La Nueva Epidemia Del Culto Al Cuerpo

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"La nueva epidemia del culto al cuerpo:

Anorexia, Vigorexia, Bulimia y otros trastornos.


Prevención desde la familia y la escuela".
Introducción
Qué son los trastornos de alimentación
Anorexia Nerviosa
Bulimia Nerviosa
Aspectos socio-culturales y educativos de estos trastornos
Otros Trastornos de la alimentación
¿Por qué afectan mayoritariamente a las mujeres?
Actuaciones para prevenir y ayudar en este tipo de trastornos
Prevención desde el aula
Bibliografía básica recomendada
Vigorexia
Dismorfia corporal
INTRODUCCIÓN
A las puertas del siglo XXI una nueva epidemia se va extendiendo entre las
sociedades industrializadas, y afecta sobre todo a adolescentes. Esta legión de
personas que se va incrementando peligrosamente comienza a alarmar a
especialistas en medicina, sociólogos, e incluso llega en forma de advertencia de
su magnitud al Congreso y al Senado.

¿Qué nueva enfermedad es esta? ¿Cuáles son sus síntomas y cómo puede
prevenirse?.

No está todavía registrada por la OMS en su conjunto, aunque si alguna de sus


variables: Anorexia y Bulimia nerviosas, trastornos dismórficos, obsesivo
compulsivos, problemas emocionales y de conducta...

En definitiva se trata de una obsesión moderna por la perfección del cuerpo, es la


nueva "epidemia del INculto al cuerpo".

Esta plaga de la búsqueda de la perfección tiene distintas formas de manifestarse


y algunas de ellas difieren notablemente entre sí. Hay trastornos de tipo
alimentario como la Anorexia y la Bulimia nerviosas, que vienen de la mano de la
denominada "cultura de la delgadez". Otra como la Vigorexia es una obsesión en
torno al culto del músculo. La dismorfia corporal conlleva una obsesión reiterada
por alguna parte del cuerpo, aunque no exista ningún defecto.

Todos estos trastornos comparten varios síntomas en común, desear una imagen
corporal perfecta y distorsionar la realidad frente al espejo. Esto ocurre porqué en
las últimas décadas, ser físicamente perfecto se ha convertido en uno de los
objetivos principales de las sociedades desarrolladas. Es una meta impuesta por
nuevos modelos de vida en los que el aspecto parece ser el único sinónimo válido
de éxito, felicidad e incluso salud.

Así en una reciente encuesta realizada en EEUU a 30.000 personas y publicada en


el Psichology Today se destaca que un 93 % de las mujeres y un 82 % de los
varones interrogados están preocupados por su apariencia y trabajan para
mejorarla.

Es abrumador el número de personas que desearían estar en el "cuerpo de otro".


Según los expertos en psiquiatría desear una imagen perfecta o casi perfecta no
implica padecer una enfermedad mental, sin embargo aumenta las posibilidades
de que aparezca.

Y es en la adolescencia, cuando este tipo de obsesión se está convirtiendo en una


pesadilla, ya que con una personalidad aún no configurada ni aceptada, con unos
medios de comunicación que transmiten constantemente modelos de perfección y
belleza, se sienten en la obligación de ser cuerpos "Danone" sacrificando su salud
y llegando hasta las últimas consecuencias en sus conductas inadecuadas.

Voy a hablaros ahora de los trastornos de alimentación especialmente la Anorexia


y Bulimia nerviosas, dando luego unos apuntes sobre la Vigorexia y los trastornos
dismórficos corporales.

Es más preocupante el impacto que los trastornos alimentarios ejercen sobre las
mujeres, aunque cada vez hay más hombres con estos. Respecto a la vigorexia es
predominante en los varones, pero ya se están detectando casos de mujeres
obsesionadas por el músculo. Y los trastornos dismórficos afectan por igual a
ambos sexos.

Respecto a la prevención todo lo recogido para los trastornos alimentarios va a


servir para los demás, en relación con el fomento de la autoestima y las
habilidades sociales.
¿Qué son los trastornos de alimentación?
Los trastornos de alimentación son todos aquellos que se caracterizan por
presentar alteraciones graves en la conducta alimentaria. Los más frecuentes son
la anorexia y la bulimia nerviosas.
ANOREXIA NERVIOSA
La Anorexia nerviosa es una enfermedad mental que consiste en una pérdida de
peso derivada de un intenso temor a la obesidad y conseguida por la propia
persona que enferma a través de una serie de conductas.

