1.derecho Ciudad Justicia Socio-Espacial

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El derecho a la ciudad, un cambio de enfoque desde la perspectiva de la justicia socio

espacial

Sebastian Tedeschi

1. Desde la sociología urbana y la geografía crítica hasta el campo de los derechos


humanos

La cuestión urbana ha sido un tema de preocupación fundamental desde hace más de un


siglo de la geografía, el urbanismo como disciplina específica, la economía y en las
últimas cuatro décadas de la sociología urbana critica1.

La denominación derecho a la ciudad, proviene del sociólogo urbano Henri Lefebvre2, e


inspiró las reflexiones en el campo jurídico, al afrontar el análisis de la cuestión urbana,
superando el enfoque de los derechos humanos limitado a la vivienda como parte del
derecho a un nivel adecuado de vida3. En la definición de Lefebvre, el derecho a la
ciudad significa el derecho de los ciudadanos urbanos, y de los grupos que ellos
constituyen (sobre las bases de las relaciones sociales) a figurar en todas las redes y
circuitos de comunicación, de información, de intercambios 4 . Su propuesta apunta a
rechazar a la ciudad como organización discriminatoria y segregativa. Esa clave es
retomada por los geógrafos críticos en el enfoque de la justicia o equidad socio–
espacial entre los que se pueden destacar David Harvey, muy activo tanto en el campo
académico como en su vinculación con movimientos sociales urbanos, últimamente
muy vinculado con las redes que promueven el derecho a la ciudad en América Latina.

En el campo jurídico las cuestiones urbanas ya venían siendo reguladas dentro de una
rama del derecho administrativo en países tales como Reino Unido, España, Colombia y
Brasil. En estos tres últimos países mencionados esta disciplina de estudio adquirió
autonomía curricular con la denominación derecho urbanístico 5 . También algunas

1
En este sentido, debe atribuirse un papel destacado al clásico ensayo de Henri Lefebvre, El derecho a la
ciudad, Península, Barcelona, 1969. En un sentido más actual, pueden verse también los trabajos de
David Harvey, Espacios de Esperanza, Akal, Madrid, 2003; Jordi Borja, La ciudad conquistada, Alianza,
Madrid, 2003 y, en el ámbito latinoamericano, Enrique Ortiz, Repensando la ciudad para la gente ¿Qué
Ciudad para una nueva era?, Texto preparatorio para la Asamblea Mundial de Pobladores, HIC América
Latina, 2002.

2
Lefebvre crítica el impacto negativo sufrido por las ciudades en los países de economía capitalista, con
la conversión de la ciudad en una mercancía al servicio exclusivo de los intereses de la acumulación del
capital. Como contrapropuesta a este fenómeno, A partir de ello construye una propuesta política que
reivindica la posibilidad que la gente vuelva a ser dueña de la ciudad. Frente a los efectos causados por el
neoliberalismo, como la privatización de los espacios urbanos, el uso mercantil de la ciudad, la
predominancia de industrias y espacios mercantiles, se propone una nueva perspectiva política
denominada derecho a la ciudad. Está línea de reflexión es retomada por David Harvey en nuestros días.

3
Art. 11.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales.

4
Lefebvre, Henri. Espacio y Política. El Derecho a la Ciudad II. Ed. Península, Barcelona 1976, pág. 18.

5
Como parte del derecho administrativo, el derecho urbanístico se define como el conjunto de normas
jurídicas que regulan el urbanismo, la ordenación del territorio y el uso del suelo, y por tanto fijan las
concretas facultades y obligaciones del propietario del suelo. No siempre el derecho urbanístico va a estar
orientado a la defensa de los derechos de las personas que viven en las ciudades. Sin la referencia de un
cuestiones como el planeamiento territorial han sido retomadas por el derecho al medio
ambiente y en la regulación de las políticas de planificación del desarrollo como uno de
sus temas relevantes. El concepto de derecho a la ciudad se referencia con ese campo de
regulación pero su formulación conceptual apunta a la concepción de un derecho
constitucional como parte de los derechos humanos.

En este sentido, los derechos humanos son fruto de un aprendizaje histórico de la


humanidad que han logrado constituirse en una referencia jurídica de todos los países
del mundo a partir de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. En el
momento en que se aprobó esta declaración, el mundo era aún predominantemente rural
y, aunque existía una preocupación por el crecimiento de algunas ciudades, la cuestión
urbana no motivo su inclusión en el texto fundacional. Sólo en la última década, a partir
del trabajo de los relatores especiales de derechos humanos apareció como tema de
referencia6.

En una primera lectura superficial de los principales instrumentos internacionales y


regionales de derechos humanos, se percibe que el espacio urbano casi no ha sido
mencionado. En la esfera regional, aun con referencias aisladas se destaca la
formulación de principios contenida en la Carta de la OEA7, que por vía del Art. 26 de
la Convención Americana de Derechos Humanos, queda contenido dentro de las normas

derecho humano a la ciudad constitucionalizado, el derecho urbanístico puede regular y legalizar la


exclusión de los pobres en la ciudad.

6
Ver por ejemplo el informe sobre la Misión del Relator a España (A/HRC/7/16/Add.2) del 7 de febrero
de 2008):…La situación de la vivienda ha generado muchos problemas inquietantes. Los testimonios y la
información recibidos por el Relator Especial señalan, entre otros, diversos factores de discriminación
en el acceso a la vivienda, como es la elitización de determinadas zonas anteriormente degradadas
dentro de las ciudades, con la segregación resultante, los desalojos y lo que se ha dado en llamar el
"acoso inmobiliario"(párr.. 50) –. Informe al Consejo de Derechos Humanos (A/HRC/10/7) del 4 de
febrero de 2009: …El aumento de los precios de la vivienda suele obedecer a diversos factores;
especulación con las tierras y las viviendas, renovación urbana, embellecimiento de las ciudades y la
creación de las denominadas ciudades de clase mundial que influyen directamente en la asequibilidad de
la vivienda en las ciudades. El resultado es crear zonas específicas de la ciudad para uso de los ricos,
con todos los servicios y las comodidades que pudieran desearse. Por otra parte, los que no pueden darse
el lujo de vivir en esas zonas se ven empujados hacia barrios marginales y viviendas inadecuadas, a vivir
en zonas con pocos servicios básicos o carentes de ellos y demasiado lejos de sus medios de subsistencia.
Los grupos vulnerables, en particular las mujeres, son las más afectadas porque no se hallan soluciones
y con frecuencia sufren más el efecto centrífugo que las expulsa a las afueras de la ciudad y hacia los
suburbios y barrios marginales que carecen de infraestructura y servicios. Esta migración desde el
interior de las ciudades es el resultado, en gran medida, de la falta de vivienda asequible, servicios y
otros bienes, así como de la ausencia de políticas adecuadas (Párr. 46).

7 El artículo 34. k) de la Carta de la OEA establece entre las metas básicas para el desarrollo integral
condiciones urbanas que hagan posibles una vida sana, productiva y digna. Por su parte el artículo 45
establece una serie de principios para alcanzar un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, el inciso f) específicamente se refiere a la incorporación y creciente
participación de los sectores marginales de la población, tanto del campo como de la ciudad, en la vida
económica, social, cívica, cultural y política de la nación, a fin de lograr la plena integración de la
comunidad nacional, el aceleramiento del proceso de movilidad social y la consolidación del régimen
democrático. El estímulo a todo esfuerzo de promoción y cooperación populares que tenga por fin el
desarrollo y progreso de la comunidad.
económicas sociales y sobre educación, ciencia y cultura que los Estados se
comprometen a respetar a través de la adopción progresiva de medidas. La Declaración
sobre Derecho al Desarrollo aborda la dimensión territorial de los derechos
contribuyendo a establecer principios claros que permiten comprender que no puede
haber desarrollo, sin el respeto de la autonomía de los pueblos, la participación activa de
las personas que viven en el territorio y la distribución equitativa de las cargas y
beneficios que este genera8.

