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Resumen
Abstract
The consolidation of the United States as a hegemonic power is the fruit of the change
in the international order after the two world wars. One of the clearest examples of this
consolidation is the construction of the prohibitionist drug regime. Indeed, the construction
of this regime or crusade against drugs has its modern origins in the United States, with
manifestations dating back to the beginning of the 19th century. However, the construction
of a regime that, at first sight, should have been based on pharmacological foundations,
was instead based on ideological, religious and even racist foundations. The extension
of this prohibitionist thinking to the entire international community was embodied in
various international instruments, both at the League of Nations and the United Nations.
In this paper we will examine the process of building this prohibitionist regime in order
1. Introducción:
En la historia contemporánea, los desafíos que enfrentan las naciones suelen modelar
sus políticas internas y externas. Uno de los fenómenos de mayor impacto en la sociedad es el
problema mundial de las drogas. Sin embargo, más allá de las implicaciones en la salud pública
y la seguridad, existe una perspectiva que plantea una relación profunda entre el comercio de
drogas ilícitas y la dinámica geopolítica, especialmente en el caso de Estados Unidos.
La construcción del régimen de prohibición de las drogas es un claro ejemplo de cómo
Estados Unidos alcanzó una posición hegemónica en la Comunidad Internacional, una posición
desde la cual sus valores y principios componen las reglas del juego conforme se organiza el
orden internacional. En efecto, y trayendo a colación la distinción que hace Henry Kissinger
entre la figura de Estados Unidos como faro y como cruzado, puede aplicarse a la historia de la
nación norteamericana en la construcción del régimen prohibicionista. Así, siguiendo esta línea,
Estados Unidos se habría comportado como un faro, exportando su modelo interior al exterior
(“by perfecting democracy at home, thereby acting as a beacon for the rest of mankind”)1 ,
puesto que podemos encontrar el comienzo del “prohibicionismo” actual dentro de los Estados
Unidos, así como las primeras medidas legislativas modernas dirigidas a tal efecto, las cuales
se plasmaron en diferentes instrumentos jurídicos internacionales de gran importancia. Por otra
parte, también podemos encontrar su faceta de cruzado (“the America’s values impose on it
an obligation to crusade for them around the world”)2 a partir de 1971, cuando el presidente
Richard Nixon declaró la “guerra contra las drogas”.
Sin embargo, la peculiaridad de este régimen no es tanto su autor como los fundamentos sobre
los que se ha construido. En efecto, parecería obvio que los motivos de un régimen que pretenda
prohibir o limitar la libertad de las personas para consumir ciertas clases de sustancias fueran de
índole médico y farmacológico; sin embargo, nada más lejos de la realidad, fueron el puritanismo
y motivos raciales los que propiciaron esta construcción. A este respecto, autores como Thomas
1
Kissinger, Henry (1994). Diplomacy. Simon & Schuster, p. 18. «http://ijevanlib.ysu.am/wp-content/
uploads/2020/05/1f6300e67784b164a9857efd25ed325b.pdf» [Consultado el 12 de abril de 2023]
2
Kissinger, op.cit., p. 18.
75 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
Szasz3 y Antonio Escohotado4, entre otros, dirigen su mensaje hacia la deconstrucción de este
régimen y a la reversión de la denominada “Drogolocura” implantada hace más de un siglo por
las potencias reinantes. El hecho de que vivimos en un mundo de contradicciones es tan cierto
que también se aplica al ámbito de las drogas; mientras que los Estados han ido promulgando
valores como la libertad y la democracia y otros derechos políticos como el sufragio (el voto
femenino se concedió en 1920, prácticamente a la vez que se aprobaba la Ley Seca), derechos
tan íntimamente ligados a la esencial del ser humano, como “nuestro derecho a las drogas”5
, han sido sustituidos por los primeros. Para llevar a cabo esta sustitución, como veremos en este
trabajo, los poderes reinantes se aprovechaban de la ignorancia colectiva sobre determinados
temas, dirigiendo la atención de los votantes a otros asuntos que podían resultar más atractivos.
El individualismo dio paso al “socialismo” y, por ende, hemos olvidado realmente cuáles eran
esos derechos ligados a la libertad individual.
Otros autores e investigadores que han profundizado sobre esta materia son Michele
Alexander6, Kevin Sabet7, Johann Hari8, o Carl Hart9. La selección de estos autores para
abordar el estado de la cuestión en esta materia se basa en, por un lado, en los diferentes campos
profesionales que abarcan (abogacía, política, periodismo, y neurociencia) y, por otro lado, la
gran importancia de algunas de sus obras más destacadas, como The New Jim Crow: Mass
Incarceration in the Age of Colourblindness de Michele Alexander, o Chasing the Scream: The
First and Last Days of the War on Drugs de Johann Hari. Del examen de sus distintas obras, nos
encontramos con que el análisis que se puede llegar a realizar sobre la política estadounidense
en la lucha contra las drogas puede darse desde diferentes perspectivas: legal o jurídica, política,
histórica, o clínica.
De todos estos autores, obras y aportaciones, a los que sumamos los ya mencionados
Antonio Escohotado y Thomas Szasz (cuya perspectiva podría calificarse de histórico-filosófica)
hay una característica común en todos ellos, y es la crítica que realizan a la criminalización de
las drogas. Aunque no todos comparten la misma opinión respecto si se debería dar el siguiente
paso a la legalización de las drogas, sí encuentran un punto en común al abogar por la protección
de la salud pública a través de medidas relacionadas con la prevención y el tratamiento. Esta
conclusión resume perfectamente el estado de la cuestión en materia de lucha contra las drogas,
3
Szasz, Thomas (1974). Ceremonial Chemistry: The Ritual Persecution of Drugs. Addicts, and Pushers. а New
York.
4
Escohotado Espinosa, Antonio (1998). Historia General de las Drogas, Espasa, 14ª Ed.
5
Szasz, Thomas (1974), op.cit.
6
Alexander, Michele (2012). The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colourblindness. Penguin,
United States of America.
