Las 4 Fases de La Psicoterapia

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Las 4 fases de la psicoterapia,

descritas y resumidas
El proceso psicoterapéutico empieza cuando el paciente contacta
con el terapeuta, y finaliza cuando se da la conclusión de la
terapia. Aunque hay discrepancias entre manuales, las
fases de la psicoterapia son, fundamentalmente, estas:

 Evaluación y orientación
 Explicación de las hipótesis diagnósticas
 Tratamiento
 Finalización de la terapia (conclusión y seguimiento)

La duración de las dos primeras etapas suele ser breve,


comprendiendo, a lo sumo, tres sesiones en total . Sin embargo,
el tratamiento en sí y la etapa de finalización de la
psicoterapia puede variar en duración, dado que cada
persona es única y, también, lo es la terapia que se le
aplica.

Entre los factores que influyen en la duración y cómo se da


la terapia podemos encontrar:

 Haber recibido terapia previa.


 Iniciar terapia con un nuevo terapeuta o iniciarla con uno
ya conocido.
 El problema psicológico a tratar.
 Si existe un trastorno mental y la gravedad de sus
síntomas.
 Si quien recibe la terapia es un individuo, una pareja, un
grupo, una familia...
 El método y enfoque psicoterapéutico aplicado por el
profesional.

En cuanto a la frecuencia de las sesiones, esta viene dada


por el caso concreto. Por norma general, las primeras
sesiones de la terapia suelen tener una frecuencia de visitas
semanal. Se prefiere así para que el paciente pueda
reflexionar y aplicar los aprendizajes realizados en la etapa
de tratamiento. En caso de que se diera una mayor
frecuencia de las sesiones, más de una a la semana, sería
un tanto innecesario porque no aceleraría el proceso
terapéutico. Estas sesiones duran, de media, unos 45 a 50
minutos.

1. Evaluación y orientación
La primera fase es la de evaluación y orientación. En esta,
paciente y terapeuta establecen el primer contacto, en el
que se empieza a construir la alianza terapéutica . Es decir, es
el inicio de la psicoterapia propiamente dicha, aunque no
de la acción terapéutica en sí. Aquí, el psicólogo trata de
recopilar la máxima información posible acerca del
paciente, para así ir conceptualizando la problemática que
le preocupa.

Esta parte de la terapia puede ser una situación incómoda


tanto para el profesional como para el cliente. Esto es
normal, dado que, por el lado del paciente, implica conocer a
alguien nuevo, abrirse a alguien que, aún sabiendo que es un
profesional, no deja de ser un desconocido . Por el otro lado,
esta situación tampoco es cómoda para el psicólogo, dado
que implica decidir si puede tratar, o no, al paciente, o
tendrá que derivarlo.

Cabe destacar que la primera impresión por parte del


paciente puede determinar muchos aspectos de la
psicoterapia. De hecho, la forma en cómo se dé la toma de
contacto puede hacer que se siga adelante con el proceso
terapéutico o, en caso contrario, arruinarlo nada más
empezar. De acuerdo con investigaciones, tras la primera
entrevista psicoterapéutica, entre el 15 y el 17% de los pacientes
no van a la primera sesión , y cerca del 30% abandonan
después de la primera o segunda sesión.

En caso de que el paciente sí venga, el psicólogo


determina si considera que la psicoterapia es adecuada o
no. Es aquí cuando se puede observar cuál es la motivación
del paciente. Aunque pueda ser extraño, hay veces que el
paciente se niega a ver sus problemas y, por tanto, no es
favorable al cambio. Esto puede ocurrir si se trata de un
niño o adolescente obligado por sus padres o una persona
presionada por alguien cercano.

En la toma de contacto, el paciente dispone de total libertad


para preguntarle al terapeuta sobre todo aquello que quiera saber :
enfoque terapéutico, primera idea diagnóstica de su
problema, experiencia con personas con su mismo
problema, competencias psicodiagnósticas...
Si el psicólogo considera que el problema que refiere el
paciente está dentro de sus capacidades y competencias
diagnósticas, se procede a firmar el contrato por el cual
empezará a prestar sus servicios.

Además, aprovechará también para administrar pruebas


diagnósticas con la intención de tener una idea más precisa de lo
que le pasa al paciente . Se pueden aplicar cuestionarios de
personalidad, de inteligencia, de psicopatología o los que
pertoquen en función de la problemática que el paciente ha
referido.

2. Explicación de las hipótesis


Una vez superada la primera parte de la psicoterapia, esto
es, la toma de contacto y evaluación, se procede a la
explicación de las hipótesis diagnósticas. Esta fase es
breve, durando normalmente una sesión.

El psicólogo, en base a la información obtenida en la fase previa,


presenta al paciente su idea de lo que realmente le sucede , qué
posibles causas pueden estar detrás de la problemática en
cuestión y cómo se deberían trabajar. Es decir, se ha
conceptualizado el problema del paciente y se ha traducido
en un lenguaje psicológico. Es en este punto, siempre y
cuando la consciencia del paciente lo permita, que se
decide sobre qué aspecto se va a trabajar a lo largo de la
psicoterapia.
3. Finalización de la terapia
Las dos fases anteriores están pensadas para asentar unos
buenos cimientos para esta tercera fase, es decir, el
tratamiento. Aquí es donde ocurrirá el progreso y la mejora del
paciente, y es la parte fundamental de la psicoterapia , a la vez
que la más difícil. Es durante esta fase que el profesional
demostrará sus capacidades técnicas en el tratamiento de
problemas psicológicos.

