezca que no son normalmente educables los pobres.
El deber ser lo planteo en el nivel que debe ser, que es el de las políticas que ofrezcan. Es decir,
el deber ser debe ir en diseñar una cierta práctica pedagógica. Es notable el desfase que hay entre
la practica instituida escolar en su sentido más profundo y las posibilidades que tienen de generar
proyectos en los sujetos (pobres o no pobres, aunque más sensiblemente en los pobres). Por eso
hay que resituar el debate y suspender el juicio sobre la educabilidad de los sujetos.
FLAVIA TERIGI.
“Las situaciones diferentes requieren, por lo tanto, abordajes atentos a cada especificidad”
Cuando un nivel se ha universalizado como es el caso de la escuela primaria y últimamente de la
sala de cinco en un lugar como este, posiblemente las dificultades que estemos enfrentando sean de
otro orden.
62
Terigi, F. (2009) “El fracaso escolar desde la perspectiva psicoeducativa: hacia una
reconceptualización situacional”.
63
Se focalizará la atención en el conocimiento psicoeducativo porque la psicología educacional ha
operado como ciencia estratégica en la fase de institucionalización del dispositivo escolar moderno.
A partir de los años sesenta, la didáctica buscó en la psicología bases para la fundamentación
científica de la enseñanza, y el aplicacionismo caracterizó las relaciones entre psicología y educación.
Finalmente, en la actualidad es nuevamente la psicología, junto con la psiquiatría, la disciplina
requerida para explicar las dificultades de aprendizaje de los niños y adolescentes que no se ajustan
a las expectativas escolares.
Nos interesa, antes de avanzar, incorporar al cuadro de situación el fracaso de los que no fracasan,
referido a ese número creciente de alumnos que, si bien finalizan los niveles escolares, realizó
aprendizajes de baja relevancia que ponen en cuestión su posibilidad de seguir estudiando tanto
dentro como fuera del sistema.
64
En contraste, encontramos –también tempranamente– posiciones interaccionistas, posiciones
sistémicas (como las denominan Castorina y Baquero, 2005) que cuestionaron estas formas de
interpretar las dificultades en el aprendizaje y los procesos de conocimientos. Por ejemplo, hay que
reconocer la importancia de la ZDP (zona de desarrollo próximo) vigotskiana como alternativa
diagnóstica a las pruebas de inteligencia. En otro sentido, la posición interaccionista piagetiana que
impide considerar el conocimiento como reductible al sujeto y sus capacidades.
65
La investigación desarrollada por McDermott realiza el seguimiento de un mismo sujeto a través
de distintos contextos («ambientes», como los denomina), a fin de determinar en qué medida cada
contexto organiza la búsqueda y la localización de los desempeños diferenciales.
En su análisis, las aulas resultan contextos creados para visibilizar las diferencias, para poner en
evidencia la discapacidad, «para poner en evidencia a los alumnos que no hacen las cosas tan bien
como los demás».
El aporte de McDermott nos arroja de lleno en el problema de la evaluación. Lo que queremos
destacar es que el fracaso escolar masivo, se define en eventos evaluativos en los que un maestro o
un profesor deciden que un alumno no aprende o no lo hace en los ritmos y de las formas en que se
espera. Es crucial reflexionar sobre el grado hasta el cual el alumno (y su posible destino de fracaso)
está expuesto a la comprensión del profesor en ese momento evaluativo.
Qué interpretación pueda dar el maestro a las respuestas de los alumnos en el desarrollo de
alguna actividad y qué intervenciones pueda realizar después son asuntos que dependen de sus
ideas sobre los conocimientos infantiles y sobre el modo en que estos participan en la producción de
conocimiento nuevo. Trabajos recientes dan cuenta de la importancia de conocer mejor las
concepciones sobre el aprendizaje que tienen tanto alumnos como profesores y de «cambiar las
mentes para cambiar la educación». Queremos llamar la atención sobre el hecho de que la ausencia
de criterios psicológicos para evaluar el conocimiento de los alumnos, así como la insuficiencia de
repertorios de intervenciones para responder a la diversidad de posiciones en torno al conocimiento
son condiciones que puede presentar maestros y profesores que forman parte de la producción del
fracaso escolar en la capilaridad del funcionamiento evaluativo del sistema escolar.
Newman, Griffin y Cole (1991) sostienen que el profesor debe hallar un modo de enrolar a todos
los niños –todos distintos– de manera que participen en las actividades.
66
aprendizaje; se convierten en factor de riesgo en un sistema escolar donde esta condición vital se ha
considerado históricamente incompatible con el proyecto de ser estudiante, sobre todo en una
escuela cuyo régimen sea presencial porque lo que es riesgoso es el límite de la escuela para avanzar
en replanteos didácticos cuando el supuesto de presencialidad continua se rompe. Bajo estas
conceptualizaciones, las caracterizaciones de poblaciones en riesgo son siempre transitorias, ya que,
si mejora nuestra capacidad de enseñar, lo que «genera riesgo» deja de producirlo.
Debemos acentuar las miradas críticas sobre los sistemas de diagnóstico, derivación y
recuperación de niños considerados en dificultad; y visibilizar los procesos de etiquetamiento y
segregación que tienen lugar en el sistema escolar frente a la diversidad de saberes y desempeños.
No se trata de minimizar los riesgos en que se encuentra la infancia ni de desconocer las
dificultades que encuentran maestros y profesores para enseñar en contextos específicos. Se trata
de evitar que el conocimiento psicoeducativo funcione como coartada para convertir en problemas
de los alumnos lo que en verdad son límites en la capacidad de los dispositivos de escolarización
para dar respuesta a la diversidad de condiciones en que se produce la crianza y la escolarización
misma de los sujetos. Y se trata también de plantear como asunto central del análisis político-
educativo cuáles son las condiciones del proyecto escolar que deben ser tensionadas, e incluso
removidas, para avanzar hacia la plena inclusión educativa.
