Actitudes
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Actitudes
Introducción
En los últimos años ha disminuido la cantidad de jóvenes europeos que
estudian ciencias, algo que dificulta alcanzar una economía del conocimiento
(Rocard et al., 2007) y por tanto, una alfabetización científica de la
ciudadanía.
Es importante tener en cuenta tal y como recogen los National Science
Education Standards que “todo el mundo necesita ser capaz de tomar parte,
de una manera inteligente, en discursos públicos y debates referentes a los
importantes asuntos relacionados con la ciencia y la tecnología; y todos
merecemos participar de la emoción y la satisfacción personal que puede
producir el aprendizaje y la comprensión del mundo natural.” (National
Research Council, 1996). De este modo, se contempla la alfabetización
científica como una prioridad de la educación ciudadana, como un factor
esencial para el desarrollo de las personas y los pueblos (Vilches y Gil,
2006). Sin embargo, es difícil alcanzar este objetivo si nuestra juventud
rechaza los estudios científicos.
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Fundamentación teórica
Como fundamentación a nuestros objetivos de investigación cabe
destacar que diferentes autores (Simpson y Oliver, 1990; Pitburn y Baker,
1993; Ramsden, 1998; Pell y Jarvis, 2001; Gibson y Chase, 2002; George,
2006) han detectado que las actitudes hacia la ciencia, generalmente son
favorables en la niñez, aunque acaban en desinterés conforme avanza la
edad de los estudiantes.
Este desinterés hacia la ciencia se atribuye a que la ciencia escolar se va
ganando una creciente imagen negativa (autoritaria, aburrida, difícil, inútil y
causa de los problemas medio-ambientales) en la mente de los estudiantes,
provocando un abandono hacia la ciencia y las carreras científicas (Vázquez
y Manassero, 2008 y Lozano, 2012).
A este respecto cabe destacar que el currículum escolar en gran medida
está basado en formar al futuro científico sin tener en cuenta que debería
abordar las necesidades de todos los estudiantes, aquellos que trabajarán
en campos vinculados a la ciencia y la tecnología y aquellos que no lo
harán, hechos que también pueden influir en las actitudes de los
estudiantes (Osborne y Dillon, 2008).
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Por otro lado, las actitudes del alumnado hacia las ciencias, parecen
variar según el sexo, pues autores como Murphy y Beggs (2003) atribuyen
a las chicas actitudes hacia la ciencia más positivas que los chicos en
primaria y al comienzo de la educación secundaria. Otros, sugieren también
que el descenso de las actitudes de las chicas en secundaria podría ser
mayor que el de los chicos, sobre todo en Física (Speering y Rennie, 1996;
Baird y Penna, 1997; Solbes, Montserrat y Furió, 2007).
En este sentido, algunas investigaciones (Sadker y Sadker, 1994,
Peterson, Puhl y Luedicke, 2012) muestran que las diferentes actitudes
entre chicos y chicas pueden estar influidas por las diferentes expectativas
del profesorado con respecto a las capacidades y posibilidades de su
alumnado. Otras investigaciones hablan también de la “vulnerabilidad al
estereotipo” (Bain, 2005) en las que se establece como estereotipo social
que las chicas tienen peores habilidades para los estudios de Matemáticas o
Física. Esto produce efectos psicológicos como ansiedad y baja autoestima y
la profecía acaba cumpliéndose (Solbes, Montserrat y Furió, 2007).
Así pues, ante este contexto caracterizado por la existencia de una
desmotivación hacia las ciencias, en esta investigación pretendemos
identificar mediante una serie de cuestionarios en qué situación se
encuentran las actitudes hacia la ciencia y la motivación de los estudiantes
en el primer ciclo de la ESO.
Metodología
Muestra de alumnado
La muestra de esta investigación está formada por los estudiantes de 1º
y 2º de la ESO, de un instituto público y de un colegio concertado, en
ambos casos situados en Valencia.
En total, la muestra final después de depurar y eliminar algunos casos
(alumnado con necesidades educativas especiales o con deficiente
comprensión del idioma, cuestionarios muy incompletos o deficientemente
cumplimentados, etc.) es de 327 estudiantes de los cuales 160 son de 1º y
167 de 2º de la ESO.
Del alumnado de 1º de la ESO, 82 (51,25%) son chicos y 78 (48,75%)
chicas, mayoritariamente con edades comprendidas entre 12 y 13 años
(N=153; 95,62%), y habiendo 6 (3,75%) repetidores.
