Hostilidad Laboral
Hostilidad Laboral
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I. INTRODUCCIÓN
1 Definida como unas de las principales obligaciones del contrato de trabajo, este deber
implica que el dependiente cumpla con ejecutar las disposiciones y órdenes empresaria-
les que deriven del ejercicio regular del poder de dirección (Baylos, 2002, pp. 34-35).
2 Por ejemplo, la doctrina nacional ha discutido sobre el alcance del secreto e inviolabi-
lidad de las comunicaciones respecto al uso del correo electrónico (Blancas, 2013a), la
fiscalización a través de dispositivos de geolocalización (Toyama y Girao, 2014), entre
otros.
3 Coincidimos con Poquet (2013, p. 32) en que el poder disciplinario goza de cierto
grado de autonomía entre las demás facultades. Ello en razón a sus límites y funciones
particulares en el marco de la relación laboral. De manera que en la presente investiga-
ción no se hará referencia a esta, pese a que un sector mayoritario de la doctrina nacional
considera que sí forma parte (Neves, 2018).
4 Recuérdese que el ordenamiento laboral brinda mecanismos para efectivizar el poder de
dirección. Uno de ellos, por ejemplo, son las facultades disciplinarias. Poder que tiene
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6 Por medio de esta ley también se incluyeron otros importantes derechos como los sub-
sidios por defunción o invalidez y el seguro de vida. Será, sin duda, una parte de los
andamiajes más relevantes de la legislación laboral del siglo XX.
7 Si bien incluso la judicatura ha conceptualizado los actos de hostilidad como “incum-
plimiento de obligaciones contractuales” (Verónica Estrella vs. Prima AFP, 2015), esta
posición presenta, al menos, una deficiencia en categorizar supuestos como los actos de
violencia, o aquellos que afecten la dignidad del trabajador.
8 Si bien el cambio o traslado del centro de trabajo constituía, en esencia, una afectación al
contrato, el tipo exigía, además, una lesión al trabajador -expresada en su salud o intere-
ses. De manera que, al ser este último elemento el determinante, el inciso se ubicaba en-
tre las conductas que afectan al sujeto laboral. Esta nota característica será una constante
en toda su regulación, aunque a veces con fórmulas más ambiguas como la «intención de
causar perjuicio».
9 Un aspecto curioso es que también se contempla un delito por el cierre fraudulento de
la empresa que tenga como finalidad extinguir sus vínculos laborales.
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Cuadro N.° 1
Evolución normativa de los actos de hostilidad
Reglamento de la Ley
Categoría Ley 22126 Ley 24514
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Cuadro N.° 1
Evolución normativa de los actos de hostilidad
Reglamento de la Ley
Categoría Ley 22126 Ley 24514
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10 Si se compara, por ejemplo, las faltas graves tipificadas en el artículo 25 de la LPCL con
los actos de hostilidad, destaca el hecho que en el primero no se evidencia la incorpora-
ción de algún elemento subjetivo -como por ejemplo, la intencionalidad del trabajador.
Su inclusión, además de cuestionable desde una perspectiva de tutela, constituye un
tratamiento diferenciado según el sujeto que realiza la conducta, y que carece de sustento
dogmático.
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Reflexiones en torno a la tutela del trabajador frente al poder
empresarial: una mirada a los actos de hostilidad
Cuadro N.° 2
Supuestos de actos de hostilidad vigentes
11 Hay, además, un aspecto problemático con relación a la carga de la prueba. Desde nues-
tro punto de vista, es cuestionable que el trabajador deba asumir, en su integridad, las
consecuencias de la falta de probanza de elementos subjetivos (intencionalidad), o de
objetivos complejos (afectación a la dignidad).
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12 Por ejemplo, los proyectos de Ley General del Trabajo del 2002 y 2011 -que comparten
similitudes- optan por continuar el modelo taxativo, pero incorporan una regulación
más pormenorizada de cada supuesto.
13 Regular los actos de hostilidad de esta manera, cabe señalar, no constituye una singulari-
dad en la técnica legislativa adoptada. Los comportamientos antisindicales, por ejemplo,
se rigen bajo una cláusula abierta en ordenamientos de avanzada (Villavicencio, 2010).
14 Esta propuesta también permitiría una mejor distribución de la carga probatoria en fun-
ción de la categoría o tipo de acto de hostilidad. Por ejemplo, somos de la opinión que
el empleador debería asumir este deber en el caso de aquellas conductas que afectan al
contrato de trabajo -como cuando se alega el incumplimiento de obligaciones laborales.
