Trabajo Final Metodología

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Madrid, 25 de enero de 2023

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE FILOLOGÍA

MÁSTER DE TEATRO Y ARTES ESCÉNICAS

LA PRESENCIA DE LA TRASCENDENCIA Y LO ESPIRITUAL EN LA ESCENA


CONTEMPORÁNEA: EL CASO DE MUERO PORQUE NO MUERO , LA VOLUNTAD

DE CREER Y UNA IMAGEN INTERIOR.

Por:

Paula Bagán Hedo

Tutores:

Cristina Vinuesa

TRABAJO FIN DE MASTER


1. Introducción ............................................................................................................. 3

1.1 Planteamiento y objeto de estudio...................................................................... 3

1.2 Estado de la cuestión: materiales y fuentes ........................................................ 4

1.3 Metodología ....................................................................................................... 6

1.4 Hipótesis y objetivos .......................................................................................... 7

2. Carencias y patologías a nivel espiritual y emocional presentes en la sociedad


contemporánea: casos y consecuencias ............................................................................ 8

3. Lo espiritual en el teatro contemporáneo ............................................................... 10

3.1 Presencia de lo religioso y lo sagrado en el teatro del S.XXI .......................... 10

4. Análisis textual y escénico de una propuesta contemporánea ............................... 14

4.1 Muero porque no muero, de Paco Bezerra ....................................................... 14

A) Santa Teresa de Jesús como personaje histórico y cultural ........................... 14

B) Análisis textual .............................................................................................. 15

5. Conclusiones preliminares ..................................................................................... 20

6. Bibliografía ............................................................................................................ 21

2
1. Introducción
1.1 Planteamiento y objeto de estudio
El enfoque que se pretende abordar en el presente trabajo consiste, en primera instancia,
en comprender las características fundamentales de la sociedad contemporánea en
relación a una problemática concreta: la falta de inquietudes espirituales y la pérdida de
un sentido de trascendencia y comunidad en la actualidad, y cómo este fenómeno
influye en las corrientes teatrales de la escena contemporánea. Las corrientes
sociológicas y antropológicas que definen nuestra época (denominada «segunda
modernidad» [Bauman, 2000:22] a partir del siglo XXI) prescinden de valores
inmateriales y contemplativos, centrándose en el consumo, el rendimiento del individuo
y la libertad de elección ilimitada; partimos, por supuesto, de una perspectiva
exclusivamente occidental. Una vez establecidos dichos parámetros, la línea de
investigación consiste en identificar de manera precisa las problemáticas anteriormente
mencionadas dentro de los espacios de reflexión que ofrece el ámbito de las artes
escénicas, con especial atención en el contexto español contemporáneo.

El análisis de esta investigación se focaliza en tres propuestas: Muero porque no


muero1 de Paco Bezerra, La voluntad de creer de Pablo Messiez y Una imagen interior
de El conde de Torrefiel. A pesar de que estas obras inicialmente parecen incongruentes
en cuanto a géneros, estilos y autores, comparten el contenido y manifiestan la
problemática que hemos mencionado en el párrafo anterior: la falta de fe y de
espiritualidad en nuestra sociedad contemporánea. No obstante, la perspectiva y el
enfoque de cada propuesta es distinta y contrapuesta a las demás: en Muero porque no
muero, se destiñe un marcado manifiesto político en el que subyace la temática
espiritual a través de la visceral voz de Teresa de Jesús; en La voluntad de creer de
Pablo Messiez, por otro lado, se muestra un lenguaje más envolvente, poético y
emocional, en el que se hace latente la necesidad de volver a un ‘acto de fe’; y, por
último, en Una imagen interior la problemática es transmitida de manera más

1La edición utilizada para el presente estudio será: Paco Bezerra, Muero porque no muero. La vida doble
de Teresa, ed. Fundación SGAE, Madrid, 2022.

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intelectual, a través de conceptos e ideas que plantean el espectáculo como una
experiencia más reflexiva y críptica.
El propósito final, en relación al Trabajo de Fin de Máster, es realizar un estudio
contrastivo de estas tres propuestas escénicas contemporáneas españolas. Sin embargo,
dada la limitación de extensión del este presente trabajo de Metodología, he optado por
centrarme en Muero porque no muero de Paco Bezerra. Esto se debe a mi fascinación
por la reinterpretación de la figura de Santa Teresa de Jesús en la actualidad, temática
no poco común en los dramaturgos vigentes en nuestra escena. Este análisis se llevará a
cabo mediante el estudio dramatúrgico del texto pues, por el momento, no ha podido
desarrollarse como puesta en escena. Los objetivos se centran en identificar similitudes
en el contenido del texto que ofrezcan teorías o alternativas acerca de la problemática
planteada, tratando de comprender la aproximación que Paco Bezerra desarrolla con
respecto a las carencias espirituales de nuestros días y qué espacio de reflexión propone
(mediante alegatos filosóficos, manifiestos políticos o de cualquier otra índole) cuya
influencia pudiera trascender el ámbito teatral, impactando en la vida personal de los
espectadores más allá del patio de butacas.
1.2 Estado de la cuestión: materiales y fuentes
La problemática relacionada con la espiritualidad en el siglo XXI ha sido objeto de
extenso análisis por numerosos filósofos. Dichos autores han observado un significativo
cambio de paradigma en comparación con la sociedad de la primera modernidad
(también llamada como modernidad pesada) que abarca el periodo posterior a la
Segunda Guerra Mundial, es decir, la segunda mitad del siglo XX. La segunda
modernidad (de nuevo, definida liviana), marcada por el cambio de milenio y
correspondiente al siglo XXI hasta la actualidad, ha sido examinada desde diversas
perspectivas, tanto políticas como sociológicas, psicológicas, filosóficas y culturales. A
través de estos estudios se han identificado una serie de cambios profundos: la
secularización de la vida pública, la búsqueda de un estado de bienestar, un crecimiento
económico y demográfico, la globalización entre culturas occidentales, el rechazo
absoluto hacia los regímenes totalitarios del pasado (estableciendo como meta principal
la libertad individual), etc. Dichas circunstancias han generado un impacto significativo
en nuestra conducta en sociedad; en un mundo de hedonistas conscientes de su efímero
tiempo, ¿dónde quedan las creencias, la relación con lo no-físico, con lo no-material,
con lo invisible?