7
Sabet, Kevin (2021). Lessons learned in several states eight years after states legalized marijuana. Curr Opin
Psychol. 2021;38: pp. 25–30.
8
Hari, Johann (2015). Chasing the Scream: The First and Last Days of the War on Drugs. Bloomsbury Pub Plc
USA
9
Hart, Carl (2013). High Price: A Neuroscientist’s Journey of Self-Discovery That Challenges Everything You
Know About Drugs and Society. Perennial.
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que se aparta del prohibicionismo iniciado a principios del siglo XX y que, pese a estos avances,
continúa imperando en gran parte de las sociedades.
Este trabajo es una aportación más a la deconstrucción del régimen de prohibición de las
drogas actualmente implantado, siendo uno de los objetivos esenciales mostrar el camino de
Estados Unidos hacia la hegemonía mundial de la mano de la instrumentalización del discurso
contra las drogas. La división de este trabajo consta de dos partes diferenciadas, siguiendo entre
ellas un orden cronológico. La primera parte tratará de estudiar el origen y antecedentes del
régimen prohibicionista de las drogas, para lo cual se centrará en la historia estadounidense tanto
en el marco nacional como en el internacional, desde mediados del siglo XIX hasta la Segunda
Guerra Mundial. La segunda parte del trabajo comprenderá el periodo desde 1945 hasta 1970,
Nixon declara la guerra contra las drogas sustituyendo al comunismo como enemigo número
uno de América.
10
Teitelbaum, M., Asher, R. (2005).Inmigration to the United States: Chinese Inmigrants, New York: Facts on file,
p. 12.
11
State Historical Society of Iowa, Burlingame Treaty, 1868. «https://iowaculture.gov/sites/default/files/history-
education-pss-war-burlingame-transcription.pdf» [Consultado el 13 de abril de 2023]
12
Escohotado Espinosa, Antonio (1998), op. cit., p. 551.
77 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
del opio. Sin embargo, el opio ya había sido un objetivo en la política exterior de los Estados
Unidos previamente a los roces internos con la población china. En efecto, en 1833 Estados
Unidos firmó con el Reino de Siam (actual Tailandia) un Tratado de Amistad y Comercio, por
el cual, en reciprocidad por la legislación del país asiático contraria al opio13, Estados Unidos
consideraba al opio como “mercancía de contrabando”14.
La Primera Guerra del Opio (1839 – 1842)15 entre los imperios chino y británico se saldó
con la victoria del imperio de la Reina Victoria sobre el Emperador chino, haciendo que este
último tuviera que aceptar sendos “tratados desiguales” con distintas potencias como Inglaterra,
Francia o, incluso, Estados Unidos, cuyas medidas más trascendentes fueron la obtención de
puertos en territorio chino, entre ellos, Hong Kong, y la apertura comercial que el Emperador
estaba intentando frenar con medidas proteccionistas. Por su parte, Estados Unidos firmó con
China el Tratado de Wang-Hea de 1844, cuyo contenido permitía castigar a los ciudadanos
norteamericanos conforme a sus normas nacionales y por las autoridades nacionales aun cuando
hubieran sido arrestados por contrabando de opio en China16.
Ilustración 1: Propaganda antichina en la que se promueve la venta de un producto de lavandería bajo el slogan
“The Chinese must go” (1846)
13
Véase: JSS (2009). Prince Sithiporn’s Memorandum on opium in Siam. Journal of the Siam Society, Vol. 97, pp.
202-219.
14
Treaty of Amity and Commerce between His Majesty the Magnificent King of Siam and the United States of
America (1833), art. II.
15
Véase: Guan, Shijie (1987). Chartism and the First Opium War, History Workshop, Oxford University Press,
Autumn, No. 24, pp. 17-31.
16
Treaty of Wang-Hea (1844), art. XXI.
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La inmigración china a partir de 1868, en el marco posterior a la Guerra de Secesión en
Estados Unidos y la Revolución Taiping en China, conllevó a su vez la importación de opio
a territorio americano. Uno de los principales negocios que llevaron a cabo los chinos que
se establecieron, fueron los fumaderos de opio, entonces para clases sociales elevadas. Por
los motivos antes expresados, en 1875, San Francisco prohibió fumar opio en los fumaderos
chinos. Doce años más tarde se suspendería la importación de esta sustancia desde China. Esta
política “antiopio” debe entenderse, por tanto, e dentro del marco del movimiento “antichino”
estadounidense de mediados-finales del siglo XIX, cuya máxima expresión fue la Chinese
Exclusion Act de 1882, que suspendía la inmigración china hacia los Estados Unidos17 y, en
1890, con una ley federal que únicamente permitía la fabricación de opio por americanos18.
Por su parte, la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865) provocó que numerosos
combatientes terminaran heridos; éstos, para aliviar su dolor, recurrieron a la morfina, que se
distribuyó en grandes cantidades y su uso se volvió más sencillo con la recién inventada aguja
hipodérmica en 1853. Ello resultó en una adicción a la morfina que superaba a la adicción
al opio; esto explicaría, en parte, la razón por la cual la morfina fue incluida en los primeros
instrumentos internacionales de fiscalización en materia de drogas. Esta adicción en los ex
combatientes a los opiáceos tuvo efectos, asimismo, en el ámbito social, donde surgió un círculo
marginal de adictos:
“As these monikers imply, addiction had severe consequences for veterans’
lives. Drug addiction, although it was widespread, was deeply stigmatized
in the Civil War era. From many Americans’ point-of-views, veterans who
struggled with opioid addiction were immoral and unmanly. They deserved to
be punished, not helped, according to this line of thinking”19.
17
United States Statutes at Large, Chinese Exclusion Act; May 6, 1882. «https://loveman.sdsu.edu/
docs/1882ChineseExclusionAct.pdf» [Consultado el 13 de abril de 2023]
18
Escohotado Espinosa., op.cit., p. 550.
