Detalles Arquitectonicos e Historia de L

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La Catedral, problema arquitectónico

La primitiva iglesia se comenzó hacia 1551, fecha en que el arquitecto escribió:


"Sepan cuantos esta carta vieren cómo yo Juan Miguel de Veramendi, maestro de la
obra de la Iglesia Mayor de esta Villa de La Plata...".
En 1583, Francisco de Veramendi, quizá pariente de Juan Miguel, tuvo a su cargo la
construcción de una capilla, y en 1599 el albañil Juan Jiménez contrató la capilla del
baptisterio y el coro.
El templo original era de una nave cubierta con crucería. Para 1608, con el fin de
reforzar la estructura, se construyeron cuatro capillas, dos por cada banda, en las que
trabajaron los ya citados albañiles Francisco de Veramendi y Juan Jiménez.
En los tiempos del arzobispo Bartolomé González de Poveda se añadieron las dos
naves con el objeto de remediar los defectos de la iglesia, con base en un plan que
fué aprobado por el Virrey y el arzobispo de Lima. La obra estuvo a cargo de fray
Francisco Domínguez, que figura como obrero mayor. En 1690 se concluyeron las
obras incluyendo la portada de la Epístola.

Actualmente la catedral tiene sus tres naves cubiertas con crucería, La portada lateral
es muy importante, pues constituye una muestra representativa del barroco en
Charcas.Su cuerpo está decorado con columnas drapeadas, cuyo antecedente hay
que buscarlo en los documentos funerearios. Esta portada no tuvo aceptación en el
medio y nadie trató de imitarla. Es un caso extraño, frente al barroco en Charcas

http://www.geograficasucre.8m.net/486/original2.htm

ENSAYO DE ANÁLISIS ET-PSET DEL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO SUCRENSE

La Arquitectura es una de las mayores expresiones artísticas del hombre, que fue
principalmente impulsada por creencias espirituales y estuvo inicialmente conectada a la
religión. La arquitectura relacionada con la pintura y escultura cobra más relevancia al
cumplir con aspectos decorativos, tecnológicos y funcionales. Así como se estudian la
arquitectura y su significado, se ve la importancia de la misma al analizar los esfuerzos y
sacrificios aportados por las civilizaciones al buscar sus mensajes eternos.
El historiador John Onians, en su libro The Bearers of Meaning (Los Portadores del
Significado), contribuye al entendimiento del rol arquitectónico en la formación de una
civilización. Así, el análisis de la arquitectura sucrense permite remontarse en el pasado para
narrar partes de la historia de la ciudad, interpretando la información de su entorno político,
económico y sociocultural. Encontramos entonces un estado de civilización que contaba con
poco dinero y escasa técnica, no obstante que Sucre, la antigua La Plata, era el centro del
que salían a España las mayores remesas de América.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)


reconoce a Sucre como Patrimonio Histórico y Cultural en mérito a la arquitectura de sus
edificios y al gran contenido histórico que encierran sus muros. Los rasgos artísticos indican
que el rector de vida en la ciudad colonial fue la fe católica, influenciada grandemente por la
monarquía. La estructura social no se daba únicamente con criollos y claro está, con
españoles, sino con los nativos a los que se incorporaba bajo buena instrucción impartida
generalmente en las iglesias. Así lo muestran las particularidades funcionales y morfológicas
de éstas en sus rastros originales.

Ahora se verá un ejemplo sencillo de ET-PSET donde se enfatiza el lenguaje arquitectónico


ligado a la iconografía y semiótica sociales de la comunidad. Se escoge un ejemplo relevante
de la época colonial: la Catedral como imagen de la presencia de la Orden de los Dominicos
(fundada como Orden de Predicadores por el español Santo Domingo de Guzmán). Por ser
un tema de mucho recorrer se simplifica el estudio a un mínimo, escogiendo sólo las partes
más interesantes de su arquitectura: las fachadas y el atrio.

La Catedral, el Dominio de los Dominicos

No se hallaron documentos de origen para atestiguar el inicio de obras en la Catedral, pero


no es difícil colegir cuán poco pudo anteceder a la Erección del Obispado de Charcas y a la
Constitución de la Iglesia Platense que siguió a la Bula Papal de Julio III del 27 de Junio de
1552, que en parte pertinente dice: “erigimos y establecemos, por autoridad presente y las
presentes letras, en el predicho pueblo, en la ciudad llamada La Plata, una Iglesia Catedral .
. . y un Obispado llamado de La Plata” [1].

