Tolin Cap 3. El Sistema Cognitivo y Cómo Puede Andar Mal
Tolin Cap 3. El Sistema Cognitivo y Cómo Puede Andar Mal
Tolin Cap 3. El Sistema Cognitivo y Cómo Puede Andar Mal
Atención Transferencia
Entrada Memoria Memoria
Sensorial de Corto Plazo de Largo Plazo
Repasado Recuperación
Intrusiones
Algunos pensamientos parecen "aparecer" en nuestras cabezas automáticamente. Sé
que cuando tengo hambre, no es raro que se me aparezca la imagen de un
emparedado. Eso es una intrusión, que es un proceso involuntario; la imagen del
emparedado podría surgir en mi mente a pesar de que esté tratando de concentrarme
en otra cosa (por ejemplo, escribir este libro). Una intrusión puede ser una imagen
mental, como mi emparedado, o palabras, como pensar: "¡Oh no, me olvidé de traer
mi almuerzo!", después de salir de casa.
Las intrusiones ocurren en todo tipo de problemas psicológicos. Un tipo clásico de
intrusión es una obsesión, que es un pensamiento o imagen que viene a la mente
automáticamente y hace que la persona se sienta angustiada. Bethany, nuestra clienta
con TOC, tiene muchas intrusiones. Por ejemplo, cada vez que ve un cuchillo u otro
objeto afilado, aparece en su mente una imagen de levantarlo y apuñalar a alguien
con él. No es que sea una persona violenta; de hecho, ella encuentra la imagen
repugnante y aterradora. Pero la intrusión entra en su mente de todos modos.
En el caso de Betania, su intrusión es sobre algo que no ha sucedido y que
probablemente nunca sucederá. Pero las intrusiones también pueden ser sobre cosas
reales que han sucedido. Nuestra paciente Melisa, por ejemplo, sufre de TEPT debido
a una historia de abuso sexual infantil. Experimenta recuerdos intrusos, en los que
recuerda fragmentos de su abuso como si fueran películas en su cabeza. A veces, los
recuerdos pueden ser tan vívidos que se experimentan como flashbacks, en los que
no sólo recuerda, sino también tiene una serie de sensaciones corporales asociadas
y siente como si el hecho traumático volviera a suceder.
Nuestra paciente Laureana, a quien se le diagnosticó esquizofrenia, también tiene
intrusiones. En su caso, algunas de las intrusiones toman la forma de alucinaciones.
Por ejemplo, ella podría escuchar personas que susurran o hablan; Por lo general,
dicen cosas despectivas o amenazantes hacia ella. Laureana no siempre reconoce
que estos sonidos son en realidad el producto de su propia mente, pero en realidad
son intrusiones. Son procesos cognitivos involuntarios, automáticos.
¿Cuál es la relación entre las intrusiones y los problemas psicológicos? La respuesta
depende en gran medida de cómo la persona responde o afronta las intrusiones. Las
intrusiones en sí mismas no mantienen el problema, aunque pueden ser un resultado
del problema. Algunas respuestas a las intrusiones son saludables y otras no lo son.
Hablaremos más sobre este tema más adelante cuando lleguemos a los procesos
cognitivos esforzados.
+++
La ciencia detrás
Las intrusiones son extremadamente comunes y no están necesariamente
acompañadas por trastornos emocionales o de conducta. De hecho, es muy
probable que haya experimentado intrusiones. Yo también. Las personas comunes
tienen impulsos intrusos de lastimarse a sí mismos o a otras personas,
pensamientos sexuales extraños, imágenes de seres queridos que mueren,
pensamientos de tener un problema de salud grave y otros pensamientos extraños
(Freeston y otros, 1994; Rachman & de Silva, 1978). Experimentan recuerdos
intrusos de acontecimientos desagradables (Brewin, Christodoulides, & Hutchinson,
1996; Bywaters, Andrade, & Turpin, 2004; Newby & Molds, 2011). Más de un tercio
de la población informa haber experimentado alucinaciones (Ohayon, 2000).
Si las intrusiones son tan comunes, ¿por qué algunas personas se perturban y otras
no? Una posibilidad es que algunas personas hagan más interpretaciones negativas
de sus intrusiones que otras (Salkovskis, 1985). Algunas personas interpretan que
sus intrusiones son inmorales o vergonzosas (Valentiner y Smith, 2008), un
recordatorio de sus deficiencias personales (Newby y Molds, 2010), o amenazas a
su sentido del yo (Rowa y Purdon, 2003). En algunos casos, creen que sus
pensamientos pueden hacerse realidad, o que la presencia de intrusiones significa
que algo está terriblemente mal en sus mentes (Foa, Ehlers, Clark, Tolin y Orsillo,
1999; Morillo, Belloch y García-Soriano, 2007). Muchos creen que es fundamental
tener control sobre sus pensamientos (Newby y Molds, 2010; Tolin, Woods, y
Abramowitz, 2003). Algunas personas muestran un fenómeno llamado fusión
pensamiento-acción (Rachman, 1993), en el que consideran que un pensamiento
equivale moral o realistamente a su manifestación conductual; por ejemplo, pensar
en lastimar a alguien es tan malo como herir a alguien.
