LEÓN MAGNO - Cartas Cristológicas
LEÓN MAGNO - Cartas Cristológicas
LEÓN MAGNO - Cartas Cristológicas
león magno
CARTAS,
CRISTOLOGICAS
CARTAS
CRISTO LÓGICAS
Introducción, traducción y notas de
Juan Carlos Mateos González
ISBN: 84-89651-61-2
Depósito Legal: M-16512-1999
2. Ep. 28, 5.
12 INTRODUCCIÓN
3. Ep. 28, 4.
INTRODUCCIÓN 13
autor concibe roda su obra como una justificación del título ((Magno»
que le ha dado la historia; P. BREZZJ, San Leone Magno, Roma 1947; G.
B ARD Y, Del papado de san Inocencia a san León Magno en Fliche-Mar
tin IV, pp. 259-267; P. BATIFFOL, Léan len DTC IX, col. 218-301; Id.,
La Sii:ge Apostolique, Paris 1921. Otros estudios, generales y particulares,
pueden encontrarse en INSTITUTO PATRÍSTICO AUGUSTINIANUM, Pa
trología lll, Madrid '1986, pp. 725-726 y A. LADRAS, Études sur saint
Léon le Grand, en Recherches de Science Religieuse 49 (1961), pp. 481-
499.
5. Cf. Liber Pontificalis, ed. Duchesne, ], p. 238.
6. « ••• si diera la sensación que yo quería abandonar m.i patria y la
Sede Apostólica por un motivo de índole eclesiástica». Cf. Ep. 31, 4; PL
54, 794. Pero como señala Battifol, «Roma puede ser su patria desde que
ha sido elegido obispo, sin que necesariamente haya nacido allí». Cf.
Léon l, DTC IX, col. 219.
7. VIGILIO DE TAPSO Contra Eutyches IV, 1: PL 52, 119.
8. INSTITUTO PATR. AUGUSTINIANUM, ap. cit. pp. 633-642.
JNTRODUCCION 15
3. LEóN Y OCCIDENTE
30. Cf. Ep. 10, que nos ha llegado sin fechar. Va dirigida a los obis
pos de la provincia de Viennc, para esclarecer, en lo doctrinal y en lo ju
rídico, esta causa. Junto con la carta envía una constitución imperial, pro
mulgada por el emperador Valentiniano III el 8 de julio del 445. Este
recuerda los abusos cometidos por Hilario y la sentencia condenatoria del
papa. Valentiniano III enuncia que el primado de la Sede romana está
fundado sobre el meritum de san Pedro, que es «princeps episcopalis coro
nae». Esta constitución del emperador lleva impregnado el espíritu de la
corte de Rávena, donde se asocia siempre la grandeza de la ciudad de
Roma con la dignidad del obispo de Roma. El primado de la sede viene
confirmado, a los ojos del emperador, por la dignidad de la ciudad. El
sabe que esta primacía ha sido corroborada por el concilio de Nicca (325),
canón 6. Esta vinculación entre la primacía romana y el poder occidental
ha suscitado numerosas interpretaciones. Cf. G. BARDY, DTC, IX col.
238-239.
INTRODUCCIÓN 23
33. Cf. Ep. 12, una extensa carta donde se ocupa de cuestiones litúr
gicas, morales, religiosas y disciplinares. Está fechada el 10 de agosto del
446.
INTRODUCCIÓN 25
4. LEÓN Y EL ORIENTE
44. Cf. Eps. 44, fechada el 13 de octubre del 449; 54, del 25 de di
ciembre del mismo año y 69, del16 de julio del450.
45. Cf. Ep. 70, salida de la Cancillería papal con la misma fecha que
la anterior.
46. Tras su elección? promovió la unidad del imperio. Su política
eclesiástica estuvo influenciada por su mujer. Durante la celebración del
concilio de Calcedonia, en la sesión del 25 de octubre, la única presidida
por el emperador, fue aprobado el symbolum Chalcedonense. León
Magno protestó contra el canon 28 del concílio que, si bien reconocía a
Roma un primado de honor, equiparaba las sedes de Roma y Constanti
nopla. Se instauró, gracias a sus gestiones, la jurisdicción de Constantino
pla sobre Tracia, el Ponto y Asia. El mismo concilio, no sin grandes re
sistencias, le proclamó �protector de la fe verdadera». Luchó con éxito en
Oriente y Occidente, logrando para las comunidades cristianas mejores
condiciones de vi�a. Al ftnal gozó de una gran reputación y la Iglesia de
30 INTRODUCCIÓN
Oriente lo venera como santo, al igual que a su esposa Pulqueria, Cf. Ep.
30, nota 1.
47. Cf. Ep. 73, sin fecha exacta, aunque sí sabemos que la envió a fi
nales de agosto o principios de septiembre del 450.
48. Cf. Ep. 77, fechada el22 de noviembre del 450
49. Cf. Ep. 89, fechada el2 4 de junio del451.
INTRODUCCIÓN 31
53. Recordemos que este canon es una relectura del canon 3° del con
cilio de Constantinopla, que atribuye al patriarca de esta sede la primacía
de honor después del obispo de Roma, porque «Constantinopla es la nueva
Roma». Es evidente que esta primacía le era reconocida a la ·iglesia de
Constantinopla en razón de su situación política de ciudad imperial (en ella
tienen su residencia el emperador y el senado y cuenta con los mismos pri
vilegios civiles que la Roma imperial). Si Roma era considerada cabeza por
ser capital del imperio, del mismo modo, la «nueva Roma» tenía que gozar
de los mismos privilegios. Pero el concilio de Calcedonia va más lejos. Re
conoce los privilegios de la sede de Roma y concede nuevos privilegios a la
«nueva Roma». Además crea en Oriente una situación sin precedentes,
pues concede al obispo de Constantinopla el derecho de consagrar a los
metropolitanos del Ponto, Asia y Tracia, como se venía haciendo hasta en
tonces. No se trata de un mero prirn'ldo de honor, sino de una autoridad de
jurisdicción sobre una amplia región riel Oriente. El decreto de Calcedonia
es la conclusión coherente de un proceso que comenzó a mediados del
siglo IV y que, en parte, ya estaba incoado en el concilio de Constantino-
34 !NTRODUCCION
59. Cf. F. DI CAPUA, JI ritmo prosaico nelle lettere dei Papi nei docu
menti del/a Cancellaria romana da/ IV al XIV secolo, 1-III, Roma, Late
ranum, 1937, p. 40, nota 6. El primero de los tres volúmenes está dedica
do a estudiar la cláusula rítmica en León Magno. Capua divide la
epistolografía papal en tres períodos: el primero, del papa Liberio a Gre
gario Magno, en el que prevalece la cláusula métrica. El segundo, dC Gre
gario Magno a Urbano II, que son siglos de decadencia y el tercero se ini
cia con Urbano II, cuando gracias a los cancilleres benedictinos se retorna
al estilo del papa León, y se prolonga hasta el final del Renacimiento. El
pontificado de León ocupa el centro del prímer período, el más glorloso,
y se presta, mejor que cualquier otro, para un gran estudio del estilo epis
tolar pontificia. Cf. op. cit. vol. l, pp. 6-7.