4
En primer lugar, se hace referencia a diversas fuentes que abordan preceptos
filosóficos y sociológicos vinculados a la segunda modernidad, que se instaura a partir
del siglo XXI. En este caso, La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han y
Modernidad líquida de Zygmun Bauman profundizan en diversos fenómenos y
patologías presentes en la instauración del capitalismo, la libertad individual y la
aceleración del espacio-tiempo en la sociedad contemporánea. En segundo término, se
engloba otra bibliografía que estudia la secularización del poder y de la esfera pública,
destacando cómo la renuncia a ciertos ideales religiosos ha provocado la disminución
del interés común, traduciéndose en que el ciudadano que antaño tenía potestad en la
esfera pública se ha transformado en un consumidor que tan solo se adscribe a la esfera
privada. En este contexto, Religión y laicismo de Rafel Díaz-Salazar, así como el
artículo La secularización revisitada de Iván Garzón han sido las fuentes escogidas para
mi investigación. Por último, he considerado una última fuente bibliográfica que
proporciona una visión integral de la espiritualidad en el siglo XXI, examinando las
adaptaciones de las principales religiones ante los cambios científicos y culturales
propios de la era posmoderna. Dicha fuente bibliográfica se corresponde con Integral
Spirituality, de Ken Wilber.

A continuación, es preciso concretar la investigación y abordar aquellos estudios que


se enfoquen en dilucidar cómo ha sido integrada la espiritualidad, lo sagrado y lo
trascendental en el teatro contemporáneo. Una vez establecidos los conocimientos
previos acerca de la problemática espiritual en la modernidad, es hora de adentrarse en
el ámbito de las artes escénicas. Esta indagación revela, por el momento, que diversos
dramaturgos, directores y teóricos teatrales (tales como Grotowski, Peter Brook o
Angelica Lidell, entre otros) han manifestado desde la segunda mitad del siglo XX una
profunda voluntad de regresar a los fundamentos rituales y ancestrales del teatro. Su
objetivo primordial fue (y es) transformar los cimientos establecidos acerca de por qué y
para qué existe el teatro como actividad humana, y asentar en su lugar preceptos
alejados de lo ficcional, de la representación y, ante todo, del entretenimiento o lo
hipnótico de la ilusión teatral.

No obstante, teóricos como Francisco Torres Monreal manifiestan (no sin cierto
pesar) la escasez de estudios y bibliografía documental que logren sintetizar de manera
completa la influencia de lo sagrado y la espiritualidad en el teatro contemporáneo,
siendo todavía más dificultoso si nos atenemos exclusivamente al ámbito nacional. A

5
pesar de la presencia de varios estudios parciales y monográficos2 con respecto a este
campo, la ausencia de un manual universal es evidente, y merece ser considerada (y, a
ser posible, resuelta) por parte de los futuros investigaciones en el marco de las artes
escénicas. Pese a todo, mediante la recopilación de manuales de teoría teatral, tesis
doctorales y artículos (entre otros) podemos llegar a vislumbrar cierta cohesión y, por
tanto, hacernos una idea global de cómo se ha abordado esta temática hasta los primeros
años del siglo XXI.

Entre las obras consultadas para la presente investigación destaca en particular El


teatro y lo sagrado de Francisco Torres Monreal, constituyendo el compendio más
exhaustivo que haya podido hallar acerca de la convergencia entre el ámbito teatral y lo
sacro. Así como muestra una excelente introducción en relación a los referentes míticos
del teatro desde sus orígenes y cómo éstos han influenciado en exponentes claves de la
escena moderna, incluye varios capítulos de interés tales como Hacia un teatro
sagrado; dimensiones míticas de la modernidad teatral, escrito por Mª Ángeles Grande
Rosales, y Teatro ritual y puesta en escena, perteneciente a Javier Mateo. Otra
contribución significativa proviene de la tesis doctoral Hacia una poética del arte como
vehículo de Jerzy Grotowski, elaborada por Pere Sais en la Universitat Autónoma de
Barcelona. Si bien no es su objetivo principal, este trabajo académico aporta
información muy provechosa acerca de las influencias sagradas y rituales en las que
Grotowski se inspira para cimentar ciertas bases de su pedagogía teatral.

En última instancia, el artículo Auras de la presencia de Julio Fernández, publicado


en la revista Telón de fondo, proporciona una mirada detallada sobre las
manifestaciones de la presencia como entidad escénica en el ámbito teatral con respecto
al concepto de alma y lo invisible de la dimensión espiritual del intérprete. En conjunto,
estas obras han constituido cierta solidez a la base teórica del trabajo, si bien quedan
muchas incógnitas aún por explorar en lo que respecta a la manifestación de sacro en la
dramaturgia y lo espectacular en el teatro contemporáneo. Independientemente, la
diversidad de enfoques y perspectivas presentes en las fuentes mencionadas permite una
visión integral de la problemática abordada con congruencia y rigurosidad.

1.3 Metodología
La metodología a implementar en este trabajo se establece, en primer lugar, en una
recopilación documental sobre los conceptos previamente mencionados acerca de las
2 FranciscoTorres Monreal cita, en concreto, los estudios parciales acerca de lo sagrado en el teatro de
Arrabal y Genet por parte de estudiosos como José Paulino Ayuso, Matilde E. Navarro y Juli Leal, entre
otros.

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problemáticas sociales y culturales relacionadas con la falta de creencias e ideales, así
como el exceso de lo racional y lo material como elementos preponderantes de la
conducta humana presentes en nuestra segunda modernidad. Una vez identificado el
marco teórico previo, el objetivo realizar una comparación entre dichos preceptos con el
contenido textual y semántico transmitido en Muero porque no muero, de Paco Bezerra.
En el presente trabajo se llevará a cabo un análisis preliminar del texto de Bezerra, a
través de la dramatología de Barrientos. Este análisis permitirá extraer el sentido del
texto en relación con la temática que nos ocupa, y en qué medida el autor responde o
plantea a través de una contemporánea Teresa de Jesús las inquietudes espirituales de
nuestro tiempo. Es importante señalar, sin embargo, que en este análisis se optará por
centrarse exclusivamente en el texto, dado que no se dispone de una puesta en escena
que pudiera contribuir a la hipótesis de mi trabajo. No obstante, como propósito a largo
plazo en relación al TFM el estudio pretende ser comparativo entre las tres obras
mencionadas (disponiendo en dos de ellas de material escénico), sumándose al análisis
de Bezerra el de Messiez y el de El conde de Torrefiel. En ese caso, el objetivo se
corresponderá con analizar cómo cada autor profundiza en estas problemáticas,
planteando sus propios universos, lenguajes y discursos para abordar las dificultades
contemporáneas.
1.4 Hipótesis y objetivos
Las propuestas escénicas contemporáneas seleccionadas Muero porque no muero, La
voluntad de creer y Una imagen interior, proporcionan indicios de reflexión, respuestas
y/o alternativas a las inquietudes sociológicas y existenciales vinculadas con las
carencias espirituales y patologías emocionales que prevalecen en la sociedad
contemporánea. A lo largo de la introducción de este estudio estos aspectos se han
abordado de forma indirecta, pero considero pertinente reiterar este punto para
esclarecer en qué consiste y cómo se va a procurar demostrar dicha hipótesis. El
propósito fundamental de este trabajo radica en evidenciar cómo algunos creadores
escénicos del panorama teatral contemporáneo reflejan problemáticas sociológicas y
filosóficas relacionadas con la propensión de nuestra sociedad a marginar o adormecer
cualquier dimensión espiritual no alineada con lo empírico y lo científico, tendencia
que, por otra parte, ha engendrado patologías psicológicas y emocionales notoriamente
presentes en la actualidad. Estas dinámicas sociales han influenciado a muchos
creadores escénicos contemporáneos, entre los que destaco a Paco Bezerra, Pablo
Messiez y El conde de Torrefiel. Dichos creadores buscan plantear, a través de sus
obras, un medio de expresión para estas problemáticas, abogando por un cambio de