Respecto a los estudiantes de 2º de la ESO, 84 (50,3%) son chicos y 83
(49,7%) chicas, con edades principalmente comprendidas entre 13 y 14
años (N=153; 91,61%) y habiendo 13 (7,78%) repetidores.
Instrumento
Para realizar la investigación, utilizamos dos cuestionarios (Anexo 1)
extraídos de la investigación de Solbes et al. (2008) y Lozano (2012) y
adaptados para los dos primeros cursos de la ESO. En los cuestionarios se
siguió la recomendación de utilizar una escala continua (Allen y Seaman,
2007; Treiblmaier y Filzmoser, 2009) ya que de este modo se podía
trabajar con parámetros, como la media, de una forma adecuada. Por ello,
se permitió a los estudiantes que en los distintos ítems trabajados pudieran
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Resultados
Al analizar los resultados de los cuestionarios y antes de elegir una
prueba estadística que permitiera contrastar las diferencias entre los grupos
de 1º y 2º de la ESO y de igual modo, considerar las diferencias de género
en algunas de las respuestas, se ha estudiado la normalidad de las
muestras a comparar para cada ítem del cuestionario mediante la prueba de
Kolmogórov-Smirnov. Este análisis ha mostrado que prácticamente la
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Cuestión 1
En la tabla 1 se recogen los datos obtenidos en 1º y 2º de la ESO para la
primera pregunta del cuestionario, en la que se evalúa el interés de los
estudiantes hacia la ciencia y la tecnología:
1º 2º
P Sign. Asi. (bl) (M-W)
Media D.E. Media D.E.
7,08 1,43 6,85 1,90 0,765
Observamos que los valores obtenidos para ambos cursos están cercanos
a un notable, de modo que aunque aún podría puntuarse mucho mejor la
ciencia y la tecnología, este resultado es bastante positivo. Por otro lado y
aunque la media obtenida para 2º es menor que la de 1º, al no haber
obtenido diferencias significativas entre los cursos, no se puede descartar
que estas diferencias sean debidas al azar.
Otro aspecto que se ha considerado de importancia en este apartado ha
sido el de las diferencias de género, ya que según diferentes autores (Baird
y Penna, 1997; Speering y Rennie, 1996; Solbes, Montserrat y Furió, 2007)
la desmotivación que se produce en las chicas hacia la ciencia es mayor que
la que encontramos en los chicos.
Chicos Chicas
Curso P Sign. Asi. (bl) (M-W)
Media D.E. Media D.E.
1º 7,20 1,49 6,96 1,36 0,212
2º 6,67 2,05 7,04 1,74 0,254
Tabla 2.- Interés hacia las ciencias según el sexo.
Cuestión 2
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Cuestión 3
Esta cuestión es una pregunta abierta mediante la que se pretende
averiguar aquellos elementos que el alumnado considera que harían más
interesantes las asignaturas científicas y tecnológicas. En la tabla 9 se
recogen las propuestas mayoritarias de los estudiantes del primer ciclo de la
ESO.
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Tabla 9.- Propuestas para que las clases de ciencias sean más interesantes.
Cuestión 5
La pregunta abierta anterior la podemos complementar con esta última
cuestión en la que se pide a los estudiantes valorar del 0 al 10 una serie de
actividades para hacer en clase.
Al igual que en la cuestión anterior ya se apreciaba por los comentarios
del alumnado, en la tabla 10, vemos también que todo aquello que no sean
explicaciones teóricas y problemas numéricos, es en general bien puntuado
por los estudiantes.
Hay que destacar que aunque se explicó cada ítem a puntuar en qué
consistía durante el pase del cuestionario, los estudiantes comentaban que
algunos de los elementos no eran utilizados habitualmente en las clases de
ciencias, como por ejemplo los juegos o juguetes o las experiencias
demostrativas. Este hecho afectaba a que elementos más utilizados y con
un cierto carácter lúdico, estuvieran mejor puntuados que otros más
desconocidos. Así, por ejemplo las prácticas de laboratorio a las que el
alumnado estaba más acostumbrado, tienen una puntuación superior que
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De este modo, los ítems que han obtenido mejores puntuaciones han
sido, las prácticas de laboratorio, el uso de ordenadores y las visitas a
fábricas, lo que nos puede servir como un claro indicativo para ver qué tipo
de actividades realmente interesan a los estudiantes y pueden mejorar su
motivación.
