INC-SA - CSJN Interpretacion
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746 – I) c/DGI
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En este punto es pertinente aclarar que, contrariamente a la conclusión a la que se llega en la sentencia del Tribunal Fiscal -
confirmada por el a quo, y que se reseña en el considerando 3º in fine de la presente- la aplicación del citado “principio de
pertenencia” o “principio de afectación patrimonial” en materia de deducción de gastos que surge del inc. a del art. 81 no queda
limitada a las personas físicas y sucesiones indivisas -que tributan según la teoría de la “fuente”, es decir, sobre aquellos
rendimientos, rentas, beneficios o enriquecimientos susceptibles de una periodicidad que implique la permanencia de la fuente
que los produce y su habilitación-, sino que también se aplica a los sujetos “de la tercera categoría” o “empresa” -que tributan
según la teoría del “balance”, es decir, sobre todos los rendimientos, rentas, beneficios o enriquecimientos obtenidos, cumplan o
no el requisito de “habitualidad” que implique la permanencia de la fuente y su habilitación-, los que, en consecuencia, no se
encuentran autorizados para deducir sus gastos en forma promiscua según lo propone la tesis de la “universalidad del pasivo”.
En efecto, la referida norma fue introducida en la ley del impuesto -en el inc. a, del art. 74 del ordenamiento entonces vigente,
antecedente originario del actual inc. a, del art. 81- por la ley 23.260. Surge del mensaje del Poder Ejecutivo que acompañó el
respectivo proyecto que la incorporación expresa del principio de “afectación patrimonial” se circunscribió al caso de la “imposición
personal” o a “los contribuyentes del impuesto personal” -en la terminología empleada por el citado mensaje- en la inteligencia de
que respecto de estos -es decir, de las personas físicas y sucesiones indivisas- la regulación del impuesto entonces vigente “no
exige relación de causalidad con las rentas gravadas” para la deducción de los intereses de deudas. En el referido informe se
entendió que tal situación en muchos casos representaba “verdaderas desgravaciones”, lo cual constituía una “excesiva
liberalidad”, que carecía de “justificación técnica” y que no estaba respaldada “por consideraciones de carácter económico o
social”, por lo cual se propuso restringir esa posibilidad (confr. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, año
1985, 27ª reunión - 4 de septiembre de 1985, pág. 4178).
En tales condiciones -y al margen del acierto o del error de la consideración del aludido mensaje en cuanto a que las normas del
tributo entonces vigentes permitieran a las personas físicas y sucesiones indivisas deducir los intereses con la referida amplitud-
lo cierto es que la norma introducida por la ley 23.260, dirigida a la mencionada categoría de sujetos del impuesto, tuvo como
inequívoco propósito el de hacer explícita respecto de ellos la aplicación de la “relación de causalidad” que surge del art. 80 -como
regla general para que sea admisible la deducción de intereses- estableciendo que se lo haría, específicamente para tales sujetos,
“de acuerdo con el principio de afectación patrimonial”; es decir, mediante la demostración de que las erogaciones en cuestión se
originan en deudas contraídas por la concreta adquisición de bienes o servicios afectados al fin aludido. En consecuencia, carece
de todo sustento afirmar que la norma reseñada -el inciso a del art. 81- haya derogado o alterado el principio general de
deducción mencionado en el art. 80 para los “sujetos empresa”.
La inteligencia expuesta es la que mejor se concilia con el principio -reiteradamente mencionado por el Tribunal- según el cual el
alcance de las leyes impositivas debe determinarse computando la totalidad de las normas que las integran, para que el propósito
de la ley se cumpla de acuerdo con las reglas de una razonable y discreta interpretación (Fallos: 295:755; 302:661; y 307:871,
entre otros).
8º) Que de las normas transcriptas, y de una consideración sistémica de la regulación del impuesto, se extrae como conclusión
que los gastos cuya deducción admite la ley -en todos los casos, y con independencia del concepto de ganancia que se aplique a
los sujetos del impuesto para determinar el gravamen respectivo, según la teoría de la “fuente” o según la teoría del “balance”-
son aquellas erogaciones dirigidas a la obtención de ganancias gravadas o al mantenimiento o conservación de su fuente. Así
resulta claramente de lo establecido en los arts. 17, 80 y 81, inc. a, de la ley del tributo.