40 INTRODUCCIÓN
60. E. SCHWARTZ, ACO II, 4, 1932 (recoge 114 cartas, con un gran
aparato crítico, pero resulta deficitaria en otros aspectos: una puntuación
defectuosa, omite algunas variantes importantes y no ha prestado aten
ción al ritmo de la cláusula, tan decisivo en León); C. SILVA-TAROUCA, S.
Leonis Magni Tomus ad Flavianum episcopum Constantinopolitanum
(epistula XXVIII). Additis testimoniis Patrum et eiusdem S. Leonis M.
epistula ad Leonem 1 imperatorem (epistula CLXV). Pontificia Universi
tas Gregoriana. Textus et documenta. Series theologica 9, Romae, 1932
(sólo recoge la 28 y 165) Años más tarde publicó S. Leonis Magni epistu
lae contra Etychis haeresim. Pars prima. Epistulae quae Chalcedonensi
concilio praemittuntur (A. A. 449-451), Pontificia Universitas Gregoriana,
Textus et documenta. Series theologica, 15, Roma 1 934. La pars secunda
apareció en la misma colección con el número 20, 1935, pp. 93-204; y en
1937 publicó las eps. 5, 6, 13, 100, 104, 106, 135, 136, 132. Más reciente
mente, las relacionadas con el concilio y la definición de Calcedonia han
sido publicadas en CPG 4/116 y CPL 362-364 y M. SIMONETTI, Il Cris
to. Testi teologid e spirituali in lingua greca dal IV al VII seco/o, 2, Mila
no 1986, pp. 418-441 (sólo recoge la 28). Para la presente edición hemos
optado por seguir la uniformidad de la PL 54, teniendo a la vista, como
criterio de referencia: para la ep. 15 la edición crítica que presenta }. CAM
POS, La epístola antipriscilianista de S. León Magno, en Helmántica 1 3
(1962) pp. 269-308; y para las eps. 28 y 165 la edición de C . Silva-Tarou
ca. Para una visión de conjunto actualizada de las ediciones y traduccio
nes del epistolario del papa León, cf. Epistolari latini (secc. IV-V) en Epis
tolari cristiani (secc. 1- V). Repenorio bibliografico. Benedictina Editrice,
Roma 1990, pp. 85-96; 121-124.
INTRODUCCIÓN 41
nota 99.
INTRODUCCIÓN 47
l. CARTA 15
81. El mismo san Agusún ya nos refiere este aforismo como propio
de los priscilianistas: «De éstos se dice que en la misma nefanda doctrina
de su herejía tienen el mandamiento de mentir, aunque sea con juramen
to, para ocultar sus dogmas. Algunos que los trataron, que fueron prisci
lianistas y luego se libraron de ellos por la misericordia de Dios, recuer
dan ese precepto: Jura... Cf. Ep. 237, 3.
»,
sóficas ... Los términos de naturaleza, esencia, persona, de los que cons
tantemente se sirve para defender la fe contra Enriques, no se detiene ni a
definirlos ni a profundizarlos» P. BATIFFOL, Leon /, en DTC IX, col. 250
y 281.
101. Cf. GENNADIO De viris illustribus 84: CPL 957-959.
62 INTROOUCC!ÓN
t 02. Incluso hoy las dos escuelas son valoradas como necesarias:
«ambas perspectivas son esenciales para captar la identidad de Jesucristo,
tal como la profesa la fe eclesial... eran voces diversas, pero convergentes
al servicio de la única verdad cristiana. El pensamiento patrístico fue ver
daderamente una gran sínfonía de pensamiento y de vida». Cf. JUAN
PABLO II, Los Padres de la Iglesia, gran elemento de unidad entre Orien
te y Occidente, en Ecclesia, 2803-04 (1996), p. 24.
103. La principal contribución del Mricano a la teología se sitúa en
la cristología. Algunos de sus términos (propietas, inconfuse, immutabi
liter) y expresiones (duae naturae una persona) han pasado a la termino
logía cristológica para siempre. El fue el primero en emplear el termino
persona, aunque con él no pretende todavía significar el concepto meta
físico de persona: una única hipóstasis subsistente en dos naturalezas, sin
embargo sí afirma claramente las dos naturalezas en la única persona de
INTRODUCCIÓN 65
b) Nestorio y Eutiques
1 1 7. 1 Jn 4, Z-3.
1 18. Ep. 28, 5.
INTRODUCCIÓN 73
Prólogo
12. Ponen a las almas y a los miembros del cuerpo bajo de
terminados poderes
45. 2 Tm 4, 3-4.
46. Lar.: «sacramentum». Un término al que recurre muy frecuente
mente san León dándole distintas acepciones: a) «Una realidad que se
oculta»: cf. Eps. 28, 3 y 88, 2; b) «verdad misteriosa, misterio de fe»: ep.
30, 2; e) «figura simbólica o tipo»: cf. Serm. 5, 3; d) «signo sagrado eficaz,
rito sagrado»: cf. Serm. 4, 1; e) «plan escondido, designio misterioso, eco
nomía divinal!>: cf. Serm. 22, 1; f) «misterio litúrgico, fiesta, celebración»:
cf. Serm. 28, 1 . Cf. M. M. MUELLER, The vocabulary ofpope St. Leo the
Great, Washington, 1943, p. 128.
47. Lat.: «inconvertibilem»: literalmente «incambiable)!-. Es un adjeti
vo siempre aplicado a la Divinidad. El primero que así lo emplea es TER-
CARTA 15 101
Epílogo
que se esconden en la fe. La fides qua (don de Dios) es ante todo «creer
en»; la fides quae (los Símbolos de fe) incluye el «creer que». Ya san
Agustín había subrayado la importancia de la expresión «Creer en», co
mentando Jo 6, 29: «<Dice [-el evangelista-] creer en él, no creerlo a él. Sí,
porque si creéis en él, también lo creéis a él, pero quien lo cree a él, no ne
cesariamente cree también en él. Los demonios lo creían, pero no creían
en él. [...] Nosotros creemos a Pablo, pero no creemos en él». (Cf. Co
mentarios al Evangelio de san Juan 29,6; PL 35, 1631). Nosotros hemos
de distinguir: «creer a» que significa dar fe de algo o considerar verdade
ro algo; «creer que» expresa que uno está convencido de algo o cree algo
y «Creer en» significa tener confianza, confianza en aquél en quien se cree.
Por eso, «Creer en Dios» («credere in Deum») implica una progresividad
en el conocimiento del misterio de Dios.
8. El sujeto que hace posible la encarnación es la Trinidad, no sólo la
Persona del Padre. Cf. J. MARTORELL, Mysterium Christi (León Magno),
Valencia 1983, p. 37.
9. Cf. Si 42, 21.
1O. Lat: «Sed totum reparando homini qui erat deceptus inpendit».
En el Tomus en tres ocasiones se habla del engaño del hombre (infra. 2,
3). Este engaño origina la nueva situación en la que deviene el hombre
tras el pecado de los primeros padres, pero León no entra a explicar en
qué consiste.
1 1 . cf. Serm. 22, 3; 73, 2. Notemos cómo el Tomus reproduce muchos
párrafos de los sermones que León ya había pronunciado en Roma.
114 LEÓN MAGNO
19. ls 9, 5.
