Municipalidad de Pamapayasta Sud C Zhieri 2
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Ziheiri -
Ejecutivo - Recurso Directo - Hoy Recurso de Revisión e Inconstitucionalidad" - TSJ DE
CORDOBA - EN PLENO - 29/09/2000
En la ciudad de Córdoba, a los VEINTINUEVE días del mes de SETIEMBRE de dos mil,
siendo las ... horas, se reúnen en Acuerdo Público los Señores Vocales integrantes del
Excmo. Tribunal Superior de Justicia, Doctores Domingo Juan Sesin, Berta Kaller
Orchansky, Adán Luis Ferrer, Hugo Alfredo Lafranconi, María Esther Cafure de
Battistelli, Aída Lucía Teresa Tarditti y Luis Enrique Rubio, bajo la presidencia del
primero, a fin de dictar sentencia en estos autos caratulados: "MUNICIPALIDAD DE
PAMPAYASTA SUD C/ EDUARDO R. ZIHEIRI - EJECUTIVO - RECURSO DIRECTO - HOY
RECURSO DE REVISIÓN E INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. Letra "M"- N° 22, iniciado
el 29 de Abril de 1996))) con motivo del recurso de inconstitucionalidad deducido por
la parte actora a fs. 218/223 en contra de la Sentencia Número Cuatro dictada por la
Cámara Civil y Comercial de Villa María, el día ocho de marzo de mil novecientos
noventa y seis (fs. 195/201), mediante la cual se resolvió: "PRIMERO: Rechazar el
recurso de apelación interpuesto por la apoderada de la MUNICIPALIDAD DE
PAMPAYASTA SUD;; y en consecuencia confirmar la resolución de fojas 135/139
(Sentencia nro. 265 - 01.09.1995 - Juzg. 1ra. Int. 2da. Nom. C. C. V. María), en cuanto
ha sido materia de recurso. SEGUNDO: Declarar las costas devengadas en segunda
instancia a cargo de la parte actora recurrente...".//-
Conforme al sorteo que en este acto se realiza los Señores Vocales votan en el
siguiente orden: Doctores Domingo Juan Sesín, Adán Luis Ferrer, Berta Kaller
Orchansky, Hugo Alfredo Lafranconi, Aída Lucía Tarditti, María Esther Cafure de
Batistelli y Luis Enrique Rubio.-
1.- A fs. 218/223 la parte actora -mediante apoderado- con sustento en el art. 1274 del
C. de P.C. deduce recurso de inconstitucionalidad en contra de la Sentencia Número
Cuatro del ocho de marzo de mil novecientos noventa y seis, dictada por la Cámara
Civil y Comercial de Villa María (fs. 104/130), el cual fue concedido mediante Auto
Interlocutorio Número Ciento veintiséis de fecha veintidós de mayo de mil novecientos
noventa y ocho (fs. 195/201).-
2.- Impreso el trámite de ley (fs. 318), ambas partes informan en los términos del art.
1319, ley 1419 y sus modif. (fs. 321/327 y 328/332 vta.).-
3.- A fs. 318 se dio intervención al Señor Fiscal General de la Provincia, quien se expidió
a fs. 335/340.-
4.- A fs. 341se dicta el decreto de autos, el que firme deja la causa en estado de ser
resuelta.-
5.- Con sustento en las previsiones del artículo 1274 del C. de P.C. anterior, la parte
actora deduce recurso de inconstitucionalidad con fundamento en los arts. 180, 185,
186 inc. 7 y 187 de la Constitución Provincial, y acusa que el Tribunal a-quo al negar
legitimidad a la Ordenanza 06/92, desconoce el poder de policía municipal dentro del
éjido municipal y hasta donde presta servicios el Municipio.-
Para así resolver, se sostuvo que las pretendidas infracciones fueron cometidas en
jurisdicción de la Ruta Provincial Número Diez, y dentro del éjido municipal, por lo que
al no () ser atribución legítima del Municipio el control de cargas, pesos y medidas, ni
habiendo mediado una delegación a su favor por parte de la Provincia, a través de la
Dirección Provincial de Vialidad, en los términos de la Ley Provincial 7103 (arts. 2 y 11),
para ejercer el poder de policía en esa jurisdicción, el título ejecutivo, base de la
acción, es inhábil por inobservar los límites de las atribuciones conferidas al Intendente
Municipal (conf. art. 980 del Código Civil).-
La Cámara de Apelación argumentó que la Municipalidad actora carecía de jurisdicción
sobre la Ruta Provincial Número Diez, por pertenecer al dominio público de la
Provincia (art. 67 inc. 11 actual 75 inc. 12 de la Constitución Nacional; arts. 2339 y 2340
inc. 7 del Código Civil; art. 38 Ley Provincial 7103).-
Asimismo puntualizó que la facultad conferida a las Municipalidades por el art. 186 inc.
