Grupo 2

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Universidad Regional de Guatemala.

Sede de Retalhuleu.
Derecho.
V Semestre.
Plan Sábado.
Derecho de los Pueblos Indígenas.
Licda. Ligia Surama Herrera de León.
Grupo: 2.
Tema: Derechos a la Restitución o Reparación.

Nombres de los integrantes: Carné:


Erick Goretti Hernández Aguilar. 2112014.
Gerson Wosbely Pérez Ventura. 2112182.
Geanny María López Ramírez. 2312200.
Edgar Virgilio González Morales. 2112016.
Darlyn Dayana Ramírez Duarte. 2312121.
Andrea Mishell Pérez Reyes. 2312159.
Martha Elisa Díaz Fuentes.
11 de marzo de 2,023.

INTRODUCCIÓN.
En este trabajó se presentará el Derecho de Reparación, en Guatemala hubo un
conflicto armado interno en el año 1960 a 1996, fue uno de los conflictos más
largos y violentos de América Latina, la víctimas del conflicto armado pueden
acceder a medidas de reparación a través de tres vías: a) el Programa Nacional
de Resarcimiento creado por el Gobierno mediante acuerdo Gubernativo en el
2003 para resarcir a las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante
el conflicto armado interno, b) las sentencias judiciales de los tribunales
guatemaltecos por casos de violaciones a los derechos humanos; y c) de las
recomendaciones dadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a
través de informes de fondo al conocer de casos individuales o a través de las
ordenes dadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a través de sus
sentencias.
Derechos a la Restitución o Reparación.
Es un principio general de derecho reconocido tanto a nivel internacional como
nacional, que toda violación de un compromiso implica la obligación de reparar de
una forma adecuada. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es
“incluso una concepción general de derecho”.
Derecho a la reparación.
Las víctimas tienen derecho a la reparación. Esto se refiere a las medidas para
reparar las violaciones de los derechos humanos proporcionando una serie de
beneficios materiales y simbólicos a las víctimas o a sus familias, así como a las
comunidades afectadas. La reparación debe ser adecuada, efectiva y rápida, y
debe ser proporcional a la gravedad de las violaciones y al daño sufrido.
La Alta Comisionada, con motivo del 15º aniversario de los Principios y Directrices
Básicos sobre el Derecho de las Víctimas de Violaciones Graves de las Normas
Internacionales de Derechos Humanos y de Violaciones Graves del Derecho
Internacional Humanitario a Interponer Recursos y Obtener Reparaciones, destacó
la “poder catalizador que un verdadero remedio y reparación puede tener en la
vida cotidiana de las víctimas, las familias, las comunidades y sociedades
enteras.”

Las medidas de reparación incluyen:


 Restitución, que debe devolver a la víctima a su situación original antes de
que se produjera la violación, por ejemplo, la restitución de la libertad, el
restablecimiento del empleo, la devolución de los bienes, el regreso al lugar
de residencia.

 Compensación, que debe preverse para cualquier daño económicamente


evaluable, pérdida de ingresos, pérdida de bienes, pérdida de
oportunidades económicas, daños morales.
 Rehabilitación, que debe incluir atención médica y psicológica, servicios
jurídicos y sociales.

