Municipalidad de Pamapayasta Sud C Zhieri 2

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SENTENCIA N ° 119 - Municipalidad de Pampayasta Sud c/ Eduardo R.

Ziheiri -
Ejecutivo - Recurso Directo - Hoy Recurso de Revisión e Inconstitucionalidad" - TSJ DE
CORDOBA - EN PLENO - 29/09/2000

En la ciudad de Córdoba, a los VEINTINUEVE días del mes de SETIEMBRE de dos mil,
siendo las ... horas, se reúnen en Acuerdo Público los Señores Vocales integrantes del
Excmo. Tribunal Superior de Justicia, Doctores Domingo Juan Sesin, Berta Kaller
Orchansky, Adán Luis Ferrer, Hugo Alfredo Lafranconi, María Esther Cafure de
Battistelli, Aída Lucía Teresa Tarditti y Luis Enrique Rubio, bajo la presidencia del
primero, a fin de dictar sentencia en estos autos caratulados: "MUNICIPALIDAD DE
PAMPAYASTA SUD C/ EDUARDO R. ZIHEIRI - EJECUTIVO - RECURSO DIRECTO - HOY
RECURSO DE REVISIÓN E INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. Letra "M"- N° 22, iniciado
el 29 de Abril de 1996))) con motivo del recurso de inconstitucionalidad deducido por
la parte actora a fs. 218/223 en contra de la Sentencia Número Cuatro dictada por la
Cámara Civil y Comercial de Villa María, el día ocho de marzo de mil novecientos
noventa y seis (fs. 195/201), mediante la cual se resolvió: "PRIMERO: Rechazar el
recurso de apelación interpuesto por la apoderada de la MUNICIPALIDAD DE
PAMPAYASTA SUD;; y en consecuencia confirmar la resolución de fojas 135/139
(Sentencia nro. 265 - 01.09.1995 - Juzg. 1ra. Int. 2da. Nom. C. C. V. María), en cuanto
ha sido materia de recurso. SEGUNDO: Declarar las costas devengadas en segunda
instancia a cargo de la parte actora recurrente...".//-

Seguidamente se procede a fijar las siguientes cuestiones a resolver:

PRIMERA CUESTION: ¿Es procedente el recurso de inconstitucionalidad?-

SEGUNDA CUESTION: ¿Qué pronunciamiento corresponde?

Conforme al sorteo que en este acto se realiza los Señores Vocales votan en el
siguiente orden: Doctores Domingo Juan Sesín, Adán Luis Ferrer, Berta Kaller
Orchansky, Hugo Alfredo Lafranconi, Aída Lucía Tarditti, María Esther Cafure de
Batistelli y Luis Enrique Rubio.-

A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO JUAN


SESIN DIJO:

1.- A fs. 218/223 la parte actora -mediante apoderado- con sustento en el art. 1274 del
C. de P.C. deduce recurso de inconstitucionalidad en contra de la Sentencia Número
Cuatro del ocho de marzo de mil novecientos noventa y seis, dictada por la Cámara
Civil y Comercial de Villa María (fs. 104/130), el cual fue concedido mediante Auto
Interlocutorio Número Ciento veintiséis de fecha veintidós de mayo de mil novecientos
noventa y ocho (fs. 195/201).-

2.- Impreso el trámite de ley (fs. 318), ambas partes informan en los términos del art.
1319, ley 1419 y sus modif. (fs. 321/327 y 328/332 vta.).-

3.- A fs. 318 se dio intervención al Señor Fiscal General de la Provincia, quien se expidió
a fs. 335/340.-

4.- A fs. 341se dicta el decreto de autos, el que firme deja la causa en estado de ser
resuelta.-

5.- Con sustento en las previsiones del artículo 1274 del C. de P.C. anterior, la parte
actora deduce recurso de inconstitucionalidad con fundamento en los arts. 180, 185,
186 inc. 7 y 187 de la Constitución Provincial, y acusa que el Tribunal a-quo al negar
legitimidad a la Ordenanza 06/92, desconoce el poder de policía municipal dentro del
éjido municipal y hasta donde presta servicios el Municipio.-

Mediante el pronunciamiento impugnado en autos, el Tribunal a-quo rechazó el


recurso de apelación interpuesto por la apoderada de la Municipalidad de Pampayasta
Sud, confirmando la sentencia dictada en primera instancia, que admitió la excepción
de inhabilidad de título articulada por el demandado y, por tanto, rechazó la ejecución
de las multas impuestas por circular con exceso de cargas transportadas, lo que para el
Municipio configuraban infracciones de tránsito previstas en los arts. 35 y 36 inc. 16 de
la Ordenanza Nro. 06/92; en la Resolución Nro. 444/92 de la Secretaría de Transporte
Terrestre Nacional; en el Decreto Nacional 209/92 y en el art. 9 inc. "c" de la Ley
Nacional 13.893.-

Para así resolver, se sostuvo que las pretendidas infracciones fueron cometidas en
jurisdicción de la Ruta Provincial Número Diez, y dentro del éjido municipal, por lo que
al no () ser atribución legítima del Municipio el control de cargas, pesos y medidas, ni
habiendo mediado una delegación a su favor por parte de la Provincia, a través de la
Dirección Provincial de Vialidad, en los términos de la Ley Provincial 7103 (arts. 2 y 11),
para ejercer el poder de policía en esa jurisdicción, el título ejecutivo, base de la
acción, es inhábil por inobservar los límites de las atribuciones conferidas al Intendente
Municipal (conf. art. 980 del Código Civil).-
La Cámara de Apelación argumentó que la Municipalidad actora carecía de jurisdicción
sobre la Ruta Provincial Número Diez, por pertenecer al dominio público de la
Provincia (art. 67 inc. 11 actual 75 inc. 12 de la Constitución Nacional; arts. 2339 y 2340
inc. 7 del Código Civil; art. 38 Ley Provincial 7103).-

Asimismo puntualizó que la facultad conferida a las Municipalidades por el art. 186 inc.
7 de la Constitución Provincial, para atender la materia de vialidad, tránsito y
transporte urbano, en la que se funda la Ordenanza Municipal Nro. 06/92, queda
circunscripta en su aplicación, a las infracciones de tránsito cometidas en las calles
sobre las cuales el Municipio tiene dominio público, salvo que medie delegación legal.-

Contra tal pronunciamiento alza su embate recursivo la parte actora, quien tras poner
de manifiesto que las infracciones han sido cometidas en una ruta provincial que -
precisamente- atraviesa el éjido municipal, convirtiéndose en una calle más del
Municipio, la que se beneficia con los servicios públicos que él presta, acusa un agravio
constitucional, derivado de las resoluciones jurisdiccionales precedentes que
descalificaron la validez constitucional de la Ordenanza 06/92 en que se sustentan las
multas cuya ejecución persigue, normativa que -aclara- ha sido dictada en virtud de los
arts. 180, 185, 186 inc. 7 y 187 de la Constitución Provincial, lo que se traduce en un
desconocimiento del poder de policía municipal, dentro del éjido donde presta
servicios el Municipio.-

Si debe mediar un pronunciamiento sobre la regularidad constitucional de un acto


legislativo municipal -ley en sentido material-, como necesaria premisa de la decisión
judicial a dictar en orden a la pretensión esgrimida por la parte recurrente, ha
menester efectuar las siguientes consideraciones previas, vinculadas a distintos
aspectos que presenta la materia constitucional traída a esta instancia.-

LA AUTONOMIA MUNICIPAL EN LA CONSTITUCIÓN PROVINCIAL DE 1987.-

La Constitución de la Provincia de Córdoba de 1987 establece en el art. 180 que "Esta


Constitución reconoce la existencia del Municipio como una comunidad natural
fundada en la convivencia y asegura el régimen municipal basado en su autonomía
política, administrativa, económica, financiera e institucional. Los Municipios son
independientes de todo otro poder en el ejercicio de sus atribuciones, conforme a esta
Constitución y las leyes que en consecuencia se dicten".-

El art. 184 dispone que "La Legislatura sanciona la Ley Orgánica Municipal para los
Municipios que no tengan Carta Orgánica...".-

El art. 185 preceptúa que "La competencia territorial comprende la zona a beneficiarse
con los servicios municipales. La Legislatura establece el procedimiento para la fijación
de límites; éstos no pueden exceder los correspondientes al Departamento respectivo.
Por ley el Gobierno Provincial delega a los municipios el ejercicio de su poder de
policía, en materias de competencia municipal en las zonas no sujetas a su jurisdicción
territorial"-

El art. 186 al reglar los aspectos relativos a la competencia material, establece que
"Son funciones, atribuciones y finalidades inherentes a la competencia municipal: ... 1.
Gobernar y administrar los intereses públicos locales dirigidos al bien común ...6.
Realizar obras públicas y prestar servicios públicos por sí o por intermedio de
particulares ...7. Atender las siguientes materias: vialidad, tránsito y transporte
urbano; uso de calles y subsuelo ...9. Regular el procedimiento administrativo y el
régimen de faltas ...13. Ejercer las funciones delegadas por el Gobierno Federal o
Provincial. ...14. Ejercer cualquiera otra función o atribución de interés municipal que
no esté prohibida por esta Constitución y no sea incompatible con las funciones de los
poderes del Estado.".-

El art. 187 establece que "Las disposiciones orgánicas municipales y las ordenanzas que
en consecuencia se dicten pueden autorizar a las autoridades para imponer multas...".-

El art. 188 dispone que "Las Municipalidades disponen de los siguientes


recursos: ...2. ...multas".-

El art. 190 regla sobre "Convenios Intermunicipales" y señala que "Las


Municipalidades...Pueden celebrar acuerdos con la Provincia, el Gobierno Federal y
organismos descentralizados, para el ejercicio coordinado de facultades concurrentes
e intereses comunes"

De la exégesis gramatical de las cláusulas constitucionales transcriptas, surge de


manera explícita e indubitable la voluntad del Constituyente provincial de 1987, de
conferir a los Municipios el carácter de autónomos, lo que se traduce en la atribución
de potestades normativas originarias en el ámbito de actuación material y territorial
propio de cada uno de ellos, constitucionalmente habilitado por la preceptiva de la Ley
Fundamental de la Provincia, incluso mediante el reconocimiento de atribuciones
implícitas, condicionadas estas últimas a que la función o atribución de interés
municipal puesta en acto por el ente Municipal, no esté prohibida por la Constitución y
no sea incompatible con las funciones de los poderes del Estado Provincial.-

Sobre el particular, este Tribunal Superior de Justicia, en su carácter de intérprete


último de la Constitución Provincial, ya ha tenido ocasión de pronunciarse sobre el
carácter autónomo de los municipios. En efecto, en el precedente recaído in re "Banca
Nacionale del Lavoro S.A. c/ Municipalidad de Río Cuarto - Contencioso Administrativo
- Plena Jurisdicción - Recurso de Apelación" (T.S.J., Sala Contencioso Administrativa,
Sent. Nro. 206/1999), se puntualizó que la definición constitucional de la autonomía
municipal comporta una novedad con relación a la Constitución Provincial de 1923,
donde fue minoritaria la moción de consagrar ese carácter a las organizaciones
municipales.-
En la Convención Constituyente de 1987, fue el Convencional Berardo quien evocó
cómo en el seno de la Convención Constituyente de 1923 se propuso un importante
despacho que de haber sido aprobado, hubiera dotado a los cordobeses de la
legislación más avanzada del país en aquellos tiempos, al reconocer autonomía a los
distritos urbanos de primera categoría, pudiendo dictar sus propias cartas orgánicas,
sin más limitaciones que las contenidas en la Constitución. El Convencional Berardo
precisó que "...El afianzamiento y consolidación del estilo de vida democrático no
tolera actitudes de simple espera, indiferencia, ni de impaciencia. Ya lo aseveraba
Pericles "El hombre que no preste atención a los problemas de su ciudad, no es un
pacífico habitante sino un mal ciudadano". La construcción de un verdadero municipio
democrático requiere una participación vecinal consciente, comprometida y dinámica
en todos los ámbitos de la vida comunal, no exclusivamente en el político..." ("Diario
de sesiones", pág. 956).-

La tesis de la autonomía municipal, fue desarrollada por quienes tuvieron a su cargo el


tratamiento expreso de esta materia, reglada de manera novedosa en la Carta Magna
Provincial de 1987.-

Así, el Convencional Scoles señaló que "...Los fines del municipio, no se limitan a la
actuación administrativa, sino que en todo caso se asemejan a los mismos fines del
Estado provincial, ya que ambos procuran la armonía de los intereses, el
funcionamiento solidario de la comunidad, y en última instancia el bien común..."
("Diario de Sesiones", pág. 919).-

En orden a la competencia territorial del Municipio, el convencional Scoles señaló que


