Cs Sociales 1er Año

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Las sociedades antiguas

Capítulo 1 del Cercano Oriente


y de América

Clase 1
Espacio social e historia
En este capítulo estudiaremos un proceso histórico de gran im-
portancia para la humanidad. Se trata del período conocido con el
nombre de neolítico; fue una etapa en que algunos pueblos realiza-
ron descubrimientos fundamentales para la subsistencia en el pla-
neta. El descubrimiento más trascendente fue el de la agricultura.
La invención de la agricultura se produjo en dos áreas: en Egipto y
Mesopotamia, en la zona conocida como la “medialuna de las tie-
rras fértiles, hacia el 7000 a.C., y en América, hacia el 2000 a.C. El
desarrollo de la agricultura se vio acompañado de un conjunto de
cambios como la vida sedentaria, la construcción de las primeras
ciudades, la organización de Estados basados en el tributo de la ma-
yoría de la población y el uso de la escritura. Los pueblos neolíticos
del Cercano Oriente y de América que protagonizaron estas trans-
formaciones fueron los creadores de las principales civilizaciones
de la antigüedad. Aunque el momento de mayor esplendor de las
civilizaciones americanas es muy posterior al de las civilizaciones
del Cercano Oriente (más de 2000 años de diferencia), las estudia-
mos juntas porque tuvieron muchas características similares.

Las sociedades antiguas de Oriente y América

Muchas veces los estudiantes se preguntan por qué hay que estu-
diar la historia de pueblos tan antiguos y tan lejanos de nuestra
realidad como aquellos que vivieron en la Mesopotamia asiática o
en Egipto hace 5000 años.
La respuesta está en que estos pueblos protagonizaron procesos
sociales fundamentales en la historia de la humanidad y que dieron
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Mapa 1: Sociedades del Antiguo Oriente

Mapa 1 / Sociedades del Antiguo Oriente


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origen a muchas de las características políticas y económicas de
nuestra sociedad.
Hoy no te sorprende que muchos/as hombres y mujeres vivan en
ciudades o que gran parte de nuestros alimentos se obtengan de la
agricultura. Pero, ¿te preguntaste alguna vez desde cuándo y por
qué los hombres comenzaron a vivir en ciudades? ¿Por qué algu-
nos/as hombres y mujeres debieron cambiar su modo de obtener
alimentos, dejar de ser cazadores y transformarse en agriculto-
res? ¿En qué regiones del planeta se produjo por primera vez este
cambio? Estudiando la historia de los antiguos habitantes de Egip-
to, de Mesopotamia y de América, encontrarás respuestas a estos
y a otros interrogantes.
También conocerás un período de la historia en el que los hom-
bres y mujeres crearon instrumentos útiles para su vida social,
como la escritura, las leyes, las técnicas de construcción de gran-
des edificios. Las pirámides egipcias, por ejemplo, ¿plantean un
interrogante indescifrable para los historiadores o, por el contra-
rio, nos permiten extraer mucha información acerca de cómo vi-
vían, trabajaban y pensaban los antiguos egipcios?
En cuanto a nuestro continente, poblado por personas provenien-
tes de Asia, ¿tuvo un desarrollo urbano y agrícola original? ¿La
agricultura en América fue un invento de los americanos?
En la actualidad, existe una gran preocupación por los problemas
ecológicos, por la utilización que se hace de los recursos naturales.
Conocer cómo se relacionaron con la naturaleza los hombres que
construyeron las primeras civilizaciones, te dará algunas claves
para comprender el presente. Los problemas que los/las hombres
y mujeres debieron enfrentar en la antigüedad tal vez no sean tan
distintos de los actuales. ¿Fueron diferentes las respuestas?

Actividad
Técnicas de trabajo y ¿Cómo hacer redes concep-
tuales? Para realizar en grupo.
1. Lean atentamente el texto y subrayen las palabras clave que
organizan cada idea principal.
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2. Elijan entre las ideas subrayadas la más importante y la pala-
bra clave que la representa.
3. Realicen un esquema que muestre las relaciones entre las pa-
labras clave.
4. A partir de los textos del Capítulo 1 realicen una red concep-
tual en la que expliquen las ideas clave. Tengan en cuenta las
siguientes preguntas orientadoras:
5. ¿Por qué es posible estudiar a las sociedades antiguas de
Oriente y América desde problemas comunes? ¿Y en la actua-
lidad?
6. Realiza una red conceptual en la que destaques las ideas co-
munes y también diferentes entre América y Oriente.

