Deccaimiento de Medida

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CIUDADANO:

JUEZ 1º DE PRIMERA INSTANCIA EN FUNCIÓN DE JUICIO


DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ANZOÑATEGUI.
EL TIGRE.
SU DESPACHO.-

Nosotros FELIX WILLIAM PREREZ MALAVE y MARIA REQUENA,


bogados en ejercicio inscritos en el Inpreabogado bajo los Nros. 85.187 y 96.328
respectivamente, actuando con el carácter de Defensores Privados de los
ciudadanos JHON JAIRO ARROYO y DIOMER MATUTE,
ampliamente identificados en la cusa Nro. BP11-P-2015-086 de la
nomenclatura interna de este Tribunal, muy respetuosamente nos dirijimos a
Usted, a los fines de exponer:

De conformidad con lo preceptuado en el artículo 230 del Código Orgánico


Procesal Penal, solicitamos muy respetuosamente EL DECAIMIENTO DE LA
MEDIDA PRIVATIVA DE LIBERTAD, que les fuera impuesta a nuestros
defedidos en fecha 13-01-2015 por cuanto el legislador estableció como límite
máximo de toda medida de coerción personal, independientemente de su
naturaleza una DURACIÓN DE DOS (2) AÑOS, y de la revisión de las actas
procesales se determina que, de acuerdo con el difermiiento acordado por este
Tribunal el dia de hoy, han de permanecer privados de su libertad por un lapso
superior a DOS AÑOS. En este sentido cabe destacar que corresponde a los
jueces hacer cumplir la norma contenida en el artículo 230 primer aparte del
Código Orgánico Procesal Penal, por cuanto son los directores del proceso y el
deber de ser garantitas con fundamento en el artículo 334 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, en relación con el artículo 19 del Código
Orgánico Procesal Penal, de modo pues, que cuando la Constitución, en su
condición de Norma Suprema y fundamento del ordenamiento jurídico, le exige
al juez que sea el principal garante de la actuación circunstanciada de la ley y de
los propios mandatos normativos, le está imponiendo el deber constitucional de
hacer valer, permanentemente, los principios asociados al valor de la justicia,
indistintamente del proceso de que se trate.

Por lo tanto, en aquellos supuestos, en que una medida coercitiva exceda el límite
en cuanto al máximo legal, esto es, el lapso de dos (2) años, SIN QUE EL
FISCAL DEL MINISTERIO PÚBLICO HAYA SOLICITADO SU
PRORROGA tal como lo establece en su artículo 230 del Código Orgánico
Procesal Penal, y por cuanto de la revisión de las actas procesales de la presente
causa se puede observa que el retardo procesal no es imputable a los acusados, el
Tribunal debe garantizar su derecho a comparecer al juicio oral y público en
libertad, con fundamento en el contenido de los artículos 44, 49.2 y 49.8 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, artículo 7.5 de la
Convención Americana Sobre Derechos Humanos conocido como Pacto de San
José de Costa Rica, artículo 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, aplicables por mandato expreso del artículo 23 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela en relación a la supremacía en el orden
interno, sobre los derechos humanos, en concordancia con los artículos 8, 9, 229
y 230 del Código Orgánico Procesal Penal.
Por su parte, y sobre el tema que nos ocupa la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, mediante decisión de fecha 27 de noviembre del año 2001,
con ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta, dejó claramente establecido
lo siguiente: “… Ahora bien, una vez que las restricciones ordenadas al
procesado hayan sido definidaspor el Juez de Control, si es que así fue
estimado… nos encontramos ante una segunda posibilidad, esto es la revisión o
modificación de la situación del procesado en etapas posteriores del proceso, que
se encuentren bajo la dirección de los restantes tribunales,
hasta la resolución definitivamente firme de la causa, bien respecto de las
medidas dictadas por el Juez de Control, bien obedeciendo supuestos fácticos que
las hagan necesarias y que se verifiquen por vez primera.
… “En todo caso el Juez deberá examinar la necesidad del mantenimiento de las
medidas cautelares cada tres meses, y cuando lo estime prudente las sustituirá por
otras menos gravosas”. Ahora, se entiende que esta previsión regula exactamente
dos supuestos: a) El irrestricto derecho del imputado a obtener un
pronunciamiento judicial respecto de la necesidad de sostener o mantener la
medida precautelativa de la que ha sido objeto con anterioridad, esto es, de incoar
el examen de la vigencia de los supuestos de la medida; b)
La obligación para el juez de examinar la necesidad de mantenimiento de las
medidas cautelares, de oficio, cada tres meses y “cuando lo estime prudente las
sustituirá por otras menos gravosas”, obligación que de acuerdo al principio pro
libertatis, debe entenderse que consagra la posibilidad de sustituir y aun de
revocar la medida precautelativa en cualquier momento en
que los supuestos que la fundan hayan cesado de manera alguna, absoluta o
parcialmente…”
Ahora bien, la privación preventiva de libertad o detención preventiva, en la
forma como está regulada en la mayoría de los ordenamientos jurídicos,
incluyendo el nuestro, es una medida excepcional para lograr los fines del
proceso; que no ha de ser vista como la aplicación de una pena anticipada sino
como una necesaria medida cautelar que ha de adoptarse contra un imputado
sobre quien pesan fundados elementos de convicción de haber cometido un
delito, que colocan gravemente en entredicho su presunción de inocencia más sin
embargo, ninguna medida Cautelar, debe ser prolongada en demasía en el tiempo
para su ejecución, pues debe prevalecer la libertad, de lo contrario, constituye una
flagrante violación a la Tutela Judicial efectiva, contenida en el artículo 26 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al Debido Proceso, a los
Derechos y Garantías del Acusado. Así las cosas, lo más procedente y ajustado a
derecho en aras de la aplicación de la justa, recta, sana y oportuna administración
de Justicia, es DECRETAR EL DECAIMIENTO DE LA MEDIDA
PRIVATIVA DE LIBERTAD que le fue decretada en fecha trece (13) de Enero
de dos mil quince (2015) a nuestros defendidos JHON JAIRO ARROYO y
DIOMER MATUTE JHON JAIRO ARROYO y DIOMER MATUTE,
ampliamente identificados en el Expediente.
Solicitud que hacemos a Usted con sustento en la Sentencia vinculante emanada
el 27-11-2001 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
expediente Nº 01-0897, con ponencia del Magistrado IVAN RINCÓN
URDANETA.
En el mismo orden de ideas, la sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia en sentencia N° 371 de fecha 6 de marzo de 2.002 con ponencia del
magistrado Antonio García García, señala:
“… los tribunales penales están facultados para acordar, en caso que sea
procedente, una medida cautelar sustitutiva de la privación de libertad referida a
la presentación de una caución pero a tales fines, deben tomar en cuenta que esa
medida deberá ser de posible cumplimiento por el propio imputado o por otra
persona, atendiendo al principio de proporcionalidad…”
Por lo antes expuesto es que solicitamos muy respetuosamente al Tribunal
DECRETE el decaimiento de la medida preventiva de privación de libertad y le
sea impuesta una medida cautelar menos gravosa a nuestros defendidos con el fin
de que el mismo imponga una medida que pueda cumplir.-
Solicitud que se le hace a los fines legales consiguientes, a la fecha de su
presentación.-
LOS DEFENSORES,

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