"...Uno de los aspectos que originó gran preocupación fue la determinación del radio
de las municipalidades ...La mayoría de la comisión ha considerado conveniente que la
competencia territorial comprenda la zona a beneficiarse con los servicios municipales.
En esa zona el municipio tiene la competencia que denominamos propia, ya que ejerce
todas las materias directamente dispuestas a su cargo, las que deben desarrollar con
independencia de todo otro poder en el ejercicio de sus funciones" ("Diario..." pág.
920).-

Así, añadió que "El despacho recoge también el sentimiento de las comunidades
locales que aspiran ver satisfechas sus necesidades y reclamos por las autoridades
municipales, que son quienes, por su relación de inmediatez, se encuentran en
mejores condiciones de satisfacer adecuadamente esos requerimientos. Atendiendo a
ello se ha dispuesto que la Provincia delegue en los Municipios el ejercicio del poder de
policía en las zonas no sujetas a jurisdicción municipal. De esa forma se hace menos
rígido el radio de las municipalidades y éstas podrán, además de ejercer su
competencia propia, las que les correspondan por delegación de la provincia..."
("Diario...", pág. 921).-
Por su parte, el Convencional Bergami puso de relieve que "...Se incorpora a la
Constitución de la Provincia este tema de la participación entre municipios y provincias
....toda comunidad se encuentra ante la necesidad de coordinar los servicios locales
más allá de sus límites geográficos y de resolver problemas derivados de la
pavimentación de calles y rutas de circulación, accesos a centros de trabajos o de
recreación, parques de estacionamiento de automotores, vías de comunicación, planes
para la renovación urbana ...En todos los actos de gobierno y administración existe, en
mayor o menor grado, una relación, y en dicha relación los gobiernos locales deben
orientar la programación de sus actividades sobre líneas de acción trazadas a nivel
regional o provincial..." ("Diario..." pág. 934).-

El Convencional Soria explicó que "...el Municipio ...por la virtualidad propia de su


autonomía, que le es reconocida por la Constitución Provincial, ejerce esa autonomía
en la forma plena que establece la Constitución, con toda independencia, pero en el
marco del Estado provincial y sujeto a esa Constitución..." ("Diario..." pág. 945).-

El repaso efectuado a los debates que precedieron a la sanción de la Constitución


Provincial de 1987, nos ilustran acerca del alcance con que fue concebida la autonomía
municipal, en particular, en el aspecto referido al ejercicio del poder de policía
originario, propio del Municipio, cuya finalidad se orienta a la buena administración de
los intereses municipales, en armonía y coordinación con los del Estado Provincial.-

Es explícita la atribución de una potestad reglamentaria originaria del municipio que,


en su ejercicio, le confiere independencia de todo otro poder, en tanto y en cuanto tal
ejercicio sea "conforme" a la Constitución y a las leyes que en su consecuencia se
dicten (art. 180 Const. Pcial.).-

Ese marco de atribuciones propias de los Municipios presenta dos dimensiones


claramente delimitadas por el poder constituyente provincial: una dimensión espacial
(art. 185 Const. Pcial.) y una dimensión material (art. 186 ib.).-

La dimensión espacial está dada por la competencia territorial del municipio,


delimitada por la zona a beneficiarse con los servicios municipales, y que incluso puede
transponer ese límite geográfico cuando medie delegación legislativa por parte del
Gobierno Provincial a favor del ente municipal, para ejercer el poder de policía en
zonas no sujetas a la jurisdicción municipal (art. 185).-

Desde la segunda dimensión, el art. 186 de la Constitución regla la competencia


material destacándose especialmente en lo que se vincula a la presente causa, la
administración de los intereses públicos locales dirigidos al bien común; atender las
materias de vialidad, tránsito y transporte urbano; uso de calles y subsuelo; regular el
procedimiento administrativo y el régimen de faltas; ejercer las funciones delegadas
por el Gobierno Federal o Provincial y ejercer cualquiera otra función o atribución de
interés municipal que no esté prohibida por esta Constitución y no sea incompatible
con las funciones de los poderes del Estado.-

El Constituyente Provincial, ha previsto también que la atribución de competencias


materiales a los municipios, resulta en algunos casos compartidas con la Provincia e
incluso la Nación, por la finalidad de interés común que las caracteriza. En atención a
ello, ha previsto la posibilidad de concertar convenios entre los Municipios entre sí, o
entre estos y la Provincia y/o la Nación, como técnica de coordinación de potestades
concurrentes, lo que se presenta particularmente útil al momento de resolver los
conflictos derivados del ejercicio compartido de tales potestades (art. 190).-

Mucho antes de la reforma de la Constitución Provincial de 1987, este Tribunal


Superior de Justicia, en una elaboración pretoriana original, basada directamente en
los preceptos de la Constitución Nacional de 1853, se pronunció a favor de la tesis
favorable al carácter autónomo de los municipios, anticipándose en más de veinte
años a la expresa consagración de la autonomía municipal establecida por la Reforma a
la Constitución Nacional de 1994.-

Así in re "Frigorífico Carnevalli S.A.I.C. c/ Municipalidad de Córdoba" (T.S.J., Sala en lo


Civ., Com. y Cont.-adm., Sent. del 30-10-1972, Bol. Jud. Cba. T XVI, 1972, pág. 345 y
sgtes.) se adhirió a la conceptuación del Municipio como un nucleamiento político
dotado de autonomía, aunque sea de un cierto grado. Se declaró que esta tesis "...es la
que mejor se ajusta al sistema estructurado en la materia por la Constitución Nacional.
El art. 5° del Estatuto máximo prescribe entre las condiciones fijadas a las provincias
para gozar de la garantía federal, que organicen su régimen municipal. Por tanto, dicho
régimen está impuesto obligatoriamente. Las provincias deben organizarlo de manera
ineludible, pues de no hacerlo se colocarían en situación de incompatibilidad con la
Constitución Nacional...".-

En este pronunciamiento se precisó además que "...la coexistencia de dos órdenes de


autonomía dentro de un estado como el nuestro que ha adoptado el sistema
federativo de gobierno no constituye una incongruencia ni ningún anacronismo ...En
resumidas cuentas, el poder municipal, es, en pequeño, una reproducción del estado
federal y provincial. En las materias que caen dentro de su jurisdicción, pueden
ejercitar una verdadera función legislativa de creación de derecho nuevo ...Cuando
dictan normas en asuntos de su competencia -como ocurre en la especie en lo relativo
a impuestos municipales-, y tales normas reúnen los ingredientes de generalidad y
obligatoriedad, constituyen verdaderas manifestaciones de un poder político y
legislativo y son propiamente leyes de carácter local...".-

La trascendencia institucional que adquiere la definición constitucional de la


autonomía municipal en el derecho público de nuestra Provincia, suscita particular
significación a poco que se repare que en el marco de la Constitución Nacional
entonces vigente sólo se preveía en el artículo 5 -denominado de la "cláusula federal"
o "garantía institucional"- que "Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el
sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y
garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su
régimen municipal, y la educación primaria. Bajo estas condiciones el Gobierno
federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones".-

La expresión "régimen" (del latín régimen) significa norma o "conjunto de normas que
rigen o gobiernan una cosa o una actividad" (Diccionario de la Real Academia, 21 Edic.,
pág. 1755).-

Abad Hernando explica que "...cuando el constituyente argentino incorpora la


expresión "régimen municipal" en el año 1853, tenía sentido de "ordenamiento
jurídico-político", no otro sentido, no otro alcance..." (Abad Hernando, Jesús,
"Relaciones y convenios de las provincias con sus municipios, con el Estado federal y
con Estados Extranjeros", L.L. 1988-E-873).-

En el marco del art. 5 de la Ley Fundamental de 1853, la doctrina interpretó que la


Constitución Nacional incorporó "...al orden constitucional argentino la realidad
municipal bajo forma de régimen, es decir, de ordenamiento político, de gobierno
local, con independencia y autonomía dentro de los Estados federados. El municipio no
nace, pues, como un desglose de competencias provinciales para fines puramente
administrativos, mediante creación y delegación de las provincias, sino como poder
político autónomo por inmediata operatividad de la Constitución federal" (Bidart
Campos, Germán J., "Derecho Constitucional", T. 1, Ediar, Buenos Aires. 1968, pág.
544).-

Ya decía Tocqueville que "...Sin instituciones municipales, una nación puede darse un
gobierno libre, pero carecerá del espíritu de la libertad ...El municipio es el centro
donde convergen intereses y sentimientos de los hombres ...Los municipios
representan la realización de la democracia a escala local..." (Tocqueville, Alexis de, "La
democracia en América", Madrid, Alianza Edi., 1989, pág. 58 y ss.).-

En análogo sentido se pronunció el Convencional Hernández al poner de relieve que


"...En el fortalecimiento del municipio como escuela de participación ciudadana,
estamos sentando las bases de una verdadera escuela social de la democracia. El
federalismo tiene base municipal y el futuro de la democracia argentina está
indisolublemente ligado a municipios autónomos y vigorosos, que sean los primeros
teatros donde el hombre ejercite sus derechos, como decía Joaquín V. González..."
(Convención Nacional Constituyente de 1994, "Diario de Sesiones", pág. 112).-

La reforma introducida a la Ley Fundamental de la Nación en el año 1994,


complementa este bloque de constitucionalidad ya que de manera novedosa, se
consagra la autonomía municipal, a nivel federal, siendo que, en el orden local, dicho
carácter ya había sido proclamado con anterioridad a la reforma en los textos
constitucionales de algunas Provincias.-

El art. 75 inc. 30 de la Constitución Nacional de 1994 dispone que corresponde al


Congreso de la Nación "Ejercer legislación exclusiva en el territorio de la capital de la
Nación, y dictar la legislación necesaria para el cumplimiento de los fines específicos de
los establecimientos de utilidad nacional en el territorio de la República. Las
autoridades provinciales y municipales conservarán los poderes de policía e imposición
sobre estos establecimientos, en tanto no interfieran en el cumplimiento de aquellos
fines".-

Por su parte, el art. 123 ib. preceptúa que "...Cada provincia dicta su propia
constitución, conforme a lo dispuesto por el artículo 5° asegurando la autonomía
municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político,
administrativo, económico y financiero".-

Al debatirse este artículo en el seno de la Convención Constituyente de 1994, el


Convencional Hernández puso de resalto que el artículo así proyectado "...es de
excepcional importancia, porque establece la obligación de las provincias de asegurar
la autonomía municipal. Y se utiliza el término "asegurar", porque se hace mención de
algo que ya existe, teniéndose presente el concepto de municipio como institución
natural y necesaria, basada en relaciones de vecindad, con un substractum político
incuestionable y con fines de bien común hacia la sociedad local. Tiene la naturaleza
del Estado, y es la base de la descentralización política. Se afirma la trilogía
institucional de gobierno federal, provincias y municipios ...Se respeta la autonomía de
las provincias y se dice que ellas tienen que reglar su alcance y contenido, pues la
variedad y la asimetría constituyen la base de todo buen régimen municipal.
Naturalmente que se hace reserva a los órdenes institucional, político, económico,
financiero y administrativo, lo cual significa reconocer todos los grados de la
autonomía -la autonomía plena- que tendrán algunos municipios -según lo indiquen las
constituciones provinciales-, y la autonomía semiplena o relativa que tendrán otros..."
(Hernández (h.), Antonio María, "Derecho Municipal", 2da. Edic., Depalma, Buenos
Aires, 1997, pág. 184, con cita del despacho mayoritario del "Diario de Sesiones", y del
mismo autor, "Federalismo, autonomía municipal y ciudad de Buenos Aires en la
reforma constitucional de 1994", Depalma, Bs. As., 1997, pág. 133 y ss.).-

En el seno de la Convención Constituyente Nacional de 1994, el Convencional Rampi al


explicitar el fundamento de la reforma, señaló en orden al art. 123 que con ello se
daba una respuesta a una necesidad histórica "ya que otorgamos rango constitucional
a la autonomía municipal, reconociendo a las provincias la facultad de reglar su
contenido según lo que sus pueblos determinen. Estamos por dar letra a algo que si
bien no estaba consignado expresamente en la Constitución Nacional, sí formaba parte
de su espíritu..". El Convencional Prieto expresó que la autonomía municipal "no podía
ser reglamentada en detalle por la propia Constitución, porque allí sí se avanzaría de
un modo incorrecto e imprudente sobre las autonomías provinciales. Serán justamente
las provincias las que definirán el alcance y contenido de la autonomía municipal. Pero
para evitar que -como bien se ha señalado en relación a otros temas- la interpretación
futura pueda burlar el espíritu de quienes suscribimos y de quienes aprobaremos este
dictamen es necesario dar a esta cuestión alguna precisión. De allí la explicación en el
sentido de que el texto constitucional se referirá a la autonomía en los órdenes
institucional, político, administrativo, económico y financiero. Lógicamente, cada
Constitución o, en su defecto, cada ley provincial, deberá contemplar las
particularidades locales para acceder al grado mayor de autonomía, que es el de
municipio de convención, y que se identifica en esta reforma como de orden
institucional. Es decir que cada Constitución provincial adoptará los recaudos para que
los municipios de esa provincia puedan acceder al dictado de sus propias instituciones.
Esto tiene vinculación, justamente, con esa descentralización del poder, que lo acerca
al ciudadano y al vecino de cada una de las ciudades de la Argentina..." (Texto debatido
en la sesión del 4 de agosto de 1994 y aprobado en la sesión del 10 de agosto de 1994,
transcripción de Carlos R. Baeza "Exégesis de la Constitución Argentina", Editorial
Abaco de R. Depalma, Bs. As. 2000, págs. 482/483).-