Los proyectos de desarrollo para ser compatibles con estándares de derechos humanos
deberían significar una mejora real en las condiciones de existencia de las personas que
viven en el territorio. El supuesto beneficio de un grupo no puede fundarse en la
violación de derechos humanos de otro grupo (en este caso el de los pobladores del
lugar donde se realiza el proyecto). En este punto es que cobra relevancia un principio
que ha sido recogido en distintas normas de países de América Latina, que se puede
generalizar bajo el concepto de gestión democrática del territorio y que en el campo del
derecho a la ciudad se expresa como gestión democrática de la ciudad.

La gestión democrática del territorio puede ser entendida como el derecho de todas las
personas que habitan un determinado territorio rural, urbano o rurbarno 9 , a la
información, participación y control de las decisiones sobre planeamiento y gestión del
territorio en donde habitan, a través de formas directas y representativas. Para ello se
prioriza el fortalecimiento y autonomía de las administraciones públicas locales y el
apoyo a las organizaciones populares para garantizar su participación activa en los
espacios de decisión sobre asignación y distribución de recursos producidos en el
territorio. (Fuentes: Art. 34 inc. f) de la Carta de OEA, Proyecto de Carta Mundial del
Derecho a la Ciudad, Convenio 169 de la OIT).

Desde el campo de la doctrina jurídica los trabajos de Edesio Fernandes 10 , Antonio


Azuela11, Nelson Saule Jr12, entre otros, tanto como los cursos y seminarios organizados
8
Declaración sobre derecho al Desarrollo. Art. 2º. 1. La persona humana es el sujeto central del
desarrollo y debe ser el participante activo y el beneficiario del derecho al desarrollo. 2. Todos los seres
humanos tienen, individual y colectivamente, la responsabilidad del desarrollo, teniendo en cuenta la
necesidad del pleno respeto de sus derechos humanos y libertades fundamentales, así como sus deberes
para con la comunidad, único ámbito en que se puede asegurar la libre y plena realización del ser
humano, y, por consiguiente, deben promover y proteger un orden político, social y económico apropiado
para el desarrollo. 3. Los Estados tienen el derecho y el deber de formular políticas de desarrollo nacional
adecuadas con el fin de mejorar constantemente el bienestar de la población entera y de todos los
individuos sobre la base de su participación activa, libre y significativa en el desarrollo y en la equitativa
distribución de los beneficios resultantes de éste.

9
También denominado periurbano o urban fringe para hacer referencia a un espacio de transición entre
lo urbano y lo rural, propio de las áreas de expansión de la ciudad o como nueva área de la ciudad difusa.
Las discusiones sobre el periurbano se pueden consultar en Banzo, Mayte “Del espacio al modo de vida.
La cuestión periurbana en Europa occidental: los casos de Francia y España” en Avila Sanchez, Hector
(coord.). Lo urbano-rural ¿nuevas expresiones territoriales? Cuernavaca: UNAM, Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarias, 2005

10
Así, por ejemplo, Edesio Fernández y Varley, Ann (eds) Illegal Cities. Law and Urban Change in
Developing Countries. London –New Cork, Zed Books, 1998; FERNÁNDEZ Edésio "Del Código Civil
al Estatuto de la Ciudad: algunas notas sobre la trayectoria del Derecho Urbanístico en Brasil" en UNAM,
Coordinación de Humanidades, PUES, LILP, "Segundo seminario internacional reformas al suelo urbano.
Ponencias", Ciudad México, 4 y 5 de julio de 2002
por el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati13, el IPPUR de Rio de
Janeiro y el Lincoln Institute of Land Policy de Boston, fueron una usina de producción
intelectual para esta aproximación.

En el ámbito europeo, las primeras discusiones estuvieron orientadas sobre todo a


proteger la autonomía de las gestiones locales frente a intromisiones arbitrarias de
gobiernos centrales o provinciales14. Este criterio evolucionó hacia una perspectiva de
derechos humanos a partir de la aprobación de la Carta Europea de salvaguarda de los
Derechos en la Ciudad, asumida por más de 200 ciudades europeas en Saint Denis,
Francia, en mayo del 200015. Esta Carta supuso un gran avance en el reconocimiento de
derechos a quienes habitan las ciudades, sobre todo porque está dirigida a regular el
espacio urbano desde una perspectiva que obliga a los poderes públicos y privados y
confiere derechos a las personas que viven en él.

Una cuestión que puede ser vista como debilidad de la Carta Europea, es que se trata de
un instrumento firmado por las autoridades locales sin intervención de sus estados
nacionales ni de los órganos de la Unión Europea. Su valor jurídico, por lo tanto, es
restringido y se reduce a las ciudades que la suscribieron. Sin embargo también puede
ser visto como una fortaleza, el hecho de que las ciudades, avancen en la ampliación de
derechos con autonomía de sus Estados. En otra escala puede ser visto como fuente
adicional descentralizada de construir derechos en el ámbito global. Actualmente, los
alcaldes están en un proceso de discusión acerca de cómo implementarla 16 pero su
eficacia práctica ha sido limitada.

En el ámbito específico del derecho internacional de los derechos humanos, los


derechos urbanos se protegen de manera indirecta en los instrumentos que tutelan el

11
Azuela, Antonio. La Ciudad, la propiedad privada y el Derecho. Ed. El Colegio de México.

12
Saule Jr, Nelson. A proteção jurídica da moradia nos assentamentos irregulares. Ed. Sergio Antonio
Fabris, Porto Alegre, 2004.

13
Ver Martínez de Pisón, José y García Inda, Andrés (coords.). Derechos fundamentales, movimientos
sociales y participación. Aportaciones al debate sobre la ciudadanía. Instituto Internacional de Sociología
Jurídica de Oñati, Madrid, 2003.

14
Ver por ejemplo la Carta Europea de Libertades Municipales, firmada bajo el impulso de la ONU en
Versalles en 1953. Un sentido similar tuvo la Carta Europea de Autonomía Local, de 1985. Hasta ese
momento la preocupación todavía no afrontaba la perspectiva de los derechos de los ciudadanos. A partir
del antecedente de la Carta Europea de Libertades Municipales, Naciones Unidas impulsó en 1998 un
Proyecto de Carta Mundial del Gobierno Local Autónomo. Sin embargo, el objetivo de esta iniciativa,
una vez más, era proteger el gobierno local y no tanto a las persones o los grupos que habitan en las
ciudades.

15
En este proceso se deben considerar también la Carta Urbana Europea aprobada por el Consejo de
Europa en 1993 y la Carta de la Ciudadanía Europea, aprobada por las Euro ciudades en 1996.

16
La VII Conferencia de la Carta Europea de salvaguarda de los derechos humanos en la Ciudad se
realizó del 7 al 9 de octubre de 2010 en Tuzla (Bosnia Herzegovina).
derecho a una vivienda adecuada17, con la sola excepción de la art. 14 de la Convención
contra la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, que define los derechos
habitacionales en su entorno urbano 18 . Es el caso, fundamentalmente, del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) 19 . También
aportan elementos para la protección de derechos urbanos, la Convención Internacional
contra la Corrupción (2003), la Convención de Derechos de las Personas con
Discapacidad (2007) especialmente en lo relativo al tema de la accesibilidad20, entre
otros.

La Carta Mundial del Derecho a la Ciudad y la Carta Agenda de Derechos Humanos en


la Ciudad

La mayor fuerza que impulsa el derecho a la ciudad proviene de las articulaciones de la


sociedad civil en lucha por el acceso a la vivienda y la reforma urbana, especialmente en
América Latina.

