01 Muerte Morfosis Book

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MUERTE MORFOSIS

Mi regreso de la Muerte
y las experiencias con ella
Mi regreso de la Muerte
Mi regreso de la “muerte”.
Cuando traspasé el velo

Por un tiempo viví a orillas del mar, en el Océano Pacífico, con una
hermosa vista hacia las islas Coronado, las que interrumpían la línea del
horizonte azul frente a mí. El olor a mar y sus atardeceres, eran como un
manjar a mis sentidos.
En este lugar, un amigo nos introdujo a mi hermano, mis hijos, sobrinos y
primos, a la práctica de kayak en el mar, un deporte pasatiempo que nos
tomó tempestuosamente a disfrutarlo tanto como pudiesemos. Viviendo en
esa zona, nos era muy fácil cualquier día tomar el kayak y aventurarnos en
las olas de la playa. Hubo ocasiones en que enfrentamos un mar
enfurecido, atacábamos con la proa y dominamos sus grandes olas,
algunas mayores de cuatro o cinco metros. Adquirimos tanta habilidad que
nunca pensamos en la posibilidad de algún incidente. No fue fácil, pues
nos costó buen número de revolcadas, caídas y otras aventuras.
Cada año esperábamos a que llegase el periodo primavera a verano en
que el mar estaba más en sus mejores condiciones y con el clima más
agradable, y en cuanto veíamos un buen día, bajábamos a la playa a
practicar. Pasábamos horas disfrutando el agua, sobre todo cuando
teníamos la visita de esos seres tan especiales que eran los delfines.
Verlos pasar por debajo o cerca del kayak era un espectáculo como pocos.
Resulta muy impresionante cuando los ves nadar bajo tu kayak, son
mucho mas grandes de lo que uno piensa cuando los ve desde la orilla de
la playa. En ocasiones nos alegraron con sus actos de piruetas y brincos.
Desarrollé una habilidad para comunicarme con ellos, y en ocasiones les
chiflaba y aparecían de repente rondando muy cerca de nuestros kayaks.

Un día en la tarde, en los primeros días de primavera, regresando de mi


trabajo en la ciudad, iba manejando por la carretera paralela a la costa y vi
un mar en calma, un día soleado precioso y un clima maravilloso. Lo
primero que se vino a mi mente fue pensar que al fin se daba un buen día
para meterse en el kayak, después de un invierno con lluvias, frio y oleaje
intenso.
Uno o dos meses antes, uno de mis primos me había regalado un kayak
de una sola plaza, el cual no había tenido la oportunidad de probarlo. Así
que decidí que ese momento era el indicado para sacarlo al agua y
disfrutarlo. Llegué a casa y le dije a mis hijos que aprovecharía y saldría
en el kayak, mi hijo Eduardo por alguna razón decidió quedarse en casa y
me acompañaron Ricardo mi hijo menor y mi sobrino Darío que nos
visitaba.
Tomé el kayak, lo revisé por abajo y por todos lados y no encontré
perforación alguna. Le di una lavada, tome los remos y lo subí al carro.
Tome también mi wetsuit he hice lo mismo.
El oleaje era magnifico, el mar en calma era especial para practicar
después de tantos meses sin poder hacerlo. Con la ayuda de Ricardo y
Darío bajamos el kayak al agua, y empecé a remar. Tome las primeras olas
y fue como si no hubiese perdido un día de práctica. Avancé fácilmente,
cien, doscientos metros, y más. Seguí remando y fácilmente avanzando.
Una vez que se atraviesa la región de rompientes, te acompaña un sonido
como una especie de burbuja de silencio maravilloso. Pareciera como si
esa zona de rompientes formase una barrera acústica natural, y te
trasladases a una región completamente distinta.
El mar seguía en calma, y la serenidad del silencio en el océano y en mi
interior me llenaban. Ya habiendo avanzado una gran distancia de la costa,
quise maniobrar para dar vuelta y mirar hacia la playa para ver a los
muchachos. Tuve dificultad para hacerlo, pensé que había perdido algo de
práctica para maniobrar. Continuando con confianza, seguí remando
lentamente disfrutando de la maravillosa tarde. El mar estaba tan tranquilo
que era muy fácil avanzar. Quise de nuevo dar vuelta hacia un lado y de
nuevo observé que no podía hacerlo, creí una vez más que era mi falla,
que había perdido la práctica. Lo intenté de nuevo, y fue cuando me di
cuenta de que algo andaba mal con el kayak. No era yo el que estaba
haciendo mal la maniobra, era que le había entrado tanta agua al kayak
que ya no podía maniobrarlo. EL kayak pesaba mucho de tanta agua que
le entró, y se empezaba a hundir. Era muy pesado para girar.
Me di cuenta que ya no era posible permanecer dentro del kayak y que
tenía que tomar una decisión rápida. Saltex del kayak, como ya lo
habíamos practicado por si alguna ocasión pasábamos por una situación
similar a esta o el oleaje nos voltease. Ya fuera de él, inmediatamente se
puso vertical. Desde la superficie del agua salían aproximadamente dos
metros, y me abrace al kayak. Hice un análisis de la situación y vi que mi
wetsuit no cerraba adecuadamente, el ziper o cremallera se había atorado
y esto provocó que le entrase agua entre el wetsuit y mi cuerpo, lo cual
minimizaba la flotación que podría brindar.
Voltee hacia la playa y vi unas pequeñas figuritas que eran Ricardo y
Darío, pedí a Dios que por favor no les permitiese meterse a tratar de
ayudarme, pues estaba muy retirado de la costa, y lo más probable era
que si intentaban llegar a mí, no solo yo corría peligro de ahogarme, sino
ellos también. Me preocupe mucho por ellos y por mí, ore y pedí con todo
mi corazón.
Empecé a nadar con dirección a la playa. Después de unos minutos me
cansé, era obvio que mi condición no era la óptima. Había pasado un largo
invierno sin mucha oportunidad de ejercitarme y eso me afectó. En ese
momento recordé lo leído en un libro sobre comportamiento animal y las
formas que ellos administran mejor su energía. Eso me hizo llegar a la
conclusión de que mi mejor opción era nadar de espaldas, flotar sobre mi
espalda y dar brazadas hacia atrás. Inmediatamente observe que fue una
buena decisión, me sentí mejor y me cansaba menos. Cada tanto tiempo
volteaba a ver la orilla para ver mis avances.
Después de un rato me di cuenta que al estar volteando provocaba que
estuviese nadando en círculos. Busqué una manera de orientarme que no
tuviese que estar volteando a ver la playa para orientarme, aunque mi
preocupación por los muchachos crecía constantemente.
Determiné que utilizaría al sol como objeto fijo para orientarme, teniéndole
a mi izquierda, y seguí nadando lentamente tomando pequeños descansos
para administrar mi energía y no cansarme tan rápido. Pronto caí en
cuenta que me estaba ocurriendo lo mismo, de nuevo nadaba en círculos.
Ya llevaba bastante rato nadando y flotando, y mis fuerzas empezaban a
mermar.
Seguí nadando de espaldas todo el tiempo que pude, hasta que me fue
imposible seguir nadando. Llegó el momento en que se agotaron mis
fuerzas, me sentía agotado. Ya no podía seguir, mis brazos ya eran
demasiado pesados para hacer el movimiento, o me costaba demasiado
esfuerzo intentarlo.
Llegó el momento en que ya no pude seguir más y me rendí, me di por
vencido, por más esfuerzo que hacía no me podía mover. Ya no pude. De
repente paso lo más increíble que jamás había experimentado. Me
empecé a hundir, y era tan mágico, una paz increíble empezó a invadir mi
ser, no había miedo, no había dolor, todo era calma, solo una sensación de
bienestar. Solté los brazos y piernas y lentamente fui hundiéndome. Fue
más mágico aun cuando pude observarme a mi mismo. Sorpresivamente
yo me veía a mí mismo, a todo mi cuerpo. Me encontraba alrededor de dos
metros debajo de mi cuerpo y podía verme completamente, mis brazos y
piernas colgando de mí, mi cara en completa paz, flotando en el agua del
mar. A otros dos metros o más arriba de mi cuerpo, podía ver el límite de
la superficie, se veía como un espejo en movimiento.
Se sentía una paz bellísima, no había más preocupación, no sentía nada
de temor, ¡era maravilloso! Sabía que todo estaba bien.
Repentinamente una especie de luz rosácea, anaranjada y dorada rodeo
mi “cuerpo”, mi nuevo yo, quizá podría llamarle mi cuerpo espiritual, o
quizá mi esencia. Era una sensación de belleza, armonía, paz. La luz se
volvía como una gran esfera difusa rodeándome. Algo me invitaba ir hacia
su fuente. Empecé a moverme hacia el centro de la esfera que se había
vuelto como un túnel, como una banda eléctrica de luz, no requería ningún
esfuerzo de mi parte para avanzar, prácticamente flotaba en el éter. Yo no
hacía nada, más que confiar y dejarme llevar por eso que resulta difícil
describir solo con palabras.
La luz, especie de neblina rosácea-anaranjada- dorada, se empezó a
tornar completamente dorado suave. Y frente a mí se abría entrada
circular, y a lo lejos podía ver vagamente un grupo de seres. Tenía una
sensación de gozo enorme, algo que llenaba todo mi ser de un estado de
felicidad, una enorme paz y seguridad.
En un corto tiempo me encontré cerca de un grupo de lo parecía un gran
cantidad de seres brillantes, de un brillo dorado-rosáceo maravilloso. No
podía ver caras y sería difícil determinar el número de ellos, podía ver que
eran muchas siluetas muy brillantes. Y en el centro, se encontraba un ser
mucho más brillante, que irradiaba algo que se sentía muy amoroso,
alguien que me atraía hacia Él, era el ser más luminoso de todos
recibiéndome, no sé cómo describirlo pero todo mi ser sabía que era
Jesús, veía su figura y mi ser sabía que Él era Jesús, yo me sentía cada
vez más gozoso. Debo mencionar que yo no era alguien que pudieses
considerar como religioso, ni me podía asociar con el cristianismo per se.
Pero podía tener la seguridad que me indicaba la presencia de Jesús.
Confirmo de nuevo que solo veía siluetas muy brillantes, pero estaba
completamente seguro de quien era cada una de esas siluetas. Como si
detrás del brillo pudiese sentir sus caras, su presencia.
Alrededor de Él, extendidos a su derecha e izquierda, un gran número de
seres también de siluetas luminosas, inmediatamente pude sentir-saber
que uno de ellos era mi abuelo, podía ver o sentir su sonrisa y su cariño.
Junto a él se encontraban mi abuela, mi madrina y padrino, igualmente
muy contentos de verme, su sonrisa era muy evidente, mas no en la forma
física que hacemos en nuestro plano, era simplemente sentir-saber, quizá
como el ser un solo ser que sus partes se identifican. Repentinamente
pude saber que la mayoría de ese grupo de seres eran mi familia terrenal y
algunos de mis amigos queridos, todos me sonreían y me daban una
hermosa bienvenida. Todo era brillo, todo era felicidad.
Era increíble la sensación, un estado de gozo, alegría y amor permanente.
Mi comunicación con ellos no era de forma hablada, había una especie de
comunicación telepática, solo que esta provenía del área del centro del
pecho. Pareciera que desde el centro de su pecho o quizá más bien
desde su corazón se enviasen las ideas o conceptos que comunicaban. Y
desde ahí todo se emanaba en amor, y yo les “escuchaba”. Cierro los ojos
mientras escribo esto y me lleno de ese sentimiento tan maravilloso, llena
todo mi ser.
Años después en una terapia pude recuperar algo de la información que se
me compartió en esos momentos, y una parte muy importante es que me
decían que la verdadera comunicación entre los seres debía manifestarse
y llevarse a cabo desde el corazón, desde un completo sentimiento de
amor basada en la emoción amorosa más que en la razón. Que como
seres humanos es importante reaprender que la razón por la que venimos
a este plano es para aprender, y el mayor aprendizaje es el vivir e irradiar
amor en cada acto. Recupere un poco de información de cuando decidí
venir a este plano en mi persona física actual.
Volviendo a la situación, después de un rato de “conversación”, se me
preguntó si deseaba quedarme o regresar. En esos momentos ocurrió lo
que otras personas que han tenido la misma experiencia han visto,
Aparecieron o surgieron dentro de mí imágenes de diversas etapas de mi
vida, como una película, pero en una pantalla esférica que lo abarcaba
todo, como que lo veía y vivía al mismo tiempo. En especial veía a mis
hijos, escenas de mi vida con ellos, y pareciera ser que además aparecían
algunas que aún no se vivían.
La sensación de estar ahí es quizá lo más hermoso que he percibido en mi
existir, una enorme paz interior sumada a un amor tan inmenso dentro de
mí, que yo deseaba continuar en ese espacio todo el tiempo posible. Pero
una voz que me invadió todo me cuestionó: ¿quieres irte o quedarte?
¿Cómo querer dejar algo así? ¿Quién desearía dejar ese paraíso? Ese
lugar tiene las condiciones de paz, alegría y sensación de plenitud que
cualquiera de nosotros puede desear.+
Dentro de mí surgió algo que me dijo que mi misión aún no había
terminado en la tierra, que faltaba algo que tenía que hacer, y tuve que
aceptar que necesitaba regresar.
Tomé la decisión de regresar, y en ese momento podía sentir como todos
en el grupo de seres maravillosos me decían hasta pronto en mucho amor.
Entonces sucedió otra de los extraordinarios actos de esos momentos. De
la nada y en el espacio físico ocurrió como si una mano gigante recogiera
mi cuerpo dentro del agua del mar, y lo llevase a la superficie. Puedo
recordar esa imagen de ser tomado por algo que me da la sensación de
una mano enorme y transparente que me tomó y me elevó dentro del
agua., Ya fuera del agua, tomé una inmensa bocanada de aire. Como si
hubiese recibido una resucitación cardiopulmonar.
No sé cómo, pero empecé a nadar de nuevo, lo fui haciendo en lapsos en
que podía aguantar con la poca energía que tenía, no tengo mucha
memoria de ello, me es muy difusa mi memoria de estos lapsos. Me da la
sensación de que me hundí en otras ocasiones más. Pero no puedo
constatarlo. En un plano materialista, en ocasiones siento como que los
delfines me hubiesen ayudado. Realmente no lo sé.
Así fui recorriendo la distancia desde donde tuve el incidente, hasta la
playa donde estaban Ricardo y Darío. Me dicen que me tomó más de una
hora y media desde cuando ellos me vieron hundirme. Llegué a la zona de
rompiente de las olas y estas me revolcaban constantemente. Ahora
recuerdo que en esa zona hay una especie de hoyos en el fondo arenoso
debajo del agua y por ratos me hundía, y ya casi sin fuerza hacia todo lo
posible por mantenerme a flote. Llegaba otra ola y era una nueva
revolcada más. No lo he mencionado, pero por muchos años había
practicado tanto la natación, snorkeling y buceo, por lo que sabia que
hacer dentro del agua gracias a tantos años de experiencia. Prácticamente
crecí en el mar.
Afortunadamente para ese entonces apareció mi hijo mayor Eduardo y
entre los tres fueron a ayudarme a salir. Pude ver que ya se encontraban
ahí los rescatistas con una ambulancia cercana.
Estuve tirado en la arena, sin nada de energía por un buen rato, y
decidieron tomarme los signos vitales. Me dieron la opción de llevarme al
hospital a recuperarme, o la de ir a casa y ahí hacerlo. Tomé la segunda
opción, y mis hijos me llevaron a casa.
Me tomó más de una semana para recuperar la condición física. Y me llevó
varios años para ir recuperando los hechos vividos en esta experiencia.
Esta experiencia me mantiene completamente convencido que el concepto
que tenemos de la muerte es uno muy equivocado. Considero que ha
llegado el momento en nuestra evolución como seres humanos de cambiar
el paradigma que ha predominado por siglos. Hemos sido muy conscientes
de la evolución física e intelectual humana, pero somos muy poco
conscientes de la evolución espiritual que hemos desarrollado, y en lo
personal sé que ya estamos listos para dar el siguiente paso en este tema.
Estoy completamente seguro de que evento de dejar este plano es un
proceso en el cual experimentamos la paz y amor en su más pura esencia.
Es una experiencia de graduación de un nivel a otro más evolucionado.
Como graduarse de un curso, pero con una dedicación en el conocimiento
crecimiento espiritual.
No hay dolor, no hay sufrimiento, todo lo contrario, como lo dije antes es
una sensación tan maravillosa de amor y paz. Es dejar el ajetreo de la vida
material, para repentinamente encontrarnos en la completa calma de la
vida espiritual.
Nos liberamos de todo aquello que nos ata al sufrimiento. Quizá es un
proceso de aprendizaje sobre las palabras del Buda: “el dolor es inevitable,
pero el sufrimiento es opcional”. Hemos estado optando por sufrir ante
todo aquello que nos duele. Creo firmemente, aunque suene cruel que el
dolor es uno de los grandes maestros para el crecimiento individual. Y
como todo gran maestro es necesario que se nos pongan exámenes y
pasarlos con las mejoras notas posibles.
No podemos evitar el dolor físico, y en ocasiones cuesta una gran cantidad
de esfuerzo y preparación para evitar el dolor emocional. Pero lo que si
podemos llevar a cabo es tomar la decisión de dejar de sufrir, de evitar el
sufrimiento.
Sin el afán de sonar cruel, pero nos hemos vuelto masoquistas
emocionales y corporales, hemos sido educados por generaciones que el
traspasar el velo de la vida y pasar a dejar el cuerpo material debe de
dolernos y sufrir. La idea de que la muerte es el fin, y de que debe ser
“luctuoso” doloroso se perpetúa a través de herramientas culturales como
la literatura, música, películas, medios de información y otros medios.
Nuestros seres amados están en ese lugar tan hermoso, su evolución se
ha dado y nos han superado en esta escuela de la vida. Y el día indicado
estaremos de nuevo en la escuela espiritual, energética o superior con
ellos.
Solo hay un área específica de este tema de la cual me queda una gran
duda, y es la de qué pasa con los humanos que en este plano material se
han dedicado a hacer daño a otros, me refiero a personas criminales,
asesinos, gobernantes malévolos y/o corruptos. Además de esto que no
hayan tomado el tiempo para reparar sus faltas, y no lo quiero hacer desde
un juicio personal, más bien es de esta sensación de que atravesaran una
experiencia muy diferente, que pasaran por algún lugar de sombras,
obscuro.

Mi experiencia personal me ha dejado la enseñanza de que la muerte no


existe como el concepto que nos han heredado, que tan solo es un paso a
un plano de existencia diferente. Es un proceso de graduación hacia un
nivel de existencia superior. A un lugar de enseñanza más elevada. Tal
como lo hacemos en este plano cuando nos graduamos de la enseñanza
primaria a la secundaria y así hasta llegar a la universidad. Y al igual de
como ocurre en este plano, muchos tienen una educación continua
graduándose en el grupo con el que iniciaron, pero otros lo hacen a un
ritmo diferente y se gradúan más tarde. Es más, hay personas que
retoman esa educación en una etapa madura de su vida.
Lo mismo que ocurre con el crecimiento interior, cada quien tenemos una
“velocidad” personal. Cada quien decidimos cuando tomar ese camino o
quizá no tomarlo. Todo es válido, no hay un solo camino, una sola forma,
no hay juicios. Me han ensenado que hemos estado operando en un
mundo del “Deber ser”, cuando en realidad necesitamos y es nuestro fin
vivir en el “Ser”.
Solo ser, dejarnos ser y gozar ser lo que podemos y queremos ser. Cada
proceso es una fase de la vida terrenal, cada experiencia, cada persona
que la existencia pone en nuestros caminos. Ser sin la necesidad de
“deber ser” con que fuimos formateados. Ser alegres, tristes, fuertes,
débiles, llorar, reír y sobre todo vivir. No vale el “debes ser” fuerte, alegre,
bonita, inteligente, formal.
En esta filosofía de vida se nos somete a ser exitosos, a ser fuertes,
rápidos, inteligentes, ricos, bonitas, cuerpos de película o modelo, cara
estereotipada, competir para ser el/la “mejor”. Pero se ha dejado en un
termino muy lejano el ser feliz, vivir en armonía y en amor.
Sabemos y estamos seguros de que la vida existe, que es una realidad, y
ahora el conocimiento nos habla de que no todos tenemos la misma
realidad. Por lo tanto es muy valioso el “Ser” vivos, “Ser” el Ser espiritual
que realmente experimenta una vida material/espiritual. Una experiencia
de aprendizaje en este planeta de libre albedrio, y ese libre albedrio nos
permitimos decidir cómo concebimos y confrontamos el proceso que
llamamos muerte.
¿Que es la muerte?
¿Qué es la muerte?

En toda honestidad, nadie sabemos realmente lo que la muerte es.


Muchos hablamos desde una idea propia, otros desde un concepto
implantado por los medios, las costumbres, las creencias o la ciencia. Pero
no creo que exista una persona que defina o responda completamente
este cuestionamiento y deje sin duda a quien haga esta pregunta.
Aun con mi experiencia de regresar de ella, no puedo asegurar que mi
concepto contenga todo lo que la muerte es. Quizá a cada quien se nos
brinde acceso a la parte ante la cual podemos tener comprensión desde un
nivel particular de conciencia. Desde hace un tiempo tengo la certeza de
que la vida es un plano para aprender, una especie de escuela de
aprendizaje para la evolución de nuestro espíritu. Hay personas que se
encuentran en la secundaria, otras en el pre-escolar, algunas en
licenciatura, una cuantas en Maestría, y un pequeño puñado en Doctorado.
Aun entre quienes se encuentran en el mismo nivel hay algunos que
dominan una materia específica como biología, matemáticas o geografía.
Así es esta escuela de la vida, algunos vamos aprendiendo a paso lento,
mientras otros a un paso sorprendente. Dentro de esas “cursos de
aprendizaje” quizá estén el amor, la abundancia, tolerancia, compasión,
orden, relaciones familiares y personales, además de muchos otros temas
que vamos aprendiendo en el curso de ella. También estoy seguro que es
muy probable tenga que ocurrirnos un evento crítico para acelerar el
proceso de estudio o hundirnos. Es en ese momento que tenemos la
oportunidad de acelerar nuestra evolución personal en lo espiritual y
emocional.

En mi preparación universitaria tuve una formación científica, obtuve una


licenciatura en Oceanografía Biológica, donde es básico entender los
principios de la física, química, biología, matemáticas, fisiología y muchas
otras ramas de la ciencia. En mi proceso educativo aprendí la Ley de la
conservación de la Energía, la cual establece que la energía no se crea ni
se destruye, simplemente se trasforma. Esta es una ley que podemos
aplicar a los eventos que ocurren en el plano existencial en que nos
encontramos.
Existe una gran cantidad de experimentos científicos que nos demuestran
la veracidad de este principio. Y es aplicando este principio que podemos
comprender que debe de ser altamente probable que al trascender nos
transformemos en otro tipo de energía.

Otro principio científico que aplico a manera de llevar mis análisis


espirituales es otro principio de la física que Einstein propuso, y por la cual
obtuvo su premio Nobel. En el se describe que la luz, se comporta al
mismo tiempo como materia y como energía. En 1905, Einstein había
argumentado que, a veces, la luz parecía consistir en «cuantos» (lo que
hoy son los fotones) y, cuatro años más tarde, introdujo la dualidad onda-
partícula en la física.

Es decir que la luz no era una onda o una partícula, era ambas cosas.
Einstein estaba pensando lo impensable. En la física, las ondas y las
partículas son tan distintas que cada una obedece a sus propias reglas
matemáticas. La partícula es todo aquello que tú puedes cuantificar y que
en teoría puedes agarrar o tocar.

En cambio, explica la física, la onda es capaz de atravesar de un lugar a


otro y no la puedes coger. Un fotón es un ejemplo de cuanto, un paquete
discreto de energía o materia. Partiendo de este principio, en un corto
tiempo, dados los avances de esta ciencia, se demostrarax que así como
somos materia, al mismo tiempo somos ondas de energía.

Por lo tanto, empleando este principio, y tomando en consideración que el


cuerpo humano está compuesto por sistemas que a su vez están
compuestos por órganos integrados por tejidos, los cuales se forman por
medio de células, que a su vez están constituidas por moléculas, formadas
por la unión de átomos, los cuales están hechos por partículas
subatómicas. Entonces en el nivel más básico de la materia, estamos
compuestos por partículas subatómicas similares o más pequeñas aun que
un foton, por ello somos seres formados por materia en partículas
subatómicas, que de acuerdo al principio propuesto por Einstein, si estas
partículas de materia son a la vez energía, entonces somos seres de
energía en sus diversas frecuencias ondulatorias.
Es también que gracias a los avances de la física cuántica, se ha podido
determinar que del espacio que ocupa un átomo, el 99.9% está compuesto
por vacío. La distancia entre el núcleo del átomo y los electrones en sus
diversas capas es inmensa si tomamos en cuanta las medidas
subatómicas, y en esa distancia entre el núcleo y un electrón, se encuentra
vacío. Así es, la materia “solida” que percibimos, es 99.9% vacía o hueca,
lo que significa que nuestro cuerpo material es prácticamente vacío. La
solidez de nuestra realidad existencial es completamente falsa, es una
percepción limitada de nuestros sentidos. Para dar una referencia visual, si
suponemos que la periferia del átomo es el orbital del electrón, la relación
entre el tamaño del núcleo y el tamaño del átomo nos dará la proporción
que estamos buscando. Esa relación es de 1 x 10e-5, es decir 100 mil
veces el diámetro del núcleo. La distancia hasta el electrón, si el núcleo del
átomo fuera el Sol y el electrón un planeta, sería de 1400 millones de km x
100.000. ¿Podemos tan siquiera tener una idea de lo que esto significa?
¡También somos seres muy vacíos!

Entonces aplicando estos últimos conceptos, si la energía no se crea ni se


destruye, solo se transforma, y si somos seres de energía, esto significa
que simplemente nos trasformamos en otra forma de energía. De materia
corporal a un estado de energía espiritual. Como decía en líneas
anteriores, si somos prácticamente vacío en un 99.9%, ¿Por qué dudar
que el 0.01% originalmente compuesto a la vez por materia-energía de
nosotros se transforme completamente en energía?
Volviendo al inicio de este tema, ¿qué es la muerte? Si tomamos la
creencia que la muerte es el fin del estado corporal-material, entonces la
muerte debe significar una transformación corporal hacia una de estado
energético puro.
Nuestros seres amados han dejado su estado material para transformarse
hacia un estado energético.

La idea o concepto de la muerte está influida por costumbres o creencias


sociales de acuerdo a la región y época en que hayamos crecido. Influyen
también fuertemente las creencias religiosas.
Para los budistas, es un hecho la transición de una existencia a otra en
una serie de reencarnaciones. No ponen en tela de juicio este concepto.
En esta cultura ellos llevan a cabo la práctica de la meditación como un
medio para preparar a la mente y el cuerpo hacia la sabiduría que traerá
consigo la eliminación del karma, creencia según la cual toda acción tiene
una fuerza dinámica que se expresa e influye en las sucesivas existencias
del individuo. Por ello se entregan a ir trabajando continuamente en
eliminar o reducir los efectos de los actos que trajeron un daño a algo o
alguien, o las acciones indebidas de esta vida y anteriores.
En las tradiciones del hinduismo, taoísmo y budismo, la muerte es vista y
vivida como un tránsito, algo así como un cambio de ropaje del cuerpo
material a otra vida o hacia un renacer. Contrario a lo que ocurre en la
cultura occidental donde la muerte sigue siendo un tabú o algo que no nos
gusta hablar, o visto como desagradable, donde se le considera algo como
una derrota ante la vida, algo vergonzoso o hasta un castigo divino.
Concepto imbuido por las creencias impuestas por el judeocristianismo.
Para los budistas, existe la creencia de la reencarnación, y se cree que en
esta vida debemos trabajar en corregir las acciones que creamos con
karma, para lograr llegar a una liberación del ciclo de nacimiento-
renacimiento llamado Samsara.

El Libro Tibetano de los Muertos, escrito por Gurú Rimpoche, es un libro


algo denso de entender, pero en términos sencillos nos dice que cuando
morimos dejamos atrás todo lo material, y solamente llevaremos con
nosotros aquello que hicimos y dimos con un corazón noble y amoroso. El
ser sutil (alma) se extiende más allá de la muerte de lo material. Este ser
sutil continua en un estado intermedio, hasta que encuentra un nuevo
cuerpo material para renacer o reencarnar en un nuevo ciclo de vida.
Relata como en el proceso de la transición, el ser va teniendo visiones o
experiencias gozosas o terribles, proyecciones de sus propias vivencias,
emociones o acciones (karma) que carga. Este ciclo termina cuando se
logra la iluminación del ser, la liberación, el fin de los ciclos nacer-renacer.
El fin del sufrimiento. Muy pocos seres humanos han logrado este estado
de iluminación.
En mis pláticas sobre el tema, regularmente cuando tratamos sobre el
duelo de la muerte, menciono la frase de Buda: “El dolor es inevitable, el
sufrimiento es opcional”. Un evento cualquiera puede dolernos, o no,
usualmente no tenemos control sobre esto, pero algo en lo cual si tenemos
participación es que cada uno decidimos cuanto tiempo queremos sufrirlo.
Ya sea el proceso de la transición propia o del duelo, sufrir es una decisión
propia, no es algo del afuera. Tomar conciencia de ello es lo que requiere
un profundo trabajo interior. El dolor no es algo que escogemos, pero el
sufrimiento es una decisión muy personal. Cada quien decide cuanto
tiempo y que nivel desea mantener el sufrimiento en un nivel inconsciente
o desde el subconsciente.

En el Islam, otra de las grandes tradiciones religiosas, se considera


piadoso a quien durante su existencia en este plano, se prepara para la
muerte, es decir que no le teme a la muerte, ni al dolor o al sufrimiento que
lleva a la muerte. Contrario a nuestras creencias occidentales, cuando un
niño nace ven con un dejo de tristeza el hecho de que a ese ser le falta
mucho para llegar a estar con Alax. En cambio, la muerte de un ser
cercano se cree que el estará más cerca de Dios. Una rama del Islam, los
Sufís han dejado un gran legado de escritos y poemas sobre el tema de no
temer a la muerte, pues se encuentran preparados con la esperanza de
una vida mejor en el al-Akhira, la vida eterna.
Para el pueblo Lakota, cuando alguien fallece, no dicen que mueren, sino
que "siguen caminando". Lo que significa la continuación de un viaje en
lugar de un punto final en un camino lineal, algo como un proceso cíclico
evolutivo. Los rituales y las ceremonias son una parte importante del
proceso de duelo y están destinados a alentar al espíritu hacia la vida
futura. Los Lakota no tienen miedo a la muerte ni a ir a un inframundo.
Creen en un mundo de espíritus (Wakan Tanka) en el cielo en el cual los
difuntos están libres de dolor y sufrimiento.
Seguir caminando suena muy parecido a la creencia budista de continuar
en una “caminata” para encontrar un futuro cuerpo donde retomar el
camino material. La falta de miedo a la muerte y la ida a un espacio libre
de dolor se asemeja a lo mencionado por los musulmanes.

Thich Nhat Hanh nos dice: ‘La muerte es una ilusión’, y explica cómo él ve
la muerte. Esta es la transcripción de su respuesta a la pregunta ¿Qué
sucede cuando morimos?:

“Es como una nube en el cielo. Cuando la nube ya no está en el cielo no


significa que la nube haya muerto. La nube continúa en otras formas, como
lluvia o nieve o hielo. Así que uno puede reconocer tu nube en sus nuevas
formas. Si estás muy encariñado de una nube hermosa y si tu nube no
está más ahí, no deberías estar triste. Tu amada nube pudo haberse
convertido en lluvia, llamándote ‘querida, querido ¿No me ves en mi nueva
forma?”. Y entonces no serás golpeada por la pena y la desesperación. Tu
ser amado continúa siempre. La meditación te ayuda a reconocer su
presencia constante en nuevas formas.

La nuestra es la naturaleza sin nacimiento y sin muerte. La naturaleza de


la nube también. Una nube no puede morir nunca. Una nube puede
volverse nieve o granizo o lluvia, pero es imposible para una nube pasar
de ‘ser’ a ‘no ser’, y eso es verdadero para con tu ser amado. Ella no ha
muerto, ella continua en muchas formas nuevas. Y uno puede mirarla
profundamente y reconocerla en uno y alrededor de uno
Entonces, ¿porque en nuestra cultura tenemos una concepción de dolor,
sufrimiento y otras emociones negativas con respecto a la muerte? ¿Sera
el hecho de que en la imposición del cristianismo en este lado del mundo,
se implantó la idea de que hay que sufrir para merecer el cielo? ¿De que
no somos merecedores de la vida divina?
La idea del infierno, del purgatorio unidos a la del pecado traen consigo un
estado de culpabilidad, de no merecimiento, lo que debe tener un gran
peso en el inconsciente colectivo de nuestra cultura occidental.
He escuchado a cientos de personas hablar en términos de miedo sobre la
muerte, de decir “pobre, murió por esto o por lo otro”. He visto a decenas
de familiares y amistades aferrarse hasta lo posible a que sus seres
queridos permanezcan vivos el mayor tiempo posible. Sin importar mucho
que sienta o sufra la persona cercana a la muerte. Parece que hemos
desarrollado apegos extraordinariamente grandes, y que es nuestro
egoísmo el que nos domina, y nos aferra a mantenerlos presentes
físicamente. El apego lo practicamos en todas las etapas de nuestra vida,
y lo extendemos hacia la muerte de manera inconsciente o quizá
subconsciente. Nos cuesta el definir la frontera entre el amor y el apego.
Tenemos programaciones ancestrales que determinan nuestra experiencia
ante la muerte propia o la de un ser querido. Nos hemos hecho de una
gran cantidad de programaciones-formaciones familiares y sociales que
han reforzado la idea de que la muerte debe ser algo doloroso, algo
negativo.

No creo en las coincidencias ni en las casualidades, hay una forma


maravillosa en que este universo funciona que no deja de maravillarme.
Las sincronicidades son ahora parte de la comprensión sobre la existencia.
Al estar escribiendo estas líneas, me fue enviado el siguiente texto del cual
no he podido encontrar la fuente ni el autor:
Cuando una persona muere su mente se queda en un estado de
meditación. El cerebro no solo tarda mucho en apagarse, sino que
comienza a actuar de otra manera cuando el corazón ha dejado de latir. En
la Universidad de Western Ontario, pudieron observar mediante
electroencefalogramas las ondas cerebrales de los pacientes que han
muerto de alguna manera semi fulminante, por ejemplo de un paro
cardiaco, encontraron que predominan las ondas delta. Estas ondas son
las mismas que se generan durante la meditación profunda. Si sumamos
esta experiencia como las del artista inglés Shiv Grewal, quien regresó de
la muerte, no podemos dejar de pensar que la muerte es más bien un
proceso de expansión de la conciencia.
Desde una perspectiva budista, dicha expansión no termina cuando el
cerebro deja de tener actividad, más bien es un momento más en ese
viaje, sea cual sea que hacemos al morir una trasformación de un vehículo
consciente (sic).
En los momentos prolongados antes de morir, tu cuerpo libera DMT, la
misma droga que te hace soñar, la misma droga que se encuentra en
todos los animales vivos, no es un truco evolutivo para hacerte sobrevivir,
tu cuerpo está eligiendo liberar este medicamento aun por horas porque
cree que tu destino es demasiado sombrío para que lo comprendas. Así
que sueñas, sueñas que todo estará bien, que nada sucedió en absoluto,
es en este momento que tu cuerpo se sienta frente a ti, te dice que parece
que no lo lograremos esta vez. Te sientes rodeado de un fuego y
recuerdas el pasado antes de separarte antes del éter atómico, tu cuerpo
hace esto porque te ama, nunca ha conocido a nadie como tu cuerpo. Tu
cuerpo ha estado contigo todos los días, en lo bueno y malo, y mantiene
un diario de tu vida tallado en cicatrices.
Cuando un alma deja su cuerpo biológico sobreviene una expansión de
conciencia, una sensación de paz y liberación. Las almas nunca parten
solas, nadie muere solo, por lo general son acompañados por familiares
que partieron antes y que vienen a acompañarles, también guías
espirituales se hacen presentes para tranquilizarles y acompañarles en su
trayecto, algunas veces son llevados a lugares de recuperación sobre todo
si se pasó por una muerte inmediata o por una larga y desgastante
enfermedad, o si se tuvo una vida difícil. La persona que abandona su
cuerpo percibe o recibe con agrado nuestros pensamientos de
agradecimiento por su vida. Siempre podemos ayudarles con nuestras
palabras y pensamientos tranquilizadores para evitar su preocupación o
apego a este plano.
El alma se despide una vez que siente y percibe que sus familiares están
más tranquilos. Por lo general se hacen presentes en su cuerpo de energía
a través de los sueños. Lo que más necesita una persona al abandonar su
base fisiológica es sentirnos y saber que vamos a estar bien. El más
grande regalo que podemos ofrecer a una persona cuando se apaga su
cuerpo, es nuestra propia paz y energía amorosa en honor para todas las
almas que están experimentando su tránsito o transición. Amor y respeto
para todos los que están despidiendo a un ser querido.