19
S. Jones, Jonathan (2020). Opiate addiction in the Civil War’s aftermath. Virginia Museum of History & Culture.
«https://virginiahistory.org/learn/opiate-addiction-civil-wars-aftermath#:~:text=During%20the%20Civil%20
War%2C%20surgeons,%E2%80%94too%20well%2C%20in%20fact» [Consultado el 13 de abril de 2023]
20
S. Department of Health and Human Services (2000). Reducing Tobacco Use: A Report of the Surgeon General.
Atlanta, Georgia: U.S. Department of Health and Human Services, Centers for Disease Control and Prevention,
79 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
Ilustración 2: The Drunkard’s Progress (1846) por Nathaniel Currier, mostrando las distintas fases del alcoholismo
Partiendo de los resultados vistos del siglo XIX, y previamente al inicio de la Gran
Guerra en 1914, los Estados Unidos darían los primeros pasos para alcanzar la cúspide en la
Comunidad Internacional. En este sentido, se encargaría de auspiciar la Comisión Internacional
del Opio de 1909 en Shanghái, con el oficial propósito de “ayudar a China en su batalla contra
el opio”21. Atendiendo a la composición de la delegación americana, podremos encontrar
una característica realmente importante a la hora de estudiar la política de Estados Unidos
hacia la cuestión de las drogas. La delegación estaba formada por un médico y dos religiosos,
cuyos argumentos durante las sesiones de la Comisión estaban basados más en bases religiosas
puritanas que farmacológicas, a diferencia de las demás delegaciones. En este sentido, y como
ejemplificación de lo que suponía tal discurso, Jerrold Winter (2019) habla de un “puritanismo
farmacológico”22, mientras que antes, en 1974/75, Thomas Szasz habla de la “Ceremonial
Chemistry”23.
National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion, Office on Smoking and Health, p. 31.
21
Escohotado Espinosa., op. cit, p. 617.
22
Winter, Jerrold (2019). Pharmacological Puritanism and the War on Drugs: All the King’s Horses and All the
King’s Men . . ., en Winter, Jerrold (2019). Our Love Affair with Drugs: The History, the Science, the Politics.
Oxford University Press, USA.
23
Szasz, Thomas, op. cit.
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 80
La labor de la Comisión, desde la perspectiva americana, no dio los resultados esperados,
cuyo objetivo principal fue “prohibir todo uso no médico del opio”24. Debido a estos resultados,
la nueva meta era conseguir formar una opinión favorable hacia lo que posteriormente
conoceríamos como “prohibicionismo”, de la mano de tres personajes destacables: el presidente
W.H. Taft, el médico Hamilton Wright, y el obispo Charles Henry Bent. Este último, promotor
de la Comisión del opio de 1909 mediante una carta que remitió al presidente Roosevelt y,
posteriormente, encargado de representar a Estados Unidos en varias ocasiones en sede de la
Sociedad de Naciones25. Taft, por su parte, era sucesor de Theodore Roosevelt en el cargo de
presidente de los Estados Unidos. Wright promovió la Conferencia de la Haya sobre el opio
de 1912, en la que participaron doce países (Alemania, Japón, Siam, China, Estados Unidos,
Reino Unido, Francia, Portugal, Persia, Países Bajos, Italia y Rusia). La Conferencia finalizó
con la limitación del uso del opio, la cocaína y la morfina a “usos medicinales y legítimos”
26
(este último término, como observaremos, debido a su naturaleza abstracta, sería cambiado
por “científicos” ya en el seno de la Sociedad de Naciones), siendo posible, a futuro, legislar
sanciones en relación a la posesión de dichas sustancias. Sin embargo, esta Convención quedó
suspendida a la espera de que se produjeran las adhesiones necesarias para la entrada en vigor
del instrumento.
Para solventar este obstáculo, el Tratado de Versalles de 1919, por el cual se ponía fin a la
Gran Guerra, fue el medio por el cual Estados Unidos consiguió insertar un artículo por el cual
todas las Partes firmantes, se comprometían a serlo también de la Convención de la Haya sobre
el opio de 191227, consiguiendo así el número de adhesiones necesario para la entrada en vigor
de dicho instrumento. La inserción de este artículo representa un paso más de Estados Unidos
en perseguir los objetivos que la Doctrina del destino manifiesto marcaba, esta vez en el plano
de las drogas y las adicciones. Durante los años siguientes, como observaremos, esta posición
prohibicionista tendría una gran influencia en la Sociedad de Naciones, aun sin ser los Estados
Unidos miembro de la organización.
Adicionalmente, cabe destacar el turbulento periodo interno que sufrió la política
norteamericana, de la mano de Hamilton Wright y los presidentes Taft y Wilson. El primero de
los acontecimientos internos que examinamos es la denominada “Ley Harrison”. El precedente
de la Ley Harrison la encontramos en el “Proyecto Foster”, iniciativa protagonizada por Wright y
Taft para la prohibición de determinadas sustancias, como el opio, la cocaína o el cannabis, pero
rechazada su propuesta durante la tramitación. La opinión pública era reacia, por el momento,
a una iniciativa de tales calibres. Sin embargo, con la aprobación de la Convención de la Haya
de 1912, se aprobó, de la mano de los mismos protagonistas, la Ley Harrison. Se trataba de
24
Escohotado Espinosa., op. cit., pp. 619-621.
25
Boletín mensual de la Sociedad de Naciones, Vol. III. Nº 5, 1 a 31 de mayo de 1923. Sección de información de
la Sociedad de Naciones, pp. 108-109; Escohotado Espinosa., op. cit., p. 617.
26
Convención Internacional del opio (1912), La Haya, art. 8.
27
Treaty of Peace with Germany (Treaty of Versailles) (1919), art. 295.