También algunas personas usan estrategias desadaptadas para lidiar con sus
intrusiones. La evitación de las intrusiones, en particular, parece aumentar la
vulnerabilidad para una variedad de problemas psicológicos, entre ellos la depresión
(Newby y Moulds, 2011), el trastorno de estrés postraumático (Ehlers, Mayou y
Bryant, 1998), el trastorno de ansiedad generalizada (Gross y Eifert, 1990) y el TOC
(Purdon, Rowa y Antony, 2005). Aunque las estrategias de evitación difieren, todas
se relacionan con intentar sentirse mejor tratando que los pensamientos "malos"
desaparezcan o pensar pensamientos "buenos". La supresión del pensamiento es
una estrategia de evitación comúnmente utilizada; una gran cantidad de
investigaciones muestran que puede aumentar la frecuencia de y el rechazo a las
intrusiones (Marcks & Woods, 2007; Wegner, Schneider, Carter y White, 1987;
Yoshizumi y Murase, 2007). Las personas depresivas pueden rumiar sobre sus
intrusiones (Newby y Molds, 2010; Starr y Molds, 2006) lo cual, como veremos,
pueden empeorar el estado de ánimo negativo (Nolen-Hoeksema y Morrow, 1993).
Por lo tanto, la respuesta cognitiva y conductual a las intrusiones puede ser más
problemática que las intrusiones en sí mismas.
Procesos cognitivos semiautomáticos
En algún lugar entre los procesos cognitivos automáticos y esforzados se encuentra
una categoría de actividad mental que no es realmente involuntaria, pero que pueden
fácilmente funcionar en "piloto automático". Por lo tanto, la mayor parte del tiempo los
hacemos sin pensar, aunque podemos, con cierto esfuerzo, influir sobre ellos. Los
procesos cognitivos semiautomáticos en los que nos centraremos son las
interpretaciones y las creencias nucleares.
Interpretaciones
Cuando nos encontramos con diversos estímulos y situaciones, les damos sentido.
Imagina que ves a un amigo al otro lado de la calle y gritas "¡Hola!". Pero tu amigo no
responde. ¿Qué significado le darías a eso? Podrías pensar que el amigo
simplemente no te escuchó. O podrías pensar que te estaba ignorando
deliberadamente. Tu interpretación probablemente ejercerá una influencia sustancial
en cómo te sentiste y qué hiciste a continuación.
Algunos han usado el término pensamientos automáticos, pero encuentro ese término
un poco confuso, porque las interpretaciones son sólo semiautomáticas. A menudo
son fugaces o no se notan en absoluto; Sin embargo, no son completamente
automáticas. La persona generalmente puede identificarlas con preguntas apropiadas
(por ejemplo, "¿Qué acaba de pasar por tu mente?" O "¿Qué significa para ti?").
Además, en algunos casos, las personas se han referido a procesos mentales
bastante esforzados como “pensamientos automáticos”. Así que voy a utilizar el
término interpretaciones, que captura el fenómeno con un poco más de precisión. Y,
como verá en los capítulos 13 a 15, la distinción entre procesos cognitivos
automáticos, semiautomáticos y esforzados tiene algunas implicaciones importantes
para nuestra selección de intervenciones.
A veces, las interpretaciones reflejan lo que la persona realmente cree; otras veces,
una vez que la persona las mira bien, ya no las cree. Pero el hecho de que ocurran
tan rápido y habitualmente las hace sentir como reales.
La ciencia detrás
[Moors: automaticidad implica no intencional, no controlado/controlable,
independiente de un objetivo, autónomo, puramente impulsado por el estímulo,
inconciente, eficiente y rápido]
Se ha investigado y debatido mucho sobre qué funciones cognitivas son
automáticas y esforzadas (Bargh y Ferguson, 2000; Moors y De Houwer, 2006).