Parece que ciencia y budismo aún tienen un largo camino que recorrer. Y
no separados, sino juntos. Porque como afirma el maestro Thich Nhat
Hanh, la ciencia tiene mucho que abonar al budismo, y viceversa:

No soy un experto en la muerte, ni siquiera puedo jactarme de saber


mucho sobre tanatología. La experiencia de mi primer ataque cardiaco me
llevó a un punto emocional más bajo de mi vida, lo cual afortunadamente
me condujo a cuestionarme que fue lo que me llevó a estar ahí. Sin culpar
a nadie, en tomar la responsabilidad de mis actos y buscar que decisiones
tomé para llegar ahí. Necesitaba encontrar la forma de sanar mis heridas
emocionales, las que después me enteré que fueron las que trajeron
consigo los malestares físicos.
Eso me llevó a una frenética búsqueda de respuestas. Me entró un hambre
de información espiritual y emocional. Necesitaba respuestas, requería
entender lo que mi mente lógica-material no comprendía. En mis “logros”
estaban el haber sido parte de eventos científicos, políticos, deportivos,
conocido y presentado a músicos y actores famosos, ser parte de una
empresa líder mundial en tecnología, desarrollar protocolos médicos,
escritor para un magazín, locutor de radio y muchas actividades mas que
me daban una seguridad personal. Pero me di cuenta de que por dentro
había un hueco en mi que no le había puesto atención y que quizá lo
tapaba siempre con una sonrisa y mi actitud positiva. Mas ahora yo estaba
destrozado emocionalmente, me perdí literalmente por las calles de la
ciudad en un estado emocional de desconexión. Caminando como zombi,
en una desdicha inmensa. Supe que necesitaba ayuda.
Empecé a asistir a un grupo que aplica los 12 Pasos, y fue la mejor
decisión que pude tomar. Me alimenté de su literatura, y me convertí en
servidor de información. Iba a clínicas, escuelas, hospitales, iglesias,
asociaciones de padres de familia, y a la radio a dar información sobre
este bendito programa. Me decía a mí mismo, que si ayudaba tan solo a
que una persona saliese de su desventura o desgracia personal, me
sentiría muy bien recompensado. La enseñanza y sabiduría que este
programa otorga, debería ser una enseñanza obligatoria en la formación
escolar, reduciría muchos de los problemas emocionales ante los que
nadie nos prepara en la vida, y que nos llevan a vivir en un mundo de
problemas emocionales y fisiológicos. Que decir de los que como
humanidad acarreamos como suma de los problemas individuales. Si la
célula básica de la sociedad es la familia, considero que es ahí donde se
debe de trabajar estableciendo un conocimiento de salud emocional para
tener individuos sanos, que forman familias sanas para tener sociedades
armónicas que lleven a la creación de un mundo amoroso.
Curiosamente unos días antes de entrar a este grupo tomé terapia
psicológica, y un día de nuevo se presentó otra sincronicidad de la
existencia cuando saliendo de la terapia por primera vez en mi vida me
tomó Jesucristo por las orejas.
Caminaba por la banqueta frente a un lugar donde escuché una hermosa
canción que me atrapó. Entré al pequeño local de donde provenía dicha
música, viendo la pantalla de donde se veía la imagen y audio del artista
que cantaba esa canción.
Dado que la música para mí es un canal de conexión muy fuerte, pude
sentir lo que la canción transmitía fuertemente en ese momento. Voltee a
preguntar quién era ese cantante y fue cuando pude tomar conciencia de
que estaba en una tienda cristiana. La canción era “Paz en la tormenta” y
la cantaba Jesús Adrián Romero. Yo me encontraba extasiado, la canción
había tomado posesión de todo mi ser, y la letra me transportaba a un
lugar muy único. La sensación de paz que traía a mi corazón era enorme.
Escribí los datos del artista y canción, y una vez llegando a donde vivía en
ese momento me fui a YouTube y busqué el video de la canción y su letra.

Puedes tener, paz en la tormenta


Fe y esperanza cuando no puedas seguir
Aún con tu mundo hecho pedazos
El Señor guiará tus pasos
En paz en medio de la tormenta

Fue la puerta que necesitaba abrir para conocer la filosofía de Jesús, al


Maestro. A través de la música fue como pude empezar a entender su
mensaje. Era muy diferente a lo que había escuchado y experimentado
toda mi vida con respecto a la iglesia católica. Jesús se convirtió en ese
momento uno de mis Maestros. El amor empezó a llenar mi ser cada día.
Entendí que lo que Él enseñaba era una perspectiva del amor, de paz, de
unión. No deseo expandirme en el tema, porque no es el objetivo a tratar
en este momento. Pero si debo mencionar que Jesús entro en mi corazón
y sus enseñanzas y presencia han transformado mi existencia.

Semanas después, cuando ya había hecho varios amigos y amigas dentro


del grupo. Un día en una charla, una amiga empezó a hablar sobre Buda.
Igual a lo que me ocurrió con la experiencia de Jesús, algo que dijo
removió mi interior. Entonces le pedí que me explicara o platicara más
sobre Buda. Me comentó un poco y me dijo que el “casualmente” el día
siguiente darían una conferencia sobre este tema en el principal centro
cultural de la ciudad.
Fuimos varios compañeros y yo a la conferencia, y me maravilló cuando
uno de los ponentes dijo que todos podíamos ser budas. Es más que
debíamos ser budas. Un Buda en el trabajo, un buda en la familia, en la
escuela, el gimnasio. Que el término Buda significa iluminado, pero que
también significa estar despierto.
Esto fue como un shock para mí, en mi entorno desde niño había
escuchado platicar sobre los santos, y para mi percepción era muy difícil
llegar a ser un santo alguna vez en mi vida. Pero de acuerdo a la plática
que compartía esta persona, ¡cualquiera podemos ser un buda!
Mi interés fue instantáneo, quería saber más de Buda, entonces mi amiga
me regaló un libro de Osho sobre Buda, me lo iba devorando cada día.
Para mi mayor sorpresa encontraba una relación directa entre lo que me
decía el libro sobre Buda y la literatura del programa de los 12 Pasos.
Empecé a aplicar mucho de la filosofía budista que me transmitía el libro a
mi entendimiento sobre el programa y mi vida diaria. La sensación de estar
perdido se desvanecía cada día más.
Asimismo, buscaba más información y enseñanza de Jesús, y era algo tan
hermoso que fue llenando mi vida diaria de paz. Esto sin ser
completamente un cristiano o un budista bajo los criterios religiosos o
sociales. Lo cual me daba la libertad de tomar la enseñanza sin prejuicio
alguno.
Me llegó el entendimiento de que el propósito en la vida era sentir y
transmitir amor. Que cada acción y pensamiento eran necesarios
surgiesen desde un área del amor como dice el Maestro Jesús, y desde la
compasión como dice El Buda. Es ser un Buda Crístico, para que en cada
paso o acción seamos un faro de paz y alegría para nuestro alrededor. Y
entender que el amor significa alegría de vivir, no sacrificio.

Como dijo la Madre Teresa:


"Si en verdad queremos amar a los demás, primero hay que empezar
a amarnos unos a otros en nuestra propia familia.
El amor comienza en casa, y entonces desde aquí
—desde nuestra propia casa— el amor se extiende a mi prójimo,
en la calle donde vivo, en la ciudad donde vivo, en todo el mundo".

Dos años y medio de estar en el programa, inició una nueva etapa. Una
que me hubiese parecido increíble si no la hubiese vivido personalmente.
Quizá resulte presuntuoso exponerlo, y sé que pueda ser difícil de
entender o se pueda considerar como una invención mía, pero solo
mencionaré que una de las vivencias más fuertes en estos últimos años,
fue la de constatar mis experiencias de vidas anteriores. Una noción de
algo que pasó de ser una simple creencia cuando años antes leía los libros
de Brian Weiss, sobre todo el de “Muchas vidas, Muchos sabios”, a
integrar esta seguridad de conocimiento en mi Ser total. Como dice Kryon,
el conocimiento ha de pasar de ser leído o escuchado, a ser analizado,
digerido, entendido, asimilado y llegar a cementarlo en uno mismo. Hasta
llegar al punto donde se puede sentir y explicar con nuestras propias
palabras e ideas. Entonces se convierte en conocimiento propio, en
sabiduría interna.
Mis experiencias de vidas pasadas se empezaron a acumular, y tuve que
aprender a admitirlas como una nueva realidad. Ya no era un mero
concepto, ya no eran algo que solo había leído, ya era parte de mí que
estaba recordando, o más bien rescatando. Podía constatarlo y convivirlo
con mi esposa, en las memorias que rescatábamos, además de las que
ella obtenía durante los ejercicios de terapia que llevábamos a cabo.
Desde el momento en que la conocí, se empezaron a aparecer imágenes
de lugares, artículos y hechos que me intrigaban mucho donde los dos
éramos actores de ello. Fue hasta tiempo después que me atreví a ir
haciéndole preguntas indirectas que de alguna manera me constataran
que lo que veía era cierto. Hasta llegar el momento en que los dos
podíamos corroborar el hecho de haber sido compañeros en una vida en
San Francisco, CA.
Las cuestionaba constantemente, mi espíritu rebelde me obligaba, pues
me asaltaba la duda de si aquello era inventado por mi ego. Entonces les
hice preguntas sobre lo que había yo percibido, recuperado o visto, sobre
detalles específicos de esos pasajes, y lo maravilloso o sorprendente es
que se fueron corroborando muchas de las cosas que yo les cuestionaba.
Hechos de esas vidas donde coincidíamos. Ya con la confianza sobre el
tema, seguimos explorando y encontramos al menos cuatro ocasiones de
vidas pasadas donde coexistíamos juntos en diferentes papeles en nuestra
relación.
Después llegaron otras experiencias con otra gran mujer sanadora con la
cual tuve la fortuna de colaborar. Igualmente sucedió, que en cuanto la vi
yo sabía que la conocía. Nuestras memorias se remontaban a muchos
milenios atrás. En broma le decía después que solo fue un reconocimiento.
Con ellas dos pude recordar o recuperar vivencias muy claras de nuestras
vidas pasadas.
Pienso que podría ser que no estaba preparado para que me llegase este
saber en mis etapas anteriores. Debía de pasar por un proceso de crisis,
de desgracias personales para poder entender esta fase. Derrotarme ante
un Poder Superior, y en la humildad permitirme tener acceso a esas
memorias. Lo que algunos llaman los memorias o registros akashicos.
Empecé a encontrar seres que habían sido parte de algunas de mis vidas
pasadas.
Además, junto a mi esposa, meditábamos más frecuente y profundamente,
y gracias a su enseñanza, llegar a recibir información en estos estados
meditativos, a lo que otras personas llaman canalizar. Al principio dudaba
de lo que recibía, lo escribía y mi ego me decía que yo inventaba todo
esto. ¡Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando lo que había escrito unos
días, semanas o meses antes, empezaba a ocurrir! Cada vez con mayor
frecuencia, hasta que llegó a ser parte de mis vivencias diarias, y
aceptarlas como mi realidad. Como algo que era parte de mí.

Visitamos una gran cantidad de sitios sagrados en México, Estados


Unidos, Perú, Bolivia y otros países de América. Me ocurrieron fenómenos
fuera de la realidad común difíciles de creer, en sitios como Lago Titicaca,
Bolivia y Perú, Monte Shasta en California, Tepoztlán, México en el lugar
considerado como el sitio del nacimiento de Quetzalcóatl y muchos otros
lugares más. Lo reafirmo, que de no haberlas vivido o experimentado yo
mismo, no lo creería si alguien me contase algo similar.
Describo todo esto, para dar una perspectiva muy propia sobre el tema de
la resurrección y la muerte.
En un viaje a Teotihuacán, la persona que se contrató como guía para el
grupo del cual formaba parte en una convención espiritual, nos dio la
explicación acerca del significado de la Calzada de los Muertos. Considero
antes que todo que debo mencionar que el nombre fue erróneamente
concebido por los aztecas cuando conocieron la imponente ciudad, y no he
encontrado registros acerca de la teoría de esta persona que la
corroboren. El guía era un joven de unos 35 años, descendiente de las
tribus originales de la región.
Nos decía que no era simplemente la muerte la que ahí se honraba, que
más bien era todo un proceso de morir y renacer. Un proceso espiritual
donde el guerrero se enfrentaba a los hechos de su vida, a su lado
obscuro si quedemos llamarlo así. Iba enfrentando cada uno de sus actos,
pensamientos oscuros para sacarlos a la luz. Significaba dejar morir a la
“edición” no perfecta del individuo, para renacer como un ser mejorado, un
ser divino.
Esto me hizo recordar un enfoque similar que leí un libro escrito por una
autora neoyorquina sobre su experiencia en lo más profundo de la selva
amazónica venezolana, acerca de lo que la ayahuasca significa cuando se
utiliza con todo el respeto y comprensión. Cuando la ceremonia de la
planta es dirigida y tomada en plena limpieza del ego, desde el corazón en
pleno amor, en plena conciencia y en humildad. En este libro la autora
describía como al tomar la mezcla de ayahuasca, la enterraban en un
pozo por una noche entera en medio de la selva, con tan solo la cara
descubierta. Ahí enfrentaba sus más grandes miedos durante toda la
noche. La autora recordaba lo aterrador que fue en un principio esa
ceremonia, sola en la obscuridad de la selva, y que una vez atravesada la
oscuridad propia y física, se renacía como un nuevo ser humano ante la
Divinidad. Esa debe de ser la enseñanza primordial, la del renacimiento
hacia una nueva vida. Matar al antiguo ser, al ego, y renacer en un espíritu
más elevado.
He sido invitado a tanto la ceremonia de Ayahuasca por amigos de
América del Sur, como la de Iboga con amigos de Nueva Zelanda, que con
el debido respeto no he aceptado ninguna de ellas. Veo que esta profunda
y solemne ceremonia con esas plantas sagradas, se ha vuelto una moda
new age, algo que se vende como un fast track espiritual. Donde se pierde
la esencia de la forma de vida que vivían los pueblos originales. Como dice
la Biblia, llegará el momento de los falsos profetas, a lo que yo agregaría,
llego el momento de los falsos chamanes.
Todas mis experiencias realidades tan diferentes, quizá sean por las
cuales he podido visualizar mis “muertes” como el boleto necesario para
entrar ante una realidad nueva. A un nivel de entendimiento que me era
difícil tener acceso de alguna otra manera.
Debe ser una facultad que la mayoría de humanos somos capaces de
habilitar, pero que de alguna manera se nos ha bloqueado. Algo ocurrió en
nuestro proceso evolutivo como humanidad, cuando se nos canceló el
acceso a otras realidades, y debe ser muy probable que fue una
programación implantada en nosotros desde siglos atrás, una forma de
separarnos de nuestra divinidad, de nuestro gran poder interior, además de
haber sido reforzada por el modelo de vida “moderna’ y materialista que se
ha implementado en estos últimos dos siglos, que nos aleja del modelo de
vida que nos une al espíritu y la naturaleza. El amor por nuestra madre
tierra, su plantas, animales, océanos, montañas y también el amor por
nuestros compañeros terrícolas.
Es importante reconfigurar nuestra programación sobre los que llamamos
muerte, lo planteemos como un nuevo-antiguo concepto que signifique un
proceso, una interfase entre dos estados de materia-energia, una
graduación un viaje hacia una nueva realidad, un reinicio. Poniéndolo en
términos informáticos, podríamos llamarle un “upgrade” o actualización.
Una mejora en la base de datos o aprendizaje y actitud sobre nuestra
existencia. Un cambio de procesador que nos ayude a mejorar la rapidez
de los nuevos hechos a los que nos enfrentamos y en una nueva
presentación en el modelo donde se instalan esa memoria y ese
procesador. Somos también seres informáticos, y si se duda, solo denle
una estudiada a las bases del ADN.
Últimamente se habla indiscriminadamente de dimensiones y otros
conceptos parecidos como los aun no asimilados multiversos. Desde mi
entendimiento, mas bien es que entramos hacia un nuevo nivel de
existencia, a un nuevo nivel en que los humanos somos mejores personas
operando desde el corazón y no solo desde el cerebro, un nivel en que
emanamos mayor energía de amor, algo así como lo hace un electrón
cuando sube a un nivel mayor de energía. Un nuevo y más elevado nivel
cuántico. Utilizando palabras sencillas, creo entramos en un nivel superior
espiritual. Donde nuestro espíritu es el que vive, el que guía.

Ya lo dijo Pierre Teilhard de Chardin: “Somos seres espirituales viviendo


una experiencia humana”. Por ello es que al trascender, seguimos siendo
seres espirituales, solo que ahora vivimos una vida plenamente espiritual.
Para quienes no llevan
una vida espiritual
Para quien no lleva vida espiritual, una opción “científica”

En mi grupo del Programa de los 12 Pasos, aprendí algo que me llevó un


tiempo comprender. Se dice que, aunque es un programa espiritual, se
recomienda no se le hable de Dios a un nuevo asistente. Si decide
permanecer en el programa, será su propio avance y proceso lo que
determinará donde y cuando definirá a que llame un Poder Superior. Es un
proceso de libre albedrio en el cual no necesariamente deberá ser en
términos espirituales o religiosos.
¿Porque es esto? Pues, resulta que muchos de nosotros estamos
enojados con la imagen convencional que se tiene de Dios. Muchos hemos
cuestionado y negado su existencia ante nuestras experiencias vividas, o
cuestionando los acontecimientos en el mundo en que vivimos. Y es ese
enojo el que puede ser un obstáculo para aceptar el trabajo interior en uno
mismo. Además, de que interfiere el hecho de que convencionalmente se
confunde el termino Dios, Creador, Poder Superior con el de alguna
religión.
En la medicina y la psicología, se han llevado a cabo gran cantidad de
investigaciones y se ha podido establecer sin duda el fenómeno
psicosomático, esto es los efectos de la mente-pensamiento sobre el
cuerpo. En dicho programa se mira un poco más profundo y se sugiere
que la enfermedad emocional (causante de la enfermedad corporal) es
originada por una enfermedad espiritual.
Fui en gran parte de mi vida, un recalcitrante ateo, completamente
materialista, con una formación científica desde niño. Podía describir
cualquier proceso mediante las matemáticas, física y química. Tuve un
talento natural para las matemáticas y el análisis crítico, lo que me hizo
asimilar y comprender muy fácilmente todo lo que la física, química y en
general la ciencia me enseñaba. Lo acentué cuando en la preparatoria
tomé ecuaciones diferenciales de segundo grado y métodos numéricos.
Creía con toda mi soberbia científica que con todas esas herramientas
podía explicar cualquier evento en el universo.
Mi ego era tan grande, que me puse a leer el Popol Vu, la Biblia, los Vedas
y un poco del Corán, tan solo para encontrar argumentos que me
ayudasen a rebatir y ganar las discusiones teológicas que sosteníamos
frecuentemente con mis compañeros de escuela. Si me presentaban un
argumento fuerte, eso me hacía escarbar más en esos libros o autores
sobre el tema con el fin de tener los argumentos que necesitaba para
“ganar” esos debates. Lo importante era sobre todo satisfacer mi egolatría
del saber y demostrar que las religiones eran un fraude.
Como se puede ver, mis antecedentes no me hacían un buen candidato
para una vida espiritual. ¡No sabía lo que la vida me deparaba!

Dando un salto de varios años adelante, la vida me tenía preparada la


experiencia que requería para cambiar mi actitud. Toque fondo, llegue al
punto más bajo de mi existir. Me separe, quede sin casa, sin carro, trabajo
y sin dinero. Y como cereza del pastel, me dio un fuerte infarto que me
envió a la Unidad de Cuidados Intensivos por diez días, con la necesidad
de operar mis arterias del corazón. Y como broma cósmica, se
descompuso la máquina para operarme e instalar los stents en mi corazón.
Esa fue mi “noche obscura del alma.”
Aunque ya había tenido varias experiencias que me llevaban hacia una
vida espiritual, pienso que era como un “creyente espiritual light”, fue ahí
en esa prueba, donde empezaron las lecciones fuertes. Fue ahí donde
cuestioné lo que hasta entonces había sido, creído y sobre todo de mis
decisiones tomadas.
Llevaba conmigo un libro que me guiaba en cuestiones espirituales, pero
tenía que ser ahí, bajo esas circunstancias cuando realmente empezaría a
comprender y asimilar la sabiduría contenida en él. Ahora entiendo que el
conocimiento se encuentra alrededor de nosotros, como capas de cebolla,
donde solo captamos la capa que alcanzamos a ver y podemos pelar en
ese momento de nuestras vidas. Salí de ahí con un hambre de
conocimiento que, ante todo, alimentara mi interior, que me diese paz. Y,
sobre todo, que me mostrase que me había llevado a ese punto de mi
vida. Con un ego derrotado, con una soberbia destrozada por los eventos.
¡Y ahí se hizo la luz! Día tras día, mi único propósito era el de buscar
información, conocimiento que alimentara mi espíritu como yo lo entendía
o concebía. Busqué información en internet, libros, asistí a platicas y
presentaciones de documentales. Me interesé en entender qué nos decían
las grandes tradiciones y culturas del pasado, sobre todo Egipto, los Incas,
Mayas y demás tradiciones mexicanas, también la tradición Lakota,
hinduismo, budismo.
Hice una investigación sobre meditaciones que tuviesen el fin específico
de traer sanación a mi mente y cuerpo, e inicié la práctica diaria de ellas.
Puse en practica lo que después me entere era conocido como
sonoterapia, escuchaba una cantidad de frecuencias que estaba seguro
afectarían mi cerebro para alcanzar mejores estados mentales, solo como
ejemplo dire que escuchaba grabaciones con las frecuencias 432 Hz, 336
Hz, y otras. Con mi cerebro programado lógicamente, buscaba la conexión
entre la ciencia y el espíritu. Y como había sido entrenado con el Método
Silva de Control Mental, buscaba la correlación entre las ondas que el
cerebro genera y el estado meditativo. Intentaba lograr que mi cerebro
entrase y generase ondas delta, pues ya tenia el entrenamiento para entrar
a un estado de ondas alfa. Leí sobre sobre las ondas binaurales y me puse
a escucharlas casi a diario.
Los sonidos binaurales se crean cuando dos frecuencias ligeramente
diferentes se reproducen por separado en cada oído, y se escuchan con
audífonos. Por ejemplo, si se reproduce una frecuencia de 440 Hz en el
oído izquierdo y otra de 445 Hz en el derecho, el cerebro percibe una
tercera frecuencia de 5 Hz (la diferencia entre las dos frecuencias). Los
sonidos con frecuencias tan bajas no son perceptibles por el oído humano.
Sin embargo, nuestro cerebro sí escucha la diferencia, esa tercera onda.
Fui mi propio conejillo de Indias, experimentaba con frecuencias, estados
meditativos y lo que se me ocurría. Debo mencionar que en ocasiones esto
me ocasiono dolores de cabeza. Pero también debo decir que gracias a
estas experimentaciones pude dejar los medicamentos para el corazón,
que se me dieron después de la instalación de stents, y que me
ocasionaban una serie de difíciles y frustrantes efectos secundarios.

Y ¡zaaaaz, que aparece la Física Cuántica! Dado que había trabajado en la


primera empresa de energía solar en México, y tuve que aprender sobre el
efecto fotoeléctrico y los principios de Einstein, esto me abrió las puertas
para mis primeros encuentros con esta rama de la ciencia.
Esa fue la herramienta que junto a la ciencia clásica requería para enlazar
a dos áreas del conocimiento que supuestamente estaban en contra una
de la otra. Fue lo que necesité para poder entender bajo mis términos los
fenómenos que vivía, que leía o me compartían.
Para no salir del tema, y no siendo mi intención hacer un tratado científico
al respecto, fui viendo cómo era posible que yo podía sentir a alguien que
se encontraba en otra ciudad. Aquí fue el principio de la física cuántica
llamado Entrelazamiento Cuántico me dio alguna explicación válida para
mi ser racional. El entrelazamiento es una de las propiedades más
fundamentales y sorprendentes de la mecánica cuántica. Propone que dos
partículas separadas, incluso a kilómetros de distancia, estén conectadas
de una forma que la física clásica no puede explicar. Como al afectar a una
partícula, se afectaba de manera similar a otra separada de ella
físicamente. Entonces por fin la ciencia daba bases para poder explicar lo
que hasta entonces era inexplicable, algo que considerábamos como
sobrenatural.
Me ocurría también, que algo me avisaba que cierto evento ocurriría. Ya lo
he mencionado en otras páginas, he sido participante de eventos que van
mucho más allá de lo que llamamos nuestra realidad. Comenté sobre
como mediante la práctica de la meditación empecé a recibir información
de la cual dudaba originalmente, y como se fue demostrando poco a poco
la veracidad de esa información.
PRINCIPIO DE COMPLEMENTARIEDAD.
Según el cuál las descripciones corpuscular y ondulatoria son necesarias
para comprender los fenómenos cuánticos. Según este principio, el
observador no es independiente del fenómeno observado.

Para algunos será inverosímil, pero de alguna forma pude tener contacto
con algunos de mis seres queridos que habían partido de este plano.
Sobre todo, con mi abuelo, y mi abuela con la que solo conocí en mis
primeros tres años de mi vida, y a otros personajes de mi vida actual. Me
dieron información sobre mi infancia que yo desconocía, y que después la
corroboré con mi madre y otros familiares.
Y dado que ya había traspasado el velo de la muerte y regresado de ella,
quizá eso me daba una perspectiva diferente al grueso de la población.
Por lo tanto, estos eran los hechos que me hacían dudar, los que mi mente
científico-lógica me hacía buscar explicaciones. En varias de mis lecturas
que había hecho, se hablaba sobre las propuestas de varios científicos
que hablaban sobre la existencia de diversas dimensiones, algunos de
ellos determinaron que existían trece diferentes dimensiones. Otras
investigaciones utilizando la física cuántica como base, proponen la
existencia de multiversos o universos paralelos. Algo que desde niño tuve
la seguridad de que existía. Recuerdo ahora que en mi niñez me hacía
muchos cuestionamientos y me proponía respuestas que en ese entonces
causarían risa platicarlas. Mi intuición me decía que los conceptos que
teníamos sobre el tiempo y espacio no eran completamente verdaderos.
Entonces cuando llegan a mí las ideas de la física cuántica me resultaron
fascinantes. Me daban una herramienta para entender muchos fenómenos
que la física clásica no me resolvía.

Como algo desconcertante, la física cuántica nos enseña que la realidad es


muchísimo más extraña de lo que parece. En el mundo cuántico, nada
funciona como todo lo que sabemos nos dice que debería funcionar. Ni
siquiera la muerte.
Y llegaron a mí los “nuevos científicos”, me encuentro con el Dr. Bruce
Lypton con su propuesta de la Epigenética y fue una revelación enorme
para mí. Su libro “La Biología del Pensamiento”, una maravilla que cambia
nuestros esquemas sobre la genética, la herencia, el pensamiento y otros
dogmas sobre la creencia determinista, y debate la propuesta de Darwin.
Sus investigaciones han demostrado que la información genética no nos
define. Que los genes no son los que determinan nuestro existir y de cómo
el medio es un factor contribuyente y preponderante; de cómo son los
pensamientos o creencias las que traen efectos sobre nuestra genética y
salud.
Leí muchos artículos sobre los resultados de las investigaciones de
científicos rusos sobre el ADN, su relación con el entorno energético, y
sobre la huella energética del ADN que vamos dejando por donde
estamos. La existencia de otras realidades y muchas áreas más.
Entonces, que llega el Dr. Robert Lanza, quien dice tener pruebas
definitivas que confirman que hay vida después de la muerte y que esta no
existe. Según él nunca deja de haber vida, sólo se cambia la forma en cómo
es percibida.
Esta idea radica en la física cuántica, y en concreto en la nueva teoría del
Biocentrismo. La teoría del Biocentrismo supone que la muerte no puede
ser un evento terminal, tal y como la solemos considerar. El concepto de la
muerte es un mero producto de nuestra conciencia porque nos asociamos
con nuestro cuerpo y sabemos que los cuerpos físicos mueren.

El profesor explica que el universo solo existe debido a la conciencia de un


individuo sobre él mismo y que los conceptos de espacio y tiempo sólo son
meros instrumentos de la mente.
Como referencia, el Dr Robert Lanza ha sido un investigador avanzado en
la clonación de células madre por más de una década.

Robert Lanza da respuesta al gran enigma de la existencia humana a partir


de la teoría del Biocentrismo, algo parecido a la idea de universos paralelos
donde hay un número infinito de universos y todo lo que podría suceder
ocurre en alguno de ellos. El profesor argumenta que cuando morimos,
nuestra vida se convierte en una "flor perenne que vuelve a florecer en el
multiverso".
"La vida es una aventura que trasciende nuestra forma lineal ordinaria de
pensar; cuando morimos, no lo hacemos según una matriz aleatoria, sino según
la matriz ineludible de la vida. La muerte no existe en un mundo sin espacio ni
tiempo. La inmortalidad no significa la existencia perpetua en el sistema
temporal, sino que se encuentra completamente fuera del tiempo”, esto es
lo que él afirma.

Durante este proceso de mi búsqueda de respuestas, encontré que


contrario a lo que yo creía, no todos los grandes científicos son ateos,
completamente materialistas, o carecen de vida espiritual.
Para mi sorpresa, encontré muchas escritos de Einstein sobre un Ser o
una Mente Superior que rige el universo. Para el caso en particular sobre
la muerte, la que más me impacta es cuando después del fallecimiento de
un amigo, dijo:
“Ahora, Besso ha partido de este mundo extraño antes que yo. Eso no significa
nada. Las personas como nosotros, que creemos en la física, sabemos que la
diferencia entre el pasado, presente y el futuro es tan solo una ilusión obstinada
persistente”

¡Vaya forma de sorprenderme el gran Albert Einstein!


Max Planck, el famoso científico alemán creador de la “Teoría del Cuanto”,
considerado por muchos como el padre de la Física Cuántica, creía que
las leyes y las constantes de la naturaleza, tal como la “h o Constante de
Planck”, tienen su origen en la "Conciencia Trascendental del Creador".
Para Planck, esas leyes y constantes de la naturaleza tienen "un
significado sobrehumano" porque ellas no sólo "llegaban a los cimientos de
la realidad física" sino que también ascendían a una Mente más allá de la
realidad material.

Nikola Tesla, debo decir uno de mis científicos favoritos, quizá el científico
más grande y aun incomprendido en su totalidad. Sin el cual la
comunicación inalámbrica, la electricidad como la utilizamos, e
innumerables invenciones no existirían, y sin ellas nos resultaría difícil vivir
tal como lo hacemos hoy en dia. Estudió los libros sagrados del hinduismo,
y aplicó mucho de la terminología y conocimiento en sus descubrimientos y
propuestas. Incluso utilizó muchos conceptos en sánscrito. Tesla dijo lo
siguiente:
“Lo que estoy tratando de demostrar es revolucionario. Es lo que hay que hacer
en el Universo para que cada ser nazca como Cristo, Buda o Zaratustra”

El Dr. Sam Parnia, Director de Resucitación Cardiopulmonar en la


Universidad de Nueva York, y Director del Proyecto de la Conciencia
Humana en la Universidad de Southampton, llevó a cabo un estudio que
concluyó en 2012, y que incluyó la participación de 33 investigadores en
15 centros médicos en Inglaterra, Austria y Estados Unidos. De 2060
eventos de paro cardiaco, 101 de 140 pacientes sobrevivientes
contestaron un cuestionario. De estos el 9% se podían clasificar como
eventos cercanos a la muerte, otros dos pacientes, describieron “ver y
escuchar la que ocurría durante el periodo del paro cardiaco”. Se pudo
verificar y constatar en uno de los pacientes la exactitud de la experiencia
y demostrar que la conciencia si ocurrió paradójicamente algunos minutos
después de que el corazón se detuvo, en momentos cuando “el cerebro
normalmente para de funcionar y la actividad corticoide se vuele
isoeléctrica.” La experiencia no podía ser descrita como una ilusión, evento
imaginario o alucinación, debido a la conciencia visual y auditiva podía ser
corroborada.
En un evento en particular, un hombre de 57 años reportó salir de su
cuerpo y ver al equipo médico tratar de resucitarlo por varios minutos
mientras él estaba clínicamente muerto. Sorprendentemente, recordaba el
evento exactamente como ocurrió, desde los intentos del equipo de
resucitarlo, hasta escuchar dos pitidos de la máquina que produce ese
sonido cada tres minutos.
En mi caso, como lo he descrito antes, en el evento donde me ahogué y
traspasé el velo de la muerte, en el momento que me di por vencido de
seguir intentando nadar y respirar, pude “ver” mi cuerpo desde una
ubicación por debajo de él, desde un ángulo donde veía perfectamente mi
cuerpo con los brazos y piernas colgando. Además, podía ver una especie
de reflejo en la superficie donde el agua del mar y el aire se encuentran.
Años después, durante mi operación de trasplante de corazón, ahora
puedo recordar que pude observar la sala de quirófano y a los médicos
operando, todo esto desde una perspectiva como si volara o flotara sobre
la mesa de operaciones.

El famoso astrónomo Carl Sagan, uno de los más grandes científicos de la


segunda mitad del siglo XX, dijo, “hay tres afirmaciones en el campo de la
parapsicología que en mi opinión merecen un serio estudio”, siendo una de
ellas, “que niños pequeños algunas veces platican detalles de vidas
previas, y que después de revisarse resultan ser precisas, y que no
habrían podido saber de otra manera más que la reencarnación”.
Como dijo Tesla, “el día en que la ciencia empiece a estudiar fenómenos
no físicos, hará mas avances en una década que en todos los siglos
previos de su existencia.”
El psiquiatra Jim Tucker de la Universidad de Virginia, es sin duda el
investigador líder en el tema de la resurrección. En 2008 publicó una
reseña de casos que soportan la existencia de la resurrección en la revista
científica Explore.
Algo muy interesante, sobre sus estudios con individuos que reportaron
experiencias de vidas pasadas, es que el 100% de los sujetos eran niños.
La edad promedio en que empiezan a recordar su vida pasada es a los 35
meses, y sus descripciones de eventos y experiencias de sus vidas
pasadas son muy extensas y sorprendentemente detalladas. Tucker afirma
que estos niños muestran una actividad emocional muy fuerte cuando
platican sus experiencias; algunos de ellos lloran y ruegan a sus padres
que les lleven ante quienes describen como su familia anterior.
Para ejemplificar solo pondré uno de los casos reportados. El del niño
llamado Ryan.
La experiencia de Ryan da inicio cuando él tenía cuatro años, cuando le
ocurrían frecuentemente pesadillas terribles. Cundo cumplió cinco, le dijo a
su mamá: “Yo antes era otra persona.”
Frecuentemente hablaba sobre “irse a casa” a Hollywood, y le rogaba a su
madre que lo llevara. Le platicó historias muy detalladas acerca de haber
conocido artistas como Rita Hayworth, de haber bailado en producciones
de Broadway, y de trabajar en una agencia donde las personas
frecuentemente se cambiaban de nombre. Aun recordaba que el nombre
de la calle en la cual acostumbraba a vivir tenía la palabra “rock” en ella.
Cyndi, la mamá, dijo que “sus historias eran tan detalladas y amplias, que
no podía ser que un niño de su edad las pudiese haber inventado. Así que
ella decidió consultar unos libros acerca de Hollywood en la biblioteca,
pensando que quizás algo ahí pudiese llamar la atención de su hijo, y así
fue. Una vez que encontró la foto de la persona que Ryan decía había sido
en su vida anterior, todo cambió.
Decidió buscar al Dr. Tucker para pedirle ayuda. Tucker tomó el caso e
inicio una investigación. En poco tiempo, un archivista de films de
Hollywood pudo confirmar la identidad del individuo la foto. Ésta era de una
película titulada “Night after night” (Noche tras noche), y la persona era
Marty Martyn quien había trabajado como extra en la película, y después
fue un exitoso agente de Hollywood, muriendo en 1964. De hecho Martyn
bailó en Broadway, trabajo en una agencia donde creaban nombres
artísticos para sus nuevos clientes, viajó a Paris, y vivió en 825 North
Roxbury Drive en Beverly Hills. Todos estos detalles fueron platicados por
Ryan al Dr. Tucker antes de que se supiera la identidad de Martyn; como
se mencionó antes, Ryan sabía que la dirección contenía la palabra “Rox”.
Ryan también pudo afirmar que había estado casado, tenía dos hermanas,
lo que la hija de Martyn no sabía. Y así, hay una lista de 55 datos
increíbles que Ryan pudo recordar de su vida anterior como Marty Martyn.
En lo personal me entusiasma mucho el ir encontrando con el paso del
tiempo aparecen mas científicos con enfoques alejados del tradicional y
que se atreven a cuestionar lo establecido y llevar a cabo investigaciones
que nos abren la posibilidad de ir teniendo mas claridad de lo que ocurre
después de nuestra muerte como la concebimos ahora.