81 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
una regulación administrativa y tributaria por la cual se exigía el pago de impuestos a aquellas
personas que estuvieran autorizadas para fabricar y comercializar con sustancias como el opio,
la coca y sus preparaciones, y a llevar a cabo, por parte de los profesionales del comercio,
una serie de actividades de carácter registral, con sanciones ante posibles incumplimientos,
que comprendían la posibilidad de multa (hasta 2.000 dólares americanos) o de prisión (hasta
cinco años)28. Ante esta medida legislativa, los Estados Unidos fueron testigos de un “conflicto
intergremial”, entre la American Medical Association (AMA) y la National Association of Retail
Druggists (NARD). Médicos y drogueros, practicantes y fabricantes, estaban enfrentados por
esta iniciativa prohibicionista, que claramente aportaba unos serios inconvenientes y desventajas
a estos últimos. La batalla principal se produjo a través de los medios de comunicación, los
periódicos; la NARD, por ejemplo, creó su propia revista, la NARD Journal, en la que criticaba
la labor y organización de la asociación médica bajo rúbricas como “Organización Legislativa:
Ríase con Nosotros” y caricaturas como la siguiente.
En su texto, la NARD criticaba la sinergia entre la AMA y el poder legislativo como una
relación de interés mutuo, y con un impacto negativo en el ámbito de la farmacopea.
“As a matter of solid fact, his last statement would be never true if it were
reversed, as it has been the experience of the NARD legislative workers at state
capitols not to find individual physicians opposing desirable drug legislation,
28
Harrison Narcotics Act (1914).
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 82
but instead they have found representatives of the AMA and such of its branches
as are dominates by Simmons and his crowd arrayed solidly against it”29.
Esta oposición resultó en la elaboración del texto final de la Ley Harrison que, tal como
señala Antonio Escohotado, difería notablemente del proyecto original30 en favor del gremio de
los fabricantes y en contra de los intereses de sus promotores originales.
29
NARD (1913). Legislative Organization: Have a Laugh With Us. The Journal of the National Association of
Retail Druggists, Vol. XVII, October 9, 1933 to April 2, 1914, Chicago, Illinois, pp. 73-74. «https://babel.hathitrust.
org/cgi/pt?id=mdp.39015073265095&view=1up&seq=88&size=125» [Consultado el 18 de abril de 2023]
30
Escohotado Espinosa, op. cit., p. 625.
31
All Amendments to the United States Constitution (s.f.). University of Minnesota, Human Rights Library.
83 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
Ilustración 4. Periódico Chicago Sunday Tribune con la noticia de la condena del conocido gánster Al Capone por
cinco delitos fiscales, 1931.
Tal vez, esta experiencia negativa con la Ley Seca influyó en que, posteriormente, el
alcohol (junto con el tabaco) no fueran objeto de promoción por parte de Estados Unidos para
integrarlos dentro del régimen prohibicionista, a diferencias de otras sustancias.
La influencia del país norteamericano era tal que fue el principal promotor de las siguientes
conferencias sobre el opio y otras drogas nocivas, como evidencia el Boletín mensual de la
Sociedad de Naciones:
“En la reunión de 13 de diciembre, decidió el Consejo convocar para el mes
de noviembre de 1924, en Ginebra, las dos Conferencias relativas al tráfico
de opio y drogas nocivas. Es sabido que la reunión de esas Conferencias,
pedida por la Cuarta Asamblea, es resultado de los trabajos realizados por la
Comisión desde el mes de mayo último y tiene su origen, en gran medida,
en las proposiciones hechas por la Delegación de los Estados Unidos de
Norteamérica a la Comisión del Opio”34.
32
Véase: Hoffman, Stanley (1977). An American Social Science: International Relations. Daedalus, Vol. 106,
No. 3, Discoveries and Interpretations: Studies in Contemporary Scholarship, Volume I (Summer, 1977), pp. 41-
60; Marcus Kristensen, Peter (2015). Revisiting the “American Social Science”— Mapping the Geography of
International Relations, International Studies Perspectives 16, pp. 246–269;
33
Boletín mensual de la Sociedad de Naciones, Vol. III. Nº 5, 1 a 31 de mayo de 1923. Sección de información de
la Sociedad de Naciones, p. 110.
34
Boletín mensual de la Sociedad de Naciones, Vol. III. Nº 12, 1 a 31 de diciembre de 1923. Sección de información
de la Sociedad de Naciones, p. 306.
85 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno
se haga destructora de estos principios el pueblo tiene derecho a reformarla
o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y
a organizar sus poderes en la forma que a su juicio sea la más adecuada para
alcanzar la seguridad y la felicidad”35.
A pesar de este interés, la Sociedad de Naciones tomó firmeza y consiguió manejar sus
intereses con mayor autonomía, reflejándose en la reticencia de los Estados Unidos a la hora de
firmar las Convenciones, debido a que no cumplían íntegramente con sus intereses y deseos38.
Trágicamente, cuando parecía que la Sociedad estaba haciendo serios avances y que contaba
con más proyectos de cara al futuro39, la historia de Europa se cernió sobre la Organización,
desbaratando cualquier plan que tuvieran sus respectivos órganos.
35
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776), Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto
de Investigaciones Jurídica de la UNAM. «https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2698/22.pdf»
[Consultado el 20 de abril de 2023]
36
Boletín mensual de la Sociedad de Naciones, Vol. IX. Nº. 2, 1 al 28 de febrero de 1929. Sección de Información
de la Sociedad de Naciones, p. 65.
37
Wright, Quincy (1934). The Narcotics Convention of 1931, The American Journal of International Law, Vol. 28,
No.23 (Jul., 1934), p. 475.
38
Boletín mensual de la Sociedad de Naciones, Vol. XVI. Nº. 9, 1 al 30 de septiembre de 1936. Sección de
Información de la Sociedad de Naciones, p. 319.
39
Boletín mensual de la Sociedad de Naciones, Vol. XVI. Nº. 6, 1 al 30 de junio de 1936. Sección de Información
de la Sociedad de Naciones, p. 222.
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 86
La Convención de Ginebra de 1925 sobre restricción en el tráfico de opio pretendía
limitar la venta y fabricación de sustancias como el opio, la morfina, la cocaína o el cannabis,
sustituyendo su limitación a “usos médicos y científicos” (anteriormente, usos médicos
y legítimos). La influencia estadounidense puede observarse desde la perspectiva de una
extensión de los efectos de la Ley Harrison al orden internacional: al igual que la ley federal, la
Convención de 1925 es una norma cuya naturaleza es la de crear limitaciones de producción y
obligatoriedad de llevar a cabo un registro de los establecimientos y autoridades autorizadas a
comerciar y producir estas sustancias.