Afecta preferentemente a mujeres jóvenes entre 14 y 18 años.

Los síntomas más frecuentes son:

 miedo intenso a ganar peso, manteniéndolo por debajo del valor mínimo
normal.
 escasa ingesta de alimentos o dietas severas
 imagen corporal distorsionada
 sensación de estar gorda cuando se está delgada
 gran pérdida de peso (frecuentemente en un período breve de tiempo)
 sentimiento de culpa o desprecio por haber comido
 hiperactividad y ejercicio físico excesivo
 pérdida de la menstruación
 excesiva sensibilidad al frío
 cambios en el carácter (irritabilidad, tristeza, insomnio, etc.).

BULIMIA NERVIOSA
La Bulimia nerviosa es un trastorno mental que se caracteriza por episodios
repetidos de ingesta excesiva de alimentos en un corto espacio de tiempo en
forma de "atracones" y una preocupación exagerada por el control del peso
corporal que lleva a la persona afectada a adoptar conductas inadecuadas y
peligrosas para su salud.

Afecta también mayoritariamente a mujeres jóvenes aunque algo mayores que en


la anorexia.

Los síntomas más frecuentes son:

 comer compulsivamente en forma de atracones y a escondidas


 preocupación constante en torno a la comida y el peso
 conductas inapropiadas para compensar la ingesta excesiva con el fin de
no ganar peso: uso excesivo de fármacos, laxantes, diuréticos y vómitos
autoprovocados.
 el peso puede ser normal o incluso elevado
 erosión del esmalte dental pudiendo llegar a la pérdida de piezas dentarias
 cambios de carácter incluyendo: depresión, tristeza, sentimientos de
culpabilidad y odio hacia una misma.

Aspectos socio-culturales y educativos de estos trastornos


Las conductas alimentarias en las personas están reguladas por mecanismos
automáticos en el sistema nervioso central (SNC) . La sensación de hambre
procede, tanto de estímulos metabólicos, como de receptores periféricos situados
en la boca o el tubo digestivo. Se induce la sensación de apetito, que
desencadena la conducta de alimentación. Al cesar los estímulos aparece la
sensación de saciedad y se detiene el proceso. Las personas normales, en
situación de no precariedad presentan unas reacciones adaptadas a los estímulos
de hambre y de sed, con respuestas correctas hacia la saciedad.

Desde hace tiempo, el hipotálamo se reconoce como el lugar donde radican los
centros del hambre y la saciedad, pero es a través de la corteza cerebral donde se
establecen mecanismos mucho más complejos relacionados con la alimentación,
que están vinculados a experiencias previas.

Este proceso puede parecer automático y elemental, sin embargo no sólo son
aspectos biológicos los que condicionan la conducta alimentaria sino otros mucho
más complejos relacionados con experiencias psicológicas (los sentimientos de
seguridad, bienestar y afecto que se experimentan a través del pecho materno en
la lactancia), sociales ya que desde siempre el acto de comer ha sido
eminentemente social y culturales, ya que la forma de comer y las características
de los alimentos definen a los diferentes grupos culturales. Así se habla de dieta
mediterránea, comida americana, italiana, india..., platos típicos, menús
tradicionales, incluso comida basura.

En la actualidad, el acto de comer sigue siendo un fenómeno de comunicación


social. A través de la comida el grupo se siente cohesionado e identificado, en la
mayoría de los actos sociales la comida ocupa un lugar preferente.

Haciendo historia de los trastornos alimentarios puede decirse que se recogen


conductas alimentarias desordenadas desde la antigüedad y en los ágapes era
frecuente recurrir al vómito provocado, pero para reiniciar la comilona. El comer
abundantemente era privilegio de pocas personas, de ahí que el sobrepeso, la
obesidad, era signo de salud, belleza y poder.
Las posibilidades de que este proceso natural de alimentarse se altere son
múltiples. En unas ocasiones, la causa es física, enfermedades que dificultan el
proceso de la alimentación o alteran el aprovechamiento normal de los alimentos;
por último este proceso natural puede verse alterado por factores sociales:
religión, cultura, status, moda etc...

Así existen otros trastornos importantes como pueden ser la obesidad o falta de
apetito derivada de enfermedades que las podemos considerar físicas y otras
enfermedades que son mentales y desencadenadas por una serie de factores
psicológicos, socio-culturales y educativos.

