Ecología Final 24

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

COLEGIO DE BACHILLERES DEL ESTADO

DE OAXACA PLANTEL 38 TLAXIACO.


ASIGNATURA: ECOLOGÍA Y MEDIO
AMBIENTE.
DOCENTE: IQP. SERGIO AGUILAR
MARTÍNEZ.
NOMBRE DEL PROYECTO: “HUERTA EN
FAVOR DE LA RECUPERACIÓN DEL
SUELO.
GRUPO: 601
CAPACITACIÓN: HIGIENE Y SALUD
COMUNITARIA.
CICLO ESCOLAR: 2024 A
Heroica Ciudad de Tlaxiaco Oaxaca, a 30 de mayo del 2024.
Presentación del proyecto.
Es un proyecto eminentemente educativo, se enseñan y se forman las técnicas de
producción de hortalizas, pero a su vez también es un proyecto productivo al incorporar un
invernadero que da mayor seguridad en la producción de hortalizas frente a lluvias, plagas
y enfermedades. Conocer la historia de la agricultura. Conocer el crecimiento de las plantas.
Sembrar, plantar, cuidar y recolectar hortalizas. Valorar el esfuerzo para la obtención de
una hortaliza. A medida que las plantas crecieron y comenzaron a producir frutos fueron
necesitando más agua, incluso dos riegos al día. Esta necesidad de agua fue especialmente
alta por las altas temperaturas.
ÍNDICE.
Introducción .......................... ….…………………………………………………1
Objetivos del proyecto …………………………………………………………...2
Justificación del proyecto ……………………………………………………….3
4

Contenido del proyecto …………………………………………………….........5


6

Conclusiones ………………………………………………………………………..9
Evidencias …………………………………………………………………………….10

11
INTRODUCCIÓN.
La agricultura y la producción de alimentos desempeñan un papel fundamental en la
sostenibilidad y la seguridad alimentaria global, más específico en el contexto de Tlaxiaco
y sus alrededores ya que es una principal fuente económica de ingreso a los agricultores.
En este contexto, el cultivo de vegetales emerge como una práctica esencial para garantizar
el acceso a una dieta nutritiva y equilibrada para las poblaciones. Entre los diversos
vegetales ampliamente cultivados, la lechuga se destaca como un ingrediente fundamental
en muchas dietas, gracias a su versatilidad culinaria y su valor nutricional.

Sin embargo, la producción exitosa de lechuga, al igual que otras hortalizas, no es un


proceso trivial. Requiere un entendimiento profundo de los requisitos nutricionales de las
plantas y las condiciones óptimas de crecimiento. En particular, cuando se trata de cultivar
lechuga y rábano en parcelas con tierra algo seca y con pocos nutrientes, es crucial
comprender los elementos esenciales que estas plantas necesitan para prosperar.

Las plantas de lechuga, como todas las especies vegetales, dependen de una serie de
nutrientes clave para su desarrollo saludable. Estos nutrientes incluyen macronutrientes
como nitrógeno, fósforo y potasio, así como micronutrientes como hierro, manganeso y zinc.
La disponibilidad adecuada de estos nutrientes en el suelo es fundamental para garantizar
un crecimiento óptimo de las plantas de lechuga y la producción de hojas tiernas y sabrosas.

La siembra de rábanos ayuda a la restauración del subsuelo al mejorar su estructura,


aumentar la materia orgánica, controlar la erosión, ciclar nutrientes, controlar malezas y
atraer fauna beneficiosa. Estas acciones mejoran las condiciones del suelo y promueven la
sostenibilidad agrícola.

Estos nutrientes se encuentran en el suelo de nuestro Plantel COBAO y para hacer nuestra
Parcela debemos de ubicar primero el lugar en el que se realizarán los surcos y así mismo
la tierra se revolverá con abono de animales para garantizar el correcto suministro de los
macronutrientes anteriormente mencionados y así garantizar que nuestra parcela quede en
las mejores condiciones para albergar las plantas de lechuga y rábano para así asegurar
un mayor porcentaje de éxito de cultivar las lechugas y rábanos maduros.