7 de la Constitución Provincial, para atender la materia de vialidad, tránsito y
transporte urbano, en la que se funda la Ordenanza Municipal Nro. 06/92, queda
circunscripta en su aplicación, a las infracciones de tránsito cometidas en las calles
sobre las cuales el Municipio tiene dominio público, salvo que medie delegación legal.-
Contra tal pronunciamiento alza su embate recursivo la parte actora, quien tras poner
de manifiesto que las infracciones han sido cometidas en una ruta provincial que -
precisamente- atraviesa el éjido municipal, convirtiéndose en una calle más del
Municipio, la que se beneficia con los servicios públicos que él presta, acusa un agravio
constitucional, derivado de las resoluciones jurisdiccionales precedentes que
descalificaron la validez constitucional de la Ordenanza 06/92 en que se sustentan las
multas cuya ejecución persigue, normativa que -aclara- ha sido dictada en virtud de los
arts. 180, 185, 186 inc. 7 y 187 de la Constitución Provincial, lo que se traduce en un
desconocimiento del poder de policía municipal, dentro del éjido donde presta
servicios el Municipio.-
El art. 184 dispone que "La Legislatura sanciona la Ley Orgánica Municipal para los
Municipios que no tengan Carta Orgánica...".-
El art. 185 preceptúa que "La competencia territorial comprende la zona a beneficiarse
con los servicios municipales. La Legislatura establece el procedimiento para la fijación
de límites; éstos no pueden exceder los correspondientes al Departamento respectivo.
Por ley el Gobierno Provincial delega a los municipios el ejercicio de su poder de
policía, en materias de competencia municipal en las zonas no sujetas a su jurisdicción
territorial"-
El art. 186 al reglar los aspectos relativos a la competencia material, establece que
"Son funciones, atribuciones y finalidades inherentes a la competencia municipal: ... 1.
Gobernar y administrar los intereses públicos locales dirigidos al bien común ...6.
Realizar obras públicas y prestar servicios públicos por sí o por intermedio de
particulares ...7. Atender las siguientes materias: vialidad, tránsito y transporte
urbano; uso de calles y subsuelo ...9. Regular el procedimiento administrativo y el
régimen de faltas ...13. Ejercer las funciones delegadas por el Gobierno Federal o
Provincial. ...14. Ejercer cualquiera otra función o atribución de interés municipal que
no esté prohibida por esta Constitución y no sea incompatible con las funciones de los
poderes del Estado.".-
El art. 187 establece que "Las disposiciones orgánicas municipales y las ordenanzas que
en consecuencia se dicten pueden autorizar a las autoridades para imponer multas...".-
Así, el Convencional Scoles señaló que "...Los fines del municipio, no se limitan a la
actuación administrativa, sino que en todo caso se asemejan a los mismos fines del
Estado provincial, ya que ambos procuran la armonía de los intereses, el
funcionamiento solidario de la comunidad, y en última instancia el bien común..."
("Diario de Sesiones", pág. 919).-
Así, añadió que "El despacho recoge también el sentimiento de las comunidades
locales que aspiran ver satisfechas sus necesidades y reclamos por las autoridades
municipales, que son quienes, por su relación de inmediatez, se encuentran en
mejores condiciones de satisfacer adecuadamente esos requerimientos. Atendiendo a
ello se ha dispuesto que la Provincia delegue en los Municipios el ejercicio del poder de
policía en las zonas no sujetas a jurisdicción municipal. De esa forma se hace menos
rígido el radio de las municipalidades y éstas podrán, además de ejercer su
competencia propia, las que les correspondan por delegación de la provincia..."
("Diario...", pág. 921).-
Por su parte, el Convencional Bergami puso de relieve que "...Se incorpora a la
Constitución de la Provincia este tema de la participación entre municipios y provincias
....toda comunidad se encuentra ante la necesidad de coordinar los servicios locales
más allá de sus límites geográficos y de resolver problemas derivados de la
pavimentación de calles y rutas de circulación, accesos a centros de trabajos o de
recreación, parques de estacionamiento de automotores, vías de comunicación, planes
para la renovación urbana ...En todos los actos de gobierno y administración existe, en
mayor o menor grado, una relación, y en dicha relación los gobiernos locales deben
orientar la programación de sus actividades sobre líneas de acción trazadas a nivel
regional o provincial..." ("Diario..." pág. 934).-
La expresión "régimen" (del latín régimen) significa norma o "conjunto de normas que
rigen o gobiernan una cosa o una actividad" (Diccionario de la Real Academia, 21 Edic.,
pág. 1755).-
Ya decía Tocqueville que "...Sin instituciones municipales, una nación puede darse un
gobierno libre, pero carecerá del espíritu de la libertad ...El municipio es el centro
donde convergen intereses y sentimientos de los hombres ...Los municipios
representan la realización de la democracia a escala local..." (Tocqueville, Alexis de, "La
democracia en América", Madrid, Alianza Edi., 1989, pág. 58 y ss.).-
Por su parte, el art. 123 ib. preceptúa que "...Cada provincia dicta su propia
constitución, conforme a lo dispuesto por el artículo 5° asegurando la autonomía
municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político,
administrativo, económico y financiero".-
Rosatti al comentar la Reforma Constitucional de 1994 señala que el art. 123 "define
una intencionalidad inequívoca respecto de la inserción del municipio argentino en la
vida política del país. En tal sentido, dice mucho más que la cláusula originaria del
artículo 5° (que habla de régimen municipal a secas) pero no tanto como para
uniformar nacionalmente a una realidad tan compleja y rica en matices...en modo
alguno significa decir que todos los municipios del país deben gozar del mismo status
jurídico. Corresponderá a cada provincia, atendiendo a su específica realidad,
encuadrar las comunidades locales dentro del parámetro de autonomía señalado..."