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mentalidad en nuestra forma de observar el mundo y cómo nos relacionamos con él y,
ante todo, defienden la necesidad de retornar a un acto de fe, de creer en algo que
trasciende por encima de nosotros mismos.

No obstante, como ya he mencionado antes, este presente trabajo de


Metodología tiene como objetivo principal desentrañar el texto de Muero porque no
muero para comprender desde qué perspectiva aborda Bezerra la temática filosófica y
espiritual, identificando causas y consecuencias, así como las soluciones o alternativas
propuestas para contrarrestar los aspectos más sombríos y escabrosos que el autor
observa en la sociedad actual española. Un objetivo secundario de esta investigación
que me resulta particularmente interesante vendría a ser analizar la reinterpretación de la
figura de Santa Teresa de Jesús; ¿por qué se elige a esta figura icónica de la fe cristiana,
y cómo se utiliza su legado para responder a ciertos conflictos políticos y sociales
contemporáneos en la sociedad española? En definitiva, el presente trabajo pretende
indagar, a través del análisis dramatúrgico, por qué un autor tan transgresor como Paco
Bezerra recurre al símbolo de la santidad femenina por antonomasia como vehículo para
su propio alegato político, y cómo se inspira en la propia historia personal de Teresa de
Ahumada para abordar experiencias universales y proponer una perspectiva que sirva de
consuelo en un mundo en el que hay poca cabida para lo invisible, para la identidad más
allá de lo material, para la eternidad.

2. Carencias y patologías a nivel espiritual y emocional


presentes en la sociedad contemporánea: casos y
consecuencias
Desde los últimos coletazos de la primera modernidad, es indiscutible una preocupación
por parte de diversos filósofos, historiadores y sociólogos en relación a las carencias y
patologías a nivel espiritual y emocional que afectan a los individuos (sobre todo) que
componen las sociedades occidentales. La vertiginosa evolución de la era moderna y
posmoderna ha llevado consigo un cúmulo de desafíos que repercuten en la salud
mental y espiritual de las personas, debido a factores relacionados con la tecnología, la
economía, la política y la cultura del consumo. Las circunstancias que rodean al ser
humano de hoy día plantean interrogantes cruciales sobre las raíces y las consecuencias
de las dificultades psicológicas y sociales que caracterizan nuestra época. En este
apartado se pretende mostrar casos representativos de estas carencias, examinando las
manifestaciones y las implicaciones que tienen en el bienestar individual y colectivo.

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Por ejemplo, en La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han, se aborda la
relación entre las problemáticas sociales y una analogía con el proceso inmunológico
del organismo: el exceso de positividad presente en nuestra sociedad, al invisibilizar la
otredad y transformarla en algo idéntico, propio, impide que el ‘sistema inmune’ social
detecte aquello que es nocivo para su propia colectividad. Sumado a esto, la
preponderancia del ‘sí’ como forma de vida en contraposición al ‘no’ presente en los
regímenes autoritarios es, no obstante, otra forma sutil e imperceptible de violencia.
Según Byung-Chul, la eficiencia de la positividad del ‘poder hacer algo’ en
comparación con la negatividad del ‘deber hacerlo’ supone transformar la pasada
sociedad de disciplina (de obligación y negatividad) en una «sociedad de rendimiento»
[Byung-Chul, 2010:35] (de posibilidad y positividad); esto provoca, en consecuencia,
una autoexplotación del individuo, un desasosiego sistémico en la civilización
contemporánea que esclaviza al ciudadano desde su aparente voluntad.

En Religión y laicismo, por su parte, Reyes Mate hace referencia a filósofos


como Weber y Habermas en un estudio comparativo de sus diferentes teorías
sociológicas acerca de las consecuencias de la secularización del estado y la casi
eliminación del ‘ágora’, del espacio público. En este periodo en el que la racionalidad
occidental ha invadido la mentalidad del individuo, Weber afirma que, en lugar de
laicizar los ideales religiosos nuestra sociedad ha generado «un mundo de especialistas
sin escrúpulos y hedonistas sin corazón» [Mate, 2010:97]. Estos ideales religiosos a los
que Weber hace referencia suponían en su momento posibilidades de expresión y un
espacio de sensibilidad que capacitaba al creyente de una mayor gestión del fracaso, del
dolor físico y psíquico y de la falta de sentido y de certezas. El empirismo actual, aun
con todo, no es capaz de sosegar las inquietudes inherentes al ser humano:3 «[...]
ninguna [de las religiones contemporáneas] está a la altura de los tiempos actuales, pero
apagar una de ellas implica dar un paso decidido hacia la inhumanidad » [Mate,
2010:109].