Muchos científicos cognitivos modernos creen que la automaticidad existe en un
continuo, desde "totalmente automático" a "totalmente controlado" y el resto en el
medio (Moors, 2010). Los aspectos básicos del procesamiento de la información,
como la atención y la memoria, están más cerca del lado "totalmente automático"
del continuo: son bastante rápidos y eficientes, y la persona no es consciente del
proceso, no se compromete intencionalmente con el proceso, y generalmente tiene
poca capacidad para controlarlo directamente (Bargh, 1992). Los pensamientos, en
el sentido usual de la palabra, son menos automáticos. Algunos juicios instantáneos
muy básicos, como la estimación general de si algo es bueno o malo, ocurren dentro
de una fracción de segundo, sin intención ni conocimiento (Bargh, Chaiken,
Govender, y Pratto, 1992) y, por lo tanto, pueden considerarse automáticos. Sin
embargo, las interpretaciones y valoraciones más complejas, del tipo del que
normalmente hablamos en terapia, tienen algunos elementos de automaticidad (por
ejemplo, generalmente no son intencionales), pero también otros elementos que
sugieren un proceso controlado. La persona puede ser inicialmente inconsciente de
sus pensamientos y valoraciones, pero una vez que su atención se dirige a ellos,
puede identificarlos y corregirlos. Aunque algunos terapeutas cognitivos se han
referido a las interpretaciones como "pensamientos automáticos", desde una
perspectiva de la ciencia cognitiva, no son completamente automáticos.
¿De dónde vienen las interpretaciones?
La figura 3.2 muestra algunas de los antecedentes y consecuencias complejas de las
interpretaciones. Como vimos con los comportamientos en el Capítulo 2, las
interpretaciones influyen y son influidas por otras partes de los procesos patológicos
centrales.
Las interpretaciones están influidas por las emociones
Las emociones y las sensaciones fisiológicas de la persona pueden afectar las
interpretaciones. La Figura 3.3 muestra un ejemplo de nuestra paciente Ana, que
experimenta ataques de pánico. Cuando siente la emoción del miedo y la sensación
fisiológica de un corazón acelerado, piensa: "¡Estoy teniendo un ataque al corazón!".
Ponte en el lugar de Ana. Imagina que estás sentado allí, haciendo tus cosas y, por
razones que no puedes entender, empiezas a notar que tu corazón se acelera, te
sientes mareado y tienes un miedo intenso. ¿Podría la idea de morir cruzar por tu
mente? Apuesto a que sí. Entonces, cómo te sientes puede tener un impacto en lo
que piensas.
De hecho, la forma en que nos sentimos juega un papel importante en la forma en que
interpretamos todo tipo de acontecimientos o situaciones.
Son influidas por Influyen en
• Emociones
• Creencias nucleares • Emociones
• Sesgos en el Interpretaciones • Conductas
procesamiento de la
información
• Historia del aprendizaje
• Conductas
FIGURA 3.2. Antecedentes y consecuencias de las interpretaciones.
Por ejemplo:
• Scott, nuestro paciente socialmente ansioso, se siente ansioso y tenso en una fiesta.
Busca una razón para su ansiedad e infiere que los otros lo miran y lo juzgan
negativamente.
• Melisa, nuestra paciente con trastorno de estrés postraumático complejo, siente que
el vello delsu cuello se eriza mientras camina hacia afuera. Determina que la situación
debe ser peligrosa.
• Juana se siente irritada hacia Nick. Piensa que Nick debió haber hecho algo malo,
incluso si no puede recordar qué era.
• Cuando Guillermo, nuestro paciente con problemas de dependencia y dolor, necesita
hacer una tarea, siente algo de dolor e inquietud. Piensa: "No puedo hacerlo hoy. No
soy suficientemente fuerte".
FIGURA 3.3. Relación recíproca entre interpretaciones y emociones de Ana.
Las interpretaciones están influidas por las creencias nucleares
Las interpretaciones pueden ser alimentadas por las creencias nucleares de la
persona, que analizaremos con más detalle a continuación. Brevemente, la forma en
que uno responde mentalmente a un acontecimiento se debe en parte al hecho en sí
y en parte a las creencias de uno. Volviendo a nuestro ejemplo de ver a tu amigo que
no te responde, podrías tener la interpretación "Me está ignorando" o podrías pensar
"No me escuchó". ¿Por qué piensas una, pero no la otra? En base, en parte, a tus
creencias nucleares. ¿Eres propenso a pensar que no le gustas a la gente o que no
eres simpático? Si es así, es más probable que interpretes la conducta de tu amigo
como que te ignora deliberadamente. Por otro lado, si generalmente crees que eres
simpático y que gustas, es más probable que interpretes el silencio como producto de
que tu amigo simplemente no te escuchó.
Observe que los delirios persecutorios de Laureana se enumeran junto con las
distorsiones cognitivas de los otros pacientes. En nuestro modelo, las creencias
delirantes (como las que se ven en los pacientes con esquizofrenia) están en un
continuo con las creencias normales y "neuróticas". Es decir, una creencia como "El
gobierno me hace seguir" se considera una creencia distorsionada, como lo son las
creencias de nuestros pacientes con depresión, ansiedad, discordia marital, etc. Los
delirios son vistos, por lo tanto, simplemente como un tipo de distorsión cognitiva en
la que se cree fuertemente. Es importante destacar que no trazamos una línea
marcada entre "neurosis" y "psicosis". De hecho, existe amplia evidencia de que las
creencias delirantes pueden modificarse (O'Connor et al., 2007), y que la TCC puede
ser efectiva para pacientes con trastornos psicóticos (por ejemplo, S. Lewis et al.,
2002).