(Rosatti, Horacio D. y Otros, "La Reforma de la Constitución", Rubinzal-Culzoni Editores,
Santa Fe, 1994, pág. 222).-
Los sucesivos ciclos constitucionales de los estados provinciales de 1957 y 1986 que
precedieron a la reforma de la Constitución Nacional de 1994, consagraron el principio
de la autonomía municipal, principio que en la actualidad encuentra positiva recepción
en el actual texto de la Ley Fundamental, y que se ha fortalecido aún más con las
reformas que en las provincias siguieron a la de la Nación (vid. Constitución de
Misiones de 1964 -art. 161-; Constitución de Jujuy de 1986 -art. 178-; Constitución de
San Juan de 1986 -art. 241-; Constitución de Tucumán de 1990 -art. 118-; Constitución
de Formosa de 1991 -art. 177-; Constitución de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur de 1991 -art. 169-; Constitución de Corrientes de 1993 -art. 158-;
Constitución de Santa Cruz de 1994 -art. 141-; Constitución de Neuquén de 1994 -art.
184-; Constitución de Chaco de 1994 -art. 182-; Constitución de Chubut de 1994 -art.
225-; Constitución de La Pampa de 1994 -art. 115-; Constitución de Santiago del Estero
de 1997 -art. 202-; Constitución de La Rioja de 1998 -art. 154-; Constitución de Salta de
1998 -art. 170-; entre otras). De allí que se diga que "son las provincias quienes
ofrecen al país un nuevo modelo federal, en el que la institución municipal adquiere,
peraltada jerarquía..." (Zarza Mensaque, Alberto, "La autonomía municipal en el
constitucionalismo provincial", en "Derecho Político, Constitucional y Público
Provincial", pág. 229).-
Cierto es que, como bien se puso de relieve en el dictamen de la Dra. Graciela Reiriz -
que precedió al fallo de la Corte Suprema-, tal conclusión había sido esbozada desde
antiguo por Joaquín Víctor González, auténtico precursor de la autonomía municipal,
quien sostenía que la Constitución de 1853 impuso la obligatoriedad para las
provincias del establecimiento del régimen municipal, y si bien "No les prescribe bases
para definir la naturaleza del gobierno municipal ...es justo entender que dejaba
librada su elección a la voluntad y a la experiencia de los constituyentes de
Provincia...", añadiendo que "...Respecto de su posición en el Estado o Provincia, las
hay de dos formas: los que son sólo una rama administrativa y política del gobierno y
los que tienen existencia más separada y distinta de éste..." (Joaquín V. González,
"Manual de la Constitución Argentina", Buenos Aires, 1897, págs. 717, 718 y 721, cita
del Dictamen de la Procuración General).-
En este nuevo decisorio, el Alto Cuerpo declaró que "en lo relativo al alcance y límites
de las facultades municipales, ha señalado esta Corte que éstas surgen de la
Constitución y leyes provinciales, cuya correlación, interdependencia y conformidad
entre sí, no incumbe decidir a la Nación, en tanto ellas no violen los principios,
derechos y garantías establecidos en la Constitución Nacional, las leyes de la Nación o
los tratados con las potencias extranjeras (art. 31 de la Constitución Nacional). La
Constitución Nacional se limita a ordenar el establecimiento del régimen municipal,
como requisito esencial para la efectividad de la autonomía de las provincias (art. 5),
pero en manera alguna les ha prefijado un sistema económico-financiero al cual deban
ajustar la organización comunal, cuestión que se encuentra dentro de la órbita de las
facultades propias locales..." (conf. cons. 4°).-
Del examen de los antecedentes analizados, puede concluirse que, a pesar de las
diferencias conceptuales que puedan mediar en torno al alcance de la autonomía
municipal, de lo que no cabe ninguna duda es que las atribuciones conferidas a los
municipios no pueden ser ejercidas extra muros del reparto constitucional de
competencias entre las Provincias y la Nación, establecido por el poder constituyente
nacional y provincial, es decir que no pueden exceder los ámbitos en los que se
desenvuelven análogos poderes de la autonomía provincial y de la Nación, en el marco
de un estado federal, lo que impone una necesaria coordinación y armonización del
ejercicio de esas atribuciones.-
Tan es así por cuanto, como ha señalado la Corte Suprema desde antiguo, con el apoyo
doctrinario de Joaquín Víctor González (Fallos 156:323) "el régimen municipal que los
Constituyentes reconocieron como esencial base de la organización política argentina
al consagrarlo como requisito de la autonomía provincial (art. 5°), consiste en la
Administración de aquellas materias que conciernen únicamente a los habitantes de
un distrito o lugar particular sin que afecte a la Nación en su conjunto y, por lo tanto,
debe estar investido de la capacidad necesaria para fijar las normas de buena
vecindad, ornato, higiene, viabilidad, moralidad, etc. de la Comuna y del poder de
