Tolin Cap 3. El Sistema Cognitivo y Cómo Puede Andar Mal

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Doing TCC (2016)

A Comprehensive Guide to Working with Behaviors, Thoughts, and Emotions


David Tolin
Nueva York, Guilford
Capítulo 3
Stinkin ’Thinkin’
El sistema cognitivo y cómo puede andar mal
Traducción: Psicóloga Alicia Facio
El sistema cognitivo abarca una gran cantidad de procesos mentales que mantienen
los problemas psicológicos de diferentes maneras. Podemos dividir estos procesos
mentales en tres categorías generales: automáticos, semiautomáticos y esforzados (o
controlados). La Tabla 3.1 muestra los diversos elementos que discutiremos en este
capítulo.
¿Qué hace que la cognición no sea adaptada?
Los factores cognitivos resultan adaptados cuando son razonablemente precisos y
proporcionan una perspectiva razonable de la realidad. Digo "razonablemente" porque
los factores cognitivos de nadie proporcionan una representación 100% precisa de
cómo son las cosas. No es así como funciona el cerebro; no es una computadora Más
bien, el cerebro utiliza varios métodos abreviados para que podamos procesar la
información rápidamente y estar acertados con más frecuencia de la que estamos
equivocados. Reconstruimos recuerdos basados en lo que creemos que sucedió.
Prestamos atención a las cosas que consideramos más relevantes. Hacemos
interpretaciones basadas en información limitada y "reglas de oro" y hacemos las
mejores conjeturas que podemos. Así que los factores cognitivos de todos están
equivocados en algún momento. En la mayoría de los casos, los errores que
cometemos son semi-aleatorios, por lo que no llevan constantemente a nuestras
emociones y comportamientos en una dirección particular. Eso es lo mejor que se
puede conseguir. Ten en cuenta que no digo que los pensamientos positivos sean
necesariamente adaptados, ni que los negativos sean necesariamente desadaptados.
Lo que importa es su exactitud. Los factores cognitivos desadaptados son aquellos
que nos llevan a cometer el mismo tipo de errores una y otra vez. Cuando eso sucede,
el resultado neto es que nuestras emociones y comportamientos comienzan a ser
llevados en una dirección particular (a menudo negativa).
TABLA 3.1. Procesos cognitivos automáticos, semiautomáticos y esforzados
que contribuyen al mantenimiento de los problemas psicológicos.
Procesos Cognitivos Procesos Cognitivos Procesos Cognitivos
Automáticos Semiautomáticos Esforzados
• Sesgos atencionales • Interpretaciones • Supresión del
• Sesgos de memoria • Creencias nucleares pensamiento.
• Intrusiones • Preocupación
• Rumiación

Procesos cognitivos automáticos


Los procesos cognitivos automáticos son aquellas actividades mentales que ocurren
de forma totalmente involuntaria. Es decir, la persona no está tratando de que esto
suceda; sólo pasa. Dos categorías de procesos cognitivos automáticos son
particularmente importantes para nuestros propósitos: los sesgos en el procesamiento
de la información y las intrusiones.
Sesgos en el Procesamiento de la Información
El procesamiento de la información se refiere a las formas en que el cerebro filtra,
procesa, retiene y recuerda información. El procesamiento de la información nunca es
perfecto. Por ejemplo, existe amplia evidencia de que la memoria es altamente falible.
Las experiencias no se almacenan en el cerebro como se almacena una foto en una
cámara. Más bien, reconstruimos nuestros recuerdos basados en fragmentos de
información que se encodifican por todo el cerebro. Donde hay una brecha en la
información, el cerebro busca llenar la brecha lo mejor que puede con lo que parezca
más razonable (sea cierto o no). Los recuerdos se pueden reconstruir de una manera
altamente selectiva, pueden ser sólo parcialmente exactos o incluso completamente
falsos. Del mismo modo, la atención es imperfecta. Piense en la atención como una
cámara con poca profundidad de campo: sólo se enfocan algunas cosas a la vez. El
resto es borroso. Por lo tanto, en un momento dado, sólo se atiende y procesa una
pequeña fracción de la información sensorial disponible.
De los diferentes aspectos del procesamiento de la información, la atención y la
memoria parecen estar más directamente implicados en los problemas psicológicos
(J. M. G. Williams, Watts, MacLeod, & Mathews, 1997). Específicamente, cuando la
atención y la memoria comienzan a procesar la información de una manera
distorsionada, es decir, favoreciendo cierta información por sobre otra, nos referimos
a esto como un sesgo del procesamiento de la información.
En la figura 3.1 se muestra un diagrama clásico de los procesos cognitivos (Atkinson
y Shiffrin, 1968). Recibimos una amplia gama de entradas sensoriales: la visión, el
oído, el olfato, el gusto y el tacto, así como la información interoceptiva (información
sobre las sensaciones corporales). De toda esa información sensorial, sólo podemos
prestar atención a parte de ella. El cerebro, a través de diversos mecanismos
determina a qué deberíamos prestar más atención, a qué deberíamos prestar menos
y qué deberíamos ignorar por completo. Su capacidad para concentrarse en una
conversación en particular en una fiesta concurrida es un ejemplo de atención
selectiva: su cerebro presta atención a la voz de la persona con la que está hablando,
mientras parece "silenciar" las voces de todos los demás. Así que desde el principio,
sólo un poco de la información disponible llega a tu cerebro.

Atención Transferencia
Entrada Memoria Memoria
Sensorial de Corto Plazo de Largo Plazo
Repasado Recuperación

