Tipos de Conductas2

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TIPOS DE CONDUCTAS

PASIVA ASERTIVA AGRESIVA

Anteponer los Defender mis Anteponer mis


derechos/deseos de los demás derechos/deseos sin derechos/deseos a los de los
a los míos “aplastar” los de los demás demás

HUÍDA RESPETO CONFRONTACIÓN

NO DISCUTIR GRITAR

SUMISIÓN Hacia mí Hacia los AGRESIÓN

mismo demás

COMUNICACIÓN Y ESCUCHA ACTIVA

EMPATÍA

AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA

CONTROL DE IMPULSOS

AUTOCONTROL Y EXPRESIÓN EMOCIONAL

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

COOPERACIÓN Y NEGOCIACIÓN
En cuestión de segundos, podemos pasar de estar charlando amigablemente a encontrarnos
en medio de una batalla dialéctica en la que no hemos querido entrar y de la que no sabemos
cómo salir. Esta situación especialmente incómoda puede darse cuando:
• el interlocutor que tienes al lado interpreta erróneamente como una ofensa algo que has
dicho
• no tolera adecuadamente los desacuerdos, intenta imponer a toda costa su opinión como
verdad absoluta
• deja caer comentarios hirientes, sarcásticos o agresivos, se manifiesta desconfiado,
incomprendido o frustrado, etc.

En estos casos, tienes tres opciones:


1. No discutir. Dejar que la otra persona siempre gane, relegando nuestros intereses, lo que
genera una ansiedad que se va acumulando hasta que se produce el estallido. Esta
postura no soluciona el problema.
2. El “y tú más”. Consiste en responder atacando con ofensivas cada vez mayores,
contribuyendo a una escalada de agresividad, en la que se compite por situarse encima
del otro, pase lo que pase, aunque haya que gritar, descalificar o mostrarse mordaz. No es
recomendable, bajo ningún concepto, pues lejos de intentar acercar posturas, lo que hace
es intoxicar la comunicación, generar un elevado estado de ansiedad en los participantes
que imposibilita el intercambio de información de manera fluida y positiva.
3. La técnica del espejo. Forma parte de las habilidades asertivas para defender tus
derechos y tu opinión, sin ser manipulado ni manipular. Se utiliza cuando la otra persona
empieza a responder con agresividad o actitud defensiva, y se quiere evitar degenerar en
una conversación hostil. Puede llevarse a cabo de dos modos:
a. Poniendo el foco de atención en el contenido, en lo que dice, obviando sus formas,
por muy destructivas que sean. Haciendo una escucha activa: repitiendo al otro el
mensaje que te da, le transmites que le entiendes y que puede expresar otras
demandas, sin que por ello tengas que estar de acuerdo con él. Si se siente
comprendido e invitado a expresarse, es más probable que disminuya su agresividad
o “baje las armas”.
b. Poniendo el foco en los sentimientos del oyente. Al reflejarle sus sentimientos le
devuelves con empatía una imagen de sí mismo que le ayuda a tomar conciencia de
cómo se está sintiendo, así le facilitas que ejerza control sobre su agresividad.
c. Además, puedes proponerle de forma conjunta (utilizando el plural) dar un giro a la
conversación:
i. “Me parece que estás molesto, te noto enfadado, estás elevando la voz,
¿podríamos hablar de forma más relajada?, o
ii. ¿qué te parece si hablamos de esto en otro momento cuando estemos más
tranquilos?”

TIPOS DE COMUNICACIÓN Y CARACTERÍSTICAS


AGRESIVA
Defensa de los derechos personales y expresión de los pensamientos, sentimientos y opiniones
de una manera inapropiada e impositiva y que transgrede los derechos de las otras personas.
La conducta agresiva en una situación puede expresarse de manera directa o indirecta. La
agresión verbal directa incluye ofensas verbales, insultos, amenazas y comentarios hostiles o
humillantes.

El componente no verbal puede incluir gestos hostiles o amenazantes, como esgrimir el puño o
las miradas intensas e incluso los ataques físicos. La agresión verbal indirecta incluye
comentarios sarcásticos y rencorosos y murmuraciones maliciosas. Las conductas no verbales
agresivas incluyen gestos físicos realizados mientras la atención de la otra persona se dirige
hacia otro lugar o actos físicos dirigidos hacia otras personas u objetos. Las víctimas de las
personas agresivas acaban, más tarde o más temprano, por sentir resentimiento y por
evitarlas.

El objetivo habitual de la agresión es la dominación de las otras personas. La victoria se


asegura por medio de la humillación y la degradación. Se trata en último término de que los
demás se hagan más débiles y menos capaces de expresar y defender sus derechos y
necesidades. La conducta agresiva es reflejo de una conducta ambiciosa, que intenta conseguir
los objetivos a cualquier precio, incluso si eso supone transgredir las normas éticas y vulnerar
los derechos de los demás. La conducta agresiva puede ocasionar a corto plazo consecuencias
favorables, como sentimiento de poder y consecución de los objetivos deseados, sin embargo,
pueden surgir sentimientos de culpa, una enérgica contra-agresión directa en forma de un
ataque verbal o físico por parte de los demás o una contra-agresión indirecta bajo la forma de
una réplica sarcástica o de una mirada desafiante. Las consecuencias a largo plazo de este tipo
de conductas son siempre negativas.
PASIVA
Transgresión de los propios derechos al no ser capaz de expresar abiertamente sentimientos,
pensamientos y opiniones o al expresarlos de una manera autoderrotista, con disculpas, con
falta de confianza, de tal modo que los demás puedan no hacerle caso.

Hay un límite respecto a la cantidad de frustración que un individuo puede almacenar dentro
de sí mismo. El que recibe la conducta no asertiva puede experimentar también una variedad
de consecuencias desfavorables. Tener que inferir constantemente lo que está realmente
diciendo la otra persona o tener que leer sus pensamientos es una tarea difícil y abrumadora
que puede dar lugar a sentimientos de frustración, molestia o incluso ira hacia la persona que
se está comportando de forma no asertiva.

ASERTIVA
Expresión directa de los propios sentimientos, deseos, derechos legítimos y opiniones sin
amenazar o castigar a los demás y sin violar los derechos de esas personas. La aserción implica
respeto hacia uno mismo al expresar necesidades propias y defender los propios derechos y
respeto hacia los derechos y necesidades de las otras personas. El individuo tiene que
reconocer también cuáles son sus responsabilidades en esa situación y qué consecuencias
resultan de la expresión de sus sentimientos.