Clase 2
Orígenes de la agricultura y de las ciudades

El Neolítico
Los problemas de los cazadores y recolectores

Hacia el año 10000 a.C. finalizó la cuarta glaciación: hacia el 14000


los glaciares habían empezado a derretirse por última vez. El des-
hielo de los glaciares y los cambios climáticos fueron la causa de
otros cambios: el medio geográfico se modificaba. Empezaron a
surgir bosques en los lugares antes ocupados por los hielos. Los
grandes animales de clima frío, como el mamut y el rinoceronte
lanudo, se retiraron hacia el norte y finalmente se extinguieron.
Comenzaron a llegar a los nuevos bosques animales más peque-
ños y veloces.
Estos cambios en el ambiente plantearon nuevos problemas a
los hombres y mujeres, hasta entonces cazadores y recolectores,
quienes tuvieron que encontrar nuevas formas de cazar animales
y de conseguir otros alimentos. Para lograrlo necesitaron nuevos
utensilios y nuevas armas.

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Clase 3
El origen de las ciudades
Las primeras aldeas

Hoy existe una diferencia muy marcada entre el espacio urbano de


las ciudades y el espacio rural. Los modos de vida presentan allí
contrastes evidentes: las tareas cotidianas, los horarios, los me-
dios de transporte, son algunas muestras de esa diversidad. Pero
en el neolítico esta separación no era tan clara.
Entre el 10.000 a.C. y el 3.000 a.C. aproximadamente transcurrió
un largo período de 7.000 años, en el cual, muy lentamente, fueron
tomando forma las primeras sociedades urbanas. A orillas del río
Indo, en el valle mesopotámico, en el Cercano Oriente, en Egipto y
en algunas regiones de América, los antiguos agricultores del neo-
lítico fueron los protagonistas de este cambio.
Asentados en un territorio apto para la agricultura, los habitantes
de aquellas regiones establecieron entre ellos relaciones sociales
de un nuevo tipo. Construyeron sus viviendas unas cerca de otras
y encararon juntos las tareas agrícolas de interés común. Así se
organizaron las primeras aldeas de campesinos.
La nueva agricultura hizo crecer la producción de alimentos, y
entonces la población y el número de aldeas también crecieron.
Algunos de estos poblados agrícolas incorporaron nuevos elemen-
tos que les fueron dando una fisionomía particular: un muro pro-
tector, la ubicación de las casas en un lugar elevado a resguardo de
enemigos e inundaciones, un edificio para almacenar alimentos, el
templo de un dios. De esta manera, gradualmente, los hombres y
las mujeres organizaron las primeras ciudades.

De la aldea a la ciudad

¿Por qué algunas aldeas crecieron hasta convertirse en ciudades


y otras no?
La organización de sistemas de riego hizo necesario que varias

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aldeas trabajaran juntas. Por tratarse de un trabajo nuevo y más
complejo debieron coordinar las tareas.
El lugar de residencia de los hombres que coordinaban los traba-
jos fue un primer elemento importante para que esa aldea, poco
a poco, se fuera transformando en un centro urbano. Además, allí
se debía almacenar la producción que en conjunto producían: por-
que era el lugar donde estaba el poder, y, tal vez, el más seguro.
En esa aldea estaba el templo del dios más importante de la comu-
nidad. El templo era el lugar de almacenamiento de las reservas
de alimento. La casa elegida como lugar de almacenamiento no
tuvo desde un principio carácter religioso, sino que éste se le aña-
dió luego, cuando comenzó a tener una significación especial por
asegurar la supervivencia de todos. Si se hacía residir allí a una
divinidad poderosa, los alimentos estarían más protegidos.
De este modo se estableció una relación entre un centro urbano y
un conjunto de aldeas que dependían de él. Esto les permitía po-
der hacer frente a momentos de malas cosechas, ya sea por inun-
daciones, sequías o guerras.