 Satisfacción, que debe incluir el cese de las violaciones continuas, la


búsqueda de la verdad, la búsqueda de la persona desaparecida o de sus
restos, la recuperación, el nuevo entierro de los restos, las disculpas
públicas, las sanciones judiciales y administrativas, los memoriales y las
conmemoraciones.
En relación con el derecho a la reparación, en el 2003 el Gobierno de Guatemala
creó el Programa Nacional de Resarcimiento (PNR) para reparar a las víctimas de
violaciones a los derechos humanos en el marco del conflicto armado. Este
programa fue creado por un Acuerdo Gubernativo del presidente de la Republica,
en ese entonces Alfonso Portillo, dado que el Congreso de la República nunca
tuvo ni ha tenido la voluntad política de aprobar una ley de reparaciones para las
víctimas del conflicto armado interno que le de seguridad jurídica y respaldo
institucional al programa domestico de reparación.
El Gobierno creó el PNR como respuesta a las recomendaciones del Informe de la
CEH y la presión de las organizaciones de víctimas y de derechos humanos que
en el año 2000 se agruparon en la Instancia Multi-institucional por la Paz y la
Concordia para exigir que el Estado cumpliera las recomendaciones del Informe
mencionado. El Informe recomendaba impulsar una política de resarcimiento para
las víctimas y sus familiares que sirviera para dignificarlas, garantizar la no
repetición, y guardar el respeto a las normas nacionales e internacionales en
materia de derechos humanos.
La política de reparación del PNR, conocida como el “Libro Azul”, contempla cinco
medidas de reparación: restitución material, indemnización económica, apoyo
psicosocial y rehabilitación, dignificación de las víctimas y medidas de restitución
cultural. Sin embargo, después de más de 15 años, el PNR únicamente ha
resarcido a 32,802 víctimas de un total de 200,000 muertos y desaparecidos que
señala el Informe de la CEH. Además, en los últimos seis años, durante los
Gobiernos del presidente Otto Pérez Molina y Jimmy Morales (de tendencia pro
militar), el PNR ha enfrentado un progresivo debilitamiento debido a la baja
asignación presupuestal y a los constantes cambios de autoridades y personal
técnico que tienen a cargo la implementación del programa.
El Programa Nacional de Resarcimiento.
El PNR fue creado para “ofrecer reparación individual y colectiva a las víctimas
civiles de violaciones a los derechos humanos y de delitos de lesa humanidad
cometidos durante el conflicto armado interno”. Inicialmente, se creó para un
período de 10 años y en el 2013 se prolongó por diez años más.
Para los efectos del Programa, se considera como víctimas a quienes padecieron
directa o indirectamente, individual o colectivamente, las siguientes violaciones a
los derechos humanos: desaparición forzada, ejecución extrajudicial, tortura física
y psicológica, desplazamiento forzado, reclutamiento forzado de menores,
violencia sexual, violaciones en contra de la niñez, masacres y lesiones por ataque
indiscriminado, fuego cruzado, persecución, y escudo humano, así como por
tentativa de ejecución arbitraria. Sin embargo, el PNR no incluyó el delito de
genocidio a pesar de que está tipificado en el artículo 376 del Código Penal
guatemalteco y fue una de las conclusiones de la CEH El PNR no ofrece
resarcimiento a ex militares ni ex combatientes de la guerrilla, para ellos se
crearon programas específicos implementados tras la firma de la paz. En el caso
del resarcimiento para los ex patrulleros civiles ha habido un intenso debate en
Guatemala, los ex patrulleros reclaman resarcimiento porque en los años ochenta
el Ejército los obligó a patrullar en sus propias comunidades, pero las
organizaciones de derechos humanos dicen que los ex patrulleros no pueden ser
considerados víctimas porque muchos de ellos participaron en los crímenes que
cometió el Ejercito contra la población civil.
En 2002 los ex patrulleros se organizaron para reclamar una indemnización
económica al Estado por “servicios prestados a la nación” durante el conflicto
armado interno. Los patrulleros realizaron protestas, cerraron carreteras y
amenazaron con tomar instalaciones públicas si el Estado no respondía a sus
demandas. En 2003, el presidente Alfonso Portillo ofreció una compensación
económica individual a los ex patrulleros, pero la medida fue criticada por
organizaciones de víctimas y de derechos humanos, así como por otros sectores
sociales, quienes consideraban ética y políticamente incorrecta la disposición
gubernamental de compensar a los grupos paramilitares en lugar de promover la
reparación para las víctimas. Además, era una medida proselitista para apoyar la
candidatura del General Ríos Montt a la presidencia en ese año. Tras dos intentos
del gobierno de Alfonso Portillo por legalizar la medida, ésta fue rechazada por la
Corte de Constitucionalidad de Guatemala.
Finalmente, en el 2005 el Gobierno de Oscar Berger creó un programa para
compensar a los ex miembros de las Patrullas de Autodefensa Civil (ex PAC), el
Programa Bosques y Agua para la Concordia. El objetivo era ofrecer una
compensación individual a más 500 mil ex patrulleros a cambio de sembrar 30
millones de árboles, la compensación era de 5.200 quetzales (aproximadamente
US$ 700) en tres pagos. De esta manera el gobierno compensaría a los ex
patrulleros por un servicio en la actualidad y no por servicios prestados durante el
conflicto armado. El gobierno de Berger realizó los dos primeros pagos y el
gobierno de Álvaro Colom realizó el tercero. Sin embargo, no todos los patrulleros
recibieron la indemnización completa por falta de fondos y problemas
administrativos. En la actualidad muchos ex patrulleros siguen reclamando la
indemnización pendiente, y amenazan con manifestaciones y bloqueo de
carreteras.

En Guatemala no existe un registro nacional de víctimas por lo tanto no existe


certeza sobre el Número total de víctimas del conflicto armado interno.
Generalmente se utilizan como referencia Las estimaciones del Informe de la CEH
en donde se calculan 200,000 víctimas entre muertos Y desaparecidos y un millón
y medio de desplazados.60 Las organizaciones de víctimas han Insistido en la
necesidad de crear dicho registro, sin embargo, el Estado sigue sin crearlo. Esto
Limita la posibilidad de implementar políticas de reparación ya que no hay claridad
de quienes y Cuantas son las víctimas, donde se encuentran, etc.

Organización y funcionamiento del PNR.