LA ASERTIVIDAD

Todo el mundo parece saber lo que es pero en el fondo nadie la practica. La asertividad no es
simplemente decir lo que piensas. Significa comprender tus necesidades, hacerte responsable
de tus emociones y en última instancia conectar con los demás.

Probablemente hayas leído que es una actitud y una forma de comunicar donde defiendes tus
derechos con firmeza. Y seguramente también conozcas sus beneficios: si eres asertivo
sentirás que respetan tus convicciones y opiniones, y eso puede ser un gran apoyo para tu
autoestima.

Sin embargo, lo habitual es que frente a las exigencias de los demás terminemos respondiendo
con pasividad. Hasta que a veces un cúmulo de circunstancias provoca que no podamos
aguantar más y estallemos.
Lógicamente eso puede tener efectos secundarios bastante indeseables.
Desgraciadamente esta es la única información que encontrarás en la mayoría de artículos
sobre asertividad que corren por ahí. Te recuerdan la importancia de ser asertivo y luego te
animan a salir ahí fuera y luchar por tus derechos sin más herramientas que tu voluntad.
“¡Defiende lo que piensas!” “¡Empieza a decir que no!” “¡Exige que te respeten!”

Esto no suele dar buenos resultados. Si en un arrebato de asertividad le dices a un amigo que
no piensas volver a dejarle dinero o le recuerdas a tu jefe que es un déspota, lo más probable
es que termines ganándote muchos enemigos. Y por eso regresas a la seguridad de la
pasividad. Entonces, ¿existe alguna forma correcta de usar la asertividad? ¿Es posible
conseguir que te respeten pero a la vez empaticen contigo? Sí. Y la clave la tienen tus
sentimientos y necesidades.

La comunicación asertiva no solo te ayudará a defender lo que crees justo para ti, también es
capaz de mejorar la calidad de todas tus relaciones.

El principal obstáculo de la asertividad viene de lejos. Durante siglos la sociedad nos ha estado
enseñando una forma de comunicarnos que provoca conflictos y malestar, a esconder
nuestros sentimientos (¿recuerdas cuántas veces tus padres te dijeron que no llorases cuando
eras pequeño?) y a fingir delante de los demás. La asertividad no es simplemente decir lo que
piensas. Significa comprender tus necesidades, hacerte responsable de tus emociones y en
última instancia conectar con los demás.

Pero esto exige un cambio radical en tu forma de pensar y expresarte. La comunicación


asertiva (o no violenta, como el Dr. Marshall Rosenberg la bautizó), parte de un principio
fundamental de la empatía: detrás de cada uno de nuestros actos hay una necesidad no
satisfecha.

Si te centras en comprender tus necesidades y las de los demás, y no en ganar las discusiones,
tu forma de relacionarte cambiará totalmente. Porque en el fondo nuestras necesidades como
seres humanos son muy parecidas, y eso te permitirá crear vínculos emocionales.

Transformar tus interpretaciones en simples observaciones te ayudará a responsabilizarte de


tus reacciones tomando tus necesidades como el origen de tus sentimientos en lugar de
culpabilizar a los demás.
1. Identifica y expresa tus sentimientos

Si el primer paso de la comunicación asertiva es observar sin juzgar, el segundo es expresar tus
sentimientos. Esto es muy importante por una razón: porque tus sentimientos son la única
realidad que no admite discusión.

Para demostrártelo, antes debo hablarte del Camino a la Acción (o Triángulo Pensamiento-
Sentimiento-Conducta).

La relación entre nuestros pensamientos, emociones y conducta es tan estrecha, que cualquier
cambio originado en uno ellos provoca cambios en los demás componentes y viceversa. Es un
triple sistema en el que los 3 aspectos interactúan constantemente y se influyen entre sí. Este
modelo en el cuál se basan las terapias cognitivo-conductuales, parte de la base que lo primero
que ocurre son los PENSAMIENTOS.

Ante una situación determinada, de forma automática generamos pensamientos o


interpretaciones de la realidad, muchas veces de forma inconsciente, influenciados por
creencias o esquemas mentales ya instaurados en nosotros.

EJEMPLO: Nos levantamos y ha amanecido con un día muy lluvioso y oscuro: PENSAMIENTO:
Qué fastidio, otro día que empieza de forma horrible.

En cuestión de milésimas de segundo en respuesta a este pensamiento se desencadena una


REACCIÓN EMOCIONAL: Rabia, enfado, malhumor, incluso tristeza.

Por último este estado emocional acaba afectando a nuestra CONDUCTA: Decidimos no salir
ese sábado y encerrarnos en casa. Y así sucesivamente, nuestra conducta vuelve a
desencadenar situaciones que de nuevo inciden en nuestros pensamientos, emociones y
nuestra forma de actuar.

Y esto no sólo queda en nosotros, al mismo tiempo con nuestros pensamientos, emociones y
conductas somos capaces de generar reacciones en los demás, creándose sistemas más
complejos de interacción social.

Por lo tanto, no hay que menospreciar la importancia que ejerce el pensamiento sobre
nosotros, sobre todo aquellas creencias que hemos ido acumulando y son desadaptativas o
distorsiones de la realidad, al igual que tampoco hay que hacerlo con nuestras emociones y
conductas, ya que todas nos proporcionan una información valiosa de cómo nos encontramos.
No podemos controlar ni cambiar todo, pero sí aprender a hacerlo con lo que empieza en
nosotros. El cambio empieza en uno mismo.

El Triángulo de la Conducta es el proceso mental a través del cual:


1. Recibes una información
2. La mezclas con tus conocimientos y necesidades para transformarla en pensamientos
3. Esos pensamientos te causan sentimientos
4. Actúas en función de esos sentimientos

De esas 3 etapas que preceden tus actos (información, pensamientos, sentimientos) ¿cuál
dirías que es la única realidad indiscutible?

¿Puede ser la información que recibes?


No. La información que recibes puede ser incompleta o simplemente contener cosas que no
puedes percibir. Si vas conduciendo y un coche se sitúa en tu ángulo muerto no lo verás, pero
el vehículo seguirá estando ahí.

Vale, la información que observas NO tiene por qué ser la realidad. ¿Y tus pensamientos?