preceptuar sanciones correccionales para las infracciones de las mismas..." (L.L. 1997-
E-115).-
Con esa proyección se ha pronunciado este Tribunal Superior de Justicia, en anterior
integración (T.S.J., Sala Contencioso-administrativa, Sent. Nro. 20 del 26-12-1994,
"Nobleza Piccardo S.A.I. y F. c/ Municipalidad de Córdoba - Plena Jurisdicción - Recurso
Directo - Hoy casación"), ocasión en la que sostuvo que el "límite" al ejercicio de las
facultades municipales "...está demarcado por el reparto de atribuciones y
competencias que efectúa tanto la Constitución Provincial (arts. 180, 188 incs. 1, 14
Const. Pcial 1987) como la Constitución Nacional...".-
De ello se desprende entonces que el ejercicio del poder de policía municipal debe
vincularse positivamente a los límites jurisdiccionales de tales entes, evitando
situaciones de conflictos de leyes, que menoscaben o lesionen los derechos y garantías
reconocidos a los habitantes por la Constitución Nacional o Provincial.-
Así, decía Bielsa que "...Condición esencial para la conservación de la sociedad es,
pues, el orden público. Sin él no hay seguridad en las personas ni en las cosas. Sin él no
existe la libertad ni el goce de los derechos que las instituciones jurídicas positivas
consagran..." (autor y op. cit. pág. 83).-
También explica este autor que del art. 19 de la Constitución Nacional se pueden
separar dos esferas de la libertad personal: una esfera privada, a la cual no alcanza la
ley, y otra esfera común, esto es "la esfera de libertad del hombre dentro de la
comunidad jurídica en que vive y en donde lo alcanza la ley, o sea, las normas jurídicas
positivas mediante las cuales el Estado regula la convivencia de las personas que lo
componen. Y es, precisamente, en esta última esfera en donde se desenvuelven las
facultades del poder público, el dictar leyes, reglamentos y mandatos que, teniendo
por objeto la subsistencia armónica del conjunto de todas las libertades individuales,
importan restricciones más o menos amplias a la libertad de cada uno..." (Bielsa,
Rafael, op. cit., pág. 72).-
En ese sentido Fiorini postula como límites razonables del poder de policía, los
siguientes: 1) La limitación debe ser justificada y fundada; 2) El medio utilizado debe
ser adecuado al fin deseado; 3) El medio y el fin utilizado deben manifestarse
proporcionalmente; 4) Todas las medidas deben ser limitadas. La razonabilidad se
expresa con la justificación, adecuación, proporcionalidad y restricción de las normas
que se sancionen.-
Esa vinculación entre la autonomía y el poder de policía radica, pues, en que las
facultades que constituyen el contenido del poder de policía, son inherentes a los
gobiernos que la Constitución ha creado: Nación, Provincias y Municipios. Es que el
poder de policía, es consustancial al deber esencial de todo gobierno -Nación,
Provincia o Municipio-, en el marco de sus propias jurisdicciones, de proteger la vida, la
propiedad, la seguridad, la moralidad y la salud, entre otros cometidos esenciales, de
los habitantes comprendidos en el ámbito subjetivo y objetivo de actuación de esas
potestades.-
Ahora bien, ya sea que las formulaciones jurídicas elaboradas en virtud del ejercicio de
ese poder de policía, sean consecuencia del ejercicio de un poder autónomo, o en
virtud de una delegación legislativa, siempre, tal reglamentación será antijurídica si
repugna a algún principio constitucional, o incurre en contradicción con el texto o el
espíritu de la Constitución -Nacional o Provincial-.-
Sabido es que los derechos y garantías que consagra la Constitución no son absolutos
(Fallos 199:149; 199:483; 200:450; 249:252; 262:205, entre muchos), sino que están
sujetos, en su ejercicio, a reglas y limitaciones indispensables para el orden y la
convivencia social (Fallos 188:105). Así lo enfatizó el Juez Harlan al sostener que "la
libertad asegurada por la Constitución no importa un derecho absoluto para cada
persona de estar, en todo tiempo y en todas las circunstancias, enteramente libre de
restricciones. Hay múltiples restricciones a las cuales las personas se hallan
necesariamente sujetas para el bien común ...La verdadera libertad para todos no
podrá existir bajo la acción del principio que reconociera el derecho de cada individuo
para usar el propio, sea con respecto a su persona o a su propiedad, con prescindencia
del daño que pudiera ocasionar a los demás. Esta Corte ha reconocido más de una vez
que es un principio fundamental el de que las personas y la propiedad están sujetas a
toda clase de cargas y restricciones, en orden a asegurar el bienestar, la salud y
prosperidad del Estado..." (197 US 11, 26) (Del dictamen del Procurador de la C.S.J.N.
in re "Irizar", Fallos: 319:1934).-
Tal doctrina se sustenta actualmente en el bloque de constitucionalidad, donde el art.