Rosatti al comentar la Reforma Constitucional de 1994 señala que el art. 123 "define
una intencionalidad inequívoca respecto de la inserción del municipio argentino en la
vida política del país. En tal sentido, dice mucho más que la cláusula originaria del
artículo 5° (que habla de régimen municipal a secas) pero no tanto como para
uniformar nacionalmente a una realidad tan compleja y rica en matices...en modo
alguno significa decir que todos los municipios del país deben gozar del mismo status
jurídico. Corresponderá a cada provincia, atendiendo a su específica realidad,
encuadrar las comunidades locales dentro del parámetro de autonomía señalado..."
(Rosatti, Horacio D. y Otros, "La Reforma de la Constitución", Rubinzal-Culzoni Editores,
Santa Fe, 1994, pág. 222).-

Los sucesivos ciclos constitucionales de los estados provinciales de 1957 y 1986 que
precedieron a la reforma de la Constitución Nacional de 1994, consagraron el principio
de la autonomía municipal, principio que en la actualidad encuentra positiva recepción
en el actual texto de la Ley Fundamental, y que se ha fortalecido aún más con las
reformas que en las provincias siguieron a la de la Nación (vid. Constitución de
Misiones de 1964 -art. 161-; Constitución de Jujuy de 1986 -art. 178-; Constitución de
San Juan de 1986 -art. 241-; Constitución de Tucumán de 1990 -art. 118-; Constitución
de Formosa de 1991 -art. 177-; Constitución de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur de 1991 -art. 169-; Constitución de Corrientes de 1993 -art. 158-;
Constitución de Santa Cruz de 1994 -art. 141-; Constitución de Neuquén de 1994 -art.
184-; Constitución de Chaco de 1994 -art. 182-; Constitución de Chubut de 1994 -art.
225-; Constitución de La Pampa de 1994 -art. 115-; Constitución de Santiago del Estero
de 1997 -art. 202-; Constitución de La Rioja de 1998 -art. 154-; Constitución de Salta de
1998 -art. 170-; entre otras). De allí que se diga que "son las provincias quienes
ofrecen al país un nuevo modelo federal, en el que la institución municipal adquiere,
peraltada jerarquía..." (Zarza Mensaque, Alberto, "La autonomía municipal en el
constitucionalismo provincial", en "Derecho Político, Constitucional y Público
Provincial", pág. 229).-

Sobre el particular se ha dicho también que "...la autonomía de los municipios de


provincia ya no podrá ser una mera autarquía administrativa, ni los municipios podrán
ser reputados simples circunscripciones territoriales, o descentralizaciones
administrativas, no obstante que, más allá del lineamiento que impone la constitución
federal, siga perteneciendo a la competencia de las provincias darle desarrollo con
variedad de modalidades..." (conf. Bidart Campos, Germán J., "Tratado Elemental de
Derecho Constitucional Argentino", Tomo VI, La Reforma Constitucional de 1994, Ediar,
Bs. As.,1995, pág. 522).-

Así, el juego armónico de los arts. 5, 75 inc. 30 y 123 de la Constitución Nacional,


imponen a las provincias la obligación de asegurar la autonomía municipal, la que
presenta variedad de matices y modulaciones normativas, ya que por la autonomía
política los municipios eligen a sus propias autoridades, lo que supone una base
popular, electiva y democrática de la organización del gobierno local; en el aspecto
administrativo organizan su propia estructura de gobierno y la prestación de servicios
públicos, sin interferencia de otras jurisdicciones del Estado; la autonomía económica y
financiera que se traduce en la potestad de crear libremente, recaudar e invertir los
fondos para el cumplimiento de sus cometidos esenciales y, asimismo, la autonomía
municipal en su aspecto institucional dota a los municipios de la potestad de dictar sus
propias Cartas Orgánicas, que se erigen en verdaderas constituciones locales,
adquiriendo con ello una autonomía plena (vid Ildarraz, Benigno; Zarza Mensaque,
Alberto y Otro, "Derecho Constitucional y Administrativo", Edic. Eudecor, 1999, pág.
182; Hernández, Antonio María (h.), "Derecho Municipal", 2da. Edic., Depalma, Buenos
Aires, 1997, pág. 386).-

Si se efectúa un repaso a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la


Nación, se advierte que la naturaleza jurídica del municipio fue objeto de debate y
decisión, incluso antes de la reforma constitucional de 1994, expidiéndose finalmente
el más Alto Cuerpo en sentido favorable al carácter autónomo del municipio (vid.
"Rivademar, Ángela Digna Balbina Martínez Galván de c. Municipalidad de Rosario
s/recurso contencioso-administrativo de plena jurisdicción", Fallos 312:326, de fecha
21 de marzo de 1989), oportunidad en la cual la Corte se apartó por primera vez de su
tradicional doctrina de precedentes anteriores en la que, desde muy antiguo, había
sostenido que "...pertenece a las Provincias decidir, con entera independencia de los
Poderes de la Nación, sobre todo lo que se refiere a su régimen, su progreso y
bienestar interno... todo lo concerniente a la apertura, delineación y conservación de
calles y caminos provinciales y vecinales, corresponde al régimen interno de las
Provincias, constituye su derecho municipal, y es, por tanto, de su competencia
exclusiva..." (C.S.J.N. Fallos 9:277 del 21-06-1870 "Doroteo García c. La Provincia de
Santa-Fe").-

En el pronunciamiento recaído en "Rivademar..." la Corte se anticipó a la Reforma de la


Ley Fundamental de 1994, adoptando un criterio jurídico superador, con el que dejó
atrás aquella doctrina judicial según la cual los municipios eran "...meras delegaciones
de los mismos poderes provinciales, circunscriptas a fines y límites administrativos,
que la Constitución ha previsto como entidades del régimen provincial y sujetas a su
propia legislación (art. 5°)..." (Fallos 114:282; 123:313; 154:25; 156:323; 169;122;
192:17; 199:423; 249:99; 308:403, entre muchos), lo que significaba concebir a los
municipios como entes autárquicos de los gobiernos provinciales (vid. Bielsa, Rafael,
"Derecho administrativo", T. I, pág. 236; Diez, Manuel M., "Derecho Administrativo",
Ed. Plus Ultra, Bs. As. 1976, t. II, pág. 178 y ss.; Marienhoff, Miguel S., "Tratado de
Derecho Administrativo", Ed. Abeledo-Perrot, Bs. As. 1975, t. II, pág. 504 y ss.), y que
fue definitivamente superada al expedirse el más Alto Cuerpo en sentido favorable al
reconocimiento expreso de la autonomía municipal, y que hoy encuentra
incontrovertido fundamento positivo en el propio texto constitucional.-

Así, in re "Rivademar" la Corte aludió a su constante doctrina a favor de la autarquía y


declaró que "...ella de ningún modo podría ser afirmada con carácter uniforme para
todo el territorio de la Nación, ya que a partir de 1957 diversas constituciones
provinciales han consagrado el criterio de la autonomía de los municipios, que puede
ser plena, cuando se los faculta a dictar sus propias cartas orgánicas, o semiplena,
cuando no alcanza a esa atribución..." (Fallo citado, cons. 8°).-

En esta oportunidad la Corte sostuvo que "...la necesaria existencia de un régimen


municipal impuesta por el art. 5° de la Constitución determina que las leyes
provinciales no sólo no pueden legítimamente omitir establecerlos sino que tampoco
pueden privarlos de las atribuciones mínimas necesarias para el desempeño de su
cometido..." (cons. 9°).-

Los comentarios que desde la dogmática jurídica siguieron al pronunciamiento citado,


pusieron de relieve que "...la Corte deja acuñada la noción de que en materia de
municipios de provincia, la constitución federal traza pautas que las provincias no
pueden ignorar ni rebasar cuando, en ejercicio de su autonomía, organizan el régimen
municipal en sus jurisdicciones locales..." (Bidart Campos, Germán J., "Semántica y
onticidad: normas y realidad en torno de los municipios provinciales", E.D., T.
133:539).-

Cierto es que, como bien se puso de relieve en el dictamen de la Dra. Graciela Reiriz -
que precedió al fallo de la Corte Suprema-, tal conclusión había sido esbozada desde
antiguo por Joaquín Víctor González, auténtico precursor de la autonomía municipal,
quien sostenía que la Constitución de 1853 impuso la obligatoriedad para las
provincias del establecimiento del régimen municipal, y si bien "No les prescribe bases
para definir la naturaleza del gobierno municipal ...es justo entender que dejaba
librada su elección a la voluntad y a la experiencia de los constituyentes de
Provincia...", añadiendo que "...Respecto de su posición en el Estado o Provincia, las
hay de dos formas: los que son sólo una rama administrativa y política del gobierno y
los que tienen existencia más separada y distinta de éste..." (Joaquín V. González,
"Manual de la Constitución Argentina", Buenos Aires, 1897, págs. 717, 718 y 721, cita
del Dictamen de la Procuración General).-

Con posterioridad al fallo comentado, el Máximo Organo Jurisdiccional de la República


se expidió nuevamente sobre la autonomía municipal in re "Municipalidad de la ciudad
de Rosario v. Provincia de Santa Fe" (Fallos T. 314:495, del 4 de junio de 1991)
precisando en forma más acabada los principios ya esbozados en "Rivademar".-

En este nuevo decisorio, el Alto Cuerpo declaró que "en lo relativo al alcance y límites
de las facultades municipales, ha señalado esta Corte que éstas surgen de la
Constitución y leyes provinciales, cuya correlación, interdependencia y conformidad
entre sí, no incumbe decidir a la Nación, en tanto ellas no violen los principios,
derechos y garantías establecidos en la Constitución Nacional, las leyes de la Nación o
los tratados con las potencias extranjeras (art. 31 de la Constitución Nacional). La
Constitución Nacional se limita a ordenar el establecimiento del régimen municipal,
como requisito esencial para la efectividad de la autonomía de las provincias (art. 5),
pero en manera alguna les ha prefijado un sistema económico-financiero al cual deban
ajustar la organización comunal, cuestión que se encuentra dentro de la órbita de las
facultades propias locales..." (conf. cons. 4°).-

De este pronunciamiento de la Corte se deriva como lógica consecuencia que la


extensión y alcances que se atribuya a la autonomía municipal dependerá de la
decisión político-institucional que adopte cada Estado Provincial, conclusión que
corresponde adecuar a los preceptos de la Constitución Nacional reformada en 1994,
ya que el art. 123 de la Ley Fundamental contiene una definición clara cuando impone
a las Provincias la obligación de asegurar el régimen municipal "reglando su alcance y
contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero".
La realidad social de cada estado provincial determinará, entonces, los perfiles de la
autonomía de los municipios insertos en sus respectivas jurisdicciones locales.De allí
que se diga que "...aún después de la reforma constitucional plantear la cuestión en
términos de autonomía absoluta puede conducir a conclusiones equivocadas pues el
régimen de los municipios dependerá también de lo que establezcan las
Constituciones de cada Provincia y en su caso las leyes orgánicas que dicten las
legislaturas provinciales ...como los poderes de los municipios se encuentran siempre
sometidos al poder constituyente provincial, se trata de una autonomía relativa o de
segundo grado, sin perjuicio de la naturaleza política que posee la institución
municipal..." (conf. Cassagne, Juan Carlos, "La problemática política, constitucional y
administrativa de los municipios y su autonomía a la luz de la Constitución
Reformada", L.L. 1995-A-977; autor cit., "Derecho Administrativo", T. I, Ed, Abeledo-
Perrot, Bs. As. 1998, pág. 453).-

Análogos conceptos se formulan en la doctrina que propone referirse a la autonomía


municipal como un género distinto de la autonomía provincial, siendo esta última una
autonomía de primer grado, ya que las provincias conservan todo el poder no
delegado por la Constitución en el gobierno federal (art. 121 Const. Nac.), a lo que se
suma el hecho que la autonomía provincial es uniforme, es decir que confiere un
status jurídico igual para todos los estados provinciales, mientras que la autonomía
municipal admite diversos grados (vid. Uslenghi, Alejandro J., "La naturaleza jurídica
del municipio según la Corte Suprema", Revista de Derecho Administrativo, Nro. 3,
Depalma, 1990, pág. 121).-