Imagínate que has quedado para una primera cita después de conocer una persona por
internet. Esperas 10, 20 y hasta 40 minutos hasta que decides llamar. Y tiene el móvil
desconectado.
¿Qué pensarías? Probablemente que te ha plantado, especialmente si te ha ocurrido antes.
Pero ¿y si resulta que de camino se le ha estropeado el móvil y además se ha equivocado de
calle y ha terminado en la otra punta de la ciudad?
¿Improbable? Bueno, a mí me ha ocurrido.
Así pues, tus pensamientos NO tienen porque ser la realidad.

Lo único que es real e indiscutible son tus sentimientos. Aunque la información que recibas sea
incorrecta y lo que pienses esté equivocado, lo que seguro que es cierto es lo que eso te hace
sentir. Si te sientes triste, ¿alguien puede convencerte de que estás alegre? No, tu tristeza es
real.

Las situaciones y los actos de las personas nos provocan emociones, y solo comunicándolas
conseguiremos expresar nuestra realidad más interna. Porque aunque sean negativas, se ha
demostrado científicamente que es una de las formas más eficaces de generar empatía, la
base de la asertividad.

El problema es que no estamos acostumbrados a identificar nuestros sentimientos porque nos


centramos en juzgar qué hacen mal los otros. Lo más habitual es decir “mi pareja no me
entiende” cuando lo que correspondería es “no me siento comprendido por mi pareja”.

La clave es centrarte en describir tus sensaciones internas en lugar de explicar tus


pensamientos o interpretaciones de los actos de los demás.
Por ejemplo: “Me siento solo” describe una experiencia emocional tuya, mientras que “Siento
que no me quieres” es una interpretación de los sentimientos de la otra persona, y como tal
puede estar equivocada.

Evita dar a entender que hay algo incorrecto en el otro. Solo así conseguirás que empaticen
contigo y empiecen a respetar tus necesidades.

2. Encuentra tu necesidad no satisfecha

El tercer paso consiste en encontrar y expresar tus necesidades reales. Es el paso más difícil,
pero también la llave de la comunicación asertiva.

Primero debes tener claro que tus sentimientos no aparecen por arte de magia. Tampoco los
provocan los actos de los demás: los crean tus necesidades. Te sientes bien cuando tus
necesidades están satisfechas, y mal cuando no lo están.
Por ejemplo, si te sientes solo es porque necesitas recibir más afecto y cariño. Si te enfadas
cuando alguien se apropia de tus méritos en el trabajo, es que necesitas sentirte reconocido.
Las necesidades representan la parte más profunda de nuestra humanidad, por eso todos
compartimos las mismas. Existen muchas clasificaciones, pero se pueden dividir en las
siguientes:

Las necesidades vitales (comer, dormir) suelen estar siempre cubiertas, pero a las otras
(seguridad, identidad, aprecio, libertad, comprensión y diversión) les darás más o menos
importancia según la situación y momento en que estés, pero todo el mundo comparte las
mismas necesidades. Todos necesitamos sentirnos apreciados, seguros o comprendidos. Por
eso es más fácil conectar con la gente cuando las expresas, porque saben a lo que te refieres.

Y esto nos lleva a otra de las claves principales de las relaciones personales. Cuando no
entiendas los motivos de alguien para hacer o decir algo, para enfadarse o deprimirse,
pregúntate qué necesidad no cubierta puede haber detrás. O mejor aún, pregúntale qué
necesita realmente.

Quizás ahora estés pensando que mostrar tus necesidades te hará vulnerable. Pero la realidad
es todo lo contrario. Te ayuda a empatizar con los demás porque estarás hablando en un
lenguaje universal, y eso provoca que también sientan la necesidad de abrirse.

Nuestras necesidades son el motor de nuestro comportamiento, y las críticas que la gente
emite son el reflejo de que no las ha satisfecho. Si alguien te dice “Es que nunca me
escuchas” lo que quiere comunicar realmente es que su necesidad de comprensión no está
cubierta. Si tu pareja te recrimina que te importa más tu trabajo que ella, lo que en realidad te
está diciendo es que necesita más afecto.

Esta es la fase más difícil de la comunicación asertiva porque no estamos educados para
identificar y expresar nuestras necesidades, sino para juzgar a los demás cuando no las
respetan. Pero es imprescindible para alcanzar el paso final.

3. Haz una petición activa y concreta


Llegamos a la última etapa de la asertividad. Consiste en expresar claramente lo que quieres o
esperas de los demás.
Identifica qué comportamiento lograría satisfacer tu necesidad no cubierta, y exprésalo con
detalle para que la otra persona pueda decidir si quiere ayudarte a cubrirla.
Lo mejor de todo es que al haber expuesto previamente tu necesidad no cubierta en el paso 2
habrás creado una conexión empática y la otra persona estará más dispuesta a decirte que sí.
¡Pero cuidado! Habitualmente cometemos dos errores al hacer peticiones:
1. Decir lo que no queremos en lugar de lo que sí queremos
2. Concretar poco y dejarlas abiertas a la interpretación de los demás,

Un ejemplo:
Decir “No me grites” a alguien no le muestra el camino a seguir a partir de ahora. Tú lo que
quieres decirle es “Trátame con respeto”, ¿verdad?

Vale, “Trátame con respeto” es mejor porque expresa lo que sí quieres, pero tiene otro
problema: es demasiado vago y no concreta nada. En cambio “¿Te importaría dejarme
terminar de hablar y bajar la voz conmigo?” sí que expresa específicamente lo que quieres.

Otro ejemplo:
“No me gusta que llegues tarde” no es ni concreto ni comunica la acción que esperas de
alguien. “Me gustaría que fueras puntual” expresa tu deseo, pero tampoco lo especifica. Sin
embargo “¿Cómo crees que puedo conseguir qué llegues 5 minutos antes a las reuniones?” sí
que informa exactamente del siguiente paso que esperas en esa persona.

Céntrate en lo que quieres y sé lo más específico posible. Convierte tus peticiones en acciones
concretas que los demás puedan realizar. Cuanto más claro seas, más probabilidades tendrás
de que satisfagan tus necesidades.

Por último, cuando hagas una petición, asegúrate de que en ningún momento se convierte en
una exigencia. De lo contrario no estarás siendo asertivo ni empatizando con la otra persona,
sino demostrándole que antepones tus necesidades a las suyas.