A partir de esta alteración en la conducta alimentaria aparecen los trastornos de


alimentación de los que estamos hablando y que son fundamentalmente la
Anorexia y la Bulimia nerviosas, quizás los más conocidos y preocupantes
y otros a los que me referiré brevemente:

Síndrome del gourmet: Las personas que lo padecen viven pendientes de la


preparación, compra, presentación e ingestión de platos exquisitos. Han perdido
interés en sus relaciones sociales, familiares y laborales. Se cree que es
consecuencia de daños en el hemisferio derecho del cerebro: tumor, golpe
hemiplejia... No suelen estar demasiado gordas ni les preocupa su obsesión. Los
tratamientos son neurológicos y psiquiátricos.

Trastorno nocturno: Quienes lo sufren -del 1% al 3% de la población- se


levantan a comer por la noche, aunque continúan dormidos. No son conscientes
de lo que hacen y no recuerdan nada al despertar. Si les cuentan lo que han
hecho, lo niegan rotundamente. A menudo, hacen régimen durante el día.
También se da en personas alcohólicas, drogadictas y con trastornos de sueño...
Les tratan en unidades de trastornos de sueño.

Pica: (de pica, "urraca", en latín). Las personas que padecen este trastorno se
sienten impulsadas a ingerir sustancias no comestibles: tiza, arcilla, yeso, trocitos
de pintura, almidón, óxido, ceniza...

Suele darse entre mujeres con tendencia histérica, embarazadas y como


consecuencia de déficits alimentarios serios. También es un hábito cultural de
ciertos pueblos.

Síndrome de Pradrer-Willy: Es un problema congénito asociado a un retraso


mental. Si a las personas afectadas por el problema no se les controla el acceso a
la comida, comen sin parar hasta que acaban muriendo. Parece estar relacionado
con un mal funcionamiento del hipotálamo. El Prozac ayuda a controlar el
problema, que no tiene cura de momento.

Comedoras compulsivas: Las personas que padecen este trastorno se dan


frecuentes atracones, durante los cuales sienten que no pueden parar de comer. A
menudo comen deprisa y a escondidas, o bien no dejan de comer y picar a lo
largo de todo el día. Se sienten culpables y avergonzadas por su falta de control.
Tienen todo un historial de fracaso con distintas dietas y regímenes. Suelen ser
personas depresivas y obesas.
¿Por qué afectan mayoritariamente a las mujeres?
Existen casos dudosos de santas de la antigüedad que posiblemente padecieran
anorexia nerviosa, pero al disfrazarse estas actitudes con una vida de penitencia y
sacrificio solo nos hacen reflexionar sobre el hecho de que eran mujeres y jóvenes
(Santa Wilgerfortis o Santa Liberata, Santa Catalina de Siena, Sor Juana Inés de
la Cruz).

La descripción científica de estas enfermedades se remonta al año 1689 en que el


Dr. Morton la denomina Consunción nerviosa, y en 1874 los doctores Gull en
Londres y Lassegue en París hacen diagnóstico denominándolas Anorexia histérica
y Apepsia histérica y señalando que eran consecuencia de interacciones centrales
y hereditarias. Ya en esta época se referían a estos trastornos como propios de
mujeres. Freud completó el cuadro con su descripción de las neurosis histéricas
haciendo hipótesis psicológicas dentro de sus planteamientos psicoanalíticos y
relacionando estos trastornos con la condición femenina (envidia del pene,
pérdida de la líbido etc...).

En 1914 el doctor Simod describió este trastorno como Caquexia Hipofisiaria,


señalando que era una enfermedad que afecta a mujeres que tras el parto
comienzan a perder peso y mueren. En 1939 Otto Sheehan realizó el diagnóstico
diferencial entre Caquexia Hipofisiaria y Anorexia nerviosa.

Para situarnos en el tema señalaré que es a partir de 1925 cuando los cánones de
belleza femenina dan un giro importante, ya que con la desaparición total del
corsé (se usó casi 4 siglos), la mujer comienza a mostrar su cuerpo de otra
manera. En este año aparecen por primera vez los figurines de moda en los que
se apunta una estilización progresiva, se acortan los vestidos, se enseñan las
piernas y hay una supresión de curvas. Coincide con la incorporación de la mujer
al deporte en la alta burguesía y comienza la moda de mujeres delgadas que
incluso se vendaban el pecho para iniciar el sutil camino a la androginia.