Discusión
Los resultados obtenidos a lo largo de esta investigación, muestran que
las actitudes de los estudiantes hacia las ciencias son positivas en el primer
ciclo de la ESO y con variaciones mínimas de un curso a otro. De este
modo, no se han detectado diferencias significativas en el interés hacia las
ciencias, que ha tenido puntuaciones de 7,08 y 6,85 para 1º y 2º
respectivamente. A este respecto, cabría decir que las investigaciones
previas como las de autores Simpson y Oliver (1990), Pitburn y Baker
(1993), Ramsden (1998), Pell y Jarvis (2001), Gibson y Chase (2002) y
George (2006) demostraron que las actitudes hacia la ciencia,
generalmente eran favorables en la niñez, aunque acababan en desinterés
conforme avanzaba la edad de los estudiantes. No obstante no establecían
un punto de corte a partir del cual comenzaba a producirse la
desmotivación.
Es importante resaltar también que la asignatura de Ciencias de la
Naturaleza ha sido considerada como la más interesante por los estudiantes
del primer ciclo con una puntación de 3,35 sobre 4 y de igual modo con
muy buenas puntuaciones en utilidad, diversión y facilidad, lo cual contrasta
con el hecho de que diferentes investigaciones en el segundo ciclo, como la
de Solbes et al. (2008) y Lozano (2012), han detectado una opinión muy
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Conclusiones
Esta investigación apoya algunos estudios previos anteriormente
mencionados sobre el proceso de desmotivación en la escuela, pero a su
vez, ha permitido rebatir ciertos resultados como las diferencias de género
dentro de determinados rangos de edad.
Lo más importante a tener en cuenta es que la visión del alumnado sobre
las ciencias es positiva en la etapa inicial de secundaria. Las asignaturas de
ciencias son vistas como interesantes, divertidas, fáciles y útiles, e incluso
Ciencias de la Naturaleza se considera la asignatura más interesante de
todas las que se imparten, algo que nos muestra que los estudiantes tienen
una muy buena actitud hacia las ciencias por lo que es importante que tanto
en estos cursos como en los posteriores, se realicen los esfuerzos
necesarios no solo para que no se pierda esta actitud positiva sino también
para lograr mejorarla.
De igual modo hemos detectado que el alumnado rechaza las
explicaciones teóricas usuales considerándolas como una forma aburrida de
enseñar pero que, por desgracia, parece que es la predominante en el
ámbito científico, pues la opinión general de los estudiantes sobre la
asignatura de Ciencias de la Naturaleza es que predominan los aspectos
teóricos. Es necesario, pues, dar la importancia que se merece esta actitud
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Perspectivas
El haber encontrado actitudes positivas hacia las ciencias en el primer
ciclo de la ESO nos lleva a plantearnos si será justamente, al comienzo del
segundo ciclo, en el curso de 3º, cuando se desarrollará la desmotivación
hacia las ciencias, que está llevando a abandonar los estudios científicos a
gran cantidad de estudiantes. Es por ello, que esperamos seguir evaluando
el interés y actitud del alumnado que ha participado en esta investigación
para analizar su variación a lo largo de la etapa de secundaria y así detectar
el momento crucial y las causas que puedan generar el rechazo hacia las
ciencias. De igual modo, esperamos continuar estudiando las diferencias de
género en 3º de ESO, a fin de verificar si se hacen más significativas en
este curso que en los previos en los que apenas hemos observado tales
diferencias.
Además, el gran interés que presenta el alumnado hacia propuestas que
se salgan de las usuales explicaciones teóricas o problemas numéricos, nos
ha llevado a plantearnos para futuras investigaciones la posibilidad y
utilidad de introducir la ciencia recreativa basada en el uso de juegos,
juguetes y experiencias demostrativas en las clases de ciencias, a fin, no
sólo de poder mejorar la motivación de los estudiantes, sino también de
resolver problemas como el de ver las asignaturas de ciencias como simples
materias teóricas.
De igual modo, consideramos de importancia analizar el tratamiento que
realizan los libros de texto de actividades lúdicas y experimentales de las
ciencias en diferentes cursos a lo largo de secundaria, para comprobar si
dan una visión teórica y aburrida de las ciencias que contribuye a generar
una desmotivación del alumnado en lugar de ayudar a mostrar el carácter
interesante y experimental de la ciencia.
Por último, nos planteamos también dirigir la investigación hacia la
formación del profesorado para que conozcan y puedan introducir
satisfactoriamente algunas de las propuestas de mejora que han sido
sugeridas por los estudiantes con el objetivo de hacer más interesantes las
clases de ciencias.
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