FIGURA 3.1. Un esquema de los procesos de atención y memoria, basado en Atkinson


y Shiffrin (1968).
La pequeña fracción de información sensorial disponible a la que prestó atención se
codifica en la memoria a corto plazo. La memoria a corto plazo es un área de
capacidad limitada que retiene la información por poco tiempo, y se olvida
rápidamente a menos que la información se repase. Cuando alguien te dice su número
de teléfono, es probable que tengas que repetirlo una y otra vez. Ese repaso evita que
la información se olvide.
Repasar también facilita la transferencia de la información de la memoria de corto
plazo a la memoria de largo plazo. La memoria de largo plazo puede contener mucha
más información, y una vez que la información está allí, parece ser relativamente
permanente (esto no significa que el olvido no pueda ocurrir, sí lo hace, pero los
recuerdos pueden recuperarse nuevamente con ciertas indicaciones contextuales o
"sugerencias").
Mire la Figura 3.1 y piense en todas las cosas que podrían distorsionar la información
que se procesa. Es posible que no reciba información sensorial adecuada (por
ejemplo, no ve o escucha algo). Podría prestar atención a la (s) parte (s) incorrecta (s)
de la información sensorial (por ejemplo, se enfoca en un detalle que no captura
adecuadamente la situación). Podría repasar la información incorrecta (por ejemplo,
podría repetir elementos selectivos una y otra vez, haciendo que se transfieran de la
memoria a corto plazo a la memoria de largo plazo). Podría recuperar recuerdos de
largo plazo selectivamente (por ejemplo, podría recuperar sólo parte de la información,
o incluso podría completar la información faltante con las mejores conjeturas sin
distinguirlas de los recuerdos reales). Hay muchas cosas que pueden salir mal.
A modo de ejemplo, veamos a nuestro paciente Scott, quien es socialmente ansioso.
Cuando Scott nos cuenta su experiencia reciente en una presentación en el trabajo,
podemos plantear hipótesis sobre varios tipos diferentes de problemas con el
procesamiento de la información:
• Scott prestó atención desproporcionada a los miembros de la audiencia que parecían
menos interesados o complacidos con su presentación e ignoró a aquellos que
estaban atentos y receptivos. También puede prestar atención excesiva a sí mismo,
tratando de detectar cómo sonaba su voz y si su rostro se sentía caliente.
• Después de que Scott cometió un pequeño error en su presentación, repasó ese
error en su mente una y otra vez, haciendo que la experiencia del error se transfiriera
de la memoria de corto plazo a la memoria de largo plazo.
• Más tarde, al recordar su presentación, Scott recuperó selectivamente los peores
elementos. Recordó todas las caras infelices o desinteresadas de la audiencia, lo
caliente que se sentía su cara y el error "terrible" que cometió.
Este tipo de errores en el procesamiento de la información nos suceden a todos, la
mayor parte del tiempo. Una vez más, el cerebro de nadie es perfecto. Sin embargo,
nos encontramos con problemas reales cuando cometemos los mismos tipos de
errores una y otra vez. Entonces no deberíamos llamar a esto errores de
procesamiento de la información, sino sesgos del procesamiento de la información.
Cuando existe un sesgo de procesamiento de la información, el resultado es que
nuestras emociones y comportamientos comienzan a ser llevados en una dirección
particular.
Yo vivo en Connecticut En nuestro pequeño estado, hay una creencia generalizada
de que las personas de Massachusetts son malos conductores (amigos de
Massachusetts, no me culpen, yo no empecé esto). Todo el mundo sabe que los
"Mass-estúpidos", como a veces se los llama, se pegan a la cola, conducen
demasiado rápido, cambian de carril sin señalización y, en general, son desagradables
en todas las formas posibles en la carretera. Efectivamente, mi experiencia parece
confirmarlo. Veo malos conductores con matrículas de Massachusetts por todos lados,
aterrorizando a conductores gentiles y respetuosos de Connecticut como yo. Entonces
el estereotipo debe ser cierto, ¿verdad?
O. . . ¿Hay un sesgo de procesamiento de información funcionando aquí? Cuando veo
un mal conductor, tengo la costumbre de mirar la matrícula. Cuando es de
Massachusetts, pienso: "Sí, lo sabía". ¿Pero qué pasa cuando la placa no es de
Massachusetts? Te diré lo que no hago; no pienso para mí mismo, "Dios mío, debo
haber sido inexacto en mis creencias acerca de los conductores de Massachusetts.
Tal vez haya conductores buenos y malos en todo el país. Me aseguraré de adoptar
una perspectiva más equilibrada a partir de ahora". No, ése no soy yo.
Y por otro lado, observe que sólo verifico la placa una vez que identifiqué un mal
conductor. No reviso las matrículas de las personas que parecen estar manejando
bien. Entonces, en un día cualquiera en la carretera, podría ver 1,000 autos. Y si uno
de ellos está conduciendo mal, miro la placa e ignoro los otros 999 autos.
Entonces, puede ver aquí cómo mis creencias desempeñan un papel importante en la
forma en que proceso la información. Atiendo selectivamente a la información que
parece consistente con mis creencias e ignoro la información que contradice mis
creencias. Eso se llama sesgo atencional Y, cuando recuerde todos los conductores
que vi recientemente, recordaré desproporcionadamente la información que sea
consistente con mis creencias y no recordaré la que sea inconsistente con ellas. Eso
es un sesgo de memoria. Constantemente me estoy diciendo que estoy en lo cierto
al desviar (involuntariamente) mi atención y mi memoria hacia información coherente
con lo que ya creo que es verdad. Y así, con cada mal conductor de Massachusetts
que veo, me convenzo aún más de que el estereotipo es cierto. Es decir, los sesgos
en el procesamiento de la información tienden a fortalecer nuestras creencias en lugar
de cambiarlas. Así que creemos lo que creemos cada vez con más fuerza a lo largo
del tiempo.
A estos sesgos de procesamiento de la información se los ha descrito globalmente
como sesgos de confirmación. Buscamos, interpretamos y recordamos información
de manera que confirme nuestras creencias preexistentes. En los problemas
psicológicos, una vez que la persona tiene una mentalidad poco saludable,
distorsionará involuntariamente la información entrante para que se ajuste a esa
mentalidad. Los sesgos de atención están presentes cuando una persona atiende en
forma desproporcionada estímulos relevantes para sus creencias o estado de ánimo
negativos. Este fenómeno está bien documentado en problemas relacionados con la
ansiedad, en los que los pacientes muestran atención selectiva hacia las cosas que
temen o cosas que podrían estar asociadas con las cosas que temen. Por un
momento, imagínese que es nuestra clienta Ana, que tiene trastorno de pánico. Vas
por la vida prestando atención constantemente a las sensaciones de tu cuerpo. A
veces parece que todo lo que puedes escuchar es el latido de tu propio corazón. ¿Cuál
sería el impacto en ti? Primero, probablemente notarías muchas más irregularidades
y sensaciones corporales extrañas porque estás muy concentrado en ellas. Eso
probablemente serviría para confirmar tu creencia de que algo está mal con tu cuerpo.
También es probable que te mantengas en un estado de ansiedad y tensión crónica.
Debido a que la atención tiene una capacidad limitada, probablemente también
notarás que tu capacidad para prestar atención a los asuntos de rutina está
disminuida. Y así es con Anna. Se enfoca crónicamente en su propio cuerpo, en busca
de signos de desastre, por lo que está constantemente detectando signos
preocupantes y sintiéndose ansiosa. Su capacidad para enfocarse en cualquier otra
cosa, como el estudio, está seriamente comprometida. Y no es de extrañar.
Los sesgos de la memoria, en los cuales la información congruente con las creencias
o el estado de ánimo se recuperan de manera desproporcionada de la memoria de
largo plazo, también desempeñan un papel importante en el mantenimiento de los
problemas psicológicos. Imagina que eres nuestra clienta Cristina, que está
severamente deprimida. Al mirar hacia atrás en tu vida, ¿qué tipo de cosas vendrían
a tu mente? Lo más probable es que todas tus fallas y experiencias negativas
parezcan prominentes. Sería difícil para ti encontrar ejemplos específicos de cosas
que han ido bien. Incluso cuando recuerdas hechos de la semana pasada, tiendes a
recordar más lo malo que lo bueno, lo que te lleva a la conclusión de que esta fue “otra
semana terrible”. ¿Cómo impactaría este sesgo de memoria en ti? Lo más probable
es que parezca afirmar tu creencia básica acerca de tu propia inutilidad. También es
probable que contribuya a mantener tu estado de ánimo bajo. La incapacidad de
encontrar ejemplos positivos claros también podría dificultarte resolver los problemas
actuales de manera efectiva (resolver problemas requiere que recuerdes lo que
funcionó antes). Esto es exactamente lo que le pasó a Cristina. Ella recuperó
principalmente información congruente con el estado de ánimo (negativa) de la
memoria de largo plazo, y la poca información positiva que pudo recuperar era difusa.
Como resultado, se sentía aún peor con respecto a sí misma y no podía resolver bien
los problemas.
La ciencia detrás
Las personas ansiosas muestran un sesgo de atención automático hacia estímulos
amenazadores. Como ejemplo, alguien con miedo a las arañas asignará de manera
desproporcionada atención a las señales relacionadas con las arañas en el medio
ambiente (Watts, McKenna, Sharrock y Trezise, 1986). Las personas con trastorno
de pánico que se caracterizan por temer un desastre médico, muestran un aumento
en el control y la detección de su propio ritmo cardíaco (Ehlers y Breuer, 1992). Las
personas con trastorno de ansiedad social prestan más atención a los miembros de
la audiencia que reaccionan negativamente (Perowne & Mansell, 2002) y también
asignarán una atención excesiva a ellos mismos y cómo lo verán los demás, como
si se estuvieran viendo a sí mismos (Spurr & Stopa, 2002). Las personas con
trastorno de estrés postraumático ponen atención excesiva a los estímulos
relacionados con el trauma (Bryant y Harvey, 1995), como indica el criterio
diagnóstico hipervigilancia en el DSM-5.
Sin embargo, el fenómeno no se limita a los trastornos relacionados con la ansiedad.
Los pacientes con trastornos alimenticios asignan atención desproporcionada a los
alimentos ricos en calorías (Shafran, Lee, Cooper, Palmer y Fairburn, 2007). Los
pacientes dependientes de la cocaína prestan atención a los estímulos relacionados
con las drogas (Hester, Dixon y Garavan, 2006). Los pacientes con esquizofrenia
paranoide muestran un sesgo atencional hacia los estímulos que concuerdan con
sus delirios persecutorios (Moritz y Laudan, 2007).
El sesgo de atención incluso aparece cuando se trabaja con parejas y familias, de
modo que los miembros de la familia atienden selectivamente a las conductas
desagradables de otros miembros y no atienden a sus comportamientos deseables
(NB Epstein, Baucom y Rankin, 1993). En cada caso, observe cómo el sesgo
atencional es hacia estímulos que confirman las creencias desadaptadas o
fortalecen las emociones negativas.
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La ciencia detrás
Las emociones pueden ejercer un profundo impacto en la memoria. En la
investigación de laboratorio, cuando las personas aprenden listas de palabras en
un estado emocional (positivo o negativo), recuerdan mejor esas palabras cuando
experimentan el mismo estado emocional. Cuando se les pide que recuerden los
acontecimientos de la semana anterior, las personas con un estado de ánimo
positivo tienden a recordar los acontecimientos más positivos y los califican de
manera más positiva; las personas en un estado de ánimo negativo tienden a
recordar los más negativos y calificarlos de forma más negativa (Bower, 1981).
Cuando se les pide que recuerden experiencias pasadas, las personas que están
clínicamente deprimidas tienden a recordar muy bien las experiencias negativas.
Pero cuando se les pide que recuerden experiencias positivas, a menudo les resulta
bastante difícil, y los recuerdos recuperados tienden a ser demasiado generales en
lugar de experiencias específicas (Moore, Watts y Williams, 1988); por ejemplo, una
persona podría ser capaz de decir algo vago, como "Tuve una buena relación con
mi hermana", pero le resulta difícil encontrar recuerdos específicos de esa buena
relación.