El PNR es dirigido por la Comisión Nacional de Resarcimiento (CNR), integrada
por cinco Miembros: a) un delegado nombrado por el presidente de la República,
b) el ministro de Finanzas Públicas, c) el secretario de Planificación y
Programación de la Presidencia (SEGEPLAN), d) el Secretario de la Paz (SEPAZ),
y e) el presidente de la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del
Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos (COPREDEH). La Comisión la dirige
el Delegado nombrado por el presidente de la República y las principales
funciones de la CNR son definir la política de reparación, velar por su adecuada
implementación, gestionar los fondos necesarios para el PNR, y realizar consultas
con las víctimas.

Comisión Nacional de Resarcimiento.

En los primeros años (2003-2005), la CNR estaba integrada por funcionarios


públicos y representantes de víctimas, pero debido a que no se ponían de acuerdo
sobre los criterios y el funcionamiento del PNR, en el 2005 el presidente Oscar
Berger decidió que la CNR únicamente quedara integrada por funcionarios
públicos.62 Los miembros de la CNR se reúnen cada dos meses para evaluar el
desarrollo del programa, pero en la práctica los miembros de la CRN no se
involucran en el PNR y dejan esta responsabilidad en el delegado presidencial. El
PNR está adscrito a la Secretaría de la Paz, es decir, que no tiene autonomía
administrativa para ejecutar los fondos para resarcir a las víctimas y todos los
gastos dependen de la SEPAZ. Esto provoca lentitud y burocracia en la gestión
del resarcimiento.
El Programa cuenta con 14 sedes regionales ubicadas en las principales zonas
afectadas por el conflicto armado interno: Ixcán, Barillas, Chimaltenango, Nentón,
Chiquimula, Huehuetenango, Cobán, Mazatenango, Nebaj, Petén, Quiché,
Rabinal, San Marcos, y Sololá. Sin embargo, a julio de 2018 solamente estaban
funcionando 11 sedes debido a la falta de personal y presupuesto, desde el 2016
están cerradas las oficinas de San Marcos, Nenton e Ixcán.

Política de Reparación (“El Libro Azul”).


La política de reparación está plasmada en un documento conocido como “El Libro
Azul” el Cual fue consensuado entre el Gobierno y las organizaciones de víctimas
en el 2005. La política Contiene los principios, criterios, medidas y violaciones a
los derechos humanos que deben ser.
Resarcidas. La política de reparación incluye cinco medidas de resarcimiento:

a. Medidas de restitución material, las cuales están orientadas a reestablecer


o compensar las pérdidas materiales de las personas antes de la violencia,
y que incluyen la restitución de tierras, vivienda y proyectos de inversión
productiva.
b. Medidas de indemnización económica, las cuales consisten
fundamentalmente en otorgar un monto económico a las víctimas o sus
familias a través del cual el Estado reconoce el daño moral, físico y material
causado.

c. Medidas de reparación psicosocial y rehabilitación, las cuales están


dirigidas a las víctimas que sufren afecciones psicosociales o físicas
derivadas del conflicto armado interno. Esto incluye la rehabilitación de
personas con discapacidad, la recuperación de la cultura, la educación, la
atención a mujeres víctimas de violencia sexual y al adulto mayor, así como
el acompañamiento en aquellos casos de reencuentro o culminación del
duelo tratándose de la niñez desaparecida.

d. Medidas para dignificar a las víctimas, las cuales incluyen la celebración


del Día Nacional De las Victimas, la difusión de los informes de la CEH y el
REMHI, la creación de museos y Monumentos, así como el apoyo para
realizar exhumaciones e inhumaciones de víctimas del conflicto armado
interno.

e. Medidas de restitución cultural para recuperar la cultura de las


comunidades indígenas afectadas por la guerra. Este tipo de medidas
incluyen la recuperación de la historia y las costumbres de las comunidades
con base en la experiencia de los ancianos, el rescate de los idiomas
maternos y otras actividades para fomentar la multiculturalidad e
Interculturalidad. Sin embargo, rara vez el PNR implementa este tipo de
medidas o toma en cuenta la diversidad cultural de las comunidades
indígenas.

Una de las grandes debilidades de la política de reparación es que no tiene


enfoque de género ni diferencial, es decir que no contempla medidas ni
procedimientos específicos para atender a las mujeres y a otras personas en
situacion de vulnerabilidad. Por el contrario, en muchas ocasiones el PNR llega al
extremo de negar resarcimiento a mujeres que solicitan reparación por casos de
violencia sexual bajo el argumento de que es muy difícil comprobar los hechos o
que “ellas están mintiendo”.
“Según nuestro protocolo deberíamos contar con un especialista dando apoyo
psicosocial y físico a víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado,
pero sin embargo, por el poco personal o por el limitante presupuesto, nos hemos
quedado en tiempos desde 6 meses hasta un año sin este profesional en
psicología, cuando debería ser como el eje transversal porque es de gran ayuda
física y psicológica para las víctimas. [Y ante la ausencia de este especialista,
simplemente] no sigue el curso el expediente”.

Requisitos para obtener resarcimiento.