Creencias nucleares
Nuestras interpretaciones son enunciados verbales que nos hacemos para darle un
sentido a estímulos o situaciones. Detrás de estas interpretaciones están nuestras
creencias nucleares, que son supuestos y creencias básicas sobre uno mismo o el
mundo externo. Estas creencias nucleares no necesariamente pasan por nuestras
mentes de la misma manera en que lo hacen las interpretaciones. Más bien, sirven
como el "programa" subyacente que da forma a cómo respondemos a las situaciones
y qué pensamientos o imágenes vendrán a la mente.
Muchas escuelas de psicoterapia, incluida la TCC, están interesadas en la idea de
que hay algo más grande y profundo que subyace a los síntomas con los que los
pacientes se presentan a tratamiento. Esta idea ha sido durante mucho tiempo un pilar
del pensamiento psicoanalítico/psicodinámico, en el que se cree que los deseos,
impulsos, conflictos y defensas inconscientes estimulan el desarrollo de los síntomas
manifiestos (por ejemplo, Gabbard, 2014). Los teóricos cognitivos han señalado el
concepto de esquemas, definidos como temas o patrones amplios y generalizados de
creencias nucleares, recuerdos, emoción, interpretaciones y sensaciones corporales
(AT Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979; Young, Klosko, & Weishaar, 2003). De acuerdo
con este modelo, un esquema puede estar activo (lo que significa que está ejerciendo
una influencia en los pensamientos, sentimientos y comportamientos) o inactivo, pero
siempre está ahí.
En estas teorías, hay un tema común: las personas tienen una pauta o modus
operandi subyacente que, cuando se activa, se repite a lo largo del tiempo y en
diferentes situaciones. Los síntomas que presenta el paciente, por lo tanto, se ven
como un ejemplo de esa pauta, aunque no necesariamente el único ejemplo que
ocurrirá durante la vida de la persona. Estas pautas subyacentes con frecuencia se
mencionan en relación a la personalidad, aunque no reflejan necesariamente la
presencia de un trastorno de personalidad DSM-5.
Un corolario de esta teoría es que el tratamiento exitoso de un individuo no debe
centrarse únicamente en los síntomas que presenta; por ejemplo, el tratamiento de la
depresión no debe ser sólo para aliviar la depresión, sino también abordar y corregir
la configuración subyacente que hace a la persona vulnerable a desarrollar síntomas.
Las creencias nucleares conforman la visión básica que una persona tiene de sí
misma, de otras personas y del mundo. Como todos los otros procesos cognitivos,
pueden ser adaptados o desadaptados. Cuando las creencias nucleares
desadaptadas interactúan con un acontecimiento, provocan interpretaciones
inadaptadas y distorsionadas que, a su vez, pueden contribuir a las emociones
negativas (ver Figura 3.5). Cuando las creencias nucleares son saludables, los
acontecimientos estresantes no producen interpretaciones negativas y la respuesta
emocional es bastante normal (ver Figura 3.6). Algunos ejemplos de creencias básicas
saludables y no saludables se muestran en la Tabla 3.3.
TABLA 3.3. Ejemplos de creencias nucleares saludables (adaptativas) y no
saludables (desadaptadas)
Creencias nucleares saludables Creencias nucleares no saludables
Sobre sí mismo
• "Soy competente". • "Soy incompetente".
• "Soy valioso." • "No valgo nada".
• "Soy básicamente bueno" • "Soy básicamente malo".
Sobre los otros
• "La gente es básicamente decente". • "La gente es básicamente mala".
• "Puedo confiar en la gente". • "No puedo confiar en nadie".
Sobre el mundo
• "Los esfuerzos suelen dar sus frutos". • "Nada cambia."
• "El mundo es bastante seguro". • "El mundo es peligroso".
+++
La ciencia detrás
Hay razones para creer que las formas de verse a sí mismos y al mundo de larga
data, no cuestionadas, subyacen a la vulnerabilidad a desarrollar trastornos
psicológicos. La presencia de rasgos de personalidad inadaptados predice
fuertemente la presencia de los llamados trastornos del "Eje I", como ansiedad,
problemas con el estado de ánimo, psicóticos y con el uso de sustancias (Coid,
Yang, Tyrer, Roberts y Ullrich, 2006); y las características de la personalidad
predicen también la cronicidad y la recurrencia de estos trastornos (Ansell et al.,
2011; Grilo et al., 2010). Es importante destacar que también se ha demostrado que
la presencia de rasgos de personalidad inadaptados tiene un impacto negativo en
la eficacia a corto y largo plazo del tratamiento para los trastornos del "Eje I" (Alnaes
y Torgersen, 1997; Ilardi, Craighead y Evans, 1997; Krampe et al., 2006; Verheul,
van den Brink, & Hartgers, 1998).