El antecedente de esta propuesta proviene del foro de ONGs en la Cumbre de la Tierra,


Río de Janeiro de 1992. El resultante de ese foro fue el Tratado sobre Urbanización21
firmado por varias redes sociales en ocasión de del ECO–92, y cuya discusión fue
seguida por Coalición Internacional del Hábitat–América Latina y el Fórum Nacional

17
Por ejemplo la Observación General Nº 4 del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales, al
definir el contenido del derecho a la Vivienda (Art. 11.1 del PIDESC) incluye entre sus elementos: la
disponibilidad de servicios (Párr. 8, inc. b) y lugar adecuado, esto es un lugar que permita el acceso a las
opciones de empleo, los servicios de atención de la salud, centros de atención para niños, escuelas y otros
servicios sociales, libre de contaminación.

18
Articulo 14, inciso 2. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en las zonas rurales a fin de asegurar en condiciones de igualdad entre
hombres y mujeres, su participación en el desarrollo rural y en sus beneficios, y en particular le
asegurarán el derecho a: ...h) Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas de la
vivienda, los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y las
comunicaciones.

19
Existen varios elementos que son brindados principalmente por los estándares internacionales del
derecho a la vivienda adecuada. El Comité DESC, por ejemplo, emitió dos Observaciones Generales al
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), la nº 4 y la nº 7, en las
que intentó definir el alcance del derecho a la vivienda y a no ser desalojado de manera arbitraria.
Igualmente, el primer Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Vivienda elaboró un
Proyecto de Convención Internacional sobre Derecho a la vivienda que, aunque no fue aprobado, puede
considerarse un valioso antecedente en la materia.

20
El Art 9 exige que los Estados adopten medidas para asegurar el acceso de las personas con
discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico y al transporte tanto en zonas
urbanas como rurales. Entre estas medidas incluyen aplicación de normas mínimas y directrices sobre la
accesibilidad de las instalaciones y los servicios abiertos al público o de uso público; asegurar que las
entidades privadas que proporcionan instalaciones y servicios abiertos al público o de uso público tengan
en cuenta todos los aspectos de su accesibilidad para las personas con discapacidad; Dotar a los edificios
y otras instalaciones abiertas al público de señalización en Braille y en formatos de fácil lectura y
comprensión;

12
También es conocido como Tratado por ciudades, villas, poblados justos, democráticos y sustentables.
El antecedente de referencia es el Tratado por ciudades, villas, poblados justos, democráticos y
sustentables firmado por varias redes sociales en ocasión de la ECO–92 en Río de Janeiro.
pela Reforma Urbana de Brasil. Como continuación de ese texto se sucedió la Carta
Brasilera de Derechos Humanos en la Ciudad, en 1995.

Con base en estos trabajos, en los debates de las organizaciones de vivienda y urbanas
llevado a cabo en las cinco ediciones del Foro Social Mundial un conjunto de
movimientos sociales, ONGs y académicos fueron construyendo un texto con el
propósito de proteger derechos específicos en el espacio urbano, cuya última versión se
llama Carta Mundial del Derecho a la Ciudad. El proceso de discusión de esta primera
etapa favoreció la introducción de contenidos en el texto y la acumulación de
adhesiones sin haberse hecho una revisión profunda de la consistencia del documento y
se denominaba “Carta Mundial de Derechos Humanos en la Ciudad” (Foro Social
Mundial Ediciones I, II y III), siguiendo el criterio de la carta europea.

A partir del I Foro Social de las Américas de Quito (Ecuador) en julio de 2004 se
presentó un nuevo texto a propuesta de COHRE 22 en el que participe. Esta nueva
formulación, respetaba fundamentalmente los principios que venían desde las primeras
discusiones de la década del 90 pero incorporaba un lenguaje de derechos humanos y
fundamentalmente el enfoque de derechos humanos 23 . El borrador propuesto recibió
comentarios y modificaciones basadas en distintas inquietudes de movimientos y
sectores que fueron compartiendo su adhesión a la idea de una Carta Mundial, hasta
llegar a la última versión de septiembre de 2005 incluyendo los aportes de
organizaciones de América Latina, Europa, África y Asia24.

En tanto la carta ha sumado adhesiones de todos los continentes, en el campo teórico los
debates han continuado debiéndose destacar algunos tópicos:

a) La discusión entre europeos y latinoamericanos sobre la expresión «derecho a la


ciudad», en lugar de la de «derechos humanos en la ciudad» utilizada, por ejemplo, por
la Carta Europea y ahora en la Carta Agenda. En el caso de nuestra región pretende dar
más énfasis a la dimensión colectiva del espacio protegido. No sería lo mismo, desde
22
COHRE – Centre on Housing Rights & Eviction, Programa de las Americas.

23
El enfoque basado en los derechos humanos es un marco conceptual para el proceso de desarrollo
humano que desde el punto de vista normativo está basado en las normas internacionales de derechos
humanos y desde el punto de vista operacional está orientado a la promoción y la protección de los
derechos humanos. Su propósito es analizar las desigualdades que se encuentran en el centro de los
problemas de desarrollo y corregir las prácticas discriminatorias y el injusto reparto del poder que
obstaculizan el progreso en materia de desarrollo. En un enfoque de derechos humanos, los planes, las
políticas y los procesos de desarrollo están anclados en un sistema de derechos y de los correspondientes
deberes establecidos por el derecho internacional. Ello contribuye a promover la sostenibilidad de la labor
de desarrollo, potenciar la capacidad de acción efectiva de la población, especialmente de los grupos más
marginados, para participar en la formulación de políticas, y hacer responsables a los que tienen la
obligación de actuar. Aunque no existe una receta universal para el enfoque basado en los derechos
humanos, los organismos de las Naciones Unidas han acordado un conjunto de atributos fundamentales.
Un enfoque basado en los derechos humanos identificará a los titulares de derechos y aquello a lo que
tienen derecho, a los correspondientes titulares de deberes y las obligaciones que les incumben, y procura
fortalecer la capacidad de los titulares de derechos para reivindicar éstos y de los titulares de deberes para
cumplir sus obligaciones.

24
El proceso de discusión se puede encontrar en detalle en El Derecho a la ciudad en el mundo.
Compilación de documentos relevantes para el debate, ORTIZ, Enrique y Zarate, Lorena (Coords.), Ed.
HIC-AL, 2008, disponible en www.hic-al.org/documento.cfm?id_documento=1226
esa perspectiva, limitarse a garantizar el derecho individual o grupal a no ser
discriminado en la ciudad o el derecho individual a la salud en una ciudad insalubre, que
impulsar la existencia de ciudades igualitarias, salubres y habitables para todos 25 .
Aunque esta diferencia subsiste en el título, la Carta agenda integra el derecho a la
ciudad como uno de los derechos protegidos.
b) La discusión sobre si se trata del derecho a la ciudad o los derechos a las
ciudades, como lo sostienen los movimientos sociales norteamericanos, aun no fue
desarrollada, al menos ya está expresada por los amigos del norte y puede enriquecer los
contenidos construidos hasta el momento.
c) La crítica al abordaje insuficiente de la perspectiva de género, lo que motivó la
propuesta de la Carta por el Derecho de las Mujeres a la Ciudad, instrumento que
propone enfatizar los desafíos pendientes para lograr las ciudades equitativas y
democráticas, retomando la Carta Europea de la Mujer en la Ciudad (1995) y las
declaraciones del Encuentro Construyendo ciudades por la Paz y la Declaración de
Montreal sobre la seguridad de las mujeres (2002)26. Algunas de estas propuestas están
incluidas, pero aún falta un abordaje más profundo, en la línea de lo que plantea Zaida
Muxi27.
d) La cuestión urbano–rural: Las críticas han sido formulados desde diferentes
sectores. Una primera sostiene que promover una carta del derecho a la ciudad

25
Pisarello, Gerardo y Tedeschi, Sebastián. Transformar la ciudad en un mundo global. Apuntes para un
debate sobre la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad desde una perspectiva de derechos humanos,
publicado en “El Derecho a la Ciudad en el Mundo, Enrique Ortiz, Lorena Zarate (Compiladores). Ed.
HIC-AL, México.