Para tener acceso a las medidas de reparación, los familiares de las víctimas
deben acercarse a cualquiera de las sedes del PNR y cumplir con tres requisitos:

Presentar testimonio de las violaciones sufridas durante el conflicto armado e


identificar a las víctimas involucradas en los hechos.
Presentar su documento personal de Identificación (DPI).
Presentar el acta de nacimiento o defunción de todas las victimas involucradas en
el testimonio. Para muchas víctimas es difícil presentar los documentos de
identidad porque no cuentan con los certificados de nacimiento o defunción de las
víctimas ya que la mayoría de ellas desaparecieron o murieron en masacres o
mientras huían de la guerra. Además, históricamente, el Estado de Guatemala ha
tenido un deficiente sistema de registro de ciudadanos y tierras y las Víctimas no
contaban con una identificación ni títulos de propiedad al momento de los hechos.
A esto se suma que durante el conflicto armado interno se destruyeron los
registros en muchas municipalidades e instituciones públicas, lo cual afecta a
miles de víctimas, quienes no pueden demostrar que son dueños de las casas o
terrenos que abandonaron durante la guerra.
Además, el PNR les exige a las víctimas reunir los documentos de identidad a
pesar de que muchas víctimas son personas de la tercera edad y mujeres
indígenas que viven en lugares lejanos y que no hablan español. El PNR no les
ofrece asistencia legal para conseguir los documentos y solo pocas
organizaciones de la sociedad civil prestan este servicio.
Después de presentar toda la documentación, un abogado del PNR debe emitir un
dictamen para indicar que la persona puede aplicar a una o algunas de las
medidas de reparación y le asigna un número de expediente a su caso. Luego, las
víctimas deben cumplir con otros requisitos para que se concrete la reparación.
Por ejemplo, para solicitar la restitución de viviendas, una asociación comunitaria
legalmente registrada debe presentar una solicitud, se realizan estudios
socioeconómicos de las víctimas y la comunidad, se realiza un censo de los
beneficiarios, se evalúan los terrenos, se debe acreditar la compra y propiedad del
terreno, las licencias de construcción, y un sin número más de requerimientos que
pueden posponer el resarcimiento por años.
En muchas comunidades la gente se siente burlada por el incumplimiento del
PNR. Los funcionarios del programa les aseguran que pronto aprobaran sus
solicitudes de resarcimiento individual o sus proyectos productivos, pero
difícilmente lo cumplen. Los funcionarios dicen que el retraso se debe al gran
número de solicitudes, a que los expedientes están incompletos, o que no cuentan
con el presupuesto suficiente para responder a todas las solicitudes. En el 2015 en
el PNR había más de 38,000 expedientes sin resolver.
“Son penas, son realidades del programa de este gobierno, condiciones en este
Programa no las tenemos”. (Dice una de las víctimas).
La Procuraduría de los Derechos Humanos en Guatemala (PDH) ha supervisado
periódicamente el funcionamiento y los resultados del PNR. El Procurador para los
Derechos Humanos ha emitido varias resoluciones que demuestran que las
políticas de reparación no son integrales y que el PNR ha privilegiado las medidas
de reparación monetaria y material, dejando de lado la dignificación de las
víctimas, la reparación psicosocial y el resarcimiento cultural.
El mayor éxito del programa durante los 15 años de trabajo del programa “ha sido
el resarcimiento económico”.

Participación de las víctimas en el PNR.