Por su parte, en Integral Spirituality Ken Wilber desarrolla fundamentalmente


un intento de encontrar una perspectiva integral sobre la espiritualidad a nivel global en
el siglo XXI. Wilber realiza un análisis en el cual concluye que se ha producido una
transferencia de diversos preceptos de las religiones orientales (como el budismo e
hinduismo) relacionados con la iluminación interior y la elevación mental a través del
reposo, la respiración, el silencio y la contemplación del presente, entre otros. El autor

3 Religión y laicismo 109

9
examina cómo estas ideas se han fusionado con las técnicas psicoanalíticas propias de
occidente, las cuales se vinculan a aspectos más empíricos y científicos que exploran el
funcionamiento neurológico del cerebro. Ken Wilber sostiene la idea de que la
espiritualidad debe ser comprendida como una fusión de estas dos corrientes.
Asimismo, analiza el papel actual de las religiones (que, hasta hace poco, determinaban
la conducta individual) y de qué forma han evolucionado en la contemporaneidad hacia
un ámbito más privado, especialmente en occidente. También se examina cómo la
espiritualidad contribuye al desarrollo interior, no solo en términos de interacción con
otros individuos, sino sobre todo en el ámbito intelectual y emocional de la persona,
permitiéndole enfrentarse a su propio entorno con herramientas que difícilmente puede
conseguir la racionalidad.

Podría hacer referencia a muchas más fuentes, pero la extensión del trabajo no
me lo permite. Sin duda alguna, el resto de materiales que he estado manejando
coinciden en puntos muy interesantes. Lo anteriormente mencionado con respecto a la
secularización de la esfera política también está presente en el artículo de Iván Garzón
La secularización revisitada, así como en Modernidad líquida, Zygmun Bauman
coincide con Byung-Chul Han en múltiples aspectos relacionados con el exceso de
responsabilidades y el aislamiento que supone la supremacía del individuo, las
consecuencias de la autoidentificación a través del consumo y el sentido sociológico de
la ansiedad que fagocita al ciudadano contemporáneo: «[...] si se enferman, se
presupone que es porque no han sido lo suficientemente constantes y voluntariosos en
su programa de salud; si no consiguen trabajo, es porque no han sabido aprender las
técnicas para pasar las entrevistas con éxito, o porque les ha faltado resolución o porque
son, lisa y llanamente, vagos. [...] la compulsión a comprar convertida en adicción es
una encarnizada lucha contra la aguda y angustiosa incertidumbre y contra el
embrutecedor sentimiento de inseguridad. [...] Desean, por una vez, estar libres del
temor a equivocarse, a ser desatentos o desprolijos» [Bauman, 2010:39].

3. Lo espiritual en el teatro contemporáneo


3.1 Presencia de lo religioso y lo sagrado en el teatro del S.XXI
Desde finales del siglo XX se destiñe un fascinante resurgimiento de la presencia de lo
religioso y lo sagrado como elementos significativos y transformadores en la escena
contemporánea. A medida que la sociedad se enfrenta a desafíos complejos y dinámicas
cada vez más efímeras, más ‘líquidas’, los dramaturgos y creadores escénicos han

10
recurrido a explorar las dimensiones de lo ritual para abordar cuestiones existenciales y
sociales. Esta búsqueda por regresar al origen del acto teatral refleja una búsqueda de
reconectar con lo trascendental, con aquello invisible que transforma al individuo y no
deja pie al vacuo entretenimiento. En el presente apartado el objetivo es analizar el
concepto de lo sacro en la narrativa teatral desde finales del siglo XX hasta la
actualidad, destacando los casos emblemáticos que ilustran cómo lo sagrado y lo
religioso se ha entrelazado con las artes escénicas y las repercusiones que esta tendencia
ha desarrollado en el panorama teatral actual.

En el capítulo introductorio de El teatro y lo sagrado el autor inicia su


exposición abordando la génesis de lo sagrado, distinguiendo dos dimensiones
fundamentales: la teofánica y la antropomórfica. La primera alude a una fuerza exterior
al ser humano que se revela a él, mientras que la segunda hace referencia a algo
intrínseco al individuo, subdividiéndose en «el mysterium tremendum y el mysterium
fascinans4  [Torres Monreal, 2001:15]. Por lo tanto, lo sagrado se define, según
Torres, como la mediación (el puente) entre menudencia humana y la magnitud de los
dioses. de Torres argumenta que lo sagrado no es inherentemente divino ni
sobrenatural, sino más bien la mediación entre la tierra y el ser humano en relación con
las deidades. Sumado a esto, esta disposición del hombre con respecto a las fuerzas
sobrenaturales que le rodean ha dado lugar a estructuras míticas que, con el tiempo, se
han transformado en estructuras rituales.

Dentro de la configuración de los referentes míticos el autor destaca cinco


ramificaciones: «la tragedia, el teatro simbólico, el teatro bíblico, el teatro ritual y, por
último, los imaginarios sagrados de las culturas orientales y africanas» [Torres Monreal,
2001:26]. Torres aporta sobre cada uno de estos puntos reflexiones muy interesantes,
ahondando en cuestiones como la frivolidad en el tratamiento moderno de la tragedia, la
presencia de la sacralidad sin referencialidad sagrada, la relación del espacio teatral con
el espacio del templo, la performatividad de la liturgia cristiana impregnada de
simbolismo...etc. Sumado a esto, el autor aborda la definición de un posible lenguaje
escénico ceremonial que puede manifestarse de dos formas: mediante un referente
sagrado extrateatral o, por su parte, a través de la «ceremonialización» [Torres Monreal,
2001:31] de textos que inicialmente no tenían ese propósito. Por último, Torres añade
una última vinculación entre lo sagrado y lo lúdico, revelando cómo autores como

4 Elmysterium tremendum encarna el miedo del hombre ante lo sobrenatural y está vinculado con lo
dionisíaco, a diferencia del mysterium fascinans que describe la fascinación y la atracción por la
magnificencia de lo divino, y que conecta más con lo apolíneo.

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Arrabal o Genet han utilizado esta simbiosis para otorgar un carácter sagrado a sus
escritos, puesto que ambos elementos (la ceremonia y el juego) comparten una
ordenación codificada, un carácter repetitivo, una simbolización del lenguaje y, ante
todo, la transformación del espacio y de los participantes que lo conforman.