26
Según plantea en su introducción: Es una Carta abierta a futuras y nuevas propuestas. Este es el
camino construido por las organizaciones de mujeres y feministas en el mundo para alcanzar muchos de
los derechos del que estuvimos históricamente excluidas. Articulando esfuerzos entre mujeres de todos
los países y regiones, evaluando críticamente los resultados de las acciones, respetando la diversidad
que nos caracteriza (clase social, etnia, edades, nacionalidad, cultura) y consensuando intereses en pos
de la utopía de “otro mundo posible”, donde la diferencia sexual no se traduzca necesariamente en
desigualdad social. De las experiencias, las mujeres aprendimos a construir, reformular, proponer y
avanzar.

27
Ver por ejemplo Muxi, Zaida, “Reflexiones en torno a las mujeres y el derecho a la vivienda desde una
realidad con espejismos”. Disponible en http://upcommons.upc.edu/e-
prints/bitstream/2117/6726/1/derecho_humano_vivienda.pdf. Con el fin de saber si nuestras ciudades son
seguras para las mujeres, Zaida Muxi propone tener en cuenta aspectos tales como la participación, el
espacio público, la oferta de equipamientos, la seguridad urbana y la movilidad. Para Zaida es
imprescindible visibilizar lo que ocurre en un espacio para poner sobre el papel todo el conocimiento que
acumula una comunidad sobre su propio territorio, concretamente la experiencia de las mujeres en su vida
cotidiana. Para la equidad de género, el espacio público debe favorecer la autonomía y la socialización de
las personas, priorizando en su diseño las necesidades de mujeres y hombres. El reconocimiento de la
importancia de la labor de las mujeres en la sociedad debe ser visible en el espacio público, y uno de los
mecanismos más inmediatos es nombrar a los espacios públicos en femenino. La oferta de equipamientos
se amplía cuando la sociedad en la que se inscribe reconoce, asume y valora el trabajo derivado de los
roles de género. La percepción de seguridad está vinculada a la capacidad de las mujeres de apropiarse
del espacio adquiriendo autonomía. Entre los factores espaciales que colaboran en la percepción de
seguridad están la visibilidad, la claridad y la alternativa de recorridos, la variedad de usos y actividades y
la presencia de gente diversa. Para favorecer el sentimiento de pertenencia y seguridad en los espacios
públicos se tiene que cuidar sobre todo la iluminación de los espacios para peatones, y se deben evitar
muretes, vallas y escaleras que generen rincones escondidos y de difícil acceso. Finalmente, la movilidad
debe ofrecer la máxima variedad de opciones, privilegiando los recorridos peatonales que se apoyan en un
tejido urbano funcionalmente múltiple. Los transportes públicos tienen que dar respuesta a todos los
horarios del mundo reproductivo que generan recorridos no lineales ni uniformes.
significaría promover el modelo de ciudad capitalista segregacionista existente. Los
críticos sostienen que el modelo de desarrollo urbano es predatorio respecto del modo
de vida de las comunidades tradicionales en el área rural y que la promoción del
derecho a la ciudad sería apoyar este modelo excluyente. En un sentido superador se
encuentra la propuesta de David Harvey, en la línea de Henry Lefebvre que construye
una noción del derecho a la ciudad para construir otra ciudad distinta en la perspectiva
de la justicia socio-espacial28. La segunda crítica sostiene que existen distintos tipos de
ciudades, en tanto para alguna la lista de derechos sería poco exigente, para otras sería
un estándar de imposible cumplimiento. Esta crítica no pretende denostar el derecho a la
ciudad, sino que aspira que el modelo de ciudad no sea solo el de las metrópolis inserta
en el mercado internacional, sino también las pequeñas y medianas ciudades.
e) La impronta latinoamericana. La última crítica recibida desde otros continentes
es que la carta aborda preocupaciones propias de las ciudades de América Latina y no
piensa en otro tipo de ciudades por ejemplo de países asiáticos o africanos.

A pesar de su aspiración internacionalista, en todo caso, el proceso de discusión de la


Carta Mundial ha conseguido incorporar inquietudes fundamentalmente de América
Latina, sin haber tenido una consolidación técnica. En el momento actual urge el desafío
de abrir una discusión más amplia con las otras regiones y, paralelamente, ir
consolidando el documento técnicamente.

Otra iniciativa, esta vez del parte de los gobiernos locales es la Carta Agenda de los
Derechos Humanos en la Ciudad. Esta surgió en el calor del Foro de Autoridades
Locales (FAL), por iniciativa del CGLU (Ciudades Gobiernos Locales Unidos) en
particular por la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos
Humanos también desde 2001, teniendo una propuesta de texto desde 2008, que acaba
de ser aprobada el pasado 11 de diciembre de 201129.

Tanto la Carta Mundial del Derecho a la Ciudad como la Carta Agenda de Derechos
Humanos en la Ciudad tienen varios rasgos en común. En primer lugar, presentan una
serie de derechos humanos específicos en el ámbito urbano. Mientras la Carta Agenda
se preocupa por establecer la aplicación de los derechos humanos en el contexto local,
la Carta Mundial procura crear nuevos derechos humanos urbanos. Existe una sutil
diferencia entre la denominación Derechos a la Ciudad y Derechos Humanos en la
Ciudad, lo que exigirá futuros debates teóricos.

El punto de partida de ambos documentos, tiene propósitos similares, a ser: los derechos
como parte interdependiente de los derechos humanos, y el propósito de promover y
consolidar los derechos económicos sociales y culturales, civiles y políticos en las
ciudades (CM Art. 1.2 y CA Preámbulo Párr. 1 y 2). Esta intención, en sendos
documentos, está orientada a promover la justa distribución de la riqueza producida en
la ciudad (CM Pre. Parr.6 y CA Pre, párr. 2).

Sin embargo, la Carta Mundial enfatiza las injusticias originadas en la ciudad como por
ejemplo, la discriminación producida por los procesos de urbanización; mientras que la
Carta Agenda resalta las virtudes de la ciudad en tanto comunidad política. Y, sin

28
Ver David Harvey. Right to the City en http://newleftreview.org/?view=2740.

29
Para ampliar información sobre la Carta Agenda ver TEDESCHI, Sebastián Ernesto
contradecirse, cada uno de los documentos coloca su debido énfasis en distintas
motivaciones para consagrar la lista de derechos.

En cuanto a los destinatarios, la Carta Agenda señala a los gobiernos locales exigiendo
un amplio debate y consenso en cada ciudad y, por su parte, la Carta Agenda pretende
incluir además a los gobiernos centrales o nacionales y al ámbito internacional.

No obstante, los principios que inspiran ambas cartas son similares. Por ejemplo,
comparten el principio de igualdad y no discriminación, de responsabilidad compartida
y de democracia participativa. Sin embargo, la Carta Agenda agrega el principio de
dignidad humana, sostenibilidad social y ambiental y cooperación solidaria, y la Carta
Mundial complementa con el principio de la función social de la propiedad y de la
ciudad, el compromiso social del sector privado y el impulso de la economía solidaria.

En cuanto al ámbito de aplicación, la Carta Agenda define a la ciudad como municipio


de todos los tamaños, aglomerados urbanos, colectividades locales y metrópolis dotadas
de un gobierno, en tanto que la Carta Mundial establece una definición de ciudad que
integra aspectos físicos, políticos y culturales.

Los sujetos titulares de los derechos protegidos están representados –en ambos
documentos– por todas las personas que habitan la ciudad, en el caso de la Carta
Mundial “en forma permanente o transitoria”, y en el caso de la Carta Agenda, “con
vocación de permanencia”.