Según el investigador, Mons. Julio García Quintanilla, a quien se honra en este estudio, los
cronistas de las diferentes órdenes se ufanaban por demostrar su primacía, hecho que él
prefería interpretar como una manera de distribuirse la prédica y las obras de caridad [2]. La
Orden Dominica de La Plata fue la primera establecida en la ciudad – entonces villa – en
1552 y constituyó el grupo más grande de misioneros y líderes de la religión Católica en la
región, lo cual quedó presente en la arquitectura que pertenece al comienzo de la
colonización. Es por eso evidente que los dominicos, conforme su predominio, impulsaron la
construcción de la Catedral, muy a pesar de que su primer obispo, el dominico Fr. Tomás de
San Martín, quien erigió y constituyó la iglesia y promovió en la misma época la creación de
la Real Audiencia[3], no se posesionara jamás, ni lo hicieran los siguientes hasta 1563, en que
Fr. Domingo de Santo Tomás, también dominico, tomara gobierno de esta diócesis (ET P).
Tomás de San Martín, hombre probo y cabal, fue un gran defensor de los nativos y realizó
muchas obras afectando su propio patrimonio y consiguió del Rey parte de los diezmos de la
Corona para terminar la nave y crucería de la Catedral, tarea que fue entonces considerada
una reedificación[4]. No se evidenció en qué grado y condiciones contribuyó en el diseño, el
arquitecto Juan Miguel Veramendi, a quien se atribuye, el diseño de la Catedral de Sucre y la
Catedral del Cusco.

[1]
Super specula militantis Ecclesiae, Bula original que se encuentra en la Sala
Capitular de la Catedral.
[2]
Mons. Julio García Quintanilla, Historia de la Iglesia en La Plata, Sucre:
Seminario San Cristóbal, 1964, p. 15.
[3]
Carta del obispo de Charcas Fray Tomas de San Martin al rey en recomendación
de Jerónimo de Alderete, recordándole que le informó cuando estuvo en Europa, de
la necesidad que había en el Perú, en la provincia de los Charcas, de que hubiese una
Audiencia Real por ser llave de todo el reino y estar a 300 leguas de la ciudad de los
reyes y a 200 del Cuzco, ya que debido a que no hay se encastillan allá los
malhechores como se ve por la rebelión que ahora de nuevo acaeció. Archivo de
Indias de Sevilla, 1553 30 de XI Medina 13: 343, 143-3-12.

El último obispo de la diócesis – antes de que fuera erigida en arzobispado – fue el clérigo
Alonso Ramírez de Vergara[4], que en 1599-1600 contribuyó con el terreno y los fondos para
la Capilla de la Virgen de Guadalupe, el pintado de la imagen y el decorado de la misma con
algunas de sus joyas. Pasaron muchos años antes de que se dorara el retablo en el que
actualmente se encuentra[5].

Es importante subrayar que la Catedral fue concebida en menor escala a sus similares,
conforme el número de pobladores que la circundaba, por lo que resultó modesta y
desprovista de carisma, permaneciendo así por muchos años. El Clérigo Dr. Bartolomé
Gonzales Poveda, quien desempeñó la presidencia de la Real Audiencia de Charcas, señaló
su sencilla arquitectura y cuando le fue encomendado el gobierno de la Arquidiócesis en
1685, emprendió obras y dotó a la Catedral, en tiempo sorprendentemente breve, de sus
naves laterales, la torre y su portada lateral, embelleciéndola hasta su configuración actual
(ET P).

