Caso Estrellita

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INTRODUCCIÓN

La Sentencia No. 253-20-JH/22 de la Corte Constitucional del Ecuador (CCE) es un

hito histórico para la protección de los derechos de la naturaleza y los animales en el

país. En esta sentencia, la CCE revisó las decisiones judiciales emitidas en una acción

de hábeas corpus interpuesta por el tenedor de una mona chorongo (Lagothrix

lagotricha), que fue decomisada por el Ministerio del Ambiente y trasladada a un centro

de manejo autorizado, donde falleció. La CCE declaró la vulneración de los derechos de

la naturaleza por parte de las autoridades públicas y del tenedor del animal, y estableció

una serie de medidas de reparación integral, entre las que se destaca la elaboración de

un proyecto de ley sobre los derechos de los animales, con la participación de la

sociedad civil y las organizaciones técnicas especializadas.

El caso de la mona Estrellita plantea una serie de interrogantes jurídicos y éticos sobre

la relación entre los seres humanos y los animales no humanos, así como sobre el

alcance y el contenido de los derechos de la naturaleza y los animales en el

ordenamiento jurídico ecuatoriano. ¿Qué implica reconocer a los animales como sujetos

de derechos? ¿Qué criterios se deben aplicar para determinar la responsabilidad de las

autoridades públicas y de los particulares frente al maltrato o la muerte de un animal?

¿Qué medidas se deben adoptar para garantizar la protección y el bienestar de los

animales en el país?

Estas son algunas de las preguntas que la CCE intentó responder en su sentencia,

basándose en los principios constitucionales de dignidad, igualdad, solidaridad,

interculturalidad, precaución y buen vivir. La CCE reconoció que los animales no

humanos son seres sintientes que tienen intereses propios y que merecen un trato

respetuoso y digno por parte de los seres humanos. Asimismo, la CCE afirmó que los

animales no humanos forman parte de la naturaleza y que, por tanto, gozan de los

derechos que la Constitución les otorga a ella y a sus componentes.


La sentencia de la CCE tiene una gran relevancia jurídica y social, pues sienta un

precedente histórico para la defensa de los derechos de la naturaleza y los animales en el

Ecuador y en el mundo. La sentencia también implica un desafío para el Estado y la

sociedad ecuatoriana, que deben asumir el compromiso de respetar y garantizar estos

derechos, mediante la implementación de políticas públicas, normas jurídicas y acciones

colectivas que promuevan una convivencia armónica y responsable con la naturaleza y

los animales.

CONCLUSIÓN
La sentencia 253-20-JH/22 de la CCE es una decisión pionera y trascendental para la

protección de los derechos de la naturaleza y los animales silvestres en el Ecuador y en

el mundo. La sentencia se basa en el reconocimiento de la sensibilidad de los animales

no humanos, es decir, su capacidad de sentir placer y dolor, y de tener intereses propios

que deben ser respetados por los seres humanos. Asimismo, la sentencia afirma que los

animales no humanos forman parte de la naturaleza y que, por tanto, gozan de los

derechos que la Constitución les otorga a ella y a sus componentes.

La sentencia de la CCE tiene una gran relevancia jurídica y social, pues sienta un

precedente histórico para la defensa de los derechos de la naturaleza y los animales en el

Ecuador y en el mundo. La sentencia también implica un desafío para el Estado y la

sociedad ecuatoriana, que deben asumir el compromiso de respetar y garantizar estos

derechos, mediante la implementación de políticas públicas, normas jurídicas y acciones

colectivas que promuevan una convivencia armónica y responsable con la naturaleza y

los animales.

La sentencia de la CCE también plantea una serie de interrogantes y reflexiones sobre la

relación entre los seres humanos y los animales no humanos, así como sobre el alcance

y el contenido de los derechos de la naturaleza y los animales en el ordenamiento

jurídico ecuatoriano. ¿Qué implica reconocer a los animales como sujetos de derechos?
¿Qué criterios se deben aplicar para determinar la responsabilidad de las autoridades

públicas y de los particulares frente al maltrato o la muerte de un animal? ¿Qué medidas

se deben adoptar para garantizar la protección y el bienestar de los animales en el país?

Estas son algunas de las preguntas que la CCE intentó responder en su sentencia,

basándose en los principios constitucionales de dignidad, igualdad, solidaridad,

interculturalidad, precaución y buen vivir. La CCE reconoció que los animales no

humanos son seres sintientes que tienen intereses propios y que merecen un trato

respetuoso y digno por parte de los seres humanos. La CCE también estableció una serie

de medidas de reparación integral, entre las que se destaca la elaboración de un proyecto

de ley sobre los derechos de los animales, con la participación de la sociedad civil y las

organizaciones técnicas especializadas.

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