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Reflexiones en torno a la tutela del trabajador frente al poder
empresarial: una mirada a los actos de hostilidad
15 Respaldan esta propuesta, en la doctrina laboral, entre otros, Boza (2016) y Arce (2013).
16 A través de este criterio se busca controlar que la eventual extinción causal por iniciativa
del trabajador, se rija bajo ciertos parámetros. De manera que no cualquier incumpli-
miento podría habilitar este mecanismo de tutela. De otro lado, si bien la doctrina re-
conoce que el criterio de «gravedad» es complementado con el de «culpabilidad», en la
práctica, la argumentación referida a este segundo elemento es, en la mayoría de casos,
circular (Alvarez, 2012, p. 119).
17 El presente apartado constituye una aproximación general del constructive dismissal nor-
teamericano. Se han omitido, por tanto, detalles como por ejemplo, su origen en la
National Labor Relations Act y su vinculación con los actos discriminatorios proscritos
por el Title VII de la Civil Rights Act (1964).
18 Esta teoría constituye una excepción a la regla general norteamericana de terminar una
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han tenido como finalidad forzar la renuncia del trabajador. Para ello, se
le exige al demandante acreditar las condiciones de empleo intolerables o
perjudiciales que motivaron la terminación de su vínculo (Cano, 2000,
p. 91). En términos de la Corte de Apelaciones de California:
Tres son los elementos centrales que configuran esta doctrina: (i) la
intención del empleador; (ii) la generación de condiciones de trabajo into-
lerables; y (iii) la presión para renunciar a partir de estas. Nótese que, por
tanto, no solo hay una proximidad nominal entre los actos de hostilidad
-llamado despido indirecto- y el constructive dismissal -cuya traducción
sería despido implícito-, sino también material. Y es que, finalmente, am-
bos tienen como objetivo la protección del trabajador ante determinadas
conductas empresariales. Desde esta perspectiva, y por su importancia, los
dos primeros requisitos identificados serán desarrollados a continuación.
En cuanto a la intención del empleador, se puede identificar dos cri-
terios jurisprudenciales20: (i) «reasonable employee standard»; y (ii) «employer
intent standard» (Norrick, 2006, p. 1825). Señala Norrick (2006, p.
1826) que el primero enfatiza si, bajo un criterio razonable, una persona
hubiera renunciado dada las condiciones de trabajo intolerables. Desde
esta perspectiva, por tanto, carece de sentido discutir si estamos ante un
comportamiento deliberado o involuntario, lo central es el impacto de
relación por cualquier motivo -moral o inmoral- o incluso careciendo de éste (employ-
ment at-will) (Cano, 2000).
19 Traducción libre.
20 Al margen del criterio que se opte, es necesario reconocer que la intención del emplea-
dor, además, tiene un valor importante para determinar el contexto en que se tomó la
decisión, y en consecuencia, si esta fue razonable o no (Shuck, 2002, p. 417).
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Reflexiones en torno a la tutela del trabajador frente al poder
empresarial: una mirada a los actos de hostilidad
21 Se ha llegado a sostener, incluso, que el tribunal debe, simplemente, analizar las con-
diciones impuestas por el empleador, en lugar de tratar de adivinar su estado de ánimo
(Bourque vs. Powell Electrical Manufacturing Co., 1980)
22 Por ejemplo, se ha distinguido dos categorías de constructive dismissal. Aquellos que tie-
nen como origen un “acto institucional de la empresa” y aquellos que no. Para este pri-
mer grupo de supuestos, se sostiene que este tipo de conductas no deberían considerarse
(Norrick, 2006, pp. 1819-1820).
23 Tal criterio se asemeja al análisis de gravedad que desarrolla la doctrina española, pues se
sostiene que deberá afectar lo esencial del contrato, además de frustrar legítimas expec-
tativas de la parte trabajadora (Ojeda y Gorelli, 1999, p. 240).
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IV. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alvarez, R. (2012). La extinción causal por voluntad del trabajador. Gra-
nada: Comares.
Arce, E. (2013). Derecho del trabajo individual: Desafíos y deficiencias.
Lima: Palestra.
Blancas, C. (2013). El despido en el derecho laboral peruano. Lima: Jurista
editores.
Blancas, C. (2013a). Derechos fundamentales de la persona y relación de
trabajo (2da ed.). Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú.
Boza, G. (2016). La modificación unilateral del contrato de trabajo por
iniciativa del empleador. Una especial atención al ius variandi ex-
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Reflexiones en torno a la tutela del trabajador frente al poder
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