Uno de los más relevantes en este debate sobre la continuidad de la vida


después de la muerte es el matemático y cosmólogo británico Bernard
Carr. Siendo un reconocido científico y escritor por su prestigiosa carrera y
contribución científica, ha demostrado su interés y ha escrito publicaciones
sobre fenómenos psíquicos, la naturaleza de la conciencia, y de la realidad
y la muerte.
Es bastante extenso el numero de sus publicaciones, artículos y
entrevistas, donde ha presentado sus ideas de como el espacio multi-
dimensional podría ser la clave para un entendimiento más amplio en el
tema. La sugerencia de que para que la vida, el universo y todo exista,
debe de haber ya sea un Dios creándolo todo para que funcione, o tenga
que existir un multiverso que albergue todas las variantes infinitas
incluyendo esta que experimentamos

De esta forma, todos existimos en un espacio multi-dimensional, aun si


únicamente estamos conscientes del plano tridimensional que podemos
ver. Para Carr, ello no significa que estemos limitados todo el tiempo a la
tridimensionalidad. Por ejemplo, ha platicado acerca de la naturaleza de
los sueños; de cómo mientras no existen en nuestra realidad física,
claramente existen.

Para Carr, la clave para entender la conciencia podría residir con


desbloquear la verdad de nuestra realidad, es que existen más
dimensiones hiperespaciales. Esto es, dimensiones más allá de lo que
concebimos como el alto, ancho y profundo (combinados con el tiempo).
Cuando nos referimos a la muerte, mucho de lo que sabemos o hemos
teorizado, empieza con los testimonios de aquellos que han tenidos
experiencias cercanas a la muerte (ECMs). Y quizá hay elementos de las
ECMs que son muy similares a los que describimos como sueños.
Hay lo que parecen ser cuestiones físicas imposibles, visiones fuera del
cuerpo, una sensación de emociones intensificadas o distorsionadas.
Carr, con frecuencia menciona al misticismo, lo cual no es exactamente un
término muy científico. Una de las interpretaciones del enfoque de Carr, es
que durante una ECM probablemente entremos, o estemos muy cerca de
entrar, a una dimensión diferente, más elevada de los que es físicamente
posibles para nosotros por el momento.
Lo cual para aquellos que tienen la esperanza de una vida después de la
muerte, eso podrían ser muy buenas noticias. Pero ¿cómo funcionaria
exactamente eso? Carr mismo nunca dice saber exactamente como pueda
suceder. Él ha dicho en varias ocasiones que no todo es explicable a
través de las leyes y el marco de la física que actualmente tenemos,
digamos a través de la teoría de la relatividad y mecánica cuántica.
Con situaciones como las ECM, experiencias fuera del cuerpo y
alucinaciones, pareciera como si la realidad física se descompusiera. Pero
para Carr, aun cuando es desconocida, quizá no está descompuesta
durante estos momentos. Y la existencia de dimensiones extras podrían
ser una verdad inevitable, para poder permitir estos fenómenos que de otra
forma serian imposibles.

Entonces cabria la pregunta de que, si esto es cierto para experiencias


cercanas a la muerte, entonces ¿porque no ser válido para el momento de
la muerte también?
En 2021 publico un artículo titulado “Haciendo espacio y tiempo para la
conciencia en la Física”, ahí propone que, para tener una verdadera teoría
de todo, necesitamos un modelo que brinde “alguna forma de unificación
de la materia, mente espacio y tiempo”.
Sugiere que necesitamos un nuevo paradigma de la física que dé lugar a
la conciencia. Y discute la distinción actual en el pensamiento científico
entre el tiempo físico (como sucede en el mundo exterior) y el tiempo
mental (como sucede en el mudo interior, en nuestra conciencia, y a través
de la experiencia).
Lo que parece ser la clave para un potencial de vida después de la muerte,
es la posibilidad de lo que Carr llama “Espacio-Tiempo Psico-Físico”, lo
que propone como como una explicación para la relación entre espacio
físico y perceptual.
El espacio perceptual es una faceta amplia, independiente y fundamental
de la realidad como un todo.
Entonces significa que el espacio perceptual es donde todo aquello que
aparentemente no es físico puede tener la oportunidad de ser.
Para nosotros, es lo suficiente predictivo para no ser notorio en nuestras
vidas diarias, pero de repente se puede acelerar o desacelerar -como en
una ECM pudiésemos vivir nuestra vida completa en un segundo: o si
estamos enfermos con fiebre, se puede sentir como si la realidad se
mueve mas lenta o rápida. Nuestro espacio perceptual se nubla en esos
momentos.. pero es difícil de explicar solamente con la física que tenemos.
Menciona que quizá la conciencia puede que no sea una cosa individual:
que pueda ser algo de nivel de conciencia planetaria, y luego galáctica, y
después cósmica.

Pero no detalla exactamente cómo estos niveles puedan estar


relacionados entre sí, aunque si los describe como una “jerarquía de
dimensiones extras compactadas”. Expone que su modelo propuesto para
“el espacio físico y perceptual como rebanadas de espacio 5D (cinco
dimensiones), donde la quinta dimensión se encuentra asociada al tiempo
mental, diferenciado del tiempo físico”. Mas allá, sugiere que podría haber
más de cinco dimensiones y que la quinta dimensión es tan solo el mínimo
que se requiere, si deseásemos incorporar el fenómeno mental y
perceptual hacia una teoría unificada del todo.
Carr ha hablado de la vida después de la muerte, aunque su insistencia en
al menos la quinta dimensión implica que no estamos limitados por los
aspectos físicos de la 3D. Esto podría traducirse de que cuando morimos
¿podríamos continuar existiendo en la quinta dimensión?
Trasplante de vida
Trasplante de Vida,
Confrontando la Muerte

Soy tan solo uno de alrededor de 5,000 personas en el mundo que


tenemos la fortuna de recibir un trasplante de corazón al año. Solo cinco
mil personas de una población de alrededor de ocho mil millones de
personas que habitamos este planeta. Eso significa que soy una parte del
0.00006 por ciento de la población que recibimos el gran milagro de una
segunda oportunidad de vida bajo la bendición de un nuevo corazón.

En el año 2008 tuve mi primer infarto fuerte, no lo sabía hasta ese


entonces, pero ya anteriormente había tenido pequeños infartos que me
habían sido diagnosticados como dolores musculares. Aun cuando al
momento en que se me presento esa noche de Agosto del 2008, fui a
emergencias médicas y me regresaron a casa diciéndome de nuevo que
solo era algo muscular. Media hora después de llegar a casa, me atacó un
fuerte dolor del corazón y mi hijo Eduardo me llevó de nuevo al hospital.
Afortunadamente se encontraba otra doctora que me atendió y me hizo
rápidamente un nuevo cardiograma, se sorprendió del hecho de que me
hubiesen mandado a casa.
Pase alrededor de dos semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos
debido a que se descompuso la máquina con la que me harían el
cateterismo. Me tomó un tiempo tener conciencia, pero ahora entiendo que
eso es lo que necesitaba para poderme enfocar en mi búsqueda interior.
Pasan nueve años y con ello vienen un enorme cúmulo de experiencias,
aprendizajes, viajes, vivencias y un nuevo matrimonio. A inicios de 2017
me acontece otro fuerte infarto y me llevan de nuevo a hospitalizarme, -
debo decir que esa experiencia hospitalaria era como para sufrir otro
infarto ahí mismo-, al día siguiente me sacan en una ambulancia y me
llevan a la frontera con San Diego, California donde me esperaba otra
ambulancia para llevarme a un hospital de esa ciudad.
Con la enorme bendición del universo caí en manos de un magnifico
cardiólogo, el Dr. Jay Pandhi, quien me intervino inmediatamente poniendo
dos stents mas en mis arterias, el cuarto y quinto. En el proceso de la
intervención, tuvo que detenerla debido a que una arteria en la parte
posterior del corazón estaba ocluida y él no contaba con la experiencia de
instalar un stent en tan difícil ubicación.
Mi fortuna fue aún mayor, cuando el Dr. Phandi me comunicó que para mi
fortuna ese día se encontraba en la ciudad el mejor especialista de los
Estados Unidos en la aplicación de stents en esa zona difícil de tener
acceso. Así que con esa otra enorme bendición, al día siguiente me
intervinieron de nuevo y me instalaron el sexto stent.
Continué siendo atendido por el Dr. Phandi y pasados los meses mi
situación se volvía más crítica, mis pulmones estaban llenos de agua y
apenas podía respirar o moverme, no podía dormir dado a que el agua no
me permitía respirar acostado. Meses después, finalmente fui
diagnosticado con fibrilación auricular y mi Fracción de Eyección fue
cayendo hasta 20%, ahí fue cuando el médico me recomendó con el
equipo de trasplante de corazón de la Universidad de California en
San Diego (UCSD).
Se me hicieron gran cantidad de exámenes de sangre, imágenes de
Rayos X, tomografías y ultrasonidos, además de pruebas físicas. Es
muy interesante que inclusive tienen un departamento para analizar
los factores psicosociales del paciente. Una trabajadora social nos
entrevistó y se llevaron a cabo reuniones donde pudiesen constatar
que mi entorno familiar y social me representaría tener un buen grupo
de apoyo. Tuvimos la experiencia donde en una de estas reuniones
con otras personas que esperaban donador, un padre de una
muchacha de alrededor de 28 años no soporto y salió llorando de la
sala donde se desarrollaba la patica.
Durante este proceso previo al trasplante dada la condición de mi
corazón, se me instaló un marcapasos, pero antes de esto traje
aparatos externos con sensores, además de una gran cantidad de
utilizar muchos medicamentos.
Después de varios meses de estudios y análisis, en Marzo de 2019
se me aceptó en el registro de personas autorizadas para recibir
trasplante de corazón.
Fue una etapa emocionalmente muy difícil, sumada a los estragos
físicos que traía, me sumí en una crisis por varios meses, no por
depresión o temor, ni por el hecho de tener que experimentar el
proceso del trasplante en sí, pues afortunadamente tenia las
herramientas emocionales para asimilar el proceso y estar en una
zona de paz interior. Más bien mi lucha emocional tenía que ver con
el hecho de que para yo recibir un nuevo corazón, y con ello una
nueva oportunidad de continuar con vida, otra persona debía de
fallecer. No me era fácil aceptar esta condicionante.
Esto fue un pensamiento que caló mucho en mis sentimientos, saber
que mi vida dependía de que otra persona perdiera la suya. Mi
existencia y permanencia en este plano estaba ligado a que la de otro
ser humano perdiera la suya. Fue algo muy impactante, muy difícil de
asimilar en esa etapa de mi proceso.
Por otra parte, otro pensamiento empezaba a jugarme travesuras
dentro de mi mente. ¿Qué iría a sentir?
¿Qué pasaría con los sentimientos, la información de esa otra
persona que me donase su corazón?
¿Iría yo a sentirlas?
¿Qué pasaría con mi esencia y la de mi donador? Aun me siguen
haciendo estas y muchas preguntas más familia y amigos cercanos.
Eran muchas preguntas, mucho que me cuestionaba internamente.
Yo deseaba seguir viviendo, aun no sabía enteramente cual era la
misión que se me había encomendado, y cuál era la respuesta a lo
ocurrido cuando se me regresó de la muerte en mi experiencia de
ahogado, diciéndome que mi misión no había terminado aún.
Ignoraba en que tan mal estado me veían el resto de mi familia y
amigos. No sabía que la gran mayoría creían que no sobreviviría. No
fue sino hasta después del trasplante que me enteré que solo uno de
mis hijos y yo teníamos la seguridad que continuaría con vida, que
conseguiría un nuevo corazón.
A los meses de estar en la lista de espera para recibir donación, y
habiendo pasado una gran cantidad de exámenes, entrevistas, y citas
médicas, vino otro reto.
Ya había tenido inicialmente un chaleco con baterías y sensores que
en caso de que mi corazón se detuviera, me daría un shock eléctrico
para reiniciarlo como lo hace un desfibrilador, además de traer unos
sensores de monitoreo remoto. Después de ello me instalaron un
marcapasos para asegurar el mejor funcionamiento posible de un
decaído corazón, pues ya la presencia de arritmias y taquicardias era
constante. Me daban ataques de ansiedad frecuentemente,
afortunadamente conté con el apoyo de productos naturales de
cannabinoides derivados del cáñamo que me resolvían estos males
en poco tiempo.
Ahora el reto se me presentaba en la forma de un corazón mecánico,
esto es, una bomba metálica que se me instalaría en el lugar del
corazón que tendría unas mangueras-cables conectadas a baterías
recargables que estarían en el exterior a los lados de mi cuerpo. En
broma decía a mi esposa que no me gustaba la idea de convertirme
en un Robocop.
De instalarme esto, no podría tomar la oportunidad de que en caso de
que sucediera la oportunidad de un órgano y con ello un trasplante en
los siguientes tres meses, no podría tomarla, pues es necesario que
cicatrice correctamente la cortada que hacen con sierra eléctrica en el
esternón, para lo cual, toma ese tiempo para cicatrizar
completamente, para así poder cortar de nuevo. Con mi esposa a un
lado, pues siempre fue mi ángel protector y compañera inseparable,
decidimos que mejor esperaríamos a que se presentase un donador.
El equipo medico preocupado por el constante decaimiento en la
función de mi corazón apoyaban esta idea.
No lo he mencionado, pero como condicionante para recibir un nuevo
corazón, las características del donador deben incluir no solamente
que coincida con el tipo de sangre, sino que el donador debe tener
una altura similar a quien recibe el corazón. Esto debido a que el
tamaño del corazón es proporcional a la altura del individuo. Ahora
bien, soy una persona de casi dos metros de altura, entonces pues
mis probabilidades parecían ser más reducidas que otros en la lista,
pero por otra parte, de encontrar un donador con mis características
me daba una mayor probabilidad dentro de este grupo.

Un domingo por la noche, cuando estábamos reunidos en Tijuana en


casa de mi madre comiendo y viendo un juego, me separe del grupo
familiar y fui al apartamento ubicado en la parte superior de la casa.
De pronto y para mi gran sorpresa recibí una llamada diciéndome que
había un donador para mi corazón y que debía estar en el hospital en
dos horas máximo. ¡Me sentía con una mezcla de mil emociones!
Lleno de felicidad y nerviosismo bajé corriendo y reuní a mis
hermanos e hijos (mi madre estaba ya enferma de cáncer) y les dije
rápidamente lo que ocurría.
Los nervios, la felicidad y además el temor de llegar a tiempo al
hospital se mezclaron rápidamente en cada uno de los que ahí
estábamos. Cruzar la frontera Tijuana- San Diego en ocasiones toma
varias horas, y no sabíamos que esperar.
Hicimos un plan para en caso de emergencia solicitar nos permitiesen
cruzar por una línea de cruce especial rápido. Tomamos documentos
médicos sobre mi situación, y mi primo-hermano Carlos que tenía la
tarjeta especial para estos cruces, junto con mi hijo, me llevaron. Los
demás irían en otro carro y llegarían más tarde. Esa noche las miles
de bendiciones se pusieron todas sobre mí, pues además de la
noticia del donador, al llegar al cruce fronterizo decidimos pasar
caminando mi hijo y yo, y como un regalo del cielo no había nadie
enfrente de nosotros en la cola para pasar. El cruce fue inmediato y
Carlos pasó por nosotros ya en territorio de California.
Tomamos la autopista y el carro literalmente volaba, creo que la
velocidad mínima era de 130 km/h. Llegamos al hospital súper rápido
y ahí me esperaba el equipo médico.
Se hizo todo el proceso de registro, me dieron mi cuarto y me dieron
las indicaciones del proceso. Además, me indicaron que aunque
llegase el nuevo órgano, no había la completa seguridad de que
estuviese en las condiciones que el trasplante requiere. Habían ya
tenido la experiencia donde pacientes habían sido regresados del
quirófano hasta tres veces porque el corazón no venía en buenas
condiciones. Esto debido a que el órgano debe ser transportado con
hielo, el cual en ocasiones daña las paredes del corazón y lo hace
inservible para el proceso de trasplante.
Mi cuarto se encontraba en los últimos pisos del edificio del hospital,
el cual debo mencionar es el más moderno que he visto en mi vida.
Se me indicó que debido a que se cuenta con muy poco tiempo entre
que se saca el órgano del donador, se transporta y se trasplante a
quien recibe, lo cual son tan solo unas horas, el traslado se hace en
helicóptero. Me indicaron que cuando escuchase el sonido del
helicóptero que despegaba del helipuerto en el techo del hospital,
entonces sería muy pronto la operación, se me estarían trasladando
al quirófano.
Esa noche no sucedió, nos pasamos el tiempo pendientes de
escuchar por si el sonido del helicóptero acontecía. Como se podrán
imaginar fue una lluvia de emociones que se presentaron en ese
proceso de espera, Patricia y mi hijo Eduardo llegaron y fue un apoyo
hermoso tener a mi derredor tanto amor.
Esperamos toda esa noche y el día siguiente, fue entonces en la
noche alrededor de las 11 PM que se nos indicó que se confirmaba
que el órgano se traería y que mi operación iniciaba a las 12 AM.
Me despedí de ellos con la firme seguridad que les estaría viendo de
nuevo. Mi fe muy particular me daba una fortaleza que no dudaba de
ello en lo más mínimo. Como siempre, aun en esos momentos
bromeaba con ellos y con el equipo médico que hacia los
preparativos.

Es en esta parte donde se empiezan a ocurrir una serie de milagros


hermosos y una gran cantidad de experiencias muy fuera de lo
común. Fui llevado al quirófano, y cuando entró en mi camilla a él,
me pareció llegar al interior de una nave espacial. Todo era blanco
brillante súper limpio y con una gran cantidad de equipo muy
avanzado. Un buen número de doctores, enfermeras y técnicos en
diversas especialidades me esperaban y atendían. Todos ellos muy
amables y con un espíritu de servicio impresionante.
Me indicaron que me aplicarían anestesia general y que la operación
seria de varias horas. Dicha operación llevó alrededor de ocho horas,
eso se me dijo cuando volví en mi creo que un día después.

Fue aquí en este proceso cuando se me dio el gran regalo de


experimentar otro evento de una realidad diferente. No sé cuánto
tiempo paso, ni en qué momento de la intervención sucedió en que
pude presenciar la escena de la operación donde, yo estando en la
cama de operaciones podía “ver” a los médicos haciendo su labor
sobre mí, pero lo más sorprendente es que arriba de todos nosotros
se encontraba un circulo de seres de luz, algo que el conocimiento
popular quizá describa como ángeles, rodeando, vigilando y quizá
apoyando mi operación. Era hermoso “ver” ese círculo de seres
brillantes flotando sobre la escena, me brindaban una sensación de
paz y tranquilidad. Eran figuras como seres luminosos con una mirada
de amor y bondad inimaginable, y un brillo de luz hermoso, flotando o
volando alrededor de la mesa de operaciones. Me recuerda ahora las
palabras que se me dijeron durante mi primera operación de stents,
donde encontrándome en la cama de operación alguien que se
encontraba al lado de mi cabeza me dijo: “no te preocupes, mira los
médicos creen que saben todo y que hacen ellos todo, pero no es
cierto, la verdad es que son unos ángeles los que aquí te cuidan”. MI
gran sorpresa es que cuando voltee a ver quien era quien me decía
eso, ¡era la doctora anestesista!
Creo que se me había preparado antes para esto, porque en
ocasiones anteriores tuve su visita, la primera ocasión no sabía que
era lo que me ocurría, atravesaba por una mezcla de alegría, gozo y
temor. No sé cuánto tiempo se presentó esta visita o experiencia, y la
información sobre el evento se ha ido recuperando poco a poco en
mí.
En algún momento de todo este proceso se debió sacar el antiguo
corazón de mi cuerpo. No sé cuánto tiempo permanecí sin corazón
dentro de mí, ni tengo la menor idea de cuando se me introdujo el
nuevo, ni como se reanima para que reinicie el funcionamiento de
este nuevo órgano dentro de mí. Debe ser maravilloso observar el
momento en que reinician el bombeo de un corazón que se ha
mantenido en hielo y sin funcionar por algunas horas. Un gran milagro
de la ciencia y de los médicos.
Tampoco sé cómo ni con que diferencia de tiempo se dio que
continuando ahí en el quirófano, de alguna manera pude de salir de
mi cuerpo y ver la escena de lo que ocurría. Yo estaba parado a una
corta distancia de la cama de operación, más o menos a cuarenta y
cinco grados de mi hombro derecho. Desde ahí percibía lo que
ocurría en la cirugía. Puedo verme como una imagen tridimensional,
como en los softwares de 3D, donde se puede ver la imagen
generada desde varios ángulos. Podía visualizar toda la sala de
operaciones, como una escena de película de ciencia ficción. Toda
esta información también se ha ido recuperando poco a poco con el
paso del tiempo, repentinamente ocurren dentro de los eventos
diarios, pequeños detalles que repentinamente me traen un recuerdo
sobre esto.

La operación tomó alrededor de ocho horas y afortunadamente todo


fluyó muy bien. Me dicen que duré un día en algo que podía llamarse
semi-coma y desperté viendo al ángel terrenal que es mi esposa a mi
lado. Tenía conectados una gran cantidad de aparatos y al menos
veintitantos tubos de diversos diámetros saliendo de mi cuerpo.
Algunos de ellos con el fin de drenar mi cuerpo de los productos de la
hinchazón. Los médicos, enfermeras, técnicos y tecnología de lo
mejor acompañándome en este proceso.

Creo que es muy importante mencionar algo que en vida no le damos


la perspectiva ni el valor adecuado. Atendiendo al tema de la muerte,
pasamos la vida constantemente preocupándonos por la muerte, y
tan pendientes o preocupados estamos en ello, que se nos olvida
apreciar y sobre todo agradecer los pequeños grandes detalles de la
vida. Esos pequeños dones y regalos que la vida diaria nos ofrece y
damos por sentado. No se lo deseo a nadie, pero quizá es necesario
perderlos para valorarlos. A diario tenemos tanto por que agradecer,
tantas cosas y facultades que la vida diaria nos permite, y
desafortunadamente en nuestro egocentrismo no las vemos, y como
no las vemos mucho menos las agradecemos.
Y quiero hacer mucho hincapiés en esto, por lo que aquí expongo
solo una pequeña muestra de una de mis experiencias:

Una vez despierto, era necesario empezar a moverme, solo que mi


cuerpo ya no sabía cómo hacerlo, como si la memoria mecánica de
mis extremidades se hubiese borrado. Así que mi primer gran acto fue
el de aprender a mover un dedo de mi mano derecha. Me costó
invertirle algo de tiempo y un grandísimo esfuerzo para lograrlo. Es
impresionante como un movimiento que había estado haciendo desde
bebé, ahora me costaba muchísimo poder hacerlo. ¡Era tan solo
mover un dedo! Pero mover ese dedo fue como intentar subir una
montaña sin preparación física y mental. Cuando lo logre fue como
una gran victoria en ese momento.
Después de esto, se me pidió que intentara mover la mano, otro
suplicio. No puede uno ni siquiera imaginar lo que esto significa. Es
invertir una gran cantidad de esfuerzo y energía, lograr mover la
mano, como si hubiese hecho una gran labor. Me dejo exhausto, con
un enorme cansancio. Todo esto pareciera un gran reseteo, como si
nuevos programas informáticos se instalaran en mí.
El siguiente día me pidieron que me parase para que diera unos
pasos. Logré tan solo dar tres pasos, lentamente uno tras otro, esto
era tan agotador, y tan satisfactorio. Caminar estos tres pasos me
dejaron como si hubiera participado en un maratón. Muy fatigado pero
a la vez muy contento y satisfecho. Reafirmo como olvidamos el valor
de estos detalles o actos tan pequeños cuando contamos con una
salud buena.
Desde el primer día que recuperé la conciencia me puse como
disciplina hacer mis ejercicios y prácticas emocionales y espirituales.
En mi cama me proporcionaron una Tablet y con ella busqué y
encontré videos de Enric Corbera y su Curso de Milagros. Estoy
convencido de las sincronicidades de la existencia, pues eso fue lo
mejor que me podía pasar en ese momento especifico. Mi misión más
alta en esos momentos era trabajar personalmente en mi espíritu para
así traer los milagros a mi cuerpo.
Así fueron pasando los días donde debí reaprender a lavarme los
dientes, rasurarme y otras hacer otras necesidades personales. Esto
es a lo que me refiero cuando mencionaba que damos por sentado la
enorme cantidad de regalos y bendiciones que recibimos. Pareciera
ser que fuese necesario tener que perder la capacidad de caminar,
utilizar nuestras manos, la vista y otras facultades que pocas veces
valoramos, que damos las gracias a esos detalles que nos permiten
estar vivos y completos. Olvidamos uno de los principales valores del
ser: la Gratitud.
En ese proceso de reaprendizaje conté con un enorme e increíble
apoyo, por eso es que doy las gracias al regimiento de ángeles
llamados enfermeros y enfermeras. Me bañaban y cuidaban cada una
de mis necesidades. Sus atenciones, cuidados y actitud
verdaderamente humana era como un regalo del cielo. Todos ellos
con un enorme corazón y actitud de servicio.
Reaprender a bañarme, era una de mis metas prioritarias en esos
días, lo cual llevaba mucho esfuerzo además del inconveniente de
tener que traer conmigo muchos de los tubos que me monitoreaban.
Siempre debía estará alguien a mi lado cuando me parase al cuarto
de baño, y normalmente me metían al cuarto de baño, entrecerraban
la puerta y me esperaban al lado de ella.
Fue en una de esas idas al baño que me ocurrió una de las más
hermosas experiencias que un ser humano puede tener.
Ya lo he mencionado antes, y sin una carga de resentimiento, en casa
no tuve una formación religiosa, al contrario, la creencia ahí era de
que la religión era un mal, sobre todo sus dirigentes. Pero por otra
parte me trajo el beneficio de estar abierto a cualquier enseñanza
espiritual sin atarme ni cegarme con los dogmas de una en particular.
Así que podrán entender porque mi mente lógico-científico dominó mi
forma de pensar. Fueron actos de mi vida los que me abrieron las
puertas del corazón hacia la espiritualidad, sin una filosofía, religión o
creencia en particular. Así con la apertura de ver, escuchar y tomar
aquello de cada práctica que me sirviese para mejorar como ser
humano y tener una mejor comprensión de aquello que la ciencia no
llenaba o explicaba. Aquello que necesitaba para alimentar mi cuerpo
espiritual. Poco a poco fui incorporando en mis actos diarios
enseñanzas budistas, cristianas, hinduismo, musulmanas y muchas
otras. Si encontraba un conocimiento que contribuía a mi paz interior,
lo tomaba e incorporaba e mis prácticas diarias, y aun hoy en día lo
sigo haciendo.

Un día de los que estuve en mi cuarto de Cuidados Intensivos, mi


esposa me acompañaba cuando tuve la necesidad de ir al baño.
Como era el procedimiento a seguir, alguien debía de ayudarme a
levantar, traer el aparato monitor y todas sus mangueras, y cuidar de
que no me cayese al ir caminando. Me acompañaba al baño y se
aseguraba de que me sentase bien sin ningún riesgo. Ya sentado, ella
salió y me esperó tras la puerta.
Fue entonces cuando me sucedió uno de los más grandes eventos de
mi vida. Uno de esos actos milagrosos que llenan toda una vida.
Estando sentado, me adentré en mis pensamientos y en mis prácticas
constantes espirituales-emocionales, quizá hacía una oración, en
realidad no recuerdo completamente los detalles previos al evento.
Cuando repentinamente sentí la presencia de algo o alguien a mi
lado. No tenía la menor idea de lo que me pasaba, pero algo o
alguien me tocaba en mi costado izquierdo. Yo sentía una mano que
me tocaba el área debajo de mis costillas, en el lado izquierdo de mi
cuerpo casi por detrás. Dirigí mi vista y atención a donde provenía
esa sensación, y ante mi más grande sorpresa, “veo” la figura de
Jesús, ¡Él era quien me tocaba! Era algo increíble en ese momento,
algo maravilloso. Una enorme sensación de paz, gozo y sobre todo
de amor. Mi ser estaba lleno de amor, es mas no cabía todo ese amor
en mí.
En ese momento lo que hice instintivamente fue llorar, sentía algo tan
enorme dentro de mi corazón, un gozo tan increíble que no podía
para de llorar. Mi esposa me escuchó y se asustó. Pronto abrió la
puerta y corrió hacia mí, me preguntó que era lo que me ocurría.
No podía hablar, solo era llanto lo que mi boca expresaba. Solo era
gozo lo que mi corazón sentía. Era un llanto de amor y alegría. Ella
seguía asustada de verme en llanto abierto, y me tomó en sus brazos
y me pidió le explicara. No sé cómo, ni recuerdo que le dije
exactamente, pues era muy difícil expresarme en ese momento, pero
le dije que había tenido la presencia de Jesús conmigo, dentro del
cuarto de baño.
La sensación de gozo me duro todo el día, y fue uno de varios actos
que me sostuvieron y ayudaron durante la recuperación del
trasplante.

No puedo constatar que fue lo que este evento trajo a mi


recuperación. Pero sé que se debe decir aquí que los médicos me
habían pronosticado que el tiempo de recuperación debía ser de
veintiocho días aproximadamente. Con los ejercicios, la información
que me transmitía ver los videos de un Curso de Milagros, y ahora
con la presencia de Jesús, yo estaba completamente seguro que la
recuperación se daría en menor tiempo.
Así sucedió exactamente, pues el octavo día en Unidad de Cuidados
Intensivos mi terapeuta físico me hizo llevar a cabo unos ejercicios,
dentro de los que estaba caminar alrededor de diez metros y hacer
unas flexiones de piernas. Lo logré en menor tiempo y esfuerzo de lo
que el ejercicio requería. El terapeuta no lo podía creer y me hizo
llevarlo a cabo de nuevo.
Otra vez tuve los mismos resultados, bajo la sorpresa de él. Siempre
estuve monitoreado de mis signos vitales, y sobre todo de la
condición del nuevo corazón. Ante todo, lo más importante era
observar meticulosa y constantemente que no se presentara rechazo
del nuevo órgano, debido a que siendo el nuevo corazón un objeto
extraño a mi cuerpo, el sistema inmunológico lo ataca como sucede
con todo aquello que considera un peligro para la salud. Es por esta
razón que los trasplantados debemos tomar de por vida
medicamentos inmunosupresores que reduzcan la capacidad del
sistema inmune para reducir y preferentemente evitar el rechazo del
órgano trasplantado.
Por la tarde se presentó el medico Director del Área de Trasplantes, el
Dr. David Adler un médico y sobre todo persona maravillosa, con una
calidad humana impresionante y nos dijo que estaban sorprendidos
del avance en la recuperación y que era altamente probable que el
día siguiente me darían de alta.
Nosotros no cabíamos de alegría con esa noticia, la operación y
recuperación había sido un éxito. Ahora debía de pasar un año bajo
condiciones de higiene muy exigentes para evitar que mi cuerpo
fuese víctima de ataques de virus y bacterias, debido a que para
prevenir el rechazo y que mi sistema inmune no ataque al nuevo
corazón dado que es un objeto extraño al cuerpo, se me dieron a
tomar de por vida inmunosupresores (como ya mencione) y otros
medicamentos para reducir al mínimo la capacidad de ataque de mi
sistema de defensas.
Se nos instruyó en las prácticas de sanidad necesarias para evitar el
ataque de patógenos que pudiesen presentarme enfermedades.
Debía de utilizar mascarilla todo el tiempo que estuviera fuera de casa
u hospital, guantes de látex para evitar tocar superficies
contaminadas, y el uso de desinfectante constantemente. No debía
de estar cerca de mascotas, y en mi casa no podía tener muebles
cubiertos de superficies donde las bacterias se pudiesen reproducir
fácilmente. Dentro de casa no se podían entrar con calzado, debido a
la posibilidad de traer estos patógenos en sus suelas.
Un mes y medio después de mi salida del hospital, pareciera que la
existencia le presentara una broma a la humanidad y le dieran
condiciones similares a la mía, se vino la pandemia del COVID. Y
todo mundo a utilizar mascarilla, guantes y desinfectante.
Mas para mí, el trasplante de vida se me había dado.
La experiencia Dora
“La Experiencia Dora”

Soy parte de una familia muy numerosa, tuve la suerte de tener y convivir
con más de 55 primos, alrededor de 34 tíos y tías, mis abuelos y cinco tíos
abuelos. Aunque en realidad son muchos más, pero es complicado y largo
explicar las características y extensión de mi familia, pero este era el
“núcleo cercano”. Por ello, crecí en el seno de una familia muy numerosa.
En una etapa de mi vida, casi cada fin de semana en mi casa, siendo mi
madre el centro de la familia, llegaban a convivir con nosotros mínimo
veinticinco familiares. Entre mi núcleo de casa, la de mis tíos y primos que
vivían en la casa de enseguida, familiares de la misma ciudad y otros que
venían de California. Las reuniones giraban alrededor de la comida y las
charlas familiares. Y en algunas ocasiones terminaban en baile casero.
Otros fines de semana nos reuníamos en el rancho de mi Tío Alejandro.
Un lugar donde dábamos rienda a la aventura, primos y primas. Ahí
recorríamos el monte, o montábamos a caballo en uno que mi tío nos
preparaba, íbamos al establo a ver las vacas parir y experimentar observar
a los becerros recién nacidos en sus primeros pasos. Nos subíamos a los
árboles de chabacanos, duraznos, o simplemente corríamos entre la milpa
de maíz. Éramos como una parvada de codornices, todos juntos en
sintonía. Si es que has tenido la oportunidad de ver en cierta época del
ano, creo que la primavera, correr frente a ti a una parvada de codornices,
sabrás de lo que hablo. Como un pequeño ejército de pajaritos siguiendo a
uno más grande, corriendo para esconderse de los humanos. Así
andábamos, más que primos éramos como hermanos, unidos por la
sangre, pero más por la aventura conjunta que compartíamos.
Nuestra familia tenía la particularidad de educarnos como tribu o clan.
Todos los adultos participaban en nuestra formación. Si alguien de
nosotros hacia algo indebido, y un adulto nos veía, venia inmediatamente
un “estate quieto”, pero siempre desde la autoridad que les daba la edad,
nunca desde la violencia. Nadie se molestaba, ningún adulto se iba contra
otro si se reprendía a uno de sus hijos o hija. Desafortunadamente, se ha
perdido esa costumbre, algo que añoro, algo que nos protegía de hacer
travesuras peligrosas. No sé qué nos pasó, pero ahora creamos una
generación de niños de porcelana y padres sobreprotectores.

Dentro de todo el espectro familiar, todos mis primos para mi eran como
mis hermanos. Y en diversas etapas de mi vida fui teniendo una relación
más íntima con alguno o alguna en especial, dependiendo de la edad y las
actividades que yo hacía.