Asimismo, la presencia norteamericana se hizo plenamente visible al formar parte de la
composición del denominado “Comité central permanente”, encargado por la Convención de
controlar y recibir las evaluaciones remitidas por cada uno de los Estados Parte. Así, dos de los
miembros del Comité serían designados por Estados Unidos y por Alemania, entonces ambos
fuera de la Sociedad de Naciones.
La Convención de Ginebra de 1931 sobre fabricación y reglamentación de la distribución
de estupefacientes comenzaba a diferenciar las distintas sustancias por Grupos, tendencia que
se plasmará en el modelo utilizado por las Convenciones de 1961, 1971 y 1988, así como
por las legislaciones domésticas. Esta Convención pretendía lmitar aún más la producción de
determinadas sustancias hasta un máximo conocido como “montante global de estupefacientes
requeridos por razones medicinales o científicas”. Ya en este punto, el filósofo Antonio
Escohotado habla de que “la creación de esta internacional prohibicionista (…) constituía ya
un gran triunfo para los Estados Unidos”40.
Por último, la Convención de Ginebra de 1936 para la supresión del tráfico ilícito de
drogas nocivas representa un giro notable en la naturaleza de los objetivos que se pretenden
alcanzar, con respecto a las dos Convenciones anteriores. Con esta Convención lo que se
pretendía era controlar el comercio y fabricación de drogas o sustancias nocivas pero lícitas, y
en combatir y perseguir penalmente su producción y comercialización ilícitas o clandestinas.
Como requisito para la entrada en vigor de esta Convención, era requisito sine qua non la
ratificación o adhesión, entre otros países, de Estados Unidos.
Durante la década de 1920, Estados Unidos regresó al aislacionismo previo del siglo XIX,
con las excepciones vistas en las comisiones de la Sociedad de Naciones. La política exterior
estadounidense estuvo prácticamente dirigida a prevenir un nuevo conflicto mundial; ejemplo
de ello fue la Conferencia sobre limitación de armamentos de Washington en 1921, con la que
se pretendía llegar a una serie de acuerdos de desarme, limitación en la producción y en el uso
de armamentos navales entre las potencias vencedoras de la Gran Guerra41. Otro ejemplo fue
40
Escohotado Espinosa., op.cit., p. 704.
41
Conferencia sobre limitación de armamentos. Discursos, tratados y resoluciones. Conciliación
Internacional. Boletín 26 de la División Interamericana. «https://obtienearchivo.bcn.cl/
obtienearchivo?id=documentos/10221.1/72146/2/212760.pdf&origen=BDigital» [Consultado el 17 de agosto de
2023]
87 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
la actuación del ex secretario de Estado Frank Kellogg en la conformación del denominado
“Pacto Briand-Kellogg” que pretendía eliminar la guerra como método de resolución de las
controversias.
Ilustración 5. Artículo del periódico The Odgen Standard bajo el título “Is the Mexican Nation “locoed” by a
particular weed?”
42
J. Anslinger, Harry (1933). Organized Production against Organized Predatory Crime—Peddling of
Narcotic Drugs, VI. Journal of Criminal Law and Criminology, Volume 24, Issue 3, Article 9, p. 642. «https://
scholarlycommons.law.northwestern.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=2410&context=jclc» [Consultado el 21 de
abril de 2023]
43
Rabang v. Boyd, 353 U.S. 427 (1957), U.S. Supreme Court. «https://supreme.justia.com/cases/federal/
us/353/427/» [Consultado el 21 de abril de 2023]
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 88
Al igual que ocurría con las iniciativas que promovían la prohibición de sustancias como
el opio, la cocaína o la morfina, en el caso del cannabis en 1937 las bases de su prohibición
no se encontraban en la farmacología o en los efectos negativos sobre la salud, sino que la
base era puritana y discriminatoria hacia otros colectivos (inmigrantes, personas de distinta
raza), volviendo a esa “farmacología puritana” que traíamos a colación en apartados anteriores.
Símbolo de ello son los slogans a favor de la prohibición del cannabis como “Weed with Roots
in Hell” o “Is the Mexican Nation “locoed” by a peculiar weed?”. Además, los informes
médicos y las altas autoridades farmacéuticas de aquella época no apoyaban el prohibicionismo;
sin embargo, el protagonista en esta historia, Harry J. Anslinger, mediante la utilización de los
periódicos y diarios con mensajes contrarios al consumo de cannabis, tergiversando a su vez
sucesos macabros y violentos en los que los autores habían consumido cannabis, consiguió
cambiar por completo la mentalidad de la opinión pública hacia un clima favorable a incluir
esta sustancia junto con los opiáceos y la cocaína. La Marihuana Tax Act coincidió, además,
con un periodo caracterizado por la “deportación masiva” de quienes habían emigrado en la
década anterior desde México hacia los Estados Unidos44. Todo lo anterior hay que entenderlo
dentro del contexto histórico que marcó la Gran Depresión de 1929 y que perduró prácticamente
durante toda la década de 1930.
Por último, debemos hacer mención a la injerencia que realizó Estados Unidos en la
política interna mexicana en 1940. En efecto, en ese año el gobierno de Lázaro Cárdenas aprobó
un Reglamento por el cual se pretendían establecer dispensarios médicos de morfina para que
aquellos “adictos” pudieran paliar los efectos negativos de su adicción sin recurrir al mercado
ilegal45. El gobierno estadounidense veía en este plan del gobierno mexicano una amenaza,
pues supondría la creación de un “monopolio estatal” en la distribución de morfina y una
desvinculación de México del régimen prohibicionista.