Considero importante destacar, entre los exponentes que ejemplifica El teatro y lo


sagrado, el teatro de la crueldad y de la peste de Antonin Artaud por su relación con lo
sacrificial y la transfiguración del actante en escena. Artaud, en esencia, plasma en su
trabajo una intención disruptiva en contra de la tradición teatral occidental; su
pretensión radica en revivir la violencia propia lo ritual, proponiendo al actor como una
ofrenda al propio público. Su compromiso destructor implica acciones extremas
llevadas a sus límites, la explicitación de aspectos humanos que la sociedad intenta
encubrir (tales como el crimen, las enfermedades mentales o la falta absoluta de sentido)
y, ante todo, una comprensión energética de los acontecimientos teatrales, evitando la
intelectualización y proponiendo una comprensión desde una perspectiva puramente
física y química por parte del espectador. En definitiva, «[...]hacer que lo misterioso se
encarne en lo concreto» [Torres Monreal, 2001:34], algo que, de forma fascinante,
conecta con lo invisible-hecho-visible del Teatro sagrado de Peter Brook.
Otro ejemplo destacado de esta búsqueda de lo sacro en el ámbito teatral lo rescata
Pere Sais en su tesis doctoral Hacia una poética del arte como vehículo de Jerzy
Grotowski, en la que el doctorando sintetiza la finalidad grotowskiana de recuperar la
transformación del cuerpo físico y psíquico del intérprete a través del ‘vehículo’
escénico. La intencionalidad última del teatro consistía, según el teórico polaco, en
apartarse de la representación tradicional para alcanzar un espacio donde la autenticidad
del acontecimiento era palpable y modificaba al actante. En este contexto, la acción
teatral no se basaba en la mentira, el engaño o la ilusión, sino en una transformación
genuina del intérprete. Grotowski empleó elementos propios de una atmósfera ritual,
como los cánticos, para lograr este propósito.

El artículo Auras de la presencia de Julio Fernández, por su parte, aproxima su


investigación hacia la definición de la ‘presencia’ en el teatro contemporáneo y su
vinculación con lo vivo y lo humano en escena, algo que se relaciona intrínsecamente
con el concepto de alma o espíritu del intérprete; el autor aboga por un teatro capaz de
adentrarse en territorios más abstractos y conceptuales en los que la presencia en escena
no revele una transposición ficcional de la realidad, sino que constituya en sí misma un
generador de sentido y el valor inequívoco del espectáculo. Para Fernández, el concepto

12
de ‘aura’ se relaciona con una energía etérea y ancestral que irradian, en forma de
emanación invisible de luz y calor, todas las criaturas vivas sobre el escenario
transformadas en objetos de culto. Esta enigmática energía está dotada de una potencia
considerable, puesto que encapsula los impulsos, las emociones y las intenciones que
preceden a la acción en los seres humanos. En resumen, las Auras de la presencia,
según Julio Fernández, no son más que el espíritu humano como manifestación artística
de la energía presencial de las criaturas vivas en escena.

No obstante, el autor no solo plantea sus propias reflexiones personales acerca del
concepto de aura y presencia como visibilización del alma humana, sino que presenta
una panorámica general que evidencia cómo lo sagrado ha permeado en la tradición
teatral contemporánea. Sumado a esto, realiza una recopilación de distintos creadores
escénicos y dramaturgos cuya trayectoria se ha centrado en recuperar la presencia de lo
espiritual y lo ritual en el teatro a través de la desmaterialización y la no
mercantilización del espectáculo, elevando su status por encima del bien de consumo.
Entre estos creadores destaca, entre otros, a Tadashi Suzuki, cuya técnica interpretativa
basada en la repetición, la música altamente rítmica y la fatiga física pretende hacer
presente la sensibilidad perceptiva del actante en todas sus dimensiones. Por otro lado,
la compañía teatral La Zaranda busca sumergirse en el significado profundo de existir
en escena, mediante una atmósfera ritual y sagrada. Su intención coincide con la de
muchos otros creadores al ambicionar la agitación de las conciencias adormecidas y
anestesiadas de los espectadores a través de una experiencia catártica. Angélica Lidell,
por su parte, se presenta como otro exponente significativo al definir (ella misma) su
arte como una forma de abordar sentimientos oscuros y profundos que suelen ocultarse
detrás de la máscara social como acto revolucionario, desafiando la banalidad inherente
a dicha máscara social. Peter Brook, otra figura destacada por Julio Fernández, se
aproxima al Teatro sagrado en El espacio vacío a través de lo que el considera que es la
finalidad última del teatro: hacer visible lo invisible. Este concepto alude directamente
al aura que se define en el artículo de Fernández.

A modo conclusivo veo oportuno rescatar, de nuevo, el manual de Francisco Torres


Monreal en relación a cómo explora las circunstancias (en ocasiones, contradictorias)
que desvelan la vigencia de lo sagrado en la modernidad, estableciendo vínculos con los
últimos conflictos bélicos europeos y la búsqueda de liberación social a través de la
desmitificación de los sistemas imperantes de los últimos años. Es un fenómeno
llamativo, puesto que, al contrario que la desacralización de la conducta social y el

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espacio público, el teatro ha experimentado un auge notorio con respecto a la temática
ritual y/o ceremonial: «Cabe preguntarse cómo el público [...] se adhirió a este teatro
ritualista. En mi opinión, el perfil más generalizado, abundante, de este público,
respondía a una necesidad de cambio social, lo que implicaba una crítica a los poderes
políticos e ideológicos. [...] El teatro ritual, por tanto, no está aún muerto» [Torres
Monreal, 2001:60].

4. Análisis textual y escénico de una propuesta


contemporánea
4.1 Muero porque no muero, de Paco Bezerra
A) Santa Teresa de Jesús como personaje histórico y cultural
La recuperación de la figura de Santa Teresa de Jesús por parte de Bezerra en Muero
porque no muero constituye, en esencia, el motivo principal por el que he recurrido a su
texto dramático como ejemplo de aproximación filosófica y espiritual dentro de la
escena actual. Por tanto, es fundamental comprender por qué el autor elige
específicamente a Teresa de Ahumada para manifestar su propia visión acerca de
nuestra sociedad (en específico, acerca del ciudadano español contemporáneo) y qué ha
permanecido en nosotros de aquél pasado perteneciente al contexto de la santa. Muero
porque no muero surge de un proceso inicialmente fallido, como parte de un encargo
que Paco Bezerra recibió para redactar un texto con motivo del quinto centenario de
Teresa de Jesús. Sin embargo, este proyecto quedó inconcluso y relegado al olvido,
resguardado en un cajón. Durante la pandemia, Bezerra relató haber experimentado una
visión sobrenatural en la que la propia Teresa le guiaba hacia ese cajón. Esta revelación
le hizo comprender por qué era necesario reconstruir y dar a conocer dicho texto, como
si se tratara de la recomposición del cuerpo fragmentado de la propia Teresa.