Hay, también, gran cantidad de investigaciones que demuestran que ciertas
personas son más vulnerables al desarrollo de trastornos psiquiátricos que otras
debido a características cognitivas. Por ejemplo, la investigación sobre la depresión
(Abramson, Metalsky y Alloy, 1989) muestra que son vulnerables a la depresión
quienes (1) tienden a atribuir los acontecimientos negativos a causas globales y
estables, (2) tienden a anticipar consecuencias negativas y (3) se ven a sí mismas
como inherentemente defectuosas. De manera relacionada, los estudios de
ansiedad (Riskind, 1997) demuestran que los individuos vulnerables a la ansiedad
tienden a percibir las amenazas como crecientes o en aumento, en lugar de ser
estáticas. Los modelos sobre el afecto negativo (ansiedad y depresión) basados en
la investigación sugieren que los individuos vulnerables tienden a percibirse a sí
mismos como faltos de control sobre los acontecimientos (Rotter, 1966) o poco
capaces para afrontar o resolver problemas (Bandura, 1982).
+++
Figura 3.4 Las creencias nucleares interactúan con las situaciones para generar las
interpretaciones y consiguientes emociones
Desencadenante:
Discusión con el cónyuge Interpretación: Respuesta emocional:
+ “Esto es temporal” Molestia menor
Creencia nuclear: "Lo resolveremos"
"Valgo y puedo tener
buenas relaciones"
Figura 3.5. Creencia adaptativa que interactúa con un acontecimiento estresante para
causar interpretaciones y emociones adaptativas
Desencadenante:
Discusión con el cónyuge Interpretación: Respuesta emocional:
+ “Nunca conseguiré Tristeza intensa
Creencia nuclear: que funcione". “Es inútil"
"Soy defectuoso e
indigno de amor"
Figura 3.6. Creencia desadaptada que interactúa con un acontecimiento estresante
para causar interpretaciones y emociones desadaptadas.
Los problemas psicológicos a menudo se asocian con creencias nucleares
desadaptadas. Beck, Freeman y Davis (2004) plantearon la hipótesis de la presencia
de ciertas creencias nucleares vinculadas a trastornos de personalidad específicos,
como:
• Dependiente: "Soy indefenso".
• Evitativo: "Podrían lastimarme".
• Pasivo agresivo: "Podrían controlarme".
• Paranoico: "La gente es peligrosa".
• Narcisista: “Soy especial”.
• Histriónico: “Necesito impresionar”.
• Obsesivo-compulsivo: "No debo errar".
• Antisocial: "Los demás están para aprovecharse de ellos".
• Esquizoide: "Necesito mucho espacio".
Young et al. (2003) caracterizaron algunas de las creencias nucleares inadaptadas
observadas en los pacientes psiquiátricos. Enmarcaron estas creencias como parte
de esquemas más amplios, pero aquí me enfoco en las creencias mismas:
• Abandono/inestabilidad: creencia que aquellos que deben brindar apoyo y conexión
son inestables o no se puede contar con ellos.
• Maltrato/abuso: expectativa que los otros lastimarán, abusarán, humillarán,
engañarán, mentirán o se aprovecharán de uno.
• Privación emocional: la expectativa que el deseo de apoyo emocional normal (por
ejemplo, ternura, empatía, protección) no será satisfecho adecuadamente por los
otros.
• Defectuosidad/vergüenza: creencia que uno es defectuoso, malo, indeseable,
inferior, enfermo, o que si uno se expone no merecería el afecto de los otros.
• Aislamiento/alienación social: creencia que uno está aislado del resto del mundo, es
diferente de otras personas o no pertenece a ningún grupo o comunidad.
• Dependencia/incompetencia: creencia que uno no puede manejar las
responsabilidades diarias de una manera competente sin la ayuda considerable de
otros.
• Vulnerabilidad al daño o enfermedad: creencia que una catástrofe inminente ocurrirá
en cualquier momento y que una no podrá evitarla.
• Pegoteo/ yo subdesarrollado: una creencia, asociada con excesiva implicación
emocional y cercanía con otra persona, a expensas de la plena individuación de al
menos uno de los individuos enredados, que cree no poder sobrevivir o ser feliz sin el
apoyo constante del otro.
• Fracaso: creencia que uno ha fallado, inevitablemente fallará o es fundamentalmente
inadecuado en las áreas de los logros.
• Derechos especiales/ grandiosidad: creencia que uno es superior a los demás, tiene
derechos y privilegios especiales, o no está sujeto a las reglas de reciprocidad que
guían la interacción social normal.
• Autocontrol/autodisciplina insuficiente: creencia que uno debe poder sentirse mejor
o tener lo que quiere ya mismo.