Esta progresiva exhibición del cuerpo femenino es imparable y hace que la mujer
se preocupe ya que comienza a ser observado y criticado. Sin embargo las
modelos de belleza de los años cincuenta como Marilin Monroe o Ava Gadner
siguen mostrando una mujer más llena de curvas, aunque no gorda.

Es a partir de los años 50 cuando la preocupación por los trastornos de


alimentación es evidente porqué se empiezan a estudiar desde diferentes líneas,
considerando no sólo los factores biológicos y psicológicos sino también los
sociales y educativos que influyen en esta nueva cultura de la delgadez.

También el papel de la mujer es analizado a partir de los años 60, no sólo en


relación con la moda, sino por el cambio social que se produce a partir de su
incorporación masiva al mundo laboral. La ausencia de una persona que se
responsabilice de los horarios de comida (papel tradicionalmente atribuido a la
madre) la desaparición del hábito de comer en familia, la supresión de la
merienda y la cena se destacan como factores que pueden conducir a una dieta
errónea.

Vemos como estos trastornos de la conducta alimentaria afectan


mayoritariamente a mujeres a través de todos estos factores, pero no hay que
culpabilizarlas por este cambio social de hábitos en la alimentación familiar,
puesto que también hay que considerar los diferentes estilos de vida que han
impuesto los trabajos de jornada prolongada (tanto para hombres como para
mujeres) los traslados en la ciudad a los centros de trabajo, el frenético ritmo
urbano que han propiciado que el comer fuera de casa sea a veces imprescindible.

Sin embargo en todas las definiciones de estos trastornos aparece que afecta
mayoritariamente a mujeres, en el caso de la anorexia nerviosa se habla de
prepúberes y adolescentes y en menor medida a adultas y a varones jóvenes.

Todas las estadísticas señalan que el 90% son mujeres entre 14 y 18 años,
aunque la edad va descendiendo peligrosamente hacia niñas menores de doce
años.

Si una de las características de la Anorexia y la Bulimia nerviosas es el temor


obsesivo a engordar y un peculiar trastorno del esquema corporal que les hace
verse más gruesas de lo que están, vemos que la obsesión con la cultura de la
delgadez es más fuerte entre las mujeres.

Los cánones de belleza actuales y el rechazo social a la obesidad femenina hacen


que las adolescentes sientan un impulso irrefrenable de estar tan delgadas como
las modelos "top models" que la publicidad y medios de comunicación presentan a
diario.

No es casual que el perfil de la joven anoréxica sea mayoritariamente el de una


chica responsable y estudiosa, que desea realizar correctamente su rol social y
que tiende a un perfeccionismo exagerado.

Los mensajes educativos dirigidos a las jóvenes sobre todo estimulan a que hay
que ser doblemente responsable que los chicos para conseguir éxito en la vida
profesional y compatibilizarla armoniosamente con la familia.

Uno de los índices para lograr el éxito y la aceptación social va a ser tener un
físico apropiado, estar delgada, y dado que la pérdida de peso puede realizarse
con voluntad y esfuerzo he aquí el reto por el cual se va a empezar a ser
responsable "también" en este terreno.

A los 15 años una de cada cuatro chicas hacen régimen en España, sin que en casi
ningún caso tengan problemas de sobrepeso. A la pregunta de ¿"te ves gordo/a
aunque los demás te vean delgado/a?" el 58 % de estas chicas de 15 años
contestó afirmativamente frente a un 19% de chicos.

En Suecia y EEUU ya hay un 16% de chicas menores de 16 años que hacen dieta,
algunas reconocieron que la comenzaron a los 9 años.

Es curioso observar que las lesbianas tienen el índice de trastornos alimentarios


tan bajo como el de los chicos heterosexuales; sin embargo en los chicos
homosexuales este índice se situa a la par que las chicas heterosexuales.

Existe un anhelo de perfeccionismo corporal latente tanto en chicos como en


chicas pero los varones tienen (por el momento) unos modelos más musculados,
no tan delgados. Pero ya está apareciendo una nueva enfermedad llamada
"Vigorexia" que consiste en una actividad física exagerada en los chicos,
especialmente en gimnasios que se convierte en obsesión ya que a pesar de su
musculación se miran en el espejo y se ven enclenques.

El impacto entre la población adolescente de programas de TV sobre todo videos


musicales influyen en estas tendencias.

