Alexy y Aquino
Alexy y Aquino
Alexy y Aquino
ISSN: 1900-0448
[email protected]
Universidad Santo Tomás
Colombia
Resumen
Para el positivismo basta con que el sistema de reglas sea efectivo. Para el “no positivista” Alexy no basta:
se hace necesario buscar la conexión conceptual entre Derecho y moral –que es la que justifica el respeto
a los miembros del pueblo–. Tomás de Aquino está de acuerdo con Alexy en esa interconexión, en cuanto
a que un sistema injusto se convierta en “sistema jurídico”. No lo admitiría, a menos que sea provisional-
mente, si tal sistema (“tiranía”) resultara soportable y se previera que si lucha contra él, se hace peor, o
se sustituye por otro más injusto. El auténtico sistema jurídico, como armadura del sistema político justo,
es aquél que, sustentado en la exigencia moral de la naturaleza humana, es expresión de los reclamos
de las inclinaciones naturales del hombre.
Palabras clave
*
Este artículo corresponde a una sección del resultado de la investigación Filosofía iuspolítica tomasiana en diálogo con la filosofía iuspolítica
contemporánea: Tomás de Aquino en diálogo con: Bobbio, Chomsky, Rawls y Alexy.
**
Docente investigador adscrito al Centro de Investigaciones Socio-jurídicas Francisco de Vitoria de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo
Tomás; líder del grupo de Investigación Raimundo de Peñafort; miembro de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino; docente-tutor de la
Maestría en Derecho Público de la USTA- Konstanz. Correo electrónico: [email protected]
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Abstract
For the positivism, it is enough that the system of rules is effective. For the non positivist Alexy it isn’t
enough. It is necessary to find the conceptual link between Law and Moral, which is the one that justify the
respect into the community. Tomás agrees with Alexy on that association. When an unfair system becomes
a “juridical system” it wouldn’t admitted, unless if that system (tyranny) turning on to be manageable and
there was foreseen that, fighting against it, was done worse or replacing by more unfair other one. The
authentic juridical system, as an armor of the political system, is that sustained in the moral exigency of
the human nature, is an expression of the claims of the natural inclinations of the man.
Key words
1 Basado en R. Alexy (s.f, en Carbonell, 2003, p. 31). 2 Basado en R. Alexy (s.f., en Carbonell, 2003, pp. 33-35).
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Hay que plantearse, pues, qué es aquello Carácter del sistema jurídico5
que ciudadanos racionales con concep-
ciones personales del bien distintas
La irradiación de las normas iusfundamentales en
consideran como condiciones de coope-
ración social justa tan importantes como todas las gradas de la pirámide jurídica tiene tres
para que el simple Legislador no pueda efectos de gran importancia para determinar el
decidir sobre ello. En esta cuestión se carácter del sistema jurídico:
halla al mismo tiempo la clave para una
posible reconciliación del principio demo- • Limitación de los contenidos del derecho ordi-
crático con los derechos fundamentales
(Lexy, s.f., en Carbonell, 2003). nario, si no por determinación, sí por exclusión
o incompatibilidad.
La “representación argumentativa de los ciudada-
• Apertura semántica de las disposiciones iusfun-
nos” logrará fundamentar decisiones plausibles,
damentales y su carácter de principios, lo que
probables, así se pretenda el máximo rigor y la
exige procedimiento ponderativo.
mayor corrección. Sobre ello Aristóteles alertaba
en la Ética a Nicómaco y lo enfatizaba el Aquinate • El sistema jurídico es un sistema abierto frente
en su Comentario (L. I, cap. 3) y en el Tratado de a la moral, al asumir los conceptos básicos ius-
la Ley: “No puede buscarse en todas las cosas la fundamentales materiales de dignidad, libertad
misma certeza”. e igualdad, bases del concepto de justicia, de-
rivaciones positivizadas de la evolución moral
Fundamentabilidad iusfundamental4 occidental.
• “[L]as normas jurídicas debidamente promulga- las normas de justicia tengan estructura
das y socialmente eficaces que son incompa- de principios, más flexible que la de las
reglas, y que la ponderación aparezca
tibles con el núcleo de los derechos humanos como el gozne metodológico de la teoría
básicos son extremadamente injustas y, por de la justicia (Seoane, 2005, p. 9).
tanto, no son derecho” (Alexy, 2005, p. 76).