Es innegable que Bezerra pone en relieve un rotundo alegato político contra la


tergiversación de la imagen de Teresa de Jesús y cómo la Iglesia (de la mano de la
ideología fascista) se ha apropiado de su legado y de su historia, consagrándola como
símbolo de aquello que, en vida, la posicionó frente a la mentalidad cristiana y por poco
no desencadena su ejecución por parte de la Inquisición. Esta manifestación de
hipocresía se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que Santa Teresa haya sido
designada patrona de la raza, a pesar de su origen judeoconverso. De igual modo, la
misma mano que redactó Camino de Perfección y abogó por el voto de pobreza fue
posteriormente adornada con sortijas de oro y piedras preciosas una vez convertida en
amuleto para el general Franco. Por último, resulta notorio cómo Primo de Rivera la
14
designó como patrona de la sección femenina, cuya finalidad era educar a las mujeres
para desempeñar roles de buenas esposas, contradiciendo directamente la postura de
Santa Teresa (quien expresó de manera textual su rechazo absoluto hacia el
matrimonio). Estos episodios revelan la incongruencia de ciertas apropiaciones de la
figura de Santa Teresa para respaldar agendas políticas, empodreciendo su legado
original. Presumo, sin embargo, que, a través de la transgresión, el manifiesto político y
la crítica subversiva el autor llega (sin proponérselo) a cuestiones metafísicas,
filosóficas y con un marcado carácter espiritual.

No está de más tener en cuenta a otros dramaturgos y novelistas que, al igual que
Bezerra, han revisitado la figura de la célebre carmelita. A lo largo de los años, Santa
Teresa ha sido catapultada a la categoría de mito, estableciéndose como gran generadora
de polémica, misterio e inspiración; Así lo demuestran las obras semibiográficas de
autores como Juan Mayorga, Espido Freire o María Folguera, entre otros (sin entrar,
puesto que la extensión del trabajo no lo permite, en la huella que la santa ha dejado en
la historia del cine y el medio audiovisual). Pero ¿qué tiene Teresa que suscite tanta
fascinación entre católicos, agnósticos y ateos? Simple: Teresa no se casa con nadie,
sino consigo misma a través de Dios. Teresa de Ahumada fue, dentro de su voto de
obediencia, una mujer indomable, una heroína pobre y ermitaña; es, precisamente, esa
dualidad la que maravilla y perturba a partes iguales, y la que hace incansable el estudio
de su legado y su persona. El hecho de que se decidiera por la vida contemplativa se
interpreta no solo como un impulso íntimo de búsqueda de sentido, sino como un acto
político, una herramienta para zarandear los cimientos de la práctica monacal. Por si
fuera poco, sus visiones sobrenaturales y la riqueza de sus textos han hecho de Teresa
de Jesús un personaje histórico apasionante y de difícil clasificación; doctora de la
Iglesia para algunos, icono protofeminista para otros, y, ante todo, una mujer
extraordinaria que permanece en la conciencia colectiva de la sociedad española.

B) Análisis textual
Para comenzar, el monólogo ad spectadores de Muero porque no muero se estructura
mediante cuarenta y dos escenas en las que, si bien no se manifiesta ningún cambio con
respecto a los acontecimientos en la escena, capitulan la narración de la santa en
bloques separados. Bajo el prisma de la Dramatología de Barrientos, una de las
cuestiones principales acerca del texto de Bezerra se relaciona con la definición «drama
de personaje» [Barrientos, 2012:94]; el título mismo (extraído de uno de los versos más

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célebres de Santa Teresa) revela que la protagonista es el eje que vertebra la obra,
puesto que la acción dramática se desarrolla a partir de un monólogo en el cual la propia
Teresa narra sus vivencias pasadas y una vez resucitada en pleno siglo XXI. Este
testimonio, que abarca la totalidad del texto dramático, confiere cohesión al conjunto y
genera un relajamiento de la acción al carecer de una sucesión de eventos escénicos.

Profundizando en dicho análisis de personaje, Teresa de Jesús desempeña en la obra


roles simultáneos como persona diegética, persona escénica y personaje dramático,
puesto que en todo momento se hace plausible la voluntad del autor de convencernos
como público de que la mujer que se sube al escenario se corresponde con el personaje
histórico. Esta complejidad, asimismo, se manifiesta en su carácter; podríamos decir
que, en un primer momento, puede considerarse como variable y a posteriori múltiple,
pero creo el término más preciso vendría a ser que presenta un viaje cíclico: Santa
Teresa inicia el drama relatando su pasado como monja que, tras haber sido repudiada,
alcanza la fama mundial. Posteriormente, retorna a la marginación social como
indigente, culminando finalmente con su incursión a la actuación y una suerte de nueva
sacralización en el catártico desenlace.

La técnica de caracterización, ante todo verbal y reflexiva, se apoya en el


conocimiento previo que el espectador tiene del personaje de Teresa de Jesús, el cual es
confirmado y, al mismo tiempo, desafiado; esto se debe, en primera instancia, a la
fragmentación del cadáver incorrupto de la mística que, tras un fatigoso periplo, reúne
los pedazos de su cuerpo a modo de Frankestein. En segundo lugar, una vez la santa
resucita en pleno siglo XXI se ve obligada a sufrir penurias y vejaciones, entre las que
se incluyen la prostitución, la drogadicción y la mendicidad. En consecuencia, Bezerra
genera un profundo contraste entre la concepción convecional acerca de Teresa de Jesús
y, en cambio, cómo podría llegar a cambiar dicho paradigma si se diera el caso que
plantea en la ficción dramática. Por su parte, la función pragmática del personaje podría
relacionarse con la idea de pseudodramaturga o, incluso, pseudonarradora, debido a que
es ella misma quien guía al público a través de su relato. En este caso, es posible afirmar
que se trata de un personaje funcional, puesto que el propósito de la obra supera (o,
mejor dicho) potencia la caracterización de la Teresa bezerriana como un medio para
exponer la hipocresía de ciertas instituciones y evidenciar la persistencia de ciertos
patrones sociales desde el siglo XVI hasta nuestra contemporaneidad.

Sumado a esto, la pieza adquiere una dimensión metadiegética debido a la presencia


del drama dentro del drama: el nivel primario se corresponde con una mujer que asegura

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ser Teresa de Jesús, y que a través de un arduo periplo ha logrado ser contratada como
actriz y poder así subirse a un escenario y contar su historia, cuya conclusión
desencadena una última revelación espiritual; el nivel secundario (es decir, el
metadiegético) es el que cobra más relevancia en la obra, y se muestra mediante la
narración de la protagonista quien, a modo de cronista, describe con precisión su vida
como carmelita descalza, su muerte, la recomposición de su fragmentado cadáver y sus
desafortunados inicios como ciudadana española del siglo XXI. La recapitulación de sus
experiencias se entremezcla, no obstante, con reflexiones y conjeturas acerca de la
sociedad española contemporánea, amén del asombro que le produce el mayúsculo
reconocimiento de su persona por aquellas instituciones que la repudiaron en vida.