Como se indicó antes, las víctimas no tienen ninguna participación en la definición
de los programas ni en las decisiones del PNR. El Acuerdo Gubernativo 539-2013,
que reforma el Acuerdo Gubernativo 258-2003 que creó el PNR, y extendió su
vigencia hasta el 31 de diciembre de 2023, contempla la participación de las
víctimas en el PNR a través del Consejo Consultivo De Organizaciones de
Víctimas (Artículo 4 Bis del Acuerdo), pero éste nunca se ha integrado. El consejo
lo deberían integrar cinco representantes de organizaciones de víctimas que
pueden participar en las reuniones de la Comisión Nacional de Resarcimiento,
pero sin voto. La CNR debería convocar cuatro veces al año al Consejo Consultivo
de Organizaciones de Víctimas para dar a conocer los planes, actividades,
resultados y el presupuesto del PNR, pero hasta ahora la CNR no ha mostrado
voluntad política para integrar ni convocar al Consejo Consultivo de Víctimas.
En términos generales, las víctimas no confían en las autoridades del PNR,
consideran que los funcionarios del Programa únicamente responden a los
intereses del gobierno de turno y no a las necesidades reales de las víctimas. Las
organizaciones de víctimas piensan que los directivos del PNR no toman en serio
sus solicitudes ni propuestas, y pocas veces cumplen con sus promesas. Además,
consideran que el Consejo Consultivo es un órgano meramente simbólico,
mientras que ellas reclaman una participación real en las decisiones del PNR.
El PNR por su parte ve a las víctimas del conflicto armado interno como simples
beneficiarios o receptores de los programas de reparación y no como sujetos de
reparación, tal como lo establecen los estándares internacionales en materia de
reparación. El documento Conjunto De principios para la protección y promoción
de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad de las Naciones
Unidas (2005), señala que: “las víctimas y otros sectores de la sociedad civil
deben desempeñar un papel significativo en la elaboración y aplicación de los
programas de reparación. Deben hacerse esfuerzos concertados para asegurar
que las mujeres y los grupos minoritarios participen en las consultas públicas
encaminadas a elaborar, aplicar y evaluar los programas de reparación”. Sin
embargo, esto no se cumple en Guatemala.
Logros y resultados del PNR.
Según los datos oficiales, entre el 2005 y el 2015 el PNR ha dado reparación a
32,802 víctimas del conflicto armado interno, de las cuales 20,444 (63%) son
mujeres y 12,076 (37%) son hombres. Los datos del PNR no detallan la identidad
étnica, edad ni lugar de origen de las personas resarcidas, tampoco especifican el
tipo de delito que sufrieron. De cualquier manera este número resulta bajo con
relación a las 200,000 víctimas que señala el Informe de la CEH.
Los datos revelan que durante los primeros años de la instalación del PNR (2003-
2005). Prácticamente no se ofreció reparación porque se estaba instalando el
programa y definiendo la política de reparación. Las primeras medidas de
reparación comenzaron a ofrecerse durante el gobierno del presidente Oscar
Berger (2004-2008), pero se incrementaron considerablemente durante el
Gobierno del presidente Álvaro Colom (2008-2012), y comenzaron a disminuir
durante el Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015) y el Gobierno de Jimmy
Morales (2016-2018). Hasta ahora el PNR ha ofrecido principalmente
indemnización económica individual o medidas de restitución material a las
víctimas, lo cual ha sido seriamente criticado por las organizaciones de víctimas y
de derechos humanos, quienes consideran que el Gobierno ha utilizado la
indemnización individual como una estrategia clientelar aprovechándose de la
pobreza de las víctimas. El monto de la indemnización depende del tipo de
violación sufrida.
En la siguiente tabla se muestra los montos de indemnización que ofrece la PNR:
El monto total se le entrega a la familia completa, y en promedio las familias
guatemaltecas están integradas por seis miembros, es decir que la esposa o la
hija de una víctima puede llegar a recibir 4.000 Quetzales por un familiar
desaparecido o asesinado. Además, en muchos casos la indemnización
económica genera división entre las familias y las comunidades porque no todos
están de acuerdo con recibir dinero por la vida de sus familiares.
Durante el Gobierno de Álvaro Colom (2008-2012), de tendencia social demócrata,
se ofreció el mayor número de indemnizaciones para las víctimas. Generalmente
la indemnización iba acompañada de una carta de perdón en nombre del Estado,
lo cual tenía un valor simbólico para las víctimas. En ese periodo el PNR también
comenzó a entregar casas a las viudas e hijos de las víctimas, aunque muchas
casas quedaron incompletas y hubo señalamientos de malversación de fondos en
la construcción de las casas, la cual estuvo a cargo del Fondo Nacional para la
Paz (FONAPAZ).

El presidente Colom participó en varios actos para honrar la memoria de las


víctimas, reconoció públicamente que hubo un genocidio y pidió perdón en nombre
del Estado. Declaró el 2011 Como el año de la institucionalización de la memoria,
tanto la SEPAZ como el PNR organizaron varias ceremonias para reconocer a
líderes e intelectuales que murieron durante la guerra, como el poeta Otto René
Castillo, la activista Rogelia Cruz y la joven Nora Paiz, entre otros. Además,
durante su administración se crearon los archivos de la paz en donde se
resguardaban importantes documentos de carácter militar sobre el conflicto
armado interno, y se financiaron varias publicaciones relacionadas con el conflicto
armado y la memoria histórica local.
Durante el Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015), de tendencia pro-militar, el
PNR comenzó a debilitarse. El presupuesto del Programa se redujo a la mitad y se
entregaron pocas indemnizaciones individuales y casas para las víctimas. El
presidente Pérez negó reiteradamente la existencia del genocidio, suspendió la
entrega de cartas de perdón a los familiares de las víctimas, y su participación en
actos importantes para dignificar la memoria de las víctimas fue prácticamente
nula.86 Su Gobierno cerró los archivos de la paz y se negó a cumplir con las
medidas de resarcimiento dictadas por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
El Gobierno de Pérez Molina básicamente promovió dos tipos de medidas de
reparación: proyectos productivos para la comunidad y apoyo a inhumaciones. Los
proyectos productivos consistieron en el financiamiento de pequeñas cooperativas
de víctimas. Las victimas debían formar una cooperativa y elaborar un proyecto
para establecer una microempresa auto-sostenible. El PNR ofrecía asesoría
técnica para elaborar el proyecto y se encargaba de financiarlo. Aunque este tipo
de resarcimiento generó gran expectativa en muchas comunidades, el Gobierno
de Pérez Molina únicamente financió seis proyectos productivos en el norte de
Quiché y Huehuetenango, situación que produjo molestias y frustración en las
comunidades que presentaron sus proyectos ante el PNR. Con todo, hasta el
momento no se ha evaluado la implementación ni el resultado de estos proyectos.