Voy a saltarme una larga etapa para situarme a una en la cual me fui a Los
Ángeles, California. Ahí viví unos meses con mi primo mayor Javier.
Después de conseguir un trabajo junto con mi tía Cuki, me invitó a ir a vivir
con ellos. En esta casa que era la mi prima Rosalinda, también convivía
principalmente con ellos.
En Los Ángeles vivía una gran parte de la familia, y una prima muy en
especial, mi prima Dora. Ella era un año menor que yo, y como lo dije
antes, desde niños éramos bastante unidos. Ella era madre soltera, y su
niña Jessica era y sigue siendo un ser muy especial para mí. Cuando no
podía con la niña, Dora siempre me pedía que hablara con ella.
Los Ángeles es una ciudad con mucha vida diurna y nocturna, sobre todo
teniendo Hollywood, Disneyland, Beverly Hills, los estudios de cine, Santa
Mónica, museos, parques e innumerables atracciones. Esto nos daba
muchas opciones para divertirnos. Como estábamos alrededor de los 25
años, cada fin de semana tomábamos su carro y nos íbamos a pasear al
famoso Sunset Boulevard y a Hollywood Boulevard, y de ahí a las
discoteques o clubs del área.
En ocasiones comprábamos una botella de sangría y la tomábamos en
nuestro recorrido, riendo de todo, cantando y haciendo apuestas entre
nosotros de lo que se nos ocurriera con respecto a lo que veíamos en las
calles. Después de pasear por las calles, terminábamos en un centro
nocturno bailando, con música fabulosa. Hubo un tiempo en que mi gran
amigo Juan se nos unió en esta experiencia, y los tres nos divertíamos
como niños. Nos convertimos en más que primos, más que hermanos.
Éramos como unos súper amigos, como cómplices de nuestras andanzas
y aventuras compartidas.
Un día le dije a Dora, que me regresaría a México, pues mi necesidad de
estar en esa ciudad había finalizado. Fue muy triste para los dos, pero
como ya sabíamos, la historia y tradición familiar nos recordaba que nos
veríamos seguido.
Y así fue, Jessica fue creciendo y ya era una persona adulta con una
madurez impresionante. De la nada un día, años después Dora fue
diagnosticada con cáncer. Esa enfermedad que se ha llevado a muchos de
mis familiares.
Dora empezó un tratamiento intenso, agotador y desgastante.
Desafortunadamente ocurrió que la última empresa en la que laboró, le
retiro su cobertura médica. Esto complicó su estado de salud aún más.
Fue desmejorando muy rápido, su gran alegría y risa simbólica se fueron
desvaneciendo. Su energía de vida se consumía rápidamente.
La fui a visitar y la vi muy grave, como le sucede a algunos pacientes con
cáncer, existen momentos donde parece que se ven mejorías. Una especie
de esperanza que nos invade deseando mantener a nuestro ser querido
más tiempo alrededor. Durante nuestra pláticas le hice un comentario que
ahora veo que fue egoísta de mi parte, ella me decía que creía que no le
quedaba mucho tiempo. Yo sabiendo que debía regresar a Tijuana ese
mismo día, le dije que no se podía ir sin yo estar a su lado. ¿En serio Lali?,
me pregunto ella. Y yo le respondí que sí. Nunca pensé ni me imagine la
trascendencia de ese pedido.
Uno o dos meses después, en el día de mi cumpleaños, ya en la tarde
recibí a llamada de Jessica que su mama ya estaba muy mal. Dado que
comparto el día de cumpleaños con otra prima muy querida, Celia. Nos
pusimos de acuerdo para ir en la mañana siguiente, lo más temprano
posible. Fue un viaje de más o menos dos horas y media.
Llegamos a casa de ellas y nos sentamos en la sala. Mi primo Tito estaba
en el cuarto con Dora, por lo que esperé a que el saliera para entrar con
ella. Después de alrededor de unos 10 minutos, Tito salió del cuarto, nos
saludamos y abrazamos.
Pase al cuarto y vi a Dora en su cama de hospital, con muy poca energía
de vida, me senté a su lado. Me puse a platicar con ella, diciéndole que yo
sabía que ella me escuchaba, pero que no podía contestarme. No puedo
definir exactamente qué fue lo que le dije en ese momento, ni cuánto
tiempo pase ahí a su lado. Me despedí de ella y salí del cuarto.
Me encontré en la sala con el resto de los que ahí estaban, algo triste,
Después de comentar algunas cosas entre nosotros, Jessica entró al
cuarto. Salió inmediatamente y nos dijo que su mama había partido.
Dora me había esperado justo como le había pedido, fue una noticia que
me brindó emociones encontradas. Por un lado el descanso de saber que
ella ya no sufría más, que ya el dolor había pasado. Que su espíritu
trascendía aun plano mayor de existencia. Por otra parte, me sentía un
poco culpable de haberla retenido ese tiempo sufriendo, esperándome a
que le visitase.
Como en ocasiones digo cosas de manera inconsciente, que traen sus
consecuencias sin darme cuenta de lo que en el momento decreto en
palabras.

No sé hasta qué punto también afectaron mis palabras cuando años antes
había visitado a mi Tía Cuki, casualmente mamá de Dora, cuando también
en el hospital padecía de cáncer y se encontraba en fase muy avanzada
de él.
Tenía poco de haber leído el libro de Elisabeth Kubler-Ross, “La Rueda de
la Vida”, y me había impresionado mucho la forma en que describe las
fases que atravesamos ante la muerte: negación, ira, negociación,
depresión y aceptación. Su trabajo ayudó a revolucionar el cuidado de los
enfermos terminales y ayudó a cambiar las actitudes hacia el control del
dolor y la muerte misma.
Con la gran confianza y cariño que le tenía a mi tía, pude platicar muchas
cosas trascendentales con ella, y en la plática misma le pregunte si ya
estaba lista, si ya había llegado a la última etapa de aceptación, lo que le
llevaría a un estado de paz interior. Ella me dijo muy en calma que sí, que
ya estaba lista, ya estaba en paz. Eso me dio mucho gusto y me dio la
tranquilidad de que ella estaba bien. A los pocos días, ella tomo la decisión
de irse, de trascender. Debo agregar aquí que esta experiencia me ayudó
a después poder llevar acabo esta misma platica con otros dos de mis tíos.

Volviendo a la experiencia de Dora, en ese entonces mi sobrina Jessica


asistía a un templo tibetano que practica una rama del budismo japonés.
Creo que Dora también empezaba a acompañarla cuando podía. Yo veía
con profunda admiración los avances y cambios que Jessica mostraba. La
filosofía budista se mostraba en sus actos diarios, en su forma de vida.
Entonces entre ella y su hermana Linda decidieron llevar a cabo la
ceremonia de funeral que combinara un poco de las tradiciones familiares
y otro poco de las prácticas budistas.
Para ello, primeramente pidió a todos los asistentes que nadie vistiera
colores negros u oscuros. Que por favor llevásemos vestimentas blancas o
de colores alegres, tal como era su mama. Toda la familia aceptamos de
muy buena gana. Además se nos solicitaba llevar a cabo una ceremonia
alegre., alejarnos de la tradición de las ceremonias fúnebres tristes.
Fue una ceremonia increíble, ¡muy bonita! Como parte inicial, hicimos un
servicio que me pidieron dirigiera en el salón de la funeraria donde se
hacía dicha ceremonia, se hizo una oración por Dora. Después de esto, en
complicidad hicimos algo que habíamos preparado Jessica y yo. De
antemano y sin comentarle a nadie, usamos una laptop donde teníamos un
incipiente karaoke, lo conectamos a las bocinas del lugar y le pedimos a
algunos primos y primas nos acompañasen a cantarle unas canciones muy
especiales.
Iniciamos con la canción “Dust in the wind” (Polvo en el viento) del grupo
de rock Kansas. Fue algo muy sanador que la familia les cantásemos esa
canción con una letra tan adecuada, aquí una parte de ella:
Cierro mis ojos,
Tan solo por un momento,
Todos mis sueños pasan ante mis ojos,
Una curiosidad
“Todo lo que somos es polvo en el viento”
No te aferres
Nada dura para siempre, solo la tierra y el cielo

Después se unieron otros primos y cantamos “You’re my best friend” (Eres


mi mejor amiga), canción de Queen, la cual era favorita de Dora. Y el lugar
se volvió una fiesta. Se transformó el dolor que pudiese haber en alegría,
en gozo.

Oh, me haces vivir,


Lo que sea que este mundo me pueda dar,
Oh, tú me haces vivir, querida
Oh, tú me haces vivir
Eres, la mejor amiga que haya tenido

Después de ahí, nos fuimos al templo budista y se realizó la ceremonia de


acuerdo a las prácticas budistas de esa rama. Nos permitieron permanecer
en el jardín del templo, y ahí se prepararon dos mesas con alimentos, y
bebidas. Y junto a ello se tuvo un equipo de sonido con música alegre, por
lo que la celebración se convirtió en una fiesta.
Fue en realidad una celebración de vida, de la vida de Dora que siempre
tenía su sonrisa, y su forma muy particular de reírse que de repente
parecía un grito. Pero un grito de alegría. El baile, la comida, el amor de
familia y las risas fueron las mejores medicinas que nuestros corazones
necesitaban.
Fue hasta el momento la más bella ceremonia funeraria que haya estado.
Y ese sentimiento lo compartíamos todos los que asistimos y tuvimos la
suerte de estar ahí.
Fue una reprogramación de una nueva forma de trasformar un funeral
luctuoso en una ceremonia de vida. En cambiar la idea que se nos ha
imbuido de que la partida de un ser querido debe ser triste, por una en la
cual se celebra como una graduación a un ser amado. En una en la que
celebramos las cosas bellas y el amor que compartimos con nuestro ser.

Dora fue una gran maestra hasta su ultimo momento en este plano.

Había que celebrar la vida, aprendimos a celebrar en alegría y amor la


partida de un ser muy amado por nosotros.

¡Gracias Dora!
Resurrección
¿Resurrección, Rencarnación?

Unos de los temas muy controversiales son los de la resurrección y


reencarnación. Aunque varias de las grandes tradiciones en el mundo lo
incorporan en su filosofia, cada cual tiene un enfoque muy distinto. La
resurrección es un hecho real para distintas culturas del mundo y los
principales cultos: Hinduismo, Taoísmo, Budismo, Cristianismo e Islam.
Desafortunadamente los preceptos religiosos han causado una profunda
división en la humanidad, no tan solo en este tema. Los cristianos
aseveran la resurrección de Cristo y los budistas la reencarnación del Dalai
Lama.

Igualmente, en la ciencia se han establecido dogmas tan iguales o


limitantes como en la misma religión. Si el “establishment” científico no lo
acepta, entonces no es válido. La ciencia es ciencia, y utiliza como
herramienta principal al método científico. En lo particular he visto de
primera mano cómo se utiliza o manipula la ciencia con fines económicos,
políticos o personales.
Que la ciencia no admita algo, no significa que no exista ni sea válido –al
igual que un religioso no acepte las ideas científicas-, puede ser
simplemente que la ciencia no tiene aún las herramientas necesarias para
llevar a cabo los avances en determinada área para probarlo. He visto en
la ciencia médica como han cambiado conceptos, metodologías y
medicamentos en los últimos sesenta años. Lo que en un momento fue
recomendable para la salud y ciertas enfermedades, con los avances se
demuestra lo contrario.
Igual ocurre en otros campos de la ciencia. Un sencillo ejemplo lo viví
cuando visite el observatorio Griffith en Los Ángeles, California. En una de
las salas del edificio que alberga los telescopios, hay una galería de
imágenes del sol. No recuerdo el número de imágenes, pero cada imagen
del sol es diferente a la anterior, lo primero que uno observa es la
diferencia en el color de cada imagen del sol. Leyendo la información que
provee cada imagen se entera uno que la diferencia en la imagen es el
resultado en la tecnología utilizada en el telescopio que la tomó. Pues,
cada tecnología era el resultado de los avances en esa específica rama de
la ciencia a través del tiempo.
La primera era una como una sencilla foto convencional tomada con lentes
clásicos, pero las siguientes eran el resultado de imágenes con rayos X, y
otras con rayos Gamma y algunas con otras técnicas que el desarrollo de
los avances en el área de tecnología del software nos proporciona. Lo que
si vi, es que los avances de una fecha determinada, cancelan o modifican
en algunos casos los “descubrimientos” de la ciencia anterior. Esto es, la
ciencia es evolutiva, nada es fijo, para muchos será una gran sorpresa el
hecho de que en estos momentos se están cuestionando los principios
sobre la gravedad que estableció Newton. Principios por los cuales un
físico iría a la guerra por ellos.
Igualmente podemos mencionar los principios de la Física Cuántica, que
estremecen los cimientos de la Física Clásica, y que igual muchos
científicos no llegan a comprender. Tal es el caso de que el resultado de un
experimento sea dado por la presencia o ausencia de un observador de
ese evento. O sea. ¿El resultado de un evento depende de que lo observe
o no? Esto me recuerda algo que encontré escrito en una roca: “Tu
realidad es aquello en lo que pones atención”

Quizás sea este el caso de la resurrección. Hace ya varios años leí el libro
“Muchas vidas, muchos maestros” de Brian Weiss. El Dr. Weiss es un
psicoterapeuta muy reconocido, autor de varios libros, en este libro cuenta
la historia de una paciente de nombre Catherine. Ella padecía de
desórdenes emocionales, y era atendida previamente por el Dr. Edward
Poole, quien a su vez le sugirió que visitara al Dr. Weiss.
Después de unos meses de terapia con Weiss, aceptó tomar hipnoterapia
y eso la llevó al descubrimiento de información de sus vidas pasadas.
Mediante el tratamiento de hipnosis descubrió que Catherine le tenía
miedo a la oscuridad, al agua y a morir asfixiada. A los tres años, su padre
abusaba de ella por las noches. A los cinco, la empujaron a una piscina,
donde casi muere ahogada, y así se fueron encontrando otros eventos
traumáticos de su vida. Dado que su estado no mejoraba, en una sesión el
doctor le pidió a Catherine que retrocediera en el tiempo al momento en
que empezaron sus síntomas.
Entonces, se quedó atónito con lo que escuchó. Se había convertido en
una joven de 18 años llamada Aronda, y vivía en el año 1863 A.C. Delante
de ella vio un mercado, cargaba con cestas que podía llevar sobre los
hombros. Además, pudo describir el paisaje como un valle sin agua. La
zona era calurosa, árida y arenosa, y solo contaba con un pozo.
Siguiendo las instrucciones del terapeuta, llegó a la edad de 25 años. A
esa edad, encontró que tenía una hija llamada Cleastra, quien a su vez era
Rachel, sobrina de Catherine en la vida real; siempre habían sido muy
unidas. Hacía mucho calor. A continuación, el terapeuta le pidió que se
trasladara al momento de su muerte, lo que sucedio cuando al parecer una
inundación azotó su pueblo. Entonces, la mujer hizo una pausa, como si la
narración de su vida hubiera terminado.
Con el paso de unas pocas sesiones de esta naturaleza, la condición de
Catherine había mejorado considerablemente. Durante la hipnosis de la
semana siguiente, volvió a la vida de Aronda y reveló que, después de que
mueren, las personas se quedan flotando. Se percató de que estaba
flotando por encima de su cuerpo y podía ver el panorama que había
debajo. Flotó hacia las nubes, confusa. A continuación, fue arrastrada a un
espacio "diminuto y cálido", lo cual indicaba que pronto renacería.
Eso llevo a Weiss a muchos cuestionamientos, por los que continuó con la
hipnosis de Catherine, descubrió que también recordaba otras dos vidas.
En una de ellas, era una española llamada Luisa, prostituta que vivía en el
año 1756. Ahí en esa existencia, se produjo una pandemia y murieron
muchas personas.
Como su mente científica le indicaba, debía mantenerse abierto a todas las
posibilidades.
Durante otra sesión de hipnosis, Catherine recordó una vida pasada
diferente; se llamaba Elizabeth y vivía en un condado llamado Brennington.
Con la ayuda del Dr. Weiss, Elizabeth también se trasladó al momento de
su muerte. Murió en paz, rodeada de su familia. Después de morir, salió
flotando de su cuerpo. No obstante, a diferencia de otras ocasiones, esta
vez no se sintió desorientada. Percibió una luz brillante de la que podía
extraer energía. Se encontraba en un "estado intermedio" entre dos vidas.
Basándose en la experiencia de Catherine durante las sesiones de
hipnosis, el autor descubrió que, en el momento de su muerte, la parte
consciente de su cuerpo abandonaba el cuerpo, flotaba hacia un lugar
arriba de la superficie, y era absorbida por una luz brillante que le
proporcionaba energía.
En donde existía la posibilidad de hacerlo, investigó y buscó formas que lo
llevasen a encontrar información que confirmara lo que Elizabeth
transmitía en sus sesiones. En hechos anteriores a la terapia, ella estuvo
en el Museo de Egipto, durante el recorrido, el guía dio la información
correspondiente al objeto que mostraba, pero ella lo interrumpió
aclarándole que estaba equivocado. Y dio la versión que ella consideraba
correcta, sorprendidos los encargados del museo hicieron la búsqueda y
vieron que ella estaba en lo correcto. Ella no sabía cómo tenía acceso a
esa información, pues nunca había estudiado algo al respecto. Sucedió
que en una de las sesiones, ella recordó una vida que había tenido en el
antiguo Egipto. Al igual en otra de las vidas, habló en un idioma
desconocido, e igualmente a lo ocurrido en el museo, se corroboró también
que dicho idioma había existido.

Quizás el caso más conocido globalmente, es el que ocurre cuando en el


Tibet, el Dala Lama muere. Cuando un Dalai Lama muere, la creencia
budista establece que reencarnara en un niño. Ellos se basan en lo
siguiente:” Cuando esta vida se acaba, la mente burda muere y la mente
sutil se desprende del cuerpo. Su destino dependerá de las impresiones
kármicas acumuladas a lo largo de esa vida mediante sus acciones de
cuerpo, palabra y mente. La mayoría de nosotros no elegimos lo que
soñamos”.
Mas el Dalai Lama no se limita a esto. Él no puede simplemente fallecer,
antes de ello debe llevar a cabo una ceremonia de “phowa”, esto es la
transferencia de la conciencia a una de las formas de Buda. De esta forma
evita una reencarnación al azar. Debe decidir si desea volver al plano
terrenal, y con esto consultar a los tibetanos si desean esa reencarnación.
Entonces después de su muerte, se inicia el proceso de encontrar al niño
en que reencarnará. Los Lamas más importantes se reúnen para llevar a
cabo lo que marca la tradición, esto es iniciando con la consulta del
oráculo de Nechung.
Seguido de esto se invitan a tres sirvientes que hayan conocido de cerca al
Dalai Lama anterior. Se inicia una búsqueda de niños, y después de una
selección se define cual o cuales pasaran a una siguiente fase.

El proceso consiste en mostrar varias pertenencias a los niños


candidatos, entre las cuales se encuentran objetos pertenecientes a
otros dalái lama, y el niño que escoja los artículos correctos, sumado
a otras señales previas del proceso y a otras “señales secretas”, será
elegido como el nuevo líder del Tíbet.

Si son varios los niños que aciertan en escoger los objetos que
pertenecieron al Dalai Lama, no se podrá decidir quien será la
reencarnación con este paso, por lo se pondrán los nombres de estos
niños en un cuenco, y de ahí se saca el nombre de la siguiente
reencarnación.

Creamos o no, esta es la forma en que un pueblo pone en práctica


sus creencias para confiar en la persona que dirigirá los destinos de
su país. Puede resultar difícil de asimilar para la estructura de
pensamiento de una persona que ha crecido en la cultura occidental,
formada además con la influencia de una práctica religiosa diferente a
esta. Aunque es importante establecer algo, el budismo no es una
religión, es una filosofía o practica espiritual que tiene más de 2,500
años de practicarse.
En otra de las grandes religiones, la resurrección de Jesús es la creencia
religiosa cristiana según la cual, después de haber sido condenado a
muerte y ser crucificado, Jesús fue resucitado de entre los muertos como
primicias de los que durmieron siendo exaltado como Cristo (Mesías)
Wikipedia.

En la teología cristiana, la muerte y resurrección de Jesús constituyen los


eventos más importantes y, como consecuencia, forman el fundamento de
la fe cristiana. Su resurrección es la garantía de que todos los muertos
serán resucitados en la segunda venida de Cristo.

Como todo en la vida, es la decisión propia la que determina el


enfoque con que vemos cada evento, hecho o situación. Aquí
podemos ver lo que la ciencia, religión y filosofía nos hablan con
respecto a estos temas.

Dejando al lado un poco la parte espiritual filosófica, la física cuántica


nos ha brindado herramientas que nos ayudan a tener una
perspectiva muy diferente de lo antes concebíamos. Un experimento
clásico que nos brinda un enfoque de apertura de mentalidad es el
llamado experimento de doble rejilla. Sin ahondar mucho en ello,
consiste básicamente en lanzar electrones a través de una rejilla y
captarlos después en una pantalla. Primero se lleva a cabo con una
sola rejilla, y claro la imagen nos resulta una línea de puntos donde
los electrones impactan la pantalla. Cuando se lleva a cabo mediante
el uso de dos rejillas tenemos un resultado diferente, pues nos
resultan dos líneas de puntos, o un patrón de interferencia donde
aparecen una serie de líneas y espacios vacíos. Todo dependiendo de
la particularidad de si existe un observador o no.

Entonces esto nos lleva cuestionar si la realidad en que vivimos


depende de la observación de cada evento por nosotros. El resultado
será aquel en que enfoquemos nuestra atención. Esa será nuestra
realidad. ¿Entonces la vida en este plano y la reencarnación
dependerá de si observamos o no?
Como decía la roca que encontré con el siguiente texto escrito en
ella: “Tu realidad es aquello en lo que pones atención”

Espiritualidad Alternativa
ESPIRTUALIDAD ALTERNATIVA

“Solo una mente educada puede entender un pensamiento


diferente al suyo sin necesidad de aceptarlo”

Aristóteles

Los avances tecnológicos en la comunicación que se han dado en la


segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI, han traído una gran
transformación en la percepción del mundo y realidad en la que vivimos.
Nos ha ayudado a revelar gran cantidad de información que anteriormente
era muy difícil de conseguir o que requería mucho trabajo y conocimiento
previo. También ha traído una gran fuente de desinformación y manejo
inadecuado de la información. Se ha manipulado la información de manera
que satisfaga los intereses de quien así convenga. La desinformación,
malinformación, manipulación por parte de grupos de intereses particulares
son las constantes del día.
Lo grandioso es que nos brinda un acceso casi ilimitado a publicaciones,
investigaciones, culturas y filosofías que nos abren un panorama más
extenso del campo que deseamos ampliar en nuestro conocimiento.
Un tema que se ha iniciado a tratar, es aquel donde el Ser Humano en su
concepción como tal, se encuentra atravesando una evolución en muchos
sentidos. Es muy sabido que las religiones tradicionales han estado en una
fase de desacreditación continua, y que la pérdida de fieles es creciente
día a día. No solo le ocurre a la iglesia católica, sino también a la
musulmana. La humanidad está buscando alternativas que alimenten su
espíritu bajo lineamientos diferentes, que le sean más comprensibles y que
no partan de la creencia de un Dios castigador y juicioso, o que no
devengan desde el sentimiento de la culpabilidad. Inclusive muchos de
estas alternativas no tienen nada nuevas. Se retoma cada vez más el
conocimiento dejado por nuestros antepasados. Se da una búsqueda del
saber tradicional, más orientado a una conexión con la tierra, la naturaleza
y la cosmogonía. La sabiduría tolteca, lakota, inca, maya, hindu y muchas
otras, es buscada cada vez por mas personas.
El Ser Humano busca una conexión más directa con su concepción de
Dios o un Poder Superior. Una conexión que llene los vacíos existenciales
que le han traído la época en que vivimos. Y por otro lado se dan
manifestaciones que reúnen lo que antes eran inconcebibles. La unión de
conceptos espirituales con científicos. Creo firmemente en que estamos
iniciando la fase de la Espiritualidad Científica o de la Ciencia Espiritual,
donde el hombre y mujer encontrarán el sentido a la experiencia que
llamamos vida, en una unión del corazón con el cerebro, de la lógica con el
sentimiento, un encuentro entre el cielo y la tierra, de la desaparición del
ego como origen de todas las desviaciones humanas en el planeta. Se
unen conceptos como el conocimiento esotérico del antiguo Egipto con la
Física Cuántica.
Para mi buena fortuna tuve la oportunidad de poder tener una plática con
un investigador de la Universidad de Georgetown sobre la comunicación
inalámbrica y sus investigaciones al respecto en Egipto, lo cual fue una
enorme sorpresa para mí. Mas me sorprendió la información que
encontraron con sus investigaciones, algo que parecía sacado de una
película de ciencia ficción.
Vimos como en el año 2012 el planeta entero volvió su mirada hacia el
conocimiento de los Mayas, aun sin comprenderlo en su total
entendimiento cosmogónico y relación hombre -naturaleza- universo.
En la década de los setentas Occidente volteó a ver la disciplina budista,
se propició la migración de gurús de la India hacia Europa y los Estados
Unidos. La práctica de la meditación ahora es cuestión común en la
mayoría de los países aun sin ser considerados como budistas. Y los
beneficios en la conducta diaria del ser humano son muy conocidos y
estudiados por la ciencia. La publicación de libros sobre budismo e
hinduismo son cada día más frecuentes en las librerías, y el
establecimiento de lugares de practica de yoga y meditación son comunes
en cualquier ciudad del orbe.
La psicología ha tomado elementos de las culturas africanas y las ha
incorporado en sus métodos de curación emocional. El doctor alemán Bert
Hellinger cuando fue enviado como misionero a África del Sur convivio con
la tribu Zulú, aprendió su lengua, su cultura y ahí observo los rituales de la
tribu, su música y la experiencia de comunidad que se vive en cada
pueblo. Expresando las experiencias comunes espirituales y humanas, y
la compresión de las diferencias. Toma como base las prácticas de este
pueblo, junto con el conocimiento de la Terapia Gestalt para después llevar
a cabo su creación de la terapia conocida ahora como “Constelaciones
Familiares”. Ahora una gran cantidad de personas logran sanar heridas
emocionales y patrones familiares que han persistido por generaciones. La
sabiduría africana ancestral al servicio de la sociedad moderna.

En Latinoamérica se presentan los movimientos cuya finalidad es el


rescate de las grandes tradiciones de las culturas prehispánicas. Se toma
el conocimiento de los “abuelos y abuelas” y se incorpora en el modo de
vida diaria “moderno”. Ya es muy común que además de poder ver a
cientos de personas danzar con la música prehispánica en muchas
ciudades latinoamericanas, también se observa un cada vez más creciente
número de personas de diversas partes del mundo que quieren
experimentar la práctica del temazcal y compenetrarse en la espiritualidad
de estos pueblos prehispánicos.

En los Estados Unidos ha ido en aumento la cantidad de personas que en


su búsqueda por alimentar su ser espiritual, viajan a lugares considerados
sagrados como Sedona, Arizona o Monte Shasta en California el cual se
es considerado como uno de los más importantes chacras del planeta, o el
lugar llamado las Cuatro Esquinas, lugar de confluencia de los pueblos
Navajo y Utes. Ahora existe una gran comunidad que retoma los valores
del pueblo Lakota y sus prácticas espirituales.
Lo que en las siguientes líneas estaré presentando puede resultar
perturbador e inclusive muy controversial para muchos, pero pido que
mantener una mente abierta a estos conceptos y creencias. Como dijo
Aristóteles, “entender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de
aceptarlo”

He seleccionado tan solo algunas perspectivas de las tantas que he tenido


la oportunidad de investigar, de vivir al lado de personas maravillosas y de
integrar a mi vida diaria. Considero que muy pocas filosofías, creencias,
religiones o culturas tengan la exclusividad sobre la verdad, asimismo veo
difícil que una sola tenga todo el conocimiento necesario para el completo
conocimiento y evolución espiritual. Además sé que cada quien tenemos
un camino propio y que los tiempos son perfectos para establecernos en el
lugar y posición donde nos encontramos.
A modo de ejemplo, uso con frecuencia el de que me sería muy difícil
enseñar o darle la comprensión de álgebra a un niño de preescolar. Así
como difícilmente entendería sobre cálculo diferencial una persona que no
ha cursado o entendido las bases del álgebra. Y ninguno de ellos podría
avanzar sin saber aritmética básica. Entonces en esta escuela que
llamamos vida, cada uno de nosotros se encuentra en un nivel diferente de
comprensión, y asimismo, aun estando en un mismo nivel, hay quienes
tienen un gran dominio de una u otra materia, como la biología, y otros lo
tienen de la historia y viceversa.
Y después de cierto avance en la escuela llegamos a un punto donde
nuestros caminos divergen al tomar la decisión de tomar cursos
universitarios para determinada profesión o también el de no tomarla en
absoluto. También en el proceso espiritual cada quien toma el camino que
es el adecuado para si mismo. Es por ello que tenemos una gran
diversidad de opciones espirituales, y como vivimos en un planeta de libre
albedrio, también tenemos la opción de no tomar alguna decisión al
respecto.
Presento en adelante el enfoque sobre la muerte de cada uno de estos
maestros, guías espirituales, o canalizaciones:
Omraam Mikhael Aivanov
El Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-1986), fue un filósofo francés
y profesor de origen búlgaro, que se estableció en Francia en 1937,
destaca por una visión particular sobre la vida del ser humano: "El hecho
de que cada ser humano sea un individuo distinto, no significa que
esté separado de los demás. Aunque no lo vea, no lo sienta, en alguna
parte de este inmenso océano que es la vida, está unido a ellos, y
cada una de sus manifestaciones, sus pensamientos, sus
sentimientos, sus actos les afecta."

Omraam Mikhaël Aïvanhov creó una filosofía humanista profundamente


espiritual y que destacó por el gran número de conferencias que impartió y
los libros que escribió encaminados a asistir en temas cotidianos sobre el
sentido del ser humano, sus dificultades en el camino, etc. Ayudar al ser
humano a reencontrar su dimensión espiritual, que él llama su
naturaleza superior o divina, para mejorar, para fortalecerse y abrirse al
corazón del mundo donde se encuentra, es su objetivo prioritario.

En “La Muerte, acceso a una vida nueva, el maestro Omraam Aivanov


dice:

«Aquel que comprende el significado y el objetivo de su existencia


terrestre, abandona la vida con la sensación de haber cumplido la tarea
que había venido a hacer, y sabe que va a proseguir su trabajo en el otro
mundo. Por eso la muerte no le asusta: siente, sabe que va a continuar
viviendo y trabajando en otra parte.
La luz del conocimiento suprime el miedo. Se tiene miedo a la muerte
porque no se conoce. Debemos pues familiarizarnos con la idea de este
tránsito que es en realidad la continuación de la vida bajo otra forma. Por
todas partes en el universo, sólo existe la vida, la vida sin límites. Por eso
no debéis rezar para ser salvados de la muerte, sino para vivir. No digáis
que vais a morir, sino que vais a continuar viviendo. Poned en vuestro
espíritu el pensamiento, no de prolongar esta vida en la tierra, sino de
entrar en una vida nueva.»
Y en “La muerte y la vida en el más allá” menciona:
"Dejad que los muertos se vayan tranquilamente adonde deben ir. En
cuanto a vuestros parientes y amigos, no os acerquéis a ellos, no los
retengáis con vuestras tristezas, con vuestras penas y, sobre todo, no os
esforcéis en comunicaros con ellos: les importunáis, e impedís su
liberación. Rezad por ellos; enviadles vuestro amor, pensad que se liberan
y se elevan progresivamente en la luz. Si les queréis verdaderamente,
sabed que un día estaréis con ellos. Es la verdad. Cuántas veces os lo he
dicho: donde esté vuestro amor, un día estaréis vosotros."
Para finalizar solo una cita más de este Maestro Omraam:
"No hay nada más importante en una fruta que la semilla, porque con ella
se pueden tener miles de hectáreas de árboles frutales. Para la naturaleza,
lo esencial es la semilla; la naturaleza solo se ocupa de la semilla, o del
núcleo. Si ha puesto un poco de carne alrededor, es para atraer a los
pájaros y a los hombres que se encargarán de plantarlos.
Desde un punto de vista simbólico, la semilla, el núcleo, es el espíritu; la
carne, es el espacio donde circula la vida, el alma; y la piel, es la envoltura
material, el cuerpo físico. No se puede negar que el cuerpo físico es
importante: es como el frasco que impide que el perfume se evapore,
retiene al alma y al espíritu; solo que el verdadero hombre no es el cuerpo,
sino ese punto imperceptible que está ahí, en algún lugar en el interior, y
que piensa, ama, crea. La prueba de que a la Inteligencia cósmica no le
importa tanto el cuerpo físico es que lo deja morir y ser enterrado, mientras
que, al espíritu, que es inmortal, lo hace regresar a las regiones
celestiales."

"Con respecto a la materia, todos hemos estado equivocados. Lo que


hemos llamado materia es energía, cuya vibración ha sido bajada tanto
como para ser perceptible a los sentidos. La materia es espíritu reducido
al punto de visibilidad.”
Albert Einstein

EL SER UNO
Esto quizá resulte ser aún más controversial para quien lea estos
siguientes párrafos. Dado que he platicado sobre experiencias propias,
creo importante mencionar aquí mis experiencias propias de “recibir
información”. Estas las empecé a llevar a cabo bajo la guía de mi esposa
Patricia, en nuestros primeros encuentros y meditaciones en sitios muy
especiales, ella me pidió que llevase un cuaderno y un lápiz para escribir lo
que percibía (si es que lo hacía) durante mis meditaciones. Me sorprendí
mucho cuando empecé a escribir en mi cuaderno una gran cantidad de
información, inicialmente pensé que todo esto era una invención de mi
cerebro, de mi lógica o de mi ego. No le di mucha atención, tampoco al
hecho de las imágenes que se empezaron a presentar. Pero de verdad no
creía mucho en lo que escribía.
Después fue mayor la sorpresa cuando varias de las cosas que escribí en
esas meditaciones se volvieron hechos de la realidad. ¡No podía creerlo!
Mis escritos derivados de las meditaciones fueron cada vez más
frecuentes, así como la confirmación de lo escrito. Hubo ocasiones en que
al no tener un cuaderno, teníamos que escribir en cualquier pedazo de
papel al que tuviésemos acceso, guardamos con especial cariño esas
papeletas. Ello a su vez me llevó a experimentar realidades que de no
haberlas vivido personalmente, no le hubiese creído a alguien que me las
contase.
creo que los seres humanos hemos boqueado esa facultad de
conectarnos con los accesos a universos de información al alcance de
todos. Lo que si descubrí también es que, si todos tenemos esa facultad y
podemos desarrollarla, también en muchas ocasiones es llevada a cabo
por el ego. He conocido a gran cantidad de personas que emprenden
fervorosamente una vida espiritual y búsqueda de crecimiento, y se ve en
su comportamiento diario, pero por otra parte, lo que también he
observado, es el fenómeno que hemos llamado “Marías Magdalenas” por
el hecho de darse más en mujeres, pero no limitado al género femenino.
En donde su Ego se convierte en Súper Ego y pierden la humildad,
creyéndose que están en niveles superiores de conocimiento que el resto
de sus congéneres. Inclusive he conocido a famosísimos autores y “Guías
Espirituales” con fama internacional que caen bajo esta trampa del ego.
Debido a la situación de que ese conocimiento no se encuentra al acceso
de todos, es que reproduzco un poco de lo que he considerado adecuado.
El Ser Uno es una serie de libros que merecen la oportunidad de ser
difundidos, para presentar alternativas de información para el crecimiento
espiritual, siempre con la recomendación de utilizar el discernimiento
personal.

¿Qué es El ser uno? Es una Información recibida mediante canalizaciones


o telepáticamente.

Esta información está canalizada con el propósito de ser transmitida y


compartida, alertando y preparando a los seres del planeta Tierra, para los
grandes cambios y acontecimientos que comenzarán a desarrollarse en
los próximos años.

El ser uno explica, paso a paso, cómo el hombre puede revolucionar y


elevar sus energías-pensamientos, para poder entrar a ser partícipe del
alineamiento cósmico. Significa la oportunidad que tendrán los seres del
planeta Tierra de entrar a nuevos estados de conciencia, de un nuevo
entendimiento.

La información que está escrita en sus libros transmutará sus


pensamientos negativos en positivos, siempre y cuando se trabaje con
conocimiento, entendimiento y amor.

Lo siguiente esto tomado de: El SER UNO - “El proceso de la


desencarnación del alma”. Charla transmitida por la Sra. Franca Canónico
el 27 de Julio de 2019.
“¿EXISTE LA MUERTE? Comenzó preguntando la hermana Interana – así
como ustedes la entienden no existe. Si decimos que todo es energía,
entonces ¿Dónde va esta energía?
¿Desaparece, se diluye, tiene consciencia?
La ciencia del planeta les dice claramente – La energía no desaparece ni
se destruye, solo se transforma.

La creencia planetaria dice lo siguiente: La conciencia es parte del cerebro,


por lo tanto con la muerte del cerebro todo termina. Pero ¿Qué sucede
con las experiencias de seres que han tenido cercanas a la muerte?…
Cierto es que las investigaciones planetarias y la medicina no aceptan la
vida después de la muerte , los estudios están incompletos y deben ser
revisados a través de la Física Cuántica, esta sería la manera correcta
para que la humanidad cambie su forma de mirar y entender el
desencarnar del alma.

Generalmente los médicos declaran la muerte del paciente cuando este


deja de respirar, al cesar los latidos del corazón y también cuando no se
detectan las ondas cerebrales, en pocas palabras cuando ya no se percibe
en el cuerpo humano ninguna actividad y esto significa que el diagnóstico
se basa en los principios de la Mecánica Cuántica o sea, en el campo del
electromagnetismo. Esta comprensión es científica, pero este
entendimiento no lo tiene un ser común, el cual al no tener la explicación
de la muerte, sufrirá profundamente al perder de esa forma a un ser
querido.

