TEORÍA GENERAL DEL PROCESO Jorge

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TEORÍA GENERAL DEL PROCESO

EXPOSICIÓN
GRUPO:
03
FUENTES PRIMARIAS: JORGE HERNÁNDEZ
A) LA CONSTITUCIÓN. B) LOS TRATADOS INTERNACIONALES SUSCRITOS Y
RATIFICADOS POR LA REPÚBLICA, C) LEYES PROCESALES.
LA CONSTITUCIÓN.
Dentro de la Pirámide de las leyes procesales por Kelsen, podemos colocar a la
Constitución como la estructura del ordenamiento procesal. En la Constitución están
contenidas las garantías constitucionales del proceso civil, penal, administrativo y de
cualquier procedimiento; representan los principios procesales fundamentales, consagrados
principalmente en los capítulos I y III, Título III referentes a las garantías y a los derechos
civiles.
Cuando decimos principios fundamentales, queremos decir que la Constitución
contiene normas procesales que por ser de rango constitucional son de obligatorio
cumplimiento. La nutrida presencia de disposiciones adjetivas en la Constitución configura
la constitucionalización del Derecho Procesal. No se trata de normas de aplicación directa e
inmediata en la cual está interesado el orden público.
Esos principios fundamentales de carácter procesal previstos en la Constitución
conforman el debido proceso, que es un concepto jurídico indeterminado en cuya
concreción el juez debe tener en cuenta los parámetros señalados en el Derecho
Constitucional Procesal. Los Principios son entre otros, los siguientes:
1. La igualdad de las partes ante la ley sin distingos de raza, religión o condición social
(artículo 11).
2. Establece el artículo 49 de la Constitución, como consecuencia del Principio del
Debido Proceso, la garantía que asegura el derecho a defenderse y consagra la
defensa en cualquier grado y estado del proceso. Este principio tiene connotaciones
en muchos aspectos del juicio. Atenta contra el derecho a la defensa, la negativa
indebida del juez de admitir pruebas previstas en la ley. La indefensión tiene lugar
cuando el juez priva o limita el ejercicio de los medios y recursos que la ley
procesal concede a las partes para la defensa de sus derechos. Es necesario que la
parte no haya podido ejercer algún medio o recurso procesal como resultado de la
conducta del juez que lo niegue o limite indebidamente. El Principio del Derecho a
la Defensa lo recoge el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil y los artículos
12 y 101 del Código Orgánico Procesal Penal. La garantía constitucional del
derecho a la defensa en los términos y condiciones establecidos en la ley configura
lo que la doctrina denomina el debido proceso, vale decir, el derecho a un juicio en
el que se cumplan todos los parámetros legalmente establecidos para garantizar la
defensa. La garantía constitucional del debido proceso tiene connotaciones con otras
garantías y conlleva en los asuntos penales que se cumpla con el principio de la
legalidad y en general, con las garantías o principios del juez natural y la cosa
juzgada. En síntesis, el derecho a la defensa tiene implicaciones o ramificaciones
que se evidencian en relación a: las pruebas, los recursos, lapso razonable para
actuar, y motivación de la sentencia porque una sentencia que no explique sus
motivos coloca a la parte en indefensión para saber por qué la condenaron. Motivar
la sentencia es el análisis que el juez hace de los hechos probados y las razones que
le permitieron llegar a la decisión, con las pruebas concatenadas y apreciadas,
conforme al método legal. Implica explicar en forma sencilla cómo llegó el juez al
juicio de valor para condenar o absolver.
3. Garantía constitucional que reconoce el derecho de acción en justicia para que todo
ciudadano pueda hacer las peticiones que considere ante cualquier autoridad. En
esto consiste el derecho de petición consagrado en el artículo 51 de la Constitución.
4. El principio de la legalidad, que la constitución consagra textualmente así: “La
Constitución y la ley definirán las atribuciones de los órganos que ejercen el poder
público y a las cuales deben sujetarse las actividades que realicen”. El principio de
la legalidad se traduce en la obligación de los entes públicos de realizar todas sus
actuaciones en armonía con la ley. La garantía de que todo ciudadano no puede ser
condenado a sufrir penas que no estén previamente establecidas en la ley,
consagrado en el artículo 49 ordinal 6° de la Constitución, es consecuencia del
principio de la legalidad que se resume en el aforismo latino: Nullum crimen nulla
poena sine lege (no hay crimen ni pena sin una ley que previamente lo establezca).
5. El derecho a ser juzgados por los jueces naturales, previsto en el artículo 49 ordinal
4° de la Constitución, que conlleva no juzgar a una persona sin conocer la identidad
del juez ni ser juzgada por tribunales de excepción creados con posterioridad a la
comisión del delito. El derecho al juez natural consiste en la necesidad de que el
proceso sea decidido por el juez ordinario predeterminado en la ley. Sentencia
número 29 del 15-02-2000, Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.
6. La garantía constitucional que establece el principio de la cosa juzgada, según el
cual nadie podrá ser llamado a un litigio o sometido a juicio por los mismos hechos
por los cuales hubiese sido juzgado o litigado con anterioridad. La cosa juzgada es
la autoridad y la fuerza que la ley atribuya a la sentencia resuelta en juicio.
7. El principio de la doble instancia, consistente en la garantía que tiene los sujetos
procesales de apelar para que una instancia superior examine la decisión judicial.
Así lo establece el numeral 1 del artículo 49 de la Constitución. Y más
concretamente consagrado en las causas criminales, tal como lo establece el literal
h, numeral 2 del artículo 8 de la Convención Americana sobre los Derechos
Humanos, Pacto de San José de Costa Rica.
LOS TRATADOS Y CONVENIOS FIRMADOS POR LA REPUBLICA
Dispone el artículo 8 del Código de Procedimiento Civil: “En los casos de
aplicación del Derecho Internacional Privado, los jueces atenderán primero a los tratados
públicos de Venezuela con el Estado respectivo, en cuanto al punto en cuestión; en defecto
de tales tratados, aplicarán lo que sobre la materia dispongan las leyes de la República o lo
que se desprenda de la mente de la legislación patria; y en último lugar por los principios de
dicho “Derecho aceptados generalmente”. El artículo 51 del Código Orgánico Procesal
Penal, establece que en los asuntos penales los tribunales venezolanos decidirán conforme
al Código Penal, los tratados, convenios y acuerdos internacionales suscritos por la
República.
Estas disposiciones significan que, en los casos de aplicación de los ordenamientos
internacionales suscritos por Venezuela, éstos –después de la Constitución– se aplican
preferentemente al Código de Procedimiento Civil, al Código Orgánico Procesal Penal y a
las demás leyes adjetivas y sustantivas.
No obstante, cabe observar que, como excepción al principio de la prioridad de la
norma constitucional, los tratados ratificados por Venezuela prevalecen en la medida en que
contengan normas más favorables a las establecidas en la Constitución sobre el goce y
ejercicio de los derechos humanos. Artículo 23 de la Constitución.

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