Todo esto también es guiado por el Químico Petrolero Sergio Aguilar y con todos los
conocimientos adquiridos en la asignatura de Ecología y Medio Ambiente.

1
OBJETIVOS DEL PROYECTO.
Objetivo General.
Implementar actividades que promuevan la restauración de la fertilidad y biodiversidad del
suelo y así fomentar el uso de los recursos naturales.

Recolectar los cultivos en un campo realizado y tratado por nosotros.

Objetivo Específico.
Implementar técnicas de compostaje para restaurar la fertilidad del suelo, aumentar la
biodiversidad y promover la producción sostenible de alimentos en la huerta en este caso
la lechuga y el rábano contribuyendo así a la regeneración del ecosistema local.

Obtener una fuente fresca y constante de las lechugas y rábanos para el consumo humano.

2
JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO.
La promoción de hábitos alimenticios saludables entre los estudiantes y el personal, la
educación sobre el cultivo de alimentos y la sostenibilidad, así como la posibilidad de utilizar
los productos cultivados en la institución para promover una alimentación más fresca y local.
Así mismo se puede mencionar el impacto positivo en el medio ambiente al reducir la huella
de carbono asociada con el transporte de alimentos.

Educación sobre la sostenibilidad: La parcela proporcionará una oportunidad para educar


a los estudiantes y al personal sobre la importancia de la agricultura sostenible, el ciclo de
vida de los alimentos y la reducción del desperdicio.

Promoción de hábitos alimenticios saludables: La disponibilidad de productos frescos


cultivados localmente fomentará la adopción de una dieta más saludable entre los
miembros de la institución.

Integración curricular: La parcela puede integrarse en el plan de estudios para proporcionar


experiencias prácticas en ciencias, matemáticas y estudios ambientales.

Impacto ambiental positivo: Al cultivar alimentos localmente, se reduce la dependencia de


los alimentos transportados, lo que disminuye la huella de carbono asociada con el
transporte.

Sostenibilidad Ambiental: Cultivar verduras en una parcela agrícola contribuye a la


sostenibilidad ambiental. Las prácticas agrícolas sostenibles, como la rotación de cultivos,
el uso de abonos orgánicos y el manejo integrado de plagas, promueven la salud del suelo,
la conservación del agua y la reducción del uso de productos químicos dañinos. Esto ayuda
a preservar los ecosistemas locales y a mantener la biodiversidad.

Seguridad Alimentaria: La producción local de verduras es crucial para garantizar la


seguridad alimentaria. Al cultivar alimentos cerca de los consumidores, se reduce la
dependencia de las importaciones y se asegura un suministro constante y fresco de
productos alimenticios. Esto es especialmente importante en tiempos de crisis, como
desastres naturales o interrupciones en las cadenas de suministro globales.

Reducción de la Huella de Carbono: La agricultura local disminuye la necesidad de


transporte a larga distancia, lo que a su vez reduce las emisiones de gases de efecto
invernadero. Además, las técnicas agrícolas sostenibles, como la agricultura regenerativa,
pueden secuestrar carbono en el suelo, contribuyendo a la mitigación del cambio climático.

Promoción de la Salud Pública: El acceso a verduras frescas y nutritivas tiene un impacto


directo en la salud pública. Las dietas ricas en verduras están asociadas con una menor
incidencia de enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardíacas y
ciertos tipos de cáncer. Cultivar verduras localmente facilita el acceso a alimentos
saludables y fomenta hábitos alimenticios saludables.

Desarrollo Económico Local: La agricultura local genera empleos y apoya la economía local.
Los agricultores locales pueden vender sus productos en mercados comunitarios, tiendas
locales y directamente a los consumidores, lo que fortalece las economías rurales y
urbanas. Además, la creación de parcelas agrícolas puede impulsar el turismo y las
iniciativas educativas relacionadas con la agricultura.

