Tipos de Memoria

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Clasificación de los tipos de memoria y sus

características
La memoria es un proceso psicológico imprescindible para
codificar, almacenar y recuperar información. Es una facultad
psíquica muy útil, por la cual podemos retener y recordar el
pasado.

Dicha recuperación puede producirse de forma involuntaria o


deliberada. De la misma forma, hay informaciones que se pierden
rápidamente y otras que permanecen en nuestro recuerdo toda la
vida.

Existen diferentes tipos de memoria que se pueden clasificar de


acuerdo con diferentes criterios: su duración, el contenido, el nivel
de consciencia, etc. Repasamos las clasificaciones principales.

Tipos de memoria según su duración


Memoria sensorial

Es la que conserva la información que recibimos a través de los


sentidos durante un lapso muy breve. Toda la información
sensorial externa (olores, imágenes, sonidos, sabores) que
permanece en la memoria un instante antes de procesarse y
disiparse.

Memoria a corto plazo

La memoria a corto plazo es la que utilizamos para analizar lo que


ocurre, comprenderlo y poder reaccionar correctamente. Todo
este proceso se produce de forma muy breve. Permite la
retención, el razonamiento y la reflexión

La memoria a corto plazo posibilita la memoria de trabajo o


memoria operativa, que es la que nos permite almacenar y
manipular la información guardada, así como asociarla con otras
ideas. Entra en juego en la lectura y habilidades lógico-
matemáticas, entre otros procesos.

Memoria a largo plazo


Es la que nos permite almacenar información sin límites de tiempo
ni capacidad. Los datos de la memoria a corto plazo pueden pasar
a la memoria a largo plazo por medio de la repetición o de la
asociación emocional.

Tipos de memoria dependiendo del


contenido
Los tipos de memoria en función del contenido son tipos de
memoria a largo plazo. Se dividen en tres grandes grupos:

Memoria episódica

Es la que se refiere a los acontecimientos concretos, a nuestras


propias experiencias. Se trata de un contenido biográfico. Así,
podemos recordar dónde estuvimos el sábado pasado o qué regalo
nos hicieron por nuestro cumpleaños.

Memoria semántica

Es un archivo de conocimiento que incluye hechos, datos y


conceptos, así como vocabulario. Ejemplo: en qué año llegó el
hombre a la Luna, cuál es la capital de Italia, qué río pasa por
París, etc.

Memoria procedimental

Se denomina así a la que almacena habilidades y destrezas


motoras. Por ejemplo, caminar, conducir, tocar un instrumento
musical, etc.

Tipos de memoria en función del nivel de


consciencia
Memoria implícita

La que no necesita un esfuerzo consciente para recuperar la


información. Por ejemplo, atarnos los zapatos.

Memoria explícita o declarativa


La que sí necesita dicho esfuerzo consciente. Por ejemplo,
recordar la respuesta de una pregunta de examen o recordar un
número de teléfono.

Memoria retrospectiva

Es la que utilizamos cuando nos retrotraemos al pasado para


recordar algo que ya sucedió, por ejemplo, a qué restaurante
fuimos el fin de semana pasado.

Memoria prospectiva

Cuando necesitamos anticiparnos al futuro para obtener


información sobre algo que ocurrirá. Por ejemplo, qué día tenemos
visita con el dentista.

Antes de terminar, hay que dejar claro que los diferentes tipos de
memoria están relacionados entre sí y se solapan. Por ejemplo, la
memoria episódica es un tipo de memoria a largo plazo; la
memoria biográfica necesita de la memoria semántica para
valerse de palabras o conceptos que acaben de darle sentido, etc

En muchos sentidos, nuestros recuerdos nos hacen ser quienes somos, son
nuestra esencia como seres humanos. Pero para que esos recuerdos perduren
necesitan de la memoria, un concepto que a pesar de ser conocido por todos,
desconocemos en profundidad. En este artículo procuraremos abordarlo con
mayor precisión.

¿Qué es la memoria?

Hace referencia a una capacidad mental cuya función es codificar,


almacenar y recuperar información. Es decir, nos permite guardar en
nuestro interior experiencias tales como sentimientos, sucesos, imágenes o
ideas. En definitiva, cualquier elemento que pertenece a nuestro pasado.

Se trata de una función del cerebro que resulta esencial para nuestro
aprendizaje y, por tanto, para nuestra supervivencia. Gracias a ella podemos
adaptarnos mejor a las necesidades de nuestro entorno.

Desde un punto de vista morfológico, la memoria está estrechamente


relacionada con el hipocampo, pero cabe señalar que son varias las regiones
del cerebro que influyen en el proceso. Resulta interesante mencionar que el
significado de las palabras se almacena en el hemisferio derecho, los
recuerdos de la infancia se conservan en el córtex temporal o que los lóbulos
frontales se hacen cargo de la percepción y el pensamiento.