No es una novedad que las trayectorias escolares de muchos de quienes asisten a las escuelas
en calidad de alumnos están desacopladas de los recorridos esperados por el sistema: los datos
suministrados por la estadística escolar muestran hace tiempo este fenómeno. Tampoco es una
novedad que estos desacoplamientos sean percibidos como problema. Sin embargo, no ha sido sino
recientemente que han sido recolocados, de la categoría de problema individual, a la de problema
que debe ser atendido sistémicamente. Es esta reconsideración de la categoría del problema lo que
ha convertido al desacoplamiento de las trayectorias y a las trayectorias mismas en objeto de reflexión
pedagógica.
Este trabajo se centra en las trayectorias escolares de los adolescentes y jóvenes en las escuelas
secundarias, y procura poner en relación un conjunto de datos y de análisis que, si bien no siempre
están expresamente enmarcados en los estudios de trayectorias escolares, ofrecen aportes
imprescindibles para reflexionar sobre ellas, visto el estado incipiente de conocimiento sistematizado
sobre la cuestión.
Una serie de cambios en las culturas juveniles y en las expectativas de inclusión educativa
desafían desde hace tiempo las funciones y la organización tradicional de la escuela secundaria. En
su origen selectiva y con un currículo comprehensivo y academicista, diferenciada tempranamente
en modalidades profesionales y propedéuticas, la escuela secundaria debe enfrentar hoy nuevos
tiempos y nuevos públicos. La llegada de nuevos sectores sociales ha contribuido a desestabilizar
los acuerdos previos sobre este nivel educativo, y enfrenta a los gobiernos y a las escuelas con los
límites de las tradiciones pedagógicas y de la organización institucional.
La expansión de la educación secundaria ha producido una diversificación social y cultural del
público que asiste a las escuelas que, con el trasfondo de las transformaciones socio- culturales más
amplias, cuestiona las funciones selectivas originales del nivel y plantea nuevos desafíos. Este trabajo
procura formular un aporte al conocimiento de los recorridos de los adolescentes y jóvenes en
67
nuestras escuelas, y a la visibilización de ciertos puntos que deben ser revisados en las propuestas
que históricamente han sostenido la prestación del servicio educativo.
68
a los sujetos en situación de re-hacerla, re- cursarla, repetirla. La repitencia no es en nuestro sistema
un fenómeno fácilmente extirpable de su organización entre otras razones porque liga operativa y
conceptualmente con la organización graduada y anualizada.
La educación inicial y la educación universitaria organizan trayectorias teóricas donde la repitencia
no forma parte de lo previsto, porque gradualidad y anualización no están asociadas.
Numerosos países no incluyen la repitencia entre las trayectorias teóricas de sus estudiantes
secundarios, porque no asocian gradualidad y anualización. La regla es la promoción conjunta de los
alumnos pertenecientes a un mismo grupo, y la diferenciación de los recorridos de aprendizaje dentro
de los grupos, en el marco de sólidos cuestionamientos a la eficacia de la repetición.
Como se ha argumentado, la organización por niveles, la gradualidad y la anualización permiten
anticipar las trayectorias teóricas de los estudiantes en el sistema. Según tales trayectorias, el ingreso
se produce en forma indeclinable a determinada edad, aunque pueda comenzar antes, y los
itinerarios que recorren los sujetos a través del sistema educativo son homogéneos y lineales: el
avance se produce a razón de un grado por año, estando pre-establecidas las transiciones entre
niveles escolares y el tiempo teórico de duración de una cohorte escolar. Analizando las trayectorias
de los sujetos, podemos reconocer itinerarios frecuentes o más probables, coincidentes con las
trayectorias teóricas que establecen las estipulaciones de niveles, grados, años; pero reconocemos
también “trayectorias no encauzadas”, pues gran parte de los niños y jóvenes transitan su
escolarización de modos heterogéneos, variables y contingentes.
¿Por qué es necesario poner las trayectorias no encauzadas en el centro? Porque las trayectorias
teóricas no son una mera estipulación que pueda parecernos alejada de la realidad; en la realidad de
los sistemas escolares, producen numerosos efectos.
Nuestros desarrollos didácticos se apoyan en los ritmos que prevén las trayectorias teóricas,
continúan basándose en el supuesto de la biografía lineal estándar. Suponen, por ejemplo, que
enseñamos al mismo tiempo los mismos contenidos a sujetos de la misma edad, con dispersiones
mínimas. Insisto, no se trata de que no sepamos que en las aulas se agrupan chicas y chicos de
distintas edades; se trata de la relativa inflexibilidad de nuestros desarrollos pedagógico- didácticos
para dar respuestas eficaces frente a la heterogeneidad.
De las siguientes trayectorias posibles, la trayectoria teórica se asienta en sólo una de ellas:
69
incremento generalizado de la población joven que asiste al sistema educativo supone un incremento
correlativo de la oferta educativa que contribuye a moderar las desigualdades en los desarrollos
históricos de los sistemas provinciales.
Más jóvenes de 20 a 24 años sin nivel medio completo que continúan estudiando es una buena
noticia; pero el desafío que nos proponemos en este trabajo, frente a éste y a otros datos, es traducir
la información en consideraciones sobre las trayectorias y tomar esas consideraciones como base
para reflexionar sobre los desafíos pedagógicos que se le plantean al nivel medio. Traducida en
alumnado concreto, esta buena noticia significa el incremento en la proporción y la diversidad de
quienes asisten a nuestras escuelas. Este incremento tiene lugar cuando no se han introducido
modificaciones de fondo en la oferta escolar hacia propuestas educativas adecuadas a las
condiciones vitales de estos jóvenes y debidamente anoticiadas de sus aprendizajes reales.
¿Qué tanto se refleja esta incorporación de nuevos públicos en la estadística escolar? El conjunto
de indicadores analizados muestra claramente cómo, a medida que los alumnos transitan por el
sistema educativo, se produce un proceso de selección que va dejando fuera del sistema a
importantes contingentes de jóvenes. En este proceso se observa que no todos los que egresan de
un ciclo se inscriben en el siguiente y no todos los que se matriculan, lo concluyen. La probabilidad
de egreso es menor en los ciclos superiores, y en particular en el nivel Polimodal.