• Sometimiento: creencia que a uno se lo fuerza a renunciar a sus necesidades o
emociones y que los propios deseos, opiniones y sentimientos no son válidos o
importantes para los demás.
• Autosacrificio: creencia que uno voluntariamente debe satisfacer las necesidades de
los otros en situaciones diarias, a expensas de las propias necesidades.
• Búsqueda de aprobación/reconocimiento: creencia que uno debe obtener la
aprobación, reconocimiento, o atención de los otros, o que uno debe encajar, a
expensas de desarrollar un seguro sentido de sí mismo.
• Negatividad/pesimismo: centrarse en los aspectos negativos de la vida, minimizando
los aspectos positivos. Incluye la creencia que las cosas andarán seriamente mal o
que aspectos de la propia vida que parecen andar bien, finalmente se vendrán abajo.
• Inhibición emocional: creencia que debe inhibirse la acción, sentimiento o
comunicación espontáneas para evitar la desaprobación de los otros, sentirse
avergonzado o perder el control de los impulsos.
• Normas implacables/hipercrítica: creencia que uno debe tratar de alcanzar normas
internalizadas muy altas de conducta y desempeño, frecuentemente para evitar la
crítica.
• Punitividad: creencia que la gente, frecuentemente también uno mismo, deben ser
duramente castigadas si cometen errores.
Estos son ejemplos; no es necesario limitar su conceptualización a estas creencias
nucleares específicas. La idea es que un paciente puede tener creencias persistentes
y desadaptadas sobre sí mismo, los demás o el mundo que interactúan con
acontecimientos externos para llevar a interpretaciones, emociones y conductas
desadaptadas. También es notorio que, aunque esta teoría se desarrolló
originalmente teniendo en mente los trastornos de la personalidad (Young, 1999), no
es necesario limitar esta conceptualización a los trastornos de la personalidad del
DSM. No dibujamos una marcada línea entre "Eje I" y "Eje II", para usar una
terminología algo obsoleta.
¿De dónde vienen las creencias nucleares?
Fundamentalmente, creemos que las creencias nucleares son aprendidas. Este
aprendizaje generalmente no ocurre de una vez; más bien, las creencias nucleares se
van formando a través del tiempo. Algunas formas en que se pueden aprender las
creencias nucleares (como se muestran para Cristina en la Figura 3.7) son:
La experiencia
Algunas personas tienen una serie de circunstancias adversas en la vida que dan
forma a sus creencias nucleares. En muchos casos, estas circunstancias ocurren
durante períodos de sensibilidad particular del desarrollo; por ejemplo, un niño que
sufre abusos repetidamente puede desarrollar creencias nucleares desadaptadas,
que persisten en la edad adulta, sobre su autoestima, la peligrosidad del mundo, etc.
Como el desarrollo de las creencias nucleares es un proceso continuo que se produce
a lo largo de la vida, las experiencias de la edad adulta también pueden impactar las
creencias nucleares. Ser agredido sexualmente en la edad adulta, por ejemplo,
también podría perjudicar las creencias nucleares sobre la autoestima, la peligrosidad
del mundo, etc.
También vale la pena señalar que no todas las experiencias que forman las creencias
nucleares deben ser "traumáticas" en el sentido clásico del término. Experiencias
adversas de rutina, tales como recibir una desaprobación constante por parte de los
padres, maestros o compañeros; ser rechazado por otros o tener poca interacción
social positiva; tener padres impredecibles o inadecuados; o no recibir una evaluación
positiva adecuada de los logros son ejemplos de experiencias que, aunque no se
consideran "traumas", pueden tener un impacto poderoso en las creencias nucleares.
En el modelo que se muestra aquí, Cristina tiene una larga historia, que se remonta a
la infancia, de ser una "forastera" para sus compañeros. Esta historia de rechazo de
los compañeros y no haber encontrado un grupo social ayudó a moldear su creencia
nuclear "No valgo nada y no soy digna de ser amada".
Preocupación
Otro proceso cognitivo esforzado desadaptado es la preocupación. Aunque la
preocupación puede sentirse incontrolable, es, de hecho, un proceso cognitivo
laborioso. Cuando surgen pensamientos intrusos y atemorizantes, algunas personas
se preocupan, lo cual es una forma de cuasi-resolución de problemas en la que la
persona repasa repetidamente una serie de resultados inciertos (e incluso poco
probables) potencialmente catastróficos de situaciones actuales o futuras potenciales
(Borkovec, 1994).
El proceso esforzado preocupación puede causar el mantenimiento a largo plazo de
la ansiedad.
• Cuando el esposo de Susana llega tarde a casa, ella tiene una idea intrusa de que
algo malo podría haberle ocurrido. Reacciona imaginando todas las cosas malas que
podrían haber ocurrido, preparándose mentalmente para lo peor. Ella se siente
crónicamente ansiosa.