Quienes con anterioridad a la reforma de la Constitución Nacional de 1994 sustentaron


la tesis de la autarquía municipal (Rafael Bielsa; Miguel S. Marienhoff; Dino Jarach, op.
cit., pág. 163; García Belsunce, Horacio A., "Temas de derecho tributario", Abeledo-
Perrot, Bs. As., 1982, pág. 199; entre muchos), simultáneamente y como una
derivación implicada en ese concepto, calificaron a las potestades reglamentarias de
los municipios, en especial en materia tributaria, como poderes delegados por las
Provincias, sujetos a la legislación provincial.-

Por su parte, quienes desde la dogmática propiciaron la tesis de la autonomía


municipal (Juan Bautista Alberdi, Adolfo Korn Villafañe; Salvador Dana Montaño;
Carlos M. Giuliani Fonrouge "Derecho Financiero", Vol. II, Depalma, Bs. As. 1978, pág.
984; Spisso, "Derecho Constitucional tributario", Ed. Depalma, Bs. As. 1991, pág. 69 y
ss., entre muchos), aún cuando sostuvieron que la misma admite distintos grados
(según que los municipios dicten sus propias cartas orgánicas con o sin aprobación de
la legislatura local, o bien se rijan por leyes orgánicas municipales), reconocieron la
existencia de potestades legislativas originarias, que son inherentes o connaturales al
Estado, en cualquiera de sus manifestaciones, esto es federal, provincial o municipal
(vid. Martínez, Patricia Raquel, "Potestad tributaria de los municipios" en "Derecho
Público Provincial" Tomo III, Pérez Guilhou y otros, Capítulo 14, pág. 552, Edit.
Depalma, Bs. As. 1993), y que con obvia salvedad, deben vincularse al ámbito de
cometidos estatales propios de los municipios, guardando necesaria coordinación y
armonización con análogas potestades ejercidas por la Nación y por las Provincias.-

La consagración constitucional de la autonomía municipal, implica el reconocimiento


de potestades normativas originarias de los municipios en relación a competencias
materiales propias, que se hacen efectivas sobre las personas o las cosas que
conforman su riqueza local, disponiendo en relación a estas últimas su distribución en
el modo y alcance que estimen oportuno, sin más limitación que la que surge del
propio texto constitucional. En ese marco, sus facultades son amplias, y el criterio de
oportunidad, mérito o conveniencia con que se materializa su ejercicio no resulta
revisable por el Poder Judicial, siempre que en el ejercicio de dicha potestad no se
exceda el marco de atribuciones reconocidas por el Constituyente, o bien que su
ejercicio comprometa el logro de los fines que la Constitución Nacional y la
Constitución Provincial atribuyen al gobierno federal o provincial.-

En orden a este aspecto de la cuestión, la Corte Suprema de Justicia de la Nación in re


"Telefónica de Argentina c/ Municipalidad de Chascomús s/ acción meramente
declarativa" (fallo del 18 de abril de 1997) declaró que "...de acuerdo con la
distribución de competencias que emerge de la Constitución Nacional, los poderes de
las provincias son originarios e indefinidos (art. 121), en tanto que los delegados a la
Nación son definidos y expresos (art. 75) (Fallos 304:1186, entre muchos). Dentro de
ese contexto, cabe entender que las prerrogativas de los municipios derivan de las
correspondientes a las provincias a las que pertenecen (arts. 5° y 123)...". Este
pronunciamiento, fue reiterado por la Corte in re "Telefónica de Argentina S.A. c.
Municipalidad de Luján" del dieciocho de abril de mil novecientos noventa y siete (L.L.
1997-E-113). De tal suerte, que la determinación de la naturaleza y alcance de las
potestades de los municipios, depende de la definición que de ellos efectúe el
Constituyente Provincial.-

Del examen de los antecedentes analizados, puede concluirse que, a pesar de las
diferencias conceptuales que puedan mediar en torno al alcance de la autonomía
municipal, de lo que no cabe ninguna duda es que las atribuciones conferidas a los
municipios no pueden ser ejercidas extra muros del reparto constitucional de
competencias entre las Provincias y la Nación, establecido por el poder constituyente
nacional y provincial, es decir que no pueden exceder los ámbitos en los que se
desenvuelven análogos poderes de la autonomía provincial y de la Nación, en el marco
de un estado federal, lo que impone una necesaria coordinación y armonización del
ejercicio de esas atribuciones.-

Tan es así por cuanto, como ha señalado la Corte Suprema desde antiguo, con el apoyo
doctrinario de Joaquín Víctor González (Fallos 156:323) "el régimen municipal que los
Constituyentes reconocieron como esencial base de la organización política argentina
al consagrarlo como requisito de la autonomía provincial (art. 5°), consiste en la
Administración de aquellas materias que conciernen únicamente a los habitantes de
un distrito o lugar particular sin que afecte a la Nación en su conjunto y, por lo tanto,
debe estar investido de la capacidad necesaria para fijar las normas de buena
vecindad, ornato, higiene, viabilidad, moralidad, etc. de la Comuna y del poder de
preceptuar sanciones correccionales para las infracciones de las mismas..." (L.L. 1997-
E-115).-
Con esa proyección se ha pronunciado este Tribunal Superior de Justicia, en anterior
integración (T.S.J., Sala Contencioso-administrativa, Sent. Nro. 20 del 26-12-1994,
"Nobleza Piccardo S.A.I. y F. c/ Municipalidad de Córdoba - Plena Jurisdicción - Recurso
Directo - Hoy casación"), ocasión en la que sostuvo que el "límite" al ejercicio de las
facultades municipales "...está demarcado por el reparto de atribuciones y
competencias que efectúa tanto la Constitución Provincial (arts. 180, 188 incs. 1, 14
Const. Pcial 1987) como la Constitución Nacional...".-

El reparto de competencias que emerge de la Constitución Nacional y de la


Constitución Provincial, habilita la existencia de tres esferas de gobierno: federal,
provincial y municipal.-

El municipio se inserta entonces en un ámbito de actuación más amplio cual es el


delimitado a la Nación y a las Povincias. Por tanto si bien la autonomía municipal
importa el reconocimiento de un status jurídico propio, ello no significa una
equivalencia jerárquica, sino que sus posibilidades de actuación deben coordinarse y
armonizar con el reparto de competencias y atribuciones que efectúa la Constitución
Nacional y Provincial respecto de cada uno de esos niveles de gobierno.-

De ello se desprende entonces que el ejercicio del poder de policía municipal debe
vincularse positivamente a los límites jurisdiccionales de tales entes, evitando
situaciones de conflictos de leyes, que menoscaben o lesionen los derechos y garantías
reconocidos a los habitantes por la Constitución Nacional o Provincial.-

Este es el razonable equilibrio al que debe orientarse el ejercicio de tales prerrogativas


en el marco de un estado federal, para que la autonomía municipal basada en el
reconocimiento constitucional, no sea una visión ideal de los Constituyentes, pero
tampoco una fuente constante de controversias que obstaculicen, en última instancia,
la gestión y la concreción de los cometidos públicos municipales, en el que está
comprometida su esencia misma.-

La autonomía, por su naturaleza, supone un poder limitado. Con ello se quiere


significar que "autonomía" no es "soberanía", y ni siquiera esta última está exenta de
límites. De allí que los municipios, aún cuando sean autónomos, se hallan insertos en
una unidad dentro de la cual se desarrollan y adquieren su justo sentido.-

LA AUTONOMÍA Y EL PODER DE POLICÍA MUNICIPAL:-

La autonomía, como explica Mario Justo López, implica, pues, fundamentalmente


competencia legislativa, es decir, facultad de dictar normas generales, pero
coordinadas necesariamente con un orden jurídico superior que establece límites a esa
facultad (vid. "Introducción a los estudios políticos", Vol. II, Depalma, Bs. As., 1983,
pág. 224 y ss.).-
Así, las ordenanzas que emanan de un órgano de gobierno elegido por el sufragio
popular, es, como la ley, una expresión "soberana" de la voluntad popular, de la
voluntad comunitaria organizada (C.S.J.N. 24-08-1989 "Promenade", Fallos 312:1394 y
T.S.J. Sala Contencioso-administrativa, 20-10-1972 "Frigorífico Carnevalli S.A. c/
Municipalidad de Córdoba" J.A. t. 18, pág. 620).-

Con anterioridad a la caracterización constitucional del municipio como ente


autónomo, la Corte Suprema admitió que debía estar investido de la capacidad
necesaria para fijar normas de buena vecindad, ornato, higiene, vialidad, moralidad,
etc, de la comuna y del poder de imponer sanciones correccionales (Fallos 156:323). Si
esta doctrina se elaboró en el marco de la Constitución Nacional de 1853, a fortiori,
con mayor razón es dable reconocer a los municipios su potestad legislativa para
reglamentar las materias que le han sido atribuidas por la Constitución Provincial.-

Una de las manifestaciones posibles de esa capacidad de autoregulación o


autodelimitación de un sujeto, consustancial con el concepto de autonomía, está dado
por el ejercicio del poder de policía.-

La doctrina tradicional ha definido al poder de policía como una potestad reguladora


del ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes constitucionales, como
atribución perteneciente al órgano legislativo (Marienhoff, Miguel S., "Tratado de
Derecho Administrativo", T. IV, Abeledo Perrot, Bs. As. 1973, pág. 514) o bien, como la
facultad o potestad jurídica por parte de la Administración pública de establecer
limitaciones y ejercer coactivamente su actividad, con el fin de regular el uso de la
libertad personal y promover el bienestar general (Bielsa, Rafael, "Derecho
Administrativo", J. Lajouane & Cia. Edit., Bs. As., 1921, pág. 71).-

Así, decía Bielsa que "...Condición esencial para la conservación de la sociedad es,
pues, el orden público. Sin él no hay seguridad en las personas ni en las cosas. Sin él no
existe la libertad ni el goce de los derechos que las instituciones jurídicas positivas
consagran..." (autor y op. cit. pág. 83).-

También explica este autor que del art. 19 de la Constitución Nacional se pueden
separar dos esferas de la libertad personal: una esfera privada, a la cual no alcanza la
ley, y otra esfera común, esto es "la esfera de libertad del hombre dentro de la
comunidad jurídica en que vive y en donde lo alcanza la ley, o sea, las normas jurídicas
positivas mediante las cuales el Estado regula la convivencia de las personas que lo
componen. Y es, precisamente, en esta última esfera en donde se desenvuelven las
facultades del poder público, el dictar leyes, reglamentos y mandatos que, teniendo
por objeto la subsistencia armónica del conjunto de todas las libertades individuales,
importan restricciones más o menos amplias a la libertad de cada uno..." (Bielsa,
Rafael, op. cit., pág. 72).-
En ese sentido Fiorini postula como límites razonables del poder de policía, los
siguientes: 1) La limitación debe ser justificada y fundada; 2) El medio utilizado debe
ser adecuado al fin deseado; 3) El medio y el fin utilizado deben manifestarse
proporcionalmente; 4) Todas las medidas deben ser limitadas. La razonabilidad se
expresa con la justificación, adecuación, proporcionalidad y restricción de las normas
que se sancionen.-

Esa vinculación entre la autonomía y el poder de policía radica, pues, en que las
facultades que constituyen el contenido del poder de policía, son inherentes a los
gobiernos que la Constitución ha creado: Nación, Provincias y Municipios. Es que el
poder de policía, es consustancial al deber esencial de todo gobierno -Nación,
Provincia o Municipio-, en el marco de sus propias jurisdicciones, de proteger la vida, la
propiedad, la seguridad, la moralidad y la salud, entre otros cometidos esenciales, de
los habitantes comprendidos en el ámbito subjetivo y objetivo de actuación de esas
potestades.-

Ahora bien, ya sea que las formulaciones jurídicas elaboradas en virtud del ejercicio de
ese poder de policía, sean consecuencia del ejercicio de un poder autónomo, o en
virtud de una delegación legislativa, siempre, tal reglamentación será antijurídica si
repugna a algún principio constitucional, o incurre en contradicción con el texto o el
espíritu de la Constitución -Nacional o Provincial-.-

Reglamentar un derecho -ha dicho la Corte- es limitarlo, es hacerlo compatible con el


derecho de los demás dentro de la comunidad y con los intereses superiores de esta
última, pero esa facultad reguladora tiene un límite que surge de los arts. 14 y 28 de la
Constitución Nacional (C.S.J.N. 28-04-1922 "Don Agustín Ercolano c. Julieta Lanteri
Renshaw" Fallos 136:161).-