Las consecuencias no tardaron en materializarse; numerosas comunicaciones entre
Estados Unidos y México tuvieron lugar en los días y semanas posteriores a la promulgación del
Reglamento, pero la consecuencia más gravosa para México llegó bajo la forma de un “embargo
medicinal”. En efecto, Estados Unidos aplicó una ley promovida en 1922 por la cual se podría
decretar un embargo y suspensión de las exportaciones de narcóticos a cualquier Estado que
no cumpliera con lo contenido en la Convención de 1912. Ante un futuro desabastecimiento de
narcóticos, el gobierno mexicano terminó cediendo a las presiones de Estados Unidos y terminó
por suspender por tiempo indefinido el Reglamento46.
44
Albo, Adolfo y Ordaz Díaz, Juan (2011). La Migración Mexicana hacia los Estados Unidos: Una breve
radiografía, BBVA Research, Número 11/05, Análisis económico, p.4. «https://www.bbvaresearch.com/wp-
content/uploads/mult/WP_1105_Mexico_tcm346-246701.pdf» [Consultado el 21 de abril de 2023]
45
Pérez Ricart, Carlos A. (2021). Estados Unidos frente a la promulgación y suspensión en México del Reglamento
de Toxicomanías de 1940. Foro Internacional (FI), LXI, núm. 3, p. 670. «https://www.scielo.org.mx/pdf/fi/
v61n3/0185-013X-fi-61-03-649.pdf» [Consultado el 25 de abril de 2023]
46
Pérez Ricart, Carlos (2021), op.cit., p. 649.
89 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
3. Un nuevo orden internacional. La consolidación del régimen prohibicionista y
las drogas como enemigo número uno de América (1945 – 1971):
Pero este nuevo contexto no solo estuvo marcado por nuevas identidades, sino también
por nuevas estrategias a nivel interno como a nivel externo o internacional. A nivel interno, la
legislación americana se caracterizó por un uso extendido e, incluso, abusivo, del ius puniendi
estatal para castigar los delitos relacionados con el tráfico de drogas. Una de estas medidas
sin duda fue la Ley Boggs, adoptada en noviembre de 1951, durante el mandato del presidente
Truman, que castigaba con diferentes penas de prisión (dependiendo del grado de reincidencia)
a aquellas personas implicadas en cualquier actividad relacionada con alguna de las sustancias
calificadas como “narcóticos” por la Narcotic Drugs Import and Export Act de 1922, esto es,
principalmente la cocaína y el opio y, posteriormente, se incorporaría la marihuana a la lista.
Uno de los aspectos más destacables de esta norma es la controversia alrededor de la ausencia
47
Para un estudio global de las tres Convenciones presentadas y la actitud de los Estados Unidos en el proceso, véase:
Ansley, Norman (1959). International Efforts to Control Narcotics. Journal of Criminal Law and Criminology,
Vol. 50, Issue 2 July-August, pp. 105-113.
48
El Español (2014). William S. Burroughs, el poeta insensato. «https://www.elespanol.com/el-cultural/
letras/20140205/william-burroughs-poeta-insensato/17248650_0.html» [Consultado el 17 de agosto de 2023].
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 90
de algunas de las garantías legales hacia las personas acusadas en estos supuestos: a partir
de la segunda reincidencia, “no se suspenderá la imposición o la ejecución de la pena ni se
concederá la libertad condicional”49. Esta injerencia en las garantías legales de los acusados
no se resolvió, ni siquiera ante la discrepancia manifestada por actores como la American Bar
Association o la American Medical Association50, sino que se agravó aún más en sendas normas:
la Narcotic Control Act de 195651 y Anti-Drug Abuse Act de 1986. El ius puniendi era el arma
preferida para llevar a cabo esta cruzada, que se enfocaba cada vez más en temas de seguridad
nacional y en luchar desde la perspectiva de la oferta.
A nivel internacional, todavía no quedaba claro cómo la lucha contra el comunismo y la
lucha contra las drogas iba a conjugarse, pues ambos podían ser perfectamente pretextos para
la administración estadounidense para intervenir en terceros países. Uno de los primeros casos
de estudio sería el caso de Myanmar (antigua Birmania), donde la acción de Estados Unidos
para frenar el avance comunista favoreció, irónicamente, a la creación de lo que hoy se conoce
como el Triángulo Dorado52.
Así, dirigiendo la mirada al Sudeste Asiático, nos encontramos con un caso de estudio en
el que se entrelaza el contexto internacional de la Guerra Fría y la lucha contra el comunismo,
con el auge de organizaciones narcotraficantes que también tenían, entre sus objetivos, fines
políticos relacionados con la incidencia en la soberanía e independencia de algunos de los
Estados recientemente independizados. En concreto, hablamos del caso de Myanmar y el
Partido Kuomintang (KMT). En efecto, tras la Guerra Civil china y la proclamación de la China
de Mao Zedong, el KMT, principal partido opositor, huyó hacia diversos Estados, siendo uno
de ellos Myanmar, con el que hace frontear en el sur; concretamente, se instalaron en el Estado
de Shan, al este del país y actual foco de la producción de drogas en el Sudeste Asiático. Allí,
el KMT iniciaría el negocio del tráfico de drogas hacia países del sur y este (Tailandia y Laos),
especialmente del tráfico de opio. A su vez, en aras de recuperar el poder en Yunnan (provincia
china de la que partieron), establecieron relaciones con los diferentes grupos nacionalistas de
Shan. Esto, a su vez, incrementaba la tensión con el gobierno birmano.
Dentro de este contexto, Estados Unidos se encontraba con una encrucijada: apoyar
al gobierno birmano en aras de combatir al KMT y prevenir una posible invasión china
y la expansión del comunismo, o apoyar al KMT en su lucha contra la China de Mao. La
administración Eisenhower optó por esta segunda opción53, reforzando la posición del KMT.
49
GovInfo (1951). An act to amend the penalty provisions applicable to persons convicted of violating certain
narcotic laws, and for other purposes, Public Law 255—Nov. 2, Chapter 666.
50
Escohotado Espinosa., op.cit., pp. 733, 744.