• Mientras Samuel yace en la cama sin dormirse, comienza a pensar en todas las
cosas malas que podrían suceder si no se duerme. Se imagina cansado al día
siguiente, tal vez incluso despedido porque no pudo concentrarse. Se dice a sí mismo
que debe dormirse, o…. No es sorprendente que esta preocupación sólo sirva para
mantenerlo despierto más tiempo.
Uno podría preguntarse: si preocuparse es desagradable y perjudicial ¿por qué la
gente lo hace? Porque algunas personas creen que la preocupación es una buena
idea; por ejemplo, pueden creer que la preocupación los motiva a hacer mejor las
cosas, los prepara para lo peor o evita que ocurran resultados negativos (Borkovec y
Roemer , 1995; Davey, Tallis, & Capuzzo, 1996). Es muy probable que las personas
con TAG, un trastorno en el que la preocupación excesiva es el síntoma distintivo,
encuentren que la preocupación los ayuda a distraerse de temas más emocionales
(Borkovec y Roemer, 1995). Se ha sugerido que "los individuos con TAG utilizan la
preocupación como una estrategia de afrontamiento porque prefieren sentirse con
malestar crónico pero preparados para el peor resultado, en lugar de experimentar un
cambio de un estado eutímico a una emoción negativa" (MG Newman & Llera, 2011,
p. 375). No estoy seguro de que la palabra preferir sea completamente exacta aquí. A
la persona que se preocupa no necesariamente le gusta preocuparse, o elige
preocuparse. Más bien, se atasca en un patrón de preocupación que lo hace sentirse
preparado, aunque realmente no lo prepare ni lo ayude a afrontar las situaciones
estresantes.
La ciencia detrás
La preocupación causa un prolongado estado de ánimo ansioso y disfórico
(Brosschot, Gerin y Thayer, 2006). Cuando las personas se preocupan,
experimentan mayor afecto negativo (Llera y Newman, 2010), así como signos
prolongados de activación cardíaca (Pieper, Brosschot, van der Leeden y Thayer,
2010). Hacen más interpretaciones negativas, como esperar resultados negativos y
se sienten más incapaces de afrontar esos resultados (Stapinski, Abbott y Rapee,
2010); también tienen menos recursos atencionales disponibles para asignarlos a
cuestiones no amenazadoras, importantes para el funcionamiento cotidiano
(Stefanopoulou, Hirsch, Hayes, Adlam y Coker, 2014) y menor funcionamiento
ejecutivo, necesario para resolver problemas y tomar decisiones (Hallion, Ruscio y
Jha , 2014).
Compulsiones mentales
Finalmente, las compulsiones mentales son un proceso cognitivo esforzado
desadaptado. El papel de las compulsiones mentales está bien documentado en el
TOC, en el que los pacientes pueden decir una oración específica una y otra vez,
contar hasta cierto número, y así sucesivamente (Foa et al., 1995). Aunque las
compulsiones mentales pueden ser centrales en el TOC, es probable que no se limiten
a ese trastorno: muchos pacientes, sin importar el diagnóstico, pueden involucrarse
en estrategias mentales que tienen como objetivo central sentirse mejor o evitar algún
resultado temido.
Las compulsiones mentales pueden hacer que las intrusiones se vuelvan más
persistentes y temibles.
• Cuando Betania tiene el pensamiento intruso de que podría perder el control de sí
misma y lastimar a alguien, una de sus respuestas habituales es rezar una y otra vez,
en un esfuerzo por asegurarse de que está a salvo. Con el tiempo, sin embargo, el
pensamiento intruso se siente cada vez más real para ella.
Sobre la intencionalidad y los procesos cognitivos esforzados
Debido a que los procesos como la rumiación, la preocupación, la supresión de
pensamientos y las compulsiones mentales son esforzados (en lugar de automáticos),
uno podría suponer que la persona ha tomado una decisión deliberada y calculada de
llevar a cabo estos procesos. El marido de Susana una vez se exasperó con su
preocupación y gritó: "¡Creo que sólo quieres estar preocupada y desdichada todo el
tiempo!" Y es fácil que él llegara a esa conclusión. Pero a menudo esa conclusión es
inexacta. Por ejemplo, Cristina no decidió: "Voy a rumiar ahora para poder seguir
sintiéndome desdichada". Sam no pensó: "Apuesto a que preocuparme me ayudará a
quedarme dormido". Estos procesos son esforzados, pero no enteramente
deliberados.