Los muros laterales de la estructura actual se apuntalan con las capillas de la Virgen de
Guadalupe y la de San Juan de Mata (actualmente parte de un museo) por el flanco
izquierdo, y la de San Pedro por el derecho, de manera que el conjunto se refuerza para
soportar los embovedados góticos de sus cielos. El conjunto incluye la crucería, que está
conformada por la nave central que culmina en el presbiterio-comulgatorio, altar mayor,
el coro en la parte posterior, y las sacristías de San Miguel a la izquierda y de San Bartolomé
a la derecha, esta última unida a la histórica Sala Capitular que da al atrio. La más
importante es la de San Bartolomé que, además, da a la Plaza de Armas.
debido a que no hay se encastillan allá los malhechores como se ve por la rebelión que
ahora de nuevo acaeció. Archivo de Indias de Sevilla, 1553 30 de XI Medina 13: 343,
143-3-12.
[3]
Mons. Julio García Quintanilla, Historia de la Iglesia en La Plata, Sucre: Seminario San Cristóbal, 1964, p. 86.
ABAS. Archivo del Cabildo Eclesiástico. “Archivo Santos Taborga”. Libro 2. Documentos 1540-1598, Expediente
6. Artes y oficios. Arquitectura, La Plata Obra de la Catedral. Reedificación. ANB EP-Tomo 50 Leg. 9, fs. 897 –
912, Escritura pública dada en la ciudad de La Plata suscrita a los 7 días del mes de diciembre de 1598, estando en
la iglesia Catedral, varias asignaciones de trabajo y contrato. Fabricación de la Iglesia Mayor.
[4]
Condiciones para la capilla que Rvdo. Alonso Ramírez de Vergara, Obispo, manda hacer planos conforme a los
cuales el maestro hará la Capilla de la Catedral. Adjunto Plano. ANB, FPgm, Sánchez Boza 1597-99:381 Escritura
ubicada entre 1598-6-4 y 1598-17-9. Donación de un terreno para capilla y dinero para reja en la catedral. FPGM
ABN L1 1317, Julio 18, 1600 ANB EP-Tomo 50 fs. 1317, cuadernillo 16, documento escrito en la época, Arzobispo
Ramírez de Vergara obispo de los Charcas.
[5]
Dorado del retablo de la Virgen de Guadalupe, se le encarga al mulato Gerónimo Díaz Cordero, y la imagen
misma, encargando la pintara Fr. Diego de Ocaña. FPGM ABN Domínguez 6 de Abril 1700:35 11618; 581 ANB EP
Tomo 223 fs. 348-349. Mons. Julio García Quintanilla, Historia de la Iglesia en La Plata, Sucre: Seminario San
Cristóbal, 1964, p.109.

Esta cronología de hechos muestra que los dominicos, a pesar del interés y esfuerzo
enormes que pusieron en la obra catedralicia, no eludieron las desventuras que se hacían
frecuentes por la falta de dinero y técnica. Es así que, muy a pesar suyo y a la del pueblo
expectante, enfrentaron y sobrellevaron interrupciones y alteraciones que muchos años
después, se completarían con el liderazgo de un religioso de gran determinación, no
perteneciente a la orden dominica[6].

Este estudio, excepto por bibliografía que no refiere documentos de origen, no tiene
fundamento para mencionar el grado en que participó José Gonzales Merguete, otro
arquitecto de prestigio que se asevera intervino en la Catedral de Sucre como en la Catedral
de Córdoba

En lo que respecta a la obra de conclusión, que es la de mayor magnitud, es interesante


observar que el ilustrísimo Bartolomé Gonzales Poveda utilizó el espolio de su antecesor
Cristóbal de Castilla y Zamora y se lamentaba de no haber podido dar similar destino al del
arzobispo Bernardo de Eyzaguirre. Esta situación muestra la importancia de las rentas
eclesiásticas y de las posesiones en bienes y dinero de algunos religiosos de la época, que
se convertían en una cuantiosa fuente de recursos para este tipo de obras. Se podrían
sumar muchas reseñas más para demostrar que fue el prelado el que proporcionalmente
realizó mayores aportes en comparación a la corona (PE).

Consta en el texto de respuesta al informe de conclusión de obras que este último clérigo
Gonzales Poveda enviara a España, el agradecimiento del Rey por la grandiosa obra
emprendida y que, gracias a Dios, había concluido[7]. Constan en innumerables escritos las
donaciones que hacían también los fieles o familias acomodadas, cuyas ofrendas en dinero,
obras de arte o joyas, estaban acorde a su posición social, figuración o en proporción a los
pecados que buscaban expiar (PSE).
[7]
Ese recorrido de adecuaciones se refleja hoy de manera evidente en sus múltiples asimetrías estructurales. Las
dimensiones de los contornos de los pilares, por ejemplo, no son regulares y entre algunos la diferencia sobrepasa
los 40 cm. de manera que en la parte superior no coinciden con los ejes de los arcos obligando a los capiteles a
tomar formas y dimensiones también diferentes. Las ocho secciones no son iguales y la que queda al pie de la
crucería, en la entrada principal, es pequeña, entorpeciendo la ubicación del coro. (Inspecciones en sitio)
[8]
Mons. Julio García Quintanilla, Historia de la Iglesia en La Plata, Sucre: Seminario San Cristóbal, 1964, pp.
218 - 220.