51
GovInfo (1956). An Act. July 18, 1956 [H. R. 11619] To amend the Internal Revenue Code of 19r)4 and the
Narcotic Drugs Import and Export Act to provide for a more effective control of narcotic drugs and marihuana,
and for other related purposes, Public Law 728 – July 18, Chapter 629, p. 571.
52
Región del Sudeste Asiático referida a la unión de las fronteras de Myanmar, Tailandia y Laos, conocida por ser
el principal foco de producción de droga del Sudeste Asiático y uno de los principales focos de producción a nivel
mundial.
53
Moya Barba, Guillermo (2023). The emergence of the Shan State as a Leading Drug Producer: a Historical
Study, Centre For East Asian Studies, pp. 5-6. «https://christuniversity.in/uploads/userfiles/moya.pdf» [Consultado
91 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
A este respecto, cabe recordar la conocida como “teoría del dominó” dirigida al Sudeste
Asiático. Según esta teoría, Estados Unidos debía “impedir que los países del Sudeste asiático
pasen a la órbita comunista”, puesto que “la pérdida de cualquiera de los países del Sudeste
asiático que cayese ante la agresión comunista tendría graves consecuencias (…) conduciría
probablemente a una sumisión relativamente rápida al comunismo o un alineamiento con el
mismo por parte de los restantes países de este grupo”54. La coherencia con el apoyo prestado
al KMT de Taiwán, el reconocimiento inmediato de Myanmar hacia la China de Mao y la escasa
presencia soviética en el territorio55 fueron suficientes para que Eisenhower decidiera apoyar
al KMT. Todo ello refleja que el interés de los Estados Unidos en la región Asia-Pacífico, ha
sido desde la conformación del nuevo orden internacional una tarea prioritaria en su política
exterior.
En vista de lo anterior, la actuación de Estados Unidos perpetuando al KMT contribuyó
enormemente a la correspondiente perpetuación del narcotráfico en la zona y que el Estado de
Shan se mantuviera inestable e incontrolable por parte del Estado birmano, lo que actualmente
ha llevado a que sea el principal foco de producción de droga en el Sudeste Asiático.
Por último, en este nuevo contexto debemos señalar la elaboración de las Convenciones
de 1961 y 1971 en materia de fiscalización de drogas. En primer lugar, en 1961 se aprobó
la Convención Única de 1961. Su preámbulo manifiesta su finalidad última: acabar con
la toxicomanía y el tráfico ilícito de estupefacientes con vistas hacia la salud física y moral
del individuo y de la humanidad mediante su prevención y combate (incluye la faceta de
rehabilitación y readaptación social). En esta Convención, los Grupos I y II de la Convención
de 1931 pasan a ser las Listas I, II, III y IV. Pese a la inclusión del cannabis y otros narcóticos en
esta Convención, estas sustancias siguieron siendo consumidas por la población estadounidense
de forma clandestina dentro del contexto del movimiento hippie y como resultado de la Guerra
de Vietnam para los excombatientes y para la reputación estadounidense. El profesor David R.
Segal en un documento titulado Illicit drug use in the U.S. Army evidenciaba, con los siguientes
datos mostrados, el consumo de drogas por parte de los militares estadounidenses durante la
Guerra de Vietnam:
el 29 de abril de 2023]
54
Velázquez, Sebastián Lamoyi (1989). La Teoría Del Dominó En El Sudeste Asiático: El Caso de Vietnam. Estudios
de Asia y Africa 24, no. 3 (80), pp. 455–68. «https://www.jstor.org/stable/40312163?seq=9» [Consultado el 29 de
abril de 2023]
55
Solo a partir de 1955 comenzó la intensificación de las relaciones entre la Unión Soviética y Myanmar a través
de la apertura de relaciones comerciales entre ambos países. Fue a partir de 1960 que sus relaciones se hicieron
más estrechas, fundamentalmente con el ascenso de Brezhnev al poder. Fuente: Horn, Robert C., (1975). Soviet
Influence in Southeast Asia: Opportunities and Obstacles. Asian Survey, Vol. 15, No. 8, p. 658.
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 92
Ilustración 6. Tabla que muestra el porcentaje de quienes consumieron drogas al menos una vez, diferenciando en
si tenían experiencia militar o no, y si habían servido en Vietnam. Fuente: Segal, David R., (s.f.). Illicit drug use in
the U.S. Army. National Archives. Jimmy Carter Presidential Library & Museum
Dos años después de que los Estados Unidos se vieran obligados a comenzar con la retirada
de sus tropas, el presidente Nixon buscó un nuevo enemigo común alejado del imaginario de la
Guerra Fría: las drogas. Este movimiento se encuentra enmarcado en la denominada “détente”,
es decir, un alejamiento de las posiciones estadounidenses centradas en el conflicto con la
Unión Soviética, enfocándose en otros asuntos. No obstante, esta guerra contra las drogas tenía
un campo de acción que, aunque dividido en dos frentes, uno de ellos era prioritario en la
política exterior de los Estados Unidos. Así, esta contienda se libraba, por un lado, dentro de los
Estados Unidos y, por otro, en América Latina como principal fuente de drogas con destino al
país norteamericano, siendo el primero el principal consumidor mundial de estas sustancias (en
menor medida, la política exterior antidroga también se reflejó en el Sudeste Asiático).
Pese a este intento de détente, el nuevo terreno de lucha se encontraba estrechamente ligado
con el imaginario de la Guerra Fría, por cuanto el bloque latinoamericano estaba seriamente
amenazado por numerosos grupos y movimientos insurgentes afines a la ideología comunista
que pretendía extender la Unión Soviética. Estados Unidos utilizó esta “guerra contra las
drogas” para, mediante una de sus principales agencias, la Drug Enforcement Administration
(DEA), realizar actividades de injerencia en la política interna latinoamericana y luchar contra
los diversos focos del comunismo en Latinoamérica. Es preciso destacar, no obstante, que
esta actividad contrainsurgente a iniciativa estadounidense no es nueva, sino que se llevaba
implementando desde inicios de 1960, fundamentalmente tras la victoria de Fidel Castro en
la revolución cubana; sin embargo, ante la vista del fracaso del programa de ayuda económica
Alianza para el Progreso que Estados Unidos implantó en Latinoamérica, y la victoria de
93 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
Salvador Allende en Chile56, parecía más necesario que nunca prestar atención a sus vecinos
del sur.