Recuerde nuestro análisis de las contingencias en el Capítulo 2. Cuando algo rinde
en el corto plazo, tendemos a hacer más de eso, y a menudo eso tiene poco que ver
con conciencia e intenciones. Los procesos cognitivos esforzados y desadaptados
rinden a corto plazo. Rumiando, Cristina cree estar resolviendo problemas y ayudándo
a sentirse mejor. Al preocuparse, Sam cree que se prepara para las cosas malas que
podrían suceder. Al tratar de suprimir sus recuerdos intrusos, Melisa obtiene alivio de
las imágenes mentales desagradables. Al orar, Betania cree que se está volviendo
menos peligrosa. Por lo tanto, estos procesos cognitivos esforzados se refuerzan, ya
sea positivamente (refuerzo) o negativamente (escape). Con el tiempo, pueden
convertirse en "hábitos" mentales que son difíciles de romper, a pesar de que
claramente no ayudan e incluso empeoran el problema en el largo plazo. Recuerde,
todos somos esclavos de lo inmediato, a menos que nos obliguemos a no serlo.
Lo esencial
-Los procesos cognitivos se vuelven inadaptados cuando cometemos los mismos tipos
de errores una y otra vez.
-Los procesos cognitivos automáticos desadaptados incluyen sesgos confirmatorios
en el procesamiento de la información (especialmente de atención y la memoria) y las
intrusiones (por ejemplo, pensamientos y recuerdos intrusivos, alucinaciones).
-Los procesos cognitivos adaptados semiautomáticos incluyen interpretaciones (lo
que pensamos acerca de nuestras experiencias) y creencias nucleares (nuestras
creencias generalizadas sobre nosotros mismos, otras personas y el mundo).
-Las distorsiones cognitivas son errores en las interpretaciones que nos dan una
versión sesgada de la realidad.
-Las interpretaciones están influidas por nuestras emociones, comportamientos,
creencias nucleares, sesgos en el procesamiento de la información y el historial del
aprendizaje.
-Las interpretaciones influyen en nuestras emociones y comportamientos.
-Las creencias nucleares están influidas por nuestra experiencia, los efectos de
nuestro propio comportamiento y el modelado.
-Las creencias nucleares afectan nuestras interpretaciones y comportamientos.
-Los procesos cognitivos esforzados desadaptados incluyen la rumiación, la
preocupación, la supresión del pensamiento y las compulsiones mentales.
-Los procesos cognitivos esforzados desadaptados tienden a ser contraproducentes
y causan la persistencia de la emoción o el pensamiento que se intenta controlar.
Términos clave y definiciones
Aceptación: la disposición a experimentar ciertos pensamientos o sentimientos.
Atención: El proceso mental que permite que la información sensorial se haga
consciente.
Compulsiones mentales: respuestas mentales volitivas destinadas a tratar de
neutralizar una amenaza potencial o hacer que la persona se sienta mejor.
Creencia nuclear: una creencia que sirve como un "programa" (a menudo no
reconocido) de cómo el individuo responde a los factores estresantes u otros
desencadenantes.
Distorsión cognitiva: una inexactitud en las interpretaciones.
Esquema: un tema o pauta amplio y generalizado de creencias básicas, recuerdos,
emoción, Interpretaciones, y sensaciones corporales.
Interpretaciones: procesos cognitivos semiautomáticos que le dan sentido a
estímulos o situaciones.
Intrusiones: imágenes, ideas, palabras o impulsos que vienen a la mente de manera
automática e involuntaria.
Memoria a corto plazo: un área de "retención" de la información de capacidad
limitada que generalmente requiere repasos para mantener la información.
Memoria a largo plazo: un almacenamiento mucho más grande de información que
se guarda en el cerebro de manera relativamente permanente.
Preocupación: una respuesta mental esforzada que implica pensar sobre distintos
resultados catastróficos en condiciones inciertas.
Procesamiento de la información: cómo el cerebro filtra, procesa, retiene y recuerda
la información.
Procesos cognitivos automáticos: actividad mental que ocurre involuntariamente, a
veces sin la conciencia de la persona.
Procesos cognitivos esforzados: los procesos cognitivos hechos voluntariamente,
a menudo representan esfuerzos para hacer frente al malestar.
Recuperación: el acto de extraer información de la memoria a largo plazo.
Repasado: En el procesamiento de la información, la información se repite
mentalmente para transferirla de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.
Rumiación: una respuesta mental esforzada que implica pensar acerca de la misma
cosa una y otra vez sin resolución real de los problemas.
Sesgo atencional: la tendencia a asignar atención desproporcionadamente a
estímulos que son consistentes con el estado de ánimo o las creencias actuales.
Sesgo de confirmación: una tendencia a buscar o interpretar información en forma
que confirme los preconceptos.
Sesgo de memoria: una tendencia a recordar desproporcionadamente información
que es consistente con el ánimo o creencias actuales.
Sesgo del procesamiento de la información: filtro, procesamiento, retención y
recuerdo sesgado o distorsionado de la información.
Supresión del pensamiento: una respuesta mental esforzada que implica tartar de
no tener ciertos pensamientos.