20. Así pensaban los docetas: el Verbo no se habría encarnado real
mente, sino que habría asunúdo la apariencia de un cuerpo humano, des
doblando así el significado de la Encarnación y de la Redención. Contra
tal «movimiento», a menos de un siglo de la muerte de Jesús, ya habían
tomado posiciones san Pablo (cf. Col 1 , 20.22; 1 Tím 2, 5) y el mismo san
Juan (cf. Jn 1, 14; 1 Jn 1, 1 ; 4, 2; 2 Jn 7). Existe una gran variedad entre los
llamados docetas, pero a todos ellos respondieron los primeros Padres de
la Iglesia: san Ignacio de Antioquía (cf. A lor esmirniotas 1-4; A los tralia
nos 9-1 O; A los magnesios 9-11 ), Tertuliano nos refiere un catálogo de los
principales: «Marción, para poder negar la carne de Cristo, negó también
su nacimiento. Apeles admitió la carne, pero negó el nacimiento. Final
mente, Valentín admitió ambas cosas, tanto la carne como el nacimiento,
sólo que los explicó después a su modo. Consideró que no sólo su carne,
sino incluso su misma concepción, su gestación, su nacimiento de la Vir
gen y todo lo demás pertenecían al orden de la apariencia y no al de la re
alidad» (De carne Christi 1, 2); san Ireneo (cf. Adv. baer. 5, prefacio) y
León Magno (serm. 28, 4). Incluso el mismo Hilario de Poitiers cuando
escribe: «Jesús no ha podido sufrir en su pasión, porque no podía tener la
debilidad de la naturaleza corporal• se halla todavía bajo el influjo del do
cetismo (cf. De Trin. 10, 20; PL 10, 363 A), aunque poco después se re
tracta afirmando que «sólo la naturaleza divina ha estado exenta de dolor,
mientraS que la naturaleza humana estaba sometida a él». (Cf. De Synodis,
49; PL 10, 516B-517A). Cf. A. ORBE, Cristología gnóstica, Madrid 1976.
21. Le 1, 35. El negar que Cristo es connatural con nosotros lleva a la
misma conclusión negativa de los docetas.
CARiA 28: Tom�s ad Flavian�m 117
22. Algunos autores han visto en este texto de León Magno el funda
mento patrístico para reducir la concepción virginal de María a partenogé
nesis, como si el papa hubiera querido negar la acción milagrosa de Dios
en el seno de María. Pero León sólo insiste en que la acción del Espíritu
Santo produce en María algo característica y específicamente humano; re
saltando así, contra Eutiques, la verdadera humanidad de Jesucristo.
23. Cf. Pr 9, 1 .
24. Jn 1, 14. Este es el texto bíblico clásico probatorio de la encarna
ción, que ha dado lugar a lo que se ha venido llamando en la historia de
la Dogmática «cristología de la encarnación». No podemos obviar el alto
tono antidoceta del texto. El Verbo, sin dc;ar de serlo, asume total y com
pletamente la existencia humana: salva la carne asumiendo una carne;
salva el alma asumiendo un alma; salva la libertad y la voluntad asumien
do una voluntad y una libertad humanas. Aún no habla de las dos natu
ralezas de Cristo, aun cuando haya sido el fundamento bíblico del desa
rrollo teológico posterior de la cristología de las dos naturalezas. El papa
León interpreta este pasaje a la luz de Flp 2,6- 1 1 . Cf. infra, nota 32.
25. La Defmición de Calcedonia hará suya la afirmación «salvado lo
específico de una y otra naturaleza y uniéndose a una única persona»,
118 LEÓN MAGNO
44. Jn 1, 3.
45. Cf. Ga 4, 4.
46. La concepción y el parto virginal son un indicio de su divinidad
(cf. Serm. 22, 2: CCL 138, 92-93; ep. 165, 6) y una obra admirable (cf.
supra 2), pero no por admirable es distinta su naturaleza a la nuestra, como
sostenía Eutiques. León Magno, para resaltar la verdadera humanidad del
Verbo, va refutando los distintos errores que acerca de la Encarnación se
han vertido: la carne no le vino del cielo (cf. Ep. 165, 3), ni ha sido creada
de la nada (cf. Ep. 6; 35), sino que fue tomada en el útero de la Virgen. Y
esta humanidad verdadera, alma y cuerpo, toda ella está sin culpa.
47. Cf. Le 2, 7.
48. Cf. Le 2, 13.
49. Cf. Mt 2, 16.
50. Cf. Mt 3, 13.
S l. Mt 3, 17.
52. Cf. Mt 4, 1; 1 1 .
53. Cf. J n 6 , 12.
124 LEÓN MAGNO
82. 1 Jn 1, 7.
83. 1 Jn 5, 4-8.
84. Esta fórmula la reiteró el archimandrita en el Sínodo de Constan
tinopla (22 de noviembre del 448), convocado por Flaviano. Después de
haber eludido las repetidas invitaciones, apareció en la última sesión. En
esta ocasión, rectificando en parte sus opiniones anteriores que parecían
poner en duda la consustancialidad humana de Cristo (sólo admitió la del
cuerpo de la Virgen con el nuestro, no la del cuerpo del Hijo con su
Madre), se reafirmó en la fórmula «ex duabus naturis... ante adunatio-
CARTA 28: 'Tomus ad Flavianum 131
5. Cf. Mt 1, 1 SS.
6. Cf. Ep. 28, nota 84.
7. Refiriéndose a Eutiques y valiéndose de la figura metafórica de la
luz, León Magno, en línea con la tradición veterotestamentaria, presenta
la imagen de la luz en relación con la revelación de Dios que se da a co
nocer y del hombre que progresivamente la va conociendo (d. Sal 35, 10:
CARTA 30 137
Tu luz nos hace ver la luz) y, en línea con el Evangelio de Juan, recurre a
este símbolo para expresar la adhesión al Verbo encarnado, que es la luz
que ilumina a todo hombre Un 1, 9). Por el contrario, la imagen de las ti
nieblas -Q la poca luz- representa la hostilidad y el rechazo del hombre a
reconocer como verdadera la Encarnación de Jesucristo.
8. Se refiere al que convocó el 30 de marzo del 449 el emperador
Teodosio II (408-450). En esa fecha, ya todo el episcopado había recibi
do las actas del proceso y la posterior excomunión contra Eutiques (Sí
nodo de Constantinopla, noviembre del 448), informándoles del status
quaestionis y solicitándoles su adhesión. Sin embargo, el archimandrita
había conseguido que la corte imperial dispusiera una revisión del pro
ceso verbal, acusándolo de no haber sido verídico. Su posición se basaba
en una interpretación restrictiva del decreto efesino del 22 de julio del
431, que lo llevaba a ignorar la «Fórmula de unión» (433). Así, Eutiques
consiguió la medida más favorable que podía esperar: la convocatoria (30
de marzo) de un nuevo concilio ecuménico, que tendría por sede la ciu
dad de Efeso, un concilio dirigido por el emperador, que delega la presi
dencia en el eutiquiano Dióscoro, un concilio manejado por Crisafio y
Eutiques, quien va a tomarse la revancha de la condena recibida. Cf. Ep.
156, nota 3.
138 LEON MAGNO
6. Mt 1, l .
7. Cf. M t 1 , 18.
8. Cf. Le 3, 23-38.
9. Cf. Gn 32, 24.
10. Cf. Gn 18, 1-9.
11. Nos hallamos ante una analogía tipológica, un procedimiento de
lectura que consiste en poner en relación una realidad del AT (personaje,
objeto, prescripción de la Ley, acontecimiento), llamada figura (typos),
con una realidad del NT. Este recoge la tradición tipológica del AT, pero
142 LEÓN MAGNO
todo en la cruz (cf. Serm. 52, 2: CCL 138, 308); y b) Cristo es misterio
porque en él se realiza el plan divino; por El, Dios nos ha ofrecido la sal
vación (cf. Serm. 63, 4: CCL 138A, 384-385; 25, 5-6: 138, 122-124).