Sabido es que los derechos y garantías que consagra la Constitución no son absolutos
(Fallos 199:149; 199:483; 200:450; 249:252; 262:205, entre muchos), sino que están
sujetos, en su ejercicio, a reglas y limitaciones indispensables para el orden y la
convivencia social (Fallos 188:105). Así lo enfatizó el Juez Harlan al sostener que "la
libertad asegurada por la Constitución no importa un derecho absoluto para cada
persona de estar, en todo tiempo y en todas las circunstancias, enteramente libre de
restricciones. Hay múltiples restricciones a las cuales las personas se hallan
necesariamente sujetas para el bien común ...La verdadera libertad para todos no
podrá existir bajo la acción del principio que reconociera el derecho de cada individuo
para usar el propio, sea con respecto a su persona o a su propiedad, con prescindencia
del daño que pudiera ocasionar a los demás. Esta Corte ha reconocido más de una vez
que es un principio fundamental el de que las personas y la propiedad están sujetas a
toda clase de cargas y restricciones, en orden a asegurar el bienestar, la salud y
prosperidad del Estado..." (197 US 11, 26) (Del dictamen del Procurador de la C.S.J.N.
in re "Irizar", Fallos: 319:1934).-
Tal doctrina se sustenta actualmente en el bloque de constitucionalidad, donde el art.
75 inc. 22 de la Constitución Nacional ha incorporado -entre otros tratados- a la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948 que consagra que "...en el
ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará sujeta
a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento
y el respeto de los derechos y libertades de los demás y satisfacer las justas exigencias
de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática"
(art. 29), precepto concordante con el artículo 32, apartado 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.-

De lo expuesto se concluye que, en el marco de nuestra organización constitucional, la


autonomía municipal y el ejercicio del poder de policía, no han sido consagrados como
potestades de regulación incondicionados, sino que deben ejercerse "conforme" a los
valores, principios y al texto Constitucional.-

POTESTADES CONCURRENTES EN EL ESQUEMA DE ORGANIZACIÓN DEL ESTADO


FEDERAL: ESTADO PLURILEGISLATIVO:-

La organización de la Nación Argentina en Estado Federal, Provincias y Municipios


autónomos (art. 5 Const. Nac.), importa el reconocimiento de tres niveles
diferenciados de gobierno, que se traduce en un sistema jurídico "plurilegislativo", en
el cual coexisten simultáneamente diversos ordenamientos jurídicos, emergentes del
ejercicio de potestades normativas propias.-

El ámbito de actuación de cada uno de esos ordenamientos que conforman nuestro


sistema jurídico, es susceptible de ser analizado a través del prisma de su dimensión
espacial -principio de territorialidad-; de su dimensión material -principio de
competencia- y de su dimensión jerárquica -principio de supremacía- (vid. Arce Janariz,
Alberto, "Comunidades autónomas y conflictos de leyes", Civitas, 1987, pág. 32 y ss).-

El principio de competencia se refiere al ámbito material de producción de normas


válidas, distinguiendo las materias constitucionalmente atribuidas a cada nivel de
gobierno, ya sea en forma exclusiva, reservada, delegada o concurrente.-

El principio de territorialidad atiende al ámbito espacial de vigencia y aplicabilidad de


las normas jurídicas. En lo referente a los municipios el art. 185 de la Constitución
Provincial ha delimitado la competencia territorial atendiendo a la "zona a beneficiarse
con los servicios municipales", sin perjuicio que el Gobierno Provincial delegue a los
municipios el ejercicio de su poder de policía, en materias de competencia municipal
en las zonas no sujetas a su jurisdicción territorial.-

El principio de supremacía, consagrado en el art. 161 de la Constitución Provincial


establece que "Los tribunales y juzgados de la Provincia en el ejercicio de sus
funciones, aplican esta Constitución y los tratados interprovinciales como la ley
suprema...", concordante con el art. 31 de la Constitución Nacional que preceptúa que
"Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el
Congreso y los tratados con las potencias extrajeras son la ley suprema de la
Nación...".-

En ese marco constitucional de elaboración de normas generales, las ordenanzas


municipales tienen el mismo valor y fuerza normativa que las leyes provinciales y
nacionales en el ámbito de su competencia material..-

Sin embargo, el análisis de validez y eficacia de las ordenanzas municipales,


corresponde efectuarlo por relación a los grandes bloques de constitucionalidad -
Constitución Nacional - Constitución Provincial - Carta Orgánica Municipal-,
conjugando simultáneamente el principio de supremacía con el principio de
competencia. De tal suerte que las formulaciones normativas municipales, en el
ámbito de competencias exclusivas, prevalecen en jerarquía normativa, la cual cede,
en principio, frente a competencias concurrentes atento el principio de supremacía, ya
que con este último se asegura frente a un conflicto de normas inconciliables,
emergentes de diferentes órdenes de gobierno, la preeminencia de los fines queridos
por la Constitución y el interés general en juego.-

El principio de supremacía constituye una regla clásica admitida por los Estados
federales como el nuestro, a fin de resolver los conflictos de normas, y que determina,
según los casos, la prevalencia de la de mayor jerarquía en tanto no se vincule a
materias exclusivas de los gobiernos locales, ya que en esta última hipótesis, cabe
hacer excepción al principio de supremacía a favor de la aplicación prevalente de la
norma local atinente a una competencia exclusiva.-

El punto de conflicto -tal como acontece en el caso traído a conocimiento de esta


instancia extraordinaria-, se plantea cuando se configuran situaciones o relaciones
jurídicas que se conectan con más de uno de los ordenamientos jurídicos, que
coexisten en el estado federal plurilegislativo, y que se refieren al ejercicio de
potestades concurrentes.-

Las facultades concurrentes emergen de los arts. 4, 75 incs. 2, 17, 18 y 19 -cláusula del
progreso- y 125 de la Constitución Nacional y de los arts. 110 incs. 9, 13, 19 y 186 incs.
7, 8 de la Constitución Provincial.-

Tales preceptos, si bien no enuncian de un mismo e idéntico modo las facultades


concurrentes de la Nación, Provincias y Municipios, sin embargo, con más o menos
amplitud se refieren a la prosperidad, bienestar, educación, salud, promoción de la
industria, construcción de ferrocarriles y canales navegables, tránsito, comercio, etc..-
Esas facultades concurrentes se complementan con los poderes implícitos "...desde
que es indudable que cuando la Constitución otorga un poder, debe poner en manos
de la entidad que ha de ejercitarlo los medios idóneos para hacerlo...", doctrina que ha
sido receptada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación al resolver que "...Dado
un poder por la Constitución, los medios necesarios para llevarlo a cabo se juzgan
siempre implícitos y el alcance de los mismos es que el Congreso tenga todas las
atribuciones que sean necesarias y convenientes para hacer efectivo los poderes que le
han sido conferidos de una manera expresa..." (Zavalía, Clodomiro, "Derecho Federal",
3era. Edic., 1941, T. 1, pág. 87).-

Desde muy antiguo, la doctrina fue conteste en señalar las dificultades prácticas del
ejercicio simultáneo de las potestades concurrentes por las distintas esferas de
gobierno. Así Clodomiro Zavalía afirmaba que "...Nada parece tan difícil de conciliar en
la práctica como la existencia de facultades atribuidas por igual a dos soberanías
distintas. Pareciera, en efecto, que no pudiesen ser ejercitadas al mismo tiempo y
eficazmente dos voluntades distintas en relación con el mismo asunto; si esas
voluntades se corresponden bajo todos sus aspectos, una de ellas resulta
forzosamente inoficiosa; si difieren, toda la armonía necesaria para el desarrollo de las
instituciones desaparece naturalmente..." (autor y op. cit., pág. 82).-

Arturo M. Bas también puntualizó que cuando dos organismos de gobierno "...actúan
en un radio común, al legislar sobre idénticas materias pudieran resultar
complicaciones que destruirían el sistema, si no se precisara debidamente el
verdadero concepto de la enunciada concurrencia de poderes..." ("El Derecho Federal
Argentino - Nación y Provincias", T. I, Abeledo Perrot, Bs. As. 1929 pág. 156).-

Destacaba este autor, en conceptos que deben aggiornarse a una organización


nacional en la que coexisten Nación soberana, Provincias autónomas y Municipios
autónomos en diversos aspectos, que "...corresponde a dichas entidades el ejercicio de
sus poderes respectivos de gobierno con toda la amplitud que juzgaren necesaria, lo
que excluye, en general, la existencia de un verdadero poder concurrente sobre
idéntica materia, con igual radio de acción y en un mismo momento, pues, en tales
condiciones, la plenitud del ejercicio común traería necesariamente el choque, y la
recíproca destrucción de las facultades..." (autor y op. cit. pág. 156).-

Esta concurrencia de fines de la legislación, para que puedan ejercitarse


simultáneamente sobre idéntica materia; igual radio de jurisdicción e idéntico
momento, debe necesariamente desarrollarse de manera armónica y coordinada entre
las diversas esferas de gobierno, sin que por ello se resigne la plenitud de sus poderes.
Tal es el sentido con el que debe interpretarse el art. 190 de la Constitución Provincial
cuando prevé la fórmula de concertación de convenios para la gestión y desarrollo de
los intereses comunes.-
En ausencia de tales convenios, y frente a una hipótesis de conflicto en el ejercicio de
esos poderes concurrentes, entre los que se cuenta la materia referida a vialidad y
tránsito, el principio de supremacía de las normas, provee al Tribunal que debe dirimir
el conflicto, de un criterio constitucionalmente previsto y aceptado (art. 31 Const. Nac.
y 161 de la Const. Pcial.) para resolver sobre la regularidad constitucional de las
normas implicadas, en el sub lite, la Ordenanza 06/92.-

Ello es así por cuanto tratándose de un conflicto entre dos órdenes de normas,
sancionadas en virtud del ejercicio del poder de policía del tránsito, que tiene respaldo
constitucional en preceptos atributivos de competencias materiales concurrentes,
aquel, en principio, desplaza al principio de competencia y determina la prevalencia de
la norma de mayor jerarquía, atendiendo al contenido de la regulación menos invasiva
o perjudicial a la esfera de libertad individual.-

Ello, claro está, en tanto no medien razones objetivas que, sobre la base de una
valoración diferente de la gestión de los intereses comunes, exija en función de esa
situación particular, una regulación más restrictiva.-

El principio del "favor libertatis" y la fórmula de Romagnosi en el sentido que debe


procurarse "imponer el mínimo de sacrificio con el máximo de los resultados" posibles
para realizar el interés general (vid. Fiorini, Bartolomé A. "Derecho Administrativo",
Abeledo Perrot, Bs. As., 1997, pág. 38), también proveen de pautas ponderables para
la resolución del conflicto de normas.-

La posibilidad de formalizar convenios entre los Municipios con la Provincia y/o la


Nación, aparece en el texto constitucional provincial como una técnica de concertación
para el "ejercicio coordinado de facultades concurrentes" y como una fórmula de
gestión y composición de "intereses comunes" (art. 190 Const. Pcial.).-

Sólo los acuerdos entre Provincia y Municipios han de consolidar la coordinación y


armonización a las que está condicionada la validez constitucional del ejercicio del
poder de policía en materias concurrentes.-

La puesta en práctica de un "federalismo cooperativo" refuerza y no destruye las


posibilidades efectivas de la autonomía (García de Enterría, Eduardo "La revisión del
sistema de autonomías territoriales: reforma de estatutos, leyes de transferencia y
delegación, federalimso", Civitas, Madrid 1988, pág. 71).-

Ello lejos de comprometer el ejercicio de la autonomía municipal, la revitaliza pues


amplía el marco de su posible actuación.-

Si bien de las circunstancias acreditadas en autos surge que entre la Dirección


Provincial de Vialidad y la Municipalidad de Pampayasta Sud, se formalizaron algunas
actuaciones tendientes a la celebración y aprobación de un Convenio que reglara los
intereses comunes entre la Provincia y el Municipio, el mismo no culminó con la
totalidad de las formalidades a que estaba condicionada su vigencia (cfr. informe de fs.
107).-

DOMINIO Y JURISDICCIÓN:

Es necesario analizar ahora el punto referido al dominio y jurisdicción. Tan es así por
cuanto el Tribunal de mérito ha señalado que desde que las infracciones por las que el
Municipio aplicó las multas cuyo cobro judicial se persigue en esta causa, fueron
cometidas en el ámbito de la Ruta Provincial Número Diez, esto es en dominio
provincial, la Municipalidad no tenía jurisdicción para ello.-

A tal argumento se opone la recurrente señalando que las multas fueron impuestas en
mérito a la competencia material del Municipio para regular el tránsito municipal, y en
el caso la Ruta Provincial Número Diez cruza el éjido municipal convirtiéndose en una
calle más del pueblo (cfr. fs. 217).-

Sobre el particular, es dirimente señalar que, como explica Pedro J. Frías "...No siempre
hay coincidencia entre el titular del dominio y de la jurisdicción. Si esto es importante
bajo cualquier régimen de descentralización, con mayor razón lo es en un Estado
federal, donde convergen hacia los fines de la Constitución el gobierno central, los
provinciales y los municipales..." y agrega que "...El dominio es "el derecho real en
virtud del cual una cosa se encuentra sometida a la voluntad y a la acción de una
persona" (art. 2506 del Código Civil). La jurisdicción es la suma de facultades divisibles
en las diversas materias de gobierno. El dominio se ejerce sobre las cosas; la
jurisdicción sobre las relaciones. El dominio lleva necesariamente a la jurisdicción si
nada la limita o la excluye; la jurisdicción no lleva necesariamente al dominio. Pero en
última instancia tiene más cuota de poder la jurisdicción que el dominio..." (autor cit.
"La Provincia Argentina", Córdoba 1976, Revista Notarial Nro. 28, pág. 79).-