En la espiritualidad se obtendrán las respuestas, porque la muerte en El


Alma en los niveles espirituales, obtiene las respuestas que siempre
anheló, su creencia y visión la llevará más allá del entendimiento científico
del planeta. Las culturas orientales enseñan que la muerte es un nacer y
nacer, que la vida no acaba y que El Alma es eterna, solo se abandona el
cuerpo material cuando se cumplen las tareas del espíritu.

El Alma es eterna – dijo el hermano Seramita – jamás fenece, ella es La


Vida y la vida jamás acaba. La muerte no existe, sólo es una transición de
un Estado de Conciencia Almica material a otro Estado de Conciencia
Almica – continuó el hermano – podemos compararlo como el Sueño, el
Sonambulismo o Hipnotismo. La muerte es salir del Cuerpo Físico y pasar
a otra realidad de existencia… ustedes lo conocen como: Cielo, Purgatorio,
Infierno, Otro Mundo, Mas Allá y más. Es pasar de vivir en una energía
densa y burda a existir en otra más sutil. la cual posee otra consciencia, tal
como ocurre cuando se duerme en las noches.

La muerte no existe – dijo la hermana Interana – solo se cambia el Estado


de Consciencia. Si el alma abandona el cuerpo material es porque ya no le
sirve a sus propósitos. Los seres humanos deben conocer la verdad y
tener este conocimiento, eso evitaría tanto sufrimiento, de esa forma el ser
alcanzaría la madurez de su existencia y le permitiría evolucionar y elevar
en el sendero de regreso”.

No creas que el conocimiento que tienes en este momento es la verdad


inmutable, absoluta. Evita ser de mentalidad estrecha y atarte a los puntos de vista
presentes. Aprende y practica el desapego de tus puntos de vista para estar
abierto a recibir los puntos de vista de los demás. La verdad se encuentra en la vida y
no meramente en el conocimiento conceptual. Prepárate para aprender a través
de toda la vida y a observar la realidad en ti mismo y en el mundo en todo momento.

Thich Nhat Hanh

KRYON

De nuevo solicito que esta información se tome con una mente bastante
abierta, aun cuando sé que nos encontramos en una era tan especial en que
la humanidad experimenta una profunda transformación espiritual, también
estoy consciente de que a muchos les resultará difícil aceptar esta nueva
información. Hemos sido formateados por muchos siglos bajo preceptos
religiosos muy estrictos y en casos tergiversados, se nos ha programado a
creer bajo lineamientos e intereses de grupos o individuos que han decidido
cuál es la filosofía particular que deben seguir los pueblos. Durante siglos
también se han prohibido o eliminado las creencias de grupos étnicos que han
sido dominados o conquistados, para imponer la creencia del conquistador.
Ahora tenemos acceso a esas formas de pensamiento o creencias que se
consideraban desaparecidas o paganas, además de otras que
desconocíamos y que se han ido descubriendo por las nuevas
investigaciones.

Esta información viene de Kryon, una entidad amorosa que ha sido canalizada
por Lee Carroll de San Diego CA, el canal original de Kryon. La percepción
que se da desde Kryon, es una en la cual los humanos podrían nunca
considerar. De acuerdo a Kryon, lo que llamamos Experiencias Cercanas a la
Muerte (ECM) son muy diferentes a lo que pensamos. Les invito a leer todo lo
que Kryon tiene que decir, no pares de leer si encuentras algo que se opone
fuertemente a lo que tú piensas.

“Primeramente, no existe cosa tal como una Experiencia Cercana a la Muerte


accidental. Los humanos que han tenido eta experiencia han dado permiso
antes de que se encuentren en ella – tener esta experiencia espiritual- una
que puede o no (dependiendo de su libre albedrío), cambiar sus vidas
espirituales. Con su permiso, a pesar de que no recuerden haberlo dado, ellos
experimentan su ECM.
Otro hecho es que, ¡nadie que haya experimentado una ECM se acerca
siquiera a la muerte real! Si, puede parecer como tal y se siente, pero no es
así. Ellos ni siquiera dejan el planeta. Les diré que ocurre con una ECM, y será
diferente de lo que ustedes han escuchado o imaginado.

Una ECM es determinada por la preconcepción y energía del humano que la


experimenta. No todos los humanos tienen la misma historia cuando
“regresan”. Te recuerdo que algunos han salido de su experiencia cercana a la
muerte diciendo que ha sido “horrible”. Podrán decir “Vi el infierno”. O te dirán
“No tengo miedo a morir”. Algunos han dicho lo opuesto. “Vi el Cielo; Vi un
túnel; Vi la Luz: Sentí el Amor: Vi a la familia: Ahí está todo para ‘verse”. Es
verdadero. Cada tono de energía está ahí, ¡pero son tan diferentes las
reacciones! ¿La razón? Todo tiene que ver con que se encuentra en su centro,
o la esencia individual de quien está experimentándolo. Los humanos tienen el
libre albedrio de escoger su propio núcleo de energía. ¿Es el miedo? ¿La
esperanza? ¿Es grandioso?
Te diré que es una ECM, y es espiritualmente lógico: es cuando conoces a tu
Yo. Sí, es frecuente que sea la primera parte de la experiencia de muerte, pero
una ECM es tan solo los primeros segundos de la muerte. Ni siquiera podrás
concebir el exterior del núcleo de energía que haz dispuesto. La muerte real es
muy diferente. En el momento de la muerte, la primera cosa que le sucede al
ser humano es el matrimonio del ser y remembranza y conexión. Después de
que conoces a ti mismo - que es una gran experiencia_ una donde te
encuentras con la “Energía Dios”, hay una alianza, después un viaje de tres
días. Toma tres días terráqueos antes de que dejes este planeta. Y esos días
son vividos lo que tan solo podemos llamar - y esto es muy difícil- información
del cuestionamiento cósmico.

Escúchame, familiar, porque no hemos discutido esto antes. Cada uno de


ustedes sabe cuál es la gran cuestión aquí – la razón por la que estás aquí –
la razón por la que se disfrazan como humanos y caminan en un campo de
juego nivelado llamado Tierra – la razón por la cual pasan por lo que están
pasando – la razón por la cual vuelven, y vuelven, y vuelven. ¿De qué se trata
todo esto? ¿Qué es lo que ocurre en el universo que pueda crear algo como
esto? Les digo que nadie de ustedes aquí sabe esto, pero a la vez todos lo
saben. Después de todo es la pregunta más grande. Es la que preguntan
antes de arribar, y la que hacen al salir.

La primera cosa que haces cuando tienes plena conciencia es preguntar,


“¿Qué tal la hicimos?” Hay una razón por la cual estás aquí, querido Ser
Humano. una razón buena, lógica. Bendecido eres tú que lo tomas con fe de
que hay una amorosa razón por la que estás atravesando por lo que estás
atravesando. Porque lo que estás haciendo es ayudar a trillones de formas de
vida en otro lugar – aparentemente otro universo – quizá aún otra realidad. ¡No
se trata de un sacrificio! Es en cambio, acerca del trabajo.

Por lo tanto, una ECM es una oportunidad manifiesta de cambio. Algo que te
diste tú mismo. No se trata acerca de morir. Todo tiene que ver con el
potencial de cambio. Aquellos que regresan habiendo tenido una gran
experiencia han tomado la opción de saber más acerca de ellos mismos, y lo
hacen. Aquellos que regresan asustados han tomado la opción de no buscar
más. Y, necesito decir, no hay juicio de ninguno de los dos. En cada caso, la
energía humana les ha guiado hacia la experiencia que tuvieron.

Escuchen: la próxima vez que piensen que están solos y sufriendo y le


pregunten a Dios, “¿Por qué yo?” Les tengo una sugerencia. En vez de gritar
“¿Por qué yo?” Mejor ¿Porque no sienten nuestras manos espirituales
alrededor de ustedes y nuestros brazos rodeándoles y abrazándoles? Por qué
no lo toman con Fe, de que existe un sequito alrededor diciéndoles,
“¡Aguanten! Vibren más alto. No tienen idea de cuánto están ayudando al
resto de nosotros. Ninguna idea.

Su Tierra es llamada “El único planeta de libre albedrio”. Lo es. Oh, ¿Existen
otros planetas con vida? Claro. Les hemos dicho esto antes. Pero, ustedes
son los únicos, que están pasando a través de esta prueba específica. Por una
razón específica, y el único poblado por lo que llamamos “Piezas de Dios”. Los
hemos escondido a todos ustedes en un brazo de su galaxia donde ni siquiera
tienen los dos soles que la mayoría de los planetas con vida tienen. Les
hemos indicado esto anteriormente. No está dentro de su entendimiento saber
porque normalmente toma dos soles para crear vida, pero algún día, cuando
encuentren a los otros, ellos mayormente tendrán dos soles. Les hemos
explicado como llego la vida a la tierra. El “libre albedrio” es la opción para
escoger su ascensión. Así que muchos de ustedes se mantuvieron en-línea
(metafóricamente) con otros ángeles, esperando a volver aquí en esta era.
Dijeron, “¡Me cuesta el volver!” Y aun así sabiendo su potencial futuro.
Estaban en un tren de Armagedón, y ¡aun así quisieron volver! ¿Por qué? Tal
es la mente de Dios cuando estás en el otro lado del velo”.

*Fuente: Kryon live channelling, “Attributes of Ascension” given in Philadelphia, Pennsylvania


— June 9, 2002
"Un ser humano experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos
como algo separado del resto, una especie de ilusión óptica de conciencia.
Este engaño es una especie de prisión para nosotros, que nos limita a nuestros
deseos personales y al afecto por unas pocas personas más cercanas a nosotros.
Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión ampliando nuestro círculo de
compasión para abrazar a todas las criaturas vivas y a toda la naturaleza en su belleza.
Nuestra separación unos de otros es una ilusión óptica. "

Albert Einstein

CHICO XAVIER

El espiritismo es una doctrina originada en Francia a mediados del siglo


XIX cuyo máximo exponente ha sido Allan Kardec (1804-1869). Esta
doctrina establece como principios la inmortalidad del alma, naturaleza de
los espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida
presente, la vida futura y el porvenir de la humanidad, según la enseñanza
dada por los espíritus superiores con la ayuda de diversos médiums.
Resulta ser Brasil uno de los países donde esta práctica ha sido más
extendida, pero también se presenta en diversos países de Latinoamérica.
Unos de sus más grandes espiritistas en Brasil, y ya conocido en gran
parte del planeta lo fue Chico Xavier.
Francisco Cándido Xavier, (1910-2002), fue un filántropo y espiritista
médium popular brasileño. Nació en los suburbios de Belo Horizonte. A la
edad de cuatro años empezó a escuchar extrañas voces y percibir visiones
Durante más de 60 años escribió más de 490 libros y miles de cartas
donde pretendía recibir información del mas allá con un proceso llamado
Psicografía. Todo el dinero generado por la venta de esos libros y cartas
fue donado a causas de beneficencia. Chico Xavier, utilizando su aptitud
de médium dedicó su vida para llevar confort a cuantas personas le fue
posible. Mediante sus apariciones de televisión creció su popularidad y era
respetado por los líderes políticos (entre ellos el presidente del país),
económicos y religiosos (Cristianos, Judíos e Islámicos) del país. Publicó y
dictó varias profecías que fueron demostrando cada una ser ciertas
conforme el paso del tiempo. En 1981 y 1982 fue nominado para el Premio
Nobel de la Paz.
Se podrían escribir páginas sobre su sorprendente labor y profecías, pero
quizá lo que resultaría ser más comprensible para nosotros poder captar el
tema sobre la muerte, sería el enfocarse en su libro convertido a película
que ha resultado muy popular en los últimos años, me refiero al
libro/película llamado "Nosso lar" (Astral City en inglés, Nuestro Hogar en
español).

La base de este libro es la existencia espiritual. Describe que es lo que


sucede después de la muerte física. ¿Hacia dónde nos vamos? ¿Cómo es
ese lugar? ¿Tenemos que hacer actividades como las que hacemos en
este plano?
Ahí se nos presentan respuestas muy sencillas y mediante más
adentramos en él, resultaran muchas preguntas más al leerlo o ver la
película.
Está basado en la vida real de un médico, André Luis, la cual es contada
por si mismo mediante el uso de Chico Xavier como médium facilitador,
quien plasma en su libro la información que se le transmite.
André Luis vivió una vida holgada como médico, y después de un
problema gastrointestinal que no resistió, falleció. Después de su muerte
física, pasa a través de momentos difíciles al ser llevado y dejado en un
lugar donde se encuentra con lo que él piensa son personas penando y
sufriendo, un lugar que la iglesia católica llamaría purgatorio. Permanece
ahí hasta que llega a un estado de arrepentimiento, reconoce la
importancia de Dios, y una vez roto su orgullo personal pide ayuda. Es
entonces que es trasladado a “Nosso Lar” una colonia espiritual, que viene
siendo un lugar donde los espíritus que son “sanados”, en gran parte se
debe a las oraciones que sus familiares o amistades hacen desde la tierra.
Poco a poco el médico puede ir asimilando lo que es la “vida’ y el concepto
de estar en la forma de espíritu. Esto lo va logrando a medida que su ego
se va reduciendo y logra ir abriendo su corazón ante una nueva forma de
concebir la existencia.

A medida que va abriendo su corazón ante esta existencia, le es permitido


convivir con su madre en este plano, y se le permite ir a visitar a su esposa
en el plano material, quien ya tiene una nueva pareja. A diferencia de la
forma que el trato en vida a su mujer, la nueva pareja parece hacerlo
desde el amor. También ve a sus hijos y toma conciencia de la frialdad con
que los trató, y el poco tiempo y cariño que les dedicó. Esto le cuesta
admitir, hasta que en su proceso lograr llegar al perdón.
Es la narración de una experiencia que nos entrega la forma en que el
proceso de vivir-morir-renacer ocurre. De cómo es en esta existencia que
se nos da la oportunidad de aprender las lecciones que requerimos para
crecer como seres espirituales en un cuerpo físico, y de cómo en la pura
forma espiritual energética aprendemos lo necesario para hacer lo que se
requiera para volver al plano terrenal.
Una frase en particular de esta película pareciera que contiene el
significado y la explicación más confiable y creíble sobre la vida y la
muerte:
"La vida no termina y la muerte es un oscuro juego de ilusiones, cerrar los
ojos del cuerpo no determinan nuestros destinos. Es necesario navegar en
el propio drama o en la propia comedia hasta haber atravesado todos los
caminos de la evolución espiritual, solo así encontraremos las aguas del
océano divino. Una existencia es un acto, un cuerpo una disfraz, un siglo
es un día y la muerte... la muerte es el aliento de renovación".
Pocos libros y quizá pocas películas pueden darnos tanta enseñanza como
Nosso Lar, Chico Xavier nos permite la oportunidad de ver lo que ocurre
en el proceso de la muerte y los retornos a este plano material. Nos
muestra como es el amor, la bondad y la compasión las llaves de la
evolución humana. Además, nos permite ver cómo nos volvemos a
conectar con nuestros seres queridos en ese reino espiritual.
Cambio de Paradigma
Cambio de Paradigma

He sido un rebelde casi toda mi vida, las circunstancias de mi formación


me hicieron así. Desde niño tuve que hacerlo para sobrevivir. Físicamente
era débil, tenía una estima bastante baja debido a mi delgadez y los
estragos de mi vida en el hogar. Así que empecé a buscar armas para
sobrevivir, de este modo desarrolle mi inteligencia y astucia para
defenderme, para ocultar mi baja estima personal. La lectura y la música
fueron mis refugios y a la vez mis deleites. Los libros me dieron la forma
para escapar y a la vez fortalecer mi inteligencia. Con ella podía enfrentar
a los bulíes.
Remar contracorriente es y ha sido un factor común, estar en contra de lo
establecido, del status quo es inherente en mí. Y ahora en este tema
probablemente también lo sea, y no es mi deseo chocar con las creencias
personales de cada quien, las cuales respeto muchísimo, pues se que
estamos en un planeta de libre albedrio. Mis conceptos los siento
reforzados ahora con la experiencia que la muerte de mi madre trajo
consigo.

Mi perspectiva personal es el de cambiar nuestras creencias en muchos


temas acerca de las experiencias, vivencias personales y su impacto sobre
nuestro diario vivir. Sobre todo lo que hemos aprendido en la familia y
sociedad.

Voy a partir de una frase de Echart Tolle:


“Hay millones de personas en este mundo que son torturadas
por su propia mente”

Tengo el fundamento inicial de que los comportamientos que se nos han


heredado por generaciones, y por milenios, están compuestos por modelos
basados en el miedo, en permitir al ego controlar nuestras vidas.
Los sistemas educativo, religioso, judicial, social y sobre todo de marketing
utilizan el miedo como base. Entonces, ¿cómo vamos a responder ante los
hechos de nuestras vidas?
¿Desde dónde y desde que emoción tomaremos las decisiones?
El miedo se ha convertido una especie de motor en reversa que domina
nuestras vidas, tenemos miedo a no cumplir las expectativas de los
demás, miedo a no tener lo suficiente, miedo a no ser bella, a no cumplir
con los estándares estéticos, deportivos. Tenemos miedo de intentar hacer
algo porque podemos fallar, miedo de no encajar, a no ser aceptados.
Miedo a perder lo poco o mucho que tenemos.
Muy pocos seres han sido educados en un medio de amor, el sistema
educativo no tiene como base el amor y mucho menos el sistema de
justicia. Nos da miedo mostrar nuestras emociones, abrir nuestro corazón
y operar desde ahí. No sabemos cómo operar en cada acción desde el
amor. Inclusive se nos ha establecido el parámetro emocional darwiniano
de que la evolución viene de la competencia como primera instancia.
Competir con nuestros hermanos, amigos, colegas y quien se nos ponga
enfrente.
Nos cuesta decirle a alguien que le amamos, y cuando se nos va nos
sentimos culpables de no haberlo hecho, o no lo hicimos lo suficiente. Para
un hombre resulta extremadamente difícil decirle a un amigo o hermano un
“te quiero”. Muchos humanos han sido domesticados a que ser amoroso
es ser débil. Y eso nos reduce a ser una manada de robots sin corazón,
algo así como el Hombre de Latón del Mago de Oz. Cuando en realidad es
como dice la canción:
“Oz never did give nothing to the Thin Man.”
(“Oz nunca le dio nada al Hombre de Latón”)
El corazón siempre ha estado ahí, solo es cuestión de encontrar el valor y
coraje de utilizarlo.
Uno de los grandes genios de la historia de la humanidad es sin duda,
Albert Einstein, como es sabido estableció la Teoría de la Relatividad,
además de haber sido ganador del Premio Nobel con el descubrimiento del
Efecto Fotoeléctrico. Sus contribuciones al avance de la ciencia han
quedado como base para el desarrollo de nuevos descubrimientos y de la
manera en que concebimos nuestro mundo y nuestra realidad.
Einstein fue un hombre que además de sus enormes contribuciones a la
ciencia, nos dejó también un legado de sabiduría aplicable a la conducta
humana. Aunque no es un hecho confirmado, a él se le atribuye la
siguiente frase:

“Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”

De esta frase parto para plantear como la humanidad se aferra a


conceptos que considera sempiternos. A ideas y dogmas que se perpetúan
en la conciencia de la humanidad “per secula seculare”. Imagina a los
primeros Homo sapiens ante el sonido de un trueno, ¿A que atribuían ese
sonido tan estruendoso? Seguramente creyeron que su origen debía de
ser un Dios, al no tener otras explicaciones, entonces por generaciones
fueron pasando la creencia que se quedó como sabiduría, que solo los que
tenían línea directa con ese dios, que usualmente era un chaman o el
consejo de los ancianos quienes manejaban eso como un concepto
inmutable.
Igual lo hicieron con el viento, el mar y otros fenómenos naturales. Ahí
nace el concepto o paradigma del politeísmo. Así ocurrió durante siglos la
religión politeísta, sucedió en Mesopotamia, India, Egipto, México y
muchas otras culturas. Estas creencias fueron lentamente cambiando, y
aun cuando líderes como el faraón Akenaton designó al Sol como un único
dios alrededor de 1353 A.C., tal concepto no pudo ser sostenido debido a
los intereses de los sacerdotes que dependían de mantener la religión
politeísta anterior y así sostenerse en el poder y control.
Tuvieron que pasar muchos siglos para que se diese un cambio de
paradigma. Fue en el medio oriente donde se dio el nacimiento de
religiones con conceptos de un solo dios o monoteístas con el
Cristianismo, Judaísmo y la religión Musulmana. En este momento de la
historia humana sucedió que se dio una evolución hacia un concepto
monoteísta que aun predomina hoy en día. Se tuvieron que dar miles de
años de transformación de pensamiento para que ocurriese un cambio de
paradigma.

Algo similar ocurrió con otro tema que fue muy controversial en su época,
fue cuando por siglos se estableció la idea de que el universo era
geocéntrico, esto es de que la tierra era el centro del universo. Desde la
cultura babilónica, la musulmana, pasando por la griega donde Ptolomeo
estableció el modelo geocéntrico como el modelo dominante en el
conocimiento humano, y eso quedo como verdad inobjetable por siglos, en
una buena parte porque obedecía a la conveniencia de la teocracia
existente.
Tuvieron que pasar muchos siglos para que en 1534 Copérnico escribiera
“De revolutionibus orbium coelestium” para establecer al Sol como centro
de nuestro sistema planetario. Así es como debieron de pasar más de
3,000 años para cambiar una creencia que era tomada como verdad
absoluta. Aun contra la enorme presión de una iglesia dominante, el
cambio de paradigma se estableció. Aun con publicación de dicho tratado,
tuvieron que transcurrir décadas para que este nuevo paradigma fuera
aceptado en su generalidad por el “establishment” de la época. Pero el
cambio de paradigma se dio gracias a la labor y apertura de mente de
miles de personas hacia un nuevo concepto.

En tiempos más cercanos vemos lo que ha ocurrido con el derecho al voto.


Esto algo que ya no cuestionamos bajo ninguna circunstancia, pero
durante siglos las mujeres no pudieron hacerlo. El primer país en autorizar
el voto femenino fue Nueva Zelanda, el 19 de septiembre de 1893. Hubo
que llevar a cabo manifestaciones y la muerte de mujeres que lucharon
para que este derecho se les reconociera. Aun así, hubo países que hasta
la segunda mitad del siglo veinte reconocieron este derecho a las mujeres,
como increíblemente sucedió en Suiza, donde no fue sino hasta 1971 que
lo hicieron.
Fue el movimiento de mujeres denominadas sufragistas, un término que se
creó de manera burlesca contra las mujeres que peleaban por el derecho
al voto. Esto nos da una vaga idea de la presión y maltrato machista por el
que atravesaron todas estas mujeres que inclusive terminaron sus vidas en
las cárceles de sus respectivos países. Un movimiento que
simultáneamente se daba en países como Inglaterra, Estados Unidos y
otros. Esto nos presenta otro ejemplo de cómo se dio un cambio de
paradigma en los conceptos que de la humanidad. En estos tiempo sucede
algo similar en las religiones, donde las mujeres no pueden tener acceso a
puestos solo reservados a hombres, pareciera ser que a las religiones no
les ha llegado el memorándum de que el machismo esta siendo superado
y la necesidad de un cambio en esta forma de pensamiento.
Como humanidad estamos atravesando por un gran cambio de
paradigmas. La noción del mundo que heredamos de nuestros abuelos ha
cambiado casi completamente. Es fácil ver los cambios que la tecnología
trae consigo, la realidad que se vive es una que ellos jamás imaginaron.
De hecho, si volteamos la mirada treinta anos antes, ninguno de nosotros
hubiese predicho lo que ocurre en le presente en la forma de vida que
llevamos.
La geografía política del mundo se ha transformado y las fronteras han
sido movidas, multitud de países han desaparecido para dar origen a
nuevos. Por otra parte ya no nos sorprende ver imágenes de otros
planetas, galaxias y lugares remotos del cosmos, ahora son parte nuestra
nueva realidad, de nuestro nuevo paradigma.

Asimismo el concepto de la muerte está evolucionando.


Alrededor de la década de los años siguientes a 1950 se dan el
alumbramiento de una nueva ciencia, la Tanatología (del griego thanatos =
muerte, y logos = estudio, tratado) o el estudio de la muerte. Con el paso
de las décadas se ha enriquecido gracias a las aportaciones de la
psicología, antropología y teología, entre otras disciplinas.
La Doctora Elisabeth Kübler-Ross, ha sido la pionera y una gran
investigadora en el campo de la Tanatología. En su libro “La rueda de la
vida” describe el proceso que transitamos la mayoría de los seres
cercanos a la muerte. Ella estableció una nueva perspectiva en un tema
que era un tabú, llevando a cabo una investigación de cientos de
pacientes atravesando el proceso de la muerte, y definió las etapas por
las que pasa el moribundo.
Como resultado de sus experiencias con estos cientos de pacientes,
determinó que atraviesan por un proceso que consta de siete estados:
shock, negación, enojo, depresión, regateo, aceptación y esperanza.

La primera etapa es de choque, de sorpresa: "¿Yo?", se rompen todos los


esquemas que constituían la realidad previa del moribundo. Después
sigue la fase de negación: "No, yo no"; Con ello viene la sensación de
una gran ira: "¿Por qué yo?"; la cuarta etapa, de depresión
generalmente, es la más larga: "Sí, yo". La quinta fase es de regateo: "Sí,
yo, pero…", se hacen pactos consigo mismo, con Dios, con la muerte, se
hacen promesas y juramentos. Finalmente y después de una lucha
interna cuya duración depende de cada individuo, viene una sensación de
paz al aceptar su situación: "Ya llegó la hora, está bien".

Esta no es una formula exacta y rígida para toda persona que se


encuentra en su proceso de muerte, hay quienes atraviesan dichas
etapas en un orden diferente, hay quienes pasan por solo algunos de
estas fases. No existe una muerte igual a otra, ella es como las
huellas digitales: cada uno lleva dentro de sí su propia muerte.

Después de haber leído a la Doctora Kübler-Ross, obtuve el gran


regalo de usar este conocimiento al estar cerca de mis tías y tio
cuando se encontraban a poco tiempo de sus vidas, y tener una
conversación desde el corazón y preguntarles en que etapa se
encontraban. Fue muy y tranquilizador para mi escuchar de sus
labios que ya habían encontrado su paz interior y que estaban listos
par el gran paso.

La Dra. Kübler-Ross determinó tres etapas al momento de la muerte.


La primera: ante la muerte del cuerpo, el alma percibe todo lo que le
rodea: gestos, actitudes, palabras, llanto; en segundo lugar, el
cuerpo se siente completamente sano, libre de todas las carencias
que tuvo en vida: parálisis, sordera, ceguera, etcétera; en tercer
lugar, se cruza un umbral, puente o túnel en el que se encuentra una
luz blanca que invade a la persona de bondad y amor. En segundos
toda la vida pasa por la mente, esa que debimos aprovechar
mientras la teníamos.
Tal y como la Dra. Kübler-Ross describe la última etapa del
momento final de la muerte, es lo que me ha ocurrido en mi
experiencia personal de regresar de la muerte. Una luz que nos
invade de paz y amor.
Gracias a los nuevos medios de acceso a la información, cada vez
nos enteramos de más seres humanos que atraviesan esta
experiencia como la mía. No puede ser mera coincidencia que todos
describamos de manera muy similar lo que ocurre después de
atravesar este velo entre la vida y muerte. Estoy plenamente
convencido de que nos enfrentamos como humanidad ante un
enorme cambio de paradigma en como concebiremos el proceso de
trascender este plano que llamamos vida.
Para entender mis experiencias sobre mis muertes y una serie de
extraordinarios eventos que la mayoría de las personas
considerarían “sobrenaturales”, he tenido que buscar respuestas, he
llevado a cabo una gran investigación en libros, sitios web, pláticas
con personas de gran sabiduría, viajes a lugares considerados como
sagrados, acompañar muy de cerca a un gran ser que considero uno
de mis Maestros en jornadas de sanación de miles de personas
enfermas, entrenamientos especiales como el Instituto HeartMath,
lectura de conocimiento dejado por maestros espirituales de India,
Egipto, México, Lakotas, Incas, ejercicios de sanación de forma
intuitiva que ahora sé que se llaman Sonoterapia, limpieza de
chacras, Cromoterapia, Manejo de energía y algunas otras. Gracias
a este proceso como dije antes muy intuitivo he llegado a
conclusiones muy propias.
Sé que atravesamos un cambio de conciencia único en la historia de
la humanidad, y que se da una gran lucha por sostener este cambio
y otros por mantener el “establishment” que por milenios se ha
perpetuado en lo económico, político, educativo y sobre todo en lo
espiritual. Tengo la confianza de que daremos un gran salto en
nuestro conocimiento y comportamiento humano, la espiritualidad y
la ciencia confluyendo para definir a un humano más amoroso, más
respetuoso de esta gran residencia que llamamos Planeta Tierra. El
ser humano se abrirá y tendrá acceso a nuevas realidades,
perspectivas y modelos como familia, sociedad y forma de vida.
Han pasado ya más de quince años de que encontré por primera vez
el término “masa crítica” y su aplicación en los cambios dentro de
este planeta.
El término “masa crítica” en física clásica, se define como la cantidad
de materia necesaria para que se mantenga una reacción en
cadena.
La sociología adecuó el principio físico a un fenómeno social
definiéndolo como una cantidad mínima de personas necesarias para
que un fenómeno concreto tenga lugar. Así, el fenómeno adquiere una
dinámica propia que le permite sostenerse y crecer.
Veamos un ejemplo sencillo, y algo que de adolescentes
acostumbrábamos hacer como broma en las calles de mi ciudad.
Cuando una persona se para en la calle y mira hacia el cielo, no pasará
nada. La gente continuará su camino ignorándolo. Cuando tres personas
se paran y miran al cielo, quizá algunas personas se den la vuelta y vean
al cielo para a continuación seguir andando. Pero solo se necesita un
pequeño número de personas necesarias — en nuestro caso, hacíamos
esto en nuestra adolescencia como broma, y usualmente éramos
alrededor de diez personas— para hacer que los otros se paren y miren
hacia el cielo también y “busquen” que es lo que los demás ven. Este
número se llama "masa crítica".

Hay un famoso experimento realizado en 1979 por el biólogo Lyall Watson


denominado el “centésimo mono” descrito en “Lifetide: A Biology of
Unconscious”

En 1952, en la isla Koshima, próxima a Japón, los científicos empezaron a


proporcionar a los monos japoneses Macaca Fuscata, camotes o batatas
que dejaban caer en la arena. A los monos les gustó su sabor, pero los
rechazaron al estar sucios por la arena. Esto se continuó ocurriendo hasta
que una mona joven (de 18 meses) las lavó y las comió. Enseñó el truco a
su madre y a otros compañeros jóvenes. Sorprendentemente los monos
mayores no aprendieron, excepto aquellos que tenían hijos jóvenes,
quienes enseñaron el truco a sus padres.
Entre 1952 y 1958 todos los monos jóvenes y sus padres incorporaron
este avance. Un día de otoño de 1958, cierto número de monos -se
desconoce la cantidad exacta, pero supongamos que eran 99 - lavaba los
camotes. Y al día siguiente por la mañana, el mono número cien aprendió
a lavarlas. Por la tarde todos los monos de la tribu lavaron sus camotes
antes de comerlas.
La suma de energía de aquel centésimo mono creó, en cierto modo, una
masa crítica y, a través de ella, una eclosión ideológica.
Pero lo más sorprendente es que las colonias de monos de otras islas, sin
mantener contacto alguno con los anteriores, así como el grupo continental
de monos del Parque de Monos de Takasakiyama, Japón, empezaron
también a lavar sus camotes. Esto se le ha denominado la Teoría del
Centésimo Mono, y su aplicación cada vez en más extendida.
Es entonces que, en base a estos experimentos, podemos afirmar que
cuando un número limitado de individuos conocen un nuevo método, sólo
es propiedad consciente de ellos mismos; pero existe un punto en el que,
con un individuo más que sintonice con el nuevo conocimiento, éste llega a
convertirse en un nuevo patrón conductual de todo el colectivo.
Si aplicamos este fenómeno al ser humano como especie, entonces ¿Cuál
será la masa crítica para que se genere un cambio de conciencia sobre
determinado comportamiento o conocimiento? ¿Cuántos seres humanos y
cuánto tiempo es necesario para poder cambiar el paradigma sobre la
muerte que ha predominado en nosotros?
Se ha estado haciendo popular una fórmula que determina la cantidad
necesaria para determinar dicha masa crítica. Me cuesta creerlo y
considero que el resultado de dicha fórmula no es suficiente para lograr el
cambio deseado. Pues dicha fórmula considera que el número seria la raíz
cuadrada del uno por ciento de la población mundial.
Entonces para ejemplificar, si tenemos una población de aproximadamente
8,000 millones de personas, el 1% es 80 millones, entonces la raíz
cuadrada de este número es de tan solo 8,944 personas. Dejo a su
consideración este resultado y argumento.

Mahesh Prasad Varma, más conocido como Maharishi Mahesh Yogi fue un
gurú religioso de la India, fundador de la meditación trascendental. Alcanzó
fama mundial mediante su relación con miembros de la contracultura de
los años sesenta y muy especialmente del grupo de rock británico The
Beatles y el grupo californiano The Beach Boys.
Él decía que "si el 10% de la población mundial meditase, se lograría que
el restante 90% de los habitantes del planeta cambiaran su forma de
pensar".
Con fundamentos más científicos y sin dejar a un lado el lado espiritual,
reproduzco un texto de Rosemary Charlotte Appleton sobre la labor que
realiza el Instituto HeartMath, en el cual obtuve mi capacitación y
certificación.
El Instituto HeartMath, con su base en Boulder Creek, California, ha
llevado a cabo avances significativos en la exploración del poder de la
oración y meditación colectiva, frecuentemente llamado como el “Efecto de
Congregación”. Sus investigaciones han otorgado la evidencia empírica
que apoya aquello que las comunidades religiosas han sabido por siglos.
Los resultados del Instituto HeartMath han sido publicados en revistas de
revisión científica y nos dan un conocimiento hacia la conexión entre la
conciencia humana y el campo magnético de la Tierra.
La investigación del Insituto HeartMath, basada en métodos científicos
rigurosos, resalta la forma en que la meditación y oración grupal
influencian los campos electromagnéticos tanto individuales como
colectivos.

Esta investigación, aun cuando su información es sostenida por consulta


científica, resuena con las prácticas y creencias espirituales que han sido
una parte integral de congregaciones religiosas. Aquí unos cuantos de sus
hallazgos:
El campo electromagnético generado por el corazón se extiende mucho
más allá del cuerpo humano, afectando al medio que le rodea. Cuando un
grupo entra en un estado de coherencia colectiva a través de la meditación
u oración, sus ritmos cardiacos sincronizados generan un campo
electromagnético mayor, el que puede influenciar el campo magnético de
la tierra.
Impacto medible
La influencia de las sesiones de meditación y oración grupales sobre el
campo magnético de la tierra puede ser medido utilizando instrumentos
científicos. Esto le otorga credibilidad a la idea de que tales prácticas
tienen el poder de afecta un ambiente mas amplio. La investigación
sugiere que las sesiones de meditación y oración pueden llevar a la
reducción de incidentes globales de violencia y crimen, lo que
indirectamente apoya la noción de un mundo más coherente y armonioso.
El Efecto de Congregación no es un concepto meramente abstracto sino
que tiene implicaciones en el mundo real que puede ser observado en
diversas formas. Estos impactos se extienden más allá de los reinos
espirituales y religiosos, influyendo a la sociedad, bienestar y armonía
global.
La intersección de la ciencia y la espiritualidad ofrece un puente entre los
diferentes sistemas de creencias, enfatizando el poder universal de la
conexión e intención humana para atraer un mejor mundo para todos.

Es curioso, en México, le lloramos a los muertos, pero les celebramos con


una gran fiesta. La celebración del Día de los Muertos es una fiesta en la
cual le llevamos a nuestro muerto todo aquello que disfruto nuestro familiar
o amigo en vida. Desde los platillos favoritos, pasando por dulces y
llegando a incluir un grupos musical de mariachis o norteños. Claro en la
cima de lo que se construye como un altar, debe de estar la fotografía de
ese ser en especial a quien es dedicado.
Esta tradición viene desde tiempos prehispánicos en las celebraciones de
las culturas mesoamericanas de México, como los aztecas y otros pueblos
de la zona. Ellos creían que la muerte no es el final, sino la continuación de
la vida en otra forma.
La muerte era una parte natural del ciclo de la existencia y reverenciaban
esta tradición. Por ello, ellos creían que las almas que los que partían
regresarían a visitar a sus seres amados durante un tiempo especial del
año.
Es curioso, pero se observa una dicotomía en nuestras costumbres.
Sabemos que nuestros muertos están en un mejor lugar, pero aun así les
lloramos. Les llevamos música y hasta bailamos frente a sus tumbas, pero
el resto del ano la pasamos en la tristeza de la nostalgia. La película
“Coco” da una pequeña muestra de lo que es esa tradición.
En esta película destaca como enseñanza propia, que precisamente es el
amor de y por la familia. El amor como poder transformativo sobre el
proceso que llamamos muerte.