Educación y Conexión con la Naturaleza: Las parcelas agrícolas pueden servir como
espacios educativos donde las personas, especialmente los jóvenes, pueden aprender
sobre agricultura, ecología y sostenibilidad. Esto fomenta una mayor conexión con la
naturaleza y una comprensión más profunda de la importancia de prácticas agrícolas
sostenibles.

Resiliencia Climática y Adaptación: Las parcelas agrícolas diversificadas y manejadas de


manera sostenible son más resilientes ante los cambios climáticos. Prácticas como la
diversificación de cultivos y la agroforestería pueden ayudar a las comunidades agrícolas a
adaptarse a condiciones climáticas variables, asegurando la continuidad de la producción
de alimentos.

3
CONTENIDO DEL PROYECTO.
• Planificación del Cultivo

• Suelo y Fertilidad

• Riego y Manejo del Agua

• Control de Plagas y Enfermedades

• Manejo de Malezas

• Prácticas de Cosecha

En caso del clima nos adaptamos al medio ambiente que se encuentra en el COBAO ya
que ese fue el lugar donde se realizó el proyecto, con respecto al suelo se escogió un lugar
donde fuera de fácil acceso para así poder supervisar fácilmente como iba evolucionando
la siembra y poder responder a cualquier amenaza que se pudiera presentar, en caso del
suelo nos percatamos que no era tan favorable para el cultivo ya que no contaba con las
condiciones necesarias para realizarlo; por lo que tuvimos que implementar técnicas para
mejorar su fertilidad, para los fertilizantes no se consideraron una opción ya que queríamos
un proyecto 100% natural, para el método de riego se implementaron varias técnicas ya
que se iban modificando según las condiciones climáticas del lugar donde se hizo el cultivo;
se comenzó a regar por surcos para que las raíces fueran las más beneficiadas y así las
hortalizas crecieran grandes y fuertes.

La importancia de ayudar a volver fértil un suelo es fundamental para la producción agrícola


sostenible y la conservación del medio ambiente. Aquí te detallo algunas razones clave:

Mejora la productividad agrícola: Un suelo fértil proporciona los nutrientes necesarios para
el crecimiento óptimo de las plantas, lo que se traduce en cosechas más abundantes y de
mejor calidad. Esto es esencial para garantizar la seguridad alimentaria y el sustento de
comunidades agrícolas.

Conservación de recursos: Al mantener la fertilidad del suelo, se reducen los riesgos de


erosión y degradación, lo que preserva los recursos naturales como el agua y el suelo
mismo. Un suelo fértil retiene mejor la humedad y los nutrientes, lo que disminuye la
necesidad de riego y fertilizantes químicos, y ayuda a conservar la biodiversidad.

Mitigación del cambio climático: Los suelos fértiles actúan como sumideros de carbono,
capturando y almacenando carbono atmosférico en forma de materia orgánica. Esto
contribuye a reducir la cantidad de CO2 en la atmósfera, ayudando en la lucha contra el
cambio climático.

Resiliencia ante condiciones extremas: Los suelos fértiles son más resistentes a
condiciones climáticas adversas, como sequías o inundaciones, ya que tienen una mejor
estructura y capacidad para retener agua. Esto ayuda a las plantas a sobrevivir y
recuperarse más fácilmente de eventos climáticos extremos.
4
Promoción de prácticas agrícolas sostenibles: Al mantener la fertilidad del suelo a través de
prácticas agrícolas sostenibles, se promueve un ciclo más saludable de producción de
alimentos que beneficia tanto a los agricultores como al medio ambiente. Esto incluye
técnicas como la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos, la siembra directa y la
agroforestería.

En resumen, ayudar a volver fértil un suelo no solo es esencial para la producción de


alimentos y la salud del medio ambiente, sino que también contribuye a la mitigación del
cambio climático y a la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura.