Como fundamento de esta sotcriología aparece la concepción paulina de
la redención, presente en los himnos cristológicos, Ef 1, 3-14; Col 1, 15-
20. Para la acepción de Cristo como «sacramentum», cf. B. SESBOÜÉ, je
sucristo, el único Mediador, Salamanca 1990, pp. 108-110.
13. Cf. Le 1, 35.
14. Cf. Pr 9, 1.
15. Cf. Flp 2, 6-11.
16. Cf. Jn 1, 3.14.
17. Cf. Rm 8, 3; Hb 4, 15.
18. En este texto, León no intenta explicar la consustancialidad divi
na del Verbo, que ya había quedado definida en Nicea. El tiene en mente
la doctrina de Eutiques que, aun admitiendo un cuerpo humano en Cris
to, niega que ese cuerpo haya sido de nuestra misma sustancia y, en con
secuencia, consustancial a nosotros y a su madre según la carne. El teólo
go de la unión hipostática argumenta que, por la encarnación, coexisten
en Cristo dos naturalezas, totalmente reales e íntegras en todas sus pro
piedades. Así la naturaleza divina es «consustancial con el Padre)). y la na
turaleza humana es «consustancial con su madre». Por la consustanciali
dad humana muestra que Cristo, nacido verdaderamente de una mujer,
aunque de modo milagroso, ha librado a la humanidad del dominio del
144 LEÓN MAGNO
23. ¿Por qué tenía tanta prisa el emperador Teodosio 11? Quizá por
que así podría llevar él más directamente las riendas de la rehabilitación o
nueva condena de Eutiques. La misión del concilio consistía en un rccxa
men del proceso llevado contra Eutiqucs por el concilio de Constantino
pla (448). Sin embargo. a juzgar por el desarrollo de los hechos posterio
res, no fue acertada tanta diligencia, pues la mayor parte de los presentes
en Efeso eran miembros de las delegaciones orientales (palestina y egip
cia), partidarios del monofisismo de Eutiques. León lamentó que, sobre la
doctrina eutiquiana, no se hubiese dejado a la Sede Apostólica la resolu
ción última, ya iniciada. La intervención del emperador convocando un
concilio hizo fracasar la intención de Roma. La representación occidental
contó con la única presencia de los legados papales: Julio, obispo de Puz
zuoli, el sacerdote Renato, que murió en el camino, el diácono Hilario y
el notario Dukidio. Cf. Ep. 33, 2.
24. 1 de agosto del 449.
25. Eran tiempos calamitosos para Occidente: los vándalos, han inva-
CARTA JI 147
dido España desde la Galia; los alanos, venidos de Africa, han entrado
por el sur de la Penínsul� al mando de Genserico. Armados con una gran
flota, realizan incursiones en los países mediterráneos desde el 429 en
adelante (san Agustín había muerto el año 430). La Galia venía siendo
continuamente atormentada por los ataques de visigodos, burgundios,
francos, además de las constantes revueltas entre campesinos y bandole
ros. En vísperas del Concilio de Calcedonia (451), se produce el retorno
de los hunos, quienes, guiados por Atila, se han convertido ahora en
amos del territorio que va desde el Caúcaso hasta el Danubio, y han en
trado ya en el Imperio de Occidente. En los primeros embates, resultó
victorioso Aecio, general de Valentiniano 111, pero al año siguiente, Atila
conquistaba Aquileia (452). Con este cúmulo de circunstancias se com
prende que León no pudiese abandonar Roma. Cf. CL. LEPELLY, Saint
Léon le Grand et la cité romaine, en Revue des Sciences Religieuses 35
(1961), pp. 130-150. La expresión ((viderer patriam et sedem apostolicam
velle deserere» ha hecho pensar a algunos historiadores que León había
nacido en Roma y no en Toscana, como piensan otros. Cf. Introducción:
«juventud y elección de León».
26. Desde que el papa Silvestre (314-335) se hizo representar por cua
tro legados en el concilio de Aries (314), quedó inaugurada la costumbre
de que los papas no acudan personalmente a los concilios, norma que ha
bitualmente seguirán todos los pontífices en los concilios antiguos. El
emperador Teodosio 11 también había invitado al papa Celestino 1 al con
cilio de Efeso (431) y, sin embargo, éste declinó acudir personalmente y
envió a tres legados pontificios en su lugar.
148 LEÓN MAGNO
Fue elegido emperador a la edad de ocho años y siempre fue muy dado a
creer que los asuntos religiosos y eclesiales eran de su competencia. En las
tareas de gobierno siempre estuvo dominado por los consejeros imperia
les (Antemio y Crisafio), o por las mujeres de la corte (su hermana Pul
queria y su mujer Eudoxia) o por los obispos de Constantinopla {Atico,
Nestorio y Proclo). En el 424/425 reconoció oficíalmente a Valentiniano
III como emperador de Occidente. A él se debe la publicación (438) del
«Codex Theodosianus», que va a constituir el fundamento de la legisla
ción romana-cristiana. Tanto Oriente como Occidente contarán a partir
de este momento con un Código definitivamente cristianizado. Tras la
muerte de Cirilo de Alejandría, permitió que los monofisitas se apodera
ran de la corte imperial por medio del eunuco Crisafio y del nuevo pa
triarca Dióscoro, que será el designado por Teodosio para presidir la
asamblea sinodal.
3. Mt 16, 13.
4. Mt 16, 16. Cf. Ep. 28, 5.
152 LEÓN MAGNO
5. Mt 16, 17-18.
6. Cf. 1 Pe 2, 4-10.
7. Eutiques en esta época contaba ya con 70 años.
CARTA 33 !53
eps. 51, 61), a Anastasia, obispo de Tesalónica (ep. 47), a Juliano, obispo
de Cos (ep. 48), a Flaviano, -León aún no sabía que ya había muerto- (ep.
49) y a los fieles de Constantinopla (ep. 50), invitándoles, a todos ellos, a
perseverar en la fe de Nicea. Seis meses después, remite la presente carta,
esta vez dirigida no sólo a los fieles, sino también el clero. De la Canci
llería romana salió con fecha de marzo del 450.
CARTA 59 155
6. Ef 1, 1 5-23.
7. Lat.: «substantia». Cf. Ep. 88> 1 ; 124, 2.
158 LEÓN MAGNO
8. Jn l, 3.
9. Cf. Flp 2, 6-1 1 .
10. Cf. Hb 1-2.
1 1 . Para Arrio el Hijo no es eterno. Ha sido creado de la nada en el
tiempo para ser instrumento de Dios en la creación del mundo, por lo
que no es inmutable ni consustancial con el Padre. Su esquema cristológi
co puede sintetizarse así: el Verbo del Padre, inferior a él, preexistente al
mundo y a los ángeles; se unió a un cuerpo que es su instrumento, en el
que desempeña el papel del alma, a la que sustituye. Asumiendo así la
condición humana, participa de todos sus cambios y pasiones: el Verbo es
el que nace, sufre y muere, pero se comportó de una forma tan meritoria
que se hizo perfecto y fue asociado a la divinidad. El arrianismo se ins
cribe en el esquema alejandrino Logos-sarx, que es el que posteriormente
seguirán Cirilo de Alejandría y Atanasio de manera ortodoxa y Apolinar
de manera herética. Fundamenta su argumentación bíblica en Pr 8, 22,
donde la Sabiduría -figura del Verbo y de Cristo- proclama: «El Señor
me ha creado»; en Jn 14, 28: (<;El Padre es mayor que yo» y en Jn 11, 33
donde aparece Jesucristo, conmovido por la muerte de Lázaro, afectado
por las pasiones de los hombres.