En ese período el PNR apoyó varias inhumaciones de víctimas del conflicto


armado. El Programa pagaba el osario, el nicho del cementerio y la alimentación
de quienes participan en la ceremonia dee inhumación, además ofrecía
acompañamiento psicológico a las familias de las víctimas antes de la ceremonia.
No obstante, es importante recordar que el Estado de Guatemala nunca se ha
hecho cargo de las exhumaciones del conflicto armado interno; esta tarea siempre
ha sido realizada por organizaciones de la sociedad civil y financiada por la
comunidad internacional. Esto muy a pesar de lo ordenado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en casos como Molina Theissen.
La mayoría de las exhumaciones en Guatemala, como ya se ha dicho, han sido
realizadas por la Fundación de Antropología Forense (FAFG) y por el Centro de
Análisis Forense y Ciencias Aplicadas (CAFCA), con fondos de la cooperación
internacional. Hasta la fecha se han realizado más de 8,000 exhumaciones a nivel
nacional, y los hallazgos forenses han sido prueba fundamental en las
investigaciones judiciales. El acompañamiento psicosocial a los familiares de las
víctimas generalmente lo realizan organizaciones como la Oficina de Derechos
Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), el Centro Maya Saq b´e, el
Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), El Grupo Utz K´aslemal, el Equipo de Estudios
Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP), entre otras. En términos generales, las
víctimas confían más en las organizaciones de la sociedad civil que en las
instituciones estatales, donde en muchas ocasiones se sienten maltratadas.
Durante el Gobierno de Jimmy Morales (2016- en curso), el PNR ha seguido
debilitándose. Durante su mandato, ha cambiado en varias ocasiones al
presidente de la CNR y redujo el presupuesto del Programa a 25 millones anuales.
Esto, sumado a la debilidad institucional que ha provocado que tres sedes
regionales continúen cerradas y las demás funcionen con gran dificultad. Esto
implica que durante este periodo presidencial prácticamente no se haya dado el
resarcimiento a las víctimas. Las víctimas consideran que esto se debe a una
mezcla de falta de voluntad política del Gobierno al igual que a la ineptitud de los
funcionarios del programa, como quiera que muchos de ellos no tienen
experiencia previa en estos temas.

La reparación en las sentencias de los tribunales guatemaltecos.


En Guatemala las víctimas también pueden acceder a la reparación por medio de
una sentencia judicial. El Código Procesal Penal guatemalteco establece que las
víctimas pueden participar en el proceso penal como denunciantes, testigos,
querellantes adhesivos y sujetos de reparación. Sin embargo, para las víctimas
indígenas es prácticamente imposible participar en el proceso penal debido a que
el sistema judicial es monolingüe, lento y burocrático. Además, las víctimas viven
en lugares lejanos y necesitan del auxilio de un abogado.
Prácticamente los únicos casos que logran avanzar en la justicia penal
guatemalteca son aquellos en los que las víctimas participan como querellantes
adhesivos y cuentan con el apoyo de una organización de derechos humanos. El
Código Penal guatemalteco contempla la figura de querellante adhesivo para los
delitos de acción pública, es decir que el agraviado o su representante pueden
provocar la persecución penal o adherirse a la acción penal del Ministerio Público.
Este derecho lo puede ejercer cualquier ciudadano o asociación de ciudadanos
contra funcionarios o empleados públicos que violen directamente los derechos
humanos en el ejercicio de su función o que abusen de su poder. Las
organizaciones de víctimas y derechos han utilizado la figura de querellante
adhesivo para participar activamente en el proceso penal aportando testimonios,
pruebas, y participando en la estrategia de litigio del Ministerio Público.
Hasta ahora los tribunales de justicia han juzgado 21 casos de graves violaciones
de los derechos humanos del conflicto armado. Sin embargo, tal como se advirtió,
solamente en los casos de Genocidio, Sepur Zarco, Embajada de España y Molina
Theissen se han ordenado medidas de reparación por los jueces, gracias a la
figura de la audiencia de reparación digna introducida en 2011 a la legislación
procesal penal guatemalteca.