Cuando alguien percibe que no vas a reaccionar mal responda lo que responda, generarás
confianza, se sentirá más libre y las probabilidades de que acepte tu petición se multiplicarán
por dos.

También es importante realizar tus peticiones en forma de pregunta, porque así demostrarás
que respetas sus necesidades.
Cuando, a pesar de todo esto, te encuentres con un no, habitualmente significará que tu
petición supone un sacrificio demasiado grande en las necesidades de la otra persona.
Entonces deberás continuar dialogando para encontrar nuevas posibilidades que os permitan
satisfacer las necesidades de ambos.

Ejemplos de comunicación asertiva

Si unimos las 4 etapas de la comunicación asertiva quedaría algo así:


1. Observación: Cuando veo/oigo [tu observación]
2. Sentimiento: Siento que [tu sentimiento]
3. Necesitad: Porque necesito [tu necesidad no satisfecha ]
4. Petición: ¿Podrías/Te importaría hacer [algo concreto]?

Imagínate que quieres pedirle a un compañero de trabajo que deje de presentar los proyectos
en equipo como si él fuera el único responsable.

Sí, un día puedes perder la paciencia y decirle “¡Estoy harto de que nunca me reconozcas
nada!”.

O también puedes usar este esquema asertivo y decir:


Las dos últimas veces que has presentado el proyecto no has mencionado mis aportaciones (tu
observación) y eso me desconcierta (tu sentimiento) porque me gustaría que se reconociera mi
trabajo (tu necesidad). ¿Te importaría mencionar de qué forma yo también he colaborado la
próxima vez que lo presentes? (tu petición)
Ahora supón que tu pareja se pasa varias horas al día viendo series en la televisión y lleváis
meses sin hacer algo juntos.
Puedes decirle: “Está claro que ya no te importo porque nunca salimos juntos”

O usar la comunicación asertiva y decirlo así:


Llevamos varios meses sin salir a hacer algo juntos (la observación) y eso me entristece (tu
sentimiento) porque me gustaría sentir que me quieres (tu necesidad). ¿Podemos salir este
sábado a cenar a nuestro restaurante favorito? (tu petición)

A menudo no será necesario que menciones todos los componentes del proceso porque ya
quedarán claros, pero al principio es buena idea que te acostumbres para no dar pie a otras
interpretaciones.
¿Para qué te servirá la comunicación asertiva?

El alma de la comunicación asertiva es la empatía, tu habilidad de conectar con tus propias


necesidades y las de los demás para encontrar puntos de colaboración. Y eso es
tremendamente reconfortante.

Esto te permitirá:
• Sentirte con el derecho a hacer peticiones que antes evitabas por miedo a molestar o
perder amigos
• Comprender mejor tus sentimientos y necesidades, algo fundamental para tu autoestima
• Dejar de sentirte atacado y entender que cuando alguien está enfadado es porque no ha
podido satisfacer alguna de sus necesidades
• Abrir el camino a colaborar para encontrar soluciones conjuntas
• Profundizar en las conversaciones cuando los demás expongan sus necesidades
• Sentirte más seguro mostrando tus sentimientos y vulnerabilidad

La comunicación asertiva no es solo una forma de defender tus derechos o decir que no. Es
una nueva manera de relacionarte con las personas que te rodean y, me atrevería a decir, de
contribuir a la vida.

Pautas para ser asertivos:


1. Busca la oportunidad para dialogar y si no es el momento adecuado, créala. Es importante
emplazar al otro en el tiempo y el espacio adecuado, aunque el conflicto haya sucedido hace
tiempo.

2. Siempre hay una segunda oportunidad. Si no te quedaste satisfecho o piensas que deberías
haber dicho algo que no dijiste, recuerda que siempre puedes emplazar al otro a una nueva
conversación.

3. Ten muy claros tus objetivos al iniciar el diálogo. Tus ganas de “ganar”, de tener razón, o de
que no se noten tus sentimientos, pueden alejarte de lo que quieres conseguir (objetivos), y es
entonces cuando dejarás de ser asertivo.

4. Insiste una y otra vez. No permitas que la conversación derive en temas que no vienen al
caso, ni te vayas por las ramas. Recuerda continuamente tus objetivos para que ellos marquen
el guion de lo que le comunicas al otro.

5. Coincide con el otro sin quitarle la razón. De este modo el insulto o la crítica pierde toda su
fuerza.

6. Ahórrate los juicios. Habla sin juzgarle. Habla desde ti, sin opinar de él, ni hablar por él. Si no
quieres que se sienta atacado, no le etiquetes.

7. Di todo lo que tengas que decir. Si algo te ha dolido o no te ha gustado, debes decirlo, en
lugar de callarte. No te quedes nada dentro porque si no, no darás por zanjada la cuestión, y
antes o después resentirás.

8. Describe los hechos concretos. No partas de suposiciones, juicios de valor o generalidades


que no vengan al caso, sino de lo que ha sucedido.

9. Habla de tus sentimientos y de lo que piensas. Cuenta cómo te ha hecho sentir a ti lo


sucedido, sin hacerte la víctima ni esperar que te comprenda. Y no des por hecho que el otro
se siente como tú o se sentiría como tú si estuviese en tu lugar.

10. Comunica al otro lo que necesitas. Sé concreto y claro en tus intenciones, sin esperar que
todas se cumplan.
11. Negocia y buscas soluciones sin querer ganar o pretender que te reconozca lo equivocado
que está, porque no se trata de eso, sino de cumplir tus objetivos y tu necesidad de resolver la
situación. Busca un compromiso que os satisfaga a ambos. Intenta llegar a un acuerdo.

12. Retírate si ves que no es posible hablar en los términos que tú deseas (siendo asertivo). Es
mejor abandonar el diálogo que desvirtuarlo. Ya buscarás otro momento para reanudarlo, o
quizás te toque renunciar a resolver el conflicto. En cualquier caso piensa que lo has intentado,
y eso seguro que te hará sentir que lo has resuelto en tu interior, y dejarás de preocuparte o
estar indignado.