Entre las primeras construcciones de la época colonial, la Catedral es una de las más
importantes, no solo por ser el símbolo de la Religión Católica sino -- y especialmente -- por
representar la autoridad española. Es de destacar el celo de la Corona cuando no era
considerada en el protocolo antes de que el prelado, a tal punto que, en cierta oportunidad
de la Misa de La Plata y del Cuzco se contravenía su privilegio, nombrando al Rey en
segundo lugar (9)(PS).

La Catedral debía distinguirse como edificación y


realmente se distinguió, enfatizando, mucho más que
otras, las jerarquías sociales, el poder de la monarquía y
de la Iglesia.

Esto queda comprobado al comparar los templos


construidos con anterioridad, los cuales se ubicaron en
los asentamientos nativos existentes, cumpliendo así la
función de centros de adoctrinamiento de los indígenas.
La construcción de estas iglesias condujo al
establecimiento de las jerarquías sociales que
conformaban una estructura multiétnica, con una
organización en la que se distinguían: San Lázaro
(1544) como la primera iglesia destinada a los
quechuas; la parroquia de San Sebastián (sin fecha),
destinada para los Incas, y finalmente San Roque, para
los negros y mulatos (10)(ET S).

Los españoles buscaron en sus construcciones el reflejo de la arquitectura española.


No obstante que el clima y los materiales impusieron limitaciones, trataron de
mantener los estilos europeos especialmente en las fachadas, las que sustanciaron con
el manejo de las formas y los materiales(11) . Ellos hubieran preferido que sus
monumentos se edificaran enteramente en granito pero las disponibilidades locales en
materiales y dinero, solo permitieron el uso de piedras calcáreas y areniscas que no
eran las más adecuadas para el labrado(12) (ET ET). Por lo demás, el material más
familiar utilizado fue el barro horneado en ladrillo o formado en adobe.

Desde el principio, la Catedral fue utilizada como sepulcro, lugar de recogimiento y


primordialmente como recinto para actos litúrgicos de gran realce. Se halla como un
elemento interesante de diseño, el atrio, el cual cumple la función estética de
jerarquizar los ingresos y realzar los amplios muros de las fachadas, técnica utilizada
desde la época griega y romana y que, casualmente, era también aplicada por los incas,
mayas y aztecas.

En la época colonial, las clases dominantes, que


representaban la religión y la monarquía,
utilizaban estos atrios para el adoctrinamiento de
los nativos. En muchos casos se optó por
aumentar pequeñas posas o capillas abiertas (ET
PS).

No existe información de la época que refiera


que el atrio de la Catedral se usara con ese
propósito, pero sí se puede confirmar que este
espacio delimitaba las naves a las que accedían
españoles y criollos, mientras los nativos se
congregaban solamente en la plaza.

Se puede deducir, por coincidencia morfológica y


espacial, que la funcionalidad de los balcones
que tienen acceso desde la actual Sacristía de
San Bartolomé, pudieron usarse para impartir
servicios a los nativos a los que se organizaba en
la plaza.
El atrio y los espacios internos estaban
únicamente destinados para los españoles y sus
sirvientes según las ordenanzas de Felipe II (13)
(P).

Otros elementos confirman la función del atrio. Por una parte se encuentra la cruz de piedra
ubicada en la esquina del atrio, también conocida como Rumi Cruz, que se convierte en el
símbolo cristiano “protector de la ciudad” sobre las religiones prehispánicas. Esta cruz se la
utilizaba también como punto de referencia para dirigir el rezo los nativos, cumpliendo un
propósito educativo (PS)(13).

Entre las curiosidades simbólicas se encuentran las dos


figuras que se encuentran en la reja de la entrada lateral. La
imagen de medio cuerpo y la cabeza son reconocidas como
emblematas (14)clásicos que se utilizaban mucho en las
expresiones humanistas modernas (ET S).