Intrusiones
Algunos pensamientos parecen "aparecer" en nuestras cabezas automáticamente. Sé
que cuando tengo hambre, no es raro que se me aparezca la imagen de un
emparedado. Eso es una intrusión, que es un proceso involuntario; la imagen del
emparedado podría surgir en mi mente a pesar de que esté tratando de concentrarme
en otra cosa (por ejemplo, escribir este libro). Una intrusión puede ser una imagen
mental, como mi emparedado, o palabras, como pensar: "¡Oh no, me olvidé de traer
mi almuerzo!", después de salir de casa.
Las intrusiones ocurren en todo tipo de problemas psicológicos. Un tipo clásico de
intrusión es una obsesión, que es un pensamiento o imagen que viene a la mente
automáticamente y hace que la persona se sienta angustiada. Bethany, nuestra clienta
con TOC, tiene muchas intrusiones. Por ejemplo, cada vez que ve un cuchillo u otro
objeto afilado, aparece en su mente una imagen de levantarlo y apuñalar a alguien
con él. No es que sea una persona violenta; de hecho, ella encuentra la imagen
repugnante y aterradora. Pero la intrusión entra en su mente de todos modos.
En el caso de Betania, su intrusión es sobre algo que no ha sucedido y que
probablemente nunca sucederá. Pero las intrusiones también pueden ser sobre cosas
reales que han sucedido. Nuestra paciente Melisa, por ejemplo, sufre de TEPT debido
a una historia de abuso sexual infantil. Experimenta recuerdos intrusos, en los que
recuerda fragmentos de su abuso como si fueran películas en su cabeza. A veces, los
recuerdos pueden ser tan vívidos que se experimentan como flashbacks, en los que
no sólo recuerda, sino también tiene una serie de sensaciones corporales asociadas
y siente como si el hecho traumático volviera a suceder.
Nuestra paciente Laureana, a quien se le diagnosticó esquizofrenia, también tiene
intrusiones. En su caso, algunas de las intrusiones toman la forma de alucinaciones.
Por ejemplo, ella podría escuchar personas que susurran o hablan; Por lo general,
dicen cosas despectivas o amenazantes hacia ella. Laureana no siempre reconoce
que estos sonidos son en realidad el producto de su propia mente, pero en realidad
son intrusiones. Son procesos cognitivos involuntarios, automáticos.
¿Cuál es la relación entre las intrusiones y los problemas psicológicos? La respuesta
depende en gran medida de cómo la persona responde o afronta las intrusiones. Las
intrusiones en sí mismas no mantienen el problema, aunque pueden ser un resultado
del problema. Algunas respuestas a las intrusiones son saludables y otras no lo son.
Hablaremos más sobre este tema más adelante cuando lleguemos a los procesos
cognitivos esforzados.
+++
La ciencia detrás
Las intrusiones son extremadamente comunes y no están necesariamente
acompañadas por trastornos emocionales o de conducta. De hecho, es muy
probable que haya experimentado intrusiones. Yo también. Las personas comunes
tienen impulsos intrusos de lastimarse a sí mismos o a otras personas,
pensamientos sexuales extraños, imágenes de seres queridos que mueren,
pensamientos de tener un problema de salud grave y otros pensamientos extraños
(Freeston y otros, 1994; Rachman & de Silva, 1978). Experimentan recuerdos
intrusos de acontecimientos desagradables (Brewin, Christodoulides, & Hutchinson,
1996; Bywaters, Andrade, & Turpin, 2004; Newby & Molds, 2011). Más de un tercio
de la población informa haber experimentado alucinaciones (Ohayon, 2000).
Si las intrusiones son tan comunes, ¿por qué algunas personas se perturban y otras
no? Una posibilidad es que algunas personas hagan más interpretaciones negativas
de sus intrusiones que otras (Salkovskis, 1985). Algunas personas interpretan que
sus intrusiones son inmorales o vergonzosas (Valentiner y Smith, 2008), un
recordatorio de sus deficiencias personales (Newby y Molds, 2010), o amenazas a
su sentido del yo (Rowa y Purdon, 2003). En algunos casos, creen que sus
pensamientos pueden hacerse realidad, o que la presencia de intrusiones significa
que algo está terriblemente mal en sus mentes (Foa, Ehlers, Clark, Tolin y Orsillo,
1999; Morillo, Belloch y García-Soriano, 2007). Muchos creen que es fundamental
tener control sobre sus pensamientos (Newby y Molds, 2010; Tolin, Woods, y
Abramowitz, 2003). Algunas personas muestran un fenómeno llamado fusión
pensamiento-acción (Rachman, 1993), en el que consideran que un pensamiento
equivale moral o realistamente a su manifestación conductual; por ejemplo, pensar
en lastimar a alguien es tan malo como herir a alguien.
También algunas personas usan estrategias desadaptadas para lidiar con sus
intrusiones. La evitación de las intrusiones, en particular, parece aumentar la
vulnerabilidad para una variedad de problemas psicológicos, entre ellos la depresión
(Newby y Moulds, 2011), el trastorno de estrés postraumático (Ehlers, Mayou y
Bryant, 1998), el trastorno de ansiedad generalizada (Gross y Eifert, 1990) y el TOC
(Purdon, Rowa y Antony, 2005). Aunque las estrategias de evitación difieren, todas
se relacionan con intentar sentirse mejor tratando que los pensamientos "malos"
desaparezcan o pensar pensamientos "buenos". La supresión del pensamiento es
una estrategia de evitación comúnmente utilizada; una gran cantidad de
investigaciones muestran que puede aumentar la frecuencia de y el rechazo a las
intrusiones (Marcks & Woods, 2007; Wegner, Schneider, Carter y White, 1987;
Yoshizumi y Murase, 2007). Las personas depresivas pueden rumiar sobre sus
intrusiones (Newby y Molds, 2010; Starr y Molds, 2006) lo cual, como veremos,
pueden empeorar el estado de ánimo negativo (Nolen-Hoeksema y Morrow, 1993).
Por lo tanto, la respuesta cognitiva y conductual a las intrusiones puede ser más
problemática que las intrusiones en sí mismas.
Procesos cognitivos semiautomáticos
En algún lugar entre los procesos cognitivos automáticos y esforzados se encuentra
una categoría de actividad mental que no es realmente involuntaria, pero que pueden
fácilmente funcionar en "piloto automático". Por lo tanto, la mayor parte del tiempo los
hacemos sin pensar, aunque podemos, con cierto esfuerzo, influir sobre ellos. Los
procesos cognitivos semiautomáticos en los que nos centraremos son las
interpretaciones y las creencias nucleares.
Interpretaciones
Cuando nos encontramos con diversos estímulos y situaciones, les damos sentido.
Imagina que ves a un amigo al otro lado de la calle y gritas "¡Hola!". Pero tu amigo no
responde. ¿Qué significado le darías a eso? Podrías pensar que el amigo
simplemente no te escuchó. O podrías pensar que te estaba ignorando
deliberadamente. Tu interpretación probablemente ejercerá una influencia sustancial
en cómo te sentiste y qué hiciste a continuación.
Algunos han usado el término pensamientos automáticos, pero encuentro ese término
un poco confuso, porque las interpretaciones son sólo semiautomáticas. A menudo
son fugaces o no se notan en absoluto; Sin embargo, no son completamente
automáticas. La persona generalmente puede identificarlas con preguntas apropiadas
(por ejemplo, "¿Qué acaba de pasar por tu mente?" O "¿Qué significa para ti?").
Además, en algunos casos, las personas se han referido a procesos mentales
bastante esforzados como “pensamientos automáticos”. Así que voy a utilizar el
término interpretaciones, que captura el fenómeno con un poco más de precisión. Y,
como verá en los capítulos 13 a 15, la distinción entre procesos cognitivos
automáticos, semiautomáticos y esforzados tiene algunas implicaciones importantes
para nuestra selección de intervenciones.
A veces, las interpretaciones reflejan lo que la persona realmente cree; otras veces,
una vez que la persona las mira bien, ya no las cree. Pero el hecho de que ocurran
tan rápido y habitualmente las hace sentir como reales.
La ciencia detrás
[Moors: automaticidad implica no intencional, no controlado/controlable,
independiente de un objetivo, autónomo, puramente impulsado por el estímulo,
inconciente, eficiente y rápido]
Se ha investigado y debatido mucho sobre qué funciones cognitivas son
automáticas y esforzadas (Bargh y Ferguson, 2000; Moors y De Houwer, 2006).
Muchos científicos cognitivos modernos creen que la automaticidad existe en un
continuo, desde "totalmente automático" a "totalmente controlado" y el resto en el
medio (Moors, 2010). Los aspectos básicos del procesamiento de la información,
como la atención y la memoria, están más cerca del lado "totalmente automático"
del continuo: son bastante rápidos y eficientes, y la persona no es consciente del
proceso, no se compromete intencionalmente con el proceso, y generalmente tiene
poca capacidad para controlarlo directamente (Bargh, 1992). Los pensamientos, en
el sentido usual de la palabra, son menos automáticos. Algunos juicios instantáneos
muy básicos, como la estimación general de si algo es bueno o malo, ocurren dentro
de una fracción de segundo, sin intención ni conocimiento (Bargh, Chaiken,
Govender, y Pratto, 1992) y, por lo tanto, pueden considerarse automáticos. Sin
embargo, las interpretaciones y valoraciones más complejas, del tipo del que
normalmente hablamos en terapia, tienen algunos elementos de automaticidad (por
ejemplo, generalmente no son intencionales), pero también otros elementos que
sugieren un proceso controlado. La persona puede ser inicialmente inconsciente de
sus pensamientos y valoraciones, pero una vez que su atención se dirige a ellos,
puede identificarlos y corregirlos. Aunque algunos terapeutas cognitivos se han
referido a las interpretaciones como "pensamientos automáticos", desde una
perspectiva de la ciencia cognitiva, no son completamente automáticos.
¿De dónde vienen las interpretaciones?
La figura 3.2 muestra algunas de los antecedentes y consecuencias complejas de las
interpretaciones. Como vimos con los comportamientos en el Capítulo 2, las
interpretaciones influyen y son influidas por otras partes de los procesos patológicos
centrales.
Las interpretaciones están influidas por las emociones
Las emociones y las sensaciones fisiológicas de la persona pueden afectar las
interpretaciones. La Figura 3.3 muestra un ejemplo de nuestra paciente Ana, que
experimenta ataques de pánico. Cuando siente la emoción del miedo y la sensación
fisiológica de un corazón acelerado, piensa: "¡Estoy teniendo un ataque al corazón!".
Ponte en el lugar de Ana. Imagina que estás sentado allí, haciendo tus cosas y, por
razones que no puedes entender, empiezas a notar que tu corazón se acelera, te
sientes mareado y tienes un miedo intenso. ¿Podría la idea de morir cruzar por tu
mente? Apuesto a que sí. Entonces, cómo te sientes puede tener un impacto en lo
que piensas.
De hecho, la forma en que nos sentimos juega un papel importante en la forma en que
interpretamos todo tipo de acontecimientos o situaciones.
Son influidas por Influyen en
• Emociones
• Creencias nucleares • Emociones
• Sesgos en el Interpretaciones • Conductas
procesamiento de la
información
• Historia del aprendizaje
• Conductas
FIGURA 3.2. Antecedentes y consecuencias de las interpretaciones.

Por ejemplo:
• Scott, nuestro paciente socialmente ansioso, se siente ansioso y tenso en una fiesta.
Busca una razón para su ansiedad e infiere que los otros lo miran y lo juzgan
negativamente.
• Melisa, nuestra paciente con trastorno de estrés postraumático complejo, siente que
el vello delsu cuello se eriza mientras camina hacia afuera. Determina que la situación
debe ser peligrosa.
• Juana se siente irritada hacia Nick. Piensa que Nick debió haber hecho algo malo,
incluso si no puede recordar qué era.
• Cuando Guillermo, nuestro paciente con problemas de dependencia y dolor, necesita
hacer una tarea, siente algo de dolor e inquietud. Piensa: "No puedo hacerlo hoy. No
soy suficientemente fuerte".
FIGURA 3.3. Relación recíproca entre interpretaciones y emociones de Ana.
Las interpretaciones están influidas por las creencias nucleares
Las interpretaciones pueden ser alimentadas por las creencias nucleares de la
persona, que analizaremos con más detalle a continuación. Brevemente, la forma en
que uno responde mentalmente a un acontecimiento se debe en parte al hecho en sí
y en parte a las creencias de uno. Volviendo a nuestro ejemplo de ver a tu amigo que
no te responde, podrías tener la interpretación "Me está ignorando" o podrías pensar
"No me escuchó". ¿Por qué piensas una, pero no la otra? En base, en parte, a tus
creencias nucleares. ¿Eres propenso a pensar que no le gustas a la gente o que no
eres simpático? Si es así, es más probable que interpretes la conducta de tu amigo
como que te ignora deliberadamente. Por otro lado, si generalmente crees que eres
simpático y que gustas, es más probable que interpretes el silencio como producto de
que tu amigo simplemente no te escuchó.