Las 4 fases son las siguientes:


1. Los hechos. Primero describe la conducta de la otra persona. La conducta puede ser
positiva o negativa, según si pretendes agradecer algo o expresar tu descontento.
Recuerda que debes hablar de hechos y no de juicios, y ser lo más específico posible.
2. Tus sentimientos. Ahora explica cómo te hace sentir esa conducta. ¿Frustrado? ¿Triste?
¿Satisfecho? Habla desde ti y de tus sentimientos, e intenta mantenerte calmado.
3. Las consecuencias. Describe las consecuencias de que tu interlocutor siga manteniendo
esa conducta. Aquí también puedes añadir los sentimientos que prevés experimentar,
cómo ese comportamiento afectará a otras personas o situaciones, o dar más detalles de
esa conducta.
4. La solución. Finalmente explica concretamente los cambios que quieres que se produzcan
en el comportamiento de la otra persona. De esta forma la gente podrá responder de
forma proactiva, al contrario de si tan sólo expusieras un listado de tus problemas sin
sugerir soluciones.

Aquí tienes tres ejemplos de un mensaje perfectamente asertivo:


• “Has trabajado mucho para terminar este proyecto (conducta) y estoy muy orgulloso de ti
(cómo te sientes). Así seguro que vas a tener éxito en tu negocio (consecuencias).”
• “A menudo entregas tus proyectos tarde (conducta) lo que me molesta bastante (cómo te
sientes) porque da la sensación de que todo el departamento es muy desorganizado
(consecuencias). Quiero pedirte que a partir de ahora seas puntual en la entrega
(solución).”
• “Cada vez que me dices lo que debo hacer (conducta) me siento amenazado (cómo te
sientes) porque gritas mucho y me señalas (más detalles). Me gustaría que dejaras de
hacerlo de esa manera y me trataras con respeto (solución).”

Aunque la mayoría de nosotros no hablamos de esta forma, es importante que reflexiones


sobre la manera en que vas a expresar tus sentimientos a partir de ahora para que sea lo más
clara y menos agresiva posible.

Empieza desde cero


De la misma manera que si estuvieras aprendiendo a montar en bici no te tirarías cuesta abajo
por el Kilimanjaro, con la asertividad también debes practicar en situaciones menos
comprometidas antes de aspirar a metas más altas.

Lo ideal es que empieces a practicar en situaciones de bajo riesgo, como pedir que te cambien
de sitio en un restaurante o que te den otra habitación en un hotel.

Progresivamente, afronta situaciones más complejas como pedir incrementos de sueldo,


negarte a favores de amigos, o discutir temas con alta carga emocional. Poco a poco irás
cogiendo práctica y ganando confianza para ser más asertivo.

Cuando hayas hecho de la asertividad un hábito, te preguntarás como es que has sobrevivido
hasta ahora sin usarla. Y luego ya no te harán falta estrategias porque empezarás a sentirte
cómodo diciendo lo que piensas. Porque decir lo que piensas es lo natural.

Recuerda que habrá muchas ocasiones en las que no tengas éxito. Es normal. La clave está en
no venirse abajo y volver a intentarlo con más ganas. No es el miedo al rechazo lo que separa
la gente con mayor o menor confianza, sino cómo reaccionan a él.

La asertividad, finalmente, tiene un maravilloso efecto sobre la propia autoestima,


convirtiéndose en uno de sus motores. Cuanto más te respetes a ti mismo, más te respetarán
los demás, y ése es, en realidad, el objetivo final de la asertividad.

Reflexiona sobre lo siguiente:


– ¿En qué situaciones no me comporto de forma asertiva?
– ¿Con quién soy asertivo? ¿Con quién no lo consigo?
– ¿Qué me impide ser más asertivo? ¿Cuál es mi mayor dificultad?

La ventaja de aprender comportamientos asertivos es que puedes comunicar tus mensajes y


expresar tus opiniones a los demás sin dejar de ser considerado.

A continuación, encontrarás los 6 pasos a tener en cuenta para potenciar tu asertividad:


1) Pregúntate qué es lo que quieres o necesitas expresar en una situación concreta.
2) Elige el momento más oportuno.
3) Describe el conflicto de la forma más detallada posible.
4) Expresa tus sentimientos sin evaluar ni reprochar la conducta de los demás.
5) Sé muy claro y preciso con lo que quieres comunicar.
6) Pide la cooperación y ayuda de los demás.

Una de las técnicas que mejor funcionan es desarmar antes al otro con un cumplido o un
reconocimiento de su labor, de su persona o de su tarea, para después pasar a expresar lo que
necesitamos. Se defienden los propios derechos (derecho a pedir ayuda y a expresar las
opiniones) sin vulnerar los derechos del otro, puesto que no hay ningún tipo de orden,
menosprecio o agresividad hacia la otra persona. Ser asertivo es expresar nuestros puntos de
vista respetando el de los demás.

Otras técnicas o conductas asertivas:


Repetición Asertiva
Consiste en la repetición ecuánime de una frase que exprese claramente lo que deseamos de
la otra persona. Esta conducta asertiva nos permite insistir en nuestros legítimos deseos sin
caer en trampas verbales o artimañas manipuladoras del interlocutor y sin dejarnos desviar del
tema que nos importa, hasta lograr nuestro objetivo.

Asertividad empática
La asertividad empática permite entender, comprender y actuar basado en las necesidades de
mi interlocutor, de igual manera permite que seamos entendidos y comprendidos.

Asertividad positiva
Esta forma de conducta asertiva consiste en expresar auténtico afecto y aprecio por otras
personas. La asertividad positiva supone que uno se mantiene atento a lo bueno y valioso que
hay en los demás y, habiéndose dado cuenta de ello, la persona asertiva está dispuesta a
reconocer generosamente eso bueno y valioso y comunicarlo de manera verbal o no-verbal.
Asertividad confrontativa
El comportamiento asertivo confrontativo resulta útil cuando percibimos una aparente
contradicción entre las palabras y los hechos de nuestro interlocutor. Entonces se describe lo
que el otro dijo que haría y lo que realmente hizo; luego se expresa claramente lo que uno
desea. Con serenidad en la voz y en las palabras, sin tono de acusación o de condena, hay que
limitarse a indagar, a preguntar, y luego expresarse directamente un deseo legítimo.

Enunciados en primera persona


El procedimiento consiste es describir la conducta no deseada del otro; expresar el
sentimiento negativo que nos provoca; explicar la conducta deseada; comentar las
consecuencias beneficiosas del cambio deseado y, si éste no se produjera, las consecuencias
negativas de tal posibilidad. Y todo ello con objetividad y serenidad en palabras, gestos y tono
de voz.