El psiquiatra Carlos Delgado reflexiona sobre que la anorexia y la bulimia nerviosa


no son enfermedades de niñas tontas que desean ser delgadas. Son personas con
una grave perturbación psicológica. Muy frágiles. En un momento dado se ven
frente a un conflicto: no pueden evolucionar psicológicamente como personas ni
pueden crecer, el conflicto es angustioso. Deciden crecer retrasando su desarrollo.
Requieren mucha ayuda.

En el I Congreso sobre Trastornos de la alimentación celebrado en Granada, en


Abril de 1997 se hablaron de los tratamientos multidisciplinares para prevenir y
curar estas patologías.

La detención precoz y un buen diagnóstico son las primeras armas para


combatirlas pero es preciso realizar programas de prevención y promoción de la
Salud desde los ámbitos familiares, educativos y sociales.

En Navarra, a iniciativa del Instituto Navarro de la Mujer, en colaboración con el


Instituto Navarro de Deporte y Juventud, estamos realizando campañas de
sensibilización y prevención de estos trastornos para las familias y profesorado.
Os traigo estos folletos en los que analizamos los síntomas más frecuentes y la
forma en que se puede desde la familia a prevenir, detectar y solicitar ayuda
terapéutica en estos casos.
Actuaciones para prevenir y ayudar en este tipo de trastornos
Enseñar y educar desde la infancia, en la familia y en los centros escolares, a
llevar una vida saludable inculcándoles hábitos de alimentación sana y de
actividad física adecuadas a sus facultades.

Ayudarles con comprensión y confianza a conocer su propia realidad biológica y


psíquica, sus capacidades y limitaciones infundiéndoles seguridad en sus propios
valores, de forma que puedan sentirse a gusto consigo misma y se acepten como
realmente son.

Fomentar la autonomía y criterios capaces de evitar que los excesivos mensajes


de los medios de comunicación y la publicidad sobre una imagen corporal
falsamente perfecta, se convierta en una meta a conseguir y en un modelo que se
olvida de los valores integrales de la persona.

Es muy conveniente realizar las comidas en familia, a ser posible nunca en


solitario, aprovechándolas para una verdadera comunicación y contacto.

Evitar proponerles metas académicas, deportivas, o estéticas inalcanzables con


arreglo a su capacidad mental o constitución física, ya que ello les podría producir
una disminución de su autoestima.

Si precisan perder peso por razones de salud, hacerlo siempre con un estricto
control médico. Si manifiestan sus deseo de perder peso innecesariamente o
comienzan a reducir su alimentación y ante la más mínima sospecha de pérdida
excesiva o reducción anómala de su alimentación, consultar con especialistas de
atención primaria.

Es preciso saber que la preocupación continua por la comida en este tipo de


trastornos alimentarios se convierte en algo obsesivo, que la persona no puede
dejar de hacerlo con el consiguiente sentimiento de confusión y estados de
ansiedad y depresión.

Cuando ya se haya detectado el trastorno alimentario, utilizar la calma y el


sosiego para la búsqueda de soluciones, y para ello, la familia no se debe
culpabilizar ni recriminar estas conductas. Todo ello ayudará a una mayor eficacia.
En estos casos es importante buscar ayuda a través de los dispositivos sanitarios
de atención primaria quienes evaluarán el problema y lo derivarán si procede a
otros ámbitos de atención especializada y de salud mental en su caso.

Es conveniente agruparse en asociaciones de familiares con personas afectadas o


grupos de ayuda mutua para intentar mejorar la atención a estos problemas, y
sensibilizar a la sociedad sobre este tipo de enfermedades. Estas asociaciones
realizan acciones reivindicativas para conseguir una mejor asistencia médica y
psicológica denunciando a los medios de comunicación por la utilización de
mensajes negativos.

Todas las personas relacionadas con la educación también tienen un papel


importante en la detección precoz de estos trastornos, observando los
comportamientos, cambios emocionales y de aspecto físico que pueden hacer
pensar en este tipo de trastornos alimentarios.
PREVENCIÓN DESDE EL AULA
Los mismos consejos que se ofrecen en el folleto para prevenir y ayudar en este
tipo de trastornos nos van a servir para que en el aula comencemos a trabajar
desde la infancia. Estos mensajes vamos a enmarcarlos en una Educación para la
Salud entendiendo este concepto no solo en la prevención de estas enfermedades
sino en un espacio más amplio y positivo de promoción de salud ya que el centro
educativo no puede permanecer al margen, sino que debe elaborar proyectos y
programas en este ámbito.

