El Autor Un Concepto en Crisis, Santiago Schuster
El Autor Un Concepto en Crisis, Santiago Schuster
El Autor Un Concepto en Crisis, Santiago Schuster
Santiago Schuster
¿Por qué el autor podría estar en crisis, si el mundo se encuentra cada vez más
ávido de música, de cine, de escritos literarios y científicos, de fotografías, de
recuperación de obras en nuevos formatos, de conexiones digitales que
transmiten en banda ancha millares de obras por segundo en todo el plantea? ¿No
es la época de la Sociedad de la Información, donde el contenido adquiere una
dimensión a escala universal? ¿No es el gran momento del conocimiento?
Nos dice Satanowsky que en la antigüedad las obras de los pintores y escultores
eran difíciles de imitar, porque no existía forma de copiar mecánicamente la
escultura o pintura, y el imitador debía ser tan artista como el autor original,
siendo por ello muy raro que un verdadero artista reprodujera lo que había hecho
otro.1 Los escritores y los músicos, obtenían su subsistencia gracias a la
generosidad de los príncipes o de las autoridades religiosas, que contribuían a su
mantención, bajo la contraprestación de su arte.
1
Satanowsky Isidro. Derecho Intelectual. Bs. Aires, 1954
El decaimiento de una cultura, incluso su propia destrucción y desaparecimiento,
es más que la pérdida de los bienes físicos que pueden formar un compendio de
objetos. Es la supresión del testimonio de unos hombres irrepetibles que
exteriorizaron sus propias vidas en objetos con rasgos de originalidad, que
permanecieron en el tiempo.
Las obras alejadas de sus autores, forman el panorama desolado de un objeto sin
historia, sin memoria. Son los hombres los que completan una obra, porque ellas
no son más que una expresión de su pensamiento. De allí la pregunta sin
respuesta de Neruda. ¿el hombre donde estuvo? Es decir, donde ha quedado
pérdida la huella del hombre que esculpió, que talló, que taladró. Donde ha
quedado el autor de las magníficas edificaciones, de las grandiosas esculturas.
Los autores son los creadores de cultura, son los pregoneros de la ciudad, los que
relatan el paso del hombre a través de la Historia, con objetos que expresan sus
sueños, su sensibilidad, sus angustias y tragedias. El papel del escritor- dice
Albert Camus - no puede estar al servicio de los que hacen la historia, sino al
servicio de quienes la sufren.
2
Ley 19.742. (Art. Unico b) D.Of. 25.08.2001.
“La libertad de creación y manifestación de las obras literarias, teatrales, de
música, pintura, escultura y danza, obras audio-visuales y de fusión entre
diversas disciplinas artísticas, que están en el corazón de la cultura de un pueblo,
constituye un derecho inalienable que toda sociedad busca garantizar a sus
creadores. Sin libertad artística no hay auténtica expresión de cultura.” (Primer
informe de comisión de Constitución, Legislación y Justicia-Senado-citando el
mensaje Presidencial)
La escritura, dice Barthes, “es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que va a
parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba por perderse toda
identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe." El Autor
sería sólo una localización donde el lenguaje (ecos, repeticiones,
3
Barthes, Roland: “La muerte del Autor”. En: El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la
escritura. Barcelona, Paidós, 1987.
4
Foucault, Michel, "¿Qu'est-ce qu'un auteur?", Bulletin de la Societé française de Philosophie, LXIV,
juillet-septembre, 1968
intertextualidades) se cruza continuamente. A consecuencia de esto, el crítico —
otro lector— deja de ser ese elemento secundario y servil, afanoso descubridor de
lo que quiso decir el autor para convertirse en alguien capaz de intervenir
decisivamente en el significado de la obra o para desvelar posibles relaciones de
sentido escondidos en el texto. La escritura impone una tradición y unas leyes
que el autor debe aceptar; su contribución es mínima 5
Estas propuestas no desmienten la calidad del autor, sino que abren una discusión
sobre la forma en que el lector se relaciona con los contenidos. No se trata, como
advertimos, de un cuestionamiento al papel del autor, desde el punto de vista del
reconocimiento de sus derechos, sino de una expresión más de la relatividad con
que cierto pensamiento posmodernista mira en general las expresiones del arte.
5
La crisis de la autoría: desde la muerte del autor de Barthes al renacimiento de anonimia en Internet*
Ramón Pérez Parejo. I.E.S. "Castillo de Luna".Alburquerque
6
Giesecke, Michael historiador de la cultura y medios de la Universidad de Erfurt. Magazin für Politik,
Kultur, Wirtschaft und Wissenschaft. /magazin -deutschland.de/content/archiv/archiv-esp/01-03/art6.html
Lo particular de estos planteamientos es la afirmación del concepto colectivo de
la creación artística, como regla general, en el marco de la propuesta
posmodernista que antes mencionábamos, donde el creador desaparece
confundido en el equipo.