La división del trabajo

Durante miles de años, la agricultura requirió el trabajo de todos


los miembros de cada sociedad, pero, con el paso del tiempo, al-
gunos hombres y mujeres comenzaron a especializarse en nuevos
oficios. Esto fue posible porque el perfeccionamiento de las técni-
cas agrícolas y el aumento de la producción permitieron disponer
de alimentos tanto para los campesinos que trabajaban directa-
mente la tierra como para aquellos habitantes que no la trabaja-
ban. Recién cuando una sociedad fue capaz de generar un exce-
dente de alimentos, entonces una parte de sus miembros pudo
dejar de realizar tareas rurales.
Los hombres y las mujeres que dejaron de trabajar directamente
la tierra se dedicaron a la alfarería, a la confección de utensilios e
instrumentos de labranza, al intercambio, a construir viviendas,
a organizar y dirigir el trabajo que otros realizaban, a interpretar
la voluntad de los dioses o a curar. Esta división y especialización
del trabajo contribuyó a que se fueran estableciendo diferencias
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sociales, tanto de riqueza como de poder, entre individuos de so-
ciedades que, hasta ese momento, habían sido relativamente igua-
litarias.
Desde entonces, los campesinos continuaron viviendo en peque-
ños poblados y aldeas cerca de las zonas de cultivos, y los artesa-
nos, comerciantes, constructores, administradores y jefes religio-
sos organizaron un nuevo espacio adecuado a sus actividades: las
primeras ciudades.

Templos, dioses y sacerdotes

El templo o casa más grande fue uno de los edificios organizado-


res del espacio de las primeras ciudades: la sociedad creía que allí
residía un dios, y que éste gobernaba, ayudado por los sacerdotes.
Los primeros dioses aparecen con la vida urbana. Pero, en gene-
ral, se trata de los antiguos espíritus familiares a los que la nueva
riqueza disponible permite adornar más y mejor. Muchos de estos
primeros dioses fueron representados por largo tiempo con figu-
ras de animales.
Pero los primeros dioses, presentes en las leyendas de hace 5000
años, fueron muy humanos. Tenían reuniones, peleas y debates
muy parecidos, seguramente, a los que tenían los que gobernaban
la ciudad.
Posteriormente, en cada ciudad empezó a dominar un dios deter-
minado al que se consideraba el dueño de todas las tierras y recur-
sos, aunque también se mantuvieron los otros dioses con funcio-
nes menos importantes.
A medida que la ciudad crecía, también crecía la importancia de la
casa del dios en la ciudad (el templo) y de los sacerdotes que ad-
ministraban sus tierras. Ellos organizaban la distribución del agua
y de las semillas, organizaban la siembra, la cosecha, el almacena-
miento del grano, la distribución de los rebaños y el reparto de los
productos.

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Los metales y la primera especialización del trabajo

Las sociedades urbanas del Cercano Oriente descubrieron, hacia


4000 a.C., la importancia de los metales para la fabricación de los
instrumentos. Primero se utilizó el cobre, luego el bronce (que es
una aleación de cobre y estaño) y finalmente el hierro.
La recolección de oro y piedras preciosas, a las que daban valor
mágico o religioso, los llevó a las regiones metalíferas. Disponer
del mineral de cobre, hizo necesario el desarrollo de una nueva
técnica: la metalurgia, que consiste en la extracción del metal de
las piedras de mineral.
La metalurgia originó una nueva división del trabajo, ya que hubo
artesanos que se especializaron en esta técnica.
El trabajo con los metales significó un conjunto de nuevos descu-
brimientos: que el cobre, por ejemplo, cuando es calentado se fun-
de y puede vaciarse en cualquier molde deseado y que, al enfriar-
se, se hace tan duro como una piedra y se le puede sacar un filo
tan bueno como a ésta. Los hombres hicieron con cobre casi todo
lo que habían hecho antes con hueso, piedra o fibra. La diferencia
era que al metal fundido se le podía dar cualquier forma deseada.
Era, además, más durable que la piedra o el hueso.
Por la cantidad de actividades previas y posteriores que necesita
la metalurgia, el forjador tuvo que tener un importante conjunto
de conocimientos. Ese oficio requirió una larga experiencia y mu-
chos experimentos deliberados.
Por su complejidad, es difícil que la metalurgia se haya podido
practicar como una actividad doméstica, en los intervalos dejados
por el trabajo agrícola. Los forjadores eran especialistas, porque
su labor ocupaba todo el tiempo de quien la realizaba.
Una sociedad solo puede mantener un especialista, ya sea un for-
jador o un sacerdote, cuando posee un excedente de alimentos.
Como ni el forjador ni el sacerdote ni el gobernante trabajaban en
la producción de alimentos, tenían que alimentarse del sobrante
no consumido por los agricultores.