Figura 3.3 Relaciones recíprocas entre cogniciones y emociones en Ana


Las interpretaciones están influidas por sesgos en el procesamiento de la
información
Nuestras interpretaciones están influidas por nuestros procesos de atención y
memoria. Tenemos que prestar atención a algo para poder interpretarlo, y nuestras
interpretaciones dependen de lo que podamos recordar en relación a lo que estamos
interpretando. Si no hubieras prestado atención a la respuesta de tu amigo, no habría
nada que interpretar. Suponiendo que prestes atención, tu interpretación se guiará por
recuerdos de encuentros anteriores con ese amigo. ¿Él te responde cuando le dices
hola? ¿Ha habido fricción entre ustedes? ¿Tiene problemas de audición? Todos estos
recuerdos influyen en cómo interpretarás la situación.
Ahora imagina cómo un sesgo de procesamiento de la información puede afectar la
interpretación. Por ejemplo, imagina que tienes un sesgo atencional hacia caras de
aspecto gruñón u otros signos de rechazo interpersonal, y te das cuenta de que la
frente de tu amigo está arrugada. O imagina que, mientras buscas en tu memoria,
tienes un sesgo de memoria por el cual recuerdas de forma selectiva todas las
interacciones negativas que has tenido con ese amigo y no recuerdas todas las
positivas. Esos sesgos aumentarán sustancialmente la probabilidad de que hagas una
interpretación más negativa del silencio de tu amigo.
Las interpretaciones son influidas por la historia de aprendizaje
Las interpretaciones también pueden derivar de la historia de aprendizaje de la
persona. Siguiendo el ejemplo de tu amigo al otro lado de la calle, a lo largo de tu vida
has tenido innumerables interacciones con otras personas, algunas amistosas, otras
no. Tu historia de esos acontecimientos influirá fuertemente en la interpretación que
hagas. Recuerda que, por supuesto, tu sistema de memoria (como el de todos) es
altamente imperfecto, como comentamos anteriormente. Entonces, lo que recuerdas
y lo que no recuerdas y las interpretaciones que haces a continuación, probablemente
se verán influidas por tu estado emocional actual (mira, es complicado).
Las interpretaciones están influidas por la conducta
Cómo actuamos también influye en cómo percibimos las cosas. Como discutimos en
el Capítulo 2, existe amplia evidencia que sugiere que reinterpretamos las situaciones
para que sean consistentes con nuestros comportamientos. Evitar, por ejemplo, hace
que sea más probable que interpretes lo que evitas como peligroso (Deacon & Maack,
2008; Olatunji et al., 2011). De manera similar, retraerse de las actividades puede, con
el tiempo, llevarlo a interpretar esas actividades como menos deseables o gratificantes
de lo que se verían si no se retrajera. Comportarse de manera agresiva puede hacer
más probable interpretar las acciones de otros como hostiles.
¿Qué hacen las interpretaciones?
Las interpretaciones afectan las emociones
Las interpretaciones pueden ejercer una poderosa influencia en nuestras emociones.
Se cita al filósofo estoico Epicteto (55–135 d.C) que dijo: “El hombre no es perturbado
por las cosas, sino más bien por la opinión que tiene de ellas”. Otra forma de decir
esto es que los acontecimientos no causan infelicidad. Más bien, las interpretaciones
de la persona de esos eventos son la causa de la infelicidad. Podemos ver varios
ejemplos de este fenómeno en nuestros pacientes:
• Ana, nuestra paciente con trastorno de pánico, experimenta un aumento en su ritmo
cardíaco e interpreta "Voy a tener un ataque al corazón". Como resultado de esta
interpretación, también experimenta miedo y un aumento de las sensaciones
fisiológicas de activación (ver Figura 3.3). Entonces, la interpretación de que ella está
teniendo un ataque cardíaco es parte de lo que alimenta el miedo y, al final, el ataque
de pánico.
• Cristina, nuestra paciente con depresión severa, experimenta un pequeño
contratiempo e interpreta "No puedo hacer nada bien". Como resultado de esta
interpretación, se siente aún más triste. Su pensamiento de que no puede hacer nada
bien hace que su depresión se profundice.
• Isabel, nuestra paciente con trastorno límite de la personalidad, experimenta
decepción en una sesión de terapia e interpreta "Mi terapeuta no se preocupa por mí
en absoluto". Esta interpretación la lleva a sentirse frustrada y enojada. Si no se la
cuestiona, esta creencia se acentúa y su relación de trabajo con el terapeuta empeora.
• Laureana, nuestra paciente con esquizofrenia, experimenta pensamientos inusuales
e interpreta "Alguien está tratando de controlar mi mente". Debido a esta
interpretación, se siente cada vez más temerosa.
• Nick, cuyo matrimonio con Juana está en peligro, experimenta algunos problemas
con la crianza de sus hijos e interpreta “Esto es todo culpa de Juana; ella está tratando
de hacer que mi vida sea miserable”. Al hacer esta interpretación, se siente enojado.
• Samuel, que sufre de insomnio, se acuesta en la cama y piensa: "Si no puedo
dormirme, no podré funcionar y mi día será un desastre. Tal vez incluso me despidan".
Esta interpretación lo lleva a sentirse cada vez más ansioso.
Las interpretaciones afectan las conductas
Las interpretaciones también afectan lo que hacemos. Adaptamos nuestro
comportamiento en función de la perspectiva que tomamos sobre los acontecimientos.
Por ejemplo:
• Shari, nuestra paciente con bulimia, tiene un episodio de atracones y piensa: "Estoy
tan desagradable y gorda". Y responde a esta interpretación provocándose el vómito.
• Blaise, quien tiene un trastorno de uso de sustancias, siente necesidad de usar e
interpreta "Si no puedo usar ahora, nunca me sentiré mejor". Su respuesta a esta
interpretación es consumir cocaína.
• Scott, quien es socialmente ansioso, está hablando con alguien por primera vez.
Piensa: "Esta persona puede ver cuán ansiosa y torpe soy y piensa mal de mí".
Responde terminando la conversación lo más rápido posible.
• Betania, nuestra clienta con TOC, toca un picaporte y piensa: “Tengo gérmenes. Voy
a tener una enfermedad terrible y moriré". Su respuesta a esta interpretación es
lavarse las manos una y otra vez.
Distorsiones cognitivas
A veces nuestras interpretaciones son precisas. A veces no lo son. Cuando las
interpretaciones no son precisas (lo que significa que no reflejan con precisión la
realidad), las llamamos distorsiones cognitivas. Algunas distorsiones cognitivas
comunes se enumeran en la Tabla 3.2. Todas reflejan un desajuste entre la
interpretación y la realidad.
• Cuando Ana piensa: "¡Voy a tener un ataque al corazón!", esto es sobreestimación
de la probabilidad. En realidad, la probabilidad de que tenga un ataque al corazón es
extremadamente pequeña.
• Cuando Scott piensa: "Si la gente ve que estoy nervioso, me derrumbaré por
completo, nunca podré sobrellevarlo o mostrar la cara en público otra vez", eso es
catastrofizar. En realidad, las consecuencias de que la gente vea que uno está
nervioso no son tan devastadoras.
• Cuando Melisa piensa: "No puedo confiar en nadie porque todos son una amenaza
potencial", eso es una generalización excesiva. Algunas personas son de hecho
peligrosos, pero la mayoría no lo son.
• Cuando Laureana piensa: "Esa persona sonríe porque se está burlando de mí", eso
es personalización. En realidad, la sonrisa de la persona no tenía nada que ver con
Laureana.
• Cuando Isabel piensa: "Mi terapeuta no me respeta porque no validó lo que acabo
de decir", es pensar todo o nada. En realidad, el terapeuta la respeta mucho y la falta
de validación fue un error momentáneo.
• Cuando Nick piensa: "Juana debería preguntarme cómo me fue cada vez que vuelvo
a casa", eso es un "debería". En realidad, aunque Nick puede desear que así sea, no
hay ninguna regla sobre lo que se supone que Juana debe preguntarle.
• Cuando Juana piensa, "Nick acaba de decir eso porque quiere hacerme sentir mal",
eso es una lectura de mente. En realidad, Juana no tiene forma de saber realmente lo
que Nick está pensando.
• Cuando Suzanne piensa: "Estoy segura de que algo malo le pasó a mi esposo
porque tengo esta sensación en mi estómago", eso es un razonamiento emocional.
En realidad, la sensación en su estómago es sólo una sensación, no un indicador de
acontecimientos externos.
• Cuando Blaise piensa: "Puedo usar una vez y mantenerlo bajo control", eso es
minimización. En realidad, Blaise ha tenido numerosas recaídas que comenzaron así,
y en la actualidad no tiene mucha capacidad para detenerse.
TABLA 3.2. Distorsiones Cognitivas
Distorsiones Ejemplos
Sobreestimación de la probabilidad: • "Si voy al centro comercial, tendré un
predicción de un acontecimiento de baja ataque al corazón".
probabilidad sin evidencia que la apoye • "Todos en la fiesta me rechazarán".
o ante la evidencia contradictoria • "Mi avión se estrellará".
“Catastrofismo”: exagerar el significado • “Si me desmayo en un lugar público,
de un hecho; hacer montañas de granos será lo más humillante y nunca podré
de arena. aparecer en público otra vez".
• “Mi esposo llega tarde a la cena;
probablemente está muerto en una zanja
en alguna parte”.
• "Si mi pareja me abandona, estaré
completamente solo para siempre y
nunca volverá a encontrar un amor".
• “Tuve una discusión con mi cónyuge;
Por lo tanto, tengo un pésimo
matrimonio".
• “Mi amigo no me llamó este fin de
semana; nadie se preocupa por mí ".
Sobregeneralización: Ver hechos • “Si fallé en el examen, no puedo hacer
negativos aislados como globales o nada bien y nunca tendré éxito ".
interminables. • “Si me siento ansioso, estaré ansioso
siempre y nunca volveré a ser feliz ".
Personalización: culparse a sí mismo por • "Mi jefa tiene una cara agria; debo
hechos externos, o creer que hechos haber hecho algo que la hizo enojar".
externos están de alguna manera • “Si yo hubiera sido un mejor padre, mis
relacionados con usted. hijos tendrían mejores notas en la
escuela".
Pensamiento todo o nada: ver las cosas • "Si no puedo hacerlo perfectamente,
en categorías blanco y negro. soy un fracaso".
• "Si mi familia no apoya todo lo que
hago, significa que no me quieren".
"Deberías": hacer "reglas" sobre cómo • "La gente debería ser amable conmigo
uno u otros deben comportarse y todo el tiempo".
enojarse cuando no se cumplen, incluso • "Siempre debería poner a los demás
cuando no son reglas reconocidas por primero y soy una porquería si no lo
todo el mundo. hago".
Lectura de la mente: inferir qué piensa o • “Estoy seguro de que no les gusto”
siente otro, sin suficiente evidencia. • “Mi mujer piensa que soy un desastre
de marido, aunque no lo diga”.
Razonamiento emocional: suponer que • “Esta situación debe ser peligrosa; si
las emociones de uno reflejan cómo son no, no me sentiría tan ansiosa”.
realmente las cosas: “Si lo siento, debe • “Sé que mi esposo es un imbécil
ser cierto”. porque estoy tan enojada en él todo el
tiempo ".
Minimizar: minimizar la importancia de • "Sólo una bebida no hace daño. Puedo
los hechos, o hacer afirmaciones controlarlo".
"permisivas" irreales para uno mismo. • "No me atraparán esta vez".
• "Están haciendo un drama de esto".