En este tema transversal que lógicamente va a aplicarse tanto a alumnos como a


alumnas vamos a hacer especial hincapié en incidir no solo en los aspectos de
buena nutrición y dietas equilibradas que ya se abordan, sino en otros mensajes:

- Como defenderse del culto excesivo al cuerpo


- Los inconvenientes de ser perfectos/as.
- Como mejorar la autoestima.

Las personas con trastornos de alimentación han adquirido unos conocimientos a


veces exhaustivos de la buena alimentación. Conocen perfectamente las dietas
saludables, saben más de calorías, grasas, proteínas, que el resto del alumnado.

Ocurre que cuando empiezan con sus dietas restrictivas emplean estos
conocimientos suprimiendo precisamente los alimentos que necesitan para su
correcto desarrollo y recurriendo a productos "lights". A veces estas informaciones
les llegan desde las propias dietas que suelen utilizar sus madres o profesoras,
recurren a laxantes y diuréticos y comienzan en el caso de la bulímicas a
provocarse vómitos cada vez más frecuentes.

También los mensajes publicitarios van a ayudar a que esta conducta errónea se
considere como una obligación, la adolescente recibe el mensaje: "Debes estar
delgada"; la delgadez tiene prestigio, lo propio, lo natural, lo redondo molesta,
perjudica. El grado de insatisfacción con el esquema corporal se empieza a
producir en la infancia, hay una condena y rechazo de los niños y niñas con algo
de gordura, es el insulto más frecuente en la escuela: "Te estás poniendo como
un cerdo, pareces una vaca, gorda, ballena etc....".
Así muchas familias comienzan también a influir en sus hijos/as obligándoles casi
con crispación a visitar a pediatras y a restringir su alimentación por temor a la
obesidad.

Es preciso por lo tanto reorientar desde la escuela las ideas erróneas sobre la
percepción de un cuerpo saludable, que no tiene porque ser excesivamente
delgado.

En la escuela se pueden observar fácilmente cambios físicos y psicológicos que


van a hacernos reflexionar sobre que chicas sobre todo están comenzando a
padecer trastornos de alimentación. Los adelgazamientos exagerados o muy
rápidos, la palidez, tristeza, signos de ejercicio físico agotador, aislamiento,
incomunicación son signos de que puede haber problemas.

Es fundamental potenciar la autoestima, ofrecer modelos humanos no


estereotipados y favorecer positivamente las diferencias estableciendo medidas de
acción positiva para compensar posibles situaciones de menosprecio en el ámbito
escolar.

La prevención en la escuela va a consistir fundamentalmente en desarrollar


habilidades personales y sociales, potenciar hábitos y actitudes saludables, así
como promover una acción responsable y solidaria con la comunidad.

A través del denominado "curriculo oculto" es decir los valores y actitudes que se
encuentran de forma implícita en el que hacer cotidiano de las clases, conducta
del profesorado repartición de papeles etc.. se puede influir también positiva o
negativamente en los trastornos de alimentación.

Es preciso que los programas que se desarrollen para esta prevención contengan
mensajes positivos y no excesivamente dramáticos.

Respecto a materiales didácticos pueden recurrirse a cosas muy sencillas que


pongan de relieve el atractivo del cuerpo humano en todos sus aspectos, buscar
muñecos/as menos estilizados que la Barby, utilizar recortables con la figura
humana sobre todo la femenina más redondeada y cubrirla con ropas divertidas.

En adolescentes, la experiencia de nuestra campaña con el alumnado de 2º y 3º


consistió en presentar una película "La boda de Muriel" que realmente no tenía
mucha relación con los trastornos alimentarios. Pero la protagonista era bastante
rellenita y planteaba de forma muy explícita sus problemas con la ropa, las
amistades, su familia, sus conflictos emocionales etc...

A partir de la evolución de Muriel o Mariel en la recuperación de su autoestima, la


identificación con ella era más positiva, se le veía cada vez más guapa (y no había
adelgazado) conseguía las metas que se proponía y el final era feliz.

Esta película acompañada de una charla por profesionales de Salud mental


expertos en el tema de estos trastornos dio lugar a animados coloquios en los que
el alumnado, especialmente las chicas expresaron los problemas socioculturales
de este anhelo de delgadez.

También los chicos fueron alertados de los peligros que supone el excesivo culto al
cuerpo y fueron conscientes del daño que se produce y se sufre al ridiculizar a las
personas por su aspecto físico.