Estas representan a un hermas (15) y un


término (16) respectivamente. Mientras el primero guía el
camino correcto a la casa de Dios, el segundo, protege y
resguarda la iglesia.
Las portadas de ingreso a la Catedral son las partes más
ricas en diseño, material y simbología. Esta técnica de
ornamentar, mucho más los portales que las paredes, es
característica del Renacimiento, tanto Italiano como
Español. En verdad, la impresión que causaban estas
decoraciones pretendía dejar expuesta la palabra divina y su
mensaje.

[13]
Gloria Espinosa Spinola, Arquitectura de la Conversión y Evangelización en la
Nueva España durante el Siglo XVI, pp. 104-106.
[14]
Una cultura simbólica de expresiones literarias y figurativas que fue utilizada
bastante en el modernismo humanista. Ver más en María Antonieta de Angelis, Gli
Emblemi di Andrea Alciato nella Edizione Steyner del 1531. Fonti e Simbologie,
(Italia, Salerno Giugno, 1984), pp. 17-18.
[15]
Herma es el nombre usado para el dios Hermes, quien es alabado por pastores y es
quien guía a los forasteros por el camino correcto. Él es representado por un busto de
medio cuerpo y es ubicado en portones, puertas de ingreso o en las esquinas de las
fachadas. Teresa Gisbert y José de Mesa, Arquitectura Andina, pp. 48-51.
[16]
Terminus era una divinidad mitológica quien resguardaba y protegía las viviendas;
definía, delimitaba y defendía los límites de la propiedad. Es representado por una
cabeza. Esta figura es luego adjuntada a pilares, columnas y soportes. Estos
emblemas son cotidianamente utilizados en la arquitectura. La traducción al español
del libro citado de Andrea Alciato refiere el uso de los emblematas en la arquitectura
colonial con un significado apropiado. Terminus, emblema 158 en Peter Daly,
Victoria Callaham and Simon Cuttler (eds.), Andrea Alciatus: The Latin Emblems,
London: Buffalo: Toronto: University of Toronto Press, 1985. Ver más en la
semiótica clásica en ejemplos coloniales en Ibid, pp. 48-51.

La entrada lateral (1686-1697) y la portada de la Capilla de


Guadalupe, construidas más tarde, en el siglo XVII, se remontan
al Manierismo Italiano, siguiendo la estructura del arco de
Constantino que corresponde al primer símbolo de la victoria
cristiana (ET PS). Las decoraciones simples de la portada no se
ubican dentro de los patrones comunes de la época colonial, que
son el Mudéjar, el Plateresco y el Churrigueresco (17)(ET PS).

En la composición decorativa de estos portales destacan los motivos italianos, tales como
las columnas pareadas que flanquean el ingreso, los muros rústicos y las bases altas para
las columnas. El diseño sigue los criterios de Serlio, el arquitecto italiano del siglo XVI que
denominó esta manera de decorar: licenciosa[18](ET S).
Este sistema decorativo combina elementos netamente clásicos romanos, llamados también
vitruvianos[19], con elementos nuevos de la época manierista, que toman formas algo
rústicas, menos trabajadas, menos perfeccionadas; provocando una composición de
contraste. Los conceptos de Serlio, tal como están aplicados en las fachadas de la Catedral,
concluyen en un balance sobrio de formas.
Esta oposición o mezcla de formas en un diseño, tiene un propósito iconográfico y es el de
contraponer, por un lado las emociones y virtudes, específicamente la moralidad y la
modestia; y por otro lado, la extravagancia[20].

17]
Harold E. Wethey, Arquitectura Virreinal en Bolivia, p. 47.
[18]
El balance adecuado de mezclas en ornamentación puede ser considerada, según Serlio, licenciosa y es
mayormente encontrada en portadas. Esta ornamentación no seguía una regulación y puede ser identificada como
aquella que Vitruvius nunca utilizó. Puede ser considerada ‘bestial’ cuando se usan piedras rústicas en su estado
natural. Vaughan Hart and Peter Hicks(eds.), Sebastiano Serlio on Architecture, Vol. 2, pp, XXII-XXXIV.
[19]
Vitruvio era un arquitecto historiador romano del siglo III.
[20]
Ibid, pp. XXIII.