CARTA 59 159
2. 2 Cor 13, 4.
3. Se trata de los testimonios patrísticos referidos a la Encarnación,
presentados en el Concllio de Calcedonia y que insertó como apéndice en
la carta que envió al emperador León I. Cf. Ep. 165, Apéndice: Antología
de textos patrísticos.
4. Anatolio, sucesor de Flaviano en el patriarcado de la llamada
«nueva Roma» (Constantinopla), fue uno de los que más trabajó por la
difusión y aceptación del Tomus en el Oriente. León Magno le estimó
CARTA 88 167
3. Cf. Eps. 37, 43, 44, 45, 54, 55, 56, 57, 58.
4. Cf. Ep. 1 14.
5. Cf. Eps. 50 y 59.
CAR1'A 124 173
6. Cf. Jn 1, 14 y Le 1, 28.
7. Le 1, 43.
8. Apolinar de Laodicea, preocupado por salvar la verdad íntegra de
la salvación, pensaba que el Verbo no había asumido la totalidad del
hombre, porque el Verbo no podía asumir aquello que había hecho pecar
al hombre (esto es, la inteligencia, el nous), si se quería que el Verbo redi
miese al hombre. Por eso niega que Cristo hubiese podido tener un alma
humana. El Logos haría en él la función del alma racional. Esta es la
razón por la que León Magno habla de una misma negación en Apolinar
y en Eutiques. Cf. Ep. 59, 5.
9. Lat.: «carnem».
174 LEÚN MAGNO
13. Jn 1, 14.
14. 2 Cor 5, 19.
15. Alude a Rm 5, 15. Cf. Ep. 105; serm. 64,3.
16. Rm 5, 20.
176 LEÓN MAGNO
20. Cf. Le 1, 3 1 .
21. Cf. Le 2 , 7.
22. Cf. Mt 2, 1-12.
23. Cf. Mt 2, 13 SS.
24. Mr 3, 17.
25. Jn 1 , 29.
178 LEÓN MAGNO
41. Cf. 1 Pe 2, 8.
42. Siendo diácono de la Iglesia de Alejandría, acompañó a Cirilo, su
obispo, al concilio de Efeso (431). Le sucedió en la sede episcopal en el
444. El emperador Teodosio II le invitó a presidir el concilio que ha pa
sado a la historia con el nombre de Latrocinio de Efeso (449) en el que se
defendió a Eutiques en contra del patriarca de Constantinopla, Flaviano.
El fue el que decretó su deposición y posterior destierro, en el que murió.
Dióscoro se erigió en defensor de una cristología monofisita de corte
apolinarista. Dos años más tarde, el concilio de Calcedonia (451) conde
nó a Dióscoro en su tercera sesión. Este se vio obligado a exiliarse en Asia
Menor, hasta que murió en el 454. Hoy, en las iglesias precalcedonenses
es venerado como santo.
CARTA 124 183
43. Rm 1, 16.
44. Mt 10, 32.
184 LEÓN MAGNO
3. Le 24, 38-39.
188 LEÓN MAGNO
9. Rm 9, 5.
10. 2 Tim 2, 8.
1 1 . Cf. Apéndice: Definición de Calcedonia.
12. Los Santos Padres. Cf. Ep. 165, Apéndice: Antología de textos pa
trísticos.
190 LEON MAGNO
l. Carta dirigida al emperador León !. (Cf. Ep. 165, nota 1). En esta
época el emperador (basileus) creía poseer todos los poderes de gobierno
recibidos de Dios y se sentía obligado a intervenir en asuntos tanto polí
ticos como religiosos. Con el emperador León I se reforzó aún más esta
posición. En las cuestiones religiosas favoreció paulatinamente la cristo
logía de Calcedonia y depuso a los eutiquianos que habían ocupado las
sedes patriarcales de Alejandría y Antioquía. Cf. H. R.AHNER, L 'Église et
l'État dans le christianisme primitive, Paris 1964.
192 LEÓN MAG�O
6. Mt 16, 18.
7. El homoousios de Nicea subrayó tanto la disyunción del Hijo de
Dios con las criaturas («consustancial significa que el Hijo de Dios no
tiene ninguna semejanza con las criaturas hechas», decía Eusebio de Ce
saréa durante el desarrollo del mismo concilio) que será necesario otra
asamblea conciliar, la de Calcedonia, que aporte un mayor equilibrio, en
la que Cristo aparecerá «semejante a nosotros en todo», además de seme
jante al Padre en todo: consustancial al Padre y consustancial a nosotros.
Cf. J. LEBON, Le sort du «consubstantiel» nicéen, en Révue d'Histoire Ec
clesiastique 47 (1952), pp. 485-529.
CARTA 156 195
10. Nacido en Alejandría, fue ordenado diácono por san Cirilo, que
le envió como legado eclesiástico a la sede de Constantinopla, cargo que
ocupó mientras Dióscoro fue patriarca de Alejandría. Con el apoyo de
éste fue elegido patriarca de Constantinopla al morir Flaviano. Por eso, el
papa León quiso cerciorarse de su ortodoxia, exigiéndole una declaración
de fe y la condenación de Nestorio y Eutiques (cf. ep. SO), e incluso envió
dos obispos y dos sacerdotes a Constantinopla con el mismo fin (cf. ep.
87). Anatolio asintió con la fe de la Sede Apostólica. Trabajó denodada
mente por la difusión del Tomus y estuvo presente en el concilio de Cal
cedonia, donde aprobó la condena de Nestorio. León Magno alabó su
cdo por la ortodoxia, pero se quejó varias veces de él, sobre todo en lo
que se refiere al canon 28. Sin embargo, su deseo era conservar la unidad
y la paz. Años más tarde el papa lamentó la deposición del archidiácono
Ecio, sustituido por el eutiquiano Andrés y por el apoyo incondicional
que prestó a dos sacerdotes monofisitas, Arica y Andrés. Justo cuando
trataba de solventar este último caso con el papa León, Anatolio murió
(458). Estos hechos no consiguen sino poner de relieve la histórica rivali
dad entre Roma y Constantinopla. En la iglesia. griega se le venera como
santo. Para solventar muchas de estas tensiones, el papa León mantuvo
un intenso contacto epistolar con él: cf. Eps. 85, 91, 101, 106, 135, 146,
151, 155, 157, 163.
1 1 . Más conocido como Julián, obispo de Cos (isla de la costa adriá
tica). Fue legado pontificio del papa León en el concilio de Calcedonia
(ep. 92). Por apoyar a Anatolio, que intentaba lograr la aprobación del
200 LEÓN MAGNO
39. Cf. LEÓN MAGNO, Serm. 7 1 , 3: CCL 138A, 436; 73, l. 2. 4: CCL
138A, 450. 452. 453.