75 inc. 22 de la Constitución Nacional ha incorporado -entre otros tratados- a la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948 que consagra que "...en el
ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará sujeta
a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento
y el respeto de los derechos y libertades de los demás y satisfacer las justas exigencias
de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática"
(art. 29), precepto concordante con el artículo 32, apartado 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.-
El principio de supremacía constituye una regla clásica admitida por los Estados
federales como el nuestro, a fin de resolver los conflictos de normas, y que determina,
según los casos, la prevalencia de la de mayor jerarquía en tanto no se vincule a
materias exclusivas de los gobiernos locales, ya que en esta última hipótesis, cabe
hacer excepción al principio de supremacía a favor de la aplicación prevalente de la
norma local atinente a una competencia exclusiva.-
Las facultades concurrentes emergen de los arts. 4, 75 incs. 2, 17, 18 y 19 -cláusula del
progreso- y 125 de la Constitución Nacional y de los arts. 110 incs. 9, 13, 19 y 186 incs.
7, 8 de la Constitución Provincial.-
Desde muy antiguo, la doctrina fue conteste en señalar las dificultades prácticas del
ejercicio simultáneo de las potestades concurrentes por las distintas esferas de
gobierno. Así Clodomiro Zavalía afirmaba que "...Nada parece tan difícil de conciliar en
la práctica como la existencia de facultades atribuidas por igual a dos soberanías
distintas. Pareciera, en efecto, que no pudiesen ser ejercitadas al mismo tiempo y
eficazmente dos voluntades distintas en relación con el mismo asunto; si esas
voluntades se corresponden bajo todos sus aspectos, una de ellas resulta
forzosamente inoficiosa; si difieren, toda la armonía necesaria para el desarrollo de las
instituciones desaparece naturalmente..." (autor y op. cit., pág. 82).-
Arturo M. Bas también puntualizó que cuando dos organismos de gobierno "...actúan
en un radio común, al legislar sobre idénticas materias pudieran resultar
complicaciones que destruirían el sistema, si no se precisara debidamente el
verdadero concepto de la enunciada concurrencia de poderes..." ("El Derecho Federal
Argentino - Nación y Provincias", T. I, Abeledo Perrot, Bs. As. 1929 pág. 156).-
Ello es así por cuanto tratándose de un conflicto entre dos órdenes de normas,
sancionadas en virtud del ejercicio del poder de policía del tránsito, que tiene respaldo
constitucional en preceptos atributivos de competencias materiales concurrentes,
aquel, en principio, desplaza al principio de competencia y determina la prevalencia de
la norma de mayor jerarquía, atendiendo al contenido de la regulación menos invasiva
o perjudicial a la esfera de libertad individual.-
Ello, claro está, en tanto no medien razones objetivas que, sobre la base de una
valoración diferente de la gestión de los intereses comunes, exija en función de esa
situación particular, una regulación más restrictiva.-
DOMINIO Y JURISDICCIÓN:
Es necesario analizar ahora el punto referido al dominio y jurisdicción. Tan es así por
cuanto el Tribunal de mérito ha señalado que desde que las infracciones por las que el
Municipio aplicó las multas cuyo cobro judicial se persigue en esta causa, fueron
cometidas en el ámbito de la Ruta Provincial Número Diez, esto es en dominio
provincial, la Municipalidad no tenía jurisdicción para ello.-
A tal argumento se opone la recurrente señalando que las multas fueron impuestas en
mérito a la competencia material del Municipio para regular el tránsito municipal, y en
el caso la Ruta Provincial Número Diez cruza el éjido municipal convirtiéndose en una
calle más del pueblo (cfr. fs. 217).-
Sobre el particular, es dirimente señalar que, como explica Pedro J. Frías "...No siempre
hay coincidencia entre el titular del dominio y de la jurisdicción. Si esto es importante
bajo cualquier régimen de descentralización, con mayor razón lo es en un Estado
federal, donde convergen hacia los fines de la Constitución el gobierno central, los
provinciales y los municipales..." y agrega que "...El dominio es "el derecho real en
virtud del cual una cosa se encuentra sometida a la voluntad y a la acción de una
persona" (art. 2506 del Código Civil). La jurisdicción es la suma de facultades divisibles
en las diversas materias de gobierno. El dominio se ejerce sobre las cosas; la
jurisdicción sobre las relaciones. El dominio lleva necesariamente a la jurisdicción si
nada la limita o la excluye; la jurisdicción no lleva necesariamente al dominio. Pero en
última instancia tiene más cuota de poder la jurisdicción que el dominio..." (autor cit.