La demanda de reparación del Caso Chixoy


El caso Chixoy es un ejemplo atípico de reparación. Se refiere a las demandas de
varias comunidades de la región de Alta Verapaz y Baja Verapaz que fueron
masacradas y obligadas a abandonar sus tierras por parte del Ejército y ex
patrulleros civiles entre 1975 y 1983 para la construcción de la Hidroeléctrica
Chixoy, a cargo del Instituto Nacional de Electrificación (INDE). Este es un
proyecto estatal que fue financiado por el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y tuvo un costo de 900 millones de quetzales.
Se estima que más de 400 campesinos fueron asesinados durante dicho período
por negarse a abandonar las tierras, y muchos de ellos fueron acusados
falsamente de ser guerrilleros.
“Entonces llegó el día, el 13 de febrero. Varios hombres, eran como 55 hombres
de Río Negro y 18 mujeres y niños, bajaron a Xococ con la idea de ir al mercado
pero al mismo tiempo a recoger las células que se habían quedado ahí en Xococ.
Pero no fue así. Cuando llegaron a Xococ, los capturaron y allí asesinaron a todos
los hombres y a las mujeres... algunas mujeres eran jóvenes todavía y fueron
violadas por los mismos soldados y patrulleros, que es un acto muy típico en un
conflicto armado principalmente y es lo que sucedió en Guatemala. (…) un mes
después de esa masacre del 13 de febrero, llegaron el siguiente mes, justamente
el 13 de marzo a terminar con la vida de las mujeres y niños que se quedaron. Ese
día el ejército y los patrulleros mataron alrededor de 107 niños y 70 mujeres. ”
(Entrevista con una de las víctimas).
Las comunidades afectadas por la construcción de la hidroeléctrica han realizado
una persistente lucha para ser resarcidas. En septiembre de 2004, conforman la
Coordinadora de Comunidades Afectadas por la Construcción de la Hidroeléctrica
Chixoy (COCAHICH) y ocuparon las instalaciones de la Hidroeléctrica para llamar
la atención del Estado. En el 2006, el Gobierno firmó un convenio con 23
comunidades para buscar una solución a las demandas de los afectados.
Posteriormente, en el 2010 el Gobierno aprobó un plan de reparación de daños y
perjuicios por 1,200 millones de quetzales que incluía tierras, viviendas, proyectos
de desarrollo y de servicios básicos para las comunidades afectadas.
En el 2012, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado de
Guatemala por la masacre de 177 pobladores de la comunidad de Rio Negro,
ubicada en las orillas del Río Chixoy, incluyendo mujeres y niños, y por otra serie
de violaciones en contra de los sobrevivientes. Los hechos ocurrieron entre 1980 y
1982 y las osamentas de las víctimas fueron encontradas en 1993. La Corte le
ordenó al Estado las siguientes medidas de reparación:
 Investigar, juzgar y sancionar a los responsables.
 Buscar a los desaparecidos, así como la localización, exhumación e
identificación de las otras personas que fueron ejecutadas.
 Publicar la Sentencia;
 Realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad
internacional por los hechos;
 Realizar las obras de infraestructura y servicios básicos a favor de los
miembros de la comunidad de Río Negro que residen en la colonia Pacux;
 Diseñar e implementar un proyecto para el rescate de la cultura maya Achí;
 Brindar tratamiento médico y psicológico a las víctimas;
 Pagar a las víctimas una indemnización por daños materiales e
inmateriales; y;
 Establecer un mecanismo adecuado para que otros miembros de la
comunidad de Río Negro puedan ser considerados víctimas y reciban
reparaciones individuales y colectivas.
“Fíjese que los daños más importantes serían la reparación de los bienes
materiales. Un ejemplo, la construcción de vivienda, la compra de tierras,… pero
también los daños ocasionados a nivel emocional y a nivel físico de las mujeres y
hombres que se quedaron sobrevivientes porque mucha gente quedaron (sic) un
año, dos años en las montañas, que muchas veces sobrevivían de otras plantas
que muchas veces, aunque no se utilizaran para comer para la gente para
sobrevivir, utilizaron eso.”
En el 2014 el Gobierno de los Estados Unidos presionó al gobierno guatemalteco
para que cumpliera con el resarcimiento de las víctimas de Chixoy como una de
las condiciones para continuar con la ayuda económica a Guatemala, según la Ley
de Asignaciones Consolidadas Aprobada por el Congreso de dicho país. El
Gobierno de Estados Unidos condicionó la ayuda militar a Guatemala, los recursos
provenientes del Banco Mundial y recursos provenientes del Banco Interamericano
de Desarrollo siempre y cuando exista: a) avances en la reparación a los
afectados por la construcción de la hidroeléctrica Chixoy y b) que se resuelvan
todos los casos de adopciones que involucran a ciudadanos estadounidenses.
De acuerdo a CPREDEH, a diciembre de 2017 el Gobierno había indemnizado a
858 familias, aun faltaban 1,416. Se espera que en los próximos años finalice la
indemnización y se continúe con los proyectos de desarrollo en las comunidades.
La Reparación en las Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.

Hasta Mayo de 2019, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dictado


29 sentencias por casos de violaciones a los derechos humanos en Guatemala, de
las cuales 15 corresponden a hechos ocurridos en el marco del conflicto armado
interno de Guatemala.
Las sentencias de la Corte Interamericana contemplan medidas de reparación
para resarcir los derechos que a las víctimas que han sido violados, entre ellas se
destacan:
 Atención médica y psicológica para las víctimas, con el fin de atender las
consecuencias y el impacto que tuvieron las violaciones.