De un orden “injusto” a un auténtico
• “[L]o contingente es necesario para lo univer- “sistema jurídico”
sal” (Alexy, 2005, p. 84): contingencia jurídica
y seguridad jurídica. Utilizando la ficción de un estadio originario en
que se vive bajo la “ley del más fuerte”, Alexy ima-
• “[L]a identidad de un sistema jurídico racional
gina cómo se podría pasar de un “orden injusto”
está determinada tanto por proposiciones uni-
a otro que se aproxima a la idea de “sistema jurí-
versales como por proposiciones contingentes”
dico viable”. Entre distintos análisis del fenómeno
(Alexy, 2005, p. 85).
estatal, Alexy da importancia al examen de la idea
• La omnipresencia de la pretensión de correc- de sistema político injusto, que podría evolucionar
ción y del discurso en el sistema jurídico no a través del sistema de reglas hacia un auténtico
implica que se desvanezca el carácter relativo sistema jurídico. Opina que el “argumento de la
y contingente de la mayor parte del derecho, injusticia” puede “referirse a normas individuales
pero supone que la contingencia no es pura de un sistema jurídico o al sistema jurídico en
facticidad. Es una contingencia reflexiva, que, su totalidad” (Alexy, 1998, p. 43). En cuanto a las
de una parte, es relativa al tiempo y, de otra, normas individuales, el conflicto se soluciona
trasciende el tiempo, en tanto aspira a la realiza- sopesando los valores de justicia y de seguridad
ción de la idea regulativa de verdad o corrección jurídica, en cuanto resultado de una consideración
práctica (Alexy, 2005, p. 87). normativa y no conceptual. Sobre sistemas jurídi-
cos considerados en su totalidad, hay que decir
El contenido nuclear de todo sistema
jurídico que lo que es correcto para una norma individual,
no lo es automáticamente para el sistema jurídico
A pesar de la contingencia y relatividad de los integral (Alexy, 1998, p. 46), porque es preciso dis-
Estados, en el interior de cada sistema jurídico tinguir entre “conexiones fácticas” y “conexiones
hay un “mínimo” de moralidad integrado por conceptuales” (Alexy, 1998, p. 47).
los Derechos Humanos básicos como objeto de
justicia, que asegura la corrección de todos los Hay dos tipos de órdenes sociales que no pueden
discursos que fundamentan las decisiones de ser sistemas jurídicos por razones conceptuales,
los operadores jurídicos. Así, la Constitución, al sin importar si tienen o no validez: primero, el
consagrar ese núcleo se convierte en el núcleo orden sin sentido, como en el caso de que unas
formal-material de todo el sistema jurídico y de la personas sean regidas por un grupo de forajidos,
estructura política del Estado social y democrático quienes ni revelan sus intenciones al establecer
de Derecho. reglas ni permiten la seguridad necesaria para que
los súbditos busquen con certeza sus intereses. Los
José Antonio Seoane (uno de los traductores y súbditos no tienen derechos y viven bajo el terror,
presentadores de Alexy) concluye: además, obedecen órdenes cambiantes, capricho-
sas o imposibles (Alexy, 1998, p. 47). La única regla
El carácter nuclear de la Constitución
revalida la importancia de los derechos estable es que los bandidos pueden hacer lo que
humanos, en su forma de derechos fun- les venga en gana. La segunda forma de orden es
damentales. Así mismo, favorece que el predatorio (Alexy, 1998, p. 47), cuando los foraji-
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dos se “transforman en bandidos organizados con conceptual entre derecho y moral (que es la que
prohibición de violencia, jerarquización entre los justifica el respeto a los miembros del pueblo).
bandidos y el sistema de reglas para los súbditos
para continuar su explotación (ordenada)” (Alexy, Tomás está de acuerdo con Alexy en esa inter-
1998, p. 47). conexión. En cuanto a que un sistema injusto se
convierta en “sistema jurídico”, no lo admitiría, a
A la larga, el sistema predatorio evoluciona, por no ser provisionalmente, si tal sistema (“tiranía”)
su propia dinámica, superando las intenciones resultara soportable y se previera que, luchando
primitivas de los bandidos; pero éstos quieren contra él, se hiciera peor o fuera sustituido por otro
seguir en el poder y entonces procuran legitimar- más injusto. El auténtico sistema jurídico, como
se y legitimar el sistema. Se van convirtiendo en armadura del sistema político justo, es aquél que,
legisladores creadores de un sistema de reglas que sustentado en la exigencia moral de la naturaleza
enmascaran el régimen de explotación, lo que les humana, es expresión de los reclamos de las incli-
permite afirmar que sus prácticas sirven a un fin naciones naturales del hombre. Para el Aquinate,
superior: el desarrollo del pueblo (justicia y progreso la ley inicua no es Derecho (ST. II-II, 57, 2). Sólo se
social, seguridad democrática). Así, va naciendo un puede considerar justo el sistema político, si su
referente que funda un mínimo de “pretensión de sistema jurídico regula la búsqueda de las cosas
corrección”. necesarias para la perfección humana (RP, L., c.