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Actividad
La necesidad del intercambio

La utilización de los metales produjo otra modificación importan-


te en la organización económica y social de las primeras socieda-
des agrícolas. El cobre no es un mineral común: no se encuentra
en las llanuras de aluvión preferidas por los agricultores, sino en
terrenos boscosos o rocosos. Por eso, muy pocos poblados agríco-
las deben de haber tenido minas de cobre en su propio territorio,
la gran mayoría lo tuvo que obtener en regiones más o menos le-
janas. Los poblados agrícolas que no estaban en zonas metalíferas
tuvieron que ofrecer el producto que para ellos era más abundante
-los alimentos- para obtener un metal, el cobre, que era un produc-
to escaso. Así, sólo los poblados que generaban un excedente de
alimentos tuvieron asegurado el intercambio por trueque con los
pueblos mineros. Las nuevas actividades relacionadas con la bús-
queda de los metales originaron la necesidad de fabricar nuevas
herramientas y también la de mejorar los medios de transporte.
La rueda fue la conquista más importante de los primeros carpin-
teros. Ese invento hizo más fácil el aprovechamiento de la fuerza
motriz de tracción animal y de los vientos.

1. Luego de leer “La necesidad del intercambio”, comenta en un


breve texto la relación existente entre los intercambios de pro-
ductos y la utilización de minerales.
2. Realiza un dibujo (plano, gráfico o maqueta) en el que diseñes
una ciudad antigua con sus actividades, funciones y espacios
destacados.
3. ¿Qué elementos en común y que diferencias podes notar entre
las antiguas ciudades y la actualidad? ¿Por qué?

Primeras ciudades del Cercano Oriente. Para ampliar y consultar en la web:


www.educ.ar/recursos/20026/poblados-agricolas-en-el-cercano-oriente.
Autor: Fernando Dunan

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Clase 4
América
Geografía e historia

Los arqueólogos e historiadores todavía no han podido recons-


truir completamente la serie de etapas a través de las cuales los
pueblos que practicaban la agricultura en América llegaron a
construir sociedades urbanas complejas. Esto se debe a que la
mayoría de los pueblos americanos no tenían escritura, y a que la
escritura de los mayas (pueblo que sí la desarrolló) fue descifrada
sólo parcialmente. Pero otros testimonios prueban que existieron
sociedades altamente desarrolladas en Mesoamérica (México y
América Central) y en la región andina de América del Sur.

Mesoamérica y sus primeros pobladores

Los primeros poblados agrícolas de Mesoamérica se desarrolla-


ron en tres regiones de diferentes características geográficas. La
costa del golfo de México era una muy extensa planicie formada
por la tierra y las piedras que arrastraban grandes ríos que baja-
ban de las sierras vecinas y que provocaban frecuentes inundacio-
nes. Había, además, abundantes lluvias. El valle de México era un
valle situado a 2000 metros de altura sobre el nivel del mar y ro-
deado de altas montañas. El él había un gran lago alimentado por
lagunas de aguas dulces y por ríos. En la península de Yucatán se
diferenciaban dos zonas: en el norte, las tierras bajas que se exten-
dían hacia el mar, y en el sur, las tierras altas en el centro de la pe-
nínsula. Esta región resultaba la menos apropiada de las tres para
una buena producción agrícola, porque había selvas en las tierras
altas y desiertos en las tierras bajas. A pesar de ello, el pueblo que
se instaló en la península de Yucatán, los mayas, logró desarrollar
la agricultura con riego por medio de canales, extracción de agua
subterránea y cultivos en las riberas de los ríos. Con la aplicación
de la técnica de la roza o milpa, los mayas también practicaron la

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sociedades altamente desarrolladas en Mesoamérica (México y América Central) y en la
región andina de América del Sur.