Tipos de memoria

Contamos con tres tipos diferentes de acuerdo con la teoría multialmacén de


Richard Atkinson y Richard Shiffrin, que afirma que la información atraviesa
distintos almacenes conforme se procesa. Por lo tanto, hacemos la siguiente
división.

Memoria sensorial

De escasa duración, registra la información a través de los sentidos. Procesa


gran cantidad de estímulos, que permanecen el tiempo necesario para su
selección e identificación para su posterior procesamiento.

Memoria a corto plazo

También conocida como operativa o de trabajo. Su capacidad es limitada,


pudiendo retener pocos elementos durante un breve período de tiempo. Este
tipo se descompone en cuatro partes.

 Agenda visoespacial. Se encarga del mantenimiento activo de


información (imágenes). Tendría lugar, por ejemplo, en el aprendizaje
de una ruta.
 Almacén episódico. Es un sistema especializado en integrar
información que proviene de diversas fuentes. De este modo, representa
la información visual, verbal, espacial y temporal.
 Bucle fonológico. Opera con la información verbal. Facilita el
mantenimiento del proceso de habla interna involucrado en la memoria
a corto plazo, como ocurre cuando memorizamos un número de
teléfono.
 Sistema ejecutivo. Su cometido es controlar y regular el sistema de
memoria operativa.

Memoria a largo plazo

Es la que más tiempo nos permite retener la información. Dentro de esta


distinguimos entre dos tipos.
 Memoria explícita. Es el almacenamiento consciente de la
información. Está presente en el reconocimiento de personas, lugares,
cosas y lo que conlleva.
 Memoria semántica. Comprende todos los conocimientos generales
que hemos recopilado a lo largo de nuestra vida. Se requiere para el
empleo del lenguaje. Un ejemplo sería saber que Roma es la capital de
Italia.
 Memoria episódica. Es aquella caracterizada por el recuerdo de
sucesos o experiencias de carácter personal como el día de nuestra boda.
 Memoria implícita. Es el almacenamiento inconsciente de la
información. Hace referencia a acciones que hacemos automáticamente,
como montar en bicicleta.

¿Cómo trabajar la memoria?

En ocasiones se nos olvidan determinadas cosas como el nombre de una


persona o el lugar donde hemos dejado el móvil. Muchas veces se tratan de
meros despistes, pero si la frecuencia de estos hechos aumenta puede ser
síntoma de un deterioro cognitivo. Afortunadamente, podemos mejorar el
funcionamiento de nuestra memoria a través del entrenamiento. Si se ejercita
de manera frecuente, es posible potenciarla e incluso prevenir su
deterioro.

Existen diferentes ejercicios que permiten entrenar este proceso mental.

La lectura

Leer es muy recomendable, puesto que ayuda a estimular distintas áreas del
cerebro entre las que se encuentra la memoria. Además, aumenta la capacidad
de almacenamiento y propicia la creación de nuevas conexiones neuronales.
Leer es para la memoria lo que correr es para un runner.

El ajedrez

La práctica del ajedrez resulta beneficiosa, ya que estimula el hipocampo y


mejora la comunicación entre los diferentes hemisferios debido al cambio
neuronal que activa un conjunto de vías cerebrales. Es decir, nos volvemos
expertos en la retención prolongada de información.

Nuevos conocimientos
El aprendizaje impulsa nuevas conexiones sinápticas fortaleciendo así nuestro
cerebro. Realizar una nueva actividad como aprender a tocar un instrumento
resulta beneficioso porque mantiene activa nuestra mente.

Observar fotografías

El ejercicio consiste en mirar imágenes e intentar recordar los sucesos ligados


a estas. Se trata de una práctica sencilla y muy útil. Cabe señalar, que cuanta
mayor antigüedad tenga la foto mayor será el reto.

Los pasatiempos

Los juegos de razonamiento como sudokus o crucigramas resultan divertidos y


beneficiosos a la par. Potencian y refuerzan la memoria además de otras áreas
como el lenguaje o el cálculo.

Evaluación y estimulación cognitiva

Acudir a un especialista en caso de padecer un deterioro cognitivo es


fundamental. El profesional pondrá su experiencia a su servicio para encontrar
el mejor método para trabajar la memoria mediante la estimulación cognitiva.

La estimulación cognitiva reúne todas aquellas actividades dirigidas al


mantenimiento o mejora del funcionamiento mental y la ralentización del
deterioro a través de diferentes ejercicios con la ayuda de programas de
estimulación. Desde NeuronUP contamos con una gran variedad de
ejercicios de estimulación cognitiva enfocados al entrenamiento de la
memoria.

Asociado a la memoria episódica, uno de los ejercicios es «parejas de


animales», que consiste en descubrir las parejas entre un conjunto de cartas
boca abajo. Además, permite trabajar la memoria de trabajo y la atención
selectiva. Otra actividad, en este caso relacionada con la memoria semántica,
es «elementos comunes» que se basa en seleccionar una serie de elementos
concretos entre un grupo de estímulos.

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