Estos portales representan -- en el uso de las formas arquitectónicas -- las intenciones


espirituales de ganar la entrada al cielo y evitar el fuego eterno del infierno [21] (ET S).
Naturalmente, como es de imaginarse, estas ideas no vitruvianas se encuentran en muchas
portadas y entradas eclesiásticas españolas (ET PSET).

El orden escogido para los capiteles es el toscano, en vez del corintio que era lo
adecuado en la época renacentista. Este detalle se vuelve más corriente en Sucre a
partir del siglo XVII y fue utilizado en edificios religiosos y en residencias
particulares (ETS). Estas características muestran una libertad de expresión por
parte del autor o los autores, que evaden los patrones de diseño clásico, muy
parecidos a lo que teoriza el arquitecto Serlio y muy comunes en la arquitectura
colonial.

Para enfatizar su empeño de cambios formales, el diseño va más allá y altera el toscano
aumentando un anillo en su composición (S).
En la figura a la izquierda se ofrece una simulación de diseño en base a las formas utilizadas
por Serlio en su guía de diseño y ornamentación de portales, The Extraordinary Book of
Doors donde se encuentran pináculos y frontones circulares y molduras curvas iguales a los
de las portadas de la Catedral (22).
Ya en el siglo XVIII se diseña la entrada lateral de la Catedral, que
resultaría la más llamativa de las tres, convirtiéndose más tarde en
la principal. El elemento particular de la composición es el frontón
partido que se encuentra a medio cuerpo. Esta es una moldura
curva interrumpida utilizada comúnmente en Sudamérica (ET PS).
Esta entrada es más fácil de interpretar que las anteriores,
principalmente por los íconos ysímbolos utilizados. La composición
se basa en el estilo barroco europeo, el cual adquiere su propia
expresión en estas tierras con el nombre de barroco mestizo, que
se difundió ampliamente en Sudamérica.

[21]
Él sugería aumentar más elementos delicados a portales rústicos para expresar rangos de moralidad. Ibid, pp.
XXII-XXXIV.
[22]
La ornamentación de los portales corresponde a las propuestas de Serlio ofrecidas en su libro Extraordinary Book
of Doors. En la reconstrucción se encuentran elementos de las puertas numero III, XVI, XVII an, XXX. La
ornamentación de molduras y pedimentos arqueados corresponden a las puertas delicadas número X y XV. Ver las
ilustraciones reales en Vaughan Hart and Peter Hicks(eds.),

Algo notable es que este barroco mestizo no trascendió


considerablemente en la ciudad de Sucre, porque como cita el
historiador Wethey,“es un estilo que no correspondía al estatus
aristocrático de la ciudad por lo que el esnobismo europeo no
permitió el ingreso de este nuevo lenguaje nativo [23]” (ET S).

El historiador boliviano Bartolomé Arzans de Orsúa describe el


lenguaje de las órdenes clásicas y de la forma como fueron utilizadas
en esta época. Explica que el orden Toscano, el Dórico y el Jónico son
los más apropiados para representar la masculinidad, mientras que el
orden Compuesto es el correcto para los santos. El Corintio por su
parte, es el que se reservaría para la Virgen María(24) . Esta idea es
respetada principalmente en la época barroca para la construcción de
edificios eclesiásticos, tanto aquí como en Europa. No obstante, esta
interpretación de estilos no parece haber sido bien acogida por los
autores de las otras portadas, que no son aún conocidos.
Desglosando la composición de esta entrada lateral, destacan las
columnas decoradas con guirnaldas y túnicas. La cornisa
pronunciada hace juego con las otras entradas y el nicho del
segundo piso está flanqueado por columnas correspondientes al
orden Corintio, resaltando la escultura de la Virgen María (ET PS)
En el tercer piso, llámese el último nivel, se aloja una escultura
sedente de Santo Domingo, confirmando lo que ya se destacó
sobre la influencia hegemónica de la orden de los dominicos en lo
social, cultural y político. La influencia de la soberanía española
también se ve inmersa en la sobria decoración, las volutas y los
pináculos complementados con el emblema de la corona real (ET
PS).
Es interesante observar que los pináculos escogidos para alojar el emblema real son góticos
y eso refleja las preferencias de la Reina Isabel, que convirtió este estilo en su lenguaje
personal, por lo que fue también conocido como Gótico Isabelino (25)

[23]
Algunos detalles se pueden encontrar en la portada de la iglesia de Santa Mónica y
también en algunos altares tallados en madera dentro de la catedral. Harold E.
Wethey, Arquitectura Virreinal en Bolivia, p. 60.
[24]
Los tratados buscan una manera de cristianizar las formas siguiendo como
modelos el templo de Salomon. Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela, Historia de la
Villa Imperial de Potosí, Vol II, p. 403. Ver también Teresa Gisbert y José de
Mesa, Arquitectura Andina, p. 21.