En las obras en coautoría, dice el art. 23 de nuestra ley, las facultades inherentes
al derecho patrimonial y los beneficios pecuniarios de la obra en colaboración,
corresponden al conjunto de sus coautores. Esto quiere decir, que se encuentra
asegurada la participación individualizada de los creadores.
Será necesario constatar que en esta norma, el legislador nacional habla del
organizador como de una persona natural o jurídica, admitiendo en esta
circunstancia excepcional que el autor, como titular originario de su derecho, en
la posición colectivizada en que se encuentra, cede esta prerrogativa fundamental
en manos de una persona jurídica (como usualmente lo es).
Malraux, por lo demás, ya nos había dicho que en el museo imaginario cada cual
puede ordenar las obras como mejor le parezca según su personal sensibilidad. 7
Estas situaciones explicables, dicen relación, como es fácil apreciar, con las
inversiones que se realizan y, por cierto, con el fuerte lobby que la industria
cinematográfica y del software han llevado a cabo en su momento para obtener
este reconocimiento.
La última figura que mencionaremos, talvez la más brutal, es la del artículo 87,
que reconoce titularidad originaria en favor del Estado, las Corporaciones
oficiales, las Instituciones semifiscales o autónomas y las demás personas
jurídicas estatales, las obras producidas por sus funcionaros en el desempeño de
sus cargos.
Desde hace más de un siglo los autores ya habían resuelto estas dificultades a
través de la formación de sociedades de autores. A través del mecanismo de
constituir sociedades nacionales en el ámbito de los géneros musicales,
dramáticos y dramático-musicales, los autores habían conseguido ofrecer
licencias globales por el uso de sus repertorios, o bien licencias individuales,
mediante la intermediación de su sociedad con quien requería la licencia de uso.
La incorporación de los editores y de los herederos de los autores, completa la
representación global del repertorio nacional. Esta fórmula, se extendió a una red
de contratos de reciprocidad entre todas las sociedades de autores del mundo,
para que finalmente la sociedad nacional, representara el repertorio mundial de
obras. Este es el papel que cumple en Chile las sociedades de autores SCD, en la
música, ATN, en obras dramáticas, y Creaimagen, en las obras de imagen visual.
Los intérpretes, desde el siglo pasado, se organizan en sociedades de intérpretes,
con la misma finalidad, en nuestro país Chileactores, en el ámbito de los actores
y actrices, y SCI, en el género de artistas, intérpretes y ejecutantes de música.
Este sistema ha probado que los autores no necesitan renunciar al ejercicio de sus
derechos o cederlos a favor de terceros, sino que pueden mantener en su
patrimonio en forma intacta, en virtud de su pertenencia a una organización de
autores, que le garantiza la plena disponibilidad de su repertorio en el mercado de
derechos, su licenciamiento y la recaudación respectiva.
Son las mismas organizaciones las que pueden supervisar la vigencia de sus
contratos de cesión de derechos, su aplicación en diversos territorio, la
individualización de los cesionarios, loas modalidades de explotación cedidas.
Resulta de interés mencionar que en las negociaciones del TLC entre Chile y
Estados Unidos, se trató precisamente el régimen contractual de los autores,
como una presunción de transferencia de derechos a favor del empleador. La
propuesta norteamericana establecía presunciones de titularidad de los derechos
en favor de los empleadores, en detrimento de los intereses de los creadores,
presunciones establecidas para proteger la inversión y no en resguardo del
esfuerzo humano de la creación.
Cada una de las Partes dispondrá que para los derechos de autor y derechos
conexos:
2. (a) Cada una de las Partes dispondrá que para los derechos de autor y
derechos conexos:
Esto acarrea consecuencias negativas para el autor, por la visión que el derecho
de autor adquiere para una parte de los poderes públicos, vinculados
particularmente a la economía, con la influencia que ello tiene en diversos
ámbitos.
“Todo se vuelve cosa que se compra, se usa y se tira al basurero”, nos dice
Octavio Paz. Algunos quisieran mirar las obras en el mismo sentido, y allí va al
trasto con la etiqueta del autor. Pero la obra no es una mercadería, ni menos es
un objeto de deshecho. No se trata de una declaración de principios, sino de la
constatación de un hecho que cruza toda la Historia de la Humanidad.
Finalmente, la huella de los seres humanos es su arte.
Por eso nos alegramos que el Gobierno de Chile adjudique el ámbito del derecho
de autor al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes para que no se abandone la
naturaleza misma del derecho, y para que no sean las exigencias de la Unión
Europea o de los Estados Unidos, lo que mueva a nuestros órganos legislativos y
judiciales a dar protección al autor.
Conclusión
Las amenazas que se ciernen sobre los autores y sus derechos, deberían ser
consideradas como amenazas a la libertad de expresión y de creación.