Observe que los delirios persecutorios de Laureana se enumeran junto con las
distorsiones cognitivas de los otros pacientes. En nuestro modelo, las creencias
delirantes (como las que se ven en los pacientes con esquizofrenia) están en un
continuo con las creencias normales y "neuróticas". Es decir, una creencia como "El
gobierno me hace seguir" se considera una creencia distorsionada, como lo son las
creencias de nuestros pacientes con depresión, ansiedad, discordia marital, etc. Los
delirios son vistos, por lo tanto, simplemente como un tipo de distorsión cognitiva en
la que se cree fuertemente. Es importante destacar que no trazamos una línea
marcada entre "neurosis" y "psicosis". De hecho, existe amplia evidencia de que las
creencias delirantes pueden modificarse (O'Connor et al., 2007), y que la TCC puede
ser efectiva para pacientes con trastornos psicóticos (por ejemplo, S. Lewis et al.,
2002).
Creencias nucleares
Nuestras interpretaciones son enunciados verbales que nos hacemos para darle un
sentido a estímulos o situaciones. Detrás de estas interpretaciones están nuestras
creencias nucleares, que son supuestos y creencias básicas sobre uno mismo o el
mundo externo. Estas creencias nucleares no necesariamente pasan por nuestras
mentes de la misma manera en que lo hacen las interpretaciones. Más bien, sirven
como el "programa" subyacente que da forma a cómo respondemos a las situaciones
y qué pensamientos o imágenes vendrán a la mente.
Muchas escuelas de psicoterapia, incluida la TCC, están interesadas en la idea de
que hay algo más grande y profundo que subyace a los síntomas con los que los
pacientes se presentan a tratamiento. Esta idea ha sido durante mucho tiempo un pilar
del pensamiento psicoanalítico/psicodinámico, en el que se cree que los deseos,
impulsos, conflictos y defensas inconscientes estimulan el desarrollo de los síntomas
manifiestos (por ejemplo, Gabbard, 2014). Los teóricos cognitivos han señalado el
concepto de esquemas, definidos como temas o patrones amplios y generalizados de
creencias nucleares, recuerdos, emoción, interpretaciones y sensaciones corporales
(AT Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979; Young, Klosko, & Weishaar, 2003). De acuerdo
con este modelo, un esquema puede estar activo (lo que significa que está ejerciendo
una influencia en los pensamientos, sentimientos y comportamientos) o inactivo, pero
siempre está ahí.
En estas teorías, hay un tema común: las personas tienen una pauta o modus
operandi subyacente que, cuando se activa, se repite a lo largo del tiempo y en
diferentes situaciones. Los síntomas que presenta el paciente, por lo tanto, se ven
como un ejemplo de esa pauta, aunque no necesariamente el único ejemplo que
ocurrirá durante la vida de la persona. Estas pautas subyacentes con frecuencia se
mencionan en relación a la personalidad, aunque no reflejan necesariamente la
presencia de un trastorno de personalidad DSM-5.
Un corolario de esta teoría es que el tratamiento exitoso de un individuo no debe
centrarse únicamente en los síntomas que presenta; por ejemplo, el tratamiento de la
depresión no debe ser sólo para aliviar la depresión, sino también abordar y corregir
la configuración subyacente que hace a la persona vulnerable a desarrollar síntomas.
Las creencias nucleares conforman la visión básica que una persona tiene de sí
misma, de otras personas y del mundo. Como todos los otros procesos cognitivos,
pueden ser adaptados o desadaptados. Cuando las creencias nucleares
desadaptadas interactúan con un acontecimiento, provocan interpretaciones
inadaptadas y distorsionadas que, a su vez, pueden contribuir a las emociones
negativas (ver Figura 3.5). Cuando las creencias nucleares son saludables, los
acontecimientos estresantes no producen interpretaciones negativas y la respuesta
emocional es bastante normal (ver Figura 3.6). Algunos ejemplos de creencias básicas
saludables y no saludables se muestran en la Tabla 3.3.
TABLA 3.3. Ejemplos de creencias nucleares saludables (adaptativas) y no
saludables (desadaptadas)
Creencias nucleares saludables Creencias nucleares no saludables

Sobre sí mismo
• "Soy competente". • "Soy incompetente".
• "Soy valioso." • "No valgo nada".
• "Soy básicamente bueno" • "Soy básicamente malo".
Sobre los otros
• "La gente es básicamente decente". • "La gente es básicamente mala".
• "Puedo confiar en la gente". • "No puedo confiar en nadie".
Sobre el mundo
• "Los esfuerzos suelen dar sus frutos". • "Nada cambia."
• "El mundo es bastante seguro". • "El mundo es peligroso".
+++
La ciencia detrás
Hay razones para creer que las formas de verse a sí mismos y al mundo de larga
data, no cuestionadas, subyacen a la vulnerabilidad a desarrollar trastornos
psicológicos. La presencia de rasgos de personalidad inadaptados predice
fuertemente la presencia de los llamados trastornos del "Eje I", como ansiedad,
problemas con el estado de ánimo, psicóticos y con el uso de sustancias (Coid,
Yang, Tyrer, Roberts y Ullrich, 2006); y las características de la personalidad
predicen también la cronicidad y la recurrencia de estos trastornos (Ansell et al.,
2011; Grilo et al., 2010). Es importante destacar que también se ha demostrado que
la presencia de rasgos de personalidad inadaptados tiene un impacto negativo en
la eficacia a corto y largo plazo del tratamiento para los trastornos del "Eje I" (Alnaes
y Torgersen, 1997; Ilardi, Craighead y Evans, 1997; Krampe et al., 2006; Verheul,
van den Brink, & Hartgers, 1998).
Hay, también, gran cantidad de investigaciones que demuestran que ciertas
personas son más vulnerables al desarrollo de trastornos psiquiátricos que otras
debido a características cognitivas. Por ejemplo, la investigación sobre la depresión
(Abramson, Metalsky y Alloy, 1989) muestra que son vulnerables a la depresión
quienes (1) tienden a atribuir los acontecimientos negativos a causas globales y
estables, (2) tienden a anticipar consecuencias negativas y (3) se ven a sí mismas
como inherentemente defectuosas. De manera relacionada, los estudios de
ansiedad (Riskind, 1997) demuestran que los individuos vulnerables a la ansiedad
tienden a percibir las amenazas como crecientes o en aumento, en lugar de ser
estáticas. Los modelos sobre el afecto negativo (ansiedad y depresión) basados en
la investigación sugieren que los individuos vulnerables tienden a percibirse a sí
mismos como faltos de control sobre los acontecimientos (Rotter, 1966) o poco
capaces para afrontar o resolver problemas (Bandura, 1982).
+++

Figura 3.4 Las creencias nucleares interactúan con las situaciones para generar las
interpretaciones y consiguientes emociones

Desencadenante:
Discusión con el cónyuge Interpretación: Respuesta emocional:
+ “Esto es temporal” Molestia menor
Creencia nuclear: "Lo resolveremos"
"Valgo y puedo tener
buenas relaciones"
Figura 3.5. Creencia adaptativa que interactúa con un acontecimiento estresante para
causar interpretaciones y emociones adaptativas