Es por esto que a medida que se pueda dar este cambio de paradigma,
creo que el cambio está en desviar tanto la atención al cerebro y enfocarla
en el corazón, pero en el Corazón como la residencia y el centro de eso
que llamamos Amor, esa emoción y poder que mueve montañas. Que con
el estamos dispuestos a dar nuestra propia vida, de enfrentar al más
grande de los monstruos, y cambiar nuestras actitudes y creencias. Sobre
todo a perdonar, y a aprender a funcionar desde ese poder, desde el amor.
En cada acto, en cada pensamiento.

Se nos ha educado a pensar en el amor como algo que solo emanamos


durante el romance. La literatura, música, películas y sobre todo la poesía
nos han hecho pensar que el amor es dolor, es sacrificio, es drama.
Analicemos las canciones favoritas y descubriremos todo el drama que ahí
se encierra. Es molesto pero nos abre los ojos ante una realidad
inesperada. El amor no es dolor, el amor no es drama, ni perdida. Cuando
actuamos desde el amor somos libres, no hay pérdida, no puede
manifestarse el Ego, ese demonio que ha tomado el control de nuestras
vidas. El amor contrarresta la acción del Ego. El amor es gratitud, y en ese
sentimiento es agradecer la compañía del ser amado que se nos adelanta
y se gradúa de esta fase que llamamos vida. El amor es la etapa plena, es
llegar y vivir en el Amor Incondicional, y como tal, es sin condiciones ni
limitaciones por parte quien da y quien recibe.
Para el amor no existen apegos, el amor es libertad. El amor no contempla
posesiones, es completa libertad.

En la Biblia dice:
El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia,
mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

De aquí cambiaría la palabra sufrir, por Poder, cambiaría “el amor es


sufrido”, por el amor es poderoso, y “Todo sufre” por todo puede.
El amor es Todopoderoso, tal como la Creación. Porque creo que tanto en
el Bing Bang como en el Génesis el poder del Creador de este Universo
fue el Poder del Amor.

El cambio de paradigma sobre la muerte lo propongo desde ese poder


interno tan hermoso y grandioso. Vivir la muerte desde y dentro del amor.
Vivir el pasaje de graduación de nuestro ser amado, como un proceso de
amor, un proceso en amor puro, liberado de la sensaciones de apegos,
liberar y cambiar las ideas de perdida por unas de ganancia, una ganancia
que nos enriqueció la compañía de esa persona. Quizás lo que nos duele
es el vacío interior que no hemos sabido cómo llenar en amor, en amor por
nosotros mismos.
El cambio de paradigma será desde ver la vida misma como un viaje de
amor, un aprendizaje de amor. Y como la muerte convive con la vida
misma desde el momento mismo en que nacemos, en una lucha
complemento como una simbiosis, como un Ying-Yang continuo. Entonces
podemos vivir desde una perspectiva del amor.
En amor sabremos recibir a nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, y en
amor podremos permitir trascender a nuestros padres, abuelos, amigos y a
todo aquellos que se nos adelantan.

“Tu cuerpo puede irse.


Lo que de ti está en mí,
Se quedará para siempre”

Alejandro Jorodowsky

Viaje de Vacaciones
Viaje de vacaciones

¿Cuándo fue la última ocasión en que tomaste un viaje de vacaciones? ¿O


un viaje por tan solo el placer de hacerlo?
¿Qué recuerdas? ¿Qué sentimientos evocas de ese viaje?
¿Recuerdas cuando recién regresaste, querías platicarles a todos tus
amigos y familia de las mejores experiencias en ese viaje? ¿Recuerdas lo
bonito que se sentía el solo hecho de revivir las experiencias vividas?
Normalmente después de un viaje, queremos mostrarles a todos nuestros
amigos y familia, las mejores fotos que tomamos, platicarles de las
comidas, los paseos y los lugares icónicos de los lugares donde
estuvimos.
Es más, aún pasados varios meses podemos traer la sensación de estar
en algunos de esos lugares que disfrutamos. Podemos inclusive cerrar los
ojos y sentir que estamos en ese lugar. La dicha nos invade, esa
sensación de revivir el estar ahí, quizá podamos saborear los platillos que
disfrutamos entonces. Si tuvimos un encuentro con una persona especial,
seguramente la traeremos a la memoria y recordaremos las charlas que
sostuvimos. Recordamos su rostro, algún detalle especial que les brindaba
una personalidad definida. Quizá su voz, quizá su cabello, su sonrisa o tal
vez tan solo la sensación especial que traía su compañía.
Platicamos con tanta pasión sobre ese viaje, que nuestra esencia,
pensamiento y sensación vuelven a disfrutar y llevarnos a esos sitios tan
especiales. Dice una canción: “recordar es volver a vivir”, entonces
volvemos a vivir con esa dicha el viaje. Aun cuando no estamos ya ahí.

Cuando un ser querido trasciende, lo que ocurre comúnmente es que nos


duela, que sintamos una gran pérdida. Normalmente nos conectamos con
una programación que se nos ha pasado de generación en generación de
que el proceso de dejar el cuerpo material es un proceso doloroso, de
relacionarse con la pérdida. Por siglos o quizá milenios, los humanos
hemos relacionado el proceso de lo que llamamos muerte con emociones
negativas, dolorosas, de frustración, coraje y otras más. Hemos visto como
nuestros familiares y amigos sufren al “perder” a un ser querido. Se nos ha
mostrado y reforzado cientos de veces en las películas, la literatura y
canciones este tipo de mensaje.
¿Y cómo no vamos a reaccionar de la forma que lo hacemos?, si eso es la
única manera que hemos visto de cómo lidiar cuando trasciende un ser
querido. ¿Quién nos ha dicho que celebremos con gozo la partida?
¿Porque es socialmente inaceptable el reír, gozar, o mostrar actos de
alegría porque un ser querido se adelantó? ¿Por qué no celebramos la
vida de ese ser querido? Y Mas allá, la graduación de este proceso que
llamamos vida.
En lo particular, y no creo ser un extraterrestre o tener un corazón cerrado
o sin sentimientos, he vivido la sensación de gozo de estar con mi madre
en sus últimas horas, y participar en su entrada a la siguiente fase,
después de tenerla en casa bajo cuidados médicos.
¡Una sensación tan hermosa como jamás había experimentado!
Las personas cercana me preguntaban que si ya había tenido tiempo para
llorar, para sacar el dolor. Igualmente después de la ceremonia, me decían
que no sabían cómo le hacía para poder hacer lo que hice. Y la verdad es
que no me daban ganas de llorar, no me dolía. Todo lo contrario. Me
invade una sensación de gozo enorme, de amor a mi madre. De saber que
está muy bien, que su proceso fue muy bello, y que soy muy afortunado de
recibir la bendición de ello.

De ahí me vino un concepto de sentir y ver su partida como si fuese un


viaje de vacaciones. Mi viaje fue uno de sesenta y seis años junto a un ser
extraordinario. Un viaje donde hubo momentos fabulosos, momentos de un
amor que sólo se da entre madre a hijo/hija. Juntos experimentamos
muchísimos paisajes de los más bellos, y juntos nos maravillamos de
muchas salidas y puestas de sol, de un mar en calma y también de un
oleaje tempestuoso.
En nuestro “viaje” escuchamos una gran diversidad de música juntos, y el
momento en que se llevaron su cuerpo, fue también con la compañía de
una de sus canciones favoritas. En el vehículo en que se llevaron su
cuerpo, tuvimos la gran suerte de que quien se encargó de transportarla,
¡mágicamente la había conocido! Y antes de partir, nos preguntó cuál era
la canción favorita de mi madre. Le pregunté a mi hermano el nombre de
esa canción, y como por cosa divina, se llama “Un rinconcito en el cielo’. El
conductor la busco en su celular y la puso a todo volumen en el vehículo.
Salió del estacionamiento de mi casa, dio hacia la calle principal y a unos
metros dio vuelta en “U”. Era magia pura escuchar y ver la escena que se
nos presentaba. Mis hermanos y esposa que me acompañaban en ese
momento casi nos ponemos a bailar. ¡Era tan mágico!
Nuestra travesía juntos, estuvo en la abundancia de comidas deliciosas,
algunas hechas por sus benditas manos, siempre con su gran sonrisa y
con los ingredientes que sabía poner en las raciones exactas. En otras
ocasiones, tuve la oportunidad de ser yo quien las preparase deseando
que ella lo disfrutara, otras fueron preparadas por miembros de la familia, y
en otras más fue en un lugar donde nos prepararon una riquísima comida.
En ese “tour”, tuvimos una enorme cantidad de compañeros de viaje. Unos
compañeros quizá de lo más especial fueron los abuelos, unos
compañeros de asiento fabulosos. Como ya habían tenido su propio viaje,
nos fueron enseñando lo que veíamos y de repente nos adelantaban lo
que venía. Puedo hacer una larga lista de compañeros de viaje, algunos se
bajaron en las primeras estaciones, otros lo hicieron en las últimas y
algunos más siguen en sus asientos junto al mío.
De ahí mi invitación a ver la partida de tu ser querido como un viaje de
vacaciones. Sentir su compañía en tu vida como si fuese un compañero de
viaje, recordar con alegría y sentir el gozo recordando y reviviendo el viaje
en compañía.
Si te suena absurdo o difícil, empecemos por recordar un viaje especial o
una visita inolvidable. Una de esas vacaciones donde regresamos muy
contentos, llenos de alegría.
Regresa a ese viaje, lugar o momento. ¿Qué sientes? Si lo deseas cierra
los ojos y trae las imágenes de ese viaje al presente. Siéntelo, disfrútalo,
revívelo. Huele los aromas que el viento te trae, escucha los sonidos que
escuchaste ahí. Siente la alegría de estar ahí, de los momentos más
especiales de ese viaje. Permite que la paz y tranquilidad sumadas al gozo
invadan todo tu ser.
Mantenlo ahí, ahora suavemente pon a tu ser querido en ese lugar,
siéntelo y gózalo. Continúa con esa sensación y abre los ojos. Mantén esa
gran sensación.
Que gran regalo te acabas de dar.
No hay necesidad de análisis, deja al cerebro, suelta la lógica, y al ego
fuera de esto. Mantente ahí sin pensar mucho, y si el ego te hace ruido,
cambia de escenario hacia otro espacio que te lleve a la sensación original
de alegría y gozo.
Una vez que lograste retener la sensación de gozo que te da recordar un
viaje especial, ahora reten esa sensación, mantenla en el centro de tu
corazón. Ya con esa sensación, revive los momentos junto a tu ser
querido, desde ahí. Desde el gozo. Veras que basta con cambiar la actitud
Eso es lo que llamo vivir la partida de un ser amado como el “Viaje de
Vacaciones”, igual que el viaje regular, ver la vida que ese ser estuvo con
nosotros, cerrar los ojos y revivir los bellos momentos, recordar sobre todo
los ratos de risa, de baile, de música y comida. Igual que en el viaje
normal, igual “ver” las fotos de nuestros momentos más bellos juntos.
Desde el gozo, desde el disfrute.
Despierta

Cuando dejas tus zapatos


Pegaditos a los míos, no sé bien
No entiendo bien si estoy
Construyéndote un futuro
O curándome un pasado
Pero sé que este cuento no acabó

Alejandro Filio
Ceremonia de Vida
Ceremonia de Vida

Inicie escribiendo estas líneas a solo unos días de haber llevado a cabo
una hermosa celebración de vida o una ceremonia fúnebre increíblemente
gozosa para mi madre Minerva (Nevita, de cariño), que había fallecido dos
semanas antes. Una celebración donde participamos la mayoría de la
familia junto con amigos que nos brindaron su compañía y cariño.
La idea surgió después de que varias de las personas que llamaban o me
visitaban me daban su pésame y me decía el clásico “te acompaño en tu
dolor”. A la mayor parte de ellos les contestaba que no tenía dolor, que no
era el sufrimiento el que me embargaba, que sorprendentemente era una
sensación de gozo. Una sensación tan extrañamente hermosa, que me
sorprendía.
El acompañar a mi madre en sus últimos tiempos de vida, y sobre todo en
el último mes en compañía de mis hermanos y esposa fue maravilloso. En
su última hospitalización nos dijeron que ya no había remedio para su
enfermedad, que teníamos dos opciones, la primera era ponerla en una
casa hospicio y la segunda darle el servicio llamado “Home Hospice”
(Servicio de Hospicio en Casa) con la atención medica paliativa en nuestra
casa, dado que se encontraba cerca de los servicios médicos de
emergencia en caso de que se requiriese, y la cercanía a la central de
estos servicios.
Fue una etapa de hermosa armonía familiar, donde hermanos, hermanas,
tías, primos, nietos, nietas y sobrinos formamos un amoroso equipo para
darle todo nuestro cariño y el mejor trato posible en casa. Algo que mi
madre se lo tenía muy bien ganado, pues ella era esa fuente de amor y de
unión en nuestra familia.
Es una experiencia que deseo muchas personas pudiesen experimentar.
La oportunidad de pasar nuestros últimos momentos de este plano de
existencia junto a nuestra familia y seres queridos, es una costumbre que
es necesario recuperar. Cuando fui niño era una costumbre común, y era
una tradición más de unión familiar. Esto quizá también haya sido el
resultado de las prácticas y tecnología médica de ese entonces.
Las tareas de cuidar a mi madre eran de verdad gratamente aceptadas por
el equipo que formábamos mi esposa, hermano, hermanas y tía, que hubo
ocasiones que estábamos más de lo necesario. Y casi “peleábamos” (en
buen sentido) por estar con mi madre. Era una acción sumamente
amorosa, y hay que decir un poco pesada físicamente. Pero aquí es donde
reconocemos que es muy cierto que el amor todo lo puede.
Su dolor se tornó muy avanzado y nos aconsejaron sedarla medicamente
para evitarle el sufrimiento. Tomamos la decisión como familia y así lo
hicimos. Su rostro se transformó y desapareció el gesto de rictus que el
dolor le imponía.

Después de varias semanas de cuidado en casa, llegó un sábado y la


mayoría había ido a descansar, mientras que algunos venían en camino a
acompañarla y cuidarla. Mi hermano fue el último en irse con el fin de
descansar un poco y volver lo antes posible.
Aquí es donde todo mi ser agradece tanto la oportunidad que se me brindó
para estar los últimos minutos con mi madre. Mi esposa y yo nos
encontrábamos por un momento en diferentes áreas de la casa, cuando un
“algo” nos llamó a ir a con mi ella.
Llegamos a su cama y supimos inmediatamente que era ya el momento de
su partida. Sin necesidad alguna de decirnos, sabíamos exactamente qué
hacer, Patricia inicio una serie de oraciones para pedir que su viaje fuese
lo más amoroso posible, además de una oración de liberación, y los dos
pedíamos que el dolor y sufrimiento de este plano terminasen. Por mi
parte, vino a mí la imagen que experimenté en mi aventura de haber
pasado el velo de muerte. Fui a ese espacio tan especial, visualicé y me
transporté a “la puerta” donde anteriormente traspasé y me encontré con
Jesús y todo el grupo de seres luminosos. Le pedí que por favor le abriese
la puerta a mi madre y la aceptara ahí con todos ellos. Que ella ya había
llevado a cabo su misión acá con nosotros, y que esa misión la había
hecho en completo amor.
Puedo recordar muy bien la imagen cuando la tomó de la mano, la llevo y
entrego a esa bella figura, y se le permitió la entrada a ese reino de luz.
En lo físico, desde un inicio nos enfocamos en tomar los signos vitales de
mi madre, en un inicio su pulso era muy rápido, y su oxigenación
empezaba a declinar. A medida que continuábamos haciendo lo que
describía antes, platicando y diciéndole a ella que estaba bien, que podía
dejarnos, soltarnos, que había hecho un hermoso trabajo aquí en la tierra,
y que su amor nos había llenado nuestros corazones, su pulso fue
gradualmente bajando y su oxigenación fue haciendo lo mismo.
Todo el cuarto se sentía lleno de amor, de un gozo maravilloso, y mi madre
fue lentamente tomando su viaje a ese lugar de paz, de amor.
El oxímetro era manual y marcaba una ligera pulsación, pero
desconfiábamos de ello. Llamamos a los servicios médicos y en unos
minutos estaba una enfermera que tomó los signos vitales y nos confirmó
que ya no tenía lo que llamamos vida.
En ese momento decidí llamar a mi hermano, y esperar a mi hermana y tía
que venían en camino, para no alterarles en la carretera.

También llamamos a los servicio de la funeraria para programar que


pasaran por el cuerpo en la noche, y así dar tiempo a que más familia
pudiesen acompañar el cuerpo de mi madre.
En el curso del día fue llegando el resto de la familia, y en la tarde ya
teníamos casa llena. Los llantos y las risas se mesclaban en un himno de
amor durante toda esa velada.
Dado que nueve meses antes habíamos llevado el proceso de mi suegra
también en casa, y con el mismo servicio de “Home Hospice”, sabíamos
muy bien el proceso. Por ello antes de que llegasen por el cuerpo,
invitamos a quien quisiera dar su despedida aprovechase el momento.
También les advertimos sobre dos escenas un poco fuertes e impactantes,
para que quien no deseara experimentarlas las evitase. Entonces la mayor
parte de la familia decidió reunirse en el jardín de la casa, y otros salieron
a caminar un poco.

Lo que ocurrió cuando llegó la persona de la funeraria, fue igual de


sorprendente. Él era una persona de unos cincuenta años de edad y
hablaba español. Lo invité a sentarse en la mesa para facilitar el llenado de
formatos, pero al empezar a platicar resultó que había crecido muy cerca
de la zona donde la mayoría de la familia lo hicimos, y que había ido a las
mismas escuelas que la mayoría de la familia. Inclusive fue una gran
sorpresa y coincidencia que había asistido a la misma escuela primaria
que mis hermanos e increíblemente mi mamá. Estaba muy contento
platicando del pasado, que tuve que pedirle de manera amable que por
favor acelerara el proceso.
Nos levantamos de la mesa y caminamos hacia la cama de mi madre y
cuando la vio, con una actitud de sorpresa dijo:
”¡No puede ser!, ¡no puede ser! ¡Yo la conocí!”
Dado el hecho de que tuvimos un negocio de abarrotes en el que
trabajamos la familia, recibíamos clientes de la vecindad, y también que no
eran la zona inmediata de influencia de la tienda. Este muchacho vivía a
una distancia considerable del negocio, más el destino lo había decidido
que hubiese conocido a mi madre.
Entonces en son de broma le dije, pues ahora te la encargo con mayor
razón, y trátala lo mejor posible. A lo que dijo, “claro yo me encargaré de
todo el proceso y no dejaré a nadie que haga lo que sigue durante todo el
proceso de cremación”.
Llevó a cabo su proceso con el cuerpo, y procedió a sacarlo hacia la
carroza. Solo estábamos mi hermano, mi esposa, una sobrina y yo, una
vez que ya estaba el cuerpo en el vehículo, la persona de la funeraria se
acercó a mi hermano y a mí y nos dijo: “normalmente no hago esto, pero
¿había alguna canción que le gustase mucho a su mamá?”
Volteo con mi hermano y le pregunto, ¿Cómo se llama esa canción de
Ramón Ayala? y mi hermano me dice inmediatamente: “Un rinconcito en el
cielo”.
¡Nos escucha y ve su teléfono celular, busca la canción y la pone a todo
volumen en la carroza! Se sube y empieza a conducir.
Nosotros todos sorprendidos, volteamos a vernos y empezamos a cantar y
casi a bailar. Dado que vivimos en una calle principal, el vehículo esperó a
que no viniese tráfico y luego dio vuelta en “U” en la esquina y se dirigió a
su destino. Lo fascinante es que en todo ese tramo el sonido de la canción
era bastante fuerte, y nosotros maravillados de la escena que estábamos
viviendo. Podía imaginar la sonrisa dibujada en el rostro de mi mamá.
Rápidamente no metimos a casa y salimos al jardín a platicar lo recién
ocurrido al resto de la familia. Nuestra conversación se volvió una fiesta, la
alegría llenó nuestros corazones.

El sistema y proceso funerario en California resulta ser un poco diferente


de lo que practicamos en México, donde el proceso funerario es un poco
más rápido. Nos entregaron las cenizas de la cremación después de una
semana y decidimos llevar a cabo una ceremonia de esparcir las cenizas
en la playa donde mi madre nos había pedido lo hiciéramos, lo antes
posible.
Ya hemos vivido experiencias dentro de la familia y amistades, donde se
guardan las cenizas de la cremación por largo tiempo, y vemos que
mientras más pasa el tiempo, más difícil se vuelve despedirse de ellas.
Además de padecer de los efectos que conllevan la mezcla de emociones
que se experimentan y el apego mantenido mientras se tienen dichas
cenizas en casa. Y si bien retomando el concepto en el cual consideramos
que el universo y lo que en el existe está formado por frecuencias y
energía, entonces desde esa perspectiva estamos conteniendo una
ambiente de energía de muerte en donde se guardan esas cenizas.
Volviendo al tema de la ceremonia para esparcir las cenizas de mi madre,
teniendo como base la experiencia de la ceremonia de mi prima Dora, en
la cual fue una que rompió con los programas de sufrimiento en la
despedida de un ser querido, decidimos llevar a cabo una celebración
donde se le pidió a la familia y amigos que fuesen vestido de colores
alegres, y que llevasen botanas para compartir como si fuese una fiesta de
despedida.

Conseguimos un parque en la playa escogida –una zona donde vivía gran


parte de la familia- y el día estaba fabuloso, soleado y un clima muy
agradable.
Llego el día y arreglamos el área del parque como si fuese una fiesta, y
nuevamente como un equipo en sincronía y armonía, desarrollamos una
ceremonia donde cada quien hizo una parte muy bonita de un “programa”
de la celebración.

Tomo prestadas algunas de las palabras mencionadas en la celebración de


ese día sobre mi madre.
Ella era una mujer que no tenía grandes diplomas, ni títulos, ni cargos o
impresionantes posesiones. Una mujer que logró atrapar el corazón de
todo aquel que se le acercaba. De todos nosotros
Una mujer, que la mayor parte del tiempo tenía una sonrisa para dar, una
mujer que se convirtió en el centro o el corazón de la familia. Ella fue un
refugio y fue un nido para muchos que parecían no tenerlo. Fue la madre
sustituta de aquellos que en momentos se sentían solos o desamparados.
Acogió a un buen número de nuestros primos en casa el tiempo que fuera
necesario. Fue un McDonalds o un Súper Antojitos (restaurante local) para
quien tenía hambre.
Les pedimos a todos que viniesen vestidos en colores blancos y alegres.
¿Por qué? Porqué ella es eso, es alegría, es sonrisa, pura vida. Porque
esos son los colores de las flores y plantas que tanto amaba Nevita, los
colores del florecimiento, del esplendor. Su vida era un jardín, y cada uno
de ustedes son las plantitas que regaba 50 veces al día. Esas plantitas
atrajeron a su vez colibríes, mariposas, pajaritos y muchos acompañantes
más, así como a ustedes.

Lo escribo porque esa era la idea de llevar a cabo una ceremonia,


queríamos una ceremonia que reflejara la esencia de ella, la alegría que
de verdad ella siempre transmitía. Entonces decidimos que haríamos
justamente eso, celebrar su vida en vez de su muerte. Celebrar el gran
gozo de haber compartido la vida con ella.
Vengo de una familia muy sonriente, muy alegre, bastante bromista y
sobre todo muy unida. Es común entre nosotros practicar convivencias
familiares de fin de semana en las cuales cuando menos asistimos unas
veinte personas entre niños y adultos. Desde recién nacidos hasta los
ancianos de la familia. Siempre se comparten alimentos y bebidas, y
siempre se comparten risas.
Entonces en la celebración de vida de mi madre, celebramos y reímos ante
recuerdos chistosos junto a ella o ella como actor principal, cantamos una
canción muy especial para ella. Precisamente la canción que el acompañó
en su viaje en la carroza funeraria y que nos llenó de luz y alegría el
momento de su partida física: “Un rinconcito en el cielo”, a la cual le
modificamos una estrofa específicamente para ella:

Voy a buscar
Un rinconcito en el cielo
Para llevar a mi amor
Voy a buscar
Un rinconcito en el cielo
Para escondernos tú y yo
Un rinconcito en el cielo
Juntos unido tú y yo
Y la Nevita este día
Esta junto a Dios

Fue en ese parque, con el cielo como techo y los árboles y flores como
paredes. Hijos, nietos y nietas tomamos el micrófono y hablamos de ella,
sobre su alegría y el amor que a todos daba, y lo digo sin exageración. Y
llego el momento donde les dimos la sorpresa a muchos que no sabían.
Repartimos papeles con la letra de la canción modificada y alrededor de
ocho nietos, sobrinos e hijos además de una guitarra y tarola (tamborcillo)
empezamos a cantar. Fue maravilloso cuando todos los presentes se
unieron a cantar esa canción tan especial para ella. ¡Fue un gran gozo
liberador el hacerlo! Nos llenó de alegría el momento.
Dado que el parque fue seleccionado específicamente porque mi madre
había escogido la playa adyacente a él, una vez finalizada la ceremonia en
el parque, invitamos a quien pudiese y deseara, bajar a la playa a retirar
sus cenizas y ofrecerlas al mar.
La gran mayoría de los presentes tomamos rumbo a la playa. Una vez ahí,
se bajaron dos kayaks con la intención de ir en ellos y desparramar las
cenizas y flores detrás de la zona de rompientes de las olas.
Pareciera que mi madre les jugó una broma a quienes iban en los kayaks,
pues el mar se embraveció y tumbó a los frustrados remeros. Además, la
corriente era muy fuerte ese día, y terminaron a unos 200 metros del sitio
de entrada. Por ello se decidió cambiar de estrategia y desparramar las
cenizas por el mismo grupo que las llevaba, entrar caminando hasta
donde pudiesen estar parados entre las olas y hacerlo como grupo en ese
lugar. Mientras tanto, se dividieron las cenizas y una parte se dejó para
quienes estábamos a la orilla de la playa en la arena.
Invitamos a la familia para quien así lo desease, a que tomaran un puño de
cenizas y las desparramasen en la orilla, diciéndole a Nevita lo que cada
quien sintiera en su corazón en ese momento. Eran conversaciones
privadas entre Nevita y cada uno de sus familiares y amistades, una de
celebración y amor. Hubo quienes llevaban flores, ellos las repartieron y
también se lanzaron rosas y girasoles (su flor favorita) a las olas. El mar se
volvió un coctel de flores y cenizas con agua salada, aderezándose con el
espíritu de mi madre.
Ocurrieron momentos fabulosos, todos en un gozo maravilloso, y los que
iban en grupo se unieron como un solo ser. Sucedió que entonces se pudo
agregar mi primo que tenía una pierna lastimada y lo apoyaron y cargaron
para que pudiese estar con ellos en la zona de oleaje. Se abrazaron
haciendo un círculo, como si fuese un ritual de una tribu milenaria, y
soltaron las cenizas. Todo esto sin ninguna preparación previa, todo guiado
por una mano divina, todo en prefecta fluidez con el Universo.
El día estaba nublado, y como evento misterioso, en ese momento
especifico se abrió un espacio en el cielo en lo que semejaba ser un gran
ojo que nos decía “por aquí los estoy viendo”, “lo están haciendo
maravilloso, así quiero verles”.
Era una verdadera ceremonia en gozo, en amor. Los rostros de todos
brillaban de alegría, de una sensación de gozo y quizá de saber que mi
madre estaba en plenitud en el lugar que sea que se encontrase.
Regresamos al parque ya a obscuras, y había una sensación en el
ambiente de no querer acabar con la reunión. Como si todos deseábamos
extender el momento. Pero se había llevado a cabo algo maravilloso y el
día finalizaba, así que cada quien tomó rumbo a casa.

Días después, los comentarios de las personas que nos acompañaron


eran de completa sorpresa. Nadie había experimentado un “funeral” de tal
forma. Era novedad para todos ellos la manera en que se celebró la
ceremonia de mi madre, primero les sorprendía ver la unidad familiar, el
cariño y la alegría demostrada en ese día tan especial, y más les sacudía
la alegría y amor que se transmitía en esa celebración. No predominaba el
dolor ni el sufrimiento. No se celebraba la perdida, sino el gran regalo de
compartir este viaje que llamamos vida con mi madre.
Todos comentando lo bonito que les había parecido el hecho de celebrar
una ceremonia de vida, en contra de una ceremonia de muerte.
Entonces quizás se pueda comprender porque mi sensación de gozo
después de estas últimas experiencias con mi madre. Solo pensar en ella
me llena de una alegría inmensa, me suelo reír a solas en mis
conversaciones que sostengo de repente con ella. Le sigo haciendo
bromas, y me divierte mantener su sensación de alegría dentro de mí.
Continuamente le estoy agradeciendo su presencia en mi vida, desde mi
nacimiento hasta el acompañarme desde el plano donde se encuentra.
En mi realidad, en mi concepto, ella tuvo una perfecta transición a su
nueva realidad, hacia su nueva existencia. Todo está perfecto, bello y
armonioso.

Vuelvo a repetir, esta celebración tal como se dio, quizá no hubiese sido
tan maravillosa sin antes haber pasado por un evento quince años antes
que nos preparó para ello: la partida de mi prima-hermana Dora. Ello nos
mostró que la muerte no necesariamente debe ser dolorosa, ni estar en
una perspectiva de perdida.
Sería como ir de viaje de vacaciones y regresar llorando por el sentimiento
de que se acabó el viaje, en contra de una actitud de gratitud por la
oportunidad de haber vivido y experimentado la vacación, las compañías y
los sitios visitados.
Entonces creo que es una decisión personal la de cómo afrontar la partida
de un ser amado. La perspectiva es muy personal, la decisión es propia.
Yo decido que es el Amor el que me mueva en cada acto de mi vida diaria.
EL amor como fuente de todo y como destino final.

Gracias Madre.
Gracias Creador.
Dolor
Dolor

“Cuando la puerta de la felicidad se Cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos
tanto tiempo aquella puerta que se cerró, que no vemos la que se ha abierto ante
nosotros”
Madre Teresa

La muerte de un familiar, amistad o aun la de una mascota amada nos


duele. Un dolor en muchas ocasiones resulta ser insoportable, pareciera
que nos parte en pedacitos. Que nos reduce a la mínima existencia.
Queremos dejar este mundo.
No podemos ni debemos fingir que no duele, y si nos enojamos o ponemos
histéricos está bien, necesitamos dejar salir los sentimientos, guardarlos y
encerrarlos solo creara presión interna que seguramente creara una
situación explosiva más adelante.
Experimentar el dolor de la muerte de un ser amado, nos rompe el
corazón. Materialmente, el sentimiento de dolor trae consigo el efecto
fisiológico de un daño real sobre la salud cardiaca, afectando además
nuestro sistema endocrino. Nuestro sistema libera neurotransmisores y
hormonas durante este proceso, y más allá de esto, el efecto de estas
sustancias sobre el organismo se vuelve acumulativo, la mayoría de ellas,
tal y como sucede con el ya famosos cortisol o también llamado la
“Hormona del Estrés” permanecen en el torrente sanguíneo por hasta
dieciocho horas. Por lo tanto si tenemos un evento emocional digamos a
mediodía, tendremos cortisol hasta las seis de la mañana siguiente, pero si
ese mismo día a las ocho de la noche tenemos otro evento de sufrimiento,
entonces ya garantizamos traer cortisol hasta la mayor parte del resto del
día siguiente. Lo sé de primera mano, pues soy un ejemplo viviente de ello,
mi primer gran infarto se dio exactamente en un momento de gran dolor
emocional.
También quisiéramos morir, deseamos que la tierra nos trague. Realmente
no hay palabras de consuelo, lo que nos dicen las personas de alrededor
son como plumas que pasan a nuestro lado, no tienen ningún efecto sobre
nuestro estar y nuestro ser, nos resultan palabras sin peso: fortaleza,
resignación, aceptación, etc. ¿Qué significan esos sinsentidos en tales
momentos?
Desafortunadamente no hay una pastilla o ungüento para menguar el dolor
que ocasiona la muerte de un ser amado.
Por mi parte, aprendí que llorar es un gran alivio, que aceptar que duele y
que necesitamos llorar. Como dije antes, llorar lava al alma, limpia al
corazón.
Al perder a un ser querido, es válido y normal sentir dolor; no debemos
evitarlo, negarlo o reprimirlo. Esto requiere que nos demos el permiso a
sentir el dolor, algo que naturalmente no queremos hacer porque nos han
“enseñado a sr fuertes’. Resultaría más fácil negarlo, reprimirlo o evitarlo;
pero es necesario confrontar el dolor, atravesarlo. Negar, reprimir o evitar
el dolor, solo extenderá el sufrimiento y en ocasiones, puede provocar el
desarrollo de trastornos mentales o enfermedades físicas. El dolor puede
manifestarse, no solo en tristeza profunda, también puede presentarse
como coraje. El coraje y la ira pueden ser parte del proceso del duelo y son
tan válidas como la tristeza y el llanto. Por eso es importante darnos la
oportunidad y el tiempo de llorar.
Hay unas palabras en la Biblia en Eclesiastés 3, que contiene una
sabiduría muy profunda:

Todo tiene su momento oportuno;


hay tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
tiempo para nacer y tiempo para morir;
tiempo para plantar y tiempo para cosechar;
tiempo para matar y tiempo para sanar;
tiempo para destruir y tiempo para construir;
tiempo para llorar y tiempo para reír;
tiempo para estar de luto y tiempo para bailar;
tiempo para esparcir piedras y tiempo para recogerlas;
tiempo para abrazarse y tiempo para apartarse;
tiempo para buscar y tiempo para perder;
tiempo para guardar y tiempo para desechar;
tiempo para rasgar y tiempo para coser;
tiempo para callar y tiempo para hablar;
tiempo para amar y tiempo para odiar;
tiempo para la guerra y tiempo para la paz.

Como ahí nos dice hay tiempo para todo, y claramente menciona un
tiempo para nacer y un tiempo para morir, entonces ¿Porque no
entendemos ni aceptamos esto? Un tiempo para llorar y un tiempo para
reír, claro que nos duele y queremos llorar, lo importante es no quedarnos
atorados en el llanto, llorar lo necesario para luego dar paso al tiempo para
reír, para bailar, para la paz, principalmente la paz interior.
En mi proceso dentro de los 12 Pasos tuve la suerte de poder ver mis
monstruos, y un día acepté y decidí que tenía que enfrentarlos. Aunque
esto es figurativo, dado que no es un solo el día lo que se requiere. Es un
proceso que requiere trabajar cuanto sea necesario, enfrentar nuestros
miedos, nuestros dolores, donde cada quien determinamos cuanto tiempo
nos lleva ello. Lo hermoso de ese proceso, es que una vez que
atravesamos el miedo y/o el dolor, nos damos cuenta de que lo que
veíamos como un dinosaurio resulta ser nada menos que la sombra de un
ratón proyectada en nuestra pantalla emocional. Todo está en una
comunión entre nuestra mente y corazón.
Mas es muy necesario llevar a cabo un proceso de aceptación para poder
seguir adelante. Aceptar que nos duele, aceptar que no estamos bien física
ni emocionalmente. Solo así podremos dar el paso siguiente, que será el
de buscar ayuda. El quedarnos en el dolor nos encierra en una prisión
cuyas paredes se van haciendo más estrechas cada vez. El carcelero que
es nuestra mente y ego, no quieren darnos la libertad. Entonces y solo
entonces cuando pasamos por la aceptación podemos tomar conciencia
de donde estamos. Hay un paso que es muy fuerte, y que en lo particular
me costó muchísimo, quizá haya sido mi más grande victoria y fue el
derrotarme. Toda mi vida fui educado y programado a ser fuerte, a no
mostrar señales de derrota, y eso me llevo a la situación en la cual llegue a
mi mas bajo estado emocional. Fue necesario derrotarme ante un poder
mayor que yo, algo que nombramos un Poder Superior, sin
necesariamente tener que ser algo religioso. Ahí nos damos cuenta de que
estamos en un punto de nuestras vidas por las decisiones que hemos
tomado, por las actitudes y hechos llevados a cabo. Entonces al
derrotarme acepto que necesito ayuda, que solo no puedo resolver la
situación en la que estoy.