La intención de esta fase es la de hacer que el paciente


mejore significativamente con el paso de las sesiones.
Aquí se trabajará lo que se haya evaluado en las fases
anteriores, haciendo que el paciente cambie su sistema de
creencias, adquiera comportamientos adaptativos y formas
de relacionarse con los demás funcionales.

Cabe decir que durante la fase del tratamiento pueden salir a la


luz nuevos problemas, que requerirán reformular la
conceptualización original del problema . También, con el
descubrimiento de estas nuevas problemáticas, la
efectividad del tratamiento puede ser mayor, dado que el
terapeuta tendrá conocimiento de más fenómenos que han
perjudicado la estabilidad mental del paciente.

Dado que salen a la luz nuevos problemas, es posible que


el paciente llegue a sentirse peor de lo que se sentía al
inicio de la psicoterapia. Esto no es malo, al contrario, es
un signo de que se está volviendo consciente de cuáles
son sus problemas, del origen de los mismos. Tenerlos en
el espacio de la consciencia permitirá que tenga una mejor
capacidad de manejo sobre los mismos. De esta manera, el
paciente adquirirá un mayor control de su vida.

Es frecuente que durante la fase del tratamiento el


terapeuta haga que el paciente dramatice las conductas
enseñadas en la consulta, con la intención de ver si las ha
adquirido realmente. Además, pondrá deberes para hacerlos
en casa o en las situaciones problema . La intención es que el
paciente logre activar, de forma natural y adaptativa, los
nuevos aprendizajes en el mundo real, permitiéndole
relacionarse adaptativamente con el entorno y las demás
personas.

De media, la fase del tratamiento puede durar entre 10 y 15


sesiones, especialmente en tratamientos cognitivos-
conductuales, habiendo un 65% de los pacientes que
empiezan a notar mejoría a partir de la séptima sesión.

Sin embargo, por el otro lado, cabe decir que, incluso


iniciado el tratamiento, hay riesgo de abandono . Cuando no se
nota mejora alguna al principio de la terapia o, incluso, se
da la sensación de empeorar a partir de la tercera sesión,
cerca de la mitad de los pacientes abandonan la terapia
antes de tiempo.

4. Terminación
Una vez se han alcanzado los objetivos planteados en la
fase de explicación de las hipótesis, o al menos la mayor
parte de ellos, ha llegado el momento de finalizar con la
terapia.
El final de la terapia se debe hacer de forma gradual , dado que,
en caso contrario, puede suponer un evento traumático y
contraproducente. Se debe entender con traumático en el
sentido de que acabar con un proceso de
autoconocimiento tan profundo de forma súbita deja con
muchas incógnitas. Además, el paciente es alguien quien
se ha organizado la semana para poder ir a la consulta,
practicar los nuevos aprendizajes adquiridos en ella y
dramatizarlos en su hogar. Requiere de alguien que le
asegure que ha avanzado los suficiente para conseguir
vivir por su propia cuenta.

Lo ideal es hacer que la finalización de la terapia se planifique , de


la misma manera que se ha hecho con todo el proceso
psicoterapéutico. Nunca se debe acabar la terapia en la
misma sesión en la que ha surgido la idea. Es muy difícil
que, al empezar la psicoterapia, se tenga una idea clara de
cuándo ésta finalizará pero, llegado el momento, el final de
la terapia será algo armonioso y beneficioso para el
paciente, organizándolo debidamente.

Es importante entender que no se debe estar pensando


durante toda la terapia sobre cuando llegará este momento
final, dado que si bien puede darse, no es necesariamente
lo recomendable. Como ya hemos comentado, cada
persona es única y así lo es también la terapia que se le
aplique. De la misma manera que unos pueden requerir
unos pocos meses para ver grandes mejoras, otros van a
necesitar varios años para conseguir tener bienestar y,
algunos, debido a su psicopatología, van a requerir
tratamiento de por vida.

También puede darse que la terminación de la terapia con un


psicólogo no sea el final de la psicoterapia . A veces, los
pacientes creen necesario cambiar de terapeuta cuando
creen haber llegado a un límite con uno. Esto puede
deberse o bien porque no se está cómodo con el terapeuta
o este ya ha hecho todo lo que podía con el paciente.
También existe la opción de terminar la terapia con un
profesional y, en el futuro, volver a su misma consulta.

Para que se considere que ha llegado el momento


adecuado para acabar con la terapia, se deben cumplir con
los siguientes puntos:

 El paciente ha mejorado y satisfecho los objetivos


planteados.
 El paciente ha adquirido habilidades que sabe usar fuera
de terapia.
 Se notan cambios en los patrones relacionales del
paciente.

Si se considera que estos puntos han sido satisfechos, se


iniciará la conclusión de la terapia. Esto no quiere decir que,
una vez concluida, el paciente y el psicólogo no pueda volver a
restablecer contacto en un futuro . Siempre habrá un período
de seguimiento, en el que el terapeuta se asegure de que el
paciente está bien, pero dándole cada vez más autonomía.
El seguimiento dejará de realizarse en caso de que se
tengan suficientes motivos como para pensar que el
paciente ha logrado autonomía plena y una forma
relacional plenamente saludable.

Referencias bibliográficas:

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