Por último, en relación con el espacio y tiempo de la acción, se destaca un


predominio del carácter ausente de ambos, puesto que la protagonista rememora y narra
sus experiencias sin necesidad de que se escenifiquen explícitamente. Sin embargo, el
espacio ausente se transforma en patente durante el desenlace del drama, cuando el
escenario se transforma en un templo para cumplir con la última voluntad de Teresa de
crear una nueva comunidad, una nueva forma de vida en trance. En relación a esto,
Muero porque no muero presenta una aguda semantización del tiempo, puesto que pone
en evidencia las diferencias y similitudes entre la época contemporánea a Teresa (siglo
XVI) y la época actual; las cuales, a pesar de los 500 años de diferencia, no parecen tan
dispares. Bezerra, en este sentido, utiliza literalmente el cuerpo descuartizado de Teresa
para poner en evidencia la bestialidad ejercida sobre el cuerpo femenino por parte de
una sociedad que, aparentemente, ha superado cierto sistema de valores.

Con resoecto a la visión, está presente una pretensión de ilusionismo pues, a pesar de
que el hecho de que un personaje histórico resucite es en sí mismo bastante inverosímil,
el testimonio de Teresa sigue una lógica de los acontecimientos, y, por tanto, puede
llegar a persuadirnos de que se trata de la propia Teresa de Jesús. El público no necesita
un espacio recargado de elementos que mantengan esta ilusión de realidad, pues la
esencia de este espejismo recae exclusivamente en que creamos (o no) el relato de una
mujer que se sube al escenario y afirma ser Santa Teresa. Hay una voluntad de crear un
efecto de identificación con la protagonista debido a la naturalidad con la que se dirige
al público, relatando su pasado no con la rigurosidad del cronista, sino con la
complicidad del amigo, incluso del ‘colega’. Sucede aquí un cambio de conocimiento
previo de la acción por parte del público: la primera parte de la narración (la vida pasada
de Santa Teresa) es conocida por la mayoría de los espectadores. Provoca, por tanto, un

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efecto de identificación; no obstante, los acontecimientos que sufre Teresa una vez
regresa del más allá son completamente desconocidos para el público, y particularmente
contrarios a la imagen preconcebida de la santa, por lo que es bastante probable que se
cree, en ese caso, un efecto contrario de extrañamiento. No obstante, Bezerra pretende
provocar en el espectador, ante todo, una profunda identificación ideológica. Las
situaciones escabrosas a las que se ve sometida Santa Teresa pueden llegar a producir en
el público cierto rechazo que, posteriormente, pone en evidencia cómo el ciudadano
español contemporáneo mantiene las bases de un sistema de valores que nos precede
desde el siglo XVI. Por otro lado, no es temerario afirmar que está presente también una
identificación afectiva a través de la catarsis (entendida como «purificación psíquica [...]
mediante la virtud curativa de la piedad» [Barrientos, 2012:248]) en el momento
culminante en el que Teresa se despoja de su categoría mítica y vuelve a ser humana,
anónima, e invita al público que la acompaña a vivir con ella el éxtsis de la renuncia
total.

Una vez establecido el análisis previo para comprender la pieza de forma global es
momento de retomar el objetivo principal de este trabajo presente de Metodología: ¿qué
elementos relacionados con lo sagrado pueden apreciarse en Muero porque no muero?
En líneas generales, la obra revela un componente espiritual subyacente a la motivación
política inicial del autor, tal y como se expone en el prólogo de Anton Pujol en el que
califica la pieza como un «acto de exorcismo» [Pujol, 2022:9]. La clave espiritual
radica, sobre todo, en el paralelismo entre la revelación espiritual que Santa Teresa
experimentó en el siglo XVI y su traslación al contexto del siglo XXI. Esta revelación
se materializa en el proyecto de reforma que obsesionó a Teresa durante toda su vida,
basado en configurar un espacio propio dedicado a la comunidad, al aislamiento de las
vanidades del mundo y a la renuncia de las necesidades terrenales para consagrarse a
Dios y al cultivo del alma. Más allá del dogma religioso, el anhelo de Teresa de
Ahumada resuena de forma universal porque, por un lado, conecta con la incansable
aspiración humana de encontrar sentido a su presencia en el mundo, y, por otro, ofrece
un consuelo espiritual frente al dolor y a la incertidumbre. Es imposible no recordar, en
este caso, las teorías sociológicas acerca de cómo en la actualidad el individuo
capitalista utiliza el consumo, la compra compulsiva y la búsqueda insaciable de
estímulos sensoriales para llegar al mismo destino desde el extremo contrario.

La resurrección de Teresa en Muero porque no muero no es arbitraria; Bezerra


otorga a Teresa de Jesús una última misión que desafía y, al mismo tiempo, corrobora el

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legado de la santa: la fundación de «un laboratorio dedicado a la música [electrónica]
experimental», mediante la okupación de «[...]cuantas casas sea posible para oficiar en
ellas tus propias ceremonias; ritos en los que el mundo deje de ser un fin para empezar a
convertirse en un medio» [Bezerra, 2022:47]. De nuevo, las palabras de Teresa se
entrelazan de forma fascinante con las carencias espirituales expuestas en la bibliografía
anteriormente mencionada; por ejemplo, en Modernidad líquida Bauman defiende el
por qué de ese ‘mundo transformado en fin’: «La libertad de considerar la vida como
una salida de compras prolongada significa considerar el mundo como depósito
desbordante de productos de consumo. [...] Afortunadamente, los clientes con recursos
[...] están protegidos contra el rápido envejecimiento y la obsolescencia de los deseos y
contra su efímera satisfacción» [Bauman, 2000:96]. En definitiva, Bezerra (a través de
Teresa de Jesús) manifiesta una voluntad intrínseca de cambiar esta tendencia
sociológica, cuyas consecuencias patológicas provocan en el individuo una ansiedad
crónica. En última instancia, el descanso y la satisfacción jamás podrán ser alcanzadas
de forma plena; siempre habrá algún deseo por satisfacer.