70
• Las cifras de abandono interanual alimentan el número de adolescentes y jóvenes que no
estudian, algunos de los cuales se reincorporarán eventualmente al sistema con pocas
probabilidades de egreso.
Las reflexiones anteriores centran nuestra atención sobre puntos críticos en los recorridos de los
adolescentes y jóvenes en nuestras escuelas, y sugieren la importancia de dar visibilidad a ciertas
problemáticas. En lo que resta de este trabajo, se formularán consideraciones sobre algunas de las
problemáticas que signan las trayectorias escolares en el nivel medio:
Las trayectorias educativas: Un asunto del mayor interés para nuestras preocupaciones es el de
las transiciones en la biografía escolar. Aquí entenderemos a la transición escolar como un cambio
de corta duración caracterizado por una notoria discontinuidad con respecto al pasado, que puede
ser vivido de forma dolorosa cuando la discontinuidad de la experiencia es excesiva, incontrolada e
incontrolable.
Las trayectorias teóricas prevén una transición de estas características en el pasaje de la escuela
primaria a la escuela secundaria. Este cambio ha sido muy estudiado en los últimos años, siendo una
de las principales conclusiones de los estudios que, para los niños y adolescentes pertenecientes a
sectores cultural y económicamente postergados (en consecuencia, con menor tradición escolar), el
pasaje al nivel medio supone un importante cambio simbólico y social para afrontar el cual no cuentan
con los recursos materiales y simbólicos apropiados. Las tareas propuestas y el lenguaje utilizado en
la escuela, así como las relaciones que en ella establecen las personas entre sí, con los objetos y
con el conocimiento, suelen diferir de aquéllas que son propias de la vida familiar y comunitaria y de
la experiencia que los niños y niñas han acumulado en la escolaridad primaria.
Entre el egreso de los alumnos de la escuela primaria y su ingreso al nivel medio, se establece un
territorio “sin jurisdicción clara” para el sistema Los chicos se vuelven invisibles para cada nivel, “nadie
los espera ni lo busca pues ya han egresado de la escuela primaria pero todavía no pertenecen a
ninguna otra institución educativa” (Rossano). Queda en las manos de las familias, casi con
exclusividad, la responsabilidad de volver a mandar a los chicos a la escuela; si tal cosa no sucede,
los chicos “quedan suspendidos en un espacio sin clara definición. (…) Además, la experiencia
demuestra que la escuela secundaria demora en considerar a los que inician el nivel como sus
verdaderos alumnos. Pareciera que para ser cabalmente un alumno de la secundaria es necesario
haber transitado exitosamente un buen tramo de ella. Es así como mantienen su “invisibilidad” para
el sistema, no sólo los que no se inscriben en primer año sino aquellos que, habiendo iniciado el
nuevo nivel, no logran permanecer en la escuela ya sea por acumulación de inasistencias o de
aplazos”.
La reflexión de Rossano abre un primer desafío: parece necesario encontrar modos sistémicos de
ocupar esa tierra de nadie, construyendo alumno por alumno, escuela por escuela, información sobre
las trayectorias reales que permita detectar a tiempo la interrupción en la escolaridad, acompañar y
orientar a las familias en la transición a la escuela media y sostener las primeras experiencias de los
alumnos en el nuevo nivel.
Junto con las transiciones previstas por las trayectorias teóricas, están las que suman las
trayectorias reales, debidas a la repitencia que separa del grupo de pares, al cambio de escuela, al
abandono temporario. En estos cambios, se reproduce la “tierra de nadie” de que habla Rossano, y
los adolescentes y jóvenes vuelven a invisibilizarse.
Las relaciones de baja intensidad con la escuela: La expresión “escolaridad de baja intensidad”
fue propuesta en un estudio para caracterizar los modos de permanencia en la escuela de estos
adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley. “Se trata”, dice Kessler, “de una escolaridad de baja
intensidad, caracterizada por el desenganche de las actividades escolares. En líneas generales,
71
continúan inscriptos, yendo de manera más o menos frecuentes según los casos, pero sin realizar
casi ninguna de las actividades escolares: jamás estudian una lección ni cumplen las tareas, no llevan
los útiles y no les importan mucho las consecuencias de no hacerlo”.
El desenganche presenta, a juicio de Kessler, dos versiones: una que llama disciplinada, en la que
el estudiante no realiza las actividades escolares, pero tampoco genera problemas de convivencia; y
otra indisciplinada, que suma a la falta de involucramiento en la actividad escolar la participación del
estudiante en situaciones que constituyen desde el punto de vista de las escuelas problemas de
disciplina y/o faltas graves a los regímenes de convivencia. Lo interesante es que ambas versiones
producen un vínculo tenso con la escuela, siempre cerca de la ruptura o de la implosión violenta.
Desde la perspectiva de este trabajo, la caracterización que ofrece Kessler sobre la relación de
quienes componen la población de su estudio con la escuela podría extenderse a otros adolescentes
y jóvenes que, sin necesidad de haber entrado en conflicto con la ley, desarrollan una relación con la
escuela que también puede considerarse de baja intensidad. Muchos chicos y chicas ingresan a la
escuela media pero no logran “enganchar” con ella; viven una experiencia escolar desdibujada,
signada por las dificultades y la falta de involucramiento en las actividades de aprendizaje. En estas
experiencias, el abandono de la escuela es un desenlace al que se llega paulatinamente, sin que
haya necesariamente un factor desencadenante: simplemente un día se descubren no yendo más.
Numerosos desafíos se abren para la escuela media frente a estas modalidades de relación que
no son las esperadas. El principal de ellos posiblemente sea el de comprender estas formas nuevas
de relación y captar sus matices, a fin de que la identificación de estas relaciones de baja intensidad
no sea funcional a una visión socialmente extendida de los adolescentes y jóvenes, bien como
abúlicos y desentendidos, bien como peligrosos.