Banco de niebla
Otra técnica sugerida es el Banco de Niebla, que consiste en encontrar algún punto limitado de
verdad en el que puedes estar de acuerdo con lo que tu antagonista está diciendo. Dicho
expresamente, puedes estar de acuerdo en parte o de acuerdo en principio.

Interrogación negativa
La interrogación negativa consiste en solicitar más desarrollo en una afirmación o afirmaciones
de contenido crítico procedentes de otra persona. El objetivo es llegar a evidenciar si se trata
de una crítica constructiva o manipulativa.

La autora Rivero Hernández, M. (2000) plantea además otras técnicas como:


Ignorar selectivamente
Cuando en una discusión la otra persona insiste en mezclar temas que no guardan relación con
el aspecto central de la misma, se ignoran esos temas y solo se responde cuando se trata del
tema de interés.

Desarmar ira o enojo


Consiste en negarse a discutir con una persona molesta o incómoda mientras está en ese
estado.

Clasificar problemas
En una conversación o discusión se debe tratar un solo tema a la vez y no pasar a otro sin
haber agotado el mismo.

Acuerdo asertivo
Se es justo, se reconoce que se ha cometido un error, pero sin evaluarnos por eso.

Ironía asertiva
Responder a la crítica hostil con un "gracias".

Procesar el cambio
Desplazar el foco de la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre usted y su
interlocutor/a, dejando aparte el tema que aparentemente provocó la discusión.
Quebrantamiento del proceso
Responder a las críticas provocativas con frases lacónicas: Sí. No, tal vez, etc.

ALGUNOS TRUCOS MÁS PARA UNA COMUNICACIÓN ASERTIVA

1) DISCO RAYADO: Repetimos insistentemente las frases de nuestras solicitudes.


Ejemplo:
• Entiendo, pero no me interesa... le he comprendido pero no lo voy a comprar...quizá,
pero aún no sé si lo quiero...

2) PERO: Se reconoce la primera parte de verdad que existe en lo que nos dice la otra
persona que supuestamente intenta manipularnos, y a pesar de ello mantenemos
nuestra postura.
Ejemplos:
• Es posible que sea egoísta, pero...
• Tienes razón, pero lo haré cuando yo decida...
• Es cierto que me visto de una forma extraña, pero...

3) INFORMACIÓN MÚTUA: Prestamos atención a lo que nos dicen (escuchamos mirando


a los ojos, haciendo señales de estar captando, etc.) y después damos por nuestra
parte una información distinta (turno).
4) ASERCIÓN NEGATIVA: Es una forma de reaccionar ante una crítica justa, sin dar sin
embargo demasiadas excusas o justificaciones.
Ejemplos:
• Has hecho la tarea demasiado lento.
• La verdad es que podía haberla hecho más rápido, es cierto, lo siento.

5) INTERROGACIÓN NEGATIVA: Es útil para conocer algo de los sentimientos o ideas de


los demás, facilitando la comunicación cuando la otra persona nos critica.
Ejemplos:
• Qué tiene de malo que vaya al cine?
• Qué defecto le encuentras a mi forma de vestir?
• Qué te molesta de mi forma de hablar?
6) REPETIR LO QUE SIENTE LA OTRA PERSONA: Se repite lo dicho por la otra persona, sin
mostrar acuerdo alguno en lo que se dice.
Ejemplo:
• "Ya sé que para ti es muy importante que te preste dinero, pero.."

7) PARAFRASEAR: Se comenta expresivamente lo que nos dice el otro en un tono similar


y expresando nuestra opinión verdadera. También se llaman afirmaciones paradójicas
porque en vez de sentirse mal por algo hacemos gala de ello como algo natural.
Ejemplo:
• Es que llevas esos zapatos para parecer más alta?
• Te sentirías muy bien si te dijera que sí?

OTROS TRUCOS PARA AFRONTAR DIFERENTES SITUACIONES

1) REHUSAR PETICIONES: No se han de dar excusas, aunque sí razones, respuestas


concisas y, en el caso apropiado, proponiendo una alternativa.

Ante la negativa se suelen producir las siguientes manipulaciones:


• Halago: Vaya, siempre creí que eras una persona generosa...
• Critica: Vaya, siempre tienes algún problema para...
• Provocar pena: Sabes que no te lo pediría si no estuviera sin blanca...
• Excepción: Nunca te había pedido hasta ahora... ni te lo volver a pedir jamás
• Última vez: Te prometo que esta es la última vez que te lo pido
• Inducción de culpa: Sinceramente me dejas muy mal si te niegas a...
Responder con las técnicas 1,2 y 5.

2) RESISTIR LA TENTACIÓN: A veces los demás nos invitan amablemente a hacer cosas o
consumir productos apetitosos pero perjudiciales o inadecuados para nosotros.
Frente a estas tentaciones podemos claudicar contra nuestro íntimo deseo por tener
pensamientos tales como:
• Debería contentar a todo el mundo.
• Debo ser agradable.
• Es terrible herir o defraudar a los demás, por lo que debe evitarse a toda costa.
• Es imposible decir "no" sin que se ofendan o sufran los demás.

También podemos ser inhibidos por miedos como:


• la otra persona será agresiva conmigo o
• no le agradar si no hago lo que él quiere.

3) RESPONDER A LA CRÍTICA: Lo ideal es reconocer los aspectos reales de la crítica, sin ser
defensivo o contraatacar al otro, sin aceptar por ello los aspectos exagerados o
deformados que están mezclados con la crítica ajustada.

Podemos tener ideas inhibidoras como:


• nunca debería herir a nadie,
• si cometo un error es que mis capaces totales son cuestionables.

4) SOLICITAR UN CAMBIO DE COMPORTAMIENTO MOLESTO: Indicamos claramente lo


que deseamos con tono firme, pero no demasiado agresivo.

Los pensamientos inhibidores pueden ser:


• no tengo derecho a pedir cambios el comportamiento de los demás
• es más fácil aprender a convivir con los demás cediendo para que no exista mucha
violencia y porque no son tan graves después de todo.
• solicitar cambios y ponerse violentos es la misma cosa.

5) DISCREPAR DE LOS DEMÁS: No tener vergüenza en usar el pronombre "yo" y crear


argumentos como
• yo creo que otra forma de ver las cosas o
• alguna vez lo has visto desde este punto de vista?.