Es interesante también leer testimonios de jóvenes que han sufrido estos


trastornos y los han resuelto. Se pueden ver programas de TV, estudiar anuncios
publicitarios, obras de teatro, películas para discutir en grupo todos estos
aspectos.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA RECOMENDADA
Beck, A. Freeman, A.; TERAPIA COGNITIVA DE LOS TRASTORNOS DE LA
PERSONALIDAD. Ed. Paidos, 1995.
Burns, D.; SENTIRSE BIEN. Ed.Paidos, 1994.
Caballo, V. (dir).; MANUAL PARA EL TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL DE
LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS VOL. I. Ed. Siglo XXI, 1997.
Cervera, M.; RIESGO Y PREVENCIÓN DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA. Ed.
Martínez Roca, 1996.
Cervera, S. y Quintanilla, B.; ANOREXIA NERVIOSA. MANIFESTACIONES
PSICOPATOLÓGICAS FUNDAMENTALES. Ed. Eunsa, 1995.
Chinchilla, A.; GUÍA TEÓRICO-PRACTICA DE LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA
ALIMENTARIA; ANOREXIA NERVIOSA Y BULIMIA NERVIOSA. Ed. Masson, 1995.
Chinchilla, A.; Calvo, R.; Rodríguez, B. y Zamarron, I.; ANOREXIA Y BULIMIA
NERVIOSAS. Ed. Ergon, 1994.
Dowling, C.; MUJERES PERFECTAS. Ed. Grijalbo, 1989.
Gismero, E.; HABILIDADES SOCIALES Y ANOREXIA NERVIOSA. Ed. Universidad
Pontificia Comillas de Madrid, 1996.
Raich, R.; ANOREXIA Y BULIMIA: TRASTORNOS ALIMENTARIOS. Ed. Pirámide,
1994.
Saldaña, C,; TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO. Ed. Fundación
Universidad-Empresa, 1994.
Toro, J. y Vilardell, E.; ANOREXIA NERVIOSA. Ed. Martínez Roca, 1987.
Turon, V.; TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN. Ed. Masson, 1997.
Vandereycken, W.; Castro, J. y Vanderlinden, J.; ANOREXIA Y BULIMIA. La
familia en su génesis y tratamiento. Ed. Martínez Roca, 1991.
VIGOREXIA
La vigorexia es un trastorno mental denominado así por el psiquiatra
estadounidense Harrison G. Pope del Hospital Mac Lean de la Facultad de Medicina
de Harvard en Belmonte (Massachusetts) y sus colegas de las Universidades de
Providence y de keele.

Sus estudios publicados en la revista Psychosomatic Medicine, los realizaron entre


adictos a la musculación, y comprobaron que entre los más de nueve millones de
estadounidenses que acuden regularmente a gimnasios cerca de un millón podrían
estar afectados por este desorden emocional.

En nuestro país no existen por el momento estudios sobre personas que podrían
estar afectadas por este trastorno.

Sus síntomas son evidentes, los que la padecen tienen tal obsesión por verse
musculosos que se miran constantemente en el espejo y se ven enclenques.
Sentirse de este modo les hace invertir todas las horas posibles en hacer gimnasia
para aumentar su musculatura.

Se pesan varias veces al día, y hacen comparaciones con otros compañeros de


gimnasio. La enfermedad va derivando en un cuadro obsesivo compulsivo que
hace que se sientan fracasados, abandonen sus actividades y se encierren en
gimnasios día y noche. También siguen dietas bajas en grasas y ricas en hidratos
de carbono y proteínas para aumentar la masa muscular y tienen más riesgo de
abusar de sustancias como hormonas y anabolizantes esteroideos.

Aunque a la vigorexia se le denomina "la anorexia de los 90" es un trastorno


mental diferente, no es estrictamente alimentario, pero sí comparte la patología
de la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal.

La vigorexia todavía no está incluida en las tablas de trastornos psicológicos o


psiquiátricos y se le considera una dismorfia corporal, ya que también se le
conoce como dismorfia muscular.

Así los pacientes aquejados de vigorexia comparten con los dismórficos y


anoréxicos los mismos pensamientos obsesivos y siguen unos rituales reiterativos
ante el espejo que les devuelve su imagen distorsionada.

Estos trastornos derivados de la excesiva preocupación por el cuerpo que nos


inunda en este final de siglo se están convirtiendo en una verdadera epidemia.
Desear una imagen perfecta no implica padecer una enfermedad mental, pero sí
aumenta las posibilidades de que aparezca.