Las definiciones de derecho a la ciudad en sendos textos son diferentes. La Carta


Agenda enfatiza el derecho a una ciudad constituida como comunidad política que
asegure condiciones de vida adecuadas y promueva la convivencia; la Carta Mundial
resalta el derecho a una ciudad sin discriminación que garantice el usufructo equitativo
dentro del principio de sustentabilidad democracia, equidad y justicia social.

Ambos documentos protegen un conjunto de derechos políticos de manera semejante


aunque – a veces – llaman la atención de forma diferente. Se protegen los derechos a
participar en los procesos políticos locales y de gestión de la ciudad, el acceso a la
información y a la convivencia pacífica y a la seguridad. En particular, la Carta Mundial
agrega el reconocimiento de la producción social del hábitat y el derecho al uso
democrático del espacio urbano, mientras que la Carta Agenda establece que la ciudad
asume un papel en la gestión de conflictos sociales.

Sin embargo, cabe resaltar que la protección de los derechos económicos sociales y
culturales en ambos documentos es en gran medida similar, coincidiendo en el derecho
a la vivienda, al agua, los servicios públicos básicos y al medio ambiente sano y al
desarrollo sustentable. Finalmente, las dos cartas establecen distintas medidas para
implementar y garantizar su aplicación.

Finalmente el derecho a la ciudad antes del ser formulado como carta de derechos ha
tenido también como fuente un conjunto de políticas públicas que buscan combinar el
derecho a la participación, la función social de la propiedad y de la ciudad y le gestión
urbanística con perspectiva de inclusión social. Entre esas políticas destacamos: el
presupuesto participativo y los estudio de impacto de proyectos, los planes de
ordenamiento territorial participativos, el impuesto predial, las contribuciones de obras,
mejoras, e inversiones, cobro por decisiones de uso y aprovechamiento de terrenos,
ordenes compulsivas de urbanización, construcción y utilización prioritaria de un
terreno, expropiación con pago en título de deuda pública, zonas especiales de interés
social, concesión especial de uso especial para vivienda y regularización de barrios
informales, etc.

En gran medida la formulación del derecho a la ciudad en el formato de carta de


derechos, procuró convertir estas prácticas democráticas de gestión de gobiernos locales
lideradas por gobiernos municipales de izquierda, para traducirlas en lenguajes de
derechos, de modo de transformar prácticas discrecionales de los buenos gobiernos en
derechos ciudadanos.

Entre los derechos y deberes que las cartas redefinen «en clave urbana», se pueden
señalar:

- el principio de función social de la Ciudad,


- el derecho a participar en la elaboración del presupuesto municipal de las
ciudades,
- el derecho a participar en las decisiones sobre el territorio urbano, el uso
socialmente justo y ambientalmente equilibrado del espacio y suelo urbano,
- el derecho a participar en la plusvalía urbana,
- el reconocimiento de los mercados informales y el derecho a la integración
progresiva del comercio informal que realizan las personas de bajos ingresos o
desempleadas;
- el derecho a participar en la planificación, regulación y gestión urbano–
ambiental que impida la segregación y la exclusión territorial;
- el derecho a que los servicios públicos dependan del nivel administrativo más
próximo a la población, con participación de los(as) ciudadanos(as) en su gestión y
fiscalización;
- el derecho de movilidad y circulación en la ciudad, de acuerdo a un plan de
desplazamiento urbano e interurbano y a través de un sistema de transportes públicos
accesibles, a precio razonable;
- el derecho a permanecer en la ciudad y a no ser expulsado o alejado de ella de
manera arbitraria;
- el derecho a la remoción de barreras arquitectónicas, la implantación de los
equipamientos necesarios en el sistema de movilidad y circulación y la adaptación de
todas las edificaciones públicas o de uso público y los locales de trabajo y esparcimiento
para garantizar la accesibilidad de las personas con discapacidad;
- el derecho de las personas sin hogar a los albergues de cama y desayuno sin
perjuicio de la obligación de proveer una solución de vivienda definitiva;
- el derecho a la seguridad ciudadana y el derecho a participación en el control y
evaluación de las fuerzas de seguridad.

2. Una posible definición y los principios fundamentales

El Derecho a la Ciudad surge como una respuesta a las desigualdades sociales


producidas en el ámbito urbano, que se manifiesta en la dualidad: ciudad de los ricos y
ciudad de los pobres, ciudad legal y ciudad ilegal, exclusión de la mayor parte de los
habitantes de la ciudad determinada por la lógica de la segregación espacial por la
ciudad como mercancía; mercantilización del suelo urbano y valorización inmobiliaria;
apropiación privada de las inversiones públicas en vivienda, transportes públicos,
equipamientos urbanos y, servicios públicos en general.

Existen varios intentos de definir que el derecho a la ciudad. Según la Carta Mundial el
derecho a la ciudad es un derecho colectivo de todas las personas que habitan la ciudad
al usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad,
democracia, equidad y justicia social. Como los otros derechos humanos, este es un
derecho interdependiente de los demás derechos humanos.

Otras formulaciones del derecho a la ciudad apuntan a enfatizan algunos aspectos del
derecho a la ciudad, así: Todas las personas tienen derecho a participar en la
planificación y gestión del hábitat, para garantizar que la utilización de los recursos y
la realización de proyectos e inversiones, repercutan en su beneficio, dentro de criterios
de equidad distributiva, complementariedad económica, respeto a la cultura y
sustentabilidad ecológica, lo cual significa hacer un esfuerzo especial en la definición
socialmente orientada de las prioridades vigentes.

Todos los seres humanos, en especial los grupos más vulnerables, como las mujeres, los
niños, los ancianos, personas con discapacidad, pueblos originarios y afro descendientes
tienen derecho a participar en el planeamiento, diseño, ejecución, control,
mantenimiento, rehabilitación y mejoramiento de su hábitat, con el objetivo de lograr
espacios y equipamientos adecuados a las distintas funciones que realizan, a sus
condiciones particulares de vida y a sus propias aspiraciones.

Tres principios guían el conjunto de derechos incluidos en el derecho a la ciudad:

1) Ejercicio pleno de la ciudadanía: realización de todos los derechos humanos y


libertades fundamentales, asegurando la dignidad y el bienestar colectivo de los
habitantes de la ciudad, en condiciones de igualdad y justicia, así como el pleno respeto
a la producción social del hábitat.
2) Gestión democrática de la ciudad. La ciudad es una construcción colectiva, con
múltiples actores y procesos. Se debe garantizar el control y participación de todas las
personas que habitan la ciudad, a través de formas directas y representativas, en el
planeamiento y gobierno de las ciudades; privilegiando el fortalecimiento y autonomía
de las administraciones públicas locales y de las organizaciones populares
3) Función social de la ciudad y de la propiedad urbana. Se entiende como la
prioridad del interés común sobre el derecho individual de propiedad, como el uso
socialmente justo y ambientalmente equilibrado del espacio urbano. Todos los
ciudadanos tienen derecho a participar en la propiedad del territorio urbano dentro de
parámetros democráticos, de justicia social y de condiciones ambientales sustentables.

Para proteger y realizar adecuadamente el derecho a la ciudad son necesarias la


inclusión jurídica de principios, reglas e instrumentos destinados al reconocimiento y a
la institucionalización de derechos para las personas que viven en las ciudades, así como
atribuir competencias a poder público –sobre todo al municipal– para aplicar
instrumentos que logren el cumplimiento de la función social de la propiedad urbana,
así como la promoción de políticas públicas destinadas a hacer efectivo el Derecho a la
Ciudad y los derechos conexos e interrelacionados a este.
El Derecho a la Ciudad retrata la defensa de la construcción de una ética urbana
fundamentada en la justicia social y la ciudadanía, al afirmar la prevalencia de los
derechos urbanos y precisar los preceptos, instrumentos y procedimientos para
viabilizar las transformaciones necesarias para que la ciudad ejerza su función social.

