El Cuervo

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EL CUERVO, de E A Poe (1845)

(publicado en E A Poe “Narraciones


Extraordinarias”, Ed. Mexicanos unidos, México
DF, 1978)

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,


mientras débil y cansado, en tristes reflexiones
embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de
olvidada ciencia, cabeceando. casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran.
tocaran a la puerta de mi cuarto.
"Es -dije musitando.. un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más."

¡Ah! aquel lúcido recuerdo


De un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí
ya sin nombre, para siempre.

Yel crujir triste, vago, escalofriante


de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
"Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más."

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,


y ya sin titubeos:
"Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía."
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura permanecí


largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando
sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás
a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y
la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: "¿Leonora? "
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: " ¡Leonora! "
Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
"Ciertamente -me dije-, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el
silencio, y así penetrar pueda en el misterio."
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,


y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos,
sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano


cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
"Aún con tu cresta cercenada y mocha -le dije-,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador,
evadido de la ribera nocturna
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche
Plutónica! "
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado


pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta,
poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: "Nunca más."

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno


busto, las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
y entonces yo me dije, apenas murmurando:
"Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como-me: abandonaron mis esperanzas."
y entonces dijo el pájaro: "Nunca más."

Sobrecogido al romper el silencio


tan idóneas palabras,
"sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta
que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de "Nunca, nunca más."

Mas el Cuervo arrancó todavía


de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: "Nunca más"

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,


frente al ave cuyos ojos, como tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay! , nunca más!

Entonces me pareció que el aire


se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. "
¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora! "
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

"¡Profeta! -exclamé-, ¡cosa diabólica!


¡-Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro! "
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

"¡Profeta! -exclamé-, ¡cosa diabólica!


¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
por ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora! "
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."

" ¡Sea esa palabra vuestra señal de partida


pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso-
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la nochePlutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu. pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Yel Cuervo dijo: "Nunca más."

Yel Cuervo nunca emprendió el vuelo.


Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas,
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo.
no podrá liberarse. ¡Nunca más!
The raven (1845)
By Edgar Allan Poe
Once upon a midnight dreary, while I
pondered, weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of
forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly
there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at
my chamber door.
"'Tis some visitor," I muttered, "tapping at my
chamber door,
Only this and nothing more."
Ah, distinctly I remember it was in the bleak
December,
And each separate dying ember wrought its
ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow; vainly I had
sought to borrow
From my books surcease of sorrow, sorrow
for the lost Lenore,
For the rare and radiant maiden whom the
angels name Lenore,
Nameless here for evermore.
And the silken sad uncertain rustling of each
purple curtain
Thrilled me, filled me with fantastic terrors
never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I
stood repeating
"'Tis some visitor entreating entrance at my
chamber door,
Some late visitor entreating entrance at my
chamber door;
This it is and nothing more."
Presently my soul grew stronger; hesitating
then no longer,
"Sir," said I, "or Madam, truly your
forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently
you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at
my chamber door,
That I scarce was sure I heard you", here I
opened wide the door,
Darkness there and nothing more.
Deep into that darkness peering, long I stood
there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortals ever
dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the
stillness gave no token,
And the only word there spoken was the
whispered word, "Lenore?"
This I whispered, and an echo murmured
back the word, "Lenore!",
Merely this and nothing more.
Back into the chamber turning, all my soul
within me burning,
Soon again I heard a tapping something
louder than before.
"Surely," said I, "surely that is something at
my window lattice;
Let me see, then, what thereat is and this
mystery explore,
Let my heart be still a moment and this
mystery explore;
'Tis the wind and nothing more."
Open here I flung the shutter, when, with
many a flirt and flutter,
In there stepped a stately Raven of the
saintly days of yore.
Not the least obeisance made he; not a
minute stopped or stayed he,
But, with mien of lord or lady, perched above
my chamber door,
Perched upon a bust of Pallas just above my
chamber door,
Perched, and sat, and nothing more.
Then the ebony bird beguiling my sad fancy
into smiling,
By the grave and stern decorum of the
countenance it wore,
"Though thy crest be shorn and shaven,
thou," I said, "art sure no craven,
Ghastly grim and ancient Raven wandering
from the Nightly shore,
Tell me what thy lordly name is on the
Night's Plutonian shore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."
Much I marvelled this ungainly fowl to hear
discourse so plainly,
Though its answer little meaning, little
relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living
human being
Ever yet was blessed with seeing bird above
his chamber door,
Bird or beast upon the sculptured bust above
his chamber door,
With such name as "Nevermore."
But the Raven, sitting lonely on that placid
bust, spoke only
That one word, as if its soul in that one word
he did outpour
Nothing farther then he uttered; not a feather
then he fluttered,
Till I scarcely more than muttered: "Other
friends have flown before,
On the morrow he will leave me, as my
Hopes have flown before."
Then the bird said "Nevermore."
Startled at the stillness broken by reply so
aptly spoken,
"Doubtless," said I, "what it utters is its only
stock and store,
Caught from some unhappy master whom
unmerciful Disaster
Followed fast and followed faster till his
songs one burden bore,
Till the dirges of his Hope that melancholy
burden bore
Of 'Never, nevermore.'"
But the Raven still beguiling all my sad soul
into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front
of bird and bust and door;
Then, upon the velvet sinking, I betook
myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous
bird of yore,
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt, and
ominous bird of yore
Meant in croaking "Nevermore."
This I sat engaged in guessing, but no
syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into
my bosom's core;
This and more I sat divining, with my head at
ease reclining
On the cushion's velvet lining that the lamp-
light gloated o'er,
But whose velvet violet lining with the lamp-
light gloating o'er
She shall press, ah, nevermore!
Then, methought, the air grew denser,
perfumed from an unseen censer
Swung by Seraphim whose foot-falls tinkled
on the tufted floor.
"Wretch," I cried, "thy God hath lent thee, by
these angels he hath sent thee
Respite, respite and nepenthe from thy
memories of Lenore!
Quaff, oh quaff this kind nepenthe and forget
this lost Lenore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."
"Prophet!" said I, "thing of evil! prophet still, if
bird or devil!
Whether Tempter sent, or whether tempest
tossed thee here ashore,
Desolate, yet all undaunted, on this desert
land enchanted,
On this home by Horror haunted, tell me
truly, I implore,
Is there... is there balm in Gilead? tell me, tell
me, I implore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."
"Prophet!" said I, "thing of evil! prophet still, if
bird or devil!
By that Heaven that bends above us, by that
God we both adore,
Tell this soul with sorrow laden if, within the
distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the
angels name Lenore,
Clasp a rare and radiant maiden whom the
angels name Lenore."
Quoth the Raven, "Nevermore."
"Be that our sign of parting, bird or fiend!" I
shrieked, upstarting,
"Get thee back into the tempest and the
Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie
thy soul has spoken!
Leave my loneliness unbroken! quit the bust
above my door!
Take thy beak from out my heart, and take
thy form from off my door!"
Quoth the Raven, "Nevermore."
And the Raven, never flitting, still is sitting,
still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my
chamber door;
And his eyes have all the seeming of a
demon's that is dreaming
And the lamp-light o'er him streaming throws
his shadows on the floor;
And my soul from out that shadow that lies
floating on the floor
Shall be lifted... nevermore

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