No son sólo las condiciones del presente las que generan para los chicos y las chicas alto nivel de
desafiliación con respecto al proyecto escolar: también lo son las condiciones del futuro. Bleichmar
señala que en nuestro país estamos comenzando a tener generaciones enteras que tienen tiempo
por delante, pero no futuro; no tienen futuro en términos de la perspectiva que se han construido
respecto de lo que tienen por delante. El desafío que se abre a la escuela es entonces proponer un
futuro.
El ausentismo de los estudiantes: Hay alumnos que asisten a la escuela mucho menos tiempo que
el previsto, y en general esto no se compensa con trabajo extraclase. El desafío del ausentismo
presenta diferencias según cuáles sean las razones que subyacen a él. En efecto, según surge de
diversos estudios, no hay un único motivo de ausentismo. Desde el punto de vista de las respuestas
pedagógicas que se requieren, conocer estas diferencias y comprender sus consecuencias resulta
estratégico para generar propuestas que puedan resolver mejor la difícil ecuación entre el menor
tiempo de asistencia e instrucción, y el logro de los aprendizajes básicos del currículo.
La sobreedad de los estudiantes: Dadas las altas tasas de repitencia del nivel medio, la sobreedad
es un asunto frecuente; en las escuelas que atienden población vulnerable, el problema se agudiza
debido a los irregulares flujos de sus trayectorias escolares desde el nivel primario.
Debería quedar claro que la sobreedad no es un problema per se, sino que se convierte en
dificultad en relación con los supuestos que sostienen la organización temporal de la escolarización,
que define un ritmo esperado –transformado en “normal”- de despliegue de las trayectorias
educativas de los chicos y chicas. Para atender a la cuestión de la sobreedad, es necesario entender
esa relación y su impacto en la organización didáctica, en la convivencia institucional y en la
generación de expectativas por parte de los profesores. Atender a la sobreedad encierra una gran
complejidad didáctica que, si no es debidamente considerada, reduce las iniciativas a un arreglo
formal de los tiempos de acreditación, sin asegurarse los aprendizajes esperados. Acelerar la
72
acreditación garantizando el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje requiere poner en juego
nuevos recursos pedagógicos e institucionales para que los adolescentes y jóvenes puedan
progresar en su escolaridad en un ritmo más rápido que el que caracteriza su recorrido previo y que
el que es esperable por el carácter graduado de la escolaridad secundaria.
Los bajos logros de los aprendizajes: Los análisis sobre las dificultades que experimentan los
adolescentes y jóvenes en su tránsito por la escuela media suelen poner el acento en los déficits con
que aquellos egresan de la escolaridad básica y en la fragilidad de los aprendizajes que realizan en
el nuevo nivel. Es razonable considerar que trayectorias escolares signadas por la discontinuidad o
sancionadas por el fracaso escolar generan una base endeble para afrontar los aprendizajes
requeridos. La cuestión es, como siempre, si hemos de considerar esta base endeble una
responsabilidad individual de los estudiantes con cuyas consecuencias deben enfrentarse, o un
producto del sistema que éste debe proponerse mejorar.
Hoy en día, es cada vez mayor el conjunto de iniciativas de las administraciones y de las
instituciones que se dirigen a compensar aprendizajes que los estudiantes no logran consolidar y que
comprometen su trayectoria escolar. El problema para estos esfuerzos es encontrar los modos de
que constituyan un aporte a las trayectorias educativas de los estudiantes, evitando la reiteración de
las estrategias de enseñanza que no tuvieron éxito en su historia escolar previa. El desafío parece
ser que las propuestas dejen de ser consideradas como compensatorias y se formulen y desarrollen
en el marco de proyectos vinculados a la enseñanza de manera más abarcativa e integral, que
articulen una serie de acciones relevantes para que los alumnos aprendan mejor o recuperen sus
aprendizajes, y que incluyan la enseñanza habitual.
73
Trabajo Práctico Nº 8 - Unidad 6. La construcción de la convivencia en las instituciones
educativas.
Contenidos: La convivencia como contenido a ser enseñado y aprendido. La importancia de la
autoridad pedagógica en la construcción de una convivencia democrática. Asimetría, participación y
corresponsabilidad. Ética y reconocimiento del otro como sujeto de derechos. Las leyes y las normas
en relación con la convivencia. La construcción de Acuerdos Institucionales de Convivencia (AIC).
Las violencias en las escuelas. Del modelo punitivo-disciplinar al abordaje pedagógico de la violencia.
La importancia de la violencia simbólica. El vínculo entre la violencia y la exclusión material y
simbólica (dolor social).
Consideraciones Generales
La Dirección General de Cultura y Educación, a través de sus Niveles y Modalidades, desarrolla
en forma colectiva la presente comunicación sobre temáticas relacionadas con la convivencia a partir
de la elaboración de supuestos teóricos, enmarcados en el cuerpo normativo vigente.
La intención de esta propuesta es recuperar y promover prácticas institucionales que permitan
instalar una cultura de la convivencia, entendiendo que ésta, es un contenido de ser enseñado y
aprendido por todos en la escuela indispensable para que acontezca el acto educativo.
Los valores constituyen un proyecto compartido que da sentido y orienta la formación de actitudes
en la escuela. La escuela espera de sus actores una serie de comportamientos adecuados a los
valores que inspiran el proyecto educativo. Para ello deben incorporarse normas. La meta máxima
será que éstas sean aceptadas por todos los actores como reglas básicas del funcionamiento
institucional.
En clave de convivencia institucional se considera que las acciones, prácticas e intervenciones
docentes se enmarcaran desde su autoridad pedagógica, entendiendo a la misma, como la
autoridad que se construye en un encuentro de al menos dos en una relación asimétrica, donde debe
poder articular tres aspectos intrínsecamente relacionados que se conjugan en un ejercicio de
conocimientos, prácticas, normativas y vínculos: un saber pedagógico, un sostén en la normativa y
una vinculación con los otros que permita proyectarse e interpretar los signos y los sentidos de los
demás, comunicar y dejar que se comuniquen, en un hacer inteligente.