40. Cf. Jn 10, 30.
41. Jn 5, 30.
42. Jn 5, 26.
43. Mt 26, 38.
44. Cf. 2 Cor 8, 9.
45. Jn 1, 1-3.
46. Jn 1 , 14.
214 LEÚN MAGNO
69. Cf. Flp 2, 5-11. En Cristo se dan sucesivamente los tres estadios�
su preexistencia antes de la Encarnación, su condición terrena y su glori
ficación pascua1, después de la resurrección y que se prolonga para siem
pre. Es el itinerario que Cristo recorrió por nuestra salvación. Cf. Ep. 28,
nota 32.
APÉNDICE DE LA CARTA 165 225
un semidiós, Dios por parte de Dios y hombre por parte del hombre;
todo Dios y todo hombre• (cf. Serm. 293, 7).
100. Un intelectual pagano del siglo V. Procónsul en Cartago. En rei
teradas ocasiones (cf. eps. 137-138) Agustín manifestó una gran admira
ción por él. En su intenso intercambio epistolar, el obispo de Hipona le
exhortó a leer las Escrituras (ep. 1 32) y, a la vez que respondió a sus ob
jecciones a la fe (ep. 138), le explicó la doctrina del cristianismo (ep. 137).
101. Ep. 137, 9, (año 412). La carta constituye un tratado completo
sobre la encarnación y la Iglesia, que la convirtió en un documento clási
co de la teología, siendo citada por Teodoreto y Casiano.
102. Tratado 78, 2 (PL 35, 1379-1970). La obra comprende 124 dis
cursos, unos predicados y otros dictados, de marcado carácter pastoral,
pero todos ellos muy ricos en doctrina teológica, filosófica y espiritual.
La fecha de composición se sitúa en el decenio que va desde el 410 al 420.
APtNDICE DE LA CARTA 165 233
Pero veamos por qué viene con la cruz: para que ésos
que le crucificaron se den cuenta de su ciega locura; por eso
mismo lleva el signo de su desvergüenza. Este es el motivo
por el que el profeta afirma: Entonces se lamentarán todos
los pueblos de la tierra107, viendo al acusador y reconocien
do el pecado. Y jqué asombroso es ver venir al que lleva la
cruz cuando él mismo muestra las heridas de su cuerpo!
Pues entonces -dice- mirarán al que traspasaron"'· Y lo
sobre sus actuaciones. Contamos con fuentes que le son hostiles (Paladio,
Sócrates, Sozomeno y el mismo León Magno, cf. Eps. 53, 63 y 74}, pero
no faltan juicios a su favor de Arnobio y Teodoreto. Siguiendo la cos
tumbre de sus predecesores, Teófilo compuso un gran número de cartas
pascuales. Tenían como finalidad anunciar la fecha de la Pascua y prepa
rar a los fieles para su celebración. Constituyen una bellísima catequesis
escrita. Todas ellas suelen tener una acusada tendencia amiorigenista,
pero un rico contenido teológico. Esta que nos ocupa es la que dirigió el
año 402 a los obispos de Egipto. Está dividida -según el esquema que
ofrece san Jerónimo- en cuatro partes. En el proemio exhorta a los fieles
a celebrar la pascua del Señor; en la segunda y en la tercera, refuta a Apo
linar y a Orígenes, y en la cuarta exhorta a los herejes a la penitencia. Si
en ella no se ataca tanto a Orígenes, es porque todo había quedado dicho
en la que envió el año anterior, más extensa y prolija que la presente.
1 14. Cf. Sal l3, 3; Rm 3, 12.
1 15. Sal 143, 5.
1 1 6. Cf. Jn 1 , 3.
1 1 7. Cf. 2 Cor 8, 9.
1 18. Mt 1, 25; Cf. ls 7, 14.
1 19. Jn 1 , 14.
APÉNDICE DE LA CARTA 165 239
l.
Siguiendo, pues, a los Santos Padres,
todos unánimemente enseñamos
que ha de confesarse
2.
perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad,
verdaderamente Dios y el mismo verdaderamente hombre
con alma racional y cuerpo,
consustancial con el Padre y el mismo consustancial con nosotros
en cuanto a la divinidad en cuanto a la humanidad,
semejante en todo a nosotros
menos en el pecado\
engendrado del Padre y el mismo engendrado de María virgen,
Madre de Dios,
ames de todos los siglos en los últimos tiempos,
en cuanto a la divinidad, en cuanto a la humanidad,
por nosotros y nuestra salvación
- -
3.
que se ha de reconocer a
un solo y mismo Cristo
Hijo, Señor unigénito
tiempo, ha pasado a ser más una fórmula cristológica que un Símbolo de fe.
El verbo que encabeza el texto no es «creemos» -como en concilios ante
riores-, sino «enseñamos que ha de confesarse», El punto de vista de la en
señanza doctrinal se impone, en esta ocasión, al de la confesión de fe.
3. Hb 4, 15.
DEFINICIÓN DE CALCEDONIA 255
4.
en dos naturalezas,
sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación;
en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas
por causa de la unión,
sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad
S.
y concurriendo en una sola persona4
y en una sola hipóstasis5,
no partido o dividido en dos personas,
sino uno solo y el mismo Hijo,
unigénito, Dios Verbo, Señor Jesucristo,
4. Gr.: «JtQÓownov��.
5. Gr.: «Ú:rtÓmoo�v»,
ÍNDICE BÍBLICO
Génesis Sabiduría
1, 2: 129. 1, 13-14: 94.
2, 24: 161.
3, 19: 237. Proverbios
12, 3: 115. 8, 22: 158.
18, 1-9: 141. 9, 1 : 117; 143.
22, 18: 1 15.
32, 24: 141. Eclesiástico (Si)
42, 2 1 : 1 13.
Éxodo
24, 8: 129. lsaías
29,18: 176; 207. 6, 9ss.: 1 14.
7, 14: 1 15; 238.
9, 5: 1 16.
Levítico
1, 5: 129.
Jeremías
1, 15: 96.
Job 17, 9: 230.
10, 8: 96.
Ezequiel
Salmos 28, 15: 101.
13, 3: 238.
15, 9-10: 106. Zacarías
35, 10: 136. 12, 10: 235.
36, 4b-5a: 111.
44, 3: 230. Mateo
84, 12: 184. 1, 1 : 71; 1 14; 141; 188.
101, 28: 239. 1 , lss.: 136.
109, 1: 237. 1, 18: 141.
1 10, 4: 93. 1, 23: 1 15.
1 1 5, 5: 176. 1, 25: 238.
1 18, 73: 96. 2, 1-12: 1 77; 209.
143, 5: 238. 2, 13ss.: 1 77; 209.
258 ÍNDICE BÍBLICO
1 Pedro Apocalipsis
1 , 18-19: 129. 5, 12: 99.
ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS
apariencia (humana): 55; 75; 91; atributos divinos: 54-55; 74; 76;
102-103; 140-141; 174; 204- 121; 224.
205; 2 1 1 ; 214; 242. el. doce autoridad (papal, conciliar, de las
tismo. Escrituras): 17; 19; 22; 24; 28;
apócrifas (cartas, Escrituras): 39; 34; 47; 59; 73; 84; 1 08; 1 1 1 ;
82; 102. 132; 134; 139; ! 51; 155; 1 86;
Apolinar de Laodicea/apolina 189; 195; 216.
rismo: 17; 46; 62-63; 66; 69- ayuno: 51; 56; 90; 92; 177; 209.