3. El derecho a la ciudad en las recientes reformas legales

En el ámbito de los países son varias las referencias constitucionales y legales del
derecho a la Ciudad. Un ejemplo de referencia sobre aspectos de la vida urbana en
textos constitucionales lo dan los textos fundamentales de España30 y Portugal 31 . En
Latinoamérica, la Constitución de Brasil de 1988 tiene un capítulo específico de “Orden
urbanístico” (Arts. 282 32 y 283 33 ) y, finalmente, la Constitución de Ecuador 34 tiene

30
Art 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes
públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo
este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la
especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes
públicos”.
31
Artigo 65. Habitação e urbanismo. 1. Todos têm direito, para si e para a sua família, a uma habitação
de dimensão adequada, em condições de higiene e conforto e que preserve a intimidade pessoal e a
privacidade familiar. 2. Para assegurar o direito à habitação, incumbe ao Estado:a) Programar e
executar uma política de habitação inserida em planos de ordenamento geral do território e apoiada em
planos de urbanização que garantam a existência de uma rede adequada de transportes e de
equipamento social; b) Promover, em colaboração com as regiões autónomas e com as autarquias
locais, a construção de habitações económicas e sociais; c) Estimular a construção privada, com
subordinação ao interesse geral, e o acesso à habitação própria ou arrendada; d) Incentivar e apoiar as
iniciativas das comunidades locais e das populações, tendentes a resolver os respectivos problemas
habitacionais e a fomentar a criação de cooperativas de habitação e a autoconstrução. 3. O Estado
adoptará uma política tendente a estabelecer um sistema de renda compatível com o rendimento familiar
e de acesso à habitação própria. 4. O Estado, as regiões autónomas e as autarquias locais definem as
regras de ocupação, uso e transformação dos solos urbanos, designadamente através de instrumentos de
planeamento, no quadro das leis respeitantes ao ordenamento do território e ao urbanismo, e procedem
às expropriações dos solos que se revelem necessárias à satisfação de fins de utilidade pública
urbanística. 5. É garantida a participação dos interessados na elaboração dos instrumentos de
planeamento urbanístico e de quaisquer outros instrumentos de planeamento físico do território.
32
Da política urbana. Art.182. A política de desenvolvimento urbano, executada pelo poder público
municipal, conforme diretrizes gerais fixadas em lei, tem por objetivo ordenar o pleno desenvolvimento
das funções sociais da cidade e garantir o bem-estar de seus habitantes. 1. O plano diretor, aprovado
pela Câmara Municipal, obrigatório para cidades com mais de vinte mil habitantes, é o instrumento
básico da política de desenvolvimento e de expansão urbana. 2. A propriedade urbana cumpre sua
função social quando atende às exigências fundamentais de ordenação da cidade expressas no plano
diretor. 3. As desapropriações de imóveis urbanos serão feitas com prévia e justa indenização em
dinheiro. 4. É facultado ao poder público municipal, mediante lei específica para área incluída no plano
diretor, exigir, nos termos da lei federal, do proprietário do solo urbano não edificado, subutilizado ou
não utilizado que promova seu adequado aproveitamento, sob pena, sucessivamente, de: I parcelamento
ou edificação compulsórios; II. imposto sobre a propriedade predial e territorial urbana progressivo no
tempo; III. desapropriação com pagamento mediante títulos da dívida pública de emissão previamente
aprovada pelo Senado Federal, com prazo de resgate de até dez anos, em parcelas anuais, iguais e
sucessivas, assegurados o valor real da indenização e os juros legais.
desde un artículo especifico del derecho a la ciudad como algunos de derechos
vinculados a la cuestión urbana en otras secciones, por ejemplo un conjunto de
mecanismos de democracia directa (103–107) y el presupuestos participativos (artículo
100) en la perspectiva del principio de gestión democrática del territorio.

En el plano de la legislación interna se destacan el Estatuto de la Ciudad que es la


norma que implementa los principios jurídicos e instrumentos establecidos en los
artículos mencionados de la Constitución Federal de Brasil y la Ley de Reforma Urbana
de Colombia que han sido las dos normas de referencias para las reformas legales que
están ocurriendo en esta década.

En Ecuador, para dar seguimiento a los nuevos mandatos constitucionales, en los


últimos dos años se aprobaron varias leyes: la ley Orgánica del Consejo de
Participación Ciudadana y Control Social35, Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de la
Función Legislativa36, Ley Orgánica de Participación ciudadana37, Ley Interpretativa

33
Art.183. Aquele que possuir como sua área urbana de até duzentos e cinqüenta metros quadrados, por
cinco anos, ininterruptamente e sem oposição, utilizando-a para sua moradia ou de sua família, adquirir-
lhe-á o domínio, desde que não seja proprietário de outro imóvel urbano ou rural. 1. O título de domínio
e a concessão de uso serão conferidos ao homem ou à mulher, ou a ambos, independentemente do estado
civil. 2. Esse direito não será reconhecido ao mesmo possuidor mais de uma vez. 3. Os imóveis públicos
não serão adquiridos por usucapião.

34
Art. 31. Las personas tienen derecho al disfrute pleno de la ciudad y de sus espacios públicos, bajo los
principios de sustentabilidad, justicia social, respeto a las diferentes culturas urbanas y equilibrio entre
lo urbano y lo rural. El ejercicio del derecho a la ciudad se basa en la gestión democrática de ésta, en la
función social y ambiental de la propiedad y de la ciudad, y en el ejercicio pleno de la ciudadanía – Art.
376. Para hacer efectivo el derecho a la vivienda, al hábitat y a la conservación del ambiente, las
municipalidades podrán expropiar, reservar y controlar áreas para el desarrollo futuro, de acuerdo con
la ley. Se prohíbe la obtención de beneficios a partir de prácticas especulativas sobre el uso del suelo, en
particular por el cambio de uso, de rústico a urbano o de público a privado.

35
Regula la organización, funcionamiento y atribuciones de este organismo; promueve e incentiva el
ejercicio de los derechos relativos a la participación ciudadana, impulsa y establece los mecanismos de
control social, así como los procedimientos para la designación de las autoridades que le corresponde, de
acuerdo con la Constitución y la ley. Fortalece los principios de coordinación, complementariedad y
trabajo articulado entre los diferentes organismos de la Función de Transparencia y Control Social, las
demás funciones del Estado y el régimen autónomo.

36
Implementa mecanismos más expeditos para integrar el Consejo de Administración Legislativa (CAL),
mismo que se caracteriza por ser pluralista, por tanto, cuenta con la participación de los diversos sectores
políticos. Se amplía el plazo para la integración y designación de autoridades de las Comisiones
Especializadas.

37
Propicia, fomenta y garantiza el ejercicio pleno de los derechos de participación. La normativa tiene
aplicación para todas las personas en el ámbito ecuatoriano y de los que se encuentren en el exterior; las
instituciones públicas y las privadas que manejen fondos públicos o desarrollen actividades de interés
público, así como a los colectivos, comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, afro
ecuatorianos y montubios y demás formas de organización lícita que pueden promover libremente las
personas en el Ecuador y los residentes en el exterior.
al Decreto Legislativo, la Ley N° 2003–5 38 , y finalmente el Código Orgánico de
Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD)39. El código se
sustenta en los principios de unidad, solidaridad, equidad territorial y participación
ciudadana. Integra la normativa de todos los gobiernos autónomos descentralizados,
como mecanismo para evitar la dispersión jurídica. Por primera vez se reconoce en la
ley las circunscripciones territoriales indígenas, afro–ecuatorianas y montubias,
constituidas por razones de población, étnico culturales o de conservación ambiental.