74
Esta Comunicación se propone:
fortalecer el rol del adulto como promotor de una buena convivencia,
generar orientaciones sobre la convivencia y
promover el diseño de dispositivos pedagógicos tendientes al ejercicio del diálogo, y su
progresiva valoración como herramienta para la construcción de acuerdos institucionales.
Un poco de historia.
El abordaje de la convivencia fue tratado desde una perspectiva normativa que tuvo sus inicios en
el año 1999 con la sanción de la Ley Provincial N°12.299 que crea el Programa Provincial de
Prevención de la Violencia Escolar. El abordaje de la convivencia fue tratado desde una perspectiva
normativa que tuvo sus inicios en el año 1999 con la sanción de la Ley Provincial N°12.299 que crea
el Programa Provincial de Prevención de la Violencia Escolar.
Por su parte, la Resolución N°1593 del año 2002, introdujo la dimensión de la convivencia en la
escuela para el nivel secundario y delimita así la figura de los acuerdos institucionales de convivencia
en un intento enunciativo de desactivar la marca punitivo-disciplinar de las sanciones escolares.
Al dictarse la Resolución N°1.709/09 sobre Acuerdos Institucionales de Convivencia (AIC) se crea
el marco legal que regula la convivencia en el ámbito educativo. Esta norma aporta un marco teórico,
como así también un modelo de implementación de los mismos en las instituciones educativas del
nivel secundario.
En el año 2013, fue sancionada la ley nacional 26.892 para la promoción de la convivencia.
Acerca de la convivencia.
La definición de la palabra convivencia remite a la acción de convivir, es decir, vivir en compañía
de otro u otros. La construcción de los diversos modos de convivir en las instituciones educativas
convoca y compromete a todos a trabajar profundamente para desarrollar y fortalecer conocimientos
significativos, estrategias y actitudes en los/as alumnos/as que garanticen una convivencia
democrática, promoviendo condiciones anticipatorias que construyan redes de cuidado entre todos
los miembros de la comunidad educativa.
Se concibe a la convivencia democrática a partir del reconocimiento de los derechos y obligaciones
de los integrantes de las comunidades escolares, respetando las diferencias y apelando a la
participación y a la búsqueda de consensos para la toma de decisiones tendientes a las relaciones
plurales, democráticas, respetuosas e inclusivas. Se trata de valorar y respetar la diversidad de los
actores educativos, así como deconstruir prácticas discriminatorias y de exclusión social, de los
estudiantes y sus familias, los docentes y el personal que forma parte.
La Convivencia democrática implica la participación y la corresponsabilidad en la construcción y
el seguimiento de los acuerdos que regulan la vida colectiva escolar, tiene una fuerte relación con la
forma en que se gestionan los acuerdos/desacuerdos institucionales.
Para la consecución de los propósitos y objetivos enmarcados en la política educativa, la
convivencia en las instituciones debe garantizar un clima adecuado. La convivencia entendida como
tal no presentaría un carácter estático, por el contrario se trataría de una construcción colectiva y
dinámica sujeta a modificaciones conforme varían las interrelaciones de los actores en el tiempo. Las
modificaciones que se producen responden a diferentes variables como cambios culturales, sucesos
históricos, hechos puntuales, eventos institucionales, entre otras, que pueden generar movimientos
y por ello la necesidad de revisar acuerdos, en períodos establecidos tanto por la normativa como
por demanda institucional o comunitaria.
Por último, se considera que una adecuada convivencia implica un compromiso de todos los
miembros de la comunidad educativa.
75
La construcción de la convivencia en las instituciones educativas.
La convivencia democrática y plural se enseña y se aprende a partir de estrategias de participación
colectiva que convoquen a toda la comunidad educativa, promoviendo la “participación real”. Además
consideramos fundamental la noción de “grupo” y “grupalidad” dentro del paradigma de la
complejidad.
Propone el concepto de grupo como un campo problemático, una red de atravesamientos, de
inscripciones múltiples, de articulaciones posibles y también de formaciones específicas. Se renuncia
así a los conceptos de grupo como totalidad cerrada, y se incluyen los de multiplicidad, totalidad
inacabada, complejidad, caos, etc. El grupo está inscripto en una realidad institucional, en este caso:
la escuela. Por lo tanto, lo grupal y lo institucional se vinculan e implican mutuamente. Se generan
espacios de interacción, una red de relaciones reales e imaginarias, unas significaciones
compartidas, unas expectativas mutuas, unos sentimientos grupales, unos sentidos de pertenencia
que se entrelazan dando un carácter de singularidad a cada grupo.
En este mismo sentido, aparece el concepto de grupalidad como potencialidad, posibilidad de ser
grupo. No hay un estado ideal como punto final de un progreso lineal. Hay una posibilidad de devenir,
de construirse, de auto-organizarse abierta y flexiblemente en esta dimensión de grupalidad.
Recuperar estos conceptos tiene la finalidad de promover modos de intervención docente basados
en dispositivos grupales que tiendan a mejorar y/o fortalecer las cuestiones referidas a la convivencia
que superen una esfera desde lo propiamente individual.
76
La premisa que subyace en esta comunicación es que la construcción de normas de convivencia,
se considera una forma de promover el desarrollo de la ciudadanía en los integrantes de la comunidad
educativa en su conjunto.
77
Es preciso partir del hecho de que esta temática en particular encierra la pugna de perspectivas
diferentes. Una cuestión preliminar a poner en evidencia es que se suele homologar violencia a
delincuencia; se hizo habitual utilizar un lenguaje criminológico para referirnos a prácticas que bien
podrían ser abordadas desde nuestro saber y quehacer pedagógicos.
Comencemos entonces por preguntarnos sobre el origen del término “violencia escolar”.
Observamos que el concepto “violencia escolar” no proviene de la esfera de la educación ni de la
pedagogía científica; desde sus comienzos, está íntimamente ligado al ámbito militar norteamericano
en su abordaje de la problemática del tráfico de drogas. Por tanto, el término “violencia escolar” nace
unido a la criminalística y su mayor exponente es la política de Tolerancia cero, la cual termina siendo
resignificada y adaptada al espacio escolar estadounidense bajo el lema seguridad en las escuelas.