Mapa 2. Mesoamérica y región andina

Mapa 2 / Mesoamérica y región andina

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agricultura en medio de la selva. En estas tres regiones, hacia 2000
a.C. se establecieron las primeras aldeas de agricultores que culti-
vaban maíz, calabazas, porotos y otras pequeñas plantas. Pero las
primeras ciudades se desarrollaron mucho más rápidamente allí
donde los hombres tuvieron que enfrentar los mayores obstáculos
para desarrollar la agricultura. Los esfuerzos que los mayas en la
península de Yucatán realizaron para obtener tierra fértil y agua
para el riego, fortalecieron la organización de sus ciudades-Esta-
dos.

La zona de invención de la región andina

Los primeros poblados agrícolas de la región andina se desarro-


llaron en dos regiones: la costa del litoral del océano Pacífico y las
montañas de la cordillera de los Andes. En cada una de ellas, hubo
algunos sitios más favorables que otros para el establecimiento de
las primeras aldeas permanentes. En la costa, fueron los valles de
los ríos que traían agua desde las montañas, y en las montañas, los
valles ubicados entre 2400 y 3400 metros de altura, fértiles y con
abundantes bosques y arroyos permanentes.
Desde el 2000 a.C., en distintos lugares de la costa y de las mon-
tañas, los campesinos descubrieron que, mediante el cultivo, la
fertilización y el riego, podían aumentar la producción de maíz,
de calabaza y de poroto. En la costa la producción agrícola creció
rápidamente y también aumentó la población, pero la sociedad si-
guió organizada en aldeas y no hubo grandes centros urbanos. En
cambio cuando el maíz comenzó a ocupar un lugar importante en
la alimentación de los habitantes de las aldeas de las montañas,
su cultivo originó la necesidad de construir sistemas de riego y
aplicar diferentes técnicas agrícolas. A partir de la necesidad de
organizar un trabajo más complejo, lentamente, algunas aldeas de
las montañas se convirtieron en ciudades.

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Actividad
Luego de observar y leer la información sobre el mapa
de América, realiza un texto en el que destaques las
principales regiones productivas y relaciones cada
una de ellas con las delimitaciones limítrofes de los
países actuales.
¿En la actualidad la producción destacada es la mis-
ma? ¿Cuáles son las diferencias?

Clase 5
Las sociedades urbanas en América
Los aztecas y mayas, en la región mesoamericana, y los incas, en la
andina, desarrollaron sociedades urbanas. En estas sociedades, la
construcción de complejas obras de riego y la aplicación de téc-
nicas agrícolas habían favorecido el crecimiento constante de la
producción agrícola y de la población. Se habían desarrollado las
ciudades y la organización social estaba fuertemente jerarquizada.
Entre los aztecas y los incas, como entre los mayas, los guerreros y
los sacerdotes conformaban el grupo privilegiado y ejercían el go-
bierno. La mayoría de la población, compuesta por campesinos y
trabajadores urbanos, debía entregar fuertes tributos en produc-
tos y trabajo.