Asimismo, es durante el desenlace de la obra cuando Bezerra dota al monólogo de un


carácter mucho más filosófico y espiritual. No únicamente en el contenido, sino en el
propio estilo de escritura. A lo largo de la pieza la narración de Teresa es, aunque
insólita, bastante creíble, y plantea situaciones que (a excepción de la recomposición del
cuerpo) podrían llevarse a cabo. Sin embargo, las últimas páginas presentan un lenguaje
mucho más simbólico, poético, casi lorquiano: «[...]Una paloma muerta en el suelo que,
inmediatamente, se convirtió en un charco de agua negra» [Bezerra, 2022:48]. Sumado
a esto, la temática espiritual persiste ya no solo por mediación del propósito
revolucionario de la mística a modo de mesías, sino por un acto crucial: la renuncia a la
identidad que el mundo le ha impuesto y solidificado para alcanzar así la plenitud
espiritual, definida por Bezerra como «gozo inefable» [2022:48]. Por si fuera poco, la
obra culmina con la intención explícita del autor (en forma de acotación literaria) de
transformar el teatro en un santuario, en un espacio de culto comunitario que permita a
quien lo habite conectar con algo trascendental y catártico.

Por tanto, más allá de sus raíces políticas Muero porque no muero alcanza un clímax
profundamente sagrado y espiritual, en el que Bezerra pone en relieve el ‘acto de
renuncia’ al ego como un camino hacia la liberación del espíritu (encorsetado y
asfixiado por las responsabilidades de la individualización desmedida de la era
contemporánea). Este enfoque, en definitiva, revela la capacidad de la obra para

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explorar dilemas identitarios y cuestiones filosóficas, proyectando una luz crítica sobre
la sociedad contemporánea a través de la figura de Santa Teresa.

5. Conclusiones preliminares
El presente trabajo de Metodología ha pretendido, en suma, explorar de forma detallada
la manera en la que el teatro contemporáneo se ha posicionado en relación a la falta de
inquietudes espirituales y la pérdida de un sentido de trascendencia y comunidad por
parte del individuo moderno, más precisamente en la sociedad del siglo XXI. Para ello
era necesario, por tanto, establecer cierto marco teórico que abarcase estudios
sociológicos, antropológicos y filosóficos. Dicha bibliografía, por su parte, ha permitido
evidenciar la prevalencia del consumo como medio de vida, la individualización
desproporcionada y el empobrecimiento de la esfera pública como fenómenos presentes
en nuestra sociedad occidental. Asimismo, teniendo en cuenta la relevancia de lo
religioso y lo sagrado en el teatro del siglo XXI, se hace palpable la necesidad de
multitud de dramaturgos y creadores escénicos por acercarse a las dimensiones rituales
del teatro con el propósito de abordar problemáticas existenciales en un contexto de
dinámicas sociales efímeras y líquidas. Ahora bien, la motivación primordial de mi
investigación no ambiciona entender por qué se manifiesta una sacralización del teatro
convencional, sino descubrir si, de algún modo, se ha empleado el lenguaje propio de
las artes escénicas para poner de manifiesto las patologías espirituales del ser humano
contemporáneo y, al mismo tiempo, ofrecer cierto amparo y consuelo, así como
alternativas que puedan ser consideradas más allá del espectáculo.

En relación al objetivo mencionado en el párrafo anterior, se ha optado por


centrarse en el análisis de Muero porque no muero de Paco Bezerra como ejemplo de
obra contemporánea que, de forma implícita, conecta con la problemática planteada. El
estudio dramatúrgico del texto ha sido estructurado desde una perspectiva comparativa,
buscando similitudes en el contenido que respaldasen la presencia de elementos de
índole filosófica y espiritual. Más allá del propósito político inherente a la obra (en
relación a la tergiversación de la herencia cultural que ha llegado hasta nuestros días
sobre Teresa de Jesús), es inevitable que la mística no imprima en el espectador una
referencialidad sagrada. Cadáver descuartizado, sí: drogadicta sin recursos, también;
trabajadora sexual, monologuista, actriz... pero, ante todo, Teresa no pierde su condición
de mesías. Bezerra pone en su boca una misión que pretende, literalmente, «ser una
llama que alumbre al mundo» [Bezerra, 2022:47], un faro para todos aquellos que
sientan, como ella expresó en vida, un padecimiento interior tan grande que solo pueda
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ser aliviado con la renuncia y el ofrecimiento de uno mismo a una energía superior: «¿Y
si para llegar a encontrarme a mí misma- pensé mientras mi cuerpo caía al vacío-
tuviese que alejarme de todo aquello que creo que soy? [...] ¿Y si para llegar a
encontramos a nosotros mismos tuviésemos que huir lo más lejos posible hasta
perdernos por completo y desaparecer?» [Bezerra, 2022:48]. Es complejo discernir si en
efecto Bezerra aspira a transformar inequívocamente al espectador, pero
indudablemente quiere sacudirlo y despojarle de sus valores racionales y
preestablecidos. El texto hace explícita (a través de las acotaciones) la modificación de
la escena en un espacio sagrado en el que, mediante el empleo de música electrónica y
la entrada de la propia Teresa en el patio de butacas, el dramaturgo invita al espectador
a formar parte activa de esa transverberación.

En definitiva, el análisis de Muero porque no muero revela una obra teatral que va
más allá de su aparente germen transgresor, y alcanza dimensiones indudablemente
metafísicas, filosóficas y espirituales. La elección de Santa Teresa de Jesús como
personaje histórico sirve como medio para denunciar los problemas sistémicos
enterrados bajo el tapiz de la ‘modernidad’ en la sociedad actual española, pero no
margina la condición mística de la carmelita. La fundación de un laboratorio de música
electrónica experimental en el que todos los bienes son comunes y los individuos
renuncian a su identidad sugiere un desafío a las tendencias capitalistas y propone una
búsqueda de significado y consuelo espiritual en la sociedad contemporánea. A pesar de
que la falta de una puesta en escena ha limitado el análisis en esta etapa, se espera que
en el futuro Trabajo Fin de Máster se pueda comparar de manera más completa con las
otras dos obras mencionadas, La voluntad de creer y Una imagen interior. Aunque
quedan incógnitas por explorar, la diversidad de enfoques y perspectivas presentes en
las fuentes consultadas contribuye a una comprensión más completa de la relación entre
espiritualidad y teatro en la escena actual, en concreto dentro del contexto español. Cabe
preguntarse, en última instancia, por qué no figura esta problemática de forma más
presente en el contenido de las dramaturgias contemporáneas más allá de los propósitos
transformadores del teatro hecho rito, o de la traslación de las formas ceremoniales a la
escena. Es una incógnita que, como proceso paralelo a mi Trabajo Fin de Máster, veo
imperativo contemplar en próximas investigaciones.

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