6.; ST., I-II, 90, 2), es decir, para la “vida buena”
Es posible matar y robar, en cualquier mo-
mento, a cualquier súbdito para alcanzar (In Pol. L. I, lec. 1) de todos, aun de los bandidos,
los propósitos de la explotación de los que nunca podrían ser legitimados para ejercer el
dirigentes. Sin embargo, los gobernantes poder, ni convertirse en legisladores, y a quienes
son castigados si no matan o roban de
acuerdo con cierta forma, por ejemplo, habría que aplicar todo “el peso de la ley” –incluso
mediante la decisión de tres miembros al extremo de tener que recurrir a la cirugía ampu-
del grupo dominante; y si sus actos no tadora: cercenar el miembro gangrenado.
están públicamente justificados por el
propósito de desarrollar al pueblo. La Frente a Alexy, Tomás insistía en que el paso de
mayoría de los súbditos aceptan esta jus-
tificación, y la mayoría de los gobernantes un sistema injusto a un sistema justo no es mera-
también creen en ella. mente conceptual, por el hecho de que el nuevo
concepto reúna formalmente las notas de la idea
No se puede dudar, ese “sistema de reglas” es per- de régimen justo. Para un realista, el sistema justo
fectamente injusto; pero no es “conceptualmente lo será conceptualmente cuando los conceptos es-
imposible llamarlo ‘sistema jurídico’” (Alexy, 1998, tén fundados en realidades. La verdad sigue siendo
p. 47). No por las reglas mismas; no por el sistema; adecuación entre el entendimiento y la cosa; si no,
no porque el sistema otorgue ventajas para todos. se cae en la ficción política, en la ficción jurídica,
La clave está –al sentir de Alexy– en que ha surgido en la mentira integral. Widow Lira acota:
la “pretensión de corrección”, que le impone a
todos ceñirse al sistema y conectarlo con la moral La principal mentira política, y en cierto
sentido, a la que se reducen todas las
procedimental universalista, que supone la posibi- otras, pareciera ser aquélla que se ma-
lidad de que todos intervengan como iguales para nifiesta en la afirmación que dice que la
justificar sus opciones, posibilidad implícita en la humanidad del hombre está en que él
finalidad del sistema: “el desarrollo del pueblo”. mismo define esa humanidad. Es decir,
la humanidad es algo perfectamente in-
Para el positivismo basta con que el sistema de determinado, algo que al fin de cuentas
reglas sea efectivo. Para el “no positivista” Alexy, dependerá completamente de los deseos
no basta: se hace necesario buscar la conexión
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estatal, puesto que el ius gentium lo desborda. El resultantes de la naturaleza de las cosas
ordenamiento jurídico, regulador del poder del de manera tan clara e imperativa que no
puede caber duda alguna ni exigir un
Estado, que opera como su fuente originaria y raciocinio para ser conocidas o recono-
como su motor, no está librado al voluntarismo de cidas. Es la zona de lo que es justo “ex
los intereses preponderantes, sino que depende sui natura... secundum absolutam sui
considerationem”; es la zona del derecho
de la “corrección” que le ofrece su fuente moral:
natural intuitivo, inmutable, universal
[...] para Santo Tomás, el centro o la base en el pleno sentido de la palabra... Este
del fenómeno jurídico es una cosa; en núcleo está rodeado de una zona media,
otras palabras es algo objetivo y no subje- que recoge normas de una naturalidad
tivo, como sería la facultad y como podría menos clara y no reconocibles como tales
ser también la ley, reducida al arbitrio del sino a través de un trabajo de raciocinio.