Aunque biológicamente hay explicaciones a estos trastornos, por desequilibrios en


los niveles de serotonina y otros neurotransmisores cerebrales, no cabe duda de
que los factores socio-culturales y educativos tienen una gran influencia.

Por ello los tratamientos de las personas afectadas por vigorexia tendrían que ser
multidisciplinares y combinar la farmacología con terapias cognitivo-conductuales.

Desde la prevención apostamos por ofrecer desde los medios de comunicación


modelos humanos no estereotipados y enseñar desde la infancia a defenderse del
culto excesivo al cuerpo y la obsesión por la perfección.
DISMORFIA CORPORAL
Una historiadora, Almudena Albí en su libro "Tu cuerpo es tuyo" (Editorial Aguilar)
expone como liberar a hombres y mujeres de la esclavitud de los canónes de
belleza. La meta, dice, es estar moderadamente preocupada por el cuerpo sin que
se convierta en una obsesión. Lo ideal no es el cánon impuesto por las revistas de
belleza y los modelos publicitarios, sino estar contenta con una misma y aceptarse
como se es.

Hay otro tipo de trastorno que afecta a una gran mayoría de la población y que
comienza en la adolescencia. ¿Quién no se ha sentido alguna vez acomplejado por
el tamaño de su nariz? ¡Qué sufrimiento se tiene con el acné en la pubertad!

Estos complejos agudizados igualmente por la obsesión de la belleza física se


convierten a veces en auténticas enfermedades mentales con ansiedad,
depresión, fobias, movimientos compulsivos-repetitivos (sobre todo miradas al
espejo) y que conducen a la llamada Dismorfia corporal.

Fue en 1886 y por el doctor italiano Morselli cuando se acuñó el término de


dismofia corporal. Ya Freud había descrito en su literatura científica el caso del
"Wolf-man, hombre lobo" una persona que a pesar de tener un exceso de vello
corporal centraba su excesiva preocupación por el físico en su nariz. La veía
horrible, prominente y llena de cicatrices.

Existe un amplio número de personas que están más o menos preocupadas por su
apariencia, pero para ser diagnosticado de dismofia, el afectado tiene que sufrir
reiteradamente una obsesión con una parte de su cuerpo que le impida llevar una
vida normal.

Algunas estimaciones apuntan que un 1% de la población sufren este trastorno.


algunos de sus síntomas son:

 Dedican varias horas al día a pensar en el defecto corporal que creen


tener.
 Suelen mirarse al espejo de forma continuada y como en el caso de la
anorexia, bulimia y vigorexia, este les devuelve una imagen distorsionada
de la realidad.
 Las partes del cuerpo más frecuentes de obsesión son de mayor a menor
grado, piel, pelo, nariz, ojos, orejas, piernas, rodillas, pecho, genitales o la
creencia de que su cara es asimétrica.
 Suele empezar a manifestarse en la adolescencia, y se mortifican
continuamente interrogando a amigos y familiares sobre su aspecto.
 Muchos de ellos recurren a la cirugía estética para zanjar su "manía". Pero
la dismorfia corporal es un trastorno mental, no físico y a pesar de estas
operaciones no consiguen mejorar.

La solución a este problema suele ser una atención farmacológica con


tratamientos como el Prozac y otros antidepresivos y ansiolíticos. Pero es preciso
apoyarse en la psicoterapia, ya que son personas que deben aprender a recuperar
la autoestima y perder el miedo al fracaso.

La psicóloga Isabel Pinillos especialista en las terapias a pacientes con trastornos


obsesivo-compulsivos habla en su libro "Obsesiones obsesivas" de casos de
dismorfia corporal. Emplea con ellos un método llamado "sistema motivo" que es
una terapia activa que requiere el compromiso y el esfuerzo del paciente para que
este pueda curarse.

Hay otros trastornos de tipo obsesivo-compulsivo que sin estar relacionados con el
esquema corporal aparecen también en la infancia y la adolescencia. A veces el
perfeccionismo, el miedo al fracaso, el temor al ridículo, al que dirán, la limpieza y
las enfermedades conducen a gente muy joven e inteligente al inicio de estos
procesos.

Hasta hace poco se consideraban estos trastornos, tanto los alimentarios como los
de vigorexia y dismorfia corporal como manías propias de la edad del crecimiento
y que se corregirían con la edad.

Hoy día, sin caer en el alarmismo hay que estar preparados desde la familia y la
escuela para la detección precoz de los mismos y sobre todo para la prevención.

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