Otra tendencia decorativa que surge en la época del barroco fueron las
portadas–retablos, decoración que surgió en el Perú alrededor de
1650 (24)(ET PS).
Esta preferencia estética copia los exuberantes detalles de los altares
de madera y los labra en piedra, exaltando las portadas en el exterior
de las iglesias, para buscar que, estos, cumplan la misma función que
los retablos en los interiores, la del rezo. La Catedral sigue esta
tendencia pero de manera ciertamente original, pues incorpora estos
elementos de manera frugal. Este gusto en algunos detalles, lleva a
pensar que cada uno en su momento, Juan Miguel Veramendi y Juan
Gonzales de Merguete, intervinieron con aportes importantes en los
diseños, tal y como se asevera en estudios realizados por varios
autores.

El lenguaje arquitectónico de los Dominicos en Sucre está caracterizado por la combinación


de estilos, como muestran muchas de sus iglesias. La Orden Dominica en España fue
influenciada por los motivos decorativos clásicos del siglo XVI y las estructuras Góticas en
embovedados. Los dominicos eran primordialmente teólogos, enemigos de la herejía,
enseñaban lo que el hombre debía creer por lo que ellos hicieron de sus ideas, el tema
decorativo de sus iglesias[27].

[25]
Gótico isabelino, también llamado estilo Reyes Católicos, es un estilo propio de la Corona de Castilla durante el
reinado de los Reyes Católicos, que representa la transición entre el gótico final y el renacimiento inicial, con
características originales e influencias del arte islámico y del mudéjar, de Flandesy, en menor medida,
de Italia. http://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%B3tico_isabelino
[26]
Antonio San Cristóbal, Estructuras Ornamentales de la Arquitectura Virreinal Peruana, pp.138-180.
[27]
Los dominicos enseñaban a la gente en qué creer mientras los franciscanos enseñaban a la gente qué hacer. La
diferencia está reflejada en las artes. Los franciscanos utilizaban las artes anecdotales, mientras los dominicos usaban
las ideas como decoraciones. Ernest Short, A History of Religious Architecture,London: Eyre & Spottiswoode, 1951,
pp. 245-248.

Ya en el epílogo, revisando la magnificencia o monumentalidad de las obras dominicas en


Sucre, se puede referir textualmente al gran historiador Charles Robertson de la Universidad
de Oxford: “la arquitectura de Sucre, tiene un formalismo monumental solo dentro de su
propio contexto y su valoración física se aprecia más, desde el contenido sociocultural”.

Se concluye que las intervenciones físicas en un monumento del Centro Histórico no solo
alteran su forma original sino también la iconografía, iconología, semiótica y, finalmente, su
estética.

Este aspecto es uno de los más importantes, ya que el lenguaje de la forma tiene un
significado que muestra las adaptaciones de conceptos formales originales a la nueva
cultura. Por otro lado, se identifica el origen de los materiales utilizados y la técnica de
construcción, lo cual es una expresión cultural y de la situación económica de la época. Es,
asimismo, una muestra del avance tecnológico y científico de esa civilización. Es así
también que a través de la forma es posible remontarse, desde la obra, a la estructura
social y política relevante de la época, que gira alrededor de un ente que ostenta y que está
originalmente vinculado a la religión y la realeza.

La influencia europea, durante la colonia y en la época republicana temprana, se puso de


manifiesto en estilos que se reconocen con claridad pero con una propia personalidad que
deviene en gran medida de la sustitución de algunos materiales, justamente porque se
ajustaron en la realización de obras a los medios existentes, la mayoría de las veces muy
limitados, con tecnología improvisada y circunstancias sociales y económicas especiales. Por
este hecho, a través del análisis PSET se ve que la arquitectura de Sucre no sigue líneas de
conjunto similares a otras sino que tiene su propia imagen, resultando por tanto única,
genuina en historia y en apariencia.

