FOTOSÍNTESIS
FOTOSÍNTESIS
FOTOSÍNTESIS
¿Qué es la fotosíntesis?
La fotosíntesis es el proceso bioquímico mediante el cual las plantas, las algas y las
bacterias fotosintéticas convierten materia inorgánica (dióxido de carbono y agua) en
materia orgánica (azúcares), aprovechando la energía proveniente de la luz solar. Este es el
principal mecanismo de nutrición de todos los organismos autótrofos que poseen clorofila,
que es el pigmento esencial para el proceso fotosintético.
La fotosíntesis constituye uno de los mecanismos bioquímicos más importantes del planeta
ya que implica la fabricación de nutrientes orgánicos que almacenan la energía lumínica
proveniente del Sol en distintas moléculas útiles (carbohidratos). De hecho, el nombre de
este proceso proviene de las voces griegas foto, “luz”, y synthesis, “composición”.
El proceso de fotosíntesis es fundamental para el ecosistema y para la vida tal y como los
conocemos, dado que permite la creación y circulación de la materia orgánica y la fijación
de materia inorgánica. Además, durante la fotosíntesis oxigénica se produce el oxígeno que
necesita la mayor parte de los seres vivos para su respiración.
Tipos de fotosíntesis:
Se pueden distinguir dos tipos de fotosíntesis, en función de las sustancias utilizadas por el
organismo para llevar a cabo la reacción:
Fases de la fotosíntesis
La fotosíntesis como proceso químico ocurre en dos etapas diferenciadas: la etapa
luminosa (o lumínica) y la etapa oscura, llamadas así porque solo en la primera interviene
directamente la presencia de luz solar (lo cual no significa que la segunda ocurra
necesariamente en la oscuridad).
Importancia de la fotosíntesis
La fotosíntesis es un proceso vital y central en la biosfera debido a múltiples razones. La
primera y más evidente es que produce oxígeno (O2), un gas indispensable para la
respiración tanto en el agua como en el aire. Sin plantas, la mayoría de los seres vivos
(incluyendo el ser humano) sencillamente no podrían sobrevivir.
Por otro lado, al absorberlo del medio circundante, las plantas fijan el dióxido de carbono
(CO2) convirtiéndolo en materia orgánica. Este gas, que exhalamos al respirar, es
potencialmente tóxico si no se mantiene dentro de ciertos límites.
Debido a que las plantas utilizan el dióxido de carbono para fabricar su propio alimento, la
disminución de la vida vegetal en el planeta incide en el aumento de este gas en la
atmósfera, donde funciona como un agente del calentamiento global. Por ejemplo, el CO2
actúa como un gas de efecto invernadero, impidiendo que el exceso de calor que llega a la
Tierra se irradie hacia afuera de la atmósfera. Se estima que cada año los organismos
fotosintéticos fijan como sustancias orgánicas alrededor de 100.000 millones de toneladas
de carbono.