En análogo sentido se ha pronunciado la Corte Suprema de Justicia de la Nación al


señalar que "...dominio y jurisdicción no son conceptos equivalentes ni correlativos,
pues bien pueden existir uno sin la otra y viceversa..." (Fallos 154:312). Así ha expuesto
el Alto Tribunal que "...como es sabido, en nuestra organización constitucional, puede
existir jurisdicción federal sin dominio de aquélla y dominio ...sin jurisdicción. No hay,
entonces, ninguna razón que autorice a desconocer la competencia ejercida por el
municipio y sus poderes son plenos en tanto ...su ejercicio no vaya contra lo que
constituye la razón de ser de la jurisdicción nacional en ellos: impedir que la
comunicación entre los estados "sea obstruida o estorbada de un modo innecesario
por la legislación de estos últimos" (Fallos: 201:536 y su antecedente, 192:350)..."
(C.S.J.N. 28-04-1998, "Operadora de Estaciones de Servicio S.A. c/ Municipalidad de
Avellaneda", E.D. 178:728).-
En ese orden de conceptos que compartimos, no resulta acertada la reflexión
efectuada por el Tribunal de mérito en el sentido que "...la Municipalidad actora
carece de jurisdicción sobre tal ruta por ser perteneciente al dominio público de la
Provincia de CORDOBA..." (cfr. fs. 199 vta.).-

Como señala Fiorini no es el territorio sino la materia objeto de la limitación lo que


promueve la actividad y establece la jurisdicción sobre policía (autor y op. cit. pág. 54).-

En autos, aún cuando la Ruta Provincial Número Diez es del dominio público provincial,
desde que la misma se erige en una calle más del municipio (cfr. fs. 217), la jurisdicción
municipal -no ya el dominio- tiene su fuente en el art. 186 de la Constitución Provincial
que le confiere competencia material al Municipio -y en consecuencia jurisdicción-
sobre "...vialidad, tránsito y transporte urbano; uso de calles y subsuelo..." (énfasis
agregado).-

La Constitución Provincial es, entonces, la que confiere al Municipio jurisdicción sobre


la ruta provincial en concurrencia con la jurisdicción de la Provincia derivada del
dominio de esta última.-

Sobre el particular ha dicho la Corte Suprema que "...En caso de facultades


concurrentes, una potestad legislativa nacional y una provincial, pueden ejercerse
sobre un mismo objeto o una misma materia sin que de esta circunstancia derive
violación de principio o precepto jurídico alguno, y para que una cabal coexistencia de
esas facultades sea constitucionalmente admisible es preciso que no medie una
incompatibilidad manifiesta o insalvable..." (Fallos 310:2812).-

Obvio es señalar que esa jurisdicción municipal sólo puede ser ejercida en el ámbito
espacial de su vigencia (art. 185, Const. Pcial.), y está sujeta a otros condicionamientos
de validez constitucional, que por las razones que hemos de exponer, no superan un
juicio favorable en lo que es materia de debate en esta instancia.-

Tales recaudos de validez que debe observar el concreto ejercicio de la jurisdicción


municipal sobre el dominio provincial y la concurrencia de análogos intereses
comunes, determinantes de competencias legislativas concurrentes, no han sido
satisfechos en la Ordenanza Nro. 06/92 que sirve de fundamento a la multa cuya
ejecución se pretende.-

Como señala el Dr. Frías "...El poder de policía de las provincias y municipalidades, está
sujeto a la triple restricción de no obstaculizar el libre tránsito, de que su ejercicio no
coexista con disposiciones de igual naturaleza dictados por las autoridades de la
Nación en uso de una atribución legítima y de no desviarse de las finalidades propias
del control policial..." (autor cit., "Comportamiento federal en la Argentina", Eudeba,
Bs. As. 1970, pág. 36, énfasis agregado).-
En una ruta provincial que es a la vez calle municipal, es claro que existe una
competencia concurrente entre Provincia y Municipio, pero en lo que se refiere al
poder de policía de tránsito y control de cargas, pesos y medidas, su ejercicio está
condicionado al triple condicionamiento al que refiere el Dr. Frías en conceptos que
compartimos, y que por las razones que seguidamente hemos de explicitar, no se
encuentran satisfechos en el sub lite, y que inciden especialmente en el recaudo
referido a que el ejercicio del poder de policía no debe traducirse en un obstáculo al
libre tránsito y tampoco debe desviarse de las finalidades propias de ese poder.-

OBSTACULIZACIÓN AL LIBRE TRÁNSITO: LOS CONVENIOS INTERJURISDICCIONALES


COMO FÓRMULA DE ARTICULACIÓN DEL EJERCICIO DE PODERES CONCURRENTES:

El ejercicio del poder de policía municipal en materia de control de tránsito, cargas y


dimensiones, no debe conducir al establecimiento de restricciones normativas que
importen una obstaculización incompatible con el derecho constitucional a la libertad
de tránsito consagrado en los arts. 9, 10, 11 y 14 de la Constitución Nacional.-

De allí que es necesario analizar en qué supuestos la reglamentación de ese derecho,


siendo esta una materia concurrente entre la Nación, Provincias y Municipios, debe ser
encauzada por instrumentos jurídicos que permitan el ejercicio armónico y coordinado
de las prerrogativas estatales, sin quebranto a la libertad de circulación.-

La Constitución Provincial ha sido precursora en el ámbito del derecho público


provincial comparado, cuando en el art. 190 habilitó con jerarquía constitucional la
posibilidad de los Municipios de celebrar convenios interjurisdiccionales con la
Provincia "para el ejercicio coordinado de facultades concurrentes e intereses
comunes".-

Sobre el particular, es necesario señalar que el asentamiento de Municipios y


Comunas, centros urbanos y rurales, de grandes y pequeñas dimensiones, ha
contribuido a conformar una realidad aún no superada, cual es que la red vial
provincial de nuestra provincia, en gran parte de su trazado, atraviesa los centros
poblacionales, hasta el punto que, en algunos casos, se desdibuja en la planificación de
calles y avenidas urbanas.-

Esta realidad conduce a un tratamiento jurídico diferenciado que encuentra objetivo


sustento en la "diversidad" de formas que asume la red vial provincial a lo largo de
todo su trazado.-

Esa realidad material tiene indudables connotaciones políticas, económicas y jurídicas,


y en el particular aspecto referido al ejercicio del poder de policía municipal en una
materia concurrente, como es el caso que nos ocupa, referido al tránsito y control de
cargas, surge evidente la necesidad de evitar los conflictos de normas que se generan
por la coexistencia de formulaciones normativas emanadas de distintos niveles de
gobierno, que no guardan homogeneidad en su contenido ni en su aplicación.-

Es ilustrativo considerar como ejemplo, la situación de un transportista que por el solo


hecho de circular por la red vial provincial, se vería expuesto a cometer tantas
infracciones a las normas de policía de tránsito y control de cargas, como municipios y
comunas atraviese a lo largo de un único recorrido por la red vial provincial.-

Ello no resulta compatible con la garantía que consagran los arts. 9, 10, 11 y 14 -
libertad de tránsito- de la Constitución Nacional, por cuanto las disímiles restricciones
impuestas por cada uno de aquellos entes, conducirían a la obstaculización del
ejercicio de un derecho constitucional.-

Asimismo sería contrario a otros fines públicos como es el promover el comercio, la


industria y el desarrollo económico-social que se deriva de la declaración general
contenida en el Preámbulo de la Constitución Nacional en orden a promover el
bienestar general.-

La realidad así descripta provoca la necesidad de evitar conflictos de normas emanadas


de ámbitos jurisdiccionales diferentes, en ejercicio de poderes concurrentes.-

Desde una perspectiva estrictamente jurídica, esa solución debe procurarse a través de
la instrumentación de acuerdos interjurisdiccionales que unifiquen -en la medida de lo
posible- el contenido y aplicación de esa normativa.-

El criterio de mesura para determinar en qué supuestos es insoslayable la previa


concertación de un convenio interjurisdiccional como instrumento jurídico que habilite
el ejercicio del poder de policía de tránsito y control de cargas por el municipio en una
ruta provincial, se deriva de una circunstancia objetiva.-

Así, cuando la red vial provincial se "confunde" hasta el punto de identificarse con la
planificación urbana de calles y avenidas de los grandes centros poblacionales -tal
verbigracia el caso de las Avenidas General Paz y Vélez Sarsfield en la ciudad de
Córdoba que se corresponden con la Ruta Provincial Nro. 5- la propia fuerza de una
realidad que se impone, determina la plena vigencia y operatividad de la normativa
municipal.-

En caso contrario, es decir, cuando la ruta provincial atraviesa los centros


poblacionales "sin confundirse" con la planificación urbana ni perder la fisonomía
característica de "ruta" provincial, el acuerdo interjurisdiccional entre la Provincia y el
Municipio o Comuna implicada, se presenta como un instrumento jurídico
indispensable a los fines de concertar las condiciones básicas para el ejercicio del
derecho a transitar, en defecto del cual se impone la normativa provincial sobre la
municipal, y los municipios deben abstenerse de aplicar la normativa municipal sobre
la ruta provincial, como fundamento de infracciones de policía.-No se trata de una
cuestión "formal" referida exclusivamente a la "jerarquía" normativa, sino que hace a
un aspecto "sustancial" cual es el ejercicio de un derecho con jerarquía constitucional,
frente al cual la "variedad" de regulaciones normativas no justificadas por razones
objetivas, se exhiben como incompatibles con el ejercicio de ese derecho.-

En ausencia de un convenio plenamente vigente y eficaz, la potestad normativa de las


municipalidades sobre una ruta provincial, en la materia traída a control de
constitucionalidad ante esta instancia, debe ceder espacio a la funcionalidad de la
normativa provincial, máxime cuando esta última es menos restrictiva a la libertad de
transitar.-

No se trata de reducir las competencias constitucionalmente reconocidas a los


Municipios, sino de procurar su "coordinación" y "armonización" con idénticas
competencias de la Provincia y de la Nación "articulando" el ordenamiento jurídico en
pos de lograr la funcionalidad de los derechos constitucionales reglamentados
simultáneamente por distintos niveles de producción de normas válidas.-

No debe soslayarse que el principio de libertad de circulación se incardina con el


principio de igualdad, con la finalidad de salvaguardar iguales derechos en la libre
circulación de todos los ciudadanos, evitando de ese modo situaciones potencialmente
discriminatorias.-

El principio de igualdad descalifica el tratamiento legal diferente que no halle


razonable justificación en factores objetivos de discriminación.-

Esa ausencia de base objetiva aparece manifiesta en las reglamentaciones municipales


que se procura imponer en parte de la red vial provincial que no se "confunde" con la
planificación de calles y avenidas de los grandes centros urbanos.-

Es por ello que el principio de igualdad vincula positivamente la potestad


reglamentaria de los gobiernos municipales en materia de policía de tránsito y control
de cargas, por lo que la reglamentación de las condiciones básicas en que los derechos
han de ser ejercidos por los ciudadanos que transiten por esas jurisdicciones no debe
desvincularse de ese principio, en defecto de lo cual la "unidad" del Estado que
proclama el Preámbulo de la Ley Fundamental cuando se refiere a la "unión nacional",
es de dificultosa realización.-

Es cierto que el principio de igualdad no resulta indiferente a la "diversidad territorial",


pero es del caso que mientras no concurran factores objetivos que exhiban con
claridad esa "diversidad", las desigualdades impuestas con sustento en la invocación
de un ámbito competencial concurrente aparece desprovista de base objetiva y por
tanto es descalificable desde el punto de vista constitucional, ya que "las
consecuencias objetivas de las medidas adoptadas implican el surgimiento de
obstáculos que no guardan relación con el fin constitucionalmente lícito que aquellas
persiguen" (T.C. Español Sent. 37/1981).-

En síntesis, para que el ejercicio del poder de policía municipal pueda ser ejercido en el
ámbito de una ruta provincial es menester que concurra una "conexión territorial
suficiente", la que no puede calificarse así cuando la ruta provincial no pierde en el
éjido municipal la fisonomía propia de la red vial.-

En este supuesto, los convenios interjurisdiccionales a que alude el art. 190 de la


Constitución Provincial se erigen en un instrumento jurídico necesario para "acordar"
las condiciones básicas y homogéneas en que los derechos han de ser ejercidos en esa
jurisdicción concurrente.-

No se trata de enervar una competencia material del municipio, ni vedar una


ponderación municipal de las razones de interés público determinantes de una
regulación jurídica local especial, sino que se procura la "coordinación" y
"armonización" del ordenamiento jurídico, articulando los distintos niveles en pos de la
"funcionalidad" de los derechos constitucionales.-