legislador. Aprendemos, además, que el Sigue siendo la naturaleza que habla y
orden jurídico está esencialmente anclado que impera; pero su voz no se manifiesta
en el orden moral, porque la cosa en torno directamente; debe ser copiada, interpre-
a la que gravita no es una cosa cualquiera, tada, elaborada por la razón humana; y
sino es la cosa justa, o sea, aquella misma ésta, para pronunciarse, debe atender no
cosa que es regulada por la virtud de la sólo al objeto inmediato de la acción, sino
justicia. Objetividad y eticidad del mundo a sus circunstancias y a sus consecuen-
jurídico son, pues, las dos primeras lec- cias. Es la zona de lo que todavía es justo
ciones que aprendemos de Santo Tomás por naturaleza, pero “secundum aliquid
(Graneris, 1979, pp. 82-83). quod ex ipso consequitur”, ya no más de
un modo absoluto ni intiuitivo. Es el plano
En el ordenamiento jurídico hay que distinguir en el cual el pensamiento jurídico procede
imitando el modo científico, partiendo
distintos niveles, a partir de las exigencias de la de premisas naturales y deduciendo sus
esencia dinámica del ser humano (“naturaleza conclusiones necesarias.
humana”) (ST, 2003, p. 16), pasando por las con-
clusiones inmediatas de la razón especulativo-prác- Inmediatamente continúa Graneris:
tica, hasta alcanzar el nivel último del legislador En la superficie de la esfera encontramos
positivo y de los ejecutores y aplicadores de los una tercera zona, a la que la naturaleza
distintos estatutos normativos. Implícitos en todo hace llagar aún su voz, pero en la que ni
la intuición ni el razonamiento logran ya
ordenamiento jurídico laten los reclamos de la discernir preceptos determinados. Son
naturaleza humana (“todo aquello hacia lo que el sólo sugerencias genéricas que, para lle-
hombre tiene inclinación natural, la razón lo capta gar a convertirse en reglas de vida social,
exigen ser precisadas. Es la zona que en el
como bueno, y por tanto como algo que debe lograr
lenguaje empírico se llama derecho positi-
con su acción”) (ST, I-II, 94, 2). Esas inclinaciones se vo, porque todo aparece dejado al arbitrio
traducen como preceptos de la “ley natural”, que se legislativo. La mirada del filósofo descubre
imponen al legislador humano como ley que está aún allí lo que puede ser llamado la ener-
vación natural, en cuanto el legislador no
más allá de su arbitrio. puede hacer otra cosa que trabajar sobre
la base de las sugerencias de la naturaleza.
La esfera jurídica y su “núcleo” Los antiguos decían que él procede aquí
“per modum determinationis” o también
Graneris, interpretando a Tomás, representa el “per modum artis”, en cuanto no concluye,
mundo jurídico en forma de esfera, en cuyo núcleo como en el caso precedente, sino que
escoge uno entre tantos modos posibles
actúan los preceptos de la ley natural:
de determinar lo indeterminado (Graneris,
Al centro está un núcleo constituido por 1979, pp. 145-146).
preceptos dotados de naturalidad pura
y evidente. Son normas jurídicas per se,
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En el núcleo de la esfera jurídica se distinguen tres dignidad, la igualdad, etc. no pueden ser “de-
aspectos de la vida del hombre: el plano físico, cisiones” de conveniencia desde el poder, sino
que funda el precepto de la conservación de sí incontrastables demandas ontológicas. La vida o
mismo; el plano sensitivo, que funda el precepto la dignidad no son concesiones, y su ampliación a
de la conservación de la especie y el origen de la toda persona humana no es una mera conquista de
familia; y el plano racional, que funda el precepto fuerzas políticas o revoluciones, sino imperativo que
tanto de la necesidad de conocer la verdad como fluye del hecho de que todos los racionales “son
de vivir en sociedad (ST. I-II, 94, 2). Esos preceptos hombres”, como reclamaban los frailes tomistas de
radicales sirven después de base necesaria para La Española con la voz de fray Antón de Montesinos
todas las reglas que la razón práctica va estable- en 1511. Las reglas del discurso práctico general
ciendo, según las demandas históricas de cada de Alexy parecen fundarse en esa convicción. La
generación humana. Los preceptos nucleares no regla de razón: “quien pueda hablar puede tomar
alcanzan a indicar los detalles para definir cómo parte en el discurso”, sin duda supone: “quien
conservar la vida personal, ni cómo conservar la pueda pensar puede hablar”. De esa racionalidad
familia (si poligámica o monogámica), ni cómo universal se desprende la “dignidad” (excelencia o
acceder a la verdad, ni cómo organizar cada co- superioridad sobre los demás entes), la igualdad,
munidad humana. la libertad, etc.
Meñica, Abelardo Lobato y Antonio Osuna Fer- Alexy, R. (2002). Teoría de los Derechos Fundamen-
nández-Largo, entre otros. Madrid: BAC (2 Tomos). tales. Madrid: CEPC.