A grandes rasgos, esta política proclama que todo acto de transgresión o agresión, sin importar su
relatividad, sea castigado de raíz y con severidad. El carácter preventivo que sostiene este enfoque
punitivo de la Tolerancia cero consiste precisamente en creer que todo comportamiento social que
incumple cualquier norma, debe ser reprimido con fuerza con el objetivo de desalentar futuros actos
violentos.
En nuestro país, durante el gobierno militar la escuela fue uno de los ámbitos privilegiados para
actuar sobre los cuerpos y las conductas de los alumnos. La disciplina, el orden, la higiene y
corrección eran las estrategias para el control de los alumnos y sus relaciones por medio de
sanciones fuertes y prohibiciones.
Tras décadas de vivir en democracia, quizá este tipo de intervenciones hoy nos parezcan
condenables y las creamos relegadas al pasado, sin embargo ¿qué pensamos cuando vemos por la
calle a un joven con gorra, arito, pantalones rotos y zapatillas deportivas? Al respecto, es interesante
observar los análisis de las investigaciones realizadas con jóvenes estudiantes de escuelas
secundarias. Luego de varias entrevistas, surgieron dos indicadores o señales de un “potencial chico
violento”: la vestimenta y el corte de pelo.
Retomando el análisis de las políticas punitivas, observamos que una de las creencias más
emblemáticas de este tipo de perspectivas radica en el supuesto de que si un niño transgrede desde
muy pequeño y no es castigado a tiempo, esa conducta puede ser la génesis de futuras
transgresiones más graves asociadas a la violencia delictual. Esta perspectiva está orientada a la
penalización de la más mínima transgresión.
Siguiendo los aportes de Zaffaroni, lo punitivo se comporta de modo excluyente porque no solo no
resuelve el conflicto, sino que también impide o dificulta su combinación con otros modelos que
pueden resolverlo.
Zaffaroni nos relata el siguiente ejemplo: si un niño rompe a patadas un vidrio en la escuela, la
dirección puede utilizar tres formas de modelos no punitivos:
- Reparador: llama a los padres del niño para que paguen el vidrio;
- Terapéutico: puede enviarlo con la psicopedagoga para ver qué le pasa; y
- Conciliatorio: puede sentarse a conversar con él para averiguar si algo le hace mal o lo irrita.
Pueden aplicarse los tres modelos, porque no se excluyen.
78
En cambio, si el director decide que la rotura del vidrio afecta su autoridad y aplica el modelo
punitivo expulsando al niño, ninguno de los otros puede aplicarse.
Por ello es que ha habido un pasaje desde la disciplina autoritaria, que buscaba la sumisión sin
ningún tipo de espacio para el diálogo entre los actores que intervenían en un conflicto, a la
convivencia democrática, participativa. La autoridad la tiene el docente; el poder, en cambio,
puede ser ejercido también por los alumnos. Esto supone ir de una estructura jerárquica en la cual la
autoridad reside en el director, se delega a los docentes y se ejerce sobre los alumnos, a otra en la
cual las responsabilidades están compartidas y se reconocen los derechos y deberes de cada
persona.
En otros términos, el modelo punitivo ya no es un instrumento para solucionar conflictos,
sino que representa un paradigma de decisión vertical de poder. El modelo reparador es de solución
horizontal (o democrática) y el punitivo de decisión vertical (o autoritaria). Este es histórico y surge
cuando las sociedades van tomando la forma de ejércitos con clases, castas, jerarquías, etc.
Se hace imprescindible abandonar de una vez la costumbre de adjetivar la violencia como escolar
(o infantil o juvenil), porque esta no es intrínseca a la escuela ni a los niños o jóvenes. La violencia
es siempre relacional, socialmente construida, y refiere a una multiplicidad de fenómenos y
representaciones sociales.
79
Ubicados en las antípodas de estos enfoques estigmatizantes, tomamos el concepto de bullying
en principio para traducirlo y usarlo en castellano como sinónimo de hostigamiento, acoso, y luego
porque entendemos que aquellos que lo sufren tienden a callar su padecimiento por miedo a
represalias o por creer que si exponen su situación serán aún más excluidos. Por lo tanto,
sostenemos que es fundamental que los docentes intervengan en los conflictos y medien para no
contribuir con la cultura del silencio. Dejar que “se arreglen solos” refuerza, en estos casos, la
situación de padecimiento del niño, niña o joven que está sufriendo.
80
Trabajo Práctico Nº 10 [Unidad 7. La educación escolar de la sexualidad].
Contenidos.
Tradiciones presentes en la educación sexual escolar: modelo biologicista, moralizante, de la
sexología y normativo. Educación sexual y perspectiva de género. La construcción social de la
sexualidad. Educación Sexual Integral (ESI): Ley Nº 26150 y ejes conceptuales (cuidar el cuerpo y la
salud, valorar la afectividad, garantizar la equidad de género, respetar la diversidad y ejercer los
derechos). Principios y acciones para el reconocimiento de la diversidad sexual e identidad de género
en la institución escolar.
Cahn, L., Mar, L. Corteletti, F., Valeriano, C. (2020). ESI: Educación Sexual Integral.
Guía básica para trabajar en la escuela y en la familia.
81
La perspectiva de género nos permite romper con la rigidez de estas categorías, reflexionar sobre
los mandatos que estos roles exigen y vivir la construcción de nuestras identidades de género con
libertad, experimentando la diversidad y promoviendo relaciones de equidad.
82
Todos estos derechos se fundamentan en una concepción integral de la sexualidad, que va más
allá de la mera genitalidad y es la base conceptual de los lineamientos curriculares y de los contenidos
propuestos en los materiales didácticos de la ESI.
La ESI se hace con las familias, lo cual no implica que estas impongan la forma en que las chicas
y chicos accederán a ella. Ese rol le pertenece exclusivamente al Estado.
También las y los docentes son reconocidos como sujetos de derecho en su identidad profesional.