Los centros ceremoniales y el Estado teocrático: los aztecas

Tanto en Mesoamérica como en la región andina, la organización


de esos trabajos estuvo a cargo de los responsables de los cen-
tros ceremoniales, que eran los edificios para uso religioso. Las
primeras ciudades americanas se organizaron alrededor de ellos.
La construcción planificada de los centros ceremoniales fue muy
diferente de la de las primeras aldeas, de las que sólo quedaron
huellas de humildes casas construidas en desorden. Los primeros
centros ceremoniales fueron simples plataformas de tierra y pirá-
mides truncadas, terminadas con templos o altares muy sencillos.
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Más tarde, las construcciones religiosas se fueron haciendo más
elaboradas, con esculturas y escalinatas, y se convirtieron en el
centro de la ciudad. Alrededor de los templos se levantaron las
casas y los palacios de los sacerdotes y otros funcionarios del Es-
tado.
Los Estados que organizaron las primeras sociedades urbanas
americanas fueron Estados teocráticos, porque toda la autoridad
residía en los sacerdotes. Ellos poseían los conocimientos necesa-
rios para el funcionamiento de la vida cotidiana del pueblo y or-
ganizaban los ritos que debían cumplir todos los integrantes de la
sociedad. A medida que las ciudades-Estados crecieron, la guerra
fue frecuente entre ellas. Por eso, con el tiempo, un grupo de jefes
guerreros también ejerció la autoridad junto con los sacerdotes.
El pueblo azteca, luego de haber recorrido diversos lugares de la
región mesoamericana, se estableció hacia el siglo XIV d.C. en el
valle de México. Allí fundaron su ciudad capital llamada Tenochtit-
lán. En ese lugar, a los pocos años, dominaron a los pueblos vecinos
y crearon un imperio que impuso su predominio en toda la región.
Muchas de las ciudades conquistadas por los aztecas conservaban
sus propias autoridades pero les debían entregar tributos.
La agricultura era la base de la economía azteca, y el maíz, la ca-
labaza y el poroto, los cultivos más importantes. El comercio tam-
bién era una actividad muy extendida. Los comerciantes llegaban
a lugares lejanos con artículos de mucho valor y de poco peso,
como el cacao, algodón o preciosas plumas.
En la sociedad azteca se distinguían claramente dos grupos so-
ciales. Los pilli o nobles formaban el grupo privilegiado. Eran los
sacerdotes, los guerreros y los funcionarios de gobierno. Poseían
la mayoría de las tierras, no pagaban tributos y controlaban el Es-
tado. A este grupo pertenecía el emperador o Tlatoani.
Los macehuales o trabajadores comunes constituían la mayor par-
te de la población y formaban el grupo de no privilegiados. Eran
los campesinos, los comerciantes y los artesanos de las ciudades.
Debían entregar tributos al Estado en alimentos y trabajos. Con
estos tributos, además, aseguraban la alimentación de sacerdotes,
funcionarios y el emperador. También tenían la obligación de tra-
bajar en la construcción de edificios y templos pertenecientes a la
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Mapa 3 / Culturas de Mesoamérica: mayas y aztecas

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nobleza. En esta sociedad también había esclavos que en su mayo-
ría eran prisioneros de guerra.

Pueblos de Mesoamérica. Para ampliar y consultar en la web:


www.educ.ar/recursos/ pueblos-originarios-mesoamericanos.
Autor: Fernando Dunan

Las primeras sociedades de la región andina: de Chavín


a los incas

Chavín fue la capital de un pequeño Estado teocrático que alcanzó


su máximo desarrollo entre el 400 y el 200 a.C. y que estaba ubi-
cado en un valle de las montañas al norte de la actual Lima (Perú)
a 3000 metros sobre el nivel del mar. Fue un importante centro
ceremonial al que llegaban en peregrinación los habitantes de los
pueblos y aldeas tanto de la costa como de las sierras. Esto tuvo
una gran importancia porque significó la difusión de elementos
culturales y formas de organización social y política que uniforma-
ron las sociedades de la región andina. Sin embargo, esta unifor-
midad de estilos y formas políticas no significó la organización de
un Estado centralizado.
La influencia religiosa y cultural de Chavín, en especial el culto re-
ligioso al felino, fue declinando y se dejaron de hacer las peregri-
naciones.
Los pueblos comenzaron a preocuparse por su localidad y en cada
valle se desarrollaron la cerámica, la metalurgia y técnicas textiles
con características propias. El pueblo mochica y el pueblo nazca
crearon mitos cósmicos que perduraron con pocos cambios hasta
el siglo XVI d.C.

