Visita 7 Monumentos
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introducción
a visita a las siete Iglesias es una costumbre muy antigua y popular que
L consiste en visitar siete capillas o templos cercanos donde esté el
Santísimo Sacramento en vigilia el Jueves Santo, luego de la Misa Vespertina
de la Cena del Señor. En cada templo, se recuerda el camino de la Pasión del
Señor, se hace una oración comunitaria y oración personal. Se puede seguir
el siguiente esquema:
Indicaciones:
Se sugiere que cada persona tenga su propio folleto, para las oraciones en
común.
Se sugiere que en el camino entre iglesia e iglesia se vaya rezando denarios de
manera comunitaria, como símbolo de la compañía de María en este
recorrido.
En el caso de que en la iglesia haya más personas rezando, se les invita a rezar
junto con el grupo o podemos rezar esta oración en grupos más pequeños en
la parte de afuera del templo, para no interrumpir la oración de los demás.
T: Te pedimos Señor Jesús, que has querido quedarte con nosotros en las
especies del pan y del vino, como sacrificio de amor por nuestros pecados,
que nosotros también a ejemplo tuyo nos entreguemos generosamente al
cumplimiento del Plan de Dios. Amén.
Lectura Jn 6, 27-35
T: Señor Jesús, aquí presentes frente a ti, verdadero Pan del cielo,
concédenos tu gracia para que nunca nos separemos de ti, y siempre nos
alimentemos del verdadero Pan del Cielo que sacia la sed de felicidad que
hay en nuestros corazones. Amén
Lectura Jn 6, 51-58
o soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá
Y para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su
carne?». Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis
la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en
el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre
que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me
come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de
vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá
para siempre».
T: Postrados ante tu presencia real, Señor, queremos una vez más, adorarte
y bendecirte por tu entrega generosa. Tú que eres Dios, por sobre
abundancia de amor te has quedado con nosotros como alimento que da la
vida eterna. Haz que nosotros, agradecidos por tu infinita bondad, siempre
estemos abiertos a acoger el don que Tú nos das. Amén.
Lectura Lc 9, 28-35
T: Oh Jesús, te pedimos que nos ayudes a tener ojos de fe que nos ayuden a
reconocer en este sacramento el resplandor de tu divinidad. Y que con
nuestra fe fortalecida demos testimonio de ti ante todos los hombres.
Amén.
ntonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los
E profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en
su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les
explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea
adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron,
diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y
entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los
ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al
otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos
explicaba las Escrituras?»
cercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la
A tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que
os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los
tiempos».
Meditación
Al finalizar nuestro recorrido recordemos las palabras del San Juan Pablo II: «La Iglesia
vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de
fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta
con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor:
«He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20);
en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el Cuerpo y en la
Sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en
Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su peregrinación
hacia la patria celestial, este divino Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de
confiada esperanza». «Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la
Eucaristía, que es el sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro
de la vida eclesial».