Podemos dejarnos arrastrar por creencias irracionales tales como:


• mis opiniones no son tan valiosas como las de los demás
• los otros me rechazarán si discrepo
• pensarán que estoy presumiendo
• puede que diga una barbaridad que me ponga en evidencia.

6) RESISTIR LA INTERRUPCIÓN DE LOS OTROS: Para ello hacer gestos -lo evidentes que
sea necesario- tales como:
• levantar la mano para indicar -"espera un momento"
• frases directas como - "me gustaría terminar la frase", -"espera a que acabe de hablar
para decir lo que desees".

Si nos oponen una tenaz resistencia, utilizar un tono de voz más alto de lo usual, sin dejar
excesivas pausas, mirando directamente a los ojos del interlocutor e indicar en la
conversación información de la duración de lo que se quiere comunicar como por ejemplo:
• en primer lugar,.. en segundo..
• sólo quería añadir un par de detalles finales y te rogaría después que me des tu
opinión

7) RECONOCER UN ERROR: Ocultar nuestro error puede ser en ocasiones más una
muestra de debilidad que una precaución. Desde luego puede hacerse de una forma
digna y natural, expresando el justo desagrado por habernos equivocado, pero sin dar
permiso con ello a críticas exageradas o indebidas (como "siempre haces lo mismo",
"eres un desastre", "no hay forma de que hagas algo a derechas").

Un ejemplo de forma "digna" de reconocer un error podría ser:


• Reconozco que me he equivocado en la realización de esta tarea y lo siento, desde
luego tomaré buena nota de ello.

Pensamientos erróneos que nos pueden inhibir o bloquear son los de la auto-exigencia y el
perfeccionismo:
• nunca debería cometer un error
• si fallo es que soy un desastre total
• es imperdonable que una persona como yo pueda fallar.

8) ADMITIR IGNORANCIA: Se trata de hacer evidente -en lugar de disimular- que no


conocemos o recordamos algo. Es ideal hacerlo con sinceridad, naturalidad, sin
mostrar sumisión ni agresión.

Pensamientos erróneos:
• es imperdonable que yo lo ignore
• pensarán que soy estúpido.

9) ACABAR UNA INTERRELACIÓN: Para terminar una conversación que no deseamos


continuar hemos de afirmar con nuestro "derecho a elegir", expresándonos de una
forma clara pero firme, por ejemplo:
• perdone, siento tener que interrumpirle, pero ahora tengo que irme
• disculpe, pero no quiero comprar nada.

Pensamientos erróneos:
• sería de mala educación interrumpir a una persona que desea hablarme
• se podría ofender o podría herir a esta persona si le niego la conversación.

10) ACEPTAR CUMPLIDOS: Podemos recibir halagos sinceros o manipuladores. En el caso


de recibir sinceros cumplidos lo ideal es aceptarlos -en vez de rechazarlos para no
parecer soberbios-, aceptando la intención, y sin necesidad de "devolver" los
cumplidos de una forma automática, ni minimizar artificialmente nuestros méritos
para que nos vean humildes, ni negar lo que los demás admiran como si fuera una
falsa percepción.

Ejemplos:
• Te ha salido muy bien el trabajo hoy.
• Gracias, he hecho lo posible para ello (en comparación de: "en realidad no tiene
importancia", "eres benévolo, porque no te has fijado en que hay una imperfección...",
"tú si que lo haces bien de veras..." )
• Este vestido te sienta bien.
• Te agradezco tu opinión, así me encuentro más segura con él (en comparación de:
"eso es que estas hoy de buen humor", "tú si que tienes buen gusto", "no es para
tanto..")

11) ACEPTAR O RECHAZAR COMPAÑÍA: En ocasiones parece que queramos amargarnos la


vida, porque aceptamos la compañía de quien no deseamos y rechazamos o
espantamos la de quien nos cae bien.

El comportamiento asertivo busca nuestro auténtico deseo y nos pide que seamos coherentes,
rechazando a quien queremos eludir -con la firmeza y atrevimiento necesarios- y aceptando
realmente a quien nos cae bien de una forma directa.

1.- Comportamiento de acercarse:


Sonreír, mantener la mirada, dar información verbal positiva, orientar el cuerpo hacia el
interlocutor, no disimular nuestra simpatía, responder con frases abiertas utilizando la
respuesta-pregunta:
• Viene mucho por aquí?.
• Sí, y usted?, es la primera vez que le veo.
En ocasiones se comete el error de responder de forma opuesta a la que desearíamos por
temor a que se malinterprete nuestro interés.

2.- Comportamiento de rechazo:


No mostrar un falso interés por educación, haciendo preguntas que alargan la conversación
innecesariamente. Ser claros, diciendo escuetamente lo justo para que la persona capte
nuestro desinterés, y si la persona no se da por aludida pasar a una estrategia directa de irse,
dirigirse a otra persona o decirle que se está tomando excesivas libertades.

Combatir la sensación de escrúpulo pensando "tengo derecho a decir no a los deseos de los
demás".

12) INICIAR CONVERSACIONES: Es normal que romper el hielo del silencio implique un
cierto riesgo e incomodidad hasta que no se ve que la relación con el otro es segura.

Los modos más usuales de iniciar una conversación son:


• Hacer una pregunta o comentario sobre la situación común
• Hacer un cumplido a la otra persona sobre su conducta, apariencia o algún otro
atributo ("qué puntual has venido", "qué vestido tan original")
• Hacer una observación o pregunta casual sobre lo que la otra persona está haciendo.
• Preguntar si puede uno unirse a la otra persona o pedirle que se una a usted.
• Ofrecer algo a la otra persona.
• Dar la opinión o compartir la experiencia de lo que dice la otra persona.
• Saludar a la otra persona y presentarse a uno mismo.

Formas de meter la pata y crear una mala receptividad:


1.- Comentarios inadecuados:
• hacer comentarios demasiado personales (ejem. "estoy peleado con mi pareja")
• hablar de forma negativa o con sarcasmo (ejem. "esto parece un entierro")
• hablar de forma crítica (ejem. "nunca llegan a tiempo")
• expresar contenidos ofensivos (ejem. "está gorda como una foca")
• expresar contenidos dogmáticos, prejuiciosos u ofensivos ("me caen mal las personas
que usan sombrero","nunca me casaría con una persona de otra religión", "los gitanos
son sucios")
2. Inadecuada comunicación no verbal:
• Postura incorrecta
• Ausencia de contacto ocular
• Voz demasiado baja o demasiado alta
• La sensibilidad exagerada al rechazo o al miedo a replicas hostiles.

