Clase 2 - Barthes - El MSJ Fotográfico

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Texto de Barthes

La estructura de la fotografía se comunica con otra estructura, que es el texto que acompaña
toda fotografía periodística. Por consiguiente, la totalidad de la información está sostenida por
dos estructuras diferentes estas dos estructuras son concurrentes, pero como sus unidades
son heterogéneas, no pueden mezclarse. Además, las dos estructuras del mensaje ocupan
espacios reservados, contiguos, pero no “homogeneizados”, como por ejemplo en un
jeroglífico que funde en una sola línea la lectura de las palabras y las imágenes.

La paradoja fotográfica

La característica particular de la imagen fotográfica es que es un mensaje sin código, el


mensaje fotográfico es un mensaje continuo.

Otros mensajes sin código podrían ser todas las reproducciones analógicas de la realidad:
dibujos, pinturas, cine, teatro. Pero en realidad, estos mensajes desarrollan de manera
inmediata y evidente, además del contenido analógico en sí un mensaje suplementario, que es
lo que llamamos “estilo de la reproducción”. Se trata de un sentido secundario, cuyo
significante es un cierto “tratamiento” de la imagen por parte de creador, y cuyo significado,
ya sea estético o ideológico, remite a una cierta “cultura” de la sociedad que recibe el mensaje.

Por lo que estos mensajes sin código contienen dos mensajes: un mensaje denotado que es el
analogon en sí, y un mensaje connotado, que es la manera como la sociedad hace leer, en
cierta medida, lo que piensa.

La fotografía periodística, al hacerse pasar por una analogía mecánica de lo real, en cierta
media, su mensaje primario llena por completo su sustancia y no deja lugar para el desarrollo
de un mensaje secundario. Está exclusivamente constituida y ocupada por un mensaje
“denotado”, que agotaría por completo su ser.

Esta connotación se puede deducir de ciertos fenómenos dentro de su producción, por un


lado: una fotografía periodística es un objeto trabajado, seleccionado, compuesto, construido,
tratado según normas profesionales, estéticas o ideológicas, que son otros tantos factores de
connotación; y por otra, esta misma fotografía no es solamente percibida, recibida, sino
también leída, relacionada más o menos conscientemente por el público que la consume, con
una reserva tradicional de signos.

La paradoja fotográfica sería entonces la coexistencia de dos mensajes, uno sin código (lo
analógico fotográfico) y otro con código (el “arte”, o el tratamiento o la “escritura” o la retórica
fotográfica).

En resumen: en la fotografía, el mensaje denotado es absolutamente analógico, es decir que


no recurre a código alguno, es continuo; por consiguiente, no hay motivo para buscar las
unidades significantes del primer mensaje. Por el contrario, el mensaje connotado contiene un
plano de expresión y un plano de contenido, significantes y significados: obliga pues a un
verdadero desciframiento.

Los procedimientos de connotación

La connotación, es decir la imposición de un sentido secundario al mensaje fotográfico, se


elabora en los diferentes niveles de producción de la fotografía (selección, tratamiento
técnico, encuadre, disposición en la página).

Habría que separar los tres primeros (trucaje, pose, objetos) de los tres últimos (fotogenia,
esteticismo, sintaxis), puesto que en esos tres primeros procedimientos, lo que produce la
connotación es una modificación de lo real, es decir, del mensaje denotado.

Trucaje: El interés metódico del trucaje consiste en que interviene, sin aviso previo, dentro
mismo del plano de denotación; hace pasar por simplemente denotado un mensaje que es, en
realidad, fuertemente connotado.

Pose: En este caso lo que prepara la lectura de los significados de connotación es la pose
misma del sujeto. La fotografía no es por cierto significante más que porque existe una reserva
de actitudes estereotipadas que constituyen elementos de significación ya preparados.

Objetos: el sentido connotado surge entonces de los objetos fotografiados. Lo interesante es


que esos objetos son inductores corrientes de asociaciones de ideas (biblioteca = intelectual)
Estos objetos constituyen excelentes elementos de significación: por una parte, son
discontinuos y complejos en sí mismos, lo cual para un signo es una cualidad física; y por otra,
remiten a significados claros, conocidos.

Fotogenia: en términos de estructura informativa: en la fotogenia, el mensaje connotado está


en la imagen misma, “embellecida” (es decir en general sublimada), por técnicas de
iluminación, de impresión y de revelado. Por ejemplo el “desenfoque por el movimiento” o
“filé” para significar el espacio-tiempo.

Esteticismo: no entendí nada xd

Sintaxis: es natural que varias fotografías puedan transformarse en secuencia; el significante


de connotación ya no se encuentra entonces a nivel de ninguno de los fragmentos de la
secuencia, sino a nivel del encadenamiento. La secuencia ofrece como lectura una situación
cómica, que surge, según un procedimiento bien conocido, de la repetición y de la variación de
las actitudes.

El texto y la imagen

El texto constituye un mensaje parásito, destinado a connotar la imagen, es decir, a


“insuflarle” uno o varios significados secundarios. En otras palabras, y esto representa un
vuelco histórico importante, la imagen ya no ilustra la palabra; es la palabra que,
estructuralmente, es parásita de la imagen. Hoy en día el texto hace más pesada la imagen, le
impone una cultura, una moral, una imaginación; antes había una reducción del texto a la
imagen, hoy una amplificación de una a otra: la connotación ya no se vive más que como la
resonancia natural de la denotación fundamental constituida por la analogía fotografía.

La insignificancia fotográfica

Hemos visto que, verosímilmente, el código de connotación no es ni “natural” ni “artificial”,


sino histórico, o si se prefiere “cultural”. En él los signos son gestos, actitudes, expresiones,
colores o efectos, provistos de ciertos sentidos en virtud del uso de una cierta sociedad: la
relación entre el significante y el significado, es decir la significación, es, si no inmotivada, al
menos enteramente histórica.

La significación es siempre elaborada por una sociedad y una historia definidas; la significación
es, en suma, el movimiento dialéctico que resuelve la contradicción entre el hombre cultural y
el hombre natural. La lectura de la fotografía es siempre histórica; depende del “saber” del
lector, como si se tratara de una lengua verdadera, inteligible sólo si se conocen sus signos.

Según Bruner y Piaget, “no hay percepción sin categorización inmediata”; la fotografía se
verbaliza en el momento mismo en que se percibe; o, mejor dicho, no se percibe más que
verbalizada. Desde este punto de vista, la imagen captada de inmediato por un metalenguaje
interior —la lengua—, no conocería en suma ningún estado denotado. Socialmente, sólo
existiría sumergida por lo menos en una primera connotación, precisamente la de las
categorías de la lengua; y se sabe que toda lengua toma partido a favor de las cosas, que
connota lo real, aunque más no fuera segmentándolo: por consiguiente, las connotaciones de
la fotografía coincidirían, en términos generales, con los grandes planos de connotación del
lenguaje.

Connotación ideológica: o ética, que introduce en la lectura de la imagen razones o valores.


Se trata de una connotación fuerte, exige un significante muy elaborado, casi diríamos
sintáctico: encuentro de personajes (lo vimos a propósito del trucaje), desarrollo de actitudes,
constelación de objetos.

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