En Uruguay, en un contexto diferente, debido a la fuerte tradición patrimonialista que


tiene este país, debido a la influencia del sector ganadero en el sistema legal que regula
la propiedad, los cambios políticos devenidos a partir del triunfo de Frente Amplio,
posibilitaron la sanción de la ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible de
Uruguay40. Está ley que se establece como un marco regulador general, se inspira en el
modelo brasileño del Estatuto da Cidade.

La norma más concisa que las símiles ecuatoriana, colombiana y brasilera, define las
competencias e instrumentos de planificación, participación y actuación, orienta el
proceso de ordenamiento del territorio hacia la consecución de objetivos de interés
nacional y general y diseña los instrumentos de ejecución de los planes y de actuación
territorial (Art. 1).

Ya en el ámbito local se destaca la Carta de derechos y responsabilidades de Montreal


(2006) por ser un instrumento que además de haber sido adoptado por el órgano
legislativo local, se instituyó a través de la firma de un contrato social entre la
ciudadanía y el jefe de gobierno local, agregando legitimidad democrática directa al
38
Esta normativa soluciona el problema de alrededor de 17 mil habitantes del sector de Atucucho, que por
más de 20 años no lograron legalizar sus tierras.

39
Relata Virgilio Hernández Enríquez (Presidente de la Comisión Especializada de Gobiernos
Autónomos Descentralización, Competencias y Organización del Territorio) en “COOTAD: un paso en la
construcción de la equidad” que a lo largo del año de tratamiento de la ley, se efectuaron más de 60
comisiones generales para recibir a diferentes actores políticos y sociales; por la obligación constitucional
del Art. 57, numeral 17, que señala que las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas,
afro ecuatorianas y montubias, deben “ser consultados antes de la adopción de una medida legislativa que
pueda afectar cualquiera de los derechos colectivos”, se llevaron a cabo talleres, entre el 4 de septiembre
y el 4 de diciembre del 2009, para discutir las Circunscripciones Territoriales Indígenas, Montubias y
Afro ecuatorianas. Posteriormente y por el dictamen de la Corte Constitucional del 21 de abril del 2010,
los artículos referentes a las Circunscripciones Territoriales fueron sometidos a un proceso de validación
en dos encuentros que se organizaron en Quito (el 14 y 16 de julio) y Puyo (30 de julio) con los pueblos,
nacionalidades, comunidades y comunas afro ecuatorianas, montubias e indígenas, logrando llegar a
consensos sobre la normativa ahora en vigencia. El informe para segundo debate se presentó el 5 de
febrero del 2010 y previo al debate parlamentario se recogieron observaciones en siete encuentros
regionales en Ibarra, Riobamba, Portoviejo, Santa Elena, Loja, Cuenca, Napo, Santo Domingo de los
Tsáchilas, Quito y en las parroquias rurales de Ambuquí (Imbabura) y Juan Bautista Aguirre (Guayas). El
COOTAD se debatió durante tres días (9, 10, 11 de marzo) y la Comisión de Gobiernos Autónomos
recibió 810 observaciones a los más de 600 artículos. Fueron necesarios dos meses de procesamiento y
discusión. Principalmente se replanteó la fórmula de asignación de recursos para los Gobiernos
Autónomos Descentralizados (GAD) para lo cual se invitó a un grupo de expertos matemáticos de las
universidades del país, quienes en función del Art. 272 de la Constitución y trabajando conjuntamente con
los integrantes de la mesa, representantes del Ejecutivo, del AME, Concope y Conajupare, sugirieron un
método de asignación de recursos que permitirá la distribución de los recursos del Presupuesto General
del Estado y construir la equidad territorial.

40
Ley Nº 18.308 sancionada en junio de 2008.
texto legal. La Carta se ocupa establecer reglas sobre transparencia en la administración
y gestión municipales (art. 4); desarrollo de los ciudadanos en un entorno físico, cultural
y social que proteja y realce la comunidad (art. 6); participación ciudadana en los
asuntos municipales (art. 5); protección del medio ambiente y desarrollo sostenible (art.
7); Suministro equitativo de servicios (art. 10); ocio, actividades físicas y deporte como
aspectos de la calidad de vida (art. 11); diversidad (art. 12). La definición de ciudadano
alcanza a cualquier persona que vive en el territorio de la ciudad y se propone como
instrumento legal que refleja un estándar mínimo.

En América Latina, en 2010 se aprobó en la Ciudad de México la Carta del derecho a la


Ciudad. La firma de la carta fue luego de un largo proceso de participación que se había
iniciado en 2008 impulsado por un Comité Promotor conformado por organizaciones
civiles e instituciones del gobierno local. Tomando como principal insumo la Carta
Mundial del Derecho a la Ciudad pero adecuando y enriqueciendo su contenido a partir
de la realidad de México DF se logro conformar un texto que resume las mejores
contribuciones que se realizaron en la discusión internacional. Además la legitimación
del documento siguió el camino de Montreal, no limitándose en la aprobación del texto
por los mecanismos tradicionales, sino agregándole la firma de las organizaciones
sociales en un formato de contrato social.

En Argentina, algunas normas dispersas que podemos encuadrar dentro del derecho a la
ciudad se encuentran en la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires41. Sin
embargo el documento que más recoge los contenidos de la carta Mundial de derecho a
la Ciudad es el Anteproyecto de Ley de Hábitat Popular, en la provincia de Buenos
Aires. El proyecto tiene por objeto promover el derecho a la vivienda y a un hábitat
digno, conforme al Inciso 7 del Artículo 36° de la Constitución de la Provincia de
Buenos Aires y definir los lineamientos generales de las políticas de hábitat y vivienda y
rige las acciones dirigidas a resolver en forma paulatina el déficit urbano habitacional
dando prioridad a las familias bonaerenses con pobreza crítica y con necesidades
especiales (art. 1).

Los principios enunciados en la Carta Mundial del derecho a la ciudad que aparecen en
el texto son: el derecho a la ciudad y a la vivienda (Art. 6)42, la función social de la
ciudad y de la propiedad (Art. 7)43 y la gestión democrática de la ciudad (Art. 8)44. El

41
Véanse los artículos 17 y ss. Específicamente los artículos 27, 29 y 31.

42
Todos y todas los/las habitantes de la Provincia tienen derecho al use y goce de la ciudad y de la
vivienda entendiendo a estos como el derecho a: un lugar adecuado para vivir con condiciones que
favorezcan la integración plena a la vida urbana; acceder a los equipamientos sociales, a las
infraestructuras y a los servicios; desenvolver apropiadamente las actividades sociales y
económicas; usufructuar de un hábitat culturalmente rico y diversificado.

43
La propiedad inmueble cumple su función social cuando respeta las exigencias y determinaciones
expresadas en las leyes y normas generales y en los planes, proyectos y reglamentaciones que regulan la
producción del hábitat con el fin de garantizar la calidad de vida, el uso ambientalmente sostenible del
territorio y la justicia social.

44
La gestión democrática de la ciudad es entendida como un proceso de toma de decisiones que asegure
la participación activa, protagónica, deliberante y autogestionaria de los ciudadanos y ciudadanas y, en
especial, de las comunidades organizadas.
texto propuesto complementa estos principios con unas directrices generales de política
de hábitat: garantizar la justa distribución de las cargas y los beneficios generados por el
proceso de urbanización; fortalecen la regulación pública sobre el suelo urbano con la
finalidad de desalentar prácticas especulativas a través de la utilización de instrumentos
de recuperación y redistribución social de la valorización de los inmuebles; abordaje
integral que vincule solidariamente instrumentos urbanísticos, herramientas de gestión
del suelo y operatorias de urbanización y vivienda; promover la participación
permanente de la población y de las asociaciones representativas de los diferentes
sectores de la comunidad tanto en sus etapas de formulación y de ejecución como de
evaluación y seguimiento; promover la integración socio urbanística y regularizan la
tenencia de la tierra de las villas y asentamientos con la finalidad de hacer efectiva la
incorporación de la propiedad del suelo como un derecho de los habitantes; asegurar la
mayor diversificación y pluralidad de las respuestas, en atención a las diferentes
demandas y posibilidades de acceso a distintas soluciones habitacionales que tienen los
grupos sociales; valorar e incorporar las experiencias organizativas y las prácticas de los
sectores populares estimulando los procesos de autogestión del hábitat a través del
cooperativismo y de otras formas asociativas y apoyan la investigación,
experimentación y desarrollo de tecnologías apropiadas a dichos procesos y la
definición de parámetros de calidad45.