"La Provincia Argentina", Córdoba 1976, Revista Notarial Nro. 28, pág. 79).-
En autos, aún cuando la Ruta Provincial Número Diez es del dominio público provincial,
desde que la misma se erige en una calle más del municipio (cfr. fs. 217), la jurisdicción
municipal -no ya el dominio- tiene su fuente en el art. 186 de la Constitución Provincial
que le confiere competencia material al Municipio -y en consecuencia jurisdicción-
sobre "...vialidad, tránsito y transporte urbano; uso de calles y subsuelo..." (énfasis
agregado).-
Obvio es señalar que esa jurisdicción municipal sólo puede ser ejercida en el ámbito
espacial de su vigencia (art. 185, Const. Pcial.), y está sujeta a otros condicionamientos
de validez constitucional, que por las razones que hemos de exponer, no superan un
juicio favorable en lo que es materia de debate en esta instancia.-
Como señala el Dr. Frías "...El poder de policía de las provincias y municipalidades, está
sujeto a la triple restricción de no obstaculizar el libre tránsito, de que su ejercicio no
coexista con disposiciones de igual naturaleza dictados por las autoridades de la
Nación en uso de una atribución legítima y de no desviarse de las finalidades propias
del control policial..." (autor cit., "Comportamiento federal en la Argentina", Eudeba,
Bs. As. 1970, pág. 36, énfasis agregado).-
En una ruta provincial que es a la vez calle municipal, es claro que existe una
competencia concurrente entre Provincia y Municipio, pero en lo que se refiere al
poder de policía de tránsito y control de cargas, pesos y medidas, su ejercicio está
condicionado al triple condicionamiento al que refiere el Dr. Frías en conceptos que
compartimos, y que por las razones que seguidamente hemos de explicitar, no se
encuentran satisfechos en el sub lite, y que inciden especialmente en el recaudo
referido a que el ejercicio del poder de policía no debe traducirse en un obstáculo al
libre tránsito y tampoco debe desviarse de las finalidades propias de ese poder.-
Ello no resulta compatible con la garantía que consagran los arts. 9, 10, 11 y 14 -
libertad de tránsito- de la Constitución Nacional, por cuanto las disímiles restricciones
impuestas por cada uno de aquellos entes, conducirían a la obstaculización del
ejercicio de un derecho constitucional.-
Desde una perspectiva estrictamente jurídica, esa solución debe procurarse a través de
la instrumentación de acuerdos interjurisdiccionales que unifiquen -en la medida de lo
posible- el contenido y aplicación de esa normativa.-
Así, cuando la red vial provincial se "confunde" hasta el punto de identificarse con la
planificación urbana de calles y avenidas de los grandes centros poblacionales -tal
verbigracia el caso de las Avenidas General Paz y Vélez Sarsfield en la ciudad de
Córdoba que se corresponden con la Ruta Provincial Nro. 5- la propia fuerza de una
realidad que se impone, determina la plena vigencia y operatividad de la normativa
municipal.-
En síntesis, para que el ejercicio del poder de policía municipal pueda ser ejercido en el
ámbito de una ruta provincial es menester que concurra una "conexión territorial
suficiente", la que no puede calificarse así cuando la ruta provincial no pierde en el
éjido municipal la fisonomía propia de la red vial.-
Tal circunstancia, sumado al hecho que -a juzgar de las constancias de autos (cfr. fs.