Ellos son los principales actores de la ESI: funcionan como interlocutores privilegiados para enseñar
y acompañar a los alumnos, y al mismo tiempo se les reconoce el derecho a recibir la debida
capacitación y a contar con el apoyo de otros profesionales y con espacios adecuados para el
intercambio entre colegas.
La relación entre personas adultas y niñas, niños y adolescentes siempre es asimétrica y conlleva
la construcción de lugares de autoridad desde el respeto por los derechos de todas las partes.
83
Sin embargo, la sexualidad es una de las dimensiones de la subjetivación. La sexualidad supera
ampliamente la dotación biológica y fisiológica del sexo y constituye el modo particular de habitar el
cuerpo sexuado en una etapa de la vida, en un momento social, en una cultura. No se trata de la
“carne”, entonces, sino que se trata del “cuerpo” como producto histórico. Pensar a la sexualidad
como cuestión “natural” implica un reduccionismo que opera reforzando las tradiciones
predominantes plasmadas en el diccionario.
Ahora bien, las emociones relacionadas con la sexualidad no sólo son placenteras y, por lo tanto,
positivas: también la sexualidad puede implicar dolor, sometimiento o frustración. Reducir la
sexualidad al “placer carnal” es omitir la complejidad de las relaciones humanas en las cuales la
sexualidad entra en juego.
84
¿Es posible hacer lugar en la escuela para la sexualidad?
Desde esta perspectiva de género, todos los niveles educativos están involucrados en la
educación en la sexualidad.
El gran desafío de la incorporación sistemática de cuestiones de sexualidad en la escuela parece
ser la posibilidad de construir situaciones de confianza y respeto por las experiencias de los alumnos.
Además de que el proyecto, como cualquier otro, implica un trabajo institucional colectivo, se juega
también la posibilidad de “no saber”, de postergar una respuesta, de escuchar otras posibilidades.
Presentación.
La realidad social está en permanente proceso de transformación. Sin duda, las instituciones
educativas alojan en su dinámica cotidiana situaciones que conmueven lógicas, conceptualizaciones
y significados cristalizados que, de no ser abordados, pueden obturar procesos de inclusión e
igualdad en la socialización y escolarización de niños, jóvenes y adultos.
La Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social (PCyPS), desde una mirada compleja
y situacional, ha elaborado esta guía con el propósito de aportar una traducción de los marcos legales
vigentes (específicamente en este caso, de las Leyes 26.618 de Matrimonio Igualitario y 26.743 de
Identidad de Género), en los procesos institucionales cotidianos de las escuelas de la Provincia de
Buenos Aires.
Introducción.
En el contexto contemporáneo, las leyes 26.618 de Matrimonio Igualitario y 26.743 de Identidad
de Género, significaron un cambio profundo en la sociedad argentina. La sanción de estas leyes
permitió ampliar derechos a gran cantidad de personas que no contaban con las condiciones jurídicas
para vivir plenamente sus vidas y ver legitimados sus derechos. Si bien la legislación se torna de
vanguardia a nivel mundial, en algunos sectores de la sociedad siguen vigentes representaciones,
creencias y estereotipos necesarios de ser revisados, dado que tensionan los principios de estas
leyes.
La escuela es una institución social que en su cotidiano, recibe y da la bienvenida a las Niñas,
Niños y Adolescentes (NNA) en el marco de una política de cuidado y de reconocimiento del otro.
Garantiza en representación del Estado, la inclusión y el acompañamiento de la trayectoria educativa
de todas/os las/os estudiantes para que puedan acceder, permanecer y finalizar la educación
obligatoria.
La institución educativa, “como instancia socializadora, compleja y dinámica -en la que coexisten
en tensión, representaciones de género diversas- es un ámbito de lucha, resistencia y creación de
normativas, valores y prácticas “legítimas”, “normales” y “transgresoras”.
La escuela debe fortalecer y promover la construcción de la identidad de género y la orientación
sexual como aspectos que forman parte de la identidad de los sujetos y que aportan a la valoración
positiva de la diversidad. Es necesario señalar que lo que se aleja de esta perspectiva genera
procesos de discriminación, estigmatización y vulneración de derechos.
85
La tarea docente es promover el respeto y reconocimiento por parte del grupo y la comunidad
educativa de cada NNA tanto como generar espacios de transformación de estructuras y relaciones
sociales dentro y fuera de la institución educativa.
Es importante considerar que ninguna identidad puede pensarse al margen o aislada del contexto
en que se define. Los NNyA son sujetos de derecho, portadores de culturas e ideologías, donde se
entrecruza permanentemente su origen social, el momento en el desarrollo de sus vidas, sus deseos,
experiencias y su modo de estar en el mundo.
Se sabe que la pedagogía es política, siempre y en todo momento. Desde el sistema educativo,
se deben garantizar las condiciones para el efectivo cumplimiento de los derechos de todos los NNyA
y adultos, entendiendo que de esto se trata la materialización del respeto a los derechos humanos.
GÉNERO.
Las características y roles que definen el “ser varón” y el “ser mujer” no están naturalmente dadas,
sino que constituyen expectativas sociales contextual e históricamente definidas. Desde el momento
del nacimiento, el sujeto incorpora estas expectativas y concepciones hegemónicas acerca de lo
masculino y lo femenino, que influyen en su forma de pensar, sentir y actuar. Resulta fundamental
reflexionar sobre el carácter cultural de estos supuestos a fin de poner en cuestión los estereotipos
de género.
86
Es preciso señalar que las relaciones de género se entrelazan con otras relaciones sociales como
las de clase, etnia, orientación sexual, generacionales, culturales, capacidades funcionales y de fe,
conformando así subjetividades y un orden social de alta complejidad.
Las relaciones de género tienen como factor y origen común los rasgos patriarcales que aún
perduran en nuestras sociedades. Un rasgo principal está dado por la existencia de vínculos
jerárquicos en la sociedad, donde los varones (heterosexuales) se benefician y gozan de privilegios
históricos en relación a las mujeres, a los otros varones (no heterosexuales) y a los sujetos que no
se reconocen dentro de este binarismo hombre - mujer.