En el caso, traído a decisión, si bien medió un intento de concertación de un convenio


entre la Dirección Provincial de Vialidad y la Municipalidad de Pampayasta Sud, el
mismo no llegó a tener vigencia por falta de cumplimiento de aspectos formales de
inexcusable observancia (cfr. fs. 107).-

Tal circunstancia, sumado al hecho que -a juzgar de las constancias de autos (cfr. fs.
217)- la red provincial no se confunde materialmente con la planificación urbana en las
condiciones precedentemente apuntadas, el municipio debe abstenerse de ejercer el
poder de policía sobre la ruta provincial.-

Lo dicho, resulta suficiente para rechazar el recurso de inconstitucionalidad


interpuesto y confirmar la sentencia recurrida, en cuanto ha descalificado la
reglamentación dictada por la Municipalidad de Pamapayasta Sud, cuya validez
reclama la recurrente.-

Sin embargo, resulta oportunas otras consideraciones, que se exponen a renglón


seguido.-

LA RAZONABILIDAD COMO DIRECTRIZ PARA EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD


DEL EJERCICIO DEL PODER DE POLICÍA MUNICIPAL.-

La razonabilidad de las formulaciones jurídicas de carácter infraconstitucional,


reglamentarias de los derechos consagrados en la Constitución, opera, en verdad,
como una garantía sustancial a favor de la armonización y la uniformidad de las
condiciones básicas en el ejercicio de esos derechos.-

Si la ley en principio no transgrede los límites que rigen el legítimo ejercicio del poder
de policía, al Poder Judicial sólo le está permitido analizar la razonabilidad de los
medios previstos por el legislador, o sea, el grado de adecuación existente entre las
obligaciones que la ley impone y los fines cuya realización procura. La
constitucionalidad de la medida estará condicionada a la circunstancia que los
derechos afectados sean respetados en su sustancia y, además, a la adecuación de las
restricciones que se le imponen, a las necesidades y fines públicos que los justifican, de
manera que no aparezcan infundadas o arbitrarias, sino razonables, esto es,
proporcionadas a las circunstancias que las originan y a los fines que se procura
alcanzar con ellas (C.S.J.N. Fallos 247:128).-

De allí que no basta que el órgano que sancionó la normativa limitadora de los
derechos individuales invista la competencia para ello, es menester además que la
limitación impuesta sea razonable. Entre la limitación legal y el medio elegido debe
existir una proporcionalidad.-

La directriz para analizar la validez de los preceptos de la Ordenanza Municipal 06/92


(arts. 35 y 36 inc. 16) radica en la conformidad que de acuerdo con los arts. 14, 28 y 31
de la Constitución Nacional, concordantes con los arts. 19 y 161 de la Constitución
Provincial, deben guardar con ella las leyes infraconstitucionales, ya sean nacionales,
provinciales o municipales.-

Asimismo, y en forma más específica, es dable derivar otra directriz de interpretación,


del art. 75 inc. 30 de la Constitución Nacional cuando consagra que "...Las autoridades
provinciales y municipales conservarán los poderes de policía e imposición sobre estos
establecimientos, en tanto no interfieran en el cumplimiento de aquellos fines...".-

La norma constitucional transcripta, aún cuando referida a la jurisdicción concurrente


entre Nación-Provincia-Municipio en "establecimientos de utilidad nacional", consagra
la tesis finalista en materia de jurisdicción concurrente, como una pauta de
razonabilidad susceptible de ser ponderada al momento de dirimir los conflictos
suscitados en el orden provincial.-

Entre los fundamentos del poder de policía, deben destacarse los que se refieren a la
seguridad y a la salud de la sociedad, porque ellos tienden a conservar su existencia
misma. De allí que, por vía del ejercicio del poder de policía, y en tanto que las
medidas adoptadas sean razonables y justas en relación a las circunstancias que las
han hecho necesarias, puede, salvando sus sustancia, restringirse y regularse
legalmente los derechos, en lo que es indispensable para salvaguardar el orden público
o bienestar general (conf. doct. C.S.J.N. Fallos 199:473 y LL 30, 151).-
Además del principio de razonabilidad, la igualdad también se erige en un límite
sustancial a la potestad legislativa derivada del reconocimiento de unas competencias
materiales propias de los Municipios, ya que es contrario al texto y al espíritu de la
Constitución, la sanción de normas que generen situaciones de desigualdad
incompatibles con el principio consagrado en el art. 16 de la Constitución Nacional.-

En la medida que no se perjudique el libre tránsito y la libre circulación de personas,


mercaderías o servicios, el principio de igualdad consagrado en el art. 16 de la
Constitución Nacional, opera como un valor de referencia que resulta incompatible
con los obstáculos impuestos a la libre movilidad territorial o tránsito de las personas y
cosas en el territorio de la Provincia.-

EL CASO CONCRETO-

Al margen de la ya analizada supremacía de la legislación provincial y consecuente


inconstitucionalidad de la reglamentación de tránsito dictada por la Municipalidad
actora, en cuanto pretende aplicarse a la circulación por una ruta provincial, el tema
puede también examinarse desde el ángulo de su razonabilidad. El examen así
encarado no se funda en la eficacia de los medios arbitrados para alcanzar los fines
propuestos o si debieron elegirse esos u otros procedimientos (Fallos 199:483;
277:147, entre otros) que trasunta una decisión de mérito propia del legislador y
extraña por su naturaleza al control jurisdiccional, sino que sólo cabe un
pronunciamiento acerca de la razonabilidad de los medios empleados, es decir, si son
o no proporcionados a los fines que el legislador se propuso conseguir, y, en
consecuencia, si es o no admisible la consiguiente restricción de los derechos
individuales afectados (C.S.J.N. 12-09-1996 "Irizar, José Manuel v. Pcia. de Misiones"
Fallos 319:1934).-

En primer término ha menester señalar que si se analiza la normativa aplicable en


materia de caminos, se advierte cómo el legislador nacional y provincial ha efectuado
un claro deslinde entre domino y jurisdicción.-

El Decreto-Ley 505/58, ratificado por Ley 14.467 que organiza la Dirección Nacional de
Vialidad, dispone que "...los caminos nacionales, así como los ensanches y obras
anexas a los mismos, serán propiedad exclusiva de la Nación" añadiendo que este
"derecho de propiedad no afectará el derecho de las provincias y municipalidades
dentro de sus respectivas jurisdicciones" (art. 27). El art. 14 del Decreto 6937/58,
reglamentario de aquél, expresa que "...el derecho de propiedad exclusiva de la Nación
sobre los caminos nacionales y obras anexas no afectará el poder de policía de las
provincias y municipalidades, dentro de sus respectivas jurisdicciones, en tanto el
ejercicio de ese poder no sea incompatible con el de la Nación" (énfasis agregado).-
La Ley Provincial de Vialidad Nro. 7103 en su art. 27 dispone que "La Dirección
Provincial de Vialidad en el trazado de los caminos dentro de los éjidos municipales
deberá contemplar los intereses de carácter local y la seguridad en el tránsito".-

El art. 33 preceptúa que "No podrán autorizarse en los caminos provinciales o


nacionales dentro del territorio de la provincia, la instalación de cualquier concesión,
obra o servicio que sean extraños al tránsito o que de algún modo lo obstaculicen"
(énfasis agregado).-

El art. 38 ib., en análogo sentido a la ley nacional, dispone que "Los caminos
provinciales así como sus ensanches y obras correlativas, serán de propiedad exclusiva
de la Provincia de Córdoba, a cuyo efecto, la Dirección Provincial de vialidad gestionará
la anotación del dominio correspondiente a esas tierras, previas cesión, compra o
expropiación de las mismas".-

La Ley Nacional 13.893 -Reglamento General de Tránsito- (vigente a la fecha de los


hechos de la causa), regla en su art. 1 el uso de la vía pública y dispone que el tránsito
en los caminos y calles de la República Argentina y el uso de la vía pública serán
regulados por sus disposiciones y por las reglamentaciones complementarias que dicte
la autoridad competente, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 99. Este último
precepto, referido a las "Disposiciones de carácter local", dispone que "Las
prescripciones del presente reglamento no constituyen obstáculo para que las
autoridades competentes locales dicten, dentro de los límites de sus respectivas
jurisdicciones, en interés de la seguridad, del orden público o del ordenamiento del
tránsito, disposiciones más rigurosas que las que aquí se establecen" (énfasis
agregado). El art. 2 que define la autoridad de aplicación señala que "en los caminos
provinciales, vecinales y calles municipales, a la policía general o de tránsito o
autoridad competente de cada provincia o municipalidad en sus respectivas
jurisdicciones..." (énfasis agregado).-

El art. 9 referido al "Peso máximo de los vehículos cargados" en su inc. "c" preceptúa
que "En ningún caso el peso bruto transmitido a la calzada por un eje podrá exceder de
10 toneladas. Cuando dos ejes disten entre sí menos de 1,20 metros, se considerarán
los efectos este peso como un solo eje".-

La Resolución Nro. 1004/93 sobre "Controles de cargas y dimensiones de vehículos que


circulan por la Red Vial Provincial" emanada de la Dirección Provincial de Vialidad (cfr.
fs. 23/41) en su art. 1 define su ámbito de aplicación disponiendo que "la presente
reglamentación, será de aplicación en lo referente a cargas, dimensiones y pesos de
vehículos, maquinarias agrícolas y vehículos especiales que transiten en los caminos de
la Red Vial de la Provincia de Córdoba".-

Su art. 3 referido a "Convenios sobre Aplicación", preceptúa que "La autoridad de


aplicación podrá celebrar Convenios con las municipalidades ...a fin de complementar
o sustituir su función ...Para cumplir su cometido los convinientes labrarán las
actuaciones documentales en los formularios provistos por la Dirección Provincial de
vialidad...".-

El art. 16 que regla sobre las "tolerancias" dispone "...a) Para un solo eje o conjunto de
ellos, de hasta QUINIENTOS KILOGRAMOS (500 Kg) en el caso de vehículos simples
(camión ómnibus); b) En los casos de una combinación (unidad tractora y semi-
remolque) o tren (camión o combinación con acoplado) de hasta QUINIENTOS
KILOGRAMOS (500 Kg) para un eje o conjunto y hasta UN MIL KILOGRAMOS (1000 Kg)
para la suma de todos los ejes que componen la formación".-

Es útil puntualizar que la Ley Nacional Nro. 13.893 configuraba al momento de los
hechos acreditados en la causa, el Código de Tránsito Provincial, desde que la Ley
Provincial 4931 (B.O.P. 1-04-1967) en su art. 1 declaró vigente para todo el territorio
de la Provincia, el reglamento general de tránsito para los caminos y calles de la
República, sancionado por Ley 13.893, en todas sus partes y con las modificaciones
posteriores. El art. 2 de la Ley 4931 preceptuaba que "Las Municipalidades de la
Provincia dentro de sus respectivas jurisdicciones, se ajustarán a las disposiciones del
reglamento general de tránsito adoptado por el artículo anterior así como a sus
modificaciones posteriores".-

Dicha ley ha sido recientemente derogada por la Ley 8560 (art. 93) que constituye la
reglamentación vigente en materia de policía de tránsito provincial.-

La Ordenanza Municipal 06/92 (cfr. fs. 80/93) en su art. 1 dispone como ámbito de
"aplicación uniforme y obligatoria en toda la Jurisdicción correspondiente a esta
MUNICIPALIDAD DE PAMPAYASTA SUD" y en el art. 4 define a las normas
complementarias y suplementarias y dispone que "En todos los casos no reglados por
la presente Ordenanza se aplicará con carácter supletorio la Ley Nacional de Tránsito
N° 13.893".-

El art. 21 establece como infracción "...a) El exceso en la carga por eje o total que no
supere más de trescientos (300) kg los límites establecidos...".-

El art. 35 establece que a los efectos del control de Peso y dimensiones de vehículos de
cargas son consideradas infracciones "Inc. 16 ...circular con un peso total o por eje
superior al autorizado en más de trescientos kg (300 kg). Todo exceso entre trescientos
(300) y mil (1000) kgs., será considerado como una (1) tonelada. La fracción mayor de
quinientos será considerada una (1) tonelada".-

Finalmente, el art. 36 inc. 16 prevé como sanción a la infracción precedente "una


multa igual al producto de 2 UM por el número de toneladas en exceso".-

De la transcripción efectuada, es fácil advertir cómo la Ordenanza Nro. 06/92 de la


Municipalidad de Pampayasta Sud, afecta intereses que exceden el estricto ámbito
competencial del municipio y compromete intereses comunes de la Provincia e incluso
de la Nación.-

Como señaláramos en los puntos anteriores, el principio de autonomía, que en el sub


examine es interpretado en términos absolutos por la recurrente, es consustancial al
concepto de "unidad" del Estado, y es precisamente dentro de esta unidad, donde
adquiere su más justa dimensión.-