Entrar a un programa con un grupo de apoyo, es una experiencia que


recomiendo para todo aquel que atraviese por momentos emocionales
difíciles, por las cargas emocionales que hemos cargado por la mayor
parted e nuestras vidas. Para mí, ese proceso además me trajo unos
regalos inesperados, uno de ellos es que me di cuenta que era mi mente la
que construyo esos monstruos y al enfrentarlos les quite su poder y
también quite un gran peso de mi espalda. El otro regalo fue el darme
cuenta que esos que consideré mis monstruos, fueron mis grandes
maestros, pues gracia a ellos que pude crecer como persona, en rumbo a
mi camino hacia llegar al ser pleno.
“Cada vez que eres capaz de observar tu mente,
Es porque ya no estas atrapado en ella”

Eckhart Tolle

Siendo parte de una muy numerosa familia, entre abuelos, tíos, hermanos,
primos, sobrinos he tenido en un mismo momento mucho más de cien
familiares. Hemos llevado a cabo reuniones familiares donde nos
juntamos más de ese número para solo celebrar y vivir momentos juntos.
Por ello he vivido en repetidas ocasiones eventos de fallecimiento de
familia muy cercana. A mis tres años falleció mi abuela, y de ahí en
adelante los fallecimientos en la familia han estado de manera constante,
como un ingrediente del coctel mismo de vida-muerte. Ha sido parte del
crecimiento y del diario convivir en familia, en mi gran tribu. Me siento muy
afortunado de pertenecer a una familia en la que nos hemos mantenido
unidos gracias a las enseñanzas de los “viejos”. La risas, la comida,
música y también la enfermedad, y las crisis han sido nuestras
acompañantes constantes, y así agregaría esta otra que es la muerte. En
los momentos que ella nos visita de nuevo, si por diversas razones no está
toda la familia, normalmente se reúne una gran parte de ella.
La nueva costumbre de vivir en ciudades y países distantes ha cobrado su
precio en nuestras reuniones. Y porque no mencionarlo, también las
diferencias han hecho mella, el juego del ego se presenta en nosotros
como en otros grupos.
Todo esto lo pongo solo como referencia de lo que el dolor y duelo ha sido
en mi formación. He perdido familia como todo mundo por enfermedad,
además en accidentes, pero también he perdido familia por suicidio y
sobredosis, y muertes repentinas de amigos muy cercanos por asesinato.
He perdido familia donde no tenemos la mínima idea que pasó ni en qué
lugar quedó su cuerpo, y este tipo de dolor e incertidumbre ha sido
transformador.
Veo familiares y amigos vivir con el dolor constante de la pérdida de su
madre, padre, esposo. Veo gente a mi derredor en un duelo permanente
de años. Tengo gente muy cercana que se aferra a las cenizas de la
incineración, como si fuese una extensión del cuerpo de su ser amado,
como dicen algunos, sin querer soltar y dejar descansar a su difunto.
Cargando al fallecido en los hombros, la cabeza y el corazon. Un tema
muy amplio para discernir.
He aprendido que se dan diferentes niveles de dolor por la muerte. Hay un
proceso de “preparación” cuando tenemos a un familiar, pareja o amigo
cercano con una enfermedad que lo va acabando lentamente. En el
subconsciente y en ocasiones conscientemente sabemos que la muerte
será inevitable. Como si fuese un curso de preparación ante el evento que
viene.
Hay otro nivel de dolor cuando perdemos a alguien repentinamente por
accidente o alguna situación inesperada, ante la cual no teníamos la
mínima preparación. Algo que resultaría inimaginable un tiempo antes del
evento. Esa muerte repentina nos lleva a niveles de dolor más elevados.
Unido a ello, sentimos que no tuvimos tiempo para despedirnos, para
decirle tantas cosas que no nos atrevimos a decir en el diario vivir. Llega el
arrepentimiento de esa falta de comunicación, de no haber hecho las
cosas que tantas veces quisimos hacer junto a esa persona y no las
llevamos a cabo. Junto con todo esto, sentimos un hueco material, un
hueco en nuestro existir, que repentinamente se formó en nosotros y no
tenemos la menor idea como llenar.
Tengo la experiencia de dos hermanos, que al fallecer uno de ellos
repentinamente, al que quedo en este plano le llegaron las culpas,
remordimientos y una serie de cargas emocionales de haberle hecho
reclamos a su hermano. Su culpa era tan grande que le llevo a una
situación con otra persona por la cual habían discutido y se habían
separado. Este desequilibrio emocional – espiritual, llevo a la muerte de
esta tercera persona. Una experiencia dramática que se pudo haber
evitado con abrir el corazón, con haber mantenido una relación en amor,
despegada del ego.

También existe un nivel de dolor muy elevado unido al sentimiento de


culpabilidad cuando un ser cercano se suicida. En ese momento coexisten
dos emociones (en ocasiones más), que carcomen nuestra alma: el dolor y
la culpabilidad. Nos preguntamos que pudiésemos haber hecho para
prevenir esa muerte. ¿Porque nos estuvimos ahí? ¿Qué situación pasaba
por la mente de esa persona? ¿Por qué no hice nada? Lo sé muy bien, lo
viví, lo padecí. Y es una emoción que si no trabajamos en sanarla, nos
acompañará el resto de nuestras vidas.

¿Qué hacer ante esta situación personal?


¿Cómo lidiar y manejar el dolor de la perdida?
He escuchado que el tiempo es la mejor de las medicinas, que el tiempo
pone todo en su lugar. Aun así veo que pasa el tiempo y el duelo continúa
en muchas personas.
En otras páginas trataremos el tema del duelo.
No creo que se pueda hacer lo suficiente durante el proceso del duelo más
que buscar ayuda profesional. Acercarse a un terapeuta, tanatólogo o a un
guía espiritual. Ellos serán nuestra brújula para reencontrar el camino a la
vida diaria en este plano. Es importante no aislarnos, no construir nuestra
isla de sufrimiento, rodeados de un océano de lágrimas y auto
conmiseración. De hacerlo, nuestra isla se irá hundiendo cada día más y
más en ese gran Mar del Sufrimiento.
La capacidad que tengan las personas a su alrededor para brindarle apoyo
a la persona en duelo será de vital importancia para su capacidad de
recuperarse. La persona en duelo no debe pasar ese duro proceso en la
soledad. El apoyo de la familia, amigos, grupos de apoyo y ayuda
profesional no es un signo de debilidad, sino una manera saludable de
procesar el duelo.
Reunirse con grupos de apoyo brinda un enorme alivio, sobre todo porque
ahí se dan conversaciones desde el corazón, con personas que han
atravesado por las mismas circunstancias que uno. El nivel de
comprensión desde las experiencias propias, es mucho mayor, y sobre
todo que nos podrán compartir las herramientas emocionales que les han
funcionado.

No sé de donde proviene este texto, me ha sido compartido, lo considero


importante y a su vez lo comparto:

"Hay una gran diferencia entre las personas que ya vivieron la muerte de
un ser querido, y las que todavía no lo han experimentado. Es una especie
de ingenuidad. Cuando se te muere alguien que amas se te resetea toda la
vida, es abrir los ojos a una nueva realidad. Sientes que el mundo debería
llorar contigo pero no, el mundo sigue, el luto solo lo vives tú, te duele ver
cómo la vida sigue para todos pero de forma distinta para ti. El proceso de
duelo te refuerza la idea de que ya estás en otro nivel de consciencia,
además de que te entiendes mucho más con personas que ya tuvieron una
perdida, hay algo que te protege, te ablanda y puedes identificar quienes
ya y quienes aún no. Siempre escuchas “todo tiene solución menos la
muerte" y lo entiendes realmente cuando te das cuenta que en efecto, todo
tiene solución menos la muerte”.

Yo agregaría: ¿Y porque buscarle solución? ¿Quizás no la necesite?

“Y si tienes el corazón partido en cien pedazos,


aprovecha y repártelo entre cien personas”
¿Por qué escojo sufrir?
¿Porque escojo sufrir?

Me encantan los cuentos, las narraciones, las metáforas, pues en ellos


encuentro mucho conocimiento escondido entre líneas y palabras
escondidas. Y aquí no haré la excepción, tomaré algunas de estas
historias que han tenido una gran influencia en mí. Empiezo con esto:

La gente visitaba a un hombre sabio y solo se quejaban de los mismos


problemas una y otra vez. Un día, el sabio decidió contarles una broma y todos
rieron a carcajadas.
Después de unos minutos, les contó el mismo chiste y solo unos pocos
sonrieron.
Luego contó el mismo chiste por tercera vez, pero ya nadie reía.
El sabio sonrió y dijo: "no se puede reír de la misma broma una y otra vez.
Entonces, ¿Por qué siempre lloras por el mismo problema?

¿Cuantas veces la pasamos pensando y hablando de la misma situación?


De alguien que nos hizo daño cuando éramos niños, alguien en una
relación, de lo desafortunados que somos, no nos atrevemos a soltar esa
espina que traemos clavada en nuestro corazón. Haz el esfuerzo y
atrévete a preguntar a un amigo o familiar de que te quejas continuamente
con ellos. Solo por un momento no le hagas caso a tu ego.

Normalmente es difícil darse cuenta uno mismo de nuestra actuación, del


quejoso profesional en que nos hemos convertido, del cómo se llama
ahora de moda:” el vampiro energético”. Te aseguro que a ellos no se les
hace agradable estarte escuchando cada vez, con la misma historia, las
mismas tristezas, el mismo dolor. ¡Atrévete, pregúntales! Es muy probable
te digan que “escucharon el mismo chiste muchas veces”, pero también
quizá encuentres la respuesta y anhelo dentro de ti, para poder tomar las
riendas para soltar la causa de esa tristeza.

Es cierto, la vida no es una línea de maravillosos eventos donde


disfrutamos, reímos y amamos, es importante estar consciente de que en
algún punto de esa línea pasarán hechos dolorosos, pues el dolor forma
parte de la formación de nuestra personalidad, de nuestro carácter. Tal
como el cincel que formó las impresionantes estatuas de Miguel Ángel, o
con los golpes de marro que han forjado unas hermosas espadas, o el
intenso calor necesario para derretir el oro que forma las maravillosas
alhajas.

El dolor no es el problema en nuestras vidas, es más bien el sufrimiento


que nos provocamos a nosotros mismos relamiéndonos en las cosas que
nos causaron el dolor, en masticar y rumiar los mismos pensamientos una
y otra vez. Sin darnos cuenta nos volvemos adictos al sufrimiento.
Desgastándonos, robándonos la energía vital que podríamos y debíamos
dedicar al crecimiento interior y al disfrute del momento, del aquí y del
ahora.
Además de robarnos esa energía, como un cable de corriente que toca
tierra, asimismo ocurre el efecto psicosomático, los sentimientos afectan a
nuestra salud física, y una emoción negativa no trabajada tiende a crecer
como una bola de nieve. Tarde que temprano terminara causando una
avalancha emocional.

En los momentos en que tenemos largos periodos de tristeza que


usualmente llevan a la depresión, nuestro cuerpo reacciona con cambios
en la bioquímica interna donde disminuyen la serotonina y la
noradrenalina, que a su vez limitan el buen funcionamiento del sistema
inmune. Además, con estos cambios vienen los síntomas físicos de
cansancio, aminoramiento de la resistencia física, flacidez muscular y nos
hace sensibles al dolor.

Por ello es necesario encontrar el camino para sanar las heridas


emocionales que venimos cargando y causándonos desde la infancia. En
lo personal creo que cada quien tiene su propio camino, su propia forma
de sanar esas heridas. Algunos lo encuentran en la terapia psicológica,
otros en la meditación, algunos en la oración, otros en grupos de apoyo. Yo
más bien, por experiencia propia, creo que es la combinación de varias
vías. Pero es básico que nos brinden inicialmente un espacio de paz
interior. Y cada uno de nosotros somos responsables de trabajar para
encontrar esa paz interior. Nadie más. Y siento decírtelo, pero no viene
gratis, necesitamos trabajar en ello, como si fuésemos a un gimnasio
emocional.

Vuelvo a la frase de Buda: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es


opcional”. Lo he platicado con muchas personas que vienen y me “cuentan
el mismo chiste”, para mí fue una frase impactante que golpeó mi ego, mi
médula emocional. Pues es muy cierto, ¿quién ha vivido una vida libre de
experimentar dolor? ¡Nadie! Y yo en particular en mi hoyo, en mi noche
obscura del alma, sentí que era el ombligo del dolor, el epicentro de este.

¡Pobre de mí, nadie había experimentado el dolor como yo lo padecí!


¡Es que no me comprenden!
¡Si solo supieran lo que me ha pasado!

Como cantaba José Alfredo Jiménez:

Pobre de mí.
(Ay corazón)
Pobre de mi
(No sufras más)

Eso lo aprendí en el programa de 12 Pasos, ahí me quitaron las prendas


del sufrimiento, me desnudé emocionalmente. Ahí abrí mi corazón
completamente, llore lo que no había llorado en toda mi vida. Y esas
lágrimas fueron uno de los remedios para mis heridas dolorosas de la
vida, esas lágrimas sanearon mi alma, mi espíritu y mi cuerpo emocional.

Combinando la experiencia del programa, con otras enseñanzas de Buda,


Jesús y otros maestros espirituales, se dieron poco a poco avances. El
hecho de empezar a sentir una paz en mi interior, valía la pena llevar a
cabo el trabajo emocional. Era la única persona que asistía todos los días,
sábados y domingos, días festivos, no había respiro para la enfermedad
emociona, y creo que pocos estudiaron la literatura con la intensidad que
lo llevé a cabo. Deseaba dejar de sentir aquello que me hacía sentir mal,
deseaba parar eso que me desgarró por dentro. Es por ello que puedo
confirmar la inmensa enseñanza que esa frase otorga. Cada quien
tenemos la opción de dejar de sufrir. “El sufrimiento es opcional”.

Dolerá la siguiente frase, pero el sufrimiento es una cuestión del ego, una
acción donde pensamos solo en nosotros mismos. Solo pensamos en lo
que nos ocurre y no en lo que ocurre a los demás. Solo es pensar en
nosotros, en establecer que somos el Cáliz Sagrado del dolor.

Una noche que me tocó coordinar la sesión. Tomé el libro de citas diarias,
lo cual hice de acuerdo a las fechas que el libro establecía. Y como ya he
aprendido a aceptar el hecho de las sincronicidades de la existencia la leí
sin saber lo que venía. La cita de ese día era la Oración de San Francisco.
Nunca la había escuchado, me fue difícil leerla, pues a medida que
avanzaba en la lectura, el llanto me embargaba, me salían lágrimas y cada
frase retumbaba en mi corazón. Me desgarraba el corazón, me hizo ver en
mi interior cara a cara con mi egoísmo.

Oración de San Francisco

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .


Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.

Donde haya duda, que lleve yo la Fe.


Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado,


sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

Amen

La dejo sin comentario, libre para que la interprete y asimile cada quien a
su manera.

Con mi afinidad por los cuentos, quiero cerrar este tema con otro cuento,
en este caso uno del Psicólogo, autor y conferencista Jorge Bucay:
EL BUSCADOR

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador. Un


buscador es alguien que busca. No necesariamente es alguien que
encuentra. Tampoco es alguien que sabe lo que está buscando. Es
simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día nuestro Buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él
había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de
un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de
dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó Kammir a lo lejos,
pero un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero
le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un
montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. Estaba rodeaba por
completo por una especie de valla pequeña de madera lustrada, y una
portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el
pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese
lugar.
El Buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las
piedras blancas que estaban distribuidas como por azar entre los árboles.
Dejó que sus ojos, que eran los de un buscador, pasearan por el lugar… y
quizá por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción.
Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días. Se sobrecogió un
poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra.
Era una lápida, y sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad
estaba enterrado en ese lugar
Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al
lado también tenía una inscripción. Al acercarse a leerla, descifró: Lamar
Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas. El buscador se sintió
terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada
piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el
tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto,
fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba
11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un
rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
No, ningún familiar –dijo el buscador–. Pero… ¿qué pasa con este pueblo?
¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos
enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre
esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de niños?
El anciano cuidador sonrió y dijo:
“Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí
tenemos una vieja costumbre. Le contaré…
Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta,
como ésta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre
nosotros que, a partir de entonces, cada vez que uno disfruta
intensamente de algo, abra la libreta y anote en ella: a la izquierda, qué fue
lo disfrutado, a la derecha, cuánto tiempo duró ese gozo. ¿Conoció a su
novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el
placer de conocerla? ¿Una semana, dos? ¿Tres semanas y media? ¿Y
después?, la emoción del primer beso, ¿cuánto duró? ¿El minuto y medio
del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿Y el casamiento de los
amigos? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que
vuelve de un país lejano? ¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?,
¿horas?, ¿días?
Así vamos anotando en la libreta cada momento, cada gozo, cada
sentimiento pleno e intenso… Y cuando alguien se muere, es nuestra
costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo
sobre su tumba. Porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo
vivido.”

¿A cuánto tiempo sumaria el total de tus momentos felices?


¿Cuántos momentos decidiste dejar atrás el sufrimiento, y te atreviste a
cambiarlo por momentos de gozo, de felicidad?
¿Qué números estarían escritos en el epitafio de tu tumba?

¿Vale la pena estar perdiendo el tiempo en el sufrimiento?

Tú decides.
Sufrimiento
Sufrimiento

Te comparto la siguiente enseñanza budista llamada “Tráeme una Semilla


de Mostaza”:

La mujer sollozaba desconsoladamente mientras apretaba el cuerpo de su


hijo muerto contra su pecho. Un vecino compasivo, al verla tan abrumada
por el dolor, dijo, “Un santo ha venido a visitar nuestro pueblo. Tal vez él
pueda hacer un milagro y devolverle la vida a tu hijo.”

Recogiendo el cuerpo de su hijo en sus brazos, la mujer corrió a los pies


de Buda, ya que era a él a quien se refería el vecino. “Señor,” sollozó,
sosteniendo la pequeña forma sin vida, “¿Puedes devolverle la vida a mi
hijo?”

Con el corazón lleno de compasión y sabiduría, Buda respondió, “Hija mía,


primero tráeme una semilla de mostaza de un hogar que no haya conocido
la muerte ni el sufrimiento.”

Desesperada, fue de casa en casa, pero por desgracia, en cada una


escuchó una historia similar: “Hemos perdido a nuestro amado padre.”
“Nuestro hijo murió el mes pasado.” “Desde que murió nuestra madre que
nos cuidaba, no hay nadie que nos cuide.” Recorrió una y otra vez el
pueblo, incluso las chozas de las zonas de los alrededores, pero en ningún
lado pudo encontrar a alguien que no hubiera conocido la muerte ni la
pérdida.

Finalmente, exhausta, regresó con Buda sin ninguna semilla de mostaza.


Tocando sus pies, dijo, “Señor, ahora lo he entendido. La muerte y el
sufrimiento nos visitan a todos.”

Entonces Buda la bendijo, su pena se disipó, y su corazón se consoló.

¿Cuantos de nosotros hemos pasado por situaciones similares?


¿Cuantas ocasiones creemos ser el único que sufre?
Es cierto, el dolor es inevitable, la muerte de un ser querido duele, y el
grado de dolor tiene una muy amplia gama. Aún en la misma familia o
grupo de amistades, el dolor que se experimenta es diferente para cada
individuo. Hay quienes pueden sentir un dolor extremo, y habrá otros en
los que será mínimo. ¿Qué es lo que hace la diferencia?
Vuelvo a remarcar la cita de Buda, el sufrimiento es opcional, por lo tanto y
de manera inconsciente cada uno decidimos cuanto sufrir. No es el evento
el que nos hace sufrir, es más bien una percepción y decisión personal la
que lo determina.
¿Hasta dónde estamos dispuesto a sufrir? Cuanto tiempo vamos a sufrir,
es determinado por nuestra actitud ante el hecho que consideramos la raíz
de nuestro sufrimiento.

El dolor y el sufrimiento son fenómenos humanos que se presentan en


todas las culturas, pero eso no remedia el hecho de que no sean tan
fáciles de aceptar. Por ello buscamos formas o estrategias para evadirlas.
Es muy común utilizar medios físicos y químicos como el alcohol, drogas,
juego u otras fugas emocionales que hemos aceptado como patrones
sociales. Cada quién tomamos la fuga en el área o acción más débil de
nuestro ser. Inclusive es muy común que ante el dolor y sufrimiento
tomemos lo que se conoce como fuga geográfica. Esto es, la realización
de un viaje lejos de nuestro entorno diario. La situación aquí es que vaya
donde se vaya, la persona siempre llevará consigo la parte interior
afectada, y cuando regresa al mismo entorno, el sufrimiento regresará
como una enfermedad no tratada.
¿Por qué nos negamos a reconocer la raíz del sufrimiento? En el programa
se habla de que la enfermedad emocional no trabajada es como una bola
de nieve rodando colina abajo, poco a poco va creciendo hasta convertirse
en un alud, destrozando todo lo que se encentra en su camino.
Ya hemos mencionado el llamado efecto psicosomático, proceso mediante
el cual las emociones se “somatizan”, se manifiestan de forma física en el
cuerpo. La pérdida de un ser querido nos lleva a una situación de estrés
que conlleva a instancias emocionales que traen consigo daños
manifiestos en cada uno de nosotros que estamos atravesando por una
situación de duelo.

El estrés provocado por la muerte de un ser querido sacude nuestra


identidad personal, nuestra visión de cómo encajamos en el mundo. El
cerebro está construido para percibir una amenaza emocional como una
amenaza real a nuestra propia existencia.

Esto desencadena lo que la mayoría de la gente conoce como la respuesta


de "luchar o huir". Las hormonas del estrés corren por todo el cuerpo. El
corazón empieza a acelerarse, aumenta la presión arterial, la frecuencia
respiratoria se incrementa, se suda, todo eso porque el cuerpo organiza
las defensas para protegerse de una manera u otra. Ya sea el peligro real
o imaginario.

Tales situaciones nos llevan a la producción de la llamada “Hormona del


Estrés” el ya famoso cortisol, por parte de nuestro sistema endócrino. La
presencia de cortisol trae consigo un efecto domino en la secreción de
otros neurotransmisores que afectan tanto nuestra salud emocional como
la física. Y el hecho de que nuestra mente estar enfocada constantemente
en la pérdida, desestima lo que ocurre con el organismo, el cortisol se
produce de manera constante y permanece en nuestro torrente sanguíneo
permanentemente, y en muchos casos lleva a una adicción emocional a
esta sustancia. Algunas de las manifestaciones de ello suelen ser
depresión, dificultad para dormir, sentimientos de ira y amargura, ansiedad,
pérdida de apetito, mareos, dolores de cabeza, entumecimiento, debilidad o
tensión muscular, dolor y cansancio extremo.

Los niveles altos de cortisol pueden causar problemas de salud al reducir


el funcionamiento del sistema inmunológico, alterando el metabolismo y
causando que se tenga una mayor propensión para la diabetes,
osteoporosis, fatiga crónica y el aumento de peso. Además, la presencia
de estrés crónico puede también traer la pérdida de peso.

¿Qué estrategias son recomendables para ir aminorando el


sufrimiento?
Cuando nos enfrentamos a eventos de la muerte de un ser cercano
normalmente atravesamos por una serie de emociones conflictivas
intensas y de cambios profundos. Salir del remolino emocional hacia una
puerta de salida que nos brinde equilibrio y esperanza resulta un gran reto
para la mayoría. Cada uno busca una forma de manejar este reto, y la
manera en que lidiamos con el duelo, es muy probable que sea muy
parecida a lo que ya hemos hecho antes frente a las dificultades en la vida.

Algunas de las estrategias positivas que te pueden ayudar a enfrentar esta


etapa, pueden contener las siguientes herramientas:
1. Llorar. Como hombre educado en una época donde debíamos ser
duros, machos y no mostrar nuestras emociones, se nos programo a
que si llorábamos éramos débiles. Llorar fue por mucho tiempo
considerado como una actitud que jamás hacían las personas con
“carácter” o “fuertes”. Esto claro traía consigo una gran cantidad de
enfermedades psicosomáticas que medicamente no se les
relacionaban con la parte emocional. Me costó darme cuenta del
gran valor terapéutico de las lágrimas. Ahora se que las lagrimas
lavan el alma, enjuagan el dolor y extraen las basuras emocionales
escondidas en nuestro corazón, como un sistema de drenaje que
elimina las impurezas. Llora, llora y llora. Permítete llorar, solo mide
hasta donde es saludable hacerlo. Es importante evitar quedarse
atorado en el solo llorar. Pero atrévete a llorar, y si lo haces frente a
alguien de tu confianza, mucho mejor.

2. Reír. ¿Cómo reír encontrándonos en una etapa tan difícil? Claro que
resulta contradictorio el pensar que es posible reír en momentos de
dolor. Pero en la cultura mexicana donde nos reímos de todo, todo es
posible. Nos reímos en las alegrías y también nos reímos en los
infortunios, y la muerte no se escapa de nuestro humor. Hasta una
de nuestras figuras icónicas del día de los muertos, La Catrina, quien
es una dama en esqueleto vestida galantemente es el resultado de
una ironía de su creador José Posadas. Es común que en los
funerales una parte de los asistentes se reúnan y la pasen riendo.
Aunque no es muy aceptable en estos momentos, es algo muy
dentro de nuestra idiosincrasia, reírnos en y de la muerte. Y una
forma es conectándonos con la parte cómica, alegre y risible de
nuestro ser querido y sus ocurrencias. En la vida de todos nosotros
existen muchos momentos alegres o cómicos que compartimos con
familia y amigos. Pues tomemos esos momentos y riamos de ellos,
retomar esas experiencias tan bonitas en que compartimos un
momento de risas con tu ser querido. Reúnete con la familia, con los
amigos y hagan una catarsis de risa, de humor en amor.

3. Escuchar música. Este es un tema un poco conflictivo que he vivido.


En una ocasión que fui a compartir un tema sobre la música, y como
nos conectamos inconscientemente con el drama. Esto me trajo
muchos cuestionamientos iniciales. Que si la música romántica era
muy bonita: que el amor era doloroso, etc. Tendemos a escuchar todo
aquello que se nos ha enseñado a considerar como bonito, romántico
y hasta inspirador. Solo que, si repentinamente hacemos un análisis
de la letra de la canción, muy probablemente tomaremos conciencia
de que en realidad solo transmite drama o tristeza. Veamos, hay una
canción que dice “Sin ti, no podre vivir”, y el caso es que lo creemos.
La realidad es que han fallecido millones de personas, decenas de
amigos y familiares, parejas y compañeros y seguimos viviendo. La
música popular contiene letras con mensajes comúnmente cargados
de drama, de dolor, y las consumimos como “comida chatarra
emocional”. Así se nos educó, así crecimos pensando que eso era lo
bonito. Veamos la letra de la famosa canción “Love hurts” del grupo
Nazareth:

Love hurts, love scars El Amor lastima, el amor deja heridas


Love wounds and marks El amor hiere y marca
Any heart Cualquier corazón
Not tough or strong enough Que no sea lo suficiente duro o fuerte
To take a lot of pain, take a lot of pain Para aguantar mucho dolor, (2X)
Love is like a cloud El amor es una nube
Holds a lot of rain Que sostiene mucha lluvia
Love hurts El amor lastima
Ooh, ooh, love hurts El amor lastima
Esa es tan solo una muestra de una canción que se ha mantenido
por décadas como bonita, como romántica. En realidad, es una
canción que transmite mucho dolor, bastante drama y conecta con
emociones no saludables, pues nos lleva a una emoción chatarra.
Entonces, ¿cuál es la lección aquí? La solución es escuchar música
con letras que nos brinden paz, que traigan serenidad a nuestro
afligido corazón, e igualmente canciones que inspiren alegría de vivir,
de seguir adelante, a honrar a nuestros muertos en la alegría y amor.
Igual que con la dieta física al evitar la comida chatarra, asimismo es
básico dejar de escuchar canciones chatarra emocionalmente. Solo
como un ejemplo pondré un pequeño ejemplo con la canción de
Pharell Williams, que se volvió un éxito internacional llamada “Happy”

Huh (Because I'm happy)


Clap along if you feel like a room without a roof
(Because I'm happy)
Clap along if you feel like happiness is the truth
(Because I'm happy)
Clap along if you know what happiness is to you
(Because I'm happy)
Clap along if you feel like that's what you wanna do

Huh, (Porque estoy feliz)


Aplaude conmigo si te sientes como un cuarto sin techo
(Porque estoy feliz)
Aplaude conmigo si sientes que la felicidad es verdadera
(Porque estoy feliz)
Aplaude conmigo si sabes lo que la felicidad es para ti
(Porque estoy feliz0
Aplaude conmigo si sientes que es lo que deseas hacer

Puedes ver inmediatamente el punto, si ponemos atención a lo que


escuchamos, aquí la letra de la canción lleva a un estado emocional
saludable, motivador, que eleva el ánimo. En muchas ocasiones
podremos ver que es lo que nos ocasiona tristeza o alegría. Date la
oportunidad de escuchar y alimentarte con música y pensamientos
alegres, emocionalmente nutritivos. No te atormentes con dramas ni
adicciones emocionales transmitidos por canciones llamadas
“bonitas”. Una vez que empieces a ser consciente de ello, sucederá
como cuando compramos un carro un Volkswagen rojo que creemos
nadie la tiene y de repente cuando vamos por las calles, empezamos
a ver por todos lados Volkswagens rojos.

4. Meditación. Las practicas regulares de la meditación brindan plenitud


mental (mínimo 3 horas por semana), también demuestran una mejor
capacidad para reducir rápidamente los niveles de cortisol después
de una tarea estresante. Otros medios de relajamiento como el
masaje, la meditación profunda, el Tai Chi y el Yoga han demostrado
poder ayudar a reducir los niveles de cortisol. Estas tres practicas
tienen como principio trabajar con la respiración, esto es algo que
muchos métodos terapéuticos utilizan. Una respiración pausada
ayuda a establecer un ritmo cardiaco que ayuda a la calma del
organismo. Después de practicar la meditación un tiempo,
empezaras a ir a tu interior, y desde ahí llegar al estado de paz que
necesitas.

5. Ejercicio. ¿Qué ocurre normalmente cuando perdemos a alguien?


Procuramos irnos a meter a nuestra cueva, a escondernos y
enconcharnos. Esto nos mete en un círculo vicioso de depresión, es
importante ponernos activos y hacer un poco de ejercicio. El ejercicio
moderado aumenta inicialmente los niveles de cortisol, pero luego
contribuye al bajón nocturno de la hormona y es una buena manera
de reforzar el patrón natural de altas y bajas en la producción de
cortisol. Idealmente, el ejercicio debería de hacerse en las horas de
la mañana. Cuando vamos al gimnasio o hacemos ejercicio, el
cuerpo produce endorfinas para superar el dolor causado por los
ejercicios. Las endorfinas son solo algunas de las varios
neurotransmisores o proteínas que elabora el cuerpo que pueden
aliviar el dolor y dar sensación de bienestar. Es por ello por lo que se
siente divertido al hacer ejercicio, y también la risa es una buena
manera de liberar endorfinas. Necesitamos al menos 30 minutos al
día viendo cosas divertidas o ejercicios para obtener nuestra dosis
diaria de endorfinas.
6. Escribir. En una reunión con mi padrino de programa, me indico que
me pusiera a escribir sobre el resentimiento. Yo claramente decía
que yo no tenía resentimiento alguno, pero aun así hice lo sugerido.
¡Vaya sorpresa! Lo que salió de mi interior supero mis expectativas,
lo difícil fue empezar, y de ahí poco a poco fueron saliendo mucho de
lo que guardaba en mi interior. La basura empezó a salir de mi
interior. Después lo hice con otras emociones y lo mismo sucedía. El
escribir tiene un valor terapéutico enrome, es como si nuestro ego
estuviese liberándose y descubriéndose. Como si él mismo
escribiera a sus espaldas. Solo toma un cuaderno o una laptop y
escribe sobre tu día, sobre lo que sientes, poco a poco ira saliendo lo
que tenga que salir y el corazón se ira abriendo. Inclusive si
compartimos información útil con otros cuando escribimos un post útil
en línea. Escribir en servicio, en compartir nuestras vivencias, hace
que el cuerpo produzca serotonina e inicie su camino hacia un
estado más feliz.

7. Compartir tus sentimientos. Durante el tiempo de aflicción y durante


todo el proceso de duelo, una persona afligida necesita mucho apoyo
emocional. Los familiares, amigos, grupos de apoyo, organizaciones
comunitarias o profesionales de la salud mental pueden todos ser
una ayuda. Es muy recomendable contar con un grupo de apoyo, de
saber que contamos con compañía a través del viaje entre una
puerta y otra. El compartir en grupo nos lleva a la liberación de
emociones, lo que fisiológicamente se traduce en la producción de
oxitocina. Esta se libera cuando se acercan a las personas, cuando
se estrechan la mano, cuando se abraza. Por eso hay que abrazar a
un niño pequeño su estado de ánimo es inquieto para que aumente
esta hormona y vuelva a у sentirse feliz. Los seres humanos
necesitamos 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 abrazos para
mantenerse y 12 abrazos para crecer. Cuando me hizo la entrevista
la trabajadora social del hospital, antes de que fuese aprobado para
el trasplante de corazón, una de las partes mas importantes era la de
tener la seguridad sobre el o los grupos de apoyo con que contaba,
para garantizar la recuperación física y emocional del proceso.
Anímate a hablar de lo que sientes, de lo que te afecta, suelta la idea
de que se te tendrá como una persona débil por mostrar tus
sentimientos. Deja fluir las emociones, sácalas. Como decimos en el
programa, “agua que no corre y se estanca, se pudre”. Así nuestras
emociones se “pudren” y causan más sufrimiento, hasta manifestarse
físicamente como una enfermedad. Veo que usualmente nos resulta
platicar de temas complicados con personas extrañas a nuestra vida
diaria, quizá por ello sean tan funcionales los grupos de apoyo.
Además, en ellos encontramos a personas que están atravesando
por circunstancias similares y entienden el lenguaje propio de la
situación, y para la tranquilidad de los participantes, se apegan al
principio del anonimato, esto es, todo lo que se habla en el grupo
queda en completo anonimato dentro de el.

8. Servir a otros. Una gran calma y satisfacción viene cuando


beneficiamos a otros, es decir, cuando nos superamos a nosotros
mismos y somos capaces de dar a la naturaleza o a la sociedad.
Servir a otros nos lleva a un nivel fisiológico donde liberamos
serotonina. La serotonina es un neurotransmisor muy relacionado
con el control de las emociones, Junto a otros neurotransmisores -
dopamina y noradrenalina- participa en los mecanismos que rigen la
ansiedad, el miedo, la angustia y la agresividad. Hace que el cuerpo
saque serotonina y cause así felicidad. Buscar una asociación,
fundación o entidad relacionada al padecimiento, causa o gustos de
nuestro ser querido, o en una que nos llene el estar en servicio a
personas que requieren nuestros servicio o ayuda, donde podamos
registrarnos y participar como voluntario o activista

9. Lectura. De niño una de las formas que me escapaba de la realidad


en que vivía, era a través de la lectura. El leer me llevo a las selvas
del Amazonas, a las pirámides de Egipto, al centro de la tierra, a
meterme en la mitología griega, a acompañar a los grandes
aventureros y sus descubrimientos. Sin ser consciente de ello, la
lectura me salvaba de la situación emocional que atravesaba. Ahora
después de cientos, si no miles de libros leídos, doy gracias a ese
primer libro que cayó en mi camino y me atrapo entre sus páginas.
Junto a ello, ahora veo que, en esas líneas escritas por otras
personas, me transmitieron un conocimiento que me ayudo a
desarrollar la persona que ahora soy. Sus enseñanzas se volvieron
parte de mi y me dieron las herramientas para cualquier situación en
la vida, si tan solo buscaba en el libro correcto. Por eso, recomiendo
tomar un libro que te ayude a ir a tu interior, a transmitirte paz
interna. Pide consejos, solicita ayuda o simplemente ve a la librería y
pregunta que te recomiendan leer. Preferiblemente en una librería
chica o mediana donde los dueños o encargados son personas
amantes de la lectura. La lectura será como un boleto gratis a un
mundo fabuloso, a aventuras que jamás imaginaste y a tener
compañeros de tu viaje emocional.
10. Ponerse nuevas metas. En el viaje de la vida, cada uno de
nosotros cumplimos muchas tareas, grandes o pequeñas. Esta
sensación de logro provoca la obtención de dopamina en diferentes
proporciones, así también cuando recibimos el reconocimiento de
cualquier trabajo que hemos hecho, y cualquier trabajo que nos hace
sentirnos orgullosos, el cuerpo libera esta hormona lo que a su vez
aumenta nuestro nivel de felicidad. De no recibir reconocimiento,
convierte esa situación en gratitud, agradece cada día un pequeño
detalle de tu vida: estar vivo, tener un techo, tener alimento, familia,
amigos y tantos otros regalos que la vida nos otorga, el cuerpo
liberara dopamina. Procura ponerte metas cortas, fáciles de lograr,
de otra manera es bastante posible que te frustres y eso traiga mas
estrés a tu vida diaria. Cuando me dio el primer infarto, y más intenso
aun después del trasplante de corazón, solo podía dar unos cuantos
pasos. Recordé este principio, y me ponía metas de caminar unos
cuantos metros, los primeros días solo eran diez metros, después
tomaba un poste o lampara como guía y me proponía llegar a ella.
Días después aumentaba a dos postes y así fui aumentando mis
metas. Esas metas me costaban, pero era algo que lo podía lograr
sin causarme frustraciones. Pase de caminar con andadera, a
caminar con bastón, para luego poder hacerlo sin apoyo. Como me
dice mi programa: “Solo por hoy”, lo que muchos traducimos a un día
a la vez.