Los incas

Los incas fueron un pueblo que constituyó un poderoso imperio


que logró una gran expansión territorial. Abarcó desde las sierras
del sur de la actual Colombia hasta el norte de Chile y de la Argen-
tina, y desde la costa del Pacífico hasta el este del río Amazonas.

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Los incas eran un pueblo que provenía de las sierras y desde allí
dominaron, mediante la guerra de conquista, a los pueblos de sus
zonas vecinas. Establecieron la capital de su imperio en la ciudad
de Cuzco, a la que consideraban el centro del universo. Cerca de
esta ciudad se encuentra la imponente construcción de Machu Pic-
chu, de alturas inaccesibles, creada con fines religiosos y militares.
El imperio –que ellos llamaban Tahuantinsuyu, las “cuatro partes
del mundo”– estaba dividido en cuatro regiones, y al frente del im-
perio se hallaba el Inca. Las zonas conquistadas estaban goberna-
das por curacas (gobernadores de provincia).
La agricultura era la base de la economía incaica. La producción
era variada y los cultivos más importantes eran el maíz y la papa.
Los incas utilizaron diferentes técnicas agrícolas que mejoraron el
rendimiento de los cultivos, como por ejemplo canales de riego o
el uso de fertilizantes naturales como el guano –excremento de las
aves–. En el interior cultivaban en terrazas construidas sobre las
laderas de las sierras. Además, el dominio sobre otros pueblos les
permitió a los incas obtener, mediante el pago de tributos, produc-
tos que no estaban en su propio hábitat.
En la sociedad incaica se podían diferenciar varios grupos socia-
les.
La nobleza real incaica estaba formada por los sacerdotes, los
guerreros y los funcionarios. Controlaban el Estado y vivían de los
tributos que entregaban los campesinos. A este grupo social per-
tenecía el Inca.
Los curacas, o nobles de provincia, eran quienes gobernaban a los
campesinos organizados en comunidades (ayllus). Eran responsa-
bles de recibir los tributos de los ayllus, que luego entregaban al
Estado Inca.
El ayllu era la comunidad campesina, unida por vínculos familia-
res que tenían un antepasado común y habitaban el mismo terri-
torio. El Estado le entregaba tierras a cada comunidad para su
subsistencia. Las tierras eran trabajadas colectivamente por todos
los miembros de la comunidad. El ayllu debía entregar fuertes tri-
butos en productos y en trabajo al Estado y a los curacas.
El Estado Inca fue teocrático porque el emperador, el Inca, era con-
siderado como el hijo del Sol, el dios más importante. Un consejo
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de nobles y sacerdotes, llamados orejones, asesoraban al Inca.
La gran expansión incaica fue posible por la cuidada organización
de la fuerza militar. Para facilitar sus desplazamientos, los incas
crearon una amplia red de caminos, surcada de tambos o postas
que servían de descanso de las tropas en campaña. El llamado Ca-
mino del Inca se extendía en una red de más de 40.000 km. Todos
los pueblos que pertenecían al imperio tenían la obligación de en-
tregar tributos al Estado.
La sociedad incaica funcionaba sobre la base de la reciprocidad y
redistribución. La reciprocidad era común entre las comunidades
campesinas de la región andina desde antes de la llegada de los
incas. Consistía en prácticas de solidaridad y de cooperación entre
todos los miembros de la comunidad. Por ejemplo, se ayudaban en
las tareas agrícolas de siembra y cosecha. La redistribución, por
su parte, suponía el reconocimiento por parte de los campesinos
de los diferentes niveles de autoridad que existían en la sociedad.
Los ayllus entregaba tributos al curaca, y estos bienes tributados
eran acumulados en depósitos reales. Estos bienes eran adminis-
trados por funcionarios del Inca y los excedentes o sobrantes de
la producción eran redistribuidos al conjunto de las comunidades
campesinas (ayllus) según sus necesidades –guerras, catástrofes
naturales, hambrunas o para premiar servicios (sobre todo de los
nobles)–.

Imperio Inca. Para ampliar y consultar en la web:


https://www.educ.ar/recursos/20055/inca
Autor: Fernando Dunan

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