Es sensible que la carencia de documentación o peor aún, la falta de indexación o


accesibilidad a la existente, haga que muchas fuentes documentales originales, como las que
aún quedan de los archivos de la Arquidiócesis, del Cabildo Eclesiástico y del Catedralicio,
reunidos hoy en el Archivo y Biblioteca “Monseñor Santos Taborga”, se utilicen con
limitaciones. Como menciona Mons. Julio García Quintanilla, refiriéndose a los pocos
historiadores que tuvieron la posibilidad de ver algunos de esos documentos y repitiendo lo
que algunos chuquisaqueños decían: “¿Quién se mete a este dédalo de documentos que
posee el Cabildo, donde deben existir valiosos tesoros históricos? [28]”. García Quintanilla
realizó un sorprendente trabajo que sería importante continuar siguiendo el espíritu de
rescate y preservación que caracteriza a la Sociedad Geográfica y de Historia “Sucre”.

[28
Mons. Julio García Quintanilla, Historia de la Iglesia en La Plata, Sucre: Seminario San Cristóbal, 1964, p. 66.

BIBLIOGRAFÍA

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Daly, Peter; Callaham, Victoria and Cuttler, Simon (eds.), Andrea Alciatus: The Latin
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CATEDRAL O IGLESIA MAYOR


La Catedral o Iglesia Mayor de La Plata se encuentra situada en la plaza principal, su
construcción se llevó a cabo en varias fases, empezando en 1551, a cargo del maestro Juan
Miguel de Veramendi. Varias son las personas que en el siglo XVI, manifestaron su voluntad
de ser enterradas en la Iglesia mayor. Entre ellas Felipe López, natural de la provincia de
Guipúzcoa; también a Andrés de Carrión y Francisco Martínez, boticario, natural de Toledo.

En la Iglesia mayor no se enterraron únicamente españoles. El 1 de agosto de 1562, en La


Plata el indio Hernando de Aldana, natural de Cajamarca, manifestaba su deseo deser
enterrado en dicha iglesia.

Para inicios del siglo XVII, la Iglesia mayor o Catedral, contaba ya con una cripta para
enterrar a los dignatarios eclesiásticos, según detalla el cronista religioso Antonio de
Herrera y Toledo. “Están en la capilla del Evangelio de continuo 24 sillas muy curiosamente
bordadas de seda sobre baqueta de Moscovia y el maderaje de ensamblaje. Costó cada una
unos 400 reales; y de una y otra salen al altar dos puertas grandes labradas de cuarteles en
ensamblaje de cedro y se sube a ellas por cuatro gradas al sitio del Altar Mayor, sobre el
que está el más eminente cuerpo de la capilla; y a este hueco con tanto más profundidad
sirve de bóveda y entierro para los señores Arzobispos y Prebendados”, relata.

Un año después, esta cripta ocasionó un pleito que se inició en el Cabildo Eclesiástico y
llegó hasta los tribunales civiles debido a que por la humedad y el transcurso de los años
parecía que se derrumbaría.

La cripta fue rellenada y, años después, se procedió a abrirla, habilitarla nuevamente y


sirvió de sepulcro para varios prelados sucesores del Alto Borja.
Anexas a la Iglesia Catedral se encuentran además las capillas, que fueron edificadas con
bóvedas para el entierro de personajes distinguidos que costearon su construcción.
CAPILLA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
La capilla de la Virgen de Guadalupe fue construida entre los años 1616 y 1625 por el
Obispo Alonso Ramírez de Vergara, quien logró que el Cabildo Eclesiástico de La Plata le
concediera el terreno adjunto a la Catedral para construir su capilla funeraria en la que se
colocó la imagen de la Virgen de Guadalupe que había hecho pintar con el fraile jerónimo
Diego de Ocaña.

La bóveda construida en la misma capilla para su entierro, se cierra con una losa o lápida
grande, en que están esculpidas sus armas y su epitafio.

Además del citado Obispo, en esta capilla se encuentran enterrados el fiscal de la Audiencia
de La Plata Victorián de Villava, quien se destacó por su crítica a la mita de Potosí y su
apoyo a la causa de la libertad de indios y negros.

CAPILLA DE SANTA ANA


La Capilla de Santa Ana fue edificada por Tomás de la Barrera. Él y su esposa se encuentran
enterrados, en la bóveda a la que se accede por una losa.

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