70; 1 1 8; 140; 162; 173-174;
202; 204; 228; 230. Ballerini: 13; 40; 56; 241.
apóstol: 9; 21; 31-32; 47; 71; 85; Basilio Magno: 13; 45; 241.
97-99; 102; 1 1 1; 1 15; 126; bautismo: 14; 18-19; 72; 96-97;
128-130; 146. 123; 130; 161; 183; 240.
apropiación: 64; 66; 165. Bética: 51; 57; 108.
arcángel: 221; 237. Biblia: cf. Sagradas Escrituras.
arrepentirse (del error): 103; 130; bondad (divina y humana): 85;
132; 137; 148; 184; 186; 198. 1 05; 120; 132; 145; 148; 236.
Arrío/ -anismo: 1 1 ; 16-17; 23-24;
58; 62; 66; 87-88; 158; 194; Cabeza (Cristo): 99; 157.
220; 222; 228. Calcedonia: 1 1-12; 25; 29-32; 34;
asamblea (conciliar, de fieles): 36; 60; 62; 64-65; 67-68; 70-
27-28; 3 1 -33; 38; 52; 60; 108; 71; 76; 1 1 1; 1 70; 185-1 86;
146; 152. 191-194; 249; 253.
Ascensión (del Señor): 188; 236. Cancillería: 23; 29; 37-44; 1 1 1 .
Astorga (España): 52; 54; 56-57; cánones (conciliares y disciplina
82; 103. res): 18-19; 24-25; 29; 3 1 ; 33;
astucia (del diablo): 120; 123; 55; 199-200.
183. carne/-al («caro»): 19; 48-49; 56;
Asturio (cónsul): 133; 138; 149; 62; 69-73; 90; 95-96; 100-101;
153; 163. 106-108; 1 1 5-1 17; 122-123;
asumir (la naruraleza humana): 46; 125-126; 128-129; 131; 135-
65; 67; 69-72; 74; 90; 100; 1 1 4; 136; 140; 143-144; 151; 156-
1 1 7-119; 121; 126-128; 142; 157; 159-162; 165-166; 172-
155-156; 159-160; 162; 165; 178; 181; 183; 186-188; 194;
175; 181; 188; 190; 194; 205- 203-206; 208-2 1 1 ; 213-216;
206; 213; 221; 227; 233-234; 220-222; 225-231 ; 233-234;
238-240; 242; 244; 246-247. 236; 238; 240; 242-247.
atadura (del diablo): 175; 1 8 1 ; cartaginense (provincia): 57; 108.
207; 214. Cátedra de Pedro (episcopal): 42;
Atanasia de Alejandría: 13; 44- 66.
46; !58; 226. causa (de la fe, de propiciación):
Atila: 20-21; 147. 22; 27-28; 52; 85; 97; 176;
ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERfAS 263
186; 201; 206-208; 224; 246; 96; 102-103; 105; 107; 132;
255. 136-138; 145; 148; 1 52; 155;
cautividad/cautivos: 19; 144; 175; 160-162; 165; 167; 1 72; 174;
1 79; 207; 2 1 1 . 182; 1 86; 188; 196-1 97; 202;
celebrar/celebración: 16; 27-28; 205.
30; 36; 48; 58; 107-108; 146; condición divina: 96; 120; 143;
1 52; 1 67-169; 197. 159; 175; 1 79; 181; 1 84; 187;
Ceponio (obispo): 57; 81; 108. 207; 213; 229-230; 233.
Cerdón (hereje): 17; 91. condición humana: 63; 88; 126;
cielo: 21; 69; 97; 123; 126; 151; 143; 159; 1 75; 179-181; 1 84;
153; 157; 1 73; 1 77; 1 79; 188; 187; 207; 21 1-213; 229-230;
197; 204-205; 209; 2 1 1 ; 222; 233.
227; 231; 233; 238-239; 244. confesión (de fe): 60; 69; 72; 87;
Cipriano de Cartago: 46; 93; 129. 94; 96; 101; 105; 1 07; 1 12;
Cirilo de Alejandría: 15; 25; 28; 126; 128; 130-131; 1 35; 147-
31 -32; 34; 44; 60; 62; 64; 67- 148; 150-153; 160-161; 166;
70; 122; 158; 219; 242; 244. 1 74; 1 79; 183-184; 205; 210-
clero/clérigo: 14; 18; 43; 51-52; 211; 215; 220; 222-227; 229;
154; 198-199; cf. presbítero. 231 -233; 235; 239; 246; 252;
coeterno/eterno: 73-75; 87-88; 254.
93; 1 12-113; 126; 158-159; confusión (de naturalezas en
173; 203; 208; 245. Cristo): 32; 71; 75; 87; 178;
communitorium: 57; 8 1-82. 210; 223; 234; 243; 252; 255.
communicatio idiomatum: 65; conjunción (de naturalezas): 67;
67; 72; 126. 70; 209; 235; 251.
com(padecer)/compasión: 21; 98; consagración episcopal 16; 24;
121; 124; 157; 185-187; 205; 38; sacerdotal: 81; del crisma:
227; 241; 244-245. 197.
comunión: 9; 14; 19; 25; 27; 30; Constantinopla (Concilio de,
63; 75; 107; 1 19; 121 -122; Iglesia de): 12; 25-27; 3 1 ; 33-
124; 130; 137; 149; 156; 160; 36; 41; 60; 62; 66; 70; 110;
173; 203; 212. 131; 135; 139; 143-144; 154;
concebir!-ido: 71; 96; 1 14; -1 1 6 - 166; 172; 194; 198; 235; 251.
1 1 7; 144; 162; 173; 1 77; 184; consustancial: 64-65; 69-70; 77;
203-204; 209. 87; 93; 126; 130-131; 143-
concepción: 70; 73-74; 95; 165; 144; 1 57; 1 74; 194; 204; 251-
173; 180; 188; 203; 212; 221; 252; 254.
252. conversión: 19; 21; 64; 71; 100;
concilio /s: cf. Calcedonia, Efe 161; 187; 234; 238; 240; 243.
so, Nicea... Cordero de Dios (Cristo): 129;
condena /-ar: 16; 19; 26-28; 34; 1 77; 208-209.
51; 53; 56; 69-71; 83; 88; 92- Córdoba: 5 1 -52.
264 ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS
Tomus ad Flavianum: 12; 18; 23; vándalos: 21; 23; 34; 84; 147.
28; 31-33; 41; 45; 60-61; 64- vencer/vencedor: 49; 77; 98; 113;
65; 70-72; 74; 78; 1 12-113; 144; 236; cf. victoria.
121; 132; 135; 164; 166-167; Verbo (de Dios): 9; 1 1, 48-49;
192; 199; 253. 62-64; 66-67; 69-75; 77; 88-
Toribio de Astorga: 23; 54; 56- 90; 1 12; 116-117; 122; 128;
57; 81; 84; 108. 131; 137; 140; 143; 157-1 58;
Tradición: 71; 156; 215; 151; la 160; 162; 165-166; 172-175;
tina: 62; 64-65; 71; 73; orien 177-178; 180-184; 1 89; 203-
tal: 45. 204; 206; 209-10; 212-214;
tradiciones cristológicas: 62, 65; 222; 228-229; 233-234; 238;
251; 253. 242-247; 252; 255.