Sembrar es una actividad fundamental que nos brinda una serie de beneficios tanto a nivel
individual como a nivel global. Aquí tienes algunas de las formas en las que sembrar puede
ser beneficioso:

Producción de alimentos: Sembrar nos proporciona la oportunidad de cultivar una variedad


de alimentos, desde frutas y verduras hasta cereales y legumbres. Esto es esencial para
garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades.

Fomento de la autosuficiencia: Al sembrar nuestros propios alimentos, podemos reducir


nuestra dependencia de los supermercados y de la agricultura industrializada. Esto nos
brinda una mayor autonomía y control sobre lo que comemos y cómo se produce.

Conexión con la naturaleza: Sembrar nos conecta con el ciclo natural de la vida, nos permite
experimentar de cerca el crecimiento de las plantas y nos brinda una mayor apreciación por
la biodiversidad y los ecosistemas.

Beneficios para la salud: La jardinería y la agricultura pueden tener beneficios significativos


para la salud física y mental. Estar al aire libre, trabajar en el jardín y consumir alimentos
frescos y orgánicos pueden contribuir a una mejor salud y bienestar general.

Conservación del medio ambiente: Sembrar puede ayudar a conservar y mejorar la salud
del suelo, promover la biodiversidad y reducir la huella de carbono al reducir la necesidad
de transporte de alimentos y el uso de pesticidas y fertilizantes químicos.

Fomento de la comunidad: La jardinería comunitaria y los huertos compartidos pueden


promover la cohesión social y el trabajo en equipo, al tiempo que proporcionan un espacio
para compartir conocimientos, habilidades y productos entre vecinos y miembros de la
comunidad.

En resumen, sembrar es una actividad que va más allá de simplemente producir alimentos.
Contribuye a nuestra salud, bienestar, conexión con la naturaleza y sostenibilidad
ambiental, al tiempo que fortalece nuestras comunidades y promueve la autonomía y la
resiliencia.

La siembra beneficia al medio ambiente de varias maneras:

Secuestro de carbono: Las plantas absorben dióxido de carbono (CO2) durante la


fotosíntesis, ayudando a reducir los niveles de este gas de efecto invernadero en la
atmósfera y contribuyendo así a mitigar el cambio climático.
5
Mejora de la calidad del suelo: Las plantas, a través de sus raíces, ayudan a mantener la
estructura y la fertilidad del suelo, previniendo la erosión y mejorando su capacidad para
retener agua y nutrientes

Hábitat para la fauna: Los campos sembrados proporcionan hábitats y refugios para una
variedad de especies animales, desde insectos hasta aves y mamíferos. Estos ecosistemas
agrícolas pueden ser vitales para mantener la biodiversidad local.

Reducción de la erosión: La cobertura vegetal proporcionada por la siembra ayuda a


proteger el suelo contra la erosión causada por el viento y el agua, evitando la pérdida de
tierra fértil y reduciendo la contaminación de los cuerpos de agua cercanos.

Reducción de la contaminación del aire: Las áreas cultivadas actúan como sumideros de
contaminantes atmosféricos, ayudando a limpiar el aire al absorber ciertos compuestos
nocivos y liberar oxígeno durante la fotosíntesis.

Conservación del agua: Las prácticas agrícolas sostenibles, como la siembra de cultivos de
cobertura o la rotación de cultivos, pueden ayudar a reducir la necesidad de riego,
conservando así los recursos hídricos y protegiendo los ecosistemas acuáticos.

En resumen, la siembra contribuye significativamente a la salud y la resiliencia de los


ecosistemas, lo que a su vez beneficia tanto al medio ambiente como a las comunidades
humanas que dependen de él.