El orden genérico hegemónico establece un orden binario, conformado por lo masculino/varón en
un extremo y lo femenino/mujer, en el otro extremo y la condición heterosexual como elemento
inmanente a ambos opuestos. Reconocer como válido este modelo implica invisibilizar o desconocer
a todos los sujetos que se reconozcan entre dichos extremos.
Una forma de manifestación de las desigualdades relacionales es a través de la violencia de
género en la que aparecen la violencia en el contexto familiar, el femicidio, la trata, la homofobia, la
lesbofobia, la transfobia, bifobia, el abuso, la violación, entre otras. Todas estas situaciones forman
parte del cotidiano escolar.
La perspectiva de género nos compromete a desnaturalizar las prácticas socialmente establecidas
y a visibilizar las desigualdades de género para avanzar en la igualdad de trato y oportunidades.
La escuela, como instancia socializadora, es el ámbito propicio para generar un proceso
transformador de las relaciones de género.
IDENTIDAD DE GÉNERO.
La identidad de género se refiere a la vivencia interna e individual del género tal como cada
persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento
del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de
la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre
que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el
modo de hablar y los modales.
ORIENTACIÓN SEXUAL.
La orientación sexual se refiere a la capacidad de cada persona de sentir una atracción emocional,
afectiva y sexual hacia otras personas de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de
más de un género, así como a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con estas
personas. La escuela debe promover respetar y valorar la orientación sexual de cada una/o.
TRANSICIÓN – TRANSICIONES.
término utilizado para referir al proceso mediante el cual la persona comienza a abandonar el
sexo/genero asignado al nacer, optando cómo presentarse a sí mismo y frente a los otros en términos
de la identidad de género. Es más correcto hablar de transiciones, puesto que se trata de procesos
individuales, con tiempos y necesidades particulares.
En algunos supone un camino de un sexo a otro, en otros, en cambio, no supone arribar a ninguno
de los dos géneros reconocidos socialmente.
FAMILIA – FAMILIAS.
La familia tal como la conocemos y con la que trabajamos en el espacio educativo, es una
construcción social de la Modernidad que tendemos a considerar como natural, porque se presenta
con la apariencia de lo que siempre ha sido así; sin embargo se trata de una invención reciente en
términos históricos. Fue variando a través del tiempo, en las distintas sociedades.
87
En las últimas décadas la institución familiar en su configuración nuclear tradicional, ha cambiado
de forma, tamaño, estructura y normas, a medida que tiene que adaptarse a situaciones sociales,
económicas o políticas.
La familia es una institución social, creada y transformada por hombres y mujeres en su accionar
colectivo. En este sentido resulta interesante la incorporación de la perspectiva de género porque nos
facilita la percepción del estado actual de la institución familia, y aporta al cuestionamiento del modelo
hegemónico de familia tradicional que insistentemente opera en el espacio educativo.
Existen distintas configuraciones familiares, cada familia es particular y distinta a su modo; y es en
ese sentido que se explica el uso plural de familias. Cuando hablamos de familias no estamos
refiriendo a vínculos necesariamente biológicos o de índole legal. Las familias suponen vínculos de
cuidado, atención y afecto en el que crecen y se desarrollan todas las personas independientemente
de la orientación sexual o la identidad de género de sus integrantes.
Algunos de los aspectos o dimensiones institucionales sobre las que deberíamos reflexionar a la
hora de pensar en clave de género.
La dimensión organizacional/administrativa/comunicacional.
En esta dimensión cabe destacar:
- La construcción de Acuerdos Institucionales de Convivencia (AIC), que fortalezcan la
igualdad de trato y oportunidades.
88
- Escuelas libres de estigma y discriminación: Es responsabilidad de la institución velar por
una adecuada protección contra todas las formas de exclusión social y violencia, incluyendo el acoso
y el hostigamiento, considerando las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género en el
escenario escolar de todas y todos.
La dimensión curricular:
Es responsabilidad institucional asegurar que los diseños curriculares, estrategias didácticas y
recursos educativos sirvan para aumentar en los/as alumnos/as la comprensión y el respeto por la
diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género.
Los recursos textuales:
Los textos escolares son un referente legitimado y legitimador de los mensajes que en torno a los
temas disciplinares, se transmiten a los estudiantes.
La formación docente:
Es preciso en el ámbito escolar diseñar estrategias de formación y participación, para el desarrollo
profesional y el desarrollo curricular, que le permita a los/as docentes en servicio analizar la diversidad
y asimetrías de género en los procesos educativos. En este sentido, a partir de la sanción de la Ley
26150 de Educación SexuaI Integral (ESI), el Programa Nacional de ESI ha diseñado diversos
espacios de formación docente y continua, capacitaciones, jornadas de trabajo y materiales
didácticos para el desarrollo profesional y el desarrollo curricular. Se hacen necesarios espacios de
formación que tensionen o problematicen las categorías interiorizadas o instituidas para generar
nuevos sentidos.
La dimensión de las prácticas cotidianas:
Incluye la posibilidad de resignificar la práctica cotidiana, desde el análisis crítico en términos de
relaciones de poder, de desigualdades instituidas socio-culturalmente y reconocimiento de las
diversidades. Al institucionalizar el enfoque de género se apunta a desnaturalizar los roles
estereotipados que han estado históricamente instituidos, para habilitar al/a niña/o en la igualdad de
trato y oportunidades.
89
- Revisar aquellas situaciones que dan cuenta de procesos discriminatorios o de desigualdad
de oportunidades, considerar las estrategias implementadas y reformular lo que se
considere pertinente, manteniendo un seguimiento de las acciones y promoviendo una
acción de reparación cuando esta sea necesaria.
- Promover que la escuela abra sus puertas para acciones vinculadas a los intereses y
necesidades de lxs alumnxs y a los intereses comunitarios como manera de profundizar la
idea que ésta es un espacio de todxs, del que somos responsables, con el que todos/as
podemos contar y al que debemos cuidar.
90