Trinidad: 55; 76, 85-89; 93; 107; víctima (Cristo): 176; 207.
113; 159; 1 74; 204; 233. victoria (sobre la muerte): 130;
1 76; 208.
unidad (de la Persona de Cristo): vínculo: 67; 84; 175; 207.
1 1 ; 32; 63-64; 67; 70; 72-73; virgen (virgo): 11; 55; 67; 69-
75-77; 86-87; 93; 121; 125; 71; 73-74; 76; 89; 108; 1 12-
165; 174; 180; 204; 212; 222; 1 14; 1 1 6-1 1 7; 121; 123; 126;
231; 235; 243-244; 253. 140-141; 143; 159-160; 162;
Unigénito: 55; 71; 73; 89-90; 108; 165; 172-174; 1 77-1 78; 180;
113; 126; 128; 131; 155; 160; 184; 187; 194; 203; 205-206;
164; 174; 1 80; 204-205; 212; 209-2 1 0; 212; 220-221; 223;
221; 223; 233; 240; 242-244; 229; 240; 245; 247; 251 -252;
254-255. 254.
Unión hipostática: 1 1 ; 41-42; 45; virtud/es: 55-56; 83; 87; 96; 99-
61-62; 67-72; 74-75; 77; 119; 101; 126; 157.
130; 165; 173; 180; 203; 212; voluntad (de Dios, de Cristo):
220; 234; 243-246; 255. 49; 70; 120; 213; 244.
voz del Padre: 123; 1 77; 188; 209;
Valentín/valentinianos: 17; 69; de Cristo: 124; 187; 194; 221.
116; 140; 202.
Valentiniano III: 20; 22; 147; Zaragoza: 51-52.
156. zodiaco: 56; 83; 101.
ÍNDICE GENERAL
León Magno
CARTAS CRISTOLÓ GICAS
CARTA 1 5
A Toribio, obispo de Astorga
Prólogo .
..................................... .................................................. 81
1 . Lo que impíamente creen los priscilianistas sobre la Tri-
nidad de personas en Dios . . . . . . ......................................... 85
2. Sobre las virtudes que hacen proceder de Dios ............. 87
3. Se afirma que el Hijo de Dios se llama el Unigénito so-
lamente porque nació de la Virgen .................................. 89
4. Ayunan en el día del nacimiento del Señor y en el do-
mmgo . . . . .
..................................... . .. .................... .................. 90
5. Defienden que el alma del hombre es de naturaleza di-
vma . .
.......................................... ...................... ..................... 93
6. Dicen que el diablo nunca ha sido bueno ni ha sido
obra de Dios, sino que procede del caos y de las tinie-
blas ......................................................................................... 94
7. Condenan el matrimonio y el uso del mismo ............... 95
8. Dicen que el cuerpo humano ha sido formado por el
diablo y niegan la resurrección de la carne .................... 95
9. Dicen que los hijos de la promesa han sido concebidos
por el Espíritu Santo ......................................................... 96
10. Afirman que a las almas que han pecado en el cie
lo se las castiga en sus cuerpos por el delito del pe-
cado .. . . . ................................................................................ 97
1 1 . Cargan un designio fatal sobre los hombres .................. 98
12. Ponen a las almas y a los miembros del cuerpo bajo de-
terminados poderes . .......... ................................................. 99
13. ¿Cuál es la ciencia de las Escrituras que defienden? ..... 100
14. Ponen al hombre bajo el poder de los astros y de los
s1gnos . .
................................. ......................... ....................... 101
15. Adulteran las Escrituras verdaderas e introducen las
falsas .
...................... .............................................................. 102
16. Sobre los escritos de Dictinio .......................................... 103
17. Epílogo: ¿Por qué la carne de Cristo ha descansado ver-
daderamente en el sepulcro? ............................................. 106
ÍNDICE GENERAL 275
CARTA 30
A Pulqueria, emperatriz
1. Cristo es un hombre de nuestro linaje. Errores de Nes-
torio y Eutiques .......................................... ;...................... 134
2. Al atacar la realidad de la carne en Cristo, toda la fe
queda perturbada ............................................................... 136
CARTA 31
A Pulqueria, emperatriz
1. El papa solícita l a vigilancia de Pulqueria contra Eutí-
ques ...................................................................................... 139
2. Es esencial para la salvación del hombre que Cristo sea
no solamente hombre, sino también un hombre de
nuestro mismo linaje ......................................................... 141
3. El nacimiento de los cristianos tiene su origen en el na
cimiento de Cristo. La obstinación de Eutiques y la me-
sura de la Sede Apostólica .............................................. .. 144
4. La costumbre, la dificultad del momento, la caridad de
los conciudadanos romanos impiden que el papa León
asista al Concilio. La última herejía perturba el Símbo-
lo apostólico ....................................................................... 146
276 ÍNDICE GENERAL
CARTA 33
Al «segundo Sínodo» de Efeso
CARTA 59
Al clero y al pueblo de la ciudad de Constantinopla
CARTA 88
A Pascasino, obispo de Lilibeo
CARTA 124
A los monjes de Palestina
1. Sobre la distorsionada interpretacwn dada por los
monjes de Palestina a la carta de san León a Fla-
Vlano .................................................................................... 170
2. Tanto Eutiques, que confunde las naturalezas en Cris
to, como Nestorio, que duplica las personas en Cristo,
han de ser condenados ................. .... ...
.............................. 172
3. No es de Cristo quien no confiesa que nuestra natura-
leza participa en El .. ............... .. ................................ .. ....... 1 74
4. Solamente son purificados por la sangre de Cristo quie
nes, habiéndose ofrecido, habiendo sufrido y muerto en
su carne, triunfaron en El ......... . . . . . . . . .... .... . . . . . . .. . .. .. .. . . . . . . . . . 175
S. Se declaran, a partir de la cualidad de sus obras, las pro-
piedades de una y otra naturaleza .................................. . 177
6. Cada una de las naturalezas se han unido en la única
persona sin confusión .. . ..
......................................... . ... ..... . 178
7. Nada se ha añadido al Hijo de Dios si no es en su con-
dición de siervo . . . . . .. ............. .. ................. ...................
.. . . .. . . 180
8. Se queja a los monjes de los escándalos que han surgi-
do de su propio furor .. . . . . .. .. .... . .. . .......... ....... .............. ...... 182
9. Se les exhorta a que se arrepientan y a que acojan la fe
verdadera ... ................... ............... ................. .. ................. .... 184
CARTA 139
A Juvenal, obispo de Jerusalén
1. L e alegra que él haya sido recibido en su sede sin ocul-
tar el enredo provocado por el obispo anterior . .. .. . . . ... . 185
2. Los propios lugares de los misterios le enseñan 187 ...........
CARTA 156
A León !, emperador
1. Después del Sínodo de Calcedonia no ha de volverse a
tocar nada referido al tema de la fe ................................ 191 .
CARTA 165
A León !, emperador
1 . Le notifica que le envía los escritos prometidos tiempo
atrás contra la herejía de Eutíques .................................. 201 .
APÉNDICE
Fórmula de Unión . . . . . . . . . . . . .................................................. 251
Definición de Calcedonia .................................................. 253
21 - Ambrosio, LA PENITENCIA,
140 págs.
38 - Tertuliano, EL APOLOGÉTICO,
256 págs.
232 págs.