9º) Que, sentado lo que antecede, corresponde dejar establecido que esta Corte no comparte el criterio expresado en el
dictamen de la señora Procuradora Fiscal en cuanto allí se sostiene que no cabe concluir que la operación realizada pueda
considerarse ajena al giro comercial de la actora y que, en consecuencia, los gastos que ella irrogó -los intereses devengados por
el pasivo asumido para realizarla- no puedan ser deducidos en el balance fiscal de la firma, por lo que resultarían inatendibles los
argumentos del Fisco en cuanto a que los referidos gastos no poseen la vinculación necesaria con la fuente productora de
beneficios, o bien que los ingresos obtenidos como consecuencia de tales pasivos no fueron volcados al capital de trabajo o a
actividades generadoras de beneficios gravados (confr. dictamen cit., acápite V, págs. 6 in fine y 7).
En efecto, tal como surge de las constancias documentales incorporadas a la causa, Supermarkets Acquisition S.A. fue
constituida el 12 de septiembre de 1996 con el objeto exclusivo de llevar a cabo actividades de inversión. Su principal accionista
era una sociedad constituida en las Islas Cayman controlada indirectamente por The Exxel Group III (Cayman Islands) Inc., otra
entidad societaria constituida en la referida jurisdicción (conf. fs. 10/19). El 27 de noviembre de 1996 Supermarkets Acquisition
S.A. aprobó sendos contratos de préstamo por valor de u$s 84.000.000 y u$s 125.000.000 para abonar el precio de compra de la
totalidad de las acciones de CADESA e inmediatamente después -el 29 de noviembre de 1996- resolvió emitir obligaciones
negociables por un importe de hasta u$s 150.000.000 -que el 25 de enero de 1997 amplió hasta la suma de u$s 220.000.000- a
fin de cancelar los préstamos mencionados (conf. act. adm., “Préstamo puente - Convenio de crédito bancario - III/III”, fs. 473 y
524/525). Posteriormente Supermarkets Acquisition S.A. absorbió a CADESA, sociedad con la que se fusionó a partir del 30 de
junio de 1997, cambió su denominación social por la de Supermercados Norte S.A. y adaptó su objeto social a las actividades que
venía desarrollando CADESA. A este último efecto se reformó el estatuto social de Supermercados Norte S.A. a fin de que la
empresa pudiera realizar las siguientes actividades: a) desarrollos comerciales de consumo masivo, b) industriales, c)
comerciales, d) inmobiliarias y e) financieras y de inversión (conf. fs. 30/37 y 38/79).
10) Que, con tal comprensión, corresponde concluir que la deducción de los intereses y gastos practicada por la actora resulta
improcedente según lo establecido en los arts. 17, 80 y 81, inc. a, de la ley del impuesto a las ganancias, por cuanto la compra
del paquete accionario de CADESA no integró el conjunto de operaciones o negocios (confr. vocablo ‘giro’, 5ª acepción, versión
electrónica de la 23ª edición del “Diccionario de la lengua española”, D.L.E. 23.2: actualización, diciembre 2018) generador de
ganancias desarrollado por Supermercados Norte S.A. Al respecto cabe hacer notar que dos meses después de su constitución,
Supermarkets Acquisition S.A. adquirió la totalidad de las acciones de la empresa CADESA, con la que se fusionó siete meses
después para continuar las actividades de esta última, principalmente, la venta minorista de artículos de consumo a través del
sistema de supermercados. A ello cabe agregar que la actora no alegó ni acreditó haber realizado otras actividades distintas de la
señalada precedentemente durante el período examinado en autos. En consecuencia, cabe concluir que el endeudamiento
incurrido por Supermarkets Acquisition S.A. no tuvo por finalidad llevar a cabo operaciones dentro del giro comercial
efectivamente desplegado por Supermercados Norte S.A., consistentes en generar ganancias gravadas a través de la explotación
de supermercados, ni la de mantener o conservar su fuente, sino la de abonar el precio de compra de las acciones de CADESA a
su anterior dueño.
11) Que a ello corresponde agregar que la pretensión de la empresa actora tampoco resulta viable bajo la ley de obligaciones
negociables pues, tal como se expone a continuación, y contrariamente a lo expresado en el dictamen de la señora Procuradora
Fiscal, la deducción efectuada no se ajusta a las disposiciones del citado régimen legal, en razón de que el destino de los fondos
obtenidos mediante el mecanismo de financiamiento allí contemplado se aparta de los fines tenidos en cuenta por el legislador al
momento de su sanción.