217)- la red provincial no se confunde materialmente con la planificación urbana en las
condiciones precedentemente apuntadas, el municipio debe abstenerse de ejercer el
poder de policía sobre la ruta provincial.-
Si la ley en principio no transgrede los límites que rigen el legítimo ejercicio del poder
de policía, al Poder Judicial sólo le está permitido analizar la razonabilidad de los
medios previstos por el legislador, o sea, el grado de adecuación existente entre las
obligaciones que la ley impone y los fines cuya realización procura. La
constitucionalidad de la medida estará condicionada a la circunstancia que los
derechos afectados sean respetados en su sustancia y, además, a la adecuación de las
restricciones que se le imponen, a las necesidades y fines públicos que los justifican, de
manera que no aparezcan infundadas o arbitrarias, sino razonables, esto es,
proporcionadas a las circunstancias que las originan y a los fines que se procura
alcanzar con ellas (C.S.J.N. Fallos 247:128).-
De allí que no basta que el órgano que sancionó la normativa limitadora de los
derechos individuales invista la competencia para ello, es menester además que la
limitación impuesta sea razonable. Entre la limitación legal y el medio elegido debe
existir una proporcionalidad.-
Entre los fundamentos del poder de policía, deben destacarse los que se refieren a la
seguridad y a la salud de la sociedad, porque ellos tienden a conservar su existencia
misma. De allí que, por vía del ejercicio del poder de policía, y en tanto que las
medidas adoptadas sean razonables y justas en relación a las circunstancias que las
han hecho necesarias, puede, salvando sus sustancia, restringirse y regularse
legalmente los derechos, en lo que es indispensable para salvaguardar el orden público
o bienestar general (conf. doct. C.S.J.N. Fallos 199:473 y LL 30, 151).-
Además del principio de razonabilidad, la igualdad también se erige en un límite
sustancial a la potestad legislativa derivada del reconocimiento de unas competencias
materiales propias de los Municipios, ya que es contrario al texto y al espíritu de la
Constitución, la sanción de normas que generen situaciones de desigualdad
incompatibles con el principio consagrado en el art. 16 de la Constitución Nacional.-
EL CASO CONCRETO-
El Decreto-Ley 505/58, ratificado por Ley 14.467 que organiza la Dirección Nacional de
Vialidad, dispone que "...los caminos nacionales, así como los ensanches y obras
anexas a los mismos, serán propiedad exclusiva de la Nación" añadiendo que este
"derecho de propiedad no afectará el derecho de las provincias y municipalidades
dentro de sus respectivas jurisdicciones" (art. 27). El art. 14 del Decreto 6937/58,
reglamentario de aquél, expresa que "...el derecho de propiedad exclusiva de la Nación
sobre los caminos nacionales y obras anexas no afectará el poder de policía de las
provincias y municipalidades, dentro de sus respectivas jurisdicciones, en tanto el
ejercicio de ese poder no sea incompatible con el de la Nación" (énfasis agregado).-
La Ley Provincial de Vialidad Nro. 7103 en su art. 27 dispone que "La Dirección
Provincial de Vialidad en el trazado de los caminos dentro de los éjidos municipales
deberá contemplar los intereses de carácter local y la seguridad en el tránsito".-
El art. 38 ib., en análogo sentido a la ley nacional, dispone que "Los caminos
provinciales así como sus ensanches y obras correlativas, serán de propiedad exclusiva
de la Provincia de Córdoba, a cuyo efecto, la Dirección Provincial de vialidad gestionará
la anotación del dominio correspondiente a esas tierras, previas cesión, compra o
expropiación de las mismas".-
El art. 9 referido al "Peso máximo de los vehículos cargados" en su inc. "c" preceptúa
que "En ningún caso el peso bruto transmitido a la calzada por un eje podrá exceder de
10 toneladas. Cuando dos ejes disten entre sí menos de 1,20 metros, se considerarán
los efectos este peso como un solo eje".-
El art. 16 que regla sobre las "tolerancias" dispone "...a) Para un solo eje o conjunto de
ellos, de hasta QUINIENTOS KILOGRAMOS (500 Kg) en el caso de vehículos simples
(camión ómnibus); b) En los casos de una combinación (unidad tractora y semi-
remolque) o tren (camión o combinación con acoplado) de hasta QUINIENTOS
KILOGRAMOS (500 Kg) para un eje o conjunto y hasta UN MIL KILOGRAMOS (1000 Kg)
para la suma de todos los ejes que componen la formación".-
Es útil puntualizar que la Ley Nacional Nro. 13.893 configuraba al momento de los
hechos acreditados en la causa, el Código de Tránsito Provincial, desde que la Ley
Provincial 4931 (B.O.P. 1-04-1967) en su art. 1 declaró vigente para todo el territorio
de la Provincia, el reglamento general de tránsito para los caminos y calles de la
República, sancionado por Ley 13.893, en todas sus partes y con las modificaciones
posteriores. El art. 2 de la Ley 4931 preceptuaba que "Las Municipalidades de la
Provincia dentro de sus respectivas jurisdicciones, se ajustarán a las disposiciones del
reglamento general de tránsito adoptado por el artículo anterior así como a sus
modificaciones posteriores".-
Dicha ley ha sido recientemente derogada por la Ley 8560 (art. 93) que constituye la
reglamentación vigente en materia de policía de tránsito provincial.-
La Ordenanza Municipal 06/92 (cfr. fs. 80/93) en su art. 1 dispone como ámbito de