13) MANTENER CONVERSACIONES: Es el arte de mantener el equilibrio entre escuchar y


hablar, haciendo que nuestra participación sea agradable. Algunas conductas útiles
son:
• Mirar a la otra persona
• Dar señales de que escucha a la otra persona ("Ajá","hmm","ah!","claro") y con la
cabeza asintiendo o con otra expresión acorde que de la sensación que estamos
recibiendo lo que el otro dice sin indiferencia.
• Respetar el turno (no interrumpir sin dejar al otro expresarse, a no ser que se esté
propasando).
• Hablar algo que esté relacionado con lo que la otra persona dice o si no avisar de que
cambiamos de tema. ("cambiando de tema..", "aunque no tenga nada que ver con lo
anterior..", "dejando el tema..", "si me permites ahora comentar otra cosa distinta..")
• Usar información sobre uno mismo y también la que se ha obtenido en la conversación
a base de preguntas y comentarios.
• Intercalar el escuchar a la otra persona con hablarle.
• No hablar o escuchar demasiado.
• Iniciar temas de conversación y cambiar cuando comience a ser aburrido.
• Preguntar sobre la otra persona.
• Responder de forma abierta -con algo más de un si o un no- para que la otra persona
tenga un cabo donde agarrarse.
• No pensar que sus opiniones son estúpidas o sus conversaciones son aburridas, sino
que cada cual debe cambiar la conversación si no le resulta grata.

14) PEDIR FAVORES: Los demás no tienen por qué saber en general lo que deseamos o
necesitamos en un momento dado, sino que más aconsejable dar señales, indicios
claros que orienten a la persona de nuestras propias necesidades o deseos sinceros. La
conducta del otro nos dice si le hemos informado adecuadamente o no.

Conductas útiles para pedir son:


• Mantener un buen contacto ocular, tono de voz normal -no pedigüeño o infantil izado-
y posición corporal digna
• Ofrecer razones (no excusas) de lo que se pide, indicando claramente lo que
deseamos.
Temores contraproducentes son:
• El miedo a que se nos niegue el favor (el otro tiene ese derecho, que debemos
aceptar)
• Quedar obligados a la otra persona (de forma caprichosa o despótica -aunque ello no
excluye el sentirnos agradecidos)
• Creer que no se tiene derecho a pedir el favor. Tenemos derecho a pedir ayuda
siempre que se acepte que uno puede también ayudar a los otros. Existe la libertad
mutua de negarse a dar ayuda y también la de no sentirse obligado a nada.

15) DAR CUMPLIDOS: Es tan importante como saber recibir halagos el saberlos dar,
mostrando una coherencia o proporción entre nuestros sentimientos, el mérito real de
la otra persona y la expresión verbal para no ser exagerados ("has estado
extraordinario y fantástico" en vez de "has estado muy acertado"), ni tampoco resultar
demasiado pusilánimes o apocados (ejem.: "si, no ha estado mal").
La misma armonía se espera de nuestra expresión corporal (ni histriónica ni deslavazada)

16) MOSTRAR AFECTO: Dar afecto a quien nos lo inspira es un acto fundamental para
mantener unas relaciones sanas. A veces hay que hacer algo más que expresar
verbalmente nuestro acuerdo, agrado o cariño. Tenemos que ser capaces de tocar,
besar, abrazar o sonreír amorosamente sin ansiedad ni tensión, mostrando la realidad
de nuestros sentimientos recíprocos.

Temores que frenan la expresión de los afectos son:


• el miedo a que se confunda con homosexualidad (si se trata de una persona del mismo
sexo) o que se entienda como deseo de contacto sexual (entre personas de distintos
sexos)
• sentimientos de vergüenza producidos por creencias inadecuadas
sobre la autoridad o falta de fortaleza personal
• el temor a que nuestros sentimientos sean heridos y defraudados si los dejamos crecer
más allá de una segura formalidad.
28 DERECHOS ASERTIVOS
1. Algunas veces, Ud. tiene derecho a ser el primero.
2. Ud. tiene derecho a cometer errores.
3. Ud. tiene derecho a tener sus propias opiniones y creencias.
4. Ud. tiene derecho a cambiar de idea, opinión, o actuación.
5. Ud. tiene derecho a expresar una crítica y a protestar por un trato injusto.
6. Ud. tiene derecho a pedir una aclaración.
7. Ud. tiene derecho a intentar cambiar lo que no le satisface.
8. Ud. tiene derecho a pedir ayuda o apoyo emocional.
9. Ud. tiene derecho a sentir y expresar el dolor.
10. Ud. tiene derecho a ignorar los consejos de los demás.
11. Ud. tiene derecho a recibir el reconocimiento por un trabajo bien hecho.
12. Ud. tiene derecho a negarse a una petición, a decir "no".
13. Ud. tiene derecho a estar sólo, aún cuando los demás deseen su compañía.
14. Ud. tiene derecho a no justificarse ante los demás.
15. Ud. tiene derecho a no responsabilizarse de los problemas de los demás.
16. Ud. tiene derecho a no anticiparse a los deseos y necesidades de los demás y a no
tener que intuirlos.
17. Ud. tiene derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás, o de la
ausencia de mala idea en las acciones de los demás.
18. Ud. tiene derecho a responder, o no hacerlo.
19. Ud. tiene derecho a ser tratado con dignidad.
20. Ud. tiene derecho a tener sus propias necesidades y que sean tan importantes como
las de los demás.
21. Ud tiene derecho a experimentar y expresar sus propios sentimientos, así como a ser
su único juez.
22. Ud. tiene derecho a detenerse y pensar antes de actuar.
23. Ud. tiene derecho a pedir lo que quiere.
24. Ud. tiene derecho a hacer menos de lo que es capaz de hacer.
25. Ud. tiene derecho a decidir qué hacer con su cuerpo, tiempo, y propiedad.
26. Ud. tiene derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta.
27. Ud. tiene derecho a hablar sobre el problema con la persona involucrada y aclararlo,
en casos en que los derechos de cada uno no están del todo claros.
28. Ud. tiene derecho a hacer cualquier cosa, mientras no vulnere los derechos de otra
persona.

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