11. Dieta saludable. Es primordial reducir el consumo de alimentos


de baja calidad que sean altos en azúcar y en grasa. La
deshidratación también puede aumentar los niveles de cortisol y se
debe evitar. Es necesario consumir más alimentos de alta calidad y
alimentos que contengan fibra y ácidos grasos omega. Ha sido
demostrado que los prebióticos reducen los niveles de cortisol y que
aquellos que consumen chocolate oscuro han demostrado que
pueden reducir sus niveles de cortisol más rápidamente después de
un reto estresante”. Hay un lema que dice “eres lo que comes”, por lo
tanto, comamos para ser felices.

Que debemos evitar.

Muchas veces buscamos las estrategias mas fáciles o que nos cuesten un
menor esfuerzo. Nos creamos toda una serie de pretextos para tomar la
decisión “más fácil”, solo que lo fácil no siempre es lo mejor, y estas nos
llevan a ahondar el problema que deseamos resolver.
Aunque algunas de estas estrategias pueden aminorar el dolor inicial
temporalmente, son muy dañinas a largo plazo. No considero necesario
exponer cada una de ellas, solo señalaré algunas de las que se deben
evitar:
a. Alcohol o drogas
b. Fumar
c. Altares (mantener un altar permanente)
d. Escapar
e. Comer y dormir de más.
f. Pensar en el suicidio
g. Refugiarse en el trabajo.
h. Aislamiento
Concédeme la Sabiduría
Concédeme la Sabiduría…

Inicie estos escritos compartiendo mi experiencia de volver de la muerte. El


estar en ese lugar, dimensión, estado de conciencia, fase o como
deseemos llamarle, ha dejado una fuerte huella en mí, como supongo lo
habrá hecho a todos aquellos que lo han experimentado. Cada vez se
reportan mas casos de personas que disfrutan este gran regalo de
traspasar el velo y regresar.
Pero ¿Qué es lo que me ha enseñado esta vivencia? ¿En que ha
mejorado mi estancia, mi oportunidad extra de seguir aquí?
Lo primero que diría, es que ahora estoy convencido completamente de
que la muerte es una etapa mas en nuestra experiencia como seres, y que
tan solo es una transición. Se que el espacio-tiempo-dimensión o lugar a
donde pasamos en la siguiente fase, es un lugar maravilloso. Es un paso,
o una graduación como lo he llamado antes. Es un estado de gozo.
Ahí nos encontramos con la esencia de todos aquellos seres con los que
hemos convivido. Ahí están nuestros padres, abuelos, tíos, tías, primas,
amigos, y los seres que tuvieron un papel importante en nuestras vidas
terrenales. Las leyes que rigen ese espacio-energía-tiempo son otras de
las que rigen en el plano terrenal. No hay tiempo, no hay espacio, solo
existe el ser. Ser nuestra mas bella y pura versión. Estoy seguro, además,
de que ahí solo rige el amor y la luz. Que es el amor lo que nutre cada acto
y existencia.

Puedo afirmar con todo mi corazón -mi nuevo y mi viejo corazón-, que no
tengo ninguna razón para temer a la muerte. Todo lo contrario, estando
ahí, no deseaba regresar, la sensación es tan bella, tan esplendida que mi
ser quería permanecer. Quiero insistir a quien desee escuchar, que a
donde pasamos en esa fase, es un lugar mas bello que el que dejamos. Y
si la tierra es un lugar tan hermoso, ¡imaginen que tan hermoso es ese
lugar!
Se que es necesario cambiar la idea de que la muerte es la etapa final, de
que duele y de que es desagradable. Necesitamos cambiar ese paradigma
heredado por siglos, por el bien de nuestros seres queridos y por el
nuestro. El momento en que cambiamos el enfoque. La imagen de la
realidad cambia.
Queda entendido que nuestro paso en este planeta es uno donde cada
uno de nosotros somos alumnos y maestros. Alumnos en diferentes
niveles de aprendizaje, algunos en kínder, otros en universidad y solo
algunos pocos en doctorado. Quienes así lo decidan, navegaran por esto
que llamamos vida aprendiendo a ser mejores seres. Y así como
aprendemos, a la vez nos convertimos en maestros, y no es con clases o
palabras como impartimos la sabiduría, sino con los pequeños actos de la
vida diaria, con nuestros ejemplos.

La gran bendición de haber recibido un nuevo corazón me dice que la


humanidad está aprendiendo a actuar desde el amor, desde el servicio
hacia los otros. Alguien dejo una parte muy preciada para mí, en amor. Y
ese alguien ahora es parte de mí, ahora compartimos una parte física, y en
completo amor lo agradezco y recibo.
La experiencia del trasplante también me ha demostrado que mi familia y
amigos, y la mayor parte de la humanidad actuamos desde el amor. Fui el
afortunado beneficiario del amor y apoyo de muchísima gente. El apoyo y
ayuda emocional y financiera fue increíble. En esos momentos en que no
contábamos con nada de reservas financieras, ni donde poder vivir bajo
las condiciones sanitarias que mi nueva realidad requería, el amor empezó
a fluir en forma de donativos, eventos para recabar fondos, fundaciones
organizando campañas de donación y apoyos de gobierno. Viviendo en
San Diego, California recibí donativos de lugares tan distantes como
Cancún, Múnich, New York, Nevada, Ciudad de México, Baja California,
Canadá y otros lugares. Además, de estos lugares, amigos de Nicaragua,
Bolivia, Estados Unidos, El Salvador y otros países, y muy en especial de
mi querido Maestro en Israel, todos ellos estuvieron acompañándonos con
sus oraciones desde esos lejanos lugares.
La gratitud ahora toma un lugar prioritario en este viaje que llamamos vida,
es tan importante dedicar tiempo a agradecer todo lo que sucede. Con
gratitud abrazar las vivencias diarias nuevas, aun cuando pudiesen
considerarse malas, cuando en realidad no hay nada malo en ellas.
En una ocasión en que me relamía las heridas de la vida, mi ego tomaba
el control y se ponía la máscara de la auto conmiseración, me preguntaba
“¿Porque a mí?, ¿Por qué me ocurren tantas desgracias? Ya saben esa
actitud que con frecuencia se toma. Me ocurrió que una voz en mi interior
me responde, pero que tonto eres, deja de quejarte, no te has dado cuenta
de que la palabra “desgracia” se compone de dos partes: des y gracia. Mi
ignorancia y mi ego me separaban de la lección tan importante detrás de
esa palabra. Simplemente hasta ese momento tome conciencia que
“desgracia” significaba la “desconexión” de la “gracia”. Esto es, me
desconectaba de la gracia, de la divinidad en mí, no me permitía gozar del
regalo que la parte interior divina en mi ser. Fue un acto de revelación
enorme para mí, ese momento se convirtió en un nuevo punto de partida.
Había estado conectado con las emociones bajas del desanimo, del papel
de la víctima. Ahora era el momento de darse cuenta y dar gracias de estar
vivo, de estar sano, de tener un día y de tantas cosas más para
aprovechar.
Tomo la enseñanza del Maestro Omraam:
” Gracias, la palabra mágica - “Aunque tengan todos los motivos para ser desgraciados
o estar descontentos, den gracias. Al pronunciar la palabra «gracias», es cómo si
hicieran brotar de su alma una fuente de luz, de paz y de gozo. Y esta fuente inunda
todas sus células. Poco a poco, sienten que algo en ustedes se vivifica, se fortalece.
«Gracias», he ahí la palabra más sencilla pero que disipa todas las tensiones.
Repítanla varias veces impregnándose bien de su significado.
En cuanto introducen en ustedes un sentimiento de gratitud y lo alimentan para hacerlo
crecer, éste no se limita a existir pasivamente. Este sentimiento posee unas vibraciones
determinadas y, por la ley de afinidad, atrae pensamientos y sensaciones que le
corresponden. Todas las bendiciones les vendrán gracias a este simple impulso de
gratitud. «Gracias Señor», «gracias Dios mío»... Es preciso que estas palabras acaben
brotando naturalmente en ustedes sin que tenga que intervenir vuestra voluntad. Al dar
gracias al Creador, salen del círculo estrecho de su yo personal, limitado, para entrar
en la paz de la conciencia cósmica... Cuando vuelvan, sentirán que unos elementos
nuevos y muy valiosos se han introducido en ustedes."
Empezar el día por la mañana dando gracias, sin ceremonias, sin una
oración especifica, solo “Gracias Creador”, gracias por el día de ayer, por
el día de hoy y todo lo que traiga. Doy gracias por el gran regalo de haber
tenido a mi madre en casa en sus últimos días, de haber podido regresar
un poco del amor que ella me dio y que sembró en tanta gente, y doy
gracias a que dejo esta vida a mi lado. Igualmente doy gracias por haber
tenido mi infarto, porque ello me llevo a vivir las hermosas experiencias
derivadas del trasplante de corazón.
Los primeros tres meses de este año, padecí de dolores muy intensos en
mi columna vertebral. Eran tan dolorosos que no podía dormir, dolía estar
parado, sentado, acostado y los analgésicos no los aminoraban. Fue una
experiencia muy desgastante, difícil de atravesar, y sobre todo un enorme
reto. Fueron varias las ocasiones en que pregunte: “Creador, te pido que
me digas ¿qué lección esconde este dolor?, ¿Qué tengo que aprender de
esto? Por favor ensénamelo lo antes posible, ya quiero dejar atrás este
dolor. Me costó mucho el llegar al momento de agradecer ese dolor, a que
desde mi corazón agradecer algo que me provocaba tanto dolor.
Finalmente, después de pasar por varios exámenes y médicos, ocurrió el
milagro de que el universo me llevase a un medico que inmediatamente
hizo todo lo que era necesario para que me operasen en los siguientes tres
días. Fue un milagro y gran regalo para mí. La operación fue un éxito y Sali
a casa a los dos días, pero al estar en casa me llego otra lección, al
segundo día de estar ahí, me llego otro dolor que parecía un nuevo infarto.
Lo que me sucedió requirió la intervención de paramédicos, me llevaron al
hospital y encontraron que me ocurría una trombosis pulmonar. Como
decimos en mi país, “brinque del sartén a la olla”.
Aquí es donde viene el regalo, después de ese periodo intenso, de esos
fuertes dolores y de nuevo enfrentar a lo que parecía la muerte, ocurrió
que escribi mi primer libro. Lo publique y presente en el foro mas
importante de la región. Entonces me di cuenta que detrás del dolor estaba
la necesidad de parar mi vida y ponerme a escribir. El dolor fue el camino
para que naciera ese libro. Escribir me daba la opción de escapar de una
existencia de dolor físico. Y ahora agradezco a ese dolor, porque quizá
nunca me hubiese sentado a escribir ese libro y estas líneas que ahora me
dan un segundo milagro derivado del dolor.

Mi nueva oportunidad de vida me brinda la enseñanza de experimentar la


vida con una mayor conciencia. Nos preocupamos de morir quizá porque
no vivimos plenamente, solo pasamos flotando por la vida, sin entrar a
nuestro interior. Una de las razones por la que le lloramos a nuestros
muertos algunas ocasiones se presenta porque no aprovechamos
plenamente las oportunidades de gozarlos en vida. Como menciona el
dicho: “En vida hermano, en vida”. Y también por ahí dice, “no me lleves
flores cuando este muerto, llévamelas en vida”, para disfrutarlas juntos.

Hay algo que ha llegado con esta nueva oportunidad, y es descubrir que
no hay nadie, ni nada absoluto. No hay verdad absoluta, perdemos tanto
tiempo queriendo imponer nuestra “verdad”, alimentando nuestro ego.
Todo es evolutivo, la ciencia, las costumbres, los valores, y por otra parte
lo espiritual, las grandes tradiciones, cada una tienen una perspectiva de
una realidad propia. Ahora la misma ciencia nos habla de la existencia de
once o doce dimensiones, nos habla de que el concepto tiempo depende
de las variables tiempo-espacio-velocidad. Que envejecemos menos
mientras mas veloz viajemos. ¿Puedes creer eso? Que dos partículas que
se encuentran a grandes distancias pueden interactuar y compartir los
efectos de lo que lo que se la haga a una llegue a afectar a la otra. ¿No
suena esto medio místico? Que la realidad de un evento depende de la
existencia o no de un observador. Entonces, ¿mi realidad depende de lo
que observo o no observo? ¿Esto significa la posibilidad de diferentes
realidades para cada uno de nosotros?
La mayoría de los científicos al igual que los religiosos se han convertido
de repente en seres dogmáticos, no aceptan nada que no sea dentro de su
área de conocimiento, dentro de su marco de referencia. Afortunadamente
viene una nueva cepa de científicos, clérigos religiosos y lideres
espirituales con una actitud y corazón más abiertos a escuchar y
considerar conceptos diferentes. La ceremonia de nuestro matrimonio fue
oficiada por una persona maravillosa, un pastor cristiano. Lo que me
convenció de él principalmente, fueron su actitud y palabras. Me dijo,
“nuestra misión no debe consistir en construir iglesias más grandes,
nuestra iglesia debe de ser las calles, ahí donde mas se nos necesita. Y
debemos tener la humildad de aceptar las enseñanzas que otras filosofías
y religiones nos ofrecen para convertirnos en mejores seres humanos, no
importa cuales sean”.
Este es un gran ser, un hombre que con sus actos demuestra que las
enseñanzas en este caso de Jesús no están peleadas con las de Mahoma
o Buda. Como leí una ocasión, “Si en este mundo en vez de haber mas
cristianos y budistas, hubiera más Cristos y Budas, el mundo sería mucho
mejor”.
En lo personal creo que los dogmáticos de la ciencia y las religiones junto
a un gran grupo de intereses muy particulares han traído gran cantidad de
muertes y sufrimiento a este planeta. Y con todo mi corazón deseo que se
de el momento en que tanto la ciencia como la religión unan a los seres
humanos en un mundo donde sea la armonía, el amor, respeto y nuestras
cosas comunes las que nos lleven a dejar un mundo mejor a nuestros
descendientes. +
Las muertes de mi suegra y mi madre nos han enseñado y enfrentado a
cosas que jamás pensábamos. Fue una decisión muy grande la de cuando
se nos fue Adita, mi suegra. Aun contra nuestros conceptos apoyamos su
decisión, porque era ella y solo ella quien tenia el derecho a tomar lo que
ella consideraba más conveniente. Y después de haberlo hecho y
acompañarle hasta el último momento, agradecimos al Creador la
oportunidad de poder estar a su lado. Nuestro conocimiento sobre su bella
partida fue una vivencia que pocas personas en el mundo pueden tener.
Estar con mi madre igualmente, un hermoso acto de amor donde nos
permitieron estar con ella hasta el ultimo respiro, fue una enorme bendición
que se nos otorgó. Saber que ella partía en paz, en amor y a nuestro lado
no tiene precio. Fue un acto con tanto amor que me llena todo de solo
pensarlo. Agradezco muy seguido ese regalo tan enorme, además de
agradecer el haber tenido a esa madre amorosa y sobre todo alegre.
Como dije antes, siento un gozo enorme el saber que ella se graduó y que
ahora esta en un nivel muy superior. No me acompaña ni un gramo de
dolor, creo que fui preparado para ese momento, fue decidir agradecer y
no sufrir.

Pero también no todo ha sido rosas y colibríes, en un periodo de seis


semanas partieron dos de mis mas queridos amigos-hermanos, dos de mis
compadres, compañeros de batallas en nuestros tiempos de estudiantes y
posteriores, con quienes compartía un enorme cariño. El primero, Juan en
un accidente de motocicleta, muy repentino y doloroso. Si hubo mucho
dolor, la sorpresa de su partida repentina fue difícil. 17 días después mi
otro gran amigo Miguel, dándole batalla al cáncer, le acompañábamos
cuando podíamos, pidiendo que sanara, pero también pidiendo que
ocurriese lo mejor para su más alto bien. Dos dolorosas partidas en tan
corto tiempo, y después cuatro semanas más tarde, mi madre. Muy fuerte
la lección, muy fuerte el reto. Las partidas repentinas sacuden y
estremecen toda la existencia, nos cuesta digerir la idea. Ahora pasado
unos meses, sé que están en ese lugar tan especial. Han pasado la
prueba y se han graduado también a un nivel superior. Y ahora su amor,
cariño y todas las preciosas experiencias siguen vivas.

Si hiciese un análisis estadístico quizá estuviese en un percentil de alta


probabilidad, o será que dado que tengo tantos familiares, amigos y
conocidos es que la presencia de la muerte ha estado muy presente en los
últimos tiempos. O quizá sea que mi enfoque se haya dirigido a observar
mas de cerca estos acontecimientos. Pero esto me lleva a confirmar que la
muerte es parte arte de la vida misma, o una fase mas de ella. Tal vez se
deba a que al escribir estos textos mi atención reconozca mas
rápidamente los eventos de muerte de mi alrededor.
Me pregunto como puedo ser de servicio a aquellos que se están yendo o
a aquellos que se quedan sin sus seres queridos. Quisiera asegurarle a
cada uno que ellos están bien, que quizá estén mejor de como estaban en
este plano. Y a quienes se ya se van, tengan la seguridad que llegan a un
plano hermoso, de paz. Quiero que mis experiencias den calma y
seguridad a todo aquel que este sufriendo por la pronta partida o por la de
alguien amado.
Puedo decirte mi querido lector, que así es. ¿Como explicar que son
nuestras ataduras y apegos los que nos llevan al sufrimiento? ¿Como
explicarle a quien sufre que es a nuestra propia alma, a nuestro propio
interior el que tenemos que sanar? Cuando nuestro interior se encuentra
en paz, el exterior se enfrenta con mayor facilidad. Tenemos la fortaleza de
contrarrestar los golpes que los eventos nos dan. Es como el ir al gimnasio
y fortalecer nuestros músculos, cada vez se podrá levantar mayor peso.
Asimismo, cuando trabajamos en nuestro gimnasio interior, los músculos
emocionales y espirituales se irán fortaleciendo, y esto a su vez nos
permitirá resistir cargas emocionales mas pesadas.
Para quienes no desean incursionar en la aventura espiritual, en lo
personal me encanta la explicación científica sobre la posibilidad de los
multiversos o de las dimensiones múltiples. ¿O de que manera se puede
explicar los eventos de recibir información de familiares o antepasados
fallecidos? ¿Como explicar los hechos demostrados de la reencarnación?
El concepto de atravesar o tener la forma de entrar a otra dimensión es
fascinante, y parece ser que solo logramos esa capacidad en los
momentos en que estamos cercanos a la muerte o la atravesamos. Y
puede ser posible que nuestros seres tengan la llave para cruzar esas
dimensiones.
También se que se logra mas fácilmente ese estado o capacidad cuando
nuestro espíritu o interior esta en paz. Cuando hemos perdonado y nos
hemos perdonado, cuando hemos logrado soltar los rencores que hemos
cargado como costal de piedras de esta vida. Cuando hemos sanado
todos los dolores y sufrimientos que hemos depositado en nuestro banco
del sufrimiento.
Perdonar y perdonarnos no se logra en un instante, pero si empezamos a
hacer lo que el caso requiere, cuando nos enfrentemos a la muerte, será
menos carga la que llevemos. Tal vez como la balanza del dios egipcio
Anubis, pondrán en un platillo toda la carga emocional que traemos encima
para determinar hacia donde vamos. Por cierto, los egipcios lo definían
como el corazón de la persona que partía.
Guardar rencores y tener resentimiento, como me decía mi padrino, es
tomar veneno y esperar que le haga daño a la otra persona. Esto
lógicamente suena estúpido. Entonces, ¿para qué tomarnos ese veneno?
¿Qué caso tiene envenenar nuestra alma con eventos del pasado?
¿Por qué cargar con el arrepentimiento de no haber hecho las paces con
nuestros seres cercanos? ¿porque no aprovechar el presente
compartiendo el tiempo posible con ellos? Dicen que cuando nos morimos,
en ninguna lapida pondrán “nunca falto al trabajo”, “empleado ejemplar”,
“siempre siguió las reglas”, “despilfarro su tiempo en cosas vanas” o
“siempre impuso su razón”.
Si la o las personas con las cuales no has logrado sanar tu relación
escribieran un libro de tu biografía, ¿Qué dirían? ¿Te daría tranquilidad
leerlo? Lo más probable es que no sea así. Entonces haz lo posible en
buscar la armonía con esa o esas personas. Si físicamente es imposible, o
si ellos no te lo permiten, te sugiero llevar a cabo una ceremonia de Ho’
ponopono. Esta es una hermosa practica originaria de las islas de Hawaii,
y es una ceremonia de reconciliación y perdón que involucra el expresar el
arrepentimiento, pedir perdón, dar gracias y muy importante expresar
amor, para poder sanar y transformar relaciones. Su objetivo es brindar
sanación, comprensión y conexión interior y con la otra persona. Ayuda a
restaurar la armonía dentro de nuestro espíritu y el de los otros. Puedes
considerarlo como un elemento de sanación maravilloso, donde el
practicante es responsable de sus propios sentimientos, emociones y
experiencias de vida.
Usualmente se resume en estas cuatro frases:
1. Lo siento
2. Por favor perdóname
3. Gracias
4. Te amo
Para hacer este ejercicio no necesitas tener físicamente frente a ti a la
persona de quien se trata el resentimiento, solo tendrás que primero que
nada llevar a cabo el ejercicio con plena conciencia y hacerlo con el
corazón abierto, con un sentido de humildad. Y si así lo deseas podrás
encontrar un gran numero de sesiones guiadas en YouTube sin costo
alguno.

Aprovechare aquí una muy dura experiencia de la que vivi de cerca.


Colabore con uno de mis mas grandes amigos, quien valga decir era un
gran hombre en todos los sentidos de la palabra. Era un hombre grande
físicamente, pero un hombre mas grande interiormente. Un hombre con un
corazón como pocas personas he conocido en mi vida, un amigo que gano
mi mayor admiración. Puro y transparente como el solo. Le llamare Ernie
para este caso.
Sucedió que estuvimos colaborando en apoyar la empresa familiar,
resolvimos juntos ciertas necesidades técnicas y logísticas de la empresa.
Al estar dentro de dicha empresa, el descubrió que una persona estaba
llevando a cabo malos manejos. Mi amigo con la experiencia que da la
vida, pronto lo noto, y se atrevió a comentarlo con su hermano, pues quien
hacía las fechorías era el sobrino, hijo de dicho hermano. Tal confesión
trajo un disgusto y distanciamiento entre los hermanos, y mi amigo Ernie
tuvo que salir de la empresa. De ahí se dio cuenta de muchas otras cosas
que estaban mal. A semanas de ello, mi amigo Ernie fallece asesinado, lo
cual fue muy doloroso para todos los que estábamos cercanos a él.
Con la gran culpabilidad a cuestas, el hermano se da cuenta de que lo
que le dijo Ernie era verdad, y enfrenta al hijo. El muchacho después de
esto con el gran conflicto interior que esto significaba, tomo la decisión de
suicidarse. Imagina la carga emocional que dejo este evento, imagina la
gran culpabilidad que trajo.
Aquí ocurrieron varias muertes (otras mas en el curso de este caso), pero
el hermano nunca tuvo la oportunidad de pedir perdón. La carga de la
culpabilidad debe ser una con muchísimo peso, una que debe resquebrajar
la paz interior de cualquier persona.
En la tradición budista se habla del karma, donde se considera como una
Ley Universal de Causa y Efecto. En la practica quiere decir que cada acto
que cometemos trae consigo una consecuencia concreta. El karma
determina que cada ser humano somos responsables de nuestros propios
actos, entonces personalmente escogemos en hacer el bien o el mal, y en
función de dichas decisiones resultaran las consecuencias que de ellos
deriven.
Al igual que en la Física, en lo concerniente a Causa y Efecto, esta ley
dice: “a toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud en
sentido contrario”. Entonces equiparando con la ley del karma, si llevamos
acciones de amor y positivas, entonces tendremos resultados igualmente
de amor y positivos. La reacción a nuestros actos se dirigirá hacia nosotros
mismos. Por lo mismo un acto positivo de nuestra parte hará su debida
acción.
Aquí podemos unir la practica hawaiana del Ho’ponopono con el
conocimiento budista del karma para poder sanar nuestro presente de los
actos cometidos en el pasado y claro también los del presente. Así nos
damos la oportunidad de lograr nuestra paz interior con cada practica que
llevemos a cabo, preparándonos para despedirnos de este plano con una
menor carga espiritual y emocional. También en el caso de que se nos
adelanta una persona con la que no pudimos resolver un tema en vida,
podemos hacer con plena conciencia la ceremonia de Ho’ponopono, para
resolver lo que a nosotros nos compete. Un acto de perdón sanara la
necesidad de nuestro espíritu de lograr sanar nuestra relación con
nuestros seres amados que han partido.
Cuatro Enseñanzas
CUATRO ENSENANZAS ESPIRITUALES DE LA INDIA
(Que podemos aplicar a la enseñanza de la muerte)

La primera dice: “La persona que llega es la persona correcta”, Es decir


que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que
nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para
hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice: “Lo que sucede es la única cosa que podía haber
sucedido” Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en
nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más
insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa…hubiese sucedido
tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo
que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas
son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no
quieran aceptarlo.

La tercera dice: “En cualquier momento que comience es el momento


correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después.
Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras
vidas, es allí cuándo comenzará.

Y la cuarta y última: “Cuando algo termina, termina”. Simplemente así. Si


algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es
mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa
experiencia. Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto
llegue a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender
que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.
Rumi
RUMI

Mevlana Jalal ad- Din Muhamad Rumi, fue un sabio espiritual conocido
de diferentes maneras: Mevlana, que significa erudito o gran maestro, y
Rumi, que es el nombre que él adoptó en Konya, Turquía.

Poeta, erudito, teólogo, maestro y filósofo islámico de origen persa, nació


en Vajl, actual Afganistán, en 1207. Este ilustre hombre protagonizó una
transfiguración personal hacia la comprensión del amor mismo como
fuente de todo lo creado.

La enseñanza de Rumi tiene una esencia que está relacionada con la


búsqueda de la belleza en la naturaleza divina original. El sufismo es
inherente a esta naturaleza. Los textos de Rumi son considerados obras
fundamentales del sufismo. Sus poemas se han traducido a numerosos
idiomas. En Estados Unidos, su obra supera los cuatro mil versos y la
reproducción de ellos, se multiplica y disemina por el recibimiento tan
apasionado de sus lectores. Un interés que crece cada día en el mundo no
islámico. En lo personal siento que Rumi no pertenece al Islam, Rumim
pertenece a la humanidad entera.

Sus poemas son diariamente leídos en los países de habla persa como
Irán, Afganistán y Tayikistán y han sido ampliamente traducidos a varios
idiomas alrededor del mundo. Después de su muerte, sus seguidores
fundaron la orden sufí Mevleví, más conocidos como los "Derviches
Giróvagos", ya que realizan una meditación en movimiento llamada
"Semá" donde hombres, y ya actualmente mujeres, giran sobre sí mismos
acompañados por flautas y tambores, en un viaje místico a través de la
mente y el amor hacia la perfección.
Rumi, es la palabra del amor, la enseñanza sencilla y pura, sin
complicaciones. Como gran maestro espiritual, nos dejó el siguiente
poema sobre la muerte:
Cuando muera…
Cuando mi ataúd sea llevado,
no debes pensar jamás que extrañaré este mundo…
No derrames lágrimas, no lo lamentes o te sientas mal.
No estoy descendiendo a un monstruoso abismo.
Cuando veas, que mi cuerpo sea transportado… no llores mi partida.
Yo no parto, estoy llegando al Amor Eterno.
Cuando me dejes en la tumba, no digas adiós.
Recuerda que una tumba, es solo un telón antes del paraíso.
Solo me verás, descendiendo en una tumba.
Ahora, aguarda mi ascenso.
¿Cómo puede haber un final, cuando el sol se pone o la luna desciende?
Parece el final. Se parece a un atardecer, pero en realidad, es un
amanecer.
Cuando la tumba te encierre, es cuando tu alma se libera.
¿Has visto alguna vez, la caída de una semilla en la tierra,
y no crecer con una nueva vida?
¿Por qué dudaría del crecimiento de una semilla llamada humano?
¿Has visto alguna vez, bajar un cubo en un aljibe, y volver vacío?
¿Por qué lamentarse por un alma, cuando ésta puede regresar como José
desde el aljibe?
Cuando por última vez tu boca se cierre…
Tus palabras y tu alma pertenecerán al mundo sin lugar ni tiempo.

Agrego, una pocas de sus bellas reflexiones sobre el proceso de la muerte:

Cuando vamos a morir, dejamos todo lo que tenemos y tomamos todo lo


que somos”
“Cuando el alma abandona el cuerpo, entra en un nuevo mundo de luz y
amor”
“La muerte es un velo que nos separa del mundo físico, pero no es el final”
“La muerte es una graduación”
"La muerte no es lo opuesto a la vida, sino una parte de ella".
“La muerte es un regalo para nosotros, pero no siempre lo entendemos”
“La muerte nos es el final, es solo el comienzo de un nuevo viaje”
“La muerte es un paso de una vida a otra”
“La muerte es un recordatorio de que solo estaremos aquí por un corto
tiempo”
“La muerte nos es algo que deba temerse, sino abrazarse”
“La muerte es el momento en que nos liberamos de las limitaciones del
cuerpo físico”
“La muerte es la rendición definitiva”
“La muerte no es apagar la luz, sino apagar la lámpara porque ha llegado
el alba”

RUMI
Oracion de San Francisco
Oración de San Francisco de Asís

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:


donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Oh, Maestro, que no busque yo tanto


ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.

Porque dando se recibe,


olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.

Amén.
Oración de Transición
ORACION DE TRANSICION

Con amor para mi querida Adita.


(Nuestras últimas palabras)

Dios mío
Ahora que me encuentro ante la entrada de este bello túnel de luz,
Ahora que dejare este mundo.
Dame la fortaleza para calmar mis temores.

Mi Creador, sé que cuando me vaya no concluirá mi presencia,


sé que continuare viviendo en tu reino, tu mente y tu espíritu.
Asimismo viviré en los corazones de aquellos que amo y he amado, mis hijos, mis nietos,
familia y todos aquellos que tocaron mi corazón y de aquellos que toqué el suyo.

Mi corazón se encuentra inquieto de dejar a esos que amo, Señor. Pero también se, que
con tu compañía se tranquilizará.
Sana Creador mi corazón, todo lo que tenga que sanar.
Sana y consuela también sus corazones, para que sepan que estamos unidos para siempre
a través de tu Poder y del Amor, los que son mucho más grandes que el poder de la
muerte.

Porque tu regazo Creador es el regazo de la vida, de la eternidad.


Dios mío, en este momento rindo mi cuerpo ante ti, me rindo en una entrega amorosa y
armoniosa.
Ahora que el Arca del Destino me llama a casa, por favor acompáñame para ir en Paz,
mi Creador, ayúdame en este proceso.

Envíame al Ángel de la Trascendencia ahora que es el momento. Permíteme sentir su


ternura, ahora que dejo este plano y entro al siguiente.
Permíteme pasar de la oscuridad de la enfermedad, a la Luz de tu reino. Dejar este
cuerpo material, por uno de luz.

Permíteme sentir el Amor Divino.


Y por favor dame Paz y Confort.
Sentir completamente tu Luz, ahora mientras enfrento mis temores y dolores.
Que mi familia y amigos también gocen lo mismo.
Nuestro Amor es más grande que la muerte. Nuestros lazos son eternos.
Porque tú eres el Poder, la Gloria y el Amor. Estas en mí, como Yo estoy en ti.

Ahora ante el último saque en este partido de la vida, veo que ha sido un excelente juego.
Ahora paso a la Gran Final.

Gracias Creador, por lo que ha sido


Gracias Creador, por lo que será.
Perdona mis errores, Revélame tu luz.
Bendice a mi familia, cuida de ellos.
Llévame a casa
Me rindo ante ti por voluntad propia.
No temo más, pues Tú estás conmigo.
Gracias Creador
Gracias Creador
Amen
Las Etapas del Duelo
LAS ETAPAS DEL DUELO
RECUPERACION
El Último Viaje
El último viaje

El último viaje llega sin avisarnos, sin prepararnos, sin decidirlo. A veces
no nos permite ni despedirnos y nos vamos sin un adiós, sin un abrazo, sin
un te amo, sin un perdóname. Mientras vivimos, realizamos tantos viajes y
hacemos tantos planes, pero nunca pensamos en ése… que llega cuando
menos lo esperamos y como un ladrón nos transporta a otro plano.

Es como un rapto que deja una estela de dolor y llanto, es inexplicable y


lleno de asombro, cuesta creerlo porque parece una mentira y es una
lucha para los nuestros poder aceptarlo porque duele tanto, que hasta
respirar se hace difícil.

Nunca pensamos que en cualquier instante podemos perder la vida y la


desperdiciamos corriendo tras muchas cosas, acumulando bienes y
apegándonos a todo, cuando sabemos que nada nos llevaremos. A veces,
salimos de casa dando un portazo sin pensar que quizás, ese sea nuestro
último adiós y será el último recuerdo que dejaremos. Pero así es como
vivimos: «inconscientes”.

Ver morir a tanta gente a mi alrededor, me ha hecho reflexionar sobre este


tema y al observar mi vida, puedo ver que mi vida es solo un eco lejano,
que se ha ido gastando y solo es un cuarto lo que me queda, pero ¿cómo
puedo saberlo?

Si el tren de regreso, solo te recoge sin avisarte. No le importa si estás


dormido, si estás despierto, si estás desnudo o si estás vestido, si estás o
no estás listo, solo llega… y con él, te lleva. Y me doy cuenta.
Cuánto tiempo he perdido postergando cosas que quiero hacer, esperando
el mejor momento, pero ¿cuál es el mejor momento? Me pregunto. Y
descubro que éste es el mejor momento, el único que existe y el único en
que puedo ser y actuar.

Y decido que, a partir de hoy, quiero vivir mi presente y dejar de postergar


las cosas, porque este momento es el único seguro y lo viviré día a día,
como si fuera el último. Para comenzar, hoy quiero agradecer por tantas
cosas y quiero darles las gracias ya, a todas las personas que forman
parte de mi historia; han sido como especies alimenticias que le han dado
sabor a mi vida, sin la presencia de ustedes, sería insípida y vacía y quiero
que se den cuenta de la importancia y el valor que tienen.

Todos los días quiero agradecer al gran espíritu por todo lo vivido, por todo
lo aprendido, por todas mis fallas y, sobre todo, porque he amado, porque
amar, es lo único que me ha llenado, ya que, para amar, fuimos creados.

Quiero saldar cuentas con la vida, quiero perdonar y pedir perdón por
todos mis errores, soltar y dejar ir todas mis ataduras y así, como Amado
Nervo, poder decir: «Vida, nada te debo, vida, estamos en paz».

Entonces estaré listo para tomar ese último viaje, sin miedo ni culpa.

El mejor regalo que podemos darnos es hacernos conscientes de lo que


pensamos, decimos y hacemos. ¿Cuánto vale un conversar y enmendar a
tiempo? Un abrazo, a tiempo, un te amo, a tiempo. Un, estoy aquí, a
tiempo, sin orgullos, sin máscaras, sin esconder nada o ir por la vida sin
dar importancia a lo que sentimos o lo que sienten los demás.

Te invito a que hagas una pausa y pienses como deseas que sea tu último
viaje, analiza cómo ha sido tu vida hasta el día de hoy y cómo quieres que
sea de aquí en adelante. Pero lo más importante empieza a vivir
intensamente la vida a partir de hoy para que cuando sea tu último viaje no
le debas ni te deba nada la vida.

No esperes ese último minuto, que a veces no existe, ni sabemos si


llegará. Expresa ahora lo que sientes, no sea que después sea muy tarde.
Lo único que nos llevamos es el amor que dimos. La vida es corta y nadie
la vivirá por ti.

En honor al Autor desconocido

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