12) Que, en efecto, el art. 36 de la ley 23.576, modificada por la ley 23.962, establece que las obligaciones negociables allí
previstas serán:
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“objeto del tratamiento impositivo establecido a continuación...siempre que se cumplan las siguientes condiciones y
obligaciones:
1. Se trate de emisiones de obligaciones negociables que sean colocadas por oferta pública, contando para ello con la respectiva
autorización de la Comisión Nacional de Valores.
2. La emisora garantice la aplicación de los fondos a obtener mediante la colocación de las obligaciones negociables, a
inversiones en activos físicos situados en el país, integración de capital de trabajo en el país o refinanciación de pasivos, a la
integración de aportes de capital en sociedades controladas o vinculadas a la sociedad emisora cuyo producido se aplique
exclusivamente a los destinos antes especificados, según se haya establecido en la resolución que disponga la emisión, y dado a
conocer al público inversor a través del prospecto”.
A continuación, y luego de la enumeración de las exenciones impositivas que consagra el art. 36 bis de la citada ley, el primer
párrafo de su art. 37, sustituido por la ley 23.962, establece que:
“[l]a entidad emisora podrá deducir en el impuesto a las ganancias en cada ejercicio la totalidad de intereses y actualizaciones
devengados por la obtención de los fondos provenientes de la colocación de las obligaciones negociables que cuenten con la
autorización de la Comisión Nacional de Valores para su oferta pública”.
Y agrega que:
“...serán deducibles los gastos y descuentos de emisión y colocación”.
13) Que expuesto lo que antecede, corresponde puntualizar que, concordemente con la finalidad de los gastos cuya deducción
admite la ley del impuesto a las ganancias, según resulta de lo expuesto en los considerandos 7º y 8º de este pronunciamiento,
las ventajas impositivas que consagra el régimen de la ley 23.576 tienen por objeto facilitar la obtención de fondos del mercado
de capitales para destinarlos exclusivamente al financiamiento de actividades productivas por parte de las empresas privadas. El
mencionado propósito surge de la lectura del informe de las comisiones de Finanzas, de Presupuesto y Hacienda y de Legislación
General de la Honorable Cámara de Diputados que, en oportunidad de analizar el mensaje y el proyecto de la ley 23.576,
pusieron de relieve que el esquema de financiamiento mencionado configuraba para los ahorristas un instrumento de renta fija
“que ofrece además la alternativa de mayores ganancias en cuanto la performance de las acciones de la sociedad emisora se
incremente por la mejor estructura de capital que ésta consiga y [por] el rendimiento de los proyectos o actividades a los que se
destina el producido del empréstito”. En el mismo sentido se señaló que la implementación legal del citado mecanismo importaba
dar “un paso esencial para la recreación del mercado de capitales sobre bases sólidas y estables, posibilitando la orientación de
ahorro genuino hacia actividades productivas” (conf. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, año 1987, 38ª
reunión - 18 de noviembre de 1987, págs. 4119/4120). Durante el debate parlamentario dicho objetivo fue puesto de relieve
incluso por legisladores de otros sectores políticos, que apoyaron la iniciativa oficial. Así, el diputado Matzkin expresó que la
finalidad del proyecto de ley era “otorgar a la empresa privada un instrumento más para ver si la podemos enmarcar en la patria
productiva, sacándola de la patria financiera en la que hoy se desenvuelven innumerables actividades” (idem, 39ª reunión - 26 de
noviembre de 1987, pág. 4155). De igual modo se pronunció el diputado Lamberto, quien sostuvo que “[e]ste Parlamento debe
procurar que por medio de esta norma se capte ahorro nacional para financiar el desarrollo de empresas argentinas, pero a la vez
debe ser implacable cuando ese ahorro se utilice para otros fines” (idem, pág. 4157).
