Resumen 2
Resumen 2
Resumen 2
D’Annunzio, era un hombre gordo, enano, fornido, era feo… pero con su voz
armoniosa, relajada, las palabras que utilizaba, simplemente con eso podía
conquistar a quien fuera.
Los hombres somos débiles a lo físico, a lo visual. Las mujeres son débiles al
lenguaje y las palabras.
El método libertino nos explica que, para ser un consumado seductor, debemos
ampliar nuestro vocabulario enriqueciéndolo con palabras seductoras, sugerentes,
sensuales. Una de las características del libertino, es que es halagador, es muy
buen adulador. Si queremos utilizar este método, hay que causar confusión
emocional, actuar como la serpiente que sedujo a Eva para que entrará en
tentación y probara el fruto prohibido.
Recuerda, para este método no importa lo que digas, sino: como lo digas, la
forma en la que te expresas siempre debería ser extravagante, voz suave,
entonada, armoniosa y utilizar palabras sugerentes.
Cuanto menos se den cuenta de lo que dices, y más de lo que las haces
sentir, mayor será tu efecto.
Un pequeño dato, que puede ser real, afirma que el secreto de esta personalidad
libertina está en su enorme deseo por la sexualidad, tanto deseo resalta, se forma
un tipo de belleza y se transforma en algo más llamativo.
Una mujer puede aburrirse, una mujer puede desear lo que un hombre desea
(solo sexo de un momento), sin embargo, la sociedad como siempre ha impuesto
sus reglas, imponiendo el estereotipo de que la mujer debe existir para casarse,
para ser una persona recta de la sociedad. Así que un hombre que solo busque
seducir a una mujer, que deseé a una mujer, un deseo tan fuerte que no se podría
negar, algo de un momento… eso puede funcionar. Sobre todo, con las presas
fáciles: mujeres con relaciones aburridas.
Para esta personalidad, hay que tomar en cuenta que debemos de ser hombres
que transmitan oscuridad y riesgo.
Al libertino no le preocupa ser ignorado o que se presenten obstáculos frente a su
seducción, al contrario: le gusta que existan obstáculos. Incluso: para una
seducción exitosa, deben de presentarse obstáculos.
No le importa lo que piensen los demás, la personalidad del libertino es
descarada, sarcástico e ingenioso. Jamás te preocupes por excederte, la esencia
del libertino es llegar más lejos que nadie más.
A las mujeres les puede resultar atractivo esta fama, de seductor, de que no hay
mujer que se resista a mí, así que: no hay que restarle importancia a mí fama, al
contrario: hay que mostrarla y pulirla.
En este método es imposible lidiar de alguna forma con la envidia de la gente, así
que: solo hay que aceptar la envidia como parte de mi vestuario, no intentar
defenderme, sufrir los ataques con dignidad.
El amante ideal