La cosecha de una huerta de lechuga y rábano es una actividad esencial que requiere
atención meticulosa para asegurar que los productos sean de alta calidad y estén en su
punto óptimo de maduración La lechuga se cosecha cuando las hojas exteriores están bien
desarrolladas y el corazón es firme Dependiendo de la variedad esto puede ser entre 30 y
70 días después de la siembra Es crucial disponer de herramientas afiladas como cuchillos
o tijeras de podar y cestas o contenedores limpios para transportar las hojas cosechadas
Los rábanos están listos para cosecharse cuando tienen un tamaño adecuado
generalmente entre 2 y 3 cm de diámetro Esto suele ser de 20 a 30 días después de la
siembra Se necesitan pequeñas palas o herramientas de mano para desenterrar los
rábanos con cuidado y recipientes para recolectarlos Se cortan las hojas exteriores de la
lechuga cerca de la base dejando el corazón intacto para permitir que la planta siga
creciendo En el caso de lechuga de tipo cabeza se corta toda la planta justo por encima del
suelo Las hojas cosechadas se limpian para eliminar tierra y residuos Luego se enfrían
rápidamente para mantener su frescura generalmente con agua fría o en una cámara
frigorífica Los rábanos se desentierran con cuidado para evitar dañarlos Se recomienda
realizar la cosecha en las primeras horas de la mañana cuando el suelo está más fresco Se
limpian los rábanos para quitar la tierra y se les cortan las hojas dejando un pequeño tallo
para prolongar su frescura Al igual que la lechuga deben enfriarse rápidamente. La lechuga
se almacena en condiciones de alta humedad y baja temperatura 0 a 4 grados centígrados
para mantener su frescura Las hojas se empaquetan en bolsas perforadas para permitir la
respiración La lechuga se debe vender lo más rápido posible para asegurar su calidad y
frescura idealmente en mercados locales debido a su perecibilidad. Los rábanos también
requieren almacenamiento en condiciones frescas 0 a 4 grados centígrados y con alta
6
humedad Los rábanos se colocan en bolsas de plástico perforadas o cajas ventiladas Los
rábanos frescos tienen una vida útil más larga que la lechuga, pero igualmente deben ser
comercializados rápidamente para garantizar su crocancia y sabor. Para mantener la
sostenibilidad de la huerta es importante alternar lechuga y rábanos con otros cultivos para
evitar el agotamiento del suelo y reducir las enfermedades Implementar sistemas de riego
eficientes como el riego por goteo para optimizar el uso del agua y utilizar métodos naturales
para el control de plagas como insectos beneficiosos y barreras físicas para minimizar el
uso de pesticidas. La cosecha de lechuga y rábano en una huerta requiere una combinación
de técnicas adecuadas de recolección manejo postcosecha almacenamiento y
comercialización junto con prácticas sostenibles para mantener la productividad a largo
plazo Siguiendo estos pasos se puede asegurar una producción de alta calidad y sostenible
que satisface las necesidades del mercado.

La cosecha de una huerta en una institución de COBAO es una actividad educativa y


práctica que involucra a estudiantes y docentes en la producción de alimentos frescos y
saludables proporcionando conocimientos sobre agricultura sostenible y prácticas de cultivo
mientras se fomenta el trabajo en equipo y la responsabilidad ambiental.

El primer paso es la planificación de la huerta seleccionando cultivos adecuados al clima y


suelo de la región de Oaxaca y los estudiantes participan en la preparación del suelo
incluyendo el arado la adición de compost y la nivelación del terreno Además se instalan
sistemas de riego adecuados como el riego por goteo para optimizar el uso del agua.

La siembra se realiza en camas elevadas o directamente en el suelo dependiendo del


diseño de la huerta y los estudiantes aprenden a sembrar las semillas a la profundidad y el
espaciamiento correctos siguiendo las instrucciones específicas para cada tipo de cultivo
Las plántulas se trasplantan cuando alcanzan un tamaño adecuado para asegurar un buen
establecimiento en el campo.

Durante el crecimiento de los cultivos los estudiantes realizan tareas de mantenimiento que
incluyen el riego regular el deshierbe manual y el monitoreo de plagas y enfermedades
implementando prácticas de control biológico y cultural para manejar plagas minimizando
el uso de pesticidas químicos y fertilizando de manera orgánica con compost y otros abonos
naturales.