Desencadenante:
Discusión con el cónyuge Interpretación: Respuesta emocional:
+ “Nunca conseguiré Tristeza intensa
Creencia nuclear: que funcione". “Es inútil"
"Soy defectuoso e
indigno de amor"
Figura 3.6. Creencia desadaptada que interactúa con un acontecimiento estresante
para causar interpretaciones y emociones desadaptadas.
Los problemas psicológicos a menudo se asocian con creencias nucleares
desadaptadas. Beck, Freeman y Davis (2004) plantearon la hipótesis de la presencia
de ciertas creencias nucleares vinculadas a trastornos de personalidad específicos,
como:
• Dependiente: "Soy indefenso".
• Evitativo: "Podrían lastimarme".
• Pasivo agresivo: "Podrían controlarme".
• Paranoico: "La gente es peligrosa".
• Narcisista: “Soy especial”.
• Histriónico: “Necesito impresionar”.
• Obsesivo-compulsivo: "No debo errar".
• Antisocial: "Los demás están para aprovecharse de ellos".
• Esquizoide: "Necesito mucho espacio".
Young et al. (2003) caracterizaron algunas de las creencias nucleares inadaptadas
observadas en los pacientes psiquiátricos. Enmarcaron estas creencias como parte
de esquemas más amplios, pero aquí me enfoco en las creencias mismas:
• Abandono/inestabilidad: creencia que aquellos que deben brindar apoyo y conexión
son inestables o no se puede contar con ellos.
• Maltrato/abuso: expectativa que los otros lastimarán, abusarán, humillarán,
engañarán, mentirán o se aprovecharán de uno.
• Privación emocional: la expectativa que el deseo de apoyo emocional normal (por
ejemplo, ternura, empatía, protección) no será satisfecho adecuadamente por los
otros.
• Defectuosidad/vergüenza: creencia que uno es defectuoso, malo, indeseable,
inferior, enfermo, o que si uno se expone no merecería el afecto de los otros.
• Aislamiento/alienación social: creencia que uno está aislado del resto del mundo, es
diferente de otras personas o no pertenece a ningún grupo o comunidad.
• Dependencia/incompetencia: creencia que uno no puede manejar las
responsabilidades diarias de una manera competente sin la ayuda considerable de
otros.
• Vulnerabilidad al daño o enfermedad: creencia que una catástrofe inminente ocurrirá
en cualquier momento y que una no podrá evitarla.
• Pegoteo/ yo subdesarrollado: una creencia, asociada con excesiva implicación
emocional y cercanía con otra persona, a expensas de la plena individuación de al
menos uno de los individuos enredados, que cree no poder sobrevivir o ser feliz sin el
apoyo constante del otro.
• Fracaso: creencia que uno ha fallado, inevitablemente fallará o es fundamentalmente
inadecuado en las áreas de los logros.
• Derechos especiales/ grandiosidad: creencia que uno es superior a los demás, tiene
derechos y privilegios especiales, o no está sujeto a las reglas de reciprocidad que
guían la interacción social normal.
• Autocontrol/autodisciplina insuficiente: creencia que uno debe poder sentirse mejor
o tener lo que quiere ya mismo.
• Sometimiento: creencia que a uno se lo fuerza a renunciar a sus necesidades o
emociones y que los propios deseos, opiniones y sentimientos no son válidos o
importantes para los demás.
• Autosacrificio: creencia que uno voluntariamente debe satisfacer las necesidades de
los otros en situaciones diarias, a expensas de las propias necesidades.
• Búsqueda de aprobación/reconocimiento: creencia que uno debe obtener la
aprobación, reconocimiento, o atención de los otros, o que uno debe encajar, a
expensas de desarrollar un seguro sentido de sí mismo.
• Negatividad/pesimismo: centrarse en los aspectos negativos de la vida, minimizando
los aspectos positivos. Incluye la creencia que las cosas andarán seriamente mal o
que aspectos de la propia vida que parecen andar bien, finalmente se vendrán abajo.
• Inhibición emocional: creencia que debe inhibirse la acción, sentimiento o
comunicación espontáneas para evitar la desaprobación de los otros, sentirse
avergonzado o perder el control de los impulsos.
• Normas implacables/hipercrítica: creencia que uno debe tratar de alcanzar normas
internalizadas muy altas de conducta y desempeño, frecuentemente para evitar la
crítica.
• Punitividad: creencia que la gente, frecuentemente también uno mismo, deben ser
duramente castigadas si cometen errores.
Estos son ejemplos; no es necesario limitar su conceptualización a estas creencias
nucleares específicas. La idea es que un paciente puede tener creencias persistentes
y desadaptadas sobre sí mismo, los demás o el mundo que interactúan con
acontecimientos externos para llevar a interpretaciones, emociones y conductas
desadaptadas. También es notorio que, aunque esta teoría se desarrolló
originalmente teniendo en mente los trastornos de la personalidad (Young, 1999), no
es necesario limitar esta conceptualización a los trastornos de la personalidad del
DSM. No dibujamos una marcada línea entre "Eje I" y "Eje II", para usar una
terminología algo obsoleta.
¿De dónde vienen las creencias nucleares?
Fundamentalmente, creemos que las creencias nucleares son aprendidas. Este
aprendizaje generalmente no ocurre de una vez; más bien, las creencias nucleares se
van formando a través del tiempo. Algunas formas en que se pueden aprender las
creencias nucleares (como se muestran para Cristina en la Figura 3.7) son:
La experiencia
Algunas personas tienen una serie de circunstancias adversas en la vida que dan
forma a sus creencias nucleares. En muchos casos, estas circunstancias ocurren
durante períodos de sensibilidad particular del desarrollo; por ejemplo, un niño que
sufre abusos repetidamente puede desarrollar creencias nucleares desadaptadas,
que persisten en la edad adulta, sobre su autoestima, la peligrosidad del mundo, etc.
Como el desarrollo de las creencias nucleares es un proceso continuo que se produce
a lo largo de la vida, las experiencias de la edad adulta también pueden impactar las
creencias nucleares. Ser agredido sexualmente en la edad adulta, por ejemplo,
también podría perjudicar las creencias nucleares sobre la autoestima, la peligrosidad
del mundo, etc.
También vale la pena señalar que no todas las experiencias que forman las creencias
nucleares deben ser "traumáticas" en el sentido clásico del término. Experiencias
adversas de rutina, tales como recibir una desaprobación constante por parte de los
padres, maestros o compañeros; ser rechazado por otros o tener poca interacción
social positiva; tener padres impredecibles o inadecuados; o no recibir una evaluación
positiva adecuada de los logros son ejemplos de experiencias que, aunque no se
consideran "traumas", pueden tener un impacto poderoso en las creencias nucleares.
En el modelo que se muestra aquí, Cristina tiene una larga historia, que se remonta a
la infancia, de ser una "forastera" para sus compañeros. Esta historia de rechazo de
los compañeros y no haber encontrado un grupo social ayudó a moldear su creencia
nuclear "No valgo nada y no soy digna de ser amada".

Los efectos del propio comportamiento


Las personas tienden a comportarse de maneras que fortalecen, en lugar de
desmentir, sus creencias nucleares. Es decir, una vez que se estableció una creencia
nuclear, usualmente actuamos de una manera que concuerda con esa creencia,
creando una profecía autocumplida. Esos comportamientos, a su vez, nos llevan a
experimentar nuestros entornos de manera diferente, lo que parece confirmar la
creencia. En el caso de Cristina, vemos que sus conductas son pasar demasiado
tiempo en la cama y no interactuar con los demás. Por lo tanto, tiene pocas
oportunidades de experiencias sociales positivas. Este aislamiento, a su vez, sirve
para fortalecer su creencia nuclear "no valgo nada y no soy digna de ser amada".
Cristina no se detiene a considerar la posibilidad de que su propia conducta sea la
verdadera razón de su aislamiento.
Modelado
Podemos desarrollar creencias nucleares a través del proceso de observar e
interactuar con otros. Con el tiempo, podemos comenzar a adquirir creencias
similares. Un padre visible y crónicamente ansioso, por ejemplo, podría "transferir" a
su hijo la creencia nuclear de que el mundo es un lugar peligroso. He visto a muchos
pacientes ansiosos que recuerdan que sus padres los llevaban frecuentemente a
visitas innecesarias al médico por molestias menores, los controlaban constantemente
o eran reacios a dejarlos salir a jugar. Tal vez no sea una sorpresa, entonces, que con
el tiempo estos pacientes desarrollaran una visión más bien sesgada del mundo.
Figura 3.8. Las creencias nucleares influyen en las interpretaciones y en los sesgos
del procesamiento de la información.
¿Qué hacen las creencias nucleares?
Las creencias nucleares influyen en otros procesos cognitivos. Como se muestra en
la Figura 3.8, las creencias nucleares contribuyen a las interpretaciones y sesgos del
procesamiento de la información. Tenga en cuenta que ambas están por debajo del
umbral normal de la conciencia. Esto no significa que estén "inconcientes" en el
sentido en que los terapeutas psicodinámicos usan el término (es decir, no están
reprimidos ni las defensas yoicas las mantienen alejadas de la conciencia). Más bien,
significa que la persona no está acostumbrada a prestarles atención y, por lo tanto, no
es conciente de su papel en el mantenimiento del problema.

La Figura 3.9 muestra un ejemplo de cómo estos factores cognitivos se presentan en


nuestra paciente Susana, a quien se le diagnosticara TAG, trastorno que se
caracteriza por preocupación y tensión crónicas. Como puede verse, ella tiene la
creencia nuclear de que el mundo es un lugar peligroso. Esa creencia alimenta un
sesgo atencional hacia señales relacionadas con la amenaza, por lo que es más
probable que detecte cosas que dan miedo. La creencia nuclear y el sesgo atencional
están por debajo de su nivel habitual de conciencia. Sin embargo, lo que sí nota son
las interpretaciones que le vienen a la mente: "Algo malo le debe haber pasado a mi
esposo" cuando él llega tarde a casa, "Debo tener un tumor" cuando tiene dolor de
cabeza y "Un ladrón quiere entrar a la casa" cuando oye ruidos por la noche.
La Figura 3.10 muestra otro ejemplo, esta vez de nuestro paciente Guillermo, que es
muy dependiente de los demás. La creencia nuclear de Guillermo es que él es
incompetente. Esa creencia conduce a un sesgo de memoria: al recordar su vida,
recuerda desproporcionadamente los fracasos personales y no recuerda los
momentos en que actuó de manera competente. Como Susana, Guillermo no es
particularmente conciente de la presencia de estas creencias nucleares y del sesgo
del procesamiento de la información. Sin embargo, es consciente de sus
interpretaciones de varias situaciones estresantes: "No puedo hacer esto sin ayuda"
cuando tiene que realizar una tarea, "Mi esposo sabe mejor que yo" cuando tiene que
tomar una decisión y "Es demasiado arriesgado", cuando piensa en hacer un cambio
en su vida.
Las creencias nucleares también ejercen un impacto en nuestros comportamientos.
Young et al. (2003) tienen una idea interesante sobre cómo los esquemas pueden
moldear el comportamiento (nuevamente, me centraré en el aspecto creencia nuclear
de su teoría). Sugiere que cuando una creencia nuclear está presente, una de tres
cosas puede suceder:
1. Rendirse. La persona cede a la creencia nuclear y no trata de combatirla. Actúa de
maneras que confirman la creencia nuclear. Por ejemplo, un individuo que se rinde a
una creencia nuclear de abandono/inestabilidad (que los que están disponibles para
apoyo y conexión son inestables o poco confiables) puede seleccionar parejas que no
se comprometen, asumiendo que es inútil intentar tener una relación estable con una
persona que brinde apoyo.
2. Evitar. La persona trata de organizar su vida para que la creencia nuclear nunca se
active. Evita pensar en ello y evita situaciones que puedan desencadenar la creencia.
Por ejemplo, un individuo que evita una creencia nuclear de abandono /inestabilidad
puede evitar completamente las relaciones íntimas y beber mucho cuando está solo.
3. Sobrecompensar. La persona trata de pensar, sentir y comportarse como si fuera
lo opuesto a la creencia nuclear, trata de ser el polo opuesto. Por ejemplo, un individuo
que sobrecompensa una creencia nuclear de abandono/inestabilidad podría aferrarse
y "asfixiar" a sus parejas hasta el punto de alejarlas.
Sobre la conciencia y los procesos cognitivos desadaptados
En diversos grados, los procesos cognitivos automáticos y semiautomáticos
desadaptados pueden ocurrir fuera de nuestra conciencia. Por lo general, no somos
conscientes de que tenemos un sesgo atencional hacia la amenaza o que estamos
recordando de manera selectiva tristes recuerdos. Puede que no seamos conscientes
de que tenemos un estilo interpretativo particular o ciertas creencias nucleares
negativas sobre nosotros mismos, otras personas o el mundo. Aunque la TCC no
comparte el concepto psicoanalítico tradicional del inconciente, reconocemos que
gran parte de nuestra actividad cognitiva ocurre fuera del alcance habitual de nuestra
conciencia. Sin embargo, lo que compartimos con nuestros colegas psicoanalíticos es
la creencia de que al hacer que la persona sea consciente de estos procesos,
podemos ayudarlos a reconocerlos y cambiarlos. Discutimos formas específicas para
ayudar a que estos procesos cognitivos se hagan concientes en el Capítulo 13.
Procesos cognitivos esforzados
A diferencia de los sesgos en el procesamiento de la información y las intrusiones,
que se producen automáticamente, y las interpretaciones y creencias nucleares, que
son semiautomáticas, algunos procesos mentales son deliberados y esforzados. Los
procesos cognitivos esforzados son aquellos en los que la persona intenta pensar de
cierta manera, o pensar (o no pensar) sobre ciertas cosas. En muchos casos, la
persona trata de influir en sus pensamientos para superar el malestar; por ejemplo,
alguien podría tratar de no pensar en cosas tristes, o podría reprocharse por su estado
de ánimo tratando así de salir de él, o podría pensar en ciertas cosas una y otra vez
para tratar de mejorarlas. El término evitación de la experiencia se ha utilizado para
describir esfuerzos desadaptados por controlar, reprimir o alejarse de pensamientos
o sentimientos incómodos (Hayes, Strosahl y Wilson, 2012).
Los procesos cognitivos esforzados, como todos los demás, pueden ser adaptados o
desadaptados. Los procesos cognitivos esforzados adaptados a menudo implican
esfuerzos para resolver problemas (definición del problema, generación de múltiples
soluciones posibles y elección de una solución particular) (D’Zurilla & Goldfried, 1971).
Los procesos cognitivos esforzados adaptados a menudo implican cierto grado de
aceptación. En Alcohólicos Anónimos, los miembros repiten la "Oración de la
Serenidad": "Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo
cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para reconocer la
diferencia". Cambiar las cosas -la meta de la mayoría de las psicoterapias- requiere
comprender qué cosas son cambiables y cuáles no. No podemos, por ejemplo,
cambiar el hecho de que un ser querido ha fallecido, que tenemos una enfermedad
médica grave o dolorosa, o experimentamos alucinaciones auditivas, pero podemos
cambiar la forma en que reaccionamos ante esas cosas. Es posible que no podamos
cambiar el hecho de que nos sentimos enojados o tristes o temerosos por algo,
aunque podemos evitar que esos sentimientos nos abrumen y determinen nuestra
conducta. Cuando nuestros procesos cognitivos esforzados son adaptados,
aceptamos la realidad tal como es y centramos la atención en nuestras respuestas.
Por otra parte, los procesos cognitivos esforzados desadaptados son aquellos que a
menudo comienzan como esfuerzos para sentirse mejor, pero que frecuentemente
terminan siendo contraproducentes y empeorando las cosas. Procesos cognitivos
esforzados desadaptados comunes son la rumiación, la preocupación, la supresión
del pensamiento y las compulsiones mentales.