Establecidos los puntos de partida de las políticas, el anteproyecto propone una serie de
instrumentos para implementar estos principios y directrices. Aunque estos parecen no
satisfacer todo el alcance desplegada por la generalidad de los principios, justamente la
idea es que la elección de los instrumentos a utilizar sea definida en el ámbito de los
gobiernos locales (municipales). Entre los principales instrumentos propone: promoción
de procesos de producción social del hábitat (arts. 10–14); integración socio urbana de
villas y asentamientos (Arts. 15–19); fomento del crédito para la mejora del hábitat
(arts. 20– 22); zonas de promoción del hábitat social (arts. 23 y 24); cesiones de suelo
(arts. 25 y 26); expropiaciones (arts. 27 y 28); participación de las Municipalidades en
las valorizaciones inmobiliarias generadas por la acción urbanística , lo que implica la
modificación del arts. 226 del Decreto–Ley 6769/58 (arts. 29–32); consorcios
urbanísticos (art. 33); gestión democrática y participación (art. 34–36) y la creación del
Consejo Provincial de Vivienda y Hábitat (Arts. 37–39).

4. El derecho a la ciudad como elemento clave para la reinterpretación de los


problemas de vivienda y acceso a un lugar en donde vivir.

45
En estos parámetros combina diversos criterios, entre ellos: a) La localización de los proyectos
habitacionales se rigen por los criterios de densificación, consolidación y completamiento de las áreas
urbanas favoreciendo el aprovechamiento racional de las inversiones en equipamientos y redes de
servicios, la integración socio espacial, la mixtura de usos y actividades y la riqueza y complejidad de la
vida urbana. De tal forma, para su emplazamiento se priorizan aspectos tales como: la cercanía a las áreas
de centralidad; las facilidades de accesibilidad y conectividad; el nivel de consolidación urbana; y, la
cobertura de servicios y equipamientos urbanos básicos; b) Los niveles de habitabilidad de la vivienda en
función de su calidad constructiva, de sus parámetros de ventilación e iluminación y de sus posibilidades
de crecimiento progresivo y adaptabilidad al desarrollo futuro; c) La calidad en el tratamiento del espacio
público y la integración a las áreas circundantes; d) Los niveles básicos de cobertura de la infraestructura,
de los servicios, del equipamiento social y de accesibilidad del transporte público; e. El diseño edilicio
bajo pautas de eficiencia y ahorro energético según los parámetros de la Ley N° 13.059 con sus
modificatorias y reglamentaciones o las normas legales que en el futuro las modifiquen y/o reemplacen y;
f) El respeto a las normas de diseño sobre accesibilidad para personas con necesidades especiales.
La experiencia latinoamericana de crítica a las ciudades excluyentes puede verse
reflejada en su trazo grueso en muchas situaciones que se viven en el Conurbano
bonaerense. En esta región encontramos espacios de segregación, marginación,
exclusión de los pobres, a quienes no se les reconoce como protagonistas de la
producción y gestión social de su hábitat. La planificación urbana como responsabilidad
del Estado, y eso ya no sólo como fenómeno local, sino nacional, está postergada en la
agenda pública y su aplicación toma una forma tecnocrática, con escasos y superficiales
espacios para que la sociedad civil y sus organizaciones participen efectivamente en el
debate y definición del futuro de las ciudades. A la vez, no son adecuadamente
consideradas las necesidades y los derechos de las mujeres, la población tradicional,
niñas, niños y jóvenes, ancianas y ancianos y personas con capacidades diferentes.

El acceso al suelo urbanizado y a vivienda se vuelve cada vez más difícil para gran parte
de la población, especialmente la empobrecida, que se ve obligada a asentarse en zonas
no aptas o de alto riesgo, aumentando considerablemente su vulnerabilidad frente a los
desastres. Es evidente la ausencia de políticas públicas, mecanismos e instrumentos para
intervenir el mercado de suelo, frenar la especulación y favorecer la utilización de
tierras e inmuebles vacantes con finalidad social.

Al mismo tiempo, continúan realizándose intervenciones de renovación urbana que


expulsan a los pobres de sus lugares de localización, segregándolos en localidades
alejadas de sus redes sociales de supervivencia, y sin la dotación de equipamientos e
infraestructura que la vida comunitaria requiere, produciendo un alto costo social. Por
otro lado, una parte importante de la población de menores ingresos no accede a la
cobertura de servicios públicos suficientes y de calidad.

La gran cantidad de asentamientos informales, la crisis ambiental, el refugio de capitales


en el mercado inmobiliario como reserva de valor, o los proyectos de alto impacto
urbano como el plan saneamiento ambiental de la cuenca Matanza Riachuelo, nos
invitan a abrazar la causa del derecho a la ciudad, como un punto de referencia para
crear ciudades inclusivas, para atacar las discriminaciones socio urbanas, para evitar la
construcción de nuevos ghettos, para crear espacios de reproducción de la vida y no
nuevas trampas que ilegalicen la vida de los más pobres

Son múltiples las iniciativas en Naciones Unidas, en los foros de gobiernos locales,
cumbres regionales y foros de la sociedad civil que hacen referencia a este derecho
como un desafío o como una necesidad de un mundo cada vez más urbano.

En Argentina las referencias son contradictorias pero auspiciosas. Por un lado en las
Cumbres de MINURVI nuestro país suscribió el compromiso de promover la
consagración del derecho a la Ciudad 46 , varios proyectos de ley mencionados le
mencionan o proponen la creación instrumentos jurídicos, fiscales y urbanísticos que

46
Declaración de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno-realizada en
Santiago de Chile en noviembre de 2007- dispone: instruir a los Ministros de Vivienda y Desarrollo
Urbano a que promuevan la consagración del Derecho a la Ciudad mediante la generación de políticas
públicas que aseguren el acceso al suelo, a viviendas adecuadas, infraestructura y equipamiento social y
los mecanismos y las fuentes de financiamiento suficientes y sustentables (Plan de Acción, punto 29).
pueden atribuirse a formas de instrumentación del derecho a la ciudad 47 , también
existieron proyectos de ley aprobados que luego fueron vetados 48 en la parte que se
refería a este derecho.

Tal como hemos visto, el derecho a la ciudad está aún en una etapa de formulación en el
ámbito del derecho, aunque se van sumando las referencias normativas que lo definen o
a él se refieren. En tanto para los sociólogos, geógrafos y urbanistas la crítica a la
segregación socio espacial no reviste mayor dificultad, para el derecho, la definición y
el contenido del derecho a la ciudad están aun en debate.

El abordaje del derecho a la ciudad, sin caer en fetichismos normativos, nos brinda
elementos, principios e instrumentos que pueden ser más adecuados para desde las
políticas públicas afrontar estos problemas.

47
Aquí debemos destacar los cuatro proyectos de ley redactados por Habitar Argentina sobre Planificación
Territorial, Vivienda y Producción Social del Hábitat, Regularización Dominial y Desalojos que pueden
consultarse en http://habitarargentina.blogspot.com
48
En la Ley 3706 de CABA, el artículo vetado decía: Artículo 5º.- El derecho a la Ciudad es definido
como una atribución de libertad sobre el uso igualitario y no discriminatorio del espacio público, su uso
y disfrute y el derecho al acceso a los servicios por parte de todos los habitantes, conforme los principios
constitucionales.

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