56
En The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and Accountability, de Peter Kornbluh, el autor habla
de cómo los Estados Unidos trataron de impedir el ascenso de Salvador Allende al poder y cómo intervinieron para
que el golpe de Estado de Augusto Pinochet pudiera llevarse a cabo.
57
Kamienski, Lukasz (2017). Las drogas en la guerra. Una historia global. Crítica, Barcelona, pp. 291-335.
Revista Historia Autónoma, 23 (2023), e-ISSN: 2254-8726 94
el inicio de la administración Nixon, y tuvo como objetivo distanciarse de la tensión política
que surgía de la guerra con los soviéticos58. La administración Nixon se centró en otros asuntos
como, por ejemplo, la retirada de las tropas de Vietnam, el establecimiento de las relaciones
con la China de Mao (levantamiento del embargo y visita de Nixon a China), o como estamos
viendo, la guerra contra las drogas. Sin embargo, en el caso que estamos estudiando, este giro
no se apartaba totalmente del escenario de la Guerra Fría, puesto que, en América Latina había
actores estrechamente afines a la ideología comunista (como el caso de las guerrillas), las cuales
entablaron fuertes relaciones con las organizaciones narcotraficantes en busca de apoyo mutuo
y financiación para sus campañas. Un ejemplo de ello era el M-19 en Colombia y sus relaciones
con el Cártel de Medellín liderado por Pablo Escobar. Esta lucha contra las guerrillas provocó
que la recién creada DEA, principal agencia del gobierno estadounidense en la lucha contra
las drogas, enviara agentes a diversos Estados latinoamericanos y se produjeran episodios de
tensión en la política exterior estadounidense debido a la injerencia que provocaba la presencia
de agentes estadounidenses en suelo extranjero.
4. Conclusión:
Con este trabajo hemos logrado examinar cuáles fueron los fundamentos que impulsaron
el nacimiento y evolución del discurso prohibicionista de las drogas que sirvió, a los Estados
Unidos, para expandirlo al resto de la Comunidad Internacional a través de la Sociedad de
Naciones y, posteriormente, a través de las Naciones Unidas. Los fundamentos sobre los que el
discurso que se ha sustentado la “guerra contra las drogas”, fueron en su principio alejados de
los que deberían haber sido. No fueron criterios farmacológicos o médicos, que contaran con el
apoyo mayoritario de la comunidad médica, científica o farmacéutica. Estos criterios fueron, en
su lugar, de índole xenófoba, racista y religiosa, que sirvieron de máscara, en ocasiones, para
que la clase política se viera beneficiada, como ocurrió durante la época de la Ley Seca. Este
proceso ha llegado a desvirtuar por completo algo que había sido prácticamente normal desde
que el hombre comenzó a consumir sustancias para alterar a su voluntad su estado de ánimo,
provocando a su vez cambios identitarios con la aparición de nuevos calificativos degradantes
referidos a quienes consumen este tipo de sustancias, como yonqui o cocainómano.
Durante el nuevo contexto internacional, marcado por el inicio de la Guerra Fría y la
lucha entre el capitalismo y el comunismo, el discurso prohibicionista fue objeto de su máxima
58
D. Lippert, Werner (2005). Richard Nixon’s Détente and Willy Brandt’s Ostpolitik: the poltics and economic
diplomacy of engaging the East. Dissertation Submitted to the Faculty of the Graduate School of Vanderbilt
University, p. 46. «https://core.ac.uk/download/pdf/216047319.pdf» [Consultado el 30 de abril de 2023]
95 Guillermo Moya Barba, “Las drogas: construcción de la hegemonía…”
extensión, tanto a nivel interno con medidas represivas desde el punto de vista del derecho penal,
como a nivel internacional, con la redacción de varias convenciones en el seno de Naciones
Unidas y el inicio de la guerra contra las drogas. La sustitución del comunismo por las drogas
no fue más que una instrumentalización del discurso prohibicionista dirigida a tornar las mentes
fuera del recuerdo de Vietnam; una lucha que tendría como objeto acabar con algo que, desde
el punto de vista religioso, continuaba siendo una lacra y, desde el punto de vista social, había
supuesto un duro golpe, sobre todo para los ex combatientes americanos. Al mismo tiempo, esta
guerra, cuyo ámbito territorial se situaba en Latinoamérica, brindaba a los Estados Unidos una
oportunidad para seguir combatiendo el comunismo bajo un nuevo disfraz.
En suma, el régimen contra las drogas ha sido un perfecto ejemplo de cómo un Estado, en
vistas de su capacidad de potencia hegemónica, por un lado, y su voluntad de ejercer de salvador
de la humanidad (según la Doctrina del Destino Manifiesto), por otro, ha instrumentalizado y
convertido algo que, hasta no hace mucho, era una práctica que no había supuesto, en general,
grandes conflictos (hasta las Guerras del Opio, fruto de la instrumentalización que el Imperio
británico pretendía hacer del negocio del opio). Pero no solo ha conseguido convertirlo en
algo totalmente diferente a nivel interno, sino que lo ha conseguido expandir al resto de la
Comunidad Internacional, con pocas resistencias a gran escala. A partir de este análisis, podemos
comprender mucho mejor el estado de la cuestión actual, caracterizado por un distanciamiento
del régimen prohibicionista cuyo principal plan de acción estaba basado en la criminalización
y el prohibicionismo punitivo a través del ius puniendi estatal. Desde esta perspectiva histórica
se podrán elaborar nuevos métodos alternativos a este prohibicionismo clásico; la legalización
o la desprohibición son algunos de los caminos a seguir, y la protección del individuo y de su
salud se ha tornado en la causa principal de esta lucha, por lo que actores como la comunidad
médica, farmacológica, y la propia Comunidad Internacional de Estados deberán serán quienes
lleven las riendas de este proceso.