Posteriormente, la ley 23.962 mejoró los beneficios impositivos contemplados en la ley 23.576 a fin de “producir un vigoroso
crecimiento del mercado de títulos para sostener...el financiamiento no inflacionario del crecimiento de la producción”. En lo que
resulta de interés para la solución de la causa, se eliminaron los “límites a las deducciones de intereses, actualizaciones, gastos y
descuentos de emisión y colocación” -establecidos originalmente en el primer párrafo del art. 37 de la ley 23.576 en “un importe
mayor del que surja de aplicar sobre el monto de los títulos emitidos, una actualización equivalente a la variación del índice de
precios al por mayor, nivel general, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, con más el interés del ocho por
ciento (8 %) anual”- y se habilitó la posibilidad de deducir en cada ejercicio la totalidad de los referidos intereses, actualizaciones,
gastos y descuentos de emisión y colocación (confr. Informe de las Comisiones de Economía, de Legislación General, de Finanzas
y de Presupuesto y Hacienda de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación sobre el proyecto de la ley 23.962, en: Diario de
Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, año 1991, 6ª reunión - 22 de mayo de 1991, págs. 431, 432, 433). La finalidad
de la reforma estuvo orientada a “repatriar capitales argentinos en el exterior” y a “financiar las inversiones productivas,
aumentando el producto bruto interno y, por ende, la base imponible de las empresas” (conf. exposición del miembro informante
del proyecto de ley diputado Domínguez, idem, pág. 446). En idéntico sentido el diputado Baglini señaló que con la reforma se
pretendía que “las empresas cuenten con un título en condiciones de competir con los títulos públicos para conseguir
financiamiento reproductivo, es decir, un financiamiento dirigido no hacia una actividad especulativa sino hacia una actividad
productiva” (idem, pág. 452. El subrayado, en todos los casos, es del Tribunal).
14) Que cabe recordar que, en materia de interpretación de las leyes impositivas, el art. 1º de la ley 11.683 (t.o. en 1998 y sus
modificaciones) dispone que se debe atender al fin con el que han sido dictadas, criterio de hermenéutica que, con el alcance más
amplio, ha sido reiterado por esta Corte al señalar que es misión del intérprete indagar el verdadero sentido y alcance de la ley,
mediante un examen atento y profundo de sus términos que consulte la realidad del precepto y la voluntad del legislador, pues,
cualquiera que sea la índole de la norma, no hay método de interpretación mejor que el que tiene primordialmente en cuenta la
finalidad de aquella (confr. Fallos: 308:215, considerando 9º y su cita, entre otros).
15) Que de acuerdo con tales pautas, cabe concluir que el art. 37 de la ley 23.576, modificado por la ley 23.962, admite la
deducción de la totalidad de los intereses, actualizaciones, gastos y descuentos de emisión y colocación devengados por la
obtención de los fondos provenientes de la colocación de las obligaciones negociables que cuenten con la autorización de la
Comisión Nacional de Valores para su oferta pública, en la medida en que tales fondos sean aplicados al financiamiento de
actividades productivas de la empresa emisora.
16) Que, en esa inteligencia de la citada norma, corresponde concluir que resulta inadmisible la deducción practicada por la
actora de los conceptos devengados con motivo de la obtención de los fondos provenientes de la emisión y colocación de las
obligaciones negociables sub examine, pues tal como surge de lo expuesto precedentemente tales sumas no fueron destinadas a
refinanciar pasivos afectados al desarrollo de actividades productivas de Supermercados Norte S.A., sino a cancelar el precio de
compra de las acciones de CADESA a su anterior dueño.
En efecto, como fue relatado en los considerandos 9º y 10 de la presente, la sociedad Supermarkets Acquisition S.A. -dedicada
exclusivamente a realizar actividades de inversión- obtuvo los préstamos bancarios para efectuar aquella compra y canceló ese
pasivo mediante la emisión de las obligaciones negociables meses antes de tomar las siguientes decisiones: disponer la fusión por
absorción con CADESA; cambiar la denominación social por la de Supermercados Norte S.A. y reformar su estatuto social para
adaptar el objeto a las actividades que venía desarrollando la sociedad absorbida, esto es, la instalación y explotación de
supermercados, hipermercados y actividades afines, que constituye la fuente de las ganancias respecto de las cuales se pretende
la deducción de los gastos impugnados.
Consecuentemente, la aplicación de dichos fondos no cumple la finalidad necesaria de financiar actividades productivas de
Supermercados Norte S.A. que esa entidad debe considerar a los fines de la deducción válida de los mencionados intereses y
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gastos de la base imponible del impuesto a las ganancias, en los términos de la ley 23.576, modificada por la ley 23.962.
Por ello, y habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se declara procedente el recurso extraordinario y se revoca la
sentencia apelada. Con costas de todas las instancias a la vencida (arts. 68 y 279 del Código Procesal y Comercial de la Nación).
Notifíquese y devuélvase.
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