"aplicación uniforme y obligatoria en toda la Jurisdicción correspondiente a esta
MUNICIPALIDAD DE PAMPAYASTA SUD" y en el art. 4 define a las normas
complementarias y suplementarias y dispone que "En todos los casos no reglados por
la presente Ordenanza se aplicará con carácter supletorio la Ley Nacional de Tránsito
N° 13.893".-
El art. 21 establece como infracción "...a) El exceso en la carga por eje o total que no
supere más de trescientos (300) kg los límites establecidos...".-
El art. 35 establece que a los efectos del control de Peso y dimensiones de vehículos de
cargas son consideradas infracciones "Inc. 16 ...circular con un peso total o por eje
superior al autorizado en más de trescientos kg (300 kg). Todo exceso entre trescientos
(300) y mil (1000) kgs., será considerado como una (1) tonelada. La fracción mayor de
quinientos será considerada una (1) tonelada".-
En ese marco, los preceptos de la Ordenanza 06/92 que sirvieron de fundamento a las
pretendidas infracciones cometidas por el demandado, se exhiben como
formulaciones jurídicas carentes de cobertura constitucional, en la medida que
importan un verdadero exceso en el poder de policía del Municipio.-
Si bien la multa ha sido impuesta en el ejercicio del poder de policía que le compete al
municipio, sin embargo aparece en forma nítida e incontrastable un exceso en los
límites constitucionalmente impuestos para el ejercicio de ese poder, que se traduce
en un injustificado apartamiento de la relación medio a fin que resulta indispensable
para asignarle razonabilidad al precepto normativo de que se trata.-
Aún cuando pudiera no ser tachado de inconstitucional el fin tenido en miras por el
Municipio para dictar el Código de Tránsito con la modalidad aquí señalada, lo cierto es
que existe un claro desequilibrio entre el fin de la norma y los medios escogidos para
su cumplimiento, configurándose así un evidente supuesto de irrazonabilidad
instrumental, desde que las restricciones impuestas, se exhiben como
desproporcionadas y extrañas al fin lícito constitucionalmente consagrado al atribuir a
los municipios competencia concurrente en materia de tránsito.-
Así, la doctrina aclara que mientras el poder impositivo es ejercido con el propósito de
obtener renta, el poder de policía se ejerce directamente para obtener el bienestar
público, mediante la respectiva reglamentación, bienestar que, a veces, puede ser
logrado mediante la imposición de gravámenes (vid. Marienhoff, Miguel Angel, op. cit.
T. IV, pág. 549).-
Aún cuando las multas impuestas en el sub lite son típicas infracciones
contravencionales a las normas de policía de tránsito que descarta su naturaleza
impositiva (C.S.J.N. Fallos 199:326), lo cierto es que en tanto se fundan en una
normativa que no satisface el test de razonabilidad, como indispensable recaudo de
validez constitucional, aparece en los hechos como un recurso fiscal encubierto, que se
aparta del fin constitucionalmente permitido al poder de policía municipal sobre una
ruta provincial.-
Aún cuando la Ley Nacional 13.893 "Reglamento General de Tránsito para los Caminos
y Calles de la República Argentina" reconoce en el art. 99 la potestad de dictar normas
más rigurosas en interés de la seguridad o del ordenamiento del tránsito, ello está
condicionado a circunstancias objetivas no individualizadas en la causa y, que aún en la
hipótesis de configurarse en autos con los alcances explicitados en este decisorio,
habría exigido en forma insoslayable la concertación de un acuerdo interjurisdiccional
(art. 190 de la Constitución Provincial) entre la Provincia y el Municipio para que este
último pudiera ejercer el poder de policía de tránsito y control de pesos, sobre la ruta
provincial.-
Finalmente, en cuanto a las costas de esta instancia, resulta justo y equitativo eximir a
la perdidosa, imponiéndolas por su orden, ello por lo novedoso de la cuestión (art. 130
del C.P.C.).-
Así voto.-
Adherimos a los fundamentos y conclusiones a que arriba el Señor Vocal Dr. Domingo
Juan Sesín. Por ello, compartiéndolos, votamos en igual sentido a la primera cuestión
planteada.-
Así votamos.-
Corresponde:
II) Imponer las costas de esta instancia por su orden (art. 130 del C.P.C.).-
III) Disponer que los honorarios profesionales del Dr. Oscar Julián Valtier -por la parte
demandada-, sean regulados por el a-quo, si correspondiere (art. 1, Ley 8226), en el
marco de la Ley Nº 8.226, previo emplazamiento en los términos del art. 25 bis, en el
treinta y uno por ciento (31%) (arts. 37 y 38, Ley 8226), del mínimo de la escala del art.
34 ib., teniendo en cuenta asimismo lo establecido en su art. 29 y c.c. ib..-
Así voto.-
Adherimos a la respuesta proporcionada por el Sr. Vocal Dr. Domingo Juan Sesín, ya
que el mismo expresa la solución correcta a la segunda cuestión.-
Por el resultado de los votos emitidos, previo acuerdo, el Excmo. Tribunal Superior de
Justicia, en pleno,
RESUELVE:-
II) Imponer las costas de esta instancia por su orden (art. 130 del C.P.C.).-
III) Disponer que los honorarios profesionales del Dr. Oscar Julián Valtier -por la parte
demandada-, sean regulados por el a-quo, si correspondiere (art. 1, Ley 8226), en el
marco de la Ley Nº 8.226, previo emplazamiento en los términos del art. 25 bis, en el
treinta y uno por ciento (31%) (arts. 37 y 38, Ley 8226), del mínimo de la escala del art.
34 ib., teniendo en cuenta asimismo lo establecido en su art. 29 y c.c. ib..-