Comentario de Texto Descartes
Comentario de Texto Descartes
Comentario de Texto Descartes
Descartes, en este texto, explica que el pensamiento es una verdad indudable y habla
sobre la evidencia de la existencia del alma.
En este fragmento de la cuarta parte del discurso del método, Descartes llega a la
conclusión de que incluso si duda de la existencia de su cuerpo y del mundo externo, no
puede dudar de su propia existencia como ser pensante (primera oración, líneas 389-402).
Esto se debe a que el acto de dudar o pensar es en sí mismo una confirmación de su
existencia. Descartes identifica así el pensamiento como la única verdad indudable, lo que
lo lleva a afirmar que él existe como una "sustancia pensante". Esta afirmación es el punto
de inflexión hacia el giro a la subjetividad en la filosofía, donde la consciencia y la
capacidad de pensar se convierten en las pruebas fundamentales de la existencia.
Descartes establece así una distinción entre el alma y el cuerpo, afirmando que el alma
puede existir sin el cuerpo (segunda oración, líneas 402-405). La independencia del alma
destaca la naturaleza inmaterial y autónoma del pensamiento y fundamenta la idea de
que el alma es más fácil de conocer que el cuerpo, dado que su existencia y naturaleza
son evidentes a través del simple acto de pensar.
Descartes aplicó su método a la raíz del árbol para hallar principios evidentes, iniciado la
duda metódica, cuyas características son: es universal, es metódica y es teorética
De qué duda: duda de los sentidos, de los propios razonamiento y de la realidad. Lo que le
lleva a la primera verdad evidente el “cogito, ergo sum”. Esto significa que él existe como
“cosa pensante” (lo encontramos en el fragmento en la primera oración, líneas 396-400).
Este descubrimiento fundamenta la filosofía moderna, basada en el giro a la subjetividad,
marcando el inicio del idealismo. El cogito, ergo sum, como primera verdad, es el punto de
partida para deducir otras verdades.
A pesar de la duda metódica no nos queda más remedio que aceptar la evidencia con que
se nos presenta la existencia del sujeto pensante, de la sustancia pensante.
La existencia pensante del yo como sujeto pensante a la que Descartes ha llegado por una
intuición mental. Intuimos la conexión necesaria entre nuestro pensar y nuestro existir. El
cogito es una idea clara y distinta, y de ella se pueden deducir las demás verdades.
Para Descartes, el alma y el cuerpo en el ser humano son sustancias distintas, con el alma
independiente del cuerpo, lo que permite concebir la libertad humana y la posibilidad de
trascender el mecanicismo (lo encontramos en el fragmento en la segunda oración,
líneas 402-405). Aunque son distintas, alma y cuerpo coexisten en la realidad, con una
relación íntima, situando la glándula pineal en el cerebro como el punto de conexión
entre ambos.
Descartes va a terminar por aceptar una ontología en la que aparecen tres sustancias:
“Res cogitans”, “Res infinita” y “Res extensa”. A cada una le corresponde un atributo: “Res
cogitans”, el pensamiento; “Res infinita”, la perfección y “Res extensa”, la extensión.
4. Relacione el tema o el autor del texto con una posición filosófica de un autor o
autora de los siglos XIX o XX.
Voy a comparar a Descartes con Nietzsche, un filósofo contemporáneo del siglo XIX.
Friedrich Nietzsche, es uno de los filósofos más influyentes del vitalismo, una corriente que
desafía el predominio del positivismo y la glorificación de la razón en la cultura occidental.
Nietzsche critica fuertemente la tradición metafísica que duplica la realidad del mundo,
descartando el primero como un añadido falso y enfatizando el carácter cambiante y
caótico del segundo, que considera como el único real. Esta visión culmina en su famosa
proclamación de la "muerte de Dios", un símbolo del rechazo de las verdades absolutas y
la apertura hacia una era de reevaluación de todos los valores, preparando el camino para
el "superhombre", que rechaza la moral tradicional y abraza una vida afirmativa y trágica
en plena aceptación del eterno retorno y del amor al destino ("amor fati").
Tanto Descartes como Nietzsche, aunque de maneras muy diferentes, dan importancia a
la subjetividad del individuo. Descartes, con su "cogito, ergo sum", pone la existencia del
sujeto pensante en el centro de su filosofía, mientras que Nietzsche se centra en cómo el
individuo interpreta y da sentido a su experiencia de vida.