Figura 3.11 Interacción de intrusiones y procesos cognitivos esforzados en


psicopatología
Hay una relación de ida y vuelta entre las intrusiones y los procesos cognitivos
esforzados. Como se muestra en la Figura 3.11, los pacientes a menudo experimentan
intrusiones como recuerdos desagradables, imágenes mentales atemorizantes o
pensamientos desagradables, a veces personalmente repugnantes. Luego responden
a estas intrusiones con procesos cognitivos esforzados desadaptados. Sin embargo,
como se ve en la Figura 3.11, el proceso cognitivo esforzado desadaptado a menudo
aumenta la frecuencia o la intensidad de las intrusiones a lo largo del tiempo.
Rumiación
La palabra rumiación nos recuerda la imagen de una vaca que mastica su comida
parcialmente digerida. La vaca traga la comida, la regurgita, la mastica y la traga de
nuevo. Ahora imagine el mismo proceso de regurgitación y volver a masticar como
una actividad mental. En la rumiación, la persona piensa el mismo contenido negativo
una y otra vez. En el caso de la rumiación depresiva, la persona piensa repetidamente
sobre los síntomas que la perturban y sus causas y consecuencias, sin iniciar la
solución activa de problemas que podría alterar la causa de su malestar (Nolen -
Hoeksema, 1991). En el caso de la rumiación posterior al acontecimiento, la persona
repite detalles sobre un hecho ya ocurrido, incluidas las evaluaciones críticas de su
propio desempeño (Kashdan & Roberts, 2007).
Tenga en cuenta que la rumiación no es lo mismo que resolver problemas o entender
cómo son las cosas. A diferencia de estas formas de pensamiento (potencialmente)
más productivas, la rumiación se caracteriza no sólo por la presencia de pensamientos
negativos sino también por una tendencia a que esos pensamientos sean
perseverantes (es decir, el mismo subconjunto de pensamientos negativos se repite
una y otra vez) . Con el tiempo, el contenido del pensamiento rumiador puede volverse
cada vez más negativo (lo que también nos ayuda a distinguirlo de la solución de
problemas reales).
Con el tiempo, la rumiación exacerba el estado de ánimo negativo.
• Cristina experimenta un sentimiento de tristeza. Piensa: "¿Por qué estoy tan
deprimida? ¿Por qué no puedo sentirme mejor? ¿Por qué otras personas parecen
sentirse mucho mejor que yo?". Ella se vuelve cada vez más desdichada y
desesperanzada a medida que se da cuenta de lo fuera de control que está su estado
de ánimo.
• Mientras Nick reflexiona sobre el estado de su matrimonio con Juana, piensa: "¿Por
qué no puedo salir de esto? El matrimonio de todos los demás parece ser mucho mejor
que el mío. ¿Por qué no podemos ser una pareja feliz como la de todos los demás?".
Esta forma de pensar lo hace sentir cada vez más desanimado.
A pesar de que las personas se involucran en la rumiación en un esfuerzo por reducir
las emociones negativas, la investigación muestra que la rumiación en realidad hace
que estos estados de ánimo empeoren (Nolen-Hoeksema y Morrow, 1993; Wegner,
Erber, y Zanakos, 1993). A medida que las personas rumian, se sienten peor, lo que
a su vez provoca más rumiación, lo que resulta en una espiral descendente (Moberly
y Watkins, 2008).
La ciencia detrás
La rumiación requiere que uno centre su atención en sus propios sentimientos y en
la búsqueda mental de sus causas y consecuencias. Como resultado, el individuo
tiene menos recursos atencionales disponibles para respuestas potencialmente
más adaptables a su estado de ánimo negativo, como la solución de problemas
complejos u otras formas de afrontamiento centrado en el problema (Hong, 2007;
Nolen-Hoeksema, 1991).
La rumiación aumenta los pensamientos automáticos negativos, como creer que las
cosas saldrán mal (Lyubomirsky y Nolen-Hoeksema, 1995), así como las creencias
nucleares de que uno no tiene valor y es incompetente (Rimes y Watkins, 2005).
La rumiación también altera los procesos cognitivos: hace que las personas sean
menos efectivas en la resolución de problemas interpersonales (Lyubomirsky y
Nolen-Hoeksema, 1995), perjudica el funcionamiento ejecutivo (Watkins y Brown,
2002) e incrementa el sesgo de memoria hacia los acontecimientos negativos de
la vida (Lyubomirsky, Caldwell , & Nolen-Hoeksema, 1998).
Curiosamente, algunas personas creen que la rumiación es una buena manera de
manejar las emociones; pueden creer, por ejemplo, que "Pensar en las causas de
mi tristeza me ayudará a evitarla", "Si le doy importancia a mis errores pasados,
puedo ser una mejor persona" o "Pensar en lo mal que estoy me hará salir de esto"
(Wells, 2009, p. 200). Cuando se estudian a lo largo del tiempo, estas personas
tienden a rumiar más y a desarrollar más síntomas de depresión que las personas
que no creen que la rumiación sea una solución efectiva a los problemas (Weber y
Exner, 2013).

Preocupación
Otro proceso cognitivo esforzado desadaptado es la preocupación. Aunque la
preocupación puede sentirse incontrolable, es, de hecho, un proceso cognitivo
laborioso. Cuando surgen pensamientos intrusos y atemorizantes, algunas personas
se preocupan, lo cual es una forma de cuasi-resolución de problemas en la que la
persona repasa repetidamente una serie de resultados inciertos (e incluso poco
probables) potencialmente catastróficos de situaciones actuales o futuras potenciales
(Borkovec, 1994).
El proceso esforzado preocupación puede causar el mantenimiento a largo plazo de
la ansiedad.
• Cuando el esposo de Susana llega tarde a casa, ella tiene una idea intrusa de que
algo malo podría haberle ocurrido. Reacciona imaginando todas las cosas malas que
podrían haber ocurrido, preparándose mentalmente para lo peor. Ella se siente
crónicamente ansiosa.
• Mientras Samuel yace en la cama sin dormirse, comienza a pensar en todas las
cosas malas que podrían suceder si no se duerme. Se imagina cansado al día
siguiente, tal vez incluso despedido porque no pudo concentrarse. Se dice a sí mismo
que debe dormirse, o…. No es sorprendente que esta preocupación sólo sirva para
mantenerlo despierto más tiempo.
Uno podría preguntarse: si preocuparse es desagradable y perjudicial ¿por qué la
gente lo hace? Porque algunas personas creen que la preocupación es una buena
idea; por ejemplo, pueden creer que la preocupación los motiva a hacer mejor las
cosas, los prepara para lo peor o evita que ocurran resultados negativos (Borkovec y
Roemer , 1995; Davey, Tallis, & Capuzzo, 1996). Es muy probable que las personas
con TAG, un trastorno en el que la preocupación excesiva es el síntoma distintivo,
encuentren que la preocupación los ayuda a distraerse de temas más emocionales
(Borkovec y Roemer, 1995). Se ha sugerido que "los individuos con TAG utilizan la
preocupación como una estrategia de afrontamiento porque prefieren sentirse con
malestar crónico pero preparados para el peor resultado, en lugar de experimentar un
cambio de un estado eutímico a una emoción negativa" (MG Newman & Llera, 2011,
p. 375). No estoy seguro de que la palabra preferir sea completamente exacta aquí. A
la persona que se preocupa no necesariamente le gusta preocuparse, o elige
preocuparse. Más bien, se atasca en un patrón de preocupación que lo hace sentirse
preparado, aunque realmente no lo prepare ni lo ayude a afrontar las situaciones
estresantes.
La ciencia detrás
La preocupación causa un prolongado estado de ánimo ansioso y disfórico
(Brosschot, Gerin y Thayer, 2006). Cuando las personas se preocupan,
experimentan mayor afecto negativo (Llera y Newman, 2010), así como signos
prolongados de activación cardíaca (Pieper, Brosschot, van der Leeden y Thayer,
2010). Hacen más interpretaciones negativas, como esperar resultados negativos y
se sienten más incapaces de afrontar esos resultados (Stapinski, Abbott y Rapee,
2010); también tienen menos recursos atencionales disponibles para asignarlos a
cuestiones no amenazadoras, importantes para el funcionamiento cotidiano
(Stefanopoulou, Hirsch, Hayes, Adlam y Coker, 2014) y menor funcionamiento
ejecutivo, necesario para resolver problemas y tomar decisiones (Hallion, Ruscio y
Jha , 2014).