La cosecha se realiza en el momento óptimo para cada cultivo por ejemplo la lechuga se
cosecha cuando las hojas están bien desarrolladas y el corazón es firme mientras que los
rábanos se cosechan cuando alcanzan el tamaño adecuado y los estudiantes utilizan
herramientas adecuadas como cuchillos tijeras de podar y pequeñas palas para recoger los
productos con cuidado evitando daños.

Después de la cosecha los productos se limpian y se enfrían rápidamente para preservar


su frescura Las hojas de lechuga se lavan y se almacenan en condiciones de alta humedad
y baja temperatura mientras que los rábanos se limpian y se colocan en bolsas perforadas
o cajas ventiladas para mantener su calidad.

7
Los productos cosechados en la huerta pueden ser utilizados en la cocina escolar para
preparar comidas saludables para los estudiantes también se pueden vender en mercados
locales o distribuir a la comunidad como parte de proyectos de extensión y servicio
comunitario proporcionando alimentos frescos y generando conciencia sobre la importancia
de la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria.

La huerta escolar sirve como un laboratorio viviente donde los estudiantes aprenden sobre
botánica ecología y nutrición fomentando la sostenibilidad mediante la implementación de
prácticas agrícolas responsables como la rotación de cultivos el uso eficiente del agua y el
control biológico de plagas y los estudiantes también aprenden sobre la importancia de la
conservación del suelo y la biodiversidad.

La cosecha de una huerta en una institución de COBAO es una experiencia educativa


integral que conecta a los estudiantes con la naturaleza y la producción de alimentos
promoviendo el aprendizaje práctico la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental y
contribuyendo al desarrollo de habilidades y conocimientos valiosos tanto en el ámbito
académico como en la vida cotidiana.

8
CONCLUSIONES.
La realización de nuestro proyecto de creación y reanimación de una pequeña parcela para
el cultivo de lechuga y rábano ha demostrado ser una experiencia educativa y reveladora
en términos de sostenibilidad y ecología. A través de este proceso, hemos aprendido no
solo sobre algunas técnicas agrícolas necesarias para revivir un terreno muerto, sino
también sobre la importancia y los beneficios de estas prácticas para el medio ambiente.

Inicialmente, nos enfrentamos a un terreno prácticamente inerte, carente de los nutrientes


y la estructura necesarios para sostener el crecimiento de plantas saludables. Mediante la
implementación algunas prácticas de compostaje, la incorporación de materia orgánica y
esfuerzo, logramos revitalizar el suelo lo más que pudimos, mejorando su fertilidad y
capacidad para retener agua. Estas técnicas no solo permitieron el crecimiento exitoso de
nuestras verduras, sino que también fomentaron la biodiversidad del suelo al aumentar la
presencia de microorganismos beneficiosos.

La importancia de estos esfuerzos trasciende nuestro pequeño proyecto. Al transformar un


terreno estéril en una parcela con capacidad de dar vegetales, contribuimos a la mitigación
del cambio climático a través de la captura de carbono en el suelo. Además, al optar por
métodos de cultivo ecológicos y sostenibles, evitamos el uso de pesticidas y fertilizantes
químicos que pueden ser dañinos para el medio ambiente y la salud humana.

Este proyecto nos ha enseñado que incluso pequeñas acciones, como la creación de una
parcela comunitaria, pueden tener un impacto positivo significativo. Hemos visto de primera
mano cómo es posible regenerar y mejorar un área de terreno, promoviendo prácticas
agrícolas sostenibles que no solo benefician a nuestro grupo, sino que también sirven como
un modelo a seguir para la comunidad.

En resumen, la reanimación de nuestra parcela no solo nos ha proporcionado productos


frescos y saludables, sino que también nos ha permitido comprender la interconexión entre
nuestras acciones y el medio ambiente. Esperamos que este proyecto inspire a otros a
tomar medidas similares para cultivar de manera responsable y sostenible, contribuyendo
así a la salud de nuestro planeta y de las futuras generaciones.

9
EVIDENCIAS

10
11

También podría gustarte