La falta de razonabilidad de la Ordenanza que consagra mayores restricciones que la


normativa provincial, se manifiesta en las consecuencias objetivas de esa mayor
restricción, las que se traducen en la imposición de un obstáculo al libre tránsito, que
no guarda relación entre el medio empleado y el fin constitucionalmente válido, en
cuyo mérito se confirió al Municipio el poder de policía en materia de tránsito.-

En ese marco, los preceptos de la Ordenanza 06/92 que sirvieron de fundamento a las
pretendidas infracciones cometidas por el demandado, se exhiben como
formulaciones jurídicas carentes de cobertura constitucional, en la medida que
importan un verdadero exceso en el poder de policía del Municipio.-

Por consiguiente dicha normativa no admite un juicio favorable a una verdadera y


efectiva conexión entre la norma reglamentaria de policía y el fin aparente que se
persigue con ésta (vid. Marienhoff, op. cit. pág. 676).-

Es que si el poder de policía sólo puede imponer limitaciones referidas a lo


"estrictamente necesario" y oportuno para obtener el fin deseado, el conflicto de
normas existente entre una norma local -más restrictiva- y una provincial -más
permisiva-, debe ser resuelto a favor de la prevalencia de esta última cuando -como
acontece en autos- se debate en torno al ejercicio de una típica potestad concurrente
entre los distintos órdenes de gobierno, máxime cuando la normativa local, añade un
plus de restricciones a la libertad individual que no tiene cobertura constitucional ni
relación con circunstancia objetiva alguna que justifique una disímil ponderación de los
intereses comunes en juego, y no media un acuerdo interjurisdiccional en el que
Provincia y Municipio acuerden las condiciones básicas para el ejercicio homogéneo
del poder de policía sobre una ruta provincial.-

El límite máximo o "techo competencial" que pueden alcanzar los municipios en el


ejercicio del poder de policía en materias concurrentes está delimitado por la
normativa provincial o federal, salvo que medien razones objetivas, fehacientemente
explicitadas por el gobierno local, que aconsejen una ponderación diferente de la
gestión de los intereses comunes.-

Es pertinente destacar que frente a competencias materiales concurrentes, mayor


debe ser el esfuerzo de los legisladores locales por armonizar sus formulaciones
jurídicas con análogas competencias del gobierno provincial o nacional. La
desarticulación de las distintas formulaciones y el ejercicio no armónico de esas
competencias, va en contra de la gestión de los intereses generales que justifican el
reconocimiento de esas competencias compartidas.-

La razonabilidad consiste en una justa adecuación, esto es, en un ponderado equilibrio


y proporción entre los motivos y los fines de la actividad de policía, resultantes de la
ley, y los medios puestos en juego para alcanzarlos, de modo que éstos no aparezcan
como no vinculados con las circunstancias que los motivan (C.S.J.N. Fallos 200:450).-

La Ordenanza Nro. 06/92 es inconstitucional en tanto se exhibe como una


reglamentación que, en aparente tutela de la seguridad y del tránsito municipal,
aparece más como un recurso fiscal del municipio que como el legítimo ejercicio
razonable de su poder de policía, que dificulta y obstaculiza el libre tránsito en una
ruta provincial.-

Si bien la multa ha sido impuesta en el ejercicio del poder de policía que le compete al
municipio, sin embargo aparece en forma nítida e incontrastable un exceso en los
límites constitucionalmente impuestos para el ejercicio de ese poder, que se traduce
en un injustificado apartamiento de la relación medio a fin que resulta indispensable
para asignarle razonabilidad al precepto normativo de que se trata.-

Si el poder de policía es la potestad reguladora del ejercicio de los derechos y el


cumplimiento de los deberes constitucionales del individuo, para que sea
constitucionalmente válido, debe reconocer un principio de razonabilidad que disipe
toda iniquidad y relacione los medios elegidos con los propósitos perseguidos (C.S.J.N.
Fallo del 12-09-1996, L.L. 1997-C-683, Fallos 160:247; 171:349; 243:98).-

Aún cuando pudiera no ser tachado de inconstitucional el fin tenido en miras por el
Municipio para dictar el Código de Tránsito con la modalidad aquí señalada, lo cierto es
que existe un claro desequilibrio entre el fin de la norma y los medios escogidos para
su cumplimiento, configurándose así un evidente supuesto de irrazonabilidad
instrumental, desde que las restricciones impuestas, se exhiben como
desproporcionadas y extrañas al fin lícito constitucionalmente consagrado al atribuir a
los municipios competencia concurrente en materia de tránsito.-

En efecto, es menester no confundir entre el poder de policía y el poder impositivo, ya


que mientras este último es ejercido con el propósito de obtener rentas, sujeto a las
limitaciones constitucionales que para los Municipios impone el art. 188 de la
Constitución Provincial -armonización y coordinación-, el poder de policía, en cambio,
se ejerce únicamente con el fin de promover el bienestar general, y, aunque este fin
puede ser alcanzado mediante la imposición de gravámenes o -como acontece en
autos a través de una multa-, el objeto debe ser siempre la regulación y no la
obtención de renta (vid Linares Quintana, Segundo V. "Tratado de la Ciencia del
Derecho Constitucional" - Tomo III, "Libertad Constitucional", Bs. As. 1956, pág. 294).-
El poder de policía coexiste con el poder impositivo, aún cuando este último no
dependa del primero (Linares Quintana, op. cit. pág. 294), es menester saber
reconocer cuándo el ejercicio irrazonable del poder de policía subvierte su legítima
finalidad, para convertirse en el ejercicio de un poder impositivo encubierto, que,
como tal, no satisface las condiciones de validez constitucional y el reparto de
potestades tributarias entre Nación, Provincia y Municipios.-

Así, la doctrina aclara que mientras el poder impositivo es ejercido con el propósito de
obtener renta, el poder de policía se ejerce directamente para obtener el bienestar
público, mediante la respectiva reglamentación, bienestar que, a veces, puede ser
logrado mediante la imposición de gravámenes (vid. Marienhoff, Miguel Angel, op. cit.
T. IV, pág. 549).-

Así lo ha puesto de relieve la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema, aún cuando


referida al ámbito provincial, pero cuyas reflexiones admiten su consideración en
orden a los municipios autónomos, en el sentido que constituye un exceso de las
facultades reglamentarias en el marco del ejercicio del poder de policía de seguridad
del tráfico de bienes (arts. 104, 108 y 67 inc. 11 de la Constitución Nacional de 1853)
que el procedimiento establecido a esos fines "...sea en sí mismo una causa de
ingresos fiscales..." lo que "no es razón suficiente para allanar el contenido de
cláusulas constitucionales de cumplimiento ineludible..." (Fallos 311:2593, citado por
el Procurador Fappiano in re "Irizar", Fallos 319:1934).-

Con énfasis se ha expedido la Corte al descalificar la validez constitucional de una


normativa provincial que, como acontece en autos, excede el marco de razonabilidad
del poder de policía y "...encubre bajo esa apariencia una pretensión fiscal que obra,
en los hechos, como una suerte de impedimento para la circulación..." (Fallos
319:1934, cons. 9°).-

Es que no es dable a las provincias -y tampoco a los municipios-, lograr mediante el


ejercicio de medidas fundadas en el poder de policía, lo que les está prohibido realizar
mediante el ejercicio del poder impositivo (Fallos 252:39, Marienhoff, op. cit. T. IV,
pág. 549).-

Aún cuando las multas impuestas en el sub lite son típicas infracciones
contravencionales a las normas de policía de tránsito que descarta su naturaleza
impositiva (C.S.J.N. Fallos 199:326), lo cierto es que en tanto se fundan en una
normativa que no satisface el test de razonabilidad, como indispensable recaudo de
validez constitucional, aparece en los hechos como un recurso fiscal encubierto, que se
aparta del fin constitucionalmente permitido al poder de policía municipal sobre una
ruta provincial.-

El planteo defendido por la parte actora, se traduce en una cuestión sustentada


exclusivamente en la competencia del Municipio derivada de su autonomía, pero
prescinde de vincular su análisis a una cuestión de tal trascendencia como es la
razonabilidad que deben guardar las reglamentaciones infraconstitucionales de los
derechos y garantías amparados por la Constitución Nacional y Provincial, máxime
cuando como acontece en autos se vinculan al ejercicio de facultades concurrentes
que se hacen efectivas sobre una ruta provincial.-

Por consiguiente carece de sustento la expresión vertida por la parte actora en el


sentido que la descalificación constitucional de la Ordenanza 06/92 en lo que es
materia de agravio en la presente causa, importará que "...los transportes en general
irán a circular como les parezca, con excesos de pesos y dimensiones peligrosas..." (cfr.
fs. 219vta.) por cuanto tal manifestación traduce el desconocimiento de la
Municipalidad de la plena vigencia del Código de Tránsito Provincial (Ley 4931/67
vigente a la fecha de los hechos enjuiciados).-

Aún cuando la Ley Nacional 13.893 "Reglamento General de Tránsito para los Caminos
y Calles de la República Argentina" reconoce en el art. 99 la potestad de dictar normas
más rigurosas en interés de la seguridad o del ordenamiento del tránsito, ello está
condicionado a circunstancias objetivas no individualizadas en la causa y, que aún en la
hipótesis de configurarse en autos con los alcances explicitados en este decisorio,
habría exigido en forma insoslayable la concertación de un acuerdo interjurisdiccional
(art. 190 de la Constitución Provincial) entre la Provincia y el Municipio para que este
último pudiera ejercer el poder de policía de tránsito y control de pesos, sobre la ruta
provincial.-

En mérito a las razones expuestas y las premisas sentadas a través de su desarrollo,


corresponde desestimar el recurso de inconstitucionalidad articulado por la parte
actora, confirmando la resolución del a-quo por los fundamentos esgrimidos en el
presente decisorio.-

Finalmente, en cuanto a las costas de esta instancia, resulta justo y equitativo eximir a
la perdidosa, imponiéndolas por su orden, ello por lo novedoso de la cuestión (art. 130
del C.P.C.).-

Así voto.-

A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LOS SEÑORES VOCALES.DOCTORES ADÁN LUIS


FERRER, BERTA KALLER ORCHANSKY; HUGO ALFREDO LAFRANCONI, AIDA LUCIA
TERESA TARDITTI; MARIA ESTHER CAFURE DE BATTISTELLI Y LUIS RUBIO, DIJERON:-

Adherimos a los fundamentos y conclusiones a que arriba el Señor Vocal Dr. Domingo
Juan Sesín. Por ello, compartiéndolos, votamos en igual sentido a la primera cuestión
planteada.-
Así votamos.-

A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO JUAN


SESIN DIJO:

Corresponde:

I) Rechazar el recurso de inconstitucionalidad incoado por la apoderada de la parte


actora.-

II) Imponer las costas de esta instancia por su orden (art. 130 del C.P.C.).-

III) Disponer que los honorarios profesionales del Dr. Oscar Julián Valtier -por la parte
demandada-, sean regulados por el a-quo, si correspondiere (art. 1, Ley 8226), en el
marco de la Ley Nº 8.226, previo emplazamiento en los términos del art. 25 bis, en el
treinta y uno por ciento (31%) (arts. 37 y 38, Ley 8226), del mínimo de la escala del art.
34 ib., teniendo en cuenta asimismo lo establecido en su art. 29 y c.c. ib..-

Así voto.-

A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA LOS SEÑORES VOCALES.DOCTORES ADÁN LUIS


FERRER, BERTA KALLER ORCHANSKY; HUGO ALFREDO LAFRANCONI, AIDA LUCIA
TERESA TARDITTI;; MARIA ESTHER CAFURE DE BATTISTELLI Y LUIS RUBIO, DIJERON:-

Adherimos a la respuesta proporcionada por el Sr. Vocal Dr. Domingo Juan Sesín, ya
que el mismo expresa la solución correcta a la segunda cuestión.-

Por ello, votamos en idéntico sentido.-

Por el resultado de los votos emitidos, previo acuerdo, el Excmo. Tribunal Superior de
Justicia, en pleno,

RESUELVE:-

I) Rechazar el recurso de inconstitucionalidad incoado por la apoderada de la parte


actora.-

II) Imponer las costas de esta instancia por su orden (art. 130 del C.P.C.).-

III) Disponer que los honorarios profesionales del Dr. Oscar Julián Valtier -por la parte
demandada-, sean regulados por el a-quo, si correspondiere (art. 1, Ley 8226), en el
marco de la Ley Nº 8.226, previo emplazamiento en los términos del art. 25 bis, en el
treinta y uno por ciento (31%) (arts. 37 y 38, Ley 8226), del mínimo de la escala del art.
34 ib., teniendo en cuenta asimismo lo establecido en su art. 29 y c.c. ib..-

Protocolícese, dése copia y bajen.-

FDO.: Sesín-Ferrer-Kaller de Orchansky-Rubio-Lanfranconi-Tarditti-Cafure de


Battistelli.//-

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