Supresión del pensamiento


La supresión del pensamiento es otro proceso cognitivo esforzado desadaptado.
Cuando las personas experimentan pensamientos indeseables, desagradables, a
menudo intentarán hacer que desaparezcan "limpiando la mente" o tratando de pensar
en otra cosa (Wenzlaff y Wegner, 2000). Como veremos más adelante, estos
esfuerzos a veces pueden ser contraproducentes, haciendo que los pensamientos
aumenten en lugar de disminuir en frecuencia o intensidad.
Prueba esto
Intenta este ejercicio: durante 1 minuto, trata de no pensar en un oso blanco. ¿Qué
pasó? Si eres como la mayoría de las personas, es difícil no pensar en un oso
blanco. Probablemente intentaste pensar en otra cosa, pero finalmente los
pensamientos de un oso blanco se colaron en tu conciencia. La razón es que el
mismo acto de supresión sirve para recordarte lo que estás suprimiendo y esto hace
que el oso blanco venga a tu mente.

La supresión del pensamiento puede causar aumentos paradójicos del pensamiento.


• Melisa experimenta recuerdos intrusos indeseables de una experiencia traumática
previa. Se esfuerza por no pensar en ello, hablar de ello o recordarlo. Estos esfuerzos
no tienen éxito y los recuerdos intrusos se vuelven más intensos y frecuentes.
• Betania tiene el pensamiento intruso de que podría perder el control de sí misma y
lastimar a alguien. Intenta sacarlo de su cabeza pensando en otra cosa. Pero el
pensamiento intruso sigue apareciendo, a pesar de sus esfuerzos.
La ciencia detrás
El fenómeno de la supresión del pensamiento provocando un aumento de la
frecuencia e intensidad de los mismos está bien documentado en la psicología
social (Wenzlaff y Wegner, 2000). Específicamente, cuando intentamos suprimir un
pensamiento, pueden suceder dos cosas: primero, el acto de supresión significa
que buscamos intencionalmente un pensamiento distractor, pero también
controlamos automáticamente nuestros propios pensamientos para detectar para
asegurarnos de que no estamos pensando en el pensamiento prohibido. Esto puede
causar un efecto de incremento inmediato por el cual pensamos más en ello. En
segundo lugar, después de que terminamos de intentar activamente suprimir los
pensamientos, experimentamos un efecto rebote, en el que los pensamientos se
vuelven más frecuentes durante un tiempo (Abramowitz, Tolin y Street, 2001). La
investigación también demuestra que estos efectos paradójicos de la supresión del
pensamiento son particularmente pronunciados en personas con trastornos
mentales caracterizados por pensamientos intrusos, como el TOC (Tolin,
Abramowitz, Przeworski, y Foa, 2002) y el TEPT (Shipherd & Beck, 1999), aunque
ciertamente no se limitan a esos trastornos.
También vemos que cuando las personas intentan (y fallan) al suprimir los
pensamientos indeseables, se vuelven más perturbados por esos pensamientos de
lo que se hubieran sentido si no hubieran intentado reprimirlos (Marcks & Woods,
2005). También muestran un aumento de la excitación fisiológica (Campbell-Sills,
Barlow, Brown y Hofmann, 2005) y un mayor sesgo de memoria para el material
que intentan suprimir (Kircanski, Craske, y Bjork, 2008). En algunos casos,
interpretan sus fracasos en la supresión del pensamiento como si confirmaran que
son mentalmente defectuosos o que el pensamiento es particularmente importante
(Tolin, Abramowitz, Hamlin, Foa, y Synodi, 2002).

Compulsiones mentales
Finalmente, las compulsiones mentales son un proceso cognitivo esforzado
desadaptado. El papel de las compulsiones mentales está bien documentado en el
TOC, en el que los pacientes pueden decir una oración específica una y otra vez,
contar hasta cierto número, y así sucesivamente (Foa et al., 1995). Aunque las
compulsiones mentales pueden ser centrales en el TOC, es probable que no se limiten
a ese trastorno: muchos pacientes, sin importar el diagnóstico, pueden involucrarse
en estrategias mentales que tienen como objetivo central sentirse mejor o evitar algún
resultado temido.
Las compulsiones mentales pueden hacer que las intrusiones se vuelvan más
persistentes y temibles.
• Cuando Betania tiene el pensamiento intruso de que podría perder el control de sí
misma y lastimar a alguien, una de sus respuestas habituales es rezar una y otra vez,
en un esfuerzo por asegurarse de que está a salvo. Con el tiempo, sin embargo, el
pensamiento intruso se siente cada vez más real para ella.
Sobre la intencionalidad y los procesos cognitivos esforzados
Debido a que los procesos como la rumiación, la preocupación, la supresión de
pensamientos y las compulsiones mentales son esforzados (en lugar de automáticos),
uno podría suponer que la persona ha tomado una decisión deliberada y calculada de
llevar a cabo estos procesos. El marido de Susana una vez se exasperó con su
preocupación y gritó: "¡Creo que sólo quieres estar preocupada y desdichada todo el
tiempo!" Y es fácil que él llegara a esa conclusión. Pero a menudo esa conclusión es
inexacta. Por ejemplo, Cristina no decidió: "Voy a rumiar ahora para poder seguir
sintiéndome desdichada". Sam no pensó: "Apuesto a que preocuparme me ayudará a
quedarme dormido". Estos procesos son esforzados, pero no enteramente
deliberados.
Recuerde nuestro análisis de las contingencias en el Capítulo 2. Cuando algo rinde
en el corto plazo, tendemos a hacer más de eso, y a menudo eso tiene poco que ver
con conciencia e intenciones. Los procesos cognitivos esforzados y desadaptados
rinden a corto plazo. Rumiando, Cristina cree estar resolviendo problemas y ayudándo
a sentirse mejor. Al preocuparse, Sam cree que se prepara para las cosas malas que
podrían suceder. Al tratar de suprimir sus recuerdos intrusos, Melisa obtiene alivio de
las imágenes mentales desagradables. Al orar, Betania cree que se está volviendo
menos peligrosa. Por lo tanto, estos procesos cognitivos esforzados se refuerzan, ya
sea positivamente (refuerzo) o negativamente (escape). Con el tiempo, pueden
convertirse en "hábitos" mentales que son difíciles de romper, a pesar de que
claramente no ayudan e incluso empeoran el problema en el largo plazo. Recuerde,
todos somos esclavos de lo inmediato, a menos que nos obliguemos a no serlo.
Lo esencial
-Los procesos cognitivos se vuelven inadaptados cuando cometemos los mismos tipos
de errores una y otra vez.
-Los procesos cognitivos automáticos desadaptados incluyen sesgos confirmatorios
en el procesamiento de la información (especialmente de atención y la memoria) y las
intrusiones (por ejemplo, pensamientos y recuerdos intrusivos, alucinaciones).
-Los procesos cognitivos adaptados semiautomáticos incluyen interpretaciones (lo
que pensamos acerca de nuestras experiencias) y creencias nucleares (nuestras
creencias generalizadas sobre nosotros mismos, otras personas y el mundo).
-Las distorsiones cognitivas son errores en las interpretaciones que nos dan una
versión sesgada de la realidad.
-Las interpretaciones están influidas por nuestras emociones, comportamientos,
creencias nucleares, sesgos en el procesamiento de la información y el historial del
aprendizaje.
-Las interpretaciones influyen en nuestras emociones y comportamientos.
-Las creencias nucleares están influidas por nuestra experiencia, los efectos de
nuestro propio comportamiento y el modelado.
-Las creencias nucleares afectan nuestras interpretaciones y comportamientos.
-Los procesos cognitivos esforzados desadaptados incluyen la rumiación, la
preocupación, la supresión del pensamiento y las compulsiones mentales.
-Los procesos cognitivos esforzados desadaptados tienden a ser contraproducentes
y causan la persistencia de la emoción o el pensamiento que se intenta controlar.
Términos clave y definiciones
Aceptación: la disposición a experimentar ciertos pensamientos o sentimientos.
Atención: El proceso mental que permite que la información sensorial se haga
consciente.
Compulsiones mentales: respuestas mentales volitivas destinadas a tratar de
neutralizar una amenaza potencial o hacer que la persona se sienta mejor.
Creencia nuclear: una creencia que sirve como un "programa" (a menudo no
reconocido) de cómo el individuo responde a los factores estresantes u otros
desencadenantes.
Distorsión cognitiva: una inexactitud en las interpretaciones.
Esquema: un tema o pauta amplio y generalizado de creencias básicas, recuerdos,
emoción, Interpretaciones, y sensaciones corporales.
Interpretaciones: procesos cognitivos semiautomáticos que le dan sentido a
estímulos o situaciones.
Intrusiones: imágenes, ideas, palabras o impulsos que vienen a la mente de manera
automática e involuntaria.
Memoria a corto plazo: un área de "retención" de la información de capacidad
limitada que generalmente requiere repasos para mantener la información.
Memoria a largo plazo: un almacenamiento mucho más grande de información que
se guarda en el cerebro de manera relativamente permanente.
Preocupación: una respuesta mental esforzada que implica pensar sobre distintos
resultados catastróficos en condiciones inciertas.
Procesamiento de la información: cómo el cerebro filtra, procesa, retiene y recuerda
la información.
Procesos cognitivos automáticos: actividad mental que ocurre involuntariamente, a
veces sin la conciencia de la persona.
Procesos cognitivos esforzados: los procesos cognitivos hechos voluntariamente,
a menudo representan esfuerzos para hacer frente al malestar.
Recuperación: el acto de extraer información de la memoria a largo plazo.
Repasado: En el procesamiento de la información, la información se repite
mentalmente para transferirla de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.
Rumiación: una respuesta mental esforzada que implica pensar acerca de la misma
cosa una y otra vez sin resolución real de los problemas.
Sesgo atencional: la tendencia a asignar atención desproporcionadamente a
estímulos que son consistentes con el estado de ánimo o las creencias actuales.
Sesgo de confirmación: una tendencia a buscar o interpretar información en forma
que confirme los preconceptos.
Sesgo de memoria: una tendencia a recordar desproporcionadamente información
que es consistente con el ánimo o creencias actuales.
Sesgo del procesamiento de la información: filtro, procesamiento, retención y
recuerdo sesgado o distorsionado de la información.
Supresión del pensamiento: una respuesta mental esforzada que implica tartar de
no tener ciertos pensamientos.

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