 Indemnizaciones económicas para los sobrevivientes y sus familias tanto


por daños morales como pecuniarios.

 Medidas para el reconocimiento de los hechos, lo cual implica que el


Estado debe reconocer públicamente la verdad de lo que sucedió y que se
haga públicamente responsable por las violaciones cometidas. En algunos
casos la Corte ordena que las sentencias se incluyan en el currículo de
educación de la policía, el ejército y otras instituciones públicas También
medidas para recordar los hechos, como la construcción de monumentos,
 nombrar calles en memoria de las víctimas123, construir museos, etc.

 Medidas para promover la justicia, como la investigación de los hechos de


violaciones de derechos humanos, el fortalecimiento de las instituciones de
justicia como el Ministerio Público y el Organismo Judicial. La Corte también
ha ordenado que se remuevan los obstáculos que no permiten el avance de
las investigaciones de los hechos, tales como leyes de amnistía o
provisiones normativas que contemplan la imprescriptibilidad respecto de
las violaciones de derechos humanos. La Corte también ha ordenado la
reforma de algunas herramientas jurídicas que se han utilizado para obstruir
el derecho a un recurso judicial efectivo, como ha sido el recurso de
amparo.

 Medidas que garanticen la no repetición, que están orientadas a la sociedad


en su conjunto con el fin de reformar o atacar los problemas estructurales
que permitieron o facilitaron las violaciones a los derechos humanos.

En el caso de Guatemala, la implementación de las medidas de reparación


dictadas por la Corte IDH está a cargo de la Comisión Presidencial para Coordinar
la Política de Derechos Humanos (COPREDEH), quien coordina con las otras
instituciones del Estado la implementación de las medidas específicas. La
implementación de las ordenes de la Corte continúa enfrentando grandes
obstáculos. De hecho, todas las sentencias de la Corte Interamericana que
involucran reparaciones para víctimas del conflicto armado siguen pendientes de
cumplimiento aunque algunas medidas de reparación de las misma hayan sido
implementadas por el Estado (cumplimiento parcial). La Corte continua
monitoreando su ejecución. En casos como Myrna Mack o Molina Theissen se han
cumplido con varias formas de reparación (pero no todas).
La falta de cumplimiento con las medidas responde a diversas causas tales como
la falta de recursos financieros para hacerlo, la corrupción rampante que existe en
el país así como la falta de voluntad y coordinación institucional y política para
resarcir a las victimas. Guatemala sigue siendo un país eminentemente polarizado
donde los militares y el sector social que los apoya aun mantiene gran poder.
Ejemplo de como esta falta de voluntad institucional y política afecta la
implementación es la resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 2014, la cual declara el desacato del Estado de Guatemala por el
incumplimiento de once sentencias y las observaciones de Guatemala
desconociendo y cuestionando las ordenes de la Corte.
Mas recientemente, en febrero de 2019, a raíz de la inminente adopción por parte
del Congreso de Guatemala de la reforma a la Ley de Reconciliación Nacional
permitió la adopción de una amnistía para los perpetradores del genocidio y de las
graves violaciones a los derechos humanos, la Corte Inter-Americana convocó al
Estado a una audiencia publica en el caso Molina Theissen donde se analizó el
punto128 y también otorgó medidas provisionales para las victimas ordenando a
Guatemala suspender inmediatamente el tramite de dicho proyecto en el
Congreso ya que el mismo iría en contra de lo ordenado por la Corte en varias
sentencias, afectando así de manera grave e inminente a las victimas en los
diversos casos. Al momento de escribir este informe, la propuesta de amnistía
continua en el Congreso aunque la velocidad de su aprobación ha sido mermada a
raíz de las múltiples criticas internacionales y de las medidas provisionales
ordenadas por la Corte.

Conclusiones.
Desde la firma de los acuerdos de Paz, el Estado de Guatemala ha hecho poco
para reparar los daños causados a las víctimas del conflicto armado, a pesar de
los compromisos que adquirió con dichos acuerdos. Después de más de 15 años
de existencia, el Programa Nacional de Resarcimiento únicamente ha atendido
aproximadamente 32,000 víctimas de un total de 200,000, lo cual representa 16%
de las víctimas y la reparación se ha limitado a ofrecer una pequeña
compensación económica, una vivienda modesta o un sencillo acto de
reconocimiento en público.

El PNR ha sufrido un progresivo debilitamiento, debido a la falta de voluntad


institucional y política para apoyar su trabajo lo cual se verifica con el poco
presupuesto los constantes cambios institucionales y el personal insuficiente.

El Derecho de Reparación fue creada para las víctimas del conflicto armado. Sin
embargó, hay mucha insuficiencia en el sistema, por lo tanto las víctimas tienen
que hacer huelgas para que los escuchen y les den lo que les corresponde.

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